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Mitos de la geotecnia frente al

sentido común de la geología


(II)
La interpretación de los ensayos en suelos y rocas presenta
numerosos problemas en la ejecución de los informes geotécnicos.
27 abril, 2015

Nº 45 | Texto | Ignacio Morilla Abad. Doctor Ingeniero de Caminos


Canales y Puertos y licenciado en Filosofía y Letras. Catedrático
emérito de la Universidad Politécnica de Madrid.

La interpretación de los ensayos en suelos y rocas presenta numerosos problemas en la


ejecución de los informes geotécnicos. Esta situación se puede resolver con una buena
formación geológica, de manera que la geología y la geotecnia se complementen para
lograr unos informes rigurosos, obtener resultados rápidos, económicos y, sobre todo,
lo más exactos posibles.

Mito nº 6. El ensayo de corte directo proporciona unos datos


resistentes muy importantes como el ángulo de rozamiento y la
cohesión (si se hace bien)

Esta afirmación, que es cierta, requiere unas matizaciones importantes para


evitar errores muy frecuentes. Éstas son:
 La muestra tiene que ser representativa del terreno; o sea, tiene que
pertenecer al mismo estrato o profundidad donde va a ejecutarse la
cimentación. No es lógico que la muestra inalterada o parafinada, esté
más arriba o mucho más abajo que la base de la cimentación. Este
error es frecuentísimo por falta de coordinación entre el calculista de
los cimientos y el sondista o encargado de la campaña geotécnica.
 Antes del ensayo tiene que haber un informe geológico sencillo sobre
la naturaleza de la muestra en relación con el tipo de molde. Por
ejemplo, en un molde de 40 mm de altura, no se puede colocar una
muestra con elementos gruesos, del orden de 10 a 15 mm que si son
abundantes distorsionan gravemente los resultados de “φ” (ángulo de
rozamiento) y “c” (cohesión). Otro ejemplo es el de una muestra muy
arcillosa que se coloca en el molde con una humedad claramente
superior o inferior a la que tiene en el terreno. Esto puede distorsionar
los resultados.
 Es necesario determinar previamente al ensayo, si éste se tiene que
realizar con muestra consolidada o no y con qué carga y tiempo hay
que consolidar. Igualmente hay que fijar si se quiere efectuar la prueba
con drenaje por arriba, por abajo o con drenaje por ambas caras; o
también sin drenaje o en condiciones de “muestra inundada” Los
resultados pueden ser muy diferentes unos de otros. Lo correcto es
efectuar el ensayo con las condiciones más parecidas a las que va a
trabajar el terreno, que pueden ser varias según las fases
constructivas.
 Cuando las muestras tienen elementos gruesos que pueden
distorsionar el ensayo, puede ser interesante utilizar muestras
remodeladas sin estos elementos gruesos, con las condiciones de
humedad y densidad, lo más parecidas a la realidad de la obra.
 Otras variables que también hay que tener en cuenta son los sistemas
de rotura de la probeta, con deformación constante en el tiempo o con
carga constante en el tiempo. También puede influir en terrenos
sensibles, la velocidad de ejecución del ensayo y el tamaño de la
probeta.
Sin tener en cuenta estas
premisas, es relativamente frecuente que se cometan errores de resultados
de “φ” y de “c”, salvo que los ensayos se realicen en laboratorios
experimentados y con buenos aparatos de corte directo (figura 1).
Otro factor muy importante que se agrega a los cuatro anteriores es la
mecánica del procedimiento de ensayo y la determinación de los resultados.
Normalmente se deja al buen criterio del responsable del ensayo la
determinación de “φ” y “c” por procedimientos gráficos, lo cual puede ser
peligroso, o lo que es aún peor, se confía a un programa de trazado de una
recta de regresión, que puede dar resultados sorprendentes y erróneos
(figuras 2, 3 y 4).
En estos tres ejemplos se han
comparado los resultados del laboratorio con los que resultan de aplicar el
sentido común y la observación de las probetas ensayadas, con lo que se
obtienen resultados muy diferentes, que obligan a tener serias dudas de los
resultados de los laboratorios y, por tanto, se hace muy necesaria la revisión
y aplicación de las observaciones geológicas de las probetas antes y después
del ensayo.
Mito nº 7. El ensayo triaxial permite
hallar con más exactitud dos datos resistentes muy importantes,
como el ángulo de rozamiento y la cohesión (si se hace bien)

