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02 Los Limites de Brian
02 Los Limites de Brian
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SINOPSIS
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CAPÍTULO 1
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Brian alisó su camisa blanca con su mano, tirando de las
mangas, y luego miró hacia abajo para asegurarse de que sus
pantalones todavía tenían su perfectamente apariencia de
planchado. No era un hombre nervioso, ni arrogante, pero su
jefe era un completo idiota. Si algo estaba fuera de lugar, los
sermones comenzarían.
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‘Lo mejor de lo mejor’ de la sociedad amaba apretar los
límites públicos y follar debajo de la mesa como si nadie pudiera
verlos. Y Brian tenía que fingir que no veía nada de eso. No
siempre era fácil. Había visto algunas cosas muy peculiares.
Gimió.
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hacía bien. Oró para que los minúsculos pedacitos se quedaran
dentro de la botella.
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Un lugar en el que Brian había trabajado hasta que Taylor
McKinley lo había despedido por prender fuego a su cubículo.
En serio.
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grises tan claros, parecían casi tan claros como el cristal. Dios, lo
que Brian no daría por ser el sumiso de este hombre.
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―Lo mismo ―respondió el Sr. Michael Grafton.
‘Bastardo.’
Brian asintió, porque eso fue todo lo que pudo hacer en ese
momento. Su cerebro había corrido hacia el aeropuerto y había
cogido un vuelo, lejos, muy lejos de él.
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Jacob torció el dedo hacia Brian. Miró a su alrededor y
luego se inclinó hacia el hombre más guapo que había conocido
en su vida.
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Brian estaba muy seguro de que lo que Jacob quería y lo
que su tío estaba ofreciéndole ni siquiera se aproximaba. Cuando
el tío Fred les dijo adiós a los hombres sentados alrededor de la
mesa, Jacob tocó la mano de Brian para llamar su atención.
―¿Señor?
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―Amigo, ¿quiénes son esos hombres? ―preguntó Ralph
mientras espiaba a través del pequeño y redondo cristal de la
puerta.
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Brian estaba dejando el pequeño plato con el café con
leche sobre la mesa.
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Jacob se comportó y le dio su orden al fin, pero sus ojos
perforaron a Brian todo el tiempo que estuvo allí. Una vez que
las órdenes fueron dadas, Brian se alejó apresuradamente.
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CAPÍTULO 2
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―Tal vez ―respondió Jacob honestamente.
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Las cejas de Jacob se dispararon cuando oyó un pequeño
gruñido en la voz de Taylor. El hombre generalmente era mejor
manteniendo controladas sus emociones. Sin embargo, cuando
se trataba del Director General de Michelson Inc. Taylor parecía
tener muy poco control.
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aperitivos. Cuando Brian se acercó a su mesa, le echó una ojeada
a los suaves ojos color avellana del hombre y a los rizos marrones
que colgaban sobre la frente de Brian.
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cualquier cosa por tener acceso a ese perfectamente
redondeado y pequeño culo, perfecto.
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los nervios de Jacob casi tanto como el conocimiento de que
Brian ya no sería su camarero.
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se llamaba Phillip. El hombre parecía un poco asustado mientras
se retorcía las manos.
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El Sr. Compton se enderezó de inmediato, llevando su pelo
hacia atrás a su lugar y asintió hacia Jacob. ―¿Hay algún
problema en el comedor?
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Y Jacob planeaba ser la persona que le diera a Brian todo el
entrenamiento que el hombre necesitara. ―Envíelo de vuelta a
mi mesa.
―Pero-
―¿Florecer?
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lo torturaba con todos los juguetes que poseía. Su polla empezó
a erguirse, y Jacob no hizo nada para ocultarlo. Permitiendo que
el hombre pensara lo que infiernos quisiera.
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Tocó la cadera de Brian, una vez más para llamar la
atención del pequeño hombre. ―¿Hay algo que estés
esperando?
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CAPÍTULO 3
―Relájate, Brian.
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se extendía por su piel quemándola. Quería pedirle a Jacob que
lo tocara de nuevo cuando el hombre apartó su mano.
