PREADOLESCENTES

(10-12 AÑOS)
Lección 2 Una vida con propósito - 2 Corintios 5:17 02
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Cómo utilizar esta guía

¡Qué privilegio sembrar la Palabra de Dios en las nuevas generaciones! Gracias por el trabajo que
realizas; oramos para que el Señor te llene de sabiduría, amor y discernimiento para tan importante
ministerio.

En este documento encontrarás distintas herramientas para desarrollar el proceso de enseñanza-

aprendizaje bíblico con aquellos que están a tu cuidado. Lo hemos elaborado como una colección de
ideas para que puedas usar, mezclar, crear, editar o agregar nuevas. Por ello, te sugerimos que leas
cada sección, y tomes los elementos que mejor se adaptan a tu grupo.

A continuación, verás la guía para enseñar el tema bíblico. Estas páginas representan un mapa
que puedes seguir. Lo importante es el destino final, es decir, el objetivo de aprendizaje. Tú eres la
persona mejor calificada para adaptar el contenido de cada guía, porque tú conoces muy bien a
tu grupo. Así que, acomoda la ruta según sus características, y procura percibir en cada paso que ellos
estén llegando al objetivo deseado. Usa cada guía para generar diálogo, estimular la comprensión
y desafiar a la aplicación de los temas estudiados. Nuevamente, ¡añade tu propia personalidad y
creatividad sin restricción!

Adicionalmente, considera utilizar la reflexión interactiva. Este documento tiene el fin de ayudarte a
generar conversaciones y motivar el interés de aprendizaje. Úsala donde mejor te convenga.

Por último, encontrarás una hoja reproducible para que el aprendizaje continúe en casa. Puedes
entregarla a cada participante de forma impresa o bien enviarla de forma digital. Esta no es una tarea
que deben entregar, sino la oportunidad de seguir la conversación entre semana. Es una experiencia
que les ayudará a conocer mejor a su Dios y vivir para Él. También queremos apoyar a los papás o
tutores de los chicos para que puedan seguir teniendo conversaciones significativas en casa y juntos
acercarse a la Palabra de Dios. Así que encontrarás una guía de estudio para que la desarrollen en
familia.

Bien, llegó la hora de trabajar. ¡Que Dios te use en gran manera!

Tu equipo de e625

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Guía para una clase con

PREADOLESCENTES (10-12 años)
El amor de Dios nos transforma y nos da propósito. Querido maestro, lee y medita en los siguientes
pasajes bíblicos antes de estudiar esta lección. A ellos nos estaremos refiriendo en nuestra clase:

Lucas 7:36-50; Efesios 1:3-4; 1 Pedro 1:2; Colosenses 3:12.

Apertura (10 minutos)

Una vez que todos tus preadolescentes estén en el lugar de reunión, reparte a cada uno de ellos las
tres tarjetas de colores y los bolígrafos. Recuerda, cada uno debe tener una tarjeta de color blanca,
una gris y una amarilla.

Comienza con las siguientes indicaciones: Cada uno de ustedes ha recibido tres tarjetas en donde
deben escribir algo. Voy a darles indicaciones acerca de qué escribir en la primera, y luego les daré un
tiempo para que lo hagan. Después haremos lo mismo con la segunda y después con la tercera. Es un
ejercicio individual por lo que no pueden hablar con otros sobre ello a menos que yo se los indique.
¡Comencemos!

Todos tenemos cosas que nos parecen geniales acerca de nosotros y que, si otros conocieran, haría
que quisieran estar cerca de nosotros, invitarnos a su casa o incluirnos en algún equipo. Toma la
tarjeta blanca y escribe esas cosas geniales que quisieras que otros conocieran de ti. (Establece un
tiempo para que cada uno escriba. Al final de ese tiempo, pídele a cada uno que comparta con alguien
más lo que escribió).

A continuación, di algo como: Todos tenemos cosas que nos avergonzaría que otros conocieran y que
de seguro harían que las personas NO quisieran estar cerca de nosotros, les haría pensar que nunca
debemos ir a su casa o haría que no nos incluyeran en el equipo. Toma la tarjeta gris y escribe esas
cosas que NO quisieras que otros conocieran de ti.

Ten en cuenta: En este momento, ellos deben sentirse cohibidos porque piensan que al final les vas a
pedir que compartan esto con los demás. Así que dales un tiempo para el silencio incómodo :) y diles
algo como: Los veo preocupados… Tranquilos, no les voy a pedir que compartan esto con nadie. Solo
quiero que lo pienses y que sean muy honestos con ustedes mismos.

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 Aventura Extraordinaria - Lección 2 - Guía del Líder 02

Establece un tiempo para que cada uno escriba, y al final pídele a cada uno que guarde ese papel.

A continuación, diles que algunas veces, tenemos cosas que no nos gustaría que nuestros padres
supieran de nosotros. Algo que hicimos mal, un pecado oculto, algo que pensamos de ellos, y que,
si ellos se enteraran de eso, haría que se sientan tristes. Toma la tarjeta amarilla y escribe esas cosas
que NO quisieras que TUS PADRES se enteraran.

Asegúrales nuevamente que NO tendrán que compartir esto con nadie, pero que esperas que sean
muy honestos con ellos mismos.

Establece un tiempo para que cada uno escriba y al final pídele a cada uno que guarde ese papel.

Ahora invítalos a abrir sus Biblias y lean Lucas 7:36-39.

Uno de los fariseos invitó a Jesús a cenar, así que Jesús fue a su casa y se sentó a comer. Cuando cierta
mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso
frasco de alabastro lleno de un costoso perfume. Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas
cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía
perfume. Cuando el fariseo que lo había invitado vio esto, dijo para sí: «Si este hombre fuera profeta,
sabría qué tipo de mujer lo está tocando. ¡Es una pecadora!».

A todos nos gustaría que las personas solo conocieran las cosas buenas de nosotros. ¿La razón?
Deseamos ser aceptados. El problema es que no siempre hacemos, pensamos ni decimos cosas
buenas. De hecho, no siempre somos buenos. ¡Tenemos que reconocerlo! Lo que sucede es que no
queremos que nadie lo sepa. Y es lógico porque no queremos sentirnos rechazados. El rechazo duele,
el ser juzgados y apartados duele, el ser menospreciados duele. Por esa razón muchas veces buscamos
colocarnos máscaras para que la gente no vea quiénes somos en realidad. Nuestras fortalezas
y nuestras debilidades, nuestras certezas y nuestras dudas, nuestras alegrías y nuestras tristezas,
nuestra fuerza o nuestro temor.
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Pregunta:

• ¿Cómo te sentiste compartiendo las cosas buenas en la tarjeta de color blanco? Da un

tiempo para que haya algunos comentarios.

• ¿Cómo te sentiste escribiendo en las otras dos tarjetas y ante la idea de que alguien
conozca lo que allí escribiste? Da un tiempo para que haya algunos comentarios.

• ¿Crees que algunas de esas cosas harían que algunas personas te vieran diferente y se
relacionaran diferente contigo? ¿Te rechazarían tal vez?

• ¿Qué crees que piensa Dios de esas cosas que escribiste en las tarjetas gris y amarilla?

Piensa ahora en la mujer del relato. La historia de su vida debía estar llena de rechazo. Era evidente
que era una mujer de mala vida. Las cosas malas que hacemos siempre traen consecuencias para

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 Aventura Extraordinaria - Lección 2 - Guía del Líder 02

nuestras vidas. Nos distancian de otros, generan rechazo. Por eso muchos prefieren tener máscaras.
Los seres humanos podemos ser duros… e hipócritas. Todos sin Dios, hemos tenido algo guardado
–aun con Dios muchos tienen algo guardado. Ella habría llenado muchas tarjetas grises y muchas
tarjetas amarillas. A ella no querían tenerla cerca, no la invitaban a las casas, no la invitarían a ser parte
de ningún equipo.

Pero ¿qué pensaba Jesús de las tarjetas grises y amarillas de esta mujer?

Jesús la miró con ternura y le dio una lección a aquel fariseo. Jesús la conocía, Jesús la amó primero,
Jesús la escogió primero y por eso la perdonó. Mirándola con amor le dijo: “Te digo que sus pecados
—que son muchos— han sido perdonados” (Lucas 7:47) ¿Por qué?

Pide a un voluntario que lea Efesios 1:3-4.

Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con
toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo.
Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos
e intachables a sus ojos.

Pregunta (permite que los preadolescentes respondan)

• ¿Desde cuándo nos amó Dios? (Desde aun antes de haber hecho el mundo).

• ¿Desde cuándo nos eligió Dios? (Desde aun antes de haber hecho el mundo).

Cierre:
Termina con este tiempo de oración y reflexión:

• Pide a los preadolescentes que tomen las tarjetas grises y amarillas en sus manos y ahora
las lleven a Dios en oración. Guíales a pedir perdón por aquellas cosas que claramente son
pecado, a aceptar aquellos rasgos de carácter que les parecen debilidades y a renunciar al
autor rechazo, a reconocer su necesidad de aprobación y validación por parte de otros y
anímalos a comprometerse a buscar ante todo la aprobación y validación de Dios.

• Mientras siguen en esta actitud, pídeles que rompan las tarjetas que les has entregado y
reconozcan el amor de Dios a pesar de todo. Guíalos a orar abriendo su corazón al amor
y aceptación divina, a agradecer a Dios por su iniciativa de salvación y a comprometerse a
vestirse de obediencia, tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia.

Oramos para que tengas un tiempo maravilloso con tus muchachos.

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Reflexión interactiva

Esta serie de preguntas y afirmaciones tiene el fin de ayudarte a generar conversaciones y motivar el
interés de aprendizaje. Úsalas donde mejor te convenga para hacer el tiempo juntos más interactivo.

1. En general, ¿crees que las personas que te rodean tienen claro un objetivo de vida? ¿Por qué?

2. ¿Crees que el propósito de la vida cambia conforme avanzamos en edad o es fijo? ¿Por
qué?

3. ¿Crees que una carrera o profesión es sinónimo de propósito? Menciona ejemplos.

4. Describe a una persona que tiene claras sus metas en la vida. ¿Cómo piensa? ¿Cómo se
siente? ¿Qué hace? ¿Qué logra?

5. ¿Cuál piensas que es la diferencia entre estas dos oraciones? “Es bueno incluir a Dios en
tus planes” y “Es bueno incluirte en los planes de Dios”. ¿Cuál te identifica más?

6. Del 1 al 10, ¿cuán alineada está tu vida hoy a lo que llamarías tu propósito?

7. Del 1 al 10, ¿con qué velocidad crees que estás avanzando en tu meta de vida?

8. Completa la frase: “Una vida con propósito se parece a…” y explica tu respuesta.

9. ¿Viene a tu mente algún personaje, presente o pasado, que sea un buen ejemplo de vivir
con una misión? ¿Qué admiras de esa persona? ¿Qué podrías imitar?

10. ¿Qué tanto te gusta planificar? Menciona ejemplos de tu vida diaria. ¿Te gustaría
aprender a hacer mejores planes de vida?

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Conversación en familia
El amor que transforma

Lucas 7:36-50; Efesios 1:3-4; 1 Pedro 1:2; Colosenses 3:12

Ser padre de un preadolescente es un regalo maravilloso, pero también un desafío. Esta es una época
en donde algunos cambios comienzan a ocurrir en la vida de tu hijo o hija y seguramente algunos de
ellos pueden desconcertarte. Es durante esta época que los chicos en general exhiben una tendencia
a buscar la aprobación de sus pares con el fin de obtener un sentido de valor personal y aceptación.
La influencia de los amigos irá en aumento en los próximos años y este es el momento para que
acompañes a tu hijo o hija para que descubra el amor de Dios y de esa manera pueda vivir de acuerdo
con éste.

Esta semana les enseñamos a los chicos en la iglesia que Dios, el Ser más maravilloso de todo el
universo, les conoce íntimamente y toma la iniciativa de traer a ellos el regalo de su amor en Jesús, lo
que conocemos como la Salvación, para que ellos puedan conectarse con Él y vivir sus vidas con total
plenitud para honrarlo. Si hay algo que tiene el potencial de transformar a una persona es sentirse
escogida y amada por alguien muy especial.

Para reforzar lo que aprendimos te invitamos a desarrollar las siguientes actividades con tu hijo o hija
durante la semana:

1. Comparte una ocasión en tu vida cuando te sentiste rechazado por no alcanzar un estándar
exclusivista de un grupo social, deportivo, etc., y por consiguiente estuviste muy triste; sin embargo,
luego te recuperaste y viendo tiempo después la situación en perspectiva, llegaste a la conclusión de
que no debiste permitir que eso te afectara tanto.

• Describe tus sentimientos en ese momento. Este es un momento para generar empatía
con tu hijo o hija. No te presentes como el que nunca siente tristeza. No justifiques lo
que sentías, solo descríbelo para que él o ella pueda entender que todos atravesamos por
situaciones así.

• Cuéntale cómo lo superaste. ¿Hubo alguna persona que te ayudó a hacerlo? ¿Qué papel
jugó Dios en esto, si es que ya lo conocías? Si no lo conocías, ¿cómo crees que hubiera
ayudado el conocerlo?

2. Comparte una ocasión en la que alguien que significaba mucho para ti creyó en ti o te dio alguna
oportunidad (por ejemplo, un mentor en un trabajo).

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• Describe cómo te hizo sentir eso y cómo respondiste ante la confianza que recibiste.

3. Ahora lean y hablen sobre Efesios 1:3-4.

• ¿Qué hizo Dios, incluso antes de crear el mundo con respecto a nosotros?

• ¿Por qué nos eligió?

• ¿Cómo les hace sentir el pensar que el Ser más maravilloso del universo los eligió?

• ¿Cuál debería ser nuestra respuesta a tal elección?

4. Comparte cómo el amor de Dios cambió tu vida para bien.

• Comparte algo de tu testimonio personal que le permita entender a tu hijo o hija que el
seguir a Dios es un acto de amor en respuesta a su amor y elección.

5. Terminen orando juntos, pidiendo a Dios que les traiga entendimiento de su gran amor de manera
que sus vidas como individuos y familia honren a Dios.

¿Reconoces lo que Dios está pidiéndonos?

Como familia reflexionen y tomen un minuto para pensar a quién tienen que perdonar y a quién tienen
que pedirle perdón. Este es un buen momento para que, si alguno o algunos miembros de tu familia
necesitan pedirse perdón, lo hagan.

Toma un tiempo para orar por tu familia y para declarar con tu boca que pides perdón a Dios y recibes
su perdón, así como también pides perdón a otros y otorgas perdón.

Para finalizar, te invito a que abraces a cada uno de los miembros de tu familia y les digas:
«¿Me perdonas?», y que también te tomes el tiempo de decir: «Yo te perdono».

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