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Hoy en día, si nos ponemos a pensar, podemos ver que las grandes historias
de amor son ésas que, por desgracia, no han tenido un final feliz. Resulta
curioso ver que los romances que terminan con un final feliz no impactan o
gustan de la misma manera que los primeros que he nombrado. Y
escribiendo esto resulta raro ya que, desde siempre, cuando leemos o vemos
una bonita historia de amor queremos que los protagonistas de dicha historia
terminen juntos y felices para siempre. Sin embargo, todo esto ha cambiado.
Ya no sirve el tradicional final de cuento con su famosa frase final “y vivieron
felices y comieron perdices”. Actualmente, la gente quiere ver una historia de
amor en la que los dos amantes no pueden vivir su romance debido a unas
determinadas circunstancias. En el cine y en la literatura tenemos muchos
ejemplos sin embargo, en la vida real hay muchas historias de amor que
tampoco tienen ese final feliz que todo ser humano desea. Y en esta entrada
voy a hablar de un romance real frustrado pero, en especial, me centrar é en
una parte de la pareja. Voy a hablar de Fanny Brawne (1800-1865), cuyo
romance con John Keats (1795-1821) lo podéis encontrar en la anterior entrada
en la que escribí una review sobre la película Bright Star.
John Keats
Para empezar a hablar de esta historia tenemos que remontarnos al 8 de
diciembre de 1865 cuando el diario londinense Times publicó una esquela
anunciando la muerte de Frances, mujer de Louis Lindon. Frances fue
sobrevivida por su marido y dejaba tres hijos: Edmund (31), Herbert (27) y
Margaret (21). Echándole un primer vistazo a estas primeras líneas, mucha
gente no sabrá de quién estamos hablando ya que puede ser que se trate de
una esquela más publicada por dicho periódico. Pero si digo que en 1818,
Frances Lindon era conocida como Fanny Brawne y que en aquella época
vivió un romance con el famoso poeta romántico John Keats, entonces, la
perspectiva sobre esta mujer cambia completamente. Sin embargo, tuvieron
que pasar 7 años más para que su historia con Keats saliera a la luz y que esa
mujer que había permanecido en la sombra durante tanto tiempo, por fin, se
le diera el lugar que merecía. Nadie sabía nada de su romance con el poeta y
los únicos conocedores de esta historia eran sus tres hijos ya que Fanny no
solo les habló de su historia de amor sino que también les enseñó los libros y
cartas de Keats que conservó de aquella época. No obstante, Fanny les pidi ó
que no le dijeran nada a su padre ya que éste desconocía por completo la
existencia de este romance. Louis sabía que Fanny había conocido a Keats
pero pensaba que solamente habían sido vecinos. Sus hijos guardaron el
secreto de su madre hasta que su padre falleció 7 años después y es, en ese
mismo momento, cuando todas las reliquias de Fanny sobre Keats salieron a
la luz. Sus hijos vieron que podían hacer negocio gracias a todas esas cartas
y no dudaron ni un momento en buscar posibles compradores. Pero antes
que nada, me gustaría que viajáramos hasta 1818 y más concretamente a
Wentworth Place (Hampstead) para relatar el romance entre Fanny Brawne
y John Keats.
En 1818, Fanny contaba con 18 años y ella y su familia alquilaron una parte de
la casa doble de Wentworth Place, que unos años atrás habían construido
Charles Armitage Brown y Charles Wentworth Dilke. Fanny viv ía con su
madre y sus dos hermanos pequeños ya que su padre había muerto unos
años antes. En este lugar Fanny conoció a una sociedad muy atractiva y
variada donde los oficiales de diferentes lugares, como en toda buena novela
de época, parecían gozar de una presencia más que notable. Algunos escritos
describen a Brawne como una chica pequeña, de pelo castaño, ojos azules y
no especialmente guapa pero su gran personalidad sobresalía por encima de
su físico resultando muy atractiva para la gente. Fanny era una chica
inteligente, realista y poseía un gran sentido del humor. Una de sus grandes
pasiones era la moda conociendo, de esta manera, el valor de la elegancia y
poniéndolo en práctica. En ese mismo año, Fanny conoció a través de los Dilkes
a John Keats. Su primer encuentro resultó cordial y Fanny disfrutaba de su
compañía ya que encontraba al poeta inteligente y de buen humor. Sin
embargo, muchas veces, el estado de ánimo de éste se veía afectado por la
delicada salud de su hermano pequeño Tom quién, poco después, falleció a la
temprana edad de 19 años. La muerte de su hermano le afectó profundamente
y es en ese instante cuando Fanny empieza a ser una parte importante en la
vida de Keats. Hasta ese momento, y seguramente por la enfermedad de su
hermano, el poeta no se había fijado en Fanny sin embargo, cuando Tom
muere Fanny le muestra todo su apoyo y comprensión y es aquí donde su
historia irá cogiendo forma.
Podemos ver que el legado dejado por Fanny Brawne es contradictorio. Unos
la adorarán por ser la inspiración de uno de los grandes poetas ingleses del
siglo XIX y otros la odiarán ya que no la creían digna del mism ísimo Keats.
Así que cada uno es libre de posicionarse en el bando que crea más
conveniente. Lo que no hay que obviar es que Fanny Brawne es una mujer
que no deja indiferente a nadie. Hay que decir que solamente se conocen las
cartas que Keats le mandó a Fanny y no las de ella ya que sus cartas fueron
destruidas después de la muerte del poeta. Por lo tanto, no tenemos una
imagen muy clara de Fanny Brawne. Es posible que esas cartas sean la clave
para conocer la personalidad de la mujer más importante en la vida de Keats.
Por desgracia, eso ya no es posible y será parte del misterio. Pero eso es lo
bonito de este tipo de historias. A veces, cuando no tenemos toda la
información la gente especula o fantasea sobre quién pudo ser esa persona o
que pudo pasar manteniendo de esta manera un aire romántico y m ágico en
la historia. Tal vez sea eso. Un escritor crea historias y muchas veces su
propia vida pasa a ser una historia. Lo único que sí podemos saber es que
Fanny y John se querían pero, por circunstancias de la vida, su amor nunca
pudo tener un final feliz. Es una historia de amor trágica e inmortal que ha
despertado el interés de muchos. Tal vez sean esas cartas las que mantienen
vivo el romance entre el poeta y su musa. Una vez mi profesor de literatura
en el instituto, Xavi Alcácer, nos dijo que una persona muere, no cuando deja
este mundo, sino cuando la gente ya no la recuerda. Y éste puede ser el caso
de este romance. Esta historia de amor murió cuando la tuberculosis se
apoderó de Keats pero perduró en el corazón de Fanny Brawne. Cuando
Fanny se fue de este mundo este romance desapareció. Sin embargo, esas
cartas reavivaron su recuerdo haciendo que personas anónimas que nunca
habían conocido a esta pareja se interesaran por este romance
manteniéndolo vivo. Y, seguramente, futuras generaciones harán lo mismo
haciendo eterna a esta bonita historia de amor. Para terminar voy a incluir
dos cartas que John Keats escribió a Fanny Brawne para que os hag áis una
idea de las palabras que el poeta dedicó a su amada: