Colección
Leer y escribir
Beatriz Actis
(Compiladora)
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Actis, Beatriz
Escuelas día a día. Agenda de lectura y escritura en el aula
- 1a ed. Rosario: Homo Sapiens Ediciones, 2012.
… p.; 21x15 cm. - (Leer y escribir + / Beatriz Actis)
ISBN 978-950-808-…-…
1. Alfabetización. I. Título
CDD 374.012
ISBN N° 978-950-808-…-…
Índice
El cancionero popular:
De la oralidad a la escritura .............................................. 103
Irma Aguilar Valdez (SAN SALVADOR, EL SALVADOR)
Procedimiento D.I.S.:
Una operatoria de intervención
ante algunos problemas de escritura ...................... 113
Ricardo Barberis (SANTA FE, ARGENTINA)
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Prólogo
La agenda prioritaria de lectura
y escritura en la escuela
Beatriz Actis
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se relaciona con varias cuestiones, una de ellas tiene que ver con
la construcción de sentido, ya que al leer de lo que se trata es de
hipotetizar, inferir y anticipar a partir del texto y de los propios cono-
cimientos el sentido de cada parte y su relación con el todo, y en
relación con esto es que la lectura resulta una herramienta privi-
legiada para desplegar y organizar el pensamiento y también la
creatividad. Esta herramienta que es la lectura, a la vez, permite
cimentar en las personas las bases de la reflexión —o, al menos,
abre las puertas para ello—, y a partir de la reflexión (y como han
señalado autores diversos) pueden construirse el espíritu crítico,
el juicio político, personal, cívico. La literatura en particular, a par-
tir de la dimensión simbólica del lenguaje, nos proporciona un espa-
cio multiforme, rico en su variedad, y esta multiplicidad nos conecta,
por un lado, con nuestras raíces y sus ámbitos próximos, pero tam-
bién nos permite la exploración de otros mundos diferentes y lejanos,
la ampliación de nuestro universo cultural.
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Bibliografía
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Autobiografía lectora
No soy nada,
Nunca seré nada,
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
FERNANDO PESSOA
En la mayor parte de los casos el alumno llega al taller con una carga
de representaciones —muchas de ellas implícitas— sobre los sentidos de
leer y de escribir que ha venido formando en sus propias prácticas. Hacer
perceptible la existencia de este tejido de mediaciones y diferenciarlas, es
uno de los primeros desafíos para el docente.
La biografía lectora personal, como primera consigna, busca poner
la memoria en juego para recuperar la experiencia de un recorrido
lector/escritor personal. Esto propone asimismo el primer momento de
escritura en el taller.
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REPRESENTACIONES
En un gran número de casos, la escritura aparece asociada a la
espontaneidad, y es mencionada como desahogo, la posibilidad
de hacer catarsis “narrar experiencias, incertidumbres, descargarse”.
Pero también como herramienta para “volcar” en el papel o en
el blog ideas, pensamientos del escritor.
Esta última representación supone lo escrito como algo pre-
viamente acabado “en la cabeza”, y trasladado luego al papel.
No es extraño por esto que, cuando lo escrito no refleja las expec-
tativas de quien escribe se una a un sentimiento de frustración.
En estos casos, la desilusión se manifiesta como autodescalificación:
“siempre termino diciendo pavadas”, o como inseguridad: “Siento
vergüenza de leer lo que escribo delante de otros”.
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es tan obvio que apenas registramos nuestros relatos aunque “los oímos
constantemente, los relatamos con la misma facilidad con que los compren-
demos”, dice Jerome Bruner. Pero, agrega “raramente nos preguntamos qué
forma se impone a la realidad cuando le damos los ropajes del relato”.
Poder reflexionar sobre ese sentido de la forma en el relato del que
habla Bruner nos habilita para examinar la producción de una escritura
atendiendo a reconocerla como un proceso de búsqueda de la forma más
que con un valor que pondera la “habilidad natural”.
Y de este modo es posible trascender una idea de escritura que apunta
solo en dirección a la capacidad que alguien tenga de crear “buenas” histo-
rias, para pensarla como acto vinculado a la construcción cultural. Asimismo,
la cultura deja de ser vista como algo inmóvil que hay que adquirir para
poder interpretarla, por el contrario, como un proceso de producción y de
transformación en el como escritores y como lectores, de una u otra forma,
intervenimos.
Distinguir las distintas formas que adquiere la escritura del mundo, las
formas del narrar, permite tomar una perspectiva acerca del papel activo
que juega, no solo lo que se cuenta, sino la composición narrativa y, por
eso, la imaginación en la tarea del escritor.
En sus estudios sobre el relato histórico, el epistemólogo norteameri-
cano Hayden Whyte distingue dos tipos de discursos: uno que abiertamente
adopta una perspectiva del mundo y la relata, y otro que narrativiza o que
finge hacer hablar al propio mundo y hablar como relato. Esta forma del
relato, en el que los acontecimientos parecen hablar por si mismos, crea
un efecto de mimesis, de identificación. Lograr este efecto exige borrar en
el relato toda comparación posible con un referente real, se trata de crear
una ilusión de realidad estampada en el discurso. La narrativización es el
tipo de relato que construyen, por ejemplo, los medios de comunicación,
en especial los noticieros televisivos. Sin embargo — ya que los acontecimien-
tos reales no se presentan de por si como relatos—, crear una perspectiva
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EL ASOMBRO
Si una realidad tramada y representada como “la realidad” es
legitimada por el receptor es porque ya ha sido subscrita por él
en la entretela del llamado sentido común, un sentido que se
compone también de una compleja trama de relatos naturalizados
con los que nos identificamos y en los que nos reconocemos.
Esta trama de “lo real” —construida sobre una base de lo
creíble— tiene sin embargo bordes y hendiduras con las que a
veces tropezamos. Alguien percibe algo que no encuadra, que no
cabe en la trama acordada, se produce un extrañamiento. El asom-
bro, cuando sucede, provoca un quiebre en el sentido común, un
enfrentarse a “lo otro” no conocido. Y esto es en simultáneo el ins-
tante del desasosiego y de la posibilidad de dar un paso en direc-
ción al conocimiento y a la creación.
