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ÍNDICE DE CONTENIDOS
Introducción.
Conclusión.
Bibliografía.
Introducción.
Todo intento de estudiar las familias demanda que regresemos a los orígenes. Es cierto que
no podemos comparar la realidad familiar del siglo XXI con la realidad encontrada hace dos mil
o siete mil años atrás. Sin embargo podemos aprender de aciertos y errores, podemos aprender de
los patrones o dinámicas funcionales o disfuncionales, podemos aprender de la misión de Dios;
entre otros aprendizajes. Esta monografía procura explorar tres familias en la Biblia y cómo estas
en medio de sus dinámicas familiares fueron instrumentos de Dios en su quehacer misiológico.
A través de una lectura misiológica del texto bíblico me enfocaré en la familia de Abraham,
de Isaac y de Jacob en procura de escucharles hablar. ¿Cómo fueron esas familias? ¿Qué dinámicas
o patrones familiares tuvieron? ¿Qué impacto tuvieron estas familias en la misión de Dios? ¿Qué
podemos aprender para las familias de hoy? Procuro con el estudio de estas tres familias plantear
la posibilidad de que la familia sea un eje conductor desde el Génesis hasta el Apocalipsis de la
Missio Dei. Dios crea a la humanidad en Adán y Eva y forma una familia; de los dos hace una sola
persona, una institución, una familia. Podemos partir de la narrativa de Génesis 1 y 2, sin embargo
prefiero iniciar con la familia de Abrahán. En génesis 1 y 2 podemos encontrar el ideal de Dios
para la familia y su misión sin embargo en el Capítulo 3 tenemos la realidad del pecado que afecta
poderosamente las dinámicas del resto de las familias en la Biblia como las familias de hoy.
Entre los aspectos a considerar de la acción misionera de estas familias están el contexto
de la misión, los agentes de la misión, las motivaciones, los medios, los métodos de la misión, las
metas y resultados de la misión. El enfoque estará en la Missio Dei. La Missio Hominum, la Missio
Ecclesiarum y la Missio política o Ecuménica. La segunda sección del génesis que inicia con
Abrahán en capítulo 12 retoma el propósito misional de Dios. Esta segunda sección se enfoca en
los patriarcas de Israel y que a juicio de Edesio Sanchez Cetina1 retoma “el peregrinaje” como eje
misional original de Dios.
La misión se inicia en Dios y con Dios y él es quien la define y plantea cual es el fin y meta
de la misma. En su meta misionera escoge a seres humanos, familias con sus defectos y virtudes,
sus intrigas familiares; en fin sus luces y sombras. Veo la historia bíblica y de las naciones y me
parece ver el accionar misionero de Dios a través de familias. Familias con sus disfuncionalidades
pero en las manos de Dios cumpliendo la misión de Dios.
1
Edesio Sánchez Cetina, “La misión integral en el Pentateuco” en C. Rene Padilla y Harold Segura, ed., Ser, hacer y
decir: bases bíblicas de la misión integral, Ediciones Kairós, Buenos Aires, 2006, p. 25.
Capítulo 1. Perspectivas bíblicas de la Familia en la Missio Dei.
En Génesis 12-50 encontramos la historia de la vida los patriarcas incluyendo a José.
Abraham ocupa un lugar preminente en esta historia aunque el registro bíblico también presta
atención a los demás. Estos capítulos contienen mucho material misiológico y siguiendo el
objetivo de mi investigación de tesis también tiene un extraordinario contenido de dinámicas
familiares. De manera resumida podemos enumerar los frecuentes fracasos de los personajes, la
vacilación entre actuar según la verdad y sus propios intereses. Glasser (2009:76) ve indicios de
la progresión de la tarea misionera y de las virtudes que necesitan estas familias para cumplir la
misión de Dios.
1. La familia de Abraham.
a. Sus antepasados, Génesis 11:27-32.
La historia de los antepasados de Abraham está ligada a Ur de los caldeos, Génesis 10:28.
