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La estabilidad de precios, como se apuntó en la introducción a este bloque de objetivos de la

política económica, constituye uno de los componentes básicos de la estabilidad económica de


un país, en el sentido de que es el resultado de un comportamiento equilibrado de la
economía. Si ésta crece armónicamente es difícil que aparezcan tensiones en los precios.

Este concepto de estabilidad de precios no significa, que los precios particulares de ciertos
bienes y servicios no sufran variaciones, sino que el conjunto de precios o un número
suficientemente representativo del nivel de consumo de las familias sean permanentes en el
tiempo o que experimenten variaciones muy moderadas.

En cualquier caso, el concepto que se contrapone al de estabilidad de precios es el de inflación.

a la inflación como un aumento del nivel general de precios.

No obstante, el fenómeno producido no siempre tiene que ser el inflacionario. A lo largo de la


historia han existido periodos de deflación/depresión en los que los niveles de los precios caían
de forma generalizada. La construcción de sistemas económicos con un notable peso del
sector público y la aplicación de políticas económicas activas contra las depresiones profundas
han permitido que la última gran deflación internacional vivida fuera precisamente la de la
década de los años treinta, tras la gran depresión iniciada en 1929. Aunque en las dos últimas
décadas algunos países occidentales, Japón, Alemania, e incluso España han registrado
deflaciones ligeras durante períodos bastante cortos.

Las variaciones en los precios relativos es la fuente de información necesaria para que los
agentes económicos tomen correctamente sus decisiones y el sistema económico tienda hacia
una situación de equilibrio

Para que exista inflación es necesario que esa subida no se vea compensada por la bajada de
los precios de otros bienes y servicios. Es decir, el aumento del nivel general de precios debe
ser notable y persistente. Esto nos lleva a la necesidad de establecer procedimientos para
poder medir adecuadamente el nivel general de los precios y luego poder establecer
comparaciones a través de las tasas de variación de la inflación.

La evolución de las tasas de inflación

En las últimas décadas Establecido un nuevo orden económico internacional tras la Segunda
Guerra Mundial, las tasas de inflación se mantuvieron en unos niveles moderados, hasta
aproximadamente el año 1972.

Ningún país de la OCDE (La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)


tuvo una inflación de dos dígitos en la década de los sesenta. Tan sólo Japón y España, con
unas elevadas tasas de crecimiento económico, sufrieron algunos desajustes coyunturales
inflacionistas en ciertos años: lo que les sube ligeramente la media del período. En la década
de los setenta es cuando comienzan a producirse tasas de incremento de los precios por
encima del 10%. Las causas de esta escalada en los precios de consumo se deben
fundamentalmente a:

1) la situación de la balanza de pagos de Estados Unidos;

2) la elevación de los precios alimentarios;

3) la elevación de los precios de las materias primas, sobre todo,


4) la elevación, por motivos políticos, de los precios del petróleo, produciendo dos grandes
shocks en 1973 y 1979.

países más industrializados sufrieron un fuerte impacto en sus precios relativos, tras las
subidas de los crudos en esos años, pero después han ido controlando este problema, Sin
embargo, los países menos desarrollados, Portugal, Grecia, Turquía y España, han combatido
peor el brote inflacionista, como consecuencia de la adición de factores estructurales con los
que les ha sido más difícil luchar, y para ellos, el proceso de desinflación se ha dilatado más en
el tiempo. La aparición del fenómeno de la inflación con estancamiento económico y la subida
de las tasas de paro hizo que algunos gobiernos no establecieran inicialmente una política
activa contra la inflación. Por el contrario, en la década de los ochenta, la mayor parte de los
países de la OCDE estaban ya comprometidos en la reducción de las altas tasas de inflación.
Por ello, esta etapa suele calificarse como la de la desinflación, cada año más estricto sobre la
tasa de inflación, en un intento de romper con las expectativas basadas en el comportamiento
del pasado, más un reajuste de sus estructuras productivas, han constituido los pilares básicos
sobre los que se ha asentado dicho proceso des inflacionista. Esta estrategia ha conducido a
que en los momentos actuales buena parte de estos países mantengan unas tasas de
crecimiento de los precios inferiores a la que tuvieron en los años sesenta.

