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MI PASIÓN VENENOSA

Voy camino a la oscuridad

Juliano J. Bernand
Copyright © 20201 Juliano J. Bernand Todos los derechos reservados.
Contenido
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Epilogo.
Capítulo 1.
Me esta mirando de esa forma en la que solo ella hacia que perdiera todo el
control.13
-Deja de hacer eso.-cerre mis ojos para no ver el pecado frente a mi.
Pero ella se adueñó de mis pensamientos, se adueñó de mi.
-¿Qué estoy haciendo?-escuché su voz en mi oído haciendo que todo mi
cuerpo temblará.
Solo ella tenía ese poder sobre mi, sabía que lo disfrutaba.
-Hades-suspire.
Se sento en mis piernas, acariciando suavemente mi rostro.
-¿Qué quieres?-dejo un beso en mi mejilla.
Cuando estaba a punto de tomarla para que no estuviera lejos de mi, ella
retrocedió.
Yo detestaba no tener el control. Cuando estaba junto a ella nunca lo tenía.
-Te quiero a ti-me rendí.
Amaba a Hades y no tenía porque seguir negandolo. Era como un veneno
que corría por mi sangre y era imposible curarme. Un dulce veneno.2
Una sonrisa de victoria aprecio en sus labios y la escuche pronunciar: -
Bienvenido al inframundo, Gian.
Y no había vuelta atrás.
Capítulo 2.
No era de hacer el trabajo sucio ya que de eso se encargaba mi hermano
menor, pero a veces era necesario actuar en algunas ocasiones como está. Donde
tenía a un hombre de arrodillado rogando por su vida, pero esas cosas no
funcionaban conmigo menos cuando intentas robarme y traicionarme.9
—Son unos jodidos incompetentes.—gruñí a los hombres que estaban a mi
lado, quienes deberían de estar haciendo el trabajo que al parecer les quedo muy
grande.
—Disculpe jefe.—dijo uno, pero no le tome importancia.
Yo no tendría que estar en el callejón de un bar matando a un bueno para nada, y
sobre todo no debí dejar a mi cita por venir hacer este trabajo.
—Por favor, yo no lo quise hacer.—rogó el hombre con lágrimas en los
ojos.4
No dije nada, solo coloque el arma en su frente y me deshice del problema.
—Desháganse del cuerpo y que está vez el trabajo no les quede grande.—
señale a Cato.—Guía a las princesitas para que no lo hagan mal porque una más
y están fuera.
Asintió.
Salí de aquel mal oliente lugar para ir a casa a cambiarme, pero mi vista se
fijo en una chica que se encontraba en la acera vomitando. Asqueroso. Le iba a
pasar de largo hasta que su voz me detuvo.
—Pensé que esas cosas eran mentira. ¿Matar a alguien en un callejón?
Nunca pensé estar viva para ver eso.—dijo haciendo que me girará a verla.
Ya no estaba vomitando, ahora se encontraba apoyada a un auto con una sonrisa
en sus labios. Parecía una niña con un peinado parecido al de pucca.16
—¿Qué tal si vas a casa? Una piccola principessa como tú no debería de
estar sola por ahí.—me acerque lentamente a ella quien negó con una sonrisa.
Cuando la tuve frente a mi pude ver sus ojos dilatados demostrando lo
drogada que seguramente estaba.
—¿Qué tal si mejor vigilias dónde haces tus cosas?—se cruzó de brazos
dándome una buena vista de sus senos debido al gran escote de su vestido.
Sonríe.
—¿Mis cosas? Solo ayudaba a un amigo que estaba vomitando igual que tu.
—me encogí de hombros fingiendo estar relajado.
—Yo se lo que vi.
—Supongo que las drogas en tus sistema dice lo contrario. Ya hasta estas
alucinando piccola principessa.—reí al ver su ceño fruncido.
—Seguro la policía me creerá.
Acerque mi rostro a su oído.
—Nadie le va a creer a una jodida chica que está drogada y sola en un bar.
Aquí no paso nada y eso es todo lo que sabes.—cuando me aleje vi una sonrisa
en sus labios.
Sin decir nada más retome el camino hacia mi auto hasta que la escuche
gritar.
—¡Esto no se va a quedar así estúpido viejo!12
No pude evitar reír. ¿En serio me dijo viejo?1
Cuando estuve en mi auto no me fui hasta cuando un chico vino a buscarla
seguro la estaba regañando, pero ella solo reía. Así que cuando ellos se fueron yo
también lo hice.
Cuando llegue a casa una de las mujeres de servicio me aviso que Lorraine
se encontraba esperándome en mi habitación. No puede evitar rodar los ojos, a
veces era demasiado intensa y no la había mandado al otro lado del mundo por el
simple hecho de que una parte de mi le tenía aprecio.
—Mi amor, tanto tiempo sin verte.—dijo en cuanto me vio.
Estaba por darle un beso en la mejilla, pero ella fue rápido e hizo que se lo diera
en los labios.
—¿Cuántas veces te tengo que decir que avises ante de venir?—pregunté
empezando a quitarme la ropa para alistarme. Un amigo me invitó a un club,
algo tranquilo fue lo que me dijo.
—Lo siento, no volverá a pasar.—me miró mientras me cambiaba—¿Dónde
vas?
No tenía que darle explicaciones, pero si con eso lograba que se fuera se lo
diría.
—Tengo que verme con Ares.
Ella sonrió y solo deseé que no fuera porque estaría encima de mi todo el tiempo
y hacia que las chicas no se acercaran.6
—Esta bien, que lo disfrutes.—me besó para luego irse contoneando las
caderas.
Cuando termine de alistarme baje las escaleras y me encontré con Gabrielle,
quien estaba encargada de la limpieza y comida de la casa.
—No dejes que nadie entre a no ser que sean los de lista que te deje.—
asintió.
—No se preocupe.
Salí de casa y vi a Cato que se encontraba apoyado en el auto esperándome.
No me iba a ir solo tal vez termine ebrio y lo último que quería era ocasionar un
accidente.
Cuando llegué al lugar la vista de todos estaba en mi, y no era de menos.
Sabía por una revista que era de lo hombres más codiciados seguro era porque
querían mi dinero.
—Gian Caccini, haciendo babear a todos.—llegó frente a mi Stephen con una
sonrisa.
No era un gran amigo, puede decirse que era hasta un conocido, pero
siempre le daba un poco de confianza de ves es cuando para que él también
confiara en mi.
—¿Qué te puedo decir? Soy lo que todos desean.—me encogí de hombros
haciéndolo reír.
—Bueno, hombre que todos desean acompáñame por un trago.1
Cuando llegamos a la barra ambos pudimos whiskey mientras nuestra vista
estaba fija en los cuerpos que se encontraban bailando hasta que mi vista fue a
parar en una chica en especifico.
Ya no tenía tacones, su peinado de pucca había desaparecido y se encontraba
bailando sola con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa. Cuando sus ojos se
abrieron vi como buscaba algo o alguien con la mirada hasta sus ojos se posaron
en los míos.
Sus caderas se movían lentamente y la veía pasar las manos por su cuerpo
aún con sus ojos fijos en mi invitándome a pecar. Y me estaba calentando porque
fea no era.
Me guiño un ojo, estaba jugando conmigo posiblemente el juego se llamaba
cómo calentar al italiano en minutos. Aparte mis ojos de ella antes de que me
consumiera.
—La hija de Ares.—dijo Stephen a mi lado haciendo que me atragantara.3
Joder.
Ares me describió a su hija como si fuera una niña de quince años, no como
un pecado para el hombre.
—¿Hades Athens?—pregunté queriéndolo confirmar y esté asintió.
—Es la muerte segura, no se si ella sabe que llama la atención o simplemente
lo hace adrede.
—¿Haz salido con ella?—pregunto y negó. Mire su rostro que se veía
decaído, pero rápidamente lo disimulo.
—En una relación no, a veces me llama para que la acompañe a Disney, es su
debilidad. Es como una hermana para mí.
¿Era una broma?
—Una hermana a la cual te quieres follar. Nunca espere eso de ti inocente
Stephen.—me burle y antes de que el pudiera decir algo apareció Ares.
—Que honor tenerte aquí Gian.
—Me invitaste, aquí me tienes.
Entonces apareció, el pecado ante mi con una sonrisa dulce e inocente que
estaba lejos de lo que ella era.
—Está es mi hija.—la empujó un poco cera de mi.
Sus ojos devoraron mi alma y sonreí.
—La famosa Hades Athens.—me coloque de pie para besar su mejilla
dejando mis labios más de la cuenta.
Aspire su aroma a vainilla.
—Gian Caccini.—escuché que susurro.
Me separe antes de que me consumiera.
—Le dije a mi princesa que tu podrías darle trabajo en tu empresa.1
Lo mire extrañado.
—¿Qué sucede en la tuya?—pregunté.
—Ella quiere probar que se siente trabajar en una empresa, pero si es una
molestia le puedo decir a Stephen.
Mire al idiota a mi lado que tenía una sonrisa.
—No te preocupes, es un gusto para mí darle esa experiencia que tanto
desea.
—Mañana estaré a primera hora en su empresa, señor Caccini.—dijo Hades
—Nos veremos en casa, papá.
Dejó un beso en la mejilla de su padre, para seguir con Stephen y terminar
conmigo.
Acercó su boca a mi oído y susurro:
—Nos vemos.9
Y puedo jurar que mi piel se erizo.
Se fue caminando entre las personas hasta que la perdí de vista.
—Tienes una hija muy hermosa.
—Si, es muy dulce mi pequeña.
Tan dulce como el buen veneno.
Capítulo 4.
Me levanté gracias a mi padre que se encontraba tocando la puerta una y otra
vez haciendo que un dolor de cabeza apareciera. No pude evitar gruñir.
El estaba muy emocionado por la cita que tenía con el señor Caccini y yo
solo quería complacerlo.
—¡Ya estoy despierta papá!—grite y escuche su risa.
—¡Te espero en la cocina!—grito de vuelta.
Me levante de la cama para luego estirarme un poco y caminar hacia el baño
para cepillar mis dientes y ducharme.
No esperaba que mi padre le dijera al señor Caccini que me diera un espacio
en su empresa, pensé que le diría a Stephen ya que con él tengo más confianza.
Es como si pusieran a Gian en la boca del lobo porque sin duda yo no iba a ser
una inocente oveja como seguro mi papá se encargo de decirle.
Al terminar de ducharme, me vestí rápidamente con una blusa transparente
que sólo tapaba mis pecho, un pantalón alto y unos tacones a juego.
Me estaba maquillando un poco, nada exagerado cuando la puerta fue tocada
fuertemente.
—¡Mufasa, mueve que mi padre te espera abajo!—grito Artemis, mi
hermano mayor.9
Así que me aplique un poco de brillo labial para luego bajar rápidamente las
escaleras.
—Pensé que trabajaría con Stephen.—dije cuando ya estuve en el comedor
mi papá dejó a un lado su teléfono para mirarme.

Me senté donde estaba mi comida que para mi desgracia era al lado de Artemis,
el era bueno molestando.
—Pensé que era mejor sacarte de tu zona además yo no soy como tu que
ignora el enamoramiento que tiene por ti. A mi no me engaña.2
Rodeé los ojos mientras metía un trozo de panqueque a mi boca.
Me gustaba ignorar el hecho de que Stephen sentía algo por mi cuando yo solo
lo veía como un amigo.
—¿Vas a dejar se hacer pinturitas para tener un trabajo real?—preguntó
Artemis con burla.2
Sabía que no lo decía en serio, el fue quien más me apoyo en mi decisión de
crear mi propia galería de arte donde no sólo tenía oportunidad de hacer ver mis
obras, si no también la de mis amigos o conocidos. No muchas personas sabían
que Plutón era mi galería, tal vez no tenía un nombre muy original, pero me
gustaba.

—¿Vas a dejar de ser un idiota?—pregunté con una sonrisa que se borro al ver la
cara de mi padre.
—Por estúpida.—murmuró para que solo yo escuchará.
—Come mierda.—le respondí de vuelta.
Morfeo abrió sus ojos exageradamente y miró a mi padre para luego
señalarme.1
—¡Ha dicho la palabra con “M”!
Mi padre me miró mal y yo solo me encogí de hombros.
—Artemis comenzó.—dije metiendo un poco de fruta a mi boca.
—Mentira.—dijo pinchando mi brazo con un tenedor.
—¡Papá!—me queje pinchando el brazo de Artemis fuertemente con mi
tenedor.
Morfeo veía toda la escena divertido sin decir ni una palabra.
—¡Ya niños!—mi madre grito entrando al comedor.
Todos nos quedamos quietos. Mi padre tenía una sonrisa de satisfacción que
mi madre le borro dándole un golpe en la cabeza.
—No puedo creer que no los controles.—se quejo.5
—Ya estoy viejo para eso, Jayde.—respondió con una sonrisa.
Tomé un poco de jugo para irme. La relación que tenía con mi madre había
roto, más bien la confianza que no me tuvo cuando le conté quien había sido la
responsable de mis pesadillas y de que ya no pudiera siquiera pensar en tener
sexo con algún chico o chica en todo caso.
—Me voy papá. Después de ir a ver al señor Caccini tengo cosas que hacer y
no quiero demorar.—me levanté con los ojos de mi madre en mi, pero no le
devolví la mirada.
—Se que te irá bien. Te amo.—me lanzó un beso que fingí atrapar y
colocarlo en mi corazón.
—Cursi.—dijo Artemis y le di un golpe en la nuca antes de irme.
Fui a la cochera donde se encontraban una hilera de carros, pero solo dos
eran míos. Uno era regalo por alguien que conocí en mi viaje a Rusia y otro que
mi padre me dio por graduarme de la universidad.
Le envié rápidamente un mensaje a Damien, mi guapo guardaespaldas para
avisarle donde estaría para que me siguiera mientras me montaba en uno de los
autos.
—Vamos Hades, tu puedes, eres perfecta.—me di ánimos mientras intentaba
estacionarme sin dejarle un rayón al carro de al lado.
Al entrar al lugar me fije que todas las empleadas eran un poco voluminosas,
muchos pechos, muchas nalgas, mucho de todo. Me fije en la chica de recepción
y la miré fijamente.

—Tengo una cita con el señor Caccini.


—Permitame su nombre.
—Hades, Hades Athens.
Reviso algo en la computadora y frunció el ceño.
—Disculpe, pero no se encuentra registrada.
—¿Puede comunicarse con él? Dígale que su deseo prohibido espera por el.
—sonreí.2
Mire mi móvil mientras esperaba ser atendida por el rey. Tenía un mensaje
de mi mejor amigo Odin.2
Odin odioso: Mi niña favorita, ¿te olvidaste de mi? ¿Después de todo lo
que te di?
Hades: Desearía olvidarte perro mugroso, ¿ya botaste a tu novia del
día?
Reí al enviar el mensaje y escuche una tos falsa, levante mi vista para
encontrarme con un dios en traje y con lentes mirándome con el ceño fruncido.
—Déjeme decirle señorita Athens, que no veo como una niña como usted
pueda ser mi deseo prohibido, pero lo dejaré pasar sabiendo que son los excesos
de lo que consume.—tenía una sonrisa burlona.
Me reí mucho, mentalmente.
—¿Podemos empezar la charla de que trabajo me dará?—dije fingiendo
indiferencia.
—Entonces vamos a charlar sobre eso.
Camine detrás de él mientras nos adentrábamos al elevador, yo estaba detrás
de él viendo si exquisito trasero ahí para mi. Lentamente pasé mi mano sobre el
haciéndolo sobresaltar.13
—Cuidado con las manos, muñeca—gruño.
—Tenia una araña.—mentí.
El elevador se fue llenando de a poco y pude ver que había una gran variedad
de hombres apuestos.
Cuando llegamos a lo que supuse que era el último piso, salimos del lugar.
Cuando llegamos a la oficina, tome asiento sin que en me lo dijera y juegue con
algunas cosas que tenía en el escritorio, porque no me podía quedar quieta.
—¿Puede ser un poco más profesional?—dijo en un tono cansino.
—Disculpe.—dije dejando todo en su lugar.
Y sin pensarlo pase mi lengua por mis labios, era una manía rara que tenía al
hablar
—No se preocupe.—su voz sonó ronca así que tosió un poco—Estuve
pensando en que trabajo podría darle a una niña que no sabe nada acerca de
negocios.—me miró fijamente.
Yo tampoco lo sabía.
—Qué sugieres?—preguntó.
Dije lo primero que cruzó por mi mente.
—Estaría encantada de ser su asistente personal, señor Caccini.
Lo vi pasar su mirada de mis labios a mis pechos cubiertos.
Hombres.8
—¿Terminó?—pregunté con una sonrisa burlona haciendo que rodará los
ojos.
—¿Estarás detrás de mí todo el día?—dijo como si eso lo fastidiara.
—Claro que no.Voy a asistirte como una agenda, tus viajes de negocio y esas
cosas. Todo lo que necesites y si no quieres no voy a estar todo el día a tu lado.
—¿Vas hacer un poco del trabajo de Kaine?—preguntó y asentí aunque no
supiera cuál era su trabajo.
—Está bien, pídele todo lo necesario a Kaine. Te estaré enviando un teléfono
exclusivamente para eso.—dijo y me levanté lista para irme.
Me quedé de pie un momento mirándolo hasta que me arriesgue a darle un
beso cerca de sus labios.1
—Nos vemos señor Caccini.
—Lárgate.—gruñó y me fui con una sonrisa.
Me acerque al lugar de Kaine quien no me miraba muy agradable, pero aún
así le sonríe. Ella no tendría que verme como una enemiga.
—¿En que puedo ayudarle?—preguntó.
—¿Me das una hoja y un bolígrafo? Es para darte mi correo y mi número
para que me pases todos oso datos que necesito de Gian. Seré su asistente
personal por un poco tiempo.
Ella asintió insegura y me lo dio. Cuando termine de darle los datos me
despedí.
Camine al elevador con la vista en mi celular cuando choqué con un cuerpo.
Mire quien se encontraba frente a mí y era Fénix Bailey.
Sabía de él porque me ha comprado muchos cuadros y todos han sido pedido
especiales.
—Cariño, que sorpresa verte por aquí. ¿Viniste con tu padre?—dejó un beso
en mi mejilla.
—No, voy a trabajar para tu súper jefe por un tiempo.
Me miró sorprendido.
—¿En serio?—asentí con una sonrisa.—¿Me puedes esperar un momento?
Quiero que me hagas unas pinturas para unos amigos.
Amaba pintar para Bailey, siempre eran cosas exóticas además ganaba
demasiado bien.
—Claro, aquí te espero.
Capítulo 5.
Esta mañana había amanecido con dos chicas al lado mío, lo que significa
que tuve una gran sesión de sexo que no recuerdo.
Y al llegar a la oficina tenía una chica diciendo que era mi deseo prohibido, y
no puedo negar que me sorprendí al ver a Hades Athens.Ella se veía tan caliente
y su cabello me encantaba, no estaba liso como la vez pasada, pero me
encantaba. Su peculiar olor a vainilla estaba haciendo estragos conmigo. Me
tocó el culo fingiendo que tenía algo, me pareció injusto que yo no pudiera tocar
también.
Le ofrecí un trabajo que seguro no haría bien, pero es que con ella aquí ni
siquiera podía pensar con claridad. Las mujeres son mi debilidad, y al parecer la
princesa Athens, como muchos la llamaban gracias a Ares, era una debilidad.
Tocaron la puerta de la oficina y supuse que era Fénix así que lo deje pasar.
—¿Hay algún problema?—pregunté y negó.
—Solo quería informarte que voy a salir por un momento. Voy aprovechar
que Hades esta aquí para hablar de unos trabajos que quiero que me haga.—
asentí.1
—No te preocupes, toma tu tiempo. Cuando salgas dile a Kaine que me
traiga de esos aerosoles que siempre tiene.
—Esta bien, gracias.
Justo cuando él salió, Kaine tardo unos minutos, y entro al lugar con una aerosol
de vainilla junto con uno de lavanda.
—Traje dos opciones, pero el de vainilla…—la interrumpí agarrando el de
lavanda esparciéndolo por todo el lugar esperando deshacerme del aroma de
Hades.
Cuando termine se lo devolví con una pequeña sonrisa que ella devolvió
encantada. Me senté para seguir adelantando trabajo, pero Kaine aún estaba
frente a mi.
—¿Necesitas algo?—pregunté.
—El señor Hamilton quiere hablar con usted, ¿lo hago pasar?—asentí.
Se dio la vuelta para salir y mi mirada viajo directo a su hermoso y enorme
culo que me llamaba. Kaine siempre se ha hecho la difícil, es un juego muy
divertido porque aunque le diga a sus amigas que su jodido jefe mujeriego no es
su tipo, muy dentro de ella sabe que quiere estar conmigo.3
—¡Stephen!—exclamé con fingida emoción cuando lo vi entrar.—¿Qué te
trae por aquí?—pregunté viéndolo tomar asiento frente a mi.
—Así que le diste el trabajo, acabo de verla salir con Fénix.—se escuchaba
como un amante dolido que lo dejarían tirado en la cama solo al día siguiente.
No pude evitar reírme.
—¿Te estas escuchando? Suenas dolido y eso solo me confirma que Hades te
gusta demasiado.
Soltó un suspiro largo, como un globo que se esta desinflado.
—Ella me gusta Gian, y me duele que aún sabiéndolo no dejaste que
trabajará para mi. Y sé que lo haces porque lo vas a convertir en un juego.
Quería reír fuerte y grabar este ridículo momento para que Stephen viera lo
estúpido que se veía frente a mis ojos.
Me levante de mi silla para llegar a su lado. Lo mire sentado con su ceño
fruncido.
—Te lo voy a decir una jodida vez Stephen, y más te vale que no lo olvides.
Si yo juego o no con Hades es problema mío y de ella porque se ve estúpida no
es así que ve con otro a hacerle escenas de celo a mi no.
Se levantó quedando frente a mi.
—Si algo que llega a pasar entre ustedes…—lo interrumpí sin poder creer lo
que estaba diciendo.
—Si algo sucede ente nosotros te aseguro que no será problema tuyo así que
sugiero que te guardes tus absurdas amenazas.
—Hades me gusta mucho.
—¿Y qué quieres que haga si ella no siente lo mismo por ti? Solo vete antes
de que me pongas de peor humor.
—Solo no hagas de esto un juego.—asentí sin interés queriendo que se fuera
pronto.
Era un idiota.
Salió de la habitación dando un portazo y en seguida entró Kaine porque
aparte de mentirosa era chismosa.1
—¿Sucedió algo jefe?—preguntó con falsa preocupación.
Ella a pasos lentos se acercó a mí hasta que frente a frente. Mire sus labios
que estaban rosados y brillosos. Definitivamente la necesitaba de rodillas, pero
no le diría eso.
No dije nada, solo acaricié sus labios con los míos hasta que la besé. Era un
beso donde dejaba toda mi molestia con Stephen y todas las ganas que le tenía a
la princesa Athens.
Sus manos se enredaron en mi cuello y mis manos bajaron hasta cierta parte
de su cuerpo que me estaba tentando. Cuando sentí que las cosas se iban
subiendo de tono me separe.
—¿No era que no te atraía el mujeriego de tu jefe?—dije rozando sus labios.
Sus mejillas adquirieron un color rojizo y reí alejándome de ella, dejándola
con ganas de mi.
—Cancela todo lo que tenga para esta tarde. Nos vemos mañana.
Espere que saliera para cerrar la puerta de oficina con llave e irme. Ahora
solo iba a casa de el señor Athens para felicitarlo por tener una hija tan
sorprendente.
Al llegar a la casa de Ares, esté me recibió con una sonrisa.
—Que sorpresa verte por aquí, ¿cómo le fue a mi princesita?—preguntó
guiándome a su despacho.—Siéntate, ¿whiskey?—asentí.
—Bien, al principio no supe que puesto podría ser como para ella así que
decidimos que estaría bien como mi asistente personal.
Se sentó frente a mi
—Esta bien, ella podrá con eso.—le dio un trago a su bebida.
—Quería invitarlos a cenar, para ir conociendo a Hades un poco a ti ya te
conozco más que bien.—le di una mirada significativa que entendió al instante.1
—Sobre eso, nadie de mi familia sabe a que me dedico aparté de la empresa
así que no lo menciones.
No puede evitar reír.
—No es bueno esconder esas cosas a la familia, no vaya a ser que se enteren
de mala manera. Solo mira como reaccionó mi madre. Le montó un show a mi
padre frente a los socios.
Ambos reímos.
—A su tiempo, apenas quiero que la relación de Hades con su madre mejore.
Lo mire extrañado, pero no quise preguntar.
—Pensé que Hades era una niña pequeña.—cambie de tema.
—A veces actúa como una.—me miró fijamente—No me digas que pusiste
tus asquerosos ojos en ella.
—No puse mis asquerosos ojos en ella.—mentí.
—Vas a terminar como el patético de Stephen.—lo miré sorprendido.
—¿Sabes de Stephen?
—Claro que si, pero el no tiene oportunidad con mi hija. A ella le gustan
idiotas.—negó disgustado.–Stephen no es mal chico, pero es demasiado blando
con Hades.
Estaba interesado.
—¿A que te refieres?
—En su cumpleaños alquilo completo Disneyland y solo invito a los que
Hades quería.2
No pude evitar reír. El estaba hasta el cuello enamorado de ella.
—Realmente esta enamorado.
—Lastima que sea de mi hija.
—Pensé que era una princesa delicada.
El río como si le hubiese dicho el mejor chiste.
—Hades sin duda siempre será mi princesa, pero eso no significa que no
pueda comerse los corazones de los chicos y luego escupirlos. Pero no lo hace
con malas intenciones, por lo menos no con Stephen.
Capítulo 6.
Comía mi helado con la mirada de Damien fija en mi. Después de que Fénix
me acompañara a la galería y me diera mis nuevos trabajos llame a Damien para
que fuéramos al centro comercial por un helado, ya que no podía ir a Disney
según ordenes de mi padre ya que fui cuatro veces en una semana.
—Pareces una niña pequeña.—limpio mi boca con una servilleta riendo.
Para mi Damien era más un amigo que un guardaespaldas.
—No decías eso ayer en la noche.—dije ganándome unas cuantas miradas de
algunas señoras mayores.
Reí al ver sus mejillas sonrojadas y el me miró con fingida molestia.
—No puedes decir esas cosas frente a tu padre, seguro y me va a despedir
por pensar que hago mal mi trabajo.—gruñó. Seguí comiendo ignorando sus
palabras.
Frente a mi se encontraba una hermosa pareja de lo que yo creía eran novios,
mire al chico fijamente y puedo decir que era muy lindo, tatuado y con esa ropa
puesta puedo decir que era un cuerpo para morirse.
Al parecer el chico sintió mi mirada porque aparto la suya de la chica frente
a él para mirarme, y sus ojos, Dios, sus ojos eran hermosos. El chico me sonrió y
yo le devolví la sonrisa.

—Deja de hacer eso.—se quejo y lo mire sin entender.


—¿Hacer que?
—Coquetear con los chicos, hacerles ojitos, vas a ponerlo en problemas con
su novia.
Reí son poder evitarlo y bese sus labios rápidamente.
—Amor, no tienes porque estar celoso—bromee.
Yo realmente no trataba de coquetear con nadie, a veces simplemente la
actitud me salía tan natural que no podía evitarlo.1
—¿Qué hay de Odin?—preguntó dándole una gran lamida a mi helado que
ya se estaba acabando.4
Tenía semanas sin ver a Odin porque según el era un hombre muy ocupado
con su trabajo. Mi hermoso mejor amigo era un abogado muy solicitado, el decía
que era tan perfecto que todos necesitaban de él.
—Tengo tiempo sin verlo, ¿Crees que podamos verlo mañana?
—Solo si eres una buena niña.
—Siempre soy una buena niña. Si me llevas mañana podemos sacar a pasear
a Cerbero.—dije mirando nuevamente mirando a la pareja.

—Está bien—dijo mirando su teléfono sin prestar mucha atención a mis


palabras.
Y por su ceño fruncido puedo decir que es mi padre ordenándole algo que no
me va a gustar.

—¿Tengo que ir a alguna cena?—pregunte terminando por fin con todo mi


helado, incluyendo el cono azucarado.
El tipo tatuado mi guiñó un ojo antes de irse de local con su novia ganándose
que le lanzará un beso. No me podía controlar cuando eran chicos guapos. 1
—Al parecer el señor Caccini los invito a comer, tu padre quiere que estés
lista a tiempo para que vayas al restaurante.
Gian era un tipo de los más interesante, y me gustaba mucho jugar con el ya
que en definitiva yo no lo hacía caso en nada y eso le molestaba. Y ahora que era
mi jefe dudaba que mi ganas de hacerle caso se elevarán.
—El es demasiado molesto.
—Tu no eres muy fácil de llevar, hermosa. Así que vamos por un lindo
conjunto de ropa y luego a casa.
Levante mi cabeza y me gire a verlo, lo miré lo más triste que pude.
—No quiero comprar ropa, no quiero ir a la cena.
Miro al techo y luego a mi.
—Hades, cariño sabes no puedo hacer nada. Tu padre me paga.1
Se levanto y me miro desde arriba, yo ni siquiera intenté moverme. El iba a
decir algo, pero yo hable primero.
—¿Me das un beso?—dije en voz baja, pero lo suficiente alta para que el me
escuchara.
Me miró fijamente y negó.
—Hades—mi nombre salió en un suspiro.
—Si me das un beso me levanto.
Sabia que aunque yo no quisiera ir, el fácilmente podría cargarme en su hombro,
pero sabía que el no lo haría.
—¿Por qué me haces esto?
Estaba empezando a contar cuánto se demoraba para caer en mi trampa, si se
demoraba mucho me iba a levantar. Cuando conté hasta cinco se inclino hasta
que su cabeza estuvo a la altura que la mía y sus labios exquisitos se acercaron a
los míos y como una chica desesperada fui yo quien rompió todo el espacio y
devore sus labios.1
Mi plan era un beso suave y lento para disfrutar todo de él. Y si que lo
disfrute, siempre disfrutaba besando a Damien.
Al separarme sonríe y me levante.

—¿Ves que fácil era?


El negó para salir del local sin decir nada, parecía molesto, pero su cara seria
solo lo hacia ver más atractivo. Yo estaba rodeada de personas atractivas, una
gran tentación.
—¿Vas a comprar algo? ¿Ropa?—pregunto cuando me detuve frente a una
tienda de victoria’s secret.
Pude decir que si para molestarlo con la lencería, pero no quería ser una molestia
más así que decidí ir a casa.
—Creo que ya es hora de irnos.—murmure.
Nunca me había sentido mal por molestar a Damien pidiéndole besos, pero
hoy se sentía como si hubiera hecho algo malo.
El camino a casa fue algo incómodo, ni siquiera me dejó escuchar música
como antes y eso hacía que mi corazón se sintiera raro.
—¿Estas molesto?
—¿Debería de estarlo?
—Estas raro desde que te besé. Si no querías hacerlo, te recuerdo que no es
tu obligación.
Salí del auto dando un portazo para luego entrar a casa sin decir nada,
Valentina, la chica que mamá había contratado por un favor, me miró interesada
en mi molestia, pero yo solo fui directo a mi habitación. Hoy no tenía tiempo
para discutir con ella.
No iba a pensar en la molestia de Damien, si algo pasaba el podía ser sincero
conmigo.
Me acosté en la cama y revise un poco mi teléfono hasta recibí un mensaje
de papá.
Papá: Tienes 2 horas para arreglarte para la cena con Caccini. Estoy
muy orgulloso de ti princesa.
Hades: Es muy interesante trabajar para el señor Caccini.
Papá: Le dije a Damien que te llevara, ya le di la dirección. No quiero
saber que te fuiste como esta mañana sola.
Hades: No tengo 10 años, se cuidarme sola.
Papá: Para mi siempre tendrás 10 años.
Como tenía solo dos horas, me dije a misma que podía gastar una hora en
tomar un relajante baño y la segunda hora vistiéndome. Me coloque un vestido
negro corto y unos tacones que me daban más tamaño que el que ya tenía.
Baje las escaleras y me encontré al come mierda de Damien comiendo un
durazno.
Cuando llegue a su lado me miro de arriba hacia abajo, examinando mi
cuerpo. Idiota.
—¿Nos vamos?
—Si.
No me moleste en esperarlo y me encamine hacia la puerta y cerré esta en
sus narices.
Me senté en la parte de atrás del auto, ya no me sentaría en el asiento de
copilotos. Y se que eso le afecto en cuanto vio el asiento a su lado con el ceño
fruncido.
El viaje hacia el restaurante fue rápido, me baje sin despedirme y el no
intento hablar nada.
—Buenas Noches, tengo una cita con el Señor Caccini, Soy Hades Athens.—
dije y la joven me miró con una sonrisa lo suficientemente falsa para que yo no
le devolviera una.
—Permítame guiarla, señorita Athens.
Al llegar a la mesa la sonrisa que Gian le estaba brindando a mi padre se
borro al verme llegar.
—Buenas Noches.—dije tomando asiento en el único asiento vacío que
había, que para mí convencía era al lado del señor Caccini.
Mi padre me dio la mirada, que me daba a entender que si no me comportaba
iba a tener consecuencias.
—Hola hija, ya Artemis pidió por ti, al parecer es insoportable, pero sabe lo
que te gusta.
Le sonríe a Artemis y este solo rodó los ojos. Siempre siendo un amor de
persona.
—Está usted muy hermosa señorita Hades.—dijo Gian haciendo que toda mi
atención estuviera sobre el.
—Lo sé, pero es bueno saber que la edad no lo ha dejado ciego.
La mirada que me dieron mis padres solo hizo que me encogiera de hombros y
quisiera salir, pero ellos al escuchar a Gian reír se relajaron.

—Siempre con un buen sentido del humor. 1


Sentí como una mano firme iba a directo a mi pierna, levantando el vestido
lentamente, miré Gian quien hablaba con mis padre sobre mi gran sentido del
humor y Morfeo junto con Artemis hablaban de Fortine.
¿Así que el viejito quería jugar?
Este tipos de juegos no eran mi preferidos, pero no iba a dejar ganar al
italiano.

Mi mano se coloco en su muslo y fui subiendo lentamente, dando leves caricias


hasta que lo escuché toser por haberse ahogado con el vino y la mano que estaba
en mi pierna tuvo un agarre más firme.

Con mi otra mano tomé un poco de vino y fingí escuchar las palabras que ellos
decían mientras que con la otra que tenía en el hombre a mi lado repartían leves
caricias hasta tenerlo duro bajo mi mano. Me encantaba.
—Si me disculpan tengo que ir al baño.—dijo con la voz ronca para luego
desaparecer rápidamente.

El no podía jugar sin mí, o jugábamos ambos o no jugaba ninguno.


Capítulo 7.
Estaba escuchando a Ares decirme como Hades ama molestar a sus
hermanos, pero luego hace parecer que es una princesa en apuros y me hace reír.

—Ella es insoportable, pero la amo.—dice Artemis con una sonrisa.

Se ve que Hades es bien querida en su familia, su madre, la señora Jayde no


parece una mujer de grandes palabras, pero eso no quita que sea una buena
mujer.

—Ella está entusiasmada por este trabajo, dice que usted es un hombre
interesante.—dice y pude sentir un poco de burla en su voz.

No soy un santo, pero el tampoco lo es.

—Tal vez se lleve una sorpresa.—sonrío, pero la sonrisa no duró mucho al ver al
pecado caminar hasta nosotros.

—Buenas noches.—dijo tomando asiento a mi lado, ya que no había otro


disponible.

—Hola hija, ya Artemis pidió por ti, al parecer es insoportable, pero sabe lo que
te gusta.

En lo único que podía pensar era en lo hermosa que se veía con ese vestido, tenía
muchas ganas de quitárselo.

—Se ve usted muy hermosa señorita Hades.—dije lo más educado posible.

—Lo sé, pero es bueno saber que la edad no lo ha dejado ciego.

Sus palabras me hicieron reír, Hades era fascinante, nada como las chicas con las
que me acuesto.

Quise jugar un poco con el pecado que estaba a mi lado así que coloque mi mano
en su vestido que estaba corto, pero yo solo lo estaba levantando un poco más.
—Algún día tienes que ir a la galería de mi pequeña, te sorprenderá su talento.

Ya me sorprende su talento para calentarme con simples cosas, no me


sorprendería ver que talentos más tiene.

—Sin duda me pasaré por ahí en algún momento—asegure.

Sentí una pequeña mano en mi pantalón que lentamente iba subiendo, tomé un
poco de vino tratando de ignorarlo, pero al sentir un pequeño apretón me ahogue
con un poco de el líquido.

—¿Esta bien?—pregunto Jayde con preocupación y asentí.

Hades a mi lado estaba tomando tranquilamente vino como si no me estuviera


tocando debajo de la mesa. Sus caricias eran tan suaves que quería exigirle que
se arrodillara bajo la mesa e hiciera todo bien. Me estaba calentando, no era de
hierro.

No iba a permitir que la erección que tenían creciera más.

—Si me disculpan tengo que ir al baño.—mi voz sonó más ronca de la que
esperaba.

Cuando llegue al baño me miré al espejo para luego mojarme el rostro con un
poco de agua.

—Eres patético Gian. Perdiendo en tu propio juego. Idiota.—me dije mirándome


al espejo.

Pero era culpa de Hades. Ella me tentaba, me encendía y eso me encantaba.


Maldición. Si fuera una chica normal y se alejara, yo no estaría en estas cosas de
querer jugar con ella.

Cuando mi erección bajo notablemente me dirigí nuevamente a la mesa donde ya


estaban los platos de comida, pero nadie había comido esperándome.

—¿Por qué no comen?—reí—No me tenían que esperar, pero lo agradezco.


—La única que no te espero fue Hades—Morfeo señaló a su hermana.

Ella se encuentra comiendo tiras de pollo con papas fritas como si fuera lo mejor
del mundo.
Ya entendía porque Ares dijo que a veces parecía una niña.
—¿Vas a tomar vino junto con eso o prefieres una soda?—pregunte al verla
indecisa al tomar la copa de vino y ella me miró.

Sus ojos se veían tan lindos, esos ojitos que podían encenderme con tan solo una
mirada.
—Soda, por favor.

Llame a la chica que anteriormente nos atendió y ella encantada se acercó. Vi


como me miraba más de la cuenta, como sonreía y se sonrojaba cuando le
dedicaba una pequeña sonreía. Demasiado dulce para mi.

—¿Desea algo señor?

—Quiero una soda, por favor, que sea Coca-Cola—hablo Hades antes de yo que
pudiera decir algo.

La cena transcurrió en silencio, dando unas cuantas miradas a la chica a mi lado


de vez en cuando.

—Gracias por la cena, Gian. Espero que mi hija no te cause molestias en el


trabajo.—dijo Jayde tomando la mano que su esposo le ofrecía para levantarse.

Ya me esta causando molestias y no estamos trabajando.

—No, ella no es ninguna molestia.

Caminamos fuera del restaurante después de que pagar una generosa cantidad de
dinero, que lo valía porque la comida estaba muy buena.
—¿Hades me acompañas al auto? Ahí esta el teléfono que tengo que darte.

Me había tomado el tiempo de elegir un teléfono perfecto para ella, le iba dar el
trabajo a Kaine, pero preferí hacerlo yo.
—¿Así que te gusta tocar?—su voz sonó como el ronroneo de un gato.

¿Dónde estaba la Hades callada que se concentraba en sus papas fritas?

—Puedo decir lo mismo de ti.—me encogí de hombros.

Ella soltó una pequeña risa, que si no fuera porque venía de ella hubiera
resultado tierna.

Abrí la puerta del auto y rebusque entre los asientos traseros hasta que encontré
la caja con el teléfono.

—Aquí tienes, mañana te quiero en mi casa temprano, te mando la dirección en


unos minutos.

Ella se acercó peligrosamente a mi, y solo me apoye en el auto esperando lo que


fuera que iba hacer, ni siquiera me iba resistir. Así de fácil me ponía.

—No me gusta que jueguen sin mi.

Asi que para ella esto también era un juego.

—Entonces, bienvenida al juego Hades.

Acorte la distancia que había entre nosotros y cuando estoy a punto de besarla se
alejo.

—Lo fácil aburre, viejito.

Reí sin poder evitarlo. Ella era fascinante. Otra razón más para odiarla.

—Y tú no eres para nada fácil.

Ella sin decir nada me da un beso en la mejilla, sus labios se quedan unos
segundos haciendo que su olor a vainilla me dejara embriagado. ¿Ella nació con
ese olor o que carajos?

—Nos vemos mañana.


Antes de que pudiera despedirme igualmente, ella se fue casi corriendo a lo que
parece era su auto. No se iba con sus padres.

Me subí a mi auto y coloque un poco de música, siempre descubría cosas buenas


con las Playlist de Spotify.

Mi celular interrumpió la voz de Beyonce haciéndome gruñir molesto, estaba


justo en mi parte favorita. Revisé quien de quien era la llamada y cuando vi que
se trataba de Jawad no tarde en contestar.

—¿Qué carajos quieres?—pregunté.

—Amor, ¿esas son maneras de tratarme?

—No me jodas, ¿para que me estas llamando? ¿La perra de tu novia no te da lo


suficiente y tienes que recurrir a mi?

Su risa se escucho por todo el auto haciéndome rodar los ojos, para esa mierda
interrumpen mis canciones.

—De hecho estoy aquí con algunos perros, ya sabes, Kounstantine y Archilles.
—se escucho un ruido al fondo, gritos y palabras que no entendía.

—¿Y a mi que carajos me importa con quien estas?

Ya había llegado a casa, solo que aún no iba a bajar del auto. Quería terminar la
conversación que tenia con Jawad para luego tal vez relajarme con un trago o
llamar a alguna chica.

—Eres un perro amargado, estamos en el aeropuerto, solo que se nos olvido la


dirección de tu casa de mierda y no sabemos como llegar.

Quería mandarlo a la mierda y decirle que yo nunca lo invite, pero me trague mis
palabras y antes de colgar le dije que Cato iría por ellos.

Me baje del auto y mire como algunos de mis hombres estaban afuera vigilando
la casa, entre ellos estaba Cato que estaba fumándose algo.
—¡Jefe!—exclamó en cuanto me vio.

—Cato, ve al aeropuerto y busca a unos amigos, si puedes haz parecer que es un


secuestro cuando estén aquí me avisas con un mensaje.

No espere respuesta y entre a la casa, no había nadie en casa, y todo estaba en


silencio. Las chicas que se encargaban de los quehaceres de la casa estaban en
sus habitaciones y en silencio.

Me fui a una habitación que tenía precisamente para ahogarme en alcohol y


disfrutar con algunos amigos o en el mayor de los casos, con algunas chicas.

Hice alguna mezcla de jugo de arándanos con vodka y un poco de limón y me


senté en unos de los sillones para esperar a mis amigos.

Cerre los ojos recordando a Hades, su cuerpo, su rostro, su olor a vainilla y su


sonrisa que me encantaba cuando me provocaba. El sonido de un mensaje
llegando me saco de mi trance.

Hades: Gran elección de teléfono. Y no me has enviado tu dirección.

Gian: ¿Tanta era la necesidad de hablarme? Amas tener mi atención.

Hades: Y tu amas que yo te preste atención, ¿cierto? Nunca habías jugando


con alguien como yo.

Reí sin poder evitarlo.

Me llegó un mensaje de Cato diciendo que todo estaba hecho según lo dije, y
que me estaba esperando afuera con los chicos y el falso secuestro.

Salí de casa y miré como los chicos estaban de rodillas con una bolsas en la
cabeza. Reí fuertemente al escuchar sus gruñidos.

—Quitenle las bolsas.—ordene.

En cuanto sus ojos se posaron en mi, empezaron las maldiciones y los insultos
en ruso, griego y árabe.
—Что с тобой не так?—grito Kounstantine molesto, pero su molestia hacia esto
más gracioso.

¿qué te pasa? 3
—Δεν περίμενα λιγότερο από εσένα, βρώμικο σκυλί—dijo riendo Archilles.
No esperaba menos de ti, perro mugroso.

—Los extrañe perros mugrosos. Chicos, suéltenlo.

Mis hombres los soltaron y ellos se levantaron sobando sus manos que
estuvieron atadas.
—¿Ya nos vamos de putas o hay que esperar?—dijo Jawad con una sonrisa
que no prometía nada bueno esta noche.
Capítulo 8.
—Cariño, por favor habla conmigo.—rogo Damien mientras yo comía el
delicioso pastel de chocolate que me había llevado.1
Cuando Damien me fue a buscar al restaurante, claro que me senté en los
asientos traseros, pero me lleve una sorpresa cuando vi que había un trozo de
pastel de chocolate que el habia hecho.
Ahora estábamos parados a un lado de la carretera, le deje unos cuantos
mensajes a la belleza italiana y otros cuanto a Odin.
—Solo te voy a escuchar porque me preparaste este delicioso pastel.
El bajo del auto y yo sin saber que hacer también me baje.
Lo vi a un lado de la puerta mirando al suelo, pero cuando escucho la puerta
del auto cerrarse sus ojos conectaron con los míos.
—¿Puedes acercarte?—dijo y me cruce de brazos.
—Tu eres el que quiere hablar conmigo, tú deberías acercarte.
El asintió, entendiendo mis palabras y mi actitud así que se acerco a pasos
lentos hasta quedar a pocos centímetros de mi.
—Quiero disculparme por la actitud rara que tome contigo, estaba siendo un
idiota por algo que tu no tienes la culpa.
No sabia que decir así que rompí el espacio entre nosotros y lo abrace fuerte
porque me gustaban mucho sus abrazos.
—Te disculpo. Pensé que te habías molestado porque te bese—dije alzando
un poco la cara para tener una mejor vista de su rostro.
El acaricio mi cabello mientras negaba, una sonrisa atravesó sus labios.
—Me gusta alguien, una chica que conocí cuando fui a buscarte a la reunión
que tu padre tenia en el club.1
Me sentía avergonzada, nunca le había preguntado a Damien sobre su vida
amorosa y el nunca me decía nada.
—Lamento tanto que eso hubiera sido incómodo para ti, pero igual no tenias
que tratarme como si fuera una mierda.
—Lo siento tanto, amo tus labios que cuando me pides besarte no lo dudaría
ni un segundo.1
—¿Pero?
—Pero hay alguien más, y quiero hacerlo bien, ¿crees que pueda hacerlo
bien?—su rostro bajo hasta quedar cerca del mío.
—Lo harás perfecto, ella es tan afortunada por tener a alguien como tú.—
sonreí—¿Puedo obtener un último beso?1
El sin decir nada, rozo sus labios con lo míos, todo esto sin dejar de mirarme
a los ojos, y luego atrapo mis labios en un beso suave, corto y a este beso le
siguió otro.
Los besos con Damien siempre eran suaves, inocente, perfectos y deliciosos.
Iba a extrañar mucho esto, ahora esos besos serian para alguien más.1
Al separar nuestro labios deje un beso rápido a la vez que me separaba de su
cuerpo. Ya no tenía a alguien que me diera besos tiernos.
—¿Puedes llevarme a casa de Odin? Se que dije que iríamos mañana, pero
me da miedo dormir sola.
Hoy no podía dormir con Artemis porque tenía una cita con una chica y
seguramente no aparecería hasta mañana y las pastillas para dormir no eran una
opción.
Después del mal momento que pase no podía acostumbrarme del todo a
dormir a sola. Siempre necesitaba a alguien conmigo al lado porque una parte de
mi sentía que debía ser protegida. Las pastillas para dormir mi padre las prohibió
después que me acostumbre a ellas porque su consumo en exceso era un riesgo
para mi salud.
—Está bien, ¿no se molestara si llegas de imprevisto?
—¿Importa? Se merece un susto por no comprarme nada de su viaje a
Colombia.—me encogí de hombros.
Después de subir al auto y tener unos cuarenta minutos de viaje, llegamos a
la casa de Odin. Todo estaba apagado así que Damien espero paciente a que yo
abriera con la llave de emergencia que solía dejar bajo una alfombra.
Encendí las luces para iluminar la casa y así no tener miedo. Subí las
escaleras rápidamente hasta llegar a la habitación de Odin.
Cuando la abrí pude ver a mi mejor amigo en bóxer con una mano fuera de la
cama y durmiendo en una posición para nada cómoda. Al llegar a su lado me
coloque encima de su estómago, y cuando iba a moverme sentí como me
agarraba de las caderas haciéndome gritar.
—¡Maldito idiota! Pensé que estabas dormido. Eres una mierda, me asuste.
—dije golpeando su pecho mientras el reía a carcajadas.
—Damien me escribió que venias, y se me ocurrió hacerte una broma.
Se acomodo hasta quedar más sentado y conmigo a horcajadas. Lo abrace
fuertemente porque tenía tiempo sin verlo y lo extrañaba mucho.
—¿Alguien extraño mucho a su novio?-preguntó en mi oído haciéndome
reír. Me causaba cosquillas.
—No seas ridículo, no eres mi novio.
Apretó mis cachetes para luego besarlos.
—En tu celular me tienes agendado como el mejor novio, ¿eso que te dice?
—Me dice que eres un idiota por agendarte de esa forma.—me moví un poco
y recibí una nalgada por su parte.
Lo mire incrédula, el se encogió de hombros y sonrió.
—No soy de hierro.
—Eres un idiota.—intente levantarme de sus piernas, pero me lo impidió.
Me quede viendo fijamente sus ojos, y el sonreía, una sonrisa ladeada estaba
en sus labios que alguna vez, cuando tenía diez años llegué a besar.
Creo que Odin siempre ha sido hombre de muchas mujeres, desde pequeño
manipulaba a las niñas en la guardería para que le dieran su comida e hicieran
sus trabajos. Era un perro mugroso desde pequeño.
—Alguien me contó que estas trabajando para un italiano caliente como el
infierno.
—Ni me lo menciones, no lo soporto.—cepille su cabello con mis dedos.
Su ceño fruncido me dio a entender que mis palabras no le habían gustado
para nada. El podía ser demasiado protector y celoso conmigo, era lindo a veces,
cuando me dejaba ser igual que el.
—¿Te ha hecho algo?—pregunto tomando mi rostro entre sus manos para
que lo mirara fijamente.
—No me ha hecho nada, agápi.
Pero no lo dejo ahí, su ceño seguía fruncido y mirándome fijamente.
—Si te está haciendo algo dime, eres mi princesita y no quiero que nadie te
haga daño.
Beso mis mejillas y me abrazo fuerte.
—Te amo, pero de verdad no sucede nada. Solo tenemos un juego raro de
quien provoca a quien.
Al terminar de decir esas palabras su risa se escucho por todo el lugar
haciendo que tapara su boca. No era muy temprano y lo menos que quería eran
quejas de sus vecinos.
—¿El sabe que nadie a explorado tus tierras porque tienes miedo?
Mordí el interior de mi mejilla.
Que vergüenza, no el hecho de ser virgen, si no que nadie sabía que lo era
por como solía actuar. Los únicos que saben son Damien, Odin, Thomas y
Amber.
—¿Podemos dormir? Mañana quiero que me lleves a la galería temprano.
Me levante de su regazo para quitar mis zapatos y acomodarme en la cama.
—Solo si somos novios.
Me arrope mientras le daba la espalda.
—Que te jodan.
—¿Por qué no vienes y lo haces tú amor?
Reí, sentí como se movía la cama para luego tener sus brazos rodeándome.
—¿Qué hacías despierto a esta hora? —pregunté cerrando mis ojos,
sintiendo como el sueño venía a mi.
—No lo vas a querer saber así que a dormir. Se que todavía tienes miedo a
dormir sola, eres como una bebé.
—¿Tú bebé?
Antes de que el pudiera decir algo, el sonido de un teléfono lo interrumpió.
—Ese jodido teléfono tuyo, ¿Quién mierda te llama a esta puta hora?
Quise reír al sentir mi teléfono que aún estaba en el bolsillo de mi pantalón,
pero me lleve una sorpresa al ver que era Gian Caccini quien me estaba llamado.
¿Qué necesitaba de mi a esta hora?
—¿Qué mierda?—pronuncie cuando Odin tomo mi teléfono y lo coloco en
alta voz.
Y la habitación se lleno de gemidos. Eran gemidos o alguna gata en celo,
pero sin duda alguien está disfrutando esta noche.
—Vaya, al parecer el jefecito la está pasando bien.
Tome el teléfono de sus manos y coloque la llamada al ver que el no tenía
intenciones de hacerlo.
—Es un mujeriego, ¿qué esperabas?
—Pobre virgencita escuchando esas cosas.
Volví a mi posición anterior y cerré mis ojos. Mañana podría molestar mucho
a mi jefecito por eso y eso me ponía feliz.
Capítulo 9.
Me removí en la cama cuando la melodía de alguna canción pegadiza
empezó a sonar unos minutos para pausar y volver a sonar. Gruñí.

—¿Puedes contestar? De los dos eres la única que tiene de tono Selena Gomez.

El sonido de Fetish empezó a sonar nuevamente. No sabía si concentrarme en


escuchar la canción o contestar el teléfono. Me decidí por la segunda opción, ya
que podía ser importante.

Tome el teléfono que se encontraba en la mesilla de noche que tenía al lado, y


sin ver quien era contesté.

—Señorita Athens, que bueno que contesta.—la voz de Kaine me tomo por
sorpresa.

¿Qué hacía la secretaria de Gian llamándome?

—Kaine, que sorpresa, ¿A que se debe tu llamada?—me levante de la cama para


dirigirme al baño.

—El señor aún no ha venido y son las doce del día. Hoy no tiene ninguna
reunión importante, pero quería saber si vendría y como tú eres su asistente,
pensé que lo sabias.

Si ella supiera que lo único que sabía del jefe era la follada que se llevó ayer.

—Ahora me estoy arreglando ya que tengo que ir a su casa a ver algunas cosas.
Pero no te preocupes, te mantendré informada.

—Gracias.—colgó antes de que pudiera decir algo.

Mire el teléfono sin creer que me había adquirido ese tono de voz arisco
repentinamente. Desde que la vi supe que era un poco rara.

Cepille mis dientes con el cepillo que tenía en caso de emergencia por si me
quedaba aquí mucho tiempo. También tenía ropa de emergencia en otra
habitación.

Respire fuertemente el aroma varonil que desprendía la ducha de Odin. Me


estaba bañando con su jabón y utilizando su shampoo porque mis ganas de oler a
hombre eran muy grandes. Era un olor increíble.

Cerré mis ojos para poder eliminar cualquier rastro de shampoo de mi cabello y
escuche como la puerta era abierta para luego escuchar el sonido de alguien que
estaba orinando.

—¿Dónde vas? ¿No era que íbamos a la galería?—pregunto Odin tomando toda
la confianza que le brinde para abrir la puerta de la ducha.

—¿Qué carajos?—dije abriendo los ojos haciendo que un poco de shampoo


entrará directo a mis ojos. Grité y el río.

—No te pongas así, amor. No estoy viendo nada que no haya visto antes.

Abrí los ojos cuando creí que ya han a eliminado todo rastro de lo que era el
shampoo y mire al chico que estaba frente a mi.

—Tengo que ir a ver al idiota de mi jefe.—rodee los ojos.—Agradecería que


salieras de mi espacio personal y que por favor me hicieras algo de comer.

El salió y cerro la puerta de la ducha para seguir molestando detrás de ella.

—Cariño, yo te estoy ayudando dándote un lugar donde dormir, donde bañarte,


estas utilizando mi shampoo. ¿Por qué tú no me puedes hacer el desayuno?

—Es tu trabajo, esclavo.

—El único que esclavo que seré es sexual, y no creo que tu quieras eso.

—Solo hazme algo de comer—me queje retomando mi ducha.

—Me debes un beso, un delicioso beso—reí.

Al terminar de ducharme fui a mi cuarto para cambiarme, ya que era ahí donde
se encontraba mi ropa. Me coloque un short, con una camisa roja y unas
zapatillas blancas. Me rocíe el perfume de Odin porque tenía planeado que hoy
olería a hombre.

Mi cabello parecía la melena de un león, y estaba indomable. Simplemente lo


dejé suelto, dejando que se secara al natural. Nunca me había importado lo que
la gente dijera sobre mí cabello, a mi me gustaba.

Baje las escaleras tarareando una canción que había escuchado anteriormente en
la radio y llegué a la cocina donde se encontraba mi mejor amigo fingiendo
cocinar cereales en la estufa sin encenderla.

—¿Qué huele tan delicioso?—fingí entusiasmó y el se giro a verme, su la labio


inferior sobresalía y sus ojos se veían tan lindos.

—No te burles, estoy poniendo todo mi esfuerzo en esto.—me acerque y bese su


mejilla.

—Gracias cariño, la otra semana habrá una exhibición de un nuevo artista,


todavía no lo he visto, pero confío en Amber.—me senté en la encimera
comiendo el cereal que me entregó en mi plato de Princesita Sofia. A veces me
retaba como si fuera una niña pequeña, y no era para más si a veces actuaba
como una.3
————

Al terminar de desayunar me llevó a casa de Gian en su auto ya que yo había


venido con Damien, no quería molestar a Damien así que le escribí y le dije que
pasara tiempo con su novia.

—Me puedes dejar aquí.—dije cuando llegamos a un gran portón custodiado por
grandes hombres.

Miró al lugar con desconfianza, negó con la cabeza y me miró.

—¿Estas segura que aquí vive el Italiano?—asentí.

—Esa fue la dirección que me mandó, no tienes de que preocuparte. Cualquier


cosa sabes dónde estoy.—deje un pequeño beso en su mejilla y me baje del auto
antes de que pudiera decir algo más.

Mire a los hombres que se encontraban ahí, ni uno me ponía atención. Aclare mi
garganta.

—¿Quién eres?—hablo uno rubio con unos ojos de muerte. Tenía la voz
levemente ronca.

No sabía cómo sentirme al ver cómo los cinco hombres, además del rubio, me
apuntaron con sus armas como si fuera alguna amenaza.

—Hades Athens, tengo una cita con su Gian.—acomode mejor mi bolso.

Mire como marcaba algún número, para luego hablar con alguna persona. Solo
lo veía asentir, y su ceño nunca dejó de estar fruncido.

—Puede pasar señorita Athens, Cato la estará esperando en la entrada. El señor


aún no ha despertado.—dijo apneas colgó el teléfono.

El gran portón fue abierto y yo camine a pasos apresurados hacia la puerta. En la


entrada me estaba esperando, el que yo creía que se llamaba Cato.

—Señorita Athens, pase por favor. En la sala se encuentra el señor Javok y el


señor Deligiannis.—abrió la puerta para mi, y luego me guio hasta la sala donde
se encontraban dos hombres discutiendo, por lo que oía, discutían quien tuvo la
noche más loca.

—¡Estuve en un jodido trío!

Mire a Cato que estaba a mi lado, pero este ya había desaparecido.

—Hola, soy Hades.—dije acercándome más a los dos hombres, ellos


rápidamente llevaron su mirada hacia mi.

Me sentía intimidada por tanta belleza.

—Así que tu eres la razón por la cual mi amigo terminó acostándose con esas
mujeres.—se levantó.—Un gusto en conocerte preciosa, Soy Archilles
Deligiannis, pero me puedes decir el amor de tu vida.—beso sonoramente mis
mejillas.

El otro chico, me miraba sin decir nada, sus ojos azules me reparaban mientras
pasaba su mano por el cabello, alborotándolo.

—Ya conociste al mujeriego más grande de Grecia.

Me gire y busque de donde provenía esa voz ronca que conocía. Gian venía
bajando las escaleras con solo un pantalón de pijama puesto, dejando su formado
abdomen al aire.

—Cabron, deja de mirarla así que va a salir corriendo.—rio Achilles y me gire a


ver que hablaba.

El tipo que anteriormente me estaba mirando sin decir nada, tenía una sonrisa
torcida y negaba divertido, sus ojos nunca se fueron de mi.

—¿Puedes decirme porqué no has ido a la empresa hoy?—camine tras Gian


cuando note que se estaba yendo de la sala.

Nos estábamos dirigiendo hacia la cocina, y sus amigos venían atrás de nosotros.

—Ayer tuve una noche pesada, y necesitaba descansar. Igual no tenía nada para
hoy, ¿cierto?

—Pero tu secretaria me llamo preguntando por ti.—dije viendo como el sacaba


comida de la nevera para luego calentarla.

—Por su puesto que lo haría—murmuro.

Mire que Archilles y el chico todavía no se presentaba, miraban la escena sin


decir nada, sentados en el la gran isla que había en la gran cocina.

—¿Qué estás calentando?—pregunté después de unos segundos.

Mire cuando saco la comida del microondas y le eche un vistazo. Era pasta
Alfredo, y se veía deliciosa.

—¿Quieres un poco?—ofreció el chico que todavía no sabía su nombre.


—La cocina es mía, la comida es mía. No puedes ofrecer cosas como si fuera tu
jodida casa,Kounstantine—gruño Gian sacando más platos.

El chico que ahora sabía que se llamaba Kounstantine, solo rio y me enfoco su
mirada en mi.

—Si quiere te doy un poco, todo a cambio de un beso.—me guiño un ojo,


coqueto.

¿A caso todos en este lugar eran fáciles?

—Y el ruso prostituto, en serio, no los soporto.—me tomo de la mano


pegándome a el. Me miró fijamente y sonrió—Puedes comer todo lo que quieras
piccola principessa.

Yo estaba como un gusano moviéndome, queriendo salir de sus brazos, solo para
fastidiarlo. El blanqueo sus ojos y me dio un pequeño beso en los labios.

El maldito me dio un beso, en frente de sus amigos que veían todo esto como si
fuera entretenimiento gratis.

—¿Puedes sentarte a mi lado preciosa?—preguntó el griego y con esa cara yo no


me podía negar así que me senté en el único asiento vacío que había a su lado, el
otro lo ocupaba Kounstantine.

Gian dejó un plato de comida frente a mi mientras sus amigos comían lasaña que
recién acabo de terminar. Después de colocar cuatro latas de soda se sentó frente
a mi.

Todos empezaron a comer en silencio, solo se escuchaba el sonido de los


cubiertos y eso me ponía nerviosa.

—¿Con quien te acostaste ayer?—pregunte hacia Gian y este levanto la vista de


su plato, mirándome sorprendido.

—¿Disculpa?

—Ayer me llamaste, mi mejor amigo contestó, fue estúpido al colocarlo en alta


voz y solo escuche asquerosos gemidos de muchas mujeres.—tome un sorbo de
mi Coca-Cola sin dejar de verlo.

Sus brillaban, me miraban divertido.

—¿Qué paso preciosa? ¿Querías ser tu la que estuviera gimiendo mi nombre?


¿Es eso lo que te molesta?—me atragante.

La risa de los chicos a mi lado me hizo girar a verlos. Rodee los ojos y volví mi
vista hasta el hombre que estaba frente a mí.

—Y eso que gustaría, ¿cierto?, tenerme debajo de ti o tal vez arriba, gimiendo tu
nombre una y otra vez.—dije y vi como su cuerpo se tenso. Su respiración se
aceleró. Pasó lentamente su lengua por el labio.

El ambiente se volvió espeso.

—Se me paro.—suspiro Archilles y no pude evitar reír.

—¿Podemos quedarnos con ella?

—No soy una animal, Kounstantine.

