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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSITARIA CIENCIA Y


TECNOLOGÍA.
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES.
“RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA: CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS.
PROGRAMA MUNICIPALIZADO DE FORMACIÓN EN DERECHO.
CÁTEDRA: PENSAMIENTO BOLIVARIANO
1ER AÑO SECCION “10”.
SAN JUAN DE LOS MORROS.
MUNICIPIO AUTÓNOMO JUAN GERMÁN ROSCIO.
(ESTADO BOLIVARIANO DEL GUÁRICO)

DESACUERDO ENTRE BOLIVAR Y


MIRANDA.

DOCENTE:

ABG: GLEXANDRA ORTEGA BACHILLER:

ANTHONY VANEZCA
CEDULA 26973127

JULIO DEL 2022


Desacuerdo de Bolívar y Miranda:

El congreso que había convocado la junta de Caracas se reunió en marzo de 1811 y, en


su seno, pronto se manifestaron las distintas posturas: los que querían aprovechar la coyuntura
internacional para separarse definitivamente de España, y quienes preferían aguardar el
desarrollo de los acontecimientos. La presencia de Miranda, que había regresado de Inglaterra
en diciembre de 1810, pesó para que los sectores más activos de la burguesía comercial y la
aristocracia terrateniente –enfrentados con la metrópoli desde la implementación de las reformas
borbónicas– se impusiese y lograse la declaración de la independencia el 5 de julio de 1811. En
diciembre del mismo año se promulgó la constitución, liberal y federal, inspirada en la de los
Estados Unidos. Tanto Miranda como Bolívar estaban en desacuerdo con la forma política
elegida. Preferían un Estado más centralizado. La constitución estableció, además, la igualdad
jurídica de todos, sin diferencia de razas, aunque no se declaró la libertad de los esclavos –
simplemente, se prohibió su trata–. Asimismo, como condiciones para votar, se establecieron
como requisitos la ocupación y la propiedad, lo cual aseguraba el dominio de la elite criolla. La
constitución suprimió los fueros militar y eclesiástico; y aunque no se aceptó la tolerancia
religiosa, sí se la discutió extensamente. Tanto Miranda como Bolívar estaban en desacuerdo
con la forma política elegida. Preferían un Estado más centralizado. La constitución estableció,
además, la igualdad jurídica de todos, sin diferencia de razas, aunque no se declaró la libertad de
los esclavos simplemente, se prohibió su trata. Uno de los capítulos más cuestionados y
controversiales en la fructífera vida política y militar del Libertador Simón Bolívar, es el que
tiene que ver con su actuación protagónica en los acontecimientos que culminan con la
detención y entrega a las autoridades españolas del precursor de nuestra Independencia, general
Francisco de Miranda, luego de la capitulación que marca el fin de la denominada primera
República venezolana en 1812. En primer lugar era conocido que había sido el joven Simón
Bolívar, durante su misión diplomática cumplida en Londres y luego de los acontecimientos de
abril de 1810 que marcaron el inicio de nuestro proceso emancipador, quien mas había insistido
al ya renombrado patriota, residente en esa ciudad, para que regresara a Venezuela a participar
de la gesta que recién se iniciaba y por la que Francisco de Miranda llevaba ya décadas de
promoción y de luchas, incluyendo sus dos fracasadas incursiones por las costas venezolanas
que habían sido repudiadas y combatidas por los mantuanos de Caracas, cuyos vástagos ahora
encabezaban el movimiento destinado a poner fin al dominio español en sus colonias. Bolívar
visita a Miranda en su residencia, centro de referencia de todos los pioneros de la libertad
latinoamericana, y se deleita en su biblioteca, llena de tomos de los más renombrados autores
clásicos y de la ilustración. El precursor era ya hombre de renombre mundial, que declarado
enemigo de la monarquía Española, había participado en los dos más trascendentes procesos
libertarios de su tiempo: la independencia norteamericana y los sucesos de la Francia
revolucionaria, sosteniendo amistad y relaciones con lo mas distinguido del mundo político,
militar e intelectual, por lo que el bisoño Bolívar queda prendado de su leyenda y su
personalidad y logra convencerlo de venir a Venezuela a hacer realidad su sueño de
independencia americana y su proyecto integrador de lo que él llamaba la Colombeia.

