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Cerramientos Verticales
Se denominan cerramientos verticales a aquellos elementos cuya función principal es crear un
espacio donde el hombre pueda desarrollar sus actividades, separar verticalmente dos o más
espacios arquitectónicos, separar el interior del exterior, protegiendo al volumen encerrado de
las inclemencias climáticas (lluvia, viento, sol), ruidos, etc., generando confort y privacidad. Los
casos más comunes de cerramientos verticales son los muros de mampostería (ladrillo, ladrillón,
block, etc.) y tabiques (Hº, placas de yeso, madera, metal, etc.).
Cualquiera sea el material empleado, la disposición con que se ordene ese material y la técnica
utilizada en su realización, un cerramiento vertical de cumplir condiciones generales tales como:
1‐ Resistencia
2‐ Estabilidad
3‐ Aislamiento Térmico
4‐ Aislamiento Hidrofugo
5‐ Aislamiento Acústico
Clasificación de los Cerramientos Verticales:
Según su resistencia:
Muros Portantes o Resistentes: poseen capacidad para resistir cargas contenidas en su plano.
Estos elementos en conjunto con vigas y columnas, son esenciales para la transmisión de
cargas horizontales y/o verticales en las construcciones de mampostería.
Muros No Portantes: carecen de capacidad para resistir cargas contenidas en su plano. Estos
muros, en ningún caso, podrán ser utilizados para la transmisión de cargas verticales y/u
horizontales. Sin embargo, deberán poseer adecuada resistencia ante las acciones sísmicas
perpendiculares a su plano, que derivan de su peso propio. Solo sirven como cierre.
Junta tomada: tanto en la llaga como en el tendel se rellenan, hasta el ras del paramento, se retira
el excedente y se limpian los ladrillos/nes.
Junta descarnada: Se rellenan las llagas y tendeles, luego sobre una madera, se clava otra
madera de ancho similar al de las juntas, y se pasa la misma sobre las juntas, retirando el
volumen desalojado. Dejando un efecto de junta re hundida.
Bolseada: Similar al procedimiento de junta tomada, con la diferencia, que al final de
enrasar las juntas (llagas y tendeles), se pasa de forma abrasiva, una bolsa (de cemento
por lo Gral.), dejando la superficie con un acabado rustico.
Revocada: Método más tradicional, consiste en realizar sobre el paramento realizar una
cobertura de mezcla, primero gruesa, para alisar la superficie del muro, y luego realizar un
enlucido (revoque fino).
Mortero
El mortero es el material intermedio “complementario” que une los mampuestos entre sí, está
compuesto por lo menos de aglomerante, aglomerado (arena) y agua.
El aglomerante y el agua, mediante proceso físico‐químico, producen el fragüe y endurecimiento
de la mezcla. Si el mortero lleva incorporado un solo aglomerante se denomina material; si lleva
más de un aglomerante se le denomina mezcla. Los aglomerantes son, en definitiva, quienes unen
los materiales. Los aglomerantes más comunes utilizados en los morteros: cemento portland, cal
aérea, cal hidráulica, yeso, etc.
El árido en el mortero, sirve como relleno, soporta los cambios de volumen del aglomerante,
evitando fisuras, realiza el trabajo mecánico y reduce el costo del mortero. La arena debe estar
limpia, lavada, sin finos como arcillas ni materiales orgánicos.
El agua a su vez, comunica plasticidad al mortero y provoca el fragüe. Esta misma, debe estar
limpia, sin impurezas ni substancias que afecten al aglomerante.
Los morteros deben cumplir con las siguientes condiciones:
Resistencia mecánica
Mínima retracción
Absorción uniforme de la humedad
Resistencia a los factores climáticos
No contener sales, que provoquen las eflorescencias
La dosificación de los morteros según el código de edificación de San Juan, establece para la
mezcla de asiento 1:1:5 (cemento: cal: arena) que es muy fuerte, siendo el más utilizado ¼:1:4
(cemento: cal: arena); Para los morteros recomienda 1:3 (1 cemento: 3 arena). Se aclara que los
dosajes expresados, deben ser medidos siempre de la misma forma, es decir en canastas metálicas
u otro volumen invariable.