Las observaciones que hay que hacer son las mismas que las del ensayo de
corte directo (ver Mito nº 6, todos los apartados), pero hay que añadir otras
como: la medida de presiones intersticiales, velocidad de carga axial, medida
de tensiones y deformaciones en las caras de la probeta, etc. y, sobre todo,
la determinación de presión lateral, para que se reproduzcan las condiciones
de obra con la mayor exactitud posible (figura 5). El establecimiento de la
presión lateral es extraordinariamente importante, pues modifica
esencialmente la magnitud de los resultados; y aquí es de gran ayuda el
conocimiento geológico del terreno y una adecuada testificación del sondeo
donde se ha extraído la muestra a ensayar. Las teorías acerca del empuje
lateral de tierras en un sondeo son muchas y muy diferentes entre sí, según
los autores, y se requiere la intervención de un especialista para acotar el
problema. El número posible de ensayos triaxiales es infinito como se
desprende de la combinación de las variables que intervienen, por lo que la
elección de las variables adecuadas permite ahorrar mucho tiempo y dinero.

Tanto el ensayo de corte directo como el triaxial tienen objetivos casi iguales,
pero el primero es más rápido y económico y el segundo más completo, lento
y caro. A continuación se incluye una tabla comparativa de características.
Mito nº 8. El ensayo CBR (California Bearing Ratio) solo sirve para
calcular pavimentos y está cayendo en desuso

El ensayo CBR surgió a principios del siglo XX, con la finalidad de calcular
pavimentos, pero tiene muchas más aplicaciones. Ya, algunas de sus
variantes se usan para establecer criterios de control de calidad y predicción
de la alterabilidad de las características de los suelos y puede ser de gran
utilidad (figura 6).

El ensayo normalizado se realiza después de mantener la probeta


compactada, 4 días en inmersión de agua, pero esta situación que
aparentemente es muy desfavorable, depende mucho de la permeabilidad
del suelo compactado; en suelos arcillosos puede tardar varios años en
modificar la humedad del núcleo de la probeta. Sin embargo, en suelos
granulares esto sucede de forma relativamente rápida, y hay poca diferencia
entre un ensayo inmediato (sin inmersión) y otro normalizado.
Los dos factores más importantes que influyen en los resultados del ensayo
CBR son la humedad de amasado de la probeta y la energía de compactación,
además del tipo de suelo y el tiempo de inmersión. Esto permite múltiples
variantes que tienen diversas aplicaciones. Por ejemplo, en Francia, Reino
Unido y otros países europeos se usa cada vez más el CBR inmediato, para
caracterizar el tipo de suelo para explanaciones, junto con otras variables de
granulometría y plasticidad. La comparación de resultados del CBR en un
mismo suelo variando la humedad de compactación, o la energía de
compactación, permite apreciar la sensibilidad del suelo a estas variables y,
por tanto, acotar los valores más adecuados para su utilización en obra.
Según el tipo de suelo, también se puede variar el tiempo de inmersión y la
sobrecarga que simula el pavimento y sacar consecuencias frente a su
utilización en obra o su control de ejecución.
También es muy útil para comprobar la eficacia de las estabilizaciones de
suelos, con cemento, cal, escorias, cenizas, etc., variando porcentajes de
material estabilizador, días de curado al aire o días de curado en inmersión.
Las posibilidades de obtener datos prácticos son muy numerosas, y su
realización previa a la iniciación de las obras da lugar a una serie de datos
que proporcionan indicaciones prácticas de cómo actuar en caso de lluvia,
desecación, compactación, control de la humedad y de la densidad in situ, al
mismo tiempo que puede predecirse la evolución a corto o medio plazo de
los suelos controlados por el ensayo CBR (ver figuras 7 y 8).