De la perplejidad nace la ficción y ésta toma cuerpo cuando
el escritor atiende a la multiplicidad de los sentidos en el arte de
metaforizar. La ficción, dice el escritor Juan José Saer, “no vuelve
la espalda a una supuesta realidad objetiva: muy por el contrario,
se sumerge en su turbulencia, desdeñando la actitud ingenua que
consiste en pretender saber de antemano cómo esa realidad está
hecha. No es una claudicación ante tal o cuál ética de la verdad,
sino la búsqueda de una un poco menos rudimentaria.” Dando
un salto a lo inverificable las tramas de la ficción muestran el
carácter complejo de lo real creando nuevas visiones del mundo.
Al hacerlo, rasgan o estremecen el velo de lo establecido al mos-
trar la posibilidad de otras —infinitas— visiones de lo mismo.
2. Al decir esto no estamos negando la existencia de datos verificables sino que nos referimos
al modo en que estos, al ser trasmitidos, entran en un dispositivo narrativo.
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Tal vez por eso la pregunta por la escritura acompaña al escritor cuando
éste persigue, detrás del orden acabado de los anaqueles, el misterio de la
vida “salvaje” en los meandros de la ficción.
De este modo lo expresa la escritora Rosa Montero en uno de sus ensa-
yos: “Llevo bastantes años tomando notas en diversos cuadernitos con la
idea de hacer un libro de ensayo en torno al oficio de escribir. Lo cual es
una especie de manía obsesiva para los novelistas profesionales: si no falle-
cen prematuramente, todos ellos padecen antes o después la imperiosa
urgencia de escribir sobre la escritura, desde Henry James a Vargas Llosa
pasando por Stephen Vizinczey, Montserrat Roig o Vila-Matas, por citar
algunos de los libros que más me han gustado. Yo también he sentido la
furiosa llamada de esa pulsión o ese vicio, y ya digo que llevaba mucho
tiempo apuntando ideas cuando poco a poco fui advirtiendo que no podía
hablar de la literatura sin hablar de la vida; de la imaginación sin hablar de
los sueños cotidianos; de la invención narrativa sin tener en cuenta que la
primera mentira es lo real” 3.
A través del trabajo con el lenguaje, la narrativa literaria restituye un
aspecto inusual a lo familiar y a lo habitual, ampliando la visión del mundo,
multiplicando al infinito sus versiones desplazando “nuestra producción
de sentido más allá de lo banal, al reino de lo posible” (J. Bruner). En el
juego del lenguaje y de sus recursos que permiten explorar “las situacio-
nes humanas bajo el prisma de la imaginación. En su mejor y más eficaz
nivel, la gran narrativa marca, como la manzana fatal del jardín del Edén,
el fin de la inocencia” (ídem).
La pregunta por la escritura es la búsqueda de la forma, pero es tam-
bién el proceso de transformación de quien escribe pensando a la escritura
como acto de conocimiento.
3. La pregunta por la escritura, girando alrededor del enigma del lenguaje, también es
retomada por los escritores en su trabajo ficcional, algunas veces en la misma compo-
sición de la trama y otras en boca de sus personajes: “El conocimiento no es el devela-
miento de una esencia oculta sino un enlace, una relación, un parecido entre objetos
visibles. Por eso, — y usó nuevamente la primera persona del singular— sólo puedo
expresarme con metáfora, hace decir Ricardo Piglia a uno de los personajes de su novela
Blanco móvil.
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4. Nieto, Patricia. “El asombro personal” en Graciela Falbo editora (2007) Tras las huellas
de una escritura en tránsito. La crónica contemporánea en América Latina. Ediciones Al
Margen, y Edulp. La Plata.
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En tiempos como los actuales, los relatos con función de espejos tam-
bién son capaces de suscitarnos un pavor inmovilizante, o lo que es peor
una sensación de no pertenencia, de imposibilidad. Durante largo tiempo
la gran prensa construyó los relatos de la realidad con detalle y precisión
en dirección a un público que no podía llegar por si mismo al lugar narrado,
al que le aseguró fidelidad, y el que confió en ella delegándole este poder
de informarlo. En la actualidad, esa misma prensa no vacila en distorsionar
su relato. Puede hacerlo con comodidad en un mundo mediático como
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Bibliografía
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1. Urresti, M., “Los cinco elementos de las ciberculturas juveniles”, en Revista Electrónica Latino-
americana de Estudios sobre Juventud. Recuperado el 20/02/11 de http://www.joveneslac.org/
portal/000/publicaciones/revista/8/07_marcelo_urresti.html
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¿Nuevos códigos?
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Chateemos un rato…
2. Marcelo Urresti (2008) dice: “En la Argentina, según un estudio de la consultora Ignis, el
80% de los usuarios de las redes se ubica entre los 12 y los 35 años de edad. En Clarín,
Buenos aires, 11 de mayo de 2008.
3. Clifford Gertz —citado por Mayans i Planells (2002)— dice que “Los instrumentos del
razonamiento están cambiando y la sociedad está cada vez menos representada como
una máquina elaborada o como un cuasiorganismo y cada vez más como un juego serio,
un drama por el que caminar o un texto comportamental.”
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i Planells piensa que, por sus características externas e internas podría ser
considerado como un género en sí mismo, pasible de ser analizado a la luz
de los registros oral y escrito.
Y eso es lo que haremos a continuación. Observemos en el cuadro que
sigue 4. Ha sido elaborado a partir de la distinción que Daniel Cassany (1989)
hace de ambos códigos. En él se toman en cuenta las características con-
textuales (referidas al contexto de la comunicación: lugar y momento en
que se produce, grado de cercanía o lejanía entre los interlocutores) y las
características textuales, que hacen referencia al contenido del mensaje
(adecuación, coherencia, cohesión, estructuras sintácticas, grado de com-
plejidad, lugar que ocupan las palabras en la oración…).
