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Prometeo Encadenado.

Esquilo

Prometeo encadenado es una obra de la antigua Grecia, tradicionalmente atribuida a Esquilo,


pero actualmente es considerada por muchos eruditos el trabajo de otra mano, quizás durante el
siglo IV adC. Actualmente los filólogos están divididos con respecto a la autoría de la obra. En
relación a esto he observado pasajes de construcción y significado confuso que me extrañan en un
escritor como Esquilo que maneja con fluidez su arte, técnica. Ejemplo: “Zeus, que reina con sus
leyes de forma poco envidiable, ha ostentado a las deidades del pasado fiera lanza.”

La traducción que he leído de todas sus obras es de José Alsina Clota, buen conocedor de los
clásicos y solvente traductor. Al ser el mismo traductor me extrañaría que fueran errores de
traducción, ya que en las otras no se observa nada similar, por lo que se podría deducir que el
traductor mantiene la confusión e incongruente construcción de los versos del original.

La obra está basada en el mito de Prometeo, un titán. Etimológicamente, el nombre del titán
proviene de "Pro", antes y "Metheus", cuidado, previsor. Prometeo había robado el fuego para
entregárselo a los mortales y fue castigado por eso por el dios Zeus. Además, Prometeo poseía el
conocimiento profético sobre la persona (Hércules) que un día derrocaría a Zeus y salvaría, pero
rechazaba divulgar esta información.

La tradición mítica está relacionada o tiene similitudes con la tradición cristiana posterior. La
expulsión del paraíso se produce por el mismo motivo, el acceso al conocimiento, así como la idea
del redentor que paga cara la osadía de desafiar al poder tirano movido por su amor a los
hombres, Jesús. Estas hipótesis o mitos están relacionados con el libre albedrío y los problemas en
los cuales se ven envueltos aquellos que lo poseen. Lucifer es un arquetipo que proviene de la
mitología romana y cristiana. El término proviene del latín lux (‘luz’) + fero (‘llevar’) ‘portador de
luz’) En la mitología romana, Lucifer es el equivalente griego de Fósforo o Eósforo (Έωσφόρος) ‘el
portador de la Aurora’ proviene de la antigua dama oscura

La obra se abre con un episodio-prólogo en el que Hefesto llega con Fuerza y Violencia a
encadenar a Prometeo por orden de Zeus, su padre, al que antaño ayudo a conseguir el poder.
Prometeo ha robado el fuego, atributo de Hefesto, y fuente de las artes, técnicas, para dárselo a
los mortales. Debe pagar por faltar al respeto a Zeus y dar rienda suelta a su filantropía, amor a
los hombres. Prometeo es crucificado en la montaña, a la intemperie, en absoluta soledad y
alejado de los hombres a los que ama, el sol le abrasará, padecerá insomnio, clavado a la roca en
vertical sufrirá terribles dolores y solo la noche y el rocío aplacarán su sufrimiento y su sed.

Hefesto se debate en un conflicto interno, escuchar a su corazón u obedecer por temor Zeus.
Prometeo es pariente suyo. Se obliga a intentarlo dudando de conseguirlo contra su voluntad.
Fuerza, aliada con violencia para llevar a cabo la orden desalmada y sin entrañas no entiende a
Hefesto. El único ser libre debe ser Zeus en clara alusión a la tiranía de este, que se ha erigido en
Rey de Dioses arrebatando el poder a Cronos.

A partir de aquí se suceden básicamente episodios con emistiquios y episodios mezclados con
estásimos hasta un final sin éxodo.

Océano se compadece de su familiar y le ofrece ayuda, le aconseja que se humille para salvarse.
Prometeo no acepta el consejo y no quiere que nadie siga su ejemplo. Océano fue su cómplice y
no ha sido castigado, envidia su suerte pero no quiere que nadie sufra, basta con su martirio. Su
amor al prójimo está reflejado en este episodio.

El coro llora y la tierra furiosa llora el honorable pasado de una estirpe de Dioses. Las Oceánidas
representan a los dioses antiguos que Zeus ha exterminado. “Se ve que en el Olimpo hay nuevos
amos”, dice Esquilo, “Con nueva ley Zeus gobierna a su antojo, y a los grandes de ayer ha
aniquilado”.

Esquilo vuelve a repetirnos, como es habitual en él, la historia añadiendo nuevos datos. Esto
ocurrirá en adelante cuando Prometeo en un largo monólogo defiende la bondad de su acción y
enumera las sabidurías que ha transmitido al hombre. Sabidurías que no le han servido de nada,
como un medico que enferma y es incapaz de curarse con su propio conocimiento. Las Moiras y
las Erinias rigen el destino y la profecía que guarda en secreto se cumplirá cuando llegue el
momento, entonces será libre. El coro por su parte decide ser prudente y honrar a Zeus, no
arruinarán su existencia honrando al hombre en exceso, este no hará nada por ayudarles como no
hace nada por ayudar a Prometeo. El coro como los hombres por miedo al dolor renuncian a lo
justo y se pliegan a los tiranos.

