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La Mujer y El Dragón
La Mujer y El Dragón
El libro bíblico de Apocalipsis revela detalles del gran conflicto entre Cristo y
Satanás. Estudiar la estructura de ese libro extraordinario recompensará al
estudiante dedicado. El Apocalipsis se divide en dos partes principales.
“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo
de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta,
clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento” (Apocalipsis
12:1, 2).
La Iglesia de Cristo está simbolizada por una mujer pura iluminada por la luz del
sol y de la luna. Ella es la esposa del Cordero (Apocalipsis 19:7, 8), y como las
Escrituras son lámpara y luz para el camino (Salmo 119:105), esta Iglesia está
iluminada por los escritos bíblicos del AT y del NT. Su corona de doce estrellas
representa la victoria de los creyentes, tanto del AT como del NT. La Iglesia de
Cristo está compuesta por los creyentes fieles desde la entrada del pecado en el
mundo. Jesús es el “[…] Cordero que fue muerto desde la fundación del mundo”
(Apocalipsis 13:8).
Desde el comienzo del mundo los nombres de creyentes fieles han sido escritos
en el Libro de la Vida del Cordero (13:8). Como Abraham, ellos vencieron por la fe
en Cristo y su sacrificio expiatorio (Gálatas 3:6,29). Volvamos a la figura profética
de la mujer. Apareció un gran dragón rojo, el cual se detuvo frente de ella a fin de
devorar el hijo que nacería. El Hijo es el Señor Jesucristo, el Mesías prometido en
las profecías mesiánicas, y presentado en las páginas del NT. Pero, ¿qué
representa el gran dragón rojo?
La cruz constituyó el gran clímax en el gran conflicto entre Cristo y Satanás, pues
cuando Jesús murió venció a Satanás. Ahora, ángeles y hombres pueden ver el
carácter de cada uno. Jesús es bueno y Salvador, Satanás es malo y asesino.
“[…] Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la
autoridad de su Cristo” (Apocalipsis 12:10). El reino de Dios tiene dos fases. El de
la gracia y el de la gloria. La fase de la gracia fue inaugurada después de la
entrada del pecado, y establecida con la muerte de Cristo en la cruz. La fase de la
gloria fue inaugurada en la ascensión de Cristo resucitado y victorioso al cielo
(Apocalipsis 12:5), y será establecida en breve, en su venida en gloria y majestad
(Mateo 25:31).