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(Pirrimplín, cauteloso, se acerca a las candilejas y con un pase mágico las enciende. Con
otros pases enciende la lámpara del Mago, la luna y las estrellas.)
MAGO: Pirrimplín.
MAGO: Carafica.
PIRRIMPLÍN: Micaluca.
MAGO: Fincalatá.
PIRRIMPLÍN: Ojalatesinof.
MAGO: Paquitenecanto.
PIRRIMPLÍN: Avecismo.
MAGO: ¿Trabajamos?
PIRRIMPLÍN: No dirá usted que por mí, yo sólo hago lo que usted manda y más.
MAGO: No, no lo digo por ti; eres buena aprendiz y me agrada tu conducta, pero el tiempo
apremia.
MAGO: Es verdad, pero no importa. Le dices que le daremos un loro que dice las palabras al
revés... Es una maravilla. (Se acerca al Caldero)
MAGO: Bueno… lo conseguiremos luego. Ahora deja todo eso por ahí y ven a ayudarme.
MAGO: La número seis, esa amarilla. ¿qué te pasa que todo lo olvidas?
MAGO: Echa unas gotas con mucho cuidado. Apártate porque esto es peligroso. (Llamas en
el Caldero) ¡Por la patas de Cabra! ¡Por los cuernos del Tlaconete! ¡Por la nariz del
Tlacuache!
MAGO: No temas. (Llamas detrás del caldero. El Mago cae sentado. Pirrimplín se agarra la
barriga muerto de risa). No te rías, majadera. Respétame.
MAGO: (Indignado se para del piso) Me alegro. La cosa se está poniendo mala. Ya me
impacientó. Hemos fracasado cien veces, buscando el secreto de los globos. (Va sacando los
elementos de un baúl viejo mientras los menciona) Tenemos listo el jabón, el cuerpo líquido,
la madera elástica, el betún transparente, las cuerdas invisibles, el timón plegadizo: lo
tenemos todo. Es decir, casi todo, porque nos falta lo principal: la meteorina.
MAGO: Bien dicho, así se llama. Sin ella los globos no pueden subir. Dame el frasco número
594. ¡Pronto! Tengo una idea. Tal vez sea la última. ¡Corre, vuela, acelera! (Pirrimplín busca
con desesperación el frasco)
MAGO: Ya.
PIRRIMPLÍN: Ni yo.
PIRRIMPLÍN: Y yo aquí.
MAGO: ¡Ah, pero cuando estén listos los globos seremos felices!
PIRRIMPLIN: (Sé queda pensando un momento después mira hacia arriba) A la luna, por
ejemplo.
MAGO: Yo también.
(Se duermen.)
(Los Magos y las Brujas se acercan a las retortas del Mago. Salen de escena.)
FINALIZA EL NÚMERO MUSICAL
PIRRIMPLIN: Me fijo.
MAGO: Pondremos anuncios en todas partes. Dirán "Se necesitan viajeros intrépidos. Se
necesitan héroes”.
MAGO: ¡Qué tonta eres! No sólo eso, también (Rápido y emocionado) bizcochos y
merengues y dulces y caramelos. ¡Todo, todo lo tendremos!
MAGO: Es sublime.
PIRRIMPLIN: (Pensativo) Sólo me falta una cosa para ser completamente feliz.
PIRRIMPLIN: Mi mamá, la extraño tanto. Dicen que era yo muy niña, muy niña cuando nos
dejó. Una tía me dijo que una noche de luna llena, fueron a la playa y nadaron en el mar. Ella
se adentró mucho, pero la marea subió, vino una ola y la arrastró, se la llevó lejos. Nunca la
vi. ¿Cómo sería? ¿Alta? ¿Rubia? ¿Morena? ¿Blanca? Si la pudiera ver alguna vez en mi
vida... le juro que haría lo que fuera.
MAGO: La verás.
PIRRIMPLÍN: Otros me dijeron que la guerra nos separó. Me cuentan que un día llegaron a
mi casa unas gentes feas, destruyeron todo a su paso y se llevaron a todos, sin dejar rastro
alguno. A mí no me llevaron porque mi mamá me escondió en un rincón, nunca me
encontraron.Aunque no sé si creerlo, la verdad no recuerdo nada de eso.
MAGO:Ay Pirrimplín, me has hecho llorar. Ven acércate a mí, aquí me tienes. Yo te cuidaré
mientras viva (Lo abraza tiernamente).
(Toques en la puerta.)
PIRRIMPLÍN: ¿Usted no podría darle unos (insinuando una travesura) pases mágicos?
CASERO: Gracias.
CASERO: Pero…
MAGO: Pero como usted sabe, hace tiempo venimos trabajando en la invención de unos
globos que pueden llegar a la luna.
MAGO: Pues si señor, somos lunáticos pero no somos sinvergüenzas como usted cree, o al
menos, dice, o al menos dijo.
CASERO: Dije…
MAGO: Llámenos lunáticos, de hecho estoy de acuerdo. Nosotros perseguimos algo más allá
de lo real… ¡La luna!