En lo contextual toma…
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La oralidad se vale de códigos no verbales Como una forma de imitar la oralidad, apa-
(paralingüísticos): este rasgo es trasladado recen elementos paralingüísticos: onoma-
a la escritura en el Chat. topeyas, emoticones, repetidos signos de
puntuación…
El Chat toma de la oralidad la interacción En el Chat hay simulación de interacción.
entre emisor y receptor. La reacción del re- Pero el escritor no puede conocer la ver-
ceptor puede hacer variar la emisión. El len- dadera reacción del lector. Si se suscitan
guaje oral es negociable entre los interlo- malos entendidos, se aclaran en la emisión
cutores. Por ejemplo, cuando alguien dice siguiente.
algo y el interlocutor no comprende, puede
preguntarle qué quiso decir. Ante esta pre-
gunta, el emisor puede aclarar, rectificar o
ratificar lo dicho.
El contexto extralingüístico, es decir, lo que En la escritura, el contexto es poco impor-
sucede alrededor de los emisores no es muy tante. Es el autor el que crea el contexto
importante. a medida que escribe. El emisor puede
describir su contexto real o inventado y el
lector nunca sabrá si coincide o no con la
realidad.
En lo textual toma…
…DE LA ORALIDAD …DE LA ESCRITURA
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5. La negrita es nuestra.
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El vocabulario
Como en todo grupo de iniciados, quienes están acostumbrados
a chatear utilizan una jerga particular que incluye palabras apor-
tadas por la tecnología (mouse, link, server, etc.), expresiones de uso
propio de Internet (e-mail, ciberespacio, spam, delete, emotico-
nes, etc.) y otras que pertenecen solo al Chat. Se trata de acrónimos
(TQM = te quiero mucho), abreviaciones (regr tde = regreso tarde),
combinaciones de letras y signos (p/ q` = para que), combinaciones
de letras y números (To2 = todos).
Otra característica del vocabulario —que probablemente obe-
dezca a un síntoma de rebeldía de los jóvenes usuarios— es el uso
de lenguaje “grosero”, con abundantes referencias escatológicas.
Alteraciones ortográficas
Generalmente, los usuarios del Chat modifican deliberadamente
la ortografía para significar algo más de lo que dicen. Las mayús-
culas expresan un grito. La repetición de una letra adquiere la sig-
nificación de una entonación determinada (Holaaaa… stan
biennnn). Se trata de distorsiones voluntarias que pretenden dar
énfasis, tono, cadencias, volumen, etc. (alargue de vocales, repe-
ticiones, muchos signos de exclamación o interrogación al final
de una intervención). Estas incorrecciones tienen una función
comunicativa.
También aparecen distorsiones o incorrecciones vehementes:
faltas de ortografía cometidas de modo deliberado y exagerado
para individualizar su forma de expresión y hacer el entorno más
coloquial, como un juego lingüístico de contenido humorístico.
Las disortografías comunes obedecen, en gran medida, más
que a la velocidad exigida por el medio, al desconocimiento de
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La tipografía
La presentación cobra mucha importancia en los mensajes del Chat.
El tipo de letra, el tamaño, el color, los signos y los emoticones dan
visualidad al texto.
Para Ricardo Ferrari (en Urresti, 2008), este modo de presentar las
acciones acerca el Chat al libreto teatral y, de alguna manera, nos
lleva a las características lúdicas de esta comunicación digital. El obje-
tivo primordial del Chat, para Ferrari, es comunicarse con otros a par-
tir del juego, por el propio placer de hacerlo. Por eso el Chat es una
forma democrática de sociabilidad. Marcelo Urresti (2008: 186)
agrega que “la igualación se produce, por un lado, a través de la
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¿Y si me mandás un mensajito?
• Ausencia de tilde
• Omisión de artículos
• Uso de abreviaturas conocidas (Dr. = doctor)
• Creación de nuevas abreviaturas (Bs = besos)
• Omisión de vocales en palabras frecuentes
(qdms 8 hs = quedamos a las 8)
Características • Supresión de espacios (nsn = no sé nada)
• Combinación de letras y números (to2 = todos)
• Aprovechamiento del sonido de ciertas consonantes
para omitir la vocal siguiente (ksa = casa)
• Supresión de la h y de la e inicial
(stoy = estoy / ola =hola)
• Igualación de ll y y
• Etc.
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…y de inclusión en la currícula
Comenzamos diciendo que la Web 2.0 permitió que los usuarios toma-
ran la palabra y comenzaran a comunicarse. Aparecieron nuevos formatos
—tipos textuales, géneros difusos… (alguien se encargará de categorizar-
los)— que hacen que se escriba. Y escribir reestructura la conciencia. Walter
Ong (1987: 81) dice que
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Bibliografía
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que hace de la lectura, y, lo que es más importante, con las relaciones y las
interacciones que propicia. No hay que perder de vista que la biblioteca
puede acercar a los estudiantes al mundo letrado o, también, alejarlos.
Leer no es un acto natural y ahistórico sino que está inscrito en contex-
tos en los que adquiere distintos significados, contextos que lo dotan de fuerza
y lo sancionan como uno de los factores determinantes de la cultura o que,
por el contrario, lo desestiman. Puesto que es entonces una actividad gene-
rada por el ser humano, habrá que considerar si la biblioteca escolar expresa
o no en su materialización condiciones para contribuir a la construcción de un
lector y a su participación en el mundo letrado. El contacto con el mundo de
los libros y con la lectura y, la relación con esta práctica desde la infancia y,
consecuentemente en el mundo escolar, constituyen un desafío inmenso para
sociedades como la nuestra, cuya organización social, cultural y económica y
modos de intercambio exigen cada vez más de los individuos no sólo poseer
un conocimiento y dominio básico del código escrito sino, lo que es más impor-
tante, estar en condiciones de participar en las prácticas culturales, esto es,
en aquellas en las que leer y escribir son decisivos par el ejercicio de la ciuda-
danía, según afirma Mauricio Pérez (2004).
Como se colige de lo anterior, el desarrollo de la biblioteca esco-
lar (su creación y/o su renovación) plantea retos que comprometen
tanto al Estado como a la institución escolar. Por parte del primero,
urge la definición de políticas que reconozcan el valor de la forma-
ción en lectura y escritura en una sociedad alfabetizada y su respon-
sabilidad en la creación y desarrollo de bibliotecas escolares, expre-
sada en una legislación que lo garantice y en la destinación de partidas
presupuestales adecuadas para lograrlo. De parte de la institución
escolar, se requiere también su gestión decidida para comprometer
y asegurar la participación del Estado, para impulsar y sostener la
creación de distintos espacios de lectura, para reconocer y consagrar
un tiempo importante al ejercicio de estas prácticas.