Los países del este europeo en transición hacia una economía de mercado registraron fuertes
incrementos en los precios hasta alcanzar tasas de tres y cuatro dígitos. La principal causa de
este comportamiento debe atribuirse a factores estructurales y a la liberalización de los
precios de la alimentación, la vivienda, el vestido y la atención sanitaria, con anterioridad
fuertemente subvencionados.

Desde el inicio de la reciente crisis económico-financiera internacional, en 2007, algunos países


desarrollados han visto cómo se moderaban sus tasas de inflación e, incluso, registraban tasas
negativas (deflación), como consecuencia esencialmente de las caídas de la demanda interna y
externa, y del nivel de producción.

La previsión de la inflación. La inflación subyacente

La persistencia del fenómeno inflacionario, durante las últimas décadas, ha propiciado la


búsqueda de indicadores que permitan conocer la evolución previsible del nivel de precios.
Como su propio nombre indica, se trata de la inflación que subyace de forma tendencial,
mientras que no cambien radicalmente las condiciones de la economía. Por tanto, sería
aquella parte del nivel general de los precios que puede considerarse como más representativa
del comportamiento de los precios a largo plazo. Desde este punto de vista, es un indicador
que nos permite conocer la eficacia de las medidas antiinflacionistas y la verdadera tendencia
de la inflación.

La inflación por la vía de la oferta

La inflación por la vía de la oferta se plantea como un fenómeno provocado por alzas
autónomas de los costes de producción con independencia de la demanda global o sectorial.
Las causas de estos movimientos autónomos pueden venir provocadas por alzas en los costes
salariales, en los márgenes de beneficios, en los costes de las importaciones o en la elevación
de precios administrados y en los impuestos. En las últimas décadas hemos vivido episodios
semejantes como consecuencia de aumentos del precio de las materias primas, especialmente
los de la energía. En definitiva, por un encarecimiento de los costes de la producción, sin un
incremento proporcional de la productividad.
El efecto de un shock de oferta consiste en una disminución de la producción real y un
aumento simultáneo del nivel de precios.

Los gestores de la política económica se enfrentan en esta situación a la alternativa de


incrementar la cantidad de dinero buscando una acomodación de la demanda agregada a
corto plazo, o no hacerlo y esperar que los mecanismos automáticos del mercado impulsen esa
dinámica.

El texto parece estar discutiendo dos escenarios en los que se produce una recesión
económica y cómo se pueden manejar desde el punto de vista de los costos de los factores de
producción y los salarios.

En el segundo caso, se menciona que sin intervención, la brecha recesiva (la diferencia entre la
capacidad productiva máxima y la producción real) puede llevar a una disminución de los
costos de los factores de la producción en comparación con la productividad. Esto significa
que, durante la recesión, los costos de los insumos utilizados en la producción podrían
disminuir, ya sea debido a la disminución de la demanda de esos insumos o a otras condiciones
económicas adversas.

Sin embargo, el texto señala que los salarios no tienden a reducirse fácilmente, especialmente
en un contexto institucional donde hay sindicatos fuertes. Los sindicatos suelen proteger los
intereses de los trabajadores, y reducir los salarios puede ser un proceso complicado en
presencia de sindicatos fuertes. Además, se menciona que esperar a que la situación recesiva
dure lo suficiente como para debilitar el poder de los sindicatos puede ser costoso.

En este contexto, las autoridades monetarias pueden sentir la tentación de tomar medidas
para contrarrestar la recesión. Una de esas medidas mencionadas es la "acomodación
monetaria", que implica ajustar la política monetaria para impulsar la demanda agregada. Esto
se hace para estimular la actividad económica, minimizar los costos en producción y reducir el
desempleo. En otras palabras, las autoridades monetarias podrían tomar medidas para
aumentar la cantidad de dinero en circulación, reducir las tasas de interés u otras acciones que
impulsen el gasto y la inversión en la economía.

