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Sanchez Vazquez Adolfo Invitacion A La Estetica 5
Sanchez Vazquez Adolfo Invitacion A La Estetica 5
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Inv1tac1on
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Primera parte: Anverso y reve,:'io de la Esté/i('(f .... ·... ·.' .. ·:· .<·.'.. :,
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sofia del arte, 5 I. Estética y Ciencia del arle, 54. Una apropiación . ,
específica de la realidad como objeto de la Estética, 55.
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111. EL SABER ESTÉTICO . .. . ...... . . .. .. ...... . .. . .... . .' .... 59
Estética y filosofía, 59. La Estética como ciencia, 61 . La Estética'·· . ·:, \ \
l. ÜRÍGENES y NATURAL EZA DE LA RELAC IÓN EST[:T ICA ... . •.•• . .··. 77 . 'I • ;
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cionan est~ticarncnt·e , 95. Consideraciones finales, 102. .. ... ~
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8 ÍNDICE
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VII. Lo GROTEsco
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Lo grotesco como categoría' estética, 243. Lo grotesco en El Bosco~· 24·7 < . "\:<<' !·); ''
::( . . ::'.i:,'
Hoffmann, Poe y Gogol, 244. La naturaleza de lo grote~79, - . .-':'),::, ;?,;:,':')~:.·\}?:··.
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Bibliografía · ·.
Índice ien1ático
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Índice onomástico ' • · • •:.. ,.j , ..-. ::. ' ·'.-265) :· -'::ti,\/\·:\
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Índice de ilustraciones '
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a·: pei:i·~t'r'~r'.eú·los'·pro'blemas que plántea la 'relación é'óri":Ú'í{ tipo:·'cli ;:¡,.,:-'·.:: :·.:.; j ¡
objeu;,s.99.e':llamamqs :estéticós. · Se trata . de.· Üila' reladón\ p:ectiliar 1.·/ i,\-:.': · .,, ·'. <:,
que. sé:- di.s.~~~gue .·de las relaciones que 'mantenen1os·c:ófr'otr9s '.ó91e+·:.//i.!·> ...: : : : i
to.~. J?icha:. rélad(H1' la co.nsideramos en :nuestro trabajo tal'~omc( Iá.· .:!,.'.· :. 'ii:;-; ,:-',;' .:\~
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14 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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16 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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INTRODUCCIÓN
sibilidad que, en su desarrollo, debe más a las revoluciones políticas; . ' ·, :' . ·'.· '.·"._'-;
sociales y artísticas de nuestro tiempo que a las estéticas dominan~'.:,:; ',. ··.::.:: ..·.·
tes, vueltas de espalda a todo ló que en el universo estético reai' hb :;. .<· "f ·
es arte, y.arte, a su vez, reducido a la fase histórica de éste .- dásiéá·.'o ··,:,,: · · _.. ·: < .:_;
renacentista-· privilegiada en la cultura occidental. ·, · .: ·. ,: · ." · .. ¡._. ..: ·.•:
Nuestra Estética ancla, pues, en ·esta universalidad de lo estético:···..: ..· .: . . .,-· ·.
y de lo artístico, en particular. Pero su.universalism.o es histórico ~ · . . ·. ..
No sólo porque se ha alcanzado histórica'm-e nte -en: el pasado n'o · · · . ·. ,· ·.-:'· ·.·,:.
existía-, sino porque como hombres de nuestro tiempo -· tiempo ·.: ··· ::. ·,.
de descolonización en todos los órdenes- · ·, no podemos. dejar de.· · ··: ·.''·.· ·_.
considerar lo estético como un patrimonio universal. Este ti ni ver- . . · :" :.i :. · ·
salismo es el que •nos permite acercarnos a un crucifijo del sigl9 xvr . · :; ..:.·
o a una máscara ritual africana, viendo en ellos respectivamente µó : >. . ·:..
un objeto del culto religioso, o una simple pieza etnográfica~ sino '.dos : - ''.' .
"obras de arte';. Pero, esta integración del crucifijo y de la más:ca- .. ; ';° ' .
ra en el universo estético requiere, en el primer. caso, abstraer··ef .· . ~ , ....
crucifijo de su función religiosa.y, en el segundo, desligar.fa máscara: · , .·· ·: ~;
no sólo de su función mágica o ritual, sino también del imperialismo · .. <
estético clasicista u occidental. Se trata, en ambos casos~ de un ·en- . . . · :_. . :·\
riquecimiento del universo estético al superar la unilateralidad.fun- .i ) .:.··; 1 ,~ ~:
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18 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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INTRODUCCIÓN . . J9 {. ,. .
so estético (las arte~anías, el arte, el diseño técnico o industrial).
Así pues, el sector académico o profesional especializado en este
campo no puede monopolizar el interés por la Estética o por la teoría
de las diferentes regiones en que se ramifica el unive:so éstético. ·oe
ahí también que, al abordarse la problemática estética general, el
presente libro se dirija, más allá de ese sector especializado, a un
amplio círculo de lectores que lo rebasa y que, sin mengua del ~i-
gor indispensable, se haya procurado que la lectura del texto sea fo
más ágil, clara y atractiva posible. Con este fin, lo·hemos descarga-
do de las notas y referencias -salvo las indispensables- · que obli-
gan a hacer un alto frecuente en la lectura, y por tanto a que ésta
sea más lenta y sufrida.
No nos hemos propuesto que el libro sea un repertorio de respues~
tas acabadas. Por el contrario, hemos procurado que la naturaleza
problemática del estudio de la Estética se mantenga en nuestro tra-
bajo desde _el comienzo hasta el fin, sin que esto signifique que re- .
huyamos por ello ofrecer nuestras propias respuestas, o hacer
nuestras las de. otros, aunque confrontándolas con las que se ale-
jan de, o se contraponen a las nuestras. Por todo ello, no hemos
dado a nuestro libro el título de Estética a secas, sino el de Invita-
ción a la Estética, porque dado que no estamos ante un repertorio
de soluciones sino de problemas abiertos, invitamos a nuestros lec-
tores a enfrentarse a ellos desde el nivel de sus conocimien.t os y/o
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20 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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no han faltado -sobre todo en nuestra época- quienes hayan pro- · . ·· . ·.-~.'
puesto lisa y llanamente abandonar su estudio. En verdad, rio de- ., . ·:· ',.;
jan de ser inquietantes los argumentos con que se niega a la' Estética· ·.. .: \" ·\¡!
su derecho a existir como una rama legítima del conocimiento. Y ·. · .·. ·· ./;;·.,;
entre esós argumentos están los de que la Estética carece de objéto :· · · · · .· :·i.. ,,
propio; que si lo tiene, dado su carácter vaporoso u opaco a la razón .. · . . :·:.,:/:
no permite explicaciones objetivas, fundadas; que por sus generali..: .' . .i:'.
zaciones ilegítimas y su esencialismo se halla vuelta de espaldas a-lo · · ·... :.,.'.if:
concreto real y, finalmente, que su estudio carece de provecho·para . ,._ . < :··;
quienes -como los espectadores, creadores, críticos o .histori.a do-· · :· .\·· :
res- se hallan en una u otra relación con la experiencia
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estética en i··~
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general, con el arte en particular. '..'(ti
En consecuencia, lo que con estos argumentos se pone ,en. tela ·. . , :··'{
de juicio es el derecho mismo a existir de la Estética, derechQ·que . . ···~ ·
sólo podría justificarse si dispone de objeto ·Y mét~d~. propios.··¡ \,
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Ahora bien~ aunque sólo -podremos . resp.onder en def~n1t~ya .ª .e~ta
cuest~ón al poner pon.t o final al presente hbro, no ·podnamos_1~1c_1~r · . ... ~
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LA NECESIDAD DE LA ESTÉTICA
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26 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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-~ uyc la primera teoría estética sistemática a la que da, también por
primera vez, el nombre de Estética (del griego aisthesis, que significa
iteralmente "sensación", "percepción sensible").' En consonan-
cia con el significado originario del término, Baumgarten entiende
por Estética una teoría del saber sensible o conocimiento inferior
con respecto al saber racional, superior, que es objeto de la lógica,
y a la teoría de las acciones de la voluntad, objeto de la ética.
Nace, pues, la Estética como una disciplina filosófica, destinada
a estudiar una forma de conocimiento oscuro, inferior, y no un tipo
e7pecífico. de lo real; es decir, nace sin fundamento empírico, histó-
n.co Y social y, por tanto, con una abrumadora carga especulativa.
S1n embargo, ya en su nacimiento mismo se subraya algo que hasta
hoy c.~nserva su ~alidez, más allá de sus límites especulativos: s~
~9cion a lo sensible. Posteriormente, se abren a la Estética cami-
nos di ver.sos q~e. va~ desde la reafirmación y extensión de su fa!d?
especulativo ongmano, hasta el intento de constituirse ·en una d1sc1-
plina científica autónoma. Pero el peso de ese fardo especulativo
ha sido tan grande, sobre todo en las estéticas metafísicas, Y sigue
siéndolo todavía en las que la reducen a una rama de la filosofl~, Y
las dificultades para construirla como una verdadera ciencia han sido
. frenables que su propia existencia se vuelve problemática.
tan 1rre . ''NO
hay Estética'', sentencia el filósofo analítico J .A. Passmore; ','La
Estética no existe ni puede existir'' afirma el poeta Paul Val~r~,
aunq ue reconoce que constituye "una ' gran, mejor dicho, 1rre
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?le, ~enta~ión'' · Por elJo, volvamos a preguntarnos, ansiosos ya de (.
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Proceso a la Estética ·,',' :' I
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· La Estética al parecer no tiene muchos valedores. Abundan los que., ·/.;.·· :., ,. ·
le niegan el pan y la sal, o sea el derecho a vivir su vida. Así pues, ·· ·,
antes de seguir adelante abramos un proceso a la Estética. No du-< . · · ·' ·. , ..
demos incluso en sentarla en una especie de banquillo de los acusados .· .. · '. · · · ·.
y en citar a juicio a sus diversos acusadores, a saber: el espectador ::· .. ·· .". i. ¡.
"ingenuo", el conocedor "cultivado", el crítico de arte, el artista, · ·· .
el filósofo (o más exactamente, cierto ·filósofo), el historiador y el .. .
científico del arte. Escuchemos primero a sus detractores y.luego< .- · , ' ,.; . :/
veamos lo que la Estética (o al menos, determinada Estética) po::; · , .: ··,·
dría responderles en el proceso que le hemos abierto. · ,. ··
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El espectador "ingenuo": "¿Qué puedo ganar con la Estétiq1? ¿Mé · ,r !.~t \'
servirá para· distinguir el arte de lo q~e .no lo es? ¿Acas~ p~dré con su. I • ','
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ayuda apreciar mejor una o~ra ~r~1st1ca? ¿~o ganare maf Ieye,ndo·
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los libros que prometen ensenar como se mira un cuadro o com<? ' '
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
28
Hasta aquí el espectador "ingenuo" con su lenguaje sencillo, sin
rodeos y un tanto provocador. N:o obstante, acaba de plantear un
proble:na vital: ¿para qué sirve la teoría -la Estética en este
caso- a la práctica? Retengámoslo en nuestra mente porque con
su desnuda y espontánea formulación, está planteando nada me-
nos que el problema medular de las relaciones entre la teoría y Ja
práctica, aunque sólo lo haga con respecto a esa manifestación es-
tética peculiar que es el arte. Pero oigamos otra voz.
El conocedor "cultivado": "Desde hace años no me pierdo en
esta ciudad ninguna exposición importante. Ayer estuve en el Museo
de Arte Moderno solazándome con el geometrismo de Manuel Fel-
guérez y las "lluvias abstractas" de Vicente Rojo, y hoy he terminado
la lectura de la novela más recie~te y más vendida, según las en-
cuestas, de Gabriel · García Márquez: El general en su laberinto.
Por lo que se refiere a la producción artística y literaria, más acá o
más allá del charco, estoy al día, lo que no es fácil en nuestra época.
N_ada de lo que se exhibe con éxito en Nueva York o París me es
aJeno, aunque sea a través de las revistas norteamericanas o fran-
ce~as ,de arte~ Y de los últimos 'gritos' no hay ninguno que escape a
mis 01dos. Cierto es que en todos estos años unos estilos se suceden
a otros y, a. veces, vert1g1nosamente.
· · Es difícil no marearse ante
tan~o cambio. Por ello guardo celosamente el último diccionario
~~ ~!mo_s, publi~ado recientemente en inglés, pues el que yo tenía
panel de Cirl~t ya quedó muy viejo. Hay que estar al día antes
de que -como decia un anf fil, " cuyo nombre no recuerdo-
'
. iguo i oso10,
e111oy se convierta en ayer Tod 0 . .,
q ue el arte com 1
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o a mam estación , 1 d 1
esto me afirma en la convicc1on de
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un territorio inestable su. et ~as a ta e a ~ultura estet1ca, es
todo en nuestra época' c J b~ ª cambios bruscos e 1nesper~dos, sobre
sospechar a comienzo~ d=~ i1ºs que marean~ muchos. ¿Quién podría
1
abstracto? ¿Quién se ima 1nº ~ boga postenor, no la moda, del arte
auge del arte abstracto ng fiana a _su vez hace unos años, en pleno
el pop-art? ¿y, menos ~ú~ igurativo, q~e la figura retornaría c?n
mo -o apoteosis del b. ' que las re~c~1ones contra el objetuahs-
este novísimo arte con~/~~ºaf~~un 1?1 ?~ccionario- darían paso a
ran la cabeza? . Que' d' ,P · i Que d1nan los antiguos si levanta-
• ¿ 1nan 1os m O d
modernismo? Pero en verd ernos ante los embates del pos-
encontrarlos, pues ios ant' ad, no hay que retroceder mucho para
nosotros, a la vuelta de la
todo arte no represent r
~tº~ Y l~s 1!1odernos están ahí, cerca de
quina, trntados o desconcertados an~e
gico, del arte hidráulic: iv~.l y todo ello para no hablar del arte eco1o-
, e arte del cuerpo, del arte computarizado,
..
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LA NECESIDAD DE LA ESTÉTICA 29
del arte cinét.ico, etc~tera, junto a los cuales_el arte no figurativo de ,
las vanguardias del siglo XX, que tanto escandalizó a nuestros abue-
los, resulta ya de lo más anacrónico y tradicional. Pero incluso re-
firiéndonos sólo a éste, vemos que desde el Renacimiento a nuestro
siglo, cambian los estilos, los gustos artísticos y las preferencias es-
téticas. Lo que ayer provocaba conmoción, hoy no sobresalta a na-
die. Lo que en el pasado se rechazaba, hoy se acepta dócilmente. La ·
música de Stravinsky, silbada en París en su primera ejecución, es
hoy -para un conocedor cultivado como yo- una música pegajo-
sa. ¿Quién se atreverá, por tanto, a pisar firme en esta arena mo- ,
vediza? ¿Quién a izar banderas fijas, es decir, principios generales,
con la pretensión de valer para tan diversos estilos y movimientos .,
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. NA LA ESTÉTICA
30 1NV1TACI O
. . nosotros por otro. El suyo es el
or un camino, . 1
esteta? El marc 11a P , 1 nuestro el s1ngu ar Y concreto de
· d l . teona · e '
general y abstracto ~ a . sté,tica que es suscitada por la obra con-
la vida: el de la experiencia ,e dar el famoso aforismo de Goethe
, . N t, de mas recor .d E
creta y umca. o es a , el verdor de la v1 a. n suma, el
· ·a de la teona Y 1 ,·
acerca de la gns~r . d afirmaciones generales; pero os cnttcos
esteta puede segmr hacien .0 podemos pasarnos sin ellas. Pero
1
al enfrentarnos a la obr~ smru ar, tador y el artista pueden ignorar-
no sólo nosotros; ta~bien ~ :s~t~ontrario, si de alguien necesita el
°
las, pues no las necesitan· obra de arte, 0 el artista al crearla, e~
1
espe~tador al conte?"1plar; . d este juez tan extraño que esta
precisamente del cnt1co. se~. e der recurrir a ningún código."
obligado a juzgar cada obr~ sin po el decisivo en la crea-
Toca ahora su turno al arusta, que por su pap 1 t d b t
. d b par en e presen e e a e
ción de la obra, considera que e e ocu
una posición central. . ,
El artista: "Lo importante para nosotros es c~~ar Y ninguna teona
podrá sacarnos de apuros en el proceso de creac1on. En el acto crea-
dor, el artista se encuentra sólo. El poeta ante el papel en_ blanco 0
el pintor ante el lienzo desnudo son como expl~radores 1nsegur~s
que, sin brújula, tienen que aventurarse por sen~eros desconoci-
dos. No hay señales en el _c amino que puedan onent?:le. No h~y
reglas que le marquen los pasos justos. Lo que diga el cnt1co, d~spues
de haber recorrido el incierto y, en ocasiones, doloroso cammo, le
llega demasiado tarde. Pero ¿acaso podrá acogerse previamente a
los principios, normas o prescripciones que la Estética pone al al-
cance de su mano? Tampoco. El artista está condenado a ser libre, ,
a darse su propia ley y de nada le valdrá buscarla fuera de él. ¿De
qué le sirvió a Lope de Vega en la acción dramática de Fuenteove-
juna la ley aristotélica de las tres unidades? ¿De qué le sirvieron a
Yelázquez las reflexiones de su coetáneo Palomino cuando en Las
meninas pintó algo jamás pintado: el aire? ¿Cómo puede encauzar
una teoría estética el impulso creador del artista cuando su azarosa
tarea consiste precisamente en pisar terrenos jamás pisados, en ha-
blar una lengua nunca hablada o en producir una realidad que sólo
puede existir como realidad creada por él? Ciertamente, lo que la
Estética le diga será tanto menos válido cuanto más general sea, Y
por c~nsiguiente cuanto más alejado esté de los problemas conc~e-
tos e inesperados que al artista ha de resolver. En consecuencia,
cuanto más general y abstracta, tanto más inútil para el artista. ¿ Y
qué decir de la Estética que se entromete en nuestro trabajo, tra-
zándole límites, normas o caminos a seguir? Ejemplos de ella no
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justificar un arte dirigido o regimentado sólo puede ser.fun~stá.pata· ;_ .. . <. \'. ..<
el artis~a. ¡Más vale en definitiva una Estética distante, perp -irioc'Ü.~~:.·i;/·}/:.· i.;_ ··
que una Estética vecina y entrometida empeñada ·en po'ner ,unaic·a ~·.;·' '·::·\, / .··._';:
misa de fuerza a nuestro impulso creador!'' · , , ., ' · .':·:.· . ::. ··.i> :, ,.j·-:':. ..:,'.\\/.)\
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También el Jilósofo ,arremete . .. .·•·· ' 'i/:\:::{ ':X .
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Aunque la Estética ha sido considerada desde ·su nacimiento (cori\ >. '<)·:.\..-·.·.·/?
Baumgarten y Kant, en el siglo XVIII) como una rama de la filóso{· /.:".,,'.' ·::·,·:t
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fía, y aunque a lo largo de casi veinticinco sig!o~·, casi ..tod~s:.:.rO.§., ·i::.i:" .:\( ·.ii ;\t
grandes filósofos (Platón, Aristóteles, Hume, Sch11Ier, Kant y .Ht!gel;- ·, .
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entre otros) han reflexionado sobre sus problemas, nb falt~n. ·.er : .;: ·:_-:t,.' . / \ i
nuestros días filósofos que consideran sus títulos teóricos bastan_t~:dµ-::\ .:·._:, _ ::··'\ //
dosos: Se ha visto así sujeta a · un ataque fronfal corp~ ·:>. : ):_.:·,-::} .e,·. qy_~:\
desencadena el filósofo analítico 'J ohn Passrriore en su ensayo·.Thir · : :· ·-.(;?1 ,'.,'.
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Oxford; 1959). Resumamos en pocas palabras l.os ~rguine11to(que·· .... :,.: ·.·.:->. i
suelen esgrimirse contra la· Estética desde ,esas ·¡:,osiciqnes.,_rqosó~ .' >. ·: :,\··_·: ~
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f1cas. ·' ' . .· ', ·.· ...\ ·. .i ..., .. .- · ;.. . , ·. · . .. •:. .. ,r..-. ¡ • • '1 •' ,• • ' .· • • • t \ . : : •• :: ••• :
E/filósofo: "La Estética es una ciencia que habla de algo ipe'jcis~<<·:'··.,. .(.:/·:'·.
tente; carece de objeto propio, pues 'el arte' o 'el ~bje.~? .~.steti~_~ '.<·-'\/ ·:./ /:_}:
son palabras a las que no .corresp~nd~ ~n r~fer~_nte~ -~?.~?C.i_.~~en,'.,.~n;:· > 'i.O:,(_··; ·/ ::
efecto cualidades o propiedades estetlcas ·. comunes a o_bJ~t.os .~a.n · ..-·~ . '._:i/ 'i';
divers~s como 'una rosa, una sinfoüía,' uri cielo ªful, un. ~üa~ró;:: :. ;·.:·.<~:" ·>.",\:/:
un poema..o un templo. ¿Cómo generalizar ciertas.·pt,opieda~~~-tf~t~·p l '. ,: \:· '\/;...\)
dose de _objetos· tan distintos? En este c~~po n9 .caben ~ef~m~1o~_es,,:·r, .·_> 1 .·· :,:::_) /
Yel arte O la belleza no puede~ ser defimdos. Ahora.b1~~, . c1:1~.~q?··., _: ·.-<·i· ..:;:{:,
la Estética se mueve ·de lo particular a lo ~:º.~~al _c a~i~~ en,.u na _di:-.. ·. ,. : .-:i:-- ::.¡:-'.:
rección equi·vocada La generalización estet1ca_prq_y1en~ .~nte.todo.: .'.,· :. ·\·...,:: ·:i:,:/ 1
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del ~SO ambiguo y .arbitrario de palabr~.s C<?~<? . ~
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Sun1a y sigue. ..
Aún nos queda escuchar la voz de dos oponentes de fuste que pro-
vienen respectivamente de campos tan respetables como los de la
historia y la ciencia del arte. No se les puede negar, por tanto, el
derecho a pronunciarse en una cuestión -como la del papel de la
Estética- que tanto les afecta. Oigámosles.
El historiador del arte: "Los estetas suelen olvidar que el arte
tiene una historia, y que toda identificación de periodos diversos,
en este terreno no hace más que ITlUtilarla o ignorarla. De la histo-
ria universal del arte suelen tomar un segmento -el arte clásico o
clasicista-, breve si se piensa que las primeras manifestaciones ar-
tí~ticas datan de hace unos cuarenta mil años; sin embargo, los pri~ci-
p1~s Y valores de ese arte los elevan al rango de paradigma. Solo
existe I? ~u~ se ajusta a él. Mediante esta operación, lo diferente se
vuelve 1dent1co. P_er~ ~l historiador no puede dejar de tomar en cuen·
!ª el desarrollo h1stonco en su conjunto, y no sólo un periodo por
impo~tan~e que, s~a. En consecuencia, tiene que considerar otras
expenenc1as art1st1cas anteriore·s o posteriores a ese paradigma q~e
no caben en ~n marco artístico tan excluyente. Fiel a la histona
real, no puede tgn.ora,r la existencia de artes como el antiguo orient~l, el
cre~ense, el preh1spanico, el barroco, el impresionista, el cubista~
e~cete~~, que rebasan el angosto marco clásico o renacentista, ~s
htstona, del arte pone así en bancarrota a la Estética que extrae~
cate~ona~? principios de una fase artística histórica determin~
que identifica, por ejemplo, lo bello con lo bello clásico. El htS de
ti~
nador del arte no puede esperar nada saludable Y provechoso
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Fig. l. La obra de arte -como este Brindis de alegría de Rufino Tamayo (óleo
sobre tela, 1985)- es una realidad específica, singular, aunque para la Estética
Sólo existe con sus determinaciones más generale~. (la. parte, cap. 1.)
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Fig. 2. El arte, como la manifestación más alta de la cultura estética, es un ter~~
torio inestable, sujeto históricamente a cambios bruscos e inesperados, sobre tote·
en nuestra época. ¿Quién podría sospechar, a comienzos del siglo, la bog~?\
rior del arte en el que se inscribe esta lluvia abstracta de Vicente Rojo? ( exi 0
bajo la lluvia, acrílico sobre tela, 1980). (la. parte, cap. 1.)
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Fig. 3. Los valores extraestéticos ( religiosos, nacionales, morales, etc.) se dan en
el cuadro de El Greco (Museo del Prado), El caballero de la mano en el pecho,
Pero esos valores sólo se encuentran integrados, como parte indisoluble de esa to-
talidad que es la obra de arte.
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Fig. 4. La cabeza del Hermes de Praxíteles (Museo de 0Iimpia) es una d. e las stética
rnás
altas expresiones de lo bello clásico; es decir, de lo bello como cate~ona ~o bello
particular e histórica. Si lo estético no se reduce a lo bello y, menos au~, ª ·a de lo
clásico,
bello? (1¿cómo podría
a . parte, cap. definirse
1.) la Estética como simple filosofía o c1enct
~
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~ig. 5. La Venus de Milo, vista posterior (Museo del Louvre, París), encarna el
ideal de belleza femenina de la Grecia clásica. (la. parte, cap. I.) · ·
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Fig. 6. La Estética tradi-
cional, eurocéntrica y clasi-
cista permaneció ciega du-
rante siglos para una obra
como esta Máscara teo-
tihuacana, de piedra c_on
mosaicos, que hoy ~e exhibe
\ Museo Nacional de
en e . d d
Antropología de \a cm a
de México. (la. parte, cap.
11.)
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0
Fig. 7. Si comparamos el idea\ de belleza femenina que encarna este cuadr .f)e
Tiziano, Venus recreándose con el amor y la música (Museo del Prado, Madr~u¡
con el de \a Grecia clásica en \a Venus de Milo, podemos comprender hast~ lec-
grado varían estilos e ideales estéticos, y hasta qué punto la Estética tiene que dia
tizar su enfoque de la realidad artística. (la. parte, cap. 1.)
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Fig. 8. De acuerdo con una estética especulativa, como la de Schelling, este
cu~dro de Guido Renni, La Virgen de la silla (Museo del Prado), encarna en la his-
toria del arte la fase en que el alma domina totalmente sobre el cuerpo. No es, por
tanto, la historia real la que lo lleva a esa conclusión, sino la metafisica que le hace
deducir el arte de lo Absoluto. (1 a. parte, cap. 1.)
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r-ig. 9. Winckelman en el siglo xv111 la! vez pensaba en El Discóbolo d_e Mirón
esible
al
proclamar que el arte griego constituía, por su perfección, la cumbre maccparte,
del arte,
cap. 11.) lo que le conducía a descalificar estéticamente al barroco. ( a.
1
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Fig. 10. Al ocuparse del arte egipcio, Worringer lo hace .alejándose del enfoqué
de las estéticas tradicionales que, según él, se reducen a una estética del arte clási-
co. {la. parte, cap. u.) ·
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Fig. 11. La Estética no puede reducirse a una filosofía o ciencia d e lo bello, y,
. de
menos aún, si ésta se reduce a lo bello clásico que encontramos en La Victoria
Samotracia (Museo del Louvre, ·París). (la. parte, cap. 11.)
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Fig. 12. ¿Qué tiene que ver este cuadro de Goya, Saturno devorando a sus hijos
(Museo del Prado, Madrid) con lo bello del cuadro de Renni (fig. 8)?Tan poco
como un poema de César Vallejo con un soneto de Garcilaso. (la. parte, cap. 11.)
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Figs. 13 y 14. Arriba: Bisonte de la Cueva de Altamira (Santandu,
tado sobre la figura de un caballo y superpuesto a figuras de cer"-•
sonte saltando, pintura rupestre de la misma Cueva, producida
ailos con una finalidad mágica, no est~tica, aunque hoy la con
mente. (2a. parte, cap. 1.)
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Fig. 15. Pila bautismal de la iglesia de San Bartolomé (Lieja, Bélgica), producida
a comienzos del siglo xn para cumplir una finalidad ritual-católica. Hoy se la
puede contemplar en la misma iglesia como una obra de arte. (2a. parte, cap. 1.)
Fig. 16. Este propulsor de un arpón con las figuras de dos renos acoplados, COJlO-
cido como Propulsor qi VtUnlquet, demuestra, ya en la prehistoria, q en la
producción de instru abrla un espacio que rebasaba su función estri.cft.·
mente utilitaria. (la. , cap. 1.)
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Fig. 17. Lo estético puede darse hoy para nosotros en un objeto como esta M,lf
cara de barro, teotihuacana, cualquiera que haya ido el lugar en que fue produd-
da o la función extraestética que cumplió originariamente. (2a. parte, cap. m.)
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Fig. 19. Al contemplar este retrato velazqueño de Don Sebastián de Morras (óleo
sobre tela, 1643-1644), es dificil encerrar el cuadro en la definición del pintor con-
temporáneo Maurice Denis: "Un cuadro - antes que un caballo, una mujer des-
nuda o cualquier otra anécdota- es esencialmente una superficie plana cubierta
de colores organizados en cierto orden." (2a. parte, cap. 1.)
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Fig. 20. Contemplar este A utorretrato de Rembrandt en una ala del Museo del
Prado, de Madn·ct , es entrar en 1a re tac,on , ·ca, concreta, singular entrc
· · cspec1f1 un
·ndi·
sujeto (el espect_ado r~ _Y un ~~Jeto determ111ados que constituyen, en unidad 1
soluble, cierta s1tuac1o n estetJca. (2a. part e, ap. i1.)
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L N CESll)AD DE LA ESTÉTICA 33
una Estética que, en definitiva, se convierte en una cárcel para todo
intento de explicación Y valoración del arte de periodos histórico-
artí ticos irreductibles a los principios y valores del arte clásico.
Para el historiador este último -como todo arte- es un hecho
histór o, y como tal irrepetible. Si la Est'ética pretende reducir a
unidad esa diversidad histórica (el arte al arte griego o renacentis-
ta, las funciones artísticas a la función estética, y esta función a la
de reftejar la realidad, etcétera), sólo podrá hacerlo en la medida en
que se vuelva de espaldas a la historia real.''
Por último, conozcamos el punto de vista de quienes propugnan
dejar a un lado lo estético, como un mundo aparte, y concentrar la
atención en "el gran hecho del arte", ya sea en un sentido gen.eral
(el propio de la "Ciencia general del arte" que cultivan Max Oessoir
o Emil Utitz) o de un arte en particular (como hacen Worringer al
ocuparse del arte gótico o Paul Westheim al estudiar el arte prehis-
pánico).
El científico del arte: "A la Estética como filosofía de lo bello
sólo le interesa el arte desde el punto de vista estético. Pero en
cuanto que lo bello se plasma sobre todo en el arte clásico, la Estética
se reduce en definitiva -como dice Worringer en su texto Abstracción
y proyección sentimental, de 1910- a una Estética del arte clásico.
Ahora bien, ni el arte se reduce a su lado estético ya que se encuentra
unido p9r múltiples hilos a otras esferas de la vida humana (la moral,
la religión, la política, etcétera), ni el arte entero cabe en l_os mol-
des de un solo arte: el clásico. Así pues, hay que separar los dos
campos: el de la Estética que versa sobre lo estético y sobre lo bello
en sentido clásico, y el de la Ciencia del arte, que se ocupa del 'arte
cualesquiera que sean sus manifestaciones históricas, y en todos sus
aspectos -religioso, moral, político, social-, ~unque no encarne
lo bello en sentido clásico. Al separar de la Estética la Ciencia del
arte, y liberar a éste de su subordinación a lo bello, podemos estu-
diarlo en toda su complejidad así como en su diversidad históric~: el
arte de todas las épocas: arte egipcio, griego, gótico, prehispánico,
barroco, etcétera.''
En de/ensa de la Estética
Dificilmente podría defenderse la Estética a sí misma si tuviera que
asumir todos los errore·s que, en su nombre, han cometido en el pa-
sado, o incluso en el presente, las estéticas metaflsicas, especulati-
vas, o las de inspiración eurocéntrica y clasicista. Pero los cargos u
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, IÓN /\ LA ESTÉTICA
4 tNVI TAL ,
3 lcanzar a toda teona estética
1
b .ecioncs que se le ,acen, <, . • pueden a na vocac1on . t't r·ica
. ' cien , aspira
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o J . . . ov1da por u 'd d
Y en particular, a la que m de una realt a Y un compor-
' . d . sus razones, b t
'l ciar razón y a tun a1
"ta " ' ' .
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"íficos? ter
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. . "d ,
. miento humanos cspec , 11 a ci·enc1a const1tu1 a es mas
· , · mas que u
"'ión v que hoy la Estettca ' · a lenta y penosamente en su
"' ·' · · que avanz
bien un proyecto de c1en_cia tos filosóficos (sobre el hom-
realización, a partir de _ciert?s sup~e~o sobre el conocimiento), y
bre, la sociedad Y la htst~na ~si co 'ales y avanza a través de di-
. encias soc1 ·
con la ayuda de d 1ve.rsas ci : . . deológicos, bajo el fu ego cru-
1
versos obstáculos episternologicos e . es de los hechos estéticos y
. · t retac1on · ·
zado de las mas opuestas in erp d más audaces e insospechadas
I
procurando hacer frente, al. reto e. ª~ de nuestro tiempo~ Pues
actitudes estéticas Y practicas art1sEt1c~s. en proceso de forma-
.1 , d 1· sponder esta stetica,
~¡ ~~'at~~: ~~d~ ~;i .
de sus firmes detractores, después de sopesar
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sus negacione? y a firrnac1ones.
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vida de los 1nd1v1duos.y de l_o~ pueblos·. El, valor ,que atribuyamos .· ·.:::.'i'.
a la Estética no será, por ello; un valor en sí, sino de,un ·conocimiénto . ; :·? el
de algo necesario p~ra el·hombre; •tan necesarip que; a lo largo ,d é los·.. . ''
siglos, encontra1nos al arte cumpliendo tina · u otra función en J as ·..:
socieda~es ?1ás diversas. En ·este sentidq,' a~nque la Es~étj~a ·no-tien~
por que guiar al espectador en -cada acto contemplativo, ;o al ·art_ista .
en su creación, sí puede contribuir a esclarecer a :ambos su 'signifi- .
cación estética, social, humana. 'ne este modo, .algo'tierie.:,Qt:1e . ga~, I
La historia universal del arte se le presenta, en virtud de esos:c.am"'.' ··_.:··.' '. .. ·,;-_ ,;
bios, como un ascenso y desplome de imperios ·a'rtístico~; ·y esto: le ....\...~ /·/:.:
parece mortal para la Estética, empeñada en ignorar .las di(ere:n ciás, . .,'.· .' ./:· ·::,:
estéticas y artísticas. Cree que para establecer los·· princi'pios.- gené- ·,; 1 ••.. :_::.<(
rales que pesan sobre ellas, tendría que contar ·~on .un ·c pn.s enso' de'. . .,),.,}_.. · ! i'
opinión tan amplio en este campo, como el que existi.ó ·,d urante:·s¡.:.· ·: .:'."._·\(
glos en torno al arte clásico o al renacentista. El co_n o·c ed_o r '/ cuiti.;; ;- · :_:¡ ··:' :·, (}
vado" acepta la legitimidad de las variaciones de güstos o 1idea~~s .·. ' ··:.- .:;:"/:
estéticos, pero cree que, con ello, se rriina el terreno de la··. Estéti_c'a,. .· ( :··..:,:·/:';;:
ya que se le hace imposible explicar lo ·. que ·_., como ·~ rte- · ·es:·a·n te _: . · ·. ··...:; / '.;
todo cambio e inestabilidad. · , 1 •• · .\ • ·' •• ¡' · ... ~ .\ , : \> .{<
Ahora bien, esta creencia descansa en el supuesto.de que··sólo pue- '; ' ::_,:,._;- ·.'. )\
de haber conocimiento de lo inmutable e ;idéntico, Y no.de.lo ·variable ·'.'.····:\ '.::·. /C .,
y diferente. Pero aunque es.t a concepción ten_g a J?ª'~tino~ ._ fil_o sófi~ ·,;,-//t<,;}\
cos tan venerables como Platón y Aristóteles, ·lo' cierto e_~ ·q u,e J a ·: · , .',,;:.'<://
ciencia
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es ciencia de un mundo real y.qu.e éste, :·por. ., su naturaleté:l,'.:"
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Estética y crítica de a,~ti · . :_.:..: ,·. ·: · ,i . •. ·:: · :-· ·: . ·.: .· ·... :. · ....... · ·.
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:·.-',.-\:.: :i"·? \\\.· . _
Respondamos ·ahora:ial"·. c ríticd~·.Per.o ;pfecisem6{ :·¿fo ·.·e·n trá~a:., que ,: · :-·: .,..-_·:)
hay críticos y. crí tices·. ·Y :teriie'i1do.:preseilt·~.·;· e~ú~:'.; ctisthtción / qÚi cié
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claro que no ·nos ·referimos·· ahcfra"':a1. i¡ú~·.·tertia\ieri :rrie'iúe ·Antonfr5" ..i>: . ,. .<.;
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las tripas". Tampoco·n9s referimos· a.I'cdtico ·qu'e, lej9s '~e.;"·po,r;~-~~·:··/.' ... \ ::i /·.:.
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razones al explicar á valorar una obrai'artística/ s'óf9·:~x~Joe\·.ras),:fu.? .::'::' ·( ,_; .. ¡ ·:¡ .!.'.
presiones que suscita .en' su sensibilidad; · Es :el .crític'q··gue',"/e'q.:Jtigª~¡·.\';· ,_. .::....<·¡_
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de girar'eri torno a'J á o~ ra•,:hace que'~~ta'gire e~ .(~,r~'o\".·i ,).¡é\h.í{~(s/i:;J(:."..': .: /:: ·:. ":_-i/:\
pues; como·· medio y nO.'COIDO fin; o·también~ có1:11p·. püepfe'~~)J_e\1# :r ::. .,f ,):,_:,(?·
obra y el crítico, y no entre la obra y el público .. La -critica ':se!.c·o.ni'j~).'/ '.·(:::".'
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vierte entonces con este:puente falso en la obra en--Ia·· que,, el.:esp~c.t.~~·.·.::: .'· .· -'. tt·:·'·,.
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38 IN VITACIÓN A LA ESTÉTICA
efectual (para la cual cuenta ante todo el efect~ ~moci~n~l que la obra
provoca en quien la percibe), o e) de una cnuca obJet1va -o más
bien objetivista (que hace depender el valor de la _obra de _sus cuali-
dades, consideradas éstas como propias de un obJeto en s1, o en sus
relaciones puramente externas). Toda crítica presupone, pues, ciena
concepción del objeto artístico; lo que implica, a su vez, determina-
da Estética.
El crítico maneja asimismo conceptos fundamentales como los
de percepción, belleza, forma, contenido, materia, expresión, signifi-
cación, verdad, lenguaje, etcétera, cuya legitimidad teórica o peculia-
ridad de su uso en el arte corresponde explicar y fundamentar a la
Estética. Y si ello es así y el crítico los maneja necesariamente aunque
no siempre con clara conciencia de ellos, al igual que el personaje de
Moliere que hablaba en prosa sin saberlo, ¿por qué no aprovechar
las reflexiones de la Estética para dar mayor fundamento y rigor a la
crítica? Debe quedar claro, sin embargo, que el conocimiento que
el crítico pueda obtener de ella jamás le liberará de las exigencias
de su tarea propia: explicar y valorar una obra artística tanto en su
singularidad como en su estructura interna y sus múltiples relacio-
nes. La crítica de arte no es Estética en acción o en movimiento,
o simple aplicación de lo que, como teoría general, pone a su dis-
posición. Así pues, por muy provechosa que sea para el crítico, la
Estética jamás podrá descargarle de las exigencias que le impone el
cumplimiento de su tarea específica.
La s quejas del artista parecen más convincentes que las del espec-
tador o el crítico, pues si no hay reglas para contemplar o juzgar
las obras de arte, menos aún las habrá para crearlas. Si pese a todo
-recordemos . . argumentos del artista- , la Estética insiste en
. los
establecer pnnc1p~~s ge~erales .~n una esfera que, por su propia na-
turalez~, es creac1on o _1n~e~c1on, ello sólo puede conducir a esta
alternativa: formular pnnc1p1os tan generales y abstractos que hagan
· de ella una disciplina vacua y estéril para el artista en su proceso
creador; o bien guiar la actividad creadora dictando normas que
sólo conducirán a obstaculizar, o incluso a an~lar con funestas conse-
cuencias ~u libertad de creación. Pero ante esta alternativa ve~os
que el artista no puede 1nenos que exclamar: ,, ·Más vale una Esteuca
distante, pero inocua, que una Estética veci~a y entrometida!''
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LA NECESIDAD DE LA ESTÉTICA ~ 39
¿Qué puede responder la Estética ante la alternativa de convertirse
en una teoría inútil o en una disciplina normativa? Podría respon- .
der, en primer lugar, que esa alternativa es falsa, ya que las relaciones
entre la teoría y la práctica .en este terreno ofrecen una tercera va-
riante que no se deja reducir a las dos mencionadas: la de una teoría
no normativa y, a la vez, fecunda para la práctica artística. P~ro el
que una teoría (al nivel de generalidad de la Estética, o al más bajo
de una teoría del trabajo artístico, o más bajo aún: de un arte de-
terminado -teorías de la danza, la música, la arquitectura, el cine,
el teatro,. etcétera-) sea beneficiosa o nociva, dependerá en cada
caso: a) de qué tipo de .teoría se trate (desligada o no de la práctica
correspondiente; normativa o explicativa); b) del momento histórico ·
en que surge la reflexión estética, y e) del.grado de desarrollo de la
práctica artística con la que esa teoría se halla en relación. Veamos
todo esto más de cerca.
Cuando_la Estética o la teoría del arte (en sus diferentes niveles
de generalidad) no guardan relación con la práctica correspondien~e;
es decir, cuando sus conceptos, proposiciones, leyes o categorías
no toman en cuenta la experiencia y la historia real·y se deducen de
principios metafisicos (el Ser, la Idea, lo Absoluto. Dios o lo infinito)
o de abstracciones vacías (el hombre, la naturaleza humana, lavo-
luntad, la vida), el artista tiene razón en rebelarse contra semejante
doctrina estética, o en considerarla inocua para su actividad. La
Estética se convierte entonces en mera ilustración de la metafisica
o de cierta antropología filosófica. Le interesa extraer sus princi-
pios de una u otra más que de la experiencia estética y la práctica
artística. Así, por ejemplo, Schelling ve la evolución del arte como
una sucesión de fases que él llan1a lo "característico", la "gracia
sensible" y la "aparición del alma", fases que se encarnan respecti-
vamente en tres grandes pintores del Renacinliento: Miguel Angel,
Rafael y Guido Renni. Con la últi1na fase, que para Schelling es i~
del dominio total del alma sobre el cuerpo, se cierra el ciclo. Pero
¿se acaba con ella la evolución del arte? No. Ahora bien, la reno-
vación artística sólo puede venir de una vuelta a la primera fase para
recorrer nuevamente el ciclo señalado. ¿De dónde extrae Schelling
esta ley de la evolución del arte? ¿Acaso de la historia real? De nin-
guna manera. ¿De dónde entonces? De su filosofía idealista, de su
metafísica de acuerdo con la cual el arte es la· presentación de..lo
Absoluto (lo infinito) por n1edio de lo finito. La pintura de R~fa~l, ·.
por tanto, no existe con su realidad propia allí donde esta -realidad . ..
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se da, a saber: en una sociedad concreta y dentro de la historia. real
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Oesarroflo de Coleccione· · ·.~ ·· ·
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40 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
del arte. Existe pura y simplemente con otra real!dad: como un mo.
mento o fase de lo Absoluto. i He ahí un claro eJe~plo de la Estéti.
ca contra la cual se pronuncia legítimamen~e.el ar~ista! Es evidente
que semejante Estética especulativa, metaf1si~a, .~ad~ puede .d.ecir.
le de provecho ya que entraña una contra_d1.cc1on u,re~onc1hable
entre el camino irreal que prescribe a la act1v1dad art1st1ca y el ca.
mino real que sigue la verdadera historia del arte ..
Pero veamos ahora el caso más favorable para el artista: el de la Es.
tética o teoría del arte que se halla en cierta relación con la práctica
y que, hasta cierto punto, se alimenta de ella. Pues bien, al artista
puede interesarle no por razones puramente teóricas sino en la me.
dida en que contribuye a desplegar su capacidad creadora. O sea:
cuando le orienta con sus conceptos y categorías a modo de señales
en la lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre tradición e innovación.
