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LA FAMILIA COMO EJE CONDUCTOR DE LA MISSIO DEI

ÍNDICE DE CONTENIDOS

Introducción.

Capítulo 1. Perspectivas bíblicas de la Familia en la Missio Dei


1. La familia de Abraham.
a. Sus antepasados, Génesis 11:27-32.
b. Abraham: Llamado y enviado, Génesis 12:1-3.
2. La familia de Isaac.
a. Sus antepasados, Génesis 21:1-7.
b. Isaac: Siervo obediente, Génesis 22:1-24; 24:1-67.
3. La familia de Jacob.
a. Sus antepasados, Génesis 25:19-34.
b. Jacob: engañador que fue engañado, Génesis 27:5-29; 29:15-30; 31:7-21.
4. Pautas relacionales de las familias patriarcales.

Capítulo 2. Perspectivas misiológicas de la Familia en la Missio Dei.


1. La metáfora de la familia como pueblo de Dios.
2. Las familias como agentes de la misión de Dios.

Conclusión.

Bibliografía.
Introducción.

Todo intento de estudiar las familias demanda que regresemos a los orígenes. Es cierto que
no podemos comparar la realidad familiar del siglo XXI con la realidad encontrada hace dos mil
o siete mil años atrás. Sin embargo podemos aprender de aciertos y errores, podemos aprender de
los patrones o dinámicas funcionales o disfuncionales, podemos aprender de la misión de Dios;
entre otros aprendizajes. Esta monografía procura explorar tres familias en la Biblia y cómo estas
en medio de sus dinámicas familiares fueron instrumentos de Dios en su quehacer misiológico.

A través de una lectura misiológica del texto bíblico me enfocaré en la familia de Abraham,
de Isaac y de Jacob en procura de escucharles hablar. ¿Cómo fueron esas familias? ¿Qué dinámicas
o patrones familiares tuvieron? ¿Qué impacto tuvieron estas familias en la misión de Dios? ¿Qué
podemos aprender para las familias de hoy? Procuro con el estudio de estas tres familias plantear
la posibilidad de que la familia sea un eje conductor desde el Génesis hasta el Apocalipsis de la
Missio Dei. Dios crea a la humanidad en Adán y Eva y forma una familia; de los dos hace una sola
persona, una institución, una familia. Podemos partir de la narrativa de Génesis 1 y 2, sin embargo
prefiero iniciar con la familia de Abrahán. En génesis 1 y 2 podemos encontrar el ideal de Dios
para la familia y su misión sin embargo en el Capítulo 3 tenemos la realidad del pecado que afecta
poderosamente las dinámicas del resto de las familias en la Biblia como las familias de hoy.

Tanto en el estudio del texto bíblico como investigaciones de misiólogos contemporáneos


estaré escudriñando el contexto de la misión de Dios a través de las familias. Las familias como
agentes de la misión. Las motivaciones, los medios y métodos de la misión de Dios. En el capítulo
uno presentaré una relectura del texto con ojos misiológicos. En el capítulo dos interactuaré con
las lecturas y autores que han escrito sobre Misiología en especial atención al contexto
Latinoamericano. Partiendo de estos dos capítulos presentaré conclusiones con aplicaciones
prácticas para las familias de hoy y su misión.

Esta monografía tiene mucha importancia para mi ministerio en el contexto de la iglesia


local. La iglesia está formada por familias y de seguro que los aportes bíblicos serán de mucha
utilidad para la misión de Dios en la iglesia a través de las familias. Mi investigación gira alrededor
de pautas o dinámicas relacionales en las familias pastorales. Al investigar las tres familias bíblicas
estaré buscando pautas relacionales que facilitaron o dificultaron el cumplimiento de la misión de
Dios desde una mirada misiológica a través de la narrativa bíblica. La familia ha estado, está y
seguirá estando en los planes redentores de Dios. Sus propósitos para la humanidad comenzaron
con una familia y de esta manera llegará al final, actuando a través de una familia. De ahí la
importancia de este trascendental tema. Tal parece que de generación en generación Dios escoge
el ambiente familiar para ejecutar sus planes.

Entre los aspectos a considerar de la acción misionera de estas familias están el contexto
de la misión, los agentes de la misión, las motivaciones, los medios, los métodos de la misión, las
metas y resultados de la misión. El enfoque estará en la Missio Dei. La Missio Hominum, la Missio
Ecclesiarum y la Missio política o Ecuménica. La segunda sección del génesis que inicia con
Abrahán en capítulo 12 retoma el propósito misional de Dios. Esta segunda sección se enfoca en
los patriarcas de Israel y que a juicio de Edesio Sanchez Cetina1 retoma “el peregrinaje” como eje
misional original de Dios.

