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La Historia de Amor de Fanny Brawne y John Keats

El texto reflexiona sobre el concepto de las grandes historias de amor,


argumentando que las que no tienen un final feliz parecen tener un impacto
más profundo en la gente que aquellas con un final feliz tradicional. Se
menciona la historia de amor entre Fanny Brawne y John Keats como un
ejemplo de romance trágico e inmortal, donde a pesar del profundo amor
entre ambos, las circunstancias de la vida impidieron que tuvieran un final
feliz. A lo largo del relato, se destaca la vida de Fanny Brawne, su relaci ón
con Keats y cómo su historia de amor se mantuvo en secreto durante muchos
años, solo revelándose después de la muerte de Keats. Se mencionan detalles
sobre la vida de ambos, cómo se conocieron, su compromiso discreto y la
enfermedad de Keats que los separó físicamente. También se explora la
percepción que la sociedad victoriana tuvo de Fanny Brawne después de la
muerte de Keats, contrastando con la admiración que su historia de amor
inspira en la actualidad. La historia termina reflexionando sobre la
inmortalidad del amor a través de las cartas y el recuerdo de las personas,
concluyendo que mientras haya quienes recuerden esta historia, el romance
entre Keats y Brawne perdurará.

Hoy en día, si nos ponemos a pensar, podemos ver que las grandes historias
de amor son ésas que, por desgracia, no han tenido un final feliz. Resulta
curioso ver que los romances que terminan con un final feliz no impactan o
gustan de la misma manera que los primeros que he nombrado. Y
escribiendo esto resulta raro ya que, desde siempre, cuando leemos o vemos
una bonita historia de amor queremos que los protagonistas de dicha historia
terminen juntos y felices para siempre. Sin embargo, todo esto ha cambiado.
Ya no sirve el tradicional final de cuento con su famosa frase final “y vivieron
felices y comieron perdices”. Actualmente, la gente quiere ver una historia de
amor en la que los dos amantes no pueden vivir su romance debido a unas
determinadas circunstancias. En el cine y en la literatura tenemos muchos
ejemplos sin embargo, en la vida real hay muchas historias de amor que
tampoco tienen ese final feliz que todo ser humano desea. Y en esta entrada
voy a hablar de un romance real frustrado pero, en especial, me centrar é en
una parte de la pareja. Voy a hablar de Fanny Brawne (1800-1865), cuyo
romance con John Keats (1795-1821) lo podéis encontrar en la anterior entrada
en la que escribí una review sobre la película Bright Star.