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tanto para los estudiantes como para mí como docente. Decidimos leer en
vivo y en directo en el salón de clases. Dejamos a un lado la ortodoxia esco-
lástica y nos dedicamos a simplemente leer; cuando aparecía una palabra
que no se entendía, inmediatamente recurríamos a un diccionario o
alguno/a de los /as participantes la esclarecía. Comenzamos leyendo Nuestra
América, de José Martí 3. “Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero
es su aldea”, así comienza el texto y aquí nos detuvimos con esta frase
escrita en la pizarra. La cercanía con Martí fue inmediata, fue una lectura
pausada, y hasta algunas opiniones jocosas salieron a relucir en este inter-
cambio inicial: a las personas se les suben los humos con los poderes y su
único pensamiento está, por ejemplo, en estar pendientes de la novia o en
llenarse los bolsillos de dinero.
Cada uno de los/as estudiantes tomó una frase de Martí para reflexio-
nar y escribir un pequeño ensayo a partir de ella, y lo mismo se hizo con
los documentos de Bolívar. Las oraciones seleccionadas —punto de par-
tida para la escritura— tenían que relacionarse con el contexto actual lati-
noamericano; la consigna se completaba de este modo: hacer una com-
paración de tiempos vividos y tiempos presentes. (Todavía guardo los
resultados de esta actividad como un tesoro en mis haberes de docente y
lectora; por ello, cuando tuve la oportunidad de participar con un ensayo
sobre la lectura en la escuela en este volumen, inmediatamente pensé en
describir y contar esta experiencia lectora, que me ha dejado nuevos apren-
dizajes con relación a la docencia, la pedagogía y la didáctica en la educa-
ción emancipadora).
Volvamos al salón de clases y a las primeras frases escogidas para su
interpretación. La dinámica consistió en expresar lo primero que se nos
viniera a la mente sobre el texto, hacer un poco de mayéutica. Entonces
aparecieron los brazos levantados, hasta que llegamos a tal punto que no
había necesidad de levantar la mano sino simplemente opinar, interpretar
como si de una buena conversa se tratara. Tuvimos puntos álgidos, en
momentos de debate: ¿cómo hacer trincheras de ideas, cuando el referente
es la trinchera de las piedras? La mejor sorpresa fue el trabajo para la casa,
los/as estudiantes motivados por la práctica lectora-conversatorio avanza-
ron un trecho sustantivo y en el siguiente encuentro llovieron los ensayos
sobre las frases martianas tomadas de Nuestra América. La didáctica a
3. Martí, José (2006) Política de Nuestra América. Fondo Editorial del Alba. Caracas.
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4. Se han transcripto los textos tal y como fueron escritos por los/as estudiantes. Esta
reflexión pertenece al estudiante Edinzon Vásquez. Trayecto Inicial, marzo 2010 (UBV).
5. Reflexión de la estudiante Emily Ramírez.
6. Reflexión y comentario de texto de la estudiante Sumairling García.
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Bibliografía
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Diego Colomba
Durante las últimas décadas, las letras de rock nacional fueron ganando espa-
cio en el corpus textual escolar, sobre todo en el de escuela media, al igual que
otros géneros masivos como la historieta o el guión de cine y TV. En un intento
por capturar la atención de los alumnos e interpelarlos con elementos de su
propia cultura juvenil, tanto docentes como especialistas y editores adhirieron
a un clima de época que reivindicaba el valor de objetos tradicionalmente des-
merecidos por la cultura letrada, al tiempo que el valor estético y el repertorio
de herramientas formales asociados con lo literario se diluían o debilitaban en
un nuevo horizonte cultural que privilegiaba los enfoques comunicativos.
Lamentablemente, la creciente atención que recibió el género mediático
desatendió diferencias notorias entre las letras y los poemas, gravitantes a la
hora de abordarlos en el aula. Vamos a referirnos a algunos de los rasgos gené-
ricos que los acercan y los distancian, con el fin de estimular la búsqueda de
metodologías específicas para su tratamiento en el ámbito escolar.
Distancias
1. Ante el generalizado uso que se hace del mote “rock argentino” para hacer referencia al
mismo género musical, tanto en medios académicos como no académicos, en un intento
vano —a nuestro parecer— por atenuar una contradicción que lo constituye desde sus
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Cada vez que nos obstinamos en someter una letra a alguna de esas prácti-
cas, la primera impresión que sobreviene es la de que algo esencial —sobre
todo el poder de afectación emocional que le reconocemos— se ha per-
dido, al tiempo que se revela, desde una mirada literaria, una evidente tos-
quedad prosódica y rítmica, el descuido exhibido en la elección de los regis-
tros y del léxico utilizado, un modo inconexo —“telegráfico”— de presentar
ideas y sentimientos, que se cuida en general de aventurarse en algún tipo
de complejidad o rigor formal, y por ende, de sentido.
Por supuesto que estas apreciaciones nacen de una decisión errónea: la
valoración desde una perspectiva literaria. Las letras suelen aparecer impresas,
“traducidas” a letras de molde o manuscritas 2, porque resultan a veces,
fragmentariamente, poco claras en la escucha, pero sobre todo porque son
usadas como ayuda memoria: el soporte escrito de un texto que debemos can-
tar para volver a vivir, o recrear, la magia de la canción.3
Indagar en la relación entre letras de rock y literatura exige un trabajo de
deslinde previo. Como sostiene Daniel Link (2006), “se trate del teatro, la
carta, el guión de cine, la canción o la historieta, hay algo en esas formas de
arte que resiste a las teorías canónicas sobre el arte de escribir. Son escrituras,
sí, pero escrituras incompletas, escrituras que encuentran su sentido en un acto
diferente que no es la lectura tal y como supimos, alguna vez, imaginarla”.