La misión se inicia en Dios y con Dios y él es quien la define y plantea cual es el fin y meta
de la misma. En su meta misionera escoge a seres humanos, familias con sus defectos y virtudes,
sus intrigas familiares; en fin sus luces y sombras. Veo la historia bíblica y de las naciones y me
parece ver el accionar misionero de Dios a través de familias. Familias con sus disfuncionalidades
pero en las manos de Dios cumpliendo la misión de Dios.

1
Edesio Sánchez Cetina, “La misión integral en el Pentateuco” en C. Rene Padilla y Harold Segura, ed., Ser, hacer y
decir: bases bíblicas de la misión integral, Ediciones Kairós, Buenos Aires, 2006, p. 25.
Capítulo 1. Perspectivas bíblicas de la Familia en la Missio Dei.
En Génesis 12-50 encontramos la historia de la vida los patriarcas incluyendo a José.
Abraham ocupa un lugar preminente en esta historia aunque el registro bíblico también presta
atención a los demás. Estos capítulos contienen mucho material misiológico y siguiendo el
objetivo de mi investigación de tesis también tiene un extraordinario contenido de dinámicas
familiares. De manera resumida podemos enumerar los frecuentes fracasos de los personajes, la
vacilación entre actuar según la verdad y sus propios intereses. Glasser (2009:76) ve indicios de
la progresión de la tarea misionera y de las virtudes que necesitan estas familias para cumplir la
misión de Dios.

1. La familia de Abraham.
a. Sus antepasados, Génesis 11:27-32.
La historia de los antepasados de Abraham está ligada a Ur de los caldeos, Génesis 10:28.
El contexto bíblico narra la historia familiar de Taré quien era padre de Abraham y sus intenciones
de ir a Canaán pero este solo llegó hasta Harán y allí murió. La narración apunta hacia Abraham
quien recibe el llamado de Dios para abandonar su tierra y viajar a Canaán. ¿Pero, quien era
Abraham? Josué 24:2 nos dice que tanto el cómo sus antepasados eran idólatras pues adoraban
otros dioses. Esta información tiene mucha importancia ante la escogencia de Dios pues se ve con
toda claridad que los méritos son de Dios y no de la persona a escoger.

2. Abraham: Llamado y enviado, Génesis 12:1-3.


Génesis 12 marca otro ritmo distinto a los capítulos 3-11 donde se reflejan las
consecuencias del pecado. Dios decide avanzar en sus planes redentores y escoge a una familia:
La familia de Abraham. El texto dice: “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de
tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 12:2 Y haré de ti una nación
grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 12:3 Bendeciré a los que te
bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”

¿Qué cualidades especiales tenía este hombre o su familia para ser escogido? El texto
bíblico no revela ninguna cualidad, simplemente “fue escogido” por Dios. La elección es gratuita
por lo que nadie puede gloriarse de la misma. Tomando en cuenta todas las escrituras y el posterior
actuar de Abraham la única condición posible sería la fe, (Rom. 4:3). El llamado de Dios fue a
dejar su tierra y parentela y en obediencia ir a una tierra desconocida. En este sentido encontramos
un elemento misional: Dios escoge y envía con un propósito. Dios escoge a un hombre particular
pero su preocupación no excluye a los demás. González (2003:112) entiende que “la elección
bíblica no consiste en llamar a unos para dejar afuera a otros, sino en llamar a unos para, de ese
modo, alcanzar a todos”.

El propósito de Dios es abarcador e incluyente. Dios bendeciría a Abraham y su familia.


“haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”. Pero
también serán benditas todas las familias posteriores a la familia de Abraham “y serán benditas en
ti todas las familias de la tierra”. Dios escoge a todas las familias a través de la promesa hecha a
Abraham. Es una promesa universal que luego encontramos confirmada en el libro de los hechos
3:25 y especialmente en Gálatas 3:8 donde encontramos al apóstol Pablo dando un papel universal
a la escogencia de Abraham.

3. La familia de Isaac.
a. Sus antepasados, Génesis 21:1-7.
Dios cumplió la promesa a Abraham de dar un hijo a través de Sara. A pesar de su vejez e
infertilidad nació Isaac. Tanto Abraham como Sara eran viejos cuando nace su hijo Isaac.
Abraham había tenido a Ismael con la sierva Agar pero el hijo de la promesa es Isaac. Las tensiones
en la familia de Abraham eran muchas desde que Agar salió embarazada pero más aún ahora que
ha nacido Isaac. El pequeño Isaac crece en medio de burlas y risas tanto de Agar como de Ismael
hasta que se produjo la expulsión de estos de la familia. Las disfunciones en la pareja de Abraham
y Sara comienzan a cobrar sus dividendos. Las dinámicas familiares de los antepasados de Isaac
tenían mucho de su propia cultura. En pocas palabras, Abraham y Sara eran hijos de su cultura.

b. Isaac: Siervo obediente, Génesis 22:1-24; 24:1-67.