Mire mi plato que estaba medianamente vacío y continúe comiendo


escuchándolos hablar. Quería terminar de comer a ver si me podía pasar por la
galería.
Capítulo 10.
La noche de ayer había sido un desastre, pero sin duda era la clase de
desastre que me gustaba el único error de todo fue que Hades era la culpable. La
noche se paso de alcohol, chicas y más chicas. Estaba seguro que me acosté con
más de tres con el fin de olvidar que no me podía coger a Hades.
La cabeza me iba a explotar y mi cuerpo exigía que me quedará en cama,
pero el hambre era más grande así que baje por comida y una pastilla para
calmar el dolor. No me sorprendí al ver a Hades, milagrosamente recordaba que
la había citado. La cite sólo porque quería verla nuevamente.
Después de compartir algunas palabras camine directo a la cocina a calentar
algo de comer, y al almuerzo se le unió Hades y los chicos. No sabía dónde
estaba Jawad, ayer lo vi irse con dos chicas. Era un mujeriego a pesar de tener
una novia que solo le sacaba dinero.
Al comer, charlamos un poco, bese a Hades y seguí bromeando hasta que me
calenté. Ella solo decía una palabra y yo estaba más caliente que un horno.
Parecía un adolescente.
—¿Vamos a mi galería?—pregunto y los chicos asintieron sin dudar.
Me miro esperando alguna respuesta de mi parte y rodee los ojos.
—Si ellos quieren ir.—soné desinteresado y pude ver en sus ojos que esa
respuesta no le agrado.
—Si no quieres ir eres libre de quedarte en tu casa junto a alguna mujer, creo
que eso es lo mejor que sabes hacer.—se levanto—Igual no creo que tu aprecies
el buen arte.
Sin más lanzo su bolso a la silla para luego irse fuera de la cocina.
—Siempre lo arruinas.
—No hice nada, así que háganme el favor de recoger los platos mientras yo
voy con Hades.
—¿Qué vas hacer con Hades?—preguntó Konstantine. Su sonrisa solo
mostraba que se estaba burlando de mi.
—Nada que les importe. Y llamen al perro de Jawad que no ha aparecido no
quiero enterarme por las noticias que esta muerto.—salí de la habitación.
Camine hacia la sala de estar para ver si Hades estaba ahí, y efectivamente se
encontraba viendo Disney Junior. En serio, a veces actuaba como una niña.8
Me senté a su lado sin decir nada, ella se giro a verme para luego volver su
vista al televisor.
Suspire. Era ahora o nunca.
—Lo siento si te ofendí de alguna manera, no era mi intención.
Ella se giro a verme con una sonrisa. Esa sonrisa como si hubiera ganado
alguna partida de póquer.
—Está bien, pero no te quiero en mi galería. Manda algunos de tus perros o
que Konstantine o Archilles me lleven, pero tú no.—se cruzo de brazos.
La mire sorprendido por su actitud, pero realmente no se que me sorprendía
si así era ella.
No tenía que estar disculpándome, no tenía que estar aquí con ella y sobre
todo no me tenía que sentir tan bien con ella. Se supone que estábamos jugando.
—¿Qué quieres?—dije después de unos segundos, y esas fueron las palabras
mágicas para tenerla en mi regazo abrazándome por el cuello.
Su rostro estaba demasiado cerca del mío, sentía la necesidad de acortar la
poca distancia y atacar sus dulces labios.
—Vas a ir a la galería.
—Pero dijiste que no iba a ir.
Cada vez que habla sus labios rozaban suavemente los míos llevándose mi
cordura.
—Antes no me estabas preguntando que quería. Vas a comprar tres de mis
pinturas sin importar el precio.
¿Eso era todo? ¿Comprar tres cuadros?
Seguro tenía algo en mente, Hades no podía hacer las cosas así de fáciles.
Mire a Hades que no apartaba la vista de mis labios, así que probando mi
suerte la tome por la cintura para acomodarla mejor. Todo estaba saliendo
perfecto hasta que alguien grito.
—¡Ya llegue después de tener la mejor noche de mi vida!—grito Jawad
llegando como una fresca flor sin dar indicios que salió estuvo en un club hasta
la madrugada.
Rodee los ojos. Por eso detestaba tenerlos aquí, eran tan molestos y se
metían en mi vida de una manera desastrosa.
Hades se giro apenas escucho la voz de Jawad y cuando sus ojos conectaron
con los de el, se levantó rápidamente de mi regazo para lanzarse encima de
Jawad que la recibió con los brazos abiertos.
¿De que me estaba perdiendo?
Archilles junto con Kounstantine salieron rápidamente de la cocina al
escuchar tanto ruido y miraron la escena igual de sorprendidos que yo.
—¡Tengo meses sin verte!—grito Hades llenando su cara de besos y no era
Jawad si no se aprovechaba de la situación dejando un rápido beso en sus labios.
Un gruñido salió de mi sin poder evitarlo, los ojos de los chicos pasaron de
Jawad a mi y me miraron con una sonrisa de burla. Solo quería que se fueran de
mi casa.
—¿De dónde se conocen?—preguntó Kounstantine con una sonrisa.
Jawad junto con Hades tomaron asiento al lado de mi.
—¿Recuerdas el año pasado cuando fui por negocios a Rusia y te dije que
había conocido a una chica dulce? Bueno, esa chica dulce es Hades.
No me moleste en seguir escuchando y subí a la habitación con la excusa que
tenía que cambiarme para ir a la galería con Hades.
Me tomé el tiempo para darme una buena ducha y cepillarme los dientes. Al
salir del cuarto de baño me encontré con Hades acostada en mi cama con su
rostro en la almohada.
—¿Qué haces aquí?—rápidamente quito la almohada de su rostro.
—Tienes una linda habitación.—evito mi pregunta y no insistí.
Aún sabiendo que tenía la mirada de Hades en mi quite la toalla que tenía
envuelta en mi cadera, escuché como Hades suspiro.
Me encargue de colocarme mi ropa interior, un poco de crema y perfume en
mi antes de colocarme el traje y finamente los lentes. Todo esto con la atenta
mirada de Hades en mi.
—¿Ya nos podemos ir?—pregunte ya que ella no decía nada, asintió
levantándose de la cama y tomando mi mano guiándome fuera de la habitación.
—¿Los chicos se vienen con nosotros?—negué, quería tiempo a solas con
ella aunque sea un momento. Ya en la galería iban a molestar.
Al llegar abajo, Hades no aparto su mano de la mía. Le dije a los chicos que
tenían cualquier auto a su disposición, pero si les sucedía algo ellos iban a pagar
el doble.
Me fui con Hades en mi auto y ella encantada acepto con tal de molestarme.
La galería de Hades era realmente conocida, pero pocos sabían que ella era la
dueña de aquel lugar, y casi nadie sabía que ella pintaba. Por lo que me dijo su
padre ella utilizaba un seudónimo ya que ella lo quiso así.
—¿Puedo encender el bluetooth para escuchar mi música?—asentí.
Reconocí la canción de inmediato porque Konstantine tenía alguna obsesión
con Go Fuck Yourself de Two Feet.3
Hades cantaba sin despegar la vista de la ventana. Después de unos minutos
llegamos a la galería, me estacione donde de me dijo Hades.
Cuando iba a bajar me llegó un mensaje de Jawad diciendo que se iban a
demorar un poco porque tenían que hacer algunas paradas y esa noticia me hizo
simplemente feliz.
—Podemos ver los cuadros que hay, luego iré hablar con algunas personas y
me podrás decir que cuadros elegiste.—asentí mientras íbamos caminando a la
galería.
Al entrar me sorprendí al ver a la cantidad de gente que había, nosotros
caminamos por los pasillos admirando las diferentes pinturas hasta que Hades se
quedó viendo una en específico.
Era una pareja de amantes, de estaban tocando, pero no se veía como algo
sexual parecía más bien que ellos tenían alguna conexión.
Hades estaba tan concentrada en la pintura que no noto cuando me coloque
detrás de ella, como aparte suavemente su cabello y mis labios se dirigieron
directo a su cuello, repartiendo suaves besos.
Movió su cabeza dejándome un mejor acceso, un suspiro escapo de sus
labios siguiéndole un suave gemido que me heló por completo. Su cuello era su
punto débil e iba disfrutar mucho de esto.
Me separe al escuchar la tos de alguna persona y me di cuenta que era una
niña pequeña que nos miraba mal.
—Eso no se hace, mami le dijo a mi hermano que estaba mal hacer eso en
público.
—Pues tu mami es una tonta.—respondió Hades.21
Reí sin poder evitarlo. Hades era increíble.
Capítulo 11.
Cuando Gian descubrió la debilidad que tenía en el cuello me sentí en
desventaja, para mi la única debilidad que tenía Gian eran las mujeres. Una parte
de mi tenía miedo al juego que teníamos, pero no quería parar.
—Escoge tus tres cuadros y me llamas para saber donde estas y me los
enseñes.—no espere que respondiera y me fui.
Amber se encontraba en la puerta recibiendo los boletos de los que iban
entrando, hoy se exhibían algunas obras mías y de algunos chicos, pero la
después sería, especialmente del artista que no he tenido el placer de conocer
pero había visto por Internet que tenía un gran talento.
—¡Hades!—grito en cuanto me vio.
Le di un fuerte abrazo y ella estaba intentando apartarse de mis brazos, pero
no se lo permití.
—Hola, vine con un amigo que quiere comprar algunos cuadros y también
porque quiero conocer al chico de la exhibición que se dará.
Sus ojos miel se abrieron con sorpresa, como si recordará algo que había sido
olvidado.
—¡Deja llamo a Pooja para que se encargue de lo que falta! —dijo para
luego gritar el nombre de la chica.
La chica llamada Pooja, era muy bonita, tenía rasgos que me hacían pensar
que venía de la India. Sus ojos se posaron en mi y no vi precisamente una mirada
agradable, más bien era de desprecio.
—Niña de papi—la escuché decir.
Quise decirle que esta niña de papi era dueña del lugar en el que ella estaba
trabajando y que yo era jefa de su jefa. Pero preferí darle una oportunidad.
—Bueno, le enseñaré unas cosas a Hades, por mientras quédate aquí
atendiendo.—dijo Amber un poco incomoda.
Camine un poco para alejarme de ellas y luego Amber me siguió el paso.
—¿Por qué carajos la contraste? Se ve que es insoportable.—me queje.
Ella me miró con incredulidad para luego darme un suave golpe en el
hombro.
—¡Me dijiste que la contratara porque se veía linda!—exclamó.
—Recuérdame no pedirle ayuda a Odin y Artemis para contratar a alguien.
Al pasar por diferentes pasillo, logré ver a Gian hablando con Thomas, quien
era novio de Amber, el se dedicaba más a la fotografías que a la pintura, pero el
necesitaba el empleo y yo no me podía negar.
Gian se encontraba junto con Jawad, Kounstantine, Archilles, y el que si no
me equivoco, se llamaba Cato. Gian estaba con su ceño fruncido intentado
explicarle algo a Thomas mientras que Archilles y Jawad estaban seguramente
bromeado sobre algo.
—¿Por qué miras tanto para allá?—pregunto Amaber y negué.—Bueno, allá
esta Azael.—señalo a un chico tatuado que estaba detrás de los chicos.
Al llegar junto al chico, sintiendo la mirada de Gian y los demás en mi, este
me miró con una gran sonrisa.
—Eres la chica linda de la heladería, ¿dónde esta tú novio?
—No era mi novio, solo es un amigo.
—¿Y los besos? ¿Eso también era de amigos?—no dejaba de sonreír y quería
bajarle esa sonrisa con mi puño directo en su boca.
La mirada curiosa y acusadora de Amber me hizo cortar la conversación con
aquel chico que todavía no se había presentado.
—Bueno, creo que no estamos aquí para hablar de mi vida personal.—dije
con un tono de voz un poco arisco.
Sabía que Gian y los demás estaban atentos a nuestra conversación cuando
casualmente Jawad se acerco junto a Cato a ver el cuadro que estaba justo a
nuestro lado.
—Azael, Azael Stone.—se presentó estirando su mano hacia mí y la estreché
fuertemente.
—Hades, Hades Athens.
Amber movía sus manos, eso me indicaba que estaba nerviosa y quería
terminar todo rápido para poder irse.
—Azael, Hades vino porque quiere ver alguna de tus pinturas. Quiere
asegurarse que si son igual de buenas de como las describí.
El no despego su vista de mi, la sonrisa que tenía seguía sin irse de su rostro.
No podía negar que era guapo.
—¿Dudando de mis habilidades? Porque también tengo otras que se que te
gustaran.—su tono de voz pícaro y sin dejar la gracia a un lado.
Lo mire como si no fuera la gran cosa, pero por dentro me estaba muriendo
de ganas de ver esas habilidades aunque al final tal vez terminaría corriendo
apenas se bajara el pantalón.1
—Dudo que me gusten otras de tus habilidades que no tenga que ver con el
arte. Me gustaría concretar una cita para ver sus famosas pinturas antes de que la
exhibición se lleve a acabo.
—Mañana mismo me parece perfecto.
Abrí mi boca para decir algo, pero de esta no salió nada al sentir unas manos
en mi cintura, tomándome con fuerza.
—¿Ya terminaste principessa?—dijo Gian.
Quise darle una lección y decirle que no se metiera en mis cosas. Que estaba
trabajando.
Amber veía toda la escena divertida, sabía que después de estoy me iba a
interrogar, eso, si no le contaba todo a Odin primero.
—Visto a que la esperan, le pediré a Amber su número para ver donde nos
podemos reunir.
—Claro.—susurre aún sin creer que Gian estaba tomando mi cintura.
Cuando Azael se despidió de nosotros, Amber chilló y me señaló acusatoria.
—¡Me tienes que contar todo, perra!—exigió.
Yo solo pude reír un poco y asentir. Cuando Thomas se llevó a Amber junto
con Cato, con la excusa que tenía que tomar los cuadros que Gian compró este
último me giro para que mi mirada quedara en el.
Tomé su labio inferior y lo mordí fuertemente haciéndolo sangrar un poco.
Gimió adolorido y me miró curioso.
—¿Por qué hiciste eso?—cuestiono lamiendo la sangre que se encontraba
saliendo en pequeñas cantidades.
—Por idiota…—antes que pudiera decir algo más tomo mi labio inferior
copiando mi acción y rompiéndolo un poco.
Me aleje de el de un empujón y me acerque donde se encontraban Jawad,
Archilles y Kounstaine.
—¿Qué es lo que se traen ustedes?—pregunto Jawad pasando su pulgar por
mi labio. Pronto Archilles le dio un manotazo.
—¡Es propiedad de Gian!—Lo mire molesta.
—No soy propiedad de nadie—replique.
Pronto el idiota mencionado apareció molesto, sus brazo cruzados
mirándome fijamente, yo simplemente lo ignore como si su mirada en mi no me
causara ganas de estar lejos de él.
—Me voy, quede con alguien.—se acerco a mi y yo me aleje.—Compre tus
malditos cuadros. Solo hazme el favor de decirle a Kaine que llame al secretario
del Señor Lee para una cena.
Asentí.
—Ustedes se pueden ir si quieren, llamare a alguien para que me venga a
recoger. Aun tengo cosas que hacer por aquí.
La verdad no tenia nada que hacer, lo más probable es que le diría a Amber a
ver si me podía llevar hasta mi casa después de comer en algún restaurante. Me
estaba arrepintiendo de darle el día libre a Damien, no quería que me rellenaran
de preguntas que no tenía ganas de responder.
—Puedo llevarte.—dijo pero negué.
Lo último que quería estar ahora mismo con el en un auto solos. No sabía de
lo que el o de lo que yo era capaz.
—Puedes venir con nosotros, no siempre somos unos putos, también somos
amigables—se ofreció Archilles y reí.1
—Para otra ocasión será, ya me tengo que ir y ustedes también.
Me despedí con un beso en la mejilla de cada uno, quise reír cuando Jawad
intento darme un beso en los labios y si no fuera porque estaba un poco molesta
lo habría dejado. Ni siquiera sabía muy bien porque estaba molesta.
Tal vez mi molestia se debía a que Gian se estaba metiendo en mi trabajo y
que los chicos pensaran que yo era propiedad o algún juguete de Gian, me hacía
querer romper todo. Pero esto no se quedaría así, como el quiso molestar en mi
trabajo, tal vez yo deba molestar un poco en el suyo.1
Pase de largo junto a Gian sin despedirme de él. Escuché como me llamó
unas cuantas veces, pero lo ignore caminando donde vi que anteriormente pasó
Amber con algunas chicas.
Capítulo 12.
Los chicos me miraron con desaprobación al ver como Hades se iba, era
notable su molestia.
—¿Qué es tan importante que te tienes que ir?—pregunto Archilles.
Lo ignore e hice mi camino hasta la salida, me despedí de la chica que estaba
en la entrada con una sonrisa que ella devolvió un tanto coqueta.
Escuchaba a los chicos discutir y hablar sobre mi como si yo no estuviera.
Eran tan molestos, y ellos no tenían planes de irse pronto de aquí. Ordene a Cato
que le dijera a algunos de mis hombres que llevarán los cuadros a casa y los
colocaran donde mejor se vieran y que Hades los pudiera apreciar cuando fuera
otra vez.
—¿Pueden callarse?—dije apoyándome en mi auto.
—¿Puedes dejar de actuar como un idiota?—replicó Jawad.
Al ser el más viejo de los cuatro sentía que estaba cuidando a niños
pequeños. Aunque no me llevaban por mucho.
—¿Con quien te vas a ir a ver?—se cruzo de brazos.
—No me jodas Jawad, a la única que le tienes que preguntar eso es a tu
noviecita que al parecer solo te calienta la cama y te saca dinero.
—Vámonos chicos, nuestro querido amigo no está de humor y está actuando
como una completa perra.
Rodee los ojos.
—Tengo una reunión con
Rachele, Lorraine y Stephen.—anuncie y escuche sus abucheos.
—El club de los perdedores.—bromeó Kounstaine y los demás lo siguieron.
Mire a Cato que había aparecido, tenía una mueca en sus labios, seguro se
quería reír, pero tenía miedo que le quitara el trabajo.
—¿Luego vas a terminar en un trío con Lorraine y Rachele? Porque se que a
Stephen el santo no le van esas cosas.—siguió molestando.
—¿Van a comer sushi y hablar de política?—interrogó Archilles.
De hecho eso era justo lo que íbamos hacer, a comer sushi y hablar de temas
al azar. Lorraine me había enviado un mensaje diciendo que teníamos tiempo sin
reunirnos para hablar de algo que no tenga que ver de negocios.
La había rechazado, diciendo que tenía visitas importantes y no podía
simplemente dejarlas, pero ella había insistido, también mencionó que al
finalizar la cena me tenía una sorpresa que sin duda me encantaría. Sabía que era
esa sorpresa, por eso iba, además podía burlarme un poco de Stephen.
—Nos vemos más tarde.—dije apartándolos con mi mano del auto para
luego entrar.
––––––
—Que guapo te ves Gian, ¡¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?! —
chilló Rachele en cuanto me vio dando dos besos en amabas mejillas.
Mi mirada bajo hacia sus pechos que se veían más grandes que la última vez
que los vi. Ella soltó una risita, apuesto a que me veía sorprendido por gran
tamaño para tan pequeño cuerpo.
—Siempre es un gusto verte, Bella principessa.
Tome asiento al lado de Stephen que solo me regalo un asentimiento de
cabeza.
—¿Dónde está la que organizo esto?—pregunté al ver que Lorraine no se
encontraba en la mesa.
En ese instante apareció Lorraine con unos pantalones que se amoldaban
deliciosamente a sus piernas y una blusa con un escote que dejaba mucho a la
imaginación.
Se acercó saludando a cada uno, cuando llegó a mi lado no era sorpresa que
me haya dado un beso en los labios que yo gustoso acepte. Y las cosas se fueron
subiendo de nivel cuando mi mano quedó en su trasero y la acerque más a mi.
—¿Pueden dejar el espectáculo?—pregunto Stephen con un tono de voz nada
amigable.
Lorraine se separo de mí riendo para luego ir y sentarse al lado de Rachele.
—Rachele y yo, ya ordenamos por ustedes. Espero y no les moleste.—
anuncio Stephen justo cuando la mesera venía con nuestro pedido.
No era muy amante al sushi, casi y puedo decir que prefiero comer
McDonald’s antes que estar aquí. Pero no dije nada porque se que a los demás le
encanta.
—¿Cómo te va trabajando con la hija de Ares?—pregunto Rachele
colocando un trozo de sushi en su boca.
¿Por qué la manera en que comía parecía sacada de una película porno?
Pasó su lengua por el labio inferior quitando el resto de salsa, todo esto sin
dejar de mirarme. Estaba seguro que lo hacía con dobles intenciones.
—Realmente bien, no es que haga gran cosa.—me encogí de hombros.
Estaba seguro que Hades no sabía nada de ser una asistente personal, y que
ese día solo lo dijo para molestar, pero igual estaba conforme.
—¿Hades trabaja para ti?—pregunto Lorraine con el ceño fruncido.
Escuche como Stephen reía, pero lo quiso disimular con una tos. No era
secreto que Lorraine detestaba a Hades por simple hecho de que su hermana
menor, Louise también lo hacía.
—Si, ¿no lo sabías?—respondió Stephen antes de que yo pudiera decir algo.
Metí un gran trozo de sushi a mi boca mirando a Lorraine que con su mirada
me exigía respuestas que no tenía que darle porque ella no era nadie para
meterse en mi vida.
—No lo sabía, Gian no me menciono nada.
—Y no tendría porque hacerlo, si no es problema tuyo ni de nadie.—
respondí y pude ver la sonrisa de burla que tenía Rachele en su rostro.
—Esa chica es una completa perra, no la soporto. Siempre hace lo mismo
que Louise solo para molestar.—mintió, siempre era Louise la que hacía lo
mismo que Hades.
Tome un largo trago de mi vaso de limonada para luego meter otro sushi a mi
boca. Me esta arrepintiendo de estar aquí.1
—Hades es una chica realmente divertida, es entretenido salir con ella.—
defendió a mi lado Stephen.
Rodee los ojos sin poder evitarlo. Odiaba cuando hablaba así de Hades.
—Seguro ya te la cogiste y por eso la defiendes.
El se removió incómodo a mi lado. Yo me quedé callado, esperando su
respuesta aunque sabía cuál era.
—Si, fue increíble.—mintió.
—Qué te la hayas cogido en sueños no cuenta—dije riendo.1
Sus mejillas adquirieron un color carmesí haciéndome reír más fuerte
llamando la atención de algunos clientes.
—Gian deja de comportarte como un idiota.
—Eso sería cuando dejes de comportarte como una perra Lorraine. Deja de
hablar de Hades que te aseguro que tu nunca serias tema de ella.
—Olvídate que voy a follar contigo Gian, si quieres llama a tu querida Hades
para que lo haga.—tomo un largo trago de su limonada rosada Me encogí de
hombros, saque mi celular y le marque a Hades. Seguro me iba a decir que no,
pero ellos no lo sabrían.
Al tercer tono Hades contestó.
—¿Qué mierda quieres?—demando.
—¿Quieres follar conmigo? —pregunte.4
Mire fijamente a Lorraine.
—Ya quisieras tu que quisiera hacerlo contigo.—empezó a reír.
Me levante y deje un para de dólares en la mesa para pagar lo que había
consumido.
—¿En mi casa? Perfecto.—colgué.
Tanto Stephen como Lorraine tenían el ceño fruncido. Y yo estaba sonriendo
tanto que me dolían las mejillas.
—Eres un completo idiota, no quiero que me llames ni nada.—sus mejillas
estaban rojas por el enojo.
Rachele aclaro su garganta.
—A mi si puedes llamarme, me encanta estar contigo.
Lorraine miro indignada y dolida a Rachele quien tenia una linda sonrisa en
su rostro.
Sin despedirme salí del lugar y me monte en mi auto, antes de arrancar le
mandé un mensaje a Hades.
Gian: ¿dónde estás? Te voy a ir a buscar.
No tardo en contestar.
Hades: ¿Qué te importa? Te dejaron con las ganas y quieres venir
conmigo? No soy segunda opción de nadie. Besos.
Gian: Nadie me dejó con las ganas. Voy a la casa de tus padres, cuando
llegue a te quiero lista. Espero que me des esos besos cuando llego.
Hades: mmm ¿tú juguete no te dio suficientes besos? Me quedaré en tu
casa y no preguntes porqué.
Entonces tendría agradables días con Hades en mi casa. Tal vez si tenía
suerte, la podría ver en ropa interior o sin ella.
Capítulo 13.
Cuando Hades entró al auto con su ceño fruncido y sin decir nada absurdo
supe que algo iba mal.
La mire por un largo tiempo, pero mi mirada no causó ningún efecto en ella.
Mire al perro que tenía entre sus piernas y fue mi turno de fruncir el ceño; el
perro tenía la lengua fuera y no me miraba muy agradable.
—¿Qué es eso que tienes en tus piernas?—pregunte señalando al canino con
mi cabeza.
Ella esbozo una sonrisa, y sin saber porqué eso me hizo sonreír a mi también.
—¿No es obvio? Es un perro.—dio un pequeño beso en la boca del perro.
Asqueroso.—Se llama Cerbero.
De mi brotó una carcajada sin poder evitarlo.
—Te tomas eso de llamarte Hades en serio.—arranque el auto.
Soltó una pequeña risa para luego conectar su celular al Bluetooth sin
consultarme.
—¿Podemos pasar por un McDonald’s?—pregunto después de unos
segundos.
Quise decirle que no y hacerle pensar que era malo y desagradable, pero al
verla ahí, sentada al lado mío acariciando a su perro luciendo relajada, no pude
decirle que no.
Maneje al McDonald’s más cercano y decidí que era mejor pedir por
automac.
—Buenas, bienvenido a McDonald’s, ¿Qué desea?
Mire a Hades esperando respuestas, pero ella se quito el cinturón de sguridad
para luego ir a parar de una manera poco cómoda en mis piernas.
—¡Hola! Me da esa promoción que tiene de veinte nuggets, las papas pueden
ser mcpatas y una soda Coca-Cola grande.—entro la cabeza en el auto y se giro a
verme—¿Quieres algo?
—Una ensalada esta bien.—murmure cuando empezó a mover su cuerpo se
un lado a otro. Sacó nuevamente la cabeza por la ventana.2
—Me da una hamburguesa clubhouse, con todo, una Coca-Cola grande y
también agregue un helado, ese que tiene kit kat.—termino de decir para luego
tomar a Cerbero y volver a sentarse correctamente para dejarme manejar.1
Cuando nos dieron nuestros pedidos Hades empezó a devorar el helado.
Parecía una niña pequeña manchándose con el helado.
—Cerbero, bebé, no puedes comer eso. Castigado por morder a mami.—
regaño dejándolo en la parte trasera y tomando la comida para que el perro no
pudiera tocarla.
—Te dije que quería una ensalada.
—Debes comer mejor, entre más grasa más feliz.—se encogió de hombros.
—No le llevamos comida a los chicos, ¿crees que tengan hambre?
El gran portón fue abierto y estacione mi carro en la entrada. Salí del auto
rápido y para bajar a Hades, pero ella ya estaba fuera con la comida así que me
tocó sacar a Cerbero y a la gran bolsa de viaje que tajo con ella.
—No te preocupes por ellos, algo debieron de hacer.
Antes de que pudiéramos entrar a la casa apareció Cato con una expresión
para nada agradable en su rostro.
—Señor, es mi deber informarle que sus amigos han traído a un grupo de
mujeres y tomaron algunos vinos de su reserva.—dijo rápidamente, nervioso.
Mire a Hades que tenía si vista fija en mi, pidiendo explicaciones que no
tenía que darle y que tampoco podía darle ya que no sabía lo que sucedía. Ellos
nunca me dijeron nada de invitar a chicas, si fuera así no hubiera traído a Hades.
—¿Entramos?—dijo con una sonrisa.
El perro en mis brazo ladro, hasta me había olvidado de él.
Al entrar a la casa, efectivamente como dijo Cato, los chicos teníancada uno
a una mujer en su regazo. Tomando de mi vino más caro.
Quise gritar en ese momento, pero la risa de Hades me interrumpió.
—¡Hola chicos y chicas!—saludo como si los conociera de años.
—¿Alguien me explica que mierda esta pasando aquí?—mire a Hades y le
entregue a su amiguito.—Sube a mi habitación.—le dije y ella solo asintió sin
replicar cosa que me sorprendió.
Tomo a su perro por una mano y uno de los que trabajaban la ayudó a subir
la maleta.
—¿Qué hace Hades con maletas?—pregunto Jawad.
—No te diré nada, quiero que tu y tus amiguitas se vayan de mi casa. No
pueden venir hacer lo que quieran.
Las chicas me miraron disgustadas.
No hoy, tengo a una hermosa chica en mi habitación.
—¿Te hicimos esta sorpresa y así nos pagas?—pronunció Archilles fingiendo
estar indignado.1
Lo ignore y subí la habitación. Pensé en tocar la puerta o no, pero decidí por
no hacerlo ya que era mi habitación.
Y no me arrepentí para nada al ver a Hades acostada con ropa interior
mirando como Cerbero jugaba con los zapatos.
Me quedé sin palabras, ella sin duda era hermosa. Y me estaba preocupando
al sentir como mi corazón latía rápidamente.1
¿Qué me estás haciendo Hades?
—¿Ya me vas a contar porqué te vas a quedar aquí?—pregunté haciendo que
se girará a verme.
Me acerque lentamente hasta estar sentado al lado de ella en la cama.
—Nada importante, solo discutí con mamá. Lo de siempre.—se encogió de
hombros.
Entonces su relación si iba mal como dijo Ares.
—¿Quieres hablar de eso?—pregunté un poco incómodo y ella negó con una
sonrisa.— Eres hermosa.—dije y me sorprendí porque ni siquiera pensé antes de
decir esas palabras.

—Lo sé, agápi.—sonrió acercándose más a mi.

Nos miramos fijamente por unos segundos, que se sintieron minutos.

—¿Quieres bajar a comer o prefieres comer aquí?—pregunté tocando sus


mejillas.

—Prefiero bajar.—rio quitando las manos sus mejillas.


La mire avergonzando. Beso mis mejillas y no pudre evita reír un poco. Parecía
un jodido niño en su primera cita con la chica que le gusta.
Capítulo 14.
Gian se estaba comportando muy lindo conmigo, seguro estaba planeando
algo. Tenía que estar alerta.

Mientras bajábamos las escaleras escuche una risa, estaba segura que pertenecía
a alguna mujer.

Y no me equivoqué. Cuando llegamos a la sala de estar se encontraba una


pelirroja muy bonita, que ha pasado gran tiempo en el quirófano. Y no la
juzgaba, si no que estaba segura que natural se veía más hermosa.

—¡Gian cariño!—chilló.

Mire a Jawad que tenia una sonrisa burlona en su rostro. Gian no dijo nada así
que la chica se acercó y lo saludo con dos besos en la mejilla.

—Tu debes ser la hija de Ares, un gusto en conocerte, soy Rachel Parks.—antes
que pudiera decir algo ya la tenía abrazada a mi.

—Rachel, que te trae por aquí principessa? Te acabo de ver hace una hora.—
Gian la tomo de la mano para luego ir a sentarse con ella.

Jawad se acerco a mi y coloco su mano en mi hombro, arrastrándome hacia


donde se encontraba la chica llamada Rachel y Gian.

—¿Te molesta si agarro unas papas fritas?, sabes cuanto amo McDonald’s y ese
sushi que comimos nada que ver.

Antes que pudiera decirles que esa comida era mía y de Gian, el ya le había
pasado la bolsa. Ella rebusco en ella y cuando sacó mis nuggets solo quise llorar.

—Puedes agarrar si gustas.

Estábamos sentados al lado de ellos, pero en un sillón diferente.

—Esos eran mis nuggets.—le dije a Jawad en el oído.


El me miró sorprendido y yo asentí.

—¿Quieres que te los traiga?—negué, si Gian que sabía no hacía nada, que
podía hacer Jawad?

Mi mirada no se apartaba de la chica que se encontraba comiendo mis nuggets,


incluso se adueñó de mis papas y soda.

—Entonces Hades, ¿Cómo es trabajar con Gian?—pregunto Rachel


incluyéndome en su conversación.

Mire Gian y sonreí.

—Perfecto, he tenido que soportar a peores personas. Ya sabes, con el tiempo


entiendes que es solo la edad.—me encogí de hombros.

Su risa se escucho por todo el lugar. Luego miro a Gian y le dio un beso en la
mejilla.

—Ella es una chica tan divertida.

Me acerque más a Jawad a tal punto de estar sentada en su regazo, el feliz me


movió un poco para estar en una posición más cómoda para el.

—¿Les parece si vemos alguna película?

Mire a Gian quien tenia el ceño fruncido mirando a Jawad.

—Me parece perfecto, claro, si a Gian no le molesta que me quede.—miro a


Gian y este volvió su mirada a ella.

Le dio un beso en los labios, repito, le dio un beso en los labios y lo acercó más
a él.

—Si quieres te puedes quedar a dormir.

Deje de escuchar y ver a Gian y me concentre en Jawad.


—¿Puedes buscar a Cerbero? Seguro esta en la habitación de Gian, si es que no
salió.

El asintió y me bajo de sus piernas.

-Podemos ver Nadie más que tú, es que quiero llorar un buen rato.

—Si, escuche que es una buena película. Creo que tu y yo seremos grandes
amigas, Hades.—dijo con una gran sonrisa, se veía tan hermosa.

Llegó Jawad con Cerbero y Rachel se emociono pidiéndome que si por favor lo
podía cargar, obviamente yo no accedí y Gian simplemente se lo quito de manos
a Jawad y se lo dio a ella.

Me quedé callada, no quería problemas, simplemente volví al regazo de Jawad


deseando que la película terminará aún cuando no había empezado.

Solo quería ahogar a Gian con una almohada, y ni siquiera sabía el porqué. El
simplemente se encontraba devorando la boca de Rachel y yo me encontraba tan
molesta.

—Tengo hambre.—dije para que Gian lo escuchara fuerte y claro.

No había cenado y ese McDonald’s era mi salvación hasta que el lo daño todo.

Gian pauso la película y me miró con el ceño fruncido. Como si yo tuviera la


culpa de tener hambre.

—Ustedes pueden seguir viendo la película, voy a ir junto a Hades a prepararle


algo en la cocina.

Me levante y tome su mano para ayudarlo a que el también se levantara.

—Claro, no se preocupen.—dijo Rachel guiñándome un ojo.

Realmente no entendí porque hizo eso. Cuando Rachel coloco nuevamente la


película y Gian se giro para vernos le lance un beso.
—Besos con Jawad.—dije moviendo mis labios, pero sin ningún sonido saliendo
de ellos.

El me miró molesto y se encogió de hombros.

—Sexo con Rachel.—pronunció y reí.

Yo también podía jugar, pero no sería ahora.

Al llegar a la cocina me senté en la encimera y mire como Jawad me preparaba


un sandwich de pavo.

—Te ves tan hermoso haciendo algo simple como un sándwich.—comente y el


río.

—Tu te vas tan hermosa ahí sentada.

Al terminar el sándwich se coloco entre mis piernas y sonrío.


—¿Qué?—pregunté y el negó riendo.

—Abre la boca.—dijo y obedecí, comí el sándwich en mi boca y le di una gran


mordida.

Tome la Coca-Cola que se encontraba a un lado mido y le di un sorbo.

Mire fijamente a Jawad y el a mi. Sin pensarlo le di un beso, rápido y corto.

El rio e hizo lo mismo, nuevamente yo hice lo mismo haciéndolo reír. Sus manos
repartían leves caricias a mis piernas, cada vez subiendo más.

—No quiero que pienses que esto sería para algo serio, eres una gran persona,
pero no estoy en un buen momento para en tener algo—dijo y asentí
comprendiendo sus palabras, tampoco era que buscará algo serio, pero me gusta
que aclaren las cosas.

Volví hacer lo de hace un minuto, pero antes de que pudiera separarme, el me


acercó más a él y profundizó el beso. Cuando nos separemos nos miramos y
reímos.
Capítulo 15.
Estaba entretenido hablando con Rachele, lo que me gustaba de ella era que
así como fallábamos también podemos hablar. Pero no podía disfrutar al cien por
ciento la charla por estar pensando en la venenosa de Hades. cuando me dijo que
se iba a dar unos besos con Jawad, yo mentí diciendo que iba a tener sexo con
Rachel.

—Hades es muy linda.—dijo Rachele sin dejar de ver la absurda película que se
le ocurrió poner a Hades.

Y era cierto, ella era más que linda, hermosa.


Al no recibir respuesta se giro a verme.

—¿Por qué se demoran tanto en la cocina?—me queje.

Ni siquiera pensé en lo que dijo y tampoco le di importancia a la mirada que me


dio Rachele.

—Seguro ya regresan, pero si quieres pedir ir a ver.—asentí—Es lindo que la


trates como tu hermanita.—no pase por alto el tono de burla con el que dijo esas
palabras.

Ella se fue a la cocina después de darme un beso que gustoso acepte porque si
Hades se besaba con Jawad yo también podía hacer lo mismo con Rachele.

Al pasar un minutos regreso junto a Jawad y Hades quienes tenían una gran
sonrisa en el rostro. Mire a Hades con mis ojos entre cerrados, sospechado que
hicieron en la cocina.

—¿Dónde están los chicos?—le preguntó a Jawad ignorando mi mirada.

—Tenían unas cosas que atender, seguro no demoran en llegar.

Antes de que preguntara que clase de cosas tenían que atender, los chicos
llegaron con sus ropas manchadas de lo que parecía sangre. Eso no me gustaba
para nada.
—¿Dónde carajos estaban?—gruñí.

Kounstaine pasó su mirada de Rachel a Hades. Negó con su cabeza.

—Ahora no.

Antes de que pudiera replicar, subieron a las habitaciones, Jawad se disculpo con
Hades para luego subir detrás de los chicos.

Ahora solo estábamos nosotros tres, la película pasó a segundo plano, Hades se
encontraba viendo al suelo y Rachel se encontraba viendo a Hades.

—Hades, acércate estas muy lejos.—y ella sin pensarlo se acercó a nosotros.

Cuando estaba por sentarse a mi lado, me sonrió con malicia y se santo en mis
piernas.

Mire a Rachel que tenía el ceño fruncido, pero no dijo nada.


—Eres muy linda, me gusta tu cabello y tus pequeñas pecas.—dijo Hades
acariciando la cara de Rachele que ahora se encontraba sonrojada.

—Vaya, tienes la piel limpia.—ahora ella fue la que se acercó más a Hades y le
acaricio el rostro—Esta súper suave.

La manera en la que Rachel miraba a Hades no me gustaba para nada. Y esa


sonrisa que tenía, y como le acariciaba el rostro.

—Hades tienes que ir a dormir.

Las chicas dejaron de hablar para mirarme.

—Es muy temprano además no eres nadie para decirme a que hora dormir.

Mire el reloj en mi muñeca que marcaba las diez y media de la noche.

—A las once te quiero en la cama.—dije ignorando sus palabras anteriores.

Ella me miró con una expresión de burla, y se que malinterpreto mis palabras,
pero igual no lo corregí.

—Gian, deja a Hades en paz.—rio Rachel.

Y no se porque en esos mementos me arrepentía de haberla invitado a dormir.

—Rachel, por favor, esta chica necesita alguien que la controle.

—Está chica ya es mayor de edad y sabe tomar decisiones.

—¡Hades, amor, tu teléfono no deja de sonar!—bajo las escaleras gritando


Archilles.

Al llegar no tenía un teléfono en mano.

—¿Dónde está mi teléfono?—preguntó riendo.

—Lo deje arriba, era un tal Thomas.—se encogió de hombros.

Hades se levantó de mis piernas y casi la tomó de la cintura para que no se fuera.

—Me voy a tu habitación, tu mira a ver donde vas a dormir.—dijo y la mire


desconcertado.

—Hades, por favor, tienes más de cinco habitaciones puedes elegir la que más te
guste menos la mía.

Ella se encogió de hombros restándole importancia a mis palabras.

—Me gusta la tuya.

—Eres muy dulce Hades, espero verte antes de irme a casa.

Rachel se acerco a Hades y deposito un beso muy cerca de sus labios. Mis
pulmones fallaron en ese momento.

¿Qué carajos acabo de ver?

Espere que Hades estuviera lejos de nosotros para luego mirar fijamente a
Rachel, exigiendo respuestas.

—¿Podemos ir a dormir? Tengo que ir a mi casa temprano mañana.—se levantó


para luego estirar su cuerpo.

Conté hasta diez para no hacer alguna escena y asentir. Subí a la habitación sin
decir ni una palabra, me sentía molesto.

¿A caso las veces que me había acostado con ella eran pura tapadera? ¿Desde
que cuando era lesbiana? Pero también estaba la opción de quera bisexual.

—Puedes usar una de mis camisas.

Me cambie de ropa rápidamente . Pensé en hablar con los chicos, pero ya era
muy tarde, ya sería mañana cuando no estuvieran las chicas.

Me acosté del lado izquierdo y cuando Rachel se coloco en lado derecho me


abrazo enrollando sus piernas con las mías.

—Qué duermas bien.—murmuro para luego dejar un beso en mi mejilla.

Me quedé mirando el techo de la habitación por un buen tiempo hasta que mis
ojos se sintieron pesados y caí en un profundo sueño.
5

————
Me levante exaltado al escuchar gritos provenientes de afuera.

Mire a Rachel que tenia una mirada desconcertada y un tanto asustada.


¿Qué carajo estaba pasado?
—Gian, ¿qué está pasando?—preguntó Rachele asustada.
No respondí, y sin que Rachele viers saque un arma que siempre tenía en la
mesita de noche y salí de la habitación. Los gritos cesaron por un minuto para
luego volver a escucharse, era en una de las habitaciones.
Escuche puertas abrirse y vi como los chicos salían de ellas, cada uno con su
respectiva arma.
—¿Qué mierda? El grito viene de la habitación de Hades.—dijo Jawad y me
adelante antes de que el se acercará.
Cuando abrí la puerta pude ver Hades envuelta en sábanas dando vueltas por
toda la cama.

Me acerque a ella rápidamente y le intenté sacar las sabanas de encima. Su rostro


se encontraba húmedo.
—Hades, piccola principessa despierta.—traté de despertarla suavemente.

—¡Dejen de tocarme!—gritó pataleando.

Y la sacudí fuertemente sin saber que hacer. Sus ojos se abrieron adaptándose al
lugar hasta que su vista cayó en mi.

—No estoy sola.—me abrazo fuertemente.—Prende la luz por favor.—rogo y no


dude en hacerlo.

Me recosté junto a ella en la cama y la abrace.

—¿Quieres hablar de eso?—negó.

Nos quedamos una hora abrazos hasta que sentía su respiración más lenta y
calmada, baje mi mirada hacia ella y la vi profundamente dormida.

Pude haberme ido y dejarla dormir sola, pero no lo hice.


Capítulo 16.
Me levante por el sonido del maldito despertador que olvidé desprogramar.
Desconté mi teléfono para luego ver la hora, eran las ocho de la mañana. Tenía
cinco mensajes y correos de Kaine donde ambos decían lo mismo. Tenía que
recordarle a Gian tres reuniones que tenía en la tarde de hoy así que se lo reenvíe
y puse que era urgente.1
Recordé la noche de ayer donde tuve un episodio y me sentí estúpida cada
vez que pensaba que lo tenía controlado no era así. Cerebro que anteriormente
estaba en el suelo hizo que lo subiera a la cama para llenarme de lamidas, besé
su cabeza para dejarlo en suelo así yo podría ir al baño a cepillarme los dientes y
darme un ducha.
Al salir del baño me vestí rápidamente con top, pantalones y mis zapatillas.
Mi cabello lo cepille para luego amarrarlo, Cerebro a mi lado ladraba en busca
de atención sabía que no tenía hambre porque siempre antes de dormir le dejo su
comida lista.
Cuando estaba apuntó de colocarme bloqueador solar y mi crema para ojos la
piedra fue abierta dejando ver a Jawad quien estaba viendo a Cerbero salir.
—Buenos días.—murmure y sus ojos ahora estaban fijos en mío.
Me ponía nerviosa, no decía nada. Sólo están ahí, mirándome.
—¿Estas bien?—por fin pregunto y asentí.
—Solo tuve una pesadilla.
Se acercó a mi y sonrió. Acarició mi rostro y justo cuando iba realizar algún
movimiento la puerta fue abierta revelando a Gian quien tenía a Cerbero en sus
brazos, esté se veía muy a gusto en los brazos del italiano.
—¿Puedes salir?—le preguntó a Jawad que por unos segundos dudo, pero
luego salió de la habitación sin decir nada.
Estaba a punto de salir también, pero Gian me tomó de la mano.
—¿Dónde crees que vas, principessa?
Se encontraba detrás de mi, sentía su respiración pesada y eso hacía que me
removiera nerviosa.
—Suéltame.
—Ya estoy cabreado.—dijo en mi oído, amenazante.–Acepte ayer tu jueguito
con Jawad, pero no lo quiero más.—me hizo girar a verlo.
Idiota. Yo era una chica soltera y podía tener jueguitos, como el lo llamaba
con quien yo quisiera.
—Tú no eres nadie para decirme con quien estar cuando tu tienes a tus
amigas.
Mire fijamente sus ojos, sus pupilas estaban dilatadas.
—Es diferente.
—¿Diferente?—reí sin poder evitarlo.
Intente alejarme de él pero no me lo permitió hasta que Cerbero empezó a
ladrarle.
—Gracias por lo de ayer. No sabía que me volvería a suceder.—cambié de
tema rápidamente.
—No tienes que disculparte por cosas que no puedes controlar.
Estaba por decir algo pero mi teléfono empezó a sonar. Antes de que pudiera
tomarlo ya Gian lo tomó, pero se lo arrebate de las manos.
—Hades acá, ¿Quién allá?—digo ante la atenta mirada se Gian en mi.
Le saco la lengua y el señala su entrepierna haciéndome reír.
—Hola Hades, soy Azael, el chico de las exposiciones.
Claro que lo recordaba, el chico de la heladería y el de las palabras con doble
sentido.
—Oh, te recuerdo, ¿te parece que nos veamos hoy?—al decir eso el ceño de
Gian cambio.
—Claro, claro, yo te envío los datos por mensaje, si no te molesta claro.
—Está bien, te lo agradecería. Discúlpame, pero tengo que colgar.—Gian se
están poniendo intenso con sus manos en mis piernas.
—No te preocupes, nos vemos dentro de un rato.—colgó sin esperar
respuesta.
Guarde el teléfono en el bolsillo y tomando por sorpresa a Gian, besé
rápidamente sus labios y cuando iba alejarme el me pego a su cuerpo tomando
mis labios posesivamente, mordiendo mi labio inferior haciéndome gemir de
dolor.
—Eres un idiota.
Su lengua paso delicadamente sobre el lugar que había mordido.
—Te quiero lejos de Jawad.—asentí.
Lejos de Jawad, pero no de Konstantine y Archilles.
—Vamos a desayunar.
Al llegar a la cocina, estaban los chicos comiendo cereal con frutas. Me senté
al lado de Kounstaine que al tenerme cerca me envolvió en un abrazo.
—¿Quieres ir al cine?—pregunto y yo reí al ver su entusiasmo.
—Hoy tengo que ir a ver unas cosas, pero si quieres cuando regresamos
podemos ver alguna película y ordenar pizza.
Gian dejo un plato de cereales con fruta y se sentó frente a mi.
—Eso me encantaría, claro, si la perra celosa de Gian lo permite.3
Reí sin poder evitarlo.
—Hades, quisiera hablar contigo cuando regrese.—lo mire sin entender.—Es
algo relacionado a tu trabajo.
Asentí, entendiendo a donde iba a llegar esto.
Después de desayunar, Gian me obligó a acompañarlo a su habitación para
que se cambiará de ropa para ir a la empresa. No me molestaba verlo cambiarse
de ropa frente a mi.
—¿A dónde vas?—pregunto mientras que se colocaba el traje.
Me quedé mirando su buen trabajado cuerpo hasta que se giro a verme.
—Tengo que ver unas pinturas para una exposición.
El asintió, no conforme con lo que le había dicho, pero esa era la verdad.
—¿Es el chico de la galería?—asentí.
—Si, iré a su casa a ver unas cosas. Después me pasaré por la empresa para
hablar de mi despido.
Yo no estaba capacitada para el trabajo que le sugerí a Gian. Una parte de mi
ni siquiera quería trabajar en eso, pero estaba segura que mi papá estaría muy
decepcionado si lo dejaba ir ya que se veía muy ilusionado en esto. Si de lo
sugerí fue porque sabía que eso lo haría feliz.
—No te voy a despedir.
Fingí que no lo escuchaba, me acerque a su lado mientras rociaba perfume
por todo su cuerpo, ese perfume que me encantaba.
—Como sea, ya me tengo que ir. Entre más tarde más triste.—deje un beso
en su mejilla.
Capítulo 17.
Cuando iba bajando las escaleras recibí una llamada de Damien que
rápidamente respondí.

—Cariño estoy fuera esperándote, espero que no te moleste que haya traído
conmigo a Arnell.

—¿Ligando en horas de trabajo? ¿Qué diría mi padre si se entera de eso?—


colgué antes de que pudiera decir algo.

Y antes que pudiera seguir bajando me tomaron de la mano y me giro. Gian.

—Ya sabes, te espero en la empresa.—dio un beso en mis labios.

Asentí.

Después de despedirme de los chicos, corrí hacia la auto y sin ver atrás me
monte.

—¡Hola!—grité en el oído de Damien ganándome una mala mirada.

Reí sin poder evitarlo.

A su lado había una chica demasiado rubia y blanca como papel. La mire, pero
luego mi vista para en Damien. Lo veía más de morenas.

—Arnell, ella es Hades, la chica que cuido.—la chica me regalo una sonrisa.

—Un gusto en conocerte Hades, nunca había escuchado de ti hasta hoy.

Entendí ese comentario, pero lo dejé pasar. Ni siquiera me moleste en


responderle.

—Puedes llevarme a la dirección que te envié por favor. Después de eso te


llamare para ir a la empresa de Gian.—dije hacia Damien que tenia su vista fija
en la carretera.
El viaje fue simplemente incómodo para mí porque Arnell hablaba
animadamente sobre los grandes planes que tenía con Damien y yo no era parte
de la conversación.

Muchas veces mi mirada cruzo con la de Damien, pero simplemente lo ignore.


Era su momento con Arnell y no quería arruinarlo como siempre.

Al llegar a la casa de Azael me baje sin decir nada, pero al parecer Damien si
tenía para decir porque bajo la ventanilla del auto.

—Me escribes cualquier cosa, por favor, no conozco a ese chico y tal vez pueda
ser peligroso.

—Nada de que preocuparse.—le brinde mi mejor sonrisa.

Toque la puerta fuertemente esperando que Azael pudiera abrir un poco más
rápido para que Damien se fuera y dejara de tener su vista sobre mi.

—Hades, un gusto tener aquí.—dijo apenas abrió la puerta, dándome dos besos.

—Definitivamente el gusto es tuyo, ¿podemos hacer esto lo más rápido posible?


Tengo que resolver cosas de mi otro trabajo.

El asintió, vi que en su mirada que estaba un poco decepcionado y eso me hizo


sentir un poco mal.

—Claro, pasa adelante.

Al entrar vi que el estilo de Azael era simple y masculino, paredes blancas y


sillones de cuero negro era lo que había, también pude distinguir uno que otro
cuadro y hasta uno mío.

Subimos las escaleras hasta una habitación, que supuse era donde pintaba. Era
maravilloso, la mayoría eran paisajes, la ciudad y había uno de una niña que
llamó mi atención.

Me acerque a él, pero antes de que pudiera tomarlo el lo alejo de mi.


—Es demasiado personal, muñeca. Tal vez en otra ocasión.
No insistí porque tal vez era algo muy personal.

Me senté en una pequeña silla que tenía y lo miré fijamente.

—Me encanta como pintas, es demasiado hermoso, tal vez compre alguna.

El negó riendo.

—A ti te la regalo.

Después de bromear un rato sobre si me vendía las pinturas, me invito a tomar


un café y quise negarme con la excusa que me estaban esperando en el trabajo,
pero el insistió tanto que al final termine cediendo. La verdad era que desde la
pesadilla estaba paranoica y tenía miedo hasta de mi sombra y aunque trataba de
relajarme era imposible. Tendría que volver al psicólogo y no quería.

—No te vas arrepentir, se que no es un gran café, y que Starbucks no es la gran


cosa. Pero de verdad quiero pasar tiempo contigo.—dijo tomando mi mano
mientras caminábamos.

Esa labia era perfecta, pero no iba a caer en ella, ¿Pasar tiempo conmigo? Por
favor, casi a nadie le apetecía pasar tiempo conmigo.

Después de llegar al local ambos pedimos café helado y nos sentamos en las
mesas más apartadas.

—¿El señor de la vez pasada es tu novio? —pregunto con una sonrisa burlona.

Reí al escuchar como llama “señor” a Gian.

—No, es un socio de mi padre. Puedo decir que somos amigos.

El negó riendo.

—El no te trata como una amiga.

—Pero lo somos.—asegure—Tu no tienes alguna novia?—negó


—Estoy disponible para ti.

Reí sin poder evitarlo, era una risa estruendosa haciendo que varias personas
voltearan a verme.

—Me alegra saberlo.

Se acercó a mí, parecía un depredador y yo su presa. Lo mire expectante, no


tenía que pasar nada que yo no quisiera. Tenía que estar relajada y recordar que
por una mala experiencia no significa que todo el mundo quisiera hacerme daño.

—¿Cenas conmigo?—pregunto acariciando mis brazos delicadamente.

Estaba concentrada en sus movimientos hasta que nuestros ojos se toparon. El


sonrió y yo me removí, estaba nerviosa.

—No puedo, le prometí a un amigo que pasaríamos tiempo juntos.

—¿Qué te parece mañana o pasado? De verdad quiero salir contigo.

—Me parece perfecto mañana. Tengo que ir al baño, si me disculpas.—me


levante antes de que pudiera decir algo.

Al entras al baño tome una fuerte respiración. Debía calmarme, el simplemente


me había invitado a cenar, no era un loco ni nada. Yo estaba exagerando, como
siempre.

Sin poder calmarme llame a Damien para que fuera por mi.

—Damien por favor ven por mi rápido, estoy en el Starbucks cerca de la casa de
Azael y me siento mal.—dije rápidamente.

—Damien esta un poco ocupado ahora.—la voz de Arnell me hizo querer


vomitar.

—¿Puedes decirle que es algo urgente?—pregunte viendo a la puerta.

—Deja de molestar niña, el y yo estamos ocupados y ni se te ocurra volver a


llamar.—colgó.

Mire el teléfono sin creer lo que había sucedido. Arnell era una maldita perra.

Me acerque hasta el lavabo y moje mi rostro un poco. No tenía que estar


nerviosa, solo era Azael, el no era malo, si fuera malo Amber no lo hubiera
aceptado en la galería.

Quería irme a casa, mejor dicho, a casa de Gian y ver muchas películas con los
chicos. Sin más, le envié un mensaje a Gian donde exigía que me viniera a
buscar, le adjunte la dirección y salí del baño.

—¿Esta todo bien? Te demoraste demasiado en el baño.—dijo Azael preocupado


en cuanto me vio.

—Al parece el café hizo que se me revolviera el estómago.—el asintió inseguro.

Después de unos minutos recibí un mensaje de Gian diciendo que había enviado
a Cato para que viniera por mi y eso me calmo.

—¿Lista para la exposición?—cambio de tema y se lo agradecí.

Todo de había vuelto un poco incómodo, espera que con el cambio yo estuviera
más relajada.

—Estoy muy emocionada, vendrán muchas personas y mi padre llamó a algunos


amigos que asistirán también. Espero que todo salga perfecto.—sonreí.

Hablar sobre mi trabajo me encantaba, era algo mío que de verdad me gustaba.

—Veras que todo va salir perfecto, además, además gracias por darme esta
oportunidad. Nunca había llegado tan lejos a pesar de tener una familia
reconocida nunca tuve el apoyo necesario.—su voz se escuchaba apagada, un
poco triste.

Antes de que pudiera responder visualice como Cato venía caminando hacia
nosotros, serio, estaba hablando por teléfono. En cuanto me vio sonrió y se
acercó a paso rápido.
—Señorita Athens.—saludo.

Mire a Azael, apenada.

—Disculpa, llamé a Cato ya que no le sentía muy bien, ¿te parece la cena para
mañana? Sabes mi número.

—Claro, te llamare más tarde.

Asentí para luego seguir a Cato, quien me tenido el teléfono y yo no dude en


tomarlo.

—Ciao? Sto parlando con un italiano bellissimo?—dije mientras caminaba


detrás de Cato a la salida.

Traducción: ¿Hola? ¿Estoy hablando con una belleza italiana?

—Quiero saber donde esta el jodido guardaespaldas que te contrato tu padre. Y


quiero que sepas que esto no se quedara así. Hablamos en la oficina.—colgó.

Se escuchaba furioso, pero lo que me preocupaba era que le mencionara a mi


padre lo de Damien.

Al montarme al auto le devolví el teléfono a Cato sin decir nada. El viaje hasta la
oficina se me hizo rápido ya que pasé todo el momento escuchando música.

—Estaré aquí esperando por si se quiere retirar.—dijo Cato abriendo la puerta


para mi.

—No te preocupes, me quedaré con Gian.

—El señor puede ser muy hiriente cuando está molesto. Igual me quedaré aquí
hasta que usted quiera irse.

Asentí y en un arrebato le di un abrazo que el sorprendido correspondió.

Al llegar al lugar no faltaban las chicas que me miraran como si fuera alguna
clase de demonio o hija de satanás.
Sin decir nada me acerque al elevador directo a la oficina de Gian. Al llegar,
Kaine me dedico una sonrisa falsa.

—Hades que sorpresa tenerte por aquí.

¿Sorpresa? Pero si trabajo para Gian.

—Tengo que ver a Gian, ¿Se encuentra en su oficina?—pregunte señalando con


mi dedo la puerta que se encontraba cerrada.

—Si, pero me pidió que nadie lo molestara, no está de humor.

Sin decir nada me entre a la habitación con Kaine pisándome los talones
diciendo que no podía entrar.

Gian al verme, no sonrió, no dijo nada. Se veía que estaba molesto, pero no sabia
porqué.

—Señor, le dije que nadie podía pasar, pero ella no obedece.—se quejo Kaine
mirando a Gian.

—Sal y cierra la puerta, que nadie nos moleste.

Ella me dedico una mala mirada para después obedecer las palabras de Gian. Yo
sin decir nada me senté en su silla giratoria, el me miró, seguía serio y molesto.
Y yo empecé a girar en la silla como si nada.

—¿Qué carajos te paso en el Starbucks? ¿Tiene que ver con tus pesadilla?

Y en ese momento dejé de girar en la silla. Miré a Gian sin saber que decir.
Capítulo 18.
Hades me preocupo. Simplemente me veía sin decir nada hasta empezó a
temblar y me levanté rápidamente para llegar a su lado y mirarla.
—No, de verdad.—mintió.
—Cariño, ¿Qué esta pasando?—pregunté.
Sus ojos se encontraban cristalinos amenazando por soltar lágrimas. Abrió su
boca para decir algo, pero al final solo hubo un pequeño puchero y luego una
lágrima rodo.
—No pasa nada. No hay nada de que hablar, en serio.
Envolví mis brazos alrededor de su pequeño cuerpo, sentí como se tenso,
pero a los segundo relajo su cuerpo.
—Lo siento piccola principessa.—fue lo único que pude decir mientras la
escuchaba llorar.
Después de unos minutos se alejo de mi, limpio sus lágrimas y me sonrió.
Era tan extraña, hace unos minutos estaba llorando y ahora sonreía como si
estuviera teniendo el mejor día de su vida.
—Claro que lo sentirás. No me gustan hablar de eso así que mereces un
castigo por obligarme.—dijo con una sonrisa maliciosa y no entendí.
Yo estaba tratando de que sintiera mejor y me salía con esas locuras. Hades
era extraña o ese era su mecanismo de defensa para tratara de olvidar el tema.
—Vete a casa, se que Cato esta abajo.
La quería fuera del lugar porque sabía que aquí iba a empezar con sus
locuras, pero ella negó aún sonriendo.
—Me quiero quedar contigo.—se abrazo a mi, tomándome por sorpresa—
Además, tenemos que hablar sobre mi despido.
No la iba a despedir, solo quería estar seguro del trabajo que ella estaba
haciendo, así sea que no hubiera hecho nada. Pero lo más importante era que me
encantaba tener a Hades cerca de mi, era algo placentero.
Mire a Hades, actuaba como si no hubiera estado llorando, como si no
hubiera ocurrido nada y me hizo sentir un poco mal. ¿Desde cuando está
pasando por esto?3
—Esta bien, puedes quedarte aquí, pero no hablaremos de trabajo, no te voy
a despedir. Puedes quedarte conmigo y portarte bien.—dije alejándome de ella
para sentarme en mi silla.
Ella asintió la vi marcar algo en su teléfono para luego decir algo sobre
nuggets y un mcwrap.
—¿Te gustan las papas medianas o grandes?—me pregunto y me encogí de
hombros.
—Cualquiera esta bien.
Después de un minutos se sentó frente a mi.
—¿No te cansas?—pregunto, su mirada era divertida.
—¿De qué?
—De tenerme todo el día en tu cabeza.—respondió riendo, como si hubiera
dicho el mejor chiste del mundo.
Y no puede evitar sonreír al verla reír, se veía hermosa y maldición, no tenía
que estar sintiéndome tan bien con ella.
—Deja de ser payasa, baja a ver si llego lo que pediste.
Blanqueo los ojos, pero aún así se levantó.
—Espero que el repartidor esté guapo así consigo algo de diversión.
Antes de que pudiera replicar, ella salió corriendo del lugar. No puede evitar
reír.
Revise un correo de parte del Señor Lee, estaba diciendo que se sorprendió al
enterarse de que Hades trabajaba para mí, y que su asistente tuvo un flechazo
solo con escuchar su voz.
Ahora el sorprendido era yo, sabía que le había dicho a Hades que hablara
con Kaine sobre eso, para que ella se encargara.
Yo pensando en que no era necesaria y ella estaba haciendo lo posible para
hacer bien el trabajo. Era un completo imbécil al no confiar mucho en ella.
—¡El chico era un grosero!—Hades abrió la puerta como si de su casa se
tratase. Se lo olvidaba que estábamos aún en mi trabajo.
—Estamos en el trabajo, por favor compórtate aunque sea un poco.
Ignoro lo que dije y camino lentamente hacia mi hasta abrirse espacio y
sentarse en mis piernas, colocó la bolsa de McDonald’s en el escritorio mientras
sacaba todo lo que había dentro.
—¿Quieres que te de la comida como un bebé?—pregunto con una sonrisa.
—No, yo puedo comer solo.—dije acomodándonos de una mejor manera
para comer.
Ella no dijo nada y empezó a comer sus papas fritas con rapidez, casi
dejando al lado los nuggets. Ella me había pedido un Mcwrap y estaba delicioso
o yo tenia hambre.
Para mi era curioso ver a Hades comer, de las veces que la había visto comer
puedo decir que las papas fritas tienen un efecto calmante en ella.
—Amo comer papas fritas siempre me hacen sentir mejor.
No sabía que decir, ella giro su cara para verme y sonrió, pero no eran sus
típicas sonrisas, está era un poco forzada.
—¿Estás bien piccola principessa?—pregunte dejando a un lado mi comida.
Ella asintió con una sonrisa, con esa sonrisa hermosa que me hacía querer
llenarla de besos.
—Estoy bien.
Tome un trago de mi soda, y casi me ahogo al sentir como ella se acomodaba
encima de mi, rozándome, torturándome.
—Deja de hacer eso.—mi voz salió como un gruñido, pero no lo podía
evitar. No era de hierro.
—¿Hacer que?—me miró como si fuera un inocente ángel.
Cuando era el vivo pecado.
—Deja de provocarme, maldición.
Ella asintió, divertida con la situación y empezó a comer sus nuggets.
—Cuando veo mis nuggets recuerdo como le diste mi comida a Rachel.
Maldición, recordaba eso, definitivamente fui un idiota que prefiero quedar
bien con Rachel y dejar a Hades sin nada.
—Disculpa.—fue lo único que puede decir.
—No importa luego me lo pagaras, ¿Cuándo vayamos a casa podemos
comprarle algo a los chicos?
—Si es lo que quieres.
Mis ojos fueron a caer en sus labios, en la forma en la que comía los nuggets,
era tan rara que pasaba su lengua por ellos antes de meterlos a su boca, su
deliciosa boca que quiero comer.
¿Y que me detenía? Podría tomarla.
Sin medir mis actos, pase mi pulgar por su labio inferior, su boca estaba
abierta justo para adentrar el nuggets en ella.
Ella me miró, sus pupilas dilatadas y nuestras respiraciones estaban
aceleradas.
Estaba a segundos de atacar esos labios cuando la puerta fue abierta dejando
ver a una sonrojada Kaine.
—Largo de aquí.—gruñí y ella no se inmutó, si quiera se movió de su lugar.
Hades se levantó de mis piernas y tomó su comida para volver a sentarse en
la silla que están frente a mí, teniendo a mi escritorio separándonos.
—El Señor Athens lo espera.—dijo rápidamente, estaba nerviosa.
Mire a Hades y su sonrisa no prometía nada bueno.
Yo no podía estar más jodido, Ares estaba aquí y yo tenia una erección
gracias a su hija.
Capítulo 19.
Estaba jodido, había una guerra de miradas entre Hades y Ares, pero ninguno
decía nada así que comencé yo.

—Bueno, ¿Qué te trae por aquí?—pregunte con una sonrisa.

—¿Eres estúpido? Me enviaste un mensaje que teníamos que vernos urgente,


pensé que le había pasado algo a Hades.—gruño acercándose a Hades.

Bueno, estaba tan molesto que solo se me había ocurrido enviarle un mensaje a
Ares. Mire a Hades que tenia una sonrisa, y eso no me gustaba.

—Padre creo que has interrumpido algo.—dijo y Ares se giro a verme,


exigiéndome respuestas y solo atine a encogerme de hombros.

—¿Qué estaban haciendo? Si se puede saber.

—No, no se puede saber.—respondió Hades sin alejar esa sonrisa de su rostro.

Ares la tomó del brazo, levantándola de la silla, ella gimió de dolor y se alejo de
él.

—Esa actitud de mierda no la voy aceptar Hades Athens, compórtate.

Ella solo blanqueo sus ojos, y se alejo un poco más de su padre. Yo solo veía
toda la situación sin saber que decir o hacer.

—Me escribes, llego y me entero que tienes una relación con mi hija.—esta vez
se dirigió a mi.

Mire hacia Hades y luego a Ares y no puede evitar soltar una carcajada, no podía
parar de reír.

—¿Relación?—reí—Yo jamás tendría una relación, y menos con una niña.—


mentí.
Hades me miró y sonrió, con burla.

—Y yo jamás saldría con un viejo que no dura ni un minuto porque ya esta


cansado.—dijo y salió de la habitación cerrando de un portazo.

Ares me miró molesto.

—Tienes que despedir al guardaespaldas de Hades.—dije y al decir esas palabras


fue como si hubiera invocado su presencia.

Porque Hades aprecio nuevamente, se veía molesta y sus ojos estaban fijos en
mi. Nunca se había ido, estaba detrás de la puerta.

—Mi padre no va a despedir a Damien solo por un pequeño error.

Reí, más bien era una risa falsa.

—¿Pequeño error? Me tuviste que escribir a mi, eso dice mucho.

Ella abrió la boca para decir algo, pero Ares se adelanto.

—Nos vamos a casa, Hades.

Hades miro a su padre, luego a mi y camino a pasos rápidos para quedar al lado
mío, tomo mi torso y envolvió sus manos hasta tenerme apretado contra ella.

—No me voy a ir a casa, no hasta que mamá se disculpe.—gruño.

—Sabes como es tu madre.

—¿Y? Eso no justifica que de siete días discutíamos cinco.

Quería abrazarla y acariciar su cabello, pero me contuve al ver como Ares se


estaba empezando a molestara más de lo que ya estaba.

—¿Y por eso quieres huir? Te vas a casa de Gian y ni siquiera lo conoces, vi esas
fotos en la que saliste con sus amigos, ¿Sabes con quienes te estas involucrando?

Me solté de Hades y mire molesto a Ares, ¿Qué estaba haciendo? Si le decía


algo a Hades, yo también podía hablar sobre cosas que el no le ha dicho a su
hermosa familia.

—Por favor retírate de mi edificio, tu y yo vamos hablar Ares, pero no será hoy.
—gruñí.—No sabes donde te estas metiendo.

Hades nos veía curiosa, pero no le iba a dar explicaciones.

—Hades, nos vamos.—ella no se movió.—¡Dije que nos vamos, carajo!—grito y


ella obedeció.

Al pasar por mi lado la tome de la mano, me miró, su labio inferior


sobresaliendo, invitándome a morderlo.

Mire el reloj en mi muñeca que marcaba las tres de la tarde.

—Te voy a recoger en la noche.—la tome de su cabello y la incline hacia mi para


tomar su boca.

Y maldición, se sentía maravilloso. Sus labios acoplándose a los míos, abrió los
labios dándome el permiso de acceder a su cálida y húmeda boca.

Todo esto ante la atenta mirada de Ares. Si Hades era un veneno no me


importaría morirme con tal de haberlo probado.

Sentí como alejaron de ella, y mire que Ares tenía el ceño fruncido, estaba
furioso.

—Ya nos podemos ir, papá. —dijo Hades saliendo se la habitación.

El no hizo caso a lo que dijo su hija y se acercó a mí.

—Quiero que te alejes de ella Gian, no sabes lo que soy capaz.—no lo deje
terminar porque reí amargamente.

—Tú no sabes de lo que yo soy capaz, vas por ahí amenazándome con decirle a
la gente de mi cuando tu eres igual o peor que yo.—mi tono de voz era bajo.—
Hades ya no es una niña que puedes manipular, cuidado.
Después de una última mirada salió de la habitación. Quería romper todo lo que
estuviera a mi alcance. Mi teléfono sonó indicándome que tenia un mensaje y me
acerque a tomarlo.

Archilles: Maldición, ven rápido, Jawad esta incontrolable.

Gian: ¿Qué le pasó?

Archilles: No sé , ven rápido antes que termine de romper todo.

Rodee los ojos, este día no podía ser peor. Recogí todas mis cosas y al salir de la
oficina Kaine me miró con curiosidad.

—No regreso hasta la otra semana. Solo me llamas si es muy importante. Fénix
esta a cargo. —no espere que respondiera y me subí al elevador.

Mientras el elevador bajaba le envíe un mensaje a Cato que nos iríamos a casa y
que tuviera pendiente si alguien me venía siguiendo. Era difícil despistar a los
periodistas, casi siempre seguían el auto que no era.

Al llegar al estacionamiento me monte al auto, deje mis cosas en el asiento


trasero y encendí el auto. Manejé lo más rápido que pude para llegar a casa, el
mensaje de Archilles me tenía ansioso.

Me pasé algunos semáforos, pero no me importo porque llegué rápido a casa. Al


entrar vi todo revuelto, escuché gritos que provenían del patio trasero y fui
rápidamente hacia allá.

Jawad se encontraba fumando mientras Archilles y Kounstaine le gritaban, el


solo negaba.

—¿Qué carajos pasó?—dije en cuanto me acerque, Jawad me miró fijamente y


sus ojos estaban rojos.

No sabía si era por haber llorado o por lo que estaba consumiendo.

—Déjenos solos.—dijo, los chicos dudaron, pero al final de fueron.


Se sentó en el pasto y me invito con la mirada a sentarme. Lo dude por un
segundo, pero al final mande a la mierda a mi traje Gucci.

—Me puedes decir que esta pasando? Me he saltado tres semáforos de lo ansioso
que estaba.

—Bruno es un maldito.—me miró, sus ojos se encontraban cristalinos.—Me


mando un jodido video, al principio pensé que era un broma de mal gusto.—
negó con la cabeza sin poder hablar.

—¿Qué era el video?—pregunte preocupado.

Ese cabron de Bruno me estaba jodiendo, tuve que deshacerme de el cuando tuve
oportunidad.

—Hermano, era un video de Hades. Mierda, no lo puedo ni decir.—hizo una


pausa.—La tenían en almacén, ella lloraba pidiendo ayuda, joder, habían tipos
tocándola y ella lloraba, gritaba por ayuda, Gian. Era todo muy jodido.

Mi respiración se corto por un momento.

—¿Qué carajos?—susurre.

Ares me había contado que habían secuestrado a Hades y que quedó un poco
traumada con eso, pero nunca me contó de qué estaban haciendo eso con ella.

—El muy cabron me envió un mensaje diciendo que si quería ver a la pequeña
princesa pasando por lo mismo.—negó.

No sabía que hacer, estaba en shock, pero estaba seguro que tenía que acabar con
Bruno, y maldita sea el momento que se entero que estaba involucrado con
Hades.
Capítulo 20.
Dentro del auto mi padre se la pasó regañándome y culpándose de mi no-
romance con Gian.
—Papá, se que todavía me ves como esa niña de diez años que lloró porque
Mickey mouse no quiso ser su novio, pero ya no soy así.—asegure.

—Todo esto es mi culpa por haberte mandado donde Gian sabiendo que a ti te
gustan los idiotas.—siguió lamentándose así que no dije más nada.

Baje del auto cerrando de un portazo escuche como mi padre decía algunos
insultos en griego, siempre lo hacía cuando estaba molesto.

Cuando entré me encontré a mi madre en las escaleras, pero le pasé de largo para
ir directo a mi habitación, no tenía ganas de discutir.

Mi acosté y cerré los ojos un momento para conseguir paz y tranquilidad que no
duró ni un minuto porque escuche la puerta de la habitación abrirse.

—Papá, por favor, no tengo ganas de discutir.—murmure.

—Pues yo si, y me tienes que dar respuesta Hades Athens.

Abrí los ojos al escuchar que no era la voz de mi padre, si no de Artemis.

—¿Qué quieres? No estoy de humor.

Volví a cerrar mis ojos y sentí como la cama se movía, gruñí y volví abrir los
ojos encontrándome con Artemis sentado al lado mío.

—Papá me conto lo de Gian, y no se si estas consciente, pero el te lleva casi


diecisiete años.—me regaño.

—Estoy consciente la edad que me lleva la momia así que no te preocupes. De


tomar mis decisiones.
Al decir esas palabras la puerta fue abierta dejando ver a los faltantes de la
familia Athens. Se encontraba mi mamá, papá y Morfeo.
—Solo quiero lo mejor para ti Hades, si entendieras mis razones por las cuales te
quiero lejos de Gian.—se acerco a mi.

Me enderece hasta quedar sentada igual que Artemis. Al final todos estábamos
sentados en mi cama.

—Y me gustaría saber esas razones.

El me miró, estaba nervioso, negó y miró a mamá. Hizo un gesto con las manos
y ella me miró.

—¿Pueden salir?—preguntó a los chicos presentes.

Artemis no estaba muy seguro, pero después de ser arrastrado por Morfeo se fue.
Papá no lo pensó dos veces y salió de la habitación cerrando la puerta.

—Quiero disculparme, se que soy muy insensible a veces, pero trato de hacer lo
mejor. Trato de comprenderte y no ser la mala del cuento, se que prefieres a tu
padre más que a mi, pero no olvides que yo también te quiero demasiado.—su
voz se quebró y yo la envolví en un abrazo.

Dios, esperaba años por una disculpa. Y ahora que la tenía me hacía muy feliz,
mi mamá no tenía el corazón de una roca.

—Gracias mamá, yo también te quiero demasiado.—susurre en su oído.

Me separe de ella y me sonrió.

—¿Es cierto lo de Gian?—pregunto preocupada.—El es mayor que tu hija,


tantos de tu edad, Gian solo va a absorberte el colágeno.

Rodee los ojos, pero mantenía una sonrisa en mis labios.

—Nadie me quitara mi colágeno.—ella asintió sabiendo que no me haría


cambiar de opinión.

Se levantó después de darme un beso en la mejilla,—Voy a ver si logro preparar


Bougatsa, tu padre me lo ha estado pidiendo desde hace una semana.—rio.
Chille de emoción.

Amaba comer Bougasta, era un postre Griego elaborado a base de capas de pasta
de filo rellenas con una crema pastelera, también se podía elaborar con queso o
carne picada. Yo lo prefería con crema pastelera.

—¿Puedes guardarme algunos para mis amigos? Estoy segura que les van a
gustar.

Pensé en Archilles, seguro estaría encantado.

—Claro, pero regresa a casa. No quiero descuidarme y que te vayas de nuevo.—


asentí.

Cuando mi madre salió de la habitación se me ocurrió enviarle un mensaje a


Gian.

Hades: ¿seguro vienes por mi? Espero que no sea una farsa, tengo una
sorpresa para los chicos, bueno, más para Archilles.

Deje el celular a un lado, pero este sonó de inmediato. Me fije que era un
mensaje de Gian, lo abrí con una sonrisa que desapareció al ver que era una foto
con Lorraine Steel, ella junto con su hermana hicieron de mi vida un verdadero
tormento solo porque no soportaban ver a alguien mejor que ellas.

Gian: como puedes ver el esta ocupado, niñata así que ni sueñes con que el
vaya a buscarte. Besos.

Hades: disfrútalo Lorraine, siempre he sabido que te gusta ser la segunda


opción, xx.

No me iba a poner a llorar ni al maldecir porque Gina se encontraba con otra, se


que no tenemos nada y yo no soy nadie para el, como el no es nadie para mi.

Mire en mi lista de contactos hasta que encontré el nombre de Jawad y lo llame,


después de dos tonos respondió.

—marhabaan ya jamila( ‫—)ﻣﺮﺣﺐ ا أﻳﺘﻪ ا اﻟﺠﻤﻴﻞ ة‬respondió en Árabe y reí.


—No se que significa , pero voy a pensar que dijiste que soy hermosa.

—Dije, hola guapa.

Me lo imaginaba sonriendo y me daban ganas de comerlo. Era demasiado


hermoso.

—¿Se van quedar mucho tiempo por aquí? O van a regresar a sus hogares?—
pregunte.

—No sabría decirte, pero surgió un problema y nos quedamos por un tiempo.—
sonó preocupado, hasta un tanto nervioso, pero no quise ser metida y no
pregunte.

—¿Pueden venir hoy? Será como una pijamada, la pasaremos muy bien de
verdad.

Coloque la llamada en alta voz mientras dejaba el celular a un lado.

—Claro, no sería problema para nosotros, nos gusta pasar tiempo contigo.
Estaremos ahí como a las siete, ¿te parece?—asentí.

—Si, dile a los chicos que mamá esta haciendo Bougasta. Se que Archilles estará
encantado.—reí.

La puerta la habitación fue abierta dejando ver a Damien, sudado y con los ojos
rojos.

—¿Preciosa estas ahí?—la voz de Jawad me hizo desviar mi vista de Damien.

—Si, no olviden venir por favor. Tengo que colgar, te quiero.—colgué antes de
que pudiera decir algo.