Según los reglamentos en vigencia, se prohíbe la utilización de mezcla en los lugares que el
mortero se encuentre en contacto con armadura de acero, ya que la cal en contacto con la
armadura, la oxida, desapareciendo con el paso del tiempo.
Tipos de Mampuestos
Ladrillo Común: Se obtiene a través de un proceso físico‐químico, a partir de la arcilla, luego de
ser moldeado y horneado de manera artesanal.
Cualidades de los ladrillos:
Aspecto: debe ser homogéneo, con color uniforme rojizo, el cual depende de la calidad de
la tierra, temperatura de cocción y amasado del barro.
Dimensiones: Para asegurar la traba y conseguir los aparejos se debe cumplir la siguiente
relación. Las dimensiones originales eran 6 x 13 x 27, con el paso del tiempo siguen
conservando las proporciones, pero se han reducido un poco las medidas.
Como reconocer un buen ladrillo: debe presentar aristas vivas, al golpear dos ladrillos
entre sí deben tener un sonido agudo, campanil.
L = 2A + 1 Junta
A = 2E + 1 Junta
E=
A=
Ladrillón: Se obtiene a través del mismo proceso de fabricación del ladrillo común, con la
diferencia que varían las dimensiones. Presentan características y aspectos similares.
Cualidades de los ladrillos:
Aspecto: Similar al ladrillo común, debe ser homogéneo, con color uniforme rojizo, el cual
depende de la calidad de la tierra, temperatura de cocción y amasado del barro.
Dimensiones: Nacieron con la función de materializar muros de 0,20 metros de espesor.
Inicialmente se fabricaban con las dimensiones: 8 x 20 x 30. En la actualidad se han
reducido las medidas a 6,5 ± 1 x 17 ± 1 x 26 ± 1.
Usos: El reglamento de edificación de la provincia de San Juan vigente, establece que solo
se podrá utilizar ladrillos o Ladrillones enteros, 3/4 o medio unidad. Está prohibido
utilizar menos de medio unidad.
SOGA TIZON
Aparejos
Se define aparejo a la forma o disposición constructiva de un muro, es decir, a las distintas formas
de colocar los ladrillos. El aparejo de un muro puede clasificarse según el material empleado y la
disposición de las piezas. Es de suma importancia para lograr establecer un aparejo que la
disposición de los ladrillos se conserve a lo largo del muro, que los mampuestos conserven sus
dimensiones y se cumpla la siguiente relación entre sus dimensiones:
Largo = 2Anchos + 1 Junta
Ancho = 2Espesores + 1 Junta
Según se varíe la posición de los mampuestos, hiladas tras hiladas, o la combinación de dos o
más posiciones del mampuesto a lo largo de una hilada, es como se denomina al aparejo. Entre
las más comunes o usuales, se pueden citar:
Aparejo Ingles
(1 hilada de soga, 1 hilada de cabeza)
APAREJO GOTICO
Aparejo Gótico
(Hilada con 1de soga, 1 de cabeza, fila inferior desplazada)
Aparejo Holandés
(Hilada con 1 de soga, 1 de cabeza; hilada inferior cabeza)
Aparejo Belga
(Aparejo del inglés desplazado)
Para que se complete el secado definitivo de los “adobes”, se apilan los mismos oreados, de
manera de permitir el paso del viento y se realice un secado parejo. Durante esta etapa hay que
asegurar la protección de la lluvia. El tiempo de secado depende de las condiciones climáticas del
lugar (entre 3 a 5 días).