La vida de Isaac está marcada por la obediencia y en cierto sentido por el carácter de siervo.
Glasser (2009:77) resume la vida de Isaac de la siguiente manera: “como la víctima que no protesta
y lleva la leña sobre la cual lo iban a matar (Gén. 22:6), como hijo paciente de su padre, no se casa
hasta muy tarde en la vida (“cuarenta años”, 25:20), como el ferviente intercesor que quería que la
línea elegida continuara (25:21), y como la persona pacífica y razonable que se encuentra atrapada
entre pueblos hostiles en sus oasis y en sus ciudades, y en el campo sin agua donde no puede
encontrar pasturas para sus rebaños”. Este siervo que presenta Glasser tiene sus sombras o áreas
débiles como los demás patriarcas pues se mostró débil, deprimido, mintiendo, etc. Esta
descripción del patriarca se acomoda a la cultura de su época. El repitió algunas conductas
aprendidas de su padre pero más que todo de la cultura. La narrativa bíblica tiene mucho de lo
cultural, de lo típico de su tiempo aunque no deja de reflejar las dinámicas internas de su familia
de origen.

4. La familia de Jacob.
a. Sus antepasados, Génesis 25:19-34.
Jacob es hijo de Isaac y Rebeca y nieto de Abraham. Isaac se casó a los cuarenta años
cuando tomó por mujer a Rebecca, Génesis 25:20. El padre de Rebeca era Betuel y tenía un
hermano llamado Labán. Esta mujer era estéril pero Isaac pidió a Dios y ella concibió a dos hijos
quienes lucharon desde el vientre. Ambos hijos representarían a dos pueblos distintos que estarían
divididos desde el vientre de Rebeca. El primer hijo en nacer fue Esaú y el segundo fue Jacob,
quien salió trabada su mano del calcañar de Esaú. La historia de estos dos hermanos parece de
película pero es muy real. Parece que las dinámicas familiares de los padres y abuelos de Jacob
siguieron su curso hasta llegar a Jacob. Jacob potencializa los conflictos relacionales propios de
su familia.

La familia de Isaac y Rebeca presenta dificultades desde que se conocieron. El texto en


Génesis 24:67 apunta el dato de que Isaac se consoló al unirse a Rebeca por la muerte de su madre.
Es evidente que este hombre, un poco pasado de edad según las costumbres de su tiempo, estaba
deprimido por la pérdida o el luto de su madre. La nueva familia tiene mucha historia en sus
antepasados que no podemos dejar de lado a la hora de una relectura.

b. Jacob: engañador que fue engañado, Génesis 27:5-29; 29:15-30; 31:7-21.


La vida de Jacob se caracteriza por el engaño. Su propio nombre, Jacob “el que toma por
el calcañar” o “el suplantador” tuvo que ser reemplazado por el nombre de Israel o “el que lucha
con Dios y con los hombres y vence”, Gen. 32:28. Su vida fue un continuo engañar y huir hasta
que no tuvo otra opción que encontrarse con sí mismo y con Dios. Las mentiras, las traiciones, los
engaños no habían llegado a su final pues los hijos de Jacob continuaron cultivando estas prácticas
disfuncionales. Maldonado (1996:35) concluye la historia de Jacob diciendo “el caso de Jacob
muestra la complejidad de una herencia intergeneracional que se combina con un tipo de
programación recibida con el nombre”.

4. Pautas relacionales de las familias patriarcales.


Las familias según la teoría general de sistema son consideradas como un sistema abierto.
Un sistema que se regula así mismo y es regulado por reglas en procura de permanecer en el
tiempo. Andolfi (1991:18) considera a la familia como un organismo o un sistema vivo constituido
por varias unidades ligadas entre sí por reglas de comportamiento y por funciones dinámicas en
interacción constante. Todas las familias son diferentes pero no obstante hay dinámicas,
propiedades de los sistemas abiertos o vivos que son comunes a todas las familias. Minuchin y
Fishman (1992:34-35) dicen que la familia no es una entidad estática sino que está en proceso de
cambio continuo, lo mismo que sus contextos sociales. A pesar de estos cambios se mantiene
como un todo en procura de conservarse en medio del proceso evolutivo al cual se adapta
constantemente. Los continuos cambios guían al sistema familiar a restructurarse como resultado
de la inestabilidad reinante y el continuo cambio de información y energía con el mundo exterior.

