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Introducción de los Milagros de Nuestra Señora

Gonzalo de Berceo empieza su obra los Milagros de Nuestra Señora presentándose.


Lo hace explicando que se encontraba en un locus amoenus, un lugar utópico donde
tradicionalmente los escritores «viajan» con su mente para inspirarse, ya que allí
reina la paz, la tranquilidad y la belleza. Describe todo lo que vio en ese paraíso, los
prados, el cielo y, concretamente, cuatro fuentes que representarían los cuatro
evangelios.
Durante un recorrido descriptivo muy detallado y en verso, Berceo incide mucho en
la presencia de unos árboles que en realidad son los veinticinco milagros de Nuestra
Señora. Habla también de la Virgen y de su presencia siempre bondadosa.
El escritor explica que él en ese locus amoenus tuvo la oportunidad de escuchar los
milagros, pero que ha decidido volver al mundo real para explicárselos al pueblo.
Deja así claro que a lo que se dispone es a popularizar esas historias para
presentarlas y acercarlas a todas las personas que quieran escucharlas.

Milagro I de Nuestra Señora


El primer milagro tiene como protagonista a Ildefonso, arzobispo de Toledo. Este
hombre era muy fiel a la Virgen y la historia cuenta que celebró una fiesta y una misa
en honor al ángel Gabriel, que es el que bajó para embarazar a la que luego sería la
madre de Jesús. Para agradecer este evento, la Virgen se le apareció y le regaló una
casulla (la vestidura exterior de los curas). A su muerte, el sucedió otro arzobispo, de
nombre Siagrio, que era muy soberbio y quiso quedarse con la casulla. La Virgen, que
no toleraba esas faltas de respeto ni hacia ella ni a hacia sus fieles, hizo que la
prenda de ropa apretará la garganta de Siagrio hasta ahogarle.

Milagro II de Nuestra Señora


El personaje principal de este episodio es un devoto mariano que siempre rezaba a la
Virgen, hasta el punto de que le ordenaron sacristán. Sin embargo, aunque siempre
siguió rezando, cambió ligeramente de hábitos y empezó a beber y a vivir una vida
no tan clerical. En una de sus salidas se cayó al río y murió. Durante el juicio final
ángeles y demonios debaten sobre dónde ha de ir su alma, ya que había hecho bien
pero también mucho mal. Es entonces cuando hace su aparición la Virgen, que
recuerda que ese hombre ante todo era un gran fiel suyo, así que toma la decisión de
hacer una excepción y devolverle la vida, demostrando así su poder. Cuando el
sacristán resucita, decide confesarse, hacer penitencia y volver a una vida clerical,
como agradecimiento a la bondad de Su Señora.
Milagro III de Nuestra Señora
El tercer milagro sigue una estructura muy similar al anterior, en la que un clérigo
que tenía sus luces y sus sombras recibe un favor por parte de la Virgen, a la que
guardaba mucha devoción. En este caso concretamente el hombre muere durante un
asalto y sus asesinos deciden enterrarlo en el mismo bosque. La Señora se presenta
ante ellos y les da un plazo de treinta días para que trasladen el cuerpo al
camposanto del convento. Cuando se disponen a desenterrarlo seguir las órdenes de
la Virgen, ven que de la boca del clérigo muerto sale una bella flor.

Milagro IV de Nuestra Señora


En esta ocasión un gran fiel de la Virgen, que cada día le rezaba hasta en cinco
ocasiones, cae enfermo. Durante su convalecencia la Virgen se le aparece para
prometerle que le va a devolver su cariño y que le va a cuidar. Sin embargo, el
hombre muere, pareciendo que Su Señora ha faltado a su palabra. Nada más lejos de
la realidad, ya que ella lo que hace es cuidar su alma y llevársela al Paraíso, donde
estará bien y sin un cuerpo sufriendo.

Milagro V de Nuestra Señora


Con este milagro la moraleja queda clara: es importante siempre permanecer en el
lado bueno, ser honesto y generoso. Así es como se comporta el protagonista, un
hombre pobre pero que lo poco que tiene lo reparte entre sus iguales para ganarse
los favores de la Virgen. Cuando llega el momento de su muerte, la Virgen se
presenta ante él y lleva su alma con Dios.