El contexto bíblico narra la historia familiar de Taré quien era padre de Abraham y sus intenciones
de ir a Canaán pero este solo llegó hasta Harán y allí murió. La narración apunta hacia Abraham
quien recibe el llamado de Dios para abandonar su tierra y viajar a Canaán. ¿Pero, quien era
Abraham? Josué 24:2 nos dice que tanto el cómo sus antepasados eran idólatras pues adoraban
otros dioses. Esta información tiene mucha importancia ante la escogencia de Dios pues se ve con
toda claridad que los méritos son de Dios y no de la persona a escoger.
¿Qué cualidades especiales tenía este hombre o su familia para ser escogido? El texto
bíblico no revela ninguna cualidad, simplemente “fue escogido” por Dios. La elección es gratuita
por lo que nadie puede gloriarse de la misma. Tomando en cuenta todas las escrituras y el posterior
actuar de Abraham la única condición posible sería la fe, (Rom. 4:3). El llamado de Dios fue a
dejar su tierra y parentela y en obediencia ir a una tierra desconocida. En este sentido encontramos
un elemento misional: Dios escoge y envía con un propósito. Dios escoge a un hombre particular
pero su preocupación no excluye a los demás. González (2003:112) entiende que “la elección
bíblica no consiste en llamar a unos para dejar afuera a otros, sino en llamar a unos para, de ese
modo, alcanzar a todos”.
3. La familia de Isaac.
a. Sus antepasados, Génesis 21:1-7.
Dios cumplió la promesa a Abraham de dar un hijo a través de Sara. A pesar de su vejez e
infertilidad nació Isaac. Tanto Abraham como Sara eran viejos cuando nace su hijo Isaac.
Abraham había tenido a Ismael con la sierva Agar pero el hijo de la promesa es Isaac. Las tensiones
en la familia de Abraham eran muchas desde que Agar salió embarazada pero más aún ahora que
ha nacido Isaac. El pequeño Isaac crece en medio de burlas y risas tanto de Agar como de Ismael
hasta que se produjo la expulsión de estos de la familia. Las disfunciones en la pareja de Abraham
y Sara comienzan a cobrar sus dividendos. Las dinámicas familiares de los antepasados de Isaac
tenían mucho de su propia cultura. En pocas palabras, Abraham y Sara eran hijos de su cultura.
4. La familia de Jacob.
a. Sus antepasados, Génesis 25:19-34.
Jacob es hijo de Isaac y Rebeca y nieto de Abraham. Isaac se casó a los cuarenta años
cuando tomó por mujer a Rebecca, Génesis 25:20. El padre de Rebeca era Betuel y tenía un
hermano llamado Labán. Esta mujer era estéril pero Isaac pidió a Dios y ella concibió a dos hijos
quienes lucharon desde el vientre. Ambos hijos representarían a dos pueblos distintos que estarían
divididos desde el vientre de Rebeca. El primer hijo en nacer fue Esaú y el segundo fue Jacob,
quien salió trabada su mano del calcañar de Esaú. La historia de estos dos hermanos parece de
película pero es muy real. Parece que las dinámicas familiares de los padres y abuelos de Jacob
siguieron su curso hasta llegar a Jacob. Jacob potencializa los conflictos relacionales propios de
su familia.
La familia necesita de estructura viable para poder mantenerse como tal. Es normal que
cualquier estructura sufra de continuas fluctuaciones como resultado de las interacciones de la red
familiar. Salvador Minuchin (1982:86) habla de pautas relacionales que forman parte de la
estructura de la familia. La estructura familiar es el conjunto invisible de demandas funcionales
que organizan los modos en que interactúan los miembros de una familia. Las dinámicas familiares
son las reglas o pautas transaccionales que toda familia experimenta a través del tiempo y que
pueden generar stress y disfunciones o pueden ser fuente de nutrición y funcionalidad dentro de la
familia. Las dinámicas familiares pueden permanecer con el tiempo o simplemente desaparecen
en un nuevo ciclo familiar. Las pautas transaccionales regulan la conducta de los miembros de la
familia de tal manera que al observarlas podemos descubrir con bastante exactitud las dinámicas
que se esconden detrás de la funcionalidad o disfuncionalidad de la misma. Minuchin (1982:106)
asevera que la estructura de la familia solo se puede observar en movimiento.