Explicación de las Microeconomías

El texto aborda diferentes perspectivas sobre las causas de la inflación, centrándose en la idea
de que puede deberse al crecimiento de los costos laborales unitarios (CLU) en ciertos sectores
productivos, superando la productividad laboral. Algunos autores sostienen que estas
tendencias inflacionarias a largo plazo en países desarrollados son estructurales y se deben a
diferencias intersectoriales. Se destaca la noción de la homogeneización de salarios, donde
trabajadores tienden a fijarse en salarios relativos más que en absolutos, contribuyendo a una
tendencia inflacionaria. También se menciona el modelo de dos sectores de W. Baumol, donde
el sector de servicios, con una menor productividad laboral, influye en la rigidez a la baja de
salarios y precios debido al crecimiento uniforme de salarios nominales determinado por el
sector de mayor productividad. Adicionalmente, se plantea la idea de que la falta de
competencia en el sector de servicios puede ser una causa de la inflación, ya que los precios no
se ajustan eficientemente en situaciones de monopolio u oligopolio. Este fenómeno se
describe como "inflación dual". En resumen, se exploran diversas perspectivas, desde la
relación entre CLU y productividad hasta la influencia de la competencia en sectores
específicos, para entender las causas de la inflación.
¿POR QUÉ ES NECESARIA LA ESTABILIDAD DE PRECIOS? LOS EFECTOS DE LA INFLACIÓN

El texto aborda la importancia de lograr la estabilidad de precios en la política económica y


destaca que la inflación se considera perjudicial, generando una pérdida del valor del dinero y
efectos negativos, especialmente para trabajadores con sueldos fijos, pensionistas, empresas
con contratos a precios prefijados, prestamistas y adquirientes de títulos de renta fija.

Se mencionan los efectos de la inflación perfectamente anticipada, donde los agentes


económicos ajustan contratos, tasas de interés y salarios según sus expectativas de inflación
para mitigar pérdidas. A pesar de esto, se señalan dos tipos de costos asociados con la
inflación:

1. Costes en suelas de zapato: Debido a que la inflación reduce el valor del dinero, los agentes
económicos buscan reducir el uso de efectivo, ya que el costo de oportunidad de tenerlo
aumenta. Esto se relaciona con desplazamientos frecuentes a instituciones financieras para
aprovisionarse de efectivo, siendo más relevante en un fuerte proceso inflacionario.

2. Costes de cambio de menú: La modificación constante de precios genera costos para las
empresas, como la actualización de listas, folletos y publicidad. Este efecto es más notable en
sectores como restaurantes.

El texto concluye mencionando que, además de estos costos, la inflación imperfectamente


anticipada puede generar efectos adicionales, tanto a nivel nacional como internacional, y
destaca la dificultad de indexar completamente los mecanismos institucionales para
anticiparse a los efectos negativos de la inflación, lo que puede contribuir a una espiral
inflacionaria.

Efectos internacionales

El texto aborda los efectos internacionales de la inflación, considerando la influencia de las


instituciones internacionales que la regulan.

1. Tipos de Cambio Fijos: En un sistema de tipos de cambio fijos, como el que existió hasta
1971, la oferta monetaria internacional de los países integrados en el sistema determina el
crecimiento de los precios a nivel mundial. En este contexto, se debe considerar la oferta
monetaria de todos los países en conjunto.

2. Efectos sobre el Tipo de Cambio con Tipos Flexibles: En un sistema de tipos de cambio
flexibles, las diferencias en los niveles de inflación entre países se reflejan en movimientos en
los tipos de cambio de sus monedas. Los países con mayores niveles de precios experimentan
una depreciación en el valor de cambio de sus monedas. Estas diferencias de inflación deben
explicarse por problemas de equilibrio interno en cada país.