En el caso particular de la canción, ese carácter incompleto no sólo sería
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Interpretaciones sonoras
Palabras apuradas
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Efectos diferentes
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Oralidades diversas
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estilizada de las voces, propias del imitador, y abandona las sutilezas del
poema, porque el emisor de la canción necesita la respuesta inmediata
del receptor, cuyo rol durante la ejecución del intérprete, tanto en la gra-
bación como en la ejecución en vivo, es activo. Los cuerpos de ambos fechan
las palabras, las ponen en un tiempo y un lugar determinados, montan una
situación comunicativa muy reglada.
Proximidades
6. Las excepciones podrían ser Abuelo, que se había propuesto escribir un libro antes de lan-
zarse a su carrera musical, y Spinetta, que llegó a publicarlo bastante tiempo después, y que
con el tiempo apelaría cada vez más a la cultura libresca como fuente de temas y discos.
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the life”), la letrística del español Joan Manuel Serrat 7, junto con el con-
sumo de drogas, han inoculado más “surrealismo” en el primer rock nacio-
nal que las ediciones antológicas de Aldo Pellegrini.
Se puede decir ante todo que no hay una actitud vanguardista por parte
de los rockeros hacia el lenguaje: no lo sienten como limitante para lo que
tienen que expresar. La letrística le pone nombre a una experiencia que tiene
nombre, para la que la lengua tiene palabras: trabaja con un “sentido
común”, y sin él, no es posible el rock. Parafraseando al Barthes de Mito-
logías, la letrística rockera sale a buscar lo que ya sabe, y tras la exaltación
del viaje, la búsqueda, lo vital, la experiencia y la locura, lo que hace en rea-
lidad es explorar lo cerrado, volverse la simulación de una exploración.
Aunque se dé una general ocurrencia de imágenes dentro del corpus
letrístico inicial, hay estilos que las utilizan con mayor intensidad. En ellos,
podemos reconocer una diferencia cualitativa entre el uso de las metáfo-
ras —cuya eficacia puede ser reducida intelectualmente— y de las imáge-
nes —donde esa reducción no es posible, sólo se llega a ellas por el camino
de la sensibilidad—. En “Muchacha (ojos de papel)”, un ejemplo del pri-
mero, los tropos se suceden como diferentes modos de nominar el objeto
amado y el acto sexual; en algunas de las letras más extrañas (disparata-
das, en verdad) de Almendra II (1970), ejemplos del segundo, no hay ideas
rectoras evidentes —como en el caso de las letras que narran una historia
o retratan un personaje—, que direccionen esas imágenes. Si la metáfora
tiene como punto de partida la similitud, la imagen apunta a la disimilitud.
Este carácter experimental se profundiza en el segundo momento de la his-
toria del género. Se dan dos casos emblemáticos en ese sentido: uno es el de
“Por” (Artaud, L. A. Spinetta, 1973), y el otro el de “Cosmigonon”, hecha ín-
tegramente de neologismos (Seru Giran, Idem, 1978).
Lo que las vanguardias literarias propusieron utópicamente, la unión
entre arte y vida, por lo que asaltaron la escena pública, escandalosamente,
autoexpulsadas de los lugares de la interioridad burguesa, el rock logra
consumarlo. Dice Monteleone (2002): “En cierto sentido, (el rock) realiza
la utopía surrealista que su escritura sólo postuló: vivir una imagen. Es decir,
el rock produce un tipo de subjetividad que la literatura no agota (…) la
energía rocker produce, pero también gasta en una experiencia límite de
7. La influencia del autor de “Tu nombre me sabe a hierba” es reconocida por los mismos
letristas: en “Muchacha (ojos de papel)” de Spinetta y “Catalina Bahía” de Cantilo son
algunas de las canciones en las que se manifiesta.
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Bibliografía
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———— (2002) “La utopía del habla”, Cyber Humanitatis N° 24, prima-
vera, página web, http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl
———— (2006) “La identidad de nuestra poesía está en la forma de mirar”,
entrevista de Claudio Martyniuk, diario Clarín, domingo 9 de abril.
———— (2007) “Voz alta. Poesía, oralidad y declamación”, Pringles. Ar-
tículo leído en las “Jornadas de Poesía y Memoria”, Estación Pringles /
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Warley; J.; Toscano y García, G. (2003) El rock argentino en cien canciones.
Ediciones Colihue, Buenos Aires.
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Silvia Rivero
Introducción
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Ubicación Motivación
como escritor Destrezas retóricas
Evaluación de ESTUDIANTES
Nivel de comprensión lectora
necesidades Ubicación disciplinar
y diseño de Concepción del rol de
objetivos la escritura (experiencia
Grado de previa), etc.
integración
DOCENTES INSTITUCIÓN
a la materia
Concepción Decisión política
del rol de la Presupuesto
escritura, etc. Diseño de programas
de formación docente
Instalación del debate
FACTORES ECONÓMICOS, a nivel institucional
SOCIALES, POLÍTICOS Articulación de programas
y niveles, etc.
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Conclusiones
1. Elbow (1997) caracteriza los trabajos de escritura de baja presión (“low stakes writing
assignments”) como los que hacen “[…] que los estudiantes piensen, aprendan, y com-
prendan más sobre el material del curso. La escritura de baja presión es a menudo infor-
mal y tiende a ser evaluada informalmente.”
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Bibliografía
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APÉNDICE
LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS
DE LECTURA Y ESCRITURA
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Silvia Laffranconi
Pensar la relación de los niños con los libros dentro del ámbito de la
Educación Inicial siempre nos remitirá a la figura del docente como media-
dor entre unos y otros, por lo que cabría hacerse, al menos, dos preguntas
centrales al momento de realizar cualquier propuesta pedagógica: ¿Qué
docente necesita un niño, hoy?, y ¿en qué niño piensa un docente
cuando planifica?
Si bien estas preguntas son suficientemente amplias como para abar-
car otros niveles de la educación, en este caso nos remitiremos a una expe-
riencia que puede dar cuenta de que el niño-lector “ideal” que el docente
tiene en sus representaciones muchas veces no coincide con la diversidad
de experiencias lectoras que hay en los niños que están en su sala. Esto nos
lleva a pensar cuál es el docente que necesita un niño, hoy, en este con-
texto que nos exige nuevas y distintas estrategias en las formas de leer.
