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NORMAN MANEA

ESCRITO DEL EXILIO RUMANO

“La distancia entre la utopía y la tiranía es muy pequeña”.

Nacido en (Bukovina) Rumania al este de Europa, Norman Manea (1936) es un escritor de


resistencia que surca el pasado y presente de la historia de su país. Este escritor de la rebeldía
aparece por vez primera en el panorama literario en un momento crucial de su tierra natal, ya que
su país se encontraba bajo una fuerte y despiadada dictadura del presidente Nicolae Ceaușescu,
gobernante que recibió esa lapidaria justicia del el ojo por ojo de parte de su propio pueblo.

Como otros judíos de su época, conoció a lado de su familia los campos de concentración
durante su infancia, estancia breve que iniciará toda una serie de intensas y complejas
experiencias dentro y fuera de su país, lo que el llamará un exilio permanente.

Norman Manea, se pronuncia por el individuo y por la masa al mismo tiempo. Por el individuo
porque ve en él, algo inmarcesible, protegido por la esperanza en último término; y por la masa,
porque es la unión de muchas voluntades podría generar una utopía, utopía que, para este judío
errante, sigue vigente en un mundo como el nuestro, y digo como el nuestro porque a él le tocó
recorrer otros mundos dónde el concepto de libertad se difumina en un aparato o sistema social
opresivo y represivo como lo fue el comunismo, ideología que por sí misma prometía mucho para
su pueblo pero que se corrompió por unos cuantos.

Dicho sistema utópico aniquiló la esperanza de todo un pueblo, convirtió un posible


paraíso en un infierno palpable y sangrante. En este marco social corrupto y mísero nace de éñ
una rebeldía y una resistencia que se construirá desde el reconocimiento de una identidad con su
lengua natal, como menciona en una entrevista:

“Como única lengua latina en un gran territorio eslavo, la lengua rumana tuvo que enfrentar
muchas presiones internas y externas que tendían a diversificar y desviar sus opciones y sus
valencias; la raíz latina resistió heroicamente a las tensiones”.

A la luz de sus relatos reconocemos de pronto un espíritu romántico en un mundo


caótico; no obstante, esa es una simplificación de la complejidad de su literatura. No es un
romántico a la usanza decimonónica, no es alguien que idealice; es alguien que ha vivido en carne
viva la fuerza incontenible y humillante de no uno sino varios sistemas totalitarios. Solía decir que
no creía que la belleza de la literatura pudiera cambiar al mundo como lo pensaba Fiodor
Dostoievski, pero si hacerlo más agradable. Sus relatos se encuentran impregnados de una estética
genuina, de escritor, dibuja y colorea, aunque detrás de ellos se encuentran una certeza amarga,
como la historia de “El gato”. Norman no oculta o sublima la verdad en una serie de párrafos
bastante descriptivos, busca revelar por un medio u otro un instante de humanidad en el hombre
o mujer que se encuentra sometido, prisionero, torturado, en forma individual o en grupo. Un
grupo de hombres prisioneros encuentran en una gato un momento de humanidad por muy
precaria que resulte.xx

Como expresión inmediata del exilio afianza una identidad en su lengua natal, una lengua
de origen latino y muy peculiar en su espacio geográfico. La identidad a través de la lengua
expresa una resistencia surgida en su propio país. Ya durante la etapa de la dictadura podemos
vislumbrar un autor volcado con entrañable apego a sus raíces, desde principio a fin. Con un
acento biográfico muy visible refleja una pena profunda a través de sus relatos, pero es una pena
mezclada de lucidez y valor, peculiaridades que lo acompañarán desde su residencia en Su y el
exilio en Estados Unidos, actualmente.

Es de notar su narrativa entramada con la naturaleza, como apegada a las vicisitudes de los
problemas, emociones y sentimientos de las personas, de todas las edades. La naturaleza es
cómplice y observadora de la tragedia. En ambientes idílicos y armoniosos por su belleza, la
perturbación, el dolor y la muerte nos recuerdan la fugacidad de la existencia, que padece la
aparente indiferencia de un mundo que pudo ser de ensueño y que sin embargo concluye como
un paisaje brillante y frío. Por ejemplo, en el cuento “La muerte”, se cuenta la historia de unos
niños que juegan a quedarse como estatuas y uno de ellos sobredimensiona el piquete de una
abeja en su pecho confundiéndola con un disparo:

Sintió un zumbido cerca, en el pecho. La bala clavada hondo. Agitó desaforadamente los brazos y gritó. Eso
era El té de Proust Norman Manea 23 la muerte, no duraría más que unos segundos, todo se desmoronaba,
ya no había tiempo. Corría pálido, apuñalado, un muerto con los ojos abiertos de par en par, aterrados,
negros, mientras el insecto amarillo lo perseguía revoloteando alrededor de su espalda. Levantaba las manos
para protegerse, tropezaba y daba traspiés hacia atrás. Dio varias vueltas, la camisa se le cayó de los
hombros, giró sobre sí mismo y echó a correr sin mirar atrás. Saltaba, la tierra se abría a cada salto, corría
con la boca abierta, blanco, sudando, para agarrar los últimos instantes, para llegar a tiempo. El dolor
aumentaba, el veneno subía, era una trayectoria sutil y rápida, sería demasiado tarde… Chocó contra la
puerta del barracón e irrumpió dentro. Su tío estaba mirando afuera, como de costumbre, por entre los
tablones. La vieja rezaba en un rincón. No habrían podido ayudarlo, tampoco lo habían visto. Se tambaleaba,
sabía que pronto lo abandonarían las fuerzas, se precipitó hacia la puerta de al lado, la de los vecinos, más
allá, la de los otros, más allá, en el pasillo. Ya no podía hablar, se ahogaba, tenía las mejillas encendidas y
empapadas de lágrimas. (Página 24).

Norman Manea como judío experimentó a corta edad los efectos destructivos de las políticas
nazis, pues fue llevado con su familia a un campo de concentración en Transintia, Ucrania.
Posteriormente regreso a su tierra natal en 1945. Su primera publicación apareció en 1966 “El
cuento de la palabra”.

Quiero ampliar esta visión de manifiesto en los relatos de la colección “Felicidad obligatoria”.

El interrogatorio

Este relato cuenta la historia de una chica llamada Simona que es sometida a una tortura física y
mental de parte de un sistema que ve en ella un peligro. Es de notar la percepción de Manea a
través de sus personajes. El opresor tiene una visión muy aguda y sistemática para humillar y
doblegar a su víctima. El autor de “El regreso del Hulligan” reconoce él método de intimidación.
Por ejemplo:

“De modo que usted lleva varios meses aquí. Al principio le dieron palizas y la estuvieron martirizando
durante todo el día. A menudo también durante la noche. Lo que aguantaba la resistenica de una mujer
cada vez más debilitada. […] Posteriormente , las palizas menguaron. Unas horas al día. El programa se
diversificó. La tuvieron bajo la lluvia, fuera, tres horas de plantón. (página 22).

Biografía Robot

Nos relata un caso ficticio de oficina donde cada personaje cumple con un papel bien definido. El
entramado interno refleja un sistema de obediencia ciega en aras de un bienestar común, todos
juegan un papel designado, como parte de un juego de rol.

Norman Manea, igualmente percibe a través de una aguda sensibilidad un estado de soledad y
carencia, algo inestable:
En el relato Octubre a las ocho. Un intenso relato metafórico, en el que las palabras vibran junto
con los sentimientos de los personajes, revelando un estado de vulnerabilidad

“Como huérfanos, eso decía… Una relación entre huérfanos extraños, perdidos en el ancho mundo,
extraviados en el desierto, apretados desesperadamente el uno contra el otro, sólo así se sentían
protegidos… Siempre que uno se derrumbaba, el otro asumía la carga durante breve tiempo, uno
recuperaba sus fuerzas y luego volvían a cambiar los papeles, como niños que se hacen los
valientes.”

Además expresa una fina sensibilidad acerca de la expresión humana de forma muy nítida:

“La espuma de aire frío penetra por los pómulos huesudos, por el remolino de las órbitas y las
sienes de suave palpitar. No ve a su acompañante, mira a otra parte, a ninguna parte.”

El té de Proust

Hay una reunión en torno a la ceremonia del té, que en realidad no es más que una mezcla líquida
y verdosa, a manera de ritual. No obstante se trata de una dolorosa reunión, para consolarse en
un campo de concentración. La referencia a Proust significa remembranza continua.

La obra de Norman Manea establece una rebeldía genuina ante todo aquello que intenta socavar
la libertad primordial de todo ser humano, donde quiera que se encuentre. El como

La sala trepidaba, era un hervidero. Un vocerío continuo y cadencioso había bajado del techo y se acercaba a
las paredes. La sala se había hecho más pequeña. Todo ocurría abajo, a poca altura. Cuando uno alzaba la
mirada, echando la cabeza hacia atrás, el techo se alejaba, como un cielo cada vez más alto e inalcanzable. El
rumor se quedaba atrás, lejos, apagado, en alguna parte, debajo. El ruido ensordecía a los que estaban en el
suelo y el miedo los tenía exhaustos, se habían olvidado de todo. (Página 37)

FUENTE DE CONSULTA

1.- Sahuquillo, María R. (25 de noviembre de 2023) Norman Manea: “El proceso judicial contra
Ceaucescu me decepcionó”.
https://elpais.com/cultura/2014/12/17/babelia/1418775859_868028.html?event_log=go

2.- Redacción. (23 de noviembre de 2023) FIL Guadalajara; entrevista a Norman Manea.
https://www.excelsior.com.mx/expresiones/2016/11/18/1128957.

3.- Manea, Norman. La felicidad obligatoria. Colección andanzas. Editorial Tusquets. España 2007.
249 páginas.

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