‘¡Mierda!’
‘¡Maldita sea!’
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Están comiendo ahora. Planeo volver en unos minutos y
ofrecerles el postre.
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había hecho la pregunta sin apartar la vista de Jacob. ‘¡Fuegos
del infierno!’ Estaba seguro de que lo despedirían por esto. Brian
cerró los ojos por un momento y luego se volvió hacia los otros
hombres. Bueno, excepto a Taylor McKinley. El hombre todavía
lo asustaba.
―¿A ti te gusta?
―Sí, señor.
―Brian.
―¿Señor?
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―Sí, señor. ―Los hombros de Brian cayeron cuando reunió
su mirada solo una fracción de segundo, lo suficiente para ver los
ojos grises de Jacob―. ¿Puedo ofrecerle un postre, señor?
―¿Señor?
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tuviera que salir una vez más, sus posibilidades de no verse como
un tonto completo eran nulas.
‘Maldita sea.’
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―Sus postres, señores ―anunció Brian, como si no
pudieran ver lo que estaba pasando alrededor de la mesa―.
Disfrútenlos.
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tomó lo que pareció un día para retirar el tenedor. ―Ahora,
dime lo que piensas.
‘¿Ahora qué?’
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Siguió a su tío a la cocina, pensando lo malo que el sermón
iba a ser esta vez. Vio a Ralph mirándolo desde el otro lado de la
habitación y sabía que el hijo de puta se había chivado.
―No.
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Los ojos de Brian se deslizaron hacia Ralph para ver al
hombre fruncir el ceño más profundamente. ‘Que se joda.’ Brian
regresó para ver a los hombres de la mesa tres poniéndose de
pie. Se apresuró a cruzar el comedor, tirando de la silla de Jacob
hacia atrás. ―Espero que hayan disfrutado de la cena.
La insinuación fue tan clara que los otros hombres que iban
con Jacob soltaron una risita. Brian no les prestó atención,
mientras levantaba su brazo y su mano temblorosa tomaba la
tarjeta. ―Cuando acabe ―repitió mientras miraba en la
dirección garabateada.
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Mierda.
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CAPÍTULO 4
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erección, esperando que su polla no explotara antes de que
Brian llegara.
Estaba cerca.
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bailar una giga. En su lugar, se alisó el pelo y luego respiró
profundamente por la nariz y lo soltó por la boca. Una vez que
sintió que había recuperado cierta apariencia de control, Jacob
se acercó y abrió la puerta.
―Brian.
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Brian levantó su cabeza rápidamente. ―¿Reglas?
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―Sí, Amo. ―Brian frunció el ceño―. O sea no, Amo. Es
decir, entiendo, señor. Nadie más.
―Sí.
―Sí, Amo.
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―No me gusta el dolor duro, Amo, y los fluidos corporales.
―¿Algo más?
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de Brian, sintió al hombre temblar bajo su tacto―. Vas a seguir
mis instrucciones al pie de la letra. Cuando te doy una orden, la
obedeces. No trates de predecir lo que quiero. Sólo lo que te
pido, nada más.
Jacob sonrió.
―Sí, Amo.
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Era su forma favorita de esclavitud, y no podía esperar para
ver a Brian tan bien atado. Colocó la cuerda blanca de sólido
nylon en el extremo de la cama, Jacob recorrió la habitación y
encendió las velas. Era mejor establecer un estado de ánimo, que
fuera romántico. Le gustaba la cercanía oscura e íntima. Había
algo en las sombras, el parpadeo de las velas y la fragancia de luz
que flotaba en la habitación que preparara el terreno a la
perfección para él.
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medio, pero el grosor era algo que Jacob planeaba explorar
íntimamente y en profundidad.
―No, Amo.
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La polla de Jacob se sacudió con la idea de ser la primera
persona que atara a Brian. Una vez más, la idea de bailar una
giga entró en su mente, pero Jacob suprimió el impulso. En su
lugar, tomó la cuerda de suave nylon de la cama y enrolló la
cuerda, decidiendo utilizar el diseño Libélula en su confiado sub.