MAGO: Hemos encontrado la fórmula secreta que permite a los globos subir más allá de las
nubes y de los asteroides y llegar, por ejemplo, a la mismísima luna.
MAGO: Y bajar
PIRRIMPLÍN: Decídase rápido, porque el cupo es muuuy limitado. Sólo tenemos tres boletos
CASERO: El Mago es un tonto y Pirrimplín equivale a dos tontos. (Ríe) Pobrecitos… Ellos
creen que soy yo el tonto. ¿Tonto yo? Basta verme la cara que tengo para convencerse de que
soy capaz de cualquier barbaridad. Aceptaré el negocio. Pero, lo que ellos no saben es que la
luna es de plata maciza; llevaré mis instrumentos, trabajaré día y noche. Arrancaré de su
suelo toda la plata que pueda y me volveré millonario. ¡Seré tremendamente poderoso! Casi
ni puedo contar todos los millones que tendré.
MAGO: Pues ya no hay nada que decir. Mañana a las nueve le esperamos aquí. Su globo
estará listo. Tendrá usted las instrucciones necesarias y una guía para que no se pierda en el
camino.
(Pirrimplín y el Mago van empujando al Casero hacia el otro lado del escenario)
MAGO: Ábrele.
CAZADOR: Sí, un auténtico lío; y será aún más grande cuando lleguen los jueces, los
actuarios y la policía para llevarse todo esto si no me dan el dinero ahora mismo.
MAGO: Resulta que en este maravilloso instante, justo ahoritita… no tenemos absolutamente
nada de dinero . Y por cierto, ¿sería mucha molestia pedirle que la dirija hacia otro lado? (ríe
nervioso señalando la escopeta ).
CAZADOR: ¡Eso nunca! O me voy con mi dinero o me quedo aquí para siempre.
CAZADOR: Necesito mi dinero ahora. Es esencial para mis proyectos. Imagina una fonda de
este tamaño, con espejos; sillas de cuero; platos de oro; tenedores de plata; servilletas de
seda; tazas de cristal y mozos con su uniforme elegante. Los guisos que yo ofreceré serán
dignos de un rey.
CAZADOR: ¿Dónde?
SECO: Hemos construido unos globos que mañana mismo saldrán para la luna.
CAZADOR: La cuenta.
CAZADOR: ¡Hecho!
MAGO: Mañana a las nueve tendrá usted un globo listo para subir a la luna.
CAZADOR: No faltaré.
CAZADOR: Éstos son un par de bobos, más que yo,y eso ya es bastante. Me subiré al globo
y viajarė por donde me dé la gana; iré donde dicen que vuelan las aves más gordas del
mundo. Las cazaré, las traeré a la Tierra y las guisaré en aceite. Y todo lo venderé a precios
de oro. Mis clientes morirán hinchados de tanto comer y yo reventaré de ganar dinero.
(Golpes en la puerta.)
(Entra el Negrero)
NEGRERO: Vengo a cobrar la leña, son siete cargas. ¡Y quiero que me pague enseguida!
¡Enseguidita!
MAGO: Es el día más grande de nuestra existencia. Acabamos de inventar unos globos
magníficos para viajar por el cielo, ¡para ir a las estrellas y a los cometas!
NEGRERO: Qué mago más idiota y qué criado más simple. No saben nada. No entienden
nada, son tontos de encargo. Así son todos los inventores. Nunca saben para qué inventan las
cosas. Se me ocurre una idea. Iré a la luna. La registraré toda. Traeré de contrabando un
cargamento de Selenitas; seres que trabajan sin descanso, no comen y lo mejor es que… ¡no
se les paga! Nunca cobran ni horas extras, ni salarios caídos, ni nada. Seré millonario en un
par de días. Aprovecharé la ocasión.
NEGRERO: Que estoy contentísimo con hacer este viaje. Tenía la ilusión de ir a la luna.
(Golpes en la puerta)
NEGRERO: ¡Espera!
(Negrero sale)
(Maestro entra)
PIRRIMPLÍN: ¡Maestro!
MAESTRO. Pasaba por aquí, ví la luz y me dije: voy a visitar a mi amigo el gran Sabemás y
a mí querida aprendiz; la intrépida Pirrimplín. Pero les veo contentísimos. ¿Qué les pasa? ¿Se
han sacado la lotería? Díganme qué les sucede.
MAESTRO: Entonces, con su ayuda, al fin podré averiguar qué cosas esconde la luna en la
parte que no se ve desde nuestro planeta. Me muero del gusto… No puedo ni imaginar qué
puede haber ahí…
PIRRIMPLÍN: Pero…
PIRRIMPLÍN: (Se levanta cabizbaja) Es que es la única oportunidad que tengo para hallar a
mi pobre madre…
MAGO: Es verdad… Está bien. (Abraza con ternura a Pirrimplín) Yendo con usted, querido
maestro, Pirrimplin está segura.
MAESTRO: Adiós.