Milagro VI de Nuestra Señora


Este sexto milagro demuestra que la Virgen siempre valora la devoción de sus fieles
y que el juicio mariano es más valioso que el juicio terrenal. El hombre que
protagoniza este episodio es un ladrón que siempre rezaba a Su Señora. Gracias a
esta fe cuando es condenado a muerte por sus acciones criminales, Santa María lo
salva de la horca y luego de la decapitación. Finalmente, los verdugos entienden que
ese hombre no merece morir y lo dejan vivo para que se redima.
Milagro VII de Nuestra Señora
Este milagro se distingue del resto porque su protagonista, un monje del monasterio
en San Pedro (Colonia), no era devoto de la Virgen, o al menos no se menciona ni se
destaca durante la narración. De hecho, no seguía la vida clerical, yacía con mujeres
e incluso había sido padre. Cuando se muere, sin confesarse, los diablos se disponen
a llevárselo, ya que no queda duda aparente de que su destino tenga que ser otro.
No obstante, San Pedro se apiada de él y pide a Jesús que tenga clemencia. Cuando
este no le hace caso, acude a su madre, a la Virgen, que decide devolverle la vida al
monje para que haga penitencia y redima sus pecados.
Milagro VIII de Nuestra Señora
El clérigo del Milagro VIII también llevaba una vida alejada de las directrices del
convento. Una noche se dirigía a una romería cuando un diablo disfrazado de
Santiago se le aparece en medio del camino. Reprochándole sus pecados, le dice que
puede perdonárselos si hace penitencia y se corta los genitales. El clérigo, asustado,
hace lo que le mandan y muere desangrado. El Santiago verdadero se presenta
entones y se enfrenta al demonio que le ha usurpado la identidad; es un debate al
que Berceo otorga un tono muy humorístico. Para solucionar el conflicto, llama a la
Virgen que decide que lo justo es devolverle la vida al monje (sin genitales) y pedirle
que haga una penitencia de verdad, sin engaños.

Milagro IX de Nuestra Señora


El clérigo del noveno milagro solo da misa rezando a la Virgen, ya que no se sabe más
oración que la de Salve Sancta Parens. Su obispo se lo recrimina, humillándolo, y le
prohíbe volver a subir al púlpito a dar misa. El clérigo, confundido, pide consejo a Su
Señora. Esta decide aparecerse al obispo y amenazarle con que la muerte le llegará
en treinta días si no restituye las misas del clérigo mariano.

Milagro X de Nuestra Señora


De nuevo, con este milagro Berceo cuenta una historia sobre el pecado y el perdón
del alma. Lo hace a través de lo que les ocurrió a dos hermanos: Pedro (cardenal de
Roma con mucha avaricia) y Esteban (senador que había llegado al poder amañando
las votaciones y robando dinero público). A su muerte ambos se encontraron en el
Purgatorio, donde juzgaron los muchos pecados de ambos. Sin embargo, uno de ellos
consigue la salvación y recibe una segunda oportunidad para ir al cielo gracias a la
Virgen, que se apiada de su devoción a San Proyecto. Esta le ordena volver al mundo
terrenal y, en treinta días, enmendar sus errores a base de rezos a su persona y
devolviendo lo que se había llevado. Cumple su misión y, al final del periodo dado
por la Virgen, vuelve a morir, pero esta vez para ir al cielo directamente.
Milagro XI de Nuestra Señora
A pesar de ser un estafador y timador, un gran devoto de la Virgen es rescatado de
las garras de los demonios por varios ángeles, que habían sido enviados por Su
Señora. Los diablos, en cuanto oyeron el nombre de la madre de Jesús, dejaron el
alma libre para que fuese con su dueña.