O también cuando le ayuda a deshacerse de una ideología estética
que le da una imagen distorsionada o ilusoria de su situación, de su
trabajo y su obra y, por tanto, del papel que puede desempeñar con
su arte en la sociedad de su tiempo. Todo lo cual tiene que ver, por
supuesto, con su actividad.
El artista, en verdad, no es por principio un teórico, pero un poco
de teoría -cuando ésta hunde sus raíces en la práctica- no le sobra.
A veces, insatisfecho e impaciente con lo que los teóricos le dicen, se
pregunta inquieto por qué han de ser ellos y no él -que cuenta con el
rico e insustituible bagaje de su experiencia creadora-, quien re-
flexione sobre ella. Y surge así el artista-teórico, reflexivo, que en-
contramos en el Renacimiento con Leonardo y Alberti, en los tiem-
pos modernos con Goethe, Schiller y Shelley, y en nuestra época
-que es, lo cual no deja de ser sintomático, cuando más abundan-
con creadores de la talla de Kandinsky, Malevich y Siqueiros, en la
pintura; Stravinsky y Schonberg, en la música· Eisenstein, en el
cine; Elliot, ': aléry, Machado y Octavio Paz, en '1a poesía, y tantos
otros. ~astan~ esta bre~e nómina para reconocer que la hostilid~d
d~I artista hac1a_Ia teona n,o es absoluta sino que está dirigida mas
bien a las doctr~nas que solo ofrecen sus normas asfixiantes o su
vacua especulación. Esto no quiere decir que el artista que teoriz~
sobre el art~, por el hecho de contar con su propia experiencia, est.e
a salvo de interpretarla en un sentido normativo orno hace S1-
.
queiros a. l proc1amar que " no , c
. hay más ruta qu e 1a nues tra" , o que
no se.d eJe arrastra_r por un imJ?ulso especulativo -como sucede a
Kan~insky, Malev1ch y Mondnan- al enredarse en laberintos me-
tafls1cos.
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LA NECESIDAD DE LA ESTÉTICA
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Por otro lado, habría que distinguir entre las teorías propiamente
dichas, que cumplen ante todo una función explicativa, y el con-
junto de ideas, normas o convenciones que, en un momento dado
es asumido por los artistas y con el cual pretenden encauzar en ciert~
dirección su práctica artística. Es lo que en la· actualidad suele· de-
nominarse la poética de determinado movimiento artístico. Se ha-
bla así, por ejemplo, de la poética del realismo o del modernismo o
del constructivismo en un sentido distinto del que dieron al térmi-
no Aristóteles en la Antigüedad griega, o los formalistas rusos en ·la·
ép_o ca contemporánea. De la poética forman parte los manifiestos·
y programas artísticos, así como las declaraciones de los artistas en
contra de los principios o convenciones con los que rompen, o en pro ·.
de los nuevos con los que aspiran a impulsar su práctica. Así enten-
dida, la poética es parte de la ideología estética que vive el artista~ y
no debe confundirse, por tanto, con la teoría ya sea del fenómeno
estético, del arte, o de una práctica artística en particular.
Hecha esta distinción obligada, y refiriéndonos ahora a la teoqa
propiamente dicha qüe por su fuerza explicativa proporciona cier-· ·
tos conocimientos,. cabe preguntarse: ¿en qué medida tiene efectós·,
positivos sobre la práctica artística? Precisemos con este motiv'o ·
que, incluso compartiendo esa fuerza explicativa, hay teorías y teorías~ ·
Hay las que van a remolque de la realidad, o a la zaga de una· prác-.
tica que ya ha recorrido históricamente todo su ciclo y de la que ·
son, dada su aparición tardía, apenas un registro o balance suyo. · . ·
Estas teorías pueden ser muy firmes, estar muy bien asentadas, pero · . · ·.· · · .
en cuanto que son abstracciones de realidades o movimientos artís-.' ·· . ,
tices que ya han agotado sus posibilidades creadoras, poco es lo ·q ue . .
pueden ofrecer a los artistas de su tiempo. Su limitación ·práctica .. ;·. ,·.
está -parafraseando el famoso aforismo hegeliano sobre la filoso- · ... ·.." ,
fía- en haber emprendido el vuelo demasiado tarde. Así sucede· -:. · <.
con la Poética de Aristóteles, que es una abstracción del arte: dra~
mático de su época (siglo IV antes de nuestra era), cuando éste ya·ha
dado sus mejores frutos, razón por la cual no podía influ_ir vivam~nte · ·: , .
en los autores griegos de su tiempo. Hay teorías que surgen, en cam-; · ·
bio, cuando lo nuevo en el arte apenas despunta o no ha ·realizado·
aún todas sus posibilidades. Tal es el caso de una teoríc1: como -l a· · . .. .. 1 ~
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42 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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oro, y contribuye · ·
as1m1smo a a r·rmar
i otros
. valores inéditos
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es el de la visión de la realidad en perspectiva. La leona ilumina así
a los pintores florentinos del siglo XV Y, de este modo, les ayuda en su
práctica a romper con lo viejo y asumir lo n~evo. Un papel ~~mejante
cumple en nuestra época el trabajo de Wo!·~inger, A bstracc1on y pro-
yección sentilnental, de 191 O, año tambien -Y n~ es casual- de
la Acuarela abstracta de Kandinsky, que puede considerarse como el
acta de nacimiento del arte abstracto. Y análoga función cumplen
los escritos de los formalistas rusos de las primeras décadas de este
siglo que -al igual que El arte como procedi1niento de Sklovsky-
vienen a contribuir a minar una concepción mimética, clasicista del
arte, y a abrir nuevos caminos a la creación poética. En todos estos
casos, la t.eoría llega en ayuda de una práctica artística o literaria
que pugna por orientarse entre la demolición de lo viejo y los valores
estéticos que van a dominar en el Renacimiento (Leon Alberti), o que
trata de afirmar lo que ya apunta en el horizonte artístico como un
nuevo modo de crear: la abstracción en la pintura (Worringer) o el
lenguaje autónomo de la poesía futurista (Sklovsky).
Ahora bien, el peligro para toda teoría, incluyendo la verdade-
ra, es que pierda la conciencia de sus propios límites. Y estos no son
otros que los que le impone la propia práctica. Los principios váli-
dos para explicar una práctica artística, dejan de serlo cuando se
aplican a otra distinta, o cuando la realidad teorizada queda atrás
y aparece otra que exige nuevos principios explicativos. Tal es la li-
mitación de las estéticas clasicistas al pretender medir todo arte por
el rasero clásico y descalificar -como hacía Winckelmann con el
barroco- un arte que no se deja medir por él. Algo semejante sucede
cuando los principios estéticos dominantes en la cultura occidental
tratan de extenderse a otras culturas, dando lugar con ello a una ver-
dadera colonización estética.
Si los principios de una teoría se extienden más allá de la realidad a
la que ~esponden, o en~ran en contradicción con una práctica que
no se aJusta a ellos, deJan de ser instrun1entos teóricos válidos; es
decir, pierden su fuerza explicativa y se convierten en abstraccio-
nes va';uas o en un si~1ple conjunto de normas. Esta teoría que por
su caracter especuJat1vo o normativo resulta infecunda, es justa-
mente la que el artista ve con recelo e incluso con hostilidad. pero,
como decíamos ant~s, ha.y .teorías y teorías. Están las que, como las
que ~nt~s hemos .eJemphflcado! son fecundas y provechosas para
la ~ract~ca, y las inocuas o nocivas para ella. Con las primeras, el
artista tiene poco que perder y algo que ganar, aunque sólo sea -Y
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LA NECESIDAD DE LA ESTÉTICA
43
en verdad
. ,no. es cosa
L de poca
d , monta- una ma1.·or .J
concienc·1a d e su
propia_ pracuca. e ayu ~ra, por ejemplo, a evitar las frecuentes
confesiones de ~gunos artistas acerca de su propio quehacer, en las
que no hacen mas que repetir los lugares comunes de una ideologja
estética romanticoide, subjetivisra, o de una metafísica para andar
por casa.
Esto es lo que la Estética, a la que nosotros nos sumamos, oodría
responder a_ las quejas,. reproches o recelos, muchas veces ·legíti-
mos, del arusta.
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44 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Morris Weitz van aún más lejos al pronun~iarse contra to~a gene-
ralización porque en ella ven el intento de imponer .una u~1dad es-
puria a ciertos objetos, desdeñando con ello s.us diferencias.
¿Qué podría oponerse a estos filósofos que niegan. a la Estética el
pan o la sal, o que estrechando su campo de estudio la reducen a
una Estética mínima? En primer lugar, hay que reconocer que si
las palabras se conciben como herramientas,! por tanto no pue-
den ser consideradas fuera de su uso, el empeno en depurar el len-
guaje para evitar confusiones y ambigüedades, no puede dejar de
ser saludable. Esto vale también para la Estética ya que en ella, como
en otros campos del saber, el lenguaje no se pliega fácilmente al pen-
samiento y sus términos más traídos y llevados, como los de "arte" y
"belleza" se han usado con frecuencia de un modo arbitrario,
confuso o 'impreciso. Nadie negará, por tanto, la necesidad de clari-
ficar lo más posible su lenguaje para poder usarlo adecuadamente
en la explicación del mundo de objetos, relaciones y experiencias
que calificamos de estético o artístico. Pero, si es legítimo y necesario
limpiar las herramientas que usamos en cualquier campo y, por
consiguiente, las herramientas lingüísticas o palabras en la Estética, es
evidente también que esa tarea no puede ser un fin en sí misma, sino
un medio o paso previo obligado para poder conocer el tipo de ob-
jetos, relaciones o experiencias correspondientes. Ahora bien, al
rechazarse el principio de generalización en la Estética, se va más
allá del plano puramente instrumental o lingüístico y se entra en un
terreno ontológico, ya que se rechaza que exista la realidad a la que
corresponderían los conceptos o términos impugnados.
Anteriormente, hemos subrayado una y otra vez, y no nos cansare-
mos de hacerlo, que la Estética tradicional considera una forma
histórica de arte -el griego antiguo o el clásico occidental- como
el arte sin más. Co.n ell?, incurre en una falsa generalización ya que,
a espaldas de la h1stona real, ~e las diferencias históricas y reales,
proc~ama ese ª:te como paradigma, y deja fuera todo arte que no
encaJe en sus e.anones. Con esta óptica, Winckelmann ve en el siglo
XVIII el arte gnego como una cumbre, por su perfección inaccesible
y, por ello., descalifica estéticamente -como vimos- 'al barroco.
Pero la misma ceguera padecería en nuestra época toda Estética
que excluyera,
, · en nombre. e de este
•
o aquel parad'1gma d e lo estético
y lo artlstlco, nuevas
· l mam1estac1ones
. , . creadoras como 1a mus, 1·ca con-
creta o a1eat ona, e arte c1nettco, los happenings O la pintura inf~r-
mal. Se debe rechazar, . por . supuesto , semeJante
· genera lizacion
que, por un lado, cierra abusivamente los conceptos de lo estético
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LA NECESIDAD DE LA ESTÉTICA ·,- , .. ·· ·. _:: 45 1
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error, además, corregido y aumentado, pues sólo.afpi"'edo .:d e:\úúi ..... :;' \ .··.·.'.:·': .
generalización absoluta~ y, por tanto, absoiutamerite :iJeg'ílim'~:t s~< >· ,'·:·: :. ./
puede,negar.la exi.s tencia d~ objeto~~ relaci~nes y e~penen.dru, '_r~~l.(?s°.···\.-.': :.¡ · _:,. .·: ,·.:
con los que los . hombres se comportan estéticanient~~ y :g9~-- ~-º~.:/··:.',}·':';.··:. '·/ ¡
precisamente los que e~·t udia la Est~ti'~a. . · ·.,.1,·:-,;:·:>.\.:,.::,::~i'.";_:·:·,(·,··::·; 1
'·'· . · , . '
Cierto es que est~ campo, destinado a .ser cultiv~do _teóricamenté'·.i.'.'·( :)~:.':'::.. ·: '"
por la Estética, debe perma·necer s~empre.abierto, pµes riuey~s cqncll/ :-..\·, '. .::·:!·-/i1:.:
cienes s·ociales y culturales, al engendrar nuevos ideales 'estédcos'.,'y/:,:_:.:·> :\:.\:\·.,-;
nuevas prácticas artísticas, habrá.n de incorpor'a r a éi.'objeÚ>~ :i:· .a.c·~ ::-:t:/\: :\',.\:>\\
titudes imprevisibles hoy y que, hasta.ahora, no formaban-:'p arte :qel'/ ::;:·.r'(:·, _:/,:·. ' ~ 1 • ' ¡ ' , ' 1 1 \ ,. , ' . 1 1, ,'. , 1 1 1 , •
universo estético. Y es probable que no se les recóqozca fácilm~11.te';i: .' .:::.\··.:.:-. :.:;
el derecho a esa incorporación .. Baste recordar, con este imóti~<:>'/ >>i ·:· . ·i·: :.'~
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que no siempre se ha reconocido ese derecho a lo bello natural/ al ·a rte\ ::; :··:.·:. ·· :<;. .-1
legítimos y, por tanto, que la Est.é tica y _la teoría ~e:)é\,:pr9d~.~.ció)1.: · · ,: .·;;;:_·:'f:>i
artística al usarlos no se refieran a un. camp~ de, ol:>jet9s.;esp~F~fi\ -'.: ·t;: . . :-.: :·.·;:..f':
cos. Especificidad que pierden de, vista los filós?f?s ·a~~l~ti~or ~.~~-~:.·ill:,{.'.:{ <:· \.J'.
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?cuparse no de aquello de _lo que h~bla la Estet1ca.sin~··fle~.le~.g~~~,r<:·1:\ :,) . . .-\ :-:,
qu~, preocup~do· P.~r.limpiél;r I.a JH~~ra_m1en 1~ ..• : _: ·· , .· . . ,,,-.··'.í .-.::; .·,: · ;i···· ·.: .;:-'.:·:'.-\\ :.: -::./ \
.· . . · · .. ·. _.· ·.·:....~·.·:\> :i/· ,\ :·,· ·,·,'.i ... , · ... ,· ..-;.
I •. .. .. ••• \.: : ·: •••••.. ·:._··:/: •• iJ>.\<i-i,:1)\/.'._:l_:.:~~.i>l:i·i}i.::;;tN!W
·¡ .,, , ..·. ·... . , . .·, .. .-·... , ... -¡-.1 ~sv···' I
i: ....,.....
Conclusión
Con esta última respuesta daremos por terminado el pr?ces? a la Es-
tética. Quedarían pendientes de réplica los cargos del h1stonador y el
"científico" del arte. Sin embargo, ya no nos detendremos en ellos
puesto que en lo esencial se les ha hecho frente en las respuestas
anteriores. Ciertamente, al impugnar el estudio de la Estética, am-
bos detractores tienen presente sobre todo ]a generalización viciosa
en que incurren las estéticas de corte metafísico, especulativo.
Ahora bien, esto no significa que el historiador del arte pueda pres-
cindir de la Estética empeñada en no caer en esa generalización. En
verdad, al manejar el rico y diverso material fáctico que le brinda
la historia real del arte, no puede quedarse en un plano descriptivo,
como pretendían los historiadores positivistas, dejando a un lado
ciertos prindpios teóricos generales. A su vez la "Ciencia general
del arte" tampoco puede eludirlos al no poder prescindir del lado
estético de cualquier manifestación histórico-artística.
El proceso al que hemos sometido a la Estética llega a su fin. Pues
bien, tomando en cuenta los argumentos de sus detractores y lo que
ella ha invocado en su defensa, podemos admitir su derecho a exis-
tir .. Dejando atrás l?s recelos u objeciones de quienes· negaban o
ammoraban la necesidad de su estudio, podemos pasar ahora a abor-
d.ar ~us problemas f~ndamentales. Despejado el camino, lo cual no
significa ~ue no surJan nuevos obstáculos, caminemos por él. Tal
es el sentido de nuestra Invitación a /a Estética.
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La primera tarea que se pl~ntea :a cüaltjüiei ra~a d;I\ .ábe¡~. es la >·.( ... ·\.:)! de ..
precisar su objeto de estudio. Para la ,Es.t ética co.mo· pÚedc~(dedu~'. ·.. . :,. ., ·: ·
cirse del capítulo anterior, se trata de una tarea 'es~abrosa. ·Y s~guidt .·.·..· .., :!'::. :.
siéndolo mientras no se esclarezca el significado d~ térmiri'o s J un~·. :·.":i ·>.>::-' .'·°(
d~mentales como los de "bello'', ' '.estét~co" y '.~arte'.': que e'~_fra~::.)i;; · ·: ·.:: ,.: ..
reiteradamente, a lo largo de su historia, e"n su' definición .- :Ahora>!,;-:,'.:,<: ,.:':', .
bien., aunque a dicho esclarecimiento dedicaremos gran parte 'd/ '. i·::.''·>'( \'.:/
nuestro trabajo, no podríamos ni siquiera iniciar éste si no p~¡-~f: : :· ·, :: ·..:·· .:¡':
tiéramos, como en cierto modo hemos partido ya, de un uso de dichos·:\\;.;: : .;: (1.-\ ;.
términos con un significado provisional. Ciertamente, este ·sign{fi{/ ....:-._-;:, .· '. ·,. ,·:~, 1
cado se hal!a suj:to ~ ,las conclus~ones definitivas .ª que ·9~g:ú_e,~ ? s_.. ·: .: :·.-':i ·. :<\i¡
ennuestra1nvest1gac1on. · · .·. · · .·.·.. ·· ·'.'.°· -',·.·.·:-·'.:·, .. ,.·-:
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··.- •• , . • . :·.'. · ,•J ·, ·· · , ::. l ,l,
Reafirmando sin embargo lo ya expuesto, aunque en. fórin'a pr,eli~ . ···.. :· . . · · :· ,;.
minar y provisional, podemos reconocer que existe un niundc'.{esi:>~d :..',.,1.;. ' ..... '. ·• ..-:;
fico de relaciones humanas con la realidad y, por tant~~ un,' t~~ó::ae ,;. ·:'.:. ··. · '; i
objetos, procesos o actos humanos, que reclaman justamente por<·,.'.·':".· ·1"' i_'!
su especificidad un estudio particular: el q'ue corresponqe ·lleva:i:.~-.' )'. .'·.i : ~i , , , •, 1 , \ ' 4 ' , ' • '
cabo, precisamente, a la Estética. · : · .-: . : . ·.:· . ._: .. ·. _,¡ ·.;(..' 1 -,.-,:::'· ,.::
Aunque en el pensamiento occidental encontramos refle~1b ries' · .. .'.">. ".
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sófica se abre paso el empeño de hacer de ella una c.i enda;.: yii"sea"..... :· . ... :.:P
como teoría general del arte o como una~ cienci~ pah~c~!:ª ~~-- ~ ~p_í~i: .:·-~~ :. ,·.·:\ .···¡
ca. Pues bien, a la vista de este diverso y neo caudal teqr!co ·q~~ ~e. ha .· ', ::. ·· ., O':_ ·
ido acumulando desde la Antigüedad griega:, ¿p_or 9?e no _ 1~ter~o:..:_· _:. ;· . . : · :·
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48 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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EL OBJETO DE ,LA '. ESi"'°ÉTl~A · ·. • ·'. . '.
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bello co~o. cualidad de (as c~s.~~, de:la reali.d ad (i9eal ·ó ·~mpírica), · .· :. : ··., >-;)
independientemente de la relación' que losJlornb~e·s ,mantengan con .··: /.,': ·,; ·;/
aquéllas. · . . , . ·: · .·. .., . ' .. . ., . .. _' '.:-· ·.·'·.
En l~s ~iemp_os modern?s~. ,P~rtic~l~rr,nente.. ~esde. el. :s iglo ·x~'u ( ·.:.? ..··\~'. ../
la determ1na_c1on de .lo bello. como :eJe···de la reflexión estética . se ,-':' ·.· ·· ·. · · ·, .
. desplaza del objeto ai'sujeto·. :A lo .laigo del°sÍglo xvúr:. 16~ :ingl~ser . .: _. .:(: ·.'.· ',".
Hu~ch.eson, Hume~.Burke: y Ada0 _·.s mhh a2~nt.6 an · i~·:.dimen·s~~tj)~:.:._-.'.:· :; ·:·.'·>:.··...,:.:
subJet1va de lo bello~ La ·belle:z;a, aflfma Hutcheson,-.no es una·:cua~· ·; .- · ..<<· - ?·
lidad objetiva de.las :cosas sino ·una .pe'rcepción de ·~·cí1te·~ r}-1~'iri~.-.:)::i.,;.: ::. ·'·:\:·.': la
sostiene que la .bellezasólo ~xiste en la me)?te del que la có'ritem,pla.>\ :', '.· -~·.. ;_.<;
Posteriormente, encontramos el elemen.to subjetivo de lo bello cqri\q (Jy/ \r\ :":" ·; .·
atributo de la "naturaleza: hu mana" en la Estética de ,.la 1,,°Ilus·tra~ ·..',1..', :-'.),...,_,.- ··-'·.,·::_·
' ,,:·,.. ,...' ' ' • ,,
ción, o como producto de la conciencia del hombre,. ya s_e'a:ell'ier ': ;;,;:·.:-':/:. ·':.._'\./
sentido idealista trascendental de Kant, ya sea en el psicologista·.'·d e··.·.·:,f ..-<.:-.:·· :.-: · .;(\:
los teóricos ale~anes de la Einfüh!ung ("empatía" o "proyec~iq n( <{>·\/.:·.).:\Jf~
sentimental'_'). (Lp bello en toda~ estas concepciones no ·estar.ía'.,en.,_} ?(. -.,;:<t-· :))t~
e) Objeto, .COffiO una CUalid~d SUY,a,·· ~ino en la acqtud del,'.suje't.Q..t(},!:,":;_>, ·:.·.rt~
hacia el objeto, que sólo .por ella y no por sí mis'm o:se consic;l~ra·rí~<il.}.-:_::?.:.:.'.i:·\}/
bello. Las posiciones objetivistas y subjetivistas llérian la hi~toria del_:_-.";\ /, . '.: :·),'.·_. <::
pensamiento estético -particularmente·la primera-, casi a .lo largo'··/ ·... ·:·; ., .. :.;''.\ }.:(
de veintidós siglos. Se ha pretendido superarlas en .di".'ersos. m"o( (·.·:,·,.;:). r/(\J
mentos de esa historia, y especialmente ell' nuestra época; .c·o mo uha ...>·.<. /:/·.)· ..'.X:i
relación peculiar entre sujeto y objeto; Tal es la posición que nosotr()·s ·:::./'. :_,.:·.": _., :\;,· -~_:./)
sustentamos, pero referida no sólo a lo bello, sino a todo lo est~~ico/ ,·:· r.,;::\\{.-; \i¡
Pero, volviendo al punto que en est~ momento nos int_cre_sa, yernos·,.. ·. /\Y,> \·:-: . \\1
que en todas las doctrinas señaladas y, cualquiera que sea :el .modo ·-'.°_ ... ·:;. __ ·\·)',\<):~{·
como se concibe -en un sentido ideal o real~ objetivo 'o subjeti~o/ ál ·.. :,:::;. :./:;;_·:.-:}1t
ma~gen del hombre o e.n .su rel~ción pec,u!iar con la réalidad-~JJ9.:b.:e~l?,\¡; · ·\_.:}Ai :7 •
CJta en el_c~~~~A!~~ -~~~:~-~~~~~~~J.Y~J2.1::. ~,<?.,q ~~"19~...5?.~l.~~-.: . .¡,:·: '¡_¡.:~·.n:/:>,~
5
QUe-$~. . o.c.upa_deLar.te,~éste_es..para..ella..el: arte,.beU?~L.o. l.a:.ª~~~Y.i-9.~~-,.: ;: - :.: :.: ·>.: ·.: ·:'.}_:: ·:~
hum~na
.~ - , ..
produc·tora
•
.r1e bpll'eza ~·: · ·
;\ ...-.:U _,, .,.. .
: :-' · · ,, ·· ··· -:. · -'. ,-. · :· ,.'· ..- ··. 1·: \/~ j~ • - h... . . - ;,1"' ' ' ; '. ' l 'J ..
Tenemos, pues, la Estétícá como ciencia de lo ·b~Uo~· La~,'.difi.cul~.· '. \\ ':_:j·... :'.\·; ··"<i
tades de esta definición derivan precisamente deI·'Jugar c·e~_tral· 9lJ~>(~\:'..:- \·.//: ;
.·. ·.:..;:'._ :~-.': -~
en_~JIª~2~.!!P._~ lo bello.fl'ueraaeel-qn~tlalo-ciüe~o.·s~·eqc~·ep.~:·:.~n·.._ ~. :/i:
las cosas bellas:"iic5"solb su antítesis -lo feó-, sino tambien lo _tr~-·.t'!
•
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. ·.;: • • ' ' ' , •••) ,, .' • ' : 1 • ' • .,
gico, lo cómico ·lo grotesco · lo monstruoso; Io·gracioso, .etcetera;;,es·. ')· _:.:·,<; · , ··;'.)/
decir, todo lo ¿ue, sin ser' b~Ilo, no ·deja de ser'estéti~oJ'~~ - 'e ~ .~.··: /.·) ..<_·: ('i/\~\:~¡1
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50 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
que pode1nos entrar en una relación estética con l~s objetos en que
se dan esos rasgos, aunque éstos no sean los propios de lo bello; y
es evidente asinlismo que, con respecto a ellos, ad~pta~o.s un com-
portamiento específico en cada caso, que no se 1dent1_f1~~ con el
que rnostramos ante los objetos bellosl Por otro lado, s1 f1Jamos la
atención en lo bello tal como lo encontramos en el templo el Parte-
nón, o en la escultura La victoria de Samotracia, en la Gioconda
de Leonardo, en un retrato de David, en un cuarteto de Vivaldi o en
una sinfonía de Mozart, en un soneto de Garcilaso o en un poema de
Juan Ramón Jiménez, es decir, lo bello en sentido clásico o clasicista,
no podríamos hacer entrar en este concepto la escultura prehispánica
Coatlicue, el cuadro de Goya Saturno devorando a sus hijos, el
de Rembrandt El buey desollado, o la obra musical de Schonberg
Los supervivientes de Varsovia.
Y si extendemos el concepto, en el primer caso, hasta abarcar todas
las modalidades de lo estético (lo trágico, lo cómico, lo sublime,
etcétera) o, en el segundo, todas sus manifestaciones artísticas, lo
bello acabará por perder su contenido propio. Y lo perderá respec-
tivamente por exceso, al convertirse en todo lo estético; o por de-
fecto, como modalidad clásica, o al excluir del arte las formas no
clásicas de lo bello.
~ l~ofll_bien~i.cabe afirmaLque_todoJQbello es_esJ.é1Lco, no todo lo
e_stetlco es bello. -La esfera pe lo estético como hemos señalaao y
, ~ --- -- ......'
c?mo n_i~straremo~ mas detemdamente al ocuparnos de las catego-
nas estet1cas, e~...m~ s- ª ~P.li(!_q~J.ª q~Jo b~~ A su vez, en el arte·
no p~edc reducirse a su .ve_rsión clásica o clasicista, aunque ésta hay~
dominado la_ escena art1~t1ca en Occidente durante más de veinte s1-
\ glos. Pero 51 e~~º-~~ as1,
centr&_cnJadet\mc1on de
vo bello no puede_constituir el concepto
ralEstética • ¡·1m1·tacta
- . ~ -- --·- - ', ·ya. -qu e- es · ·t -a resu 1tarta 'z.
_.:. .--··-
\ alexclu1rdesuob·etod
_ .J .
· · · - ·- .. -~--
e estudio lo estet1co no bello· o insufi.ci.ente al
c~ 9_era1~lo _b.ello_etJ.._!ma sola forma ¡11·st · · d ,_ · d- Ao ,:¡.-té:
·
4 l l '. · l• · ·
e e as1~0 o ~ as1c1sta.1Por
,
nlodo 1de a l1s t ,\, r·
meta 1s1co
.
--- - e
otra parte , cuancL
..
Or!S~,- etermtl}a! ~ . - 4
o_se conci.b· eJ0 - bellru!l
· as re mi·sas
·
t correspondten~es: . ' esto obliºga, a car - ar-- con 1
1 el reino de las ideas en Pl!tón lo abs~luto en
Schdhng o la idea ab.soluta en He 1 p ' · :-.- se
convierte en un anéncti·ce .1 g~. · ero entonces 1~ Estettc~-a
1 ... • Y.
l semejante, cuando se hace de lo b ~11
o 1 ustrac1on d l r· · D mo o
e a n1eta 1s1ca. . e ~- on·
ciencia, ya sea en el sentido trasce e O un producto de nue.stra.c jcO
1
d~ la teoría de la Einfühlung (, 'em~C:tt~} d~ ,Kant, o p~icol.~;en· ~!
1 tal"),\L~stética pasa aser-una rama d ta ? proyecc1on senu. dva
~ -u~ 'lpJfü~o d~ª--P.§icologf~ ~-l~!ll_?.sofi~ _ide~~~-
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pre ha sido así a lo largo de la historia del arte. Y no lo es, sobre todo, . ·. 1
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. sos del ciclo o la· tierra. En otros tiempos las estatuas got1cas, por , . , . . .,. ::
ejemplo, se veían ante· todo como 111edios para invoc·a~ a una divi~i- · ..-.-~_.. <::>;
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..;.. .'. ,. . :·. . '::i:"\/t?í
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52 INVITACIÓN A LA ESTÉTIC A
'- dad· no se las veía como "obras de arte"· Ahora bien, p!!r.a_que e
1 .. arte' fuera reconocido· como u~a a~ tividad humana autonoma
. _ ----·---:r-----~
· I : ·,. prec1so _que al hombre se le reconociera la caP.aqdª sl~~a~ ~ .e
1 añtes sólo se.atribuía .a Dios. ~ esto es lo ~ue sucede en el Renac1-
'
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~L OBJETO DE LA ESTÉTICA
53
N_? podemos ~ejar de reconocer que este enfoque teórico de la Es-
tética !.~l:1Jt~..mEs_te~JJ.llQ.Q_~~ª ·~JA_s 1 r]Jl.!d on~áles Tilosofla.s ~Oe~...
lo b~!2,~~9~..e~:elegaban..etar1e .a qF1J yg~rj-~~-~igr~.~~í, ~ r~J?lªtó.n.J<1.
.' ; . .~
bellez~ art1_st1~2:...~~.!.ab~. p.,gLfl~.E..eJ<]_~.e l,é! belleza suprema, ideal. Las '
o6ras ~~ }.2§..0ntOL§ .,y,.esc.ultores.eiaii:·pari:.~I.Trn.itacfoñesoe·Íiñ.ifa':. • \,' 1
lación de todo el campo artístico (no sólo su producción, sino tam~ : ·. ·.:
bién su distribución y consumo)-con la sociedad en que se da y con .. · ..)
las diversas relaciones sociales que lo condicionan. En esta concep- ·:.,::
ción, el arte aparece dotado de una esencia estética que correspon- .. ·/
de, a su vez, a una esencia abstracta e inmutable del ·hombre. Por: ·. 1
otro lado, esa esencia estética suele ·identificarse .c on lo bello, .en:: -:· ·: ... :··:· '.
tendido por añadidura como. lo bello clásico. De este modo! los ··; ··
productos artísticos de otras sociedades, no occidentales y no suJetos ·. : ·.·
a los cánones clasicistas, dificilmente pueden llamar la atenció_n de· ·.· · ·
dicha filosofía del arte. En suma, se trata de una teoría estrecha .. ~,
ante la amplitud del universo estético, y unilateral, ~ada la comple- . · · ··.,.
· jidad e historicidad del arte. · ·· ·· ·:. :.:¡
. . . . . .~
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54 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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Esta__vinculación,~así..como.Ia existente.ent_i:e.lo
~
estético.y lo artís-
--~- - . .----....--~- .. _ ___..__...._...i.~ .-..,,
tico, no excluye su distinción·, puesto que lo estético no se agota en . , .
~ - - - --.-,_...... · -- .....- .... ,,.,...~..... · - - -.... -· • ""'. ,., , ·,, . .. _.. •·• r.•.J• •· • .. • ' . '
el._.a.--.-
rte:--té!.,r:nqjé1_1_se__d_a._e.n la naturaleza,.en lq$. q!?Jetos· --·-~técnkos~ y los ·. ·, . : ',
p~5l~_~o~s_,1-1tilitariosJ1Por consiguiente, arte n~~-~gg~pJQJ:~~
·-··· --··· .......... .. ,. . . ..
e. .... .,
D~las_gJ fiG..Yltade.s...q_u:e_pres.ent..anJas...definidones,.delaEs~ética..qn~
hemos examinado, se desprende la necesidád de busc·a r un·a nueva , ·.· .
definición -que teri~a presente:
--, J. La disdncióQ_(!!o su se.P..aración_radi.cal) deJo..estetic.o_~Jd ar-
.ll~-o_;_p~I,Q._~in...oly,icl~t:~~,.·.Q.fl_QQ ,s.u G.arácter.J)istóriC.Q.l-~~ª~fli~Ü!l- .I. • • ,,
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. ción es relativa. ·· .. · · ., • 1
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. III. El s·aber.esté.tico · ··
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Estética y filosofía
1
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Si recorremos la larga historia del pensamiento estético, veremos que· · .
las reflexiones que predominan en este campo tienen un carácter · ,: · · · ·
filosófico. Y veremos también que, como tales, su atención se con- ·.: . ..
centra en los fenómenos estéticos .o artísticos como manifestacio- · ·:
,,
nes de UJ.LP.rincj12io su12rem..o;_metafisico,-ontel0gie0-0..antropql.Q_gico t
de la obra literaria como los que lleva a cabo Roman Ingarden, se . ',
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59·
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60 INVITAC IÓN A LA ESTÉTICA
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logía más o una nueva antropología filosófica sino como filosofia e
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·, · ' EL'SABER ESTÉTICO ': ,.
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la praxis. Ahora bien; · éon este bagaJ· e filosófic6 Éstética·:-·q· u·e· ','.!_
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pr?pug_namos aspira-? ser una ciencia quép9('su ·o.bjeto y métodos·. . ·l'.:·~/·:~\{tf .·J
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. Este'11·ca· co'n.·1·0_--:c·,·e·,1.·c·,·a
· · •
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·· · ,.. .
: :· :.< : <.'. ·:.'\;, :/ · \{}
1/~-:· .,
: -,. ,\ •,,! ,..'_',, ··::, >': ·(:'.. ·:-,:
.... .... • • • !·.,:,·..·~._ :· . ~ ·.. ¡·. .:· ,' .:. . . -.~ ·: ·· \ ·..,. ~ 1 • • ·' ·', · :: : , ' • ,._.,.1.'
justamente lo que interesa a·las ciencias naturales, sino:1a naturalé.i a·. _.· ¡,J/\1i"./"-:_:~>l 1
_
Como._toda--eiencia;-fütstet1ca..:a spira-a-producir-un-con0Giinientb'':">::i·>
~ . .. ..·,::,:,.-. ·· i~:·
· ..•· ' ' '":'""-".) ' , ,
1
-su objeto peculiar, humano o hu_manizado, sin cercenar _ d e él ·lo .qúe~.·/ :.. \: '. ,'i;· (
tiene de valioso. Y para ello recurre como toda cie~cia a · la.'·cons~ ':· :;::/;,:.,; .:- >(J
trucción del objeto teóri_co ~orrespondien.te. ' . ... . ',;' . _ ; ·, ·:.· '.; : : '::\\_;:( \\/
-. L~_Es.t.éJif.ª-.~?J__l2.ill!~,-~e.n~1a:.de.~~.o~_r.~ahdad.:.~ -9.µ~_l~.~:~~~~-2-t;.~.i ··:\ '.: · :;: .;i.-j.
nen~ja~~~t~ tiE!1J~.l~,pr.ac.t1ca~J1rt1st1c~:;:7·en toda·, su: d1vers1d~{Y_. ·_::,:i·:1 .\y;)::.
despliegue tíístórico. Y comp de esa ·realidad ·forma parte· su:,co~~·, . ·\ ·\ '·\, -:" ;,
ponente axiológico, le corresponde expli~ar cómo Yp?r,qué l?~;-\'.~lo~ .,;_;:.· ->: <{ 1
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res estéticos·se integran en e11a; ·Ahora bien, :la Estet1ca exphca e.sos·· ·...:·./ ··./·: '{\
valores, no los instituye o prescribe; no los propone n_i-"1dicta nor7_·..•,<_'·::·:/,:,Y
mas para su realización. Por ello, es nor~ati\'.a; es:cienc;fa, d~ lo i.' .. · / _': .· <:_:··:,,::_.'
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no , ., 1 , · ' ,· • ', f ' l •
. que es.y no de lo .que debe ser. .- · · · ·..' ··.. ·.';. < :·· · ·· ..- ·..-.:... · :,- . .>(·.·
ELcarácter·científicff de·Ia :Estética-·se-ma~~fiesta~taipb1eo....~n;~~~ . .,. :.". ;/;'.;:_.'.·
~l!S.J;_Q_l)CeE!2~- ~,Pl9.E<?,~~~..~!!!~~e ~r~~;tJ~.!~g1~~!11enJe,. y -~n .q~~,s~~~-. ._. ·, ·. ·.. ··.:' . ·:.j:
Pro_ b lemas se su~ord1nan y conchc1onan entre s1, . f?rmandq ,un..s.1s ~. :·.,:,,.,;} <_ _
:.;;,¡
tema. Pero como la -realidad que se pretende exphcar .s e de_~P~~~g~ ·. · ·-:,1 ·:·,· -...\,!,'
. . . ' . ' ..... ·.\ ··· _·;·· ..-.;:,_·· <::_"··.:.·.-./:}; 1
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62 INVITA CIÓN A LA ESTÉTICA
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El SAB ER ESTETICO ,... · ~. /;')',,~
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· 63 _. ··,.-·.--:-_!·/:·~:i
• . 1. l ~ ~ ••
directa, inmediata y sensible en que consiste el comportamiento ,e,s.-:- ' · · ·::-.:·'.i. '.:. ;'/Ji
, . h .
tetlco ac1a su o b'Jeto. . . . . ' •,· ' .. , '\
.. , . ·.. '.. · · :{··~;'.'·::::\ ¡1
A veces, el carácter,científico de la Estética, como en general el-de ::.'.· :__.·/ 1· ?~ .~
las ciencias sociales, humanas, se impugna también cuando,. al.aro:<·> :,<:;-.:\
paro del modelo científico~natural, se hace notar la ausencia de·ún :J/ ·. . \.:.: .};.
rasgo suyo que se considera esencial: la predicción. Ciertamente, la .;, ;· ·: .. · ·.:.
Estética no puede predecir, por ejemplo, los límites y la compos16ión ., .. ·.·.··. : ·\ :,í ,, . 1, ¡ , •1
cambiante del universo estético, las formas que adoptar_á la .práctica . · , :.,· 1
:\
fil:t~!if.a ~,los ideales, valor:s,.o nor1:1~s g~e Qr~idirá.oJ~ pJ..99~11-~~i(>Jl {', · :>·:·.·:)
-o.recepc1on_a~obras ae a rt-e:-Nad1e puede prever hoy los c.a.lJ_~~s ., :· · ;··:.' .. ,·.
por_los..:que «discurrirá--la-,creativ_idad e~té.~~C~L~n_. ~l_ ~~glo XXI. Pero~l7' · · .. , :
sí se puede. tratar de explicar la revol_uc~~·~-,~~.!]~_t}.~.~--g ~~:;~~..E~icíite·n . ,.· ···.:·::··
··e1 siglo · pas·aqo;·é...iiiclus·o -püeaé'.explicarse es~ océano ·creuá~Hvo:"· · · · i . /
. frie·s pérad~Ó·y-,s~rprendente que es la obra de P,icasso ~Y esta fuerza ·' · ·., '· \ ·
explicativa, ciertamente a posteriori, del tratamiento teórico:no se.·. ·. · ·: _:":
. anula por el hecho de que no haya dado lugar a predicsiones cuand_o : · . ·;. ..
aún estaba vivo y .abierto su impulso creador. Y es que en este campo ·. ·· ,
-el de la práctica estética y artística- la predicción se hace imp~s~- .. : .\' . ~
ble, al menos con el rigor, objetividad y fuµdamento con que la ha~en . .·. ·.<
las ciencias naturales. Ahora bien; lo que se desprende de ·~ste .1m- · ... · :. (:
perio de lo imprevisible, lo incierto o .lo inespe;a~o, .es la nece~id,ad- '. : · '} ., ·
de no convertir·las experiencias estéticas o art1st1cas ya conocida~, . .·. : : .
en ideales O modelos de lo que aún no podemos conocer., O sea: .con- . . ::·... ;
vertir lo que ha sido o es, en lo que ha de ser. L.o .q~e s~an ~n el f1:1turo,. ·. ..·~1
lo estético y artístico ·dependerá de las co_nd1c~ones soci~l~s/ n.1.~s . . ''. :.·:·,·t
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64 INVITACIÓN A LA ESTtTICA
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el ~bjeió teórico adecuado ~ 1 1:!_<?bjeto real.
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La Estética y otras ciencias
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EL SABER ESTÉTICO 65
¿Cuáles son estas ciencias de cuyas aportaciones parte o se sirve
provechosamente la Estética? Veamos. . ,/
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66 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
nisn10 puede ren1itirse a Plcjánov por su teoría del arte como ''equiva-
lente social". pero no a ~1arx y Engels. Baste recordar a este respecto
la lev n1arxiana del dcscnvolvin1iento desigual del arte Y la sociedad
) las· precisiones de Engels sobre las relaciones contradictorias entre el
realisn10 de Balzac y su ideología. En sun1a, el enfoque sociológico
de lo estético y lo artístico y, particularmente, el examen de los la-
zos entre arte y sociedad, son indispensables para la Estética. Pero
ha de evitar el sociologismo en que suelen caer no sólo la Estética
n1arxista de raíz plcjanoviana o de inspiración luckacsiana, sino
también la mayor parte de las sociologías contemporáneas del arte
y la literatura.
Las diversas posiciones del arte dentro del todo social exigen que la
Esíéfíca ~-al tdii'ar -de explicarlas, aproveche las _aportacrones de· dife-
rentes ciencias sociales. Así, por ejen1plo, el estatutoeconómico
que adquiere la ob~a de arte en la sociedad moderna, capitalista,
al transformarse en mercancía, obliga a la Estética a fijar la aten-
ción en la economía política . . -que, como ciencia- de·-las-
-- relaciones
~e prod~1cct9~n, pone al descubierto el tejido mercantil en que se
inserta la obra artística. Asimismo, la atención que en todas las
sociedades presta el Estado, en una forma u otra, a los efectos ideo-
lógicos del arte, así con10 las relaciones que históricamente se dan
entre creación artística y práctica política, exigen que la Estética
tenga presente conceptos básicos de la teoría del Estado y de la cien-
cia política. Igualmente. el lugar que ocupa el arte dentro de la su-
praest ructura ideológica y las diversas funciones que cumple en los
aparatos ideológicos del Estado, determinan que la Estética no
pueda prescindir de la teoría de las ideologías, ya que ésta ofrece
ciertas claves conceptuales indispensables para entender las rela-
ciones entre arte e ideología.
