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LAS DOS NATURALEZAS DE JESUCRISTO: DIOS Y HOMBRE

Jesucristo siempre ha sido Dios y, al mismo tiempo, siempre ha estado con

Dios., tal cual afirma esta verdad Juan 8:58 y 10:30. Sin embargo, cuando Jesucristo

vino a la tierra, se convirtió en un ser humano (Juan 1:14). La Palabra, el Verbo, es

Dios, el cual, estaba con Dios y fue hecho carne (Juan 1:1, 14).

La Biblia dice: “Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por

amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de

los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las

promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el

cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” Romanos 9:3-5.

En la persona de Jesús existe tanto una naturaleza divina como humana: Dios y

hombre. La naturaleza divina de Jesús no cambió ni se alteró cuando se hizo carne. Más

bien, la Palabra adquirió humanidad (Colosenses 2:9). Jesús fue una persona,

completamente Dios y completamente hombre, tiene dos naturalezas, una humana y una

divina, que no se pueden separar.

Por todo el tiempo, Él siempre será el "Dios-hombre", completamente humano y

completamente Dios, dos naturalezas distintas contenidas en un solo Ser. La naturaleza

divina de Jesús no está disminuida por su naturaleza humana, y su naturaleza humana

no pierde identidad debido a su naturaleza divina. Él tiene una personalidad, pero esa

personalidad contiene dos naturalezas. Algunas veces, Jesús actuó dentro de los límites

de su naturaleza humana (Juan 4:6, 19:28), pero en otras oportunidades actuó y expresó

el poder de su naturaleza divina (Juan 11:43; Mateo 14:18-21).

La verdad de que Jesús es completamente Dios y completamente hombre, no es

una verdad abstracta desprovista de valor práctico. El hecho de que Dios vino, se hizo
carne y se revelo a nosotros es algo preciado, más allá de las palabras, lo que es crucial

para nuestra salvación. (Teología de La Consejería Bíblica. Pag. 101).

Estas afirmaciones se hallan respaldadas por los siguientes pasajes bíblicos.

1. “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve” Isaías 43:11. Es imposible

que haya otro salvador del pecado, porque solo Dios puede llevar el castigo

infinito por el pecado. Si Jesús no fuera Dios, no podría ser nuestro Salvador.

2. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,

Jesucristo hombre.” 1 Timoteo 2:5. Es necesario que alguien se pare en la

brecha, causada por el pecado, que divide al hombre de Dios. En su divinidad

Jesús proporciona el sacrificio perfecto por los pecados del hombre.

3. “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser

misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar

los pecados del pueblo”. Hebreos 2:17. Esto significa que Jesús cargo con el

peso de la ira de Dios y pago el precio por todo el pecado.

4. “Porque, así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron

constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán

constituidos justos”. Romanos 5:19. Así como la raza humana fue representada

por el pecado de Adán, de igual forma la humanidad debe ser representada en

justicia por Jesús. Dios no puede representar al hombre como hombre, tal

representación necesitaba de humanidad, por lo que el sacrificio de Jesús 100%

hombre y 100% Dios es esencial para que el sea el representante de la justicia

necesitada para el perdón de nuestros pecados.

5. “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. 1 de Juan 2:6.

Necesitamos también de la humanidad impecable de Jesús para ser de ejemplo

de todos nosotros.

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