Mito nº 9. El ensayo de placa de carga soluciona las dudas de las


determinaciones de densidad en explanadas (si se hace bien)

En las figuras 9 y 10 se muestran las placas de carga para el ensayo.

La
afirmación del enunciado, que es cierta, requiere unas matizaciones
importantes para evitar errores muy frecuentes, que son:

 La placa tiene que tener unas dimensiones adecuadas al tipo del


terreno, sobre todo a la granulometría y al tamaño máximo del suelo y
también al espesor de la tongada a examinar. En el primer caso, el
tamaño máximo debe ser inferior de 1/4 a 1/3 del diámetro de la placa
sin que el suelo sea uniforme. En el segundo caso, para que el bulbo
de tensiones alcance a todo el espesor de la tongada, el diámetro de la
placa debe ser más o menos igual al espesor de aquella. Por ejemplo,
en un suelo de tamaño máximo de 10 cm, la placa debe ser al menos
de 30 cm, o mayor aún si la tongada a analizar es de 40 cm, en cuyo
caso la placa tendría que tener un diámetro de 45 cm. En caso contrario
se producen errores importantes.
 La humedad de la capa a ensayar es un factor decisivo en los resultados

de los ensayos en todos los suelos,


pero en especial para los que tengan componentes arcillosos. No se
puede interpretar bien el módulo de deformación del terreno sin tener
en cuenta la humedad del mismo bajo la placa. Por otra parte, el
aspecto superficial del suelo tiene que ser representativo. No se puede
apoyar la placa sobre un elemento grueso, ni sobre una pequeña
depresión con agua y residuos arcillosos.
 Además del diámetro de la placa, influye el tipo de ésta, según el
número de apoyos fijos alejados del punto de ensayo; deben ser tres
o cuatro puntos, nunca dos. Además, el número de puntos de medida
sobre la placa, para obtener el asentamiento de ésta, debe ser como
mínimo de tres, que definen un plano y la media del asiento de los tres
puntos es así representativa del asiento total.
 El número de ciclos de carga y descarga varía según la utilización de
los resultados del valor del módulo de deformación. En zonas donde se
van a colocar cimientos sobre el suelo conviene hacer varios ciclos de
presión constante o presión variable por escalones de carga. Sin
embargo, en explanaciones para carreteras, ferrocarriles o
aeropuertos, suele ser suficiente con dos ciclos de carga, según la
norma alemana usada en España, y analizar el módulo en primer ciclo
(EV1) y compararlo con el módulo en segundo ciclo (EV2) para sacar
conclusiones. En ambos casos, la carga máxima a transmitir al suelo
durante el ensayo debe ser como mínimo el doble de la carga de uso
en la realidad. Esta magnitud es adecuada en la mayoría de los casos,
pero en algunos cimientos no se puede alcanzar fácilmente por lo que
hay que recurrir a procedimientos especiales.
Los ensayos más utilizados en España son el suizo y el alemán. En la
norma suiza el módulo ME tiene como expresión general (valores en
kg/cm²):

ME = Δp / ΔZt·D = 2 · p· a/ΔZt

 Siendo “a” el radio de la placa en cm. El coeficiente 2 se debe a que en


el método suizo se supone que la profundidad del terreno deformado
es de 2a, o sea, igual al diámetro de la placa.
“p” es el incremento de presiones, es decir:
entre 0,5 y 1,5 kg/cm2 para los cimientos de terraplenes o desmontes
en suelo natural;
entre 1,5 y 2,5 kg/cm2 para las capas de cimiento del pavimento, o
sea para la coronación del terraplén;
entre 2,5 y 3,5 kg/cm2 para las capas de subbase del pavimento.

Los valores mínimos a alcanzar en cada capa de terreno según las


prescripciones suizas son los siguientes:

Valores de ME en kg/cm²
Las prescripciones alemanas son más precisas e incluyen valores de Ev1, Ev2
y porcentajes de compactación, además de limitar las características de los
terrenos. Hay que tener en cuenta que los módulos alemanes y suizos son
diferentes, y que el ME suizo es 1,33 veces más alto que el Ev2 o Ev1 alemán,
lo que significa que este último calcula el módulo en un espesor 0,75 veces
el diámetro de la placa y el ME suizo en un espesor igual al diámetro de la
placa (a igualdad de cargas).