Así como la determinación social de la experiencia estética y de
la práctica artística explican la necesidad de tomar en cuenta las
aportaciones de las ciencias sociales, el papel del individuo humano
en el proceso estético -tanto en el momento de la creación como en el
de la recepción- hacen necesaria la vinculación de la Estética con
ciencias -c?mo Ia1;stc?lo~~~~s- que se ocupan d:l
co~portam1~~to ps1quico individual. As1, por ejemplo, las inv~~tt-
g.ac1ones esteticas en el campo de la jle-rcepción- \ Ü s ~
tienen ~~~ apoyarse en .1~~ resultados alcanzados por la psicologta
de la v1sio~ .º de la aud1c1on. Ahora bien, aunque es indispensable
que la Estet1ca se ª?º.Ye e1~ la~ ~portaciones de la psicología al estu-
diar el aspecto subJet1vo, 1nd1v1dual, de la relación estética, esto no
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tettco a una sola ~1.mens~on -. la pstqmca-, este.p'sicologfsmo ileva ª" ·. ·, ...:,.·\ !:· .
cabo una operact?.n urnlat.eral semejante ·a :.}~ 1deJ ·soéiologisnio que': ...· :.: ,:; ..../:
reduce la con1pleJ1dad de :lo estético ·'ª ,sú dimensión social :: Algo.·· . _: .. ·?/
análogo a lo que acabamos de decir·puede \1firma'r'se .-t'ambién res-. i, ..... ,·".-:-··. 1•
pecto a la vinculación de la Estétic'a y el·psi~oanálisis>Ah8ra -bi·e·1i, , . : \:\ .,:: ,: 1
teniendo presente los riesgos _:_para hffcaer .en ·:ellcis~ :de,. un~·.vind.:f-, '\' i_ ·'.. ·: :;'-( 1
aportaciones del psicoanálisis al calibrar, con su:ay'u'd a·,- · el :p~pelde ...: .:. ·.....·.i_.., '<<
las motivaciones inconscientes en el proceso': cread~r·/ dst,.:cümb :en'i:Ia/.'·.·;.' ·_;.' ·.- :· 1 ',. ·; :·
formación de la personalidad del artista. :,· , '.:::··: ':i.-:-:·/·.},.: :,:. . ,::.. .' ·; .:::)¡.·:}( .' ."':.,-.,-. ·. ·.-; ':.:/
La génesis de la relación estética del hombre ~01i el m~·nd&':y.id~fa/.··'·'.:··/\!.i::t,r··'.l ' 1 } • ' \ ' • 1~ ' .. ' " ~
pr~ctica artística, junto con la aparición de una conciencfa.p.r,q.t,'9~·i A/:: ;/:.\·',·>. .'.<(·(;
tét1ca, puede rastrearse en las sociedades más primitivas o prehi'stórii:., :.:_:···.'\·<:·ii'?t
' .1 . •.,. 1 .,: . ¡'' ., . , · ,
cas de acuerdo con los estudios antropológicos autorizado's¡.~ Qé:á llíi ·: 1>/·-1:\. 1: - : . \ \
Finalmente, en la explicación del arte como me · · ··. c1· ' ~ ./'.\)'::/.(.,. /\ ,,:1, • , , :· •.' I ¡l1l',•',:•1,•. / I
contenida en un mensaje transmitido por un emisor a ·U:11) ·(.':,<:'ep,~01\ ::··:.·,::i.:: . ;:'· \·}
por mediación del canal correspondiente, en uri ·siste.ma·.de :fO'r1j1.1:~i-:·: <··(;.·.",.('. t)/
cación dado. Este enfoque ha dado lugar a la Estética>informqc~orial~::···,:/·=":.:. )//\:/
fundada por Abraham Moles y Max Bens~,..- e.Q·. 1a··~u~J.'~~i:;d~r~,:?,f -\·.) \/i:_.f{( 1
arte se concibe como un mensaje que transmite ·una:n;1fo~~-ª .c,~9n ' . ·. .:, .;.·. :· ·,:/)). . . ' • ' •, ' ' .·. ·, , , . . . .•. • ! ..... ,. ,:;.
Las aportaciones de estas ciencias son fec~ndas pa~a.} ~. ~~t~~·~?~/ '_'·; :/ .. :·/'.\:),°,).{
siempre que ésta no ·se·deje d~·slumbrar po.r_¡ su.~·log~?S:,.1m1?,:~~1~~:::·:_?~-..:,!)t\?
nantes y no se convierta eil una simple?phc.ac1on ~\ eX~_e_n.~1~.n . ~e:··\ ..·:<:,_.-· ··:'.?~.'iW
ellas. Ahora bien, si apáyándose en.7sas c1enc1as con,ce.n~~a .s~.-·~.~~-º~1,::-.: ..\ : \; ) \j~
ción en los problemas específicos que plantea. el arte .c,9 ~.? ·. le~~~.~J~.~\i:>: \',./\ :\'·}~
sistema de signos o mensaJ·e·que transmite una 1nformaciqn.~~~~~1.~~ª.L.'·Ji\-·:·\-i':}:·{~
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queda un ancho y fértil terreno para la .E~tetica, co,mo •· ~ ·· ..-J·: . _ :. : .·· .:./_\ .-:_.: :'.:<>.:i).'.)J~i.
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68 · INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Cuestiones de método
Al caracterizar el objeto de estudio de la Estética, hemos visto que
aquél existe real, efectivamente, como objeto humano, social e his-
tórico. Ahora bien, este objeto no se da de un modo directo, inme-
diato o espontáneo en la relación de conocimiento. P ~
se-necesita constr.uir~todo-un eonjunto de-conceptos_o_a~tracciones
que, -articulados-en. un .todo, constituyen.propiamente el-objeto teQ!i-
~o. Sin la mediación de este objeto, que sólo existe como producto
de una actividad específica, teórica, no se puede describir y expli-
car el objeto real. Justamente su producción es la tarea propia de
la Estética. Marx llama, respectivamente ·a uno y otro objeto, lo
"concreto pensado" y lo "concreto real". El primero sólo existe
en el pensamiento, en el terreno de la abstracción, en cuanto que es
producido teóricamente, mientras que el segundo existe real, efec-
tivamente, con independencia de que sea pensado -es decir, cons-
truido teóricamente- o no.
Así, la percepción estética, el objeto estético, la obra artística, el
condicionamiento social de la experiencia estética y del arte, las
funciones del arte o la relación entre forma, contenido y materia, 0
entre forma y función en los productos ·estéticos se dan realmente
con las modalidades que asumen en diferentes 'épocas y socieda·
des independientemente del conocimiento acerca de esos fenórne·
' · t0S
n os ' procesos u obJetos reales. Ahora bien ' aunque los conceP · ·da
d
0 teorías acefca·de ellos sólo existen como producto de la actIVI b _
cognoscitiva -que consiste, según Marx, en el ascenso de lo ª Je
tracto a lo concreto, entendido como r_e producción ascensi~~al el
lo "concreto real" por lo "concreto abstracto"-, en defin1uva 0
objeto teórico sólo existe por y para el ol?~eto real; es decir, coJTl
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etcétera- y por una vía lógica, deductiva, se e~tra~ ·de~!· u11 co~.:: ·:,··. . · ..::·i
C~J?!9_ge.ne.r..a r=::~!:~:hr1[~1J§=-1le'l-eual-·se.. deducep·~ l.o-~·:co·ncep~·~s. .·,. ·.. ..' · . ·.,;.
estéticos particulares. De este modo, un concepto,relac~ona~o .c.~n (f • , , • •. ·• • :-',
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dejar. a ~n lado .tanto .el ~.étodo ~especu~ati,v~. qµ:é.';s:afp,r~~.~.\·~:;:f,1~:~. ~~t ~?¡)::'ti
esencia inmutable .las ,mam festac1ones h1stoncas :-concretas.~\ c'Om,o · ~ ;e:('.~:-.
el e~pirismo que, en' el altar del dato en1píricá; sac~ifi.t a::.ú1:·:s:~:n\pJ~:i ,:\ :·.:~~~{~·:
jidad de los.fenómenos estéti~os y:artísticos, su globalida'd\1·;sµs '.f~l~\ ·:.·''< '..·::'. .::\)
ciones. Si la ceguera especulativa.para los hechos coridu'cea las-vaic iias:·. · .:·... \<\:::::::
• 1 • , • ' ,, ,, 'r) , ·, ' t )· ,. · ' ,1 .~ , •
abstracciones y generalizaciones ·de Jas ·estéticas · filosóficás ~.Ia:: ce.:. ·.¡.:·; '.. i:J'.:'-'.,;·:·,
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que, en una· época 'dada, :se considera ex~ra~st.et1c~ :q .·.e xtra'r9.~t~c~. .:, ;, .:/·!_'./):ú
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72 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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de.la·relación estética'·· ' • • •• • ,, ···' ,·, ·1
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Diversas re?aciohes del hombre . ·;·.··.··. ·:·. /, ·/ ·. , . ·. . ._ _!
Los homb~es han mántenido·y mantienen diversas ·relacio·h ~i e~~~-¡.. _·. )_ .. /:.·'.
mundo. D_1versas son también en ellas su actitud hacia' la: realidad ·. . ·_: ._
las necesidades que trata de satisfacer y ei modo de 'satisfá'c\erlas: .' . :,.:.~:'·'. ·. _. ';'
En_tre esas relaciones figuran: .- · ·.,;- . · ·.,
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.\ ! ' . ': '~~ '. '!.
de est~ sistema cie relaciones _h ay que ·situar también]a rela~ió_n _es-:..· . ... ,. ::.
tética-~Auriqu~ se. haUa vinculaQa ~e .difere~te \mo~o, .a.lo largo de ·_-_'.'.". _. .'.. ,_,
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78 JNVIT ACIÓ N A LA ESTÉTICA
su historia con todas las demás, esta rela~ión ofrece rasgos pecu.
liares que no permiten reducirla a cualquiera de ~llas.
La aparición y el desarrollo de las diversas r_el.~ctones del hombre
con el mundo, y en algunos casos su desapancio?, depende de di.
feren tes factores y condiciones históricas Y ~o.c~~les: P:oducción
material estructura de clase de la sociedad, d1v1s1on social del tra.
bajo, tr~diciones nacionales, organización cultural, ideología do.
minante, etcétera. . .
Veamos, por ejemplo, la relación teórico-cognoscitiva. Durante
largos milenios, no existió en su forma propia -como filosofía o
ciencia- y, en lugar de ella, la función explicativa la cumplen la
magia o el mito. En cuanto a las relaciones políticas, como relaciones
entre grupos o clases sociales que pugnan por mantener, reformar
o transformar radicalmente el régimen político-social vigente, es
innegable que no se han dado siempre; no podían existir en la comu-
nidad primitiva, anterior a la división de la sociedad en clases, ya
que no existía tampoco el poder político necesario para asegurar
-por la vía del consenso o de la fuerza- cierta armonía o cohe-
sión social. La moral, en cambio, como sistema de normas con el
cual los individuos regulan sus relaciones mutuas, así como entre
ellos y la comunidad, la encontramos incluso en las sociedades co-
lectivistas más primitivas, en las que las normas consuetudinarias
apenas si dejan un resquicio para la libertad y responsabilidad per-
sonal.
Las diversas relaciones del hombre con el mundo no se desenvuel-
ven paralelamente a lo largo de la historia. Su vinculación mutua,
así como el lugar que ocupan o el nivel que alcanzan dentro del todo
social, varían de acuerdo con determinadas condiciones históricas Y
sociale~. Estas condiciones_ ex~lican, asimismo, el papel principal o
su~o.rd1nado ,que desempena, cierta relación -económica, política,
rel,1g1?sa, etcetera- en una epoca o sociedad. Unas relaciones son
mas importantes que otras en determinada fase histórico-social.
Así, por ejemplo, 1~ magia tuvo un papel preeminente en la vida
del hombre. l en· , los tiempos
, . ,prehistóricos
. durant e 40 m1·¡ a ños·, una
l
pecu 1ar re ac1on ma.g1co-m1t1ca perdura en el tvtéxico prehispánico
hasta
. · , que
. 1los lconquistadores
· , , . españoles impo nen en e1 s1g · lo XVI su
re l1g1on, a re ac1on . .. teonco-cognoscitiva se a r·urna en 1a Edad Mo-
d erna a 1 constituirse en Occidente la ci·enci·a
, · como ta1, per 0 sólo en·
nuestra epoca tiene lugar el desarrollo 1·m . h hecho
· l l ·, , pres1onante que a
posible a revo uc1on tecnologica de nuest d' . 'd olítica
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ocupab a el pnmer P ano entre las actividad d h, b ,,¡1·bres
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80 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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LA RELACIÓN ESTÉTICA
minado uso. o consumo.de lo p~oducido. Esto quiere d~cir que, en ._ ·,. •. '•'
•¿
cierto.n~odo, ~l consum9 pr~duce la produ~ción ya·que lá determina ·. .· .,
y just1f1ca, al establecer el fin al que tiend~. Y_significa igualn1ente . . ·,. ;.
que si el consum~ Crea '~l. fin·de la producción, sea ~o que sea lo que
se produce -obJe~os_utlles. u obras de arte- no tumple su· des-
ti~o en s.í mismo. En verdad, "el producto s~I~· cÓ~oce su curiipli-
m1ent? final en el consumo'' (Marx). La ,produ~cióq d~ una ·.sill~, ..
por eJemplo, re_m~t~ ..n~cesariamente a su coQsti'mo·, y, rriientras :no
es consumida, sólo existe· potencialmente. De· la misma rrianera .una
imagen religiosa requiere ser venerada, y una casa de.s habitada·~P._es . ..
propiamente una casa. Ya decía el viejo Aristóteles que una;m?~º ·· __·.- .·
amputada, que, por tarto, no cumple su . función, no es una ·ma.:. ... : ·.. ' ..
no. Del producto artístico cabe decir también que no es sólo un ob- . ..:. , .
jeto. en el que se exterioriza o expresa un sujeto; sino un objeto . · . .
producido para ser compartido, o consumido lo que exterioriza ·. · · ·.: ·...· ·
o expresa por otros: Así pu_es, como todo producto,.la obra artística · · ,.'·. ..·
· requiere su cumplimiento final en.una apropiación o consumo.pecÚ-:-, ··'°'.· . · t :: :
dad o función en que habrían ~e alcanzar su cumphm1ento final. :Y.' : .' ··: ·: · i :-
no sólo esto, sino que el .abandono por nuestra I??rte del consu_~ o . ·:. ,. ::: : . :'!
originario Y' por ·tanto, de la unidad de p~odu~c1on Y consu~~' -~e :.·.-:_:··.. '>.. ·:;.
considera necesaria a fin de poder consumir de una n11:~va Y. d.1s~i~ta :: <,. ·'.· <:.·.
forma (contemplándolo): dicho objeto.
. \ 1 . '· • • •
· ·. ":. ·· ··· . , : ...:. \ \.-. :· · ::·.:. ··.: :-.r\,
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82 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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-como hemos ·subrayado- en nuestro tiempo toda histo'ria uní~ ' • '¡
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84 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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~A RELACIÓN ESTÉTt'CA
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Pero, al registrar·el hech~ de que dichos ·productos.de la activid.ad ·_,\,'·_:ti,~;;,~/ \
práctica huma~a, t,como objetos digr:io.s .de ·s.~r c?rite9]plados, cum- .. ·.: ·_. \j\:t 1
plen esa ~uncion? ~e plant.e~ ·una. sene de cuestiones que derivan · · · >.): 1)ii
·del hecho ,1ncue~t1onable de que esos objet 9 S}lO fueron-produddos . ) ·.,.)
para que cumpher~n.1~.·función estética tj'u e h9.y :cumplen' respecú~ ' ·..:.<:.7:1 1
· 1
vamente· en 'la cueva, lajglesia· o el museo.··,': · ·. .. ,:,·.' ·.. .. · .·' :. . .· ... ·. . :::·':'.-. •
•
1
' . ' ' ' , . ' , • ' . ·'¡ • ,, • • •
De la función orig;nari~ : · ' ' '. : ;< /, :':\'. :/ \: '. ::': ,:'.:,
a la función estética ·. ' : :, ." ' ''. ··:. : /,:..< !''·i> ·.:. '. ·.:: :,:/ .\.,
•·1 ' r
Al caracterizar nuestra relacion con dichos objetos como Ün~irela-.: ·...: ./. : .·:·) ·.
ción contemplativa~ estética, .no podemos dejar de tener ·presente· ·...· ·. ·.:: .:· ;::-:
lo que ya he'mos ·señala~o: que Ia ·pintura rupestre no ·se. ~rd~µjo. ·. ;.; : :::.···.i:
· originariamente para ser ·c o'ntemplada· y que, en los dos. ejemplos .· · ·,·: . · -'¡".
restantes· (la'pila bautismal y el:~onolito aztec.a),. la. c~nre~rhp~ac~ó~.·\. :··y. q:.,<,.:;:
era sólo una·condición necesana para· que el obJeto pudiera cu~-. .-._. . · :. .<\
·plir su función' propia: subrayar· la impo'rtancia de ~n .~acr~ment9,:: :. ·:: ·'i': . ..,-_: /1
en un caso, ·o provocar:terror en el otro. Al contempla: ~hor~ c~~a ·.. ? ·.~·:_·· ·;<:.
una de las :·o bras citadas,':éstas · sé .nos presentan desligadas. de :~~ : '.:.:.: 1•• ' : / ., { ·
función originaria, .y nue·s tra atendón.se ~es~~az~.ª .la.·~~r~a .que_·e.l \ .··. ·.. ·:·:_-,:t/::.:·i:;
ejecutante imprimió a ·su materia~'L a forma ·alcanzada, fr~t~.d~ su ·. \.:·>..!:, ... ·~;·
• .• ; .> 'd 'd ara·transformarla hasta · · ·. ·:·. ·'·' i
trabaJo :sobre ella, test1mon1a ·s~ c~~aci ª . P . 1ar a'hóra'la. .··.. :.·.·,:;· .·,;,<>· :
da re . . d . d
1 1a farma a· ecua a a su u . . f nc1on · Pero el contemp
' . · · , .
· . 'd · · ·. ·, ·"'·'·.. .:,;,-; .. ,.,.
obra desligida;dt:tla fuhcióri'para fa que fue creada~.:no_quie~~ ~c~r-. ·: :.<:<.:\-'. ·:;,'/
: · .' , . . . .. . . . .. e en una supuesta 1orma: :· :<·· ·:- :·· ....,
Que
,, nuestra ·atención
. ,· , pueda··
. , . · concentr~r~ .·
ibidaexcus1 .. ·v·a· m' ente·· · éorri'o..... .. .....:,,.:·'
,, .··,,
··:-):i-.:··
1
pura" .-..0 sea '<qüe la.'·obra· sea perc
, , ,
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. ·. ·.· '. ·: ···· ·: .... :;::.'·.). :{');'
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86 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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LA RELACIÓN ESTÉTICA 87
2. Lo mismo sucede cuando nos situamos como . 1
·¡ b · s1mp es especta-
dores ante Ia pt a · a_ut1smal de la iglesia belga. La pila deja de ser
en ese m.omento un instrumento ritual y se convierte en un objeto
que n~s interesa por su for1!1a y nos atrae por la ejecudón que tes-
umonia. En suma, se c~nv1erte para nosotros en un objeto digno
de ser contempl,ado. Ciertamente, el creyente católico puede si-'
tuars.e hoy ante el en una actitud contemplativa en la' que el objeto ·: 1
: !11
es mas usad~ que con~emplado, al funcionar para él como instru- · . ' . • 1
aquello que daba cuenta de su poder terrible, como di9sa de la vida··, · '·. .· : _·:·. :\/
y de 1a muerte, y que esHtremecía de horror a los q uem· l~mcon_tesmt.. Ptl~ban . . . . ._, ,:,:··.·.:,,··.;_t. ~:.\···k·
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mismo bloque de piedra y los mismos atributos, pero no vemos to.do · ,' :. ,:1j
ello de la misma manera. No lo vemos con horror sino con admira- , . ·.'· , i~ ,:..:~,.
ción. No vemos la diosa terrible del antiguo templo, ·sino la obra .~~, .. · .·.'.: i/)
arte instalada en la sala del museo. La diosa q~e encarna el bl_o que :. '. ·..-; .-:<:·, i /!
de piedra_ha perdido su poder terr~ble. ·A na~~e est:e~ec~ .. O .se~~ ·· ·. :~/.\:;:;,¡:
aunque conserva su forma, ha perdido la func1on onginar~a,. sobre . ,. : _. . :;../ 1
cogedora que cu~plí_a .en la sociedad azteca. Ahora ~os .hm1tamos . . . ~ ;.\}\ '
a contemplar el.monohto como.una ~bra de arte por la form.a .que ... · . :.. :/.:·';
se ha dado a la piedra, por la maestna con que .~e han c_om~i~a9~! . ..: ~:::·,(,·') :,
en u l · l' f los elementos reahst?s y s1m.boh~os, . ... ;: (:;'(: ·:
e ª. os recursos p as icos, . · Coatlicue no:sólo . .:::::,/ /
los atributos humanos y extrahumanos. ~e~o 1ª . . · · · .·· ·, .;·.~,:·:,\:i ¡
h 1 dominio con que, a11mpnmlf , _. . ,, ,,,.·.- .,t :J 1
~uestra a Io.s es~.ectadores d e ºY. e · se ha tratado a·la m~- :· , .,:_'..':.) >,i:: ?
Cierta organ1zac1on O.estructurac1on formal, ' ... .: .:. _. r_ ... _.:_...:. :· ff I
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88 . INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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LA RELAC.I .Ó N ESTÉTICA
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89
la conciencia de su especif~cidad y,autónomía; tanto en su produc-:-
ción como en su·consumo- no se daba en el pasado y, en verdad
sólo se da desde los tiempos ·modernos (arte del Renacimiento, esté~ ·
tica kantiana), aunque la autonomía de.lo estético (concebido sobre
· todo como lo bello} respecto de lo bueno, lo justo y lo útil comienza
a vislumbra_rse en la Antigüedad griega.:Se trata, pues; de determinar
cómo ypor·qué surge y-se afirma la:relación estética como relación
específica y ·relativamente autónoma del hombre con la realid_a d.
La segunda cuestión nos lleva a tratar de adarar,siJo :que hoy se
nos presenta como estético en objetos que no 'fueron producidos
con una intención estética, ha sido puesto en ellos por·la conciencia ·
estética occidental, móderna y contemporánea.-10 ,que supondría
admitir que la producción de .obras como las que hemos considerado·. ', .'
': .
Con respecto a la 'primera cuestión, insistimos en el hecho de que los :. : :.:. ·.' ,: .·
objetos mencionados -pintura prehistórica, pila bautismal, monoii-· ... .-.- ·. :..·: ·
to azteca- funcionan estéticamente para nosotros, los espectadores . ·. :· :. : :
de hoy. Al contemplarlos en la gruta, la iglesia o el museo, nuestra. ·.· ·.·· .·~.
atención se desplaza de su función originaria, extraestética, a la fo'~-. · .';:·...:..
ma. Pero insistimos, asimismo, en que por ser esta última la forma · ·. · °' ·
sensible de una materia a la que es inherente - .como forma .mate.:. .· · '·
rializada o materia formada- un significado (mágico', religioso_.'o .'
mítico), el efecto estético del objeto no lo provoca una fo~ma .' ~pura'\· -: · · .'.·.
sino la integración de la forma y la materia, gracias a la cual la .obra:' · . . .,.
significa y se abre a un mundo humano (mágico, religioso o mítico)~ ... . ,:,.
En este sentido, la pintura rupestre, la·pila bautismal o la escultur~ :, : . ·: ·
azteca -para seguir. con los ·mism.os .ejemplos-, ·funcionan hoy,' . :· .. :..- .· · ·.·
Para los espectadores que 'las contemplan, desprendidas de ·su~ fun':' ,-· · . , · ·
ciones originarias .(mágica, religiosa y mítica),, pero no aislaµas del ._. .' .' ...
~ignificado~ de la concepción.del .mundo q~e se enca,rnil'en .ella~. ,y .· ·., ·.. ·:_:_··.·
Justamente en cuanto que el objeto significa a t.r~~es -de s~ _for.1!1ª . .· 1· . · .. : •
~ensib~e, asume para·· nosotros una nueva ·fu~c1?n: no 0~1g1nana:· : ..... ·<.' \i
Justamente .la. que llamamos ·estética. Y · Ia cumple prec1s~,me.n~e ., · . :··. : >;:
c~ando lo contemplamos. Con ·el desplazamient? de la r1;1,nc1on_on~·.: ,,, .:· .. .-:_ ·.··:<,
ginaria a la·forma sensible y significativa, se opera tamb1en un. ~e~-... · . : ·.,
~. . ' \: .' ' .': . ! • ' •• t'
,·' • t. ,. ,:·.·
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' 1 1 • 1
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90 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
plazam1ento. .
del obJeto · le medio o instrumento
como s1mp . .al. ob·Jeto
como fin. La obra no se contempla ya .como medio al serv1c10 de un
fin exterior a sí misma; o sea: como tnstru"!ento de caza (1), dis-
positivo ritual (2) o máquina de terr?~ ,(3)! sino como un fin en sí.
Pero, aunque desligada de su cond1c1on instrumental, n~ lo está
del significado que late en su fo~ma. P~r ~llo, podemos decir que la
pintura rupestre, que ya no funciona magic.amente, es para nosotros
magia hecha línea y color; que la pila bautl_smal q~e: al ser contem-
plada no cumple ya una función ritual, es idea re_hgiosa e~ bronce,
y que la Coatlicue que en el museo ya no aterronza, es mito hecho
piedra.
En cuanto que la forma sensible de la obra es el producto de un
trabajo creador sobre la materi.a , la atención a esa forma se extiende a
la obra entera como producto de una actividad human~ creadora; es
decir, a lo que hay en ella de arte. La palabra "arte" (en griego, tejne)
significa originariamente la habilidad para hacer algo bien, para
producirlo excelentemente. Y esto en la Antigüedad griega vale
tanto para construir sillas, vasos o barcos, como para crear cuadros,
relieves o estatuas; tanto para los oficios y profesiones como para
las artes en sentido moderno. Se trata de un hacer que tenía un fin
fuera de sí y no un fin propio. Durante siglos y siglos la obra artís-
tica se vio así: como algo bien hecho o hecho con "arte", pero al
servicio de un fin exterior del que dependía, en definitiva, su valo-
ración. No se la veía, o al menos no era vista primordialmente como
obra de arte. O sea: por su. capacidad de provocar en el contempla-
dor una experiencia específica, estética, que dependía sobre todo
de la creatividad desplegada en ella y testimoniada sobre todo por
su forma.
. Si consideramos que las más autorizadas historias universales del
arte abarca~ a~roximadament~ ~uarenta stglos, ya que se inician
con las reahzaciones del paleohtico superior, .resulta entonces que
e! arte -l_o que _hoy llama?'los tal- apenas si ocupa una estrechí-
sima franJa ~e ~1empo. Existían, ciertamente, los objetos que hoY
llamamos artistico~~ pero durante siglos y siglos no existieron como
tales ..Su recuperacion com~ obras de arte tiene lugar en el siglo XIX Y
culm1,n~ sobre to.do en el siglo xx. En este sentido, el arte antiguo
de Mex1co, por eJ~mplo, sólo entra en el universo estético en el siglo
xx,. p
y a ello contribuye decisivamente -c
1 b' , orno h a su b rayad o acta-
vio az- e. cam 10, radical
.
que en la con ciencia
· . estet1ca
, . pro· vocan
las revo1uc1ones artit~cas de nuestro siglo . f ndos
1 ·· · ' d 1 Y 1os cambios pro u
que, en a v1s1on e pasado prehispa'n·1co, suscita . la Revo lución
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LA RELACIÓN
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mercantilizada ,y sujeta por tanto a·· l.as· ex~g~ncias del, merc~q<?..:'.<1\1~:' . L::<?:i;:::.::;('. -:
00 dejan.de influir, en gu~tO~ Ypfef~rencias, la Obf~ se.yende··.cp:Q1.'p'/'.·;.:\:::).\:_<,.:,.
mercancía, .e·n una peculia~-. conjunci.ón ·y contradicci9.n \ >;. propi.a_~:. .:}/ \. i>,':(('... 1
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94 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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L'A RELACIQN ESTÉTICA
95 . • J ~ .
~ ' .•..
. . . ,,
humanista Pedro Mártir de Anglería exclama . al cont .. '
. b' to . "l emp1ar 1os
nusmos o Je .5 · 0 que me pasma es la industria·y el arte con
la o bra aven t aJa l mat ena
ª ª . '' que
.· Y agrega: ''no he visto jamás cosa
alguna que por s~ belleza pueda atraer tanto la mirada de los hom-
bres"; . Ahora bien, como comenta Miguel León Portilla tanto
ourero como ..Pedro Mártir aplicaban a .esas obras ."el calific~tivo de
bellas Y genuina~. obras ~e .arte''. por la analogía que e~contraban
en ellas con cre~cio~es art1st1cas de.tipo occidental. Ciertamente, esas·.
obr~s ya eran·.c onsi~~radas estéticamente, pero pasando por Ia·vía
particular del arte occidental. Se trataba, pues, de una universalidad·
' ,
'. limitada,. ~stre~ha aún. Sólo más tarde, en el siglo XIX y sobre todo \ .
en el XX, una e.s cultura azteca o una máscara negra africana serán ·
reconocidas como ·"obras de arte", sin ser asimiladas al arte occi-
dental y en igualdad de derechos estéticos en cuanto que, como él,
cumplen una inisma función: la estética. Así pues, la universalidad
de esta relación es histórica no sólo en su origen sino también en su
desarroll~; es ~~~ir, depende de la incorporación sucesiva ·de for- ·
' • 1 •
mas. diversas de· producción artística, incluyendo en ella el vasto ... .
•,: ... ,
.. : >·;'·.·.
' • .. . .... l ~:. ;,i-
. . ! .. '\ \ ~\
· .: ',,.•,, ·',1'.'
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96 , . INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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Fig. h21 · L~ esc~ltura azteca Coatlicue, co n sus formas
er . ·
y atributos a terradores,
ctt ace cmco siglos un instrumento mítico para afirmar el poder terrible de la
t. ..~s~ de la tierra. Hoy, e n el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de
•vaex1co
no ' a nact·1e estremece, ya que la relación que el espectad or mantiene
· con ella
es una relación mítica, sino estética. (Za. parte, cap . 1.)
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Fig. 22. Cuando al a tard~ccr '>C cierra esta sa la del Musco Nacional de :'ºt~c ·opO·
ser
logia de ta ciudad ~e México, las es ultu ras prehispánica. que a lberga .~cJa~tétiCH·
con templadas y, sin esp clador algun o, quedan fu era de toda situac1on e téti·
Tienen entonces una existencia muda, p tencia l, no efectiva O propiamente es
ca . (2a . parle, cap . 11.)
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Fig. 23. El mundo representado y expresado en este cuadro de Van Gogh, El
~ormitorio del artista (Museo Van Gogh, de Ámsterdam, Holanda) tiene un espa-
cio Propio: no el físico delimitado por el marco, sino el humano inventado o creado
Po~ el pintor. A su vez, lo sensible en esta obra, como en todo objeto estético, ad-
Q~i_ere un significado que aquél de por sí no tiene. Los colores cobran aquí el sig-
nificado emocional con el que el pintor expresa cierta relación humana con el
mundo, dando Jugar a otro nuevo : el mundo de Van Gogh. (2a. parte, cap. 11.)
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Fig. 24. Cuan d o perc,·b·irnos Ia v,·ct a, e 1 dolor o el movimiento frenetI
· ·co en 1ª
piedra inerte del g_rupo escultóric.o, Loocoonte (Museo del Vaticano) •. no esr:~d-05
ante algo Irreal, sino ante un ObJeto pecu li ar que, en la piedra trabaJ ada, h
quirido una naturaleza específica: la estética .
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~.~E
su. · .
espectador no produce o crea este Autorretrato (1907) de P1casso, pero
téti~ntervención, al percibirlo se hace necesaria para que cumpla, como objeto es-
co ' sud est·mo fmal.
. (2a. ,parte, cap. u.) ·
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Fig. 26. Para producir lo
estético, no se requieren
materiales exclusivos o pri-
vilegiado . Un artista genial
como Picas1io puede '>en1r-
,c, corno material, de do
parte-, de una modesta b1-
c1clc:ta para a ociarlas crea-
dornmcntc y hacer '>Urgir a5t
e-,ta obra de aric: Cobe:-.a de
101 o ( l' ari'i, 1941). (2a. par-
1t: , l ~I p . 11 . )
de vetá:·
Fig. 27. El historiador tiende a ver en el cuadro La rendición de Bred~pla escéll)
quez (Museo del Prado, de Madrid) una lección de historia . No lo conte te caP· 11·
camente, sino para aprender o comprobar una verdad histórica. (2a. par '
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Fig. 28. El jugador de p elota, estatua de la cultura olmeca . A unque pudiera apli-
c.arse a ella el principio de la " secció n de o ro" , la esteticidad de esta obra escult ó-
rica n o se re d uce a la estructura objetiva a que se re r·,ere ese pnnc1p10,
. . . ya que la
~statua expresa una relac ión hu mana, específica , del hombre olmeca con el mun-
o. (3a. parte, cap. 11.)
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Fie. 29. lla de b arro rDJ· e in lapa, pro 1·u amente decora la p hcroin,_ · '' Je
·1dn la
T ; na Já, e. t ado de J alí e , , Mé ·ico . on ella, . e prueba cj em la nncn te · _md JS·
arte anía puede integrar -e - Junt o al arte, la nnturalcza , la 1• ·nica In
10 1
tria - en el uni er ·o ·in lími te· de I c ·réti ·<. ( a. Parte, ·np. 1 1.)
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R1chards
Fi.g. 30. Es te velero de regata (diseñado por Ian Proctor Y construido
. por
curnple °n and Plastic Ltd.), al desplazarse velozmente por el mar no sólo
eººtempl1a dcorres pon ct·,ente función práctica, sino que suscita
· tamb',en
· -aI ser
a o- una experiencia estética. (3a. parte, cap. r.)
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'ctíCO,
Fig. 31. Ancho es el mundo de lo estético. También puede estetizarse lo pr: obra
utilitario o funcional. Así, por ejemplo, las superficies ondulatorias de est delas,
arquitectónica, Restaurante en Xochimilco (México, D.F.), de F~lix Ca~eriala
permiten estetizar con sus formas dinámicas, en expansión, lo que sin ellas
rigidez de lo puramente funcional. (3a. parte, cap. 1.)
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Fig . 32• Con s PI
e.tecto ,
CStétic u ~za de los Tres Poderes, en Brasilia, Osear Niemeyer logra un
ciollalidad (~ al vincular su carácter monumental y representativo con su fun-
. ª· parte, cap. 1.)
Scanned by CamScanner
.
Fig. 33. Como pue?e apreciarse en esta famosa obra suya, La Sagrada Familia,
ra hasta
en Barcelona, Gaud1trasciende el ngor y la funcionalidad de la arqu1tectu mate·
alcanzar, con su tratamiento de los recursos técnicos, su dominio de los (Ja.
riales, y sus1.)audaces formas escultóricas, efectos estéticos insospechados.
parte, cap.
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. . Orbe·
Figs . 36 y 37. El Hangar para aviones, de Paolo Luigi Nervi (arnba) en. h 5 y
tello y el Hipódromo de la Zarzuela (abajo) en Madrid de Torreja, Arn 1c e 0
• . • . ·guro
Domínguez, prueban fehac1e~te~ente, a l ser con temp lado , que el rna n
funcionalismo no logra excl uir cierto efecto estético. (3a. parte, cap. 1. )
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verso~~
Fig, 38 nu~tra época, no sólo se integran ciertos artefactos técnicos en el uni-
A.si le sirv;c~, smo que la técnica sirve también para producir un objeto estético.
PaciaJ con e ella Lazlo Moholy-Nagy para construir su Modulador lumínico es-
motor (3a. parte, cap. 1.)
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GABRlEL
GARC1A
MÁRQUEZ
El coronel no tiene
quien le escriba
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tropólogos c·a kulan ·en unos 500 mil años, en el curso del cual, .a :1a
vez que tran"s f~rm'a. ba a la natu.i:"aleza con su trabajo·, fue transfor- ...
mándose. a.-.sí ·m isJno. · Eue· elevándose, a la vez, su conciencia de
la relación, epfre med~os ·y .f~nes ;·entre fo~ma y función y, al misÍpo··
tiempo; fúeron afinándose y . desarrollándose sus sentidos como . ·
sentidos h-µm:anos (''la formación ·de los cinco sentidos es la obra' !
/
;
sea, de qhe un·a fÓrma era más ad~cuada que otras p~ra el ~ump~i- . .
miento ,·de determinada ..función. De igual. ?1odo, es_1mposi~le n~ . . ·. . .
· , · . · .· . renston de ,que determinado 1 1 · •
c~eer.. que· tuvo qµe darse cierta comp . , .d O .
trabajoi resi)ondía ·rriás eficazmente ,que otros ~l ~n persegm Y - .
· ., , . . . · reducto meJor. En consecuen- .. . ·
.Q.ue cond1:1c1~ a un-.r~~~!ta~o, a un P . los reductos podían
c~a,.Ip~-~á~erial~s, las ._t~cn1cas, los trabaJ~S ~n el ~umplimiento .del .· . · . ·.
t~r"Je~~r~u\zad~s .~~~~:~~rdo ~on su efi~~ci~e la forma a la funció~. ·. :. ·. :_:
1
~, me~ ~I?~ esta_ef1c~~.1a· po.r la ade~uacilO~OS el'"terreno ·de la ·hl- :. , -:·.._.:
Es d1fic1f-no admitir ~s1empre-1nst~ .ª . .· - ·.- .' : · :·
en
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pótesis, pero contando a favor de ell~ con las luces que arrojan con SUs
estudios antropólogos como Leroi~Gourhan.-, que en el produc-
tor prehistórico del paleolítico medio Y supenor}entre los ?OO mil y
10 mil años antes de nuestra era) se fue dando cierta conciencia de
la "buena forma" y, unida a ella, la del "?ucn trabajo"· Y que esa
conciencia del "trabajo bien hecho", gracias ~I c~al se alcanzaba la
"buena forma" tenía que ser a su vez, conc1enc1a de la capacidad
propia para producir el útil dotado de esa forma. Por último, hay
que suponer también que la conciencia de la "?uena f or.ma" y
del "trabajo bien hecho", así como de la capacidad propia para
realizarlo, tenía que ir seguida de cierto placer o satisfacción des-
pués de la ejecución.
Así pues, en el curso de los cientos de miles de años que constitu-
yen el paleolítico inferior y medio, se van afirmando en el trabajo
-como proceso entre el hombre y la naturaleza en el que "la·actividad
del hombre consigue transformar, valiéndose del instrumento co-
rrespondiente, el objeto sobre el que versa el trabajo con arreglo al
fin perseguido" (Marx)- los siguientes rasgos:
1. Preexistencia ideal del producto y de su forma en la concien-
cia del productor, lo que implicaba a la vez cierta conciencia de la
relación forma-función, de la bondad de la forma y del trabajo
bien hecho, así como de la capacidad propia para materializar lo
ideado mediante ese trabajo.
2. Dominio cada vez mayor del hombre sobre la materia gracias
a: su conocimiento cada vez más rico y extenso de los materiales;
la fabricación de instrumentos cada vez más finos y adecuados para
domeñar esos materiales, y el empleo de procedimientos y técnicas
cada vez más perfectos.
3. Eficacia cada vez mayor del útil para cumplir su función, lo
que implicab~ la conquista de una forma cada vez más perfecta.
4. Placer vinculado, después de la ejecución a la conciencia del
"buen trabajo" realizado y de la capacidad pr~pia para ejecutarlo.
Estos r~sgos. fundamentales constituyen la condición necesaria pa~a
qu~ surJa y se desarrolle un nuevo comportamiento humano que, sin
deJar de reconocer .su carácter utilitario, calificamos de estétic 0 ·
T_al es el comportamiento que encontramos objetivado en las profun-
d1dad~s de las cavern~s de Lascaux (Francia) y Altamira (España).en
el pe~1od_o magda.lernense .del paleolítico superior, entre lo~ ~7 rT1 11/
JO mil anos antes de nuestra era. Pero ya d d I JeohtJCO rT1
. ( 100 ·1 40 ·1
d 10 ' es e e pa ·do
. m1 a m1 años anteriores a nuestra era), se habían 1
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.·· . ~ .• sucede con algunas tallas de ··'I ·· ,.:.1 1, ·h ,1 ·
· SI ex uC ,lC C en-
se ..fma ~·ª·~?.1t.1~0 , in ?nor~:; ·cuy.as formas son tan .·perfcctas ,'qt1c
uno de I?~ .~~.f~?.J?ó.Ia,gos ~as cmtncntcs de nücslra época (L'crói-
Gourh.a~),.~ie~~·a . ~ ~trma.r.~ m·ovido por su admiraclón ellas- · · ·. . . , ante
·que "ya·fe.~ ta~.~~ e~ pr~sencia de la estética funcional, es·'decir,' ·1á :• ·..:' .·.' ... .. ··
bú~queqa 1~e,.tas f?r~·as',· más bellas y eficaces en la fabti caci6n.,de. : '' < 1 .• :'.'
los útiles'.\, Sih_:Hegat tan lcj'os ·como este antropólogo al'atribi1¡'~ar . . ·:·· ..·:.'<)
tallador prehi~'t'órico 'la búsqueda de belleza en tir eficacia mi'sri1<1·, .: ·.. ',i · >1.:
sí podemos/ eco~~cer que en es"s tallas de sílex la forma reclamada'pó'r ·,.,' I: ... '.: ··. / · .'
0
su .fund~~·,·.h~ .\~~d.o : r~basad~ y· que, buscada o no, el trabajc{ d~I ¡··· / \::;: :'._,:\
productor ·h~· c.onduc1do a.c1crta·"gratuidad" o excedente con·res: ·., .,.¡' .i'/:i .
pecto a' IÓ-::, ~~·frictamente·\ 1t.ilitario. Gratuidad o exccdencia:·qlle ·.·;'.'.:'.\/\.
se pone .de manifiesto igualmente en las manchas de color~·esfrí iú,;·,.' .·,'·:·.: · )_:/,(
etcétera, dt( ciertos·íitiles~ no exigidas por su uso o buen funciona- ( .': :;.·.:. '. /; ;
miento y:é¡"ue~:al 'rebasar o exceder su función, se vuelven dccoralivas ,' ,.. · :. ':. /,\.,
o asumer( uha .'n'ueva función: ' mágica. . ,.\·' .::.: .'. ;.<·, ,r ·/:· :· . ·:
. Con esta liberación o autonomía respecto de la función práctico~ :·... .· _:,.:, :·:
vital, se .abte) a posibilidad 'd e un nuevo espacio -al que denom~-: ·: '·. . :'··><.:
namos e·s tético-·· , 't anto en ·un·sentido objetivo (producción de u·n. ,: ..·, . :.'
objeto dotadá'demna forma qlie rebasa, en mayor o menor gradó', : ·.. '' .J.}'
la.exigida ·por.la· función utilitaria, y a la que llamaremos por ~llo · . ··..· :: · ·':.
"forma excedente~'), como subjetivo: conciencia~ en mayo~ o ~e- . ·:·. !' " . ._,.
!}Or grado también, ' de esa forma excedente'. Y esto se ha produc1d,o · ., . · . ': ,
al elevarse;:y. perfeccionarse' los rasgos, que ya hemos señalado. en. el..... .' .... :: '
trabajo, :a ;saber,: a) dominio cada ve.z .mayor ~o.bre la materia; b) ' ' .. ·.· " ·. ·.
conquista ·de :üna '.forma· funcional cada vez mas perfecta hasta H~- . . :1 .. ·;· 1
e) conc·· • d 1·,..., 'b .,·· d d" de la forma que excede a su ft~nc1on .. ... ,
1enc1a. e a on a . . h ontar por · · · ·,
Se trata.' de uil iargo·proceso prehistó.nco que.. ay que e . . ·.. · .. :. <
rnilen·ios·y ·· ·im· i'len1·os de ·año·sen el que no cabe f1Jar fronteras prec•.-. ·... ·.... ·,.
. . . . b', d rderse y recu- ··. . ·. ,
sas,·en el~GUrso del ·cualáunque lo nuevo de 10 .e pferm'a cada·'vez'· . .'': ·, . ·.
p ,·. · · .· · · do de una o · . ·
.e~arse/ 1~~lla_res de··:v~ces,. se fue pas~n f . ,, n práctico-uti.litaria)1: · ·. :..·./
mas. P~rf.~9~a '(o.·se~ :· niás adec~ada ª '.s~ un,cior·cacia ·rebasa~a ·s.u . ,.· :., ::>·
a otra ·1·. , . .. , • . . • acn ficar a e i ' d . , i · • ..1
f · . Ya -t~.n perfec.t~ :que, sin s 1
• . , 1 bjeto propied~ es~ .. : ·: ,-. :.,::.¡
~n~1.61f ~~t.r.i.~.t~.m'e nte yit~J'al'introductr en ~-t~rio 1
. . · · , . , ; : ··· .' . ·.· .·...:; 1.:.f.'..
Ohvo.s ·no. '·J·ustificaclos .p·or .un encargo utl · · ';,{ .>. 1
' : , ·:::.•\
..__.._ .{,{{i:\>1/(.\.J:·.'
_ .< ¡:,:..·.;0.:,.1,/(.' ·, ,:',: '·,·, . 1 ' ' : • : .. . : • ' ,:. ' . } :
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
100
Es difícil creer que el hombre prehistórico no t~viera cierta con.