John Keats
Para empezar a hablar de esta historia tenemos que remontarnos al 8 de
diciembre de 1865 cuando el diario londinense Times publicó una esquela
anunciando la muerte de Frances, mujer de Louis Lindon. Frances fue
sobrevivida por su marido y dejaba tres hijos: Edmund (31), Herbert (27) y
Margaret (21). Echándole un primer vistazo a estas primeras líneas, mucha
gente no sabrá de quién estamos hablando ya que puede ser que se trate de
una esquela más publicada por dicho periódico. Pero si digo que en 1818,
Frances Lindon era conocida como Fanny Brawne y que en aquella época
vivió un romance con el famoso poeta romántico John Keats, entonces, la
perspectiva sobre esta mujer cambia completamente. Sin embargo, tuvieron
que pasar 7 años más para que su historia con Keats saliera a la luz y que esa
mujer que había permanecido en la sombra durante tanto tiempo, por fin, se
le diera el lugar que merecía. Nadie sabía nada de su romance con el poeta y
los únicos conocedores de esta historia eran sus tres hijos ya que Fanny no
solo les habló de su historia de amor sino que también les enseñó los libros y
cartas de Keats que conservó de aquella época. No obstante, Fanny les pidi ó
que no le dijeran nada a su padre ya que éste desconocía por completo la
existencia de este romance. Louis sabía que Fanny había conocido a Keats
pero pensaba que solamente habían sido vecinos. Sus hijos guardaron el
secreto de su madre hasta que su padre falleció 7 años después y es, en ese
mismo momento, cuando todas las reliquias de Fanny sobre Keats salieron a
la luz. Sus hijos vieron que podían hacer negocio gracias a todas esas cartas
y no dudaron ni un momento en buscar posibles compradores. Pero antes
que nada, me gustaría que viajáramos hasta 1818 y más concretamente a
Wentworth Place (Hampstead) para relatar el romance entre Fanny Brawne
y John Keats.
En 1818, Fanny contaba con 18 años y ella y su familia alquilaron una parte de
la casa doble de Wentworth Place, que unos años atrás habían construido
Charles Armitage Brown y Charles Wentworth Dilke. Fanny viv ía con su
madre y sus dos hermanos pequeños ya que su padre había muerto unos
años antes. En este lugar Fanny conoció a una sociedad muy atractiva y
variada donde los oficiales de diferentes lugares, como en toda buena novela
de época, parecían gozar de una presencia más que notable. Algunos escritos
describen a Brawne como una chica pequeña, de pelo castaño, ojos azules y
no especialmente guapa pero su gran personalidad sobresalía por encima de
su físico resultando muy atractiva para la gente. Fanny era una chica
inteligente, realista y poseía un gran sentido del humor. Una de sus grandes
pasiones era la moda conociendo, de esta manera, el valor de la elegancia y
poniéndolo en práctica. En ese mismo año, Fanny conoció a través de los Dilkes
a John Keats. Su primer encuentro resultó cordial y Fanny disfrutaba de su
compañía ya que encontraba al poeta inteligente y de buen humor. Sin
embargo, muchas veces, el estado de ánimo de éste se veía afectado por la
delicada salud de su hermano pequeño Tom quién, poco después, falleció a la
temprana edad de 19 años. La muerte de su hermano le afectó profundamente
y es en ese instante cuando Fanny empieza a ser una parte importante en la
vida de Keats. Hasta ese momento, y seguramente por la enfermedad de su
hermano, el poeta no se había fijado en Fanny sin embargo, cuando Tom
muere Fanny le muestra todo su apoyo y comprensión y es aquí donde su
historia irá cogiendo forma.

Wentworth Place (hogar de Keats)


Tras la muerte de su hermano, Keats se va a vivir con su amigo Charles
Brown a Wentworth Place compartiendo de esta manera la otra mitad de la
casa donde viven los Brawne y es aquí cuando la chica de ojos azules va
produciendo poco a poco una grata impresión en el poeta. Sin duda, la
presencia de Brawne despertaba en el joven sentimientos que le confund ían,
pero a la vez su atracción hacia ella era cada vez más fuerte. Sin embargo, a
pesar de esta atracción, Keats no conseguía entenderla debido a sus
diferentes personalidades. En algunas de sus cartas, Fanny cobra una notable
presencia donde la define como una chica bonita, elegante, un poco fr ívola,
rara y que muchas veces riñen el uno con el otro. Lo que el poeta no sab ía
era que, con el paso del tiempo, la poesía y Fanny serían para él una misma
cosa.