Con los ladrillos “secos”, se procede a armar en el lugar los hornos de campaña, con los propios
“adobes”. Estos hornos, son de forma tronco piramidal, de base rectangular con altura máxima
de 4 metros, y de tamaño que varía según el número de ladrillos que se desea obtener, cifra que
oscila entre 30.000 a 100.000 unidades. Sobre el terreno se colocan ladrillos cocidos de baja
calidad. Las “fogoneras”, espacio por donde se introduce la leña, se construyen paralelas al lado
mayor, que convienen ubicarlo paralelo a la dirección del viento predominante, para mejorar la
combustión.
Los adobes se colocan de canto, en capas sucesivas, separas por carbonilla. El horno se termina
con adobes de mala calidad colocados de plano, que sirven de techo. Las caras laterales se cubren
con ladrillos de panderete. Finalmente se cubre todo con barro, para tapar las juntas y evitar que
escapen los gases de combustión. La cantidad de carbonilla es fundamental, para asegurar un
buen quemado de los ladrillos y es establecida por personas con experiencia.
El tiempo de armado del horno. Para armar un horno de 50.000 ladrillos, 3 operarios demoran
entre 6 a 8 días. Finalizado el armado del horno, se procede al quemado del mismo. Para el
quemado se utiliza leña de quebracho, algarrobo, eucalipto, etc. Y el tiempo de quemado
dependerá de la cantidad de leña. La misma se introduce por las boquillas de las fogoneras,
mientras dura la combustión de la carbonilla (80 horas). A partir de ese momento de tapan las
boquillas, para permitir la combustión lenta (70 hs). En consecuencia, el tiempo total dura entre
6 a 7 días.
Finalizado el horneado, se da inicio al enfriamiento. Este dura entre 2 y 3 días, según la época del
año y una vez finalizada se procede a destapar el horno. Comenzando por los de panderete. A
partir de este momento, los ladrillos están en condiciones de ser incorporados a la obra.
Por la forma del horno, la variada colocación de los adobes, la desigual cantidad de carbonilla y
leña para el horneado, las diferentes tierras usadas, la tarea diferente de pisado del baro y moldeo
de los adobes por el hecho que las tareas son ejecutas en forma manual; los ladrillos resultan
desparejos, sobre todo en color y dimensión. Es por ello, que los fabricantes realizan una
clasificación de los ladrillos, llamando de “primera” a los de mejor cocción y uniformidad;
“segunda” a los más débiles (menos cocidos y de tamaño dispar), y “recocho” a los recocidos,
generalmente deformados, que se utilizan para la construcción de pozos negros. A los de primera
por lo general se utilizan cuando se van a ejecutar mamposterías denominadas “vistas”, donde la
misma no se le realiza revoques. En cambio, a los de segunda, se utilizan en aquellas
mamposterías, a las cuales se les va a realizar revoques, por lo tanto, la uniformidad y esteticidad
del ladrillón no es tan importante. En todos los casos, se debe procurar de utilizar piezas que se
encuentren cocidas.
Para la ejecución de la capa aisladora, definido el espesor y el nivel al que deberá quedar
terminada (previamente se estableció si era necesario realizar un sobrecimiento). Definido esto
se procede a colocar dos reglas (perfiles metálicos) a ambos costados de la viga, dejando por
encima de la viga un sobrante de regla igual a la altura o espesor de la capa aisladora, para luego
verter el material que conforma la capa aisladora horizontal y enrasar por la parte superior (sobre
el canto de las dos reglas). Las reglas que funcionan como “encofrado” de la capa aisladora
horizontal, se fijan a la viga median “perros”, que no son mas que hierros de Ø 8 mm o Ø 10 mm,
doblados en forma de “u” los cuales, haciendo uso de la teoría de la elasticidad, se abren para
sujetar las reglas a la viga. El material se vierte entre los encofrados, se extiende con la cuchara,
tratando de que no queden cavidades en la masa de material. Luego de enrasado, se espolvorea
cemento y se le da la terminación con una llana alisando la superficie.