,· · d · ,tr·oducir elenientos fonnales excedentes, estaba
c1enc1a e que, a 1 11 . . . • l' d l l ,
rebasando el lín1ite práctico-utthtano nias al ª e cua s~ ~bna un
nuevo espacio: justamente el que nosotros 1.1a1namos estet1co. Asi-
misrno, al producirse -no por puro azar- cier~os elementos forma-
les que excedían las exigencias funcionales, tenia que darse también
cierta conciencia de la capacidad propia para crearlos.
Ahora bien este nuevo comportamiento que surge, con sus pér-
didas y recup~raciones, en la larga búsqueda de lo estrictamente
utilitario y que en esa búsqueda es rebasado, no significa que pueda
darse algo totalmente ajeno -como sería la belleza- a la mentalidad
mágico-utilitaria del hombre prehistórico. La disociación en forma y
función, o la reducción de la primera a una función estética, no
puede ser atribuida en modo alguno al tallador de sílex o al ''pintor"
de Altamira. Aunque nosotros mantengamos hoy con esos objetos
una relación o actitud contemplativa, semejante a la que mantene-
mos con una escultura de Rodin o un cuadro de Tamayo, no tenemos
derecho a atribuir la misma relación o actitud al hombre prehistó-
rico. Ya vimos que la contemplación -elemento fundamental de
· e~a relación o actitud-, quedaba descartada con respecto a las
pinturas rupestres de Altamira. Y cuando era necesaria -en el caso
?e 1~ talla de sílex- nunca perdía su carácter instrumental: de medio
indi~pensable para poder tallar el objeto. Lo que nunca se descarta
es, ciertamente, su funcionalidad, su condición de medio O instru-
ment?, aunque se re?ase hasta cierto grado· esa funcionalidad. Lo
que si en~ontramos, J~stamente en la medida en que se produce ese
rebasamiento o gratuidad al perfeccionar l f · · · es
un cambio de si no ., se a orma onginana,
. g de la funcion. Lo conquistado -la capacidad
d e producir formas cada vez ,
r . , , . mas per fectas- sirve ahor·a no para
chumpb ir una ~uncion practico-utilitaria, sino simbólica Al pintar .
om res y animales en las cuev b . · .
función mágica Qued t , as, se usca la forma adecuada a u~a
lamente vital, p¡ro en v:r~ ~as el ~alor utilitario en sentido estnc-
al servicio de la magia El a ~dquiere una nueva utilidad al ponerr
capacidad de transfor~ar ~;o uct~ del. trabajo, al poner en obra ª
aunque simbólico pero u . materia, sigue siendo un instrumento,
, n instrument . · a su
forma- actuar soóre lo real E o que permite -gracias . , J1
de una concepción mágica d s 1O que revelan, como encarnac10 y
1
Alt~~ira. Todo el poder crea~iv~~ndo, l~s pinturas de Lascauxa-
leohtico superior, en el que . e los pintores-cazadores del Pde
1
miles y miles de años de trab~jo~na lo conquistado a lo Iarg? tas
Y entre sus más altas conquis
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'l '\ ,. ,' .. ,' 1;,,1 ::.'. ,!.·j:-~//,:\(1:?//)~}/ t.,,
1 :. , 1 , • ' • \ ' ~ , •, ~ 1\I i 'I } Y,,
maque es necesario:dar al .objeto para que pueda provoca~ tal efe~-· . · ·'
to; b) de la- conciencia · del '~buen trabajo", indispensable · para
dotar a la materia de esa forma, y e) de la conciencia de la capacid~d. '
propia p~r~.. producir)a forma adecuada/ desplegar el tr~.ba~o . ' \ ·.
necesario; ·.-: . ., . · · · ·· . . i ··,··
Así pues: aunque el objeto no se ha elaborado para que ·cun)pla·. ·..
la fu.nción ~stética··o suscite el efecto estético, que~-º ~ ~roduce .~?. ·. , .. :
nosotros al•contemplarlo -ya que todo el_arte pre~1stonco es ut~h- : \ ...
tario- esto no quiere decir que se. haya producido en ple~a l~-
conscie~cia 'estética. Por el contrario, como h,e~os tr~.t,a ~ te
demostrár ,ia producción de un objeto utilitario~magic_o, exigiat c~~r ~- ., · ..
co . . ' . . . f de la excedencia o gra u1 a
nc1enc1a, .por. ele~ental que u~ra, vital ues sólo así po~· ·· ·
d~ la for~a con respecto a lo es!nctame11:te . _:_~ la forma, del . .,·. . ··
dtia servir,. a la magia. Sin esa tnple conc1enc1aest.éti~a sería inco'n~: . . . . .'
raba' d' l d . . .· hoy llamamos ' , .. , , .
e· . Joy . ·e .~ro_u_c to-, ~~e . ·, . 'cteAltamirayLascaux, .as1 ._ ..·. ·,\·. ·.
eb1ble'1.a -~splend1da florac1on p1ctonca . los "artistas" pa- · . · ·.·· .=:.
clomo el alto grado de creatividad alcanzadof pomra a ,los' maté~iales ·' ·: ··:. :·:,'.:
eot'f · ,· · · · · · . dar or . , . · ·\ .,
l lCO.s.:.. ~n . SU paciente trabaJO para ;,. .', . .' .' ·,.., .. :..¡:: :.:
que_uti\izaba:n. ' . . 'i ,_·.·:·.·... ·· ' . ' , :· .. · ' ¡ , : / .. :·_·,-";,:''
' :· r ,: · ,· • • · •·~ . • . • ', 1 • • • • • • : .; ~· :
C'onsideraciones finales
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1
~'..:.~J,~_1,.~
..
1
..
1
..\'.i ?. /·.· _,:.Y/.::.·.. :.: ·. . .. . '. . •:. .,:, • · · ;( ; ·y:/f;!~)i~tl
. .. ,..:·/ .¡:;T,1.
'·r~
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. .,;('1: , . , ·1 A . ~ .. . ,.. i• ., ••
;. ·:;W'
, I ., . . '. ,...' ·. ,. , ; RELACIÓN ESTÉT
• ., IC.' A
. .. ' i . . ,1 . ··i\,
,, i: ,:J-, , {;
,¡ .' , . ·::. .· ' . • · • 103 ·. '.: •,·,, ~.,.¡
rº~ Jo qú\ (~d'fc1iCr1c al Objeto como sÜjeto ya que ni I d . /: .:( J
. ropu~sto·,· c.rc~r··objctos . que funcio '. ·. , . e pro uctor se ··...' ...:·.'.·,.·:,·... '.'.':.!.
ha P ., .,. , · ·. nen esl'cl1tament · 1
. nsumiéJo_r~~-N~n esos productos como· 1 d .· , e, ni os :. · ·.: ..:·.·. :.
t:_<~os o cáñ ·una· furn:ión-·cxclusivamcntepeo·rt ·ª1· ores de v~lores esté.: .·· .i
tt(; • · :· :··.1 • • .. . • • ., • s e 1ca. . · . , . ,1
·So,lo en un··proccso
· ···. · · ·. .. ·h1stonco
· que ya ·pttede a 11s
: ·b
arse ·en· ·la A· ',l. ·· .
ad gricgar quc. sc·af 1r~a propiamente en 'el R ' ·•.. :,· '. . n 1g~c- '
d . 1, ,· .· ~ . . b .. · . . . . . cnac1m1ento y.culmina .:
en nuc.strda. ~P?~ª' 'dsc.. use~ ~~oducir ObJelos que funcion en ·csl'éti- ,. '
camente· e ·.l:l.n :mo o exclusivo o dominante· es deci·r ,·, .· b. .. ·
de arte. Er:ifl~·s :_i-evol ucioncs artísticas de n u~st.ro s1·g1'ocs~-m.o ~. ras... ·. . ::
. '• 't·· ·d · · d ,· . . · · . c. persigue . .
aislar lo.,~~}~}~.º ·. :?.· ~º. ? .',servic10, Y darle una autonomía -abso~ ·· :i:, · : .··,
luta. Y ~ ~-~.?.;'.}r.° ~s~.1;~ n???'? dcslig~nd?.. laforma·de toda fundóri :· · ~: ;·;_:'. ·. _: ·.
cxtraeste lf a., .,s1no ~amb1_cn de todo s1grnflcado o contenido · Y,esta···.. :· · · ·;
aspiracióni~Jr p~í? i.?.~,de todo_ significad o se exp rcsa rotu?d~meh te ' :-., ; : ::•
en la con~~!~~,:·?ef~n1~1()n,.dcl pintor contcmporaneo .Mauncc Den is: 1 . ·•· :~i :: ./
"Un cua~r~ ·-.. , a.i:i~es·quc· un caballo; una mujer desnuda o cualqui·er <-:: .1\>. ,;· :.
otra anéc,dot'á..+-.'-:" es -cscricialmcntc una superficie plana cubierta '.'<:".·:·· .. de ·. .·.
colores orgá:nizad9s 'en cierta orden." · · , : : · ., '. '., >·'/
Pero sé fr:a~'a 1.d2'- una aspi.ración iniposi,blc de cumplir ,_pués com·o · . · ·.· .,.,:.::·:: . :)
ya het:]lOS :S~~al~do~ 'a'' la forma sensible le es inherente siempre 'un : :··.·· ·.· <. ·.::i:
significatlo~:No'l1ay, pues, una relación estética "pura", incontai:ni~. ··· . · . ·. ,,····\/.
nada; lo .'estético .es ,siempre ·"impuro", es decir, se halla contamina- ·. .·· '' .... >.· ·.: :,
por cierta.-signific'a ción y vinculado por ello -estéticamente- a 1.o ... \ ,.",:.·.)
no estético~.'A·si.'haJlamos en la pintura prehistórica, la pila ba_utismal , · · : .:./:·.:\.
o la esctillura:·;·azteca' (para seguir con nuestros ejemplos), lo no ··< ·.i ::·...:. ·
estético, 0 'se~: :la magia, la religión, el mito, res~ectiva1!1en~e. ~orno. : . ,', ·, ,' :'
1
vemos en·· esfOs casos, 1a·· relación estética no exige la _d~soc1ac1on.de·., ... · . .
forma y signifi'c ado·:~ auriquc así lo crea Mauric: Denis Y, .~n g~ne~ ..' : · · \ · .:
ral;el fofriialiSmci Contemporáneo- para que d1_cha r~lac1on se de .. : :.: ":-
propiament'e'. cOm6 tal. Cierto es que, com~ tesumoman las obra~., .,:· ,
citadas,. las:tre'~cio'n~s.de otras épocas,' soc1ed~?e~·º. c_ult~ras, .~~~ :.. ·. ,··.· .. \ _:;. ',.
.. , ....: . . , . d. · das de su func1on ongmana, prac- . . · .:
tran en e1 un·1verso estet1co 1soc1a d'da
. . :· ·.· ,; ._ ,i. .: .
no puede restaurarse, ya . ·. '·:, · .
• • 1.
lt~a o esp1ntuaL Pero esa conex1on per
·. · ·
1 ,, .·
.
. .
h. · , · · : ·.\.. .,..\.
· ..
que en la· ~el'a·t fóri .estética contemporánea la pintur~ pred ISfton~él~ . ·:,. '. ..·:.·.,: .i.
J • . , · · , .: · 1 zteca deJan e unc10 .. . ....,
3 P(la b'útisnfal mediev~(· o la escu !ura ~ con 'esa disociación, Se
na_r mág\c~; 'rel~gios~ . rp1t1camen te.
5010
º.
' ,i, ·
'au iónomamel1 te desd.e ···· •:.· · /,
afirma t~:,rf1~:c16.? es.~e.t19.a que ~e consagr ecialmente para ser con~ '. ·. ·::· ·,: .· _: . '.'."
a:
el R~nac1n~1~r~o; . c,o ? produc~os crea~o.s espante todo es~éticament~ . . · ·.·. · / ··.>·.
templado.~;'_. yale declí, para que funcionen os ..:-fuera o mas. · . :· .·¡,.'·/ ·.
Ah ·b·.' .,l ,· , . . ·'· ·r· ueenotroscamP . ., . ., . · ,,·.
, C?.r~~. :1e.n_~e.s tó n~ s1~n1 1ca Q . , de forma y func1on qu,e!·· .; :... ··,:· ·(..<.
alla deíla~t.e~ :no. pue:d a .d arse esa conex1on constituyó el fµnd.a ~_. :.·. ·:· . ..:.;:-,>:::_.
en otros .tiempos
,.. .. . .. . ·..· otras·
. . . soc1e
. d a des y culturas ,· · :· . · · .:,. .... ..':,:,,
, ·, ..·:/¡-,
.. ,
• ·~,:.\( .· ,··, ·: ·.-. / : .i ·:_;. ' •. ·i . . ' . ' . ' ..-:' ·., ).'. ·<:'. \:<. ::\
.•,, ' { . . . ·¡ • ' .. '/ ' ' •'' .' .... ; f'l•
............-a.,,e·'.:~. :~,.\~ . . .·/( ,. , !.. • '. • , · .. : . · ·i :· •• • .,.· .· ·:: - . : ' ,,::\,;-)rtVi:i}l
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
104
rnento inismo de lo estético. Vemos así cómo esta época nuest
la que el arte lleva hasta sus u'1 timas
· consecuencias· el proce.ra ' en
. ., , . d I R
autononllzac1on de lo estettco que arranca e enactmiento
. so de
tambiéi\_ la époc~ en que se re~ta~le~e ~a uni?~d ~e forma y fu~~ ·
ción, entendida esta en s_u sentido pr~ctico-u.tthtano. ~sto aparece
con toda claridad en los intentos de diverso tipo encaminados a ar-
ticular el arte y la vida cotidiana, lo estético Y lo técnico, así como
lo estético y la industria. Lejos de desligar forma y función, y de
considerar estético lo que ha perdido su función originaria, la re-
lación estética arraiga en su unidad misma. Con lo cual el campo
de los objetos, actos o procesos, con los que cabe entablar una re-
lación estética, se extiende considerablemente.
Pero, en verdad, trátese de objetos que funcionan o no estética-
mente, de objetos que cumplen ante todo una función estética, o
de objetos en la que ésta no puede ser desligada de una función
práctico-utilitaria, sólo podremos hablar propiamente de relación es-
tética si en ella, y en la contemplación correspondiente, se atiende
a una forma sensible a la que le es inherente cierto significado .
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II · L~ situación estética
' . \ .l ' .
1) El objeto
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)06 INVITACIÓN A 1.A ESTÍ:TICA
Scanned by CamScanner
::t:I;If({11
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LA SITUACION ESTETICA
. . l)'.l·~. ,· OBJ['
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.·' .,. - . .. ., 1·0' . )/ .. ,:.:.. :-· .· ··.··,,{'"!\,
• • • • \ . •• • ! ' ' .· 7 ; . . ':/: .•, !¡ .'' ',(:
stituyen .~bndic1ones necesarias para que el . , . , ; , . . ·.· :>.:. _! '.:',
con .. . , . 1 . b. t . SU jeto pueda ent ... , ..
en esa -~e~a..c1on·..con.e ·.o j.e ~ correspo.ndiente.·.... rar: ..... ·\ >· !,,, . •• • .
sea perc!b1 ~\~' conteml? ª º.· ·Entre ellos figuran · ciertos factores .·
· •
·.
físicos .sin -~uy~...p~e~~ncia ·.no· podría mostrarse a ·lps ,· sentidos del
sujeto el óbJeto.,~~.t~t~c,o. ,La luz que ilurn!na, por:ejemplo~·la super'ri~ . ,
1
mente neces~rios .'par.a. que un :espectador pueda percibir :visualmente ' •,: .
esos objetos{í;:µ rta ·iluminación insuficiente o inadecüada.idebilita, o ·.
incluso anula~··.< Ja: posibilidad de · entrar en la relación ··es,tética' · :
conte~plativa ·. córresp·ondiente, con las·obras pictóricas e,{puesta~ I ,
ejemplos ~obra ,p~ástica; paisaje.natural u o~ra musical-. ' ; ~e h~lla ' '.'
condicionada necesariamente por factores físico~; es decir, sm .c~er-, . , . .
tas condiciones(,físic'as, de'luz O sonido, esa relación se volvera .1m-. ,
posiblepara·eJ;sujeto. · .· · ·
E_ntre los·'factorJs.: objetivos, ha~ ~ue ~e~~acar :tambten .cier a.s : , . :..
1
· • • .', .. r ··:
características:· o· propiedades espec1f1cas, que. no ~e ,dan en t~do . , ..
tipo ·de·objetos·· ·y .qüe ·hacen posible que el sujeto p~eda ent_rar en . ·, :
-~ ·· . . . . . . . d 1· . ue mantiene con otros · •.
e11os en la relación ·pecuhar :...-d1st1nta e ª ~ , . .
objetos~ : ,·,·: ··11 · . , ... '. · .... ·te' tica ·Estas caractenst1cas,. q~~ un poc.·, 0
, qu~... ~m~~.<?s, e.~.. , · do de darse, se encuen-
mas ~~ela~t~ :sep.a lar~~~s, ~s1 como e.I .mo . ular-, com'o inva-.·
0
~ran -no º .?s't~nt.e. s~ ~l~~~s1dad concreta, ..~; ',c~n'iridependenci~;de
loant_es ~n to~9 ·. º.bJ~~? e~t~t1co. ,~~rt~necen ~e·· ci(in ·Q"contem~lac1on ..·.
si acto_s su~J.etI_vqs~1nd1VId~ales, de su..p~r af en cuanto ·que ~o se . . -...
de·~ ca~ac~e~~~h~~s o· p~op1~~ades · o~Jettv ,; · arecer en cada s1t~a- ... ,.
1
,,Jan reducu·a:las qüe -m'uestra el objet~ a Pste't1·co ·no se agota e.n . : . ·.··· ·.
'"Ion ·, . : · · ., ·· · u ser e b. t' , ··:
. e~t~~1c~;-:es'. decir~-'en cuanto que s · ue ·sean. Son o ~e 1- . : ·. .:'.
ningun ' a·· · ,... · · · decuadas qn uenose i
· 1 erc1ba · · ,·
v' . ,.ª: rsuf pe'rc~pc~ones por a . , ·. ·:.>-:::-
1
ep
as! as1miSmp·,\.potqu'e'sedan ·en el objeto? au q . : . . . :·'. :. <,;:·.
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Scanned by CamScanner
-
108 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Scanned by CamScanner
• .. . . . J,•
L: SITUACIÓN ESTÉTICA I) EL
· . , . ! OBJETO
i 'i. ·:. <',>:;;::·
.}Qg . ., J,(.·
. . . ~\ . . ! J
Scanned by CamScanner
, 1,'t
Potenciaiidad y .ejecttvidad ,
,,. .'·..'·
del objeto estético
' . .
El objet~ :~s¡ético, c~mo ya hemos s~ñalado, es, efe~tivamentc ~~l
en la situación estética. Antes o fuera de ella, solo tiene una exis-
tencia .virtual· o potencial. El cu.a dro o la escultura no contempl~- ·
dos, la opra ,musical no ejecutada Y, por tanto, no. ; 5 c~c hada\ el ',
. ,,•
.
manuscrito de la novela que yace, sin lectores, en e1~aJon e1escn. o- . 1.,:
•
t d · t'I t ye eo n e1 un a .
a or, oyente o lector) cons u . .· 1 intervención corres-
cual significa, a ·su vez, que el º?Jeto, sin iaªmente una· existencia
po~~ierite · del sujeto, tampoco _tiene p~opente objeto estético en
estet1ca En sum·a sólo es efectiva, rea m , t·' su función pro-
. ' ·t ación este ,ca.
c~anto que,forma parte de una si u lla. es decir, en su con-
Pta, estética, sólo se cumple en ella Y por .:to' . 1 •
• 1
Scanned by CamScanner
112 INVIT AC IÓN A LA EST Í::.TICA
Scanned by CamScanner
·:\,-'.:.~,c1\,:,~.I'.;, ·• ·; · :·:• ':: : . ~•/: ;'.;' ·:: ·,, '1'' ••.: · • ' / ¡' !', , .' : • ,' • ' ' 1 ' / "• ,' ,;• · , .. • 1 , ' '- , ¡; ¡ •, : ,l l'')''"I• ''
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i(<\:: :)/)1)::,'·.f;,:.}\;i\/!.1:i
l ,(
1
pre como qbj ~tps estéticos. y ninguna reconstrucdón- por la.palabr,~·: ... ' '. ':. ·:' ·.
-verbal·'.~ .e~crita- . de·,quienes ·alguna vez los conte·mplarón'_,' ·.',:'::,:: . .:
puede reconstruir ·est~ticamente con SU descripción, impresióI?, ... O , .·.:, ··,.) '.. ' ·
valoraciqn,' '10 que se .perdió o fue destruido físicamente. Ningq'r1a ·.< : : ..: ..· 1
-.
creación de:un 'nuevo'mural, no la recuperacion)impOSl . e.· e .'q ~e. i ·.... ··. '.:,·
' ' • ( • • ' • , ' •• • • ·: •¡'
. , . . .
La rela'ción 'necesana entre e I objetó estético Y su sus .
l ambios que sufre en .su ·: : ' . ,· .· .: ,:
se .manifiesta
. . . , ..támbién
. e~. eld he~homodo
de queu otro,
os c. a su condición . . esté-:
. . ..-..;,·,. ..·:'.,..:
e~istenc1.a .~Is~~a ·~fec_~an, ~ e un las alteraciones en 1~ cóJ?po- ··: .' .:'\'/'::
t~.c~; Es.}.~9~g,ble,'.por eJ~mplo, q~e de un cuadro afect~n ~..s~s . ,, : ..·'.i ., /:·.
s1c1on q~um1ca ;o. en la pigmentacio~ O
. ·e oscurece-~aJo .1~ a~- ·.·· ·. . ·. :.: }/:·
Propiedades·.estéticas·. ·Si el color pahd~ce svuelven verdes o.u.nQs :: ·:-" · ::·/:\:::·.:·
ción de1::.~1~nipo·;: si 'c!ert~s· sombras az~r~ ::guir siend~ un cu~dr~( . ..
blancos's~tornan.gnses, el .cuadro po . físicas se acumu~a:n.y... :· . ·: . . .. : !
i .: ·.·. :_·.\
P.ero Ya no será el mismo . .Y SI asª
1· ••·
1 1 , .Iteraciones
· · • ·
. . ·ento flsico, este , puede . . ·/:·.:;::
· ·.. ·.. : • •
Scanned by CamScanner
.. l'';
' ' ,, \
. .•
• l i •
dos, rio P~~·~.fi' ser est~tt~a.do. Así, pu~s, el objeto estétic<? ,es físico
pero a la .~ez, _Y ·~e.cesa:1amente, sensible, perceptual. Ahoúrbien.,
¿qué alc~~cr·est~tICO ,tiene esta presencia física; sensible?° ,', .
Lo sens1?Ie·_.-~o . es~a ·e.n el objeto estético pura y simplem~nte
1
e~c.ultor, s~ ., ~.u~lvt pa:~é.inseparable de ·Ia estatua como objeto:; ·s- : ;. · ,:' :", ·.
tet1co. Lo fistco, el· marmol en este caso, ya transformado, no solo ·.. · . · ·
es condición ri~cesaria o medio de lo estético, sino que es -ya for- . · .·..
mado o trabajado- lo estético mismo. ·. · · .
Justamente porque lo físico, sensible, perceptual, es un aspecto . . . ·· ·. ' ·
indisoluble:: del objeto estético, y porque éste sólo existe para · ·.·., · .: · ·.
los sentidos,' nµestra rela.ción con él reclama forzosamente, yno co~o ·,· :
1
: ·: . • •
simple medio, su· per_cepción sensible. Esta intervención. de ·nues:.: . : . ." .. : ..- · :
tros sentidos ·se diferencia de la que ·tienen en la percepción de' un · ··· ·. : · .·. ·· :'
objeto destinado a ser "utilizado o manipulado, cuyas 'cualidades '· . :, ' '·:.;
sensibles interesan en cuanto son requeridas por su uso o ma~ipÜ- .
laciqn. Es 'decir; el· aspecto sensible del objeto, en este ca.so,'_ sólo
' .
reclama la intervención de nuestros sentidos en la medida en que
necesitam~~- captar ·su · significación u~ili.taria o us~ de acuerd~ ...
con su función práctica.-El leñador p~rc1be ~obre todo el tron9?, :·
del árbol !en · .c uanto ·que ha de descargar en él su hacha. Su perce~- . . . . ,. .
ción aquí'es:sblo 1inédio, o estación de paso, '/ no se prolon~él ma~ ' . ' ; '.
allá de las exigencias··de su condición instrumental. En :1 ob.Je,t_o es-
tético, la relaci'6ri 'perceptual c~n lo serisiblees necesaria e·msosla- ·
Ya?le duraµ~~}?,-~a _·la ~ituac.ión estética, Ysólo se_.su~P.~~d:sc~::l~
deJa de estar·¡'e n··esa s1tuac16n. Por ello, _lo sensibl~ . . bl d"l
mect·10 o· estación
· . · de . · paso·· .. sino. . un.aspecto m · t r1'nseco 1
· e. md1so
. , · u e ·e_
1
' , ,·
objeto e·s··t ·t· .. ·.. .' " .: :, 1 , . . f1'n y no como medio, la per~ep . : \
•
'
''¡
ción , e. 1~.º 9pe r~c ~m,a como ., . . . 1 , · , • , •
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116 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Scanned by CamScanner
. : . ,,
.. ·'
pasl·ones humanas'',
. . escribe el pintor a su hermano Th eo en una de
sus cartas. : .· .
En suma, .el obJeto'bl no se reduce. a lo .inmediatamente Perc1'b'd .
1 o,
1
es con.creto~sen~• . e pero a a vez s1gn~fi.cativo, y la forma con que se
organiza lo . sensible e~ la forma ex1g1da por su significado. Por
consi~ui~nte, :las cuahdad~s del ?bjeto no sólo son perceptibles
sino s1gn1fi~t1vas., Ahora bien, al 1.gual que lo sensible, lo significa-
tivo no esta en el de un modo instrumental o extrín·seco sino
intrínseco Y necesario. El significado emocional del cuadro' antes
citado de Van Gogh, la relación humana que expresa con el mundo,
es inseparable:de cierto tratamiento del rojo y del verde y, por ello, es
inmanente a lo sensible. El trabajo del pintor ha corisistido preci-
samente en hacer de una idea o una emoción, exterior a lo sensible
en cuanto preexistente al cuadro, algo inmanente al rojo y al verde.
Así pues; lo sensible y Jo significativo (el color y la pasión) son el
objeto estético mismo y, por tanto, están en él en unidad indisoluble.
Lo sensible e~ significativo y éste sólo es tal encarnado sensiblemente.
Pero, a su ·véz, si lo sensible -piedra, color, sonido, palabra o
movimiento del cuerpo- es significativo, lo es porque ha sido or-
ganizado, trabajado, en cierta forma, justamente la que le permite
encarnar un·significado y no otro. Por consiguiente, este último ya
no existe de .por sí, sino en cuanto que se _ha vuelto in?1anen~e ~ 1~
forma sensible en que se encarna. Lo sensible, pues, ~olo es s1g?1f1-
cativo cuando récibe·la forma adecuada: la que mantiene la unidad
del todo, de lo sensible y lo significativo. La forma or~ena lo se?sible
-el color.rojo O verde de Van Gogh- para produc1r determ1n~~o
significado :.: --una terrible pasión humana-, y esa e.structurac1on
es esencial-'para que el objeto revista la forma sensible que, a ~a
vez, es significativa. , d . .
. . ·
Pero, sr lo sensible en el obJeto es e 1ct, t· 0 -tratese e un paisaJe
natural, un cuadro una sinfonía, un producto artesan~l o u~ artef~dc-
to · d . ' . . · fi d ue de por si no tiene, 1., e
m ustnal- adquiere un s1gn1 1ca O q · d' t mente?
do' d . , , directa o 1n 1rec a ·
n e proviene lo que no posee en si, h b
S61O h b . pero para un om re
e es significativo por y para el om ;.etórico social y cultural
doncret.o,.el que ·Se halla en. un contex~o. is ie~pre -incluso el
neterm1nado. Como .tal, el objeto estettco es s aisaje natural- un
0
~.Producido por el hombre en el. caso dee~: ~ensible, ni la forma
co Jeto humano o humanizado. N1 la ma\ os en ella, existen en
sí n que se 'p resenta; ni el significado que ~~mhumana. Lo ·que hay
di sPor. sí, al margen de determ!nada relac~?:ro estético se da en su
ens:1~le, ~formal y significativo en el O J .
.,
·,
J,t
1 ·., '
. ' '
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
118
unidad y sólo en la relación concreta, singular, que llamamos si.
tuadón estética.
En conclusión, el objeto estético es Jísico-perceptual, y en él lo
sensible se halla organizado en una Jonna que .10 hace significativo.
Pero sólo tiene esta triple e indisoluble existencia en la relación entre
un sujeto y un objeto que se concreta o realiza en .c~da situación
estética que, siendo siempre singular, se halla cond1c1onada histó.
rica, social y culturalmente.
La realidad estética
Hemos caracterizado el objeto estético como un objeto físico-per-
ceptual que, por su forma, se vuelve significativo. Pero cabe pregun-
tarse, pensando sobre todo en su existencia estética: ¿es real o irreal?
Y si es real, ¿qué realidad es la suya? Tratemos de responder a
estas cuestiones.
Por su físico, el objeto estético puede ser considerado como una
cosa entre las cosas. El cuadro que cuelga en la sala de la casa ocu-
pa cierto espacio de ella, y cabe tratarlo como cualquier enser fisico.
Así lo trata, por ejemplo, el cargador que lo descuelga y lleva al
camión de la mudanza. Su mirada se detiene en su superficie el
tiempo necesario para organizar su trabajo; para él sólo es una cosa
que forma parte del mundo que le rodea y en el cual la maneja Yla
utiliza. En cuanto cosa, el cuadro se integra en la realidad efectiva, su-
jeta a las categorías de espacio, tiempo, causalidad, movimiento,
reposo, etcétera. El cuadro de nuestro ejemplo puede ser descolgado
y removido, medido y transportado, e incluso golpeado en la mu-
danza o destruido si un incendio devora antes la casa. Si el cuadro
es .consumido
. por las llamas, y se conservan de él fotografías o des- '
cnpc1ones verbales o escritas, se podrá hablar del cuadro despues
de haber desaparecido físicamente, como se habla hoy por ejemplo
del mural d~ ~iego Rivera destruido en Detroit; pero al no ~~der
ya ser p~rc1b1d.o, el cuadro ya no existirá como objeto este_uco.
Ah~~a bien, mien!ras el cuadro de nuestro ejemplo exista física~
estet1camente! es irreductible a la realidad efectiva del enser qu
cuelga en la pared ~e la sala y que el cargador descuelga y transport~
en la mudanza. Tiene, como objeto estético una realidad pro.
. que se mani. f'iesta al ser percibido por el espectador,
p~a ' y que, Sl
0
bien desaparece al desaparecer físicamente como cosa en el rnund
de l~s cosas., n? .se ~gota en su ser físico, justamente porque su ser
sensible y significativo lo rebasa.
Scanned by CamScanner
\ ' ·. '
'. 1
...
·'
; '
LA SITUACIÓN ESTÉTICA l) E
· LOBJETO
119
Mientras existe como. tal; .el objeto estético se
·,,.,ensiones del mundo .real ya que se halla i'n t. 1 d sustrae a las
don Jp• • • El s a a o en otro m d
dimensiones propias. . marco del cuadro fi .a 1 f un o
'sos dos mundos. Veamos, .por ejemplo el cuadto ctªe VronteGra ehntre
e ,,nifono · d el art 1s
·t A f' ' an og El
do . d .ah en · res. Lo que está dent ro d e1 marco for
,,. parte d e1mun ,o f umano
rr1a d -el otro mundo - que e1cuad ro ex--
presa · Lo que ·esta . uera el marco ' no forma par1e .d e ese otro
mundo: el re~resenta?o .Y expres~do por el cuadro. Este ·mundo
tiene un espacio .propio que no se identifica con el delimitado físi-
came~te por el .marco. Lo ·que encon~ramos en el cuadro: .las pare-
1
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7,I
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Scanned by CamScanner
120 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Scanned by CamScanner
LA SITUACIÓN ESTt:TICA
. •
I) r.L
c. OBJETO
, 121 •
'
j·
'
:,
. e, empero, . ..
uen . p una realidad propia que reb asa a aquella·, la r
dad estéJ1~ª· 1 ?( tanto, no se trat~ de un objeto irreal. . rea i-
sería 1rrea s1 uera -como sostiene Sartre en L O 1. . .
·magino cuando ·b magrnar10-
sólO lo que 1 • perci º· Lo que percibo sería seg, 'l
la ocas!ón par~ que S?~Ja, por ob,ra de la imaginación, ~ste rr~eeai
que sena· el 1obJeto
(1 estet1co.
fl · Tendnamos
. así un du a r1Smo·1nsa
.· , 1vable
entre lo rea ª c?sa isic~, perceptible) Y lo irreal (el ·objeto estéti- '
co), ~ entr~ el obJ~to perc~b!_d o y el objeto imaginario con ·el que rse
ident1ficar.1a el obJeto estet1_co. Pero tal dualismo es insostenible, ·
pues lo qu~ Sartre ll~ma lo Irreal no puede separarse de la materia'
sensible co~.' la que se !ntegra en ~n cuerpo indisoluble. Por otro lado,
la percepc10~ no es simple medio, pretexto u ocasión de lo estético
(para Sartre lo imaginario), sino que es lo estético mismo. Así ,
pues, el obj~to est~tico es real no sólo porque se enraiza·por su ma~ . ., .
teria en lo real sino porque, al ser formada ésta, adquiere üna ' ,.: · . ··. · .
nueva y propia realidad. . · . . ,...
El objeto estético sólo es efectivamente tal al ser percibido, ya ,.·. ·· ·' ·_:
que su ser no es el de una forma abstracta ni el de un significado ' · ; · .
puro, sino el de un significado que se encarna en lo sensible gracias ' · .
a la forma que recibe .. Y, justamente, por esta forma sensible, la
percepción es absolutamente necesaria. Solamente en esta relación
concreta y singular con Jo sensible en que consiste la percepción,
podemos captar el significado que le es inmanente. Ahora bien, el
objeto estético no se agota en ella. Se muestra de modo desigual en
diferentes percepciones y existe, aunque sólo potencialmente, incluso ..
cuando no es percibido. No puede ser reducido por ello a las múl-:- 1 .' .
¿Objet(! ,psíquico? .
. ,· ·. ' ' . .· b', . un sentido
~I se! del ObjétO estético podría entenderse t~i:" (e';j. e.~ al del su· ' .. , 1
•• .! ,
generar c~erto·efecto ·en' quien la contempla. N P ·· . .. 1 !
. •"
I
Scanned by CamScanner
...,. ·. .).:tx;
INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
122
. fecto O recepción que, en la situación estética Pro
ignorar e1e h . ' vaca
.
en el suJe . to Pero , al tenerlo en cuenta,
b. ay que
, · precisar de que.
1
uando se reduce e o Jeto estet1co al efecto .
efecto se trata · C . Psi.
.
qu1co que produce , se piensa sobre
., todo
. en el efecto emocion a1
que, por su intensidad o extens1on, suscita en 1os espectadores, lec.
tores u oyentes. . , . .
Ahora bien, si el obJeto estet1c~ se define p~r el efecto emocio.
nal que produce, sin precisar el tipo de emoc1~~ que entraña, se
puede argumentar que ciertos subp~o~uctos estet1cos provocan fá.
cilmente emociones elementales mas intensa Y extensamente que
una obra de arte. El efecto emocional que suscitan ciertas obras
dramáticas que transmite la televisión comercial es mucho más
intenso y extenso que el que provoca una tragedia de Shakespeare.
Si la existencia estética del objeto dependiera ante todo de su efecto
emocional, resultaría que la obra televisiva sería superior estética-
mente a la del trágico inglés. <:;orno no puede aceptarse semejante
.r ·.
1 • conclusión, que deriva sin más de la caracterización del objeto es-
tético por su efecto psíquico, emocional, se ha pretendido mantener
:
-
(
.)
.
1
dicha caracterización excluyendo semejante efecto elemental y dan-
-
::r.
1
1.
do a éste un sentido más complejo, rico y profundamente humano.
- .
•'tt. : Así, para Tolstoy (en ¿Qué es el arte?) la calidad estética de una
obra artística se halla determinada emocionalmente o con más
.
exactitud, depende de su capacidad de contagiar a los espectadores
'
' .
\ '· o lectores emocionalmente. Este "contagio -dice- no es sólo sig·
~o.·seguro ~el arte, sino que también el grado en que contagia es la
u~ica me~1da de la excelencia artística". Sólo el objeto que conta-
gia. emocionalmente Y hace vivir como propias las emociones que el
artista t.ransmite con él, puede considerarse propiamente estético.
Per~, ciert~mcnte -afirma también Tolstoy- no todo efecto e-
m~cional tiene este rango estético sino sólo aquel que al fundir al
art1st~ Yal espectador así corno a éstos con todos los e~pectadores,
pe.r~ite al arte unir a todos los hombres El efecto estético se tiñe,
as1m1smo de un l ., · la
especificicia a co orac1on moral y religiosa que desva?e.c~
el efecto d debla obra de arte con10 objeto estético. En def1n1uv~,
que se usca o se a . , . . l p oducir
este efecto precia en el es rehg1oso o mora . r e·
mos, la car~cie:~:aT.~lstoy la función más alta del arte. C~lll~ vde
contagiar emocio ~ion por su efecto emocional, o capac1da aes·
tética del ob · t na .~ente, conduce a una caracterización extr
Je o estetico
Pero quizás se pudi . . d entre
objeto estético Y f era sost~ner la vinculación menciona ªf ctos
e ecto emocional si se prescindiera de Ios e e
Scanned by CamScanner
·.
.\ ;.
.
'
LA SITUACIÓN ESTÉTICA · I) EL
_ OBJ Fl"()
. 123
, simple~ y elementales así como de lo
!llf.5 ioso o moi'al preeminente- no fueras que -:Por su contenido
re 1~nsara sólo en aquellos que son autén~· propiamente estéticos y
se~ entonces una caracterización dél obj:~ame~t~ tales. Tendría-
rn~pio específico (o sea: estético) que pro~ estettco por el efecto
P:ficuit'ades a~ter~ores pero surgen ~tras no muce .. ~e salivan así las
1 • enos 1nsa vables. Un
d tara ta de cu~sttones sa1e a nuestro encuentro . Q . , . . , ª
ea , f d d · 1., u1en o qmenes
-Y con queT d· un amento-
,l eterminarían la presencia · d e1 efecto
estético? ¿ . o .º ·~qu~ que creyera vivirlo, experimentarlo o s , 10
el círculo .restnng1do.
, 1 ' 1 de los ·expertos privilegiados O es t et as' re fio 1na-
dos? ·¿Y cua .sena
bl · 1 · · d e .contenido de esa
b' . . esteticidad? s 1• h
· se re .uye por
invenfica e e cnteno e 1a su. Je_t1vidad individual y se atiende a
cierto~, datos . F~mpr?bables ob~et1vamente, podría pensarse en la
durac1,on de ~a capacidad del obJeto para producir el efecto estético
a traves ~~l tiemp~, en 9o~~ras~e con los objetos cuya capacidad de
perdurac1on es baJa o casi inexistente. Ahora bien, no puede abso-
lutizarse la relación ·entre la duración del efecto estético, producido
por cierto objeto, Y.su esteticidad. Hay efectos efímeros, no desti-
nados a aparecer en nuevas situaciones estéticas, dada la existencia
efímera del objeto que lo produce. Tal es el caso de los fuegos arti-
ficiales. Nadie negará el efecto estético que suscitan en los especta-
dores, pero·éste se agota en su producción misma. Ciertamente, la
historia del arte· atiende sobre todo a las obras que sobreviven a su
tiempo y perduran más allá de éste. Y los museos son el lugar en el
que se reúnen,.desconectadas del tiempo en que fueron creadas, las
obras que perduran. -El hecho mismo de formar parte del museo
es en nuestro . tiempo una garantía de perdurabilidad. Toda una
ideología estética viene a sancionar la perdurabilidad o "eterni-
dad" de la,obra de arte como un atributo esencial de la esteticidad
o de la "belleza" alcanzada. Y, sin embargo, en nuestra ép~c~ se
producen· ohras n'o destinadas a perdurar y cuyo efecto 7stet1co,
como en el caso de los fuegos artificiales, es limitado en el tiempo?
incluso efímero." La.durabilidad O "eternidad". ~e ciertas o,bras0 v1-
s?ales de nuestra época es más bien ~scasa ~f1mera. A. tttu! d~ .º
eJemplo de los prOductos de esta práctica arusu~a que aspua ~ierta0
;
mente a J)roVOCar un efecto estético efímero, estan los happ~nmgs
e · . · · . finalidad estet1ca, por
0 nJunto de acciones realizadas, con ~na t' cularidad
una o_varias ·p'ersonas en forma improvisada,.con a ~~r l ·
1
de · · · ·· ontemplac1on sino
tam-
1
b'' que esas ,.acc~ones no .sólo lla~an ª ª e f to en este caso, es
/e~ a la parti~ipación en las nusm_as. El e ecobjeto estético pro-
Inlltado, breve/ ya que· no .es producido por un
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
124
·amente dicho sino por un acontecimiento. Desde el punto d .
p1 I ,. e vista
es tético ' se trata de un efecto eg1t1mo, aunque no sea el Perdu b
a1· I Lo est·ra. le
Y "eterno" de las obras que se 1nean en os museos. . etico
está aquí no en el producto de un proceso, d est1nado a sobreviv·
, . . , I tr al
llegar este proceso a su termino; sino que esta en e proceso mis
y, por tanto, destinado a agotarse en él.,~ veces,. en el arte conte:~
poráneo la transitoriedad del efecto estetico radica no en su vincu.
lación con un acontecimiento o proceso, sino con el objeto; pero
en un objeto que, por la fragilidad de sus materiales o por la in-
tervención de elementos externos, está destinado a suscitar efectos
estéticos limitados, cuando no efímeros. Así sucede con el llamado
arte ecológico (land arl o earlh works) de nuestros días, cuyos
productos consisten en espacios naturales al aire libre (montañas,
desiertos, campos cultivados, ríos o mares) transformados por el
artista. Los efectos estéticos que producen en los espectadores esos
fragmentos de naturaleza, sujetos a la acción destructora del clima
o del tiempo, acaban o acabarán por desaparecer, como lo atesti-
guan las realizaciones de Walter de Maria, Oppenheim y Mike Heizer
en la década de los sesenta y setenta.
Ahora bien, frente a estos intentos contemporáneos de desfeti-
chizar la obra de arte "eterna", cuyos efectos estéticos no se agotan
nunca dada su "eternidad", está la idea de la relación intrínseca
entre yerdurabilidad y esteticidad como un componente esencial
de la.1deol?gía estética dominante en nuestra época. Y justamente
la existencia del museo viene a avalarla, ya que en él sólo entra lo
que se con~id~ra estéticamente digno de perdurar. Ahora bie~,
e.orno los cr~tenos conforme a los cuales.se establece esa perdurabr·
hdad ?? deJan de ser relativos, históricos, nada garantiza esa per·
dur~~thd~~, aunque la entrada en el museo constituye ya u~a
certificaci?n de ella. En definitiva, sólo a posteriori, y tanto mas
cuanto mas largo sea el periodo de su posterioridad, puede afí~-
marse que, ~na obra artística muestra la capacidad de producir
erectos esteticos renovados. La historia del arte ofrece abundant~S
eJempl?s de obras, como las de los pintores "malditos", Van aog ~
Gaugu1n o Mod·ig 1·1an1· que, en su tiempo no producían eiec~ tos es
, . y
tet1cos y que sól0 , . ' nte.