Eso obligaría a los brazos de Brian a estar a los lados, ligeramente
por detrás del hombre, y haría imposible que usara sus brazos o
sus manos.
―Sí.
―Sí, ¿qué?
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Jacob sabía, por lo que Brian le había dicho, que al hombre
no le gustaba estar indefenso, por lo que sabía que no sólo iba a
ver a Brian atado para su placer, sino que además iba a ayudar al
hombre a pasar a través de lo que parecía ser una fobia.
―No, Amo.
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CAPÍTULO 5
Nunca.
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―Sólo un poco más, Brian.
Brian hizo una mueca cuando Jacob ajustó las dos cuerdas y
las deslizó entre las mejillas de su culo. Esto no estaba bien. La
forma en la que Jacob había dispuesto las cuerdas a ambos lados
de sus huevos hizo que estos se apretaran juntos.
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brazos y tiró de Brian hasta la mitad de la cama, luego se subió y
se arrodilló junto a él.
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realidad estaba viendo la profunda excitación en el rostro de
Jacob o se lo estaba imaginarlo.
―Amo.
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y tirón que Jacob le daba jodidamente a la cuerda y tiraba un
montón.
―Sí, Amo.
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Y Brian estaba en eso. Sólo deseaba que Jacob se diera
jodidamente prisa. Si su polla seguía poniéndose más dura,
podría quebrarse directamente o romperse en mil pedazos. La
sensación de Jacob tirando de la cuerda que cruzaba su pecho no
lo ayudó.
―¡Amo!
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lado de la cama. De repente, tuvo miedo de que Jacob lo fuera a
dejar allí, en medio de la cama, atado y con ganas.
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Brian inclinó la cabeza hacia un lado, curioso. ―¿Por qué
me llamas amor? Apenas nos conocemos.
‘¿En serio?’
―¿Y yo?
―¿Lo hago?
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Brian no pensó que fuera mucho para ser una respuesta,
pero no estaba por la labor de abrir la boca y discutir con Jacob,
no cuando el hombre vertía lubricante en sus dedos. Y Brian
tenía una idea bastante buena, de donde iban a ir esos dedos. Al
menos, esperaba que lo hiciera.
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comenzó a empujar su dedo dentro y fuera de su culo―, o sólo
puede jugar con los bordes.
―¡Jacob!
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CAPÍTULO 6
―¿Amo?
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―No te he dejado, Brian. Te lo prometo, mientras estés
atado y en mis manos, no voy a salir de la habitación. ―Escuchó
un suspiro de satisfacción y sonrió. Todo lo que necesitaba Brian
era tranquilidad. El hombre parecía aterrorizado por lo
desconocido. Jacob no tenía ningún problema dejando que su
sub supiera que estaba a salvo.
Por el rabillo del ojo, Jacob podía ver a Brian tirando de las
cuerdas. ―Me siento cómodo, Amo
‘Bien.’
Pero por suerte para Brian, Jacob conocía todos los puntos
en un hombre que llevarían a Brian hasta el borde. Colocó la
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punta de la pluma en los pies de Brian y luego caminó
lentamente hacia un lado de la cama, mientras arrastraba la
pluma suavemente por el cuerpo de Brian. Vio con absoluto
embeleso como se estremecía todo el tiempo, su respiración
salía en pequeños y ruidosos golpes.
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el semen pre-eyaculatorio, que se escapaba como un jodido río.
Jacob se consideraba un Amo experimentado, pero estaba
descubriendo que con Brian, su control no era tan grande.
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Le encantaba jugar, y le iba a mostrar cuanto a Brian.
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perezosamente un rastro con la pluma sobre la piel expuesta de
Brian.
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no abandonaría al hombre con tanta facilidad solo porque fuera
demasiado entusiasta.
―Sí, Amo.
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estaba haciendo o se anticipara a sus movimientos. ―No te
dejaré ―aseguró al pequeño hombre―. Recuérdalo, ¿de
acuerdo?
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Eso sólo hizo que Jacob sonriera mientras seguía lamiendo la piel
entre los montículos acampanados.
―No te muevas.
