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LA COSTUMBRE Y EL NO CAMBIAR FÁCILMENTE UNA LEY ACEPTADA

La costumbre es en verdad una maestra violenta y traidora.

Ella establece su autoridad lentamente, se asienta y no permite la libertad de alzar los ojos.

La costumbre es el más eficaz maestro en todas las cosas.

Se ha encontrado a otros a quienes nuestras carnes y alimentos resultaban mortales y venenosos.

La fuerza de la costumbre es grande. Los cazadores pernoctan en la nieve; soportan quemaduras en


las montañas. Los púgiles, golpeados por los cestos, ni siquiera gimen.

¿Hasta qué punto la costumbre embota nuestros sentidos?

La costumbre puede añadir y establecer el efecto de su impresión sobre nuestros sentidos pese a
largos intervalos e interrupciones. El oído (pj) se habitúa.

Acabo de ver en mi casa a un hombrecillo originario de Nantes, nacido sin brazos, que ha adaptado
tan bien los pies al servicio que le debían las manos, que éstas en verdad han olvidado a medias su
función natural.

Nuestros mayores vicios adquieren su carácter desde la más tierna infancia. (Los comportamientos
en la niñez, sus costumbres en el juego, son sus acciones más serias)

El espíritu marcial y de burla siembra las verdaderas semillas y raíces de la crueldad, de la tiranía, de
la traición; es una educación muy peligrosa excusar estas viles inclinaciones por la flaqueza de la
edad y la ligereza del asunto.

Los juegos de los niños no son juegos, y hay que considerarlos en sí mismos, como sus acciones más
serias - que no hay pasatiempo tan ligero al que yo no aporte de mi interior.

En todo y por todas partes mis propios ojos me bastan para mantenerme a raya: no hay otros que
me vigilen de tan cerca, ni que yo respete más. En últimas soy yo acorde con mi costumbre quien me
limito a mí mismo, su costumbre allí es aquella que se opone al engaño.

¿hay alguna opinión tan extraña que la costumbre no la haya implantado y establecido por ley en las
regiones donde lo ha tenido a bien? Costumbres culturales

El hábito adormece la visión de nuestro juicio. La razón humana es una tintura infusa más o menos
en la misma proporción en todas nuestras opiniones y costumbres, sea cual fuere su forma — infinita
en materia, infinita en variedad.
Párrafo de ejemplos: La castidad sólo se aprecia al servicio del matrimonio. (Hay sitios donde) Donde
cada cual convierte en dios aquello que se le antoja, el cazador el león o el zorro, el pescador cierto
pez; y convierte en ídolos cada acción o pasión humana. Mujeres, hombres, reyes. Donde viven con
la opinión, tan rara e insociable, de la mortalidad de las almas. Donde las mujeres dan a luz sin
quejarse ni pasar miedo.

“Uno a quien encontraron pegando a su padre respondió que era la costumbre de su familia: que su
padre había pegado así a su abuelo, y el abuelo, a su bisabuelo; y, señalando a su hijo, añadió: «Éste
me pegará cuando tenga mi edad». Y el padre al que su hijo arrastraba por el suelo y zarandeaba en
plena calle, le ordenó que se detuviera en cierta puerta, porque sólo hasta ahí había arrastrado él a
su padre, y ése era el límite de los injuriosos tratamientos hereditarios que los hijos solían infligir a
los padres en su familia. Por costumbre, dice Aristóteles, tan a menudo como por enfermedad, las
mujeres se arrancan los cabellos, se muerden las uñas, comen carbón y tierra; y, más por costumbre
que por naturaleza, los varones tienen relaciones con varones. Las leyes de la conciencia, que
decimos nacer de la naturaleza, nacen de la costumbre. Dado que cada cual venera en su interior las
opiniones y los comportamientos que se aprueban y admiten en torno a él, no puede desprenderse
de ellos sin remordimiento, ni aplicarse a ellos sin aplauso”

Pero el principal efecto de su poder (de la costumbre) es sujetarnos y aferrarnos hasta el extremo de
que apenas seamos capaces de librarnos de su aprisionamiento, y de entrar en nosotros mismos
para discurrir y razonar acerca de sus mandatos, (LIBERTAD) parece que hubiésemos nacido con la
condición de seguir este camino. Y las comunes figuraciones que encontramos revestidas de
autoridad a nuestro alrededor, e infundidas en nuestra alma por la semilla de nuestros padres,
parece que fuesen las naturales y generales.