' mas tarde los suscitaron intensa y extensame tr'l
en el campo de I · · · hOS '
aco id .a.musica es bien conocida la fría, e incluso Mo·
zartg Ba qtuhe rec1b1eron en su tiempo las obras maestras de u~poca
, ee oven o Stra · k y , su e
produ'er vins y. , al reves, obras que en asado
· d J ?n un efecto extenso y profundo en el público, han p I de
1na vertidas post · es e
enormente. Un ejemplo elocuente de es10
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. 'LA SITUACIÓN ESTÉTICA I)
· ELOBJETO
'd 125 f
1
: 1
lo 'l'd d ·,
tensió~, Y d urab i i a ' ·¿quien podría hoy atreverse a vaticin~r la
recepcion que ..~sa ,o.b ra,· de nuestros días tendrá.en eLpúblico de
m~ñana?; ·¿ quien ·podna ~segurar la perdurabilidad o el agota-
miento de su.s .efectos, .- basandose en los que hoy producen en los
espectador~s; oyentes · o ·lectores? Y este cuestionam.iento podría ·
extend~rs_e a las :o?ras del. pasado; aunque en este caso el tiem·po
transcurndo permite considerar, en cierta forma ' , cómo la obra ha • 1
'
resistido ~si es que ha resistido- a la acción implacable del tiempo
y, de este modo~ atribuir como se atribuye a las obras clásicas
cierta garantía de.perdurabilidad por haber pasado la barrera de su
i,
tiempo y de otros.tiempos. Pero, no olvidemos que po.r firme que
' . . .,
aparezca ante nuestros ojos el pasado, lo vemos siempre con los ojos
del presente,. lo . que introduce ya forzosamente cierta relatividad·
en su aparente perdurabilidad. Relatividad que se trueca en incert.i-
dumbre cuando pretendemos adentrarnos en la experiencia ·estética . ·. ·.
del futuro. Tratar de preverla con clave estética del pasado, o del ·
.. 1 1 ••
char, esa experiencia estética así como los cntenos con los .~~e
habrá de ser definida ·y valorada. ·
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126 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
128
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LA SITUA:CIÓN ESTÉTICA
· · 2) EL SUJETO 1
· · . 129
·duo es un ser .social (Marx), tanto en su a t'1 . .
".' nte como ·en,su actividad práctica mate c., tdad ~e~nca o cons- I '
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e·liando
, los detalles que no contribuyen
. a ella.. En
b la relación prac.
·
tica, el leñador de un ejemplo a~t enor, ,·e e1 ~r o I como un objeto
de u acción. Los rasgos cscnc1alcs que pcr~~be son aquellos que
convienen para lograr el resultado de la acc10~1 proyectada. El le-
üador, ciertamente, no dej_a de contemplar el arbol, pero sólo fija
su mirada el tiempo necesano en los puntos de la corteza en que ha de
descargar los hachazos correspondientes. Fuera de esos puntos que
tienen relación directa con su trabajo, los detalles del árbol le son
indiferentes. Finalmente, en la relación práctico-utilitaria de la vida
cotidiana, la percepción se detiene sobre todo en los rasgos que
permiten reconocerlo y utilizarlo.
La percepción es, pues, un proceso selectivo en virtud del cual
unos datos sensibles -los esenciales- ocupan el primer plano en
tanto que los restantes permanecen en segundo plano, o sencilla-
mente se prescinde de ellos. En consecuencia, como proceso glo-
bal, la percepción es más rica o contiene más que lo que ofrecen los
sentidos; pero, por otro lado, al seleccionar los datos sensibles, es
más pobre sensorialmente puesto que no carga con toda la riqueza
concreto-sensible del objeto. Ahora bien, sin esta función selecti-
va, no habría propiamente percepción sensible, sino un-caos o con-
glomerado infarme de sensaciones.
5. Los hábitos, estructuras o esquemas perceptivos con los que,
en una sociedad dada, se organizan los datos sensibles, tienden a
convertirse en normas o reglas rutinarias que empobrecen la capa-
cidad de enriquecer con nuevos significados los datos sensibles. La
percepción en la vida cotidiana tiende a repetirse en esquemas in-
variables Y, por tanto, a automatizarse. Los objetos percibidos yel
acto mismo de percibirlos pierden su frescor y espontaneidad, su
novedad Y riqueza, Yacaban por reducirse a los rasgos indispensa-
bles que permiten reconocerlos y usarlos con la mínima interven-
ción de la conciencia. La percepción se' vuelve automática. Esta
tendencia de !ª percepción ordinaria, fue agudamente señalad~
por los formalistas rusos, y especialmente por Sklovsky: "Si exami-
namos. las leyes generales de la percepción, vemos que una ve~ qu,~
las acciones llegan a ser habituales se transforman en aufomáucas
U!l arte como procedilniento) . Así pues en virtud de esta tenden-
cia a la. auto ma t·izac1on,
·, el obJeto
· '
en la percepción · q.ueda·-
ordinaria
r~du~ido ª sus rasgos sensibles mínimos y a sus componentes signi
ficat1vos más pobres. .
6 · La percepción, con los cinco rasgos que acabamos de expo·
ner' se presenta como un elemento indispensable del comporta,
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LA. SITUA~IÓN
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ESTÉTICA 2) EL SUJE
· · ·TO
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· · · 131 ,··: ! , , ~\
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La percepciói1 estéticq . .. .
Teniendo presente los seis rasgos esenciales que acabamos de· seña~'. ' , ( ,, ·.
lar, podemos·precisar los que la percepción estética comparte eón la'. ' '' . . ' ~.
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,,rn,,co y cspcdnlrncntc en el nrtc contcm¡,,) 1..,, 11 , .
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~1h'"~t~q\l\, cundHl l:\l, 1, Hstn qul: lstn lnrnrndn t.·n el cscluCnl'
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,\ pc1ccpt1vo .
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. por la J)crsiv•,·t,·,,.
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· ,~unin dcsconccrtnc1o, al no abandonar cst.' csciuen,n 11 c,·cc t' •
pn. . , • , ,, 11.0 ')· 1., •· • u ptvo,
1 0
¡,qué ~·~pr~~tt!'~. e ~·'_\ . •·• P \!~llt~t:~ qHL' pone de manifiesto la li-
1ni1:1~1ón l:~ll:ltc:1.l <1llt: Sl: ttnpoth. ,\1 ,\lcrrarsc a t:.·sc esquema. Ahora
t,kn, \oquc dctcrnunn l!l ruptura que a cmnicnzo del siglo llevan a cabo
c~1.nnnc, Brnqu~ Y Ptcasso •. n sea el dcsl'cnt ramicnto O dcsplaza-
1\\icnto del csquctnn pcn;cpt 1vo que t icnc por eje la pcrspcct iva. v
q c ~xigc p~r t~u~to una nucvn percepción estética, rebasa la csf~r;
11
puran1cl'~tc 1nchv1dut~l, yn que co1no en el caso del esquema de la
pcrspccuva rennccnt1sta. el nuevo tiene raíces sociales, L~ulturaks e
i,kológicns. Unn nueva ~onccpción del espado forma parte siem-
pre de una nueva concepción dd hombre y del mundo, en unas
rnndicioncs históricas y sociaks dadas. i
.
4, 5 y 6. La función selectiva propia de toda percepción que, en \
'
la ordinaria, se cjercl! de acuerdo con la finalidad o función a la que
sirve, y que es por tanto instn11ncntal. pierde este carácter en la per-
l·~pción estética. Cicrtan1cntc. con10 ya sci\alamos, tanto en el caso
dd científico que entra en una relación teórico-cognoscitiva con
los objetos que estudia, co1no en el del trabajador -el lei'tador de
nuestro ejemplo- que 1ncdiante su trabajo t ransfonna determinado
mntcrial y, finaltnente, en nuestro co1nporta1niento cotidiano con
las cosas.usuales que nos rodean. la percepción es ante todo un 1ne-
dio al servicio de un fin. Se observa un fenómeno para conocerlo;
se fija la mirada en una parte del árbol para actuar sobre él, y se
mira un objeto de nuestra vida cotidiana para reconocerlo Y usar-
lo. La imagen sensible del objeto se recorta, pues, de a~uerdo c?n
una exigencia instrun1ental y en esa in1agen se destaca lo que satis- 1
• 1 .•
l
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
134
-aunque no desaparece- para ceder su sitio a la acción n1isma. y, en
el comportamiento cotidiano con las ~osas que nos rodean Y utili-
zamos la reducción de los datos senst bles es tan grande -dada la
autom~tización de la percepción- que casi desaparecen. O, como
dice Sklovsky: "La gente que vive en la costa llega a acostumbrar-
se tanto al murmullo de las olas que ni siquiera las oye."
En todos estos casos la percepción se halla detenninada por el
fin correspondiente y, por ello, aunque es necesaria como medio, no
ocupa, a lo largo de la relación correspondiente, un lugar esencial o
central. Ciertamente, también puede percibirse así, es decir, con una
función instrumental, un objeto estético; pero en este caso la relación
sujeto-objeto no llegará a constituir una situación estética, ya que
el sujeto no percibe estéticamente y el objeto estético no es percibi-
do como tal. Así sucede, por ejemplo, cuando un estudioso de la
historia de España se det icnc, en el rv1 u seo del Prado, ante el cua-
dro de Velázquez La rendición de Breda (conocido popularmente
como El cuadro de las lanzas) y fija su mirada en la figura de los
generales que se entrevistan (Spinola, el vencedor, y Justino de Na-
ssau, el vencido), y se concentra en la pintura para determinar si
el acontecimiento representado por el pintor corresponde a la verdad
histórica. Percibir, aquí, es reconocer: el rostro de los dos generales,
su atuendo, el séquito que los acompaña, el campo de batalla al
fondo. No se percibe la escala de los colores, el contraste entre los
:\' tonos cálidos y fríos, la ordenación de las líneas horizontales
.• ·1·
~:
... ._ :
y verticales, la violación de la perspectiva en el paisaje del fondo, Y
todo ello par~ enc_arnar sensiblemente el significado, la idea de que
la ~erdadera v~cton~ no es militar sino humana; que no consiste en hu-
millar al vencido, sino en reconocerle -u honrar- su humanidad,
po~qu~ al hacerl~ ~I vencedor se reconoce humanamente y se honra
a s1 mismo. Perc_1b1r estéticamente el cuadro es, por tanto, no hacer
del acto ~ercept1vo un medio O instrumento, sino un fin. Es estar
todo el tiempo que dura ese acto prendido de lo sensible; o más
exactamente d7 u? _entramado de líneas, colores y contrastes en ~I
que ?~ lee u,n. s1gmf1cado. Por ello, la actividad del sujeto en la s1-
tuac1on estet1ca es esencialmente perceptiva.
Interés y desinterés
en la situación estética
I
~a i~ea d_e que la percepción estética no se subordina a un fin exte·
nor
. 1mphca que no se guía por un in ter,es part1cu . ar . Kant en su
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' ·ca de/'juicto, ' teniendo .presente el interés
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critt no el interés·· 1noral, dc :naturaleza · . ~ensible, utilitario .. : :
,sí cot . . · · · ·,· . ~ · . ' ·esptntual ha . . ,
.1 sentin11entq,es~e~~U) .es totalmente desi· t . ' ( sostenido
que e1 . , ·a K · . , n e, esa do Au
. erés enuen_ e·... ant;.en ,un ·caso, liberació d , · · nque por
destl11 . . ,. · . r· n e todo deseo
otro, la no su~ec_1(Jn '.~ ,_m;r. ' m.exterior' incluso el moral Y' en
e sea· la tes1s :k_ant,1ana ._t1ene .que ser reconsiderad ·' por ele.vado
qu . . , ,. . . . , , . .. . . . . . , .a para que pueda
mttlfse que e1:1nte,1es_, o cierto mteres tiene un 1 · .
ad . ., , · .. . .·Ab d ' . ugar propio en
,ituac1on estet1ca.. . or . emos esta cuestión a pa t' d · .·
la. - los . .. ,... , .. , . · · . r .i r e vanos . ,
eJe01P · ' . · · ·· · : · . · -. · · . ·· . · · ,
Al cont~?1Pl.a r.·t:1n- ·pa1sa~ e_ natural, _se excluye ciertamente toda . :
considerac1on de -1.os. be~ef1c1os con!antes y sonantes que ese frag- . ,.
mento de natur.al~z~ p~~t~ra producir como objeto de una inversión:
turística. Es d~c.tr ,·,-se . ~escarta todo interés económico, materiai.-. ·
De manera .analog~·, : no .se c.onten1pla estéticamente, como hemos
visto, el cuadro de .Y elázquez La rendición de Breda movido. po1· ·. . .
un interés cogno_scitivo para aprender o comprobar una verdad :,· ·. · ·.'.
histórica . .Tampoco cabe esa contemplación si el profesor de filosofía · · ·:.. ·:. 1
se acerca al cuadro d_e Rafael La Escuela de A tenas, para mostrar . ,. · ·, '. ,. , :'.·
a sus alumnos, con·.las dos figuras que ocupan el primer plano, la ._··., .:: ·: · ''. 1
oposición entre dos doctrinas filosóficas de la Antigüedad griega: .el · ,. ·.,· ·;:
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.~ . ·.' ... ~{ ~:.:''.':;.: .:: .. :. . . .
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2) E LSUJETO
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INVIT /\CIÓN A LA EST tTIC/\
138
¿ Fusión O distanciamiento?
Et sujeto se halla movido, pues, por un inter~s pr?fundo en el pro.
ceso perceptivo. ¿Significa esto que llega ~ f un?tr~c con el objeto
ercibido y que, en esa fusión que lo llevana a d1lu1rse en él, radie
P .., , . ?Q l a
ta relación que vive en la s1tuac1on estet1ca. , por e contrario: ·el
sujeto tiene que mantenerse a una distancia psíquica del obj~·10
para poder contemplarlo estéticamente? O, tal vez: ¿la coniempla-
ción estética implica otra alternativa en la que se superarían ambos
extremos? Es lo que trataremos de ver a continuación.
Desde finales del siglo pasado existe una teoría cuyos máximos
exponentes son los alemanes Theodor Lipps ( I 851- I916) y Johannes
Volket (1848-1930), que pretende explicar la contemplación estética
como un proceso de proyección dei sujeto en el objeto. En virtud de
ella, nuestro yo traslada a los objetos sus propios sentimientos. Lo
que llamamos "bello" o "feo" -dice Volket- no es más que lo que
t •• yo vivo en la contemplación estética; no es más que mi propio
,~
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sentimiento de afirmación o negación de la vida, respectivamente,
( ::. "objetivado, sentido o vivido en un objeto" (Fundamentos de la
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Estética). Para Volket, en la percepción estética vinculamos nues-
¡_; .,
="'. 1
tros propios sentimientos a objetos externos, los objetivamos en
'' ellos. Tal es la teoría de la "proyección sentimental", "introyec-
ción", "empatía" o "endopatía", términos con los que suele tra-
ducirse en español el sustantivo alemán Einfiihlung .
. Ve1?1os pues, que de acuerdo con esta teoría, la experiencia esté-
llca tiene por base la proyección de nuestros sentimientos en las
cosas, merced a la cual se vuelven expresivos. La proyección senti-
me~tal no sería un fenómeno exclusivamente estético, sino que se
dana al ~ontemplar cualquier objeto. Hablamos, por ejemplo, del
mar funoso, del valle triste o del cielo sereno, aun cuando nada
de esto. perten~zca efectivamente a esos objetos externos y materiales.
La funa, la tnsteza o la serenidad se las prestamos nosotros al ma:,
al valle O al ~ielo, ya que en verdad sólo se dan en nuestra pr0 P1.ª
p~rsona. Al mtroyectar o proyectar en esos objetos nuestros senil:
~ientos, ~acemos que aquéllos, al ser percibidos, se presenten f~e
tosos, tristes ~ s~renos. Pero, aunque parezcan desprenderse
ellos., esos sent1m1entos son nuestros.
Cierto es que no se t rata d e una proyecc1on . , arbitran
. ·a · parae
poder
, ob ' r . . · quos
Je ivar nuestros senlltruentos en las cosas es preciso
· estas ofrezcan cierta analogía con los sentimientos q~e reconoce~r-
en ellas. No es easua1 que atribuyamos
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fuerza y v1tahda
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· :~\(~~'fié:(11.o}filatÓ'rral; o ue / · ·• ··
bOl ·Y ,,, ·.-. ,,·,.,·,·· ·1 ··· . .. q tnculemosla·llt' .
, bia cJ)n;\,~ na.\r:~~~·.·1,,1~p°.nente, y. 110 con'.la . . d. _.' 1vez o la so~
b:1~ apenas l\~i1ir:.l a::.ª~ept•ón 'a nuestro paso.' ~:r I e:111 a del _camino
~an ~ ~ !?~!~f qu~;A~ectan establecerse eritre ~1~~~1esqmer~ que
Yel estad~ ~"!~\l!F() ~?~~~~pon~ient e_, _lo deterrni nante J;!~apee:t~ ~~~~
ria es el prq~~--~-9 .\d~ J u~1on .o. 1dent1f1cación de · t b·. ·
virtud del'tü.~F~s.té.. últim'o adqüiere al ser contsuJe 1~ dy 'º Jeto en
, .. : ... b ...,,... ·· · ·· · ·· . ' emp a o un tono
afect!VO· i.;Q::.?) 5(1"..CI. se IO~~-ª así s~ biét ivo; el objeto pe;ci bid o se
conv1er e e_ n ·~Jtppl~ :~~p~es1?n' o atributo del sujeto. . , 1
• • • •
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La ·Contemplac1qn.
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t , , ·,.
entr~ S~J~t~ ·~:· ?., .~~~~,'.~O solo .para qu~ éste·no se perciba ;ru~~~I~~
aquel s1nó t'.amb1~n par,a ,que el obJeto al ser P 'b'd : .
duzca a ,la·f é~lid~d .vi vicia, cotidiana del suJ·e·to·e~co1 I o, _no se re-
d · .... · 'd · · ! · rtega y Gasset
vio en ese ...~spr~n 1m1ento de la "realidad vivida'' , 'd .fi·. , ,
. ·1·· " ' l'd d h ,, , que e1I ent1 1co
sin más co~ . é:1 :>,,.r~a I ª· u mana ' la prueba .de la "d h ..
., I ·,.-, :' .. · · d "1 , . es umamza-
c1on de ar~.~. :f : PfOp1a e · as grandes epocas del arte" y · ·
ticular, de!,_:? ~.rte nuevq". Por,~llo afirma en el mismo
deshumanrz.~c1ón del,arte) que la percepción de la realidad vivida
t~:t:.~I~
y la percepc1~n-de 1~ forma artística son, en principio,·incompati-
bles. ~ .'~ Y·· éilgrega: "Todas las grandes épocas del arte han evitado .:· ,
que la obra\ ten~a en lo humano su centro de gravedad." o sea: del · ·.
hecho de que .'e lart,e no es expresión directa e inmediata de una rea- ·: . .
lidad vivida por el artista, deduce sin poner límites a su gen·eralización . . · . ..
que el arte' ne:>:~xpresa, objetiva o hace presente cierto mundo humano. · ' ·.· ·
Ahora bien', en el distanciamiento del arte de·una realidad humana vi-
vida, lejos··ae mostrarse su "deshumanización" se muestra justamente
lo contrario. :En .primer lugar, porque siendo la obra artística un · ,;.,,
producto humano, no puede· dejar de. tener siempre una significa-. . , .
ción humana. Pero, a su vez, al distanciarse de la realidad humana .· , · 1
• ,:
"vivida" :POr el artista antes o .fuera del proceso ,creador,, el arte '· . ·. 1::.·
expresa cierta,realidad humana, o relación del hombre con el mun-·
do, con mayor riqueza, plenitud y profundidad. y este !11undo que
no es un.mundo dado sino creado por el artista, y en el que sepas~.
de una realidad ,"vivida" a una realidad humana más profunda,
es el que cón'stftuye el centro de gravedad del'objeto que se .ofre~e. . ' . ' i
a la contemplación estética. Contemplación que sólo se da, a ~u
vez, si ef sujetQ que se sitúa anté el objeto, l~jos ?e f~n~ir~e . c?n
él, convirtiéndolo ;en 1.1na proyección suya, se mantiene~ cierta d1~-
tancia ·.-1• ~ • • • · , ,
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I .,
J~\'.;(V;"::":::·:·.>::>'i:._··... ·::.· !: · ·'. ·. ···.. , . . .'-.. ·. . ·...... .· , ¡ .
· ·. ·\'r:·.,·., ·.. ) ··' ·, .:-· , · .,;· . · , · · . · · ·de lo estet1co ·
. . ·;··:-~}\\} \i,-:--_i.(_r·.--,. -:_,: >. .: ·:.:.··:· ·.: : · 1: · .. ;.-: . . · · · ·.:
·. :,:.- , ?. ·. :'. ,. '. '._· 1
utiliza Aris(óteJe's°·. ~11·Sobre las categorías: como modos de enundar .-· . . · ··· .
lo que-las· éósas son .,de .distinta manera (según su cantidad, cua- . ·.: ,·
lidad, poslció~ ¡fu~lr.,'-'.'H~mp-o·;eféétera}.~ De acuerdo con esta ttadi'. . .
ción aristót'é1té~/ ,re~Fsta, son los conceptos ·más generales acere~·..t:,... i:_: :_.: . . .
d~__un_.iruP,~:.~éobjtfros ;o fenóme'nos, así como de sus vínculos i11'.: . ' ' ..:.. ,:_.. ·,
ternos y · relación·es . 'externas. Hegel define las categorías cúmo , ' . . .
abreviatÚras·rde::.lc{s ·· inÚrnerables detalles de la realidad. Sin esa .·· ·.. 'L '..·:
reducción ·a e::1a·:multifohnidad de pormenores y aspectos de la reaH~ .. ·:'. i . · "·
dad a sus'deterfuihacione's más·generales y esenciales, el homb~e no '·.· . :.. .
podría afinriarsé eri ·e1 ·mundo. Vienen a ser, asimismo, nudos o.pel-. · .· .' · · · .·
daños' de 'Ii{ pr'ofi{nd1zación· en lo real, pero dada para ·Hegel la , : ·.. · · .·
identii'icaciÓÍi"·d C,Lespíritl! y la realidad, las categorías son a la v_ez, de- '. :
~erminaciórteS' SúbJétiVas y objetivas. Para Marx, las. categonas le-
Jos dC ser ab!ilí'.i2CiOrieS que pr.e forman lo real, expresan en forma :
teórica,'. a'tist}a'.cta· el movirhierito histórico, concret?, r~al, 1 q~.e . •, . ·:
describeil::'· Sb'rl( j,~és; 'abStrácciones de_ lo. r~alqu: d~f)nen . !1 ~ea~ . · ..'_ . ·
dad ,. .o' ·c·e ...1t·,.·,1,,, ,, , . . d , 11 : f's1·co , b1olog1co,
1 r o 'sector. e e a - 1 . .
h1stonco,· social
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.. . ·.
: . , . · 1:
en sus deterfui'~aci'ones·'· más generales. ' . .' i ..:·.,1 .: ' . '· ' ·'
• j :• -:ft?f:;:;,;'.)>/ :.: ,.; : ":; .; ,; . ...·. ·.•.;' .· '. ' o:· ..
las categiJrlaii!stética~ .: .;_···· :., ''\. .. .·..·· .' . ' .': •'. . .,·
L . ' • • \ .,.r,i·t" :1' ·:,
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~r ,tt .1c,:-, , '¡· l(l •1, (. , • , l •,· ·.·, : .· ·
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146 INVITAC IÓ N A LA ESTÉTI C A
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(el1 Me~.#r~bl~s)' -~ Platón (e·n 1-Jipias·1/10 or) , p¡, ; ·. ··
ronto.~ncepci6ir,ar1stocrát1ca ,del hom brc libre fes .')·.. alton, f1~I a • 1
eºIn -
o indigno·T · ... · e _
e . Y, prol)10, ·en cc1m . · · ;, · ·s Y rr1c·r,·c
b10, de csclc·1vo . . s
.. nano
extranjeros::-;.,;.8,~Pº.co a~rec1a l? trági:o, pues su racionalismo 1~
11eva a y,er las Pª.$~º.~~s C~?~?. pet tl~rbac~o~es del alma .que la alejan
de la con!~IP,P~~.~-t~n ·las tdeas. De ah1 que rechace la tragedia 1
.~ ~
Lo estético en claves
socrática y kantiana
Siendo la categoría estética más general, lo estético fija lo que hay
de común en las diferentes categorías particulares: lo bello, lo feo,
lo sublime, lo trágico, lo cómico, lo grotesco, etcétera. Resulta así
que lo bello es estético, pero no todo lo estético es bello. En cuanto
a la cuestión de qué es lo estético -cuestión que durante largo tiem-
po no se distingue en la historia de la Estética de la de lo bello-,
encontramos dos respuestas fundamentales, que no obstante su opo-
sición mutua, comparten un rasgo común: poner lo estético; o lo
bello en sentido amplio, en relación con lo útil. Se trata de las res-
puestas de Sócrates en la Antigüedad griega, y de Kant en los tiempos
modernos, que sólo en nuestra época han sido elevadas a una sín-
tesis superior. .
De acuerdo con el legado de las ideas socráticas que nos transmi-
ten Jenofonte (Memorables) y Platón (Hipias mayor}, Sócrates
confunde lo bello con lo útil. El cesto de la basura es, en con-
secuencia, bello, y no lo es, en cambio, un ornamento inútil. En el
diálogo platónico, Sócrates hace ver que un escudo, por muy ador-
, s1· no protege de los ataques de un enemigo no puede
nad o que este,
considerarse bello; en tanto que el poco adornado si cumple .e~ª
.,
f unc1on , b ,
protectora, sera ello. Al vincular así lo bello con ° ,
l uU,1
Sócrates no hace sino tender teóricamente el puente que ya habt~
tendido prácticamente el trabajo humano desde los tiempo~ p~e
históricos. Sienta así las bases de una estética funcional, utihtarta~
q~e dificilmente pod!a ser aceptada en su tiempo. El propio Sóc~~!~
as1 lo reconoce, segun Jenofonte, al hacer decir a un armer0 .•
Scanned by CamScanner
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150 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Lo estético y lo útil
En suma, la caracterización de lo estético (entendido como lo bello
en sentido amplio) por su relación con lo útil, nos llev.a a la conclu-
sión de que no existe incompatibilidad ni tampoco identidad entre
uno y otro, y no sólo cuando lo útil se concibe en un sentido prácti-
co, funcional o técnico. Tampoco existe -como demuestra toda la
historia del arte- cuando éste, en busca de una utilidad ideológica, se
pone al servicio de una finalidad extraestética -religiosa, moral, po-
lítica, etcétera- a condición de que la sirva estéticamente. O sea, a
condición de que esa finalidad no sea puramente externa y de que,
por el contrario, materialtzada o formada en la obra, sea parte in-
trínseca, indisoluble de ella. Por último, reiteramos que lo estético
es útil en cuanto que, en la relación sujeto-objeto correspondiente,
satisface necesidades profundamente humanas (de creación, expre·
sión, comunicación o desautomatización de la vida rutinaria). E~
este sentido, el arte no sólo no es inútil, sino útil para elevar Yenn·
quecer al ser humano.
Lo estético a que nos venimos refiriendo es -como hemos ex·
puesto anteriormente- la cualidad de un objeto humano, o huma·
nizado, peculiar, no importa si es natural o artificial, al que por s~
for.ma sensible le es inmanente cierto significado. Se trata, pu~s, de ~a
obJeto concreto-sensible, singular, que se vuelve significativo:~ a
percepc1on · , (es~et.1~a
, · ) a d ecuada. Al caracterizar as1, a 1,ª esteUC
corno
rehusamos def1n1c1ones tautológicas y por tanto, vac1as, na
'
esta d e M1·ke1 Dufrenne: ''Es estético todo
' objeto esteuza
· dº. por.ues·
. . ,. ,,encra
expenenc1a estet1ca cualquiera'' (Feno,nenología de la expe esta
!ética). Aunque lo estético y sus derivados entran tres vece,s enpro~
· '6 n, o quizás
d ~ fi1n1c1 · por ello, nos quedamos sin saber q uetoesdando
p1amente. No se trata tampoco de caer en el extremo opues ésta
un contenido tan preciso o detallado' a su definición qu:enciª
quede fácilmente invalidada por la historia real de la expefl
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LA e ATEGORÍA GEN ERAL r -
)E LO ESTtr, c o
'tt'ca y del arte. Ahora bien los ele . . 151
este . .d '. mentas qu h
a caractenzar en su un1 ad 1ndisolubl 1 . e cmos señal d
0
Pª~a sensible, forma Y significado- sane~ °bJeto estético -rnª
tefl r· .
. pero insu 1c1entes, por abstractas de
' so1o cond' , .
.
1c1ones necesa
a-
na5'tico solo
, se d. a en d eterm1nadas
. , 1o estet1co E -
rela . · n verdad lo
es te.ble las man1festac1ones
. . concretas de
c1ones so · 1
cia es que hacen
'
po SI . su presencia
10. estético-concreto, singular, en la situa ., , . , o sea: corno
c1on estetica correspon-
diente.
El objetivismo estético
· ' or
Todo objetivismo concibe al objeto ·como lo que existe en. si YP
51' , a1 margen de cualquier• ·, 1 uJ· eto cualqmera que
relac1on con. e s . to ob·eto es en-
sea esa relación y el modo como se conciba el suJe · . Jt Según
to 1 . • . ntrapuesto a1suJe o. .
n~es o extenor, 1ndepend1ente º. co . ·tual O natural- atn-
~1~tpo de realidad -ideal o matenal, esptnd lo estético tanto de
Utda al objeto puede hablarse en el terreno e l'sta materialista.
ob · · · ' · · · natura 1 ,
Jetiv1smo idealista como de obJet1vism 0 . . lo con Platóri en 1a
El objetivismo idealista podemqs ejemphf!car metafísico (reino
tntigü~dad griega. De acuerdo con su d~:::::~mpíricas sólo son
las ideas-mundo sensible), las cosas
'
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
152
la
manifestaciones o sombras de belle~ ideal que -como toda idea-
es único, absoluto, perfecto, eterno e in~utab.le. Por muy bellas que
sean las cosas sensibles -diversas, relativas, nnperfectas, cambian.
tes y perecederas- nunca po~rán igualarse co~ la belleza ideal que
comparte los atributos mencionados de toda idea. Su .belleza es,
pues, inferior con respecto a la belleza suprema que ex!ste en sí y
por sí, independientemente de que los ~ombres la perciban o no.
Ahora bien si la belleza ideal no necesita de las cosas bellas para
existir, ésta~ sí necesitan de ella ya que sólo son tales en cuanto que
participan de la belleza.
Por tanto, la belleza es objetiva en un sentido absoluto, ya que
no depende de las cosas empíricas ni de los hombres. Existe en sí y
por sí, al margen de toda relación humana con ella, o con las cosas
en que se encarna. Esta concepción objetivista impregna la estética
cristiana medieval que ve en la belleza un atributo del ser supre-
mo, pues en definitiva toda belleza terrena deriva de Dios. En el
Renacimiento domina también la teoría objetivista, ya que la belleza
se encuentra en la naturaleza ·de las cosas en tanto que se da en
ellas un acuerdo o armonía de las partes. No importa cuál sea el
fundamento último de ella, se trata siempre de una belleza obje-
tiva. Y así se presenta en el Renacimiento cuando ~1arsilio Ficino la
descubre como esplendor del "rostro de Dios" o cuando Hegel
la concibe, ya en el siglo XIX, como ''1nanifesta~ión sensible de la
idea". ~n todos estos casos, la belleza es una cualidad objetiva, in-
depe1~d_1ente del hoi:ibre, aunque en definitiva dependiente de un
pnnc.'p10 supremo, ideal o espiritual. Tal es el objetivismo estético
1deahsta.
El objetivismo naturalista o 1naterialista considera que lo estético
se da en la .~aturaleza o en las cosas empíricas, independientemente de
. del hombre con ellas · Su ob'Je t·1v1·cta d es, pues, natu-
toda relac1on
l
1ra , material,
· o. ,extrahumana · A este obJ'et·1v1smo
· pue d e ap1·ca'
1
rsele
a cara~tenzac1on que del materialismo metafísico hace Marx en
sus Tesis sobr_e ~euerbach, cuando dice: , , La falla fundamental de
tdodo el mat,enahsmo precedente (incluyendo el de Feuerbach) resi·
de ob ·eto O d J:
e en que solo capta el ob· t l ·
.º' ª realidad, lo sensible, bajo la forrn
a
como~práctica~ ~~~=~laci~n, n~ como actividad humana sensible;
tanto, como ~lgo en sí mo O s~bJetiv~." El objeto es concebido: P~
sin relación alguna con :r~~ SI, exteno~ O Contrapuesto ~}
estético de signo naturalist mbre. Y. a~1 lo concibe el obJeuvis
~u~e~~ .
L os antecedentes de esta ªcon
o matenahst
., a. en
cepcion estética se encuentran ya
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LA CATEGORIA GENERAi or: L • .
- e O ESTETlc o
153
11
ti üedad griega desde los pitagóricos ar 1
lél A 3 gpropiedad del universo y de las co~~; ª ods cuales la belleza
:- . t1lac1on: '' e1 or d en y la p1
,, uth . , . .oporc1ón
. son" .b0 11 e acuerdo
, . co n su .
torttl d' ·, · , . e os Y utllcs'' y ·
·e11do esta tra ic1on p1tagonca, Aristóteles d1'ra' t b', . s1-
au1. t d ,1 . ~ am 1en: "Un
.., sa bella. . . ta e ser no so o una disposición ord d d a
co , sino tam b', t -
1en un amano· que no es casual,, (P ,1. . )
cna a e par-
,
¡es, l b Il d l oe ica . Aqu, se
habla, pu~s, de a .e eza e as cosas como una propiedad que se da
en. ellas ' mdepend1enten1ente del hombre qtie la descu bre o per-
cibe, pero no la pro_du_c~ o crea. ~as tarde, el estoico Marco Aure-
lio subraya esta obJet1v1dad al afumar: "Todo lo que es bello d
cualquier I~?do que sea, es. ~ello en sí mismo, y ninguna alabanz:
0 reprobac1on púede m?dt f1carlo. . . La belleza ... no necesita
admiradores; nada requiere fuera de sí misma ... "
Los materialistas ~1et~fisicos, a _los que apunta Marx en su Tesis (1)
sobre Feuerbach, coinciden en afirmar que ciertas cualidades obje-
tivas de por sí son ·suficientes para despertar la experiencia estética. Un
representante típico de esta posición, en el siglo XVIII, es Diderot.
Lo que se percibe como bello existe, según él, con independencia
de que se perciba o no. Y ejen1plificando con la fachada del Museo del
Louvre, agrega: "Por el hecho de que los hombres la miren o no,
esta fachada no es menos bella.'' Para Diderot, una cosa es bella
por ciertas relaciones reales que nuestra mente descubre en ella con
ayuda de nuestros sentidos. Y como esas relaciones existen objeti-
vamente, la belleza inherente a ellas es objetiva. En consecuencia, la
fuente de lo estético hay que buscarla en ciertas relaciones objeti-
vas. El sujeto se limita a percibirlas y por tanto, sólo le toca descu-
brir lo que ·existe al margen de su relación con él.
La identificación de las propiedades estéticas con ciertas cuali-
dades objetivas, es propia de todo 1naterialismo metafísico o vul-
gar, que a su vez puede ser considerado naturalismo en cuanto ~ue
concibe esas cualidades como puramente naturales. Ahora bien,
no sólo los materialistas metafísicos criticados en la Tesis de Marx
antes citada caen en este naturalismo' estético, sino también los "ma-
terialistas dialécticos'' que admiten sólo la objet~vidad ~a.tura! de
1?estético. Entre las propiedades naturales del obJeto est~ttco esTta-
nan la s1metna· , la proporc1on . , la armon1a, , el ritmo ' etcetera.
. a1
es I ' ' · · I afirmar que 1a
f e Punto de vista que sostiene N. A. Dmitneva ª nto que
/ente de lo estético se halla en la naturaleza mismad_en t~~~ente del
h: el~a se dan esas propiedades nat~rales, in~ep~~o~e~l considerar
qu~ re Y la sociedad. O - como af_1rma A. :g~aturaleza, con in-
o bello existe en las cosas matenales- en 1
~. '1
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154 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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LA CATEGORÍA GENERA
L DE LO ESTÉTICO
enda de esas proporciones mate , . , 155
preS b mat1cas O d
na ru rales no, · astan L
para que los obJ'et
, os en q u
. . e esas cua11·ct d
a es
ltn valor estetico. a armon1a, por ejempÍo n e se da? adquieran
'dad -como lo demuestra el hecho de h, 0 g~rantiza la estet'-
c1 • , • que ay obJ t 1
deran bellos sin ser armon1cos o, al revés ue . e os que se consi-
bellos-. y cuando la armonía se v , lq siendo armónicos no
son f ue ve neces ·
ue este ~lemento ~rmal sea significativo 1 an?, se requiere
qen un obJeto que existe no en sí sino co ' ºb~ual solo puede ser
. E l . . ., mo .o, Jeto
d huma no o hu-
nla mzado. n cuanto. a pnnc1p10 de la, 'se cc1on e oro', · b'
cierto que puede aplicarse -como lo hace 8 . , s1 1en es
., 1 eatnz de la Fuente
tamb1en o es que se trata entonces de un pri·n · . -,
· ·, cipio que no se reduce
a una d1mens1on puramente objetiva sino que b .
, · ¡ b ¡ ' co ra una d1men-
sion idea , so renatura , que, en definitiva expresa un .,
1ac1on
'f' ¡
humana espec1 ica: a del olmeca con el mundo o ' a red'
,, L d' · ., · , como ice 1a
autora:
. . . b. .1. a .1v1na
, d proporc1on revela ... un aspecto pnmor- ·
d1al: la s1~ ~ 1zac1~n e1 mundo y de la eternidad. Las figuras hu-
manas estan investidas con un ropaje de apariencia natural, pero
su estructura, basada en patrones de armonía absoluta las colocan
en una dimensión ideal, sobrenatural.'' Finalmente, fr~nte al valor
estético que se atribuye a las fórmulas matemáticas que rigen cier-
tas estructuras formales, puede afirmarse con Etienne Souriau (en
La correspondencia de las artes) que esas fórmulas "se encuentran
también en gran número de obras mediocres", es decir, sin valor
estético.
El objetivismo estético, desprendido de los ingredientes mate-
máticos, adopta un matiz especial cuando la esteticidad del objeto
se hace descansar en la organización formal de sus elementos o me-
dios materiales, sensibles. El objetivismo aquí se da la mano. con
un formalismo extremo, ya que lo estético valioso se reduce a cierta
organización o relación formal. Dos conocidos expon~ntes de e~te
objetivismo son los críticos de arte ingleses contempora~eos, Chive
Bell y Roger Fry que tratan de encontrar co n Su formahsmo ,
la e a-
d
' · que su teona pue e
ve del arte. Ciertamente, aunque sostienen. 0
artísticos la
aplicarse también a la naturaleza Y a los ob{etos n si exclusi~a-
verdad es que su atención se concentra en ~ arte, ~~derna todo
mente en la pintura, y dentro de ella en}ª pint~:ªia aplicac¡'ón de
10 cual estrecha considerablemente los hmttf.s mo es objetivismo,
su teoría. Pero, en cuanto que todo forma is nos permitirá coro-
la Posición extrema y "pura" de ambos autoresextremo en toda su
~render lo que es el objetivismo llevado ª su
Pureza''.
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156 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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LA CATEGORÍA GENERAL
DE LO ESTi:Tlco
157
El su b'}·etivismo estético
a la pretensión objetivista de sepa
fren te·etiv1smo
. a b so1ut1za
· el papel de la sub· rar 1o. estéf
. ico del sujeto
el su bJ . Jet1v1dad d · '
do las cua~1dades Y 1os factores objetivos . , ~Jando a un
':iación estétic~. Históricamente, el pensamie¿t~ee~~~e.rviene~ en la
r ·ra hasta el siglo XVIII, en torno al objeto au etico occidental
g~on'es subjetivistas en los siglos anteriores 'e i·nnql ue no flaltan posi-
c1
d griega. Para 1os so ti1stas, por eJemplo
.
el
,
hombre
c uso en a Antigüe
dº -
da ., ' era Ia me ida de
todas las cosas y, por tanto, . 'd,tamb1en
. de la belleza. Sin emba rgo, hay
que esperar .cerca d
. . e ve1nu os siglos . para . que . la atención se ponga,
con los emp1nstas 1ng1eses, en 1a d1mens1ón subJ. etiva de lo est, 1·
'd d . e ICO.
Más que a 1a cuali a . , o conJunto de cualidades de un objeto que se
considera bello, se atiende entonces a la facultad humana -el senti-
miento- que hace sentir las cosas como bellas. Se traspone así la
fuente de lo estético del objeto al sujeto. H utcheson y Hume represen-
tan claramente este viraje con respecto al objetivismo. Y lo repre-
sentan al reducir lo estético a la percepción del sujeto: "La belleza
-dice Hutcheson- denota realmente la percepción de una mente."
Y David Hume subraya la misma idea .al negar que lo bello sea una
cualidad objetiva y la descubre sólo en el sujeto, en su mente: "La
belleza no es ninguna cualidad de las cosas en sí mismas. Existe en
la mente que las contempla, y cada mente percibe una belleza dife-
rente" (tita de Tatarkiewicz, en su Historia de seis ideas).
El subjetivismo con estos dos rasgos constantes en sus múltiples
formas: negación de las cualidades objetivas y absolu~i~ación d:l
papel del sujeto, lo encontramos en diferente~ teo_r,ías est~t1~a~ del si-
glo XX. Ya tuvimos ocasión de conocer la exphcac1on subJet1v1sta que
da de la co'ntemplación la teoría de la Einfühlung. Como vim_os, de
acuerdo con ella el obJ. eto estético carece de realidad propia Y es
so· Io una proyección ' · ·
de los sent1m1entos de1 suJe · tO que .lo contem-. .
l .
p a. Vimos también que para Tolstoy 1o es e ico
t, t' sólo existe. subJetl-
del
v · · 1 efecto emoc10na1
ª~ente, pero entendiendo por subJetivo e
obJeto sobre el sujeto. · b'én
1 en nuestra épo-
ca Dentro del marco subjetivista se mue~~~ ta:m iri~ta inglesa. Así,
' otras teorías que prosiguen la tradicion P lo estético como
Para
v
el r·¡ ·
1 osofo norteamencano a . R lph B Perry
· bjeto sino la propie- ·
1 es una propiedad que pertenezca a1? t rés' Por tanto, no
daadorno
h que este , adquiere cuando despie · rta un . 1n en e tal· ·al 1nteres
· arse
ay objeto estético si el suJ· eto no lo convierteu General Theory of
Por él T
· al es el punto de vista que expone en s
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
158
,/
., a1ue, y q ue fácilmente se extiende . , adlo1 estético.
· La clave de la eX-
p licaci ón del valor está en el intere.s e suJeto y no en 1as cualida-
des del objeto. La catarata, por eJemplo, carece de v~lor estético
"hasta que una sensibilidad humana la encuentra sublime". No es
su blin1e en sí; necesita del sujeto que la enc~en.t~a tal. En esto, cier-
tan1ente, Perry tiene razón; pero ello no s1gn1f1ca que baste la in-
tervención necesaria del sujeto para que éste encuentre sublime al
objeto. Algo ha de darse en él para que, a diferencia de otros obje-
tos, provoque en el sujeto el sentimiento de la sublimidad. Por otro
lado, en el caso particular del interés estético, no se trata -como
ya tuvimos ocasión de señalar- de un interés previo, aplicable a
cualquier objeto; sino de un interés que surge y se mantiene en la rela-
1
ción del sujeto con él, y justamente cuando posee ciertas cualid~des
que lo hacen posible. ,
El subjetivismo estético impregna también las obras de J. A. Ry
chard, Principios de crítica literaria y Fundan1entos de Estética (en
colaboración con C. K. Ogden). De acuerdo con las ideas expues-
tas en ellas, hay objetos que, al ser contemplados, producen cierto
equilibrio o armonía emocional y que, por esta razón, son conside-
rados bellos. El subjetivismo que aquí se sostiene no consiste en se-
ñalar que el sujeto es afectado emocionalmente, sino en identificar
lo estético con ese efecto emocional, dejando a un lado las cualida-
des del objeto que intervienen en la producción de ese efecto. Ahora
bien,. insistiend.o en lo que ya dijimos con respecto al objeto que se
considera subhme, agregamos ahora que algo ha de haber en él,
alguna cualidad, que haga posible el equilibrio emocional que suscita
en ~~so~ros, por ejemplo, la sinfonía Praga de Mozart, aunque ese
equihbno no .es tan patente cuando se trata de una sinfonía como la
Novena de Beethoven.