Mierda, le había dicho que lo quería. Eso era un error, ahora va malinterpretar
mis palabras.

—¿Puedo pasar?—pregunto Damien sacándome de mis pensamientos y reí.


—Ya estas adentro, ¿Qué haces aquí?—el se acerco y se sentó en el borde la
cama.

Y como yo era Hades Athens me senté a horcajadas encima de el. Escuché como
suspiro, pero no me movió.

Mire fijamente sus ojos y el sonrió desganado.

—Tu padre me llamo.—susurro—Lamento tanto defraudarte hermosa, creo que


voy a renunciar.—sus ojos nunca estuvieran en mi al decir esas palabras.

Mi corazón se partió, no literalmente, pero se sentía como si me lo hubieran roto.


Yo me tomaba mis amistades muy en serio.

—Dime una razón por la cual te vas.—me moví un poco sobre el para
molestarlo.

El dejo de respirar por unos segundos y suspiro nuevamente.

—Quiero encargarme de Arnell y nuestra relación.—sus manos se posaron en


mis caderas.

La maldita de Arnell que no se merecía nada de Damien. Solo lo utiliza porque


el se enamora rápido.

Mire como los ojos de Damien estaban fijos en los labios, pasé mi lengua
lentamente sobre ellos y sonríe.

—¿Te vas por la chica que casi hace que te metas en problemas?—acaricié
suevamente su cabello y el asintió.

Sus ojos se cerraron, dejándose llevar por lo toqué en su cabello. Aleje unos
segundos mi mano para buscar mi teléfono y rápidamente tomarle una foto a
Damien que seguía con sus hermosos ojos cerrados.

—¿Por qué paraste?—murmuro y reí para volver acariciar su cabello. Parecía un


pequeño gato.

Viéndolo fijamente pase lentamente mi lengua por sus labios haciendo que
abriera los ojos de golpe.

—¿Qué pasa?—susurre y el negó.

—Nada… Yo solo…Nada.—sus palabras eran atropelladas y reí.5


El único problema de Damien era su gran corazón y a veces las chicas
abusan de eso por eso que el siempre ha estado solo hasta que llego el error
llamo Arnell.

—No deberías dejar el trabajo por una chica, me dijiste que lo necesitabas.—dije
y el negó.

—De verdad me gusta, ella vale la pena.

Quise reír.
Arnell vale tanto la pena que esta aquí conmigo en sus piernas.

—Pero quiero que cumplas tus sueños, serias un gran chef y tendrías tu propio
restaurante.

Damien era un buen cocinero, al principio yo era quien le pagaba sus clases de
cocina, pero luego el se negó diciendo que sentía que se aprovechaba de mi y
empezó a pagarlo el. Sabía que el podía pagarlo, pero quería ayudarlo, así podría
ahorrar para su restaurante y para los medicamentos de su madre.

—Lo aprecio bonita, pero es mi decisión.—asentí sabiendo que podía cambiarla


si así lo quería, pero necesitaba que el viera que Arnell no es lo que el necesita.

Mordí levemente su labio inferior y el se estremeció. No perdí el tiempo y lo


Bese con fuerza, tomé su cabello acercándolo a mí, me tomó de las caderas
incitándome a que las movería sobre el ganándome un gemido de su parte. Este
beso no era suave como los que el acostumbrado a darme, y me encantaba, era
demasiado delicioso. Amaba que me dejara llevar el beso.

Cuando sentí que la respiración me empezaba a faltar me aleje de el.

—Esto fue un error.—dijo y no sonó arrepentido.


Sonreí y besé suavemente sus labios.

—Es un placer ser tu error.

Su pulgar paso por mi labio inferior y rio.

—Tus labios son dulces.—susurro mirando mis ojos fijamente.

—Cuidado que son venenosos.

Intente levantarme de sus piernas, pero no me lo permito. Reí.

—¿Por qué me haces esto?—pregunto y me encogí de hombros.

—Yo no hago nada.

Antes de que pudiera decir algo su teléfono sonó, lo saco de su bolsillo, miro y
negó con la cabeza.

—Hola cariño, ya casi termino así que puedes ir arreglándote para ir a cenar.—
rio.—No tienes nada que preocuparte, te amo.—colgó.

Lo mire curiosa y divertida.

—¿Te amo?¿Nada de que preocuparse? —pregunte con burla.

—Hades por favor.—rogo y lo ignore volviéndolo a besar, esta ves deje que el
llevara el beso a uno lento, demasiado diría yo.

Al final el beso mordió suavemente mi labio y dejo que me levantara de sus


piernas.

—Espero que no te arrepientas y no descuides tus clases de cocina. No te pierdas


solo por una chica.—dije y sin esperar me dirigí al baño.
Capítulo 21.
Después de lo que me enseñó Jawad de Hades no hice más que encerrarme a
beber por la culpa y preocupación, una cosa pasó a otra y terminé llamando a
Lorraine para olvidar si quiera un poco las cosas. Ahora ella desnuda a mi lado
revisando su teléfono.

—¿Vamos a comer algo?—preguntó dejando el teléfono a un lado.

La quería enviar directo a su casa porque no tenía ganas de liderar con ella y sus
delirios de que era mi novia. Pero al final terminé asintiendo porque no quería
discutir y tenía hambre.
Le dejé una de mis camisas a Lorraine antes de ir al baño a ducharme y
cepillarme los dientes.
Cuando termine salí del baño y me encontré aún con ella en la cama,
supongo que no de sentía cómoda con los chicos abajo.

—Podemos pedir algo o comer lo que hay en la nevera—dije empezándome a


vestir.

Cuando termine, bajamos y fuimos directo a la cocina, no pase por alto que los
chicos se encontraban en la sala de estar hablando, pero me llamó la atención su
conversación al escuchar el nombre de Hades salir de la boca de Jawad.

Calenté un poco de ravioli para ambos con la atenta mirada de Lorraine en mi.
Ahora no habría quien me la quitara de encima.

Cuando ya estuvo a buena temperatura coloque su plato en frente de ella y otro


para mi.

—Voy hablar algo con los chicos, tu quédate aquí.—dije mientras tomaba mi
plato y me dirigía a la sala.

Los chicos se encontraban bromeando y riendo, cada uno con una botella de
leche con chocolate en la mano. Parecían unos niños y yo el padre.
—Mira quien nos honra con su presencia.—Archilles sonrió.

Me senté a su lado.

—¿Ya se va la zorra de turno o todavía esta dormida?—pregunto Jawad y negué.

—Habla bajo que seguro y debe estar escuchando.—dije sabiendo que ella no se
quedaría quieta.

Metí una generosa cantidad de pasta a mi boca mientras trataba que Archilles no
agarrar nada del plato.

—No la soporto.—hablo Kounstaine, pero no lo pude tomar en serio con el


bigote de chocolate que tenia.

Rodee los ojos.

—No importa, quiero saber que estaban hablando de Hades, ¿le paso algo?

Quería alejarme de Hades, pero era inevitable, solo mencionaban su nombre y yo


quería saber todo. Estaba seguro de que una maldición.

—No, solo nos invito a su casa a una pijamada. Su hermosa madre preparo
bougasta.—mencionó Archilles emocionado.

—¿No están muy viejos para eso?—pregunté con una mueca en mis labios.

—A mi no me importa si tuviera cien años y me invitan a una pijamda. Nunca he


ido a una y está es una oportunidad que no iba a desperdiciar.—respondió
Konstantine.

Me sentía un poco dolido, aunque no debería, pero yo quería que me enviara


algún mensaje o una llamada para saber si ella me quería ahí. Pero no me
importaba porque igual iba a ir con la excusa de hablar con Ares, cosa que no era
falsa, tenía que avisarle de la situación para que protegería más a Hades quien
piensa que la vida es un paseo.

—¿A que hora se van? Yo también tengo que ir hablar unas cosas con Ares.—
trate de sonar casual.
Jawad me miró con los ojos entrecerrados.

—¿No quedamos que te ibas alejar de ella?—preguntó molesto.

—¿No quedamos en que no te ibas a meter en mis decisiones?—replique


dejando el plato de comida en las manos de Archilles quien lo recibió encantado.

—Cálmense, parecen dos adolescentes peleando por la chica que les gusta.—
tercio Kounstaine riendo, pero a mi no me hizo gracia.

—Nos vamos a la siete, Hades de verdad nos quería ahí y no la vamos a


defraudar.—dijo Archilles.—Además en las pijamdas se juega esa cosa de
verdad o reto. Tal vez tenga la posibilidad de obtener un beso de Hades.—se
encogió hombros.

Y me sentí molesto, habían altas posibilidades de que haya besos en la famosa


pijamada, no paso por alto que Hades es muy besucona.

Había mandado a Cato a investigar todo de ella, y lo que más vi fueron fotos de
ella besándose con diferentes chicos, entre ellos estaba el famoso guardaespaldas
que no servía para nada.

—Voy a ir, me importa una jodida mierda todo, el cabron de Bruno no va a


lograr que me aleje de ella.

Todos me miraron, Kounstaine con una sonrisa burlona al igual que Archilles,
Jawad tenía su ceño fruncido.

—Tu sabrás lo que haces.—murmuro.

La verdad no sabía que estaba haciendo. Solo que no podía estar lejos de ella, no
podía evitarlo. Estaba jodido.

Unos ladridos se escucharon y vi a Cerbero bajar las escaleras. Maldición, Hades


lo había dejado y estaba seguro que ella no volvería.

—Ven perro demonio.—lo llamo Kounstaine y el se acerco feliz.


Me tenía que ir preparando para ir a casa Hades para así hablar con Ares y de
paso ver a la pequeña demonio.

—Gian, cariño, me tengo que ir.—apareció Lorraine dándome un casto beso en


los labios.

No pase por alto la mirada de asco de los chicos y reí. Realmente detestaban a
Lorraine.

—La voy a investigar, te juro que esa perra me tiene de nervios cada vez que la
veo.—dijo y negué.

Lorraine estaba un poco loca, pero era inofensiva.

—No creo que sea necesario.

—Mis instintos me dicen que es una serpiente disfrazada de zorra. Tu solo ten
cuidado.—asentí levantándome del sillón para ir a cambiarme.

Llegué a mi habitación, después de una ducha rápida me cambié de ropa. Tomé


una pequeña bolsa Gucci que tenía y metí un poco de ropa, si Hades no me
quería en su casa podía irme donde alguna otra chica.

Baje las escaleras y tome a Cerbero que seguía jugando con Kounstaine.

—Yo me voy yendo para intentar hablar con Ares sin llegar a una discusión.—
dije tomando mi teléfono para escribirle a Hades.

Gian: ¿Esperas por mi?

La respuesta no tardo en llegar.

Hades: ¿Eres el chico del delivery? No lo creo.

Le tome una foto de Cerbero y se la envié.

Gian: Entonces si no soy lo que esperas, puedo quedarme con esto ¿cierto?
—¿El perro ha comido algo?—pregunte preocupado y Jawad asintió.

—Si, Hades le dejo comida, también lo lleve al parque.—dijo y asentí.

Le envié un mensaje a Cato avisando que estaría en la casa de Are para que me
siguiera.

Me despedí de los chicos y me monte al auto con Cerbero en el asiento del


copiloto.

—Tu madre va a volverme loco.—le dije y el perro ladró.

Antes de ir a su casa pase por McDonald’s y le compre unos nuggets, sabía que
eso la haría feliz.

—Me tiene jodido.—volví a hablar con Cerbero y el ladró.—Tan jodido que


estoy hablando contigo.

Al llegar a la casa de Hades llame al intercomunicador anunciando mi llegada


para que abrieran las puertas, que no dudaron ni un segundo en abrir.

Al bajar junto con Cerbero, una hermosa chica me abrió la puerta, no la habido
visto antes por aquí.

—Hola, Señor Caccini—su tono meloso me hizo sonreír.

—Hola hermosa, ¿y tu eres?—pregunte dejando a Cerbero en el suelo.

Antes de que ella pudiera decir algo vi a mi perdición bajar las escaleras, su ceño
estaba fruncido, pero en cuanto vio a Cerbero se relajo.

Al llegar a mi lado miro con asco a la chica que me había atendiendo.

—¿Aún estas aquí? Vete mugrosa—su tono de voz era frío y asqueado.

La chica se removió nerviosa.

—¿Por qué carajos le hablas así?—pregunte y ella me miró incrédula.


—A si se les habla a las perras o me equivoco Valentina?—su mirada era
retadora.

—Bueno, yo no veo que nadie te hable así.—dije y me arrepentí en el segundo


que sus manos se estamparon contra mí mejilla.

De un momento a otro despareció Valentina.

—Espero que haber defendido a la mugrosa te haya gustado.—dijo tomando a


Cerbero y caminando nuevamente a las escaleras.

Gruñí. Yo siempre de estúpido metiéndome donde no debo. Ahora tenía que


rogar por su perdón.

Al minuto apareció Ares furioso con Valentina detrás de él, supuse que ella lo
fue a buscar.

—¿Pasamos a mi despacho?—pregunto y asentí.

Le di una última mirada a Valentina que me guiño el ojo.

Al llegar al despacho, me ofreció un vaso de whiskey que gustoso acepte.

—No lo voy adornar y seré directo, Bruno esta en la vista de Hades.—al decir
esas palabras vi como se tenso.

—¿A que te refieres?—pregunto tomando un largo trago de su bebida.

—El muy cabron tiene un video de Hades y se lo envío a uno de mis amigos, con
un mensaje para nada amable.—hice una pausa.—Te digo esto para que
dupliques su seguridad y para que sepas que yo también la voy a proteger, ella
no esta sola.

Sin que me lo esperara lanzó un golpe directo a mi mandíbula. Me toque el lugar


donde golpeó y lo miré a él sin poder creerlo. Me lo merecía, si, pero esperaba
un poco de misericordia.

—Te lo merecías, estamos jodidos los dos. Y me di cuenta que decirle a Hades
que se aleje de ti es como decirle que se case contigo.
Le di un trago a mi vaso.

—Qué Dios no lo quiera.

—Amén.

Nos quedamos un minuto en silencio hasta que hable.

—Te voy ayudar, mandare a mi hombre de confianza para que cuide de Hades,
se llama Cato, ella ya lo conoce.

Estaba dispuesto a darle a Cato y quedarme sin protección a dejar a Hades con
un estúpido que no pudiera hacer bien su trabajo.

—Te lo agradezco, fue tu culpa, pero agradezco que no nos estés dando la
espalda como un cobarde.

—No hay nada que agradecer, cómo tu dijiste fue mi culpa.—hice una pausa.—
¿Hades tiene un problema con Valentina?—pregunte curioso.

El se removió incómodo.

—Según Hades, la chica provoca a Artemis, Morfeo y a mi persona.

Mierda, y yo la había defendido.

—Mierda, eso sí es jodido. Tu piensas que si lo hace?—pregunte deseando


escuchar una negativa.

—A veces lo creo, esa chica no actúa normal. Pero Jayde no quiere que la
despidan, le está haciendo un favor a una amiga.—asentí sabiendo que me tenia
que ir a disculpar con Hades.

Deje el vaso vacío en una de las mesas.

—Tengo que ir a buscar unas cosas de Hades que se quedaron en mi casa,


regreso en unos minutos.—el asintió y no ignore la desagradable mueca que
hizo.
Salí del despacho y fui directo a mi auto para buscar el McDonald’s que le había
comprado junto con mi bolso y volver a entrar a la casa, visualice a Valentina
que me miraba curiosa y la llame con un gesto de manos.

—¿Sabes cuál es la habitación de Hades?—asintió.—Llévame.

—¿Es tu novia? —pregunto y negué.—Escuche a los señores diciendo que no te


querían cerca de ella.

Lo sabía, pero no me importaba.

Nos paramos en una puerta y supe que ya habíamos llegado a la habitación de


Hades.

—Gracias.—dije y ella rápidamente se acercó a darme un beso en la mejilla.

Me sorprendí, pero antes de que pudiera decir algo, ella salió corriendo.

Sin tocar, abrí la puerta y la vi jugar con Cerbero, le daba pequeños besos al
perro diciendo lo hermoso que era.

—Piccola principessa—la llame y me miró, su rostro mostraba un gran disgusto,


y no era de menos.

—¿Qué haces aquí?—pregunto y le enseñe la bolsa de McDonald’s.

—Vengo para que me disculpes, fui un completo idiota contigo.—dije


acercándome a ella. Me senté a su lado.

Ella tomó la bola de McDonald’s sin decir nada, saco todo lo que había dentro y
cuando terminó me miró.

—¿Quieres que está te perdone?—pregunto burlándose de mi.

—Discúlpame, no debí decir eso, actúe como un completo idiota contigo.

Paso un minuto en el que ninguno dijo algo hasta que ella beso mi mejilla.
¿Tan fácil me perdono?

—Tendrás que comprarme miles de nuggets para que te perdone Gian Caccini, te
tienes que ganar mi perdón.

Reí sin poder evitarlo, ella era increíble.

—Te compro todo lo que tu quieras.

No pase por alto su sonrisa maliciosa.

—Cuida tus palabras, no sea que después te arrepientas.


Capítulo 22.
Gian abrió su boca esperando que le diera algo de comida así que coloque un
nuggets dentro de su boca y el gustoso lo mastico con su mirada fijamente en mi.
Busque mi teléfono que estaba encima de la cama para mandarle un mensaje
a los chicos diciéndole que pasara por la cocina a buscar algo de comer.
Hades: Solo confíen en una señora que tiene 50 años , entren a la cocina (tal
vez ella está ahí), traigan las cajas de pizza, y el bougatsa que cocino mi madre.
—Al parecer eres muy amiga de los chicos a pesar que se conocieron hace
poco.—comentó Gian y ni siquiera lo mire, había recibido un mensaje en el
grupo que tenia con ellos.
Kounstaine:¿como carajo vamos a entrar? Además, llevamos alcohol, bonita.
Una pijamda no es Pijamada sin alcohol.
Reí.
Hades: Está bien, traigan el alcohol que quieran. Ya avise que ustedes venían
y dije que eran buenos amigos así que siéntanse como en casa.
Antes de que pudiera recibir algo más, mi teléfono fue arrebato de las manos.
—¡¿Qué te ocurre?!—grite y el solo guardo el teléfono en uno de sus
bolsillos.
—No me gusta que me ignoren.—se encogió de hombros y comió uno de
mis nuggets.
Rodee los ojos, y empecé a comer mis papas fritas.
Mire a Gian fijamente, no veía nada raro en el, pero mi padre insistía en que
debía alejarme y eso significa que mi italiano escondía algo.2
—¿A que te dedicas?—pregunté y el me miró extrañado.
—Tengo una empresa.—se encogió de hombros.
Una parte de mi se sentía extraña. Recordaba a Gian matando a un tipo en
aquel callejón del bar mugroso que fui a parar por culpa de Amber, pero ese día
me habían drogado y estaba lejos de saber que era verdad o un juego por parte de
mi mente.
—¿Recuerdas el día que nos vimos? El día en que mataste al tipo en aquel
bar.—lo confirmé porque así era más fácil sacarle la verdad a las personas.
El me miró con el ceño fruncido.
—Ese día estabas drogada, y que dije que al igual que tu mi amigo estaba
vomitando.
No sabía si creer o no, pero al final si lo hice porque ese momento para mi
era algo borroso.
El abrió su boca para decir algo más, pero fue interrumpido por Amber quien
abrió la puerta.
—Acabo de ver unos hombres guapos en la cocina.—dijo exaltada, cuando
su mirada se cruzo la escena que tenía en frente, mis manos en el rostro de Gian,
grito.—¡No quise interrumpir!
—No te preocupes, ¿Qué haces aquí?—pregunte extrañada ya que Thomas
me dijo que le haría una sorpresa.
Ella sonrió, estaba nerviosa y no sabia si era porque se había encontrado a
los chicos en la cocina o porque me iba a mentir.
—Estaba aburrida y quería pasar a verte, recordé que tenias cosas que
decirme.—se encogió de hombros.1
Asentí sin creerle.
La puerta fue abierta nuevamente dejando ver a los chicos con muchas
bolsas, las cajas de pizza y en la mano de Archilles, el bougasta que hizo mi
madre.
—¡Amor mío!—grito Archilles pasando de Amber, yendo directo a mi
mejilla dejando un beso húmedo.
Los chicos acomodaron las cosas y Gina se levantó a ayudarlos. Se sentaron
en suelo, y me miraron con una sonrisa, se veían emocionados.
—¿Podemos ponernos cómodos?—pregunto Kounstaine y asentí.
No sabía su significado de comodidad hasta que se empezaron a quitar las
camisas. Amber a mi lado estaba jadeando.
—Nos espera una noche interesante.—dije mirando a Gian que también se
había quitado la camisa.
Los chicos se acomodaron en el suelo frente a la cama, me senté al lado de
Archilles mientras Amber, después de salir de su estado de shock, se sentó al
lado de Gian.
—¿No se quieren poner cómodas?—pregunto Kounstaine con una sonrisa y
negué riendo.
Mire que habían traído en las bolsas y eran muchas latas de cerveza con tres
botellas de whiskey.
—Pásame el whiskey.—dijo Gian y le pasé la bolsa completa para que el
sacará las cosas.
Mire a Jawad quien tenia su vista fija en mi, le sonreí y el hizo me devolvió
la sonrisa.2
Archilles me entregó una lata de cerveza con un trozo de pizza que gustosa
acepte.
—Bueno, antes de que se me olvide, la chica que esta al lado de Gian se llama
Amber.—dije y ella sonrió.
—Un gusto en conocerte Amber, puedo decir eres una chica muy hermosa.—
dijo el italiano ganándose una mala mirada de mi parte. El quería atrapar s todas
las mujeres que pudiera.
Una mirada que Kounstaine no pasó por alto ya que se sentó a mi lado y me
golpeo el hombro.
—¿Celosa?—susurro en mi oído y negué.
—Nunca.—mordí mi pizza escuchando su risa.
No tenía porque estar celosa de Amber, la verdad no me sentía amenazada
por ella ni por ninguna otra mujer.
Me levante para buscar mi cigarro electrónico que siempre tenia guardado en
la mesa de noche en una caja, tenía saborizante de Menta y me encantaba. Tenía
un amigo que los fabricaba.
—Pero miren lo que tenemos aquí.—dijo Kounstaine tomándolo de mis
manos para usarlo el.
—¿Podemos jugar verdad o reto? Eso es lo que se hace en las pijamdas.—
dijo Archilles y no puede evitar reír.
El agarro una botella de whiskey que se había acabado ya que al parecer
Archilles era un alcohólico.
—Yo comienzo—dijo Kounstaine y giro la botella que cayó en Gian.
—¿Tú me mandas?—pregunto Gina y el ruso asintió con una sonrisa
maliciosa.
—Amber, ¿has besado a un italiano alguna vez?—ella negó.—Hoy es tu día
de suerte, Gian te reto a besar a Amber.—al decir eso me miró y yo solo sonreí.
Una parte de mi esperaba que Amber se negara, no sólo por el hecho de que
ella sabía que Gian me atraía si no también porque ella tenía novio. Pero ella no
se movió ni dijo nada así que Gian no le pensó dos veces y se acercó a ella
devorando sus labios, creo que vi hasta sus lenguas, joder. Después de unos
buenos minutos se separaron.
—Me toca ahora a mi girar la botella.—dijo Gian girándola haciendo que
esta parara en Jawad que se estaba atragantado con pizza.
—No sean tan duros.
Gian pensó por uno segundo hasta que sonrió.
—No será nada difícil, quiero que tomes un trago de whiskey del cuerpo de
Archilles.—el mencionado sonrió feliz, era obvio que tantos tragos le estaba
afectando.
—Venga bebé que estoy limpio.—dijo buscando espacio para recostándose,
Jawad coloco una gran cantidad de whiskey en el cuerpo de Archilles que llego
hasta su ombligo y al terminar se encargo de limpiar todo el cuerpo del Griego.
Al terminar sonrió, antes de que el pudiera girar la botella, Archilles la tomo.
—Yo lo merezco.—dijo mirándome, pero estaba segura que no me tocara a
mi, el estaba muy intoxicado.
Al girar la botella vi mi equivocación, al parecer mi amigo era un experto en
este juego.
—¡Era mi turno!—chilló Jawad, pero fue ignorado.
—Hades, te reto a que me beses.—rio—No es posible que el jodido de Gian
y Jawad hayan recibido un beso, pero yo no.—parecía un niño pequeño
quejándose.
—Ven y te doy tu beso.—el negó.
—Siéntate aquí.—señalo sus piernas.
Reí y me acerque hasta sentarme en sus piernas. El me miró, sus ojos
brillaban.
Pasé mi lengua por sus labios suavemente, el tomo un trago y se acercó a
besarme. Era alucinante la forma que Archilles besaba, obligó abrir mi boca con
su lengua y en un segundo la mía acariciaba la suya, me tomó de las caderas
acercándome más a el.
—Alguien que los separe.—gruño Gian.
—Cállate, nadie te separo a ti.—dijo Jawad.1
Archilles se separo de mi con una sonrisa, sus ojos entrecerrados. Le di un
pequeño beso para volver a mi puesto.
Antes de que pudieran quitármela, tomé la botella y le di un giro y esta cayó
en Gian. El me miró con su ceño fruncido.
—Quita esa cara.
Mire a Amber que estaba viendo a Gian, quien al perecer sintió su mirada
porque la miró y le sonrió.
—Hoy es tu día de suerte Konstantine. Al parecer vas a tener un beso de tres
conmigo y Gian.—dije y estos dos se miraron sin poder creer mis palabras.
—¿Estas segura?—me pregunto Amber.
Rodee los ojos y solté una risa.
—Es conmigo con quien se van a besar, obviamente estoy segura.
Un jadeo salió de los labios de Archilles.
—¡Yo quiero!—chilló como un niño.
Jawad alzó las manos.
—Bueno, si estamos así yo también.—dijo con una sonrisa mirándome
fijamente.
Sin decir nada, Gian vino hasta donde me encontraba, me tomó de los brazo
y me coloco en sus piernas. Kounstaine se acercó y lo primero que hice fue besar
a Kounstaine, sus besos eran suaves, delicados como los de Damnien, pero luego
se iba volviendo sucio y desordenado.
Me separe de él y bese a Gian quien me beso con fuerza y molestia, al
separase de mi mordió fuerte mi labio inferior haciendo este sangrara.
—Me estoy calentando.—escuché decir a Archilles.2
—Tu siempre estas caliente.—le dijo Jawad.1
Después de un desastroso beso entre los tres, nos separamos y cada quien fue
a su respectivo asiento.
No me arrepentía de nada, y mire a Archilles que parecía más que encantado
con todo.
—Hades, creo que mejor me voy.—dijo Amber, pero Gian la tomo de la
manos.
—No te vayas, igual ya vamos a dejar de jugar eso para ver una película.—
dijo haciendo que Amber sonriera y yo me sintiera molesta.
¿Dijo que las iba a pagar? Ahora Gian no me tocaría ni con un palo, y
esperaba que Amber no cayera en su juego porque la última vez que revise ella
tenía novio.
—Bueno, esta bien, pero no traje nada para quedarme.—se excuso, el
italiano la jalo hacia el y la abrazo.1
—Nada de que preocuparse, eso se arregla. Quédate.
Mire a los chicos que no lucían sorprendidos de la actitud de Gian. No me
quedaba duda de que el era un idiota.
—Si, quédate Amber, sabes que aquí hay cosas tuyas.—me encogí de
hombros.
Mire a Kounstaine, pero este estaba concentrado en su trago. Sin preguntarle
recosté mi cabeza en sus piernas. Sentí como me miraba, pero mis ojos estaban
fijos en Archilles que comía feliz su bougasta.
—¿Cómo vamos a dormir?—pregunto Jawad y lo mire.
No había pensado en ese detalle.
—Hay habitación disponibles, Amber los puede guiar.
—Creo que voy a dormir con Amber.—dijo con una sonrisa pícara.
Abrí mi boca para decir cosas nada agradables, peor Jawad se adelanto.
—Yo dormire con Hades.
—¡Yo también!—se agrego Archilles.
—Bueno, entonces yo también quiero.—siguió Kounstaine.
Reí y Jawad negó.
—Solo yo, ustedes van a ocupar mucho espacio y son molestos.+
––––
Capítulo 23.
A veces sentía que Hades tomaba control de mis decisiones y me comportaba
como un idiota y hacía cosas que no quería. Esta vez fue tratar a su amiga como
si me la voy a coger, cuando no seria así.
—¿Por qué estas aquí conmigo?—pregunto Amber para mi sorpresa.
Su cabeza estaba en mi pecho, creí que se había dormido y no quería
moverla.
—Eres hermosa, y yo amo dormir con chicas hermosas.—respondí y la
escuche reír.
—Tengo novio.—se escuchaba avergonzada.
Otra razón para no tratar de acostarme con ella, aprendí a las malas que las
chicas con novio deben estar fuera de mi cama.
No puede evitar reír.
—No estamos haciendo nada, solo estamos durmiendo.
—Tienes razón.—murmuro acomodándose mejor sobre mi.
Nos quedamos en silencio hasta que mi celular sonó, lo había puesto en la
mesita de noche.
—Gian Caccini.—respondí y escuche una risa.
Inmediatamente supe quien era.
—¿Ya te olvidas de la familia? O me odias porque soy el que recogieron del
basurero?—su tono de voz era burlón.
—¿Qué quieres Fabrizio?—pregunte y pude escuchar la voz de mi madre en
el fondo.
—Hermanito, necesito que traigas tu culo blanco a Italia. Tenemos
problemas y mamma te extraña.
Mire a Amber para asegurarme que estuviera dormida.1
—¿Qué clase de problemas?
—Al parecer Bruno regreso a joder, quemo uno de las bodegas el muy
cabron y dejó una nota que estoy tan cagado que no la he leído. Duplique la
seguridad para mamma.
Bruno venía jodiendo con todo, me tenía que deshacer de él lo antes posible.
Sabía que la rata no estaba en Italia.
—No leas nada hasta que yo vaya para allá, lo más probable es que llegue
entre hoy o mañana.—dije jugando con el cabello de Amber.
—La mamma vuole sapere se stai uscendo con la figlia di Ares—escuché la
risa de mamma y no pude evitar sonreír.
Traducción: Mamá quiere saber si estás saliendo con la hija de Ares.
—Dile a mamma que no, que sigo libre como paloma.
—¿Esa es una forma de decirnos que eres gay?—su risa era estruendosa.—Si
te va por atrás déjame a Hades, tráela y lo muestro Italia en mi cama.
Rodee los ojos aunque sabía que no podía verme.
—No la vas a ver, dile a mamma que la amo y que le llevare muchos regalos.
Arrivederci spazzatura.
Traducción: Adiós basura.
Pronto le envié un mensaje a Cato pidiéndole que me buscará a dos hombres
de confianza para Ares quien necesitaba poner en extremo cuidado a Hades.
Cuando termine de enviar mensajes, deje mi teléfono donde están anteriormente
y me acomode mejor en la cama haciendo que Amber se removiera y se acercara
más a mi.

———
Sentí un peso sobre mi y después como saltaban haciéndome levantar
molesto.
Al abrir mis ojos vi a Amber que tenía una sonrisa tímida. No entendía
porque así que solo le devolví la sonrisa.
—¿Qué sucede? ¿Por qué me levantaste?—pregunté.
Ella seguía encima de mí, y no era algo que me molestara. Me gustaba tener
a chicas lindas encima de mi, pero casi siempre estaban debajo.
—Tu teléfono no deja de sonar, es realmente molesto.
—¿No era que tenias novio? ¿Qué haces encima de mi?—pregunté
cambiando de tema.1
—Yo…bueno…—la puerta se abrió interrumpiendo su tartamudeo.
En la puerta se encontraba Hades, al mirarnos no se veía sorprendida, de
hecho tenía una sonrisa en el rostro.
—Los estamos esperando para ir a comer afuera, a no ser que se queden
aquí.
Amber quien estaba encima de mi, se levantó.
—Si, esperamos unos minutos y vamos. Yo estoy casi lista, solo falta Gian.
Hades asintió y cuando estaba por salir se giro y miro a Amber.
—Casi lo olvido, Thomas nos estará esperando.—después de decir eso salió
de la habitación.
Amber no dijo nada así que yo me levante de la cama para entrar al baño
donde cepille mis dientes y tome una ducha que duro unos buenos minutos.1
Al salir no vi a Amber por ningún lado así que me cambie y coloque una
gran cantidad de perfume en mi cuerpo. Cuando termine baje las escaleras con
mi bolsa en hombros para encontrarme a todos en la sala de estar.
—Entonces Amber se va con Gian, y yo me con los chicos en un carro más
grande.—dijo Hades ignorando mi presencia.
—Tu te vienes conmigo, Amber se puede ir con los chicos, nosotros tenemos
cosas que hablar.—dije y para mi suerte ella no se opuso.
No dijo nada, me miró fijamente y asintio.
—Vámonos que tengo hambre.—gruño Archilles y Hades rio.
—Toma.—le tiro las llaves del carro a Jawad.—Tendremos dos chicos con
nosotros hoy, Valentin y Eros, mi padre los coloco para cuidarán de mi hasta que
encuentre a alguien mejor para mi seguridad.—se encogió de hombros.
La tome de la mano para salir de la casa y dejar a Amber a cargo de los
chicos, ya que ella conocía bien la casa de Hades.
Al entrar al auto deje mis cosas en el asiento trasero y encendí la radio.
Hades seguía sin decir nada, mirando por la ventana.
—Me voy a Italia hoy en la noche.—dije y sentí como me miraba.
—¿Vas a visitar a tu familia?—pregunto curiosa.
Asentí.
—Tengo unos negocios que arreglar y mi madre me necesita. Tratare de no
demorar. Te dejaré con Cato.
Al tener el semáforo en rojo me gire a verla. Estaba sin ni una gota de
maquillaje y se veía hermosa.
Me acerque a ella, con todas las intenciones de besarla, pero ella giro su
rostro.
—No me vas a tocar Gian, ayer estabas con Amber, además los encontré en
una linda situación hoy.—se encogió de hombros.—Cuando sepas que yo soy lo
único que quieres y que no me puedes remplazar, tal vez te deje darme un beso.
—Qué la espera no te desgaste muñeca.—al decir eso el semáforo volvió a
estar en verde y maneje.
—Qué guardar los sentimientos que tienes por mi no te mate.
Capítulo 24.
Estaba ansiosa por llegar a local, desde hace unos días tenía ganas de comer
waffles con pollo frito, pero mi emoción se fue yendo cuando vi que pasábamos
de largo el local. Mire al chico que estaba manejando quien tenía una sonrisa en
sus labios.

—Te pasaste el local, idiota.—dije y el asintió.

—Le prometí a mamma que le llevaría algunos regalos, y tú me vas acompañar.


—dijo lentamente, con una sonrisa burlona en sus labios.

No dije nada y encendí mi teléfono para escribirle a Thomas.

Hades: ¿Puedes decirle a los chicos que nos veremos en casa de Gian? Voy
acompañarlo a comprar unas cosas y no se cuanto demore.

Su respuesta no tardó en llegar.

Thoma(te)s: Esta bien, quería hablar algo contigo, pero supongo que tendré
que esperar. Mandare a pedir tus waffles con pollo frito. Cuídate princesita
Athens.
—¿Me puedes comprar un batido? Solo hasta esperar llegar a tu casa para
comer algo.—el asintió sin prestarme atención.

Así que sin decir más nada, seguí en mi teléfono. Recibí un mensaje de Azael.

Azael: Hola preciosa, hoy, tu y yo comiendo un delicioso McDonald’s.


Piénsalo.

Reí sin poder evitarlo. Aceptaría sin duda esa cita, actúe un poco grosera la vez
del Starbucks, pero esta vez sería diferente. Me iba a controlar.

Hades: Estaría encantada de ir a McDonald’s contigo. Solo dime donde y


ahí estaré.
—Ya llegamos, deja el jodido teléfono.—gruño arrebatándomelo de las manos.

—Deja comportarte como un idiota.—salí del auto dando un portazo.

Me cruce de brazos esperando que el se bajara del auto, lo veía revisar mi


teléfono y sonreí al ver su ceño fruncido. Vio algo que no le gusto.

Bajo del auto furioso y yo tenia una sonrisa en mi rostro.

—¿Por qué tienes tantos mensajes con chicos?—pregunto guardando mi teléfono


en su bolsillo.

Me encogí de hombros.

—Si tu no lo aprovechas, que otros lo hagan.

Después de decir eso caminé rápidamente hacia el centro comercial, el venía


pisandome los talones y sus gorilas deberían saber que intimidan con tanta
belleza.

¿Un requisito para el trabajo era ser guapo?

—Vamos por tu estúpido smoothie y luego a Chanel, para ir a casa.—dijo


tomando mi mano con fuerza.

Sonríe. Gian iba a caer, tarde o temprano. Más temprano que tarde.

Lo arrastre hacia mi local favoritos de smoothies. Al llegar, como era de


esperarse, las chicas miraron a Gian como si fuera el sugar daddy que nunca
tendrán.

—¿Quieres algo, cariño?—pregunte soltándome de su agarre y di un beso un su


mejilla.

El me miró, su ceño fruncido y yo no podía estar más feliz. Llegó directo a la


caja sin responder mi pregunta.

La cajera estaba ligeramente sonrojada mirando a Gian. Era una chica pelirroja
con muchas pecas y un hermoso cabello rojizo.
—Buenos días, bienvenido al mundo batido, ¿Qué desea?—sus ojos estaban a
fijos en Gian, absorbiendo el alma de mi futuro novio.

—Quiero un batido de fresa.—me miró esperando que yo pidiera. Rodee los


ojos.

—Y yo uno verde.—dije y me fui a sentar, no iba a esperar por Gian.

Era un idiota. Los guardaespaldas me miraban fijamente y me podían nerviosa.


Cualquiera pensaba que iba a venir un loco a secuestrarme.

Gian se dentro frente a mi después de darme mi batidoy yo feliz empecé a


tomarlo. Mire a Gian quien me estaba mirando fijamente.

—¿Qué pasa? ¿Te pone verme tomar un batido?—pregunte y el negó.

—Te pondría es a tomar otra cosa si no te comportas.—después de esa palabra


comenzó a tomar su batido como si no hubiera dicho nada.

Al terminar nuestras bebidas, el volvió a tomarme de la mano para ir a Chanel a


comprar algunos perfumes y carteras para su madre.

—¿Puedo comprarme algo?—pregunté viendo un hermoso bolso negro.

El me miró, en sus manos tenía un bolso, un perfume, además de cinco vestidos


y tres collares.

—¿Qué quieres?—pregunto y señale el bolso, el miro donde señale para luego


volver su vista a mi.—¿Qué me vas a dar a cambio? —preguntó con una sonrisa.

Rodeé los ojos, pero no pude evitar sonreír.

—No me compre nada, además yo tengo para comprar eso y muchas cosas más.
—señale a un hombre de ojos grises que trabaja para Gian— Me acompañas
afuera.

Al salir, el muchacho de ojos grises me miraba fijamente, sin parpadear. Me


acerque lentamente, su mirada era curiosa y sin que se lo esperara bese sus
labios.

—Señorita Athens, me va a dejar sin trabajo.—su voz era gruesa y tenía un


acento marcado.

Coloque me dedo en sus labios.

—Es nuestro pequeño secreto, tu me lo estabas pidiendo a gritos.—el negó pero


una sonrisa apareció en sus labios.

Antes de que pudiera decir algo, apareció Gian.

—Spero ti piaccia il regalo, piccola principessa.—dijo entregándome una bolsa.


Me había comprado lo que quería.

Traducción: Espero que te guste el regalo, pequeña princesa.

Mis labios se alzaron en una sonrisa y sin poder evitarlo me arroje a sus brazos y
el me recibió en un abrazo.

—Así me gusta, que te portes bien conmigo.—dije dando un beso en su mejilla.

—Bueno, ya bájate.—me negué y el gruño.—Hades por favor, me voy a


molestar.

—Tu siempre estas molesto, vayamos a casa que quiero comer.

Llegamos al estacionamiento con Gian cargándome, cuando visualice el auto me


baje sus brazos. Antes de que pudiera empezar a correr escuche mi teléfono
sonar.

Antes de que pudiera decirle a Gian que me lo devolviera, el había tomado la


llamada.

—¿Quién eres?…Yo soy el novio…Que curioso, a mi también me dice así…Si


se aparece por mi casa olvídese de su jodida vida.—colgó y me miró furioso.

—¿Quién era?—pregunte tratando de tomar mi teléfono y el volvió a colocarlo


en su bolsillo delantero.
—¿A quien más le dices agápi?—pregunto, su tono de voz era dolido y no pude
evitar reír.

Odin, el único idiota al que le decía así aparte de Gian. .

—Oh, era Odin.—camine y el me tomó de las manos.—Es mi mejor amigo,


espero que lo dejes pasar a tu casa. Los chicos lo tiene que conocer.

El me miró y no dijo nada. Al llegar al auto, cerró de un portazo y me miró, su


ceño fruncido y sin decir nada me tomó del cabello y me beso.

Y odio decir que no me resistí, si no que lo bese con muchas mas ganas. Sin
medir nada, me coloque en su regazo, el reclino el asiento para tener más
comodidad y cuando sus manos empezaron a jugar con mi cuerpo me separe.

Sus ojos estaban dilatados y yo sonreí.

—Muy bueno y todo, pero si vuelves a besarme así no te voy a volver a ver.—le
enseñe mi teléfono que había tomado sin problemas.—Gracias.

Salí del auto, esperando ver al de ojos grises, que para mi suerte se encontraba
justo al lado de nosotros en una camioneta.

Sin decir nada me monte al auto.

—¿Algún problema?—pregunto el chico de los ojos grises y negué con una


sonrisa.

—Vamos a la casa de Gian.—el asintió, le dijo algo al chico que se encontraba


manejando y este río.

Mire mi teléfono, tenia muchos mensajes, pero solo me concentre en los


mensajes de Odin, Artemis y Azael.

Artemis: Desde que conociste a ese italiano te la pasas fuera de casa. Voy a
tomar mi papel de hermano celoso y sobreprotector. Tengo ojos en todas
partes pequeña hermanita.
Había adjuntado una foto de Gian agarrando mi mano y no pude evitar reír.

Odin Odioso: Voy a irte a buscar a donde sea que te encuentres así que más
te vale que me envíes tu dirección.

Le envié la dirección de Gian.

Azael: Me gustaría pasar por ti.

Hades: Por seguridad tengo que estará con mis guardaespaldas. Así que lo
mejor sería que nos encontramos en algún lugar.

Mi vista estaba fija en la ventana, viendo a los carros pasar hasta que llegamos a
la casa de Gian. El chico de ojos grises me abrió la puerta y le agradecí con una
sonrisa.

No me dio tiempo de nada porque apenas baje ya me tenían agarrada de la


cintura.

—Joder, no sabes lo molesto que estoy.—la voz de Gian era ronca y me removí
en sus brazos.

—Gian te ordenó que me bajes.—dije y el solo me ignoro.

Entro a casa conmigo en brazos.

—¿Qué pasó? ¿Por qué tienes esa cara de mal follado? ¿Te dejaron con las
ganas?—Archilles reía y yo no pude evitarlo y reí también ganándome un azote.

—¡Gian!—chille y el me ignoro nuevamente, subiendo las escaleras sin decir


nada.

Al llegar a la habitación me dejo en la cama, mejor dicho, me tiro en ella. Se


coloco sobre mi, con sus ojos fijos en los míos.

—¿Qué crees que haré contigo?—pregunto acariciando mi mejilla suevamente y


sonríe.

Sin que se lo esperara cambie los papeles, ahora era yo quien se encontraba
encima de él.

Deje pequeño besos en su rostro hasta que me acerque a su oído.

—¿Cuándo vas a aceptar que soy lo único que quieres?—susurre.—No me vas


hacer nada hasta que entiendas que eres completamente mío.

Me aleje un poco hasta mirar sus ojos.

—¿Y acaso tu eres mía?—pregunto con burla.—¿Crees que no te vi besando a


Dimitri?, no seas payasa, ni tu eres mía, ni yo soy tuyo.

—Voy a disfrutar tanto cuando admitas que me quieres, que me necesitas. Vas a
caer ante mí y yo simplemente lo voy a disfrutar—me levante.

El no se inmuto, simplemente me veía.

—No voy a caer ante ti Hades. No me vas a obligar a quererte. Solo eres una
niña caprichosa.—sus palabras fueron directo a mi corazón.

¿No sentía ni un poquito de cariño hacia mi? Maldición, yo simplemente estaba


empezando a sentir algo por el y no entregaría nada hasta ver que el estaba
dispuesto a darlo todo. Me iba a encargar de que Gian nunca se olvidara de mi.

Antes de que pudiera replicar la puerta fue abierta dejando ver a Odin.

—¡Hay un hermoso griego en la sala!—chilló y seguido llego Archilles quien


miraba a mi mejor amigo con curiosidad.

Me acerque a Odin y lo abrace, mire a Archilles y lo señale.

—Mío, mi propiedad, mi mejor amigo, lo más cercano que tengo de un novio. —


dije y Odin río.

—Todo tuyo, muñequita.

Salimos de la habitación dejando a un molesto Gian, pero no me importo. Tal


vez, no debí besar al chico de ojos grises, pero no me arrepentía. Ni siquiera fue
un beso largo, no duro menos de unos segundos. Solo fue una presión.
—¿Y si nos quedamos encerados en tu casa?—pregunte y Odin me miró.

Esa mierda que exigía respuestas que no le iba a dar.

—No se en que carajo te estas metiendo y me duele que no confíes en mi. Pero si
eso quieres, esta bien.

Lo abrace.

—Te amo.

Al llegar a la sala todos los chicos estaban reunidos hablando.

Hasta que escuche algo que me dejó sorprendida.

—Se que mi relación con Hydra es algo rara, pero nos amamos. Puede que besé
y me acueste con miles de chicas, pero al final siempre termino con ella.—dijo
Jawad.

Jawad tenía novia. Y yo no sabía, y lo había besado.

—¡Me besaste!—chille.

—¿Lo besaste? —pregunto Odin sorprendido y asentí.

—¡Tienes novia y me besaste!

—¡Es complicado!—el grito y lo miré sin creerle.

Vamos, que el único chico con novia que había besado era Damien, y porque la
serpiente de su novia no me agradaba. Normalmente respetaba las relaciones, no
me iba eso de besarme con chicos que estaban tomados.

—¿Dónde está mi comida?—pregunté y el señalo la mesa.

Sin decir nada más, me acerque tomando a Odin con una mano y mi comida en
la otra.
Nos senté en el sillón, yo encima de sus piernas mientras abría la bolsa de
comida. No iba a pensar en nada, tendría mi cita con Azael, iría a casa de Odin.
Capítulo 25.
—¿Vamos a McDonald’s?—preguntó Odin feliz, el al igual que yo era un
amante de ese restaurante de comida rápida.

—Yo voy a McDonald’s, tu iras a casa para preparas las cosas de la pequeña
reunión que tendremos.—dije y su ceño se frunció.

Había llamado a Azael para vernos en el McDonald’s más temprano de lo


esperado, pero el no se quejo. De hecho se escuchaba muy entusiasmado.

—El joven Eros dejará a su mejor amigo Odin en casa, mientras que Valentin y
yo nos quedamos con usted.—dijo Cato sin dejar de mirar la carretera.

Pensé que era una broma de Gian cuando me dijo que me dejaría con Cato, ya
que por lo que había visto el siempre estaba con Gian y le era muy fiel.

—¿El no te necesita? Para que lo protejas y eso—me encogí de hombros y el


negó con una sonrisa.

—El señor sabe como cuidarse—su rostro se torno serio—,pero usted sí necesita
que la cuiden bien.

Odin me envió una mirada que mostraba lo confundido que estaba por las
palabras de Cato.

—No creo que me pase nada malo, pero agradezco que estés cuidando de mi.

El auto paro y Cato me brindo una mirada y sonrió.

—Ya llegamos.—mire la ventana y era cierto, ya estábamos en el McDonald’s.

Me baje del auto seguido de Odin.

—¿Me puedo quedar aquí comiendo? Prometo no molestar.— no se escuchaba


sincero, el siempre tenía que molestar.
—Si molestas le digo a Cato que te envié a casa.

Al entrar al local, mi vista viajo por todo el lugar para encontrar a mi cita de hoy,
y lo encontré viendo su teléfono muy concentrado. Me acerque lentamente a él,
para ver que está viendo tan concentrado y cuando me acerque vi que estaba
viendo una foto mía de bebé que mi padre decidió postear en instagram.

—¿Tan obsesionado estas conmigo?—pregunté y el se giro a verme sorprendido.

—Pensé que nunca llegarías.—sonrió mientras se deslizaba hasta quedar en el


otro asiento y me senté junto a él.

—Tuve algunos retrasos, pero ya estoy aquí y podemos pedir para comer.

Busqué a Odin que se encontraban sentado justo en la mesa frente a nosotros.


Me brindo una sonrisa burlona. No puede evitar rodar ojos.

—¿Qué quieres de comer? —preguntó.

La pregunta sería que no quería comer.

—Lo que tu quieras.

—Dime, no tengas pena.

—Bueno. Quiero nuggets, una hamburguesa de queso y un helado.

El me miró sorprendió.

—¿Todo eso cabe en ese pequeño cuerpo que tienes?—asentí.

—Esta bien, espérame aquí, no sea que te arrepientas y te vayas.—bromeó.

Al instante que Azael se levantó, apareció Odin con una sonrisa.

—Estas de perra.—dijo y lo miré ofendida.

—No se que haces aquí, así que hazme el favor de irte. Sabía que ibas a
molestar.—el en respuesta me saco la lengua.
Lo mire caminar, hasta que me vista de fijo en una chica de rasgos asiáticos, que
estaba sentada justo en la mesa de al lado de. Odin. Sus ojos rasgados estaban
fijos en mi haciéndome sentir incomoda.

Sin poder evitarlo busque con la mirada a Cato y los chicos. Los encontré en un
distancia prudente de mi. Eros me miró y me señaló a la chica y yo asentí
lentamente.

—Perdón por demorarme, como el local está lleno demoran en servir.—aparte


mi vista de Eros y le sonreí a Azael.

—No te preocupes, por esta comida puedo esperar lo que sea.—dije mientras
tomaba una papa y la colocaba en mi boca.

Estaba comiendo en una manera apresurada, haciendo reír a Azael.

—De espacio hermosa, no queremos que te mueras.

—La primera vez que te vi estabas con una chica, ¿que ocurrió con ella?—
pregunte curiosa.

—Me distraje viendo a una chica linda.

¿Yo era la chica linda? Claro que yo era la chica linda.

—Creo que la chica es más bien hermosa.—el asintió de acuerdo conmigo.

Le robe de sus papas fritas y el hizo lo mismo con las mías.

—¿Puedes ser una niña buena y no comer mis papas mientras voy al baño?—
asentí y el me miró fijamente, con sus ojos entrecerrados sin creerme.

Y el no podía creerme porque apenas me dio la espalda para ir, ya yo me


encontraba comiéndome sus papas hasta le robe un poco de pollo.

Cuando regreso me hice la inocente y el río entre dientes.

—Prometo que no me robe nada.


El sin decir nada presiono sus labios sobre los míos.

—Se que lo hiciste, pero lo voy a pasar porque me gustas.

No iba negar que me sorprendí un poco con sus palabras. Tal vez estaba
confundido el gustar con el hecho de que se quiere acostar conmigo o solo le
parezco linda.

—Ahora tu puedes ser bueno y no comer mi hamburguesa mientras voy al baño.

Al llegar al baño me miré al espejo, mi cabello estaba hecho un desastre, pero


estaba pasable así que solo lo peine un poco con los dedos. Estaba feliz
tarareando una canción cuando la puerta fue abierta dejándome ver a la chica
que anteriormente me estaba viendo. Su expresión no era para nada amigable.

—¿Qué te sucede? ¿Por qué me miras así?.—pregunte cuando se estaba


acercando a pasos lentos a mi.

—Tu tener que agarrar carta.—su pronunciación era extraña.

—Yo no entender que tu hablar.—reí sin poder evitarlo.

Pero al parecer eso no le gustó porque en menos de un segundo la tenía


presionando una pistola contra mi cabeza.

—No reír, jefe no quererte muerta todavía. Tomar la carta.—dijo entregándome


un pequeño papel rosado que no tome, haciendo que presionará más la pistola
contra mi y yo sin más tome la carta.

Antes de que pudiera gritar por ayuda la puerta fue abierta dejando ver a Eros
junto con Valentin y Cato. Los tres tenían sus pistolas apuntando a la chica.

—Aléjate de ella, Kumiko.—gruño Cato alejándome de ella.

¿Cato la conocía?

— 老闆會來找她,沒有人幫她 —no entendí que dijo, pero seguro fue una


amenaza.3
Traducción: El jefe vendrá por ella y nadie la ayudará.

Sin decir nada Eros me sacó del baño.

—¿Estas bien? ¿Quieres seguir con tu cita o prefieres ir a casa?—pregunto.

Mire la hoja de papel que tenia en mi mano y la doble hasta poder ponerla en el
bolsillo trasero de mi pantalón. Mentiría si dijera que ni estaba preocupada, pero
no quería irme y dejar solo a Azael.

—Voy a seguir con mi cita.


Capítulo 26.
Al llegar a casa mamma se tiro en mis brazos emocionada. Reí sin poder
evitarlo y trate de acomodar mis lentes.
—Mi manchi tanto tesoro, non puoi andartene così a lungo.
Traducción: Te extraño mucho, no puedes irte por tanto tiempo.
—Yo también te extrañe, mamma.—dije estrechándola en mis brazo más
fuertes.
Después de unos minutos alguien arrebato a mi madre de mis brazos.
—Pero si es el bastardo.—dijo Fabrizzio abrazando a mamá.—¿Qué nos
trajiste?
Rodeé los ojos, pero no puede evitar sonreír porque extrañaba sus
estupideces.
—A mamma le traje algunos regalos de su tienda favorita.—ella sonrió
agradecida.
—¿Que me trajiste a mi? Siempre le traes cosas a mamma, pero nunca a mi.
—se cruzo de brazos.
—Compórtate como alguien de tu edad, spazzino.
—¡Non parlare a tuo fratello in quel modo!—me regaño mamá.
Traducción:¡No le hables a tu hermano de esa manera!
Fabrizzio se separo de mamá y señaló a mis espaldas, me gire y no había
nadie.
—¿Dónde está la roca de Cato? Creo que lo vamos a necesitar.—se encogió
de hombros.
Cato.
No había recibido señales de el, no me ha dicho nada sobre cómo está Hades
ni qué está haciendo. Solo esperaba escuchar cosas buenas de la pequeña
demonio.
—Lo dejé haciendo un trabajo, no lo veremos por un buen tiempo o hasta
que se solucione todo.
Mamma nos miraba atenta, sin decir nada. Pensando en que estábamos
hablando ya que no le decíamos nada del negocio que estábamos manejando,
solo lo necesario.
—Voy a servir algo de comer, estas un poco gordo Gian. Te hable sobre eso,
no voy a darte mucha comida —habló caminando hacia la cocina y no pude
evitar reír.
Cuando mamá estuvo muy alejada, Fabrizzio me invito a pasar al despacho
que teníamos para hablar de cosas importantes sin que nadie molestara.
Me senté en la silla giratoria detrás de la gran mesa de vidrio y me ofreció
una copa de vino que rechacé.
—Por ahí escuché que están en busca de Hades Athens.—me miró fijamente
—Y quiero que seas sincero y me digas que mierda esta sucediendo.
Se veía serio y no tuve más que decirle todo lo estaba pasando. Su rostro no
pasaba de sorprendido y luego negó.
—No puedo dejar que le hagan daño.—terminé diciendo y el asintió.
—Estas jodido, te gusta la hija de Ares y estas jodido.—cantó.
Lo mire con desaprobación.
—No me gusta Hades, y ya no quiero hablar de eso. Solo dime donde esta la
maldita carta que no quieres abrir.—señaló la mesa un sobre negro y lo tome.
Lo abrí bajo su atenta mirada y reí sin humor al ver que sólo había unas
cuantas palabras, pero con gran significado.

¿Qué pasa si el pasado vuelve?


Tal vez no haya nadie que salve a la princesa de su pesadilla .
No puedes ser el príncipe de esta historia.
Prepárate.

—¿Que dice? A ver ensáñemela, te veo con cara de culo. A ver que dice.—me la
arrebato de las manos.1
—Bruno es un cabron.—el asintió de acuerdo.
—Se de alguien que puede decirnos dónde está la rata.—sonrió.—Liugi
Agazzi.
Liugi Agazzi era la rata más grande de Italia, pero siempre tenía la
información que uno necesitaba.
Las chicas siempre estaban tras el por su cara bonita, de esa forma se le
facilitaba buscar información.
—¿Vamos después de la cena?
—Se que estas desesperado, pero pasa un tiempo con mamma. Comemos,
vemos una película absurda que la haga llorar y salimos en busca de las ratas.
Me levanté sacudiendo mis pantalones.
—Prepara a los hombres, no quiero conmigo a nadie que no sirva para un
buen trabajo.—suspiré.—Ahora vamos donde mamma.
Al salir del despacho yo fui rumbo a mi habitación, que estaba justo como la
había dejado. Dejé la pequeña maleta que traje al lado de la cama y después de
quitarme el abrigo salí de la habitación para ir directo al comedor.
—Siéntate al lado de tu hermano mientras te sirvo.—dijo mamma señalando
el asiento vacío al lado de Fabrizio.
Era una gran mesa para que solo se sentarán tres personas, pero mamá dijo
que había que comprarla por si teníamos visitas aún sabiendo que nadie venía a
vernos.
—Mamma, voglio la pasta. Pasta di mamma Antonella, la migliore mamma
del mondo.
Traducción:Mamá, quiero pasta. Pasta de mamma Antonella, la mejor madre
del mundo.
Ella me miró enternecida por mis palabras y me tomo de las mejillas dejando
un sonoro beso en ellas.
—Si se portan bien les cocinare Penne rigate all’Amatriciana.
Sonreí sin poder evitarlo. Realmente extrañaba la pasta de mamá, ella era
perfecta cocinando y pintando. Era una artista como Hades.
—Ti amo, sei il migliore.—dijo Fabrizio lanzándole besos.
Traducción: Te amo, eres la mejor.
Ella solo negó riendo para luego sentarse frente a nosotros.
Mire el plato, y los pequeños tomates, lechuga y demás cosas que había en el
plato además de la pasta. No me entusiasmaba, pero aún así lo comí.
—¿Cómo está la señorita Athens? Es muy linda por cierto.
Escuche la risa de Fabrizzio y le di un pequeño golpe.
—Bien. Se que es linda mamá, no estoy ciego.
—Escuche que estas saliendo con ella, también mi piccolo bambino me
enseñó fotos de ustedes juntos.—se escuchaba entusiasmada.
Mire a Fabrizzio exigiéndole respuestas, pero el solo se encogió de hombros.
—Mamma, escuchaste mal, no estoy saliendo con nadie.—dije tratando de
dar por terminado el tema, pero ella seguía.
—Quanti anni pensi di avere? Voglio i nipoti. Gian, non voglio vederti solo
figlio.—sus ojos se humedecieron y mi corazón se encogió a pesar de estar
acostumbrado a que ella sacará esa carta.
Traducción: ¿Qué edad crees que tienes? Quiero nietos Gian, no quiero verte
solo hijo.
—No estaré solo toda la vida mamá.
—Por el camino que vas yo creo que si.—comentó Fabrizzio riendo.
—Tu sabrás lo que haces, pero la próxima visita a Italia será con Hades
Athens. Fin del tema.
Después de eso nadie hablo, y solo los concentramos en comer hasta que mi
teléfono sonó. Lo saque de mi bolsillo y vi que era una llamada de Cato, casi
grito de la emoción.
—Discúlpenme, es una llamada importante.—me levanté de la mesa y salí.
Apenas conteste la voz de preocupada de Cato me hizo tensarme. ¿Algo
había pasado a Hades?
—Jefe, la señorita Athens no ha salido de su habitación desde su cita en
McDonald’s donde ocurrió un altercado con la joven Kumiko.—hizo una pausa.
—No le ocurrió nada a la señorita Hades, pero al parece recibió una carta, y
según nos pudo decir su mejor amigo Odin, ella no quiere hablar con nadie sobre
el tema.
Primero, me encontraba un poco molesto porque Hades tuvo una cita, y
segundo estaba muy triste por no poder estar con ella.
—Gracias por informarme, necesito que me pases el número de Odin, y por
favor ve a casa y dile a los chicos que no dejen sola a Hades y que intenten
animarla. El día de mañana voy a tratar de enviarle un regalo, encárgate de que
lo reciba.
Iba a tratar de subirle el ánimo aunque estuviera lejos de ella.
—Esta bien señor que descanse.—colgó.
Mire el teléfono en mis manos sin saber que hacer. Hasta que se me ocurrió
algo, sabía de alguien en Italia que podía hacerme algo rápido para hacer feliz a
la pequeña demonio.
—Nicoletta Lombardi.—su delicada voz se escucho y no pude evitar reír al
recordar que llevaba tiempo sin saber de ella.
—Es un gusto volver a escuchar tu voz.
—¿Gian? ¿El mismo Gian que me robo mi primer beso?—reí nuevamente.
—El mismo, lamentó que el motivo por el cual te contacte sea porque
necesito un gran favor.
—Soy toda oídos, igual se como me pagaras.
—Conozco a alguien que le gusta demasiado McDonald’s, y me preguntaba
si podrías hacerle algo que nunca olvide o que le guste.—murmuré.
—¿Es una chica?—escuché su risa.—No importa, mañana me responderás
cuando te de el regalo. Se puntual, te envío un mensaje con el lugar.
—Nos vemos Nicoletta.—colgué.
Al girarme para regresar a la mesa me encontré con mi madre que tenía una
sonrisa.
—¿Por qué mamá sonreí así?—preguntó Fabrizzio limpiando sus manos con
el pantalón.
—Nada pequeños, me voy a dormir, ha sido un largo día. Creo que tu
también debería dormir Gian, mañana pienso pasar el mayor tiempo con mis
bebes.—besé su mejilla.
—Mañana todo el día será para ti.—ella asintió para luego besar la mejilla de
Fabrizzio y subir a la habitación.
Mire a mi hermano menor que se veía emocionado. Y se removía.
—Lo siento, peor estoy emocionado. Me pasa siempre que tengo que hacer
un trabajo.—soltó una carcajada.
Rodeé los ojos.
—Vámonos rápido que quiero regresar a dormir. Espero que los hombres nos
estén esperando fuera.—el asintió.
Salimos de la casa y como espere, había una cantidad generosa de hombres
con nosotros.
Decidí irme en un auto con Fabrizzio ya que no tenía ganas de manejar. Para
mi suerte Liugi no vivía tan lejos, la última vez que hice un trato con el le ofrecí
una casa cerca de aquí para que viviera mejor. El tenía dinero, pero cuando se
trataba de un lugar de vivir era un poco tacaño.
Al llegar a la casa, mis hombres salieron primero y como era de esperarse
apareció Liugi con una sonrisa. De seguro estaba drogado.
—¡Los hermanos Caccini! ¡Los únicos perros que traen miles de hombres
detrás de ellos. Salgan de esos autos mariquitas!—grito haciéndome reír.
Salí del auto junto con Fabrizzio, Liugi nos recibió con un abrazo caluroso y
con un olor desagradable.
—¿Sabes por qué estamos aquí?—el asintió con una sonrisa.
—Bruno Provenzano en busca de Hades Athens.—soltó una risita, con sus
ojos cerrándose.
—¿Dónde está?—pregunto Fabrizzio.
—¿Por qué no pasan por una taza de té mientras les cuento?+
–––––
Capítulo 27.
Me abracé lo más que pude a Odin, no me quería levantar de la cama, más
bien no quería salir de casa nunca. Pero mi madre había tocado la puerta por
tercera vez diciendo que tenía que comer, pero ni siquiera tenía apetito.
Aún recordaba que decía esa carta.
Una pequeña niña de lindos rizos,
Perdida gracias a la envidia,
Condenada a pasar por tanto,
¿Qué pasa si el pasado vuelve?
¿Estas lista piccola principessa?
Voy por ti.
—B.

Solo de recordarlo me hacía estremecer. No sabía quién era “b” y quería


discutir con mi padre sobre que estaba sucediendo, pero el solo me esquiva.
Nuevamente tocaron la puerta fuertemente, y no tuve otra opción que salir de
los cómodos brazos de Odin para abrir la puerta.
—¿Qué hacen aquí?—pregunté a ver parado a los chicos.
Koustantine, Archilles y Jawad estaban en la puerta de mi habitación con
grandes sonrisas y una gran caja en manos.
—Nos contaron que no querías hablar con nadie, no salías de habitación y no
quieres comer. Venimos a animarte princesa.—dijo Jawad entrando a la
habitación, y así lo siguió Archilles y de último Kounstantine.
—Gracias chicos, aprecio mucho que estén aquí.—fui sincera y ellos
sonrieron.
—Aquí tenemos un regalo para ti. Esperemos que te guste—me entregó la
caja Archilles.
—¿Ese es Odin?—pregunto Archilles señalando a mi mejor amigo que daba
vueltas en la cama.
—Si, ¿Pueden levantarlo mientras me arreglo?
—Claro, cuando salgas dejaremos algo de ropa en la cama porque hoy
saldremos.—dijo Jawad.
Me quedé parada mirándolos, sin saber que decir, estaba muy agradecida.
—Vamos muñeca, tenemos un gran día por delante.—Kounstantine me dio
un beso en la mejilla.
Asentí y después entre al baño para tomar una larga ducha. Anoche no me
había bañado, si no fuera por Odin ni siquiera me pongo pijama.
Demoré unos diez minutos en la ducha y otros diez más vistiéndome. No
quería un maquillaje pesado así que solo me coloque un poco de bálsamo,
máscara de pestañas, bloqueador y peine mis cejas. Con mi cabello solo coloque
un poco de crema de pinar y lo amarre en un moño alto.
Mire la caja que me habían dado los chicos y la abrí con cuidado. Al ver su
interior no pude evitar gritar tan fuerte que Cato entró a la habitación asustado.
El siempre se encontraba cerca por eso no me extraño verlo.
—¿Todo bien señorita Athens?—pregunto y yo asentí sin dejar de ver el
contenido de la caja.
Eran fundas de teléfono y almohadas de McDonald’s.
—¡Mira esto, los chicos son los mejores!—chillé sacando todo de la caja.
Cato se acercó con una sonrisa en su rostro, miró todas las cosas
detalladamente.
—Me parece hermoso, me alegra que eso haya hecho que su humor
mejorará.—lo abracé y el me correspondió después de unos segundos.
—¿Gian te ha preguntado por mi?—no puede evitar preguntar y sentí como
reía así que me separe de él para ver sus ojos fijamente.
—No tengo permitido responder eso.
Me encogí de hombros.
—Lo tomare como si Gian esta llorando porque me extraña mucho. Sin mi
su vida seria aburrida.
—¿Va a salir con los chicos? Me gustaría saber, ya que tengo un paquete
importante que buscar.
Con toda la confianza tome su mano mientras salimos de la habitación, mire
a Cato que me miraba con cierta nostalgia.
—No te preocupes, estaré con los chicos, puedes ir a McDonald’s a
comprarte algo rico de comer.
Al llegar a la sala visualice a los chicos charlando animadamente.
—Gracias, sabes que puedes llamarme siempre que me necesites.—asentí.
Extrañaba a Damien, el seguro habría dicho algo estúpido y yo solo reiría.
Todavía no podía superar que el prefirió a la arpía de su novia que seguro le
romperá el corazón.
—¡Vámonos muñeca!—grito Kounstaine sacándome de los pensamientos y
lo miré.
Corrí hasta el y me tire en sus brazos.
—¡Me encantó el regalo!—chillé y escuche risas.
—Bueno, vámonos que no tengo todo el día libre.—habló Odin que miraba a
Archilles.6
—Hades Athens, quiero en la mesa a ti, y a tus amiguitos.—habló Artemis
bajando las escaleras.
Lo mire sin poder creer sus palabras. Yo me quería ir, quería salir y distraer
mi mente.
—Artemis, no molestes.—gruñí y el negó hasta llegar a mi lado.
Me envolvió en un abrazo caluroso, y no puede evitar abrazarlo de vuelta.
—Vamos, mamá está contenta porque te escucho más animada.—susurró en
mi oído.
Me separe se su abrazo para ver a los chicos. Todos veían la escena sin decir
nada, excepto Odin y Archilles que discutían en voz baja.
—¿Quieren pasar a un brunch que hizo mi madre?—pregunté y todos
asintieron entusiasmados.
Caminamos hasta llegar a la mesa que se encontraba en el patio trasero, mi
madre quiso aprovechar que era un buen día. Visualice a mi padre sentado,
comiendo felizmente sus tacos y no dude en sentarme frente a él.
—Cariño, me alegra que estés aquí. ¿Ya te sientes mejor?
—Me sentiría mejor si supiera que mierda esta pasando.—dije mirando
fijamente a mi padre quien me miró rápidamente.
—El vocabulario Hades, ya hablamos de eso.
—Bueno, el vocabulario será importante cuando me digas que esta pasando.
Los chicos estaban comiendo, ignorando todo lo que estaba pasando.
—Esta comida es deliciosa, me gustaría vivir aquí y no regresar a Grecia.—
dijo Archilles haciendo que mi madre riera.
No puede evitar sonreír, Archilles era increíble.
—Esto no se quedara así, hablaremos tarde o temprano.—lo señalé con el
tenedor y el se encogió de hombros.
El brunch estuvo bueno, Archilles no paraba de hablar con mi madre sobre la
comida y Odin lo miraba de una manera no muy amigable, tendría que hablar
eso con el. Mi padre salió corriendo después de comer diciendo que tenía cosas
que hacer, lo habría seguido si no tuviera que comer la deliciosa comida.
—Mamá, voy a salir con los chicos.—anuncie y ella me miró un poco
decepcionada.
—Bueno, pensé que se podían quedar aquí en casa, tu padre tenia pensado
hacer algo para animarte. El sabe que amas estar en la piscina como un pez así
que pensamos en comprar McDonald’s y eso para que disfrutes con tus amigos
ya que hace un día bonito.—se escuchaba nerviosa.
La mire fijamente, luego mi vista pasó a Artemis que asintió en aprobación.
—Vamos hermanita, tenemos tiempo que no pasamos tiempo juntos.—
escuché las palabras de Morfeo.4
Lo mire y el me miraba fijamente, sus ojos un poco humedecidos me
hicieron mandar todo a la mierda y aceptar la propuesta de mi madre.
—¿Chicos se quieren quedar? Prometo que no se van aburrir.
—Si tu estas de acuerdo, nosotros también. Queremos pasar tiempo contigo
no importa donde.—hablo Archilles y mamá sonrió.
—Pero no tenemos con qué bañarnos en la piscina. A mi no me importa
bañarme sin ropa, pero respeto a tu familia.—dijo Kounstantine.
No pues evitar reír por sus palabras que eran ciertas.
—No se preocupen, yo tengo algunas cosas que le pueden quedar.—
interrumpió Artemis.
Me levante de la mesa llamando la atención de todos los presentes.
—Me voy a ir a cambiar, ustedes también puede cambiarse en el cuarto de
Artemis o alguna habitación vacía.
Sin esperar respuesta entre a la casa nuevamente, subí las escaleras
lentamente hasta llegar a mi habitación. No sabía que traje baño colocarme, tenía
demasiados.
Así que después de una larga búsqueda recordé que Damien me había
regalado uno porque según el lo vio y mágicamente pensó en mi. Era sencillo
pero muy bonito.
Al verme al espejo sonreí.
—Eres hermosa. Fabulosa. Gian se lo pierde.—dije hacia mi reflejo.
Me coloque unas sandalias, y una buena cantidad de bloqueador y estaba vez
baje las escaleras corriendo. Al llegar donde estaba la piscina solo me encontré
con Morfeo que estaba encima de un flotador con sus ojos cerrados.
—¡Morfeo, despierta!—chillé haciendo que se levantara asustado y cayera
en el agua.
No puede evitar reír al verlo tragar agua, después que se estabilizó me miró
entre molesto y divertido.
—¿Qué cosa más caliente estoy viendo?—me gire al escuchar la voz de
Archilles que venía con un bañador de color azul que le quedaba perfecto.
—Oh, mira que ven mis ojos.—siguió Koustantine y no puede evitar reír.
—Vengan, me quiero tomar una foto.—les señale la pared vacía y ellos
asintieron.
Le tendí mi teléfono a Kounstaine.
—¿Qué están haciendo?—llego Jawad junto con Odin, con su bañador
blanco.
—Le estoy tomando una foto a Hades. Luce caliente como el infierno.
Trate de imitar una pose que vi en una chica de instagram, esperando lucir lo
suficientemente caliente y hermosa.
Después de unas cinco fotos más, incluyendo a una con los chicos decidimos
entrar a la piscina.
—Vamos, puedes cargarme.—dije y Koustantine negó.—Si no lo haces se
acaba esta amistad.
—Pero no quiero que tu papá me regañe, en ante pase por su lado y no me
dio una mirada agradable.—murmuró.
Y no pude evitar rodar los ojos, mi padre no tenía límites.
Mire a Morfeo que jugaba con Odin y Archilles. Era divertido ver a Odin
molesto porque mi hermano prefería al griego.2
—Estoy cansada, me voy a la tumbona un rato.—ellos asintieron diciendo
que se quedarían un tiempo más.
Nade hasta el borde de la piscina para luego salir y recostarme en la
tumbona. Cerré mis ojos maldiciendo el momento en el que no traje unos lentes.
––––
Sentí que me sacudía y abrí mis ojos lentamente, era mi padre. Tenía una
expresión divertida.
—Te dormiste cariño, ya compré el McDonald’s. Esta en la mesa, tus amigo
ya están comiendo solo faltas tú.
Me levante restregando mis ojos.
Mire a mi padre que tenía una expresión cansada. Recordé lo grosera que
había sido con él y no pude evitar sentirme mal.
—¿También están mis hermanos y mamá?—asintió.—¿Te puedes unir tu
también?—pregunté empezando a caminar a la mesa.
—Claro, si eso es lo que quieres.
Cuando llegamos a la mesa no pude evitar sonreír al ver la cantidad de
comida que había. Mi padre se había lucido. Me senté al lado de Artemis y
frente a Jawad.
Me serví una generosa cantidad de nuggets con papas fritas, eran más papas
que nuggets.
Justo cuando iba a meter un nugget a mi boca apareció Cato con una gran ajá
color rojo pasión.
—Buenas tardes, disculpen que haya interrumpido, pero tengo este paquete
para Hades.—me entrego la caja y la mire sin saber que decir.
—¿Gian me manda esto?—se encogió de hombros sin responder.—Gracias,
si quieres te puedes quedar a comer.
—No gracias, ya comí.—miro a los presentes.—Disfruten de su velada.—sin
más entro a la casa nuevamente.
Mire la caja sin saber que hacer con ella, quería abrirla, estaba ansiosa por
saber que tendría dentro ya que pesaba demasiado, más que la caja de los chicos.
—Vamos cariño, ábrela—incitó mi madre.
Mire como todos tenían su vista fija en mi, Jawad tenía una sonrisa que
desconocía, pero sin perder el tiempo abrí la caja.
Y me llevé una gran sorpresa. Dentro la caja se encontraba nuggets dentro su
pequeña cajetita y una soda. Todo de McDonald’s, pero hecho con oro. Era
fascinante.
Saque todo de la caja dejándolo encima de la mesa.
—Vaya, al parecer tienes un admirador con una gran cuenta bancaria.—
gruñó mi padre tomando los objetos.
Cuando pensé que ya era lo único que había, me llevé la sorpresa que había
dentro una carta que no tarde en abrir.
Y lo que decía hizo que mi corazón latiera rápidamente.