Milagro XII de Nuestra Señora


Un prior de la ciudad de Pavía, en Italia, no llevaba la vida más correcta, pero si
rezaba siempre a la Virgen. Cuando murió su alma primeramente fue exiliada, pero
un tiempo después el sacristán de su iglesia escuchó su voz contándole que la Virgen
benevolente le había salvado y ahora estaba en un lugar mejor.
Milagro XIII de Nuestra Señora
Este milagro, como el anterior, también ocurre en Pavía. A la muerte del obispo, la
comunidad religiosa debe elegir a otro. La Virgen se aparece en sueños a un hombre
muy cristiano y le dice que deben elegir a un tal Jerónimo, que era un gran fiel suyo.
El hombre cristiano explica a todo el mundo lo que ha dicho la Virgen. Todos votan a
Jerónimo, que pasa a ser un gran obispo.

Milagro XIV de Nuestra Señora


En un convento unos monjes veneraban una imagen que había de la Virgen. Berceo
cuenta que un día cae un rayo y todo el edificio se quema, salvándose solo la imagen
y los propios monjes, que entonces alabaron aún más a Su Señora.

Milagro XV de Nuestra Señora


Tras la muerte de sus padres, un joven que amaba a la Virgen por encima de todo
hereda una gran fortuna. Hay quien le aconseja y le obliga a casarse y a tener hijos
para que las tierras no se queden yermas tras su muerte. Cuando se dirige al altar, al
chico se le aparece la Virgen diciéndole que, si realmente la ama, no debería casarse.
No obstante, termina haciéndolo pensando que no le queda remedio. Por la noche,
tras la boda, el joven desaparece en el bosque, arrepentido, y nunca más se le vuelve
a ver. Sin embargo, nadie se preocupa porque todos saben que Su Señora lo está
protegiendo y evitando así que consuma el matrimonio.

Milagro XVI de Nuestra Señora


Cuenta este episodio que en la villa de Borges vivía un clérigo que enseñaba en la
escuela. En esta escuela había un niño judío al que todos aceptaban y al que
invitaron a comulgar durante la misa. Él comulga y se queda maravillado por la
imagen de la Virgen. Cuando vuelve a casa y le cuenta a su padre lo que ha pasado,
este se enfada y se dispone a matarlo echándolo al fuego. Sin embargo, la Virgen lo
impide y le protege de las llamas.

Milagro XVII de Nuestra Señora


Tres hombres perseguían a otro al que querían asesinar. Un día lo encontraron solo y
lo mataron en una iglesia dedicada a la Virgen en la que había ido a buscar refugio.
La Virgen, enfadada, envió un gran fuego para quemarles. Asustados, los tres
asesinos acudieron a la iglesia para implorar el perdón mariano, que ella les
concedió.

Milagro XVIII de Nuestra Señora


En este milagro el autor cuenta cómo durante las fiestas de Santa María (en agosto)
los obispos cristinos escuchan su voz saliendo de la iglesia y diciendo que los judíos
mataron a su hijo. Como venganza, los clérigos buscan a todos los rabinos y, al
encontrar una figura de cera de Cristo crucificado en cada de uno de ellos, terminan
por matar a todos los judíos.
Milagro XIX de Nuestra Señora
Este milagro cuenta la historia de un pueblo cuyo mar siempre estaba embravecido y
costaba la vida a muchas embarcaciones y personas, que terminaban ahogadas. El
único día en el que las aguas se calmaban era cuando la gente acudía a la iglesia de la
costa. Un año una mujer embarazada se quedó atrás y llegó tarde a la misa, por lo
que el mar se la tragó. Sin embargo, la Virgen la salvó e hizo nacer a su hijo sano y
salvo.

Milagro XX de Nuestra Señora


Un clérigo devoto de la Virgen, pero también del alcohol vuelve a su casa borracho
tras haber ido a la bodega. Durante el trayecto el diablo se le aparece disfrazado de
toro, perro y león, pero la Virgen siempre acude a ayudarle y le salva las tres veces.
Finalmente lo acompaña hasta su habitación y el clérigo le promete que al día
siguiente se confesará y dejará atrás los malos hábitos.