Es necesario aclarar que cuando un docente selecciona un libro lo está
haciendo desde una posición ideológica que deja ver una concepción deter-
minada acerca de los niños: ¿qué temas son aptos para su lectura?, ¿qué libros
son más adecuados para determinados momentos?, ¿qué libros están al
alcance de su comprensión?, etc.
Dentro de estas preguntas que aparecen, implícita o explícitamente,
se encontrarán con temas acerca de los que, en general, “no se habla” en
el ámbito escolar por considerarse comprometidos o no adecuados para
la edad, entre los que podemos mencionar, por ejemplo, la sexualidad o la
muerte. La literatura, hoy, no se priva de abordarlos, por lo que los docentes
deberán pensar su posición al respecto, ampliando el marco de su pro-
puesta al ámbito de las familias.
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1. Los datos de la edición original son: Irulana y el ogronte (un cuento de mucho miedo), de
Graciela Montes. Ilustraciones de Claudia Legnazzi. Buenos Aires, Gramón-Colihue (1995).
Para aquellos docentes que no conozcan el cuento y, dado que no se ha vuelto a editar , se
sugiere ingresar en la siguiente página web: http://www.slideshare.net/palabrasvan/
irulana-y-el-ogronte-graciela-montes
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Niños: Sí.
Docente: Sí, ¿qué?
Niño: Que es una escritora.
Docente: Escritora de qué.
Niños: De cuentos para nenes.
Docente: ¿Para nenes nada más?
Niños: No. También para grandes.
Docente: Sí, también para adolescentes.
Docente: Es de Editorial Colihue.
Niño: Es del colegio (Observación: el libro está sellado con el nombre
de la escuela)
Docente: Sí, lo compró el colegio.
Docente: Si no nos interesa el cuento, nos quedamos callados
Cuando la docente lee la parte en que las letras del nombre de Irulana
la ayudan a deshacerse del ogronte, los niños se dispersan.
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2. Por ejemplo, la ilustración del ogronte nunca aparece completa en el cuento, dando la
posibilidad a los niños de construir el propio a través de su imaginación. Por otra parte,
el narrador hace alusión al dibujante en distintas oportunidades, como cuando dice:
“Miren, acá el dibujante se asustó tanto que dejó el dibujo sin terminar y salió corriendo”.
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El cancionero popular:
De la oralidad a la escritura
Era inicio del invierno, uno de esos días nublados del mes de junio,
con la temperatura más baja de lo normal en la región oriental del país, en
la zona rural del departamento de Morazán 1. La noche anterior había llo-
vido mucho y hacía frío; a pesar de la circunstancia, ese día los estudian-
tes del centro escolar visitado –el Centro Escolar Cantón Piedra Parada–
comenzaron a llegar al aula esperando iniciar sus clases con su profesor,
Numa Pompilio Navarrete. Yo me encontraba allí para dar asistencia peda-
gógica en el primer grado; ya en anteriores ocasiones había realizado, en
el marco del Programa de Fortalecimiento a la Educación Básica en
Lenguaje, visitas de seguimiento para apoyar al docente con estrategias,
técnicas y actividades diversas para desarrollar la lectoescritura desde el
enfoque comunicativo. En acuerdo previo con el profesor, se desarrollaría
ese día una clase de modelaje.
Noté que ese grupo de treinta y cuatro estudiantes no mostraba nin-
gún deseo de recibir clases, menos todavía de escribir y leer; esto podía
entenderse puesto que las condiciones climáticas no eran las mejores. Al
ver la situación, me acerqué al grupo y de forma muy directa les hice algu-
nas preguntas y comentarios de este tipo:
1. ¿Ha llovido por su casa anoche? ¿Mucho o poco? Por mi casa también
ha llovido.
1. El Salvador.
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Les dije que íbamos a cantar esa canción; haciendo un círculo y toma-
dos de la mano, nos fuimos para la cancha de la escuela. En ese instante,
salieron de sus lugares casi corriendo hacia la cancha y juntos cantamos
una vieja canción muy conocida en la región, cuyo tema es la lluvia 2. Al for-
mar el círculo no sólo cantamos sino que dimos vuelta haciendo ronda,
levantamos los brazos, nos agachamos y aplaudimos. Repetimos la can-
ción unas cinco veces hasta volver al aula. Los niños se mostraban muy con-
tentos de estar cantando en la escuela. Cuando volvimos al aula, escribí la
letra de la canción en la pizarra y la leí despacio; luego la leímos unas tres
veces entre todos, para después cantarla marcando el ritmo con las manos.
A partir de allí, fue más fácil trabajar la escritura. Iniciamos el trabajo
en la pizarra; solicité que un niño/a marcase con el plumón la palabra que
se repetía. Al principio dudaban, así que resolví leerles despacio la letra de
la canción. Comenzaron a aparecer manitas levantadas queriendo partici-
par y al fin se acercaron a la pizarra unos tres estudiantes. A partir de la
palabra que se repetía (que en este caso era “lluvia”), la separamos en síla-
bas y solicité que marcasen con el plumón todas las palabras que conte-
nían esa sílaba. Los estudiantes no se hicieron esperar, rápidamente la iden-
tificaron. Después solicité que marcasen las palabras que incluían las
consonantes señaladas; luego identificaron las vocales. Todo esto, dentro
2. “Que llueva/que llueva/la virgen de la cueva/ los pajaritos cantan/la luna se levanta/¡que
sí, que no!/¡que caiga el chaparrón!/¡que sí, que no!/¡que caiga el chaparrón!”
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Aspectos teóricos
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para actuar, les posibilita la acción. En tal marco, los estudios de Bronckart
(Apud Camps, 2003) afirman que las actividades a partir del lenguaje son
propias de los seres humanos y son justamente éstas las que nos hacen
diferentes de las demás especies.
En nuestro relato inicial se ha concebido a la tradición cultural como
punto de partida para desarrollar la lengua oral y escrita, teniendo en cuenta
sistemas simbólicos del mundo de los estudiantes, por lo que se identifica
al lenguaje dentro de la cultura, atendiendo a los diversos significados que
adquiere dentro de esa cultura. Estos significados permitieron a los estu-
diantes apropiarse de aspectos de la lengua escrita a partir de una canción
propia de su comunidad de pertenencia.