El énfasis de este capítulo es observar las dinámicas relacionales de las familias de
Abraham, Isaac y Jacob en un intento de re-lectura a la luz de las familias de hoy. A continuación
las principales pautas observadas:
1. Las tres familias formaban parte de clanes nómadas con sus peculiares características. El
llamado hecho a Abraham implicaba dejar su familia de origen, su tierra y moverse a una
tierra desconocida. Las tres familias están en continuo movimiento o peregrinaje.
2. No está clara la razón del matrimonio de Isaac y Rebeca pero parece que había una gran
diferencia de edad entre ellos y que él no había superado la muerte de su madre llegando
depresivo al matrimonio. Tratar de superar el duelo o pérdida de un ser querido o por tener
una edad avanzada es una muy mala razón para el matrimonio.
3. La seudo salida de Rebeca sin tener tiempo para elaborar lo que debe ser un proceso de
dejar padre y madre y unirse a su mujer. Maldonado (1996:28) expone con razón que esta
dinámica contribuye a que la persona continúe cargando los negocios no concluidos y los
problemas no resueltos de su familia de origen.
4. Favoritismo con uno de los hijos. No está claro el favoritismo en Abraham porque Isaac
era hijo único de Sara pero él tenía a Ismael. Sí está claro que Isaac tenía a Esaú como hijo
favorito y Rebeca a Jacob, Gen. 25:26. Jacob tenía a José como hijo favorito, Gen 37:3.
5. Mentiras y engaños que se reciclan de una generación a otra:
a. Abraham miente dos veces por salvar el pellejo poniendo su matrimonio en riesgo,
12:11-20 y 20:2-7
b. Isaac miente por la misma razón que su padre, 26:7-11.
c. Jacob miente y engaña y es engañado; 29:2; 30:35; 31:7; 31:19, 34-35
6. Los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob eran hombres espirituales. Construían altares para
adorar a Dios. Abraham se identifica con Siquen, Gen, 12:6-7; con Betel en 12:8 y Hebrón
en 13:18 y 23:19. No está claro el lugar santo en la vida de Isaac y en la vida de Jacob se
encuentra a Betel en 28:19 y 35:15 como también Berseba en 46:1.
7. Identidad de las tres familias basada en la promesa. Las tres familias de los patriarcas eran
nómadas y no tenían una identidad clara. Su identidad estaba basada en la promesa hecha
a Abraham y ratificada tanto a Isaac como a Jacob. La promesa prometía descendencia,
tierra y bendición familiar como serían benditas todas las familias de la tierra.
Esta re-lectura humaniza a los grandes hombres y mujeres de Dios. No hay familias
perfectas y mucho menos es nuestra tarea misional ajustarnos a las familias narradas en la biblia.
Tratándose de sistemas vivos, algunas dinámicas o pautas relacionales de las familias podrían estar
presentes en las familias contemporáneas. Pero el propósito de esta monografía no es buscar
principios para nuestras familias sino más bien intentar ver el accionar de Dios en su misión. Dios
escogió la familia de Abraham y emuló el llamado y pacto con su hijo Isaac y luego con Jacob en
procura de llevar adelante su Missio Dei.
El impacto de las familias de los patriarcas fue tan poderoso que encontramos vez tras vez
la referencia al Dios de Abraham, de Isaac y Dios de Jacob en el texto bíblico como en la historia
cristiana. En Ex. 3:6 el mismo Dios se revela bajo esa fórmula y así ordena que lo den a conocer,
Ex. 3:15-16. Los profetas, el pueblo en el exilio, los libros poéticos como el Nuevo Testamento
reconocen la fórmula completa o parcial pero siempre haciendo referencia al Dios de los patriarcas.
La carta del apóstol Pablo a los Gálatas nos coloca justo en los ojos misionales de Dios.
Somos familias benditas por la promesa hecha a Abraham, Gálatas 3:-7-9 haciendo de cada uno
de los cristianos un hijo de Abraham o de la promesa. Somos hijos de la promesa como lo fue
Isaac, Gálatas 4:28. Por la fidelidad de Abraham hoy todas las familias de la tierra pueden disfrutar
de una relación restaurada con Dios. Reyes, George (2012) presenta un buen resumen del accionar
misiológico de Dios en la promesa hecha a Abraham y su cumplimiento 2. Ese es el propósito de
Dios, que todas las familias de la tierra sean bendecidas.
