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El divorcio apareció como figura legal moderna en el Código Civil francés de 1804,
aunque se trata de un concepto muy antiguo, proveniente del Derecho Romano de la
Antigüedad. Los romanos llamaban divortium a la disolución civil de ciertos matrimonios
(los religiosos eran, en cambio, indisolubles), atendiendo a diversas causas que podían
alegar tanto el hombre como la mujer.
A diferencia de lo que ocurrió en las sociedades europeas posteriores, las mujeres
divorciadas en la antigua Roma no cargaban ningún estigma, y podían fácilmente volver a
desposarse. Mientras que, en sociedades de corte más religioso o tradicional, el divorcio
estaba prohibido o dejaba una mácula en la mujer divorciada, que le dificultaría volver a
casarse.
El divorcio fue defendido por la Reforma protestante del siglo XVI, aunque sólo bajo
condiciones muy graves, mientras que hasta el día de hoy la Iglesia Católica lo considera
ilegítimo. Sin embargo, entre los siglos XIX y el XX pasó a formar parte normal de la
mayoría de los ordenamientos jurídicos occidentales, siendo Chile el último país
latinoamericano en legalizarlo en 2004 y Malta el último país europeo en hacerlo en 2011.
El divorcio no debe confundirse con la anulación de matrimonio (en la que se declara que
el matrimonio no fue válido y por ende jamás existió), ni con la separación de hecho, en la
que dos personas disuelven un hogar sin interponer legalmente un divorcio. Sin embargo,
en muchos ordenamientos jurídicos esto último es un primer paso hacia la legalización del
divorcio.
Principales causas del divorcio
Un divorcio puede darse por razones muy diversas entre sí, algunas de tipo social,
psicológico, emocional o jurídico, las cuales están siempre establecidas en la ley sobre el
tema. En algunos casos se someten a la voluntad de un juez, especialmente cuando el
deseo de divorciarse no es compartido, sino que uno de los dos cónyuges demanda que
el Estado disuelva el matrimonio. Entre las principales causas podemos enumerar:
Separación de cuerpos o abandono del hogar, esto es, que los dos cónyuges ya no viven
juntos, ni han llevado una vida de casados, durante un tiempo mínimo establecido por la
ley (o que uno de ellos se ha marchado definitivamente). De esa manera, en realidad ya
se han separado, y solamente necesitan la oficialización jurídica.
Mutuo acuerdo, cuando simplemente las dos personas ya no desean estar casadas, por
diferencias irreconciliables de personalidad o cultura, por pérdida del amor u otras
razones de tipo emocional compartidas.
Adulterio o convivencia con terceros, es decir, si a pesar de estar casados los cónyuges
(o uno de ellos) entabla relaciones de pareja con otras personas o construye con ellas
otros núcleos familiares.
Agresión hacia la pareja, ya sea debido a problemas psicológicos o psicosociales
(adicciones, por ejemplo), la violencia doméstica suele ser causal de divorcio en la
mayoría de los ordenamientos jurídicos, ya que pone en riesgo la vida del cónyuge
vulnerado.
Bigamia, o sea, que un cónyuge tiene varios matrimonios simultáneos (cosa que en la
mayoría de los órdenes legales occidentales constituye un delito).
Tipos de divorcio
Los tipos posibles de divorcio dependen mayormente de lo contemplado en las leyes
nacionales, de modo que no existe una categorización universal al respecto. Sin embargo,
en la mayoría de los ordenamientos legales en que el divorcio está presente, se distingue
entre:
Por último, el estado civil de los cónyuges debe modificarse, para pasar de “casados” a
“divorciados”.
Fuente: https://concepto.de/divorcio/#ixzz8TTgaikZ
¿Cuánto tiempo es necesario permanecer en matrimonio para poder promover un
divorcio?
Los distintos Códigos y Leyes Familiares de los Estados establecen que los cónyuges
podrán solicitar o promover el divorcio siempre que haya transcurrido cuando menos un
año desde la celebración del matrimonio.
No obstante ello, la duración de los procedimientos de divorcio no debe ser larga, toda
vez que se rigen por los principios de celeridad y economía procesal.
¿Puede uno de los cónyuges promover el divorcio si el otro se encuentra fuera de
México?
Sí pueden divorciarse los cónyuges si uno de ellos se encuentra fuera de México, ya que
el divorcio puede promoverse por el cónyuge que manifieste su voluntad de no querer
continuar en matrimonio. El cónyuge que se encuentra fuera de México si no desea o no
puede viajar para llevar a cabo el divorcio, puede tramitar un poder notarial en el
Consulado Mexicano en el extranjero para que un abogado lo represente en México.
¿Pueden divorciarse los cónyuges aunque uno de ellos no esté de acuerdo?
El divorcio puede solicitarse por uno de los cónyuges manifestando únicamente su
voluntad de no querer continuar en matrimonio.
El Juez podrá decretar la disolución del vínculo matrimonial sin necesidad de que el
cónyuge promovente exprese motivo alguno.
https://mexico.justia.com/derecho-de-familia/divorcio/preguntas-y-respuestas-sobre-
divorcio/