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Lujo y deseo material en Papa Goriot

POR: Yeison Leandro Arroyave

En la pensión de la señora Vauquer convive un numeroso grupo de inquilinos. Las


relaciones que se establecen entre ciertos personajes; son la muestra de la condición
humana albergada por el simple interés. Cada relación que se entabla, siendo ésta entre la
burguesía, la familia, o la amistad; decae al interés del dinero. Es entonces que, cada
relación social es mediada por el interés, la clase y la contaste del lujo.

Balzac retrata la decadencia de los valores burgueses, sometidos al deseo económico. Como
se verá; los personajes muestran las condiciones de la ambición, del interés: como lo
mencionará la vizcondesa, como lo reflejan las hijas de Goriot, como actuará en un
principio Rastignac y como se condenará en Vautrin.

Francia se vuelve un escenario de lucro y especulación, la burguesía continúa


asimilando los viejos hábitos de la aristocracia mientras que la introducción de otros
temas en la arquitectura como la ópera, influyen en dicha especulación social. «El
dinero domina toda la vida pública y privada; todo se le rinde, todo está a su
servicio, y todo se prostituye exactamente o casi todo como lo describió Balzac (…)
de repente toda posesión, todo derecho y toda capacidad se expresan en dinero»
(pág. 2).

Lo primero que se nota en la casa Vauquer a medida que se desarrolla la novela, son los
diferentes roles que empieza a jugar los personajes, pero los personajes con mejores
condiciones económicas. Primero, la señora Vauquer, descrita como una viuda gorda fofa,
la cual, su lamentable aspecto se asemeja a su pensión, lo mismo que la pensión a ella; se
interesa por Goriot y por todas las especulaciones monetarias contra él; las pretensiones de
la señora Vauquer solo se someten a logro financiero del señor Goriot, tanto así, que sueña
hacer lujosa su posada y permitir el ingreso únicamente a los señores y damas de clase:

Desde aquel día, durante tres meses, la viuda Vauquer se aprovechó del peluquero
del señor Goriot e hizo algunos gastos en su tocado, atribuyéndolos a las
necesidades de dar a su casa un cierto decoro que estuviese en armonía con las
personas dignas que frecuentaba. Trabajó mucho para cambiar el personal de
huéspedes, recalcando la pretensión de no aceptar en lo sucesivo más que gente
distinguida por todos conceptos. Si algún extraño se presentaba, ella se hacia
presente la preferencia que le había concedido al señor Goriot, uno de los
negociantes más notables y mas respetables del Paris. Distribuyó prospectos, a la
cabeza de los cuales se leía: CASA VAUQUER. “Era -decía ella- una de las
pensiones más antiguas y más estimadas del país latino, que tenía una de las vistas
más agradables al valle de los Gobelinos (…)” (pág. 23).

El posible ascenso que significaba para la viuda Vauquer, la unión con Goriot la traía a
pensar en su elegancia; un lujo que, además de atribuirse a sus riquezas exteriores como la
propiedad, debía ser atribuida también a su persona. Dado que la señora Vauquer falla en el
plan de seducción y unión a Goriot decide emprender todo lo contrario, difamarlo. De
mostrando sus intereses solo por el lujo.

Todos los dramas que se muestran en la obra, son respecto al interés y al logro de un
aburguesamiento. Las hijas de Goriot, Eugenio, Vautrin, Beauseant, Taillefer, relaciones
entabladas por el mismo motivo. El papa Goriot es un antiguo fabricante de fideos, que
logro sumar su riqueza siendo un negociante oportunista; su desgracia se desencadena con
el casamiento de sus hijas, y el aislamiento de sus yernos hacia él; como todo buen padre da
toda la suma de su dinero a las hijas. Goriot espera todo para ellas, aunque se vea obligado
a ofrecer su misma vida.

-Sí, de su padre, del padre, un padre -repuso la vizcondesa-, un buen padre que se lo
ha dado todo; según dicen desembolsó quinientos o seiscientos mil francos para
hacer dicha casándolas bien; para él no se había reservado más que ocho o diez mil
francos, creyendo que sus hijas seguirían siendo sus hijas; que él se había creado
dos existencias y que tendría dos casas en las cuales sería adorado y mimado; pero
en dos años sus yernos lo han desterrado de su compañía como si fuera el último de
los miserables (pág. 84).

El señor Goriot representa el contraste a los valores burgueses que más adelante describirá
la vizcondesa Beauséant, al igual que Eugenia se verá seducido por tu ataque de ambición y
juventud en buscar una pertenencia a la aristocracia. El desenlace para el papa Goriot será
muy dramático, a pesar de haber enriquecido a sus hijas; a pesar de haber dirigido su vida a
la benevolencia y asumir la condición del humillado; su muerte será solitaria, apartado de
sus frutos mas preciados. Solo el personaje principal asumirá las riendas de un hijo nunca
tenido.

Lo que muestra la novela son unos personajes rodeados de valores frívolos que la necesidad
del dinero impone en juego.

Así, en la ciudad de París vemos cómo se aprecia la vida aristocrática de la gente


con dinero, la sociedad en plena actividad y las frivolidades que despiertan en
cualquier transeúnte. El símbolo del dinero y del poder se aprecian en la actitud de
los personajes, de sus anhelos y codicia para conseguir un estatus social (pág. 7).

En la pensión, se encuentran dos personajes que serán los que desencadenarán y pondrán a
Rastignac en la línea de la ambición o en la conservación de una moral intacta. Eugenio
emigra del campo hacia la ciudad, allí, se dará cuenta que la vida citadina comprende un
nuevo mundo; el lujo, el prestigio lo rodean. Rastignac reconoce que su futuro no puedo
estar en una monotonía de trabajo esclavizante, tendrá que buscar ingresos bastante
superiores si quiere integrarse a la burguesía. Por lo tanto, va a pretender buscar alguna
dama noble para su plan y hacerse a la relación del círculo aristocrático con una pariente.