Inmediatamente finalizada la materialización de la capa aisladora horizontal, se procede a tapar o
cubrir la misma para su protección de la acción directa de rayos solares o caída de heladas, en su
caso. De no hacerlo, aparecerán fisuras por donde puede ascender la humedad por capilaridad.
La primera fotografía muestra la disposición inicial de los ladrillos para determinar la cantidad de
elementos que cabe entre columnas. La fotografía derecha muestra los ladrillos ya colocados.
Elevación de la mampostería
Realizado el emplantillado, se verifican la verticalidad en las dos direcciones de las reglas auxiliares
y la verticalidad de las columnas extremas; se controlan las alturas de las hiladas; y se procede a
tender una tanza que vincule la primera marca (1ra hilada) entre las dos reglas, a continuación del
emplantillado.
Las reglas guías se deben colocar sobre la cara o paramento del muro que mejor terminación se
le quiera dar, ya que en esta cara todos los ladrillos/nes quedaran al ras del hilo, y si hubiese
variación de medidas en los mampuestos, dicha diferencia quedaría notablemente marcado en la
cara posterior a la que se tiende el hilo.
Con la elevación de la mampostería, la mezcla sobrante en los extremos cae en la armadura de las
columnas. Dado que la cal oxida el hierro, hay que limpiar muy bien la zona. Una recomendación
consiste en colocar en cada base de columna arena gruesa, con el objetivo de que, una vez
finalizada la construcción del muro, tirar agua sobre los mencionados troncos, y eliminar de
manera conjunta, la arena y la mezcla que fue cayendo a medida que se fue construyendo el muro.
Cuando se hormigonen las columnas, no deben quedar residuos de la mezcla, adherida a la
armadura, ya que la cal, corroe al acero.
La primera hilado de ladrillos (emplantillado), se debe “pegar” con material (mortero de arena y
cemento), las hiladas sucesivas se puede utilizar mezcla. Valga la aclaración que, en cada hilada,
que se incorpore armadura (muro armado), se deberá utilizar material.
En obra, se denomina puesto de hormigón, donde se preparan tanto hormigones como mezclas y
morteros y por lo general, en barrios, esta instalación provee a los distintos sectores lo que se
requiera.
Tendido el hilo en la primera marca (posterior al emplantillado), se comienzan a “pegar” los
ladrillones, teniendo la precaución de ir formando la traba, es decir, si en la primera hilada se
comenzó con 1 ladrillón entero, en la hilada superior sucesiva, se comenzará con medio ladrillón,
de modo de efectuar la traba.
Los ladrillos se deben mojar antes de su colocación, para evitar que absorban el agua del mortero
de asiento. Para ello se mojan hasta que presenten humedad a superficie seca, es decir, que no
chorreen agua.
Tendido de hilo, se procede a colocar mezcla sobre el ladrillón anteriormente colocado en
cantidad tal, que permita colocar el ladrillo y que quede una llaga del espesor establecida. Si se
coloca de más, habrá sobrante, que el operario deberá retirar al enrasar con la cuchara el frente
del mampuesto, en cambio sí se coloca de menos, el operario deberá quitar el ladrillón y cargar
más mezcla, demorando el proceso. El operario cuando asienta el mampuesto, le pega el mango
de la cuchara a la parte superior del mampuesto para lograr una mejor adherencia. El mampuesto
tiene una pequeña concavidad en una de sus caras, parte que debe ir para abajo. Para controlar
la verticalidad, el albañil debe asegurarse que el mampuesto rose el hilo tendido, y a su vez que
este la parte superior del mampuesto lo más horizontal posible.
Una vez que se han “pegado” todos los mampuestos que conforman una hilada, se procede a
subir en ambas reglas guías, la tanza a la marca siguiente y se repite el procedimiento
anteriormente descripto.