Jacob tiró de las cuerdas entre las piernas de Brian, sus ojos
se centraron en la forma en la que la cuerda apretaba los huevos
de Brian acercándolos a su cuerpo. Le dio una lamida hacia
abajo, y siguió su camino. Pasó la lengua por el arrugado saco,
chasqueando la lengua para bañar cada deliciosa esfera. Brian
maulló y graznó unos cuantos ‘por favor y síes’, pero no movió
un músculo.
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Cuando Jacob bañó los huevos de Brian con su saliva,
empujó un dedo en la entrada de su apretado sub. Y maldita sea
si no estaba apretado. Retorció su muñeca, buscando el punto
dulce mientras continuamente lamía y succionaba sus huevos.
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estaba. Sabía que Brian era inteligente y sabría que no se había
movido de la cama.
―Sí, Amo.
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CAPÍTULO 7
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―Está bien ―le susurró Brian, no estaba muy seguro de
con qué había estado de acuerdo, pero estaba dispuesto a decir
cualquier cosa para mantener el placer.
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Sus manos se crisparon, en busca de algo a lo que aferrarse,
pero estaba limitado por las cuerdas. Estaba restringido y
rodeado casi totalmente por Jacob. Y por una vez, la sensación
de tener su espacio personal invadido fue una sensación
maravillosa.
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hasta que todo lo que pudo oír fue el sonido de sus propios
gemidos y las bofetadas del cuerpo de Jacob contra el suyo.
Brian no sabía cómo sería eso posible, pero lo era todo para
él.
―Sí, Amo.
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le estaba haciendo más y más difícil hacer lo que le había
ordenado.
―Córrete.
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Pero no terminó ahí. Jacob, al parecer, no había terminado
con Brian. Continuó follándoselo con un ritmo rápido, llenando el
culo de Brian una y otra vez con su gruesa polla. La polla de Brian
no se suavizó.
―Córrete, amor.
¡Oh, diablos!
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―Ssshh, amor ―cantó en voz baja mientras acariciaba la
piel sensible de Brian con sus manos―. Sólo quédate así por un
momento y recupera el aliento. Te voy a liberar en un minuto.
―¿Amo?
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―Solo fui al baño para coger una toalla. No me iba. ―Jacob
arrojó la toalla hacia la puerta del baño y luego se sentó en un
lado de la cama. Comenzó a desenrollar las cuerdas, cuidando de
frotar la piel de Brian mientras lo hacía―. Tienes que aprender a
confiar en mí, Brian.
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soportar que invadieran su espacio personal, Brian nunca lo
sabría.
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sonrió a Jacob, tratando de reprimir el bostezo que amenaza con
brotar libre.
―Gracias, Amo.
―Gracias, Amo.
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CAPÍTULO 8
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hasta el punto de que Jacob temía entrar en la oficina del
hombre. Solo por desplazar el aire sacaría al monstruo dentro del
hombre.
‘Diablos, no.’
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Sin embargo, tenía derecho a presumir acerca del perfecto sub,
eso era más entretenido.
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labios ante su imagen sacándoles la lengua a los tres hombres
cuando vieran la muñeca de Brian.
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luego se volvió hacia Jacob. ―¿En qué puedo servirles a los
señores?
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haber hecho nada durante todo el jodido día como para hacer
algo que lo llevara a ser despedido.
Eso esperaba.
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con tus meteduras de pata. Limpia la mierda de tu armario,
lárgate y no vuelvas. Te enviaré tu último cheque de pago.
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―Eso no es asunto suyo. ―El Sr. Compton señaló a
Jacob―. Esto es un asunto de empleados. Él es un cliente. No
debes hablar de esto con él.
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por eso, tío? ―La acusación era amarga cuando Brian le hizo la
pregunta.
‘¿Tío?’
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Por alguna extraña razón, Jacob se puso caliente como el
infierno, viendo el lado agresivo de Brian. Tal vez enojaría a
Brian, mientras lo tuviera atado. Eso sería interesante.
Tenía posibilidades.
―Retira eso.