Milagro XXI de Nuestra Señora


Esta historia es la de una abadesa fiel a la Virgen pero que se quedó embarazada.
Ante la inminente visita del obispo, la abadesa pide ayuda a Su Señora. Esta aparece
y le hace parir a un niño sano al que luego entrega a un buen hombre que lo criaría.
Cuando el obispo llega, la abadesa dice que si la quieren echar tendrás que probar
que realmente está encinta. Como ya no lo estaba, el obispo piensa que le han
mentido y se enfada. Para frenar su ira, la abadesa cuenta lo que realmente ha
ocurrido y el milagro realizado por la Virgen. El obispo se cerciora de que
efectivamente el niño está a cargo de un ermitaño y pide volver a verlo en siete años.
Pasado ese tiempo comprueba que se está convirtiendo en una persona de bien y, a
su muerte, le cede el obispado.

Milagro XXII de Nuestra Señora


Varios peregrinos navegaban hacia Tierra Santa, pero su embarcación naufraga
cuando el mar empeora repentinamente. Algunos de los peregrinos no logran subir a
los botes salvavidas. Desde la orilla, lo que sí sobrevivieron ven cómo varias palomas
salen del mar, lo que interpretan como las almas de sus compañeros. Sin embargo,
al poco son ellos los que emergen y explican que la Virgen los ha salvado.

Milagro XXIII de Nuestra Señora


Un burgués de Bizancio poseía una gran riqueza que repartía y compartía. Sin
embargo, perdió todo y solo le ayudó un judío que le hizo un préstamo con la Virgen
y Dios como testigos. Cuando recuperó el dinero, se lo devolvió. No obstante, al
tiempo volvió a casa y vio como el judío le estaba robando alegando que nunca le
había devuelto nada. Los testigos divinos entonces aparecen para indicar que sí lo
hizo, pero que uno de sus empleados había escondido el dinero bajo su cama para
robarlo. Cuando quedó demostrado, los judíos se convirtieron al catolicismo.
Milagro XXIV de Nuestra Señora
Dos hombres, uno de ellos clérigo, asaltaron una iglesia e intentaron robar objetos
marianos. La Virgen les arrebató su botín y los encerró para que no pudiesen salir.
Cuando llegaron los hombres para juzgarlos, el que no era clérigo fue rápidamente
ejecutado. Sin embargo, al otro el obispo lo envío de vuelta a Ávila, ya que al no
pertenecer a su obispado no podía castigarlo directamente él.

Milagro XXV de Nuestra Señora


El último de los Milagros de Nuestra Señora cuenta la historia de Teófilo, un hombre
muy instruido, querido por el pueblo y vicario del obispo. Cuando este último muere,
todo el mundo pide al arzobispo que nombre a Teófilo como sucesor, sin embargo,
este no quiere porque no se ve preparado. Finalmente, se elige otro obispo y otro
vicario, lo que hace que terminen olvidando a Teófilo. Este se enfada y, lleno de
envidia y rabia, acude a casa del diablo para llegar a un acuerdo con él y que se le
devuelva su anterior status. Para ayudarle, el diablo le dice que escriba y firme una
carta renegando de la Virgen y de Dios. Así lo hace, pero al tiempo cae enfermo, se
arrepiente y empieza a rezar de nuevo a Dios y a su Santa Madre. Estos terminan
concediéndole el perdón y ayudándole a quemar la carta.

Qué aporta la lectura de los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de


Berceo
Los Milagros de Nuestra Señora es una lectura que nos acerca a la lírica y a la
religión medievales. Lo hace con una fórmula muy sencilla y un ritmo literario muy
cuidado , aunque el castellano que se utiliza es complicado y antiguo. No obstante,
es precisamente por eso que es una obra tan rica, ya que es una de las primeras
muestras del castellano escrito.
Además, hay continuas alusiones históricas, culturales y artísticas, lo que le otorga
aún más valor a la lectura.
En todos los episodios siempre termina triunfando el bien sobre el mal y las
segundas oportunidades, por lo que tiene un cariz reflexivo y didáctico, justo lo que
quería Berceo que nos llevásemos los lectores.

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