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Entrevista a Pier Paolo Pasolini (27-07-1971): "La civilización del consumo es la verdadera

revolución de la burguesía".

La siguiente es una entrevista en la televisión italiana (RAI) hecha a Pier Paolo Pasolini por el
periodista Enzo Biagi, el 27 de julio de 1971. La entrevista no se emitió, pues fue cancelada a
causa de la denuncia por “instigación a la desobediencia” y “propaganda antinacional”
presentada contra Pasolini en su calidad de director responsable de Lotta Continua, el medio
escrito de difusión del Partito Radicale de Italia. La traducción del italiano al español es de
Esteban Nicotra.

ENTREVISTA

Usted ha escrito: “En el plano existencial yo soy un contestador global. Mi desesperada


desconfianza de todas las sociedades históricas me lleva a una forma de anarquía
apocalíptica”. ¿Qué mundo sueña?

Durante un cierto tiempo, siendo joven, he creído en la revolución como creen ahora los jóvenes.
Hoy empiezo a creer un poco menos. En este momento, soy apocalíptico. Veo frente a mí un
mundo doloroso, cada vez más horrendo. No tengo esperanzas. Por lo tanto no me bosquejo ni
siquiera un mundo futuro.

Me parece que usted no cree más en los partidos.

No. Si usted me dice que no creo más en los partidos me está considerando como uno que
reniega de la política, pero yo no lo hago. Más bien tiendo hacia una forma anarquista, que hacia
la elección ideológica de algún partido, pero no es que no crea en los partidos.

¿Por qué sostiene usted que la burguesía está triunfando?

La burguesía está triunfando en cuanto la sociedad neocapitalista es la verdadera revolución de


la burguesía. La civilización del consumo es la verdadera revolución de la burguesía. Y no veo
otras alternativas, porque también en el mundo soviético, en realidad, la característica del
hombre no es tanto la de haber hecho la revolución y de vivirla, sino la de ser un consumista. La
revolución industrial nivela todo el mundo.

Usted se bate contra la hipocresía, siempre. ¿Cuáles son los tabúes que usted destruiría:
los prejuicios sobre el sexo, la evasión de las realidades más crudas, la falta de sinceridad
en las relaciones sociales?

Y bien, esto lo he dicho hace diez años. Ahora no digo más estas cosas porque no las creo. La
palabra “esperanza” está borrada en mi vocabulario. Por lo tanto continúo luchando por verdades
parciales, momento a momento, hora a hora, mes a mes, pero no me propongo programas de
larga duración, porque no creo más.

¿Usted no tiene esperanzas?

No.

Esta sociedad que usted no ama, en el fondo le ha dado el éxito, la notoriedad…

El éxito no es nada. El éxito es la otra cara de la persecución. Y, además, el éxito es siempre


una cosa fea para un hombre. Puede exaltar, en un determinado momento, puede dar pequeñas
satisfacciones o contentar ciertas vanidades, pero en realidad, apenas obtenido, se comprende
que es una cosa fea. Por ejemplo, el hecho de haber encontrado a mis amigos aquí, en la
televisión, no es bello. Por suerte hemos logrado ir más allá de los micrófonos y de las cámaras
y reconstruir algo en cierto sentido real y sincero: pero como situación es fea, es falsa.

(…)
Usted ha sido, muchos años atrás, a causa de “Ragazzi di vita” (Muchachos de la calle),
uno de los primeros escritores italianos que compareció frente a un tribunal bajo la
acusación de obscenidad: a distancia del tiempo, ¿cómo juzga a ciertos escritores
eróticos de hoy y esta inundación del erotismo en el cine, en las librerías y en los kioscos?

Para mí el erotismo en la vida es una cosa bellísima, y también en el arte: es un elemento que
tiene derecho de estar en una obra como cualquier otro. Lo importante es que no sea vulgar.
Pero por vulgaridad no entiendo eso que se entiende generalmente, sino una disposición racista
en el modo de observar el objeto del eros. Por ejemplo, la mujer en los films y en las historietas
eróticas es vista de un modo racista, como un ser inferior... por lo tanto, es vista de un modo
racista. Por lo tanto, en este caso, el eros es puramente una cosa comercial, vulgar.

¿Cómo es posible que un marxista como usted tome inspiración para sus obras de
discursos que provienen del Evangelio o de los testimonios de los discípulos de Cristo?

Evidentemente mi mirada hacia las cosas del mundo, hacia los objetos, es una mirada no natural,
no laica: tomo las cosas un poco como milagrosas. Cada objeto para mí es milagroso: tengo una
visión --de manera siempre informe, digamos así-- no confesional, en cierto modo religiosa, del
mundo. Es por esto que impregno de este modo de ver las cosas también en mis obras.

¿El Evangelio lo consuela?

Bah, no busco consolaciones. Busco humanamente, cada tanto, alguna pequeña alegría, alguna
pequeña satisfacción, pero las consolaciones son siempre retóricas, insinceras, irreales…
¿Usted dice el Evangelio de Cristo? No, en este caso excluyo totalmente la palabra
“consolación”. Para mí el Evangelio es una grandísima obra intelectual, una grandísima obra de
pensamiento que no consuela: que llena, que integra, que regenera… pero la consolación, ¿qué
hago con la consolación? “Consolación” es una palabra como “esperanza”.

Según usted los intelectuales italianos caen en demasiados conformismos: nómbreme


algunos, citemos algunos casos…

El conformismo se puede resumir en un solo punto: el de aceptar en un modo acrítico --porque


si fuera crítico se podría incluso admitir, más aún creo que sería inevitable-- la integración.

¿No lo acepta también usted?


Sí, pero de un modo crítico (como ve, me he preparado). Es decir, por cierto no puedo no
aceptarlo: debo ser un consumista necesariamente, porque yo también me debo vestir, debo
vivir; no sólo eso, debo escribir o hacer films y, por lo tanto, debo tener editores, productores…

Por lo tanto también usted produce para el consumo.

Mi producción consiste en criticar la sociedad que en cierto sentido me permite, al menos por
ahora, producir de algún modo.

La sociedad ha tremendamente amado siempre a quien producía diciendo que no la


amaba.

Sí, es verdad: puede darse que las señoras de la buena burguesía amen, en cierto sentido, ser
sacudidas. La sociedad busca asimilar, integrar, sin duda: es una operación que debe hacer para
defenderse. Pero no siempre lo logra, a veces existen operaciones de rechazo. Además, tan es
así que no podemos hablar de poesía como una mercancía: yo produzco, pero produzco una
mercancía que en realidad no se puede consumir y, por lo tanto, existe una relación extraña entre
los consumidores y yo. Imagine que en un cierto punto, en Lombardía, llega uno que inventa un
cierto tipo de zapatos que no se gastarán más, y que un industrial milanés fabrique estos zapatos:
piense qué revolución se produciría en la llanura Padana, al menos en los sectores del calzado.
Yo produzco una mercancía, la poesía, que no se puede consumir: moriré yo, morirá mi editor,
moriremos todos nosotros, morirá toda nuestra sociedad, morirá el capitalismo, pero la poesía
permanecerá inconsumible.

……

La lucha por la libertad sexual es contraproducente

La gran paradoja de Pasolini: pocos pelearon tanto como él por la liberación sexual y
ninguno supo ver tan claro que ese combate era inútil (incluso funcional para el sistema
dominante). Sus tesis pueden leerse en la recopilación Demasiada libertad sexual os
convertirá en terroristas (Errata Naturae, 2014): “Esa libertad sexual por la que yo he
peleado tanto, hela aquí, la tenemos a nuestro alrededor, todos los días, es algo espantoso,
porque se trata de una falsa tolerancia concedida desde arriba, concedida por ese nuevo
modo de producción que quiere que el sexo sea libre porque donde hay libertad sexual
hay un consumo mayor. Es así como han nacido los guetos pornográficos en
Copenhague", lamentaba. El asesinato de Pasolini nos privó de nuevas películas donde
intentaría reorientar los conflictos sexuales en la era del consumismo, que era lo que más
le interesaba en el momento de su brutal asesinato. A pesar de la tragedia, su pensamiento
y su ejemplo sigue más vivo que nunca.

https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/pasolini-consumo-fascismo.html
……

Porno-Teo-Kolossal puede ser leída como la visión invertida de Teorema. Si en ésta, un joven
angelical de ojos azules entraba en la casa de una familia burguesa y de huésped no invitado se
metamorfoseaba en Mesías que revelaba el mensaje liberador en el acto de copular con todas
y todos; en Porno-Teo-Kolossal, los personajes principales, el Rey Mago Epifanio/Eduardo De
Filippo y su sirviente Nunzio/Ninetto van en busca de un Mesías anunciado que no llega y se
encuentran con un mundo sin redención donde el neocapitalismo contaminó todo: incluso y
particularmente el sexo devino artículo de consumo o arma para dominar. En este sentido,
Porno-Teo-Kolossal es la continuación de Saló o Los 120 días de Sodoma (1975) y el segundo
episodio de la Trilogía de la Muerte.

……
Pier Paolo Pasolini: empuñando el gesto
https://www.diagonalperiodico.net/culturas/24903-empunando-expresion-y-gesto.html

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