2
“él es un Dios de la historia y su máximo cumplimiento es en Jesucristo. Es un Dios de Pacto
cumpliendo sus promesas por la gracia. Es un Dios de bendición donde todas las familias de la
tierra son bendecidas. Es un Dios de misericordia. Por último, él es el Dios de la misión. Las
naciones no se reunirán automáticamente. Dios ha prometido bendecir a todas las familias de la
tierra por medio de la semilla de Abraham (Gén. 12:3; 22:18). Ahora somos la semilla de Abraham,
por fe, y las familias de la tierra serán bendecidas, solamente si les llevamos el evangelio. Ese es
el propósito de Dios”
Capítulo 2. Perspectivas misiológicas de la Familia en la Missio Dei.
1. La metáfora de la familia como pueblo de Dios.
Familia viene del latín familus que significa sirviente y originalmente se refería al conjunto
de esclavos y criados3. El concepto de familia tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento era bastante abarcador. La familia era dirigida por el páter familia y se compone de
aquellos elementos unidos por la comunidad de la sangre y por la comunidad de habitación. A la
familia pertenecen también los siervos, los residentes extranjeros o gerím, los apátridas, viudas o
huérfanos, que viven bajo la protección del jefe de familia (De Vaux (1976:51). La unidad social
que constituye la familia se manifiesta también en el plano religioso. La pascua es una fiesta de
familia que se celebra en cada casa, Éxodo 12,3-4.46. La familia es una casa, y tener una familia
se consideraba como construir una casa, De Vaux (1976:51). En sentido más amplio, la familia
formaba parte del clan que se encontraban en un mismo lugar geográfico ocupando aldeas según
el tamaño del mismo.
Cuando miramos la biblia encontramos rasgos de familias como una casa, familias muy
extensas, familias cortas; en fin diferente tipo o estructuras de familias. Una verdad tanto bíblica
como resaltad por los profesionales es que la familia es excepto raras excepciones, es el sistema
primario más poderoso al que podemos pertenecer. De ahí su gran importancia en la pastoral y en
la misión de Dios. Según el marco familiar sistémico, la familia está compuesta por toda la red de
familiares de al menos tres generaciones, tal como existe en la actualidad y cómo ha evolucionado
a través del tiempo (McGoldrick & Gerson (2000:21). Además las interacciones y las relaciones
familiares tienden a ser altamente reciprocas, pautadas y reiterativas. Al mirar la vida de las
familias de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob encontraremos una enorme cantidad de
interacciones y pautas que enriquecen la narrativa familiar y misional.
Dios ha prometido bendecir a todas las familias de la tierra por medio de la semilla de
Abraham, Gén. 12:3; 22:18. Ahora somos la semilla de Abraham, por fe, y las familias de la tierra
serán bendecidas. Ese es el propósito de Dios. Las promesas hechas a Abraham pasan a ser las
3
Calvo, Isabel M. y Riterman de Dimant, Frida y Calvo de Spolansky, Tessie (1973). Pareja y
familia. Buenos Aires, 1973, p.16
promesas de todas las familias de la iglesia. En Cristo el pacto Abrahámico se constituye el pacto
para su pueblo neo testamentario. Como bien articula Glasser (2009:64), la misión de Dios a partir
de las promesas hechas a Abraham se enfoca en ver a la humanidad como una familia extendida,
una familia a quien el extiende sus manos para alcanzar. En la iglesia encontramos todo tipo de
familia que se reúnen bajo el nombre Jesús y forman una gran familia, la familia Dei.
Las iglesias caseras formaban la real y verdadera familia Dei. Las familias de todo
trasfondo como formando un clan o una tribu se reunían para adorar a Dios juntos, para partir el
pan como la familia Dei, para crecer en la palabra de los apóstoles; en fin se reunían para tener
comunión o koinonía. Lo individual se transformaba en lo colectivo, la familia nuclear pasaba a
ser la gran familia de Dios, la familia Dei. En palabra de Jesús “Porque todo aquel que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre”, Mateo 12:50.
En los escritos Paulinos encontramos diferentes expresiones para hablar de la iglesia como la
familia Dei.
