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Sed Mis Testigos - Agosto06
Sed Mis Testigos - Agosto06
E SC U E LA D E A N I M A C I Ó N M I SI O NE R A
E l m a nd a t o m i s i o n e r o d e J e s ú s
Testimonio de un africano
“Cuando los misioneros llegaron por primera vez a mi
país –narra un africano- ellos hablaron de Dios que creó el
mundo como si fuera un Dios diferente del que aquí cono-
cíamos.
A BR I R LO S O J O S
Si es Dios el que nos lleva y no tanto nosotros quienes lle-
vamos a Dios, entonces el primer objetivo de la misión ad
gentes no será demostrar sino mostrar; no será un conven-
cer sino un hacer ver; no será un lavado de cerebro sino un
abrir los ojos.
desde la pobreza…
Jesús envía a sus discípulos a
anunciar la cercanía del Reino y les
dice: “ No llevéis oro, ni plata, ni
bronce en los bolsillos; ni alforja
para el camino, ni dos túnicas, ni
sandalias ni bastón… al entrar en
una casa saludad deseando la
paz… y anunciad que el Reino está
cerca” (ver Mateo 10).
y la sencillez…
Evangelizar es llevar la paz, acoger y ser
acogido. Evangelizar es saludar por las maña-
nas con un “buenos días” sincero. Evangelizar
es sonreír de vez en cuando y no tener siempre
cara de circunstancias. Evangelizar es pregun-
tar por la familia, interesarse por las preocupa-
ciones del otro. Evangelizar es levantar la vista
del teclado o la pantalla del ordenador cuando
alguien se dirige a ti, y mirarle a la cara.
Evangelizar es ceder el paso, el asiento o la
preferencia por delicadeza, por cariño.
Evangelizar es tener un gesto cariñoso en el
momento oportuno. Evangelizar es escuchar
con paciencia. Evangelizar es hablar sin ser
pesado, sin poner “mis” cosas como centro de
la conversación. Evangelizar es conducir con
prudencia, atento a los otros (vehículos o peato-
nes) para facilitarles el paso. Evangelizar es ser
servicial, hacer pequeños favores con alegría y
soltura. Evangelizar…
NUESTRA VIDA
Supongamos que un cristiano o un grupo de cristianos que, dentro de la comu-
nidad humana donde viven, manifiestan su capacidad de comprensión y de acep-
tación, su comunión de vida y de destino con los demás, su solidaridad en los
esfuerzos de todos en cuanto existe de noble y bueno. Supongamos además que
irradian de manera sencilla y espontánea su fe en los valores que van más allá de
los valores corrientes, y su esperanza en algo que no se ve ni osarían soñar.
A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse, a
quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles. ¿Por qué son así? ¿Por
qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están
con nosotros? Pues bien, este testimonio constituye ya de por sí una proclama-
ción silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva.
(Evagelii Nuntiandi)
2- ¿Qué diferencia hay entre “abrir los ojos” y “lavar el cerebro” en la tarea misionera?