Me encantan el color de tus ojos.


Ese tono café, esas pestañas largas.
Me encantan,
Me enamoran,
Me fascinan.
Como brillan y me miran.
Me encanta que me mires.
Me encantan tus ojos.
Me encantas tu.
Me encanta tu mirada.
Me fascinan tus ojos café.
Gian no puedo haber escrito esto, ¿entonces quien me envió esto?2
––––––––––
Capítulo 28.
Me encontraba en un restaurante con Nicoltte Lombardi, hablaríamos sobre
el favor que ella quería. Pedimos una deliciosa spaghetti a la carbonara con un
delicioso vino.
—¿Me puedes decir que necesitas? Tanto suspenso aburre.—dije mientras
tomaba un poco de vino.
—Bueno, como sabes, mi preferencia esta en las mujeres.—asentí sin
entender a donde quería llegar.
Casi nadie sabía que Nicoltte Lombardi es lesbiana ya que su padre le
prohibió decirlo.
—¿A dónde quieres llegar?—pregunte un poco molesto de que no fuera al
punto.
—El abuelo viene de visita, y mi padre me exigió una cita para la cena que
va a realizar. Ahí entras tú, el perfecto hombre que todos quisieran.
Era lo más estúpido que había escuchado en mi vida. Ella ya tenía Veintidós
años, estaba por llegar a los veintitrés y su padre todavía mandaba su vida.
—Me parece estúpido todo esto, pero te voy ayudar, te lo debo.
Su rostro se veía muy entusiasmado.
—Gracias, en serio.—acercó su rostro al mío y dejó un suave beso—Hay que
empezar a fingir desde ahora para que la gente no sospeche.—asentí.
Seguimos comiendo sin decir nada hasta que yo rompí el silencio.
—¿Por cuánto tiempo será? Mi estadía en Italia será un poco corta.
—¿Alguna chica en tu lista? Por ahí leí de la pequeña Hades Athens, pobre
chica que tiene que soportarte.
Bufé. Si ella supiera como es Hades en realidad no estuviera diciendo esas
cosas, Nicoltte se tendría que preguntar como es que yo soporto a la pequeña
demonio.1
—Yo soy el inocente ahí, ella es un pequeño demonio que me jode la
existencia.
—Pero te gusta.—me señaló con el tenedor.1
—Claro que no, Hades no me gusta, me resuelta exasperante. Es molesta,
siempre está haciendo bromas que no son graciosas y lo que más me molesta es
que es una besucona.1
Solo de recordar como Hades besaba a los chicos con normalidad me
molestaba. Esos besos tendrían que ser exclusivos.
—¿Hueles eso? Son tus celos de ver a la demonio besando a otros que no
seas tu.—su risa era estruendosa llamando la atención de varias personas.
Rodeé los ojos.
—Consigue una novia, y hablo en serio. Ya estas grande, tu padre no te
manda, si te saca de casa sabes que siempre tienes la puerta abierta en la mía.—
tomé su mano que tenía en la mesa y le di un apretón.
—Lo sé, pero no quiero que Alfonsina destruya lo que mi padre se mato por
hacer tantos años.
—Tu sabras que haces, pero no te dejes manipular.
—¿Dónde estabas?—preguntó mamá cuando me vio atravesar la puerta.
Estaba sentada en uno de los sillones con una taza de té en la mano, a su lado
estaba Fabrizzio con los ojos cerrados y sus labios entreabiertos.
—Tuve cena con mi nueva novia, Nicoltte Lombardi.
Camine hasta sentarme a su lado de manera que tuviera una buena vista de
sus cara y expresión de sorpresa.
—¿Para eso viniste?—preguntó tomando un sorbo de su té.
—¿Te molesta que Nicoltte sea mi novia?—pregunté y ella negó.
Por arte de magia, Fabrizzio se levantó al escuchar la palabra “novia”. El era
muy chismoso.
—¿Mi hermanito con novia?—su voz estaba ronca.—Entonces Hades
Athens queda disponible No pase por alto la cara de pervertido que tenia. Estaba
a punto de darle un golpe hasta que mi madre me detuvo.
—Mañana quiero que venga a desayunar Nicolette.
—Claro, aquí estará.
—Y no tienes que engañarme, se los gustos de Nicolette.
Mi teléfono vibro y lo saque de mi bolsillo para ver un mensaje en el grupo
que tenia con los chicos.
Y hubiera deseado nunca haberlo abierto.
Kounstantine: ¿No es una bebé hermosa?

Mi respiración se detuvo por unos segundos. Es que joder, ella se veía


hermosa.
—¿Qué estas viendo? ¿Por qué esa cara?—preguntó Fabrizzio, pero lo
ignore y seguí viendo los mensajes.
Jawad: A que tenemos una hermosa chica con nosotros o no Gian?
Archilles: Pero nuestro amigo no se queda atrás, ¿Nicoltte Lombardi?
Mis felicitaciones por hacer que una chica le vuelva a gustar la salchicha.
Rodeé los ojos. Archilles podía ser un idiota.
Gian: ¿Dónde están? Quiero que Hades este en su casa, pero ya.
Al enviar el mensaje alce mi vista del teléfono para ver a mi madre
mirándome acusatoria.
—¿Qué son esos mensajes? No puedo ver muy bien, pero estoy segura que
leí algo de salchicha y Nicoltte.
Antes de que pudiera responder recibí una llamada de Kounstaine. Con la
atenta mirada de mi madre y Fabrizzio conteste la llamada.
—¿Dónde carajo están?—gruñí antes de que el pudiera decir algo.
Se escuchaba la música alta, y demasiado gritos.
—Donde no te importa Gian, espero que estés disfrutando tu estadía en
Italia.—la voz de Hades me sorprendió.
—Hades, te quiero en casa ahora mismo. Puedes divertirte sanamente, ahora
no es momento para que salgas de fiesta.—la regañe aunque sabía que ella no
era consciente del peligro que esta pasando.
Mire a mi madre que tenia una mirada sorprendida, no como Fabrizzio que
parecía entretenido, como si supiera algo.
—Deja de joder Gian, espero que no aparezcas por un buen tiempo o hasta
que entiendas que me quieres y necesitas.
—¿Te recuerdo que tu fuiste la estúpida que me llamó? Tu eres la que me
esta jodiendo estos días que estaré lejos de ti.—gruñí ganándome un golpe por
parte de mi madre.
—Luego no vengas rogando, basura italiana.—colgó.
Mire mi teléfono sin poder creerlo. Ella de verdad me colgó la llamada y me
llamó basura italiana.
Yo no era una basura italiana, ese era Fabrizzio.4
Están tentado a lanzar mi teléfono al suelo, pero otro golpe por parte de m
madre me detuvo.
—¡Esa no es forma de tratar a una dama! Llámala y discúlpate.
—No me voy a disculpar.—recibí un golpe.
Fabrizzio río.
—Soy tu madre y te ordenó que te disculpes.—otro golpe en mi hombro.
—Eso mamá, más fuerte por no valorar a la chica bonita o dejar que me
quede con ella.—alentaba el bastardo.1
Hasta que me rendí y encendí mi teléfono para enviarle un mensaje a la
demonio.
—Qué sea en italiano.
—Eso no es necesario madre.
—No te estaba preguntando. Se lo envías en italiano.
Rodee los ojos, fastidiado, pero aún así escribí el mensaje.
Gian: Mi scusi, piccola principessa, ero un idiota, non avrei dovuto
parlarti in quel modo. Ti ho comprato tutto quello che vuoi.
Traducción:Discúlpame pequeña princesa, era un idiota, no debería haberte
hablado así. Te comprare todo lo que quieras.
Para mi sorpresa su respuesta no tardo en llegar.
Hades: vuelve el perro arrepentido. Tendrás que estar de rodillas para
ganarte mi perdón, mugroso. Saludos a tu linda novia. Besos.
No le respondí porque sabía que cuando la tuviera al frente todo se volvería
confuso. Todo con Hades era confuso.
La manera en que se metía en mi piel era increíble.
—¿Crees que Hades quiera a un Fabrizzio? Soy más joven que tú.3
—Cierra la boca.
–––––
Capítulo 29.
Mi madre no bromeaba cuando dijo que invitaría a desayunar a Nicoltte. Se
encargo específicamente de llamarla e invitarla a ella y su familia.
Así que nos encontrábamos en la mesa desayunando con los padres de
Nicoltte, y como no, también se encontraba Luigi porque según mamá el ya era
parte de la familia.
—Un amigo cercano me dijo que Hades Athens tendría una fiesta el día de
mañana.—mencionó Fabrizzio.—Soy capas de viajar solo para ir a verla porque
seguro y estará hermosa.—se ganó una mala mirada de mi parte.
Mi madre me miró, pero no dijo nada.
—Si, es muy hermosa.—siguió Luigi mirándome con una sonrisa burlona.—
Seguro y tiene a muchos chicos tras ella.
Deje el café en la mesa y aclare mi garganta.
—¿Cómo te fue en tu viaja a México, Alfonsina?—pregunte a la madrastra
de Nicolette decidido a cambiar de tema.
—Bien, es hermoso. Le dije a Carlo que tenemos que mudarnos.—el
mencionado rodo los ojos.
—Pero no puedo dejar a mi pequeña hija haciendo desastres en Italia.
Se a que desastre se refería, y la cara de disgusto que tiene mi novia me lo
confirmó.
—Tengo pensado irme con Gian un tiempo a Estados Unidos.—dijo y la
mire sin entender.
¿Cuando la invite a vivir conmigo?
—¿Eso es cierto?—preguntó Carlo con una ceja perfectamente alzada.
Desgraciado.
—Claro, no puedo estar lejos de mi hermosa novia.
—Qué lindo mi hermanito enamorado, y eso que mamma pensó que se
quedaría solo toda la vida.—rio Fabrizzio chocando la mano con Luigi.
Parecían dos niños pequeños, los detestaba.
—¿Cuando tienen pensado irse?—preguntó esta vez mamma.
No se veía muy entusiasmada, y tendría que hablar eso con ella más tarde.
—Después que venga el abuelo, entre más rápido mejor, quiero que mi
hermoso novio me haga un tour.
Las mentiras salían tan naturales que yo solo asentía como un pendejo.
—Mamma Antonella, ¿le dije que voy a entrar a la universidad?—cambio de
tema Luigi cosa que agradecí.
Sabía que eso haría feliz a mamma, pero si se enteraba que las verdaderas
razones eran que les iba a vender drogas a los pobres universitarios lo regañaría.5
Después de eso no escuche más nada, mi mente se enfoco en Hades, en que
estaría haciendo y si me extrañaba. La última noticia que supe de ella fue que
salió con Thomas, el novio de Amber, y sus hermanos al centro comercial. Supe
que le había gustado mi regalo y eso me hacía tan feliz.1
Maldición, necesitaba irme de putas y distraerme, parecía un idiota pensando
en Hades todo el tiempo.
––––
Pasaron unas horas desde que se termino el desayuno. Fabrizzio, Luigi,
Nicolette y yo acostados en las tumbonas frente a la piscina. Nuestros padres se
habían ido a una reunión que tenían con gente de su grupo de amigos.
Así que Nicoltte decidió que era un buen día para salir a la piscina.
—Creo que deberíamos salir.—sugerí.
—Tengo rato que no se lo que es salir con una mujer.—dijo Fabrizzio y lo
miré sin creerle.
—Si, yo también. Estar rodeadas de tantos hombres me esta enfermando.—
reí al escuchar hablar a Nicoltte.
—Hoy vamos acabar con todo el alcohol de Italia, además tengo una nueva
mercancía que tengo que probar. Vamos a besarnos con cuantas chicas
encontremos.—asentí de acuerdo con sus palabras.
Antes de pudiera decir algo, el teléfono de Luigi sonó y mi vista se fijo en el
sin poder evitarlo. El me miró mientras hablaba.
—Claro, no le diré nada. Yo estoy de tu lado hermano, ¿que estoy muy cerca
de él? Es para mantenerlo vigilado, es un idiota come mierda.—rio.—Nos
vemos, suerte.—colgó.1
—Era Bruno, ¿que te dijo?—adivinó Fabrizzio.
—Tienes que cuidar a la muñequita Athens. Esa fiesta que harán en su casa
no traerá nada bueno.
Fruncí el ceño, sin poder evitarlo tome mi teléfono y le marqué a Cato.
—¿Dónde mierda esta Hades?—gruñí apenas contestó.
—No sabría decirle, la última vez que me comunique con ella se encantaba
en el centro comercial. Su padre me dijo que no tenía que estar con ella hoy.
Cerré los ojos y conté hasta diez para no explotar.
—¿Tengo que recordarte para quien mierda trabajas? No me hagas
arrepentirme de ponerte a su cuidado así que jodidamente ve a buscarla ahora.—
colgué.
Cerré mis ojos para no explotar y actuar como un loco y tomar un avión para
buscar a Hades. Sentí como se acercaban a mi, pero no abrí los ojos.
Sentí pequeños besos en mi cuello que seguían por mi mejilla hasta terminar
en mis labios. En ese instante abrí mis ojos y me encontré con los grandes ojos
de Nicoltte quien tenía una sonrisa.
—Vámonos, dejémosle espacio a los novios mientras vamos por un poco de
comida.—escuché decir a Luigi, pero mis ojos no se separaron de la chica que se
encontraba frente a mi.
Sin pensarlo dos veces la tomé del cabello y la acerque a mi nuevamente
para devorar sus labios, y tenía que admitir que era una buena besando. Se
acomodo en mis piernas mientras seguíamos besándonos. Sabía que no iba a
pasar de más y no me molestaba.1
Me tuve que separar porque justo mi teléfono sonó y estaba a punto de
mandar todo a la mierda hasta que vi que se trataba de Hades.
—Piccola principessa.—una sonrisa se planteo en los labios de Nicoltte para
luego tomar el teléfono y colocarlo en alta voz.
—¿Qué mierda quieres? Se que mandaste a Cato por mi, pero para tu
desgracia estoy lejos de su vista y de la tuya así que no me jodas.—se escuchaba
agitada.
—¿Qué mierda estas haciendo?—pregunte y mis dudas crecieron al escuchar
la voz de un hombre detrás.
—No te importa, disfruta de tu novia en Italia y a mi déjame en paz, basura.
—Oye, no le digas a mi novio basura.—hablo por primera vez Nicoltte.
—Hades, necesito que vayas a un lugar seguro y te mantengas a salvo con
Cato.—hable tapando la boca de la chica que estaba sobre mi.
Escuche una risa, unas cuantas cosas romperse y una tos que seguro merecía
ir a un médico.
—Se esta cortando la llamada, adiós, nos vemos pronto.—colgó.
—Tengo que regresar a Estados Unidos.—dije sin pensarlo.
Sabía que Hades se metería en problemas, y si algo le pasaba no me lo podría
perdonar.+
––––
Capítulo 30.
Tenía al rededor de quince llamadas perdidas, cinco de mi madre, cinco de
Cato y cinco de mi padre. Seguro se estaban preguntando el porqué aún no
estábamos en la famosa fiesta.

Y la verdad es que nos quedamos comiendo y viendo películas en el


departamento de Thomas. Realmente la había pasado bien exceptuando la
llamada que tuve con Gian. El muy cabron estaba disfrutando de su novia y yo
como estúpida cayendo por el.

—Mamá debe de estar molesta, y ni hablar de papá.—hablo Morfeo nervioso y


no puede evitar reír.

—Relájate un poco, nadie nos está esperando en la fiesta.

Artemis manejaba a una velocidad aceptable, ninguno de los cuatro estaba


interesado en llegar temprano a la fiesta. Thomas había estado bebiendo desde
temprano.

La situación de que tal vez Amber lo este engañando lo tiene mal. Me da


tristeza, Amber podía ser amiga, pero el no merecía que lo estuvieran
engañando.

—¿Crees que podamos escaparnos de la fiesta y ver algunas películas?—


preguntó Artemis y me encogí de hombros.

—Lo podemos intentar, no tengo ganas de andar festejando nada. Además tengo
que alejar a mi bebé Thomas del alcohol.—el mencionado me miró y negó.

—No tienes que cuidarme, no voy a tomar. Solo estaré un rato en la fiesta
porque tu madre me lo pidió, luego me iré a dormir a tu habitación.

Al llegar a casa Artemis nos dejó en la puerta para luego dejar el auto en el
garaje. Cuando entramos vimos todo el lugar arreglado, y la gente caminando de
aquí para allá.
No había nadie de mi edad, ni de la de Morfeo.

—Siempre es lo mismo, no hay nadie de mi edad. Si mamá pregunta por mi dile


que estoy en la habitación.—gruño para ir directo a las escaleras.

Tomé la mano de Thomas para guiarnos hasta encontrar una mesa con
bocadillos.

—Señorita Athens.—me sobresalte al escuchar la voz de Cato detrás de mi, pero


luego lo abrace.

—Disculpa si el idiota de Gian te regaño por mi culpa, no era mi intención


perjudicarte.—el asintió.

—No se preocupe, solo espero que lo sé pierda de mi vista durante la fiesta.


Estaré vigilándola.—y se fue del lugar.

Mire a Thomas quien tenía la mirada perdida masticando un pequeño dulce.


Choque su hombro con el mío.

—¿Vamos a bailar?—negó.—No puedes quedarte triste.

—¿Tú no estás triste porque Gian tiene novia? —pregunto ganándose una mala
mirada de mi parte.

No estaba triste, si no más bien molesta. Gian era un estúpido que no entendía
que estaba perdidamente enamorado de mi.

—¿Triste? Pero si es el quien se pierda salir con alguien tan fabulosa como yo.—
me encogí de hombros.

Mi vista se fijo en los invitados en la fiesta, hasta que paro en quien era mi mejor
amiga. Al parecer sintió mi mirada porque dejó de hablar con Stephen para
saludarme, luego le dijo algo a mi amigo y ambos se encontraban caminando
hacia acá.

—Actúa normal, ahí viene Amber. No le digas nada de lo que te conté.—asentí.

Pero al parecer el no entendió lo de actuar normal porque tomó una cantidad


exagerada de comida en su boca con tal de no hablar.

—¿Qué haces aquí?—no pude evitar preguntar y ella se encogió de hombros.

—Tu madre me invito, me extraña que no supieras de esta fiesta.—dijo para


luego ver a su novio.—Nunca me dijiste que venias.

—No pensé que fuera necesario.—respondió después de tragar.

—Hades, ¿Me acompañas? —preguntó Stephen, supongo que era para darle
privacidad a mis amigos.

Mire a Thomas, esperando por su aprobación y este asintió no muy convencido


así que seguí a Stephen.

Al llegar al patio trasero, sacó un cigarrillo de bolsillo. Lo encendió con su


mirada fija en mi, me ofreció, pero negué. Stephen no tenía cara de fumador,
pero lo era, a veces hasta el punto de parecer una chimenea.

—¿Qué hay de esa fiesta que harás mañana?—preguntó y lo miré extrañada.

¿Fiesta? Yo no estaba planeando ninguna fiesta.

—¿Cuantas Hades conoces? Estoy segura que no he planeado nada.

—Bueno, alguien está haciendo una fiesta en tu nombre.—tiro lo que quedaba


del cigarrillo en el suelo para luego aplastarlo.

Se acercó más a mi y me tomó de la mano. Sus ojos nuevamente no se apartaban


de los míos logrando así ponerme un poco nerviosa.

—Qué honor, cuando me enteré quien es va a sufrir.—murmure.

Sin verlo venir sentí como acariciaba mi mejilla izquierda con suavidad, no
podía apartar mis ojos de el, y cuando fue acercando su rostro al mío ni siquiera
me aleje. Estaba sorprendida.

Pero antes de que pudiera chocar sus labios contra los míos se escucharon gritos
que provenían de la casa, me gire y vi como las luces estaban apagadas y solo se
escucharon disparos. Antes de que pudiera decir algo apareció Cato y sin decir
nada me coloco en su hombro.

—Tenemos que irnos.—dijo y yo no podía decir nada, estaba en shock.

No se a donde nos estaba llevando, yo solo estaba tratando de entender que


pasaba.

—¿Qué está ocurriendo?—pregunto Stephen siguiendo nuestros pasos.

—Unos tipos se infiltraron a la fiesta y están amenazando a los invitados.

Infiltrados en la fiesta. Amenazando.

Era lo único que repetía mi mente hasta que reaccioné.

—Mierda Cato, bájame, mi familia esta ahí dentro.—me removí, pero en negó.

Estábamos saliendo de la casa.

—Mi deber es protegerte y cuidarte.

—¡Y mi jodido debe es cuidar a mi familia! Bájame joder, Stephen dile algo.

Nos detuvimos frente a una camioneta, pero aun así el no me bajo su hombro.

—Tu conduce.—le tiro una llaves a Stephen.

Yo seguía removiéndome.

—Morfeo, no puedo dejarlo solo. Mis amigos, mis padres, Artemis.—las


lágrimas salían de mis ojos sin poder controlarlo.

No se en que momento me encontraba en el auto, pero seguía llorando de


preocupación. Sabía que los guardias que contaba mi padre a veces no resultaban
ser tan buenos. Y tenía miedo por Morfeo.

—Toma el teléfono, cariño.—habló Stephen, y lo miré sin entender.


Gire a ver a Cato quien me estaba brindando su teléfono. Sin ver quien era hable.

—¿Quién es?—pregunté.

—Piccola principessa, lamento no estar ahí para ti. ¿Estas bien? ¿Cato te puso a
salvo?—mire al mencionado quien empezó a establecer una conversación con
Stephen, dándole indicaciones.

—Estoy bien, pero mi familia. Los deje Gian, si algo les pasa no me voy lo voy a
perdonar.—susurre.

—Trata de no pensar en eso. Te llevarán a una cssa nueva, pero estarás con los
chicos, ¿te parece bien?—asentí aunque el no podría verme.

—Necesito a Odin, yo quiero estar con él.

Necesitaba a mi mejor amigo, que me abrazara y me dijera todas las estupideces


que el sabía. Pero esta mañana me dijo que tomaría un hacía Alemania.

—Haré todo lo posible para que el este contigo, solo hazle caso a Cato.

Estaba decirle que lo quería demasiado y que estaba agradecida, pero escuche
una voz, era su novia y mis ganas se fueron rápidamente. Mi ánimo no mejoro.

—Nos vemos.—colgué.

Tome una gran respiración y le devolví el teléfono a Cato. No tenía tiempo para
preocuparme por que Gian no me quería, mi familia tal vez este en peligro en
estos momentos, lo menos que podía hacer era tomarle importancia a un simple
hombre.

Sin decir nada abrace a Cato fuertemente, sentí como se tenso, pero al final me
devolvió el abrazo.
Capítulo 31.
Estaba en coma.

Mi padre estaba en coma y yo no lo podía creer, era como si el mundo se hubiese


detenido. Ya no escuchaba el llanto de mi madre, ya no veía la cara de tristeza y
preocupación de Artemis.

Sentí los brazos de Archilles rodearme, pero ni siquiera podía moverme.

—Ella no reacciona, solo se quedó ahí parada.—escuché que hablaba.

—Lo mejor sería que te la lleves.—dijo mi madre y reaccione.

Reaccione de la peor manera, con gritos y llanto. Archilles me estaba agarrando,


pero yo solo quería ir donde mi padre y asegurarme que todo era una broma de
mal gusto.

—Mi papá, Archilles,dime que esta bien, dime que esto es una broma.

El solo pudo abrazarme más fuerte y yo lo único que podía hacer era llorar
mientras me aferraba a él.

Sin verlo venir sentí como mi brazo era pinchado, gire mi cabeza y vi la
enfermera que estaba al lado mío para luego mirar a Archilles antes de que todo
se volviera borroso.

–––––

En cuanto me levante mi cabeza solía demasiado, mire al rededor y me di cuenta


que estábamos en la casa que Cato me había llevado.

A mi lado estaba recostado Jawad revisando unas cosas en su teléfono, en cuanto


sintió que me movía, sus ojos se enfocaron en mi.

—Al fin despiertas, compré McDonald’s porque se que eso te anima.—dejo su


teléfono a un lado y acaricio mi mejilla.
—Solo quiero volver al hospital y estar con papá. No crean que no estoy molesta
por darme calmantes.—gruñí molesta, pero el no le tomo importancia.

—Si eres una buena niña, te comes todo y te relajas, mañana te llevare a ver a tu
padre todo el día.—beso mi nariz.

Sin que se lo esperara me levante de la cama y coloque mis chancletas. El se


quedó un momento, observándome, pero luego se levanto y me tomo de la mano
para bajar las escaleras.

Al llegar a la cocina, no tarde en sentarme en la pequeña isla mientras que Jawad


colocaba la comida frente a mi. Eran unos nuggets con mc patatas.

—Voy a salir un rato, Pero Kounstaine no tarda en llegar. No cometas una locura
porque tienes a tipos vigilante todo el día.—dio un beso en mi frente.

Asentí sin prestarle atención a sus palabras y seguí comiendo.

Al terminar de comer, bote todo y me fui a recostar al sillón que se encontraba


en la sala de estar. No tenía mi teléfono conmigo, y tampoco lo quería por ahora.

Cerré mis ojos por unos minutos hasta que escuché unos gritos.

—¡¿Quién es la chica guapa que está acostada ahí?! Creo que la voy a llenar de
muchos besitos.—la voz De Kounstaine me sobresalto y abrí mis ojos.

—¿Por qué mejor no me das un abrazo?

El sin dudarlo, de alguna manera me envolvió en sus brazos y aspire su olor. Era
una mezcla entre sudor y perfume, no era tan desagradable.

—¿Cómo te sientes? ¿Quieres que te compre helado? ¿Algo de comer?—negué.

—Ya comí algo, pero el helado no está nada mal.

El se separo y miro mis ojos.

—¿Dónde está mi niña?—no tarde en levantarme y empujar a Kounstaine quien


se hecho a reír.

Tenía Odin frente a mi, se veía cansado y la sonrisa que estaba en sus labios no
se veía verdadera, pero no dude ni un segundo en tirarme en sus brazo y llorar.

—Gracias por estar aquí. Te necesitaba demasiado.—susurre en su oído y el le


estrecho más fuerte en sus brazos.

—No podía dejar sola a mi pequeña, ¿que te parece si tomo un baño y nos
acostamos a ver tu película favorita?—asentí y me baje sus brazos.

Me gire a ver a Kounstaine quien nos veía desde el sillón con una sonrisa.

—Mientras tanto, yo iré a hacer unos mandados. Solo no hagan ruido, el


estúpido de Archilles está durmiendo como un bebé.

Después de hablar un rato con Kounstaine, subimos a la que era mi habitación


para que Odin se bañara y cambiará de ropa mientras yo lo esperaba en la cama
con la película lista, solo en la espera de que el viniera.

Estaba cansada de ver la misma porquería en Netflix así que no dude en buscar
una página pirata y colocar “Llámame por tu nombre”. Cuando Odin llego a mi
lado miro la pantalla y luego a mi.

—¿Es en serio? Amo esa película.—su emoción era real y no evite besar sus
mejillas.

—Si, yo también. Lloré tanto con el final que quiero verla nuevamente.

Nos acomodamos mejor y empezamos a verla en silencio, a excepciones de


algunas partes donde yo gritaba y Odin me mandaba a callar.

–––––

—Bájate de encima mío para que pueda buscar tu helado.—gruño Odin, pero
fue imposible.
Estaba llorando porque número uno, recordé que la primera vez que vi esa
película fue con mi padre y ambos terminamos llorando, y segundo, ese final lo
ame y odie al mismo tiempo.

—No puedes ser malo conmigo.

—Bájate que voy a ir a buscarte helado para que después yo pueda ir a mi casa a
hacer algunas llamadas y buscar más ropa.

Termine cediendo y me baje de su regazo.

—¿Crees que papá regrese? Digo, el es como un súper papá.—lo mire fijamente,
pero mis pensamientos se fueron a otro lugar.—Si algo le pasa no se que será de
mi. Estaré jodida—tenia un nudo en mi garganta.

Y Odin me abrazo fuertemente.

—Tu padre es un hombre fuerte, cuando menos lo esperes estará aquí para tu
exhibición, que has retrasado mucho, pero se que quieres que todo salga
perfecto.—beso mis mejillas y luego las apretó.

Cuando Odin salió de la habitación, guarde la computadora y arregle un poco la


cama para luego volver a acostarme.

Pasaron tres minutos cuando la puerta fue abierta, me llevé una sorpresa cuando
vi a Azael con una pequeña sonrisa y un pote de helado en mano.

—Espero que mi presencia no moleste.—negué.

El entró y cerró la puerta para luego venir a pasos lentos a sentarse a mi lado y
ofrecerme el helado.

—¿Cómo que tú estás aquí?—pregunte sin poder creerlo.

—Bueno, cuando vi lo de tu padre en las noticias supuse que estarías mal, no


tarde en ir a tu casa, pero me recibió tu hermano menor, quien me dio el número
de Odin, quien me dio la dirección.—suspiro.
No podía creer que el haya hecho por mi, digo, otra persona solo me hubiera
mandado un mensaje.

Sin pensarlo lo abracé.

—Aprecio mucho que estés aquí.

—¿Aunque a Gian le moleste? Porque Odin me dijo que el no se podía enterar


de que yo estaba aquí.

—Qué se joda, estoy feliz de que estés aquí. En serio.—mire sus ojos fijamente.

Tomó mi cara entre sus manos y sonrió un poco cuando lo miré confundida.

—No quiero que pienses que vengo abusar de ti ahora que estás vulnerable, no
intento que me des nada a cambio.—sus ojos brillaron.—Se lo que es pensar que
vas a perder a alguien Hades, yo pase por lo mismo, pero estaba solo, yo no te
dejaré sola y te aseguró que no vas a perder a tu padre.

Antes de que pudiera decir algo sus labios estaban sobre los míos, era un beso
suave y en repartía pequeñas caricias a mi mejilla. Cuando nos separamos sonreí.

—¿Quieres compartir ese helado conmigo?


Capítulo 32.
Había pasado ya una semana que mi padre no despertaba del coma, una
semana en que me había dedicado de lleno a mi galería y fueron siete días en que
me acerque más a Azael.

Me gustaría decir que podría darle una oportunidad a Azael pero no podía, el es
un gran chico y como mi padre me dijo una vez que me gustaban los idiotas y
creo que tenía razón porque no dejaba de pensar en Gian.

No sabía nada de el desde un tiempo y no sabía si sentirme aliviada o triste, pero


tenía tantas cosas en mi cabeza que lo descartaba. Odin tuvo que ir a un viaje
imprevisto a China ya que su padre lo necesitaba para algunos negocios así que
yo me encontraba con los chicos quienes todavía no se habían marchado.

En estos momentos me encontraba en el hospital visitando mi padre en compañía


de Archilles quien se fue a molestar a alguna enfermera.

—Quiero que sepas que he retrasado la exposición solo por ti porque deseo
demasiado que estés ahí. También decidí agregar fotografías, porque sabes que
Thomas es fotógrafo, pero nadie le da la oportunidad de dar a conocer las nuevas
fotos que hizo.—suspire mientras acariciaba su mano—Te extraño papá, se que
despertaras y me dirás que viste del otro lado.

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a Cato.

—Lamento informarle que debemos irnos, ya la visita acabó y la enfermera me


pidió que le avisara. La dejaré para que se despida y nos vamos.—asentí.

Cuando Cato salió de la habitación deje un beso en la mejilla de mi padre que


estaba libre de barba gracias a Mamá.

—Prometo venir mañana. Despierta pronto papá, te amo.

Me quedé un minuto mirándolo, sin querer irme, sin querer dejarlo, pero tenía
que hacerlo. Con todo el dolor de mi corazón salí de la habitación.
Archilles me estaba esperando sentado me miró y sonrió.

—¿Lista para ir a casa?—negué, el se levanto y me estrecho en sus brazos—Tu


padre va a despertar y me va a dedicar esa mirada de desprecio que solo el sabe.
—reí

Nos tomamos de la mano mientras nos dirigíamos al elevador. Al estar dentro


apoye mi cabeza en la pared.

—Me voy quedar tres días en casa con mi madre y mis hermanos.

—¿Tres días sin ti en casa?—preguntó con una sonrisa.

—Si, tres días para que disfruten porque cuando yo llegue no quiero ni a una
chica ahí dentro.—salimos del cubículo.

Desde que me he quedado en casa con ellos no han llevado a ninguna chica,
después de que vi a una de ellas tratar de llevarse cosas mías les negué la entrada
a chicas para acostarse. Y estos tres días que me iba dejaría mi habitación con
llave. También era incómodo encontrarlos en sus situaciones en la sala y hasta en
la cocina en la madrugada cuando quería bajar por un vaso de agua.

En la entrada del hospital ya Cato tenía el auto estacionado.

—Hola Cato, ¿crees que puedas llevarme más tarde a casa de mis padres?—
pregunté aún sabiendo la respuesta.

—Claro, ese es mi trabajo.—una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

Mire a Archilles que tenía el ceño fruncido mirando algo en su teléfono, quise
preguntar que era, pero no lo hice.

—Recuerda que vas a tener guardaespaldas todo el día que estés ahí, y serán
unos que yo asignare, los de tu padre no sirven.—asentí, no iba a protestar sabía
que necesitaba esa seguridad.

Sin poder evitarlo me recosté en las piernas de Archilles. Esta cansada, me había
levantado temprano y no he podido descansar bien ya que estuve durmiendo
solas y las pesadilla nunca acaban, pero trato de controlarme.
Sentí como sacudían mi cuerpo, pero me negaba a levantarme simplemente gruñí
y seguí durmiendo.

—Cariño, ya llegamos, despierta.—siguieron las sacudidas y no puedo más. Abrí


mis ojos y mire a Archilles que tenía una sonrisa.

Me levante y espere que abriera para salir del auto. Aún me sentía cansada y mis
ojos pesaban, solo llegaría a recoger mis cosas para irme por ahí mismo.

Nuevamente tome la mano de Archilles porque sentí que en cualquier momento


me iba a caer del sueño. Entramos a la casa y fuimos directo a la sala donde
pensaba dejarme caer en algún sillón, pero me sorprendí.

Ahí estaba Gian, pero no estaba solo ya que una hermosa chica estaba a su lado.

—Hola, soy Nicoletta.—dijo acercándose a nosotros dejando un beso en mi


mejilla.

—Hola Nicoletta, yo soy Hades.—sonreí.

—Nicoletta, cariño, cada día más hermosa.—dijo Archilles haciéndola reír.

—Tu no te quedas atrás.—guiño un ojo en su dirección.

—Bueno, los dejo. Tengo una maleta que hacer y un viaje largo en auto.

—¿Una maleta? No necesitas tanta ropa para tres días.

Antes de que pudiera responder Jawad y Kounstantin bajaron las escaleras


riendo, en cuanto nos vieron sus risas cesaron.

—Creo que necesito más de tres días.—me encogí de hombros y sin esperar
respuesta subí la escaleras.

Tomé una maleta vacía y la llene con ropa que no tenía en casa y mi perfume
favorito con mis productos corporales. Cuando estaba por salir la puerta fue
abierta dejando ver a Gian.
—Hola piccola principessa.—sonrió.

Y yo solo quería sacarles los ojos. Desaparecía una semana y actuaba como si
nada.

—Que linda tu novia.—dije y el rio.

—Deja los celos.

Se acerco a mi hasta que la punta de sus pies rozaban los míos.

—Para estarlo tengo que sentir algo por ti y no creo que odio sea una de esas
cosas.

Subió sus manos para apoyarla en mi mejilla y darle pequeñas caricias.

—Si te gusta mentirte de esa manera.—se encogió de hombros.—Mañana te


quiero lista en la tarde para ir a una cena, no te preocupes que es de negocios.

Asentí sin darle demasiada importancia a sus palabras.

—Como quieras, me tengo que ir.—tome mi maleta en una mano.

Me sentía orgullosa de mi, no estaba actuando como una loca y no lo iba hacer.
Era tiempo de hacerle saber a Gian que me estaba perdiendo, y si el no hacía
nada yo tampoco lo haría.

El se movió y yo no tarde en salir de la habitación arrastrando mi maleta. Al


llegar a la sala todos estaban reunidos hablando.

—Ya me voy mis niños, y recuerden cerrar mi habitación con llave.—deje un


beso en la mejilla de cada uno hasta que llego Archilles aprovechando me dio un
beso en los labios haciéndome reír.

—Es una lastima que ya te vayas, quería pasar tiempo con la única mujer que
hay aquí.—dijo Nicoletta y no puede evitar reír.
No iba a odiar a la chica solo porque supuestamente salía con Gian. Yo era mejor
que eso además ella no me ha hecho nada malo.2
—No te preocupes, le puedes pedir mi número a Gian y así podemos salir.—
ella asintió feliz.

Gian llegó y se coloco a mí lado.

—Voy acompañar a Cato para irte a dejar en tu casa.

No lo mire cuando respondí

—Como quieras.
Capítulo 33.
Decir que la actitud de Hades me molestaba, era poco. No hablo en todo el
trayecto, y cuando yo decidí iniciar la conversación resulta que ya habíamos
llegado a su nueva casa.

—Nos vemos, que tengas dulces sueños.—dejo un beso en mi mejilla y sin


esperar respuesta de bajo del auto.

Vi como Cato la ayudó con su maleta y ella se despidió de él con un abrazo.


Quiero saber como se volvieron tan cercanos. Pero conociendo a Hades eso no
debería sorprenderme.

—¿Cómo ha estado Hades?—pregunte en cuanto Cato subió la auto.

—La señorita ha estado bien, a tomado las cosas con calma.

—¿Que ha hecho todo este tiempo?—estaba curioso.

—Ha salido con los chicos, a veces con su familia y se ha estado acercando
mucho a ese chico que pinta, Azael. Pero más que todo visita su padre.

Así que Azael aún existía.

Al llegar a casa me reuní con los chicos en el despacho y sin sorprenderme,


Nicoletta también se unió.

—¿Como han estado las cosas por aquí?—pregunte y ellos se encogieron de


hombros.

—Normal, la serpiente ha estado preguntando por ti. Ella es un poco rara.—dijo


Kounstantine.

Nicoletta estaba riendo mirando algo en su teléfono y como no pude con la


curiosidad se lo quite de la mano.

—¡Dame eso!—grito, pero antes de que ella pudiera agarrarlo yo me aleje.


Me sorprendió ver que estaba hablando con una chica llamada Amber, que no
era más que la mejor amiga de Hades quien se ha estado enviando fotos subida
de tonos con ella.

—¿Cómo la conociste?—pregunté, y mi voz sonó más dura de lo que pretendía.


Ella me miro extrañada.

—En una aplicación pata citas, ¿la conoces?

—Aléjate de ella. Tiene novio.—le devolví el teléfono.

Los chicos miraban la escena sin decir nada así que para romper la tensión,
Jawad volvió al tema anterior.

—He estado investigando a Lorraine, y ha tenido varios viajes a Italia en estos


meses con su hermana.—dijo y lo mire sin entender.

—¿Que quieres decir?

—Qué algo no cuadra. Y que esas serpientes esconden algo.

Asentí.

—¿Que hay de Azael?—pregunte y me miran extrañados, excepto Archilles que


tenía una sonrisa.

—No es una amenaza, creo que hasta esta enamorado de la pequeña Hades. No
lo culpo.—dijo Jawad.

Lo ignore y me enfoque en Nicoletta, se veía decepcionada.

—¿Vamos al cuarto?—me acerque a preguntarle y ella asintió.

Me despedí de los chicos y camine junto a Nicoletta al cuarto.

—¿Estas triste?—pregunté cuando la vi lanzarse a la cama para luego ahogar un


grito en la almohada.
Se giro a verme.

—Estoy decepcionada. Me vine a Estados Unidos por un fraude.—dijo.

—Hay muchas chicas más que puedes conocer, además habla con ella primero y
si ves que sigue mintiendo, me llamas. Tengo la solución.—me miro extrañada.

Mi solución era decirle a Hades. No era justo que la perra de Amber, puedo decir
que su faceta de niña inocente me la creí, jugara con los sentimientos de su novio
y los de Nicoletta.

—Nada de muertes. Tampoco hay que llegar a tanto.

Ahora fue mi turno de mirarla extrañado.

—No mataría a alguien por eso. Mejor vamos a dormir, estoy seguro que
mañana será un día pesado.

––––––

Era un día pesado. Todo comenzó cuando me levante a la siete de la mañana


y fui a la empresa. Kaine, se sorprendió al verme.

—Señor, no esperaba verlo aquí.

La mire fastidiado mientras acomodaba su corta falda de tubo.

—Es mi empresa Kaine, hazme el favor y dile a Bailey que lo quiero en mi


oficina para el reporte.—ella asintió y no dijo más nada, cosa que agradecí.

Al llegar a la oficina respire profundo y cerré los ojos unos minutos.


Inevitablemente la imagen de Hades vino a mi mente, toda hermosa mirándome,
seduciéndome.

Hasta que el sonido de la puerta siendo tocada me trajo a la realidad. Invité a la


persona a pasar, estaba seguro que era Fénix con el reporte.

—Fénix Bailey.—el sonrió y se sentó frente a mi.


—Gian Caccini, aquí están tus reportes.—me entrego una carpeta.—Una
sugerencia personal es que despidas a Kaine.

Lo mire sin entender y el se encogió de hombros.

–En algún momento sabrás de lo que te hablo.—hizo una pausa y miro su reloj,
siempre hacia eso cuando quería pedirme el mismo favor.

—Si, puedes tomarte los días para ir a ver a tu hermanita desfilar.

Sonrió. Sabía que Kelpie era su hermana favorita, aunque el lo negara. Ella era
hermosa y una gran modelo, Fénix no se perdía ninguno de sus desfiles.

—Muchas gracias,—se levantó y estrechamos manos—estaremos hablando


pronto.

Tomé la carpeta para empezar a leer todo lo que Bailey había colocado. Así me
pase horas, leyendo correos viejos y nuevos, hasta que Nicoletta interrumpió
junto con Kaine, que no tenía buena cara.

—Señor le dije que no pasara, pero ella asegura que es su novia.—me miró con
una expresión molesta.

—Puedes retirarte, pero antes tienes que saber que ella puede entrar cuando
quiera a mi oficina.

Me miro unos minutos hasta que Nicoletta hizo un gesto con las manos que la
hizo retirarse.

—Hoy tengo una cita con Amber, vamos a almorzar juntas.—dijo con una
mueca.

—Ya sabes, si miente enfréntala y si las cosas pasan a mayores me puedes


llamar.

Se acerco a mi para sentarse en mis piernas y sonrío.

—Pero que buen novio falso tengo.—dijo para besar mis labios justo en el
momento que la puerta era abierta.

Entro Hades con una sonrisa para nada amistosa.

—Pero que travieso, jefecito.

La chica en mi regazo rio. Yo no podía apartar mi vista del atuendo de Hades.


Era hermosa y aunque la falda se veía muy corta yo no soy quien para decirle
algo, ella es libre.

—¿Puedo saber que haces aquí? Le dije a Cato que el almuerzo era a las doce,
apenas son las diez.

—Kaine me llamo, supongo que no te ha llegado mi carta de renuncia.—se


encogió de hombros.

No se en que momento, pero ella estaba sentada frente a nosotros con una
sonrisa.

—¿Me puedo retirar?

Antes de que pudiera decir algo, Nicoletta se me adelanto.

—¿Te parece ir al centro comercial? Gian dijo que podía utilizar una de sus
tarjetas.

La mire incrédulo. Yo nunca le dije eso.

—Lamentablemente tengo asuntos que atender ahora—sus ojos se posaron en mi


—Pero en otra ocasión sería fantástico.—su vista se fue hacia Nicoletta.

Le di un pellizco disimulado a Nicoletta que ella entiendo perfectamente.

—¿Alguna cita?

La sonrisa que tenía Hades de burla no me gustó para nada.

—Supongo que Gian luego te dará las noticias, el siempre esta informado de lo
que sucede a mi alrededor.—se encogió de hombros.
Un teléfono sonó así que Nicoletta se disculpo con nosotros para luego salir a
hablar.

—¿Así que siempre estoy informando?—pregunten con cierta burla y ella rodo
los ojos.

La vi levantarse de la silla y acercarse a mi, sus ojos estaban fijos en los míos y
yo no intente moverme cuando sus labios quedaron a escasos centímetros de los
míos.

—No actúes como si no quieras saber que estoy haciendo cuando estoy lejos de
ti.—dejo un beso en mi mejilla—Nos vemos.—se alejo justo cuando Kaine abría
la puerta.

—Señor, la señorita Lorraine ha llegado de imprevisto y solicita hablar con


usted.

No respondí hasta que vi a Hades desaparecer del lugar con una sonrisa.

—Déjala que pase.

Pero esas palabras se fueron al carajo al escucharla hablar.

—No puedo creer que desaparezcas, no le dejas ningún mensajes y apareces con
una novia. Es inaceptable.—me señalo—¿Qué pasó con lo que teníamos?—
preguntó, se escuchaba herida.

Me levante hasta quedar frente a ella.

—Nosotros no teníamos nada exclusivo. Y no voy aceptar que me reclames


nada, recuerda donde estas y con quien estas hablando porque dentro de esta
oficina y este edificio no eres más que mi socia, nada más.

Sus ojos me miraron con furia.

—Eres una mierda Gian.—dijo molesta antes de salir del lugar.


Nicoletta entro dándome una mirada burlona.

—Tienes muchos problemas con chicas. Pero Hades sigue siendo mi problema
favorito.

Quise decir que el mío también, pero me contuve.

—¿Quién te estaba llamando?

—Era Amber, me tengo que ir.—dejo un beso en mi mejilla.—cualquier cosa te


aviso, no te alteres.

Antes de que pudiera replicar salió corriendo del lugar.

Solté un suspiro para luego volver a mis deberes, aún me quedaban horas de
trabajo por delante.

––––

Al reloj marcar las doce le dije a Cato que ya podía venir con Hades a
recogerme para ir al almuerzo con el Señor Lee y su secretario, que me entere
por Fénix de que era hijo de Lee.

Sabía por dónde iba a ir y no se lo iba a permitir.

—Me tengo que retirar para el almuerzo con el Señor Lee. Ya sabes que hacer si
ocurre algo importante.—ella asintió sin mirarme.

Salí del lugar sin mirar a ninguno de los empleados que me miraban como si
fuera algún monstruo calienta chicas.

Al estar fuera, localice a Cato a unos pasos de mi con Hades fuera del auto
lanzadole miradas a los chicos que salían para ir a almorzar.

—Entra al auto.—dije cuando estuve al lado de ella.—Y deja de coquetear con


mis empleados.
Cuando cerré la puerta del auto ella no tardó ser una molestia y preguntarme
cuanto íbamos a demorar y si el secretario del Señor Lee era guapo.

Era una molestia, si me lo preguntaban hasta que recibió una llamada. Al


principio se veía sorprendida y después tenía una mirada desconcertada, la
persona del otro lado del teléfono gritaba su nombre, pero ella no reaccionaba así
que le quite el teléfono.

—Hades, ¿estas ahí?—la voz de Artemis se escuchaba del otro lado preocupado.

—No está en condiciones de hablar en estos momentos, ¿que sucede?—pregunte


viendo aún a Hades.

—Es que nuestro padre despertó.


Capítulo 34.
Hades a mi lado estaba nerviosa, no habíamos llegado aún al hospital debido
a que se encontraba un poco lejos de la oficina.

—¿Cómo te sientes?—pregunté tratando de ser cauteloso.

Ni siquiera me miro cuando respondió, estaba escribiendo algo en su teléfono.

—No lo sé, tengo demasiados sentimientos atravesados, pero sin duda estoy
feliz.

A penas llegamos se bajó del auto y la seguí, tome su mando antes de que
pudiera avanzar más.

—Me voy a quedar contigo.

No pensaban dejarla sola, ya lo hice por mucho tiempo y además esto era mi
culpa.

—No tienes que hacerlo, tengo a Azael esperándome. Pero igual gracias, y
lamento mucho lo del almuerzo, prometo arreglarlo.—se soltó de mi agarre y yo
no la volví a tomar de la mano. La deje ir.

Conté hasta diez para no hacer una estupidez porque no era el momento ni el
lugar adecuado.

Cato a mi lado me miraba en silencio, tenía una cara de preocupación que me


hizo reír, pero no estaba para nada feliz.

—Ve con Hades, yo coy a llamar a los chicos para que vengan por mi. No la
dejes sola, recuerda que ella es tu prioridad.—el asintió antes de irse.

No dude en llamar a Jawad.

—¿Qué quieres?
—Ven a buscarme a la dirección que te voy a mandar.—colgué.

Me senté en una banca cercana y le envié un mensaje a Nicoletta para saber


como estaba.

Después de cuarenta minutos llegaron los chicos, y les brinde una mala mirada
por haber demorado por irse a comer.

—¿Y esa cara?—preguntó Kounstantine.

—No quiero hablar de eso.—gruñí y Archilles soltó una carcajada.

—¿Qué hizo Hades?—preguntó y cerré mis ojos. Si no lo veía no estaba aquí.

Me aparto de su lado, eso fue lo que hizo la pequeña demonio.

Hades se estaba metiendo en mi piel de una manera. La odiaba, la detestaba.

No se en que momento me quede dormido, pero sentí como me sacudían.

—Despierta princesa, llegamos a tu castillo.—el tono burlón de Jawad me


molesto y se lo hice saber con un golpe en la mejilla.

Baje del auto y sin dirigirles la palabra me fui a mi despacho. No lo pensé dos
veces y tomé una botella de whiskey.

Y así se fueron mis horas, con una botella de whiskey en la mano fingiendo que
podía concentrarme en el trabajo hasta que llame a algunas amigas para
distraerme, pero después de una hora ellas no llegaron y quien se apareció frente
a mi fue Hades.

—¿Qué haces aquí? ¿No tienes que estar con Azael?—intente no sonar dolido.
Ella no respondió nada, pero le estaba mirando. Se acercó a mí sin apartar la
mirada.

Me esta mirando de esa forma en la que solo ella hacia que perdiera todo el
control.

—Deja de hacer eso.—cerré mis ojos para no ver el pecado frente a mi.
Pero ella se adueñó de mis pensamientos, se adueñó de mi.

—¿Qué estoy haciendo?—escuché su voz en mi oído haciendo que todo mi


cuerpo temblará.

Solo ella tenía ese poder sobre mi, sabía que lo disfrutaba.

—Hades—suspiré.

Se sentó en mis piernas, acariciando suavemente mi rostro.

—¿Qué quieres?—dejo un beso en mi mejilla.

Cuando estaba a punto de tomarla para que no estuviera lejos de mi, ella
retrocedió.

Yo detestaba no tener el control. Cuando estaba junto a ella nunca lo tenía.

—Te quiero a ti—me rendí.

Amaba a Hades y no tenía porque seguir negándolo. Era como un veneno que
corría por mi sangre y era imposible curarme. Un dulce veneno.

Una sonrisa de victoria aprecio en sus labios y la escuche pronunciar:

—Bienvenido al inframundo, Gian.

Y no había vuelta atrás, así que la besé como tanto había deseado.

Sus manos fueron a mi cabello dándole un tirón haciendo que un gemido se


escapara de mis labios. Yo quería más, necesitaba más y justo cuando iba por ese
más ella se aparto.

—¿Qué paso? ¿Por qué te apartas?—la mire frustrado,—si esta es una de tus
bromas no me gustan.

Ella rio y negó, sus ojos


hermoso, brillantes.
—Es que no puedo creer que dieras el primer paso. Dios, tuviste que guardar
tanto tiempo tu amor por mi.—ella negó sin dejar de reír.

La mire ofendido.

—Tu fuiste la que viniste.

—Corrección, tus celos me trajeron aquí.—dejo un beso en mis labios.

La mire detenidamente. Jamás pensé que estaríamos en este momento, si le


imagine que íbamos a tener algo, pero nunca pensé que se involucraría a los
sentimientos.

—De verdad te quiero Hades, y quiero que lo intentemos. Ya no más Azael, ya


no más besos con chicos raros.

—¿Y tu novia?—pregunto mirándose las uñas, apretando los labios para no


sonreír.

—Sabes que Nicoletta es lesbiana, yo solo le estaba haciendo un favor. No la veo


más que una amiga.

Asintió para luego recostarse en mi pecho de una manera muy rara. Agradezco al
tipo que me venido la silla giratoria ya que tiene un gran tamaño y esto no se nos
hace incomodo.

—Te quiero, Gian. No lo arruines.

Nos quedamos un buen tiempo así, disfrutando de la cercanía y el silencio hasta


que tocaron la puerta.

—¿Ya terminaron?—preguntó Archilles, y puedo apostar que esta sonriendo.

—No es por arruinar el momento ni nada, pero ya es hora de ir a casa, Hades.—


la voz de Artemis me sorprendió.

Hades se levantó y me miro.


—Puedes ir a visitarme a mi y a nuestro hijo cuando quieras.

La mire sin entender. Nosotros no tenemos hijos, ni siquiera hemos estado


juntos.

—A Cerbero, estúpido.—rodó los ojos.

—¿Que hace Artemis aquí?—pregunté.

—Es un hermano sobreprotector.—se encogió de hombros.

Estaba a punto de preguntar como era entonces que de besaba con tantos.

—Y antes de que lo digas solo es así cuando un chico me gusta en serio.

Me levante y la tome de la cintura para darle otro beso, es que me encantaba. La


puerta volvió a tocarse, pero yo no deje de besarla hasta que Artemis habló.

—Voy a derribarla si no abren la maldita puerta ya.

Hades rio y se aparto para poderle abrir la puerta a su hermano. Y al verme este
me dedico una mala mirada.

—Me agradabas.—negó tomando de la mano su hermana para salir del lugar.

—Nos vemos mañana, llámame.—dijo Hades antes de irse con una sonrisa y yo
no pude evitar sonreír.

—Lo perdimos.—dijo Kounstantine.

—Nunca pensé estar vivo para este momento.—siguió Archilles.

—Me siento como cupido, fue mi idea llamar a Hades después de cerrarle la
puerta a esas chicas.—y nunca estuve tan agradecido con Jawad como ahora.
Capítulo 35.
Al día siguiente antes de ir al trabajo fui a la galería junto con Nicoletta a ver
a Hades.

—Que lindo te ves visitando a tu novia al trabajo.—dijo buscando alguna


reacción de mi parte.

—No creas que me hace gracia ver ese moretón que tienes en la cara. Para mi
desgracia esta visita no es para nada bueno ni satisfactorio.—estacione el auto
para mandarle un mensaje a Hades para que supiera que ya estábamos aquí.

Ni siquiera podía mirar a Nicoletta sin sentir impotencia. Ayer llegó en la


madrugada con sus ojos lagrimeando y cuando le pregunté qué porque no me
llamó me dijo que no quería causar problemas.

Mire hacia la calle donde venía Hades caminando viendo su teléfono, la iba a
regañar por andar distraída.

Salí del auto para que así pudiera verme y cuando estuvo cerca mio, me envolvió
en un abrazo dejando aspirar todo su aroma a vainilla que tanto me encanta
haciéndome ignorar el hecho de que la tenía que regañar por estar cruzando la
calle viendo el teléfono.

—Hola novio.—dijo con una sonrisa para luego darme un suave beso.

La mire y sonreí.

—Hola novia.—era tan raro decirlo, pero su sonrisa de felicidad al oírme decir
esas palabras era demasiado.

—Muy dulce, jamás pensé ver a Gian en esa faceta.

Hades apenas vio a Nicoletta se acercó preocupada y tomo su cara entre sus
manos examinándola.

—¿Quién te hizo esto?—pregunto preocupada.


Nicolette me miró sin querer responder.

—Tu amiga, Amber.—se giro a verme extrañada.

—¿Qué?

—No lo sé Hades, solo quiero que sepas que si tu no te encargas de decirle que
se aleje de Nicoletta y de su novio—dije, porque ese chico se merece algo mejor.
—Yo me voy a encargar y no te va a gustar, ni a ella tampoco.

Nicoletta me miró mal, pero yo no aparte la mirada de Hades.

—Esta bien, yo me encargo.—se giro a ver a Nicoletta y dejo un beso en su


mejilla.—No te preocupes, voy hacer que pague lo que te hizo.

Se despidió de Nicoletta y pensaba irse dejándome a mi de lado, pero la tomé de


brazos y la abrace.

—¿Pensabas irte sin despedirte de mi?—pregunté y ella asintió.

—Eres un grosero. Amber, era mi mejor amiga, pero yo no tengo que pagar por
las cosas que ella hizo.

Mire a ver si Nicolette seguía ahí, pero ya estaba subiéndose al auto.

—Lo siento, piccola principessa.—deje besos por toda su cara mientras ella reía.

Y descubrí que su risa me encantaba. Lo tenía demasiado mal con Hades, me


hacía actuar como un adolescente.

—Esta bien. Estas invitado a quedarte a dormir hoy en mi casa, un pijamada solo
para ti y para mi.—Asentí.

—¿Cómo está tu padre?—pregunté sin poder evitarlo.

—Esta bien, le darán de alta en una semana, el insiste que ya quiere irse porque
ese lugar lo deprime.—sonríe un poco.—Es tan testarudo que no quiere ayuda
para sus terapias. Ya quiero que este en casa para molestarlo.
Tomé su cara entre mis manos la besé, mientras ella colocaba sus manos en mi
cabello no se en que momento la estampe contra el auto habiéndola reír.

Se separó y miro algo detrás de mi que la hizo que su risa se transformara en una
mueca.

—Ahí esta Amber, lo mejor sea que te vayas para que no sospeche.—dio un beso
suave para luego salir de mi agarre.—Recuerda que te estaré esperando hoy. Te
quiero.—dijo para luego irse.

Al entrar al auto, Nicoletta me miró con una sonrisa burlona en sus labios.

Y fue así hasta que estuvimos nuevamente en la carretera en camino a mi


oficina.

—¿Qué mierda me estas mirando?—pregunté molesto.

Ella rio, pero no respondió y se limitó a mirar por la ventana.

—¿Puedes dejarme en la cafetería más cercana?—negué.—Gian, deja de ser un


controlador.—la ignore y seguí manejando.

Al llegar a la empresa ella se negó a bajar del carro, le di una mala mirada.

—Puedes dar una vuelta por aquí cerca, no te quiero lejos. Además te van a estar
siguiendo por tu estupidez, no quiero que te vuelva a pasar nada.—baje del auto
sin esperar respuesta.

Como era de esperar, apenas entre al edifico todos empezaron a murmurar cosas
así que les brinde una mala mirada para que siguieran en sus asuntos sin
comentar sobre mi vida privada. Al llegar a mi planta me encontré con Kaine
tonteando con uno de los empleados . Rodeé los ojos.

—No les pagó a ninguno de los dos para estar en un romance así que por favor.
—mire al hombre.—Puede ir a su lugar de trabajo, que no es este.

Cuando se fue, Kaine me miró con una sonrisa satisfecha en sus labios. La
ignore, era más divertida cuando se hacía la difícil.
—En su oficina lo esperan, Parks y Hamilton.—Asentí.

Rachel y Stephen estaban aquí.

Cuando entre a la ofician los encontré en una situación comprometedora, pero


fingí que no vi nada.

—¿Qué hacen aquí?—pregunté.

Rachel me sonrió, pero Stephen no.

—Así que estas en una relación con Hades.

Tomé asiento.

—¿Cómo te enteraste?—pregunté con una sonrisa, quería ser yo quien le contará


y burlarme en su cara.

—Hades, la invite a salir hoy y me lo contó.—se escuchaba decepcionado.

No sé si vio el rostro de Rachel, pero se veía decepcionada. Tan hermosa que


era, y Stephen todavía babeando por Hades.

—Bueno, me alegro que lo sepas así ya no la tienes que invitar a más citas,
concéntrate en la chica que tienes al lado.

—Rachel y yo no tenemos nada.—respondió.

Mire a la chica y se veía incomoda.

—Stephen, me halaga que te hayas tomado el tiempo para preguntarme por mi


relación con Hades, pero te invito a que te retires.—me levante y abrí la puerta.
—Tengo trabajo que hacer y cosas que discutir con Rachel si me disculpas.

Se levantó molesto.

—Si engañas a Hades te la verás conmigo.—señaló y yo solo sonreí.


—Y yo que pensaba hacer un trío con Kaine y Rachel. Que pena.—el salió
viéndome disgustado.

Cuando estuve seguro que se había ido me senté al lado de Rachel.

—Se que eres bisexual, no te juzgo, lo note por como actuaste con Hades la ves
pasada y esta bien solo que espero no vuelvas acércate a ella más de lo debido.

Ella me sonrío.

—Tienes una novia muy hermosa, eres afortunado. Y estoy segura que ella te
quiere mucho, espero verla pronto.

Y yo esperaba que no lo hiciera, era un celoso de lo peor.

—Pero para tu desgracia tienes sentimientos por un idiota. Si no te valora vete


de ahí, que solo te llame para unos acostones no vale la pena.

—Tu me llamabas para eso.—replicó.

—Pero nunca te trate menos de lo que merecías, siempre te respete y deje en


claro nuestra relación y no hubo sentimientos, ¿cierto?—asintió.

—El solo es complicado, esta obsesionado con ella.—negó disgustada.

—No te rindas, pero que tu dignidad no se vaya por un idiota. Siempre recuerda
lo que vales.

Se levantó y dejó un beso en mi mejilla.

—Gracias, nos estaremos viendo pronto.

Cuando Rachel se fue comencé mi trabajo, que gracias a Bailey era poco. Ese
chico merecía un aumento.

No podía esperar para ver a Hades así que la llame. Coloque la llamada en
altavoz para seguir trabajando.

—¿Me extrañas, viejito?—no respondí.—Yo se que me extrañas porque yo


también lo hago.

Así que Hades era de esas novias empalagosas.

—¿No quieres venir a visitarme?

—Ahora mismo estoy por ir a ver a mi padre, pero cuando termine me pasare
por allá. Así nos vamos juntos a casa.

—¿Tu auto?—pregunté para asegurarme que ella ya no manejaba.

—No actúes como si no supieras que Cato es quien me lleva y me trae.

sonreí.

—Te estaré esperando.—colgué sin esperar respuesta.

Seguí con mi trabajo hasta que fui interrumpido por Kaine. Se quedo parada en
la puerta mirándome y yo la mire extrañado.

—¿Necesita algo?—preguntó con una sonrisa.

Se veía extraña.

—Tráeme un café por favor.

Unos minutos después llegó con mi café y Hades detrás de ella. La última tenía
la cara arrugada, estaba molesta.

—¿Puedes caminar más rápido?—le dijo a Kaine quien caminaba excesivamente


lento.

Kaine me miro esperando que dijera algo, pero fingí que me llego un correo
importante hasta que dejó el café en la mesa.

—Gracias.

Cuando se fue Hades se sentó frente a mi, aún tenía el rostro arrugado y sus
brazos cruzados. Nos quedamos mirando unos minutos hasta que ella habló.
—¿No me vas a preguntar que me paso? —preguntó indignada.

Quise reír.

—¿Que le paso a mi piccola principessa?—pregunté divertido tomando un poco


de mi café.

—Mi padre pidió no tener visitas hasta nuevo aviso, la única que puede verlo es
mi madre.

—El tendrá sus razones, verás que ya mañana lo podrás ver.—me miro por unos
segundos hasta que me sonrió.

Se acercó a mi hasta estar sentada en mi regazo, donde siempre estuvo que estar.
Dio besos por toda mi cara hasta llegar a mis labios donde se tomó más tiempo.

—¿Ya terminaste tu trabajo?—negué.—¿Te falta mucho?

—Siempre me falta mucho, pero me hicieron el trabajo más ligero.

Ella asintió satisfecha con mi respuesta.

—Le dije a mi madre que irías a casa y que llevarías algo rico para cenar así que
espero que tengas algo en mente.

La mire extrañado cuando se levanto de mis piernas.

—Pensé que iríamos directo a tu cuarto.

—Ten un poco de vergüenza, Gian.—me regaño, pero puede ver como quería
reírse.

—Dijiste que sería una pijamda.—dije mientas apagaba la computadora y


acomodaba mis cosas.

—Y lo es, así que apúrate antes que cambie de opinión.—dijo antes de salir del
lugar.
––––

Estábamos rumbo de ir a la casa de Hades después de salir de la tienda de


gasolinera, fuimos a comprar comida italiana para la familia de Hades, mientras
ella decidió que merecía comer McDonald’s porque aceptó ser mi novia.

—No puedo creer que dijeras que te obligue a ser mi novia.

—Solo era una pequeña broma, no tengo la culpa que el cajero se la haya creído.
Eres un viejo llorón.—dijo mientras abría un paquete de chocolates.

Antes de pudiera responder mi teléfono sonó y lo coloque a manos libres. Lo


menos que necesitaba era un accidente de auto con Hades.

—Gian Caccini—respondí.

—Hola hermanito.—rodee los ojos al escuchar la voz de Fabrizzio.

Sentía la mirada de Hades en mi, estaba curiosa.

—¿Qué pasó?

Esperaba que no hablara más de la cuenta.

—Vi una foto un poco comprometedora con la hermosa Hades, ¿cuando me la


vas a traer a Italia?

La risa de Hades se escucho en todo el auto.

—Así que tengo una invitación para ir a Italia?—pregunto divertida.

—Oh,Sei con la piccola principessa? Aspetta che lo dica a mamma.—dijo


emocionado antes de colgar el teléfono.
Traducción:¿Estás con la princesita? Espera hasta que le cuente a mamá.1

Lo que faltaba, que le fuera con el chisme a mi madre.


Estacione el auto en la casa después de que Hades me abriera el portón para
luego girarme a verla.

—¿No le agrade?

—Para mi desgracia le agradas demasiado.

Ella sonrió, como si mis palabras la hicieran feliz.

Al bajar del auto, yo llevaba todos las bolsas en la manos, mientras que mi novia
solo llevaba su comida.

Cuando entramos a la casa había un silencio casi deprimente, me hacía pensar


que no había nadie en casa hasta que escuche a Cerbero ladrar, quien venía junto
con Morfeo.

—Te extraño, ha estado inquieto todo el día así que lo ponía a escuchar las notas
de voz que me envías y se quedo quieto.—le dijo a su hermana con una sonrisa
que se le borro al verme.

¿Qué le hice?

—Hola Morfeo.

Me señaló con su dedo índice.

—Me agradabas, hasta que empezaste a salir con eso. Artemis nos contó —dio
un vistazo a su hermana que rodo los ojos.

—No seas llorón y ayuda a Gian a guardar las cosas. Te traje tu pastel favorito.
—dijo dándole la bolsa de mcdonald’s.

Cuando estaba a punto de marcharse la tome de la mano.

—¿A donde vas?

—A cambiarme de ropa, me quiero poner algo mas cómodo.

La acerque y me puse a su altura para poder hablarle al oído.