Se inserta a continuación (figura 11) el esquema operativo del ensayo de


placa de carga alemán.
Las curvas de tensiones-deformaciones de los diversos suelos adoptan
formas típicas según su granulometría, coeficiente de uniformidad,
porcentaje de finos y sobre todo humedad.

En la figura 12 se incluyen algunas curvas típicas de varios suelos.

Mito nº 10. El ensayo edométrico proporciona unos parámetros de


deformabilidad del suelo bastante exacto (si se hace bien)

En la figura 13 se muestran los aparatos para el ensayo edométrico.


La afirmación del enunciado es cierta y, debido al tamaño de la probeta,
parecido a la del ensayo de corte directo. Sin embargo, requiere unas
matizaciones importantes para evitar errores muy frecuentes. Estas son:
 La muestra tiene que ser representativa del terreno, es decir, tiene que
pertenecer al mismo estrato o profundidad donde va a ejecutarse la
cimentación para calcular los posibles asientos en esa zona. No es
lógico que la muestra inalterada o parafinada, esté más arriba o mucho
más abajo que la base de la cimentación. Este error es frecuentísimo
por falta de coordinación entre el calculista de los cimientos y el
sondista o encargado de la campaña geotécnica.
 Antes del ensayo tiene que haber un informe geológico sencillo sobre
la naturaleza de la muestra en relación con el tipo de molde. Por
ejemplo, en un molde de 40 mm de altura, no se puede colocar una
muestra con elementos gruesos, del orden de 10 mm que, si son
abundantes, distorsionan gravemente los resultados de la curva
tensiones-deformaciones. Otro ejemplo es el de una muestra muy
arcillosa que se coloca en el molde con una humedad claramente
superior o inferior a la que tiene en el terreno. Esto puede distorsionar
los resultados.

 Es necesario determinar previamente al ensayo, si éste se tiene que


realizar con muestra consolidada o no y con qué cargas hay que
programar los diversos escalones de cargas. Igualmente hay que fijar
si se quiere efectuar la prueba con drenaje por arriba, por abajo o con
drenaje por ambas caras; o también sin drenaje o en condiciones de
“muestra inundada”. Los resultados pueden ser muy diferentes unos
de otros. Lo correcto es efectuar el ensayo con las condiciones de carga
y drenaje más parecidas a las que va a trabajar el terreno, que pueden
ser varias según las fases constructivas.
 Cuando las muestras tienen elementos gruesos que pueden
distorsionar el ensayo, puede ser interesante utilizar muestras
remodeladas con las condiciones de humedad y densidad lo más
parecidas a la realidad de la obra, pero sin los elementos gruesos.
 Lo más importante es determinar la deformación que se obtendrá en
la probeta para las cargas reales que va a tener el cimiento, sobre todo
para la carga máxima, así como calcular el tiempo en que se producirá
el asiento, en cuyo caso es necesario estimar cuidadosamente la
permeabilidad del terreno bajo el cimiento.
 Para el cálculo del tiempo de consolidación se suelen hacer
extrapolaciones de las curvas de consolidación realizadas en tiempos
relativamente cortos, mediante construcciones gráfico-numéricas
diferentes según los diversos autores.

La curva de deformaciones-tiempos, expresada en escalas semilogarítmica


en el gráfico de la figuras 14 y 15, permite establecer una extrapolación de
la deformación que tendrá la muestra cuando alcance el grado de
consolidación 90% o 100% mediante construcciones gráficas y numéricas.
En esta última curva (figura 15), en la que las presiones están representadas
en escala logarítmica, las diversas ramas de carga y descarga son
aproximadamente rectas y su pendiente se denomina índice de compresión
o índice de hinchamiento según se trate de una trama de carga o de descarga
respectivamente. Sus valores son:

ÍNDICE DE COMPRESIÓN CC:


(e – e1) / (log10 σ – log10 σ 1)
en las ramas de carga.