La familia necesita de estructura viable para poder mantenerse como tal. Es normal que
cualquier estructura sufra de continuas fluctuaciones como resultado de las interacciones de la red
familiar. Salvador Minuchin (1982:86) habla de pautas relacionales que forman parte de la
estructura de la familia. La estructura familiar es el conjunto invisible de demandas funcionales
que organizan los modos en que interactúan los miembros de una familia. Las dinámicas familiares
son las reglas o pautas transaccionales que toda familia experimenta a través del tiempo y que
pueden generar stress y disfunciones o pueden ser fuente de nutrición y funcionalidad dentro de la
familia. Las dinámicas familiares pueden permanecer con el tiempo o simplemente desaparecen
en un nuevo ciclo familiar. Las pautas transaccionales regulan la conducta de los miembros de la
familia de tal manera que al observarlas podemos descubrir con bastante exactitud las dinámicas
que se esconden detrás de la funcionalidad o disfuncionalidad de la misma. Minuchin (1982:106)
asevera que la estructura de la familia solo se puede observar en movimiento.
El énfasis de este capítulo es observar las dinámicas relacionales de las familias de
Abraham, Isaac y Jacob en un intento de re-lectura a la luz de las familias de hoy. A continuación
las principales pautas observadas:
1. Las tres familias formaban parte de clanes nómadas con sus peculiares características. El
llamado hecho a Abraham implicaba dejar su familia de origen, su tierra y moverse a una
tierra desconocida. Las tres familias están en continuo movimiento o peregrinaje.
2. No está clara la razón del matrimonio de Isaac y Rebeca pero parece que había una gran
diferencia de edad entre ellos y que él no había superado la muerte de su madre llegando
depresivo al matrimonio. Tratar de superar el duelo o pérdida de un ser querido o por tener
una edad avanzada es una muy mala razón para el matrimonio.
3. La seudo salida de Rebeca sin tener tiempo para elaborar lo que debe ser un proceso de
dejar padre y madre y unirse a su mujer. Maldonado (1996:28) expone con razón que esta
dinámica contribuye a que la persona continúe cargando los negocios no concluidos y los
problemas no resueltos de su familia de origen.
4. Favoritismo con uno de los hijos. No está claro el favoritismo en Abraham porque Isaac
era hijo único de Sara pero él tenía a Ismael. Sí está claro que Isaac tenía a Esaú como hijo
favorito y Rebeca a Jacob, Gen. 25:26. Jacob tenía a José como hijo favorito, Gen 37:3.
5. Mentiras y engaños que se reciclan de una generación a otra:
a. Abraham miente dos veces por salvar el pellejo poniendo su matrimonio en riesgo,
12:11-20 y 20:2-7
b. Isaac miente por la misma razón que su padre, 26:7-11.
c. Jacob miente y engaña y es engañado; 29:2; 30:35; 31:7; 31:19, 34-35
6. Los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob eran hombres espirituales. Construían altares para
adorar a Dios. Abraham se identifica con Siquen, Gen, 12:6-7; con Betel en 12:8 y Hebrón
en 13:18 y 23:19. No está claro el lugar santo en la vida de Isaac y en la vida de Jacob se
encuentra a Betel en 28:19 y 35:15 como también Berseba en 46:1.
7. Identidad de las tres familias basada en la promesa. Las tres familias de los patriarcas eran
nómadas y no tenían una identidad clara. Su identidad estaba basada en la promesa hecha
a Abraham y ratificada tanto a Isaac como a Jacob. La promesa prometía descendencia,
tierra y bendición familiar como serían benditas todas las familias de la tierra.
Esta re-lectura humaniza a los grandes hombres y mujeres de Dios. No hay familias
perfectas y mucho menos es nuestra tarea misional ajustarnos a las familias narradas en la biblia.
Tratándose de sistemas vivos, algunas dinámicas o pautas relacionales de las familias podrían estar
presentes en las familias contemporáneas. Pero el propósito de esta monografía no es buscar
principios para nuestras familias sino más bien intentar ver el accionar de Dios en su misión. Dios
escogió la familia de Abraham y emuló el llamado y pacto con su hijo Isaac y luego con Jacob en
procura de llevar adelante su Missio Dei.

El impacto de las familias de los patriarcas fue tan poderoso que encontramos vez tras vez
la referencia al Dios de Abraham, de Isaac y Dios de Jacob en el texto bíblico como en la historia
cristiana. En Ex. 3:6 el mismo Dios se revela bajo esa fórmula y así ordena que lo den a conocer,
Ex. 3:15-16. Los profetas, el pueblo en el exilio, los libros poéticos como el Nuevo Testamento
reconocen la fórmula completa o parcial pero siempre haciendo referencia al Dios de los patriarcas.