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―Lo sé ―dijo Jacob, cansado de escuchar el grito pomposo
de su sub. Tenía cinco segundos de reloj para controlar la
verborrea de su sub. Le dio la espalda a Brian y le sonrió al Sr.
Compton―. ¿Cuánto tiempo ha estado beneficiándose a su
camarero?
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CAPÍTULO 9
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El hombre debía tener una fobia con eso. Siempre estaba
invadiendo su espacio. Y Brian no entendía por qué. Nunca había
hecho nada para ofender a Ralph o joderlo, pero Ralph parecía
tenerlo con él.
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―Oh, por favor, todos sabemos que el Sr. Compton te folla
cada vez que puede. Él dice boo y te bajas los pantalones y te
doblas sobre su escritorio como una puta de la calle.
―¡Estás mintiendo!
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Qué interesante.
―¡No lo harías!
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Al parecer, follar con Ralph no fue suficiente para que estos
hombres defendieran al hombre. Brian sabía que Ralph era un
cabrón, pero no tenía ni idea que estos hombres habían llegado
a la misma conclusión. Parecía que dormir con casi la totalidad
del personal de cocina no había trabajado a favor de Ralph.
―Ya que pareces ser tan buen amigo del Sr. Compton,
Ralph, entonces puedes explicarle por qué todo su personal de
cocina lo acaba de dejar.
―Míranos.
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entregárselo a Brian―. Este es mi número. Si estás interesado en
este trabajo, me das una llamada.
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―¿Um... no realmente?
‘¿Casa?’
‘¡Jodida mierda!’
Oops.
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―¿Amo? ―Ralph se echó a reír histéricamente―. ¿Lo
llamas Amo? ¿Te agachas y separa las piernas cada vez que tu
Amo te lo ordena, Brian?
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ellos, retorciéndose las manos. Si sus palabras descuidadas
habían metido a su amo en problemas, nunca se lo perdonaría.
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dado. Si no podría tener Jacob, podía aferrarse a la pulsera y
soñar un poco.
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CAPÍTULO 10
―Abre, amor.
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Jacob estuvo bajo el viento durante tanto tiempo que
empezó a pensar que Brian no iba a abrirle.
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Se sorprendió de que Brian viviera así. Hubiera pensado
que Brian cuidaba mejor de sí mismo y de donde vivía. Lo oyó
sollozando y siguió el sonido hasta la habitación de Brian.
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necesitaba un corte de pelo urgentemente. ―¿Qué quieres
decir, con tirar tu vida?
Brian usó las palmas de sus manos para enjugar las lágrimas
de su rostro cuando negó. ―Fuiste arrestado por mí. ¿Cómo
puedes mirarme y no odiarme por eso?
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―¿No me odias?
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―No haberte quedado allí. No fiarte de que no te culparía
por nada de eso.
―¿Casa?
‘Qué asco.’
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―Brian, tal vez deberías ponerte el abrigo. Hace frío fuera,
después de todo.
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Cogió la bandeja y se dirigió a su habitación, casi deja caer
la comida cuando vio a Brian de pie junto a su cama, una cuerda
blanca en su mano, vestido sólo con una gran sonrisa en su
rostro.
―Bizcocho.
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latigazo. ―No, Amo. Sólo estoy diciendo que la recuerdo. ―Dijo
las palabras con tanta rapidez que Jacob apenas las captó.
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caliente por sus venas cuando se arrastró a la cama. Tan
malamente como quería hundir su polla en el pequeño culo
apretado de Brian, tenía que enseñarle al hombre una lección.
―S-Sí, Amo.
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culo, empujándose de nuevo hacia Jacob mientras este
empujaba sus caderas hacia delante.
―Córrete.
FIN.
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A Lynn Hagen le encanta escribir historias viciosas, pero
adorables. También ama a un héroe que puede ver más allá de
todas las asperezas para encontrar el brillante diamante de un
hermoso corazón. La puedes encontrar cualquier día acurrucada
con su computadora portátil y una taza de agua caliente de Java,
dejando que el siguiente conjunto de personajes cuenten su
historia.
www.bookstrand.com / lynn-Hagen
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