ÍNDICE DE HINCHAMIENTO CS:


(e – e1) / (log10 σ – log10 σ 1)
en las ramas de descarga.

Otras magnitudes muy utilizadas para correlacionar los resultados del ensayo
con otros parámetros geotécnicos son:

Coeficiente de compresibilidad específica mv = s/ H . Δp


Expresado en 1/ MPa o en 1/ kg/cm²
En la que:
s = asiento en un escalón de carga.
H = altura inicial de la probeta en ese escalón.
Δp = incremento de presiones en ese escalón.

A efectos prácticos es mucho más eficaz emplear el módulo edométrico Em,


que simplemente es el inverso de mv y que refleja con más aproximación a
la realidad, la relación entre tensiones y deformaciones en un determinado
intervalo de presiones.

Em = 1 / mv = H . Δp / s
Expresado en MPa o en kg/cm²

Este módulo es muy parecido al módulo elástico de Young, y pueden


utilizarse indistintamente a efectos prácticos, pues las diferencias son
escasas, aunque en teoría, el módulo de Young o de deformabilidad lineal E
es un poco más pequeño que el edométrico.
Pero lo más práctico y directo es calcular el módulo de deformación por la
última fórmula, utilizando los datos del escalón de carga que englobe a las
presiones de trabajo que va a tener la cimentación. Por ejemplo, si una
zapata tiene una presión de contacto máxima de 0,23 MPa (2,3 kg/cm²) y
los datos siguientes son representativos por ser una media de varias
probetas, el módulo de deformación será 27,8 MPa, según la tabla superior
adjunta de un caso real.

Conclusiones

La realización de ensayos geotécnicos ha sufrido una transformación


importante en los últimos 10 o 15 años como consecuencia de la crisis
económica y de la drástica reducción de obras públicas y edificación. Esta
situación ha supuesto la descapitalización del sector humano de ingenierías
y laboratorios de ensayos, que afectó tanto a técnicos superiores y medios
como a oficiales de laboratorio, reduciendo el número de todos ellos. Por otra
parte, la inversión en aparatos de laboratorio y otros medios materiales ha
sufrido una disminución aún mayor. Esta situación de tipo general ha tenido
como consecuencia una reducción de la calidad de los ensayos y de la
interpretación de los mismos, salvo excepciones muy honrosas.
Precisamente, para paliar el estado de cosas actual, se propone en este
artículo una reducción o eliminación de muchos mitos asociados por rutina a
determinados tipos de ensayos, de los que aquí (y en la parte I de este
artículo, T&T 44) se han comentado solamente diez de los más importantes.
Esta propuesta se fundamenta en varias ideas básicas:
Revisar las normas actuales de ensayos, para aplicarlas correctamente, y no
con procedimientos rutinarios, que muchas veces han ido acumulando
defectos.

Abrir el abanico de posibilidades a la utilización de normas extranjeras, más


modernas y con mayor contenido práctico, comparando con un sentido
constructivo las normas españolas con las foráneas.

Aplicar a cada caso de realización de ensayos un criterio de análisis de


resultados que permita conocer rápidamente si el orden de magnitud de los
mismos está dentro de lo habitual y carece de errores de bulto.

Intensificar mucho más el análisis geológico de la selección de muestras para


ensayo y su representatividad para lograr unos resultados más fiables.
Muchas veces es más importante asegurarse previamente de la
representatividad de las muestras, con una adecuada revisión visual y
descripción geológica exacta, que no hacerlo y obtener resultados dudosos.
Colofón

Como resumen puede decirse que los datos geotécnicos fiables dependen,
en primer lugar, de una colaboración entre geólogos y geotécnicos en todas
las fases de trabajo de campo, selección de muestras y ensayos de
laboratorio; y, en segundo lugar, de una selección razonada de normas a
aplicar y de la adecuada formación de técnicos de laboratorio e ingenieros
geotécnicos.

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