Miranda regresa a Caracas y es electo diputado por el Pao al congreso constituyente de 1811, la
ebullición de acontecimientos que se han sucedido en Caracas no permite prever que apenas se
está iniciando un proceso que será largo, cruel, doloroso y destructivo y que durara más de dos
décadas para materializarse. A la declaración de Independencia, asumida el 5 de julio de 1811,
se oponen importantes provincias y los partidarios del rey, encabezados por una mayoría del
clero, desatarán una vorágine de confrontación en una autentica “guerra civil” donde se
enfrentan venezolanos contra venezolanos. El ejecutivo colegiado previsto en la primera
Constitución venezolana, así como las formas federales de gobierno, se muestran ineficaces
para proporcionar la unidad y la reacción contundente que permita derrotar la reacción
realista.NAnte la gravedad de los acontecimientos que se suceden unos tras otros, incluyendo
alzamiento de esclavos, reagrupamiento de tropas realistas, crisis en las finanzas del novel
estado y el terremoto de 1812, se decide designar a Miranda en base a su larga carrera militar
como jefe de los ejércitos de la República y se le encomienda el ejercicio de una dictadura
comisoria con poderes plenos que le permitieran derrotar a los enemigos de la Independencia y
salvar la República. Y en esa realidad de fuerte forcejeo militar con las tropas realistas que
comanda el sanguinario Domingo Monteverde, se producirá un acontecimiento que involucra a
Bolívar y que determinará el colapso militar de la República: la pérdida del Castillo de Puerto
Cabello, que amén de punto clave para las comunicaciones y aprovisionamiento de las tropas,
resguardaba el mayor depósito de municiones y pertrechos de guerra de las tropas libertadoras,
y el cual se produjo por un descuido inexcusable del joven coronel Bolívar. Miranda al enterarse
del desastre militar pronuncia en francés su célebre frase: “…Venezuela esta herida en el
corazón”, mientras Simón Bolívar, sabiéndose responsable de esa situación entra en estado de
depresión y en carta al generalísimo le expresa que no se siente en condiciones de “mandar ni a
un solo soldado”. Miranda, aún dispone de medios bélicos suficientes para resistir, pero la
desmoralización de las tropas, las continuas deserciones y los alzamientos de negros en las
costas del litoral, lo agravian de ánimo, por lo que a fin de evitar la prolongación de la
contienda, con su costo de vida y ruina material, decide previa consulta con los representantes
de los otros poderes públicos, solicitar a Monteverde un armisticio, para lo cual comisiona a su
secretario de guerra José de Sata y Bussy y al teniente coronel Pedro Aldao, como
plenipotenciarios para negociar los términos de un acuerdo que suspenda las hostilidades.
Monteverde, acepta negociar y luego de objeciones, propuestas y nuevas negociaciones se firma
la capitulación el 25 de julio de 1812. El acuerdo incumplido en su totalidad por el zángano de
Monteverde, preservaba la libertad, bienes y los movimientos de los jefes patriotas, autorizaba
el intercambio de prisioneros, y otras clausulas magnánimas; sin embargo un sector de jóvenes
oficiales encabezados por Simón Bolívar y del cual forman parte Miguel Peña, De las Casas,
Montilla, Castillo, Carabaño y Valdés entre otros, acusan a Miranda de traidor y de querer
escapar del país llevándose el remanente de los caudales públicos, por lo que el futuro
Libertador propone su captura y fusilamiento como escarmiento por su conducta. Manuel de las
Casas, jefe de la guarnición de la Guaira, se opone al fusilamiento pero acepta apresarlo y
entregarlo a las autoridades Españolas. La madrugada del 31 de julio de 1812, cuando tenía
previsto partir al amanecer, el precursor es despertado por el grupo de complotados, a quienes al
reconocerlos les espeta: “bochinche, bochinche, esta gente solo sabe bochinche”. Bolívar jamás
se arrepintió de haber apresado a Miranda, por el contrario mantuvo resentimiento con de las
Casas, porque en vez de permitirles fusilarlo por traidor, optó por entregarlo a los jefes
españoles, lo que de todas maneras le significó su deceso 4 años mas tarde en la prisión del
arsenal de la Carraca. Wilson y O’Leary, sus edecanes Irlandeses, dan fe en sus memorias de
que el Libertador ni en sus días finales renegó de su posición frente al precursor de la
Independencia Americana.

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