—Pensé que yo podría ayudarte con eso.

Se aparto riendo.

—Ya quisieras. Ayuda a mi hermano, prometo no demorar.

Sabía que iba a demorar solo para fastidiarme, pero aún así la dejé ir y seguí a
Morfeo hacia la cocina.

Donde se encontraba Jayde, la madre de Hades con los ojos rojos y una taza en
la mano.

—¿Me puedes dar unos momentos con tu madre? Yo guardaré eso.—le dije a
Morfeo que al principio dudo pero asintió.

Me senté frente a Jayde y sonreí. Sabía porque estaba así. Fue la mismas
reacción de mi madre.

—Así que te lo dijo.—me miró extrañada.

—¿De qué estás hablando?—su voz se escuchaba ronca.

—Ares, ya te dijo a lo que se dedicaba aparte de la empresa, claro.—sus ojos se


agradaron.

—¿Tu lo sabías?—asentí.

No sólo lo sabía, si no que también me dedicaba a lo mismo. Pero no se lo diría.

—Por eso no quería que nadie fuera a verlo, solo usted porque no piensa
decírselo a sus hijos.

Ella abrió la boca para decir algo, pero se cayó al escuchar la voz de Hades
acercarse.

—¿Por qué estas llorando, mamá?—pregunto mirándome acusatoria.

Me encogi de hombros para luego levantarme a guardar las cosas en la nevera.


No era yo quien tenía que decirle las cosas, porque eso significaba tener que
revelar que yo también estaba involucrado en lo mismo. Y quien sabe lo que ella
haría.

Hades era impredecible.


Capítulo 36.
Mire fijamente a mi madre mientras ella comía. Gian a mi lado iba a tomar
su tenedor para empezar a comer, pero yo lo tomé para probar primero.

Reí al ver su cara de disgusto.

—¿Por qué Hades esta cenando mcdonald’s mientras nosotros pasta?—se quejo
Morefeo.

Le hice burla ganándome una mala mirada de mi madre.

—Cariño, has estado comiendo McDonald’s toda una semana al igual que tu
hermana. Ella va ser quien engorde y ruede por la casa, no tu.

Gian al lado mío estaba riendo junto a mis hermanos y no puede evitar rodar los
ojos con una sonrisa en mis labios. Mi mamá estaba bromeando, eso era un
milagro.

—Cambiando de tema, ¿por que papá solo quería verte a ti hoy?—preguntó


Artemis.

Mamá dejó de comer, miro a Gian haciendo que yo lo mirara a el.

¿que estaba ocurriendo?

—Solo quería hablar de como iban las cosas en la empresa.

Artemis la miro como si lo que ella dijo fue una simple broma.

—Mamá, si el quisiera hablar de la empresa, debió de llamarme a mi.

Mire como su mano temblaba haciendo caer el tenedor.

—Bueno, yo también me sorprendí, pero mañana puedes preguntarle lo que


quieras. Si me disculpan, me voy a retirar.
Nadie dijo nada mientras ella se levantaba y salía del lugar. Cuando estuvo lo
suficientemente lejos, Artemis hablo.

—Mañana voy hablar con papá, si quiere saber algo sobre la empresa bien puede
hablarlo conmigo.

Asentí de acuerdo. Mire a Morfeo que tenía la mitad del plato vacío, lo demás
solo le daba vueltas.

—Morfeo, si ya no quieres más déjalo. Recuerda que le toca recoger las cosas a
Artemis.—sonreí levantándome de la mesa e invitando a Gian hacer lo mismo.

Tomé su mano para subir a la que ahora era mi habitación.

—¿Por qué ya no hay nadie trabajando para ustedes?—preguntó Gian


sentándose en la cama.

Me encogí de hombros mientras me sentaba en sus piernas.

—Hemos cambiado todo, Cato se encargo de cambiar la seguridad que teníamos,


y mamá no confiaba en nadie que estuviera en la casa por ahora.

Al terminar de hablar, el se dedicó a repartir besos por todo mi rostro


haciéndome sonreír.

—¿Cuando pensabas decirme que un idiota te invito a salir?—preguntó.

—Pero si tú no me has invitado a salir. —bromeé.

El gruño algo en italiano que no pude escuchar muy bien, haciéndome reír.

—No estoy para bromas, ¿sabes que el idiota de Stephen gusta de ti?

Rodee los ojos.

—Tengo conocimiento de eso, pero yo no le veo más que a un amigo.

No voy a mentir, Stephen era atractivo y muy bueno conmigo, pero yo solo veía
una amigo.
—Me gustaría que el lo tuviera claro.—gruñó y yo para calmarlo lo besé.

Y el se dejo llevar.

Cuando me separe de sus labios lo mire fijamente.

—Ya se tu secreto.–susurre.

—¿Qué secreto?—preguntó , mirándome casi sin parpadear.

Quería saber si podía sacarle la verdad a Gian, quería saber que era eso que no
me podía contar.

—La verdad me sorprendí viniendo de ti, no te veía como ese tipo de hombre.—
seguí diciendo, y él me miraba inexpresivo.

—¿De qué jodido secreto me estás hablando Hades?

Se estaba molestando, así que para no arruinar las cosas le di un beso en la


mejilla mientras me levantaba de sus piernas.

—Me regalaste esto.—tomé los nuggets de oro que tenía en la mesita de noche.

Vi el alivio en sus ojos.

—¿Quién te dijo?—se acercó a mí, tomándome por la cintura.

—Cato, no fue nada fácil sacarle las palabras. Prácticamente lo tuve que
amenazar.

Empezó a reír y negó con la cabeza.

Antes de que pudiera decir algo más de escucho mi teléfono sonar. Lo saqué de
mi bolsillo y sin ver quien es conteste, aún estando en los brazos de Gian.

—Necesito tu ayuda.—la voz de Damien, me sorprendió.

—¿Qué pasó Damien?—al mencionar su nombre Gian hizo una mueca de


disgusto.

Pero no le preste atención al escuchar los sollozos de mi amigo.

—Estoy jodido, mamá empeoró, la que era mi novia me dejo porque encontró a
alguien mejor que yo. Soy patético.

Coloque la llamada en altavoz para tomar a Gian y acostarnos en la cama.

—¿Donde estas?—pregunté preocupada.

Gian a mi lado, desinteresado, empezó a jugar con mi cabello y a repartir besos


en mi cuello.

—En el pent-house.—murmuro.

—Necesito que te relajes, tomes una ducha, te tomes una pastilla para dormir y
mañana cuando te levantes me llamas.

Escuché su respiración más calmada.

—No ser que haría sin ti, eres demasiado buena conmigo.

Antes de que pudiera decir algo, Gian tomó mi teléfono.

—Nos vemos luego niño.—colgó.

Lo mire sin poder creerlo. El se encogió de hombros y me se sento para que yo


nuevamente quedara en su regazo como el principio.

—Eso fue grosero.

—No me importa.

Subió su mano hasta mi rostro para darme una suave caricia, y luego de quedó
ahí. Mirándome, sonriéndome.

—De verdad te tengo en la palma de mi mano. Disimula que no te estas


muriendo por mi.
Sin quitar su mano de mi rostro, me beso, estaba lejos de ser un beso lento,
sentía como si se estuviera llevando todo de mi. Sus mano que anteriormente
estaba en mi mejilla fue bajando hasta quedar en mi cintura y acercarme más a
su cuerpo, como si eso fue posible.

Mis pulmones necesitaban aire, pero me dije que un poquito más hasta que no
aguante y me separe de sus labios.

—¿Quieres ver una película?—asintió.—Puedes poner la que quieras, yo espero


aquí.

Cuando se levanto trate de no mirar específicamente esa parte de su pantalón.


Hasta le sugerí cambiarse de ropa.

—¿Donde esta mi bolso con ropa?—señale una esquina del cuarto.

El no fue al cuarto de baño, el se quedó ahí. Desvistiéndose frente a mi.

—¿Terminaste?—dije con la vista fija en el techo.

Escuche su risa, más no respondió y mire cuando escuche que había prendido el
televisor.

—Vamos a ver algo de acción.

—No quiero.—el me miró fijamente y yo también hasta que no pude mas y me


reí.

—No te estaba preguntando.

Cuando se acostó a mi lado, me acerque a él y me rodeo on su brazo. Estaba


segura que me iba a dormir.

–––––
—Levántalos tu, después Hades se molesta conmigo.

—No seas un niño, Morfeo.


—Tu eres el hermano mayor.

—Pero a ella le toca hacer el desayuno.

Abrí los ojos al escuchar la discusión que estaban teniendo mis hermanos.
Estaban en el borde de la cama discutiendo como levantarme.

Mire a Gian y sin pensarlo dos veces lo sacudí.

—Hades, es tu turno de hacer el desayuno.—dijo Artemis con los brazos


cruzados.

—¿No lo podías preparar tu?

—Yo lo hice ayer.

—Pero ayer yo hice la cena.

—La compraste.

—Jodete.—rodeé los ojos.

—Yo los voy a llevar a desayunar, pero por favor salgan de aquí.—la voz ronca
de Gian nos hizo callar.

Morfeo sonrió y tomó la mano de Artemis para sacarlo del cuarto.

Me levante de la cama y mire como mi novio seguía acostado sin moverse.

—Ellos van a regresar cuando vea que no demoramos mucho. Puedes ducharte
en mi baño, yo iré al del cuarto de Morfeo porque huele a chocolate.

—El tuyo huele a vainilla, me gusta.

Sonreí.

—Muévete novio, te tengo que presumir a todas esas víboras.


Busque mi teléfono y aproveche que Gian estaba aún acostado y le tome una
foto para subirlo a mi cuenta de instagram. Sabía que eso era un error y vendrían
las avalanchas de periodistas, pero no me importaba.

Tome la ropa que me iba a colocar, que consistía en un vestido suelto floreado y
unas zapatilla. Quería estar lo más cómoda posible.

Al llegar al cuarto de Morfeo no me extraño no verlo ahí, seguro estaba


molestando a Artemis igual no me demore mucho en la ducha.

Me coloque un poco de desodorante y perfume antes de colocarme la ropa. Al


terminar fui a ver si Gian estaba listo. Pero cuando entre no lo encontré, así que
me acerque un poco al baño donde se escuchaba el agua caer así que para matar
tiempo decidí hacerme un maquillaje sencillo mientras esperaba.

Mi teléfono sonó anunciando un nuevo mensaje así que lo saque del bolsillo que
tenía el vestido. Recibí un mensaje de Amber, estaba dudando si abrirlo o no. Al
final lo terminé abriendo.

Amber: Hades, cuando vengas puedes traerme algo de comer? No he tenido


tiempo de comer nada en casa, me levante tarde.

Amber me ponía en una situación demasiado incomoda, sentí que no la conocía


y que el papel de mejores amigas solo era fingido. Quería explicaciones.

—¿Ya nos vamos?—la voz de Gian me sacó de mis pensamientos.

Me gire a verlo y como era de esperarse se veía perfecto en su traje.

—Amber quiere que le lleve desayuno.—mencione cuando tomo de la mano


para salir de la habitación.

—Claro.

Bajamos las escaleras y vi como los chicos ya estaban listos esperándonos.

—¿En serio?

Se encogió de hombros.
—Le ponemos un poco de veneno de rata para que muera como lo que es.

—¿Podemos ir a la cafetería que queda cerca de la galería?—pregunto Morfeo.


—La señora de ahí siempre me trata bien y me da panqueques de más.

—Claro, te vas con el estúpido o con nosotros?

Artemis me miró mal.

—Soy tu hermano mayor, respétame.

—Me gustaría ir con ustedes.

Lo vi guiñarle disimuladamente a Artemis.


Capítulo 37.
—Invite a los chicos a los chicos y a Nicolette, espero que no te moleste.

—Sabes que los amo y me gustaría pasar más tiempo con Nicolette, se ve que es
agradable.

Escuche una tos proveniente del asiento trasero y casi olvido que se encontraba
Morfeo con nosotros.

—Escuche a mamá decir que le quieres robar el colágeno a mi hermana. No


estoy de acuerdo con eso.—su voz se escuchaba seria.

A mi lado, Hades soltó una carcajada y rodeé los ojos.

—Mocoso, no digas esas cosas que te olvidas de que te lleve a jugar con tu
amiga Naomi.

—Ya no es mi amiga, somos novios.

Hades a mi lado se removió, e intentó quitarse el cinturón de seguridad pero se


lo impedí.

—¡Estas muy pequeño!—gruñó.

Parecía un gato, no asustaba a nadie en su papel de hermana celosa.

—A esa edad ya yo tenía tres novia. Una para la merienda, otra para las tarea y
una para unos cuantos besos.

—No le des ideas al niño, desde pequeño eras un mujeriego.

—Quiero ser como Gian.—dijo Morfeo emocionado.

No puede evitar reír.


Al llegar al local, Morfeo se bajó sin decir nada. Me gire a ver a su hermana y no
tarde de besarla, no tenía pensado separarme hasta que escuche su estómago
gruñir.

—Necesito alimentarme.

Cuando entramos a local los chicos ya nos estaban esperando. Me miraron con
una sonrisa hasta que Jawad habló.

—Nunca pensé estar vivo para este momento, estas con una chica hermosa.

—No molesten.—gruñí sentándome al lado de Hades.

—Voy a pedir por ustedes, ya que es su primera vez aquí.—dijo Artemis


levantándose y todos estuvimos de acuerdo.

Archilles miraba fijamente a Hades.

—¿Se te perdió algo en la cara de mi novia?

Frente a mi Nicoletta tenía una sonrisa burlona. Se la iba a borrar mandándola


nuevamente a Italia.

—Necesito que me diga donde está su mejor amigo.

Hades lo miró con los ojos entrecerrados.

—Hoy regresa de viaje, el se la pasa viajando.

—¿Por qué no viajas con el?—pregunto Nicolette.

Y yo también tenía esa duda.

—Por ahora no me apetece.

—Papá no confía en ella, la última vez que Hades viajo con Odin tuvieron que ir
a buscarla a Ámsterdam ya que estaban causando desastres y dejando nuestro
apellido por el suelo.

Hades le dedico una mala mirada a Artemis y esté solo sonrió hasta que miro a
Nicolette sorprendido.

—Nunca te había visto por aquí. Estoy seguro que recordaría una cara hermosa
como la tuya.

—Es lesbiana.—solté ganándome un golpe por parte de Hades.

—Eso fue desagradable.

—Solo digo la verdad.

Antes de que pudiera hablar la besé para que no siguiera regañando.

Cuando llegó el desayuno nadie habló, solos nos dedicábamos a comer. Hasta
que terminamos y Hades fue a buscar el desayuno de Amber.

—Hades se va con nosotros.

Los mire a los tres sin confiar en ellos.

—No vamos hacer nada malo.—dijo Konstantine, pero la sonrisa en sus labios
decía todo lo contrario.

—¿Quieres salir un rato?—le preguntó Artemis a Nicolette que me miro


primero.

—Haz lo que quieras como siempre.—me encogí de hombros. Confiaba en


Artemis.

—¿Nos vamos?—preguntó Hades con el desayuno en mano.

Fui el primero en salir del local, para mi sorpresa habían algunos paparazzi
fuera.

Cuando llegamos al auto me miró con una sonrisa. Me encantaba verla sonreír.
—Hoy te voy s recoger al trabajo para que me acompañes a una cena.

—¿Es una cita?—preguntó con una sonrisa burlona.

—Está vez no, el señor Lee insiste en verte, pero se que es por el estúpido de su
hijo y me esta atrasando.

Miro el desayuno en sus piernas y luego a mi. Tomo mi cara en sus manos para
darme un beso lento que terminó con una mordida.

—Esta bien, ¿vas a quedarte en casa hoy también?

—Prometo que te llevare a una cita fabulosa.

—No si yo lo hago primero.

Antes de que pudiera decir algo, la ventana del auto fue golpeada fuerte por
Jawad.

—Es mejor que bajes o se va a poner intenso. Espero que a tu madre no le


importe tenerme nuevamente en su casa.

Dejo un suave beso en mis labios.

—Te aseguro que no. Hasta más tarde.—bajo del auto.—Y no te preocupes por
Nicolette, esta en buenas manos con Artemis y Morfeo.

Asentí y se fue.

No tarde en llamar a Cato.

—Señor.

—Hades está en buenas manos, vamos al hospital donde se encuentra Ares.—


colgué para luego manejar a mi destino.

Recibí una llamada de Hades.

—Dime principessa.
—Necesito un favor.—se escuchaba la risa de los chicos.

—¿En puedo ayudarte?

—¿Puedes llevarle algo de comer a Damien y asegurarte que este bien?

Rodeé los ojos.

—No soy su Jodida novia ni su amigo. Además cuando tuvo que asegurase que
tu estuvieras bien no lo hizo, deja de preocuparte por ese idiota.

Escuché un suspiro.

—No voy a discutir contigo, solo dime si puedes o no para mandar a alguien
más.

—¿A quien más vas a mandar?

—Gian, no vamos s discutir por eso por favor.

Dios dame paciencia.

—No te preocupes, le voy a llevar la comida al bebé.

—Te quiero, ya te envié la ubicación.—colgó.

Al llegar al hospital me acerque a Cato y le dije que después de guiarme a la


habitación de Ares fuera a comprarle algo de comer al niño ese.

Con unas cuantas sonrisas y fingir interés logre estar en la habitación de Ares
quien me miraba como si me quisiera matar.

—Vete de mi Jodida vista.

—Las noticias vuelan rápido.—me senté en una silla que estaba al lado de la
camilla.

Cerró sus ojos.


—Escuché que le dijiste la verdad a Jayde, me preguntó cuando le dirás la
verdad a tus hijos.

Sus ojos se abrieron de golpe.

—El día que tu le digas a Hades la verdad, eres un Jodido criminal.

Rodeé los ojos.

—Igual que su lindo padre, porque no eres un santo.

Contó hasta diez hasta que me miro.

—Hades es mi niña, y me jode que tantos idiotas en el mundo vino a enamorarse


del peor.

Lo mire para que siguiera diciendo sus estupideces.

—Pero lo acepto, me jode tanto, pero lo acepto si eso la hace feliz porque eso me
hace feliz a mi.

Nos miramos sin decir nada. Me levante para irme y antes de pasar por la puerta
decidí molestarlo un poco.

—Nos vemos pronto suegro, tiene una casa muy cálida.

Escuché sus maldiciones y como pedía hablar con el doctor.

Al salir del hospital me encontré con Cato que ya tenía la comida del mugroso.

Así que fui directo a la dirección que me dio Hades y me sorprendí ver que vivía
en un buen lugar. Vivía en un jodido pent-house.

Cuando me vio sus ojos estaban rojos, seguro que de tanto llorar. Patético.

—¿Cómo pagas este maldito lugar?—fue lo primero que pregunte antes de


tirarle la bolsa de comida que logró atrapar.
—Es de Hades.

Me senté y el lo hizo junto a mi. Cato estaba en una distancia prudente revisando
el lugar justo como le dije.

—Hades es demasiado buena contigo.

Me miró apenado.

—Lo sé, no merezco su amistad.

Asentí de acuerdo.

—Si no estuviera enamorada de mi pensaría que le gustas.

Su teléfono sonó y no tardó en contestar.

—Hola…si está aquí…—me miro—Es agradable…En serio no me está tratando


mal.

Le quite el teléfono.

—Lo estoy tratando jodidamente bien, me ofende que dudes de mi.—dije viendo
al niño comer.

—Yo confío en ti, y cómo confío en ti crees que puedes quedarte con Damiem y
darle ánimos?

Conté hasta diez antes de contestar.

—Maldición Hades, no me pongas en estas situaciones, no es problema mío.

Escuche como lloriqueaba. No iba a caer en eso hasta que el llanto se hizo
presente. Sabía que era falso, pero aún así le seguí la corriente.

—Esta bien, pero quiero que sepas que estas me las pagas.

—Gracias, y se que no es tu problema, pero el no tiene muchos amigos y creo


que le hará mejor hablar con un hombre.
Rodee los ojos. Solo eran excusas.

—Como sea, yo cuido al niño. Te quiero, no causes problemas y llama a la


estúpida de Kaine para que sepa que no voy a llegar a trabajar y que pase todas
las llamadas a mi teléfono.

—Claro, te quiero.

Y como siempre colgó antes de que pudiera decir algo más.

Mire al chico que estaba a mi lado. Daba lástima.

—¿Qué fue lo que paso?—pregunté y el me miró extrañado.—Cuéntame tus


problemas o Hades se va a molestar conmigo.

—Mi novia me dejo, la verdad no le quise decir nada a Hades, pero le pagaron
para que saliera conmigo.

Llamé a Cato para que también escuchara.

—Era un plan para que dejara a Hades desprotegida, pero nunca esperaron que
me despidiera.

—¿Sabes quien la contrato?—pregunto Cato y el negó.

—No lo sé.

—Estaré investigando eso.

—¿Y en qué trabajas ahora?—pregunte.

—McDonald’s.—dijo y no puede evitar reír.

De trabajar para Hades hasta terminar en un McDonald’s.

—No vas a trabajar más ahí.—aseguré —¿Qué te gusta hacer?

—Me gusta cocinar.


Tal vez podría trabajar en el hotel de Konstantin.

—Pronto te enviare un mensaje.

—Gracias Señor Caccini.

Lo mire fijamente.

—¿Qué más te preocupa?—pregunté interesado.

—Mi mamá está enferma, los tratamientos no son muy baratos.

Con un salario de McDonald’s no le iba alcanzar.

—También te voy ayudar en eso.

Y Hades decía que era malo.

—No se tiene que quedar aquí cuidándome, no me voy a tirar de ningún lugar.

Lo sabía, pero seguro Hades mandaría al estúpido de Azael que vendría


corriendo porque babea por ella. Y yo no aceptaba eso.

—¿Tienes Netflix?—pregunté señalando la televisión.

Negó.

—Cato puedes hacernos el favor de crearle una cuenta de Netflix, va por mi


cuenta y pon alguna película de acción o esos documentales que tanto me gustan.

Damien me miraba sorprendido y quería bajarle esa sorpresa de un golpe.

—Señor Caccini, no es necesario…

—Cállate por favor y termina esa comida.


2

–––––––
—Señor, despierte.

Solté un gruñido y me acomode mejor.

—Señor Caccini.—me movieron y abrí los ojos.

—Deja de joder. ¿Qué pasa?

—Hades ya viene en camino, dijo que tenían un cena a la cual asistir.

—¿Viene sola?—pregunté.

—No, fue a la casa a buscarle un cambio de ropa que combinará con la de ella y
luego Jawad la trae.

Asentí.

—¿Puedes traerme un vaso de agua?—le pregunté a Damien quién no tardó en ir


a buscarlo.

Cuando me lo trajo me lo tomé de golpe, estaba sediento. Pasaron cinco minutos


cuando llegó Hades. Quien abrazo a Damien y cuando se acercó a mi me dio un
beso.

—Puedes vestirte para irnos.

Fui a la habitación más cercana y me cambié de ropa rápidamente para luego ir


donde Hades que se encontraban ahogando a Damien con preguntas.

—Es lindo lo que hiciste por Damien.

Asentí sin decir nada.

—Te veré abajo, puedes despedirte de tu amigo.

Cuando llegue a mi auto me coloque un poco de perfume, siempre tenía uno en


el auto.

Me acerque a Cato quien estaba dando algunas instrucciones.

—Quiero que encuentres todo sobre la ex novia de Damien, y cuando des con
ella mátala.

—Como ordene.

Después de unos minutos Hades bajo y me atacó en un beso que no esperaba,


salto encima de mi y la sostuve. Cuando se separo no puede evitar sonreír.

—Si me vas a pagar así cada vez que ayudo a alguien empezaré a ser más bueno.

La deje en el suelo.

—No seas idiota y vámonos.

En el auto coloco la música que más le gustaba. Trataba con todas mis fuerzas de
no girarme y verla bailar y cantar.

Estando en el restaurante, se miró el atuendo y luego me vio.

—Estas hermosa, no te preocupes.

—Lo sé, solo quería que lo confirmaras.

La tome de la mano.

—Cena para cuatro a nombre de Gian Caccini.

—Si, sus invitados esperan.—miró a Hades.—Ella no puede entrear así.—señaló


las zapatillas.

—¿Cuánto?—pregunté y me miró extrañada.—¿Cuánto tengo que pagar para


que mi novia entre?

—Señor, son reglas…—interrumpí.


—Quiero hablar con tu supervisor, por favor.

Me miró por unos segundos y luego asintió.

—Soy una estúpida, debí de ponerme algunos de los zapatos que tenía en tu
casa.

Negué, se veía linda como estaba.

—Señor Caccini, disculpe las molestias, su novia puede pasar.

—Gracias.—dijo Hades antes de que entráramos.

Le di un saludo corto a Lee y así hijo mientras que Hades le dio un beso en la
mejilla a cada uno. Puede ver como el estúpido hijo de Lee se sonrojaba como
un niño.

—Hades, déjame decirte que dejaste a mi hijo cautivado.

—Si, eres muy hermosa.

—¿Ya pidieron?—pregunté y Lee asintió.

—Espero que no les importe que haya pedido por ustedes.

—No se preocupe.—dijo Hades con una sonrisa.

Tomé un poco de agua.

—¿Cuántos años tienes?

—veintidós.—respondido Hades.

—Dos años menos que yo.

Todo por un jodido contrato me tenía que aguantar al niño.

—Gian, ¿todavía sin novia?—pregunto Lee y sonreí.


Era el momento.

—De hecho, esta hermosura que está a mi lado es mi novia.

Decir que estaban sorprendidos era poco.

—¿Pero no le lleva diecisiete años?—pregunto incrédulo el niño.

El padre le dio una mala mirada.

—No me lo esperaba, como lo tomó su padre?

Mal.

—Bien, él sabe que amo demasiado a su hija y solo quiero hacerla feliz.

Llegó la comida y mire a Hades que no se veía muy complacida con el pescado,
pero empezó a comer.

La cena transcurrió tranquila, poca charla y unos cuantos momentos incómodos


porque el hijo de Lee no aceptaba que Hades estaba fuera de su línea.

—¿Qué es ese punto rojo en el vestido de Hades?

Me gire a ver y efectivo, justo en su hombro. Eso significaba que no la querían


matar, pero si asustar.

No tarde en tomarla y colocarnos bajo la mesa. Y dispararon.

Maldito el momento en que pedí una vista a la ventana.

—¿Qué está pasando?

—Relájate, vamos a salir de aquí bien.

Pero no fue así, o no del todo. Cato vino al rescate, pero en el proceso no pude
evitar soltar la mano de Hades.

Me dispararon.
—Mierda, vámonos de aquí y espero ver a ese tipo jodidamente muerto. Joder.—
el dolor en el hombro era insoportable.
––––––
Capítulo 38.
Decir que estaba sorprendida con lo sucedido era poco. Gian no fue al
hospital. Cato llamó a un doctor que vino junto a una enfermera, supuse que no
era la primera vez que le sucedida algo así porque lo manejaba con si fuera algo
del día a día.

—Ya quita esa cara.—me dijo dándole una mordida a su pizza.

—¿Dónde están los chicos? Ya deja de ser un hambriento y déjales algo de


pizza.

—Deja de tratarlos como si fueran tus hijos.

No le preste atención y aleje la caja antes de tomar un trozo.

—¿Cuando vamos hablar de lo sucedido y dejar de actuar como si nada paso?—


pregunté.

Me miró por unos segundos y negó.

—No hay nada de que hablar.

Lo mire incrédula.

—¿Es una broma? No vamos actuar más como si nada, Gian. Aunque no lo creas
no tengo perdida de memoria.

El ambiente se sentía tenso, pero no me arrepentía de mis palabras.

—No te metas donde no te llaman Hades, si no he hablado contigo de ese tema


es por algo y no me jodas más con eso.

Antes de que pudiera decir algo llegaron los chicos gritando y Nicolette tenía
una sonrisa en sus labios. Todos felices hasta que nos vieron.

—¿Qué pasó?—Jawad fue el primero en decir algo y sonreí.


—Nada que no haya pasado antes o no ágapi?—mire a Gian quien rodo los ojos.

—Mamá gallina les dejó pizza a sus pollitos.

—Gracias cariño.—Archilles dejó un beso en mi mejilla al igual que Konstantin.

—Siento que me estoy ahogando. Ustedes me incomodan.—Konstantine nos


señalo.

—Dale la gracias a tu amigo, no es más que un idiota.

Estábamos todos de pie apoyados en la gran isla de la cocina a excepción de


Gian que de encontraba sentado.

Y como si el momento no pudiera empeorar llego Lorraine junto con Rachele y


Stephen.

—Lamento no decir que no venían a verte.—se disculpo Jawad.

—Gian, cariño me alegra ver que estas bien. Lamento la forma en la que
terminamos.—dijo Lorraine dando un beso justo en la comisura de sus labios.

Stephen llegó a mi lado dándome un abrazo que gustosa correspondí.

—Hola princesita Athens.—susurro en mi oído para luego alejarse y saludar a


Gian.

—Lamento venir así, había ido a la casa anterior y no vi a nadie así que le escribí
a Jawad.—dijo Rachele apenada tratando de darle un abrazo a Gian sin
lastimarlo.—Me preocupe mucho.

No pase por alto la mirada que le dio Stephen a Rachele cuando está abrazo a
Gian.

—No te preocupes, entiendo la preocupación—dije al ver que el hombre que


estaba abrazando no decía nada.

Y de verdad la entendía, mamá me obligó a mandarle una foto y un video para


asegurarle que estaba bien, cuando hablamos ella se oía demasiado preocupada
casi pude decir que estaba llorando. Y Odin solo dijo que mañana le pertenecía a
el por unas horas ya que le hice perderse una cita debido a la preocupación.

Lorraine me dio una mirada de molestia que me hizo sonreír. Igual de perra
envidiosa que su hermana.

—Y eso que queríamos invitarte a un nuevo club que abrió un amigo, igual
podemos ir a comer algo.—se encogió de hombros la víbora.

—No tengo ánimos de salir, además dejaré la empresa a cargo de Fénix por un
tiempo y le pediré ayuda a Hades.

Lo mire sorprendida, eso no lo sabía.

—¿Puedes decirnos el nombre? Estamos interesados.—dijo Jawad.

—No te preocupes, ninguno es como tu club.—dijo Stephen con una sonrisa y


todos le dieron la razón.

—¿Qué tal un día de piscina?—pregunto Konstantin ganándose una mala mirada


de Gian.

—Te he dicho que dejes de actuar como si esta fuera tu jodida casa.

Pero la idea me hizo sonríe. No era nada mal un día de piscina fastidiando a
Lorraine y Gian. Una por querer lo que ya es mío y el otro por idiota.

—Siempre de amargado, cariño.— vuelve la perra a ladrar.

—Me parece una buena idea.—dije haciendo que las miradas se posaran en mi.

Mire Gian fijamente invitándolo a ver si me contradecía, pero no lo hizo.

—¿Ella si puede decidir? Yo soy tu amigo de años.

—No me jodan,.—gruñó.

Mis ojos no se apartaban de Lorraine que estaba casi encima de Gian, y el


actuaba como si nada fingiendo que estaba escuchando lo que Stephen le decía
de una empresa.

—Odio actuar como la dueña de la casa, pero me gustaría robar a mi novio ya


que tenemos asuntos pendientes.—dije guiñando un ojo hacia Gian.

El me miró sin entender.

—Ya escucharon a la princesa señoras y señores, hora de que los invitados se


vayan y los huéspedes duerman.—dijo Archilles haciendo que sonriera.

Le tire un beso que fingió atrapar y colocarlo en su corazón.

Rachele se despidió de Gian con un beso en el hombro, Stephen le dijo algo para
luego acercarse a mi y darme un beso en la frente. Pero la única que no se movió
de su lugar fue Lorraine que le dijo algo a Gian al oído y este asintió.

—¿Nos vamos?—pregunto Rachele a Lorraine, pero ella negó.

—Me quedare aquí hoy.

La miro insegura un momento, pero luego asintió y se fue. Mire a Gian


exigiendo respuestas, pero este se encontraba ocupado con Loraine.

Los chicos me miraron y yo me encogí de hombros con una sonrisa.

—¿Por qué te vas a quedar aquí?—pregunto Nicolette con el ceño fruncido.

—Tuvo unos problemas y accedí a que se quedara.—respondió Gian.

—Bueno, espero que tengas una buena estadía aquí. Lamento robarte a mi
italiano, pero estos asuntos no pueden esperar.—sonreí tomando la mano de
Gian quien se dejó hacer sin reclamar.

Sin esperar que alguien dijera algo nos conduje hacia las escalares para ir directo
a su habitación.

—¿Qué pasa? Primero haces esos estúpidos planes de invitarlos a mi piscina y


luego sales con que tenemos cosas pendientes cuando no estoy de humor.
Lo solté de la mano y me aleje un poco de el.

—¿Te molesto esa estupidez? ¿Por qué no te negaste entonces?

—Porque sabía que eso era lo que estabas esperando.

Camino hasta la cama hasta sentarse en el borde. Me acerque hasta quedar


parada entre sus piernas y tomar su rostro en mis manos.

—Lo único que esperaba es que pudieras a la perra de Lorraine en su lugar, pero
me imagino que es un trabajo difícil cuando antes te la tirabas.

Me miró incrédulo.

—Lorraine me vale mierda, Hades. Ella era la chica que me tiraba, pero ya no
más.—aseguró.

Acerqué mi rostro al suyo y lo vi cerrar los ojos a la espera de un beso que no le


negué.

—Dile que se vaya.—murmure cuando me aparte de sus labios, el abrió los ojos
y me miró por unos segundos para luego volver a besarme.

De alguna manera logré sentarme en sus piernas y el con su mano libre logró
tomarme del cabello para acercarme más a el.

—Me tienes jodido.—dijo al apartarse.

Acerque mi rostro a su cuello para aspirar su aroma también así aprovechar y


dejarle una marca que se ganó un quejido de su parte.

—Lorraine es mala.

—¿Qué?—preguntó sin entender.

Suspiré sin querer decirle mucho del tema.

—Dile que se vaya.—deje un beso en cuello hasta acercarme a su oído.—Por


favor—susurre

—Levántate para que pueda mandarla con alguien.—dijo y sonreí.

Yo siempre ganó. Me levante sin discutir.

—¿En serio?—asintió.

—Eres una manipuladora, pero solo espera que mi brazo esté bien y me ls voy a
cobrar.

Y está no seria la única que cobraría.

Lo vi salir de la habitación así que decidí ponerme cómoda y quitarme la ropa y


zapatos para luego tomar mi teléfono y acostarme.

Los únicos mensajes importantes que tenía era de Artemis, Amber y Thomas.

Artemis idiota: Te quiero en casa en la mañana Hades Athens. Es una


orden.

Hades: Como usted diga mi capitán.

Luego me fije primero en el de Thomas.

Thoma(te)s: Amber me engaña con una mujer.

Thoma(te)s: Dios, ni siquiera una, varias.

Thoma(te) s: Soy un idiota.

Thoma(te)s: Espero que estés bien cariño y también quiero hablar contigo
pronto.

No sabia que responder a eso así que decidí ver el mensaje de Amber.

Amber: terminare las cosas con Thomas.

Amber: llámame cuando puedas.


Amber: me entere de lo que sucedió, espero y estés bien.

No sabia que hacer.

—¿Qué pasa?—preguntó Gian, ni siquiera me di cuenta que había llegado.

Se sentí pegado al respaldo de la cama y no pude evitar colocar mi cabeza en sus


piernas donde el brindó suaves masajes a mi cabeza.

—No sé a quién apoyar, Thomas ya descubrió que Amber lo engaña y está


decidió que quiere terminar con el.

—Lo único que diré es que Amber es una perra. Fin del tema.

—Creo que hablare con Amber y la obligare a disculparse con Nicoletta.

Lo mire y me sonrió.

—Si eso quieres.

—¿Cómo te fue con Lorraine?

—Hizo drama así que le dije a Cato que le sacara. Nada de que preocuparse
ahora dame un beso.

—Tengo que advertirte, mis besos son adictivos Gian, tal vez te lleven al borde
de la locura.—dije cuando acercó su rostro al mío.

—Pues quiero que ese veneno me lleve al borde de la locura.—y me besó.

El beso se volvía cada vez más intenso, y una parte de mi estaba asustada porque
yo no le podía dar a Gian más que eso, unos besos.

Cuando nos separamos nos quedamos viendo hasta que el decidió romper el
silencio.

—¿Mañana puedes ir a la empresa hacer unas cosas por mi?—asentí


entusiasmada.
—¿Puedo fingir ser la jefa?

—No.

—¿Por qué yo y no Kaine?—pregunté y el rio como si fuera el mejor chiste del


mundo.

—Ella ya no es como antes, últimamente está actuando raro y no me agrada.


Estoy esperando una buena excusa para echarla a patadas del lugar.

—¿Entones mañana si soy jefa?

Suspiro.

—Esta bien.
Capítulo 39.
Me levante debido a que los cólicos decidieron acabar conmigo el día de hoy
además de que Gian se encontraba en una llamada que no se veía para nada
buena. Cuando colgó me miró y señalo mis zapatos.
—Dile a Cato que te lleve a casa.—dijo para escribir algo en su teléfono.
No entendía nada.
—¿No te iba acompañar a la empresa?—pregunté extrañada.
Sus ojos viajaron del teléfono a mi.
—Hades me jodiste un contrato de millones. No quiero discutir así que toma
tus cosas para que te lleven a tu casa.
Iba a discutir, pero el se fue al baño y un quejido se escapó de mis labios. De
verdad no estaba bien. Cerré los ojos unos minutos para luego ponerme los
zapatos. Tomé mi celular que no tenía mucha batería, pero era suficiente para
hacerle una llamada a Odin.
—¿Qué pasa cariño?—respondió al instante.
—Voy a tu casa, no me siento muy bien.—me queje saliendo de la habitación
para ir a la cocina.
—¿Qué sucede?—preguntó preocupado.
—Mis cólicos están acabando conmigo, y se que siempre guardas pastillas y
todo lo necesario para mi.
Mire a los chicos que se encontraban sin camisa cocinando. Una buena vista.
—Claro, aquí te espero. Tengo que colgar.—colgó sin esperar respuesta.
—¿Saben donde se encuentra Cato?—pregunté y no puede enviar
nuevamente el quejido.
Todos me miraban preocupados.
—Te está esperando afuera.—respondió Jawad mirándome—¿Estas bien?—
asentí.
—Nos vemos chicos.
Y como dijo, Cato me esperaba afuera con una mueca en cuanto me vio.
—¿Se siente bien? Se ve fatal.
—Claro, ¿puedes llevarme a casa de Odin antes de que muera desagrada? Se
que me va a bajar en cualquier minuto.
Asintió abriendo la puerta del auto para mi. No tarde en acostarme.
Lo único que esperaba era no ponerme sensible, cada vez que venía mi
período me volvía una bebe llorona y era insoportable.
No me di cuenta cuando mis ojos se cerraron hasta que sentí que era
suavemente sacudida.
—Ya llegamos.—dijo Cato así que di las gracias para luego bajarme.
Justo cuando iba a entrar a la casa salió una chica con el cabello revuelto y
una sonrisa. Cuando me miro no dijo nada y se fue.
—Era una amiga.—dijo Odin antes de que pudiera preguntar algo.
Me encogí de hombros y entre a la casa me arrastre hacia el cuarto hasta que
mi mejor amigo decidió tomarme en sus brazos.
—Vamos a la empresa de Gian.—murmure.
Sabía que no debería de hacerlo, pero no me iba a quedar callada cuando me
culpaba de algo que yo no hice. No haría perder millones que podrían ser
gastados en regalos para mi.
—¿Por qué?—me dejo en la cama.
Antes de que pudiera responder mi teléfono sonó. Ni siquiera me fije quien
era antes de contestar.
—¿Qué te pasó?—el gruñido del italiano me hizo rodar los ojos.
—Que mierda te importa. Lo que quiero saber es porqué me culpas de algo
que no hice.
Miraba como Odin buscaba unas cuantas cosas de un lado a otro.
—Hades por favor. Tenía una reunión importante con alguien de Japón, no
me avisaste como te ordenó Kaine. Hablamos luego —colgó.
Claro que lo hablaríamos luego. Kaine me iba a escuchar, esa maldita no me
iba a molestar.
—Aquí tienes para que te cambies. Te voy hacer un cereal para que después
te tomes la pastilla y vayamos hacer un show donde Gian.
—Eres mi mejor amigo favorito.—me miro ofendido.
—Soy el único que tienes, pequeña bruja.
Le hice caso y tome un buen baño, me cepille los dientes después mire el
vestido suelto que dejó encima de la cama y me lo coloque después de rociar
perfume en mi cuerpo.
No quería peinarme, pero lo hice de mala gana. Baje a la cocina después de
colocarme unos zapatos bajos.
—¿Qué vamos hacer cuando lleguemos?—pregunto dejando un plato de
cereal y un vaso de agua frente a mi.
—Me inculparon de algo que no hice. Y la que lo hizo va a pagar.
Me miró unos segundos y luego rio.
—Huelo a despido.
Ahora fue mi turno de reír, pero terminé lloriqueando de dolor.
—No lo dudes.—respondí empezando a comer.
—Voy a ir a cambiarme, cuando termines tomate la pastilla que esta al lado
del plato.
Cuando estuvo satisfecha deje el plato para que Gian lo lavara luego y me
tome la pastilla.
Espere unos minutos y Odin bajo con nuestros teléfonos en la mano. Sin
decir nada salí de la casa mientras el cerraba. Cato, quien estaba apoyado en el
auto fumando me miró sorprendido.
—Vamos a la empresa de Gian.—anuncie haciendo que se ahogue con el
humo y empiece a toser.
—Me van a despedir.—negó con la cabeza disgustado, pero aún así me abrió
la puerta.
—No te preocupes, que no la hará.—dijo Odin sabiendo en el asiento trasero
a mi lado ya que del copiloto era ocupado por un chico que no sabía.
Siempre los cambiaban.
El viaje en auto fue un poco largo, pero no fue tan molesto ya que Odin
siempre tenía chistes malos que decir y al parecer se llevo bien con Cato.
Cuando llegamos al lugar, el anteriormente mencionado me rogó que me
comportará y prometí que lo haría.
—No te preocupes.
Cuando nos bajamos tome la mano de mi amigo quien miraba a cualquier ser
humano que se le cruzará. Ni siquiera iba a anunciar mi llegada, todo sería
sorpresa.
—¿Tienes un plan?—pregunto y negué.
—¿Vas a subir?—pregunté cuando no apartaba la vista de un rubio
encantador, quien supe era Fénix Bailey.
—Vi algo que me gustaba, no te preocupes por mi.—beso mi mejilla justo
antes de irse.
Reí sin poder evitarlo. Subí al elevador sola y espere pacientemente hasta
llegar al piso de Gian.
En cuanto llegue camine con pasos decididos hacia Kaine que no noto mi
presencia debido a que se encontraba coqueteando con un hombre que bien no
era feo, pero no mi tipo.
—Buenos días.—dije con una sonrisa a pesar de que quería revolcarme del
dolor.—¿Nos das un minuto?—le dije al hombre que sin esperar nada asintió y
se fue.
—Señorita Athens.—dijo con una sonrisa.—Que sorpresa verla aquí, ahora
mismo el señor Caccini esta ocupado.
—Oh, no te preocupes yo solo vengo a exterminar una rata.—me miró
extrañada.—Nunca me dijiste sobre la reunión de Gian.
Se miró las uñas para luego encogerse de hombros.
—Se me olvido, pensé que le había dicho.
Estaba haciendo uso de todo mi control para no estamparle la computadora
en el rostro.
—No se te olvido, solo querías hacerme ver mal así que te recomiendo que
vayas y le digas a mi novio la verdad.
No pude evitar sonríe al ver su rostro contraído al escuchar la palabra novio.
—Así es querida, que no te sorprenda. O creíste que tu le interesabas?
—Nosotros…—la interrumpí.
—No te engañes que una cucaracha tiene más oportunidad que tu. Así que te
doy la oportunidad que se lo digas tú porque si se lo digo yo terminas en la calle.
—Nosotros casi nos acostamos así que si tengo una oportunidad.—gruñó.
¿Así que en esa estamos?
Camine hacia la oficina de Gian. En cuanto me vio me dio esa mirada
molesta que por mi período hizo que me dieran ganas de llorar. Estaba tan
sensible que hasta le di una oportunidad a Kaine y no la aprovecho.
—¿Qué haces aquí?—sus ojos bajaron por todo mi cuerpo para luego
mirarme fijamente.
—Kaine nunca me dijo que tenías una cita. Te engaño porque pensó que así
tendría una oportunidad contigo.
La puerta fue abierta por la chica que en cuanto vio la mirada furiosa de Gian
quedó temblando.
—Señor…—Gian alzó la mano, silenciándola.
Se levantó de la silla así que yo aproveche y me senté en ella.
—Tienes que estar jodidamente loca si piensas que así ibas a llamar mi
atención. Tanto que alardeabas que no te ibas acostar conmigo ahora mírate.—la
señaló con una sonrisa de burla.—Queriendo una relación y rogando para que te
folle.
—Gian…—quise interrumpir al ver los ojos cristalinos de la chica y me daba
vergüenza ajena.
Pero me dedico una mirada que me hizo mirar que era lo que tenía encima de
la mesa.
—Te quiero fuera de mi empresa, y no te preocupes que los millones que
perdí, tu indemnización va a servir de algo.—señaló la puerta en cuanto vio que
no se movía.—¡Vete!
Ella entre lágrimas salió del lugar. Me levante lista para irme, pero fui
tomada de la cintura.
—Suéltame.—dije en cuanto sentí su rostro enterrado en mi cuello.
Mi punto débil.
—Justo ahora estoy muy cómodo aquí.—murmuró dejando un beso húmedo
que me hizo retorcerme.
Cerré mis ojos y me arrepentí al ver las imágenes que llegaron a mi mente
haciéndome apartar rápidamente de Gian que me giro para que lo viera.
—Ya limpie mi nombre, ahora debo ir a casa. Artemis se volverá loco si no
me ve además tengo que ir a ver a nuestro hijo.2
Rodo los ojos.
—¿Me vas a decir que te pasa? Cato y los chicos me dijeron que te veías
mal, pero la verdad yo te veo muy bien.
—Tengo cólicos, llego mi periodo y es algo horrible. Hoy tenia una cita con
Amber y Azael para ver los últimos toques de la exhibición, pero creo que les
diere que nos veamos en casa.
El asintió.
—Entonces te veré después del trabajo, piccola principessa.—dejo un suave
beso en mis labios.1
Sus manos envolvieron mi cintura para acercarme más a el. Cuando nos
separamos vi su sonrisa.
—Deja de sonreír que aún estoy molesta contigo.
Señaló la puerta.
—Nos vemos, piccola principessa.
Lo mire sin poder creerlo.
—¿Me estás echando?
Asistió para volver hacer su trabajo y actuar como si yo no estuviera ahí. Salí
de la oficina sin decir nada, estaba preocupada por que no sabía dónde encontrar
a Odin, pero al salir del edifico lo encontré muy animado hablando con Cato
quien estaba sonrojado.
Seguro y le estaba contando sobre sus conquistas.
—¿Cómo te fue?—pregunto en cuanto me vio y alce mis pulgares.
—Bien, ahora vamos a casa que seguro y Artemis debe de estar volviéndose
loco.
Cuando llegue a casa me sorprendí cuando Morfeo se abalanzó sobre mi en
un abrazo.
—Me preocupe, mamá me dijo estabas bien, pero mis amigos decían que de
seguro ya estabas muerta.—lo tomé del rostro y dejé un beso sobre su mejilla
justo donde se deslizó una lágrima.
—No le hagas caso, solo están celosos porque tienes a una hermana fabulosa.
—dijo Odin quien estaba a mis espaldas y yo asentí dándole la razón.
—Es mejor que busques otros amigos.
—Lo mismo me dijo papá, se la pasó gruñendo toda la mañana porque aún
no estabas aquí.
Lo mire sorprendida.
—¿Ya llegó del hospital?—pregunté y asintió.
—Esta en el cuarto con Artemis y mamá.
—Quédate aquí con Odin mientras yo subo.
Cuando subí a la habitación, efectivamente se encontraba mi padre acostado
mientras mamá y Artemis lo regañaban.
—Es una irresponsabilidad de tu parte papá.
Todos miraron hacía mi cuando me aclare la garganta y la sonrisa de mi
padre me hizo feliz así que no tarde en abrazarlo.
—Aquí la culpable de que regresaras antes.—dijo mamá y papá le dedico
una mala mirada.
—Deja de estar amargada, tu también Artemis. Solo faltaban dos días para
que me dieran de alta solo que yo me quise adelantar y no me molesten más con
el tema que me ponen de mal humor.
Artemis no dijo nada y solo salió de la habitación con mamá siguiéndolo.
—¿Por qué mamá dijo que es mi culpa que regresaras?—pregunté
sentándome a su lado.
—No le hagas caso a tu madre.—le resto importancia.—Me alegra que estés
bien princesa y que el idiota que tienes por novio sirva de algo.
Lo mire sin poder creerlo.
—¿Regresaste porque estoy saliendo con Gian?
—Claro que no, mejor pon esa película que tantos nos gusta ver.
Sabía que se refería a llámame por tu nombre así que después de ir por
Cerbero, comida y a Odin para que se nos uniera empezamos a ver la película.
––––––
En el almuerzo cada quien comió en su habitación, pero la cena fue un poco
incomoda y cuando finalizó el día nuevamente le pregunté a mi padre si no se
molestaba con la presencia de Gian. Pasamos toda la tarde juntos, también se nos
unió Morfeo hasta que Odin tuvo que irse y mi padre me dijo que ya estaba
cansado.
—¿Seguro que no te molesta que Gian se quede a dormir?—pregunté.
—No. Y si me lo sigues preguntando si me voy a molestar de verdad. Solo
les pido que no hagan nada que no pase de unos besos Hades, un poco de
respeto.—asentí.
—Voy a fingir que no dijiste eso.—salí de la habitación.
Hades: Bueno, mi padre no tiene molestia porque te quedes.
Gian: Ya voy para allá.
Hades: Supongo que ya sabes donde se encuentra mi habitación
Cuando entre a mi habitación me encontré con Artemis acostado en mi cama.
Cuando vio que estaba en el cuarto se levanto.
—No tuve la oportunidad de decirte que estaba preocupado por ti enana—me
abrazó.—A pesar de que te molesto sabed que te amo.—asentí.
—Yo también te amo.—me dio un beso en la frente.
—Cuando venga Gian espero que vayan directo a la cama a dormir. Que
tengas dulces sueños.—dijo antes de salir de la habitación.
Antes de que Gian llegara me di un baño, me cepille el cabello y los dientes.
Me puse mis cremas y cuando terminé me acosté en la cama. No se en que
momento me dormí, pero sentí como fui sacudida lentamente.
Abrí los ojos para ver a Gian frente a mi con una sonrisa.
—¿Así que no querías verme?—preguntó y antes de que pudiera responder
me dio un beso.
Se sentó a mi lado y lo mire fijamente.
—¿Así que ya no estas molesto?—negó.
—Ahora solo tengo ganas de estar contigo y hablar.
—¿Hablar?—asintió.
Esto era raro o solo yo lo sentía raro.
—Es algo que quiero saber desde ayer en la noche y necesito saberlo para
confirmar algo que está en mi mente.—lo mire con desconfianza.
Ya no me gustaba por donde íbamos.
—¿Qué pasa?—pregunté.
—¿Por qué Lorraine es mala?
Me sorprendí y lo mire. ¿Esa era la pregunta?
—Solo era para molestar, no lo dije en serio.—mentí un poco.
Porque nunca sabré si Lorraine fue víctima o participe de los actos de su
hermana.
—Creo que no, no se si te diste cuenta, pero cuando me dijiste que Lorraine
era mala estabas casi temblando Hades y supe que algo no iba bien por eso fue la
eche.
—¿Por eso viniste hoy aquí?
Me miró y negó.
—No, pero si no quieres hablar de eso está bien. A veces hay cosas que
cuestan decir.
Lo mire indecisa, no sabía si arriesgarme, pero una parte de mi quería
compartir eso con el porque así tal vez el tendría la confianza de contarme su
secreto. Así que me arriesgue.
No me gustaba hablar del tema, me recordaba que aún una parte de mi no
podía avanzar como quisiera y también me acordaba que la responsable se
paseaba por la ciudad como si ella no fuera la causante de que a veces las tuviera
miedo llegar a algo más con algún chico.
—Si es muy difícil para ti no lo hagas.—dijo al ver que no decía nada.
Me acomode para que estuviésemos más cómodos.
—Louise me había citado a un lugar con la excusa de hacer las pases porque
últimamente estábamos pelando mucho debido a sus celos.—comencé a contar
lo sucedido—Fui sola como ella me ordenó, tampoco pensé que necesitará
guardaespaldas con mi mejor amiga, pero me equivoque. Cuando llegue al lugar
no me sentía bien, ¿por qué citarme a un lugar donde solo habían bodegas? Pero
cuando quise irme ya era tarde.
Gian me miraba expectante, casi sin parpadear.
»Cuando quise irme unos tipos me acorralaron. Todo pasó demasiado rápido
y yo estaba en shock. Me encerraron hasta que llegó Louise con una sonrisa de
burla diciendo que yo era demasiado estúpida para creer que ella sería amiga de
una chica que le robaba la atención—volví a tomar aire.—después de decirme
que nadie quería una muñeca rota y manoseada fue dejándome sola con las luces
apagadas y no entendía sus palabras hasta unos minutos después.
Y me había dejado rota por un tiempo, pero había creado a la Hades que soy
ahora.
—¿Por eso le temes dormir con la luz apagada?—negué.
—Temo dormir con la luz apagada porque cuando pensé que estaba sola en
realidad habían chicos conmigo. Chicos que se encargaron tres días de hacer mi
vida un infierno tocándome sobre el vestido veraniego que tenía aquella vez.—
una lágrima rodo por mis ojos.—Tres días que tuve miedo que me hicieran algo
más para que luego al cuarto día mi padre me contó que me encontraron cerca de
la carretera que iba saliendo de la ciudad. Ni siquiera pude gritar por ayuda, ni
siquiera recordaba como llegué ahí.
—¿Como Louise está libre como si nada?—preguntó incrédulo.
—El día que sucedió ella dijo que estaba en casa de su hermana y tenía
pruebas, además que también fingió buscarme cuando mis padres se dieron
cuenta que estaba desaparecida.
Antes de que pudiera decir algo más el se puso de pie, me miró y negó.
—Lo siento.—dijo antes de salir por la puerta de la habitación.
Y no pude evitar sentirme mal.+
–––
Capítulo 40.
Me quede apoyado en la puerta escuchándola hablar con Cerebero. Por más
que quería entrar no podía, necesitaba tiempo para controlarme y no cometer un
error que seguro me costaría.
Mi mente iba a explotar, tenía demasiado en que pensar, pero lo principal era
hablar con Ares, necesitaba respuestas. Después de doce minutos en donde ya no
la escuché hablar decidí entrar al cuarto. Estaba debajo de la sábanas así que se
la quite para revelar que estaban dormida.
—Hades.—la sacudí un poco pero no se movió.
Mire hacia la mesita de noche y me encontré con unas pastillas para dormir.
Suspiré para luego apagar la luz y acostarme junto a ella, no sin antes encender
la lámpara de noche en forma de corona. Cerebro que estaba en su cama decidió
acompañemos.
Y a la abracé intentado conciliar el sueño porque si mi mente seguía
trabajando esto seguro se volvería un infierno.
Me levante por el sonido del despertador que tenía siempre en mi teléfono y
no dude en apagarlo. Eran las siete de la mañana. Mire a la chica a mi lado que
seguía dormida como si ese sonido espantoso no fuera nada. Tomé mi teléfono
de la mesita y le mandé un mensaje a Fénix anunciandole mi falta de hoy y que
ya Kaine no trabajaba con nosotros, el me respondió diciendo que ya sabia y que
me tenía una nueva secretaria desde hace una semana y que desde hoy iba a
empezar, pero que si podía, me acercara a darle el visto bueno.
Cerbero se encontraba comiendo, pero en cuanto vio que me levante de la
cama se acercó a mí. Tomé mi ropa para entrar al baño a cepillarme los dientes y
darme una ducha.
Cuando ya estuve vestido me dirigí a la cocina, era el único lugar que
conocía de la casa además de la habitación de Hades. Me encontré a Ares
desayunando en la pequeña isla con Jayde.
—Buenos días.—dije con una sonrisa al ver el ceño fruncido de Ares.
—Buenos días, ¿quieres algo de desayunar?—señaló las bolsas de comida y
asentí.
Me serví un poco de lo que había y me dente justo frente a Ares, solo para
molestarlo.
—Gracias Jayde.
—¿Dónde está mi hija?—preguntó el hombre frente a mi.
—Dormida, ayer tomó pastillas para dormir.—dije y me miró preocupado.
Jayde puso una taza de café frente a mí que agradecí con una sonrisa.
—Vamos hablar.—se levantó antes de que yo pudiera decir algo.
—Deja que desayune.—dijo Jayde y negué.
Yo también quería hablar con él antes de que Hades despertará.
—No te preocupes. Me llevo esto.—tomé la taza de café y seguí a Ares hacia
su despacho.
Como siempre me ofreció whiskey, negué ya que estaba tomando café, pero
no le importo y le echo un poco.
—¿Comienzas tu o yo?—preguntó estábamos sentados frente a frente.
Sin duda iba a empezar yo.
—Un poco hipócrita estar metido en la mafia, pero al momento de proteger a
tu hija no sirves para una mierda. ¿Dejar a la chica que la torturó libre? Estúpido.
Me miró dolido.
—No maté a Louise porque si lo hacía Hades iba a ser directamente la
culpable, ya que se encargo de decirles a los policías que fue Louise la que
planeo todo.—negó—No le creyeron, ni siquiera Jayde, pero Artemis, Damien,
Morfeo y yo creímos en ella.
Por eso la relación de Hades con su madre estaba débil. Su propia madre
prefirió estar del lado de una desconocida antes que él de ella.
—¿Qué hiciste?—pregunté dándole un trago a mi café.
—Le jodí la carrera, ella quería ser una reconocida modelo, pero para cada
puesto que aplica hago que se lo den a Kelpie Bailey, Hades me dijo que tiene un
pequeño crush con ella así que no dude en hacerlo.
Lo mire sorprendido. Lorraine se la pasa alardeando de las grandes pasarles
en las que su hermana modelaba que supuestamente eran exclusivas. Todo era
mentira.
—¿La dejaste sin trabajo?
—Esta trabajando en la empresa de su padre, yo solo le arrebate sus sueños.
—se encogió de hombros—Hace unos meses logró entra al desfile que realizó
Jacquemus, pero hice que se lo dieran a Hades.
No puede evitar reír. Me alegraba que estuviera sufriendo. Pero eso no era
suficiente para mí, la quería suplicando por su vida.
—Merece más que eso.—asintió de acuerdo—Tengo una teoría de que tal
vez ella pueda estar trabajando con Bruno.
—Espero que no sea estúpida, la primera vez la deje ir gratis, pero está vez
me las paga.
Solo Dios sabía que si me encontraba con Louise esta no estaría viva y me
iba a encargar de eso así sea que tenga que pagar millones para que la busquen.
Y tenía a la persona indicada para ese trabajo.
—¿Por qué te preocupo que Hades tomará pastillas para dormir?—pregunté
curioso.
—Ella no se dio cuenta, pero llegó a depender de eso hasta para tomar una
pequeña siesta y le dije que estaba haciéndole daño a su salud para que las
dejará.
—Me aseguraré de que no vuelva a pasar.
Nos pasamos una hora hablando, entre negocios y planes que este tenía
pendiente, también llegó a decirme que estaba emocionado por la exhibición de
Hades que al parecer iba a ser la primera en la que ella diera la cara y fueran
tantas personasm. Me confesó que le iba a regalar para que abriera otra galería y
yo le sugerí que fuera en Italia como era obvio se negó, pero eso era decisión de
Hades.
––––––HADES ATHENS––––––
Cerbero estaba encima de mis piernas mientras yo terminaba de desayunar
mi cereal con frutas.
—Gian esta en el despacho con tu padre.—dijo mamá y asentí sin tomarle
mucha importancia.
Tomé mi teléfono para enviar algunos mensajes.
Hades: ¿Todavía tienes contacto con Atticus Baldwin? Necesito un
pequeño favor.
Atticus Baldwin, un traficante de droga que Odin a defendió por ser acusado
de acoso sexual que para sorpresa de mi mejor amigo el tipo era inocente.
Odin Odioso: Sabes que no me gusta hacer trato con el. Igual sabes que
hago lo que sea por ti, ¿que necesitas?
—¿No tienes que trabajar hoy?—pregunte extrañada, ella se la pasaba todo
el día en la agencia.
Negó.
—Quiero pasar el día con tu padre.—no pregunte mas.
Le respondí el mensaje a Odin.
Hades: Preguntale que sabe de Gian Caccini y sus amigos Kounstantine,
Archilles y Jawad. Dile que vas de mi parte.
Necesitaba respuesta, esta decisión estuvo rondando por mi mente demasiado
tiempo y llegué a la conclusión de que nada iba a perder con investigar por mi
cuenta. Una parte de mi ya tenía la respuesta, solo quería que lo confirmaran.
Odin Odioso: No me estás diciendo que…
Hades: Por eso te pido que le preguntes, necesito salir de la duda.
Odin Odioso: ¿Puedo ir a tu casa? Ahí lo podemos llamar.
Hades: Esta bien.
Odin Odioso: Estoy ahí en unos minutos.
Lo dude por unos minutos ya que Gian se encontraba aquí, pero al final
acepte porque sabía que el iba a regresar a su casa o iría a la empresa.
Al terminar de comer me levante para ir a buscar a Gian y molestar un poco
a mi padre. Cerbero me seguía hasta que se distrajo con su peluche favorito.
Entre sin tocar la puerta haciendo que los dos hombres se callaran
rápidamente cuando me vieron, los mire sospechosamente y luego sonreí.
—Hola papá, ¿conviviendo con el enemigo?—lo abracé.
—Unas cuantas amenazas, nada que esta gallina no pueda soportar.—señaló
a Gian haciéndome reír.
—¿Pensé que tenías trabajo?—le dije a mi novio.
Se encogió de hombros.
—En unos cuantos minutos voy a ir a conocer a mi nueva secretaria.—dijo.1
Papá se levanto para abrir la puerta.
—Se pueden retirar, tengo que llamar al inepto que se hace cargo de mis
ejercicios ya que tenia que estar aquí hace unos minutos.
Sin decir nada tome la mano de Gian para llevarnos al patio trasero. Cuando
estuvimos solos no tardó en besarme y estrecharme contra sus brazos.
—No quise dejarte sola ayer, solo que tenía demasiada rabia y no me quería
desquitar contigo.—asentí sin querer darle muchas vueltas al asunto.
—Esta bien, ya pasó.—me encogí de hombros.
No me soltó y me lleno la cara de besos.
—Si te duelen las cosas quiero que sepas que conmigo no tienes que fingir, si
te sientes incómoda o hay algo que no te gusta me lo dices, ¿entendido?—asentí.
—No te pongas sentimental, que casi no te reconozco.—bromeé y rodó los
ojos.
—No seas payasa, me tengo que ir, pero tengo unos planes contigo que no
pienso posponer.
Lo acompañe a la salida donde Cato lo esperaba con un cigarrillo en mano.
—¿Listo jefe? Dimitri se queda con la señorita.
Después de unos cuantos besos más se fue y a los minutos llegó Odin.
Después que saludar a mamá y a papá nos encerramos en mi habitación.
Nos sentamos en el suelo mientras esperamos que Atticus respondiera y lo
hizo después de dos tonos.
—Hola cariño, es un gusto escuchar tu voz.
Su voz era como la de un transformer.
—Lamento no poder decir lo mismo, ya estoy con Hades.
La llamada estaba en alta voz.
—Hola Atticus.
—Es un gusto poder hablar contigo princesa Athens, antes de hablar quiero
que sepas que mi parte favorita de los favores es cobrarlos.
No me sorprendía.
—¿Que quieres?—pregunté.
—Es algo que discutire luego con tu mejor amigo.
Mire a Odin que tenía mala cara.
—Comienza a hablar que no tengo tiempo para ti.—gruñó mi mejor amigo y
no se tardó en escuchar la risa.
—¿Sabes? Me sorprende que tu pregunta sea solo relacionada a tu novio y
no a tu padre.
Mire extrañada a Odin quien se encogió de hombros.
—¿Mi padre?—pregunté y su risa fue estruendosa.
—Ares Athens se dedica al lavado de dinero y tráfico de drogas.
No dije nada.
—¿Gian y lo demás?—preguntó Odin.
—Algo que todos tienen en común es que se dedican al lavado de dinero, la
diferencia es que Gian junto a su hermano también se dedican al contrabando y
tráfico de drogas, Archilles Deligiannis al tráfico de drogas, Konstantine Jakok
se dedica al tarfico de armas y drogas.—hace una pausa y escucho su risa.1
¿De qué se está riendo?
—¿Y Jawad?—pregunté.
—El es mi favorito, Jawad Arfat maneja un jodido grupo de asesinos a
sueldo y también se dedica al tráfico de drogas.2
—Gracias por la información.—dije.
—Siempre a tu disposición princesa. Nos veremos pronto Odin.—dijo antes
de colgar.
Mira a Odin que se veía preocupado por mi reacción.
—¿Que vas hacer?—preguntó y me encogí de hombros.
—No lo sé.
—Por tu culpa el idiota de Atticus va a estar pisandome los talones.
—Me dijiste que era guapo.
—Si, pero es un loco que no me deja hacer mi vida tranquilo.3
Antes de que pudiera decir algo la puerta se abrió dejando ver a papá.
—Hola niños.
Lo mire y no sentía miedo o molestia, el a pesar de todo seguía siendo mi
padre así sea que no me gustara el camino que tomó. El lo daba todo por verme
feliz.
Aunque me hubiese gustado saberlo por el y no tener que recurrir a alguien
más.
—¿Qué pasa?—pregunté y el sonrió.
Se agachó hasta quedar a mi altura y apretar mis mejillas.
—Necesito que te vayas de la casa por unas horas, quiero pasar tiempo con
tu madre.
—No necesitas…—Odin me interrumpió.
—Nos vamos enseguida.
—Por eso siempre fuiste mi favorito.
Odin rio mientras mi padre me ayudaba a levantarme.
No dude en abrazarlo, tomándolo por sorpresa.
—Te amo papá, y quiero que sepas que sea lo que sea siempre voy a estar
aquí.
Se quedó callado unos segundos y me abrazo más fuerte.
—Te amo más princesa.
Capítulo 41.
—Siempre supe que era una perra, no se porque estas sorprendida. Yo te
eduque mejor.—dijo Odin después de que lo contará lo sucedido con Amber y
Thomas.
El se encontraba manejando hacia el restaurante donde nos encontraríamos
con Amber, Thomas y Azael.
—Es mi mejor amiga.—dije.
—Y eso no le quita lo perra, sabes que hay algo de ella que no me agrada.
—Siempre la tratas bien. La saludas con dos besos en la mejilla y a mi solo
con uno.—señalé indignada.
El me miró por unos segundos para luego volver su vista a la carretera.
—A ti te saludaría hasta con un beso en la boca, pero no te dejas. No me
conviene tener a nadie de enemigo, a veces toca ser hipócrita.
Iba a responder, pero recibí un mensaje.+
Caccini:

Caccini: ¿Te gusta?