Es importante resaltar la interacción a nivel oral con los estudiantes,
pues ellos ya habían cantado este tema infantil del cancionero popular en
otros espacios sociales y por esa razón se les hizo fácil cantarlo en la oca-
sión y en otro ámbito: el de la escuela. Ésta fue la forma en que se desarro-
lló la oralidad para apoyar la producción de textos escritos, tomando en
cuenta el contexto social y cultural de la comunidad en donde se inserta el
centro escolar. Destacamos entonces la importancia que tiene la lengua
oral, considerada el soporte de las prácticas comunicativas y la interacción
social entre los seres humanos en el diario vivir, de forma que el desarro-
llo de ésta va a facilitar el proceso de apropiación de la lengua escrita. A
continuación, sistematizaremos algunas cuestiones teóricas que enmarcan
las actividades anteriormente reseñadas:
3. Dolz, J. (2004). En: Memorias del Seminario de Lengua y Ciencias Sociales. Ginebra.
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4. La tipología textual
Se consideró la diversidad textual con sus características particulares:
cada texto es producido en una situación de comunicación real. Se
tuvieron en cuenta los estudios de especialistas del lenguaje (Bakhtin,
Bronckart, Schneuwly, Dolz, Pasquier, entre otros), quienes postulan
que en nuestra esfera social existen diversos géneros textuales, cada
uno con sus estructuras lingüísticas propias. Por esta razón, es nece-
sario que en los procesos de enseñanza-aprendizaje de la lectura y
la escritura los estudiantes desarrollen la diversidad de géneros tex-
tuales en el aula, identificando las especificidades de cada uno y per-
mitiendo, de este modo, la apropiación del conocimiento.
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Bibliografía
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APÉNDICE
LA ESCRITURA Y LA NOCIÓN
DE LO CORRECTO:
UNA SISTEMATIZACIÓN DE
LOS MECANISMOS DE CORRECCIÓN
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PROCEDIMIENTO D.I.S.:
Una operatoria de intervención
ante algunos problemas de escritura
Ricardo Barberis
Uno de los grandes desafíos que debemos afrontar los docentes en relación
con la escritura es el de propiciar en nuestros alumnos la adquisición del
registro formal y el código estándar —desprovisto de marcas dialectales—
para la elaboración de textos escritos que así lo exigen: académicos, admi-
nistrativos, comerciales, etc. Sabemos que la variedad de motivaciones y
propósitos de la comunicación escrita excede esta demanda y que en algu-
nos casos (producción de esquelas, chat, mensajes de texto, mails, etc.) la
torna inviable o inconveniente. Pero en las situaciones que así lo requieren,
el conocimiento de los componentes de nuestra lengua y sus reglas de fun-
cionamiento es insustituible para lograr una escritura formal. En la situación
de aula, cada vez que tenemos que escribir un texto formal (una carta, una
narración, una respuesta a un cuestionario, un trabajo práctico, etc.) es
indispensable corregir todos los aspectos básicos de la escritura, es decir:
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1. Empleo el término oración en el sentido en que habitualmente es conocido por los alum-
nos. No hago la diferencia entre oración y enunciado porque ello dependerá de que tal
distinción sea manejada por cada profesor en su cátedra. En tal caso, sólo hay que sus-
tituir la terminología correspondiente.
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1) Sujeto y predicado
2) El verbo
1) Detectar el problema
Es conocida la estrategia usada en matemática para revisar una suma
por medios no mecanizados: consiste en invertir el orden del recorrido tra-
zado, es decir, en vez de volver a sumar de arriba para abajo, se sugiere
repetir la operación de abajo hacia arriba. Esto es porque la nueva dispo-
sición en la que encontramos los números permite que tomemos distan-
cia de la representación mental que generó el primer recorrido (de arriba
hacia abajo) y facilita descubrir el posible error.
Al releer el texto y hacerlo en el orden en que las oraciones quedaron
escritas, el escritor inexperto tiende a confirmar (más que a revelar) los erro-
res que cometió, al igual que quien volviera a sumar de arriba hacia abajo.
Por esta y otras razones (desinterés, desconocimiento, etc.) suele dejar todo
como está. Por ello, propongo “desordenar” el recorrido de relectura, es
decir, leer cada oración en un orden aleatorio. Basta tildar con un lápiz las
oraciones releídas para no confundirse. Esto permite que el escritor tome
distancia de su texto, ya que la nueva disposición rompe lo previsible y
genera una “sonoridad” diferente.
La idea es descubrir si alguna oración está mal elaborada. Para
lograrlo es útil releer cada una de ellas tratando de “escucharlas”.
Si hay algo que “no suena bien”, que “no pega” debemos detenernos
porque es posible que allí haya un problema 2.
Otro factor a tener en cuenta es la dificultad para comprender algo
que hemos escrito. Es otro “ruido molesto” que puede señalar la presencia
de una sintaxis desafortunada.
2. Es claro que me valgo aquí de una de las posibilidades para definir la oración que es consi-
derarla como unidad tonal. La experiencia indica que muchas veces las competencias lin-
güísticas de un alumno de nivel medio o superior le permiten detectar esos ripios de manera
intuitiva. Leer los enunciados oralmente también ayuda a descubrir deficiencias sintácticas.
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que las dificultades sintácticas son numerosas, quizás ocurra con ellas algo
parecido a lo que pasa con las equivocaciones ortográficas: las más comu-
nes se reducen a unas pocas.
A) Mezcla de ideas
SOLUCIONES POSIBLES:
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SOLUCIONES POSIBLES:
3. En cada caso presentaremos una solución posible aunque, desde luego, no sea la única.
4. Es claro que en este caso convendría hacer cambios léxicos a efectos de lograr una expre-
sión más acertada: por ejemplo, hablar de la estabilidad de la moneda, en vez de la igual-
dad de su valor. Intento, sin embargo, respetar las palabras utilizadas por el escritor, aun-
que no sean las más eficaces para expresar la idea.