3. Libertad de Movimiento de Capitales y Tasas de Interés: En un entorno con libertad de


movimiento de capitales, los tipos de interés reales tienden a igualarse a nivel internacional, y
los tipos de interés nominales deben reflejar las tasas de inflación respectivas.

4. Sistemas de Cambio Cuasi Fijo: En sistemas de cambio cuasi fijo o fijo, como el Sistema
Monetario Europeo, los países pueden experimentar efectos inflacionarios y enfrentar
presiones especulativas. Especuladores pueden atacar la moneda si perciben que el tipo de
cambio no se ajusta al equilibrio interno del país, obligándolo a devaluarla.
Los costes de la desinflación

El texto aborda los costos de la desinflación, señalando que al reducir la tasa de inflación, un
banco central contrae la demanda agregada, lo que resulta en una disminución de la
producción y el empleo. Este costo, conocido como la tasa de sacrificio, depende de la forma
de la curva de Phillips a corto plazo.

Se destaca que la magnitud del efecto inflacionario debido a un exceso de demanda agregada
es mayor que el efecto desinflacionario de un aumento de la oferta agregada. Cuando la
economía está cerca de su capacidad productiva, un recalentamiento mayor conlleva a una
tasa de sacrificio más alta. Sin embargo, una vez que se logra reducir la inflación, las
expectativas cambian a favor de niveles más bajos, permitiendo la recuperación de la
producción y el empleo.

El análisis coste-beneficio sugiere que la desinflación debe realizarse de manera que el


beneficio social de la reducción supere al costo social, dependiendo de factores como las
características institucionales, el nivel inicial de inflación y las expectativas. En casos de
inflación elevada, los beneficios sociales probablemente superen los costos, pero en niveles
bajos de inflación, algunos economistas advierten sobre el riesgo de caer en una deflación
innecesaria.

Se plantea la pregunta de cómo financiar el costo de la desinflación: de manera rápida o lenta.


En situaciones de bajos niveles de inflación, donde los beneficios sociales no son claros, se
considera la opción de adaptarse a ella mediante la indización de variables económicas a la
tasa de inflación. La toma de estas decisiones es complicada debido a la incertidumbre del
futuro y a la presión política para evitar errores.

Las medidas antiinflacionistas

El texto aborda medidas antiinflacionistas y sus intensidades, destacando la dependencia de


las condiciones económicas iniciales. Se señala que la capacidad para reducir la inflación es
más efectiva en casos de hiperinflación que en situaciones de inflación moderada. En el
contexto de inflación elevada, se destaca que la sociedad está más dispuesta a asumir
sacrificios para una reducción rápida, aumentando la credibilidad de la política
antiinflacionista.

Sin embargo, se menciona la dificultad de abordar la inflación crónica, especialmente cuando


los mecanismos de indización prolongan su duración. En casos de inflación persistente, algunos
países han optado por establecer un ancla nominal, como un tipo de cambio fijo convertible
con respecto a una moneda fuerte, con la ayuda del Fondo Monetario Internacional.

El texto también aborda la importancia de reformas fiscales, renunciando a la monetización de


déficits públicos y controlando el crecimiento de la oferta monetaria. La desregulación, la
liberalización de mercados y la resolución de problemas como las subvenciones agrícolas son
mencionadas como medidas importantes para combatir la inflación. Además, se discute la
necesidad de mantener una regla para el crecimiento constante y estable de la oferta
monetaria.

Se destaca la importancia de la coordinación entre la política fiscal y monetaria, así como la


necesidad de reducir déficits públicos. La política de rentas también se presenta como un
instrumento útil para controlar el crecimiento de los costos salariales. Se enfatiza la
importancia de mejorar la recolección de datos y estadísticas para tener información precisa
sobre los niveles de inflación. El texto concluye mencionando que, debido a la crisis económica
iniciada en 2007, la lucha contra la inflación ha dejado de ser un objetivo preferente en
muchos países.

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