Ni siquiera lo tenía que preguntar, me encantaba. Pero me haría la difícil.
Hades: ¿Para qué quieres saber?
Odin a mí lado estaba viendo los mensajes.
—No me quejaria si me llevarán.
—Ni siquiera me ha dicho que vamos.—dije aunque sabía que era para tener
mi visto bueno.
—No te hagas, sabes que si.
Me llego otro mensaje.
Caccini: Si o no. Es fácil de responder, Hades.
Hades: Si no me haz dicho para que quieres saber mi opinión. No puedo
responder.
Caccini: Hades, mi paciencia dura poco.
Hades: Gian, eso no es problema mío.
No pude evitar reír cuando Gian me empezó a llamar.
—No voy a contestar.
—Vas a contestar, no me voy a perder ese viaje por tu culpa. Ponlo en
altavoz.
Rodeé los ojos.
—Dime que mierda te pasa porque cuando salí de tu casa no tenías esa
actitud.—dijo apenas conteste.
—Tu sabes que me pasa.—respondí y escuché un gruñido de tu su parte.
—Estoy claro que no hice nada, así que ve con esos dramas a otro.
—¿Me estás diciendo que me vaya con otro? Es porque tu tienes otra.—fingí
estar ofendida.
Odin a mi lado trataba de no reír.
—Hades.—sonó como un regaño.
—Gian.
—Arregla tus maletas, nos vamos a México por una semana.
—Nunca acepte ir.
—No me importa, puedes invitar a tus amiguitos si quieres. No me hago
responsable si se olvidan de Amber en otro país.
—Eres increíble, tienes suerte que te quiera.
—Encárgate de decirle a tu padre.
—¿No me dirás que me quieres?—pregunté mientras Odin estacionaba el
auto.
—No.
—No me lo dirás porque tu no me quieres, me amas.—colgué antes de que
pudiera decir algo.
La sonrisa de Odin desapareció cuando le golpee el hombro.
—Primero vamos hacer mis maletas y luego vamos a tu casa.—bajo del auto
antes de que pudiera replicar.
Al llegar entrar, localizamos a los chicos en una mesa apartada y lejos del
gran ventanal. Le di un beso en la mejilla a cada uno, mientras Odin saludo con
dos besos a Amber.
—¿Ya pidieron?—Amber asintió.
—Si, le dije a la mesera que esperara que ustedes llegaran para servir. Pedí
por ustedes, espero que no sea molestia.
—No te preocupes cariño, tu sabes lo que nos gusta.—le dijo Odin.
Lo mire y el solo sonrió.
»¿Ya está todo listo?—preguntó mi mejor amigo y asentí.
—Ya tengo el video listo, te lo voy a mandar para que lo edites.—le avise a
Thomas.
—Todavía no entiendo porque tienes que hacer un video cuando se supone
que vas a estar ahí.—me respondió.
Me conocía, y tal vez llegaría tarde o estaría dando vueltas por ahí. Prefería
tener una grabación con todo lo que iba a decir.
—Es solo por precaución, no quiero ningún error ese día.
La mesera trajo la comida que consistía en papas fritas con hamburguesa y
batido de vainilla. Delicioso.
—Tengo un cuadro que quiero exponer, si no te molesta.—me dijo Azael.
—¿Lo puedo ver?—negó.
—Sera sorpresa, estoy seguro que te va a encantar. Amber y Thomas ya lo
vieron.—mi amiga asintió y levantó sus pulgares mientras masticaba su
hamburguesa.
—Esta hermoso.—dijo Thomas y sonríe.
—¿Como van las fotos, Thomy?—le pregunto Odin—Estoy seguro que soy
un magnífico modelo.
Y estaba de acuerdo.
—Ya tengo las elegidas, espero que no te moleste salir en una de las fotos.—
me miró.
—Me voy a sentir halagada. Mis cuadros ya están todos listos desde hace un
tiempo, me falta uno, pero estoy segura que en una semana lo termino.
—¿No vamos a México?—me pregunto Odin llenándose la boca de papas.
—No creo que eso sea problema, más bien puede tener mucha inspiración.—
opinó Azael y estuve de acuerdo.
Además no me podía bañar ni en la piscina ni la playa debido a que mi
periodo aún estaba presente.
—Tienes toda la razón.
Después de eso nadie dijo nada y nos dedicamos a comer tranquilos, de vez
en cuando me fijaba en las miradas de perro apaleado que le dedicaba Thomas a
Amber y me dolía ver a mi amigo así.
Cuando terminamos de comer, Odin decidió que el pagaría y salimos de
local. Tomé la mano de Amber.
—Chicos, voy a decirle algo a Amber, en un momento regresamos.—la
obligue a caminar lejos de nuestros amigos.
Me miró confundida cuando la solté.
—¿Qué te pasa?
Me cruce de brazos.
—Quiero que le digas la verdad a Thomas y te disculpes con Nicoletta. Ya
esta bueno ese jueguito que tienes.
—¿Es en serio?—me miró sin poder creer mis palabras y asentí.
No estaba mintiendo, ella tenía que dejar de actuar como si no pasara nada.
—No es justo que lo estés engañando, porque si no quieres estar con él hay
muchas chicas más que lo apreciarían.
Ella negó y se alejo un paso de mi.
—Se supone que somos mejores amigas.
—Lo sé, por eso te estoy diciendo la verdad.
—¡No sabes como fueron las cosas!—chilló.
—Porque tu nunca me cuentas nada.—la señale.—Ni siquiera sabía tus
gustos por las mujeres.
—¿Con mujeres?—ambas nos giramos a ver a Thomas quien estaba mirando
incrédulo a Amber y cuando está de quiso acercar la aparto.
Amber de giro hacia mí.
—¡Mira lo que causas!—me gritó.
Sabía que ella no pensaba decirle la verdad, y una parte de mi se alegra que
Thomas haya escuchado.
—¿Puedes dejarnos solos? Esto es algo que tenemos que resolver solos.—
dijo Thomas, se escuchaba dolido.
Cuando me acerque a Odin el solo sonrió y me dijo que lo que hice fue lo
mejor.
—¿Dónde está Azael?—pregunté ya que no veía al chico por ningún lado.
mi teléfono sino indicando que tenía una llamada por parte de Gian.
—No te muevas de donde estas.—colgó.
Y ni siquiera pregunté cómo sabía mi ubicación, tal vez Dimitri le había
dicho.
—Creo que me voy con Gian.—dije y el Asintió viendo algo en su teléfono
con una sonrisa. Lo empuje.
—Esta bien, pero espero que el viaje siga en pie. ¿No invitaste a nadie más
que a mi?
—No tengo muchos amigos, además que con Amber y Thomas las cosas no
estan bien.
Minutos después llegaron siete autos en donde una de bajó Gian y de la otra
Archilles.
Cuando estuvieron frente a mi, una parte de mi mente no podía creer que
ellos se dedicaran a las cosas que me dijeron, el que más me sorprendía era
Jawad. Quien lo viera.
—¿Por qué nos miras como si hubiésemos matado a alguie?—preguntó
Archilles con una sonrisa.
Si supiera.
—Es mi período.—me excuse.
Gian se acerco a mi y me rodeo con sus brazos dejándome inhalar la
fragancia que impregnaba en su ropa.
—¿Me estás oliendo?—preguntó y negué.
No quería ir ignorar el hecho de lo que ellos hacían, pero si entre más lo
pensaba algo se me terminaría saliendo y aún no era el momento, no sabía cómo
decirles que ya era consciente de que ellos no son unos santos.
—¿Qué haces aquí?—pregunté separándome un poco de él y la única
respuesta que obtuve fue un beso de su parte.
—Te voy a llevar a casa para que arregles las cosas y vengas a dormir
conmigo.—sin dejarme responder me volvió a besar.
Mire a Odin quien se encontraba discutiendo con Archilles y no pude evitar
reír.
Archilles llegó a mi lado después de discutir con mi mejor amigo y me dio
un beso en la frente.
—Me voy con Odin.—aviso.—Dale mis llaves a Nicoletta.—le puse las
llaves en la mano.
Odin por si parte solo rodó los ojos y me dijo que me llamaría pata luego ir
al carro y cerrar la puerta con más fuerza de la necesaria. Estaba molesto.
—¿Por qué está molesto?—pregunté y Archilles en vez de contestar, me
ignoro y se fue.
—Ellos van a tener algo.—me dijo Gian cuando me abrió la puerta del auto
aún cuando yo podía sola.
–––––– Gian Caccini ––––––
Hades no dejó verme todo el trayecto hacia su casa y no me gustaba, no era
la misma mirada de siempre y me preocupaba.
—¿Por qué me miras así?—pregunté molesto y ella rio.
—Eres muy guapo, un viejito delicioso.—volvió a reír.
Y decidí no prestarle atención hasta que mi teléfono sonó, estaba en manos
libres, era una llamada de Luigi.
—¿Qué pasó?—pregunté.
Solo esperaba que no dijera más de la cuenta.
—¿Estas solo?
—Esta conmigo.—respondió Hades.
—Sei con la principessa Athens? Sono felice di sapere che stanno insieme.—
me dijo, se escuchaba un poco nervioso.
Traducción: ¿Estás con la princesa Athens? Me alegra saber que están
juntos.
—So che sta succedendo qualcosa, dimmi cosa ti preoccupa.
Traducción: Sé que algo está pasando, dime qué te preocupa.
Sentía la vista de Hades en mi, pero no me iba a dar el lujo de girarme a
verla.
—Troppo silenzio mi preoccupa, Bruno non mi dice nulla e temo che
prenderà il diavoletto che ti rende felice.
Traducción: Demasiado silencio me preocupa, Bruno no me dice nada y me
temo que se lleve al pequeño demonio que te hace feliz.
—Non ti preoccupare e per favore non fare nulla che ti metta a rischio. Ho
bisogno di te vivo.
Traducción: No te preocupes y no haga nada que lo ponga en riesgo. Te
necesito vivo —Ti voglio bene fratello, abbi cura di entrambi.—colgó antes que
pudiera decir algo.
Traducción:Te amo hermano, cuida de ambos.
Trate de no estresarme y pensar que es mi mente jugando conmigo pensando
que las palabras de Luigi sonaron como una despedida.
—¿Quién era?—preguntó la chica a mi lado.
—Es Luigi, un amigo, buen es más bien como un hermano.—ella asintio y
no preguntó más.
Cuando llegamos a la casa de Hades me prepare mentalmente para la muerda
que seguro me tiraría Ares.
Pero no pude por estar pensando en que me preocupaba mucho Luigi. Lo
tendría que mandar un tiempo fuera del país, para ser exactos otro continente.
Hades me tomó de la mano y me guio hasta donde se escucha la clara risa de
Ares.
—¡¿Qué están haciendo?!—grito Hades al ver a Ares con las manos debajo
del vestido de Jayde.
No pide evitar reír.
—¡Te dije que salieras!—gruñó.
Ella se encogió de hombros.
—Nunca especificaste cuanto tiempo.
Ares de fijo en mi y como era de esperarse me brindó una mala mirada.
—¿No se vieron hace unas horas? No tienen que estar pegados todo el
tiempo.—se quejo.
Vi como Jayde rodó los ojos y le susurro algo al oído.
—Te amo, pero esta vez no voy a discutir eso contigo papá.—ella se giro
para salir de la cocina.
—Sigan con lo suyo, no estaremos mucho tiempo aquí.—guiñe un ojo para
luego ir con Hades a la habitación donde Cerbero se encontraba durmiendo.
—¿Podemos lleverlo?—preguntó y me iba negar, pero cometí el error de
mirarla fijamente a sus bonitos ojos y termine cediendo.
—No le dijiste nada a tu padre sobre el viaje.
—Rceorde que es mejor pedir perdón que pedir permiso. Si le digo que me
voy a México contigo y los chicos seguros y me encierra en el cuarto.
Capítulo 42.
Ya nos encontrábamos en México, decidí que el vuelo sería temprano así
cuando llegáramos podríamos disfrutar del día. Lo único malo de todo esto es
que a última hora la perra de Amber decidió venir con nosotros después de estar
llorando una hora con Hades disculpándose con ella y Nicoletta, que para mí
desgracia, tiene un gran corazón. Además de que Thomas también se unió al
viaje, creo que estaba intentando recuperar a Amber.
Dios lo libre de esa chica.
Ahora mismo Hades se encontraba lloriqueando por segunda vez al ver que
no podía entrar a la playa.
—No te rías desgraciado, veras que ya mañana estaré libre, mi período no
dura tanto.—me señaló con su botella de agua.
Sin hacerle caso a sus amenazas la coloque en mis piernas para así poder
besarla mejor.
—Ya te quiero ver en traje de baño.—dije entre besos.
—No tienes que quedarte aquí conmigo, puedes irte a disfrutar con los
chicos mientras yo sigo pintando.
Negué, me quería quedar con ella y verla concentrada.
—Me gusta estar aquí, contigo. Este viaje fue para tenerte para mi.—no la
solté ni la deje moverse de mis piernas.
No dijo nada y coloco su cabeza en mi cuello.
—Gracias. Te quiero demasiado.—susurró y no pude evitar sonreír.
—Yo también te quiero piccola principessa.
Rápidamente se apartó de mi y me miró fijamente.
—¿Puedes repetirlo?—pidió con una sonrisa bailando en sus labios.
Negué.
Cruzó sus brazos molesta y no pude evitar reír.
—Sabes que te quiero Hades, no necesito decirlo cada cinco segundos.
Ella se encogió de hombros.
—A mi me gusta que me lo digas cada cinco segundos, así se que no estas
solo por mi cuerpo escultural.—bromeó para luego acomodarse en mis piernas
de una manera que todavía podía seguir pintando.
Este viaje era algo que necesitaba para pasar tiempo con Hades sin que nadie
estuviera jodiendo tomándonos fotos, porque si, a veces era difícil ignorar a los
paparazzi queriendo saber que pacto con el diablo hice para tener a una joven
chica a mi lado.
—¿Me vas a pintar a mi?—fue mi turno de bromear.
—¿Te molestaría?—negué.
—Más bien sería un placer que mi hermosa novia me pintara.—deje un beso
en su cuello haciéndola reír.
—Estas cariñoso, espero que no te estés muriendo.1
—Te gusta que sea cariñoso.—dije y no lo negó.
Mire a lo lejos como los chicos actuaban como si fuera su primera vez en
una playa, también visualice como Nicoletta venía con Cerbero cargado.
—Aquí les dejo a su hijo, se ha portado muy bien.—dijo dándole un beso en
cabeza al perro.
Cuando lo colocaron en la arena vino corriendo hacia nosotros, le dio unos
cuantos lametones a Hades para luego venir a mi y no me quedo más opción que
tomarlo en mis brazos.
—Se ven tan lindos, ya no puedes negar que es tu hijo.—dijo y no pide evitar
reír.
—Me voy con los chicos, voy a disfrutar un poco del agua antes re regresar a
la casa.
Asentí sin prestarle atención, estaba muy concentrado en Hades.
Después de una hora decidimos ir a casa, eran ya las siete de la noche,
pasamos todo el día en la playa.
—Hades deja a Cerbero libre y ven a comer.—dije a la chica que no dejaba ir
al perro que se veía cansado de estar en sus brazos.
Tenía un plato con tos tacos.
—Dame la comida.—respondió desde el suelo.
Estábamos cenando en la terraza después de darnos un baño que por
desgracia no nos dimos juntos, pero tenía fe que en algunos de estos días lo
haríamos.
—Suelta a Cerbero y ven a comer.
No discutió y se sento junto a mi, frente a Damien, que al final decidí
imviarlo porque me daba lastima, juro a él se encontraba Nicoletta, Odin y
Acrhilles. En las sillas individuales estaban Jawad y Konstantine, y los dos ex
novios estaban sentados juntos.
—Deja de ser empalagosa, me enfermas.—le dijo Odin a Hades y ella solo le
sacó la lengua.
—Es su novio, ella puede ser un jarrón lleno de miel si quiere.—se metió
Archilles.
—¿Cuándo te invite a mí conversación?—lo empujó fuera de la silla
haciéndome reír.
Archilles lo tenía demasiado mal con Odin.
—Dejen de estar peleando, todo el día lo mismo.—gruñó Jawad.
—¿Me vas a dar la comida?—preguntó Hades y no le respondí con palabras,
solo empecé a darle de comer.
Ella de vez en cuando intentaba darme comida a mi, pero no sé lo permití,
suficiente con que me hiciera darle comida a ella.
—Suelta, estas regando todo. No te voy a dar nada.—gruñí mientras la veía
tratar nuevamente darme comida.
Un pequeño puchero apareció en sus labios haciéndome besarla. De alguna
manera Hades había terminado casi encima de mí, una posición un poco
incomoda a la hora de comer, pero no la iba apartar.
—Me gusta esto, me gusta estar contigo en plan románticos vomitando
corazones.—susurró.
—A mi también me gusta.
Al terminar de comer, los primeros en irse fueron los ex novios, luego le
siguió Nicoletta que sospechosamente se fue con Damien y luego Konstantine.
—Me voy. Conocí a una chica en la playa y yo no soy un tipo que
desaprovecha oportunidades.—le dio una mirada significativa a Archilles.
—Pásala bien y que no se te pegue algo.—fue lo único que le dijo para luego
empezar a ver su teléfono.
Hades veía fijamente a Odin y el solo se encogió de hombros para luego irse.
Jawad abrió la boca para decir algo, pero Archilles le dio una mirada cansada
haciéndolo reír.
—El primer chico que no puedes tener y eso te está matando.
Hades en mis piernas miro sorprendida al griego.
—¿Eres gay?—casi se escuchaba dolida.
—Bisexual.—corrigió.—Simplemente no me puedo privar de probar las
riquezas que tiene el mundo.
—Igual que Odin.
Archilles rodó los ojos.
—No me compares con ese niño. Me voy a dormir.—se levanto y después de
darle un beso en la frente a Hades desapareció de nuestras vistas.
—Yo también me voy chicos, tengo a Hydra enviándome mensajes a cada
nada, molesta porque no la traje.—suspiró.
Al final quedamos solo Hades y yo. Ella se encontraba forzando su vista para
no cerrar los ojos.
—¿Vamos a dormir?
Se levantó de mis piernas y tomó mi mano mientas la guiaba hacia la
habitación. Tuvo el atrevimiento de cerrar los ojos y dejar que yo la guaira hacia
la habitación. Cerbero nos seguía.
Fuimos al baño y nos cepillamos los dientes, no pude evitar reír cuando la vi
ahogarse con el enjuague bucal.
—Eres un idiota, deja de reírte.—dijo mientras se tapaba con las sábanas.
—Descansa principessa.
No espere respuesta, sentí como Cerbero se acomodaba entre nosotros
quitándome la oportunidad de abrazar a Hades.
––––––––––––
Era el segundo día y me encontraba desayunando en el comedor que se
encontraba al aire libre mientras leía algunos correos del trabajo y veía a los
chicos bañarse en la piscina.
Estaban en la piscina desde tempranos porque no podían dejar de actuar
como niños. Cuando baje a desayunar, Hades apenas se había levantado para ir a
bañarse. Yo solo esperaba que Dios escuchará mi oración de ayer y que hoy
pudiera ver a Hades en traje de baño.
Cerbero se convirtió en el juguete de Nicoletta, no había un momento en el
que ella no estuviera encima, estaba a punto de regalarle un perro cuando
regresaremos a Los Angeles.
Cuando pensé que Hades no podía ser más una tentación para mí, apareció
con un traje de baño que no dejaba nada a la imaginación. Ella sabía el efecto
que tuvo en mi porque una sonrisa burlona apareció en sus labios.
—Le dije al chef que me cocinara pellizcadas, vi una foto en Instagram y se
me antojo.—se encogió de hombros sentándose a mi lado.
Yo había decidido por huevos rancheros, sugerencia del chef, con un jugo de
naranja.
Cuando estuvo a mi lado, no dude en tomar su rostro para atraerla a mi y
darle un beso necesitado, porque no iba a negar que me moría por probar a
Hades, pero no sabía hasta dónde ella estaba dispuesta a llegar.
—Cuando terminemos de desayunar vamos a la playa. Solo tu y yo.
El chef trajo el desayuno y ella no tardó en empezar a comer. Mire su comida
y no se veía nada mal.
—¿Quieres un poco?—preguntó y cuando iba negar, me metió el tenedor en
la boca obligándome a masticar.
Definitivamente se veía bueno y sabía igual.
Cuando terminamos de comer fuimos a la habitación a cepillarnos los dientes
y Hades busco algunas cosas que quería llevar.
—¿Estas lista?—pregunté.
Asintió tomando mi mano.
Le avise a los chicos que íbamos a salir, pero ellos no prestaron atención. No
me importo y camine con Hades hacia la playa.
Cuando llegamos coloco una toalla en la arena junto con sus cosas,
nuevamente había traído sus cosas para pintar.
—No hay mucha gente, vamos hacernos fotos.—rodeé los ojos, pero acepte.
Nos acercamos un poco a la orilla, cerré mis ojos unos segundo y cuando los
abrí ella se encontraba en topless. Casi me da un ataque al corazón.
—Mierda. Joder. ¿Qué estas haciendo?—dije sin dejar de verla, ella me
tendió su teléfono.
—Me voy a tapar, relájate que parece que te vas a morir.—dijo riendo, pero
yo no veía la gracia.
Mi erección tampoco veía la gracia. Le tengo ganas desde que la vi, ella no
puede hacerme esas cosas.
—Ponte en la arena.—gruñí y ella me hizo caso.
Me coloque frente a ella para tomar las fotos, trataba de hacerlas lo más
natural posible. Salieron un total de diez fotos. Aproveche que tenía su teléfono
para pasarme todas las fotos, habían dos que tres en las que no se tapa, esas eran
mis favoritas.
—Eres el mejor novio.—le tire el top en el rostro haciéndola reír.
Corrí a dejar su teléfono en el bolso para luego volver a su lado y así poder
entrar en la playa. Cuando estuvimos un poco alejados de la orilla, la tomé en
brazos para que estuviera encima de mi, y como si eso no fuera suficiente no
tarde en llenarla de besos por todas partes. Casi me arrepentía de hacerle poner
el top de nuevo, pero no me iba arriesgar que algún idiota estuviera viendo lo
que no debía.
Me quedé en su cuello, el cual sabía era su punto débil, repartiendo besos
húmedos que le hacían suspirar y me dije que podía ir un poco más lejos así que
no tarde en hacerle chupetones como un vampiro. Ella tenía las manos en mi
cabello repartiendo suaves caricias.
Solo Dios sabía que me estaba controlando. Y para que las cosas no se
salieran de mis manos me separe lentamente.
Ella me miró fijamente, sus ojos dilatados y una sonrisa nerviosa en sus
labios. Joder.
—Yo…–empezó a decir.
—Llegare hasta donde tu quieras.
—Tengo miedo.—confesó y cerré los ojos.
Lo sabía.
—No estoy desesperado, puedo esperar hasta que estés lista para dar ese
paso.
Si lo estaba.
—Gian, te acostabas con cualquier chica que pudieras.
Sabia que la fama me iba a costar algún día.
—Eso era antes, si pienso en follarte, no lo voy a negar, pero solo cuando tu
estés dispuesta. Si quieres hasta podemos hacer terapias juntos para salir
adelante, así sabré como acercarme a ti sin asustarte.—dije mirándola fijamente.
Me tomo por sorpresa el beso que me dio, pero no lo rechace.
—Gracias. Acepto lo de las terapias, siento que me harían bien.
—Ahora vamos a salir del agua para que puedas seguir con tu pintura.—
quito sus piernas de mi cintura para poder caminar.
Se sentó entre mis piernas mientras empezaba a pintar, yo solo la veía
mientras tomaba un poco de agua. Me coloque mis lentes oscuros para ver a las
personas pasar. Recibí algunas miradas insinuantes, no pasé por alto que algunos
chicos veían más de la cuenta a mi novia, pero los ignore ya que era yo el que la
tenía entre sus piernas no ellos.
Después de unas horas dónde Hades estuvo pintando y bañándonos en la
playa, nos fuimos a casa.
—¿En serio no puedes cargar las cosas?—se quejo.
—Tus las llevaste, tu las traes.—dije con una sonrisa.
Llegamos a la casa y los chico se encontraban comiendo hamburguesas.
—Quiero.—Hades dejo sus cosas en la silla para ir a comer.
Aproveche para ir a la hamaca y llamar a mamá quien contestó después de
tres tonos.
—Hola mamma.—dije en cuanto contesto.
—Ciao figlio, devi chiamarmi più spesso, ci tengo a te.—me reprochó.
Traducción: Hola hijo, tienes que llamarme más seguido, me preocupo por ti.
—Scusa, sai che ti amo. Come stai?
Traducción: Lo siento, sabes que te amo. ¿Cómo estás?
—Bene, tuo fratello non mi fa uscire molto, è paranoico. Devi venire in
Italia.—se escuchaba molesta.
Traducción: Bueno, tu hermano no me deja salir mucho, es paranoico. Tienes
que venir a Italia.
Sabía que diría algo así, desde que me mude mi madre me estuvo pidiendo
nilest de veces que regresará a Italia, y en una casi caigo.
—Come stanno Fabruzzio e Luigi?—estaba preocupado por ellos.
Traducción: ¿Cómo están Fabruzzio y Luigi?
—Beh, sono un po ‘preoccupato per Luigi, non lo vedo quasi più, mi chiama.
Traducción: Bueno, estoy un poco preocupado por Luigi, ya casi no lo veo,
me llama.
Mire como Hades camina hacia mi con una hamburguesa a medio comer.
—Devo riattaccare, mamma, prometto di parlare con Luigi per poterti
visitare di più. Ti amo.
Traducción: Tengo que colgar mamá, prometo hablar con Luigi para poder
visitarte más. Te quiero.
—Ti amo. Saluta la ragazza Athens per me.—colgó antes de que pudiera
decir algo y no pude evitar reír.
Tradición: te quiero. Saluda a la chica Athens de mi parte.
Hades me extendió la hamburguesa.
—¿Por qué está por la mitad?—pregunté mientras la veía frente a mí con una
sonrisa.
—Tenía mucha hambre, y los chicos son unos hambrientos que no quisieron
dejarme mucho.
No dije nada y empecé a comer la hamburguesa, que se acabó en dos
bocados.
—¿Quieres ir al jacuzzi? Después de ahí podemos pedir algo de comer y
luego ver alguna película, no tengo muchas ganas de hacer nada por ahora.
—Los chicos salieron a la playa, así que tenemos todo para nosotros.
Me levante de la hamaca para guiarnos al jacuzzi, pero justo en el momento
Hades decidió que quería cambiarse de traje de baño porque no le gustaba sentir
la arena.
¿Y quien era yo para negarle eso? Era para mí un placer verla en traje de
baños, y yo quería ver todos lo que pudiera.
—Amo verte en traje de baño, casi igual como amo tenerte sentada en mis
piernas.—ella justamente hacía lo que dije.
Estábamos en el jacuzzi, Hades decidió colocar un poco de música y yo no
me negué, estaba muy distraído acariciando sus piernas.
—¿Con quien hablabas en ante?—preguntó.
—Con mamma quién te manda saludos.—me miró sorprendida.
—¿Tu madre me conoce?
—También mi hermano, suele acosarte.
—¿Y les agrado?—asentí para luego dejar un eso en sus labios.
—Si, en algún momento los conocerás.
Y no mentía. No sabía si llevar a Hades o traer a mi madre de Italia, me
gustaba la primera opción.
—¿Podemos comer enchiladas?
—¿Estuviste investigando comidas?
—Si, no quería comer lo mismo de siempre. Hice una excepción con las
hamburguesas de los chicos.
—Esta bien.
Estuvimos una hora en el jacuzzi hablando de lo primero que se nos venía a
la mente mientras yo acariciaba sus piernas y ella mi cabello. Cuando salimos
fuimos directo a bañarnos.
—¿Nos bañamos juntos?–preguntó haciéndome retroceder antes de que
pudiera entrar a bañarme.
—Si.—dije sin dudarlo así sea una broma o no.
Pero me di cuenta que no era una broma cuando nos guio al baño donde se
empezó a quitar todo y yo la seguí. Cuando estuvimos en la ducha trate de poner
el agua en la mejor temperatura.
Hades no tardó en colocarse debajo del choro y cerrar los ojos. Esto para mí
era un nivel de confianza grande, nunca lo había hecho con alguien más, pero me
gustaba que fuera con ella.
—¿Me lavas el cabello?
—Claro—respondí tomando el bote de shampoo para empezar a lavar su
cabello dando suaves masajes.
Luego seguí con el acondicionador y tuve suficiente cordura cuando me
enjabono con su jabón líquido de vainilla, no sabía si yo también tenia ese
derecho de pasar las manos por su cuerpo, pero ella dejó la esponja en mis
manos dándome la confianza para poder tocarla. Todo era demasiado íntimo y
una parte de mi quería que esto no terminará nunca porque sentía que todo era
muy perfecto para ser real.
Cuando salimos del baño nos secamos para luego vestirnos. Yo demore
menos que Hades.
—Voy a pedir la comida para que podamos comer en el cuarto viendo alguna
película hasta que vengan los chicos y hagamos algo.—dijo antes de salir de la
habitación.
Mire a Cerbero que de encontraba jugando con un peluche, decidí dejarlo,
después no había quien me lo quitara de encima.
—No se cuantos querías así que pedí tres para ti y tres para mi.—entro a la
habitación con un poco de dificultad entre el plato y las bebidas.
La ayude con el plato para luego guiarnos al balcón donde podíamos comer.
Habían personas encargadas de traernos la comida, pero la verdad es que yo no
tenía problema con agarrar y buscar mi propio plato de comida.
Nos sentamos frente a frente, cuando iba tomar uno de las enchiladas me dio
un manotazo.
—Esas son las mías de pollo, las tuyas son las de carne.
—Yo quería de pollo.—me queje agarrando una de sus enchiladas.
Me dedico una mala mirada, pero no lo hice caso y empecé a comer.
—Hubieras ido a buscarlo tu.
—Me hubieras preguntado de que quería.—replique y no dijo más nada.
Por unos minutos.
—La próxima vez eliges tu lo que vamos a comer así no molestas—tomo de
las enchiladas de carne.
—Lo que tu digas.
No le ibas hacer caso.
—Creo que mientras esperamos a los chicos puedo pintar, y cuando ellos
llegue podemos utilizar los kayaks.
No me parecía una mala idea lo del kayak así que estuve de acuerdo.
—¿Tu padre no te ha llamado?
Negó con el ceño fruncido.
—Eso me preocupa, no es el si no esta encima de mi.
—Le dije a tu madre lo del viaje, supongo que ella le dijo a tu padre.
No me iba a dar el lujo de raptar a Hades y dejar a Ares preocupado, más
cuando había dos locos sueltos en busca de su hija.
—¿Cuándo fue eso?—preguntó atragantándose.
—Los chicos te distraen demasiado, así que en uno de esos momentos llame
a tu madre. No quería que estuvieran preocupados.
—¿Le quieres caer bien a tus suegros?—se burló y la ignoré seguir
comiendo.
Cuando terminamos de comer fuimos afuera para que Hades siguiera
pintando y yo espere unos minutos para luego entrar a la piscina.
—¡Hades!—la llame, pero era tarde, Cerbero se tiro a la piscina para llegar a
mi y no tarde en tomarlo en mis brazos.
Ella me miró preocupada, pero cuando vio la escena empezó a reír como la
payasa que es.
—Aw, quiere pasar tiempo con su papá.—el perro ladro en respuesta.
Lo quería sacar de la piscina, pero el de negaba así que me resigne y me
quede con el. Después de unos cuantos minutos salimos de la piscina y lo deje en
suelo.
Me acerque a Hades para ver como estaba el dibujo y me sorprendí al verlo
casi terminado.
—Realmente eres buena. Soy guapo, pero aquí me veo aún más guapo.—ella
en respuesta rodo los ojos.
—Obviamente soy la mejor. Dejemos que eso seque, seguro y lo termino
mañana.—lo dejo a un lado.
—¡Ya estoy cansado de sus peleas, todo el días es lo mismo!—gruñó
Damien.
Y eso anunció la llegada de los chicos.
—Ese idiota se la pasa todo el día encima de mi, no me deja respirar, me
ahuyenta a mis presas.—se quejo Odin llegando hacia nosotros.
—Porque nunca puedes dejar de pensar con él pene y tus ganas de estar
montando a todo el puto mundo.—lo siguió Archilles.
Jawad me miró cansado y Kounstantine sólo tenía una sonrisa.
—Está tensión sexual los está matando, sulten esa rabia en la cama.—dijo
Nicoletta con una sonrisa burlona.
Archilles la miró ofendido.
—Yo nunca follaria con alguien tan fácil.
—Si fuera fácil ya hubiera estado contigo.
La pelea seguía y seguía hasta que me canse.
—No van con nosotros a los kayaks.—dije y se quedaron callados de golpe.
Odin miró a Hades.
—¿Le vas a permitir que me haga eso? Recuerda que estuve yo antes que el.
—se escucho dolido y ella se rio.
—Hades se va conmigo para unos masajes.—Nicoletta la tomó de la mano y
se la llevó ante de que pudiera decir algo.
Cuando estuvieron lejos encare a Odin y Archilles.
—Esas peleas de mierda me la paran, más que nada tu Archilles porque lo
que Odin haga o deje de hacer no es problema tuyo, si se quiere acostar con
medio país no es asunto tuyo. Y tu Odin deja de seguirle las estupideces.—dije y
ambos se miraron mal para luego asentir.
—Pienso que deberían de hacerle caso a la sugerencia que dio Nicoletta.—
hablo Damien y todas las miradas cayeron en el.
—Que te la estés cogiendo no significa que debo hacerle caso.—respondió
Odin y lo confirme cuando vi el rostro sonrojado del chico.
No puede evitar rodar los ojos. Nicoletta volvía sus andanzas que siempre la
metían en problemas. Hablaría eso con ella luego.
—¿Es cierto lo de los kayaks?—preguntó Jawad y asentí.
—Vamos a esperar que ellas regresen de su masaje.
Una jodida hora después se dignaron aparecer, pero lo recompensaba el traje
de baño que Hades tenía puesto.
—Vámonos, un carro nos está esperando para ir al lugar.—Odin me guiño un
ojo a lo que supe era el chófer.
—Ilíthios flirty Amerikanós.—gruñó Archilles para caminar más cerca de él.
No pude evitar reír.
Traducción: estúpido americano coqueto.
Tomé la mano de Hades para irnos nosotros dos solos en auto y no tener a los
chicos molestando. Cuando llegamos al lugar ya nos estaban esperando.
—Buenas, soy Francisco, me encargaron ser su guía el día de hoy. La
priemra pregunta es si van hacerlo solo o en parejas?—preguntó el hombre a
cargo.
—En parejas.—no dude en decirlo.
Mire a todos obligándolos a estar fea cuerdo conmigo y asintieron.
—Mi compañera les va a pasar los salvavidas que serán por su seguridad.
Remaremos de aquí hasta donde sería su estadía, prometo que no está tan lejos.
Tuve ayudar a Hades a colocarse el de ella porque estaba haciendo todo mal.
Ya me estaba arrepintiendo de escogerlo en grupo.
—Listo, ya se pueden subir con cuidado. No hay apuro.
Las parejas eran Konstantine con Jawad, Archilles con Odin, Nicoletta con
Damien y obviamente Hades conmigo.
—Yo quería estar adelante no me parece justo. Tu ni siquiera ves bien.—se
empezó a quejar Hades haciendo reír a los chicos.
—No seas una niña.
—No seas un viejo.
Teníamos que seguir a Francisco hacia nuestro destino, pero Hades lo hacía
difícil.
—Sigue mi puto ritmo.—gruñí.
—Tu sigue el mío.
—¡No te puedo ver!—grité y no me respondió hasta que pare de remar.
—Sigue remando estúpido.—me dijo y no le hice caso.—¡Gian!
—Voy a seguir, pero espero que me sigas el ritmo porque si no, te juro que
nos quedamos aquí.—no dijo nada.—¡Responde!
Todos no estaban esperando. Odin se estaba burlando de Hades porque el si
logró estar al frente.
—Como sea anciano, comienza a remar.
Estaba molesta, pero después me encargaría de eso.
Una hora después llegamos a nuestro destino, después de peleas con Hades y
cuando casi nos volteamos. No me quiso esperar para ir juntos a la casa, se fue
junto con Odin así que tenía a Archilles como acompañante.
—Debiste dejarla ir al frente.—me dijo mientes sacudía su cabeza como un
perro para secarse.
—Yo también quería ir al frente.
No me dijo más nada, cuando llegamos a casa vi que todos estaban reunidos
excepto Hades.
—Se fue a la habitación, estaba cansada. Nosotros también estamos
cansados, creo que vamos a dormir.—me dijo Odin al ver mi desconcierto.
Sin responder fui al cuarto y llegué justo a tiempo para verla salir de la
ducha.
—Me voy a duchar para que podamos dormir.—asintio.
Me di una ducha rápida y salí del baño para verla colocarse unas cremas y
cosas en el rostro no pase por alto que tenía puesta una camisa mía.
Cuando me estaba vistiendo sabía que ella me veía de ves en cuando
haciéndome sonreir. Me acosté en la cama esperando que ella viniera y cuando
lo hizo se coloco encima de mi, colocando su cabeza en mi cuello.
—Fue divertido el kayak.
—Si, hasta la parte en la que te molestaste me gusto, fue mi parte favorita.
Y cuando no recibí respuesta supe que ya estaba dormida.
––––––––––––
En el tercer día ya Hades había terminado su pintura y no me dejó verla a
pesar que sabía más o menos como era. Este día íbamos a pasarlo con los chicos
que en el desayuno nos reclamaron que no les estábamos dando la atención que
merecen.
Ya había llamado a Luigi para que estuviera con mamá y el me respondió
que en ese instante estaba con ella.
—Pienso que deberíamos de cenar carne asada.—dijo Jawad y Hades negó.
—Quiero quesadillas.
—Ya desayunamos eso por tu culpa.—se quejo Odin.
Ella le dedico una mala mirada.
—Me gustaron mucho. Podemos comer quesadillas con carne asada.—todos
estuvieron de acuerdo.
Y Odin fue a pedírselo al chef.
—Mientras esperamos vamos a la piscina.
Cerbero iba detrás de nosotros, pero cuando vi que Nicoletta se acercaba a él,
retrocedió. No pude evitar reír.
Tomé a Hades de la cintura y nos lancé al agua. Cuando logró salir de mis
brazos me golpeó.
—Eres un idiota.—no me importo y le di un beso que cada vez se volvía más
largo hasta que sentí como se separó de mi.
O más bien la separaron. Konstantine la tenía entre sus brazos intentando
hundirla, pero ella no se dejaba.
Mire a Jawad que estaba sentado en el borde de la piscina con su ceño
fruncido así que me acerque a ver que le pasaba.
—¿Por qué esa cara?—me miró.
—Hydra.—fue su única respuesta.
Hydra era una maldición y Jawad lo sabía, pero por alguna extraña razón no
la dejaba ir.
—Tienes que aclarar las cosas con ella.
—Lo sé, me voy después de la exposición de Hades. Eso es algo muy
importante para ella y no me lo pienso perder.
Yo tampoco me lo iba a perder, iba con la intención de comprar muchas
cosas.
—Ya vamos a comer.—aviso Odin y todos salimos de la piscina para ir al
comer al aire libre.
Me senté al lado de Hades y no tarde en servirme de las cosas que había en la
mesa.
—Hades, pero guardamos algo.—se burló Jawad cuando vio que ella solo
agarró una quesadillas y un trozo de carne pequeño.
—No tengo mucha hambre.
—Más te vale tener ese estómago fuerte porque después de esto vamos a
beber hasta que no recuerdes porque te gusta el italiano.—dijo Odin con una
sonrisa.
—Come bien, sabes que vomitas cuando no comes lo que debes y luego te
vas a beber.—le dijo Damien.
Y yo ni siquiera le dije que comiera más simplemente le agregué otra carne a
su plato y partí en mitad una quesadilla para ella y para mí.
—Gian, en serio, no tengo ganas de comer.
—Solo comete las quesadillas y una carne.—Asintió desganada.
Y desganada no estaba nada porque cuando terminamos de comer y Odin le
pidió una ronda infinitas de tequila al mixologo ahí si la vi bien animada.
—Yo no voy a tomar.—avise viendo como Odin y Hades acababan con dos
shots de tequila en segundos.
—Yo tampoco.—dijo Archilles viendo lo mismo que yo.
Las cosas de empezaron a salir de control cuando los dos empezaron a cantar
someone like you de Adele. Hades me señalaba como si nosotros hubiéramos
pasado por eso, hasta estaba llorando. Increíble.
Cuando llegó el coro fue la peor parte. Nadie los detenía, yo ni siquiera podía
creer lo que veía. Jawad y Kounstantine estaban grabando todo, Damien no se
veía sorprendido, Nicoletta de les unió y Archilles no sabía ni a dónde mirar.
Hades a duras penas podía estar de pie, cuando pensé que iba a dejar de
beber tomo dos chupitos más para luego acercarse a mi tambaleándose.
—Pará ta pánta, se agapó.—dijo con una sonrisa en sus labios.
Traducción: A pesar de todo, te amo.
—¿Qué dijo?—le pregunté a Archilles que veía a Hades extrañado.
—Que a pesar de todo te ama.
—¿A que refieres?—le pregunté a la chica que estaba en los brazos.
—Xéro aftó to mystikó, aftó pou den ítheles na mou peis, to xéro ídi.—
nuevamente hablo en griego.
Traducción: Sé este secreto, lo que no querías decirme, ya lo sé.
Yo ni siquiera sabia que ella hablaba griego.
—Dijo que el secreto que no le querías decir, ella ya lo sabe.
Sabía a que se refería. La tomé de brazos para llevarla a la habitación para
poder sacarle información.
—¿Desde cuando lo sabes?—pregunté llevándola al baño cuando vi las
arcadas que tenía.
No me pudo responder ya que estaba vomitando sin parar.
—Desde…—se desmayo.
––––––––

No pude dormir en toda la madrugada ya que estaba cuidando a Hades, además


de que ella supiera a lo que yo me dedicaba significaba que también sabía de
Konstantine, Jawad, Archilles y Ares.
Mi teléfono sonó y no quería agarrarlo, pero fueron tan insistentes y cuando
vi el nombre de Fabrizzio me preocupe.
—Luigi è morto.—soltó las palabras de golpe y sentí que me quedé sin
aire.10
—Non mi piacciono quelle battute.—respondí levantándome de la cama sin
querer despertar a Hades.
Traducción: No me gustan esas bromas.
Pero sabía que no era una broma.
—Non so cosa fare fratello. È morto, hanno bruciato la casa e hanno trovato
il suo corpo. Ho bisogno di te, mamma ha bisogno di te.—está vez estaba
llorando.
Tradición: No sé que hacer hermano. Murió, incendiaron la casa y
encontraron su cuerpo. Te necesito, mamá te necesita.
Salí de la habitación rumbo a la de Cato, el había venido, pero siempre fue
discreto, el también necesitaba su espacio.
—Ci sarò il prima possibile.—colgué.
Traducción: Estare allí lo antes posible.
—Jefe, ¿Qué necesita?—preguntó preocupado, pero ni siquiera podía hablar.
Solo estaba pensando en lo que iba a pasar cuando llegara a Italia. Porque no
me iba quedar quieto, iba acabar con todo.
—Mataron a Luigi. Nos vamos a Italia.
Me miró sorprendido y sólo asintió.
—Voy a preparar todo.
—Cuando llegue no vas a estar conmigo. Vas a incendiar todo lo que sea
propiedad de Bruno Provezano. No me importa quienes se encuentren ahí, todo
el mundo va arder.—dije tratando de no explotar.
—¿La señorita Hades?
—Se va en un vuelo con los chicos. Encárgate de eso, ahora mismo no tengo
mente para eso.—dije y sin esperar respuesta salí de la habitación.
Sabía que las codas no podían ir del todo bien, tuve que insistirle a Luigi que
se cuidara, pero el idiota estaba pensando en mi felicidad. Joder.
–––––––––––––
Capítulo 43.
Cuatro días habían pasado desde que me subí a un avión sin saber como
estaba Gian, ya que se fue sin despedirse. En ese tiempo me fui a vivir con
Damien al pent-house ya que necesitaba tiempo para pensar en que decirle a
Gian cuando estuviéramos de frente, ya que le había enviado suficientes menajes
y llamadas que el no había respondido, pero ya me canse. No iba a insistir más.
Damien no se encontraba en casa ya que inicio su trabajo en el hotel y eso
me hacía sentí sola, así que llamé a los chicos para que mi hicieran una visita y
no se negaron.
De hecho, ya estaban aquí haciendo un desastre de comida y bebidas ya que
ninguno elegía que quería comer.
—Son un desastre.—me quejé tomando mi bolsa de McDonald’s para
dejarme caer en el sillón.
Se giraron a verme y sonríe.
Konstantine tomó sus cosas de kfc, junto con una lata de cerveza y se sentó a
mí lado, mientras los demás decidieron quedarse en el suelo y comer en la mesa.
—Te ves horrible.—dijo Jawad señalándome con su cuchara ganándose un
golpe por parte de Archilles.
—Podías ser más sutil.—se quejo el griego y Konstantine río.
—Es cierto, no te ves como antes.—me examinó.
Rodeé los ojos y me aleje de él para que no siguiera tocando mi rostro.
—No he estado durmiendo bien, nada de que preocuparse.—me encogí de
hombros restándole importancia.
Tenía días buenos y otros malo donde no podía dormir nada así que me ponía
a pintar hasta que saliera el sol y Damien me regañara. Llamé a la doctora Phora
para decirle que me atendería con ella nuevamente.
—¿Pudo cambiar de canal?—preguntó Konstantine después de unos minutos
y asentí pasándole el control.
Comíamos en silencio hasta que el teléfono de Jawad empezó a sonar,
cuando vio de quien era, se ahogó con la bebida. Me miró nervioso y no tardé en
entender de quien era la llamada y me abalancé sobre el para obtener el teléfono.
El lugar se lleno de gritos y empujones, pero al final salí ganadora.
—No te cuesta nada enviarme un jodido mensajes, ¿lo sabes?—dije apenas
conteste.
—¿Hades? Pásame a Jawad.
No lo podía creer.
—¿Eso es lo único que dirás?—me senté en el sillón individual con la mira
de todos en mi.
—No quiero discutir contigo ahora.—se escuchaba cansado, pero no me
interesaba.
—¿Crees que yo si? Estaba preocupada por ti; pero ahora me confirmas que
pudiste llamar a todo el mundo menos a mi.—tome aire para no llorar como una
adolescente con su primera ruptura amorosa.
—Es algo que hablaremos de frente, no seas de esa novias que agobian.
—No te preocupes, no seré de esas.
—Me alegra saberlo, ahora pásame a Jawad.
—No seré de esas novias porque tu y yo terminamos.
Lo escuché reír, pero era una risa sarcástica.
—¿En serio? ¿Terminamos porque yo he estado ocupado?—preguntó
incrédulo.
Y está vez ni siquiera contuve las ganas de llorar.
—¡Es más que eso!, pero ya veo que un estúpido como tu nunca lo
entenderías; tu relación más larga fue acostarte más de cinco veces con la misma
chica.
Mi cabeza empezó a doler, me fije en los chicos quienes dejaron de verme.
Seguro estaban pensando en lo patética que me veía llorando.
—Hablaremos de eso cuando frente a frente.—colgó.
Estaba a punto de lanzar el teléfono, pero recordé que era de Jawad.2
—Se pueden a quedar a dormir si quieren. Me iré a recostar.—sin esperar
respuesta camine a mi habitación para seguramente romper algunas codas ya que
no podía romperle la cara a Gian.
Maldito cabron, ni siquiera me merece, debí quedarme con Stephen o Azael
quienes no dejaban de enviarme mensajes.
Me acosté en la cama, cerré mis ojos y sentí como Cerbero daba pequeñas
lamidas a mi rostro haciéndome reír.
—Lamento darte un padre de mierda.—le dije y ladro en respuesta—Se que
lo amas, pero no te cuesta morderlo cuando lo veas.
–Me gustaría ver eso.—me asuste al escuchar la voz De Jawad, ni siquiera lo
había escuchado entrar.
Se sentó a mí lado y nos miramos.
—Quiero que le des una oportunidad a Gian, el no está pasando por un buen
momento…—lo interrumpí.
—Esta bien.—me miró sorprendido.
Le iba a dar la oportunidad si me decía las cosas que yo quería oír.
—¿En serio?—asentí—Pensé que sería más difícil.—suspiro aliviado y no
pude evitar reír.
—¿Solo viniste a eso?—sacudió la cabeza.
Se levantó y me extendió su mano.
—Los chicos me mandaron a buscarte, veremos una películas juntos.
Tomé su mano y salimos con Cerbero siguiéndonos sin dejar de ladrarle a
Jawad hasta que esté soltó mi mano.
—Gian te tiene mal educado.—gruñó alejándose de mi para que le dejara de
ladrar.
Al llegar mire que habían puesto Call me by your name y no pude evitar
emocionarme ya que era mi película favorita.1
—Odin me dijo que es tu película favorita.—dijo Archilles con una sonrisa
—También que mañana viene a quedarse aquí contigo.
Me senté a su lado, y sin decir nada coloqué mi cabeza en sus piernas para
empezar a ver la película tranquila hasta que los chicos empezaron a discutir por
lo mínimo que veían y no estaban en acuerdo.
—Cierren la boca o se van.—gruñí y todos hicieron silencio.
No sé en qué momento me dormí, pero sentí como me tomaban en brazos y
no dude en aferrarme a quien sea que me estuviese cargando como koala.
—Deje a los chicos durmiendo allá, pero a ti te voy a llevar a la habitación.
—era Damien.
—A tu habitación.—murmuré.
—¿Vas a dormir conmigo?—asentí colocando mi cabeza en su cuello.
No me quería soltar cuando trato de dejarme en la cama. Lo escuché reír.
—Cerbero.
—Se quedó dormido encima de Jawad. Ahora suéltame para poder
cambiarme de ropa.
Me solté para luego acomodarme mejo en la almohada, unos minutos
después lo sentí acostarse a mi lado y no dude en abrazarlo.
—Odio a Gian.—le dije.
—No lo haces.—respondió dejando un beso en mi frente—Descansa.
––––––––––

Me desperté gracias a las sacudidas que estaban proporcionándome.


—Levántate solecito, es hora de billar.—era el molesto de Odin.
—Déjame dormir—me acomode mejor en las sábanas, pero me las arrebato.
Me levanté rápidamente y lo empuje con las fuerzas que no tenía.
—Te doy unos minutos para que te arregles, vamos a salir y no me preguntes
donde.—salió de la habitación.
A duras penas me levante para ir a mi habitación para bañarme y arreglarme
de manera sencilla para luego ir al comedor donde todos se encontraban
comiendo y decidí sentarme lejos de Odin para que supiera que estaba molesta,
pero eso solo lo hizo reír.
—Le dije que no te despertará, pero insistió en que hoy era un día para
ustedes—me dijo Damien dejando un plato con tostadas a la francesa.
—Lo sé, por eso eres mi favorito.
—¿Ya te dijeron que vamos a Santa Mónica? —Archilles se escuchaba
ligeramente emocionado.
—¿Nunca haz ido?—le preguntó Konstantine a mí lado.
—Si, pero nunca con una compañía tan grata—le guiño un ojo a Odin quien
se limitó a seguir su conversación con Jawad.
Mire mi teléfono y tenía muchos mensajes por parte de papá, Morfeo y
Artemis.
Papá: Hija, compré un traje para que pueda combinar con tu vestido
para el viernes. Ahí te envié una foto para ver si te gusta.
Papá: Si tu madre pregunta, dile que fue pura casualidad. Últimamente
se está quejando de que no te dejó respirar.
No puede evitar reír al leer su mensaje; mamá siempre se quejaba que mi
padre me consentida demasiado comprándome cosas o haciéndome fiestas de
cumpleaños excesivamente grandes.
Pero yo lo amaba porque hacía todo para que yo estuviera feliz.
Hades: Nos veremos perfectos, como el equipo que somos. No le hagas caso
a mamá, me gusta que no me dejes respirar. Te amo.
Decidí revisar los mensajes que tenía de Artemis, quien casi nunca me
escribía.
Artemis: Te tengo un súper regalo. Me vas amar más de lo que ya haces
y Morfeo se morirá de envidia.
Artemis: ¿Qué tanto amas a Armie Hammer? Conseguí que puedas
pintarlo. No digas lo que ya sé, soy el mejor hermano.1
No pude evitar gritar de la emoción haciendo que todos me miraran con
curiosidad.
—¿Ya te lo dijo Artemis y Morfeo?—preguntó Odin con una sonrisa.
Lo mire sin poder creerlo.
—Desgraciado, no me dijiste nada.—lo señale con el tenedor haciéndolo reír.
—Era una sorpresa.
Hades: ¿Sabes que te amo? Estoy demasiado emocionada, veras que me voy
a lanzar en un abrazo encima de ti.
Y de último los mensajes de Morfeo, quien siempre me escribía cuando no
estaba cerca.
Morfeo: Conseguí que tuvieras una colaboración Fendi x Hades Athens.
Espero que te guste, me costó mucho convencer a mamá a que me ayudará.
Morfeo: ¿Sigo siendo el hermano favorito?
No podía creerlo, hoy solo estaba recibiendo demasiadas buenas noticias,
mucho amor y esas pequeñas cosas me hacían demasiado feliz.
Hades: Cuando te tenga en frente voy a llenarte de besos, no sabes lo
agradecida que estoy contigo. No le digas a Artemis que tu eres mi favorito.
Te amo.
—Odin, ¿qué está pasando? Solo estoy recibiendo buenas noticias y siento
que ni siquiera lo merezco.—fui sincera.
—Pronto todo el mundo se va a enterar de lo maravillosa que eres como
artista.—dijo mi mejor amigo con una sonrisa—Así que ya vamos a empezar
proyectos para que el mundo esté claro que Hades Athens es más de lo que ellos
piensan.
Si este era un sueño, no quería despertar. Amaba demasiado la marca Fendi e
iba a tener una colaboración donde podría tener mis propios diseños y además
iba a poder pintar a uno de los actores de mi película favorita.
Cuando Damien iba a comentar algo de quedó callado y lo mire extrañada.
Me señaló a mis espaldas y me gire para ver a Gian.
—Hola, piccola principessa.—dijo con una sonrisa y no dude en levantarme
para acercarme a él.2
—¿Qué haces aquí?—pregunté y el solo sonrió.
Maldito idiota, lo iba a mandar nuevamente a Italia de una patada.
—¿Podemos hablar?—contestó con otra pregunta.
Le pedí fuerzas a Dios antes de asentir.
Me gire a ver a los chicos que siguieron comiendo y hablando como si
nosotros no estuviéramos ahí.
Para acabar, Cerbero de traidor ladro emocionado cuando vio a Gian.
Lo tomé la mano para guiarnos a mi habitación, mientas el con su otra mano
libre tenía a Cerbero cargado. Nos sentamos frente a frente en la cama.
—Espero que tengas una buena excusa Gian.
—Hades , tenía demasiada cosas en mi cabeza y se que falle, pero espero que
entiendas que no tenía tiempo para enviar mensajes innecesarios.
Asentí con una sonrisa demasiado falsa y me guarde mis ganas de gritarle en
el rostro.
¿Mensajes innecesarios? Yo estaba preocupada por el y solo quería que me
enviara un mensaje que se encontraba bien, pero el pensaba que eso era
innecesario.
—Yo solo quería un mensaje para saber si estabas bien Gian, no estaba
pidiendo que hablaras todo el día conmigo.
—No tienes que preocuparte por mi, yo iba a enviar un mensaje cuando
estuviera desocupado.
—Se supone que estamos en una relación, no me pidas que no me preocupe
por ti.—negué—¿O no sabes lo que es tener una relación?
—No vayas por ahí, ¿Es cierto eso de que terminas conmigo solo por una
estupidez?—cambio de tema para uno que era hasta mas delicado.
—¿Crees que termine contigo por unos mensajes y llamadas no contestadas?
—Asintió.
—¿Por qué más iba a ser?—preguntó—Estábamos bien, pero luego
desaparecí y te molestaste.
Estábamos bien, pero con mentiras y eso era algo que me costaba ignorar
porque cuando desapareció solo pensé que algo le había pasado porque se que no
entras en esos negocios sin tender algún enemigo.
Y eso me asustaba, tanto como lo hacía el pensar que papá podría
simplemente no aparecer en algún momento y yo no podría hacer nada.
—¿Estamos bien?—Asintió seguro de si mismo—Te voy hacer una
pregunta.
—¿Qué pasa? Todo esto se siente demasiado dramático para mi gusto.
—¿Tu confías en mi?—pregunté mirándolo fijamente a los ojos donde se
reflejaba la confusión.
—Claro que confío en ti.—aseguró.
No dije nada y me levanté de la cama y le abrí la puerta de la habitación
invitándolo a salir.
—¿Quieres una relación? Aprende a confiar en tu pareja, no sólo se trata de
estar en tus mejores momentos Gian, yo quiero estar siempre para ti y no vamos
a estar juntos hasta que lo entiendas.
Se levantó hasta quedar frente a mi.
—¿Eso es lo que quieres?—preguntó y asentí.
Se quedó viéndome por unos segundos hasta que se fue sin decir más nada.
Capítulo 44.
—Nosotros queríamos ir a la playa.—se quejó Archilles y me limite a rodar
los ojos.
Los tuve que arrastrar fuera del pent-house ya que estaban decididos a
quedarse, pero al final gane yo.
—Mamma quiere verlos.—dije y sentí como todos me miraron.
—¿También Fabrizzio se encuentra en América?—preguntó Jawad y asentí.
Fabrizzio fue otro al que tuve que arrastrar, ya que se negaba a dejar Italia;
pero necesitaba que estuvieran un tiempo fuera ya que desde lo sucedido con
Luigi no confiaba en que el pudiera manejar bien la situación, así que deje a
Cato a cargo.
Lo de Luigi nos golpeó demasiado fuerte, pero más a mamá y Fabrizzio ya
que ellos pasaban más tiempo con el. Era como un hermano para nosotros y un
hijo para mamá.
—Si, así que ahora nos vamos a reunir con ellos en la casa, ya que mamma
insistió cocinar para ustedes.
Jawad aplaudió junto con Konstantine.
—Comida de verdad, estoy cansado de comer en restaurantes y la porquería
que cocinamos—suspiró aliviado Konstantine—No se porque le diste vacaciones
a la gente que ayuda en la casa.
Le di vacaciones porque no quería nadie metiendo sus narices donde no
debería, y cualquiera se vendía por un par de billetes así que mejor limpiar mi
mierda antes de recibir un bala cuando estuviera durmiendo. Por ahora no iba a
contratar a nadie.
—Pará qué sean más responsables.—gruñí estacionándome en la casa.
Dimitri vino conmigo y le pedí que hiciera un recorte de personal, no
necesitaba ningún incompetente conmigo, y si podía buscar mejores hombres yo
no me iba a quejar.
Al entrar a casa encontré a mi madre viendo un programa de cocina mientras
a su lado estaba Fabruzzio hablando por teléfono. Me miró.
—Acaba de llegar el responsable de tu desgracia, lo voy golpear de tu parte.
Besos, Nicoletta.—colgó.
—¿Dónde esta la ragazza Athens?—preguntó mamá apagado el televisor
para concentrarse en mi.
Me removí incómodo, sin saber que decirle. Si le digo que termine con
Hades temporalmente, iba a empezar a regañarme.
—Aquí te traje a los chicos como lo pediste, ya no me estés pidiendo mucho.
—dije señalándolos y no tardaron en abrazarla.
Me senté al lado de Fabrizzio quien me miraba curioso y una sonrisa de burla
apareció en sus labios.
Como lo detestaba.
—¿Qué hiciste?—preguntó llamando la atención de los demás.
Los chicos me miraban igual de interesado que el.
—Habla.—exigió mamá.
Lo dude por unos segundos, pero de todas maneras se iban a enterar por
Hades que no se calla nada.
—Terminamos. Fin.—me encogí de hombros.
Y mire que nadie estaba sorprendido, cosa que me ofendió.
—Era tiempo, ya decía yo que te soportaba mucho. Ahora está disponible
para mi, no llores mamá que uno fue estúpido, pero el otro.—dijo Fabrizzio entre
risas y no dude en golpearlo.
Mire a mamma en busca de algún reproche, pero no dijo nada y eso era aún
peor.
—¿Qué tal si vamos fuera? Les hice una limonada deliciosa y el clima está
bonito.
Deje que todos los chicos salieran para luego ir con mamma a la cocina.
—¿No me vas a regañar?—pregunté sin poder creerlo.
Ella sirvió la bebida como si nada.
—Si la chica realmente vale la pena y la quieres, confío en que eres
inteligente y no la vas a dejar ir.—me dio tres vasos que agarré con dificultad—
Ahora llévale eso a los niños.
Rode los ojos y me contuve el comentario de decirles que esos idiotas ya no
eran niños.
Cuando llegue le di los vasos a los chicos y al final me senté al lado de
Konstantine, frente Archilles. Mamá llegó y me dio un vaso que no dude en
tomar ya que estaba sediento.
Saqué mi teléfono del bolsillo para enviarle un mensaje a Ares.
Gian: Tenemos algo que hablar, ¿te parece que nos veamos dentro de
unas horas?
Ares: No estoy disponible ahora mismo, hablamos mañana y yo te aviso
el lugar. Espero que no le hayas hecho nada mi princesa.
Gian: Esta bien, espero tu mensaje mañana.
Justo en ese momento recibí un mensaje de Archilles y lo mire.
—Estas frente a mi.
Me señaló el teléfono emocionado.
—Solo míralo.
Jawad a su lado negó.
—Abre, quiero ver lo que envió.—dijo Kounstantine a mi lado.+
Y abrí el mensaje.
Archilles:
—Lastima que la dejaste ir.—bufoneó.
—¿Quién te envió la foto?—pregunté molesto.
Aún molesto, no dude en ponerla de fondo de pantalla.1
—Te tiene mal.—rio el estúpido ruso a mi lado y no dude en darle un golpe
que me devolvió con más fuerza.
—Me la envió Odin, dice que Hades esta actuando como una niña caprichosa
por tu culpa.
Rodé los ojos.
—Ella siempre ha sido una niña caprichosa.
Mamá cambió de tema preguntándole a Archilles como estaban sus padres y
que ell estaba planeando un día para que todos se reunieran porque ella amaba
tener la casa llena de gente, la hacía sentir menos sola.
Por eso me pedía nietos, pero yo no estaba seguro de darle alguno pronto.
—Y Gian tiene pensando irse una temporada a Italia así que todo es perfecto.
—se escuchaba la emoción en su voz y eso me hizo feliz.
Los chicos me miraron extrañados.
—¿Y la empresa?—preguntó Jawad.
—Tengo a Fénix conmigo, casi puedo decir que la empresa es de ambos, el
trabaja demasiado bien.
Y no mentía, Fénix se preocupa por la empresa como si fuera suya y se
merecía cada dólar que estaba en su cuenta bancaria.
Le tenía unos boletos para Bora Bora para que se fuera con su familia cuando
estuviera de vacaciones o cuando lo obligará a tenerlas, ya que el era un adicto al
trabajo.
—¿Hades sabe de eso?—cuestionó Konstantine.
Me encogí de hombros.
—Hades no sabe muchas cosas, pero te aseguro que pronto lo sabrá.—dije
con una sonrisa.
Porque ya tenía un plan un poco improvisado, pero estoy seguro que es lo
que quiero.
—De cualquier manera yo tu no estaría tan feliz y seguro, solo falta que ella
me conozca para saber que se quedó con él hermano equivocado.
Fabruzzio tenía una sonrisa en sus labios que se la quite de un golpe cuando
me levante e iba pasando frente a él.
—Voy a dormir, tuve un vuelo demasiado pesado y apenas llegue de Italia fui
a ver a la pequeña demonio.
––––––––––––
Al día siguiente me levanté temprano y mire el mensaje que Ares me había
enviado siendo la hora y ubicación en dónde nos íbamos a ver.
También recibí un mensaje por parte de Lorraine preguntando si podíamos
desayunar juntos y acepté.
—¿Dónde vas?—preguntó mamá cuando estuve en la cocina tomando una
botella de agua.
—Voy a salir.
Me miró fijamente, estudiándome.
—Está bien, hoy voy a salir con los chicos.—cuando dijo eso no me miro.
Y me preocupe, cuando mi mamá salía con los chicos siempre era para hacer
algo en mi contra o algo que yo no la dejaba hacer debido a su edad.
—¿A dónde van?—cuestione con los brazos cruzados.
—No te tengo que dar explicaciones, me voy.—salió sin dejarme decir nada
más.
Al salir de casa me encontré con Dimitri discutiendo con uno de los chicos,
al parecer en broma porque ambos se estaban riendo, pero cuando me vieron se
pusieron serios.
—¿Lo acompañamos?—asentí.
Usaría el mismo auto de ayer.
—Dimitri, tu te quedas con mi madre y hermano. Me informas de todo lo
que hagan y a donde van.—dije antes de subirme al auto.
Al llegar a la cafetería donde me reuniría con Lorraine, ella ya se encontraba
ahí.
—Buenos días.—dije con una sonrisa que ella respondió dándome un beso
en la mejilla.
Me senté frente a ella.
—¿Cómo haz estado? Tengo tiempo sin saber de ti.—dijo y con un ademán
llamó a la camarera.
—Bien, todo tranquilo.—mentí porque eso no era problema de ella—¿Qué
tal tú?
—Buen día, ¿Qué desean ordenar?—preguntó Caroline, la mesera que solía
atendernos la mayoría de veces que veníamos.
—Lo de siempre, cariño.—dije ganándome una mirada curiosa por parte de
Lorraine.
Quise reír. Seguro se estaba montando sus películas en la mente.
—En un momento se los traigo.—se retiro.
Cuando llegó el desayuno que consistía en un sándwich de salmón con un
juego de naranja, empezamos a hablar de algunos proyectos que tenemos juntos.
—Pienso ponerme al tanto de todo cuando regrese de Italia.
Sus palabras llamaron mi atención.
—¿Cuándo vas a Italia?—pregunté dándole una mordida a mi sándwich.
—Pasado mañana.
La mire interesado. ¿Qué iba hacer en Italia?
—¿Negocios?—traté de sonar casual.
Ella negó, se veía cansada.
—Tengo un amigo que es diseñador y mi hermana insistió en que fuera a
verlo para convenserlo que le dé algún espacio para participar en su nueva línea.
Trate de verme interesado en el tema. Sabía que Bruno no se encontraba en
Italia, su hermano después de unos cuantos golpes que nos dimos me lo
confirmó.
Ni siquiera le dolió la muerte de su padre, pero no lo culpo si ese viejo era
solo una enfermedad que había que eliminar.
—¿Y ella no va también? O te tienes que encargar de todo tú?—bebí de mi
jugo sin dejar de verla.
—Se lo comenté y ella dijo que tal vez iría, no se siente bien, últimamente
está muy rara.
Está rara porque la muy hija de perra está planeando joderle la vida de nuevo
a Hades.
—Ya se le pasará.—dije para luego cambiar de tema.
Después de unos minutos me miró fijamente para luego colocar su mano
sobre la mía.
—¿Sigues con Hades?—preguntó.
—Claro—mentí—, y no hagas eso que nos están tomando fotos a cada nada.
Se vio decepcionada, pero más que eso veía la molestia en sus ojos.
—Ella quiere todo lo que los Wrights tienen.
Era todo lo contrario.
—No voy a discutir eso contigo, ya sabes que creo más bien que tu hermana
envidia a Hades y tu solo crees en las mentiras que ella te dice.
Ella iba a decir algo, pero fingí ver mi reloj.
—Mira la hora que es, me tengo que ir.—me levante y saque unos cuantos
dólares de mi bolsillo para dejarlos en la mesa.
—Va por mi cuenta.—gruñó.
—No es necesario. Que tengas un buen día.—dije antes de irme.
Fui directo al trabajo, tenía muchas cosas que hacer y lo único bueno era que
las reuniones las había adelantado por Skype, solo tenia que llegar a ver y firmar
algunas cosas.
Cuando llegué vi a Fénix hablando de manera íntima con mi nueva
secretaria, Babi. Reí al verla sonrojada tal vez debía darle un susto.
—No se le paga por coquetear.—gruñí haciéndola saltar en su asiento.
Me miró y ya estaba temblando como un chihuahua.
—Señor Caccini, no es lo que piensas, no.—negó con su cabeza muchas
veces.
Y la mire fijamente para luego ver al sonrisa en el rostro de Fénix.
—Señor Bailey, lo quiero en mi oficina para ayer.
Sin esperar que me respondieran fui directo a mi oficina y Fénix cerró la
puerta.
—Babi está a nada de llorar, la asustaste.
Nos sentamos.
—No voy a discutir tu enamoramiento por Babi.—fue mi única opinión.
El no lo negó.
—Tengo unas cuantas cosas que me gustaría que revisaras ya que no estoy
seguro.—asentí.
—¿Cómo te sientes trabajando en esta empresa?—pregunté y me miró
extrañado.
—¿Me vas a despedir?—lanzó una pregunta preocupado y negué.
Ni siquiera lo iba adornar.
—Me voy un tiempo a Italia y te quiero a cargo de la empresa.
Iba a decir algo, pero lo hice callar con un ademán.
—No vas a tener todo el peso, puedes escribirme además que tenemos el
Skype. Solo serán unos meses.
El asintió lentamente, analizando mis palabras.
—Gracias por darme la confianza, solo dime cuando te vas para preparar
todo junto con Babi.
—Esta bien, eso sería todo y dile al cervatillo que la quiero en la oficina—
indiqué haciéndolo reír cuando salía de la oficina.
A los segundos llegó Babi temblando.
—¿Me llamaba señor?
—Tendré un almuerzo esta tarde a la una, solo quiero que me llames si es
algo realmente importante.
—Señor, lo que vio con…—la interrumpí.
—No es problema mío si no me afecta así que no me cuentes tus amoríos.
Vi como su rostro se sonrojaba.
—Con premiso—se retiro caminando justamente como Bambi.
Dios. Fénix se la comería viva.
Me puse a trabajar por cinco horas, tenía dolor de cabeza y me había puesto
de mal humor, aún así asistí al almuerzo que tenía con Ares.
Había llamado a mamá demasiada veces y ella me terminaba pasando a
Fabrizzio que solo estaba para provocarme.
—Mesa a nombre de Ares Athens.—dije cuando llegue al restaurante.
—Sigame por favor.
Cuando visualice a Ares sentado escribiendo algo en su teléfono, le dije a la
señora que ya no era necesario la guía.
Cuando me senté al frente de él, solo le miró para luego volver su vista al
teléfono y tomarme una foto.
—Ya pedí la comida y el vino.—comunicó—la foto era para Jayde, que
asegura estoy almorzando con Hades.
Rodó los ojos.
Apreció un joven trayendo la comida y el vino que Ares había pedido.
—La conversión no va a ser tan larga.—aclaré.
—Mejor para mí.
Decidí que primero disfrutaría de la comida antes de que empezará la
discusión.
Cuando vi que ya llevamos una buena cantidad ingerida decidí solar la
bomba.
—Me voy a llevar a Hades.—dije provocando que se ahogara con el vino y
no dejara de toser.
—Esas bromas de mierda no me gustan.—ladró recobrando la compostura.
—No estoy bromeando, me la llevaré un tiempo a Italia.
Tomó lo poco que quedaba en su vino y me señaló con el cuchillo que tenía
en la mano.
—Tú pequeña mierda, me quieres separar de mi niña.—se quejó.1
Lo mire sin poder creer lo que estaba viendo; Ares Athens con miedo, y ese
miedo no era nada más ni nada menos que se llevarán a Hades de su lado.
—No la vas a tener para siempre.—fue mi única respuesta.
Estuvo en silencio por un buen rato donde solo nos limitamos a terminar de
comer y el a dedicarme malas miradas de vez en cuando.
Cuando tendríamos de almorzar, salimos del restaurante después de que el
saliera sin pagar y me obligará hacerlo, me dio una respuesta.
—Ella solo se ira si así lo desea, y no será por mucho tiempo.
Sonreí.
Ni siquiera estaba buscando su permiso, sólo le estaba avisando.
—Nos estaremos viendo, y por ahora no le comentes nada a Hades.—caminé
y cuando estuve en una buena distancia no dude en burlarme.—Adiós suegro.
No pude evitar reír al verlo gruñir y sacar su teléfono para seguro llamar a
Jayde.
Cuando estuve en el auto, dudé demasiado, pero al final la llamé.
—Hola piccola principessa.—saludé.
—¿Qué quieres?—no sé escuchaba muy feliz.
—Saber cómo estás.
—¿Ahora te interesa?
Rodé los ojos.
—Siempre me ha interesado, te llamaba para decirte que nos veremos
mañana.
—No.—replicó.
—Te tengo una sorpresa, pasaré por ti a las cinco de la tarde al pent-house.
—No he aceptado—refunfuñó.
—Por favor, es importante lo que tengo que decirte.
De quedo en silencio unos segundos.
—Esta bien.—colgó.1
Mañana sería el día en que le diría todo.
Capítulo 45.
Era realmente aburrido almorzar con Odin cuando se ponía en planes de
detective queriendo saberlo todo. Lo mejor que podía hacer era cambiar de tema.
—Tu madre me dijo algo sobre una cena, ¿por qué no me avisaste?—dije
cortando un trozo de pollo.
Se encogió de hombros.
—Lo olvidé. Mamá invitó a tu familia a la cena, dijo algo como que su
horóscopo le recordó que tenía que fortalecer los lazos familiares.
—dijo con una sonrisa, se podía escuchar la burla en su voz.—,pero no me
cambies de tema.
Rode los ojos. Yo había sido el tema de conversación desde que nos
sentamos a comer.
—¿Qué hay de Archilles y Atticus?—pregunté mirándolo fijamente,
buscando alguna reacción.2
E irritación fue lo que encontré.
—Tengo una cita con Atticus.—confesó.
Y no pude evitar la sonrisa que se plantó en mis labios.
—¿Una cita?—tomé un poco de mi bebida.
—De trabajo.—aclaró—Es cuando termine el almuerzo.
—¿Puedo ir?—negó.
—Hoy no es día de llevar a los hijos al trabajo.
No pude evitar golpearlo en el hombro mientras el reía.
—Prometo portarme bien, no será mucho tiempo.—rogué. Quería conocer a
Atticus, porque a pesar que sabía de su existencia no lo había visto nunca.
—Está bien, pero en cuanto vea que te estas portando mal, te mando directo
a casa con Kanzi.—me señaló con el tenedor.
Kanzi Chevalier era quien estaba a carago de mi el día de hoy y la verdad
había tenido un gran trato, era agradable. Me enseñó muchas fotos de su hija y es
hermosa.
—Como tu digas.
Después de una hora, terminamos de comer y fuimos al edificio donde nos
encontraríamos con Atticus. Admito que me sorprendió ver el edifico en el que
vivía, me imagine algo ostentoso, pero todo se veía sencillo.
Odin me miró fastidiado mientras esperamos que el hombre viniera por
nosotros. Al parecer se necesitaba alguna contraseña para entrar.
—¿Es la princesa Athens lo que ven mis ojos?—preguntó un hombre con
unos profundos ojos azules que casi parecían grises.
Mire a Odin queriendo confirmar si el hombre que estaba frente a mi era
Atticus.
—Supongo que tu eres Atticus.—el asintió y nos dejo entrar.
—No te traje para que se hicieran mejores amigos.—ladró Odin dejándonos
apreciar su molestia que incremento cuando Atticus me dejó un beso en la
mejilla.
En el elevador no se dejaban de ver, era como un reto de quien apartaba la
mirada primero.
—Me siento incómoda, ¿si se besan para quitar la tensión?
Ambos me miraron y cuando mi mejor amigo iba a ladrar nuevamente, el
elevador ya había parado en el piso correspondiente.
Cuando entramos no tarde en darle una mirada a todo el lugar; el
apartamento era sencillo y todo color blanco con negro. Me gustaba.
—¿Quieren algo de comer o beber?—negamos—Bueno, entonces tomen
asiento.
—Dime que es lo que sucede.—pidió Odin.
Yo me acomodé para poder apreciar mejor a Atticus. Sin duda no era como
lo imaginaba.
—Una colega del trabajo me está acosando.
Lo mire extrañada.
—¿De qué trabajas?
Me miró con una sonrisa.
—Soy profesor de anatomía en la universidad.
Lo mire sorprendía y espere que Odin me lo confirma con un asentimiento.
—¿Y no has tenido propuestas indecentes?—no pude evitar decirlo.
Ambos hombres rieron.
—Si—admitió,—Y es realmente molesto. El otro año ya no pienso dar más
clases presenciales.
¿Cómo es que sus estudiantes se concentran? Una mirada por parte de este
hombre y yo estaría temblando como gelatina.
—Cuéntame como se llama la chica y como ha surgido el acoso.
Presente atención a todo lo que él iba a contar ya que el caso se veía
interesante.
—Se llama Milla Brown, primero fueron coqueteos inocentes que no seguí,
después siguieron los toqueteos y mensajes subidos de tono.
—¿Quién sabe de esto?—pregunté yo haciendo que Odin me mirara—Yo
también quiero participar.—expliqué.
—Siempre expreso mi incomodidad con otros. Hasta le advertí a Milla que si
seguía así le diría a su esposo la situación.
Odin y yo nos miramos sorprendidos.
—¿Qué te dijo la perra?
—¡Hades!
Me encogí de hombros, disfrutando de las carcajadas de Atticus.
—Que nadie me iba a creer porque era hombre y ella podía hacerse la
víctima.
—Creo que necesito un vaso de agua.—dijo Odin.
Atticus lo miró fijamente, sus ojos brillaron al ver a mi mejor amigo, pero
luego una mueca apareció en sus labios y negó.
—Ya te lo voy a traer, cariño.—guiño un ojo.
Odin lo miró extrañado.
—¿Te pasa algo?—preguntó y el negó para luego levantarse rápido.
Mi teléfono sonó anunciando una llamada por parte de Gian. Rodé los ojos,
aún estaba molesta con el.
—¿Qué quieres?—contesté.
—Hola piccola principessa, yo también te extraño.
—¿Qué quieres?—volví a preguntar.
Atticus llegó con un vaso de agua para Odin y uno de soda para mi, que
agradecí con una sonrisa.
—Recordarte que hoy tenemos una cita, nada formal.
—No lo he olvidado, ¿no tienes más nada que decir? Estoy ocupada con
Odin.
—Nada más que decir. Cuídate piccola principessa, no confíes en nadie y si
pasa algo me llamas.
Antes de que pudiera preguntar me colgó. Maldito.
—¿Era Gian?—preguntó Odin y asentí
—Pensé que se quedaría más tiempo en Italia debido a la muerte de Luigi.—
dijo Atticus —¿La muerte de Luigi?—lo mire extrañada.
—Era como un hermano para Gian, al parecer incendiaron su casa y el estaba
dentro.—contó.
Atticus sabía más de Gian que yo, quien era su supuesta novia. Increíble.
—¿Cómo sabes tanto?
—Me gusta estar informado.
—¿Qué más sabes?—no puede evitar preguntar.
Parecía más fácil preguntarle a alguien sobre Gian que a él directamente.
—Eso tiene un precio.
No esperaba menos.
—¿Qué quieres?—miré disimuladamente a Odin.
—Ya te escribiré.—respondió.
Coloque una pierna encima de la de Odin para tener más cómoda.
—¿Qué sabes?
Empezó a sonar mi alarma indicando que ya tenía que ir a recoger mi vestido
a la boutique. Lo apagué para levantarme, lista para irme.
—¿Dónde vas? No hemos terminado.—preguntó Odin cuando me levanté
dispuesta a irme.
Le di un beso en la mejilla.
—Tengo que ir a ver mi vestido para el sábado. Puedes seguir con tu trabajo,
yo me iré con Kanzi.—respondí dándole un beso en la mejilla a Atticus quien se
levanto para que pudiera acompáñeme.
Después de convencer a Odin que estaría bien, Atticus me acompañó hasta el
auto donde me dio otro beso en la mejilla.
—Cuídate, Hades.—fue lo último que dijo antes de cerrarme la puerta del
auto.
–––––––––––––––
—¿Crees que me veo bien?—le pregunté a Kanzi mientras me veía en el
gran espejo.—Me siento gorda.