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SOLUCIONES POSIBLES:
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SOLUCIONES POSIBLES:
E) Gerundios incorrectos:
SOLUCIONES POSIBLES:
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SOLUCIONES POSIBLES:
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SOLUCIONES POSIBLES:
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SOLUCIONES POSIBLES:
B. PROBLEMAS
DE PUNTUACIÓN 1. Respetar las reglas de puntuación
Y CORTE
(INTERRUPCIÓN) 2. Conectar correctamente S/P
DE IDEAS
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Un caso práctico
1. Detectar:
Si “escuchamos” con atención, podemos notar que lo que “suena mal”
en la frase del ejemplo se localiza en dos zonas: donde dice éste llegó
(¿Quién es éste?) y donde dice: le prestó el médico donde iba a descansar
(¿Va a descansar en el médico? ¿No será en la casa?)
2. Identificar:
Como vemos, hay un problema de referencias ya que no sabemos
a quién se refiere éste y no es posible que nadie descanse en un médico
(“el médico donde iba a descansar”). Además, y sobre todo, se han mez-
clado dos ideas. Una de ellas afirma que alguien (no sabemos quién) llegó
a una casa que le prestó un médico. La otra idea sostiene que en esa casa
alguien va a descansar.
3. Solucionar:
Si los problemas que aquí se presentan son a) mezcla de ideas y b)
fallas de conexión entre éstas debido a una equivocación en las referen-
cias, las soluciones que podemos ensayar son:
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Solución al problema:
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1) Detectar:
No creo que la estrategia anterior (“escuchar” lo escrito) sea muy útil
para detectar los problemas de coherencia, ya que la extensión del con-
junto del texto puede ser un inconveniente. Sin embargo, con frecuencia
los escritos presentan problemas de coherencia que es necesario identificar
y resolver. Para ello, propongo estas estrategias:
Por un lado hay que recordar que un texto incoherente presenta
dificultades para su resumen, por lo tanto, algo que se puede hacer
es tratar de resumirlo. Si el texto es extenso, será suficiente con titularizar
párrafos y comprobar luego si se mantiene el nexo entre las ideas
Por otra parte, también resulta provechoso aplicar la estrategia
de “tomar distancia”, es decir, dejar reposar el texto lo más que se
pueda para observar sus incoherencias. Creo que éstas se deben a que
en muchos casos el escritor presupone información que él no se molesta
en dar al lector. Entonces la conocida frase “Ud. sabe lo que quiero decir”
da lugar a la respuesta: “Pero no está escrito”. En todos los problemas que
aquí planteo se advierte esa ausencia del ejercicio de desdoblamiento
que el escritor está obligado a hacer, aun a sabiendas de que quizás sea el
mayor desafío que la escritura presenta.
Finalmente, conforme al conocido modelo de escritura de Hayes y
Flower (basado en la planificación, textualización y revisión) que aquí
adopto, es indispensable monitorear la tarea de escritura y ello
implica cotejarla con su propósito (fijado, por ejemplo, en la con-
signa de un examen).
En resumen, las estrategias propuestas para detectar los proble-
mas de coherencia son:
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2) Identificar, solucionar:
Los problemas de coherencia que he detectado con más frecuencia
en mi experiencia docente son los que siguen. Para ellos propongo algu-
nas alternativas de solución. A excepción del último (enunciado contra-
dictorio, disparatado), no es posible dar aquí ejemplos porque hacerlo
requiere la trascripción de textos extensos.
Los números romanos corresponden a los siguientes problemas reco-
nocidos por Enrique Bernárdez:
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B. EQUIVOCAR
LA SUPER- 1. Planificar la escritura.
ESTRUCTURA (Hacer un borrador o índice previo de las partes
DEL TEXTO. que compondrán el texto)
(Ej: escribir un texto
informativo cuando, 2. Revisar lo escrito para ver si responde
en realidad, a lo pedido o propuesto.
se pidió un texto
de opinión)
(II)
D. CAMBIAR SIN
JUSTIFICACIÓN 1. Planificar la escritura.
O NO ESTABLECER
LAS RELACIONES 2. Emplear los conectores adecuados.
TEMPORALES, (identificar el tipo de relación que
FUNCIONALES se intenta establecer).
Y LÓGICAS (Ver listado de conectores)
(II y III)
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E. CAMBIAR LOS
TIEMPOS VERBALES Reescribir - unificar los tiempos verbales
DEL ESCRITO SIN según corresponda.
JUSTIFICACIÓN
(III)
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En una prueba cuyo tema era la historia del idioma castellano, una
alumna de 1º Polimodal escribió:
“En 1492, los moros, son expulsados por los reyes católicos, estos
significa que extendieran los dominios del español desde hacia el
sur ecepto Brasil.”
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1) Detectar
En las sucesivas relecturas del escrito hay que tener en cuenta que los
problemas de cohesión se deben al exceso, mal uso o ausencia de los ele-
mentos encargados de relacionar las ideas entre sí. Para detectar los pro-
blemas de cohesión propongo tres alternativas:
6. ¿Cómo ayudarlos a detectar las otras deficiencias, sobre todo las relacionadas con el mal
uso o ausencia de conectores? Me parece que a través de la observación continua de los
elementos cohesivos del texto en las prácticas de lectura comprensiva guiada y en la pro-
ducción textual propia.
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2) - 3) Identificar-Solucionar
Creo que éstos son los problemas de cohesión más comunes, al menos
según mi experiencia docente. Arriesgo algunas alternativas de solución.
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Soluciones posibles:
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Soluciones posibles:
C. Redundancia:
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Soluciones posibles:
Emplear la elipsis
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2) Abuso de elipsis.
Soluciones posibles:
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B. MAL USO
O AUSENCIA
DE CONECTORES
O DE PRONOMBRES 1. Separar las ideas en oraciones diferentes.
PERSONALES (Hacer un borrador o índice previo de las partes
(él, lo,etc.) que compondrán el texto)
O RELATIVOS
(Que, quien, cual,
como, donde, etc.). 2. Usar los conectores adecuados (según la relación
entre lo que se dijo y lo que se dice o dirá
A SU VEZ,
(causa consecuencia, tiempo, lugar, etc.)
SUELE GENERAR
UN PROBLEMA
DE CONCORDANCIA 3. Restituir la cercanía entre pronombres
ENTRE LA REFERENCIA y su referencia textual.
Y EL SUJETO O
EL PRONOMBRE
CORRESPONDIENTE
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Listado de conectores
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Palabras finales
Bibliografía
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