Los muros no deberán presentar desviaciones con respecto a la vertical que sean mayores que el
0,2% de su altura. Por lo tanto, el operario cada 4 o 5 hiladas, controla la verticalidad de las reglas
guías y del muro, haciendo uso de la plomada.
No es recomendable ejecutar la mampostería en toda su altura en un mismo día. Lo ideal es no
superar los 1,50 metros, ya que el peso de las hiladas superiores “aplastan” a las inferiores,
peligrando la estabilidad del muro. Se deberá repetir la operación de elevar y parar, tantas veces
sea necesarias, hasta alcanzar el nivel o altura requerido. Cuando la altura del muro que se esta
ejecutando, supera 1.5 metros, se deberá colocar paralelo al paramento un andamio, con el
objetivo que el operario trabaja cómodamente.
Para lograr una trabazón adecuada entre los muros de mampostería y las columnas de hormigón
armado, se ejecuta primero la mampostería, interrumpiéndola en forma dentada (superficie
irregular de las mitades de ladrillos, colocadas hacia el lado de las columnas), y para luego
hormigonar dichas columnas.
Antes de hormigonar se deben encofrar las columnas, teniendo la precaución de haber limpiado
correctamente la armadura de las mismas, eliminando toda mezcla que se encuentre adherida a
la estructura haciendo uso de un cepillo de acero o bien golpeando la armadura con algún objeto
contundente. Se limpia el tronco de las columnas y luego se procede a colocar los encofrados. Los
mismos deben quedar bien verticalizados, los estribos separados de la armadura una distancia
mínima de 1,5cm (recubrimiento), y estar bien amarrados ya que la presión ejercida por el
hormigón fresco puede cortar los alambre y abrir el tablero, perdiendo hormigón y dejando
deformada la superficie de la columna.
Deberá efectuarse un eficiente curado de los morteros, mojando abundantemente los muros. La
duración del proceso de curado dependerá de las condiciones climáticas, pero en general, deberá
ser tal que el mortero alcance el 70% de su resistencia final. Para condiciones climáticas normales,
el tiempo mínimo de curado será de 7 días.
Para corroborar la verticalidad de los muros exteriores en altura, se suelen instalar calandros, que
son alambres unidos a pesos muertos, que cuelgan desde el nivel superior, y permiten verificar de
manera indirecta el plomo de los paramentos.
Lo siguiente es el tratamiento que le da al tema expuesto las Normas INPRES CIRSOC 103
ANEXO ‐ Normativa Vigente Respecto a Mampostería Estructural – INPRES CIRSOC 103 – PARTE
III
Áreas y dimensiones máximas de paneles
La distancia máxima entre ejes de encadenados verticales no podrá exceder de dos veces la
distancia entre ejes de apoyos horizontales (entrepisos, techos, borde superior de la fundación,
etc.).
Bloques huecos portantes: son aquellos mampuestos cuya sección según cualquier plano paralelo
a la superficie de asiento tenga un área neta no menor que el 40% del área bruta. El ancho del
bloque (espesor del muro sin revoques) será, como mínimo, igual a 17 cm. Las paredes internas y
externas de los bloques tendrán, respectivamente, espesores mínimos de 6 mm y 8 mm. Los
bloques tendrán, como mínimo, 3 paredes internas dispuestas paralelamente al plano del muro.
La suma de los espesores de las paredes internas y externas, orientadas paralelamente al plano
del muro, deberá ser no menor que 1/5 del ancho del bloque.
Cada una de las dos superficies de asiento del bloque deberá tener, como mínimo, dos bandas
longitudinales para recibir el mortero de las juntas horizontales. Dichas bandas tendrán un ancho
mínimo de 3,5 cm, pudiendo tener tubos verticales cuya sección transversal individual tenga un
área no mayor que 5 cm².