La carta del apóstol Pablo a los Gálatas nos coloca justo en los ojos misionales de Dios.
Somos familias benditas por la promesa hecha a Abraham, Gálatas 3:-7-9 haciendo de cada uno
de los cristianos un hijo de Abraham o de la promesa. Somos hijos de la promesa como lo fue
Isaac, Gálatas 4:28. Por la fidelidad de Abraham hoy todas las familias de la tierra pueden disfrutar
de una relación restaurada con Dios. Reyes, George (2012) presenta un buen resumen del accionar
misiológico de Dios en la promesa hecha a Abraham y su cumplimiento 2. Ese es el propósito de
Dios, que todas las familias de la tierra sean bendecidas.

2
“él es un Dios de la historia y su máximo cumplimiento es en Jesucristo. Es un Dios de Pacto
cumpliendo sus promesas por la gracia. Es un Dios de bendición donde todas las familias de la
tierra son bendecidas. Es un Dios de misericordia. Por último, él es el Dios de la misión. Las
naciones no se reunirán automáticamente. Dios ha prometido bendecir a todas las familias de la
tierra por medio de la semilla de Abraham (Gén. 12:3; 22:18). Ahora somos la semilla de Abraham,
por fe, y las familias de la tierra serán bendecidas, solamente si les llevamos el evangelio. Ese es
el propósito de Dios”
Capítulo 2. Perspectivas misiológicas de la Familia en la Missio Dei.
1. La metáfora de la familia como pueblo de Dios.
Familia viene del latín familus que significa sirviente y originalmente se refería al conjunto
de esclavos y criados3. El concepto de familia tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento era bastante abarcador. La familia era dirigida por el páter familia y se compone de
aquellos elementos unidos por la comunidad de la sangre y por la comunidad de habitación. A la
familia pertenecen también los siervos, los residentes extranjeros o gerím, los apátridas, viudas o
huérfanos, que viven bajo la protección del jefe de familia (De Vaux (1976:51). La unidad social
que constituye la familia se manifiesta también en el plano religioso. La pascua es una fiesta de
familia que se celebra en cada casa, Éxodo 12,3-4.46. La familia es una casa, y tener una familia
se consideraba como construir una casa, De Vaux (1976:51). En sentido más amplio, la familia
formaba parte del clan que se encontraban en un mismo lugar geográfico ocupando aldeas según
el tamaño del mismo.

Cuando miramos la biblia encontramos rasgos de familias como una casa, familias muy
extensas, familias cortas; en fin diferente tipo o estructuras de familias. Una verdad tanto bíblica
como resaltad por los profesionales es que la familia es excepto raras excepciones, es el sistema
primario más poderoso al que podemos pertenecer. De ahí su gran importancia en la pastoral y en
la misión de Dios. Según el marco familiar sistémico, la familia está compuesta por toda la red de
familiares de al menos tres generaciones, tal como existe en la actualidad y cómo ha evolucionado
a través del tiempo (McGoldrick & Gerson (2000:21). Además las interacciones y las relaciones
familiares tienden a ser altamente reciprocas, pautadas y reiterativas. Al mirar la vida de las
familias de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob encontraremos una enorme cantidad de
interacciones y pautas que enriquecen la narrativa familiar y misional.

Dios ha prometido bendecir a todas las familias de la tierra por medio de la semilla de
Abraham, Gén. 12:3; 22:18. Ahora somos la semilla de Abraham, por fe, y las familias de la tierra
serán bendecidas. Ese es el propósito de Dios. Las promesas hechas a Abraham pasan a ser las

3
Calvo, Isabel M. y Riterman de Dimant, Frida y Calvo de Spolansky, Tessie (1973). Pareja y
familia. Buenos Aires, 1973, p.16
promesas de todas las familias de la iglesia. En Cristo el pacto Abrahámico se constituye el pacto
para su pueblo neo testamentario. Como bien articula Glasser (2009:64), la misión de Dios a partir
de las promesas hechas a Abraham se enfoca en ver a la humanidad como una familia extendida,
una familia a quien el extiende sus manos para alcanzar. En la iglesia encontramos todo tipo de
familia que se reúnen bajo el nombre Jesús y forman una gran familia, la familia Dei.