El término hebreo para familia que generalmente se ha traducido como casa puede referirse
a una familia que vive bajo el mismo techo como también se puede referir a la nación como “casa
de Israel”, Isaías 5:7. Los lazos de parentesco que conforman a una familia no son solamente los
sanguíneos sino que trascienden a los de carácter común. Juan Driver (1998:101) comenta que en
Israel todos pertenecían a una familia dándole identidad como personas. En términos bíblicos, la
familia estaba asociada a un patriarca o a un páter familia quien daba dirección y guía. Como
familia tenían tradiciones en común, destino común, un pacto y Dios que compartían. Tanto en el
Antiguo como Nuevo Testamento, la familia giraba alrededor del pacto y misión de Dios. Todas
las familias reunidas bajo el mismo pacto y el mismo Dios conformaban la gran familia de Dios y
de esta manera cumplían la misión de Dios.
Joaquín Jeremias (1974:194) nos dice que la imagen favorita de Jesús cuando hablaba del
nuevo pueblo de Dios, es la comparación de la comunidad de salvación con la escatológica “familia
Dei”. Según Jeremias, esta familia escatológica debe sustituir la terrenal. Lo que Jesús enseñó se
trata de renunciar a la familia que hoy llamaríamos nuclear para formar parte de la familia Dei.
Esta nueva familia es encabezada por Dios como padre, Jesús es nuestro hermano mayor y los
demás son nuestros hermanos y hermanas. El mensaje de Jesús fue mayor pues incluyó a los
necesitados, a los abandonados como hermanos en esta nueva familia. Esta imagen no era nueva
pues la familia en el Antiguo Testamento incluía a toda la comunidad aun llegando a verse a Israel
como una gran familia.
Carlos Van Engen (2011:62) propone cuatro esferas para una teología de la misión integral
que son:
la Biblia como texto exclusivo, la reflexión teológica y misiológica de la iglesia, el
peregrinaje personal, espiritual y experimental de los agentes humanos de la misión
de Dios y el contexto sociocultural como escenario donde ocurre el drama de la
misión de Dios.
Estas esferas presentan la misión como una unidad integradora. Cada una de ellas es
importante y juega su papel especial en la teología de la misión. El teólogo de la misión hace una
relectura en cada una de esas esferas en un momento específico y en lugares específicos. Tomando
a los patriarcas como nuestro caso de relectura nos toca releer estas tres familias pues no
encontramos otras familias iguales ni en la Biblia ni en la historia pasada o presente. Es cierto que
podemos encontrar pautas que hasta se repitan pero cada familia es única. Van Engen (2011:63)
entiende que la misión de Dios se encarna en personas escogidas, en forma única que no pueden
copiarse o repetirse. Dios es único y original y su misión es única y original.
Van Engen (2011:83) presenta un resumen del hilo integrador que los teólogos de la misión
han acuñado al utilizar diferentes frases que nos ayudan a organizar y aclarar los diferentes
conceptos misiológicos. Estos conceptos los describo poniendo en contexto con las familias de
los patriarcas que han sido objeto de esta monografía. La misión es fundamentalmente “missio
Dei” que significa que es de Dios, se origina en Dios y proviene de sus propósitos y planes. Ahí
encontramos el llamado de Abraham, Isaac y Jacob a seguir los planes de Dios para sus familias.
En segundo lugar la misión es “missio hominum” que significa que Dios no actúa a solas. El
carácter misiológico de Dios actúa a través del ser humano. Dios actúa a través de Noé, Abraham,
Moisés hasta llegar a nuestros días. En tercer lugar, la misión es “missiones ecclesiarum”
encarnándose en las culturas que lo rodean. Las familias de los patriarcas ejercieron un testimonio
misional en su propia cultura haciendo de su llamado el llamado de Dios. La preocupación de Dios
por las familias de la tierra, por las naciones se expresa en el misión encomendada a los patriarcas.
A esa preocupación se le llamada “Missio política oecumenica”. Otro concepto utilizado es
“missio Christi” que refleja la misión mesiánica de Dios a través de Jesucristo. En Cristo
encontramos a la verdadera familia de Abraham. Por último, el concepto: Missio futurom.
adventus” donde la misión de Dios se extiende hacia el futuro. Dios sigue obrando a través de las
familias que ahora formamos parte de su pueblo, la Iglesia.