Finalme.n~e, el subjetivismo estético se mantiene sin rodeos des-
de la~ pos1c1ones neopositivistas de Alfred J Ayer (en Lenguaje,
verdad Y /ogrca
, · ) a 1 afirmar
· ·
que en el juicio estético no se enuncia ·
nada
· sobre el obJ. eto ni· so b re e1 suJeto,
· .
sino que se expresa pur aY
1
}~;rpee~ente un estado de ánimo del sujeto. Al declararse que esta
d e unos ella, o q~e esa catarata es sublime no se dice nada acere.a
u otro obJet · · ' en-
menta 1 d o, se registra sencillamente que el sujeto exP
e esta o de án · , · co-
rrespondiente S t imo que se expresa en el juicio esteuco ro
sólo Y exclusi~a;e;;ta de una cuestión e~pírica, de hec~o~ ~~os
o estado de , . e por 10 que toca al suJeto a sus sentunie
animo. '
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LA CATEGORÍA GENERAL
-
DE LO ESTÉTICO
eración de los opuestos 159
/,ti SIiP
el objetivismo como el subjetivism t' .
r,antoccionar fren t e a 1a pos1c1on
. .,
contrari·o tenen su Parte de verdad
a¡ rea
. idarla. EI o b'Jet1v1smo
· ·
acierta al sub
a, pero ye rr.an al tratar de
et /ª
en1~:~~o, pero sigue una vía errónea al co;:Yb~r 0 bJetividad de lo
e~~e d en sí, al margen de la relación con hir ª como una objeti-
vt ªa su vez, acierta al señalar el papel d °1;11bre. El su~jetivis-
1
~1~;bo al absolutizár éste y desconocer las ~u!~~~~, per? ~1erde el
r se reducen a las naturales o sensibles de un b' es ObJ~ttvas qu~
no . . o Jeto en s1 Amb
osiciones caen en e1 mismo error: separar lo que , 1 . · as
P so o existe en re-
lación mutua y' ~na vez separados los términos de ella -sujeto
objeto-, ~onceb1.rlos de u? modo abstracto y absoluto. Y
Ahora bien,. suJeto Y obJeto . , noh. sólo existen en general en re1a-
ción mutua, sino en una re1,ac1on . 1stórica, concreta , lo que 1·mp1'd e
hablar de u,no Y ~tr~ ~n terminas generales, abstractos, inmuta-
bles. El ca~acter ~1stonco-concreto d~ esa relación puede compro-
barse aduciendo. simplemente que no siempre ha existido, ni siempre
se ha dado en la misma forma, al menos con la forma específica
que alcanza dicha relación desde los tiempos modernos. No existía,
ciertamente, con su autonomía y peculiaridad en las sociedades pre-
histórica, medieval o prehispánica, aunque en ella se daban los objetos
mágicos, religiosos o míticos con los que hoy mantenemos una rela-
ción estética. Estos objetos ya existían para los hombres de su tiem-
po, en cuanto que satisfacían determinadas necesidades y cumplían
las funciones correspondientes -mágica, religiosa o mítica-; pero
no existían estéticamente, o sea: cumpliendo una función estética,
específica p dominante. Los objetos de otros tiempos con los que
hoy mantenemos una relación estética, tenían ciertamente determi-
nadas cualidades materiales o físicas que, para los hombres de. l~s
sociedades correspondientes se convertían en propiedades magi-
.
cas, religiosas o míticas pero ' no en prop1eda · des esteticas.
' · No es
que Ios hombres· de esas 'sociedades
. -cazadores prehistóricos ' fieles S, 1
mect·ievales o adoradores aztecas- estuvieran · ·
cie gos para
. ellas. oo
se e ' · d' do ser visto, no se ve.
P sta ciego, en general, para lo que pu ten . t no estaba for-
me~, en los ejemplos citados, el sentido de la v~.:tos estéticos, el
rn~ 0 º. constituido aún para poder ver, ~orno ~c~a piedra. Como
Ya ; 0 ~1ntado, el altar de la iglesia o la dios;: robre se sitúe ante
Cier~VUno.s ocasión de exponer! rara que eda,ºse requiere todo un
lar os 0 bJetos en la relación estettca ad_ecua I se van creando las
go p - del cua
roceso en el tiempo, en el curso -
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
160
condiciones necesarias para que surja Y se desarrolle, con su auto,
nomía y especificidad, la relación estética ..
Ya nos hemos referido, en capítulos antenores, a esas condiciones
diversas: materiales, sociales e ideológicas. Por ello, nos limitare,
mos ahora a recordarlas muy esquemáticamente. Condición f un-
damental es la actividad material, productiva, del hombre. Este, al
afirmar con su trabajo su dominio sobre la naturaleza Y su capacidad
de imprimir a los materiales la forma adecuada, produce así objetos
que satisfacen determinadas necesidades vitales Y eleva su capaci,
dad de crear objetos que, por su forma, cumplen no ya funciones
imperiosas, vitales, sino también la función espiritual que llama-
mos estética. La característica fundamental del trabajo humano:
imprimir a una materia la forma adecuada a su función, se mantie-
ne en la práctica estética. También aquí se trata de dar forma a una
materia sensible, sólo que en este caso se trata de la forma necesa-
ria para que el objeto cumpla la función propia, específica, que
llamamos estética. Con la particularidad de que esta producción
no s~lo elab~r? el objeto correspondiente (estético), sino también
el suJeto (estet1~0) que se relaciona con él (Marx).
Pero, como vimos también en capítulos anteriores las condiciones
que hacen posible la ·relación estética no se reduc~n al desarrollo
de la producción material, al incremento del dominio del hombre
sobre
. . la naturaleza. Ya . , al nivel del trabaJ·o , e s t e d ominio· · · reqmere, ·
as1m1smo,
f1 .. una elevac1on
. . cada vez mayor de 1as capaci'da d es h u ma-
nas 1s1cas y esp1ntuales para ejercerlo y de h' . d' .. ,
social del trabajo a , . ·. a 1 que cierta 1v1s1on
se hagan necesari~s psa1 rcaomo su espdeciahzación y profesionalización,
que se pue an prod · (
o profesionales , O sea , los ar t·istas) os ob · uc1r por 1os espec1·a1·1stas
1 t d ., ,·
ca, u obras de arte como r 1 . , Je os e 1a relac1on estetl-
' e ac1on es pee'1fi ,
como relación del sujeto con . . tea Y autonoma. En suma,
puede ser separada de las conc~~~~os ObJet~s, la relación estética, ~o
tos se producen, distribuyen ones sociales en que dichos obJe-
condiciones espirituales culty co nsu~en, pero tampoco de ciertas
, , ura 1es o ide 1, · . l o
po d nan darse como obJ' etos t, . o og1cas sin las cua es n
dete~mma . d es eticos S . . de
a supraestructura id l' . · e requiere la existencia
conJunto de ideas creenci·a eo og1ca de la sociedad· es decir de un
. . ' s norm ' ' ,·
ca), que Justifique y guíe el e~ as ? valores (o ideología estetJ-
(como un comportamiento d.mrortam1ento estético de los hombres
rt· ,
1 ico, etcetera), así como de 11stinto d
. • e otros: moral religioso, po-
·
aca d em1as, etcétera- corres as 1nst1t ct· uc1ones· '
-'....escuelas mercado,
·
SemeJante ·
ideología estét' pon 1ent . es. ' ·
ica no existe .
aun cuando impera la magia,
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~·· .
:1~·.~ . .
'~ ' ..
p·
1?· 40.enLaelbelleza
amos
t'1npl«> , stca
Partenclá . fundada en el orden, la proporción y la armonía la ha-
sa '<>n a CScala hu on (fachada oriental restaurada) de la antigua Grecia. E te
!ric1o su estructu mana, construido para honrar a dioses humanizados, expre-
(la. p COn el mu ~a formal una relación armón ica y transpa rente del hombre
~.J°
Irte, Cap, en que vive y con las divinidades que están más allá de él.
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rri1J'111
) di ca 11.l
Fig. 41: La Venus de l'Esp/ugue (Museo de Historia Natura •(Ja. ,parte,
de prefigurar los cánones de la belleza clásica o renacenhsta.¡ pans caP·
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'ª ~
Fig,,¡42 Belleza a los siglos se manuene un consenso general al atribuir lo que
llarnam A travésesdea Venus_
. de Mílo (Museo del Louvre, P~rís). Pero, es_ta Belle-
P11rte, ad¡etivos
8 cap, 11.)
I
' en def10111 va, una be 11eza adjetivada: clasica o cla ,c,sta . (Ja.
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que domina en la Grecia clásica sin dejar espacio teonco -co
~
Fig. 43. El Hermes de Praxíteles (Museo de Olimpia)_r~sponde la exceP
la sed
J1eZ3
de be d
'óO e
1
Aristóteles- ni práctico, a lo feo. (3a. parte, cap. 11.)
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él e 44 entendid
Pig.
co. orno
A : un
81
Concírcuf ~ª eza de A frodita de Gnido puede ejernplificarse lo bello ciási-
esta e ¿ha
b desaparecido Jo bello del escenario estético, o sub iste en
de hierro del que no se logra salir? (Ja. parte, cap. n.)
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Fig. 45. las tres gracias de Rubens (Museo del Prado, Madn es ela qu su
coenen·
.d) encaro
apoteosis del cuerpo, un ideal barroco de belleza femenina que ya n '
carna la Venus de Milo de la Grecia clásica. (3a. parte, cap. u.) O
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Fig, 46
º.anif
ni Prueb
1!siglo, · ac1ones
e~t Lo. belloa rt
no
. . . ª so lo en el arte occident al. También Jo hallamo en las
se ds de, o tro s pueblo. y otras cu II u ra no occidentales, conio
va esta figu \ ;'"ª
-IX de nun ª de un caba llo pastando del arte chino de la dinastía Tang
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El
Fig. 47. Bella fi gurilla de un caballo bailando (arte chino de la dinastí~ .ra_ng)(.3ª·
movimiento y la expres1· on· se conJugan
· en ella con la serenidad y el equ 1!JbnO,
parte, cap. 11.)
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..
~
48 cuadro de El
Ig,· Parte
lllo · • Lo b
(3an1aeste' cap.
J renacentista conoce la perturbación barroca que testi-
ello11.)clásico reco, La Trinidad, en el Museo del Prado , de Madrid.
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Fig. 49 . La dcslumbrame belleza de la modelo que aparece en La/a/da..blªncade
(38·
Balthus suscita comentarios que presuponen el concepto de lo bello clasico.
parte, cap. 11.)
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Fig~. 50
ba: "llenas
dos ese Y51.delLo
espl' . , se hace presen1 c en el cine. Así lo 1es1imonian e ia ·
bellod 'tamb1en
~º
(del g .n rnelancó r en 1 f1hn·de Serguei M . Eisenstein, í Que vi va México! Arri-
Que PIJJ6n de Eis ico'. dilatado lamento : la despedida indígena al sol poniente"
(la. p'CSentar a enstem). Abajo: "De acuerdo con la tradición, Sebastián tendrá
:t)
Irte, cap. novia con el propieta rio de la hacienda" (del mismo guión).
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Fig, 52. A un av,on en peno vue o, no constru, o Pnontanam . cnicO, ·na-
parte, ·'
cap. ti.}podemos
lidad estética, 1
atribuirle ·ct se ·conjuga
1una belleza, que · · con
ente te una f(JI!.·
locon i
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Fig, ·53
(tvtu • Con rado,
V , deM. ~orno puede apreciarse en su cuadro, El niño de Va//ecas
tica seo del p elazquez a nd), lo feo adquiere en el arte carta de ciudadanía esté-
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bje·
fig . 54. El buey desollado, de Rembra ndt (Museo del Prado), representa un° n 1a
to ingrato, innoble que ~roduce insatisfacción o disgusto al ser conternplate~J~ad,
vida real. Pero, no es as1 como el espectador del cuadro reacciona ante la
no ya real, sino representada o creada. (3a . parte, cap. III.)
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Figs. 55 y 56. Aunque es
Velázquez quien abre en el
siglo xv11 de par en par las
puertas a lo feo, casi dos
siglos antes, en pleno impe-
rio renacentista de la Belle-
za, Leonardo da Yinci reco-
noce que no sólo existe lo
bello en los cuerpos, sino
también lo feo. Arriba:
Expresión de un hombre
g rifando, Museo del
Louvre, París; abajo: Dibu-
jo, Cha swort Museum,
Londres . (3a. parte, cap.
111 .)
J
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de /a
Fig. 57. La fealdad de estos rostros agusanados en la acuarela, MercadO •1·ca
carne en Hamburgo (1973), de José Luis Cuevas, entraña una denuncia Yuna crt11\)
de la sociedad en la que impera la corrupción y la injusticia. (3a. parte, cap. •
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1.A CATEGOl{IA Cil:Nl:Rt\l Dr I
, . : .o l:STf:Ttco
. 0 la rchg1 . '6 n, 1n1pcnos
. . . d'1vcrsos que s, . 16)
10
el n1~to pos modernos. Esa ideología estét ¡~.º s,e. d~r.r~irnbarftn en
10s t1ert11·1ento estético cspccí fi co y a u t ónomc)(l ~(tl1c J usr i!tea un coni-
0rtarT . . ,S)osurg1r'•y . 1
P rá en esos tiempos para afirmarse sobre to 1 , l • se e csa-
rro 11a,estro siglo,
. .J ust .1f"1can do precisamcn
. e o en eI s, gIo xI x
te la JJro,I , . .' , Y
en Ol b, . ,' r· , . "ucc1on y el con-
de un o Jeto especi 1co, cstct1co (el artístJ·, ) d'
sum o f p co , 1gno de ser
conternplad,o por su .º~~ª· e~~, ~un dándose ya esta ideología.de
autonom1a y-espec1 ftctdad estellcas, se tratará dur'tnlc los .· 1 .
1a h t d l . 1 < • s1g os
XV III , XIX y asta . .ya en ra o e, s1g. o xx, de una ideología pred om,._
nantemente e1as1c1sta o eur?centnca. E~ta ideología tenderá a pre-
sentar -con. las corre,spondientcs cxclus1ones- ¡0 que, en definitiva
es justificación Y guia de un comportamiento estético particular
-el estético occidental- como una práctica y un comportamiento
estéticos universales. En suma, como demuestra la relación estética
sujeta a esta ideología clasicista, eurocéntrica, el modo como el su-
jeto y el objeto entran en una situación estética, no puede abstraer-
se de la ideología que fija, en ella, su lugar y relación mutua. De
ahí el error en que incurren tanto el subjetivismo como el objctivismo 11
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INVITAC IÓN A LA ESTÉTICA
162
concebida ésta como una esencia permanente e innnttablc a través
de los avatares de la historia real. . . .
Ahora bien, se puede tratar de rehuir. es~ antropolo~1smo po.
niendo a la "naturaleza humana" en mov1m1cnto; es decir, presen-
tándola configurada por y en la historia Y en dife~e~tcs ~ituaciones
históricas. La dimensión antropológica de lo cstet 1co solo podría
darse historizada. Pero entonces perdería su universalidad como ras-
go permanente de la "naturaleza humana'', ya que si bien sólo se
da en la historia, no siempre se ha dado históricamente. Como hemos
tratado de mostrar a lo largo de nuestra exposición, lo estético como
relación humana específica (entendida como producción de ciertos
objetos, o como consumo o recepción de ellos) es algo que el hom-
bre ha conquistado históricamente, es decir, en el curso de un largo
y complejo proceso en su propia historia, y no un atributo de su
"naturaleza" al margen de aquélla.
En verdad, aunque reconozcamos la existencia de un comporta-
mie~to estético intencional desde hace relativamente pocos siglos, y
admitamos la existencia de una praxis estética no intencional desde
hace treinta o cuarenta siglos, la "naturaleza humana" no tiene una
dimensi?n .estétic,a .en los .cente~ares de miles de años que preceden
a esa pract1c~ estet1ca no intencional. Y no la tiene aunque es cierto
que la capacidad humana de producir materialmente, ésta sí inse-
parable ~e.l hombre des?e que existe como tal, estaba engendrando
las condi.ciones necesan~s para que la creatividad humana, puesta
,,
'¡ p de 11reheve" en el, trabaJo. ' llegara a tener una, d'1mens1on
ya ·, estetica.
' ·
' ore. , o, al , .caracter
,, universal
, en sentido a,11,·opo/'ogll. .o de Ia d'1-
, . , , , o al 'principio antropol,
mension estellca . . . con10 b ase de una
og1co
nueva E stetica hay que considerarlo -com 0 d. , . ,
(Imágenes del ho,nb'...e)- en " e1 d esphegue . , . d l J1menez
ice Jose .
experiencia estética (en el doble plano h. t, . practico e a propia
decir, no puede hablarse en rigor d " is onco Y estructural)". Es
tanto, de lo estético como atributo ~e ~atu~aleza humana" y, por
rácter histórico-social. histo' ri·co e a, sin tener presente su ca·
. · porque no h b
Kant- un "sentido estético" co , ay -como pensa a
. . mun a los h b l
tiempos, y social porque sólo so . 1 om res de todos os
objet~ que llamamos estética: eta mente se da la relación sujeto-
As1 pues, cuando afirmamos frent
sujeto p~see en esa relación la c'apacidea~ tod~ subjetivismo, que. el
to, constituyendo con él una si'tua . , de vincularse con el obJe·
,· . · c1on qu h
tet1ca, no nos referimos al sujeto . e emos denominado es-
naturaleza humana abstracta se ::;i:irsal, kantiano, que dada su
elto de espaldas a la histo- l
1
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LA CATEGORÍA GENERAi D .
- ~ 1..: LO ESTúTt c o
16
. a la sociedad Y, por tan to, al des¡)Jiegu . 3
1a · , • N t· · e concreto
r ' iencia esteuca . . os re enmos, en camb' , ~ real, de Ja
exper
' npírico, 1n. d'1v1·ct ua 1que, por serlo es la 10,
b',a un, ,SUJet
. o concre-
er que so, 1o es ta 1 111stonca
to ';(ico · , · y socialnicntm 1en 'social·, un SU Jeto
·
e~t~órica y socialn1ente despliega práctica
1~.'Jad humana conquistada.
ci
Y que, ª su vez, sólo
' ncretamente Ja capa-
et La absolutización del papel del sujeto tiene pu
Id , , es, como vemos
una doble faz: por un a o, se le aisla del objeto o se conv1·erte , t'
en proyecc1on ·' de una facu I ta d suya y, por otro se da a est fa es e
. ., . , a acu 1-
tad una ~1mens1on un1v~rsa1, a.ntropológica, esencialista, fuera de
la historia y de. su~ !11an1fes.tac1ones concretas. El objetivismo cae
en una absolut1zac1on semeJante, aunque de signo contrario: aísla
al objeto del sujeto, o reduce el papel de éste -entendido en un senti-
do antropológico, abstracto- a un simple registro de lo ya dado
estéticamente en el objeto en sí, sin que participe activamente en su
constitución. Así se presenta, como hemos tenido ocasión de adver-
tir, el objetivismo naturalista que identifica las propiedades estéticas
con las naturales, físicas, existentes al margen del hombre. Y así se
presenta igualmente el objetivismo formalista que, en las obras de
arte, identifica las propiedades estéticas con las propiedades for-
males que, al ser concebidas sin el significado que les es inherent:, se
considera que se dan objetivamente, con independencia del suJeto
que las percibe.
Ahora bien el obJ' eto sólo existe estétican1ente, en un caso Y en
otro, en relación , con o para el hombre, enten d'd 1 o .fren t e a toda :~
, en una concepción
reca1da ' especulativa · o antropoI'ogica desu ."na- d'-
,'
ica a uno y otro (sujeto y ob · t ) tva. Pero lo estético sólo ca- ¡ ',
'
ca Y social que hace posible suJe ? en la relación humana históri-
~'
, 1
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I I. Las vicisitudes de la belleza
De. lo estético
· , 1con10 N categoría
. . general pasamos a la.
, s ca t egonas
, ·
es-
t
ét1cas partlcu ares. . o es
. casual . que empecemos por I t
a ca egona ,
de lo bello. Es 1~ pnn1era q~~e encontramos en los lenguajes de los
pueblos, y 1~ pnmera tan1b1en en la que se detiene el pensamiento
estético occ1den~al. En las len~u~s más antiguas como la griega, y
en las de las sociedades prehele111cas, "bello,, aparece con un ma-
tiz peculiar en el interior de lo "bueno". Designa, asimismo, lo
"bien fabricado" o "bien hecho". En La 1/íada, la palabra kalós
designa lo bello referido a objetos producidos con arte, tejné*, así
corno a personas hun1anas o divinas, animales y la naturaleza. En
el poema homérico los objetos bellos, bien hechos -como las ar-
mas-, cumplen casi sien1pre una función utilitaria. La belleza del
hombre se asocia a su belleza moral, aunque sin identificarse total-
mente una y otra. Pero si la belleza de una persona no se desliga de
sus cualidades morales medidas éstas con una vara aristocrática,
' .
tampoco se desprende sin más de su apariencia sensible, física, ~orno
t,
puede colegirse de los elogios homéricos a la belleza de Aqmles Y t·
..
1
,
,'
Helena.
165
ztt1
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166 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Qtr_a s defi _n~ ~lQQes d~ la.belleza fijan su atención en las cosas be-
Ilas, Y.ª sea en su reahdad propia, 0 en su condición d ~ para
un suJe~o. !)~ este modo, se liberan de las' servid~mbres metafísicas
a un prmc1p10 supremo. Así sucede . . . enu·
meraremos a continuación. 1
. con as def1n1c1ones que
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LAS VICISITUDES DE LA BELL
EZA
167
tas que dominan otras categorías estéticas
arte en , mico o lo sublime. . como 1as de lo trági-
o loco
e Algo anfilggQ_a.c..u ntece-cuandoJo~bello.se_encuent (
2'
· _,,....,- - · 1 Pl · · ra como lo
encuen!ran, por eJemp o, eJano~ o Georg Lukács) ~J.Ll~.un_i_datj de
y forma. Pero esta unidad no es privativa de 1
contemdo ---=""t·---·- · . b
as o ras
afíisticas o tteranas que con~1deramos bellas. Así, un relato como
El proceso de Fran.z Kafk.a t1en~, en unidad indisoluble, la forma
que corresponq~ ~l conten1d?. C1er!amente, sus personajes son abs-
tractos, esquemat1cos, despersonalizados, porque así son efectiva-
. mente en el mundo hueco, cosificado, deshumanizado en que se
mueven y actüan. Sin embargo, esa unidad de contenido y forma
no permite afirmar qlie la narración kafkiana sea bella.
3. Para W. T. Stace ( The Meaning of Beauty), la belleza se da
en la fusión de un contenido intelectual y un campo perceptual,
gracias a la cual se revela un aspecto de la realidad. Pero semejante
fusión, que puede admitirse; no es exclusiva de la experiencia es-
tética de· lo bello, ya que podría darse también en otro género de
experiencias estéticas.
4. Esta amplitud o indistinción de lo bello en el seno de lo estéti-
co se presenta también cua'ndo se le define atendiendo sobre todo a
rasgos propios del contenido: lo bello es la vida (Chernishevsky), o
lo caract~rístico (Goethe). ' . .
5. Lo bello como categoría particular se diluye igualmente cuan-
do se le define como lo estéticamente valioso. Lo bello como valor
estaría· presente en todo fenómeno estético.
6. En esta excesiva extensión · · Ia d e fi'nición de lo. be-
cae tam b'ien
110 como ''inmanencia total del sentido a lo sensible'' que sosuene
Mikel Dufrenne Su especificidad se pierde aquí a ?1~n~s qude sle
Postule -cosa que · no se hace- un gra d O O matiz distintivo
, .
e o
bello d · · . · d todo lo estetico.
entro de esa· inmanencia propia,, e llo en lo cual la obra
7
d · Max Bense define lo bello como aque lano ontoló-
g1. ecarte trasciende la realidad''. y a este modo debsi·eenr o!nque puede
o lo n . . 1·d d" Ahora ,
actin· . ama as1m1smo "correa 1 a · 't los anteriores- que
la o~hrse -coino lo he·~ os hec.ho en ca~1o~dición sensible, ma-
te. ra de arte no puede reductrse a su d de ser que Bense
r1a1 · . .
Han-.. ' ni tampoco presc1ndu de e a, e
11 stemo 0 .
b. to estético y no so 0
·1
de .,,a''
l correahdad'' · sería propio· d e todo o. Je belleza como ",o
1 e -
rrea~~ objetos bellos. Por tanto, al de;in;~ :stético y no pr?~i.a-
ll'len ad'', en verdad se está ·definien
te lO b
° D ahí que la defimcion
· lar e l" ''lo
de M ello como categoría parucu · de ser ' 'correa , 0
ax Bense -.:...de la belleza ·como modo
·. \ \
'! ' l .·
.. ~· 1
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
168
positivamente estético"- sea infructuosa, por excesiv?mente ~e.ne-
ral, cuando se trata de definir lo bello como categona espec1f1ca,
particular. .
8. La belleza de las cosas se ha pretendido defi~tr como. perfec-
ción entendida ésta como adecuación plena a su idea o genero, o
com~ realización cabal del tipo o prototipo de aquéllas. De acuerdo con
esta definición, que no puede ocultar su raigambre platónica, serían
bellos por ejemplo el caballo o el perro que se adecuaran perfecta-
mente a su idea o género. Pero, en este caso, habría que admitir
que también lo serían seres -como el sapo, la lombriz o la cucara-
cha- que no obstante su perfección o adecuación plena a su género,
difícilmente podría considerarse que son bellos.
9. A diferencia de las definiciones anteriores, que fijan sobre todo
la atención en las cosas bellas, tenemos la que busca la belleza en la
relación del objeto con el sujeto, o más exactamente, en el modo
en que éste es afectado por aquél. Tal es la definición que hace hin-
capié en el placer como ingrediente distintivo de lo bello que, de esta
manera, se identifica con el efecto que un objeto estético produce
en un sujeto. Aunque este tipo de definición surge sobre todo -como
Y_ª vimos- con el subjetivismo estético en los tiempos modernos,
tiene claros antecedentes en la Antigüedad griega y en la Edad Media.
Ya en ,1~ Gre~ia cl.ásica el mismo Platón, que construye el paradigma
metafis1co, 1deahsta, de lo bel!o, lo caracteriza como , , .. .lo que
nos ca~sa placer: n~ ,toda especie de placeres, sino los que provienen
de la vista " y el 01do . Y entre. los obJ. etos que lo p ro d ucen enumera
1os que encantan nuestra mirada· hombres bell
, · os, d.b . en co1o-
1 UJOS
res, pinturas,
· · , esculturas,
PI ,
bellos sonidos , mu' si·ca en genera . 1 ,, Esta
d e fiin1c1on que aton considera "una buena def .. , d ·1. 11 "
11 b
~ cion e o ~
0
correrá con buena fortuna a lo lar O de 1 . ,
estético Santo Tomás di'ra' t b' ~ ª histona del pensamiento
" . am ten en la Ed d M d. b 11
lo que place a la vista'' . y Oav1.d H ume a l . le 1a que e o es
relación directa placer y belleza, Y defi ' en e s1~ ~ XVIII, po~~ en
de; especial de producir placer" K ne ª esta u~t1ma como P.º-
mas claramente al delimitar el ti · d ant caractenza esta relac10n
en juego. Se trata de un placer ¿º ~ placer Y de objeto que está~
distingue del placer sensible O bas ude, esde el ángulo del sujeto, se
t a tam b 1en . , en el juicio y la' imag·a o .en , la se nsac1on,
· , ya que se as1en-·
l .
d es1nteresado inac1on Se t . . d n
Pacer . y no sólo ind' ·ct
1v1 ual ya · rata, . as1m1smo, eu
l
un Pacer universal, compartido P ' que se caracteriza por ser
dad d e que esa universalidad, siendo s '. a~nque con la particular!-·
or otros·
da a reglas. En cuanto al obJ'eto ubJetiva, no se halla sometI-
, se tratad e1 que por su forma, por
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LAS VICISITUDES DE
LA BELLEZA
una configuración adecuada s . . 169
0see r . . , uscua pla
p. tarnente, aunque estas def1n1ciones d l b cer al ser Percib. d
cieros ejemplificado con las teorías de Pla~ ~ o ello _q >_t:i-19-placer iq~~
¡~en\ subrayan el ingrediente placentero on,.Santo Tomás, H~me Y
Kªºrd
ar
de la experiencia estética de lo b qllue, innegable.mente, forma
., · . e o corre el
P ralizac1on excesiva, mientras. no se esp' ·r· nesgo de toda
ge1le • · ec1 1que el · .
1
. . e adquiere e1p acer en esa experiencia e t, t' . matiz propio
~~n es cierto que todos los objeto estético! ~\ca particular. Pues si
icos como habremos de ver- producen ci t ncluso los feos y trá-
O
g.p roducen de la misma manera y con la mi· esmr ~Jacer! no todos lo
a 1ntens1dad. .
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l 1\S VICISITUDES l)t:- LA
· lll ~'I J .Eí'.A
17 J
. . y La Nfadonna del alba, de Rafael A ,
f'¡i'''·¡{ra • de Tiziano, Fiesta en un parque ct' W,nor sagrado y amor
¡,1110 , , , , e atteau o L
,{{! . ic f\'tilleC. , , en poesia, consideramo b 11 0
1!,>11.,· .;110 de la égloga de Garcilaso de la
fr:1ft11L
v: . as espiga-
e 1, ~or eJemplo, este
ga a virrey de Nápoles:
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172 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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I.A~ \'lt 'lSI l l ll>FS. l)l', l .1\ HFI 11:1
... A
·c~1111da. Que • ..: n l'O 11scc11cncia, ju nIo.n las c!lt cg()t'lns que cubren el
tnri torio l'Stt:t ico qué ·csC,l))a a la belleza, ncccsitnlllOS disponer de llllll
cat t'goI' ia l'SpC 'íl'icn e¡ tlC pCl'ill j t 11 dÍSl j j¡¡,i\1 Íi' és!'éi ici1ñicnIC, é1]fos Cíctf
,·inncs. a uII Ra fad de u11 ·0 o Ya, a 1111 Jngrcs de un Mu 11ch, 11 un Gn rci •
\a' 0
ele un Césn r Va llcj O , a 1111 Carlos Pe lliccr de un J nimc Snhi ncs, a un
honias Ma1111 de 1111 Kafka, a un Dchussy ele un Schllnbcrg. n un Bcr-
tnlt1cci tk n11 Bu i\ uc l. y esa e" tegorl11 es prcclsa111c111 e In de lo ~ello.
· Alt_ ora hicn, 1rntar de definir la bctlc;zn co1t10 cu1c¡¡orla pnrt!cul_nr
_lgni ftca 11.t da JIICJi°OS q \1 e bÍ ¡ sc:ir-ÍÍÍUI el CÍI njcjÓJl real, .en Icn_d ICl~~O
Pnr (·st, ¡. . . . . . , . . .. . · · t 11 cc~snnos o t>SCIH.: ht-.
,l"
, · '
es (y- . ,,
1 ,, que incluye c:1crlos rasgos consUH! ..c;i,
- ·~ --: t· 1111. ni· O· ~n
-- In· totalt,,1,
.. ·· . · 1· 1
1co11cr 1, se.,
) que• se busc1ucn en In estructutn , ° .·." cs.
:\f, t ·vamentc existen
1
•
\,ªempresa es verdaderamente pioblcbr.n.~. ctl lns obras que
1
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fNVIT A C IÓN ;\ LA ESTÉ.TíCA
174
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LAS VICISITUDES DEL
A BELLEZA
,. 1 • • •· •
. a que aspiran a plásn1ar .en sus obras, enl . bellec1en o otet eno pode-·-
la ¡· . · 1· os C1ertamen ,
_ rea 1dad, los grandes p1nto.res; ta ian · lto renacentista a
1110 d · te con este cu .
1 s eJar de señalar que, en contra~ . ñol Diego de Velaz-
a belleza, ya en el siglo XVII un pint~r esp~b ; 0 a esta idea de lo
~Uez, después de haber rendido en Itaha su tn ~ al representar la
ello (por ejemplo en La fragua de Vulcadnod,e reyes príncipes,
rear
d
1ct
ad de la corte' española -con ~ u cau , bdito a de un' remo· d e la
bu~ues, bufones y enanos- ya no se s1ent~ .su lacio doblemente real.
eS~za que para él no existe ni siquiera en ee 1t:brá
de conocer las~;
tur~n : rnbargo, el reinado de lo bel!o.aun~aturalistaS de
las ic1ones manieristas de un Berntnt, las Velázquez. se. pr~ra· M
Car~r~:·ará o-
au· arrocas de El Greco Rembrandt YD vid en la pinn ' .
n en l '
a práctica del siglo xv1n: e
on a
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176 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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LAS VICISITUDES DEI A
· · BELLEZA
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J 7R INVITAC IÓN A LA ESTÉTICA
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LAS VICISITUDES DE LA U
'' ELLE7A
. I 179
, 10 bello, ca be dec1 r o de un arte qu ,
··o (1L: •• · e, como el ro , .
j i~ . cmoc1on, a 1entusias1no, a lo extra~ . _mant1co, se
l rl a 1~1 . . no Ymiste
¡1, ·iquí, por su expres1v1dad, no puede se I d. 1 no~~· La bc-
11cza ; rción y la armonía entre las partes y ~or ª e eq.u1librio, la
pr~1¡~án de considerarse bellas, como las ~onsideprorEesto ciertas obras
dc1a ' . . . a ugene Delacroi
.pintor romant 1co por exce 1encia; sólo que la belleza 110 ·t .b , x,
e! . f , . es n ara en
_
~u aJ uste a un esquema ,, orma 1como
. el dasico
. .: , · sino -como ct·· ice el
pintor- en edxpresar . 1a pubrall1mag1nac1on del artista". Belleza,
pues, ante to o ex~res1va, o e eza producida al dar a la expresión
cierta forrna que, leJOS de c?ntenerla, permite que se manifieste. Pero
esta belleza, que no se deJa reducir al esquema formal clásico se
encuentra también en los espacios abiertos por las revolucio~es
artísticas de finales del siglo pasado y primeras décadas del presente.
¿Es que no hallamos belleza en ciertas obras pictóricas de Renoir,
Gaugu in , Modigliani, Picasso, Matisse, Diego Rivera o Balthus; de
Debussy y Prokofiev, en la música; de Rafael Alberti, Carlos Pelli-
cer, Juan Ramón Jiménez u Octavio Paz, en la poesía? Todos los
ejemplos anteriores corresponden, ciertamente, a distintas épocas
del arte occidental. Pero también podríamos aducirlos con mani-
festaciones artísticas de otros pueblos y otras culturas no occiden-
tales. En ve rdad, ¿no son bellas las figurillas de caballos del arte
chino T'ang o los frisos mayas de Uxmal?
En suma, a la vista de todos estos ejemplos, es dif!Eil ~~~er_
que ~ólo cierta estructura formal sea la a~e~tJada~~-1~-~!)leza..:. Por
0tro lado, cuando se trata de lo bello clásico no se pucde_ente,np~~-_gue
)C trata de una estructura que por SU forma.es bella el), ~J_r!l~~fi'
51
co~~ si fuera un recipiente que pudiera llei:iars~ con cu~lq~i~r ~~! __ 1-
~acion. Ya hemos subrayado que la forma es siempre sigmficat~va, Y
· · ·' proporc1ona-
que por tanto la armonía el orden o la d1sposicion . .
d ·. ' ' d · d tener un s1gm-
_a, eq uilibrada entre las partes, no puede eJar e ... d d · ga
ficacto. Y así vemos que el esquema formal de la Anttgule ~
se ene , n templo a esca a u
!~~a '
0
rn. arna en el Partenon, qu~ es u morfizados: un tem·
Plo as exactamente a escala de dioses antropostarlo o sobrecogerlo
co que no pretende abrumar al hombre, hpla orresponde a una
ret ~-ºª carga sobrenatural. Es el templo que e tos dioses se han
vu~f°º en la que las relaciones humana; tº:S. No hay lugar en
e11aiº claras, armónicas, trasparentes Y. ee~~oso O lo siniestro. Y
de . h~ara lo confuso lo complejo, lo m1st mundo humano .que
a1 ' •, de ese d1da
ts el P que e~ la inequí~oca expres10~ la proporci?º' Ja memedi:
los ef artenon' predominen la armonia, . nsecuenc1a, lo des
ec:tos nítidos, y que se excluya, en co
·l
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180 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
Conclusión ante la .
dificultad de lo bello ··
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1 t\ 'l Vlt ·1~11 l lf H1t 1 I)• • I "I
' ,n ll(I.Lf!1 t\
, , C'Olld kl on c:1 111 11l>rk tth. ti0"'1- ,11 ,..,, JoJ
t 11 1' 1 1
Y CI If11 · J
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i''.'11 r1:t d11 , 1111:1 y nr,u v,!%, que la pl11111rn ,./'ª.~'>.d:ufo:¡, Ya IH;r1H,·1
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0
r,r t .,,11 ·1i d t 1:ulc>:11 en clc1cnulw1d,t"' ''<>ti,Ji , e O,> comlcn;,,an
"' <.:IOJIC' J ·, (J . :•' 'ª·r
,,,
1 · " ._
·. . , y dr:t1d1 · c·ll w , :, _,, le;¡ HI, ihuyc lu h \II •· , s H,íl " CWL Sólo cu
11 1 ,·· ·111 il>11í11.
l • '. 1
1
e i.,i,,.t (fue cu ol roi; ti~rnr>,ll1
11n '·' ' ' ' ,,,
Ali111 :1 1>k 11, f11 1npoco la pr<:i,.11111:i ;,qué ,·,iw, ,. , ,
., 1¡1 q1H.' ni parecer ;e huja del d elo c·,·r·, .~. · , ,,.~h<lla?,yrc1'>11111a
L 111 " > C... U1,tllVCJ 'l J,j f lC1·r· 11
ciic:111 1i11;1 n 1111:1 r ·:1p11 clila nd ccu:~da · 'ic,·ra,rl.en t e," f'lC" puede <•, r .." ~
, ~ ,..
,1
)Olld l !I ;, •i);I 1!lfl (1e, (IIH! CfilO • - tlf) <.!IIUdl'O llíl't c c·1•ltfl l ,,
l 1 ' , • , • • ' ' ' '"' lltl O UIHt MHf O·
11i:1 , co11.1n 1 ) ).lt:I (),l (.; ( \IICJ'CIOH, hlllg11larc t> , émpírkoH SOII b ·JI y
·,r p11 rde 1.111 ·111ar cx pla.: ar que lo ~, 011 jirntmncrll c ,;orquc cpc~:~cu
~it·11n:1 :111il>111ns i.:orn1111c1; . /\1 :tlríbuir a lcJ bello ci,to~ 'itr,·t, 1 . ¡
' 1 j j 1 • e U OS hC
11:, p:111ic ,, , 1:~; ven u, , le .c,crlas carac1 crístka\ comunes, pero al
1
dc·,pr c11d ·1 . ·~;1;i }; de lrn; ol>Jcl os concreto~. singulares y de la forma
c,111t:1r 1:1, ·.1,w,11lar, c11 que :,;e da 11, ~;e It a ct1ido cu 1111 nuevo c\cncía·
li·,rrw. 1~I c1npirís111n at icndc a Jo !,ÍHgular; pero al transform arlo
c11 gr11l:ral, :i su vez, dcscrnhoca tamhíén en el cscudalísmo. De
c·il r 111 o do 1111:t dol>lc vía, la especular íva y la empírica, conduccu
a 1111 111 i:.1110 r~:sullado: írnpcdir que el concepto de lo bello se ajuste
;ti 111o vi111 ic.: 111 o hi sl úrko, real, de sus forma s particulares o mani-
ll..i1:1cir >11c:-. concn;Ias.
;, P11t.: d · <.kf'í11irsc lo helio eludiendo el Escila y Carihdis que hace
dl'. 01 1111:i t:s<.:1H.:ia i11n1u1ablc, al margen de la historia real, o una
111;111í r ·st acic',n co11<.: rct a, parl i<.:11lar, que se eleva a lo universal situán-
do,c :i:-.í t;11nbiéu fuera de esa historia'! La pregunta está pidiendo una
rt, pu ·~i1 a c11 donde la e.le l'í nición de lo bello sea universalizable
\ Í11 \cr ~,l>st ra c.:1a, escncialisl a, y que a su vez atienda a lo ~oncrcto sin
torna r 11 ua de sus fonnas - por ejemplo, Jo bello clús1co- como
uui vcrs~d. !\ mi n10<.lo de ver la respuesta que puede darse - la que
' 1 .1 • ·t· rncntc por su cx-
1lll ct1e esquivar los dos escollos scíla auos- JUS ª · ,
,,. ·t .1 1· zosamcntc pobre. Y l,t
. ..iisi ,11 , ¡)<>1· .s11 L111·1vcr·s·1J1'd·t·'
., , u, ha uc ser or. .· • · _
• or su cstruc-
r1; ~1>11 es1a es ésta: llanwrcn1os bello a un obJcto ci.uc P .· ·r·., do
t 11 . 1· . • . • . • •b . ·n ella cierto s1glll 1ca ,
1" ()l lllal 11r·tc1·ts ·t l l cual se mscn e e
·oso Ahora b',en, cor110
1
Pr< ' ,., ' ( . ' l • .
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~-
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III. ·Las aventuras de lo feo
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... ..
'
INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
184
cir de las proposiciones con las que articu~a 1~ teo~í~ necesaria para
conocer su objeto. Lo que busca con su practica teon.ca es la verdad,
y lo que trata de descartar es justament~ !? contrario: el error o la
falsedad. Al ser enunciada-·una-propos1~10~ º --~~P~ ~ . e.~mii-
nada teo~ía, p-Üede hab~arse con respecto" a la fo_rm? ~-n q~~-s~ ~n~
o expone una u otra, de su belle~a º , f~aldad. C1ert~ment~, esta o
aquélla pueden darse en el texto c1en~1f1co, pero este 1ngre~1.ente es-
tético de por sí no añade ni quita nada a su valor cognosc1tivo. No
es verdadera una teoría por ser bella ni, al revés, es falsa porque
sea fea. Esto nos hace recordar que hay autores -como Ortega y
Gasset en sus textos ·filosóficos, o como Octavio Paz en sus ensayos
políticos- cuyas proposiciones, convertidas en metáforas, tienen
más valor estético que teórico, y que, por tanto, seducen más por
su belleza que por su verdad. Digamos de paso que fue justamente
esta capacidad de seducción, la que llevó a Platón a expulsar a los
poetas de su república ideal.
Vemos, pues, que lo feo no cabe, o al menos no necesariamente,
en la relación teórico-cognoscitiva con el objeto real ni en el objeto
teórico que se construye en ella para conocerlo. Tampoco puede
admitirse esta identificación si lo feo se entiende en un sentido distinto
al que tiene en esa relación; o sea, entendido como lo inauténtico que
oculta el verdadero origen y la naturaleza del objeto. Así, en el arte
una obra es falsa cuando, como producto de una falsificación, oculta
su origen, su verdadero productor, y aparece dotada de las mis-
mas cualidades de otro producto al que ella "falsifica. Pero de este
?ºble ocultami~~to -de su origen y su naturaleza, ya que ésta, le-
JOS de ser la ong1nal, es prestada o copiada- no se deduce que la
obra falsa, o falsificada, sea forzosamente fea.
De modo análogo, en las relaciones entre los hombres reoidas
por los principios o valo~es morales de lo "bueno" y lo "m;lo",
lo feo .no puede confun~1~se con el polo negativo de esas relacio-
nes. C1,erto es que la .Estetica tr.adicional, particularmente la griega
(con Socrates _Y Platon), combina lo bello y lo bueno (doctrina de
l~ kalokagath~a) en u~ sentido ético, y que esa combinación se con-
vierte en Grecia en un i?e~l de vida. La palabra latina bel/um (bello),
con la que e~ el Renac111:iento se sustituye a lo que los romanos I!a·
maron pule, um y los gnegos kalon, se origina se , Tatarkiew1cz
·
(H1stona· d. e seis gu nbone/lum [queJ
· 1'deas) ",:n b onum,. vía el diminituvo
fue abreviado a bel/um . Ahora bien, la identificación de lo bueno
con lo _b~~lo y, ~ su vez, de lo malo con lo feo, sólo puede hacerse
a condic1on de ignorar la naturaleza propia, estética ·y moral, de 105
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,
\ ' .
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
186
ro, las fachadas de la Plaza de la Azabachería .Y del Hostal de los
Reyes Católicos, así como su catedral Y, espec1al~ente en ella, su
Pórtico de la Gloria. Y sin embargo, un humanista del Renaci-
miento, Cosme de Médicis, después de visitarla Y pasear su mirada
por sus más bellas expresiones arquitectónicas, urbanas y escultó-
ricas, describe la ciudad y la califica de "fea".