Las iglesias caseras formaban la real y verdadera familia Dei. Las familias de todo
trasfondo como formando un clan o una tribu se reunían para adorar a Dios juntos, para partir el
pan como la familia Dei, para crecer en la palabra de los apóstoles; en fin se reunían para tener
comunión o koinonía. Lo individual se transformaba en lo colectivo, la familia nuclear pasaba a
ser la gran familia de Dios, la familia Dei. En palabra de Jesús “Porque todo aquel que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre”, Mateo 12:50.
En los escritos Paulinos encontramos diferentes expresiones para hablar de la iglesia como la
familia Dei.

2. Las familias como agentes de la misión de Dios.


Quizás no sea común encontrar que las familias sean consideradas como agentes de la
misión de Dios. En este ensayo que iniciando con la familia de Abraham quiero proponer que Dios
se fijó en Abraham y fu familia como objeto misiológico. Cuando leemos Génesis 12-50
encontramos que la historia de las familias de los hijos de Abraham toma mucha fuerza y la
narrativa bíblica está repleta de elementos misiológicos. Glasser (2009:76) cree que en la historia
de los patriarcas se encuentran indicios de la progresión de la tarea misionera y de las virtudes
requeridas para cumplir la misión de Dios. Van Engen (2007:112) comenta que al Dios escoger a
Israel tuvo la intención de alcanzar al mundo entero. Tal parece que Dios nunca quitó su mirada,
su intención de las demás familias, de las demás naciones de la tierra. La elección de Abraham y
su familia y más tarde la elección de Israel como nación inició el proceso salvífico y misiológico
donde las naciones estaban representadas. Según Glasser (2009:69), la salvación de las naciones
era la motivación última de Dios al escoger a Abraham.

El término hebreo para familia que generalmente se ha traducido como casa puede referirse
a una familia que vive bajo el mismo techo como también se puede referir a la nación como “casa
de Israel”, Isaías 5:7. Los lazos de parentesco que conforman a una familia no son solamente los
sanguíneos sino que trascienden a los de carácter común. Juan Driver (1998:101) comenta que en
Israel todos pertenecían a una familia dándole identidad como personas. En términos bíblicos, la
familia estaba asociada a un patriarca o a un páter familia quien daba dirección y guía. Como
familia tenían tradiciones en común, destino común, un pacto y Dios que compartían. Tanto en el
Antiguo como Nuevo Testamento, la familia giraba alrededor del pacto y misión de Dios. Todas
las familias reunidas bajo el mismo pacto y el mismo Dios conformaban la gran familia de Dios y
de esta manera cumplían la misión de Dios.

Joaquín Jeremias (1974:194) nos dice que la imagen favorita de Jesús cuando hablaba del
nuevo pueblo de Dios, es la comparación de la comunidad de salvación con la escatológica “familia
Dei”. Según Jeremias, esta familia escatológica debe sustituir la terrenal. Lo que Jesús enseñó se
trata de renunciar a la familia que hoy llamaríamos nuclear para formar parte de la familia Dei.
Esta nueva familia es encabezada por Dios como padre, Jesús es nuestro hermano mayor y los
demás son nuestros hermanos y hermanas. El mensaje de Jesús fue mayor pues incluyó a los
necesitados, a los abandonados como hermanos en esta nueva familia. Esta imagen no era nueva
pues la familia en el Antiguo Testamento incluía a toda la comunidad aun llegando a verse a Israel
como una gran familia.

La familia de Dios en el Nuevo Testamento se circunscribe a todo aquel que hace la