Todos actuamos así, pues el uso (de la costumbre) nos hurta el verdadero rostro de las cosas. Nada
hay tan grande ni tan admirable al comienzo que todos no vayan dejando poco a poco de admirarlo

Costumbre (prejuicio)= naturaleza

Los viejos enmascaran muchas cosas admitidas con una resolución indudable = la costumbre

Conclusión, ligado a la ley

El sabio debe por dentro separar su alma de la multitud, y mantenerla libre y capaz de juzgar
libremente las cosas; pero, en cuanto al exterior, debe seguir por entero las maneras y formas
admitidas.

A la sociedad pública no le incumben nuestros pensamientos; pero lo restante, como acciones,


trabajo, fortuna y vida, debemos cederlo y entregarlo a su servicio y a las opiniones comunes. Es
hermoso obedecer las leyes del país. Parecido a Kant.

Veamos ahora cosas de otra cosecha. Es muy dudoso que pueda encontrarse un beneficio tan
evidente al cambiar una ley aceptada, sea la que fuere, como daño hay en modificarla. Un Estado es,
en efecto, como un edificio hecho de diferentes piezas ajustadas entre sí con una unión tal que es
imposible mover una sin que el cuerpo entero se resienta. El legislador de los turios ordenó que si
alguien quería abolir una de las viejas leyes o establecer una nueva, se presentara ante el pueblo con
la soga al cuello. De esta manera, si la novedad no era aprobada por todos, sería estrangulado en el
acto. Y el de Lacedemonia dedicó su vida a obtener de sus ciudadanos la promesa firme de no
infringir ninguna de sus ordenanzas. El éforo que cortó con tanta rudeza las dos cuerdas que Frinis
había añadido a la música no está inquieto por si ésta es mejor o por si los acordes son más ricos; le
basta para condenarlas que se trata de una alteración de la forma antigua. Esto es lo que significaba
la espada herrumbrosa de la justicia de Marsella. Leer artículos aquí y en lo de abajo.

Apertura a further discusión: La novedad y la ley establecida

Además, para decirlo francamente, me parece que tiene mucho de amor propio y de presunción
estimar las opiniones de uno hasta el extremo de que, para establecerlas, haya que trastornar la paz
pública e introducir tantos males inevitables y una corrupción tan horrible de las costumbres como la
que acarrean las guerras civiles y los cambios de Estado en asunto de tal importancia —e
introducirlos en el propio país—| ¿No es un mal cálculo introducir tantos vicios seguros y conocidos
para oponerse a errores contestados y debatibles? ¿Hay peor especie de vicios que aquellos que
chocan con la propia conciencia y con el conocimiento natural?

Hay una gran diferencia entre la causa de quien sigue las formas y las leyes de su país, y la de quien
intenta dominarlas y cambiarlas. Aquél alega como excusa la simplicidad, la obediencia y el ejemplo;
haga lo que haga, no puede ser malicia; es, a lo sumo, infortunio. Releer parte.

El papel de las leyes divinas por encima de la razón humana


Trabajoooo

Ayudita:

La costumbre es la conducta convertida en un rasgo de la personalidad; algo en


lo que ya ni siquiera piensas porque tiene vida propia, como un programa que
funciona en piloto automático. Los hábitos se activan por sí solos, a punta de
repetirse, y luego es casi imposible deshacerse de ellos. A duras penas logramos
romper un hábito, por tonto que sea.
“En cuanto a las demás convicciones, ¿ha habido alguna demasiado aberrante que la mera
costumbre no haya implantado en cierta parte del mundo y elevado a la categoría de ley?” Las
costumbres se elevan a la ley, la costumbre puede ser una fuente de derecho

Tesis:

Tema: La costumbre

Argumentos:

Conexión intertextual pj lol

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