Poco tiempo después, ocurrió lo inevitable y Keats se enamoró


completamente de Fanny Brawne siendo éste un amor correspondido. Un a ño
después, en 1819, Fanny y John se comprometieron pero su compromiso fue
llevado con la máxima discreción. La razón por la que quisieron ocultar su
compromiso fue porque Keats había dejado su carrera de medicina para
dedicarse a la poesía y por aquél entonces, su futuro literario no parec ía ser
muy óptimo y no era considerado un buen partido. La madre de Fanny no
prohibió el compromiso pero no quería que se hiciera público hasta ver si la
carrera de Keats mejoraba. En ese mismo año, el poeta realizó un viaje que le
mantuvo alejado de Fanny por lo que él y ella mantuvieron una emotiva e
incluso celosa correspondencia en la que Keats hablaba sobre el amor y la
muerte. Un año después, en 1820, Keats cayó enfermo durante un viaje a
Londres. Tosió sangre y en ese momento se dio cuenta de lo que le iba a
ocurrir. Sabía que esa sangre le marcaría el camino hacia sus últimos d ías.
Cuando se supo que Keats tenía tuberculosis, Fanny raramente lo pudo visitar
debido a su delicado estado de salud y como solución se pasaban notas para
poder comunicarse entre ellos. Debido a su estado, el doctor de Keats decidi ó
que el poeta debía viajar a Italia ya que allí el clima era mucho m ás c álido y,
por lo tanto, más adecuado para su delicada salud. Antes de viajar, Keats
volvió a Wentworth Place para estar con Fanny pero la madre de ella, incluso
viendo el delicado estado de salud del poeta, no les dio su permiso para
casarse. No obstante, la señora Brawne decidió que cuando John volviera de
Italia sí que podría contraer matrimonio con su hija. Durante su estancia en
Roma, Keats estuvo acompañado por su amigo Severn y gracias a la
correspondencia que iba llegando de Roma Fanny sabía del estado de su
amado. Allí, el poeta vivió un infierno siendo sus hemorragias cada vez m ás
dolorosas e insoportables. Su amigo Severn estuvo a su lado y tem ía que el
joven pudiera quitarse la vida ya que el dolor era cada vez más fuerte. Fanny
cada vez estaba más convencida de que no volvería a verlo y, por desgracia,
no se equivocó. Poco tiempo después, un viernes del 23 de febrero de 1821 y
poco antes de medianoche, John Keats moría en los brazos de su inseparable
amigo debido a la tuberculosis. Contaba con tan sólo 25 años de edad y su
cuerpo fue enterrado en el cementerio Protestante de Roma. La muerte de
Keats deprimió de tal manera a Brawne que hizo que ésta se cortara el pelo,
vistiera de luto y llevara el anillo que el joven le regal ó hasta el d ía de su
muerte.

Tumba de John Keats


Doce años más tarde de la desaparición de Keats, Fanny se casó y tuve tres
hijos. A partir de aquí llevó una vida normal como la de cualquier otra
persona. Sin embargo, y mientras estoy escribiendo estas líneas, lo que m ás
me entristece ver es lo que fue la vida de Keats y lo que es ahora su legado.
En otras palabras, la poesía de Keats no fue bien recibida cuando él viv ía y
pudo ver como su trabajo no era recompensado. Más tarde, muere con tan
solo 25 años de edad dándole así un aire trágico a su vida. No obstante, lo que
más me entristece es que el joven murió pensando que era un fracasado ya
que su poesía no parecía ser entendida. Actualmente, casi 200 años despu és de
su muerte, John Keats es uno de los grandes nombres de la poes ía rom ántica
pero esto él nunca lo sabrá. Pero centrándonos en Fanny Brawne, en este
sentido, también tenemos que pensar que ella vio como la fama y el prestigio
de Keats como poeta crecían después de su muerte y ella no dijo nada sobre
su relación permaneciendo completamente en el anonimato. Sin embargo, 8
años después del fallecimiento de Keats, Charles Brown le pidió permiso a
Fanny para que hablara de su romance en la biografía que éste estaba
preparando sobre el poeta. Fanny le dio su consentimiento pero sin utilizar su
nombre. Por lo tanto, a medida que la fama de Keats iba creciendo todo el
mundo se preguntaba quién era esa misteriosa mujer con la que el joven
había compartido sus últimos años de vida.
Si volvemos a 1872, cuando el marido de Fanny, Louis Lindon, fallece podemos
ver que los hijos de Fanny venden las cartas que su madre había mantenido
de Keats. En un principio, podemos pensar que la publicación de estas cartas
despertaría la atención y la admiración de muchos pero, sin embargo, ocurri ó
todo lo contrario. La presencia de Fanny no fue entendida y para muchas
personas ridiculizó a Keats a los ojos del mundo. Durante la época victoriana,
las cartas de Keats a Fanny fueron tachadas de altamente emocionales,
manipuladoras e incluso crueles. Sin embargo, hoy en día y seguramente
debido al cambio de mentalidad de la sociedad, estas cartas están
consideradas como las más bonitas jamás escritas, pero en el siglo XIX esto
fue diferente. La gente que leyó las cartas no consideró a Fanny digna de
Keats ya que la consideraban una niña inmadura y frívola y dijeron que
debió destruir las cartas no solo por respeto al poeta, sino por ella misma.
Incluso llegaron a decir que se alegraban de que el poeta hubiese muerto
antes de casarse con Fanny ya que el carácter de la chica lo hubiese
destruido.