Hice diferentes poses hasta que nuestros ojos chocaron en el espejo y le sonreí.
El carraspeo.
—No creo que a su padre le guste la respuesta.—su tono de voz ronco.
Hice como si estuviera buscando a alguien en el lugar.
—No veo a mi padre por aquí así que dime tu opinión, por favor.
Suspiró con pesar y luego me dio lo que parecía una sonrisa un poco torcida.
—Se ve hermosa, el señor Caccini quedará más encantado de lo que ya está
por usted.
Mentalmente sonreí por sus palabras.
—Esperamos que le de un ataque al corazón de lo perfecta que me voy a ver
ese día.—lo dejé con las palabras en la boca mientras me fui a quitar el vestido.
Me sentía feliz con el vestido así que después de que me lo colocarán en una
bolsa, salí del lugar con una sonrisa. Ahora solo tenía que llegar a casa y
prepararme para ir a ver a Gian paraluego ir a la galería a dejar y arreglar
algunas cosas.
Cuando estaba en el auto, tratando de sacarle palabras a Kanzi, mi teléfono
sonó indicando una llamada por parte de Pooja. Estaba sorprendida.
—Te llamo para avisarte que tienes que ir a la villa de Christoph Jenner.
Desde hace tiempo tenia una cita para un retrato y es el día de hoy.—informó.—
Amber había olvidado decirlo así que me mando a llamarte.
No pude evitar bufar. Esperaba llegar a casa y darme un buen baño relajante.
—Puedes enviarme la dirección por mensaje. Gracias por avisarme.—
colgué.
No me gusto la dirección, pero aún así se la dije a Kanzi. Esas villa quedaba
muy alejada y no había mucha gente.
—No me gusta este lugar. —se inquietó Kanzi así que decidí cambiar de
tema para que se relajara.
Yo no era una chica de problemas, no tenía porque pasarme algo y el loco de
la carta desapareció por varias semanas, mejor dicho ya iba para los dos meses.
—¿Ya sabes que le darás para navidad a la pequeña Emily? Prometo
comprarle un gran regalo, los niños siempre aman los regalos.
El sonrió y asintió.
—Me ha hecho una lista y se la pasa contando los días para navidad a pesar
que falta un mes.
No pude evitar sonreír también.
—¿Qué le puedo regalar? ¿Le gustaría una casa de muñecas?—pregunté.
Me miró por el espejo retrovisor y me dio una mirada apenada.
—No es necesario que le regale algo, suficiente con lo que me paga su padre.
No me pesaba regalarle algo, la forma en la que describía a su hija era
increíble y se escuchaba como una niña muy inteligente.
Cuando iba a replicar el volvió a mirar por el espejo retrovisor con el ceño
fruncido.
—Tres carros nos está siguiendo desde hace un buen tiempo y aquí no hay
por donde salir.
No dude en tomar mi teléfono y marcarle a Gian, pero antes que pudiera
hablar recibimos un golpe en la parte trasera y luego otro hasta que nuestro auto
se detuvo y mi teléfono terminó en el suelo. Quería llorar.
—Señorita Athens, no salga del auto.—lo detuve cuando iba abrir la puerta.
El iba arriesgar su vida por mi y yo no lo podía permitir, el tenía una hija que
lo esperaba en casa ya que era padre soltero, le pagaba a una niñera para que
estuviera con ella.
—No salgas.—murmuré asustada.
Me miró extrañado.
—Es mi trabajo.
—Y trabajas para mi y te ordenó que no salgas.
La puerta en donde yo estaba sentada fue abierta y unos ojos color miel con
toques verdes me miraron con fascinación.
—Finalmente ho te.
Traducción: finalmente te tengo.
Y cuando intento sacarme del auto no dude en patalear y gruñir, pero deje
hacerlo cuando recibí una bofetada y vi como Kanzi era retenido por alguien.
—¡Suéltenlo, el no tiene nada que ver!—grité aún cuando yo tampoco tenía
nada que ver.
El hombre que me tenía en sus brazos me tiro a otros que se sentían más
fuertes.
—Denle unos golpes, pero no lo maten. Que le diga a Gian que al igual que
el, alguien tomó lo que no le pertenecía.
Mire como golpeaban a Kenzi, pero prefería verlo así antes que muerto. No
me perdonaría que la pequeña Emily se quedará sin la única persona que tenía a
su lado.
El tipo, que aún desconocía su nombre, se acercó a mi dejando un beso cerca
de mis labios que me hizo estremecer del asco y miedo que sentía.
—Nos vamos divertir
––––––GIAN CACCINI–––––––
Nada de sentía bien, el ambiente estaba raro desde que recibí el mensaje
diciendo que el tiempo se había acabado. Estaba preocupado por Hades, pero me
sentía un poco seguro al saber que estaba con Odin.
Cuando termine la reunión me fui directo a mi oficina, vi como Babi iba a
venir, pero negué. No quería hablar con nadie. Saqué mi teléfono del bolsillo y
vi que tenía una llamada perdida de Hades que no había escuchado ya que lo
tenía en silencio.
La llamé devuelta y no contestó después del tercer tono.
—¿Me extrañabas, piccola principessa?—pregunté.
Pero la repuesta que recibí solo me hizo sentir como si me estuviera
ahogando.
—Se la llevaron, señor Caccini.—sollozó el hombre en la línea—Dijo que al
igual que usted el tomó lo que no le pertenecía.—colgué.
Conté hasta diez para no acabar con todo lo que estaba frente a mi y cuando
sentí que estaba calmado llamé a Ares quien contestó rápidamente.
—Se la llevaron.—su voz estaba apagada.
—Lo sé. No voy a dejar que le hagan nada, necesito que nos veamos. Voy a
tu casa y por favor saca a tu esposa e hijos de ahí.—colgué para luego llamar a
Jawad.
—¿Qué quieres?
—Ya es hora. Avisale a los chicos.
Se quedó en silencio unos segundos.
—Vamos con todo.—colgó.
No iba a dejar que un idiota me jodiera lo mejor que se había cruzado en mi
vida por algo que yo no había hecho y no me importaba acabar con toda la
ciudad si es necesario. No iba a dejar que arruinaran la vida de Hades.2
––––––––––––––––
Capítulo 46.
Miré fijamente al hombre que estaba frente a mi temblando como una hoja,
tenía la nariz roja dándome a entender que estuvo llorando.
—¿Qué me asegura que no fuiste tú la que la llevó a una trampa? ¿Esperas
que crea en esas lágrimas de cocodrilo?
Me miró como un cachorro herido. Ares siempre contratando a idiotas.
—Se lo juro. Yo tenía un mal presentimiento, pero fuimos ya que la señorita
recibió una llamada diciendo que tenía que ir a ese lugar.
Extendí mis manos. Me miró extrañado.
—Dame el jodido teléfono.
Me lo dio con sus manos temblando que casi se le cae el teléfono. Escuché la
risa de Konstantine.
—Revisé; la última llamada que recibió antes de usted fue la de alguien
llamado Pooja.
Mire a Ares buscando respuestas, pero quien me las dio fue Artemis.
¿Qué hacía Artemis aquí? No sé cuándo fue que Ares habló con él diciéndole
todo, pero estaban distanciados y el decidió ayudar aunque su padre se negará,
típico problema familiar.
—Pooja trabaja en la galería.
No dude en marcar el número de la persona que me daría las repuestas que
necesito. Amber Griffin.
—Pensé que ya estabas por venir, te has demorado mucho arreglándote para
la cita con Gian.—fue lo primero que dijo al contestar.
Coloqué la llamada en altavoz para que todos pudieran escuchar.
—¿Está Pooja contigo? Si es así, di que aceptas la invitación.
—Claro, acepto la invitación y Thomas también.—contestó confundida.
—Te voy a enviar una dirección para que vayan. Arrastra a Pooja contigo si
es necesario.
—¿Y eso?—preguntó.
—No puedo decirlo por teléfono. Haz lo que te digo.—mandé.
Le tire el teléfono de Hades a Ares que lo atrapó rápidamente.
—¿Tienes un plan? Porque veo que estás actuando como si ya tuberías todo
en orden.—preguntó guardando el teléfono en su bolsillo.
La verdad no tenía un plan en específico, pero el no tenía porque enterarse.
—Necesito un lugar para llevar a la presa llamada Pooja.
Santiago alzó la mano.
—Tengo un apartamento que no uso, lo compré por algún caso importante y
este lo es.
Santino Cervantes era uno de los hombres que trabaja con Jawad, uno de los
asesino a sueldo.
—Envíame la dirección.
Todos nos movimos en dirección hacia el garaje.
—Gian se va conmigo para vigilar que vayan al lugar acordado, los demás
vayan al apartamento, pero solo se quedan Jawad, Konstantine y Archilles en la
sala.—dirigió Ares—Compren una pizza para disimular que es una invitación a
comer.
—¿Y yo que hago?—preguntó Artemis.
Ares lo miró fijamente, pensando.
—Necesito que te quedes en casa con tu madre y Morfeo. Me llamas si algo
está fuera de lugar.
Estábamos en mi casa ya que lo vi más conveniente para que Jayde no
sospechara.
—Vamos en carros que no hemos utilizado antes.—anuncié.—Mi madre está
con Fabrizzio en el centro comercial, pero el ya está avisado.
Atrape la llave que me lanzó Dimitri.
—Vámonos.—entre al auto.
––––––––––––
Le envié la dirección a Amber y ella e había respondido que fue difícil
convencer a Pooja, pero lo lograron. Igual no confiaba en ella, los seguí hasta
que estuvieron en el departamento. Le pedí a Ares que se quedara en el auto.
Al principio se negó, pero tuve que explicarle que no quería mucha gente en
el departamento y además lo iban a ver e iban a sospechar.
—Hola, no pensé que llegarían tan rápido.—dije con una sonrisa.
Vi como Pooja se removió incómoda. Tal vez se sentía culpable o
simplemente mi presencia la nerviosa.
—No me podía negar a una pizza gratis por Gian Caccini, espero que no te
moleste que haya traído a mi amiga Pooja.—actuó como una verdadera actriz,
Amber.
Me acerque a Pooja y le tendí la mano para que ella me diera la suya. Le di
un beso haciéndola sonreír. Esto sería muy fácil.
—Ya sé quien es, he visito esta hermosura en la galería.
—¿Usted no sale con Hades?—preguntó Pooja, pero no sé sentía culpable de
tenerme tan cerca de ella.
Se veía complacida.
—Te diré un secreto—me acerque más para poder susurrarle.—Lo de Hades
nunca fue verdad, es muy caprichosa para mí gustó.
Cuando me aleje no pasé por alto su sonrisa.
Perra.
—¿Podemos entrar ya? Tengo hambre.—se quejó Thomas y asentí.
Fuimos al departamento y como era de esperase estaban los chicos comiendo
pizza como si todo fuera casual.
La mirada de Archilles viajo en Pooja, vi como retuvo una mueca de asco y
la transformó en una sonrisa. Se levantó y se acercó a ella.
—¿Cuál es el nombre de esta preciosura?—preguntó.
—Pooja.—respondió con una gran sonrisa.
Patética.
—¿Solo Pooja?—asintió segura.
Nos sentamos para empezar a comer; no iba a ser tan idiota así que la deje
comer dos rebanadas de pizza y establecer una conversación decente antes de
sentarla en mi regazo. Ella estaba a gusto y eso solo me demostró que era muy
estúpida y confianzuda. Supongo que no pensó que su amiga la traería a la boca
del lobo.
—¿Cuánto?—pregunté en un tono de voz alto para que todos escucharán.
Nadie se podía perder el espectáculo.
—¿Cuánto que?—murmuró.
—¿Cuánto te pagaron para que le dieras esa dirección a Hades?—sentí como
se tenso en mis brazos así que envolví su cintura con mis brazos para que no
saliera.
—Nadie me pagó nada, en serio, nadie me dio nada.—tembló.
Amber y Thomas miraban la escena extrañados.
—Entonces preguntémosle a Amber.—mire a la mejor amiga de mi novia—
¿Qué trabajo tenía que hacer Hades hoy fuera de la galería?—pregunté y ella
negó.
—Ya no estamos haciendo pedidos porque nos estamos dedicando al evento
que tenemos el sábado.
Pooja a mi lado empezó a llorar así que como buen hombre que era le limpie
las lágrimas.
—Dime quien te pagó cariño, no te vamos hacer daño.
Le dedique una mirada a Jawad quien estaba a punto de reírse.
—Un hombre llegó y me ofreció una gran cantidad de dinero por darle esa
dirección a Hades.—lloriqueo—Solo recuerdo que sus ojos eran de color miel
con unos toques verdes.
La solté y se levantó rápidamente mirándome con miedo.
—¿Qué compraste con el dinero?—pregunté para sorpresa de todos.
—Le compré una casa a mi madre para que el hombre con el que estaba no la
siguiera maltratando a ella y mis hermanos.— asentí.
—Puedes irte, le diré a mi escolta Santino que te lleve segura a casa.—mire a
Jawad—llama a Santiago.
Amber se paro y miró a Pooja fijamente para luego darle una bofetada.
—Eres una zorra envidiosa, ¿no te sorprendió que un hombre te pidiera hacer
eso?—otro golpe y nadie la detuvo.—Sabía que Hades no te agrada, pero que
bajo caíste al hacer eso.
Pooja la miró shockeada. Justo apareció Santiago con una sonrisa cómplice.
—Ya te llevarán a casa cariño. Confía en mí, yo no te haré daño.—ella
asintió y se fue temblando con Santino.
Esperamos unos minutos para estar seguros que ya no estarían y Amber se
me abalanzó encima. Siempre supe que estaba loca.
—¿Cómo que no le vas hacer nada? Le jodio la vida a mi mejor amiga, tu
jodida novia.
Thomas la apartó de mi.
—Dije que yo no le haría daño, pero no dije nada sobre que Santiago no
podía hacerle daño. Ahora vete que ya no te necesito.—señale la puerta.
Ahora mismo la chica tiene que estar llorando al darse cuenta que Santiago
era de todo menos su salvador.
Thomas no había dicho nada en todo momento y estaba agradecido, no tenía
tiempo para lidiar con estupideces. Amber no se movió y Thomas la tuvo que
arrastrar fuera del apartamento después de que le asegurará de que le iba a dar
noticias de Hades.
Ahora tenía que hablar con Lorraine antes de que se fuera de viaje mañana.
Así que no dude en llamarla, no me importaba la hora. Después del tercer tono
contesto.
—¿Gian?—preguntó.
—¿Dónde esta Louise?—fui directo.
Se quedó en silencio.
—¿Escuché mal o me preguntaste por Louise?
—Escuchaste bien, ¿Dónde está?
—Me parece extraño que me preguntes por ella, pero esta mañana me aviso
que se iba a casa de una unos días. No soy su niñera.—gruñó.
Estaba molesta.
—Bien.—colgué.
—Ella no le va a decir a Lorraine, sabe que si se lo dice te iras por ella
porque es su punto débil.—expresó Archilles.
—Ahora mismo estamos en un punto muerto, lo mejor sería esperar una
señal de Bruno y así rastreselo.—dijo Konstantine.
—También podemos mandar a Cato para que averigüe sobre el en Italia.—
opinó Jawad y estuve de acuerdo así que le mande un mensaje a Cato
ordensndole que fuera donde alguien de confianza a preguntar si sabían algo de
Bruno.
No me podía quedar tranquilo sabiendo que Hades puede estar mal.
––––––HADES ATHENS ––––––

Estaba despierta desde hace un buen tiempo, me gustaría decir cuantas horas o
minutos estaba despierta, pero era imposible ya no había ningún reloj disponible
en la habitación y se habían tomado el tiempo de sellar las ventanas. Cabrones.
La puerta fue abierta y aprecio el hombre que me había traído a este lugar
con una sonrisa, feliz por tenerme amarrada de pies y brazos.
—Veo que ya la princesa despertó.—se sentó a mi lado y acercó su mano
para acariciarme el rostro pero sacudí mi cabeza.
—Ni se te ocurra tocarme, estúpido loco.—gruñí haciéndole reír.
—¿Cómo es que Gian tiene una novia como tú? No eres callada, ni sumisa,
eres rebelde.—esta vez no pude evitar que me acariciara el rostro ya que me
tomo del cuello.
Me veía con fascinación, como si hubiera ganado su boleto directo al cielo.
—Suéltame, yo no tengo nada que hacer aquí y de seguro tu estas enfermo.
—una bofetada fue lo que recibí.
—Silencio. Ahora mismo vendrá tu mejor amiga, y cuando ella acabe su
tiempo contigo.—se acercó más a mí dejando un beso en mis labios—Tu yo
tendemos diversión.
No respiré. Sentí como mis ojos ardían anunciando que las lágrimas querían
salir, pero me negué. No me iban a derrumbar más, lo permití una vez, ya no
más.
Sin decir nada salió de la habitación para luego dejar entrar a la responsable
de mis pesadilla. Louise Wright.
—¿Es un chiste? ¿La zorra envidiosa está de vuelta?—pregunté ganándome
un golpe de su parte.
—Es lindo saber que no me olvidas, la última vez que te vi eras menos
insolente. Recuerda donde estas.
Estaba frente a mi así que no fue difícil escupirle el rostro.
—La primera vez te salió gratis, esta no.—dije antes de recibir incontables
golpes que me esforcé para ocultar el dolor.
—Estoy cansada de ti, pensé que me harías el favor y acabar con tu vida tu
sola, pero yo tuve que venir y hacer todo el trabajo.—no dejaba de golpearme.
—Nunca te iba a dar ese gusto perra, me parecía mejor que vieras como yo
triunfaba mientras tu sigues siendo la sombra de todos.
—Cállate.
La puerta se abrió y sentí como la alejaron de mi. Tenía los ojos cerrados y
sentía la sangre en mi boca.
—Mira como la dejaste.—se molestó.
—Ella se lo busco.
—Llama a Elio.—escuché que dijo y sentí un pinchazo en brazo. Me habían
inyectado.
Mis ojos se sintieron pesados hasta que no pude aguantar más y se cerraron.
–––––––––––––
Cuando me levante tenía unos ojos miel fijos en mi y en sus labios una
sonrisa. Me asusté y el lo notó así que no se movió de su silla.
—Elio, para servirte.—me guiño un ojo.
—¿Quién eres y qué haces aquí?—pregunté a la defensiva.
Solo Dios sabrá porque lo pusieron en una habitación conmigo y por el
historial que tiene Louise no esperaba que fuera por algo bueno.
—Mi tío me mandó a cuidarte, no te voy a tocar. Solo estoy para asegurarme
que los dos locos no hagan una locura.
—¿Me vas ayudar?—me ilusione.
Era imposible no ilusionarme, me voy aferrar a cualquier posibilidad de
poder salir de aquí sin que me tocarán de más.
—Todavía no, la loca sospecha de mi, pero te voy a sacar de aquí y le diré a
Luigi tu paradero.—aseguró—No quiero que mi tío se meta en más problemas.
¿Luigi el muerto?
—Me estás mintiendo; Luigi esta muerto.
Sonrió.
—Yo lo mate.—admitió y mis esperanzas de salir de ahí se redujeron—O eso
hice parecer, el está vivo.5
—Quiero pruebas.—lo mire fijamente.
—No te tengo que dar ninguna prueba, la que esta encerrada aquí eres tu.
Me quedé callada. Tenía razón.
—¿Dónde están los dos locos?—cuestioné, me parecía raro que no
aprovecharán cualquier situación apara atormentarme.
—Se fueron a celebrar que ya atraparon a su presa.—se rio.
Tuvo el descaro de reírse.
—Tengo hambre.—dije y el se encogió de hombros.
Mi estómago hacia ruidos extraños que esperaba que el no escuchara.
—Esto es un secuestro, no las vacaciones en un hotel.—se estaba burlando
de mi.
Maldito Gian. Jodido Gian. Desgraciado Gian.
Por su culpa estaba aquí encerrada, muriéndome de hambre.
—¿Por qué estoy aquí? Ya que no en vas a dar de comer puedes responder
eso.—negó.
—Prefiero darte de comer antes que responder eso.—se levantó.—Solo te
diré que es un error que tu estés aquí.
Se fue de la habitación y después de unos minutos llegó con un vaso y plato
en la mano que contenía un emparedado. Le dejo frente a mi, en la cama.
Nuevamente se estaba burlando de mi.
—No puedo comer, me tienes que dar la comida.
Se estaba riendo a carcajadas, pero se sentó frente a mí a darme de comer y
beber.
—Come eso rápido, si ven que te di de comer van a dejar a un lado.—me
atraganté con el pan.
Al final cuando termine de comer el ya se iba con la excusa de que no podía
estar tanto tiempo aquí y tenía que vigilar cuando su tío y la loca llegarán.
Capítulo 47.
Hoy era mi primer día encerrada; Louise para su repertorio de insultos los
cuales respondí ganándome golpes. Porque es tan patética que no sabe que decir
y tiene que recurrir a los golpes.
—Eres débil, me golpeas porque no sabes que más decir y está es tu única
forma de defenderte.
—Te golpeó porque no te soporto, no soporto ver como juegas a ser la
muñeca perfecta frente a todos.—gruñó haciéndome reír.
Pero me queje al sentí un poco de dolor en mis cosillas porque no tuvo
suficiente con tenerme encima de la cama inmóvil que también tuvo la
delicadeza de lanzarme al suelo.
—Patética.—una patada directo a mis cosillas que me sacó el aire.
Louise me daba lástima; se había intoxicado de pura enviada, que al
principio pensé que sería algo de la escuela, pero ella no llegó a madurar. Para
Louise no podía haber nadie mejor que ella a su lado.
—Te odio Hades.—otra patada.
Maldita sea, no era de hierro. Cada golpe dolía demasiado así que cerré mis
ojos y me puse a pensar en sí Cerbero me extrañaba y que odiaba demasiado
Gian.
Cuando la bruja estaba decidida a seguir galopeándome hasta dejarme
inconsciente, me salve por la puerta que fue abierta por Bruno. Pero a decir
verdad a veces prefería los golpes de Louise antes que los toques de Bruno.
—Sal de aquí Louise. Estoy cansado que la estés golpeando, si sigues así la
puedes matar y se supone que es mi deber.—bramó tomándome en sus brazos
para depositarme en la cama.
—Tenemos un trato; yo no te cuestiono las cosas raras que haces con ella y
tu tampoco me cuestionas a mí.—le recordó, pero eso solo lo hizo bufar y
señalar la puerta.
—Sin mi no eres nada, ahora sal y déjame solo con ella.—auch.
Justo donde le duele.
Cuando nos quedamos solo es imposible para mí cuerpo no estar nervioso
con su presencia.
—¿Qué te hice? ¿Qué hizo Gian y porqué yo tengo que pagar por su errores?
—no puede evitar preguntar.
El me miró unos segundos en los cuales no se veía sorprendido por mi
pregunta, pero si dolido. Se sentó en un lado vacío de la cama queen.
—Tenía una esposa, se llamaba Beatriz, era demasiado hermosa y sabía que
no la merecía, pero no la podía dejar ir.—empezó—No todo era color de rosas en
nuestra relación, pero me sentí dolido cuando mi padre me dijo que ella me
estaba engañando con Gian.
Gian siempre como el mujeriego de la película.
—¿Cómo sabes que era Gian? ¿Cómo sabias que era verdad?
Me miró como diciendo: cállate y déjame continuar.
—No era un secreto que Gian se acostaba con mujeres ajenas. Además ella
iba mucho a su casa con la excusa de querer pasar tiempo con Antonella.
¿Todo esto por engaño? ¿Me estaba secuestrado por un jodido engaño?
—Me estás haciendo pagar algo que yo no hice.
Negó.
—Yo perdí lo que más quería a manos de ese parásito que llamas novio.—
escupió, literalmente—Es justo que el pierda lo mismo en mis manos.
—No es justo.—lloriquee.
—Mato a mi esposa, yo lo veo demasiado justo. Ahora cállate y no molestes
más a Louise que ya estas fea de tantos moretones.
El también me golpeaba, pero no se lo dije. Después lo hacía.
Se levantó a punto de irse, pero lo detuve.
—¿Cómo sabes que Gian mató a Beatriz? Posiblemente fue otro loco como
tú.
Y debí de quedarme callada porque el de regreso y me tomo del cuello
impidiendo una buena respiración.
—Cállate, cállate, no defiendas al idiota que tienes por novio que ni siquiera
conoces bien.
Cuando me soltó no pude evitar toser.
—¿Cuándo?—pregunté.
Solo era un día aquí y ya no soportaba más. Estaba en manos de dos personas
mentalmente inestables y Elio, que no sabía bien que tipo de locura tenía.
—¿Cuándo qué, hermosa?—¿ven? El tipo está loco.
—¿Cuándo va acabar esto?
El negó sonriendo y me dejo un asqueroso beso en los labios.
—Ni siquiera ha empezado.
Sentí mis ojos arder, pero no iba a llora. No le iba dar el gusto de verme mal,
si iba a morir no sería suplicándole a estos locos.
—¿Mi llamada?—pregunté aguantado las ganas de vomitar y llorar al sentir
sus manos por mi cuerpo. Si no pensaba tanto en eso, tal vez ni siquiera estaba
sucediendo. Si lo ignoraba, tal vez así no sentiría sus manos tocándome.
—¿Llamada?—preguntó extrañado.
—Siempre llaman a la persona que quieren hacer sufrir para que sufra más.
Eso fue lo que vi en las películas.
—No creo que eso sea necesario ahora.—fue su respuesta mientras se
levantaba de la cama para esta vez si irse.
Me gustaría decir que después de eso entró Elio, pero no fue así. Eso no tenía
que preocuparme, ya que no somos amigos ni estaba segura que el quiera
ayudarme realmente.
Estúpido Gian. Todo era su culpa por meterse con mujeres casadas.
––––––––––––

Segundo día y puedo decir que estaba un poco mejor ya que me dejaron
ducharme, y tengo que admitir que utilice la ducha para llorar un poco y así no
se escuchaba. No fue con tanta privacidad, ya que había un baño en la habitación
y Bruno estaba detrás de la puerta atento a cualquier ruido extraño.
Seguro me escucho ahogándome con mi propia saliva.
Me coloque la misma ropa con la que había llegado y no estaba mal; tenia
una camisa talla más grande que la mía, además de un pantalón cómodo que m
regalo mi padre. Seguro sabía que en algún momento me podían secuestrar y me
lo daba porque sabía que así estaría cómoda hasta que me encontrarán. Si es que
lo hacían.
Al salir ya vestida, me senté en la cama y extendí mis manos para que
pudieran colocarme las esposas. Luego me acomode mejor para que pudieran
amarrar mis pies con una soga. Esto era demasiado.
Bruno se me quedó viendo feliz, como si estuviera orgulloso de lo que estaba
haciendo. El era un estúpido que me hacía pagar por sus traumas, y me daba
lástima. Bruno y Louise eran dos enfermos consumidos por el odio, pero a
diferencia de Louise, Bruno merecía una gran ayuda ya que perder a alguien que
amas no es fácil y sabrá Dios como el se habrá enterado.
Se sentó a mí lado y empezó con su toques lentos mientras miraba mis
reacciones las cuales intenté que no se notará el pánico que tenía cada vez que
nos encantarábamos en esa situación. No quería imaginar el momento en el que
se cansara de los toques y que fuera por algo más.
—Me gustan tus labios.—dijo delineando mi labio inferior.
No soporte más y moví mi cabeza a un lado.
—No me toques, estúpido loco.—gruñí.
Se empezó a reír y negó para seguir tocándome.
—No estas en posición para decirme que hacer, piccola principessa.—sonrió.
No pude evitar el estremecimiento por el cual pasó mi cuerpo. Ese loco no
podía dañar el apodo que Gian me había dado.
—No me digas así.—volví a gruñir como perro, mejor dicho perra, rabiosa.
—¿Solo Gian te puede llamar así?—se burló.
Esta vez no me dio un poco, si no que adentro su lengua a mi boca,
tomándome con una mano del cabello para obligarme a besarlo.
Cuando se separó, limpio un poco de saliva de la comisura de sus labios para
luego irse de la habitación, no sin antes darme un guiño.
Me quedé tres horas sola mirando hacia la puerta con la esperanza que me
sacaran de aquí. No sabía que hora era, si el sol ya estaba puesto o si ya
anocheció, me tenían cualquier cosa con vista hacia fuera tapada.
Me asuste cuando alguien abrió la puerta, pero admito que me relaje cuando
vi que era Elio quien venía con dos trozos de pizza y una lata de soda.
—¿Se fue el dúo de locos?—pregunté al verlo cerrar la puerta.
—Si, es la única manera que pueda entrar sin que la loca esté encima de mi
como sabueso.—se sentó frente a mi y no tarde en abrir la boca—¿Quién dijo
que era para ti?—preguntó con burla.
—Eres un idiota.
Sonrió.
—Abre la boquita.—colocó la pizza en mis labios.
Ni siquiera me hice de rogar con el hambre que tenía y la abrí de una vez. Lo
único molesto en que Elio me diera la comida era cuando se burlaba de mi para
luego darme de comer.
—Soda.
Me miró con una ceja perfectamente alzada.
—¿Cómo se dice?—la lata estaba a centímetros de mis labios.
—Me estoy ahogando, dame soda.
Me dio la soda y sentí un alivio cuando el líquido frío pasó por garganta.
Estábamos en silencio hasta que un pitido se empezó a escuchar en la
habitación. Era irritante.
—Tu pantalón.—sin esperar una respuesta de mi parte empezó a desamarrar
la soga.
—¡¿Qué estas haciendo?!—grité cuando empezó a sacarme el pantalón y me
lo enseñó.
Justo en el bolsillo trasero, el bordado de cereza que tenía ahí estaba
brillando. Sin preocuparse por si me podía ir, salió de la habitación con el
pantalón y regresó después de unos largos minutos.
—De lo que me salve.—suspiró aliviado.
Lo mire sin poder creer sus palabras y lo aliviado que se veía. Estaban a
punto de encontrarme, yo estaba a punto de salir de este lugar de locos y en lo
arruinó. El no quería ayudarme.
—Vete.—susurre.
—¿Qué?
—¡Quiero que me dejes sola!—grité a punto de llorar.
Sabía que no podía exigir nada, pero mi corazón latía demasiado rápido y
necesitaba espacio. Y me lo dio saliendo de la habitación no sin antes amarrar
mis pies con fuerza.
Y cuando estuve segura de estar sola no tarde en llorar porque era una
estúpida en pensar que Elio me iba a ayudar.

––––––GIAN CACCINI––––––

El día había empezado de lo peor; yo con dolor de cabeza por no haber dormido
el día anterior, mi madre encima de mi diciendo que tenía que encontrar a Hades
y Fabrizzio siendo Fabrizzio.
Ni siquiera tomé desayuno y me fui directo a la casa de Santino que era
nuestro punto de reunión. Odin había descrito como estaba Hades vestida el día
que se le llevaron y eso encendió un bombillo imaginario en la cabeza de Ares
recordando que el había colocado un rastreador en dicho pantalón.
Pero el rastreador lleva una hora dando vueltas así que nos estaban viendo la
cara de idiotas.
—No sé qué esté idiota tiene que hacer aquí.—se quejó Archilles a mi lado
viendo al amigo de Odin quien nos servía de ayuda.
—Porque nos va ayudar a buscar a Hades así que deja tu estúpidos celos.—le
dijo Konstantine antes de darle un golpe.
Ares llevaba tomando su cuarto vaso de whiskey y no dejaba de moverse de
un lado a otro diciéndole cosas a Damien. El chico había venido a ayudar porque
aparte de saber cocinar es un genio con las computadoras.
—No fueron estúpidos.—me miró Atticus, el amigo de Odin—Ellos esperan
que mandemos a alguien para nos demos cuenta que ella no está ahí y burlarse
de nosotros.
Asentí de acuerdo dándole un trago a mi café irlandés.
—Llama a Cato, pregúntale que sabe.—ordené a Dimitri.
Mire a Jawad que se encontraba discutiendo con Hydra sobre su estadía en
mi casa que había durado demasiado, pero con ella quien va a querer estar en
casa.
—¡Deja de joder, te dije que cuando me desocupe regresó a casa!—gritó para
luego colgar el teléfono.
Dimitri me tendió el teléfono y sin preguntar lo tome, sabía que era Cato.
—Dime que tienes.
—Se sabe que esta en Los Angeles, un casa con fachada de vidrio, pero
nunca dio dirección.—informó—También sé que no fue con muchos hombres.
—¿Algo más que tenga que saber?
—No señor.
—Gracias.—colgué.
Me acerque a Ares para quitarle el vaso con licor de las manos, ya era
demasiado. Sabía que se sentía culpable por lo que le estaba pasando a su hija
aún cuando no era su culpa, el sentía que debió protegerla más. Y entendí que
por eso le dicen a Hades la princesa Athens, ella es la debilidad más grande que
tiene Ares.
Lo tomé de los hombros y me miró con los ojos rojizos de haber llorado.
Mentiría si no digo que es una sorpresa para mi verlo de esta manera tan
descuidada y yo era el culpable de eso. Me sentía un cabron.
—Necesito que tomes una ducha y vayas a dormir, ta ves jodido y así no
sirves para nada.—lo mire fijamente.
—Ne-necesito, estar despierto cuando la encuentren.
Mire sobre su hombro como Damien se levantó a tomar un vaso de agua.
—Damien, encárgate de que Ares este estable, llévalo a una habitación.—
ordené y el asintió.
Dejó su botella de agua y ayudó a Ares a subir las escaleras.
—Damien apuntó cinco direcciones.
—Hay que ir a la primera.—Archilles tomó la hoja de las manos de Odin.
Me senté en el sillón más cercano al lado del amigo de Odin y frente a
Santino quien tenía un puro en las manos que le ofreció a Atticus quien lo tomó
encantando.
Me estaba empezando a doler la cabeza.
—¿Qué dijo Cato?—preguntó Jawad desde el suelo con una computadora en
sus piernas.
—Se sabe que están en una casa con una fachada de vidrio.
—¿De Bruno?
No pude evitar tirar de mi cabello frustrado. Podré estar en negocios ilegales,
pero procuraba no meterme en grandes problemas por esto mismo porque se
metían con las personas que más te importaban. Por eso prefería mantener la
fiesta en paz y sobre todo por eso me vine a América.
—Puedo averiguarlo.—dijo Atticus entregándole el puro a Santino.
Odin se sentó a su lado, pero con una gran distancia de diferencia.
—¿Cuánto te va a demorar?—preguntó y el lo tomó de la mano.
Acción que no pasó por alto para Archilles quien los estaba vigilando y lo vi
fruncir el ceño disgustado, pero luego una pequeña sonrisa apareció cuando Odin
apartó su mano.
—Dame tres horas.—le deje un beso en los labios rápido antes de levantarse
—Nos estaremos comunicando, pero ahora mismo tengo coas que hacer.—se
despidió.
—Te acompañó a la salida.—dijo Santino con una sonrisa.
Algo se traían.
Mi teléfono empezó a sonar y todos miramos hacia la mesa donde se
encontraba.
—Ponlo en alta voz.—dijo Damien.
Acepte la llamada y lo coloque en alta voz sin quitar el teléfono de la mesa.
—Tan cerca de tu principessa, lastima que esté día el dragón esta de turno.—
se burlaron al otro lado del teléfono.
—¿Qué quieres? Por algo me estás llamando y si no es para darme respuesta
vete al carajo con tus jueguitos de niños.
—¿Se molesto el mujeriego porque tomaron su juguetito sin permiso?
—¿Qué quieres?—repetí.
Todos estaban atentos a la conversación.
—Ya me diste lo que más quería; la muerte de la abuelo fue como un milagro
de navidad.
Elio era el único sobrino Bruno y el más inteligente de los Provenzano, pero
nunca se lo diría.
—¿Entonces que más quieres? Tienen a mi novia cuando el jodido problema
es conmigo y por algo que no hice.
Culparme por la muerte de la esposa de Bruno fue algo muy bajo por parte
del viejo que mate, pero supongo que era más fácil culparme a decir que fue el
quien causó su muerte. Yo no era el primero con el que ella engañaba a su
esposo, pero siempre es más fácil echarle la culpa al mujeriego.
—Primero quiero hablar con Ares.—pidió.
—Esta dormido.
—Lástima, felicítalo de mi parte, es un buen padre en colocar rastreador a
una chica tan hermosa como lo es su hija.—estaba jugando con mi paciencia.
—Ve al jodido punto.
Escuche su risa.
—¿Quieres a tu novia? Seguirías mis instrucciones, ya tienes la dirección así
que lo demás te lo digo ahora. Nos veremos, estoy en deuda contigo y lo pienso
pagar.—colgó.
Entre todos nos miramos hasta que llegó Santino con un delivery de
McDonald’s y no pude evitar pensar que a Hades le encantaba McDonald’s.
Mi Hades.
—¿Cuál es plan? ¿Mataremos a alguien?—preguntó dejándose caer al lado
de Odin entregándole la bolsa—Tu novio te manda eso.
—Seguiremos el plan de Elio.—dije ignorando los gruñidos del animal de
Archilles al ver la sonrisa cansada de Odin.
––––––––––––
Hoy era el día en que iba a buscar a Hades, mi madre estaba demasiado
exaltada y le tuve que dar un calmante y decirle que se fuera un tiempo con la
familia de Hades junto con Fabrizzio que se había vuelto mágicamente amigo de
Artemis.
Desayune junto con Ares, Damien y Odin. Los chicos no quisieron venir porque
Archilles no quería ver a Odin así que no lo iban a dejar solo.
—No vamos a ir muchos.—le di un sorbo a mi jugo de naranja.
—¿Qué tengo que hacer yo?—preguntó Odin.
Suficiente hizo con llamar a su amigo quien nos ayudó con la dirección de la
casa de Bruno.
—Te quedas en un lugar seguro con Ares.—el mencionado me miró molesto.
—Te dije que yo iría.
Negué.
Hades me mataría.
—Si a ustedes les llega a pasar algo, Hades no me lo perdonaría.
—¿O sea que si perdonaría que yo te dejará morir? No seas idiota.
No dije más nada, ya había tomado un decisión.
Cuando terminamos de comer me aseguré con Fabrizzio que ellos no
saldrían de la casa para luego reunirme con los chicos.
—Esto parece una misión suicida.—dijo Archilles.
—Siempre es un placer morir así.—todos miramos a Santino quien se
encontraba jugando en su teléfono tranquilo.
Iba a seguir el plan de Elio, estaba confiando ciegamente en el. Todo esto era
muy complicado, nadie sabía de la desaparición de Hades, para todos ella estaba
demasiado enferma y piensan que terminamos.
Nos bajamos un poco lejos de la casa para que los carros no llamaran la
atención. El único que de quedaría seria Dimitri para que de encargará de
llevarse a Hades apenas la encontráramos.
—Yo me encargo de los chicos.—dijo Santino sacando la arma del carro—
Los llamaré cuando este listo.
Los seguimos a una buena distancia hasta que después de tres minutos llegó
con pequeñas salpicaduras de sangre.
—Dios mio, este tipo está loco—le dijo Archilles a Jawad.
—¿Qué sigue?—preguntó Konstantine.
—Hay seis hombres en planta baja también hay una chica la cual no se el
nombre, pero necesito que la traigan.
—Yo me encargo de los seis hombres.—dijo Jawad.
—Hay cinco en la segunda donde se encuentra Hades.
—¿Dónde esta Elio?
—Con Bruno en el despacho y es a donde yo tengo que ir.
—El ratito se viene conmigo a buscar a la pequeña demonio.—Archilles
señaló a Santino quien le guiño un ojo coqueto.
—Yo te puedo acompañar.—dijo Konstantine y negué.
Todos me miraron incrédulos.
—Acompaña a Jawad, no quiero que esos seis luego sean doce.
—Pero…—iban a replicar, pero iba a abrir la puerta de la casa. Todo gracias
a que Elio dejó las puertas abiertas.
Jawad me tomó de la mano antes de que pudiera entrar.
—Nosotros primero.—dijo Konstantine.
Ellos entraron primero y demoraron seis minutos hasta que Jawad nos hizo
pasar.
—Rápido, sólo hemos visto a tres.
Yo busqué el despacho mientras los otros subían. Antes de entrar toque mi
bolsillo trasero para confirmar que tenía lo que necesitaba.
Abrí la puerta y vi como los dos compartían risas hasta que Bruno se giro y
me vio.
—Sorpresa.—le sonreí sacando el arma de mi bolsillo trasero.
Y el también sacó la suya.
—È passato così tanto tempo, figlio di puttana.—gruñó disparando, pero lo
logré esquivar.
Traducción : Ha pasado tanto tiempo, hijo de puta.
—Ma non abbastanza.
Traducción: Pero no lo suficiente.
Saque mi otra arma y le dispare directo en el hombro, mire a Elio que no se
encontraba contento con eso así que como venganza hizo lo mismo haciéndome
soltar el arma con que le dispare a su tío, pero aún tenía la otra.
La que el me había dado.
—Me jodiste la vida, me quitaste lo que único que siempre quise y tenía.—
estaba llorando.1
Joder con el loco.
—¿Quieres saber quién te quito lo que tanto amabas? Pregúntale a tu
hermano, pero a mi no me jodas.—le di justo en el pecho como me dijo Elio.
Y vi a Bruno caer ante mis ojos.
Lamentablemente no muerto, pero si inconsciente.
—Esperaba más drama.—se quejo Elio con una pequeña sonrisa.
Mi hombro dolía.
—No te quiero ver en mi jodida vida.—me di la vuelta para salir del lugar
—Te acompaño.—no le respondí.
A duras penas tome mi teléfono que empezó a sonar, pero el chico a mi lado
lo tomó.
—Dame eso.
Me ignoró tomando la llamada
—No le dejen, está herido.—colgó.
Cuando llegamos afuera me encontré con Hades y su cuerpo lleno de
moretones en los brazos de Dimitri.
Pero sentí como mi cuerpo hervía de la molestia al ver a una chica de rodillas
llorando por su miserable vida. No sentía el dolor en el hombro cuando me
acerque y la tomé por el cabello para que me mirara.
—Sorpresa zorra, se que te acabo el juego.—no en estrellarla contra el suelo.
Nadie me detuvo la tercer vez que lo hice, pero a la cuarta la apartaron de mi.
—Suficiente, estas herido.—dijo Elio, pero sabía que eso no le importaba.
Algo tenía en mente, pero esta vez no le podía dar el gusto.
—No me jodas, estúpido loco.—me gire hacia Jawad.—El arma.
Me miró inseguro, pero al final me la dio.
Louise todavía seguía tirada en el suelo.
—Arrodíllate.—le dije, pero no sé movió y sin que lo dijera Santino la
acomodo encantado.
—Por favor, por favor.—su voz casi ni se escuchaba.
Sus suplicas para mi no eran nada porque no le fue suficiente meterse con
Hades una vez que fue tan estúpida en querer hacerlo nuevamente, pero ya no
más. Se acabaron sus oportunidades.
—La primera vez te salió gratis, pero esta se las pagas—no dude en darle un
tiro en la frente acabando con su vida.11
Una rata menos.+
Capítulo 48.
En el hospital estaban la familia de Hades a excepción de Morfeo que se
quedó con Damien, también estaban las chicos y por supuesto Odin. Mi mamma
y Fabrizzio querían venir, pero les dije que mejor visitarán a Rachel cuando
estuviera en casa.
Ellos al igual que los chicos se iban justo el día después de la exposición y
cena de Hades.
Para mí desgracia también estaba Stephen y Azael quienes fueron unos
intenso preguntando por Hades todo este tiempo. Los odiaba. Malditos imbéciles
que creían tener alguna oportunidad con Hades.
—¿Cómo te está tratando la soltería?—preguntó Stephen y lo mire fingiendo
demencia.
Me señalé con una sonrisa. ¿Soltero? ¿Yo?
—No lo sé, respóndeme tú.—me levanté del asiento en cuanto vi aparecer el
doctor—Porque a la que vine a ver es mi novia.
Lo deje con la palabras en la boca y me acerque a Ares, Odin, Artemis y
Jayde quienes hablaban con él doctor.
—Ya pueden pasar a verla, pero preferiblemente que sea grupos pequeños así
nos evitamos problemas. —dijo mirándonos a cada uno—Hades esta bien, solo
tiene unos cuantos golpes que tiene que cuidar.
—Gracias doctor.—dijo Jayde con una sonrisa.
Se veía nerviosa, pero feliz.
—Yo voy a ser el último en verla, ustedes y los otros idiotas tomen su
tiempo.
Ares me miró, cuestionando mi decisión, pero antes que pudiera replicar me
aleje para sentarme cerca de los chicos y lejos los dos babosos.
—¿Ya podemos ir a verla?—preguntó Jawad y asentí.
—Pueden ir después de la familia, yo quiero ser el último.
Quería estar a solas con ella.
—Nada de movimientos bruscos, si viste como estaba mallugada—no pude
evitar reír con el comentario de Konstantine.
Yo sabía que las cosas con Hades irían como tortuga, pero no me importa
con tan de tenerla siempre a mi lado. Ella realmente se había metido en mi
sistema y parecía imposible sacarla de mi.
—Lo sé.—fue lo único que respondí.
Cuando la familia de Hades salió de la habitación vi la mirada que me dio
Ares y me preocupe. ¿Algo le había pasado a Hades? Si el jodido doctor dijo que
estaba bien.
Ares se acercó a nosotros.
—Tienen que estar preparados para lo que sea.
Nos miramos entre nosotros.
—¿A que te refieres?—negó.
—Ya lo veras por ti mismo.
Y el muy idiota se fue antes de pudiera preguntar que estaba pasando. Ahora
yo estaba molesto y preocupado, tanto hospital privado para que al final el
doctor no dijera las cosas como eran.
—No creo que sea tan jodido, tal vez este exagerando.—trató de relajarme
Archilles, pero el igual se veía preocupado.
Ellos le habían tomado demasiado cariño a Hades y no era por menos, si ella
los trata como si fueran bebés.
Cuando vi salir con una pequeña sonrisa burlona a Stephen que iba dedicada
a mi casi se la borra de un golpe. Maldito idiota enamorado, Hades seguro ni un
beso le ha dado.
—Al fin el karma hace su trabajo.—no pase por alto la burla en su voz.
—Cállate.—le gruñó Azael y casi hace que me agrade el chico, casi.
Los chicos se levantaron y después de darme una mirada se fueron. Stephen
aprovecho para sentarse a mi lado y se me quedo viendo.
—¿Qué?—pregunté sin verlo—Si no tuviste oportunidad con Hades menos
conmigo así que deja de estar mirándome.
No lo soportaba más, quien diría que antes le diría alguna mentira y ahora no
lo soporto.
—Me alegra ver quien eres en realidad; un hipócrita que nunca fue mi
amigo.
Rodé los ojos.
—Bien por ti, ahora deja de joder que fuera del trabajo te agarró a golpes si
es necesario para cerrarte la puta boca.—gruñí.
Ya no lo soportaba más. Había tenido días jodidos, estaba preocupado por
Hades y sin contra las otras cosas que tenía pendiente. Lo menos que necesitaba
era escuchar un idiota hablar, mi paciencia ya se había agotado.
Cinco minutos fue lo que se demoraron para que luego salieron con un
Archilles con los ojos llorosos.
Me acerque a ellos rápidamente.
—Esta jodido.—dijo Archilles antes de que entrará a la habitación.
Cuando entre me encontré con Dimintri viendo a Hades preocupado y
cuando me miro lo vi temblar.
—Sal.—no dijo nada y salió.
Me acerque a la cama de Hades y cuando nuestros ojos conectaron ella
frunció el ceño.
—¿Quién eres?—preguntó y sentí como todo el oxígeno salió de mi cuerpo.
Era como un puñetazo directo a la boca del estómago.
Esto tenía que ser una jodida broma.
—Soy Gian, tu novio.—ni en broma le iba a decir que habíamos terminado.
Negó.
—Mi novio es Damien.
Cerré fuertemente los ojos y le pedí a Dios paciencia. Me acerque hasta
sentarme en la esquina de la camilla y tome su mano que apartó rápidamente.
—Damien es solo tu amigo, pero tu y yo somos novios.—asegure y ella me
miró unos segundos y volvió a negar.
Me lleva el diablo.
—No te conozco y agradecería que te levantaras y te fueras.—señaló la
puerta.
No le hice caso.
—Piccola principessa.
—No me digas así.
Me sentía frustrado. El idiota de Elio me aseguro que no había nada grave en
ella, no debí de creerle.
—No puede ser que te hayas olvidado de mi cuando antes decías que era lo
mejor que te pasó en la vida y que no podías vivir sin mi.—era un jodido
mentiroso, pero seguro ella lo pensó y nunca me lo dijo.
Me miró indignada.
—Yo nunca te dije eso, estúpido italiano.—se tapó la boca y no pude evitar
levantarme furioso.
—¿Era una jodida broma?—la señale y ella asintió comandando a reír.
—Y eres un jodido mentiroso, nosotros terminamos y yo nunca dije que no
podía vivir sin ti.19
Ni siquiera me importo y la tomé del rostro para estampar sus labios contra
los míos.
Cuando me separe deje un suave beso antes de alejarme.
—Lo siento tanto amor, no tenías que pasar por nada de eso.—susurre.
—Solo espero que me digas toda la verdad Gian.
—Y te la diré, no voy a esconderte más nada porque no te quiero dejar ir.
Ella sonrió antes de alejarse de mi.
—¿Me dijiste amor?
No pude evitar reír al ver su emoción.
—¿Te gusta?—asintió.
—Prefiero que me digas amor antes que piccola principessa.
—Pensé que ese te gustaba.
Ella asistió antes de recostarse.
—Me gustaba hasta que un loco empezó a llamarme así, tal vez debas
empezar a llamarme el amor de tu vida.
No pude evitar acariciarle el rostro lleno de moretones.
—¿Qué tan mal fue?—pregunté y admito que tenía miedo de la respuesta.
—Fui fuerte, no deje que eso me ganara.
Todo era mi culpa por estar metiendo mi pene donde no debía.6
—Lo siento, se que no sirve nada, pero prometo que vamos a estar mejor.
No dijo nada durante unos segundos.
—¿Nuestro hijo?—preguntó con una pequeña sonrisa.
—Tuvo un buen cuidado con Morfeo.
—El médico dice que puedo ir mañana a casa y es fabuloso ya que tengo que
prepararme para mi evento.
La mire dudando un poco.
—¿No vas a esperar un poco más? Estás llena de moretones.
—No voy a dejar que nada ni nadie me arruine un momento que estuve
esperando desde hace mucho.
La vi removerse y juguetear con nuestras manos juntas. Sabía lo que quería
decir.
—Esta muerta y desde ya te digo que no me arrepiento.
No se movió.
—¿Y Bruno?
—Esta vivo, no podía matarlo.—hice una pausa—Pero el no será problema
ya que lo van a ingresar a una clínica para ayudarlo.
—Bien.—asintió y se acercó hasta que su boca estuvo cerca de mí oído.—
¿Puedes traerme McDonalds? Tengo un poco de hambre y necesito algo que me
dé fuerzas.
Reí sin poder evitarlo.
—Me van a regañar si me ven con eso.
Se alejo y cruzo sus brazos molesta.
—Entonces no creo que puedas ser mi novio nuevamente, y recuerda que
tengo a una fila de chicos tras de mi.
No le hice caso y saque mi teléfono para tomarle una foto donde salió
sacando la lengua justo como una niña. Se la envié a Fabrizzio para que dejara
de joder y preguntar como estaba su cuñada/ próxima novia.2
—Mamma quiere verte, está muy preocupada por ti.—me miró sorprendida
—No te sorprendas, que hasta Cato esta atento a cómo te encuentras.
—¿Cuándo va a regresar Cato?
—Pronto.
.
Hades estaba feliz viéndome colocarle las zapatillas porque según ella, yo la
tenía que tratar como la reina que era ya que estaba delicada.
—Nada de comidas rápidas y con grasa, necesita comer más frutas y
verduras, señorita.—le regaño el doctor, pero ella ni se inmutó solo asintió.
—Yo me encargo de eso.—respondió Ares por ella.
Me levante y sacudí mi pantalón.
—Nada de movimientos bruscos por una semana.—no pase por alto la
mirada que me dio el doctor y escuché a Hades reír.
—¿Eso es todo? De verdad quiero irme.
—Ya tu padre sabe de las medicinas y el ungüento que te tienes que colocar
en las heridas.—señaló la puerta.—Eso sería todo, se pueden retirar.
Hades camina lento y se quejaba que le dolía un poco las costillas, me quiso
convencer que la cargará, pero no lo hice, eso la lastimaría más.
—¿Con quién te vas?—preguntó Ares.
Ella nos miró indecisa.
—¿Puedo ir con Gian?—sonreí.
—Está bien. Llevaré algo de comer.
—¿McDonald’s?—preguntó y Ares asintió.
Lo mire incrédulo. El doctor había dicho que nada de comida grasienta y eso
era lo primero que el le compraba. Lo mire fijamente esperando que dijera que
era broma.
—Nos vemos en la casa. Te amo.—le dejo en beso en la frente.
Cuando estuvimos en la puerta del hospital me miró extrañada y señaló el
estacionamiento.
—¿No vas a ir a buscar el auto o piensas que nos vamos caminando?
Cuando iba a responder llegó Dimitri con la camioneta.
—No me apetece manejar.—respondí abriendo la puerta del auto para que
entrara.
Cuando me senté a su lado ella ya le estaba exigiendo a Dimitri que cambiará
de canción.
—Me alegra saber que estas bien.—dije atrayéndola a mis brazos y escuche
un quejido así que la acomode mejor en mis piernas.
—Si, a pesar de todo no dejaré pasar las terapias con la psicóloga.
—¿Podemos ir juntos? Quiero ayudarte y saber cómo hacer las cosas mejor
para ambos.
—Lo pensaré, todo depende de las cosas que me cuentes.—acarició su nariz
con la mía.
—Señor.—nos interrumpieron—¿Dónde nos dirigimos?
Rodé los ojos.
—A casa de Ares.
Volví mi atención a Hades.
—¿Qué le dijiste al cabron de Stephen?—cambié de tema.
Ella intentó bajarse de mi regazo, pero no se lo permití. Terminó mordiendo
mi mejilla y no tuve otra opción que soltarla porque me mordió fuerte.
—¿Sobre qué?—se rio al ver mi mejilla lastimada—Además pensé que era
tu amigo.
—Un idiota que se quiere coger a tu novia no se puede considerar amigo.
—Pero no somos novios.
La ignore en todo el viaje, solo estaba intentado provocarme y no se lo iba a
permitir. Tenía un plan y lo iba a seguir.
Cuando llegamos a la casa, se bajó con tanta prisa del auto que terminó
lastimándose más las costillas.
—Joder, pero haz caso.—la regañe al ver cómo corría a la puerta con todo y
dolor.
Cuando entremos fue abordada por un lloroso Morfeo y un emocionado
Cerbero.
—Te extrañe mucho.—sollozo—Artemis me dijo que te fuiste de casa
porque yo era muy molesto.7
El mencionado soltó una pequeña risa. Hades le susurro algo en el oído a
Morfeo que lo hizo sonreír.
Tomé a Cerbero en brazos ya que se encontraba muy exaltado, pero Hades lo
tomó dándole besos y abrazos.
Cuando todos se calmaron con los besos y abrazos fuimos al patio trasero
esperando que Ares llegara con la comida.
—¿Los chicos porque no están aquí?
—Están con mi mamma buscando qué ponerse para la exhibición, cómo van
demasiado periodistas quieren llamar la atención.
Acarició mis mano lentamente mientras me miraba.
—¿Y tú ya tienes lo que te vas a poner?—preguntó y asentí.
Le dije a mi madre que comprara lo que sea.
—Tengo algunos amigos que van a ir, siento que el lugar va a estar
demasiado lleno.—habló Artemis.
—El lugar es espacioso y ese día no está abierto a todo público, tuvieron que
comprar un boleto especial.—Hades explicó.
Nuevamente estaba sentada en mis piernas, pero esta vez fue por voluntad
propia. Ella simplemente se dejó caer sin decirme nada y no es como si me
quejaría de tenerle encima de mi.
—Ya papá llegó.—aviso Morfeo llegando con las bolsas de comida y le
entrego una especialmente a Hades y otra a mi.
Cuando la chica en mi regazo vio lo que traía su bolsa no tardo en fruncir el
ceño y ver a su padre quien venía caminando viendo su teléfono.
—¿Qué pasa?—pregunté empezando a comer mis papas fritas.
Ella miró mis papas con anhelo.
—Me compro una jodida ensalada con una botella de agua.—se quejo
mirando a su padre que se sentó al lado de su esposa.
—Recuerda lo que dijo el doctor.—le señaló la ensalada.
—Ya no eres mi padre favorito.—dejo la ensalada en la mesa.1
—Soy el único que tienes.6
Hades me miró y sonrió, pero no dijo nada.1
No podía comer tranquilo viéndola con los brazos cruzados y removiéndose
a cada rato encima de mi así que deje mi comida a un lado y tome la de ella.
—Abre la boca.—tome un poco de tomate y pollo con el tenedor, ella apretó
los labios y negó.
Nadie estaba sorprendido de la actitud de Hades, supongo que están
acostumbrados a sus caprichos de niña.
—¿Cambiamos de comida?
En otras circunstancias lo haría, pero como dijo el doctor, ella tiene que
comer bien.
—Vamos amor, abre la boca.—insistí y después de unos segundos la abrió.
—Tienen que tratarte como bebé para que hagas caso.—Artemis la provocó.
—No me molestes.—tomó mi hamburguesa y la acercó a mi boca.
Mire a Ares que miraba la escena con una sonrisa burlona. No puede evitar
rodar los ojos.
—Yo puedo comer solo.—trate de quitársela, pero negó.
—Abre la boquita.
—Vamos, no dejes a mi hija esperando.—Ares jodiendo como siempre.
No confiaba en el con su teléfono en mano.
—¿Quién soy?—pregunté antes de que pudiera seguir acercando la
hamburguesa a mi boca.
—Gian Caccini.—respondió como si fuera lo obvio.
Negué.
—¿Quién soy para ti?
Ella negó.
—No voy a decir que eres lo que ya tu sabes que no eres.
—Entonces deja es hamburguesa donde estaba y deja que te siga dando la
comida yo.
Acerco su rostro lentamente al mío y rozó nuestros labios, pero cuando pensé
que íbamos a empezar un beso en realidad ella metió la hamburguesa
forzosamente en mi boca y la escuché reír junto con los demás. No me importo;
me gusta verla feliz que arrastrándose triste por la situación que había ocurrido,
eso significaba que no se habían absorbido todo su veneno.
Capítulo 49.
Aún estaba en las piernas de Gian, pero había terminado mi ensalada de mala
gana.
—Tenemos que hablar.—dijo mi madre mirando sutilmente a Morfeo quien
hablaba con Artemis sobre un nuevo juego que quería probar.
Tome la mano de Gian y le di un apretón.
—Morfeo.—llame captando su atención—Gian me dijo que para volver a
tener tu confianza quiere llevarte a comprar unos juegos.
Miro a Gian sin confiar en el así que le di un peñizco en la mano para que
respondiera.
—¿Es en serio lo que dice?—preguntó con el ceño fruncido.
Mi madre me veía agradecida, pero mi padre no se veía muy complacido.
—Claro, hasta podemos invitar a tu novia.—le sonrió y apretó tan fuerte mi
mano que la tuve que soltar. Estupido, me la debía.
Morfeo se encogió de hombros.
—Somos amigos.—se levantó de la mesa—Voy a ir a buscar unas cosas, no
me dejes o le digo a Hades que no vuelva contigo.
No pude contener la risa y mi padre tampoco.
Cuando Morfeo se fue, Gian se giró su rostro para verme fijamente.
—¿Qué fue eso? Te digo que yo no tengo ningún complejo de Santa Claus y
que no me importa si mil personas están molestas, no voy a terminar contigo.—
hablo solo para que nosotros escucháramos.
Le di un beso en l mejilla.
—Si sales con Morfeo consideraré salir contigo.—dije antes de levantarme.
Me miro por unos segundos, pero antes que pudiera reclamar algo llego
Morfeo con una mochila.
—Nos vamos.—sonrió hacia mi pequeño hermano, levantándose.
—¿Con que permiso te vas?—gruñó papá.
Morfeo miró a mamá y ella asintió.
—Adiós.—se fue antes que mi padre dijera algo, con Gian pisándole los
talones.
Esperamos unos minutos hasta que mi padre pudiera empezar a gritar.
—¿Por que dejaste que se fuera?—le reclamo a mi madre quien lo miró
molesta.
—Es un niño, no lo tienes que arruinar con tus cosas.
Mire a Artemis que no se encontraba muy feliz con la situación.
Creo que sabía por donde iba todo esto así que me fui a sentar al lado de
Artemis, quien cuando me vio me dedico una sonrisa.
—Bueno, si es algo serio prefiero que sean solo ustedes dos quienes hablen
con Morfeo o papá solo.—me metí en la discusión. Error.
Mamá me miró ofendida.
—Hades, ni si quiera sabes lo que estamos discutiendo.
Se más que tú madre, pensé.
—Entonces explícale, madre.
Mire a papá que me miraba preocupado y asustado.
—Tú padre—lo señaló—Se dedica a cosas ilegales.
Mire a papá que tenía los ojos cristalinos.
—Hades, cariño…—negué para que no siguiera hablando.
—¿Va a llorar?—murmuró Artemis.
—Ya lo sabía.
Todos me miraron sorprendidos.
—¿Qué?¿Cómo?—preguntaron al unísono.
—¿No estas decepcionada?—preguntó papá y negué.
Me levante para quedar a su lado y el se levanto estando frente a mi.
—Siempre me haz apoyado y estás ahí para mi, no eres mal padre. ¿Como
podría odiarte?
No me respondió. Me estrechó en sus brazos y contuve un quejido, mis
costillas estaban sufriendo, pero no importaba.
Cuando nos separamos le di un beso en la mejilla y volví a sentarme al lado
de Artemis.
—¿Te molestaste con papá?—le pregunté y me miró incrédulo.
—Claro, el no puede esconder algo así de importante y menos a mi que
trabajo con el.
—¿No sospechabas?
Se encogió de hombros.
—Como sea, espero que se lo digan a Morfeo.—asentí de acuerdo con el.
Mamá miró a mi padre y el rodó los ojos.
—Yo me encargo así que ya deja de verme como si hubiera matado a
alguien, Jayde.—gruñó.
Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que recordé que necesitaba ver
a mis amigos.
—¿Dónde está mi teléfono?
—Lo tiene Gian.—respondió.
Ese idiota.
¿Qué estará haciendo con Morfeo?
—¿Puedes prestarme tu teléfono?
Cuando me paso el teléfono busque el contacto de Odin.
—Stephen me estuvo preguntando por ti.
—Cuando tenga mi teléfono le voy a escribir.
Marque el número de mi mejor amigo y al tercer tono contestó.
—Hola ágapi.—canté.
Lo escuche reír.
—Pero miren quien apareció, voy corriendo a tu casa.
—¿No estás trabajando?—cuestione.
—El jefe me debe algunos favores.
No pude evitar reír.
—¡¿Te acostaste con el?!—chille.
—Ya voy para allá.—colgó sin responder mi pregunta.
Mi padre me extendió la mano y negué.
—También voy a llamar a Damien.—aclaré.
—¿Por que el chico ya no trabaja con nosotros?—mamá me miró extrañada
y me encogí de hombros.
—Consiguió un mejor trabajo en algo que le gusta.
No era tanta la mentira. Pero no le iba a decir la parte de donde Damien la
jodio y lo botaron.
Trate de llamarlo cinco veces, pero en ninguna contesto así que me tome el
atrevimiento de enviarle un mensaje para decirle que ya podía venir a verme y
también le dejé un mensaje a Odin para que llamara a Amber.
Le devolví el teléfono a mi padre.
—Ya mande tu vestido a la lavandería, tiene que estar impecable.—aviso
Jayde.
Le sonreí agradecida.
—Gracias mamá.
—Voy a llevar a mi novia.—soltó Artemis.
Me giré a verlo.
—¿Novia?—asistió.
—Y no me haga más preguntas que no voy a responder.
Le creí.
Así que solo apoye mi cara en la mesa, cansada.
—Stephen ya alquilo la sala en el hotel.
Stephen siempre de bueno haciendo cosas que no le competen.
—¿Todavía le gustas?—rode los ojos al escuchar el tono burlón en el que
habló Artemis.
—Es un buen hombre.
Cerré mis ojos mientras los escuchaba hablar.
—Pero a ella le gusta el italiano estirado.
—Pero ella está mejor sola y encerrada en la casa. Ya olviden el tema.—
puntualizó papá.
Pasaron unos minutos en que se la pasaron discutiendo sobre algunos temas
hasta que mi madre preguntó algo que nos dejó a todos sorprendidos.
—¿Quien fue el que te mantuvo capturada? Tu padre no es muy hablador.
Abrí mis ojos rápidamente y mire a papá en busca de respuesta. El sabía que
había sido Amber y Bruno.
—La ridícula sombra de los Parks.—le respondió mi padre.
Ella lo miró extrañada.
—La perra de Louise, mamá.
Mi madre nos miró sorprendida.
—No se que te sorprende, Jayde. Yo siempre te dije que esa niña era un
parásito problemático.
Sin que mi madre pudiera decir algo, apareció Odin salvándome. Llego a mi
y beso mi frente.
Se giró a ver a mis padres.
—Disculpen la interrupción, pero estaba ansioso de ver a la niña.
—Llévatela, por favor. Antes que empiece con sus caprichos de querer
comer cosas que no puede.
Cuando me levante le di un golpe en la cabeza a Artemis quien se quejó con
mamá como si fuera un niño pequeño.
—Voy a estar en la habitación.
Tome la mano de Odin para llevarnos hacia nuestro destino.
—¿Tú novio?—preguntó mientras subíamos las escaleras.
—Llevo a comprar unas cosas a Morfeo.
Cuando entramos me recosté con cuidado en la cama a su lado y no tardo en
cambiar su posición colocando su cabeza en mis piernas.
—Entonces, ¿como te sientes?
—Como si necesitara una bolsa de papas fritas con nugget.—suspiré.
—¿Tienes que estar a dieta?—rio.
Jale un poco de su cabello ganándome un quejido.
—No hablemos de mis desgracias y mejor dime si le escribiste a Amber para
que viniera.
No se movió y lo tome del rostro. Me miró con una pequeña sonrisa.
—Es nuestro tiempo juntos, no la necesitamos.
La verdad no estaba sorprendida.
—Eres increíble.—rodó los ojos.
—Te ves bien.
Asentí de acuerdo.
Todo era un proceso mental. Me recordaba dónde estaba, con quienes
estaban y sobre todo que yo era la dueña de mi cuerpo y mis decisiones. Nadie
me iba a arruinar si yo no lo dejaba, me paso una vez y no dejaría que eso pasara
más.
Me sentía bien, pero igual debía de cuidar mi salud mental y no dejar nada
suelto. Además que el tema de acostarme con Gian me estaba comiendo la
cabeza así que necesitaba tiempo.
—Lo sé, pero igual quiero volver a tener mis citas con la doctora Phora.
Se levantó sin decir nada y yo solo lo mire mientras se estiraba.
—Levántate que quiero ir a comer algo.
—¿Vamos a salir a comer?—negó.
Admito que me decepcioné.
—Si salimos a comer no te vas a controlar.
Tenía razón, pero no se lo diría. Me levante con su ayuda y sin decir ni una
palabra hasta llegar a la cocina.
—¿Que vas a cocinar?—pregunté sentándome en la isla.
Tomó un yogurt y granola de la nevera y lo mezclo todo en plato hondo para
después sentarse frente a mi.
—Nada pesado, ya había almorzado.—sonrió.
Lo mire acusadora.
—¿Con quién fuiste a comer?
Me miró fijamente y sonrió burlón.
—Con nadie que te interese.
—¿Fue con Archilles o Atticus?
Se metió una cucharada en la boca y me ignoró.
—¿Estas lista para tu día? Tengo un traje que seguro te mueres de lo perfecto
que me veo.—cambio de tema.
Bien podría reclamarle, pero estaba tan emocionada que lo dejaría pasar.
—Todo va ser fantástico.—callé y le di una sonrisa—Invita a Atticus. Es una
orden.
—Está bien—ni siquiera lucho.
Ahí había drama y yo iba averiguarlo.
Me quede una hora con Odin y fue muy reconfortante, pero se tenía que ir ya
que dejo un caso pendiente.
—Me avisas si quieres que te acompañe mañana.—dejo un beso en mi
frente.
Puse pausa a la película.
Después de que el terminara su comida su Iliana la habitación nuevamente a
ver una película nueva que estaba en Netflix donde salía Tom Holland.
—Te amo. Recuerda avisarle a Atticus, corre por mi cuenta.
La puerta de abierta y se dejó ver a Gian quien venía con un pote de helado.
—Llegó tu príncipe mafioso. Nos vemos perra.—se fue rápido al ver el ceño
fruncido.
Gian llegó y se sentó a mi lado.
Dejo el helado en mis manos con una cuchara.
—Gracias—deje un beso en su mejilla.
Lo abrí y no tarde en empezar a comerlo ansiosa. Estaba delicioso.
—Es artesanal. Fue un poco difícil conseguirlo, pero sabía que iba a valer la
pena.
Maldito.
Estaba derritiendo mi corazón e iba a caer rápido ante el.
—¿Quieres empezar hablar sobre lo que tenemos pendientes?—directo al
punto.
Necesitaba cerrar este ciclo.
Se acomodó mejor cerca de mi.
Sentí como el aire se estaba volviendo tenso así que antes de que pudiera ser
más incómodo le metí una cucharada de helado a la boca. Al principio estaba
sorprendido, pero luego lo saboreo.
—¿Te gusto?—asintió.
—Me hubiera gustado saborearlo en otra parte .—ignore el comentario.
—No te escucho hablando.—me atraganté de helado.
—Prefiero que me hagas las preguntas sobre lo que quieres saber.
Tomó una fuerte respiración.
—¿Cómo fue que entraron en los negocios ilegales?—tenía curiosidad.
—Gracias a mi padre, el comenzó esto como una broma, pero al final le
temiendo yendo bien así que nunca lo dejó. Cuando el murió, nosotros tampoco
lo dejamos.
¿Cómo una broma? No quiero saber el humor que se cargaba el padre de
Gian.
—¿Tu eres la tapadera del negocio?—lo escuché reír.
—Si. Nunca fui bueno manejando eso, pero a Fabrizzio siempre le llamó la
atención.
Le metí una cucharada de helado a la boca nuevamente y espero tragar para
responder.
—¿Qué le hiciste a la esposa de Bruno?
—Juro por Dios que solo me la folle, no tenía motivos para matarla.
No pude evitar rodar los ojos.
—¿Por qué Bruno te acusa?
Sentí sus dedos trazando sus círculos en mi pierna.
—Ser mujeriego me trajo muchas cosas malas y el padre de Bruno se
aprovechó del título que tenía para acusarme de algo que el hizo.
Me quede estática al escuchar lo que dijo.
¿El padre de Bruno era quien había matado a su esposa? Que feo caso.
—¿Ibas a tenerme siempre en la ignorancia?—comí un poco más de helado.
Negó.
—Necesitaba tiempo, además no sabía como decirlo ya que siempre
reaccionas de maneras inesperadas.—fue su turno de comer helado.
Ya no tenía más curiosidad por ahora. Tampoco es que me quería meter de
fondo en sus cosas ya que eso era algo de él y no era que quisiera estar
involucrada mi saber a cuánto vende sus cosas.
—Ya no tengo más preguntas.—tape el helado.
No dijo nada así que lleve mis ojos hacia el para ver que sus ojos estaban
fijos en mi.
—¿Sabes que te amo?—asentí así que fue acercando su rostro y cuerpo cerca
de mi. No me moví.
Cerré los ojos y me repetí que quien tenía frente a mi no era ningún
desconocido. Cuando abrí mis ojos nuevamente lo vi un poco lejos de mí. Se
veía un poco desganado.
Iba a preguntar que pasaba, pero un bostezo me interrumpió.
—Disculpa.—sonreí.
Tomó el helado de mis manos.
—Voy a guardar esto en la cocina para que tomemos una siesta, ¿está bien?
—Está bien.
Vi como salió de la habitación y no pude evitar tomar una gran cantidad de
aire para luego soltarlo como si me estuviera desinflando.
Gian realmente se estaba comportando muy bien conmigo
Me acomodo mejor en la cama para poder dormir y cuando Gian regreso me
dio un beso en la frente para luego acostarse a mi lado.
—Descansa Giancito.—murmure y lo escuché reír.
—Descansa pequeño demonio.
——————————
Me levanté por el sonido de un teléfono sonando con insistencia. Mire a Gian
quien ya se había levantado a tomarlo y empezó a gruñirle a la persona que
estaba en el teléfono.
—¿Tú hermana desapareció y piensas que es mi jodida culpa? ¿Sabes? Di lo
que quieras,mi abogado se comunicará contigo.—colgó.
Lo vi cerrar los ojos y murmurar algunas palabras inetendibles en italiano.
—¿Algún problema en el que te pueda ayudar?—pregunté tomando su mano
y la apretó.
—¿Que tan buen abogado es Odin?
—El mejor. Si pasa algo dime en lo que te puedo ayudar.
Tomó algo de la mesita de noche que estaba a su lado y me entregó un
teléfono.
—El que tenías antes no era seguro, me tome la molestia de comprarte uno
nuevo.
Se levantó de la cama y lo vi ponerse sus zapatos rápidamente.
—Gracias, ¿que hora es?
Miró su reloj que se encontraba en su muñeca.
—Diez con treinta minutos de la mañana.
Estaba sorprendida, habíamos dormido desde ayer. Me levante para empezar
arreglarme.
—Tengo una cita con la psicóloga.—no había hecho ninguna cita, pero sabía
que me iba a aceptar si se encontraba vacío.
Dejo de acomodar su ropa para verme.
—¿Por que no me dijiste?—gruñó buscando su teléfono para escribir algo.
Rodé los ojos.
Me acerqué a su lado y lo abracé.
—Relájate viejito, puedo decirle a mi padre que me acompañe.—coloque mi
cabeza en pecho.
—No me digas viejito. Vamos juntos, ya mande a buscar cosas para
arreglarme.—Me separé.
—Me voy arreglar, puedes ir a la cocina si deseas algo de comer.—asintió.
No espere una respuesta y me adentré al baño. Me quita lo ropa y mire en el
espejo como estaba llena de moretones, seguro empezarían hablar de que Gian
me maltrata.
Entre a la regadera hasta tener todo mi cabello empapado, me iba a tomar mi
tiempo para bañarme y lavar mi cabello. Sentirme limpia y fresca.
Cuando salí de la ducha, tome mi tiempo para colocarme mis cremas y
aceites. No iba a maquillarme. Cuando salí de la habitación me encontré con
Gian vestido diferente escribiendo algo en su teléfono.
—¿Que estaba haciendo tanto tiempo en el baño?—tenía una sonrisa pícara
en sus labios.
—Lo que tú piensas.—le seguí el juego.
Busque mi ropa interior para luego girar y ver que se encontraba en su
teléfono todavía. Así que como flash me quite la toalla para empezar a vestirme.
Cuando mis ojos se fueron a el, lo descubrí mirándome.
Sus ojos se veían fascinados y un tanto hambriento.
—¡Me viste!—lo señalé y el negó.
Carraspeo.
—Loca, vístete rápido que tenemos cosas que hacer.
Me coloqué un vestido y mis zapatillas. Cuando termine de arreglarme
bajamos a la sala de estar donde me dijo que estaban mis padres hablando.
—¿Vas a salir?—preguntó mamá con el ceño fruncido.
—Si, tengo una cita con Phora.—respondí alertando a mi padre.
—¿Todo bien? ¿Necesitas algo?
—Está todo bien, papá. Ya antes de que preguntes llevo mis medicinas
conmigo y voy a desayunar con Gian.
—Lo sé. Nos veremos más tarde.—le lancé un beso que fingió atrapar y
colocar en su corazón.
—Cuídate.—fue lo único que dijo mamá.
Salí con Gian y lo esperé hasta que trajera al auto. Salude a algunos chicos
que nos iban a estar siguiendo. Cuando el auto llegue me monte y tropecé
lastimándome más las costillas.
Reí para no llorar.
—Vamos al Café Gratitude.—empezó a manejar.
—Está bien, tengo ganas de unos waffles con pollo frito.
Lo vi reír, pero no entendí el chiste hasta que llegamos al lugar y el pidió
crepa de nueces de la india, fruta fresca, yogurt de coco, jarabe de maple y
nueces. Nada grasiento.
—Te aseguró que está delicioso, solo come saludable hoy y mañana.
Después de esos días comes como quieras.
No dije nada y empecé a comer. Tengo que admitir que todo estaba delicioso,
pero no se lo diría.1
—No tengo cita con la doctora,ella siempre me acepta.—expuse—Pero está
la probabilidad de que no me pueda atender esta vez.
Se encogió de hombros comiendo un poco de de fruta.
—No importa, te llevo a donde sea que quieras ir.
Al terminar de comer decidí llevarme un poco de yogurt de coco y frutas ya
que la combinación era deliciosa.
—Puedo subir sola.—gruñí al ver a Gian vigilando que subiera bien al auto.
Habían unos cuantos paparazzi captando todo y riéndose de mi. No se
acercaban porque los hombres de Gian tenían cara que te arrancaban los brazos
con la boca.
—Dime la ubicación.
Le ladre la ubicación para empezar a comer mi yogurt.
1