Ahora bien, cualquiera que sea el contenido que históricamente ..,.
se vierta en esta categoría, lo que ahora nos interesa subrayar es que ·
con ella se reconoce en ciertos objetos una dimensión específica
que reclama su percepción estética. Lo feo, en-consecuencia,_no es
sinónimo de no-estético, _o de indiferente (o anestético) desde
.. . ' • r- .. __ ........,..,. -
er
-,. •
punto de vista estético, como lo es, -de acuerdo con lo que antes ....
hem·os señalado-· en las relaciones teórico-cognoscitiva, moral o
práctiCQ:Utilitaria. Lo.fe_o_se~da.en-la-esfera.éie-lo.sérisible (de ·1aats-'
Thesis) Y. no_en un estado de .anestesia. (en el sentido originario de
carenté de sensibilidad). Como todo lo estético, se da en un objeto
concreto-sensible y en la experiencia de un sujeto al percibirlo sen-
siblemente. Por todo lo anterior, se justifica que nos ocupemos de
lo feo como una de las categorías estéticas. .1
Lo feo en la realidad
1 ncho e? el ter.ritorio_de lo_:Jeo. Y lo e~, en primer lugar, enJa_ ~
., naturalez~. Un arbol carcomido, una fruta podrida, un campo pe- '
1
lado, suscitan en nosotros, al ser percibidos, la experiencia estética
de lo feo. Igualmente la provocan ciertos animales: un sapo, una cuca-
racha, los gusanos. El cuerpo humano tanto en su conjunto como
en sus ~artes -rost~o, nariz, ojos, manos, etcétera- puede ser
. . -no siempre ' por supuesto - como feo. L os seres
caractenzado
·
vivos, as1m1smo, cuando su vitalidad se halla m d l f r-
medad O anulada or 1 . erma a por a en e
lo feo incluso cuapndoª muerte, t!en?en a suscitar la experiencia de
, con antenondad ·,
provocaban la experiencia estética o u a esa ~erma o _anu 1ac10n
caballo decrépito O el cadáver del ..P esta: As1, por eJemplo, el
no sólo hallamos fealdad en t paJaro mas bello son feos. Pero
la que ha sido trabajada por efti;:;:~raleza e~ ~í, sino también en
naturaleza, que se manifiesta h. t, : El dom1n10 humano sobre la
las fuerzas productivas y con ellis oncamente en el desarrollo de
humanizada, introduce ~ambién ° el~ la extensión de la naturaleza
¡Cuántos paisajes bellos han des:n :r ª'. con su dominio, la fealda~.
dos por los hombres! El reconoci~i ecido al ser hollados o des~r~t-
ento de este hecho no significa
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LAS A VENTURAS DE LO FEO
. 187
_,tn '"=1 que alin1entar por contraste el mito , .
l. i.. • . l 1 . romanttco ro .
1.k una natura eza sa vaJe, pura, que exclu era , usson1a-
1~ • pcr 1 lo cierto es que puede darse como a Yb la fealdad de su
-~ r . b . d , ca amos de ver t
·•. 1.1 n~n urakza tr~ aJa a por el hombre conlo , a~to
,. 1, • • • • en 1a naturaleza m
.l
r~1...1
.. -. ro i11ant1camente
, 1 .
considerada bella- que cada vez se re-·
rr1.. mas v·. n1as. a an1pharse el dominio del homb re sobre e11 a .
.\ hl1ra b1~n , Junto a lo feo natural también encontramos en la
r.. Jlid3 =i la fealdad de los productos creados por el hombre ya
. . . d ·a1 , sean
,h_' -?t ~ te~mcos o 1n ustn es, u objetos usuales de la vida cotidiana.
¡~-ca.mente, en lo que se refiere a máquinas y mecanismos diversos su
~ rLdu -~ión tiene lugar con una finalidad técnica, funcional, y en
, ;:di de la n1ayor indiferencia estética. Sólo en las máquinas o
1c ·anismos que requieren un funcionamiento que permita usarlas
ú li ·an1ente (automóviles, refrigeradores, televisores, etcétera) se
0ma en cuenta su apariencia exterior o sensible, lo cual obliga a
a cnder a ciertas exigencias estéticas. Pero no se trata de exigen-
~ias prioritarias, ya que sólo pueden presentarse cuando las técnicas o
funciones han sido resueltas en lo fundamental. De ahí que los pri-
mero~ automóviles fabricados nos parezcan tan feos en compara-
·ión 'On los actuales. La disociación entre funcionalidad Y. bell~za
s~ mantiene, aunque se responda perfectamente a las ex1genc1as
té'ni as. Así, por ejemplo, pocas máquinas hay tan perfectas como el
Lunajod que el hombre puso en la luna, pero pocas tan feas par.a los
.ue tuvieron el privilegio de contemplarla. Una disociación semeJante
en\.ontramos en los productos .., .
1ndustn·a1es, destinados al consumo .,
. · por su presentac1on
ma 1vo de la población y que, con frecuencia,
0
a pecto sensible, consideramos feos. . . . , kantiana de be-
Cienamenre, no puede hacerse de la d1_sociac1o~e una Y otra son
~~z~ ): utilidad una ley general. Las ~elacif n~ e~entabilidad- que
1
st?ncas y sociales. La misma razo? - ~ eociedad capitalista a
11
evo en tiempos pasados a la industna en da stos porque la aten-
de d , ., d los pro uc , .
. .- enar la bella presentac1on e e' poca esa misma
c,e 0.n a ella los hacía menos rentables, en. nuestra a embellecerlos. e·ier-
x1gencia económica obliga a los industn.a1es fases del desarrollo
tarn pnmeras ·ón
· ente, durante largo tiempo, en 1as la bella presentaci
~n1ustrial capitalista no se tomaba en cuen~u~ción, con lo cual se
a~rí~bieto ya que el:~aba el costo de s:~i:i~ación. Pero h~~¡~ro~:;
cesict un ancho espacio a lo feo en su n el mercado e~ co estético
más act de comercializar el producto e enta ese coeficient~ derando
qu ventajosas obliga a tomar en cu esentación, Const
e en el Produ~to constituye su bella pr
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188 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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LAS A Vl1N1'Uk . .·
AS DI: LO flEO
truccioncs caóticas y su publi ,. 18
115
c0 vcrt,'d. o en ve1·claclc1·as
, e . Cidac.l agrcs1va
. .. concentra ..
· ch·11 9
. 1ci,. d. es
cofl as ctllC • . - · eon10
. l . c1oncs
e cent re, 1.• · de· l . '
o fco y , on·t .
e, se han
de esl · . .. Hstóric c.J • cuar1d 0
s patac1os- se ~c1 1van de este nau fr,. ,. o e la ant ígua e· ~arte
10· ·ginadas o las ciudades perdidas agio de lo bello , 1a~ , tudacJ óc
nHll , . · · que hs _, colo ·
., da vez ,nas la presencia de lo feo y '· roc,cun cxt ícn<.Jc . · n1a.s
c,l f I d . . . no só) h n en cllar·
suS '
calles, ac 1a
. , ..
as e 1ntenores
, .
de la ,
s casas· o se acc
. . pre(!
,)ente en
.)
to rones . de n11se11a
d en autenticas
. tugtl nos. . sino
! convertidas
t b', en su,·,., cm-.
vest11ncnta e sus miseros y harap·ic t' ·. am •en en el rostro
y. ·· t · . n os morad . .
fí sica Yesp1ntua siempre ha sido cnem·' d , ores. La miseria
ca como en nuestra época, y particularm~gn~ e 1~ belleza; pero nun-
Mundo, ha generado tanta fealdad e en os países del Tercer
En conclusión, g~_omparar11_0~."cJ~ar..deJo.J:eo é ., .
el que ocupan otras .categor.ías-eslé1icas Y. e ~. n1.1a.realidad_coo..
· 11 , . . •~: --~~-<;.l.~ fllente la de lo
~ello, vcre~os ~u.~ . en·~-~ ~na_ a~~l]~ franJa ta_nto.enJañaíüra cza
como en las concentrac1oncs
. · · · .urbanas ·. Pero advert'tn · · :· - -
1 os, as1m1smo,
· cuando· sed trata
que d de .. productos.ltuma11os
. -- - -como los de la ·mdus-
1na, o las. c1u a e~- 1~ presenc1~ de Jo .(~9_ry9 puede ser dJsociada
de la realidad soc1al-en- q ue .. se-gener,a_y_se_e~piií..ac: ---._____ _.
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1NVI 1'1\< ·1()N A 1 ,\ l"S f' t f'ICA
190
. . 11 rndicdútt L'II IPs 1én11i1u ,s;yn que d ttric lo co .
p~1r:1 d pt'll'go um, ~lll , .,, '·1 lo ko ,w es súlo lu a111 i1csis el\.' lo helio lllc,,
t-, ·)mobdlo Pc1op,ll, l: , •"llo
,e t.:( . . · ·,,,1•.,. 1,. 1¡111110 s- de lo btu:11n l'll sc1111do 1ucwnl· ,t
1
l'lllll!Cll - l'Ollhl.,, ·" "''' , 1 1 ,-.:,~·1
11
helio L'll si. ideal. y hl lK·llo de las l'Osas c111piric.:as como upr·oxima.
dones o sombras di: In hdlcza ideal. es difkil c11<.:0111rar un lugar pro.
pio parn 1() feo. CiL·r1a111en1c. la acl111isió11 de cosas cmpiricas fea~
tendría qul' hacer frl'lllc a una objcciún anúloga a la de Aristóteles
a la tesis piar única de la p:irl idpa<.:i(rn c.k las cosas cmpiricas en ltl
idea cmTesprn1c.lic111c: lo empírico feo 110 part iciparin. por supucs10,
de lo bello ideal; pt.:ro c111uncL·s ;,c11 que sc111 ido seria pror,imncntc
feo'! Sólo - ralw pensar- en In medida en que parlicipnra de lo feo
ideal. Vemos. pues, que lo reo 110 puede tener un nsicnto firme en
la Estética plarérnic:u. ya que ello k obligaría a ndmitirlo como idea
ron tocios los ut rihulos dt.: los seres que.: pueblan ese reino ideal.
Ahor~1 hil:11, con res_pcl'lo al artl'. Platón (en L-../ sofista) se refiere
ncga11va111entt· n l~l leo como disonancia y discordia; es decir, por
c.uunto que sus atnbulos son - l:nmo yn hablan scf'tulado los pltng6·
neos- opu~stos a.lo~ ele lo bello: armonin, consonanciu medida. En
~011sc~uenr1a, la 111111ació11 u rt ist ka 110 puede ser imi tnción de lo
f~c.~, s1110 de la hel11..·za ideal de In que parr icipun lns cosns bellas em·
~ 1neas. ~ n con scc u~n·d·a, .1o feo 1~~ua p ll.~t ~! ~ 110 P ucdcJ en cr_cabida---
c n lo; ~\•e \-:-.como el ~11 te- es, nor su natundcza •.bello.. .
ª.'
~~J~tot~ks, rcc_hnzar In 1·cnlic.lnd del rci 110 platónico de lus ideas,
Y flJ,ll s~ ,1tenc1ó11 en las cosas cmpirkas rcnlcs ·itúa en uo 1,la.na..,
dlllt:Jó,~1~~ c.l pr~)b.lcmn de .k~. fe~). :\dn_1il¿ 'en la r~~ficfildlÜc~~Ctll
.,e s'~rcs eo_s -u namulcs viles t) cnclúvcrcs~ ' -.-,·;(ñc{c;cu¡rJd.3-
y stn cn1buruo • ·t . . cuyu.v1s1\.l ., . -~ - 0 r
• • . ~ b , es os seres 1m1tudos O reproducidos con la rnaY
exact1tuc, c;n ':I ~·.!·te (pinturu, csculturn O ,, ,: . vocer
10
~~~~gr~do, susciran_plucer. O dicho cc>11 stp1s~t!sia)~) CJO.SJ.dber.,pac· ••Aun
--··-·- · propms pa a . '.'' · -
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LASAVENTURASDELOFEO
19 J
. as que en la naturaleza no podríamos mira . .
1aS cos,n su repro d ucc1on
·, , . r sm asco s1 la
art1st1ca, y particularm t ' . ve-
111os ~ucciones son lo más realista posible nos ;an e cluando esas
rerro d 1 . , n P acer, como
ejemplo los cuerpos e os animales más repugnante
P?r ,, (Poética). s, 0 1osca-
davcres ,
Aristóteles se acerca as1 a una concepción ~e Ja fealdad que tar-
º
dará siglos en ser ace~tada .. sea: la concepción de que no sólo las
cosas bellas en la reahdad ~·?,º también las feas, pueden ser repre-
sentadas en el arte, a cond1c1on de que lo sean en forma creadora,
artísticamente. Vemos, pues, que no sólo afirma en el pasaje antes
citado que lo feo puede ser representado, sino que su representación 0
imitación, cuando es artística, produce un efecto placentero que se
distingue del efecto repulsivo -o asco- que provoca Jo que es feo
en la realidad. Así pues, podemos decir que Aristóteles es el primero
-y durante siglos solitariamente- que da carta de ciudadanía es-
tética a lo feo.
Varios siglos después de Aristóteles (en el siglo I de nuestra era),
y contando ya con Ja experiencia de Jo feo acumulada durante esos
siglos en el arte, PI utarco trata de explicar su presencia siguiendo
de cerca al filósofo griego. A juicio suyo (en De audiencis poetis
111), lo feo (un lagarto o un mono) sigue siendo feo en el arte; es 9e-
cir, no se convierte en bello si se le representa adecuadamente, pero al
ser representado ''deleita con razón a causa de la inteligencia que
se requiere para obtener la semejanza''. ~~~~o~p,JQ.J eQ._~~ -
admirado en el arte por la can_a.ddad.de..repr:esentarlo, de.imU9.fJo.
fn suma: de,crear aJg9: ~Jl!~j~nte. ~-éL
lo!eo en la Edad Media
En la Edad Media reaparece el duaJis_tp__Q~platónico de to ..Í.9.e! l t...1?
~eaJ, entendido·comoaÜaJísm·o-a~t JÓ sobre~~!U~~j Y-~~,~~~], ae
1-~celestial y lo -terreno . de-lo aivino y lo h_l;lmanq! Y, como en pd a-
ton , ¡a belleza plena perfecta
··' · - · se· d-a en eI Primero de estosb.os
· sólo
~Undos, como un a~ributo dfvino. La belleza terrena, en cam. io,
1
:ernpre es limitada, transitoria, relativa. Y lo q~e muesJ~ru~ia:~ ~:;
.. ente s J' .
1
, ·t · y relativo es
la f us imites y caracter trans1 on 0 1
m~ertos invitan a
I
ba¡¡ea dad. Las danzas macabras en las que , º~tos de enfermos e
invá~~dª los vivos, los retratos de viej?s decrepJtave~as y esqueletos
1
que os, las representaciones de ~adaveres, :onstruos que ajustan
cuen~Uebian el arte y la poesía medievales, Jos con su fealdad la na-
as ª los pecadores; todo ello recuerda
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
192
· · Y enga ñosa. de la belleza aq u1· en la
turaleza precaria, trans1tona
tierra. Lo feo existe, ciertamente, en la "'..1g;a !~al Y ~ntra en el-arte y
la liter3,tiíiá píii'iinostrar _gue _1~ bello_~~-s_QIQ.~ ~ ~?• Ya
qúe .sólo la belleza divina es absoluta, plena Y e~!E 7
~ ·o feo, áfser
representado artísticamente, recuerda la transi.tonedad de lo bello,
asociada al pecado, la enfermedad, la decrep 1t.ud Y la muerte~
suma lo feo en este mundo t.,e rren9 ~s el l~m 1t.e.,d~).9_ b__eJJ.o... Así
pue s~,'~1 s~r representado.adecuadam~n~e n~ se con~1erte en bello,
pero permite comprender, desde la hm1tac1on que impone en este
mundo a la belleza terrena, dónde está .!a verdaq~r~ l?..~ ~leza~ios.,
y, por esta vía, el arte al acoger lo feo mu~stra ~l ~ostro engafloso
de lo bello mundano, y permite así descubnr ~º-~: v!!)_O com2 lo ver-
.
daderamente bello . -
Lo feo en el Renacimiento
El Renacimiento, al poner al hombre en el cen!ro .de su_vjsió.nJ el
mundo, altera radicalmente la relación medieval entre lo,gjvino i ·
lo humano: Dios se vuelve más humano, y_el hombre, más iYu;w_\,
Este antropocentrismo determina, a su vez, la relación entre lo bello
y lo feo en la conciencia estética renacentista. La belleza se desdivi-
niza, y se busca sobre todo en la naturaleza y el hombre, y el arte
sólo se justifica como arte bello. La búsqueda de la l].elleza"" tanto
e~ la realid~d como en el art:, ~esp~ª! ª a lo feo ·ciet'Iu~r ..9~e le h_a-
b1a reconocido la Edad Media, y fiJa con ello su--dest1no en la con-
ciencia estética que, con las perturbaciones manierista barroca Y
romántica, dominará en Occidente hasta el siglo XIX. En las obras
que encarnan ejemplarmente el ideal renacentista de lo bello (como
la escultura la Cantoria de la catedral de Florencia, 0 los cuadros La
Madonna del alba, de Rafael, o Santa Ana, la Virgen y el niflo, de
Leonardo), no hay.lugar para lo que carece de orden y proporció,n
e.orno lo feo ..Al aplicar la do_c trina de la imitación, de raigambre da·
s1ca., P.ero ma? cercana a Platón que a Aristóteles, el artista~~ ~
~ac1m1ento solo ve la belleza en JQ__que imita: la .. ·ª1 iaieza o eL
c!1erpo humano. Pero lo que se imita no~s- la~l~t~~~e;~ 0 los cuer-
po~ como se presentan, en su apariencia sensible sino idealizados.
Imitar e~ !.ep~ese~_~a~_lo ~-ea_I_s~gún la idea-de..bell~ea;-significa, por
tanto, desectiar lo que -como lo reo 1 .
. l . - a niega y e
· en cant·
eg1r,
b 10, o que se aproxima en la naturaleza 1
O 1 ' s humanos
a lo bello ideal. Por esto, Leon Bautista Aelbn °.s cuerp~ al artista
, erti aconseJa .
escoger Ias partes mas bellas de sus mod 1 . n todo,
e os e integrarlas en u
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LAS A VENTURAS
. DE LOFEo
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194 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
.... .
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I.AS AV ENTURAS DE
· . LO FEO
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
196
der su carácter de fealdad y presentars~. como belleza".(Historiad•
la Estética). Max Schasler sigue mov1en?ose ~n el ma~~o trazad~
por los téóricos que acabamos de mencionar. la relac1on hipo¡
belleza-fealdad. En su A esthetik ( 1886) propone la tesis de
fealdad entra en los diferentes grados ~ f~r1!1as d~ belleza. Negán.
que:
dola la hace posible, a su vez, como pr~ncip1o.act1vo de ella. Fuera
de lo bello, sólo cae lo sublime y lo gracioso. Finalmente, en Eduard
von Hartmann, la aproximación de lo feo a lo bello se convierte
en una identificación que, en verdad, significa la absorción del pri:
mero por el segundo. "La fealdad se justifica estéticamente en cuan.
to que es medio de concreción de la belleza", afirma Hartmann. y
Bosanquet interpreta esta tesis en el sentido de que ''en toda belleza
hay fealdad, pero no como fealdad, sino sólo en cuanto elemento
de la belleza" (Historia de la Estética). En suma, la fealdad es sólo
aparente o una especie de belleza inferior, relativa.
Vemos, pues, que para estos teóricos el estatuto de lo feo, a fuer-
za de querer salvar lo bello, no puede ser más endeble: o bien se Je
niega el derecho a existir en el arte por ser la negación de lo bello
(e~tendi?o asimismo como lo bdlo clásico), o bien se acepta su
ex1stenc1a pero absorbido por su opuesto. En suma, en ambos ca-
sos se h~ce depender su destino de la relación que guarda con lo
?ell.o, as1 como de una concepción del arte que como claramente
1nd1ca la. ~xpres1on
· ' , , Be11 as Artes'', se caracteriza ' ante todo como
producc1on de belleza .
., E.st~ concepción que domina en la práctica artística desde el Re·
nac1m1ento hasta el siglo XIX d . ., .
estético correspond· t d ' omina tamb1en en el pensamiento
prácticamente qued~en e,l e tal m~nera que apenas si, teórica º.
' un ugar propio a lo f N al en
nuestra época Nikol · H eo. o es casu que,
no dedique u; sólo P:~ra~rtmtnp en su voluminosa Estética (1953)
ccp.ci.ón en este punto serfaªA~ eo como cat.e~orí_a estética. La e~·
estet1ca) la importancia d f orno, que re1v1nd1ca (en su TeO!.'ª
Z 1
é) lo pone en relación coi 1 befi como categoría estética. Tamb1eo
s1derando -a diferencia de l ~ º'. como negación suya, pero con·
llegar a la plenitud, necesita ~s 1es1s anteriores- que el arte ''para
Pero, a la vez, invierte la rel ~. 0 feo como negación" de lo t,ell~·
nos.al considerar que "lo b=~~on ya apuntada entre ambos téntU·
Sm embargo, el arte contem ~a brotado en lo feo".
la teoría por salvar a lo b 11 poraneo se ha preocupado menos. que
ca no ya la voluntad de p~o~ e~ esa relación. Hay en nuestrll éP"'
negación, sino la voluntad dec1 ~cd1.rduna
1 a y
belleza
.
que necesitaría de so
--c0[Jlº
consciente de separar
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LAS A VENTURAS DE
. LO FEO
197
. r·amente lo proclama el surrealismo
b1cr - arte y bell
ªque dan abiertas de par en par no simplem . t
c. •
eza. Las puertas
en e para s b
·o' de lo bello, sino su ausencia No u rayar la ne-
oac1 11 ll . · se trata de lo f
= 01 polín a lo be o, 111 tampoco de lo feo emb 11 'd eo como
na . e ec1 o por s r
en el arte. Los seres humanos pintados por Rouault D b fe u orma
O
José Luis Cuevas son tan feos como el mundo , lud ul et, Bacon
rea e que proce-
den. Lo feo no se d esvanece o embellece
. al ser re presentado en
el arte. Lo feo rea1entra en el arte sin dejar de ser feo Esa 1 1 . ,
· d 1 · • es a ecc10n
que nos bnn an os artistas que -como los citados- introd
. . d' 1 f l ucen,
exalta~ o re1v1n 1c,a n, a ea dad en sus ~bras. Pero como fealdad in-
troducida por Velazquez, Rembrandt, Ribera o Goya, no se trata de
la fealdad real, natural, que existe fuera del arte, sino de la produ-
cida, creada por el artista, que no necesita dejar de ser tal o dejarse
embellecer para ser propiamente fealdad artística -como la que
encontramos en la obra de los artistas que antes hemos nombra-
do-. Los que se escandalizan de la existencia de este "arte feo"
que supuestamente degradaría al arte por su ausencia de belleza y
al ser humano que en él se ve asimismo degradado, debieran por
un lado cuestionar el mundo real, humano, en el que la fealdad se
asienta, y por otro, debieran felicitarse de que el arte, al ponerla
ante nuestros ojos, eleve nuestra conciencia de ella. Existe la fealdad
en el arte porque existe en el mundo real. Y no. s.~ tratad~ salvarla
embelleciéndola sino de mostrarla con su cond1c1on propia. Ahora
bien, desde el m~mento en que entra en el arte ya.no es una fealdad
inmediatamente real o natural, sino producida O creada.
El sujeto ante lo f eó
en la realidad y en el arte
L . . . . 1arte nos lleva a una última
ªd1stmc1ón de lo feo en la re ah dad ·Yten en
cu . · ,
e
un casO
y otro es decir,
' .
. est1on: ¿cómo se comporta el suje O f te dos mundos d1s-
com · ·
. o vive la experiencia estetica, · de lo eo
. ncia tiene que ver eon
an
tintos: la realidad y el arte? Si esta expene apo un rostro pu-
ob · · plo un s ' · l·
r Jetos o seres reales como, por eje~. d~ la contemplación. eJOS
ulento, un páramo o un auto desvencija ' s una repulsa o insa-
de at · n nosotro t amos a
. raernos
tisfa ·, o deleitarnos suscita e · tos nos encon r
' mo suJe ' ·no de
ci cc1on. No se trata sólo de que, co 'birlo estéticamente, s1 ··ón
,,ena distancia del objeto para poder perct na categórica sepa!atce1re-
~na r ., blece u ído o in
entr ep~ls1on o rechazo que esta . e afirmado, atra
e SUJeto y objeto. Lejos de senurs
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198 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
... .
•
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1 :\ ~ :\ V l · N t l m,\ S I Hi I O H ,O
1 19')
·11111
..
l • 1111
t, :-, l, , ,·1t \111 llhJtll)
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prato y nohk 1
. ~ IIC p1I ICt' C:Otll 1
1 arlo.
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l qll<' al g 11H'II pllt.'t l: l'Ol\ll~t1'l)l¡ti· ,,.... 11,l, ll'Y l.l'l)l"<.'S.
•·,·rlll . cmp
1 , 1, :t ~t· (kl h11L'Y r ·ni, dl:I cni~ndosl! s '>h . · · · · <.:lllfü o ~omo
· 'I 1
11 •11 1 1 1
. . < IL' to( nen su fo·ilct· 1
ro .,l \ .n •u n, d n h1~ ,n ~ 0.• 11 h• dc.:,1.rn1m.1
' \l
. ., ¡, 1¡1' 11 el l , r,
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, 11·: d1d :1d. ~. 1.1111,) , . Uldlllll
, 1 1, .1\\,lS . , , llUIS l1t:lmc:111c ·s L• I•c.: Pr <: s~ 111 e. l :111
l·
1 • . • '
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\" " ,, ,n~ ,k c~,lnr y de luz as1 ~01110 el significndo inh<.·r·enrc ~, esa
111 1
""'";' , ¡•I s ll,IL'lt~ SL' cn111por1a ante In feo rcpn.·scnlí\d,) como si
1
,\111,·il·r;1 :11\IL' In ko real. Y de a.h• qu~ su reacción ante El /Juey
t1,·.,o/!r11/o, .' '.' L'Slc -.:aso, sen In misma que la que le produdrla la
l·t1111 l· 111pL1L·1nn de llll buey cksollado rL•:tl. l:s dcdr, una rcal'.dón
d,· di ,~~u~tl), tk insatisfacción; una rcacdún n:11ural, cspn111únca.
, l·111rj: 111IL' : , 111 q11l' prndtll.:iria el objeto real. Nada tiene que ver csrn
1,·:1L·( 1t'lll l·,,11 d pl:1cer que pt'tHlucc la con1cmplació11 del objeto
:1 11 h1il· o, l.'I ·11adrn dt· RL'll\hrandt; plal'Ct' vinculado a rrav~s <k la
l'l'I l'L 'pc·ilrn <k ~" forma, ck su con figu radón sen si ble, e.le la crear i-
, id:id qt1L' l'.X isll ~ cll semeja ni L' obra. Cuaclrns como El hoho de Coria,
dl· V,·lú1q11L', , o / .as ,11asacres de Corl'a, dL' Picasso, nos llevarían
a l:1 111i , 1H : 1 co11t.:lusiú11. ¡\ di f crcrn:in de la ron1c:111plm:ión del bobo
ll':11, t> dl' 1111n nwsa crc el'ccl iva, el sujeto cxpcrimcntn en In si1ua-
riú11 l ' 1H Ies pundicntc, <.:il'rlo pln~cr. y 110 es que en todos estos ca-
~º" 1:, l'l'ald:td dl'I buey, del bobo o de la masacre, se haya ocul-
1ado, itkalií'.aclo o c111bdlcddo. Nadn de esto. La fealdad cstn en los
n 1ad1 os , pero no como si ni ple c;opia de la real y efccr.iva, ~in.o c~mo
fealdad -rcada. y jusiamcnlc por ello puede producir sn11sl'.1cc1611,
' 11 I· . . . · '6 J dolor que el obJcto re-
)pr ·0· , " ri:pu g11a 1H.:1a ' la 111sa t 1sf
1
.
acc1 n o e
1 y . ndo este efecto . , .
ulumo
Ls~ 111ado provocaría en la vida rea · l:llU · .• ·11
~\· 1 1 R ·r·nbr·rndt o P1~asso). e o
·111 I'HlH ~
.. llt.:t ante d ·cll'tdro (ele. Vclúzqucz,
. er cnt "~s no se encuentran
1
l 'l" que ··I sujeto y el obJcto correspon< t:.
t' ll 1111
• •·1 s11
1 f ,0 como categoría
,' t1ttc1ü11
•J csl ét 1ca.
•
1
l'l ' : ·~ r onclu sión final n que llegarnos es que .ºdacd ,·omo en el arte.
l'
•1 ~t 1i..:· •
. • 1 PO( 1cmos dese u bn rlo tanto e
11 1l·1 rea11 , dcsoll",lo
~
el bobo
•1 n 11 1 '
r .. gua l111c 111 e f cos I os obje Ios rea les -e
1 buey · " '
b, • os represen iadosO 1
(~''. 1
. 0 los coreanos 111asacrados- que ~os J~in. embargo, ni ser
t't~r eaclos por Rc1nbrandt Velflzqucz o P1cnd~sot1:1,.tos sino opucsros.
Pe. 11te1n P1a<. os producen ,efectos no sólo .,1s In naturaleza
· ·
es
·t ,rica
e '
1
1O ~Sl' (' · • • • "Otltrn<111.:C ' .
t
0111
ú,~ ,t e 1st 1nc1ón u opos1c16n º? <.; ,orno en el arte.
de lo feo tanto en In rcultdad e
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IV· Lo sublime
La palabra sublime procede del latín sublimis t, .
' b bl 1 , ermino emparenta
do con el ver o su evo, evantar alzar del suelo e . . ·
· · º 1 ' .- . · on su s1gmficado
habitual deSie na a fil) excelso, eminente o sumamente el d
. f , eva o,~
~pl~ca tant_o a ~1~:tos_-~.?ºm_~n~s3 aturale~mo a determinadas
acc10nesjlu~anas. en este sen~1ao, son sublimesüñ-liüracáñ, una
cascada, el cielo estrellado o el inmenso desierto, así como el com-
portamiento de los hombres que arriesgan o sacrifican su vida por
una noble causa.
201
Lo sublime en el arte
~hfila bie11, la esfera propia de lo sublime estético se haJla no
ta~to en la naturaleza y la vida :e.al, como_.~n._ej _~~te. Es aquí c!2.nde_
~ ~-~]?)~~amente se pone .de mamf1esto. ~os_elexé!_sobré nuestros pro-
P]~S lumtes, nos arrebata por su grandiosidad o.infinil üd,-nos-estremC:'"
ce, todo ello sm que
no s Yfun . esa ele vacion,
· · .arre.b ato-o .estremec1m1ento-. .
~- da_con ~} obJeto, borre la distancia necesaria que desde
nuestra af1rmac10n Y autonomía con res e . . ,.
templación gozosa A ·
-·
d
. s1 se a 1o sublime
. P. et~ a ~l ,__perm1te su con-
. ., ,.
correspondiente· ante 1 d , en 1a s1tuac1on esteoca
· as cate raes
1 de Re' C . , d
San Pedro en Roma las · . .d ims o o 1on1a, la cupula e
, p1ram1 es de E · t 1
brandt tardío el mural El h b gip o, os retratos del Rem·
' onz re en II d ,
Orozco, una gran misa de Ba h a1nas, e Jose Clemente
O I
Sinfonía de Beethoven. c ª Odaª la Alegría de la Novena
En la naturaleza y en la vida real 1 .
la pintura se representa y en
1 °
subhme se hace presente. En
quitectura y la música 'se ev as ar tes .n? figurativas, como ]a ar·
. , oca e1 sent . .
necesidad de su representac·.10n. 1m1ento de lo sublime stn
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LO SUBLIME
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204 I NVITACIÓN A LA EST É:1ICA
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LO SUBLIME
. ros, I
.
10 bello provoca
templador , mas
, b·
.
un p Iacer postt1vo, lo sublime suscita en 1
1en una a
d · ·,
m1rac1on
. y un respeto que pueden
e con-
con~._
¡
derarse mas propiamente negativos (Crítica del juicio).
A diferencia de Burke, ~ant_no piensa ql!eJ oJlorrible el temor
pµ edan dar lugar a U!:}a -~-'9?.~~-~ ~cLª-:estilifa como la ·de losublim;
°("Así no se puede llamar sublime al ampJioocéaooeÓirritada tor:~
menta"), aunque sí produce esa experiencia la idea que suscita su
representación. La base de lo sublime no está, por tanto fuera de 1
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INVITAC IÓN A LA ESTÉTICA
206
porque excita en nosotros nuestra fuerza (que no es naturaleza) Para
que consideremos como pequeño aquello que nos preocupa (bienes,
salud, vida) y así no consideran1os la fuerza de aquella (a la cual, en lo
que toca a esas cosas, estamos sometidos), para, nosotros~ nu~stra
personalidad, como un poder ante el cual t~nd:1~mos que 1nc!mar-
nos si se tratase de nuestros más elevados pnnc1p1os Y de su afirma-
ción o abandono. Así pues, la naturaleza se llama aquí sublime
porque eleva la imaginación a la exposición d~ aquel.lo~ casos en los
cuales el espíritu puede hacerse sensible a la propia subhm1dad de su de-
terminación, incluso por encima de la naturaleza" (Crítica de/Juicio).
En definitiva, lo sublime para Kant no está en la natu:,a.~~~1.--sinQ.~n
nuestroe spíiiii.f"en tanto que podemos tener-conciencia éle !!.!:!~§JL..<lfil!·
Rerioridad sobré la naturaleza en nosotros, sobre nuestra propia
ñatu raleza y, de este modo, sobre la naturáleia~füe"r,Cdtr·n osfilros"~
Pero esta superioridad -puntualicemos una· vez m·ásM por n...üesffa
cuenta- sólo puede mantenerse en cuanto que, liberados del temor
o el horror, nos encontramos a la necesaria distancia del objeto para
poder contemplarlo.
Hegel busca lo sublime ante todo en el arte. También como en el ,
caso de lo bello, su concepción de lo s~bii ñie es tributaria de su
doctrina metafísica del arte como manifestación sensible de la idea, o
como modo de hacerse sensible -y por esta vía autoconocerse- el
Espíritu Absoluto (los otros dos modos de autoconocimiento son la
religión Y la filosofía). Las formas de manifestarse la idea en lo
s~nsJb.le, o de aparecer sensiblemente la idea en el arte, da lugar
h1stoncamente a tres momentos de su devenir: el arte simbólico el
ar~e clásico ~ el arte romántico. En estas formas históricas, predo-
m1~an sucesivamente las categorías estéticas de lo sublime lo bello y
la ir?nía. En e~ arte simbólico del antiguo oriente, la idea que se
manifiesta sensiblemente en él es abstracta, infinita e indeterminada
y, por tanto, ~o es adecua~a a su f arma. ~ _contenido de( arte~
) !lea) n2 ~onstlluye una urndad con su fo"rm · ·-b-:-1.- -~··· nor
· ·.
~ons1gu1er:1te,
· --· · .· -
extenor a ella. La.. categoría
·ª _s1m O IC~- Y.~~-S,..,r~
est.e, t·1ca ·que.x1ge
· · en e1.~ '.lrJe
• ·
1
.. _ ~· --
antiguo
· d onenta
·, d · es para Hegel la de Jo ·
s ublº ·
1n1e, Justamen e t por la
_
lºª ecuac1on
·- . . -- - . e idea y f arma · Lo subl. 1me en este arte s1m o co
· · · · ·-; b
,..
_ .l·i
·
c?ns1ste precisamente en su intento de representar la idea lo infinito,
sin
l encontrar d la · . .forma adecuada para esta representac1on. . ,' y , desde
e punto e vista humano, según Hegel: "L bl" "d d implica
por parte del hombre el sentimiento de su a _su 1!111 a d su in.:
superable alejamiento de Dios.,, propia finitud Y e
T~_ n_iendo p~esente sobre . ~odo
. .la. concepción
.. kan· t'iana ·de lo_.subli-
___.,.,. ... .. .
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. . .:1
LO SUULIME-
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INVITACl()N A LA ESTÉTICA
208
Adorno desmitifica así lo estéticamente su?!ime en Ka~t -lo que
hay de ahistórico en él- al ponerlo en relacion con lo humano co .
creto. Pero, a su vez, la exaltación de la grandeza humana que es~
en la cnt rafla de lo sublime, puede tener en Kant ~n tras fondo ideo.
lógico. O, como dice Adorno: " ... Al. haber situado lo sublimé
en la grandeza avasalladora, en la antítesis entre poder Y debilidad
(Kant) afirmó su clara complicidad con el poder Y el dominio.'' y'
sin embargo, como si quisiera rectificar de raíz tan abrupto reproch;
a Kant, dice unas líneas más adelante: '' ... Con pleno derecho, de-
finió el concepto de lo sublime por la resistencia del espíritu frente al
poder desatado." Con todo, le hace dos objeciones n1ás: la primera
es haber limitado lo sublime a la naturaleza, no al arte, cuando
ya en su época "aceptó el ideal de lo sublime, Beethoven más que
ninguno"; la segunda es haber puesto el sentimiento de lo sublime, a
diferencia de los jóvenes de su tiempo, más en lo rnoral que en lo ar-
tístico. Pero, esto sería consecuente, a nuestro juicio, con lo que
agudamente y con un carácter más general, el propio Adorno repro-
cha a Kant, ''escribir una gran estética sin entender nada de arte". En
rigor, más que ofrecernos un concepto de lo sublime, Adorno se li-
mita a ponernos en guardia, al relacionar lo sublime con la historia
Y la reali~ad, contra su concepto especulativo, kantiano. Y esta
advertencia no ~ociemos dejar de tomarla en cuenta, al recapitular
ahora nuestras ideas acerca de lo sublime.
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LO SUBLIME
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
210
reproche a Kant sino también a Heg~l. -cuya conc~pción es una
ª:
clara expresión de un enfoque conten1d1s_ta d,: lo sub.lime <.el conte-
nido para él es la idea), por su compromiso con 1rma~1ones ex-
trartísticas". Ahora bien lo sublime en el arte solo existe en él
-al representarlo en la pin,tura, o evocarlo en la músic~-, en cuanto
que la obra artística despierta el sentimiento de lo subhme no por su
contenido sin más, sino por su forma, o más exactamente: por su con-
tenido farmado.
Lo grandioso, lo infinito, lo inconmesurable, no de por sí, como
simple contenido, sino por su forma (justamente por su forma ade-
cuada y no por la inadecuada como sostiene Hegel), es lo sublime es-
tético. Y, cabalmente, este ''vuelco'' hacia la grandeza humana,
hacia lo grande en la obra de arte, es el que se da -como subraya
Hartmann- en la contemplación. Al especificarse que se~trata de
la grandeza humana tal como se da, ya formada, en el arte, ponemos
el pie en lo pr'opiamente artístico, y no en la grandeza o el contenido
extrartísticos. Con ello, tomamos en cuenta las objeciones de ;
Adorno a Kant y Hegel, y especialmente al primero, por hacer hin- f
capié en la naturaleza moral de lo sublime. La grandeza humana
está,. ciertamente, en la entraña de lo sublin1e, tanto si se emplea
-afirma Hartmann- para el bien como para el mal.
Por último, la relación que establece Adorno -apuntando a
Kant- entre poder Y debilidad es ideológicamente contradictoria,
pues uno es el papel de lo sublime cuando la grandeza es supra-
humana al encar_narse en los dioses, y otro es el papel que cumple
-como demostro e! arte de !ª burguesía francesa revolucionaria con
los cuadros de D~v1d y Gencault- cuando la grandeza humana se
encarna · den los heroes
. . .
populares O en los re vo 1uc1onanos. p ero, s1.
se
n at1en 1 e ·exclus1vamente a su contenido 1'd eo l'og1co
. -pol'1ttco
. o
co;~í~~ti~
0
creado o formado
~:~::t~
1 O ra - , s1er~pre s~ ~orre el riesgo de que se nos esca e lo sublime
1
ca, ptes au~que éste tenga su lado ideológico
, edn e. arte s.ol? puede tenerlo como lo sublime
, es ec1r' art ist icamente.·
, .
-
· '
'
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V· Lo trágico .
.\ diferencia de otras categorías estéticas_
·, lo sublime- que se dan, como hemos cv~~o las de lo bello, 10·
10 0
dad corno en el arte, siempre con una dimens1·10~ o, t~~to en la ~e~li-
. · ct· ., n ester ,ca Jo rragico
casi nunca tiene esta, . 1mens1on .en· la realidad · y eamos, pues,
' .
lo tra-
- fu era d,e 1o estetlco,
!!ÍCO . en la vida real , antes de con s1'derar1o como
una categona propiamente estética.
211
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212 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
o Kamenev, que en los años l rcinta fueron procesa? 05 P?r los tribu.
nales de Stalin y ejecutados como "contrarrevoluc10.nanos''. Y, Por
último, trágico fue también el destino de los combatientes .e~pañoles
republicanos que, en las· últimas semanas de la guerra c1v1I se en-
contraron en Madrid entre el acoso de las tropas d_e Franco y las
del coronel Casado y, finalmente, se vieron empuJados hacia su
exterminio.
Existe, pues, lo_trágico eD situaciones .o c.o mpQ~tamie]Jtos_.hJJ!!!~nos
de la vida real que- no se-confunden, como no se confunden en Íos
ejemplos citados, con otras situaciones o comportamientos en condi-
ciones normales. Ciertamente, si la muerte de los jóvenes enamorados
que se suicidaron o de la adolescente Ana se hubiera producido en ·
condiciones normales, como resultado de una enfermedad natural,
su desaparición habría sido triste -muy triste dada su juventud-. '
pero no trágica; si los viejos bolcheviques hubieran caído añós
antes -como cayeron otros- en los frentes de batalla de la guerra
civil, su muerte habría sido heroica, pero no trágica. Y, de modo
análogo, los combatientes españoles republicanos habrían caído
heroica -y no trágicamente- si hubieran perecido en un enfren-
tamiento normal con su adversario, y no en las circunstancias de
indefensión total en que los dejó el levantamiento de Casado con-
tra el gobierno republicano.
Vemos pues, que si en las situaciones trágicas mencionadas se
ha:e ~rese~.te la muerte o la derrota, no siempre esta presencia da a
una slluac1on humana, o.ª su desenlace, un tinte trágico. ¿Qué es,
entonces, lo que da a la vida real esta dimensión trágica? Pero an-
tes d.e respond.er a esta cuestión, no hay que perder de vista 10 ' que
nos interesa directamente: ¿cuál es la relació d 1· , · · lo
estético en la vid }? O , n e o trag1co co.n
, . a rea · , mas exactamente: ¿puede integrarse
lo
d trag1co real en
l d una, situación
. estética Y, por tanto ser perc1·b·1-
0, contemp a o, estet1camente? Esta es la cu t., ' h nos
proponemos examinar. es 10n que a ora
L a reacción natural ante el b · , ·
vid~ -r~al p-uede-Ósc1·1a· . t. C?. IJe_to tragLCO por P~rte_del suj~ en.Ja..
. , r en re a campas' , ( 1 -: ; a
morados que se suicidan), la ira ante I ion por os _Joy_en~s-~
un campo de concentración nazi a mueqe de la ~ _µf ~_ª-f}!a..eJl
los atrapados en el edi·r1·c 1•0 d errumbad . ... '., @_ajj.~
' el hor_r9r __~_n_t.e el terrible
O diinna.-
ción ante los revolucionarios por el sismq, yJa P1 ~-
r, 0
ofe~did?S, sino deshonrali; s qu_e mueren n~ _s~I.o. h~_rnilla~os-
¡
1nsens1bles o indiferentes ante No, ~ociemos permanecer fnos,
0
afectados por ello y esta afee . , trag1co en la vida real. So~os
' c1on se muestra como compasión, ira_,
... .
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l ,OTRAotc o
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____ .......
INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
214
esa relación debiera considerarse más propiamente esteticista
o relación en la que todo valor o fin humano queda s.upeditad¿
al valor o finalidad estéticos. Pero, en este caso, lo posible estéti-
can1ente no lo sería 1norahnente. Precisen1os esto último siguien-
do con el ejemplo anterior. Convertir el incendio del edificio, en
el que un hombre es devorado por las llamas, en espectáculo u ob-
jeto de conte1nplació11·, y gozar con las formas, los colores o la
expresividad del rotro angustiado, sería no sólo una inmoralidad
si110 una perversión humana. En este sentido, lo trágico pierde su
din1ensión estética en la vida real; din1ensión que, en cambio, en-
contran1os en ella cuando pode1nos considerarla desde las catego-
rías de lo bello, lo feo o lo sublin1e. Y esa dimensión estética que
nos resistimos a ver en la vida trágica real, o que repugna recono-
cerla cuando no se cae en la perversidad o inmoralidad, es justa-
mente la que recuperan imaginativa, creadoramente, la literatura
y el arte. .