Los bloques huecos portantes cerámicos se clasifican, según sus características, en Clase A y Clase
B:
Clase A: para que el bloque sea considerado Clase A, la resistencia media mínima a compresión
en dirección paralela a los ejes de tubos, determinada sobre 5 probetas debe ser no menor que
12 MN/m², y ninguno de los 5 valores obtenidos debe ser menor que 9,5 MN/m². los bloques
huecos portantes cerámicos Clase A se utilizarán obligatoriamente para todos los edificios cuya
altura sea mayor que 4 m o cuyo número de pisos sea mayor que 1 en las zonas sísmicas 4 y 3, o
cuya altura sea mayor que 7 m o cuyo número de pisos sea mayor que 2 en las zonas sísmicas 2 y
1.
Clase B: para que el bloque sea considerado Clase B, la resistencia media mínima a compresión en
dirección paralela a los ejes de tubos, determinada sobre 5 probetas, debe ser no menor que 7,5
MN/m², y ninguno de los 5 valores obtenidos debe ser menor que 6 MN/m². Los bloques huecos
portantes Cerámicos Clase B podrán utilizarse para todos los edificios cuya altura sea no mayor
que 4 m o cuyo número de pisos sea no mayor que 1 en las zonas sísmicas 4 y 3, o cuya altura sea
no mayor que 7 m o cuyo número de pisos sea no mayor que 2 en las zonas sísmicas 2 y 1.
Bloques huecos portantes de hormigón: Son aquellos fabricados de hormigón, donde la sección
según cualquier plano paralelo a la superficie de asiento del bloque, debe tener un área neta no
menor que el 40% del área bruta. El ancho del bloque (espesor del muro sin revoques) será, como
mínimo, igual a 17 cm.
Los bloques huecos portantes de hormigón se clasifican según los Tipos I, II y III.
Tipo I o II: Los bloques huecos portantes de hormigón para que sean considerados del tipo I o II,
la resistencia media mínima a compresión, determinada sobre 9 probetas, debe ser no menor que
6,5 MN/m² y ninguno de los 9 valores obtenidos debe ser menor que 5,5 MN/m². Se utilizan para
las construcciones del Grupo Ao. Se admitirá la utilización de bloques huecos portantes de
hormigón Tipos I y II en edificios cuya altura sea no mayor que 4 m o cuyo número de pisos sea no
mayor que 1 en las zonas sísmicas 4 y 3, o cuya altura sea no mayor que 7 m o cuyo número de
pisos sea no mayor que 2 en las zonas sísmicas 2 y 1.
TIPO III: Para que el bloque sea considerado como de Tipo III, la resistencia media mínima a
compresión, determinada sobre 9 probetas, debe ser no menor que 5 MN/m² y ninguno de los 9
valores obtenidos debe ser menor que 4 MN/m². Los bloques huecos portantes de hormigón Tipo
III podrán utilizarse exclusivamente en construcciones de los Grupos B ó C, cuya altura sea no
mayor que 4 m o cuyo número de pisos sea no mayor que 1 en las zonas sísmicas 2 y 1. No se
admite su utilización en las zonas sísmicas 4 y 3.
Generalidades:
En ningún caso la altura de los mampuestos será mayor que 2/3 de su longitud, con excepción de
los medios mampuestos utilizados en los bordes verticales de los muros para obtener la trabazón
correspondiente.
No se admitirá la utilización de los bloques huecos con tubos horizontales para la construcción de
muros resistentes, debido a las dificultades que se presentan para ejecutar las juntas verticales y
al comportamiento frágil que demuestran.
No se admite la reutilización de mampuestos en la ejecución de muros portantes, a menos que se
demuestre su aptitud mediante ensayos, especialmente de adherencia entre morteros y
mampuestos.
Morteros
Tipificación de los morteros para juntas
Los morteros utilizados en la ejecución de las juntas horizontales y verticales de los elementos
estructurales de mampostería, se tipifican en función de su resistencia mínima a compresión a 28
días según lo indicado a continuación:
La resistencia a compresión de los morteros se determinará con los procedimientos usuales sobre
probeta cúbica de 7 cm de arista.