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Balzac retrata la decadencia de los valores burgueses, sometidos al deseo económico. Como
se verá; los personajes muestran las condiciones de la ambición, del interés: como lo
mencionará la vizcondesa, como lo reflejan las hijas de Goriot, como actuará en un
principio Rastignac y como se condenará en Vautrin.
Lo primero que se nota en la casa Vauquer a medida que se desarrolla la novela, son los
diferentes roles que empieza a jugar los personajes, pero los personajes con mejores
condiciones económicas. Primero, la señora Vauquer, descrita como una viuda gorda fofa,
la cual, su lamentable aspecto se asemeja a su pensión, lo mismo que la pensión a ella; se
interesa por Goriot y por todas las especulaciones monetarias contra él; las pretensiones de
la señora Vauquer solo se someten a logro financiero del señor Goriot, tanto así, que sueña
hacer lujosa su posada y permitir el ingreso únicamente a los señores y damas de clase:
Desde aquel día, durante tres meses, la viuda Vauquer se aprovechó del peluquero
del señor Goriot e hizo algunos gastos en su tocado, atribuyéndolos a las
necesidades de dar a su casa un cierto decoro que estuviese en armonía con las
personas dignas que frecuentaba. Trabajó mucho para cambiar el personal de
huéspedes, recalcando la pretensión de no aceptar en lo sucesivo más que gente
distinguida por todos conceptos. Si algún extraño se presentaba, ella se hacia
presente la preferencia que le había concedido al señor Goriot, uno de los
negociantes más notables y mas respetables del Paris. Distribuyó prospectos, a la
cabeza de los cuales se leía: CASA VAUQUER. “Era -decía ella- una de las
pensiones más antiguas y más estimadas del país latino, que tenía una de las vistas
más agradables al valle de los Gobelinos (…)” (pág. 23).
El posible ascenso que significaba para la viuda Vauquer, la unión con Goriot la traía a
pensar en su elegancia; un lujo que, además de atribuirse a sus riquezas exteriores como la
propiedad, debía ser atribuida también a su persona. Dado que la señora Vauquer falla en el
plan de seducción y unión a Goriot decide emprender todo lo contrario, difamarlo. De
mostrando sus intereses solo por el lujo.
Todos los dramas que se muestran en la obra, son respecto al interés y al logro de un
aburguesamiento. Las hijas de Goriot, Eugenio, Vautrin, Beauseant, Taillefer, relaciones
entabladas por el mismo motivo. El papa Goriot es un antiguo fabricante de fideos, que
logro sumar su riqueza siendo un negociante oportunista; su desgracia se desencadena con
el casamiento de sus hijas, y el aislamiento de sus yernos hacia él; como todo buen padre da
toda la suma de su dinero a las hijas. Goriot espera todo para ellas, aunque se vea obligado
a ofrecer su misma vida.
-Sí, de su padre, del padre, un padre -repuso la vizcondesa-, un buen padre que se lo
ha dado todo; según dicen desembolsó quinientos o seiscientos mil francos para
hacer dicha casándolas bien; para él no se había reservado más que ocho o diez mil
francos, creyendo que sus hijas seguirían siendo sus hijas; que él se había creado
dos existencias y que tendría dos casas en las cuales sería adorado y mimado; pero
en dos años sus yernos lo han desterrado de su compañía como si fuera el último de
los miserables (pág. 84).
El señor Goriot representa el contraste a los valores burgueses que más adelante describirá
la vizcondesa Beauséant, al igual que Eugenia se verá seducido por tu ataque de ambición y
juventud en buscar una pertenencia a la aristocracia. El desenlace para el papa Goriot será
muy dramático, a pesar de haber enriquecido a sus hijas; a pesar de haber dirigido su vida a
la benevolencia y asumir la condición del humillado; su muerte será solitaria, apartado de
sus frutos mas preciados. Solo el personaje principal asumirá las riendas de un hijo nunca
tenido.
Lo que muestra la novela son unos personajes rodeados de valores frívolos que la necesidad
del dinero impone en juego.