En este estado de cosas aparece Io que sufre por algo que desconoce y pide ser escuchada. La
aparición de Io es grotesca, perseguida y picada por un aguijón que no sabe de donde ha salido.
Grotesca como lo es quien sufre y no sabe porque. Esquilo nos cuenta su historia por boca de
Prometeo. Los dos son víctimas de los Dioses. En este episodio Esquilo utiliza repeticiones en las
que va dando a cuentagotas la información de la profecía para aumentar la tensión y la angustia
del espectador. Esto provocará en él una necesidad perentoria por saber, quizás su intención. Al
final revela la profecía y sabemos que un descendiente de Io, que se casará Zeus. Hércules será
su salvador. Más fuerte que Zeus le someterá. Eterna rueda de sometimiento y esclavitud. La
fuerza y la violencia que generan el miedo son las aliadas perfectas de la tiranía. Y la peor tiranía
es la de los Dioses.

Para finalizar llega Hermes enviado por la curiosidad e incertidumbre de Zeus deseoso de saber
todo el contenido de la profecía con el fin de neutralizarla. Prometeo no se somete y Hermes le
dice “victorioso serías insufrible”. Evidentemente se refiere a su obstinación y orgullo admirables
en la caída pero peligrosos en el poder. Hermes se muestra como un sofista utilizando las palabras
para lograr su objetivo particular y no la justicia o la verdad y Prometeo sentencia: “No está la
infamia en el maltrato del enemigo sino en la sumisión de uno a este” en claro a taque a los que
como Hermes son correos o corre-ve-y-dile de los poderosos.

Al conocimiento se llega por el dolor y Prometeo lo sabe mejor que nadie. Prometeo paga las
consecuencias de actuar en coherencia con sus ideas y sin someterse al poder tiránico de Zeus. La
fuerza, implacable e inhumana por el contrario es una aliada de la tiranía desalmada y cruel que
se emplea a fondo y con saña para impedir cualquier atisbo de posibilidad de escape del rebelde
Prometeo. Solo empleándose de esta manera es capaz de imponerse a la inteligencia y lo buenos
sentimientos

A la hora de llevara a escena esta tragedia sería necesario un dispositivo de cierta complejidad y
eficacia diseñado para poder encadenar a Prometeo a cierta altura. Me pregunto ¿a que altura lo
encadenarían? ¿Utilizarían el Deus ex machina o mekhane para elevar a Prometeo?
En este caso sería para “elevarlo”, podría ser una curiosa metáfora en la puesta en escena. El
hombre eleva al Dios que los Dioses abaten y castigan. Es interesante imaginar a Prometeo
encadenado a una altura con el Partenón sobre su cabeza. Esto significa una complejidad nueva
en cuanto a la solución de la puesta en escena. La mekhané, era un dispositivo maniobrado mediante
un torno, desde arriba, y que permitía hacer aparecer y desaparecer a los dioses y héroes. Violencia y Fuerza
podrían subirlo hasta un punto al que se pudiera acceder posteriormente desde el frontal de la escena para
atarlo.

A partir de este comienzo Prometeo ya no saldrá jamás de escena, al final quedará sepultado en
ella. Es curioso el significado que puede adquirir este hecho, el teatro como espacio-resumen de la
sabiduría, el arte, la técnica del ser humano. El Teatro como una gran catedral con su Dios,
castigado por amar a los hombres, para siempre entre sus piedras. Desde las primeras
representaciones se desarrolla la skenographía (etimológicamente, la pintura del escenario). Consistía en
colocar unos paneles en la fachada de la skené. Los paneles de la tragedia simbolizaban habitualmente el
edificio delante del cual se desarrollaba el drama. Se utilizaban, sin duda, un gran número de veces; se les
añadían, además, cierto número de objetos, símbolos de los lugares representados: una tumba, una roca,
estatuas de los dioses, etc. Supongo entonces que colocarían rocas en frontal de la Skené de una forma
simbólica. Rocas que al final caerán. ¿Serían reales? De ser así no debían tener gran tamaño y ser solo una
representación simbólica del lugar de la acción. Si no fuera así, ¿de que estarían hechas?, ¿De tela? O bien
habría paneles pintados como una montaña con algunas rocas colocadas estratégicamente para su posterior
derrumbe. A mi me convence más esta última posibilidad.

La tormenta y derrumbamiento final de las rocas sobre el coro y Prometeo es una novedad visual
y sonora muy sofisticada para la época. Este efecto escénico debió ser el que mas dificultades
técnicas les supuso para su puesta en escena, la parte visual sobre todo, solucionar la parte
acústica sería relativamente fácil (Sacos con piedras, percusión…). ¿Cómo solucionarían la visual?
El resto, como las entradas y salidas del coro y Océano en el carro, se resuelven con relativa
facilidad. Supongo que el coro entraría por un lateral (paródos) a la orqestra y Océano por el
centro de la Skene. El ekkyklema se utilizaba para mostrar una escena interior; consistía en una plataforma
de madera con ruedas que se deslizaba sobre el logeion después de abrir los paneles del decorado; sobre él
se colocaban los actores, que permanecían inmóviles, formando una especie de cuadro. Por lo general se
utilizaba el ekkyklema para mostrar la fatalidad que se había producido (después de una muerte, por
ejemplo). Sería pues factible que fuera utilizado para la entrada y salida de Océano en su carro.

Saladina Jota

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