voluntad de Dios y produce fruto. En Mt. 12:48-50 encontramos a Jesús llamando “madre,
hermano” a lo que hacían la voluntad de Dios. Los discípulos aunque no tenían un parentesco
sanguíneo pasaron a formar parte de la familia de Jesús, de la familia Dei. Driver (1998:105)
considera la expresión familia de Dios como una metáfora que incluye a padre, hijos e hijas,
hermanos y hermanas, siervos y mayordomos. Según Driver, esta metáfora subraya el carácter
relacional, social o comunitario de la salvación. El verdadero sentido de identidad se logra al
formar parte de la familia Dei. La verdadera comunidad de hermanos y hermanas la encontramos
en la iglesia o comunidad de Reino de Dios. Esta metáfora fue tan definitiva que la iglesia primitiva
se reunía en casas. El modelo casero de la comunidad mesiánica producía el ambiente perfecto
para vivir como familia Dei.
El libro de los hechos nos habla de la casa o familia de Cornelio en Cesarea, Hechos 10.
En Filipos estaba la casa de Lidia y la del carcelero, Hechos 16. En Corinto encontramos las casas
de Estefanas, 1Cor. 16:15, y Gayo, Hch. 18. En Asia encontramos la casa de Aquila y Priscila, 1
Cor. 16:19. Otras familias Dei caseras la encontramos en 2 Tim. al referirse a la de Onesíforo, la
de Filemón, 1-2 y Ninfas en Col. 4:15. En Roma encontramos la casa o familia de Aristóbulo,
Rom. 16:11 y otras familias más. Driver (1998:106) les da mucha importancia a estas comunidades
domésticas. Según Driver, la iglesia en casa se constituía en el lugar primario donde se rompían
las barreras sociológicas, económicas, religiosas y raciales. La familia Dei tuvo que vencer estas
barreras y el apóstol Pablo escribiendo a los Efesios los llama la nueva humanidad. Hombres y
mujeres, pobres y ricos y de distinto color de piel reunidos en una misma casa bajo una misma
creencia, un mismo Dios y expresándose amor unos a otros. La imagen metafórica de “familia
Dei” tenía un potente significado para sus miembros. Driver (1998:107) argumenta que más que
una metáfora, la imagen de la “familia de Dios” era la apropiada para la iglesia debido a sus raíces
en el antiguo Testamento al describir la relación de Dios con Israel. Ahora esa imagen describía la
relación de Dios con la nueva comunidad de fe. Al mirar detenidamente el uso y práctica de la
iglesia casera como familia Dei encontramos que dejó de ser una mera metáfora y se convirtió en
una realidad espiritual y social muy concreta.

Carlos Van Engen (2011:62) propone cuatro esferas para una teología de la misión integral
que son:
la Biblia como texto exclusivo, la reflexión teológica y misiológica de la iglesia, el
peregrinaje personal, espiritual y experimental de los agentes humanos de la misión
de Dios y el contexto sociocultural como escenario donde ocurre el drama de la
misión de Dios.

Estas esferas presentan la misión como una unidad integradora. Cada una de ellas es
importante y juega su papel especial en la teología de la misión. El teólogo de la misión hace una
relectura en cada una de esas esferas en un momento específico y en lugares específicos. Tomando
a los patriarcas como nuestro caso de relectura nos toca releer estas tres familias pues no
encontramos otras familias iguales ni en la Biblia ni en la historia pasada o presente. Es cierto que
podemos encontrar pautas que hasta se repitan pero cada familia es única. Van Engen (2011:63)
entiende que la misión de Dios se encarna en personas escogidas, en forma única que no pueden
copiarse o repetirse. Dios es único y original y su misión es única y original.

En el quehacer misiológico original y único de Dios Van Engen (2011:58,83) utiliza


conceptos misiológicos de Gerald Anderson y propone que la misión se subdivide en partes
manejables. Entre esos aspectos o tareas manejables están el contexto, los agentes, las
motivaciones, los medios, los métodos, las estrategias y las metas de la misión. Las familias tanto
de Abraham, de Isaac como de Jacob como agentes de misión vivieron bajos en un contexto
misiológico parecido, como familias vivieron en un contexto de peregrinación, las motivaciones
que le llevaron a compartir su peregrinaje fueron las promesas hechas a su padre Abraham. Los
medios a utilizar fueron ritos al Dios que le había llamado, las estrategias no podían ser diferente
a su contexto y métodos utilizados por las familias de su tiempo. La meta, “bendecir todas las
familias de la tierra”, fue tomando fuerza hasta llegar al Nuevo Testamento donde se alcanza a
plenitud en Jesucristo y su iglesia.

Van Engen (2011:83) presenta un resumen del hilo integrador que los teólogos de la misión
han acuñado al utilizar diferentes frases que nos ayudan a organizar y aclarar los diferentes
conceptos misiológicos. Estos conceptos los describo poniendo en contexto con las familias de
los patriarcas que han sido objeto de esta monografía. La misión es fundamentalmente “missio
Dei” que significa que es de Dios, se origina en Dios y proviene de sus propósitos y planes. Ahí
encontramos el llamado de Abraham, Isaac y Jacob a seguir los planes de Dios para sus familias.
En segundo lugar la misión es “missio hominum” que significa que Dios no actúa a solas. El
carácter misiológico de Dios actúa a través del ser humano. Dios actúa a través de Noé, Abraham,
Moisés hasta llegar a nuestros días. En tercer lugar, la misión es “missiones ecclesiarum”
encarnándose en las culturas que lo rodean. Las familias de los patriarcas ejercieron un testimonio
misional en su propia cultura haciendo de su llamado el llamado de Dios. La preocupación de Dios
por las familias de la tierra, por las naciones se expresa en el misión encomendada a los patriarcas.
A esa preocupación se le llamada “Missio política oecumenica”. Otro concepto utilizado es
“missio Christi” que refleja la misión mesiánica de Dios a través de Jesucristo. En Cristo
encontramos a la verdadera familia de Abraham. Por último, el concepto: Missio futurom.
adventus” donde la misión de Dios se extiende hacia el futuro. Dios sigue obrando a través de las
familias que ahora formamos parte de su pueblo, la Iglesia.
Conclusión.