En la pensión, se encuentran dos personajes que serán los que desencadenarán y pondrán a
Rastignac en la línea de la ambición o en la conservación de una moral intacta. Eugenio
emigra del campo hacia la ciudad, allí, se dará cuenta que la vida citadina comprende un
nuevo mundo; el lujo, el prestigio lo rodean. Rastignac reconoce que su futuro no puedo
estar en una monotonía de trabajo esclavizante, tendrá que buscar ingresos bastante
superiores si quiere integrarse a la burguesía. Por lo tanto, va a pretender buscar alguna
dama noble para su plan y hacerse a la relación del círculo aristocrático con una pariente.
Para Eugenio las relaciones que iniciará, tanto con Anastasio como con Delfina, las
emprenderá con el fin de conveniencia; buscará sacar provecho de sus posiciones. En el
camino percibirá la ostentosidad del lujo, el glamour de la gente; Desea, ambiciona una
vida citadina.
La rivalidad que genera la ostentosidad del lujo, generó, además, que las hermanas, entre en
disputa y se genere un sentimiento de envidia. Ellas, prefieren el lujo, aunque detrás de sus
matrimonios se encuentran encerradas y también humillaciones por el dinero; Delfina no
puede disponer de nada, no pueden ver a su padre.
Restaud es noble, y su mujer fue presentada a la nobleza y adoptada por ella; pero
su hermana, su rica hermana, la hermosa señora Delfina de Nucingen, esposa de un
hombre adinerado, se muere de pena y se consume de envidia porque está a cien
lenguas de su hermana (pág. 88).
La señorita Taillefer, sufre las angustias de no ser reconocida por su padre; Vautrin quien
resultará ser un bandido, reconoce que puede encontrar en la ambición de Rastignac la
clave para seducir a Taillefer y obtener provecho de la gran herencia que quedaría en
manos de la señorita si su hermano muere. Este será un punto crucial en el desarrollo de la
novela, porque Eugenio demostrará la prevalencia de la virtud, intentará detener a Vautrin.
El plan y el discurso que da Vautrin a Rastignac mostrara uno de los valores con los que
llega a la decadencia la sociedad moderna.
Pregunte usted a las mujeres qué hombres les gustan más y verá que son los
ambiciosos. Estos tienen los hombros más fuertes, la sangre más rica en hierro y le
corazón más ardiente que los demás hombres (pág. 115).
La honradez no sirve para nada. Se inclina el mundo ante el poder del genio; le odia
y procura calumniarle, pero al fin y al cabo se incliina ante él (…) La corrupción es
el arma de las mendianias, cuya oposición encontrará usted en todas partes (…)
Verá prostituirse a mujeres por el solo deseo de ir en el coche de un hijo de un par
de Francia (pág. 118).
Cuanto mas fríamente calcule, más arriba llegará. Hiera sin piedad, y será siempre
temido. No acepte a los hombres y a las mujeres más que como caballos de posta,
que puede dejar reventados en cada relevo, a fin de llegar a la cima de sus deseos
(…) Si llega a sentir por ella alguna vez amor, guarde bien el secreto y no lo
entregue antes de mirar mucho a quien abre el corazón (pág. 88).
Sea el hombre a quien ella distingue, y de esta manera las mujeres se volverán locas
por usted. Sus rivales y mejores amigas se lo disputaran (…) En Paris, el éxito es
todo, es la llave del poder. Si las mujeres le juzgan gracioso y listo, los hombres le
juzgarán lo mismo si usted no desmiente sus juicios, y entonces podrá quererlo todo
y tendrá entrada en el mundo que es una reunión de bribones y de engaños. No
pertenezca ni a los unos ni a los otros. Para entrar en este laberinto le doy mi
nombre como un hilo de Ariadna (pág. 89).
La sociedad burguesa se muestra con unos valores que sobrepasan una sociedad decadente,
la envidia, la traición, la estafa, el engaño, la apariencia, la ambición, son el reflejo de los
personajes en la sociedad citadina que los impulsa. Como dice Lorenzo (2008) Balzac (…)
no puede menos de describir en sus novelas la sociedad de un modo que parezca
inconcebible, por completo, un regreso a la época prerrevolucionarias.
Referencia
S. Lorenzo (2008). Una mirada social en la novela Papá Goriot de Honoré Balzac.