Conclusión.
Una teología bíblica de la misión es una teología de la familia Dei en constante viaje.
Familias de carne y hueso como la familia de los patriarcas Abraham-Isaac-Jacob. Familias que
tienen que convivir en medio de intrigas, disputas y pleitos familiares constantes. Pero también
son familias que se le repite una y otra vez, como a los patriarcas, que serán bendición. La missio
Dei para la familia está relacionada directamente con las promesas de ser bendición, de heredar la
tierra y de poblarla. La nueva humanidad encarnada en congregaciones hogareñas encara la misión
4
Vidal Fernandez, Fernando. El devenir de la familia: una comunidad contracultural, reflexiva y
plural. En Nuevas Maneras de hacer Familia, (2003). (ST 91/5), 357-372.
de Dios al bendecir a las familias y como meta final bendecir a las naciones. Las naciones que han
estado en el corazón de la misión de Dios desde el mismo inicio de la humanidad.
Una teología bíblica de la misión pone a Dios en el centro de la misma. Dios es el principio
y el final, Dios es el arquitecto pero también el ingeniero de su plan misional. La familia ha estado
y sigue estando en el centro de sus planes. Su promesa es que él estará siempre con nosotros, él
nos acompañará en nuestro peregrinaje como individuos, como familia y como iglesia. Hoy día
necesitamos enfatizar un ministerio familiar integral donde la familia se pueda mirar como la
familia Dei. La familia de Dios en peregrinaje constante a través de sus diferentes estadios de la
vida. Una familia en constante peregrinaje a la luz de los constantes cambios que la sociedad va
experimentando. Una familia en constante peregrinaje pero siendo guiada todo el tiempo por
nuestro Dios tal como lo hizo con los patriarcas, el pueblo de Israel y las iglesias caseras del Nuevo
Testamento.
Calvo, Isabel M. y Riterman de Dimant, Frida y Calvo de Spolansky, Tessie (1973). Pareja y
familia. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu editores.
De Vaux, Roland (1976). Instituciones del Antiguo Testamento. Barcelona, España: Editorial
Herder.
Driver, Juan (1998). Imágenes de una iglesia en misión: Hacia una eclesiología Transformadora.
Guatemala, Guatemala: Ediciones Semilla.
González, Antonio (2003). Reinado de Dios e Imperio: Ensayo de Teología Social. Santander:
Editorial Sal Terrae.
Glasser, Arthur F. (2009). El anuncio del Reino: La historia de la misión de Dios en la Biblia.
Jeremías, Joachim (1974). Teología del Nuevo Testamento I. La predicación de Jesús. Salamanca,
España: Ediciones Sígueme.
Maldonado, Jorge E. (1996). Aun en las mejores familias. Buenos Aires, Argentina: Nueva
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Michaud, Robert (1991). Los patriarcas: historia y Teología. Navarra, España: Editorial Verbo
Divino.
Minuchin, Salvador (1982). Familias y terapia familiar. Barcelona, España: Editorial Gedisa, S.A.
Padilla, C. René y Segura, Harold (2006). Ser, Hacer y Decir: Bases bíblicas de la misión integral.
Buenos Aires, Argentina: Ediciones Kairós.
Santa Biblia Reina Valera 1960: Sociedades Bíblicas Unidas. México, D.F.
Serna, Eduardo (1995). La familia en la Biblia. Revista Bíblica, (Año 57) Págs. 93-119.
Reyes, George (Comp.) (2012). Para la Misión en y desde América Latina: Fundamentos bíblicos-
hermenéuticos, misiológicos y contextuales.
Van Engen, Carlos. (2007). Misión en el camino: Reflexiones sobre la teología de la misión.
Van Engen, Carlos (2011). ¿Qué es la teología de la misión? En Roldan, Alberto & Thomas, Nancy
& Van Engen Carlos (Eds.), La iglesia latinoamericana: su vida y su misión (pp. 57-97). Buenos
Aires, Argentina: Ediciones Certeza Argentina y PRODOLA.