Edición que recoge las cartas de Keats


Tuvo que pasar mucho tiempo, concretamente hasta 1937, para que Fanny
Brawne consiguiese su redención. El motivo es que se publicaron una serie de
cartas de Fanny a Frances Keats, hermana del poeta, en la que se ve ía el
amor que Brawne sentía por el joven. En ese momento, la gente empez ó a
pensar que si Keats escribió esas cartas a Fanny sería porque el sentimiento
era mutuo y la perspectiva hacia Brawne comenzó a cambiar. Muchas
personas se preguntan si Fanny quiso de verdad a Keats. Eso no lo podemos
saber ya que ella no está pero lo que no se puede dudar es que se convirti ó
en la gran pasión e inspiración del poeta. Además, en las cartas que se
guardan de los últimos meses de vida del joven, se puede ver que el amor
que tenían el uno por el otro creció considerablemente. Mucha gente se
pregunta por qué Fanny guardó todas esas cartas. ¿Quería hacer negocio con
ellas sabiendo que Keats ahora era una figura importante? ¿Lo hizo porque
Keats fue el gran amor de su vida y era lo único que ten ía de él?
Seguramente habrá gente que apoyará una teoría u otra. Incluso hay
personas que afirman que Fanny no entendió el trabajo de Keats. Le
preocupaba su poesía porque a él le preocupaba pero nada más. No se sabe
si Fanny quiso al Keats poeta pero de lo que no hay duda es que Brawne
amó al Keats humano, al hombre.

Podemos ver que el legado dejado por Fanny Brawne es contradictorio. Unos
la adorarán por ser la inspiración de uno de los grandes poetas ingleses del
siglo XIX y otros la odiarán ya que no la creían digna del mism ísimo Keats.
Así que cada uno es libre de posicionarse en el bando que crea más
conveniente. Lo que no hay que obviar es que Fanny Brawne es una mujer
que no deja indiferente a nadie. Hay que decir que solamente se conocen las
cartas que Keats le mandó a Fanny y no las de ella ya que sus cartas fueron
destruidas después de la muerte del poeta. Por lo tanto, no tenemos una
imagen muy clara de Fanny Brawne. Es posible que esas cartas sean la clave
para conocer la personalidad de la mujer más importante en la vida de Keats.
Por desgracia, eso ya no es posible y será parte del misterio. Pero eso es lo
bonito de este tipo de historias. A veces, cuando no tenemos toda la
información la gente especula o fantasea sobre quién pudo ser esa persona o
que pudo pasar manteniendo de esta manera un aire romántico y m ágico en
la historia. Tal vez sea eso. Un escritor crea historias y muchas veces su
propia vida pasa a ser una historia. Lo único que sí podemos saber es que
Fanny y John se querían pero, por circunstancias de la vida, su amor nunca
pudo tener un final feliz. Es una historia de amor trágica e inmortal que ha
despertado el interés de muchos. Tal vez sean esas cartas las que mantienen
vivo el romance entre el poeta y su musa. Una vez mi profesor de literatura
en el instituto, Xavi Alcácer, nos dijo que una persona muere, no cuando deja
este mundo, sino cuando la gente ya no la recuerda. Y éste puede ser el caso
de este romance. Esta historia de amor murió cuando la tuberculosis se
apoderó de Keats pero perduró en el corazón de Fanny Brawne. Cuando
Fanny se fue de este mundo este romance desapareció. Sin embargo, esas
cartas reavivaron su recuerdo haciendo que personas anónimas que nunca
habían conocido a esta pareja se interesaran por este romance
manteniéndolo vivo. Y, seguramente, futuras generaciones harán lo mismo
haciendo eterna a esta bonita historia de amor. Para terminar voy a incluir
dos cartas que John Keats escribió a Fanny Brawne para que os hag áis una
idea de las palabras que el poeta dedicó a su amada:

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