Lo trágico lo encontramos, pues, ya en la vida real, en determina-
das condiciones de la existencia humana. Si fijan1os, por tanto,
nuestra atención en su existencia real, efectiva, en el comportamiento
humano, podemos concluir que la situación desdichada en que
consiste y el final inexorable a que conduce -el fracaso la derro-
ta o la muerte-, suscita en el conten1plador un sentir;,iento de
horror, i~a o compasión, pero no un efecto placentero a menos
que el suJeto, que así mantiene lo estético en la vida reai sea per-
verso en un sentido humano y 1noral. Con esta limita~ión que
como ve~?s, es más propiamente moral que estética cabe afirma;
que lo trag1co se da en l~l vida real, en la existencia hu'n1ana, sin que
t~~ga -, º.' al menos, sm que. tenga necesarian1enle- una dimen-
s1on estet1ca. e
Lo trágico en el arte
Dejando atrás lo trágico en la vida · .
territorio estético poblad real, vean1oslo ahora en este
o por persona· ¡· · Ed' o
· ¡ 'k' OV WtllyL
Rey ' Otelo , Hamlet , Rask Onl . Jes lleranos. como
ºM'l. 1pV
o el puñado de anónimos hombre; ornan, Gngon e eJ? ,
dos en un cuadro de Go (L . del pueblo que van a ser fusila·
ya os fus1/a11 · d s
ellos pertenecen a diferentes . ue11~os del 3 de 111ay o). To ~
t uaciones diversas odas ell epoc~ .Y ~oc1edades, y se hallan en SI· .
1
fines distintos, pe;o siempr:~ c~n Ictivas. Unos y otros persiguen .
comportan o terminan tra·g1·crna canzables. Todos ellos actúan, se .
e amente.
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1.0 T RAGl t o
, , .,. ,(it ·s
011
rrúg icos. A Ed ipo Rey 215
/ ' '· 1 ·) c11 l·t '- /\11t 1guc
· ·· d ncl nri""'' como es· ·snb'1llo s:1. • ·
ll , .t 1,.1(V• 1nucr~ e¡· 1 b '-b ll.
No nb l • ,> <)des 1,
' .' .. l ,l)cial, L: ,po l'S un tombrc clcsdi ·I ., s ante su clcv·,tt· , e
, ,·tl'' · . , . .d . e lacio <tuc 1 . . ' tt po.
·1
·ntL, .,.:\I \' Ollllllt-H1) l f,ll,\ C 11111)00•-'rl•t " '- '-a un üCst.~ l CSl)hcc,ri '•et·
111 . b'' u rva.
1*. . 11~
\1 1l
,cl'r. si 11 et n ba rgo, ante ese dest 1,
. • no que se e
º mcl uctable.
. Nnd'II
,, n
l ,te 01 do , Ha1n lct , los personaJ· j)s d, 1 • urnptc incxonblc
n1 ·1 ·• • bl : "'" t.: astrauel'· · ., •
. . ~ ·~pean:-. s~ r' e an contra tuerzas te~r·r, , . t -- c. r,1s modernas de
" 1l,1 ld ClltlS -no SUJ 1
· • q~ oponen a csenvolvitniento li'br d · )rH 1umanns-
q111. · • • e e su pcrso · l'd ·
, ,c lia ('hl'S\Hrtana se halla ba ¡0 el intluJ·c) d ··. na t ad . La
lf,1::- • C11 lllíll 'llll S1110 b •
l) krn o que pon e al hon1bre en et ccnti·o d . urgucs
e1 umvcrso Lib, d0
l
nl . .
• Jos grilletes tcudales, este hombre burgués .151.) . • d · era
1 ·· · i p . . l rr,t a .cscnv0lvcrsc
lil,rLe il11111tac atnentc. ero hnutcs terrenos so,· . 1 . ·
, ..
ncn t: 11 u c<1n11110.. Lllgt:
· - s . , , .· , ·: cines, se 11llcrpo.
. . en. estas 1r·1ncdi·is
as1 ,o , . rttod,cr.n,ts . un con-
tli ·to 1.:nl re . las. .a pirac1oncs 1ndrviduales y las J)osibilicl'lu cl es ,. socia
· 1es,
k ·u :eal1zac1on. .0 te 1o Y Ha~nlet sucumben en el camino empren·
li o ~111 , cr cun1phdas sus aspiraciones. Encarnan así un humanismo
1r~1~ico. condenado por razones históricas. objct i, as. a quedar en
la u1opia. Las situaciones en que se encuentran desembocan en la
muerte. Forman parle de un mundo cerrado que claramente Hamle1
·:1rac1criza con estas lapidarias palabras: "El mundo entero no es
sino una ( Úrcel ."
Ra kólnikov, el personaje de Cri111e11 y casliJ!.V, de Dostoil!vsky,
rin? l~ll una sociedad autocrática, asfixiante. en la que la personali-
dí1d individual no sólo se ve constrei\ida. sino degradada. En este
mundo cerrado la libertad es ilusoria. ¿,Cómo sallar sus muros?
¿Cómo encont r;r una salida? Y, si se salta o se sale, ;.no significará
din atentar co ntra los den1ás'! ¿ Tal vez debo sujetarme u la ky o
riularla? ·. Debemos buscar la felicidad por otras vías? ¿Acaso por
b "iolenct,? Pero · podetnos i1nponcr la violcnda, aunque sean un
·1 ' l., R k O'l 'k )V se debat e en estos
o·¡ o hombre . en no111bre de todos?
. as N mestá e en~ sus manos ,\. t1111 .·.
d1 ema sin lograr escapar de mnguno. 0
'
unas· . lluac1011 · · cerra d a. L erte de 1111 viajante,
\\ tlly Loman es el personaje central de . ~ ""~emos en ella a un
1ª tragedia conten1poránea de Artl.nir. Mi1c:·e1 engranaje irnplaca-
~0mbre triturado en la sociedad capitah_sta unn Iras otra, las pi~cr-
le de un mecanismo social que le va cenan º.' do no hHY más sahda
Jº
~Ue la muerte y
vil
tas de su horizonte al. En ese nu!ndo
a ella SC encamina 1ne~Oft-l
c:~tt:1éroe nente -\VillY Loman.
principal ~e la 1
(,Y cuál es el destino de Grigori MéleJ.~;/ .; ~,félejov vive los t1~~ :
~~~eta de Sholojov, Sobre el Doll ap;~'ia ~;icrra civil. Pero los' tV<
terribles de la Revolución Rusa Y
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1NVIT /\ C IÓN A LA ESTÉTICA
216
• ) al"s sin esperarlos ni quererlos, arrasi r"II.d
· , · , ·1os conH 1, " ' , • . · tl O h
stn '".,·11 ·)dcr escapar. c.¡e t.:'SI e doble hu racan
c..
•
socnl ' •
E n unas· 11or
c!l.os s111 J){ • .. , ·011111lcia, este can1pcs1no ruso de carácter r· llua.
c,on ran oscut ,l ) e · ~ . . ~i· .· · , llcr
, ·icrra a comprender su , e ac1on personal co,11 1~
) l.!Cncroso no "H.: . . · .. . .. . . , . .
1ve trágica· al
a re.
~ •• "tJCIT'l civil y su slluauon . se vuc
, ()luc1on Y 1n b ' ' · · • no
.
poder eslal a 1(1 e . ·tlttir·l
~
de los grandes acontcc11n1entos,
b'..
se hundn .
\, lrrc.
. ºbl
1111st · emcn 1e.
, y lo rác.ico
I .... lo
. •
hallamos
, . • d
t a111 ten ~
en •. las arres
· c·o n10
. 1ura . Un ei·. emJJlo parad1gmat 1
la, pin .. 1co l e a, rpresencia .1 . de. lo lrági co
en ella es el famoso cuadro de Goya, <,JS f us, a1111entos del 3 <le
mayo de J808. Los patriotas que van a ser f us1.lados por la ~oldadcsca
francesa, y que con los brazos en alto, a~rod11lados o tapandose los
oídos se enfrentan al destino que ya sufre el muerto que aparece cs.
corzado a la derecha del cuadro, viven en ese mon1e~t?, ante el pelo.
tón de ejecución, una situación verdaderamente trag1ca.
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LOTRAa1co
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1·11 ·)11111a, Al'I Hlc>t ·k1; ltnc • c111rar e n lit 1·,¡. <.: 1•·1 '· . ,
, 1·1· , /) 1 .. t tCHCt OltlWICU'(J) f
l·:,,:1,·1·1 (: <111 ' ··11vo; , If.: 1,nal dcMlkhudc) <ICJ I,Cf, ..~,OJIU ¡'e Jt r· l.IY,ICO' . t, .,u
1 t)
, 11 •n 111 por 1:, n 11 e 111.o1 II o , 1· y ·Iev,e1dt , '· d) 's11 t;•f C<.! 1O CUl,Jf'I
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¡;tt () f ' ti , 1 ·~p •ti a{ ()f'' y (') el . I lm:Cf' 1·)f'C >J)ÍO (cut
,, \,'•;11' e.,
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<le· I' .s se 1u<l valorativa que, a los OJOS e · icdc ser merecida o '
'
¡ ,e ichu <lcl personaje trágico, ya que é~t~ pi 1 ' cJ. darse en el
llrner<.: .· ,,. . . ·t· o tflJllSltl, Ul e 10
l1 or·· c iu,l, c.:ulpablc o 1n<H.:cntc, JUS .,l .. JS<> etcétera) que
p. i Ion · 1e, I•deo)ógko (,noral, po l 1' t te ' •o ' re 1,g, c.l es ' .y justamente, •
(-'ll
''' t <.:11· . .
(t c.:on la <.:orrcs11ond1cnte t,l
·bladcvuor , ..
. consJt·1er,·•tr·sc
ucdc ·-
n b·~i, . . .dcolog1co, P .
1 d ¡,11·c1ca
t.: ,>, 11 '-<.:., en• cierto criterio valorauvo, • t I' ·p·1rt1e ~ ' ,,ucs, ·e10· de· la
· 0 ,Jo
;1, ¡~0 11ug1ca u na si Luación dcsd1c wc. ªr · ~1 ~ en Jo ínmcrcci, e
" · 1Otéli,·· c.J · . , ,, e se une, 'd tóuicc> toril •
\J~s . tJ·H.:h· ""l
,, e 1a co1n¡Jas1on . qu d · ·de un cr . 1·1crio·1 e<>. ·on º cierras
.' ·e-·
nit)t· d. Y, por tan to parucn
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INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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222 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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lfu1.el· Ho,p· . e en ¡¡amas, pintura al fresco de Jose, C•lemenle Orozn> en la <l• ·
Pu 1:./ hombr .
ri, onsli1t'.c,o Cabañas de Guadalajara, Jalisco. Es1e hombre Je\llrado por d
la ' > dcscuhyc una alegoría pictórica de la dimen ión trágica y sublim que
q da lc<.,t· re en la cx"1cncia humana junio a la degradada y corrompida d<
en ot r.ª"' obra~. (3a. ' parle, ~ap. 1,. >
111101110 '
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h g. 59 . / ,IJ', .fi,.11/amwn I o I rJp/ 1 r/1· "'"Y" r/1• 11/(JH en Mal/rirl (M u,co <l eI prado)º'"',
de h ;111ci,c'> d · ( ,r,y;, ""' liut · v T J;¡ 1, ú¡;il'IJ ,i l uació n de u 11 •"' po dl' Pª\" ila
rni1 dri lcr <>', qu · •.e 1.:11J'n.: 11ta 11 · l blocp, · pétr ·o, i1 ,1plat:,1hlc. cid pclo lórt de us
IOI CJJ I(> (3a . prtr le, e· f' . V . J
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1 en Mad . eta lle del cuadro de uoya. Los Ju i/amientos del J de muyo de
lfs ~.
P lfable r" ·
Enqeste dve mos al desdichado que yace in vida, anticipando el de tino
111• e, cap. , u; 1aguarda a todo el grupo y que su cita nue tra compa i6n. C]a.
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Fig. 61. E le cuadro de
Edouard Manet, La e}ecu.
ción de Maximiliano, de
J 867 (Museo de Boston) e
asemeja por el tema, e
incluso por su composición,
al de Goya, Los f Ufii/am1en-
tos del J de mayo. Pero en
él se confirma lo que ya
había observado AristóLe-
les: que la muerte de ~or sí
no basta para caracterizar a
una situación como trágica;
en este caso la del empera-
dor Maximi liano y lo d~s
generales mexicanos, trai-
dores a su patria, que lo
acompañan . (3a. parte, cap.
v .)
Fig. 62. El tit ulo de este grabado "Ya no hay remedio " , de la serie Losdesas~,:.
de la guerra de Goya, ex presa claramente el carácter trágico del desenlace de 1
tuación vivida por los personajes goyescos. (3a. parte, cap. v.)
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hg. 64. El mural de Pica<,<,o, Guernica (1937), del que se ha dicho con razón que.
comparte con Los fusilamien tos del 3 de mayo de 1808 de Goya, "el grito rná<,
1c11 ihk que ha lan1ado E'.-ipaña", e<, un ejemplo genial de lo trágico en la pintura .
(Ja . ()ilrtC, Cél(). V.)
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Fig. 68. Como puede apreciar e en esta e cena del film de Charles Chaplinj
Tiempos modernos, lo cómico al de valorizar cierta realidad -en esLe caso, e
maquinismo en la ociedad capita li ta desarrollada- se convierte en una vigorosa
forma de crítica ocia!. (3a. parte, cap. v1.)
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·d de d t 1
' ·a.l a ~ ·u ·ca Y lo políticos sie!DPU han ,ido (Clll8S ptedikictOS -miffluas
: _Pre!' sa Y de expresión lo ha -,nítido- de cancaturuta5 • humoris-
_ •a
P
•"'.: .,ene. a una larga trad ion ..--
como pue<k • por 1a 'tlu ua I n
· _• • ' a El Loro en la que los ¡,oliticOS ~ d e l a épOCa feste-
-~ engullir: el Presupuesto en 1 ~
~., ,"""-.• • • ' na v,dades cambiando silllPlelll<fll" de ua allO a o<ro el plato qu<
~ con la salsa "El Pai ",
om mr-acion,
~
. ,¡'4 P er. azonado con las . . . - co .,.,-va en 1 1. (Dibujos
• e e1 1.bro de aleriano eo-• 'A ihJSln,eión grá/iC'l dd s«lo xi en Es-
-. . adrid. 1979.)..uu•()a.
.,__ parte..~ a.)
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Fig. 70. Calavera catrina de José Guadalupe Posada, con la que el gran grabador
mexicano desvaloriza el emperifo llado mundo "catrín" o " bella sociedad" porfi-
riana que será arra'iada po r la Revo lució n Me icana de 1910. (3 a. parte, cap. ,t.)
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so~ l Con susQui.
1 1:' ""• ,de Don veras, Posada arremete 18fCMtJcalllODIC contra los pootero-
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oncr , u lecala
Jote muestra al man,he&O en la bD que le ..i,nó ee,van·
Y, dc,bcicndo enlu rt • ( a. parie, c,ip. .)
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ht,~·a t' 11 hl" 11 w, 1111 h11k1111)', d · l,1 l \·vo ltH·11111 ll'\l rt1 11,1 , , di:1· p, 0 111111t 11 1t "• I'"•1.,.l1
·n, d , J,1 ' J\1>,·.1 d,• h 1111' 1'<'<1 l.~ l :idrn111d11 J;i\\ 1 lr1 lli l\1111 . h;qo : '" 1\" '"' , Alfil•
' 1 ., () (;\ ,(
1 · 11 ·1;1 1 > pm ,lit 11110, po11tk·t ~ ll h : i · 11 1 ,s. (( lu~ttn ei<,n .., 1 >rnacla «- 1·1111>10 de
lh·l· I, Oro ·co. Fc 1:, M (· k n, ~11 . l'd . . 1981 . ) (ln . p:11tL·, ·up. . )
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lalg,o., icidade.,
: Ro tro d 'v~rso ' de Juan
, cap. , l.) ta ma . cerca de la
nriQU Anche% 11.ebolledo ( 19 )'
átira aare i a qu d I hulll r comP
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Fig. 74. Lo extraño, fantásti co e irreal, que surge d e la unión de Jo má heterogé-
neo en los seres reales, se hace prescnle en la parte central del tríptico, El jardín de
las delicias de I Bo'ico (Musco del Prado). Oa. parte, cap. v11.)
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Fig. 76. Lo grotesco co n sus rasgo esenciales se pone de manifiesto en este de-
talle, "El infi rno", de El Jardín de las delicia.\ de El Do co.
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VI Jo <.:om.1co
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Aunque la ri s·t se
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considerado en el pasado como un don dC .?
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,, que es JUSlamcntc lo opuesto -co .. i
pues, con la precaución de no ca rn~ veremos- ª.'ªseriedad. A$i
como las anrcs ciradas y de loina cr onde han ca1do definiciones
Paul para no suscitar Jo que se 1 r en lucnta 1~ advenencia de Jean
diver a vías a la categoría cstétr~~e ~ de~ni_r, acerquémonos por
0
ar su núcleo n1cdular. comico tratando de apre-
Naturaleza contradictoria
de lo có"1ico
Si volvemos de nuevo sobre Jos eJemp · 1os antenores.
· \'eremos que
en l~~os ellos se pone de manifiesto cierta incongruencia inade-
cu~c1on o contradicción, que puede revestir variis form~. Kanl
ve1a en ~a entraña de lo cón1ico "la reducción repentina a la nada
de una intensa expectativa" (Crítica del juicio). El efecro cómico
surge de alg~ que se espera intensamente y se resuel\'e en una ni-
miedad. Es lo que nos muestra la vieja fábula de Esopo: la montaña
que pare un ratón. La espera de algo grande, proporcionado a la
montaña, se resuelve en algo ínfimo: el nacimiento de un rarón.
También puede servir de ejemplo el experimenco quimic quedes-
tudiante espera con recelo porque se le ha pre\'enido de que hara
un ruido ensordecedor, cargado de peligrosidad; finalmente , el
experimenlo ansiosarncnte esperado se resuelve en una d~bil y ca:-i
inaudible reacción. En ambos caso t se trata de una e.xpn:taciún
defraudada por la brusca irrupción de lo inesperad . Ah0ra hi~n.
no coda expectativa incumplida es fuente de co~icidnd. Ln _,ida ~al
está llena de expectativa defraudadas qu~. kJ~s de c.us,c!tnr n~n.
provocan frustración, dolor o tri sceza. _En lo~ ~Jcmplos c11_n fr,"' lo
que se espera, debido a su grandeza e n1tcn_1~nd. ,e ~(,n,·1cr1~ ~n
nada. En el fondo, se trata de una contmd1cc1ón t.'nlr~ lo grnnd~
esperado y Jo· que por ínfimo no e espera.
·cci·óri -se prc ~entn de otro mo io:
veces 1a con 1ra dl . . entre
~_
la ~s~n-
,. .
· A 'd d r,. 110• 111 eno v su formn de mamfcstnrs\: . A . t,
c1a o contcnt o e un at • . .
. . nc:ral un académico de In lengua o un dtn!!t'IH~
por. ~Jcn1plo. un ge . 'a~lecuadmncnte cuando n ..,úan k a~~1t.·rdl)
poltuco se co1nporr ,lll . 110 t "n11,~· d ucncral al t r 'lll~
d fi , · c>nc1'thncnrc coi '" · · ... ·
con lo que 1os e 1nc ese ' b tnll'l· el ncndtmi~o dic.-1:,n 1(, una s ·-
de sus tropas en el can1po d~ ª . J • 1•. ,1 iiolirico unim:uHh., 1 sus
· en In un1vcrs1
su da con fcrcncaa · . ac ,110c.: el•' ,,sros m0lh'-s
'
d, \.''-rn11 ,)r-
. .
part1danos en la p 1aza lpu
· blic'l N,nuu " '-· ·
'".'. A.. . ,. 'Z d hl'Chl) dt· qur las p,'r-
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Larse tiene por qué 111ov_er a n~~-1' . ~ :h,~ulnmenl~. (.•n la "'~tlll'. tn
sanas n1encionadas acl uen, pu 1 ,ca 1
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ma ar pulga:, a ca;:1c_,nazo::' . Ej) r J -s-~~u::co c:2..so. 'o.: .f:.- :~ s-:-:1 ,:_
portan te,, pero lo:: mee ro:) qu~ ~ 1 i.::za-; 5 ~ ;: .: :.-:-: ~ 2 ::;,- :': ne
l·nad.r·r uado:.. p~
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"'º' H P-:.: :;.] r.u·; ~ ;:.. -J ::, :;...:1=,...._...._..: .....u -·~~ :::> ::::- ~..__:,-__
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l.<J ÚMI () 229
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C'omicidad y des1'alorización
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I.O CÓMICO 231
cómi:o una Y otra .vez cuando se trata de mostrar la inconsi. tcncia
o nuhdad de una~ ideas. de un personaje, de determinada da.\ c so-
da! o de una sociedad entera.
E!1 la Ed.ad Media, la litcr.at ura cómica se const ir uyó en un arma
temible Y vigorosa con~ra la ideología y el poder de la Iglesia y de los
cñ~rcs .feudales. El Libro del buen amor, del Arcipreste de Hita, y
losjahllaux franceses se convierten en verdaderos dardos cómicos
di parados contra los monjes y el clero. Frente a la seriedad oficial
y au.1~ri1aria, f~ente a la mentira, la adulación y la hipocresía. la
com1c1dad. medieval representa -como dice BaJtin, "la victoria
sobre el miedo a través de la risa" (La c11/lura pop11/ar en la Edad
1Wedia Y e~ Renaci,niento). El Q11ijote, de Cervantes, es un ejemplo
genial en los tiempos modernos de la comicidad que desvaloriza la
inconsistencia de un mundo caduco empcf1ado en sobrevivir, es de-
cir, en most rarsc con una vitalidad o un valor infundados. Toda la
novela cervantina tiene por eje la contradicción entre unos ideales
caballerescos, que se empeñan en perdurar con la importancia y el
valor que tuvieron en otros tiempos, y el mundo moderno en que
fracasan, una y otra vez, al tratar de realizarse. Cervantes desvalo-
riza lo caduco al mostrar la nulidad de su pretensión de sobrevivir,
de valer cuando ya carece de base real esa pretensión. Pero la literatura
no sólo muestra -como vemos en el ejemplo genial de Cervantes-
la inanidad de lo viejo en un mundo nuevo, moderno, sino también la
comicidad de lo nuevo cuando se presenta con una pretensión de
valor que, en verdad, no tiene. Es así como la entrada del burgués
en el escenario his1órico-social da lugar, con sus modales artific~al-
mente adquiridos, a situaciones cómicas que han sido recogidas en
el teatro con ~1oliere, en el grabado con Daumier o en la novela
con Gogol. y esta empresa de desvalorización que está en la base
de lo cómico, no se detiene ni siquiera en lo que conslituye el pel-
daño más aho de la seriedad: la muerte. Baste recordar la Calavera
catrina de José Guadalupe Posada, con la que el gran grabador
mexicano de la primera década de esce siglo desvaloriza el emperi-
follado mundo "catrín" o ''bella sociedad" porfiriana que va a
ser arrasada por la Revolución Mexicana de 1910.
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LO CÓMI CO
233
fcran los chistes en las calles. No es casual q .· d d
'' . . , , fl ue en una soc1e a
como 1a ~ictonana orecicra el humor británico y que la revista
p nch naciera
11
. enlences
. y acribillara cort sus d ard os com1cos
· · a 1a
corona, a la iglesia y al orden vigente.
Exisl~, en general, cierta oposición cnlre la comicidad que viene
"d~ abaJo':,Y q~e f~rma parte de la cultura popular, y la seriedad que
se mstala arnba como parte de la cultura oficial dominante.
Los g~andes sat~ricos o humoristas (Cervantes, Quevedo, Rabelais,
Voltatre, Daum1er, Posada, Bernard Shaw, l\1ariano José de Larra,
Orozco, Chaplin, etcétera) han estado siempre más cerca de esta
cultura "de abajo", popular o de protesta, que de la cultura "de
arriba", oficial, dominante.
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234 . r-~;-r f:T ,e"
INVIJ A CION /\ 1./\ ..
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LO CÚ\lfCO
235 ,.
erverso o inmoral. De lo cual conclL · . .
P ·b·1·d llamo que s1 bien no puede "·
descartarse 1a post 1 1 ad de contempla . . ·
·d J I b · r es1c11camen1c lo trág ico
en fa ,·1 a rea , 1a na que pagar el pre · 1 .
· . c10 1umano, rernblcmcnlt.:
eleva d o, d e su tnmora 11dad o perversid d
¿Qué sucede,
. . . desde el punto de vista estªe· r:1co, cuan d o nos hallam os
ante
• una sttuac1on · , real que ' por su com,·c,·d a d , provoca una nsa . espon-
wnea. exp 1os1, a Y el placer nar ural correspondiente? N J
- Y~'ª sabemos .
que t 0 d . . . orma mente
a normalidad es siempre relativa- el efecto
co · mico (la nsa)
. ' y tant 0 · ~~anro mas
mas · nar ural, intenso o' explosi-
vo, neutr~hza la c?nt~mplac1on estética, entendida como aquella
que~~ detiene en s1 misma, Y produce un goce peculiar en esra de-
renc1on. Por otro lado, cuando se trata de un estímulo cómico real
Y. de la respuesta adecuada (el efecto natural, explosivo que, como
nsa, provoca), la contemplación se condensa en el tramo de ella
que suscita ese ~~ecro. No hay propiamente espacio para prolon-
garla, prolongac1on que es caracl erística de la conr em plación en la
relación estér ica.
La risa y el placer que la acompañan ahogan o neu1ralizan en e te
caso la contemplación esrética. En cierro modo, ésta e paraliza
con la risa misma. La contemplación estética requiere que el s ujeto
pueda escapar a semejante inhibición o neurralización. Con iodo,
como sucede con lo r rágico, no puede descartarse la posibilidad de
que anre un objeto o fenómeno cómico en la vida real, pueda darse
una contemplación estérica, con la diferencia ventajosa respecto
del comporramienro csrérico ante lo trágico real, que no habría
que pagar el elevado precio de su inmoralidad o perver idad. Pero,
sin pasar por aho esta posibilidad, lo normal o nar ural en el com-
portamienlo ante lo cómico en la vida real, e que carezca de la di-
mensión estética. Tener esta dimensión sólo puede significar Üna
ruptura con nuestra relación espontánea, narural, coridiana con
el mundo.
Lo cómico adquiere, pues, una dimensión cs1é1ica propia no
tanto en la vida real como en el arre y la literal ura. Y, al adquirirla,
lo cómico se presenta con estas caracrerísticas:
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. ·: .. . .
pero una represen ración que, lejos de ser una, copia o reflejo, deforma
la realidad para que se produzca el efecto com1co deseado. Mas esta
deformación no significa en modo alguno una evasión,. ocul.
ta mienro o mistificación de ella. Por ello, lo cómico no puede darse
en un arte -como el rococó- que idealiza la realidad, o en aquél
- como el abstracto- en que la realidad desaparece. Lo cómico
en el arte y la literatura tolera la deformación, la ruptura con lo real
hasta los extremos de la sátira o de la caricatura, pero sin que lo
real deje de estar presente. Por ello, en el arte abstracto, no repre.
sentativo o no figurativo, no hay lugar para lo cómico. No lo hay
en la arquitectura, en la que la introducción de elementos cómicos
-por ejemplo, en la fachada de ciertos edificios- ha hecho de és·
tos verdaderos adefesios. Y en la música no puede darse lo cómico
directamente, aunque sí indirectamente con el concurso del texto li-
terario (como en las óperas cómicas por ejemplo); pero, en todo
caso, la música en cuanto tal, más que representar lo cómico, lo que
hace es evocar el sentimiento festivo, placentero, asociado a él.
Segunda. En cuanto que, de acuerdo con lo antes expuesto, la
comicidad artística o literaria es siempre inventada, imaginada ·o
creada, no produce el efecto natural, espontáneo o intenso (la risa)
que produce Jo cómico en la vida real. Su efecto es, como corres-
ponde al estímulo artificial que lo produce, un efecto sosegado,
contenido, que no puede confundirse con el intenso que suscita lo
cómico en la vida real.
Tercera. El efecto propiamente estético de lo cómico en el arte y
la literal ura se halla acompañado siempre del placer peculia.r (esté-
tico) que produce, por su forma, el objeto que suscita ese efecto al
ser contemplado.
Variedades de lo cómico
Hasta ahora nos hemos detenido en los rasgos esenciales de lo có-
mico, sin entrar en las formas o matices diversos con que puede
presentarse. Entre esos rasgos esenciales hemos destacado la con-
tradicción en la que se pone de manifiesto la inconsistencia· de un
fenómeno, su vacuidad o intrascendencia, al resultar - y ello es lo .
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v,dor que ílfKHCnta : Por la dcsvrsfori 1.adl;ri "i . er;1 ra .. ~ ~<! íi "..;:
._.e,. ctHno ft cmo'. i/l (>ro,, una fnrrna de c:rírk:a., íl íJ ri~~·:"-~ rt1! :"'i'1 , r;r : ..,
negativa, ya que ,nn clJa dc\peja cí camrnn P"~r'". n u •r i<, ea! r;i::.l~ ,,
, 11 luga r .
· La-.: forma~ Y lo maricc'1 dt Ir, chmícr, o.r.1. ílíL lt f~'e-; " ¡ e, "' .í ·~ 7
la Ji1cr~r11ra no, o frecen ahundanrc~ mani f~r2 cfor:~ de d;c,·. Cr.r.;pi--
rc,c. antes de adcnr rarn os en afguna:; de~~ forrr:a.-; 1 eI ~ ( j . i ;:r_cr 't!
un Bcrnard Shaw con lo~ alfifcrnzn<; i rónico, de 0 -:car Wí!de; n - :
r,cncroso humor de Ccrvantc-5 con la de .pí 2dada ~árr ra de- O·.,c,,eé_c: ,
V1.:amo~ también, con ~u pofarídad t I<: ric;a con f~!!r Íw~-" dt! Ci.-: 1 (.Cy 1~
ri sa angustiada d e Andrciev; pen c¡em(Y, a,;imí m t1 err [a rr~u; .:e [a:.
gela de los aguafuertes de Goya, el hum.ar lírico lú-; cueu-r~ ~ ce
Chéjov y los trallazo\ satí ricos de ~fariario J0-:é de L2..:r~. R~ Gr-
dcmo~ la fina ironía del romántico Hein"! •1 fa b...:rtz fic~ r;_ ::e2 .; .
El humor
.f. AJ ocuparnos del humor vemos que, como en el caso de lo có-:n:cu~
no escasean las definiciones. He aqui algunas de ellas: el h~cr es
"la seriedad oculta dentro de la bromaº (Schopenhauer); ""'e[ h:_-
rnor es la iro~ía que termina en seriedad" (Vladimir Jarü:~~;cc ·
el humor ''es un poco la intrusión de lo maravilloso en el razo~a-
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238 INVITACIÓN A LA ESTÉTICA
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l O C0\1J<.'()
' N t ,e ~ t ra ~,rnpar,a
rc1r. · · y cornpl' ·.,, 239
. . . d ·1 N ICJuttd do Q ..
C()IJ
m11c rc11~uos e e . o e~ que la ri . d n U1Jotc no nos pcr-
c.s una_nsa c.:o~u en ida por n uc~rr~"~ c~ap~r.cz.ca por completo. Pero
0
de truir J)l:rtll1tc con1prcndcr M: mpa~ton, una ri ,a que lejos de
El humor con1 0 lo túrnkc>c. i ª '> que nsa, .sonrí~a.
· n general e ··
compren 1va y compasiva· una . . ' '> cntH.:a, pero una crítica
· h · , cr111ca que aJ · .
dcsva lonza y undc lo que - como 1 . , ~~smo tiempo que
sen ta tan elevado abre su . . hra os ,dcaJc~ qu1Jolesco~- se pre-
' · ·" zos para q
total. Y, en ese abrir de b . .- · J • •
uc ese 1und1m1cn10 no ~ea
. . razos 'iC pone de ma .1- 1 . •
compl1c1dad que provoca la s .. E rn 1cs10 a ~1mpat1a o
en1rc la risa y el llanto p d · odnr! '> a. ·sra .se haJJa a medio camino
· uc C CCIP.iC lamb1é ·
nida por la cornpasi6n 1 • n _que es una n sa conre-
. ·
f 1
ccrca del objeto No t· y .l<.:rnura. N o<; !,cnr,mos, a la vez, lejos y
. an .cJos que no podamos simpatizar con él·
no tan cc~ca ~uc no~ 1dcn11fiqucmo!, plenamente con él, pues en cst;
caso n~ h~bna propiamente la dc~valori1.ación que C')fá en Ja entraña
de lo corn,co.
La cornp.asión del humorista por !> U objeto le lleva a poner lími-
l~s as~ cnllca, pero csros límites no le conducen a ol vidar la incon-
s1s1enc1a de su preten sión de valor. El humorista se mueve entre la
risa Y el llanto, sin IJcgar a uno u 01ro extremo. Cuando salta escas
límites, ya está en otro dominio. Si hace llorar, está fuera de lo có-
mico; ~¡ hace reír, fuera del humorismo. Y, sin embargo, aunque
contenida o rcprin1ida, la rba no se pierde totalmen rc en el humor
pues, en definitiva, sonreír es -de acuerdo con su e1imología latina-
sub-rídere, reír por lo bajo. Sin embargo, cuando eJ humor re -
ponde a una situación conflictiva, deja atrá5 la ternura y se vuelve
áspero, sarcástico, la sonrisa se apaga, y el humor se instala a las
puertas mis,nas de la ~átira. El humor benévolo y comprensivo cede
entonces su sitio a esta varían re uya que es el humor negro, o sea,
al humor sarcástico, cruel, lindante con la sátira, que podemos
ejemplificar en el pasado con Quevedo Y, en nuestra época, con
Luís Buñucl.
/..a sátira
Cuando el objeto O fenómcno revela_su _in,consí stcnc!a o nuli.dad
hasta el punto de hacer perder roda s1mpat1a ~ arra.cc1~n po~ el~ y
la ri·s·Jª que SUSCJ.· 1a ya no está teñida de ternura, sino ¡-masdbien es 1nd1g-
I . . .
na '6 · d decir que estarnos en otra cs,era e o com1co.
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~! .n •Lra,dpo c m~s 'ón del fenómeno es aquí
la saLJra. a csva1onzac, . .
tan radical qu. e nos
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lleva a la conclusión de que no merece subs1s[Jr. Nuestra nsa en-
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to c6~11co . ,,
241 t• .
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Mora- eironeia, ."el ~~e iron.iza': es el que disimula, 0 "dice me- (
nos que lo qu~ piensa ). La 1r~ma es una crítica oculta que hay
que leer entre hnea~, Yc~anto mas oculta, más sutil y, a la vez, más
profunda. Con n~at1ces diversos 1~ encontramos en Sócrates, Erasmo
de Rotterdam, D1ckens, Osear W1lde y Antonio Machado. En la ira-
nia el objeto se hunde tras su aparente o fingida elevación. Lo irónico
tiene por ello, como apuntaba el romántico F. SchlegeJ, un carácter ..
paradójico. El vicio aparece como tal al presentarse como virtud; -
la mediocridad se revela precisamente cuando el mediocre pretende-
comportarse como genio; el elogio irónico, lejos de ensalzar, rebaja.
En la ironía, la crítica permanece oculta tras la exaltación, el elo-
gio o la felicitación. Sus cartas nunca están sobre la mesa. Por ello,
hay que saber jugarlas, pues el juego irónico no se despliega clara y
abiertamente. Por su crítica otulta, disimulada o sutil, la ironía se
distingue del humor y la sátira. Dice más de lo que dice, o dice me-
nos que lo que piensa. O más bien da un rodeo para afirmar lo
que en el fondo niega: el vicio, la mediocridad, el error, la vani-
dad, la fanfarronería o la inmoralidad.
Ni el humor ni la sátira recurren a este disimulo, rodeo o fingi -
miento. Apuntan directamente con su crílka a su objeto, aunque
el humor incluye cierta simpatía por él y la sátira lo condena sin
remedio. Por su contenido, las fronteras de la ironía se acercan unas
veces a las del humor, y otras, a las de la sátira. Ciertamente, hay
la ironía humorística con una vela de compasión: la ironía que no
hiere, como la de un Dickcns; y hay también, la amarga e impla-
cable de un Osear Wilde que, por las heridas que abre, linda con
la sátira.
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V11. Lo grotesco
243
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244
con\tituyc un mundo cxtrarw y abr,u rdo, más qu!: por Z.\ -~~ o
sím bolos comúnmente admílido'> tn la ép >:c1, por Ja ex rañeza 'f
antínatu ralídad con que c;c prt',cnran .
La p<:1rt<: central del tríptico reprc)cnta un conjunlo de- fi_ "B
desnudas, de ambos ~cxo~, que se cncrcgan a Jas delicias dd ar.~
carnal. L o que n o\ interesa <icñaJar no es tanro el dt.:enfado
que se prc.c,enta cc;tc mundo de pecados y pecadort\ , así om.o !:)'5,
~imbolos_ a<,ociado~ a Ja!) figura<, anímale<,, \ egeláfts o animalef>., .:i:-
la audacia al mezclar en e.sa repre~entación lo más htteróeeneo; a -
crccend~ de cuernos, ~onos, medías luna<,, crcétcra, que ~en de la>
monumentos; vegetaciones extrañas en Jos traseros de Jos amantes.
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LO OROll:SCO 245
(uyns cabezas se han convcrr ido en frur os; mujeres que se bañan con
cuervos o pavos en su. cabezas; personajes desnudos que se cobijan
en una redoma trasparente, etcétera. De nuevo, no obstante el rea-
li~mo preciso con que todo esto ha sido pintado, el conjunto no
puede ser más extraño, fantástico y antinatural.
En los cuentos de Hoffmann se conjugan el terror ,;· lo maravi-
lloso, la burla Y la maldición, lo angelical y lo diabólico. Es por
ello un mundo raro, desorganizado, fantástico y antinatural. Un
mundo en el que lo misterioso se impone a Jo claro. O, como dice
Hoffmann generalizando sus propias preferencias: "El hombre
prefiere el peor de los terrores a la explicación natural de aquello
que, en su opinión, pertenece al mundo de los fantasmas; a ningún
precio quiere satisfacerse con nuestro universo; desea ver algo que
dependa de otro mundo, capaz de mantenerse sin mediación del
cuerpo."
La mezcla de lo heterogéneo, las transformaciones de lo humano
en animal, y de lo animal en humano, que encontramos en el tríptico de
El Bosco, aparecen ahora en las descripciones de Hoffmann, en
hombres cuyas cabezas "se arrastraban sobre patas de langostas
pegadas en sus orejas" o en "cuervos con rostros humanos". En estas
descripciones se funden lo terrible y lo maravilloso, y al distanciarse de
este mundo y transladarse a la sucesión de sueños y visiones del
monje Medardo que se traza en los elixires del diablo, Hoffmann
no hace más que potenciar la extrañeza y el misterio de la existencia
humana, allí donde la realidad se pierde, y el propio soñador, Medar-
do, se pierde también. Fijemos por un momento nuestra atención en
el último sueño de Medardo, en el que se ve a sí mismo asesinado y
abandonado, casi a las puertas del paraíso, rechazado ahí por ser-
pientes de llamas, unido de nuevo a su cadáver, caído éste, sacado
de su sueño, orando al escuchar la llamada de su doble hasta apa-
gar los gritos de éste con su oración Y, finalmente, perdido en el
sueño, bañado de luz. Y así llegamos a este pasaje en el que lo ma-
ravilloso se convierte en el habitante de ese país, distante ele lo real,
que es el sueño. Y el pasaje dice así:
La púrpura del ocaso desgarró la nube sombría e incolora, pero
surgió una gran aparición. Era Cristo; en cada una de sus llagas
asomaba una gota de sangre, y el rojo era devuelto a la tierra, y el la-
mento de los hombre5 se transformó en un rito de alegria; pues el rojo
era la gracia del Señor que les era concedida. Sólo la sangre de Me-
dardo manaba, incolora, de la herida, y él imploraba con fervor ...
Pero hubo un movimiento en los zarzales, y una rosa rutilante, de
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246
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cra 1uta cnc¡,n oc.Jur¿,; wur,.d. muJ r, , , .· , , , 1;., ,. · ,
., . . , , ,Ji..,.fh:r~ ¡, y ¿Jn11, hi.c.:i ;J mi,,, .ur .11,j , , .!.
n,·~·~ rrc..rr 1;1u,I'- en i., u o ;_ur.~ -.,..
1
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exclamé: cJt'.p':r irncJ<mH;,
En el cuen to e.Je Ed'Lé1r Allan PCJc La ,ntí~cura de /a muerte r,1ja( 1842!,
e q u¡..; un nri'n,,··,p,•
a 1 d C\ Cíl·b·Jr 1a', <,a1él', ,, \. ... ,··~Jían(,
tu
ta rnand~do cr)n 1-, ru;r
1 en on
en una abadía a la que ,~ ha re: ·ira d <J pe>, l r-mcralape~c.: > 1
p
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LO O kOTEsco 247
devuelve a Kov~liov su nariz. Pero nuevas dificultades surgen, ya
q~~ fracas~n los intentos de P?nerla en su sitio. Finalmente, "aquella
misma nan.z que paseaba baJo la figura de un consejero de Estado
y que causo tanto revuelo en la ciudad apareció como si nada hu-
biera ocurrido en su sitio". '
La narración d 7~ogol no puede ser más realista, pero lo que se
narra es alg?. fantast1co, completamente irreal: la pérdida, búsqueda
y rccuper.ac1on de ~na nariz. Todo ello por extraño, por incompren-
sible, es 1nconceb1ble para el propio autor. "Pero lo más extraño
lo más incomprensible es que los autores puedan elegir semejante~
argumentos.'' Y, sin embargo, no todo queda para él en un plano
irreal: "¿En dónde no existen cosas absurdas? Y, sin embargo, si
reflexionamos sobre todo lo sucedido, veremos que, en efecto, hay
algo. Digan lo que quieran, pero en el mundo se dan semejantes
sucesos ... aunque raras veces, pero suceden."
Lo grotesco está aquí en la irrupción de lo fantástico, de lo ex-
traño, en la realidad misma. Esta irrupción es inconcebible, y lo es
incluso, piensa Gogol, el imaginarla, o sea, el tomarla como argu-
mento para una narración realista; y sin embargo, aunque raro,
nos dice él finalmente, lo absurdo, lo extraño, existe, sucede. En
suma, está en la realidad misma.
La naturaleza de lo grotesco
Lo que encontramos siempre en lo grotesco -y los ejemplos anterio-
res to confirman- es ta presencia activa de algo extraño, fantástico,
irreal, o antinatural. Estos elementos extraños, fantásticos, pueden
darse en escenarios distintos: el sobrenatural ya sea como paraíso o
infierno; allí donde la realidad se pierde como en el sueño; en una
realidad -como las salas de una abadía- que toman formas fan-
tásticas· o en la realidad más prosaica Y cotidiana en la ciudad de
Petersb~rgo en la que irrumpe, sin alterar su cotidianidad, un
hecho fantástico, extraño.
Lo extrafio y fantástico puede ser de diversa naturaleza. Puede
consistir en la tendencia a unir lo más heterogéneo en los seres u
objetos reales: vegetaciones extrañas en los traseros de los aman-
tes (como en El jardín de las delicias, de El Bosco); cuervos con
rostros humanos O una rosa convertida en mujer (en el cuento cita-
do de Hoffmann); sueños que se retuerce_n Y adaptan su col~r ,~l de
las salas (en La n1áscara de la ,nuerte roJa, de Poe); la nanz con
uniforme .bordado de oro" (en el relato de Gogol). En lo grotesco,
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248 INVll /\C IÓN /\ LA f.S'J(~TI C /\
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J O' . JH JJ FSCO 249
.,.
rnundo e.J e lo grote'>co. aunque fant ástico e irreal. no hace ~íuo mos-
' 1rar lo ab!iurdot lo irracional, c11 el seno mismo de una realidad que ~e
pr<.~~t.>nta C?tno t?h~r~ntc. armónica y racional. No es casuaJ ~u: apa-
rezca asoctado h1stoni..:.amcntc en el arte y la lil crat ura con rnov1m1cntos
anlida kos y antirrealistas; en pocas palabras: inconformistas.
1 ·-;
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1
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