Finalmente, otra multitud de circunstancias que es inútil consignar aquí, excitaron


su deseo de enriquecerse y le dieron sed de distinciones. Como todas las almas
grandes, quiso deberlo todo a su propio mérito (…) Si es verdad que al principio
quiso entregarse de lleno al trabajo, seducido luego por la necesidad de crearse
relaciones, notó la mucha influencia que tienen las mujeres en la vida social, y
decidió lanzarse de pronto al mundo a fin de conquistarse en él protectoras (…) De
pronto, el ambicioso joven reconoció, en los recuerdos con que su tía le había
mecido, los elementos de varias conquistas sociales (pág. 36).

Para Eugenio las relaciones que iniciará, tanto con Anastasio como con Delfina, las
emprenderá con el fin de conveniencia; buscará sacar provecho de sus posiciones. En el
camino percibirá la ostentosidad del lujo, el glamour de la gente; Desea, ambiciona una
vida citadina.

Cuando llegó a la calle Nueva de Santa Genoveva, subió rápidamente a su


habitación, bajó para dar diez francos al cochero y penetró en aquel comedor
nauseabundo donde vio, como animales en el pesebre, a los dieciocho huéspedes
que se disponían a saciarse. El espectáculo de aquella miseria y el aspecto de
aquella sala le hicieron un efecto horrible. La transición era demasiado brusca y el
contraste demasiado completo para que no desarrollasen en él sentimientos de
ambición (pág. 90).

La rivalidad que genera la ostentosidad del lujo, generó, además, que las hermanas, entre en
disputa y se genere un sentimiento de envidia. Ellas, prefieren el lujo, aunque detrás de sus
matrimonios se encuentran encerradas y también humillaciones por el dinero; Delfina no
puede disponer de nada, no pueden ver a su padre.

Restaud es noble, y su mujer fue presentada a la nobleza y adoptada por ella; pero
su hermana, su rica hermana, la hermosa señora Delfina de Nucingen, esposa de un
hombre adinerado, se muere de pena y se consume de envidia porque está a cien
lenguas de su hermana (pág. 88).

La señorita Taillefer, sufre las angustias de no ser reconocida por su padre; Vautrin quien
resultará ser un bandido, reconoce que puede encontrar en la ambición de Rastignac la
clave para seducir a Taillefer y obtener provecho de la gran herencia que quedaría en
manos de la señorita si su hermano muere. Este será un punto crucial en el desarrollo de la
novela, porque Eugenio demostrará la prevalencia de la virtud, intentará detener a Vautrin.
El plan y el discurso que da Vautrin a Rastignac mostrara uno de los valores con los que
llega a la decadencia la sociedad moderna.

Pregunte usted a las mujeres qué hombres les gustan más y verá que son los
ambiciosos. Estos tienen los hombros más fuertes, la sangre más rica en hierro y le
corazón más ardiente que los demás hombres (pág. 115).

La honradez no sirve para nada. Se inclina el mundo ante el poder del genio; le odia
y procura calumniarle, pero al fin y al cabo se incliina ante él (…) La corrupción es
el arma de las mendianias, cuya oposición encontrará usted en todas partes (…)
Verá prostituirse a mujeres por el solo deseo de ir en el coche de un hijo de un par
de Francia (pág. 118).

La vizcondesa Beauséant es la pariente de Eugenio quien lo relaciona con la vida burguesa;


la mente despiada de esta clase aristocrática se logra notar en el discurso que le ofrece a
Rastignac. Además, se logra percibir el contraste entre en el amor y el dinero; se muestra un
amor por conveniencia y se pierde el ideal romántico del amor.

Cuanto mas fríamente calcule, más arriba llegará. Hiera sin piedad, y será siempre
temido. No acepte a los hombres y a las mujeres más que como caballos de posta,
que puede dejar reventados en cada relevo, a fin de llegar a la cima de sus deseos
(…) Si llega a sentir por ella alguna vez amor, guarde bien el secreto y no lo
entregue antes de mirar mucho a quien abre el corazón (pág. 88).

La envidia y el prestigio parecen ser solo las virtudes de la burguesía, prosperidad en el


lujo, deseo en el prestigio y renombre. La vizcondesa, también hace hincapié en el poder, la
dureza.

Sea el hombre a quien ella distingue, y de esta manera las mujeres se volverán locas
por usted. Sus rivales y mejores amigas se lo disputaran (…) En Paris, el éxito es
todo, es la llave del poder. Si las mujeres le juzgan gracioso y listo, los hombres le
juzgarán lo mismo si usted no desmiente sus juicios, y entonces podrá quererlo todo
y tendrá entrada en el mundo que es una reunión de bribones y de engaños. No
pertenezca ni a los unos ni a los otros. Para entrar en este laberinto le doy mi
nombre como un hilo de Ariadna (pág. 89).

La sociedad burguesa se muestra con unos valores que sobrepasan una sociedad decadente,
la envidia, la traición, la estafa, el engaño, la apariencia, la ambición, son el reflejo de los
personajes en la sociedad citadina que los impulsa. Como dice Lorenzo (2008) Balzac (…)
no puede menos de describir en sus novelas la sociedad de un modo que parezca
inconcebible, por completo, un regreso a la época prerrevolucionarias.
Referencia

H. Balzac (1985). El padre Goriot. Cumbre, S.A.

S. Lorenzo (2008). Una mirada social en la novela Papá Goriot de Honoré Balzac.

G. Javier (2016). El espacio parisino en Pére Goriot de Balzac. Fuentes humanísticas.

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