A diario escuchamos muchas voces descalificando o afirmando a la familia postmoderna.


Las voces pesimistas pronostican el fin de la familia nuclear y aun la extendida. En cierto sentido
tienen razón pues la familia patriarcal, jerárquica y dictatorial debe desaparecer pero eso no
significa que la familia que plantea Jesús y los escritos bíblicos debe desaparecer. En medio de
tumultos y profunda crisis en todas las esferas de la vida, nunca hubo tanto consenso sobre la
necesidad de un saludable ambiente familiar. Fernando V. Fernandez lo dice de esta manera:

La familia es la única institución tradicional que crece en prestigio, credibilidad y


deseabilidad. La familia se ha convertido en la principal fuente de cultura. El amor
familiar y la filiación son una experiencia deseada y virtuosa. Esto hace que la familia
sea más demandada, aunque no tenga suficiente centralidad en la esfera pública como
para ser también fuente de valor para ordenar parte de la comunidad política4.

Entre exigencias, demandas y pronósticos, la familia sigue adelante y la misión de Dios


para ella descansa en los postulados bíblicos. Las demandas siguen siendo las presentadas a
Abraham, “Deja tu tierra, tu parentela y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostrare”. Es
el mismo llamado que tenemos hoy día: deja y vete que te bendeciré. La misión a la manera de
Dios lleva la marca del peregrinaje (Padilla, C. René, 2006:24). La historia de Abraham comienza
con un viaje, la historia de Isaac comienza con un viaje, la historia de Jacob se caracteriza por
muchos viajes y si seguimos terminaremos con nuestra historia de viajes. En pocas palabras, somos
peregrinos, somos la familia Dei en peregrinaje.

Una teología bíblica de la misión es una teología de la familia Dei en constante viaje.
Familias de carne y hueso como la familia de los patriarcas Abraham-Isaac-Jacob. Familias que
tienen que convivir en medio de intrigas, disputas y pleitos familiares constantes. Pero también
son familias que se le repite una y otra vez, como a los patriarcas, que serán bendición. La missio
Dei para la familia está relacionada directamente con las promesas de ser bendición, de heredar la
tierra y de poblarla. La nueva humanidad encarnada en congregaciones hogareñas encara la misión

4
Vidal Fernandez, Fernando. El devenir de la familia: una comunidad contracultural, reflexiva y
plural. En Nuevas Maneras de hacer Familia, (2003). (ST 91/5), 357-372.
de Dios al bendecir a las familias y como meta final bendecir a las naciones. Las naciones que han
estado en el corazón de la misión de Dios desde el mismo inicio de la humanidad.

Una teología bíblica de la misión pone a Dios en el centro de la misma. Dios es el principio
y el final, Dios es el arquitecto pero también el ingeniero de su plan misional. La familia ha estado
y sigue estando en el centro de sus planes. Su promesa es que él estará siempre con nosotros, él
nos acompañará en nuestro peregrinaje como individuos, como familia y como iglesia. Hoy día
necesitamos enfatizar un ministerio familiar integral donde la familia se pueda mirar como la
familia Dei. La familia de Dios en peregrinaje constante a través de sus diferentes estadios de la
vida. Una familia en constante peregrinaje a la luz de los constantes cambios que la sociedad va
experimentando. Una familia en constante peregrinaje pero siendo guiada todo el tiempo por
nuestro Dios tal como lo hizo con los patriarcas, el pueblo de Israel y las iglesias caseras del Nuevo
Testamento.

El abordaje bíblico de la familia como pueblo de Dios en constante peregrinaje nos


permitirá experimentar la presencia de Dios en medio de tantos cambios y desafíos. Pero también
nos permitirá vernos como un subsistema que experimenta vida constantemente en medio de un
sistema más grande que es la iglesia compuesto de otros subsistemas familiares. Todos esos
subsistemas en constante peregrinaje y bajo la guía de Dios experimentan la vida abundante y la
paz que solo Dios puede darle. Pero también comunican con su peregrinaje la visión misional de
Dios para su pueblo en tiempos de tanta confusión, descomposición y caos que experimentamos
como familia. Dios sigue siendo el mismo de Abraham, de Isaac y de Jacob. Dios sigue sus planes
misionales a través de cada una de nuestras familias hasta lograr que todas las familias de la tierra
sean benditas.
Bibliografía

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