Cuando llegamos al lugar había terminado la mitad del yogurt y obliguen a


Gian a comerse la otra parte.
Cuando llegamos a la clínica saludé a la recepcionista Cardigan.
—Cariño, tiempo sin verte.—sonrió.
—Necesitaba hacer una visita a este lugar.
Le dio una mirada a Gian quien estaba a mi lado antes de guiñarme un ojo.
—Estas de suerte, la siguiente cita es dentro de una hora. Pasa antes que sea
tarde.
Le sonreí agradecida para luego tomar de la mano a Gian u guiarnos al
consultorio.
Toque la puerta dos veces hasta que discute un: pase.
—Hola Doctora Phora.—sonreí y ella me devolvió la sonrisa.
Sus ojos se fueron a Gian, mirándolo con curiosidad.
—Tomen asiento, por favor.—señaló las sillas que estaban frente a ella.
Estaba un poco nerviosa ya que era algo nunca había compartido con nadie,
muchas veces mi padre quiso venir conmigo y me negué. Ahora esto es algo que
quise a ser junto con Gian, era un gran paso para nuestro relación.
—Un gusto en conocerla.—Gian tomó asiento cuando vio que estaba sentada
—Soy el novio de Hades, Gian.
Ella me miró esperando que le dijera si eran ciertas sus palabras y asentí.
—¿Qué trae a Gian a nuestra sesión?—preguntó buscando su típica libreta.
Acomodó sus lentes antes de mirarnos.
—Quiero que el sea parte de esto, es un paso que no he dado del todo y
pienso que ya es el tiempo.—asintió.
—¿Qué piensas de eso Gian?
—Quiero ayudarla, se que puede hacerlo sola. Pero siento que yo también
puedo cooperar y entender que pasos debo tomar para hacerlo mejor para ella.
Me iba hacer llorar.
—¿Haz estado en alguna situación que te ha flaqueado tus logros? —asentí.
—Pero no deje que eso me dominara, siento que logre manejarlo.
La vi apuntar unas cosas.
—Tengo entendido que Gian es un mujeriego.6
El mencionado se removió en la silla con una sonrisa.
—Era.—aclaró.
—No va a ser difícil soltar esa cadena que tiene Hades, ya que le falta poco
por ser libre de ella.
—Es cuestión de paciencia.—dije las palabras que siempre repetía.
—Exacto.—dejo la libreta a un lado—Podemos empezar las sesiones cuando
estén listos. Hoy no puedo ya que llegaron de sorpresa.
—Gracias.
Tome la mano de Gian para salir del lugar.
—¿Que vas hacer ahora?—preguntó mientras salíamos del lugar.
Tenía que ir a la galería para asegurarme que todo lo de mañana estuviera en
orden. Confiaba en mis amigos, pero siempre hay algo que queda suelto.
—A la galería.
—Te dejó ahí y voy al trabajo de Odin.
La situación con la hermana de Lorraine no me gustaba para nada. Tenía
miedo que algo le pasara a Gian, mi padre o a los chicos.
—¿Crees que me llamen a mi?
Me dio una rápida mirada.
—No lo sé, pero por si acaso hay que estar preparados.—le quito la alarma al
auto.+
—Tienes razón.
Capítulo 50.
Es hoy. Es hoy.
El momento que espere desde hace unos meses, ha llegado. Siento que era un
paso grande para mi; ahora si iba tener críticas que irían directamente hacia mi y
no a alguien estaba en el anonimato.
Más que asustarme me sentía emocionada.
—Levántate.—moví a Gian quien se encontraba durmiendo a mi lado.
Quedarme a dormir en la casa de Gian fue algo inesperado, pero agradable.
Su made me recibió con muchos abrazos y comida, por otra parte su hermano
era gracioso y me gustaba ayudarlo a molestar a Gian.
—¿Que hora es?—preguntó sin abrir los ojos.
—La hora que te levantes.—dije mirando el reloj que maraca las ocho de la
mañana.
De la emoción me levante temprano. Mis padres vendrían en dos horas a
desayunar con nosotros, fue algo que acorde con Antonella, la madre de Gian.
Me levante de la cama decidida a darme una ducha y vestirme para bajar.
—Son las ocho de la mañana. ¿A que hora viene tu familia?—preguntó ya
despierto.
—A las diez—dije entrando al baño.
Mi baño terminó cuando Gian toco la puerta diciendo que era su turno y solo
para molestarlo me demoré un poco más en vestirme. El vestir y el baño eran
uno solo además de que era espacioso.
—No eres graciosa.—dijo cuando salí del baño intentando darme un beso,
pero me aleje.
—Yo solo beso a mis novios.—me reí a ver su expresión molesta.2
—¿Me estas jodiendo?—negué con mi cabeza de un lado al otro—¿Cuanto
tiempo seguiremos con eso?
No le respondí, pero logré empujar su cuerpo dentro del baño y cerrar la
puerta.
—¡Te espero abajo!—grite antes de salir de la habitación.
Fui directo a la cocina donde me encontré a los chicos somnolientos
escuchando a Antonella hablar.
—Y quiero que te comportes Fabrizzio, nada de estar insinuandote frente a la
familia.—regaño mientras revolvía algo en la estufa.
Me tape la boca para no reír.
—Buenos días .—me hice notar.
Ella se giró a verme con una sonrisa para luego seguir caminando.
—Ciao ragazza, estoy cocinando lo huevos revueltos y otras muchas cosas.
—¿Necesita que la ayude?
—Te dirá que no porque ama cocinar.—respondió Fabrizzio.
—Exacto, siéntate ahí con lo niños. Tú familia pude venir más temprano si
quiere, llámalos.—estaba tan emocionada que me pegaba sus buenas vibras.
Mire a los chicos que me miraban todos con una sonrisa.
—Hoy es el día, pequeña demonio.—Jawad tenía una sonrisa.
Fabrizzio palmeó el asiento que estaba a su lado.
—Siéntate al lado mío, próxima novia.—Reí y me senté a su lado.
Me envolvió en un abrazo y dio un sonoro beso en mi mejilla.
—Gian me dijo de la dieta, pero igual te hice unas tostadas a la francesa.
—Pero somos italianos. Irónico.3
—Gracias Antonella. Tú hijo solo me tiene comiendo hierbas.—exagere.

Saque mi teléfono del bolsillo para llamar a papá que contesto al segundo.
—Ya vamos para allá.—gruñó.
—Den thélo na polemíseis.—murmuré.1
Traducción: No quiero que pelees.
—Pero si el me provoca.
—Por favor.—rogue.
—Ya veremos. Te cuelgo que tú madre está intensa.—colgó.
Antonella apago la estufa para luego sentarse frente a Fabrizzio y justo llego
Gian que cuando me vio al lado de su hermano frunció el ceño para luego
sentarse frente a mi.
—¿Podemos quedarnos en casa viendo una película y comiendo pizza?
Quiero un día tranquilo.—dijo Archilles.
—Quiere algo tranquilo porque ayer se bebió hasta lo que no había del bar.—
se burló Kounstantine—Todo porque conoció a alguien que por primera vez no
está detrás de él.
Antonella lo miró curiosa.
—¿Que pasa hijo?
Apareció un pequeño mohín en los labios de Archilles.
—No quiero regresar a Grecia.
Jawad a su lado le dio un golpe.
—Vaya a trabajar y suelta ese capricho, idiota.
—¿Odin es el capricho?—Todos asintieron a excepción de Antonella.
No sabía que decir. Pero si ya pasado tanto tiempo y Odin no ha dicho nada,
mejor que lo de estar y no insista.
—¿A que hora viene tu familia?—cambio de tema Gian.
—Tienen que estar por llegar.
—Chicos, vayan llevando la comida al patio trasero. Vamos a desayunar allá.
Iban a protestar, pero una mirada los hizo callarse. Todos nos levantamos y a
pesar de que Antonella dijo que no llevará nada, yo quise tomar alguna cosas y
ayudar.
Esta vez si me senté al lado de Gian y frente a mi habían cuatro asientos
vacíos para cuando llegaran los demás.
—¡Hades!—el grito de Morfeo me hizo a ver hacia la puerta y como venía
corriendo hacia mi para abrazarme.
—No estes corriendo así.—lo regaño mi padre.
Mamá ya estaba hablando con Antonella.
Cuando todos estuvimos en la mesa empezamos a comer. Casa quien podía
elegir lo que quisiera, pero al parecer Gian no lo entendía porque me sirvió una
cantidad absurda de frutas y solo una tostada francesa sin miel.
—Yo me podía servir sola.—me queje empezando a comer.
Ni siquiera le tomó importancia a mi comentario y empezó a comer sus
huevos revueltos.
—Es lindo estar así todos reunimos antes de irnos a Italia. Gian es muy
amargado y pensé que no aceptaría.
—¿Tan pronto se van?—pegunto mamá.
—Si, tenemos responsabilidades que no pueden esperar.—respondió
Fabrizzio.
—¿Y ustedes parásitos?—le preguntó mi padre a los chicos.
—También nos vamos mañana.
—Seguro y nos va a extrañar.
Mi madre se adentro a una conversación con Antonella, Artemis con
Fabrizzio y Morfeo con Jawad preguntándole si le había dolido el tatuaje que
tenía en la cabeza.
Mire a Kounstantine que me miraba fijamente y Lugo miraba a Gian. Le hice
una mueca y el rio.
—Deja de estar viéndonos, pervertido.
—Solo quiero saber si este desayuno familiar significa que ustedes volvieron
a estar en una relación.
Antonella nos miró emocionada. Era demasiado lindo como estaba feliz por
la situación incómoda en que estaba yo. Yo sola porque Gian tenía una sonrisa
que no le cabía en el rostro.
Cabron.
—Eso es grandioso. Podríamos pasar la navidad en Italia todos juntos.
Me gustaría mucho que eso pasara, pero no sabía si mi padre estuviera de
acuerdo.
—A mamma le gusta ver la casa llena.
Mi padre me miró y me encogí de hombros atragantándome de comida.
—¡Genia!—exclamó Morfeo.—Nunca hemos pasado navidad fuera del país.
—Es un placer aceptar tu invitación, Antonella—dijo mi padre para mi
sorpresa.
El desayuno transcurrió tranquilo y sin discusiones por parte de Gian y mi
padre ya que el primer mencionado casi nunca hablo en toda la comida.
——————————
Ya en la tarde se había unido Odin quien venía hablar con los chicos, Gian y
mi padre sobre lo sucedido con Louise. Así que aproveche que estaba sola en el
patio para llamar a Damien.
—¿Hola? ¿Quién allá?
—Damien, ¿te haz olvidado de mi?—fingí que estaba llorando.
—Nunca, me alegra escuchar tu voz.
Sonreí.
—¿Te veré hoy?
—Si, realmente esperaste mucho por esto y no me lo puedo perder por nada.
Me recosté en la tumbona cerca de la piscina.
—Tengo un regalo para ti.
—¿Tengo un cuadro especialmente para mí?—preguntó y puedo apostar que
está sonriendo.
—Si, se que te va a encantar.
Escuche un ruidos.
—Tengo que colgar, pero prometo llamarte.
—Está bien. Surte.—colgué.
Gian llegó a mi lado con una botella de agua que me entregó sin decir nada.
La abrí para darle un largo trago.
—Sabía que mi plantita tendría sed.
—No seas molesto que en el desayuno ni hablaste. Estas raro.
Me sonrió con burla.
—¿A que hora es el evento?
—A las cuatro de la tarde.—dije tranquila tomando otro trago de agua.
El me miró preocupado.
—¿Por eso es que todos adentro se están arreglando? Son las dos de la tarde.
¿Todavía hay tiempo? Si, yo sentía que todavía había tiempo.
—Faltan dos horas. Relájate.
—¡Hades Athens!—el grito de mi madre me hizo saltar fuera de la tumbona.
La vi señalándome con molestia.
—¿Que pasa?—Gian se colocó a mi lado.
—Pasa que se tiene que ir a bañar.—negó disgustada—Vayan a bañarse que
ya pronto tu padre viene con la comida y después se comer se tiene que arreglar
para llegar a tiempo.
Gian sin dejarme responder me tomó en sus brazos para caminar dentro de la
casa. Cuando llegamos a la habitación me tiro en la cama y antes que pudiera
levantarme sus labios chocaron con los míos.
Mentiría diciendo lo aparte con la excusa de que no somos novios porque lo
tome del cuello para acércalo más a mi. Extrañaba mucho sus labios.
Cuando besaba a Gian trataba de concentrarme en el quien era que me tenía
en sus brazos y nadie más. Solo éramos nosotros dos.
—Te amo.—dijo cuando se separó de mi.—Ahora vete a bañar mientras yo
arreglo unas cuanta cosas.—me dio espacio para que saliera de la cama.
No me quise demorar en el baño porque tenía que salir a alisarme el cabello
y eso tomaba su tiempo. Tendría que comer y planchar el cabello a la vez.Solo
de pensarlo me daban ganas de llorar.
Salí del baño molesta porque no contraté a una estilista, pero la verdad no me
gustaba que cualquiera manejara mi cabello.
—¿Puedes traerme la comida a la habitación? Olvide que me tengo alisar el
cabello.—dije mientras los veía desvestirse.
Me miró con una sonrisa seductora.
—¿Te gusta lo que ves?—rode los ojos.
—Sabes que tes ves bien.
Se acero a mi como un depredador a su presa.
—¿Sabes que es lo mejor?—tomó mi mano para pasarla por todo a abdomen.
—Que todo esto es tuyo.
Y así de rápido como se acercó, se alejó después de jugar con mi sistema
nervioso. Maldito. Entrando al baño como si nada.
Me puse ropa interior y me quede con una bata Cartier de Gian que me
quedaba un poco grande, pero esa cómoda.
Me senté frente al tocador mientras conectaba la plancha.
Decidí hablar un poco con Amber a ver como iban las cosas.
Amber: Todo va quedar perfecto.
Amber: Apuesto un millón a que estas en ropa interior todavía sin
arreglarte.
Reí.
Hades: Envíame tú cuenta para depositar.
Hades: El tiempo pasa demasiado rápido.
Cuando Gian salió del cuarto de baño, tenía su cabello goteando agua. Tenía
un pantalón, pero no tenía camisa. Lo hacía con todas sus intenciones porque me
miró con una sonrisa.
—Ya voy a buscar nuestras comidas.—avisó.
—Puedes quedarte con los demás, yo voy a demorar un poco aquí.
—Te voy acompañar. Ya regreso.—salió de la habitación así que decidí
empezar con mi tortura.
Cuando llego Gian con la comida me sentí feliz al percibir el olor a pizza. Se
sentó a mi lado con cuatro pedazos de pizza y dos latas de Coca Cola.
—¿Puedes darme la comida?—abrí la boca antes que pudiera negarse.
Tomó una silla para sentarse a mi lado y empezó a darme de comer mientras
yo seguía con mi cabello.
Una hora después habíamos terminado de comer y yo todavía no terminaba.
—Ya déjatelo así.—lo mire horrorizada.
—Puedes ir a arreglarte tu por mientras. Ya casi termino.
—Los demás ya se fueron.
No me sorprende. Mi mamá siempre amaba llegar temprano para llevarse lo
mejor.
—Está bien, vamos a llegar tiempo.
——————————
Íbamos tarde.
Cuando llegamos, el lugar estaba lleno de paparazzis fuera así que al salir
tome la mano de a Gian y una avalancha de periodistas y fotógrafos se nos vino
encima. Al instante los apartaron de nosotros.
—Hades, ¿Es cierto que tuviste problemas de maltrato con Gian?—preguntó
uno.
—Totalmente falso, simplemente soy mala en equitación.—fue lo que me
dijo mi padre que dijera.
Nos abríamos paso para poder llegar a la puerta del lugar.
—Gian, muchos hombres dicen no mereces a Hades ya que es mucho menor
que tú y que merece algo mejor.
Mire a Gian quien negó sonriendo.
—Solo están celosos de que yo estoy con ella y ellos no.—me tomo más
fuerte de la mano para caminar más rápidos.—Se acabaron las preguntas.
Cuando entramos a la galería no pude evitar sonreí al ver todo tan perfecto y
el lugar estaba lleno. Yo había llegado un poco tarde, pero lo mejor siempre se
hace esperar.
—¡Hades!—Amber grito viniendo hacia mi junto con Thomas.
Ambos se veían hermosos; Amber con su vestido plateado con un gran
escote y Thomas con su traje negro, pero no tenía camisa dentro.
—Me alegra que estes bien.—dijo Thomas en medio el abrazo que nos
estábamos dando los tres.
—Tengo algo que mostrarte.—dijo Amber tomando mi mano.
Mire a Gian quien tenía las manos en el bolsillo mirando todo y a todos. Me
acerqué a él y le di un beso rápido en los labios.
—Thomas, ¿puedes enseñarle el lugar a Gian?
—¿No me lo puedes ensañar tú!—se quejó.
Volví a darle un beso que lo dejó sonriendo.
—Prometo que no me voy a demorar.—asintió inseguro.
Me deje guiar por Amber hasta que llegamos al pasillo de la fotografías
donde había una de nosotras juntas.
—Quería saber si la podía tener, no importa si no cobro por un tiempo.
Mire a la pintura y luego a ella.
—¿Le preguntaste al dueño de la pintura?
—Thomas la puso de tu propiedad, me dijo que hablara contigo.
—Te la regalo, no le tienes que pagar nada.
Me abrazo fuerte.
—Gracias.
Ella había estado conmigo en cada paso para lograr mis sueños, se hacía
cargo de administrar la galería. Yo era la que estaba agradecida con ella.
—No me tienes que agradecer nada.
—¿Vamos a buscar a los chicos?—pregunto, pero mi vista se quedó en el
hombre que veía una fotografía de Amber y Thomas en la lluvia dándose un
beso.
—Dile a Gian que estaré aquí.—dije para caminar hacia Stephen.
Cuando estuve a su lado se giró a verme.
—¿Disfrutando del arte?
—Todo está demasiado hermoso, estoy orgulloso de ti.—dijo antes de
estrecharme en sus brazos.
—Gracias, también tengo que agradecer que te hicieras cargo del hotel y los
periodistas.—le devolví el abrazo.
Cuando nos separamos nos miramos fijamente.
—Sabes que haría lo que fuera por ti.
—Y no deberías, pero lo agradezco.
Saludamos a algunos amigos de mi padre que entraban al pasillo así que nos
fuimos al pasillo de al lado.
—Hades…
No lo deje terminar.
—Te apreció, pero como amigo.
Se veía desanimado así que tome su mano.
—¿Nunca me viste de otra manera?—negué.
¿Cuando iba aparecer Gian mágicamente? No era muy buena manejando
estas situaciones.
—Eres un hombre magnífico, pero no es con quiero establecer una relación
más que amigos.—apreté su mano antes de que quisiera alejarse de mi—Se que
ignoras a muchas chicas hermosas que quieren estar contigo, pero estas muy
encaprichado conmigo para verlo.
Asintió.
Hay una chica.
—Entiendo. Solo amigos.—sonrió.
Le di un beso en la mejilla.
—No quiero que después de esto me dejes a un lado.
—Nunca.
Después la conversación nos quedamos discutiendo sobre las pinturas y
fotografías. Se quejó conmigo porque no pudo conseguir una pintura que quería
ya que iba hacer para la subasta que se haría en el hotel.
—La puedes conseguir en la subasta.—lo animé.
—Si, realmente deseo esa pintura.
—Lo creo, tiene que ser muy hermosa.
Asintió.
—Es necesario para ponerle un fin a todo.
No entendí sus palabras, pero fingí que si.
Escuche un carraspeo detrás de nosotros y nos giramos a ver un tipo quien
traía un look desordenado, pero que le quedaba perfecto.
—¿Me permite un minuto con la signora?—preguntó pero parecía más una
afirmación.
—¿Lo conoces?—Stephen lo miró con desconfianza.
No conocía al tipo de ningún lado, pero el parecía conocerme bien.
—Tal vez no me recuerdes, pero soy Luigi Agazzi.
¿Luigi? El muerto que estaba vivo.
—Si lo conozco, puedes dejarnos solos.—Stephen me miró inseguro, pero al
final se fue después de darme un beso en la mejilla.
—Quería confirmas que estuvieras bien y que fingir mi muerte sirvió de
algo.—dijo cuando vio que Stephen estaba lo suficientemente lejos.
—¿Por que tienes que fingir tu muerte? Ya todo acabo.—negó con una
sonrisa.
—Hasta que el loco no esté bien y encerrado no es bueno que yo ande como
por ahí como si nada.
¿Pero entonces que hacia aquí tan confiando? Bien lo loco de Bruno podría
aparecer.
—¿Gian sabe que estas aquí?—seguro el y Fabrizzio se molestarían al saber
que está vivo.
Ni hablar de Antonella.
—No porque es un secreto.—apareció Elio frente a nosotros.
—¿Que haces aquí?—cuestioné.
Toco la pintura que estaba frente a nosotros a pesar de había un letrero que
decía no tocar.
—Ver si seguías igual de hermosa.—sonrió—Y el molesto de Luigi quería
verte antes de irse a Colombia.
—¿Colombia?—pregunté confundida.
—Entre menos sepas mejor.—se giró a ver a Luigi—Se rápido que el idiota
de tu amigo no tardara en venir por ella. Lo encontré hablando con la pelirroja
hermana de la perra loca.
¿Lorraine estaba aquí? Perra descarada.
—Me alegra que estes bien.—dejo un beso en mi mejilla antes de irse casi
corriendo con Elio.
Estaba sorprendida hasta que sentí como me giraban. Gian.
—Fue bueno ir con Thomas. Ya me he gastado veinte mil dólares.—confesó.
Tomó mi mano mientras me guiaba a algún lugar.
—¿Fue una buena compra?
—La mejor.
No me pude quedar callada y pregunté
—¿Qué hace Lorraine aquí?
—Vino con Rachele y a disculparse porque su abogado le avisó que no
tenemos nada que ver con la desaparición de su hermana.—le restó importancia.
Odin lo había arreglado.
—¿Crees que la gente le gusta lo qué hay aquí?
Asintió dándome un beso.
—Amenace a unas cuantas personas que se querían llevar mis pinturas y
fotografías. Te aseguro que ellos están encantados con todo lo qué hay aquí.
1——————————
Capítulo 51.
Había olvidado escribir el discurso de agradecimiento y que seguro
conmovería a muchas personas. Ahora tendría que pasar vergüenza porque iba a
inventar.
Busque entre las mesas la mirada de Gian quien bebía vino con su vista fija
en mi.
Bueno, es ahora o nunca.
—Quiero agradecerles a mis amigos y familia por apoyarme en este sueño
que se hizo realidad. Sin ellos no estuviese aquí.—pause y empezaron los típicos
aplausos—Plutón le quiere dar la oportunidad a todos de dar a conocer el arte
que sale del alma y corazones de las personas que pusieron sus trabajos en
nuestras manos con el fin de darse una oportunidad. Solo puedo decir gracias por
estar aquí y apoyar a estas personas talentosas.
Mire a Amber buscando ayuda, pero la desgraciada solo tenía una sonrisa
burlona.
—Es un placer saber quien está detrás de la galería Plutón.—me dio una
sonrisa—Gracias, Hades Athens.
Mire al público y sonreí hacia donde estaban mis padres y hermanos
específicamente, les lancé un beso que mi padre no me decepcionó y atrapó.
—Gracias a ustedes por esta oportunidad.—fue lo que dije antes de bajar de
la tarima e ir a mi lugar al lado de Gian.
—Pase vergüenza.—me queje haciéndolo reír.
—Tú no conoces lo que es vergüenza.
Ignore su comentario mientras miraba como era el turno de Azael de subir a
hablar.
—Llego el momento más esperado de la noche; la subasta donde estaremos
dando a conocer nuestras mejores pinturas y el mejor postor se la lleva su casa.
—anunció Thomas—Pero antes, con ustedes Azael Stone quien nos trae la
pintura que fue muy pedida esta tarde.
—Está pintura fue creada antes de conocer a la musa y dueña de mi
inspiración, en esos momentos. Espero que sea un placer de ustedes verla, cómo
fue el mío de pintarla.
No se si fue idea mía o me dio una rápida mirada.
—Ahora viene un cuadro que fue muy pedido, pero para desgracia de ellos
era para subastar.
El cuadro era de mi y es demasiado hermoso.
La sala se llenó de demasiado ruido y yo no podía dejar de mirar el cuadro.
—Me alegro que les hay gustado el cuadro, me tomó un tiempo, pero todo
valió la pena con una buena inspiración.—Azael me había dibujado.
Joder.
Mire a Gian a mi lado que no dejaba de ver el cuadro.
—¿Que tal si empezamos con mil dólares?—preguntó Amber con una
sonrisa.
—¡Treinta mil dólares!—gritó un desconocido.
—¡Treinta y cinco mil dólares!—gritó Stephen y mi vista fue a parar
inevitablemente en el.1
¿Ese era el cuadro que quería para ponerle fin a su capricho conmigo? Raro.
—¡Cien mil dólares!—gritó mi padre ganándose un golpe por parte de mi
madre.
—¡Un millón!—gritó Archilles viendo directamente hacia Gian.
—Un millón por el hermoso griego, ¿quien da más?
Mire a Gian esperando algo.
—¡Siete millones!—termino gritando Jawad.
—¿En serio?—murmure.
—¡Veinte millones!—grito Gian dejando a todos sorprendido.
Miró fijamente a Amber.
—¡Vendido al italiano!—ni siquiera lo dudo.
—¿La estas extorcionando?—cuestione indignada y el solo sonrió feliz.
—Ese cuadro siempre fue mío.—fue su única respuesta.
Gian ni siquiera se movió para buscar el cuadro, mando a Dimitri.
—Parece la pareja estrella se robo la atención este día, ya que el cuadro que
veremos no es de nada más que de Gian Caccini y fue hecho por su novia Hades
Athens.
Casi me caigo de la silla al escuchar como decían que éramos novios, pero lo
que más me dejó mal fue que el cuadro no estaba en venta. Era mío.
—¡Diez mil!—gritó una señora mayor.
Tome una fuerte respiración para no volverme loca.
—¡Sesenta mil!—gritó Lorraine.
—¡Ochenta mil!—gritó Rachele.
Sentía la vista de todos en mi. Era ahora o nunca.
—¡Veinte millones!—grité la misma cantidad que Gian.
Todo el mundo dejó de decir sus precios al escuchar el mío. No me iban a
quitar lo que me pertenece.
Gian tomó mi rostro para que pudiera verlo.
—No tenías que pagar tanto.
—No me importa el dinero. Ese cuadro es solo mío y se supone que no
estaba en venta.
Ahora tendría que recortar mis gastos para poder pagar eso. Valía la pena.
—Quiero recordarles que todo este dinero será donado para aquellos jóvenes
que no pueden pagar su educación y nosotros queremos darle ese apoyo para que
sigan sus sueños y no se rindan.—recordó Amber.
Había pensado mucho en que donar el dinero, al final decidí irme por la
educación que era algo importante y muchas personas no podían permitírselo.

Se hicieron las ocho de la noche y ya era tiempo de irnos. Esta vez no me


podré quedar en casa de Gian ya que el saldría temprano en la mañana y tengo
que admitir que eso me ponía un poco triste. Me gusta dormir con el.
—¿Por que estas así? Hoy fue un buen día.—dijo amarrando mi cabello en
una coleta.
Estamos esperando que Dimitri el auto ya que Gian no confiaba en la gente
del hotel.
—Voy a extrañar a los chicos, hoy ni siquiera pasamos tanto tiempo juntos.
—lo abrace para poder inhalar el aroma que desprendía su ropa—También
quiero dormir contigo.
—Está bien, puedo quedarme en tu casa e irme mañana temprano.
El sonido de un auto pitando nos aviso que Dimitri ya estaba aquí.
Cuando nos montamos al auto coloque mi cabeza en sus piernas para dormir.
Hoy de la emoción me había levantado temprano y no había dormido nada en
todo el día.
—¿Estas seguro que te vas quedar a dormir conmigo?—pregunte dejándome
llevar por las ganas de dormir.
—Si, duerme que yo te aviso cuando llegamos a casa.
Cuando llegas a casa, Gian intento levantarme, pero fingí estar dormida para
que terminara cargándome en sus brazos.
—¿Que le hiciste?—escuche que papá preguntó.
—Se durmió en el auto. Me voy a quedar a dormir, pero mañana me voy
temprano.
—¿Le dijiste?
¿Decirme que? Volvíamos a los secretos.
—Todavía así que diéteme tranquilo.—sentí cómo subíamos las escaleras.

Cuando llegamos al cuarto y me dejo en la cama, decidí abrir mis ojos.


—¿Estuviste despierta todo este tiempo?—negué levantándome de la cama
para ir al baño.
Realmente estaba cansada, pero me tome el tiempo para quitarme el
maquillaje mientras que Gian se bañaba y cuando el término, fue mi turno.
Termine de vestirme en el baño y cuando salí, Gian estaba recostado con
Cerbero entre sus brazos.
—¿Estas dormido?—pregunté al estar recostada a su lado.
—Si.—respondió con los ojos cerrados.
—Ya no tengo ganas de dormir.—mire a Cerbero que estaba en medio de
nosotros.
—Pero yo si, además me tengo que levantar temprano.—rode los ojos.
—¿Tienes que irte temprano mañana?
—Si. Ahora a dormir.
—¿Que te dijo Lorraine?—pregunte.
Resoplo y abrió los ojos.
—Odin logro obtener las cámaras de vigilancia de los lugares donde
estuvimos, además yo declaré que quería saber el paradero de la rata para darte
celos.
—Es lo más estupido que he escuchado en mi vida.
—Pues me creyeron. No hay nada que mi encanto y el dinero no puedan
lograr.
—¿Podemos jugar a contarnos secretos?—Bostece.
Negó.
—Vamos a jugar a dormir.—me dio la espalda—Buenas noches.
Pensé que era una broma, pero no se movió por unos largos minutos y
después lo escuché roncar ligeramente. Idiota.
———————————————
Me levante por el sonido de mi teléfono que no me dejaba dormir tranquila.
Me sorprendí al ver el nombre de Fénix.
—Espero no haberte despertado.
—No, ya estaba despierta. ¿Necesitas algo?
—Gian dejó unos papeles que se supone tenía que llevarse a Italia. ¿De
casualidad no iras a verlo pronto? Son papeles importantes.
No estaba entendiendo nada.
—Gian no está en Italia.
El me hubiera dicho ayer que se iba.
—El me dijo que se iría de hoy y no regresaría dentro de unos meses,
¿mintió?—se escuchaba desconcentrado.
Me hice la loca y fingí recordar.
—Cierto, tienes razón. No me acordaba, pero déjame los papeles hoy en la
tarde.
—Gracias.
—De nada. Besos—colgué.
El maldito idiota se había ido a Italia sin decirme nada, como si mis
sentimientos fueran de papel y nosotros no estamos en una relación. Me dejo a
un lado.
Tome la almohada más cercana y hundí mi cara en ella para poder gritar los
más que podía. Cuando quita la almohada de mi rostro , Cerbero desde el suelo
me veía extrañado.
—Tú padre te abandono.—hizo un sonido lastimero como si entendiera mis
palabras y le dolieran. Lo tome en mis brazos para darle besos.
Intenté llamar a Gian, pero no contestaba tal vez porque todavía se
encontraba en el avión. Estaba a punto de llorar de lo molesta que estaba, así que
preferí llamar a Odin quien contestó al tercer tono.
—¿Que pasa? Es muy temprano para recibir llamadas.—lo había despertado.
—Gian me dejo.
Iba a venir el llanto.
—No es una buena broma.—se escuchaba más atento y mi llanto apareció.
—El se fue a Italia. Ese idiota se fue sin decirme nada.—llore más fuerte.
¡No quería llorar!
Pero me sentía abandonada; como un perrito dejado en la carretera. Nadie
debería de abandonar a sus perritos en la carretera.
—Cálmate. Ya me estoy vistiendo para ir hacia allá.—escuché algo caer—
¿Ayer no te dijo nada?
Ni siquiera podía pensar en otra cosa que no fuera el estupido que tomó un
avión y se fue sin pensar en dejarme si quiera un mensaje. Un maldito mensaje
que no le costaba nada ni le iba a tumbar los dedos.
—Habló algo con mi padre, pero no estoy muy segura.
—Pregúntale que fue lo que le dijo mientras me esperas.—colgó.
Mire a Cerbero quien me miraba curioso con su lengua colgando a un lado.
Salí de la habitación rumbo a la cocina donde sabía que todos estarían
desayunando ya que suelen levantarse temprano.
Papá estaba con una taza en su mano revisando algo en su teléfono, Mamá
comía su avena y mis hermanos unas tostadas con mermelada.
—Hola.—deje a Cerbero en el suelo y me senté frente a papá quien me
sonrió.
—Buen día cariño, ¿que quieres comer?
Lo que quiero comer no está aquí.
—No tienen nada de buenos.—gruñí.
—¿Estuviste llorando?—preguntó Morfeo viéndome detenidamente el
rostro.
—No.—me cruce de brazos.
Maná rodó los ojos y dejó a un lado su avena.
—Deja esa actitud de niña y dinos que es lo que pasa.
—Que tu esposo nos diga.—lo señale con una tostada que tome del plato de
Morfeo.
—¿Que hice?
—Gian.
Solo tuve que decir eso para que se atragantara con su café y sonreí. No me
tenía que alegrar por eso, pero le ocurrió por ocultarme cosas.
—No estés sonriendo que me pude morir.—me regañó.
—¿Que hizo Gian que culpas a papá?—habló Artemis.
—No lo sé, pero papá sabe algo.
Todos miramos a mi padre para presionarlo a hablar.
—El me dijo que te iba a contar que se iba ir a Italia por un tiempo, pensé
que ya lo sabías.
Tome el jugo de Artemis que se quejó, pero no me lo quito. Le di un trago y
me levante se la mesa para irme
—¿Donde vas?
—A sentirme traicionada en mi habitación.1
—Deja la inmadurez y ven a desayunar.1
—Cuando venga Odin le dicen que me lleve un yogurt de fresa.
No espere una respuesta y casi corrí a mi habitación con Cerbero quien
pensó que estábamos jugando.
Pensé que haría algo productivo al estar en mi habitación, pero solo me
recosté en el suelo con Cerbero en mi espalda y viendo mi teléfono.
No tarde en enviarle un mensaje a Amber.
Hades: …
Amber: ¿Pasó algo con Gian? ¿Te pasó algo?
Amber: Ayer fue un día perfecto. Necesito que pongas a trabaja
nuevamente esas manos con pinturas nuevas.
Hades: ¿Quien es Gian?
Hades: ¿Donde estás?
Se tardo un momento en responder.
Amber: Con Thomas, pero si me necesitas lo puedo ir.
Hades: Disfruten. Besos a ambos.
Deje el teléfono a un lado y suspiré. No sabía que hacer y no quería pintar
porque lo primero que venía a mi mente era Gian y lo mucho que extrañaba a los
chicos.
La puerta de la habitación se abrió y ni siquiera me moví. Espere que la
persona estuviera frente a mi.
—¿Qué haces luciendo miserable?—preguntó Odin y subí la mirada para
verlo impecable con su traje a la medida.
Se iría trabajar.
—¿Vas a trabajar?—pregunté aun sabiendo la respuesta.
—Es algo de último momento, pero vine antes a confirmar que no estuvieras
al borde del suicidio por un hombre.—levantó a Cerbero de mi espalda.
—Estoy bien. Solo es un hombre más.—mentí.
Estaba furiosa.
—Vete a bañar.—señaló el baño y negué.—Hazme caso que tu padre está
abajo hablando con Stephen y le dije que te llevara a pasear.
Lo mire ofendida, pero me levante.
—Me haces ver como si fuera un perra.
—Es lo que eres. Ahora vete a bañar antes que se arrepienta.—acarició la
cabeza de Cerbero quien estaba encantado con su presencia.
Camine al baño de mala gana y me demore solo para molestarlo.
—¿Que es eso?—salí con mi ropa interior del baño.
Era un sudadera amarilla, con unos legins negros.
—Lo que te pondrás.—tiro la ropa en mi cara.
Me vestí mientras lo veía jugar con Cerbero y cuando termine me puse unos
lentes con diseño de cebra y una gorra roja.
—Ya estoy lista.—anuncie colocándome un poco de perfume.
Me miró molesto.
—Quítate esas porquerías.—negué pasándole de lado para salir de la
habitación.
Me tomo de la mano al bajar por las escaleras, no pude evitar reír. Cuando
estuvimos en la sala principal mi padre se encontraba riendo con Stephen quien
cuando me vio se levantó con una sonrisa.
—Me dijeron que estás desanimada, suerte para ti que estoy disponible para
consentirte.—no pude detener la sonrisa que se formó en mis labios.
—Te estoy dejando a mi tesoro en tus manos. No te pases de listo o te
demando.—lo señaló Odin para luego dejar un beso en mi frente.—Nos veremos
en la noche, diviértete.
—Fue buen charlar contigo.—mi padre dijo estrechando su mano.—Cuida a
mi princesa, hoy está más insoportable de lo normal.
Rode los ojos.
—Hasta nunca.—me despedí para luego tomar las mano de Stephen para
salir.
—¿Gian no se molestara por esto? No quiero problemas, ya entendí que no
eres para mi.—preguntó abriendo la puerta del copiloto para mi.
Que se moleste si quiere, esperaba que se revolcara y le salieran canas de la
molestia.
—Mejor hablemos a donde me llevarás.
—Supongo que un paseo a Disney no lo hace daño a nadie.
Solo a Gian quien pensara que Stephen quiere alguna oportunidad conmigo.
—Tienes razón, pero primero pasemos por algo de desayunar.
—Lo que ordenes.
Capítulo 52.
No pude evitar reírme al ver la publicación de Stephen. No me sentía celoso,
yo estoy seguro de la relación que tengo además de que más oportunidades hay
de que me maten a que el salga de la zona de amigos.
Estaba realmente cansado debido al vuelo, pero feliz por la sorpresa que le
tenía a Hades. Me costo un poco de mi fortuna, pero todo en ella vale la pena.
—¿Me respites cuanto costo esto?—preguntó Fabrizzio con el anillo en
mano.
—Setenta y dos millones de dólares y déjalo donde estaba. No entiendo
porque tienes que tocar todo.—gruñí tomando un poco de mi café.2
Si, estaba tomando café para no dormir y poder adelantar algo de trabajo y
ayudar a Frabizzio para que las cosas no fueran tan pesadas y el terminando
arruinando todo.
—Joder. Sería un milagro si no le arrancan el dedo por esta mierda.—forzó a
ponérselo en el dedo.
Me levante de la silla y se lo arrebate.
—Nadie le va a quitar nada. Comencemos a trabajar.
—No puedo creer que te vaya a casar, pensé que no estarías vivo para ese
momento.
Rode los ojos. Mamma lo escucho y casi le da un ataque al corazón. Le tuve
que explicar que una boda todavía no estaba en mis planes.
—Solo es un anillo que le quise regalar.
—De setenta y dos millones de dólares. Ahí se fue tu jubilación.
Sonreí al escucharlo.
—De hecho, la mitad del dinero fue un regalo que tú me hiciste. Te lo
agradezco, ahí también se fue la mitad de tu jubilación de vendedor de drogas.
Me miró y sonrió. Ni siquiera estaba molestó; Fabrizzio pocas veces se
molestaba.
—El precio que debo pagar por ser el padrino de bodas.—abrí mi boca para
replicar.—Mejor empecemos a trabajar.
Me paso unos papel y una calculadora. No odiaba esto, pero si me causaba
un poco de dolor de cabeza.
Cuando estaba apuntando unas cosas, mi teléfono sonó anunciando una
llamada por parte de Fénix, lo tenia con un tono espacial por si ocurriría algún
imprevisto.
—¿Llamándome tan tarde?¿Ocurrió algo?
—Nada, solo quería decirte que ya le di unos papeles que se te quedaron a
Hades. Ella dijo que te los iba a dar.
Joder.
—¿Me estás diciendo que Hades sabe que estoy en Italia?—hizo un sonido
afirmando lo que pregunté.
Joder.
—Si. Al principio actuó como si no supiera, pero ella lo había olvidado.
Ella tiene que estar furiosa y odiándome.
—Está bien, gracias.
—¿Hice mal?
—No, no te preocupes. Nos veremos pronto.—colgué.
Frote mi rostro y mire a Fabrizzio que estaba en su teléfono sin prestar
atención al trabajo. Dude si enviarle un mensaje a la pequeña demonio.
Me la imagino maldiciéndome y pensando lo peor de mi. No pude evitar reír.
Tal vez no es tan malo que Fénix le haya dicho que estaba en Italia.
Gian: ¿Te estás divirtiendo piccola principessa?
Enviar.
Seguí trabajando hasta que me llego un mensaje.
Rachele: ¿Dónde estas? Acabaron de encontrar el cuerpo sin vida de la
hermana de Lorraine y ella está destrozada.
Lo sé, cariño. Yo la mate. Nos libere de esa peste.2
Gian: Estoy en Italia. ¿Es una broma? Era una chica joven y con
muchas cosas por delante. ¿Como pasó?8
Rachele: Por deberle dinero a gente que no debía, o eso fue lo que dijo la
policía.
Rachele: ¿Sabes si Hades todavía está con Stephen? No me contesta el
teléfono.
Justamente me llego un mensaje de Hades.
Hades: ¿Necesita algo señor Caccini?
No pude evitar reír, ya que no esperaba menos de ella.
Gian: Saber cómo está mi hermosa novia.
Hades: Entonces escribió en el número equivocado.
Gian: ¿Puedo ver tu hermoso rostro? Te extraño.+
Hades:
Hades: Como puedes ver. Estoy mejor desde que te fuiste sin dar
explicaciones.
Maldición. Ella era perfecta. Me encantaba. No puede evitar admirar la foto
y esperar que ella no estuviera más con Stephen.
Reí al ver lo que dijo. Pensaba que la había dejado.
—¿Por que tienes esa cara?—la voz de Fabrizzio hizo que mi celular
terminara en el suelo.
Lo mire a mi lado.
—¿En que momento llegaste a mi lado?
Se encogió de hombros.
—Supongo que la foto de Hades te tenia muy distraído.
—¿La viste?
Se levantó y cuando estuvo lejos de mi sonrio.
—Solo dire que te conseguiste a una modelo. Es hermosa, seguro si no fuera
tu novia estaría detrás de ella.—salió corriendo directo a las escaleras antes que
pudiera atraparlo.
Lo ignore y decidí responderle a mi pequeña demonio.
Gian: Me encantas.
Hades: Lo sé, a todos.
Mire las hojas que estaba encima de la mesa esperando por ser verificadas.
Suspire.
Gian: Nos veremos pronto, piccola principessa.
Sabía que con ese mensaje estaría pensando a que me refería. Mande a Cato
por ella así la podría llevar hacia el lugar que tengo pensando llevarla.
Fabrizzio bajo las escaleras sin camisa.
—¿A que hora te vas mañana?—preguntó dejándose caer a un lado del
sillón.
—El avión sale a las diez de la mañana, me tengo que encontrar con
Nicoletta que me va ayudar con unos asuntos.
—Pensé que irías en auto.
Negué.
—Son siete horas en carretera, en avión llegó más rápido.
—Eres todo un sugar daddy derrochador de dinero.
—Y tú un idiota. Ponte a trabajar.
Tomo mi café de la mesa y le dio un sorbo e hizo una mueca; no le gustaba el
café amargo.
—Papá tienes que estar revolcándose en la tumba al escucharnos hablar más
en inglés que en italiano.
No puede evitar la carcajada que salió de mi.
—Otra decepción más que agregar a la lista.
——————————
Me levanté por el ruido constante de una
sartén. Abrí mis ojos de golpe y vi a mamma frente a mi con una sonrisa.
—¿Que le pasa señora?
Busque con la mirada a Fabrizzio que estaba dormido en el suelo. Nada le
robaba la calma.
—Nada de señora, soy tu madre.—me señaló con la sartén—Vete a bañar
que pronto te tienes que ir para lo de la niña Athens.
Mire el reloj en mi muñeca que marcaba las seis de la mañana. La mire
incrédulo iba a discutir con ella. Mejor tome mi teléfono y subí a la habitación
marcándole a Cato quien siempre estaba despierto y debía de estar yendo a
buscar a levantar a Hades.
—Buen día, ya estoy en casa de la señorita Athens.—contestó.
—¿Donde específicamente?
Busque mi ropa mientras hablaba.
—Su padre me está regañando como si fuera mi culpa que usted no le dijera
de su viaje.1
—Pásamelo.—tire la ropa encima de la cama.
—No me pongas a ese payaso.—no pude evitar reír.
—Deja de actuar como un niño.—hable–Hades no iba a enterarse del viaje,
pero Fénix habló.
—Me dijiste que le dirías. Mentiroso de mierda, ayer tuve que aguantar sus
berrinches porque según ella nosotros somos cómplices.
—Solo deja que Cato se la lleve. Le tengo una sorpresa. Antes que te niegues
te advierto que me la llevo a las buenas o a las malas.—colgué.
Mire la ropa encima de la cama para luego buscar una maleta para colocar
todo. Al terminar baje con todo y me maleta para ir directo hacia el comedor
donde me encontré con Nicolette rellenandose la boca de comida. Parecía una
ardilla.
—¿No nos íbamos a encontrar en Salento?—pregunté sentándome a su lado.
Tomo un gran trago de café y negó.
—Pensé que era más cómodo irme contigo.
—Olvidó reservar el vuelo.—la desenmascaró Fabrizzio quien tenía la
cabeza apoyada en la mesa. Mamá lo despertó de un golpe.
—Quiero que me mandes foto de todo.—dijo mi progenitora señalándome
con un tenedor.
—Seguro.—no iba hacer nada de eso.
Iba a preguntarle a Nicoletta si tenía todo listo, pero se me adelantó.
—Ya arregle lo del hotel, todo está bien planeado y listo sólo es de arreglar
las cosas. Confía en mi, todo está bajo control.
No iba a dudar de ella. Necesitaba el hotel con el menor de la gente posible
así la playa no estaría tan llena de gente chismosa.
Trate de desayunar lo más rápido posible porque por más que quisiera
ignorar el trabajo sabía que tenía algunos correos que necesitaban revisión. Por
eso le pedí ayuda a Nicoletta. Cuando termine de comer le dije a uno de mis
escoltas que me esperaran en el auto con mis cosas ya guardadas, me despedí de
mamma y arrastre a Nicoletta que no dejaba de comer bollos.
Estando en el auto le envié un mensaje a Hades.
Gian: Para que no me olvides.
Guarde el teléfono antes de siquiera ver si ella mando un mensaje de vuelta.
El vieja hacía el aeropuerto fue silencio y lo agradecía. No tenía ganas de charlas
hasta más tarde. Ya cuando llegamos al aeropuerto y estuvimos en el avión
Nicoletta decidió que era un buen momento para tener una siesta.
Al estar en Salento sólo hizo salir del avión y ya Cato me estaba llamado.
—¿Que paso?—respondí.
—Era para informarle de que ya estamos en el aeropuerto rumbo hacia
Salento.
—¿Cómo está Hades?
—Está de mal humor porque dice tener gana de dormir, pero le asegure que
en el avión podría dormir todo lo que ella quisiera.
—Bien. Me notificas cuando ya estén aquí.—colgué.
—¿Podemos dormir un rato?—preguntó Nicoletta restregando sus ojos y
asentí.
—Cuando lleguemos al hotel puedes dormir todo lo quieras mientras yo
trabajo.
Sabía que el vuelo podría demorarse hasta diecisiete horas. Yo más que nadie
sabía lo pesado que era volar constantemente de Estados Unidos hacia Italia.
Por eso tenía lo de mañana planeado todo para la tarde así Hades podría
dormir un poco y no estar tan de mal humor porque no durmió.
——————————
Al día siguiente me levante temprano y desayune junto con Nicoletta quien
me avisó que tenía cosas pendientes, pero se estaría comunicando conmigo por
mensaje para que estuviera atento a todo. Sabía que tenía algunos negocios aquí
de los cuales se tenía que hacer cargo.
Ya que faltaba mucho para verme con Hades decidí adelantar trabajo
mientras almorzaba solo. Llame un par de veces a Cato quien me dijo que Hades
estaba dormida, pero que había colocado una alarma para que ella comiera algo.
La mayor parte de mi día me la pase trabajando hasta que llegó el momento que
tenía que cambiarme de ropa par ir a la dirección que me envió Nicoletta.
—¿Que te parece?—señaló las mantas, almohadas y cosas que se
encontraban en la arena.—Conseguí el mejor vino y pizza porque es deliciosa.
—¿Cuanto te debo por todo esto?—pregunte. No sería justo que ella hiciera
toda estas cosas de gratis.
Me miró ofendida.
—Somos mejores amigos, no me debes nada.—me dio un amistoso golpe en
el hombro.—Ahora voy a supervisar que los hombres estén escribiendo todo
bien. Suerte.
—Gracias por todo.
—Para eso están los amigos.—dijo antes de irse.
Cato me envió un mensaje que ya había salido con Hades del hotel para
reunirse conmigo así que me senté en la almohada a esperar.
Mire el vino frente a mi y no resistí la tentación de servirme una copa
mientras esperaba a la pequeña demonio. Cuando la copa estuvo en mis labios,
alguien obstruyo mi vista con sus manos.
—Adivina quien es.—susurró.
—Una jovencita molesta.
Chasqueó la lengua.
—Error.—dio un beso en mi mejilla—Otra oportunidad.
Decir que estaba sorprendido porque no estaba como loca era poco.
—Eres el amor de mi vida ahora colócate frente a mi y déjame verte. Te he
extrañado.
Quito sus manos para colocarse frente a mi, no me dejo ni hablar solo chocó
sus labios contra los míos. Coloque mi manos en su cabello para jalarla más
hacia mi.
—¿No estabas molesta conmigo?—pregunté cuando nos separamos.
Negó sentándose a mi lado.
—¿Cómo me voy a molestar contigo cuando hiciste esto para mi? Es
demasiado hermoso.—vuelve a besarme.
Y no voy a negar que me sentía demasiado feliz ver sus ojitos brillar de la
emoción.
—Saliste con el idiota.
Rodó los ojos.
—Eso ya pasó. Concentrémonos en nosotros.
Ya paso, pero si fuera al revés estuviéramos discutiendo.
Ni siquiera espero a que me moviera y empezó a servirnos trozos de pizza así
que la ayude sirviendo su copa de vino.
Comimos en silencio disfrutando de la comodidad de estar juntos sin que
nadie nos moleste. Me encantaba esto.
—Esto es demasiado lindo.—me miró—Nunca pensé que usted fuera así,
señor Caccini.
Y eso que todavía no le daba el anillo ni veía la propuesta que estaba a punto
de venir.
—Me alegra que te haya gustado. Te mereces esto y más.
—¿Puedo tomar una foto? Seguro se van a morir de envidia al ver que hiciste
esto por mi.
No dije nada y ella lo tomo como una invitación a tomar fotos de todo.
—¿Qué estas haciendo?—pregunté al verla sentada en mi regazo.
—Una foto juntos.—beso mis labios al momento de tomar la foto. Cuando la
miró sonrió.—Definitivamente seré la envidia de muchas chicas.
Y yo de muchos chicos.
Sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo. Ya era hora así que me levante y le
tendí la mano. La tomo mientras que con su otra mano sostenía su copa de vino
y una pizza.
—Vamos a caminar, la tarde esta bonita—dije ella asintió.
Se dejó guiar por mi viendo todo encanta mientras se atragantaba con el
trozo de pizza. Habíamos llegado a la roca que me dijo Nicoletta.
Cuando estuvimos en el borde de la roca, Hades no dejaba de mirar el agua
cristalina hasta que sus ojos se posaron en la arena donde decía claramente:
Pequeña demonio, ¿quieres se mi novia?
Se la cayó la copa de las manos y se giró a verme donde ya había sacado el
anillo de mi bolsillo.
—¿Que significa esto?—preguntó viendo el anillo en su dedo con sus ojitos
cristalinos.
—Significa que te quiero en esta vida y en todas las demás. Porque tal vez
hoy te esté pidiendo ser mi novia, pero no dudo que más adelante serás mi
esposa.—tome su mano mientras deslizaba el anillo en sus dedos—Significa que
te amo demasiado para dejarte ir y que quiero que todo el mundo esté claro que
contigo, solo contigo quiero esto y más.
Bese las lágrimas que se deslizaron por sus mejillas.
—Te amo demasiado.
Ella se merecía esto. Merecía que yo le pidiera formalmente ser mi novia sin
que ella tuviera que empujarme a entender que era la chica indicada para mi.
—Ti amo di più, amore mio.—no dude en estrechar sus labios con los míos.+
Epilogo.
Mire las galletas de Gian y cómo estás se veían mejores que las mías. Me
sentí celosa, pero no lo demostré.
—¿Te gustan las mías papá?—pregunte ya que lo escuchaba alagar las
galletas que hizo Damien, pero nunca volteaba a ver las mías.
—Claro princesa, dame una.—no pase por alto la mueca que hizo, pero igual
le di una de las mejores que había hecho. Una que no estuviera quemada.
Mire como Morfeo, Artemis y Gian se dedicaban miradas burlándose de mi
y mis galletas.
—¿Están ricas?—asintió con los ojos llorosos.
—Deliciosas.
—Están asquerosas cariño, tú padre lo quiere escupir, pero te ama
demasiado.—y esa fue mamá, sin impórtale mis sentimientos.
Tome una de las galletas de Gian; la que tenía mi nombre y me la comí
furiosa porque estaban deliciosas.
Estábamos pasando un momento familiar haciendo galletas y dulces antes de
irnos a bañar para esperar a que fueran las doce y abrir nuestros regalos.
—Hades nunca ha sido buena cocinera.
Me quite el delantal y gorro para irme de la cocina fingiendo estar dolida y
molesta. Escuché sus risas y pasos siguiéndome. Al llegar a la habitación que
compartía con Gian me despojé de mi ropa para así poder tomar una baño
relajante.
—Solo están bromeando, no les hagas casos.—murmuro Gian abrazándome
con sus manos en mi cintura.
—¿Estaban malas mis galletas?
No dijo nada por unos segundos.
—Estaban malísimas, pero lo que importa es que te divertiste.4
—Todo porque las tuyas quedaron buenas. Eres un mal novio, cuando te pedí
ayuda me ignoraste como si fuera una competencia de quien hace major galletas.
Lo escuché reír, pero no lo negó. Desgraciado.
—¿Que tal si tomamos un baño juntos, eso te gustaría?—asentí.
Las cosas con Gian iban paso a paso y con ayuda de la doctora Phora todo
iba mejorando. Habían cosas que ya habíamos probado, estábamos en proceso de
encontrar las cosas que me gustaban y se sentía bien; Gian era paciente, no me
presionaba y era lindo sin dejar su intensidad a un lado.
—¿Puedes comerte mis galletas para sentirme mejor?
—La boté apenas te diste la espalda. No queríamos a nadie intoxicado.
—Te odio.—me aleje de sus brazos para irme al baño mientras escuchaba sus
carcajadas.
——————————
Estábamos con nuestros pijamas, tomando chocolate con malvadiscos
mientras esperábamos lo que faltaba para navidad. Decir que estaba emocionada
era poco. Esta navidad sin duda fue diferente; estábamos en otro país además de
que lo estaba celebrando con la familia de mi novio, lamentablemente Odin y su
familia no pudieron venir ya que su padre se encontraba muy enfermo, pero me
prometió que en año nuevo estaríamos junto ya que viajaríamos a Estados
Unidos.
—No puedo creer que Hades nos obligará a utilizar pijamas.—gruñó Artemis
con su pijama del el grinch que el mismo eligió, pero prefieres culparme a mi.
—No es un secreto que Hades todavía es como una niña pequeña.—le siguió
Damnien riendo.
—Nos vemos hermosos así que cállense.—me moví bruscamente
derramando un poco de chocolate encima de Gian quien me miró molesto.
Fingí que no lo había notado.
—¿No es lindo esto? Pasar navidad con la cuñada que creí que sería mi
novia. La vida da muchas vueltas.—comentó Fabrizzio haciéndome reír.
—Demasidas. ¿Quien diría que me fijaría en tu hermano?—reimos.
Gian debajo de mi se acomodo mejor.
—Todo se lo debo a mi gran amigo Ares.
Papá rodó los ojos.
—No me agrdezcas mucho.
—¿Cuanto falta?—pregunte acabando con el chocolate que había en la taza.
—¡Veinte segundos!—gritó Morfeo con pánico acercándose al arbolito.
No falta de decir que contamos los segundos hasta llegar a cero. Me levante
de regazo de Gian y no dude en abrazar y darle besos a todos hasta terminar en
los brazos de mi novio como estuve desde un principio.
—Feliz navidad mi amor.—susurre en solo para que el escuchara.
—Feliz navidad cariño. ¿Lista para abrir tus regalos?—asentí emocionada.
Cuando fui a buscar mis regalos me prometí a mi misma que después de
abrirlos llamaría a Odin, Amber y Thomas para desearles una feliz navidad.
—¿Una llave?—se escuchaba confundido, Damien y sonreí.—Hades, ¿me
puedes explicar?—me encogí de hombros.
—Pensé que te gustaría tener tu propio restaurante.
Me miró sorprendido junto con Eva.
—No puedo aceptarlo, es demasiado. No lo merezco—negó.
Nunca era demasiado ver a mis amigos cumplir sus sueños, y si yo podía
ayudarlos lo iba hacer.
—Te lo mereces, no seas tan duro contigo.—le dijo mamá brindándole una
cálida sonrisa.
—¿Te gusto la ropa, tía Eva?—pregunte y ella asintió con una sonrisa.
—Gracias cariño.
Mi corazón se sentía feliz de verla mejor y más sana. Se que el cancer no se
la iba a llevar, lo detectaron a tiempo así que tengo la fe de que verá su hijo
cumplir sus sueños.
Entre mis regalos habían cosas fabulosa y de gran valor sentimental, pero lo
que más llamo mi atención fue ver una llave con mi nombre grabando. El regalo
de de parte de Gian.
—¿Me estás pidiendo que me mude contigo?—pregunté y el alzo su mirada
la cual estaba en el regalo que le di.
—¿Estas pidiendo que me case contigo?—arqrueo perfectamente su ceja.1
Fabrizzio nos miraba curiosos al igual que todos, pero en la suya había un
poco de burla.
—¿Que es esto? ¿Tendremos boda y bebés pronto?—decidí ignóralo y
esperar a la respuesta de Gian.
—Pensé que como estarías un buen tiempo en Italia te gustaría tener tu
propio estudio para poder pintar?—se acercó a mi lado.—¿Que hay del anillo?1
Yo ni siquiera sabía lo que significan esos anillos, solo se que los vi y pensé
en nosotros. Compre unos jodidos anillos de alianza de Cartier incluso cuando
todavía no nos habíamos casado. Me estaba volviendo loca.
—Siento que va con nosotros. Ya tengo el mío puesto.—le enseñe mi dedo.
Estaba utilizando también el anillo que me regaló.
—Te amo.—dijo antes de presionar sus labios contra los míos.
—Yo te amo más.
—Creo que algunos no esperaron al muérdago.—se burló Fabrizzio, pero mi
mirada no se apartó de Gian cuando empecé reír.
En este momento mirar fijamente los ojos de Gian se sentía como si este
fuera el comienzo de algo grande. Y no podía esperar nada para descubrir todo lo
que sería compartir nuestra vida juntos.
Si algo pasa, siempre me quedaba un poco de veneno para seguir
volviéndolo loco por mi.

FIN.

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