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1 El primer encuentro
Camacho viejo y plumero, me acaban de liberar hacía apenas un instante, había nacido
en jaula y no sabía que era volar y Yaco, loro gris africano y exótico.
2 Un regalo único
Llego ella, tenía un par de alas tatuadas en el brazo izquierdo, la vi pagarle a mi humano
abrió la puerta de la jaula abrí mis alas y volé, luego se levantó y se marchó, la jaula la dejo en
el banco y mi antiguo dueño corrió a recuperarla, ¿Y usted?, la misma historia, hoy vino ella, le
pago a mi dueño, abrió la puerta de la jaula y yo volé.
6 El carnicero
Intentamos ubicar el paradero del nuevo pájaro liberado,
tiene bandas negras que le atraviesan los ojos que lo hacen
interesante, como un asesino con antifaz. ¿usted cree que la chica
sabia?, ¿Qué estaba liberando al carnicero?, no sabe ni medio
sobre pájaros y libera a cualquiera, que le parece si encontramos la
manera de sobrevivir, es un alcaudón, sabemos que le gusta comer
carne, son feroces, es su naturaleza, tienen que alimentarse,
supongo que en cuanto tenga hambre vendrá por nosotros, miré, ese arbusto de espinas, y veo
al cenicero, nos está mirando.
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VAZQUEZ, María Ángeles
11 El aparato hablador
Fuimos rodeando el eucaliptus hasta los edificios, mire amigo yaco, dijo Camacho, hay que
escuchar para hablar ese lenguaje, escuche esa cosa que usted la llama televisión, di un paso y
me fui acercando a la tele, Camacho saltando enloquecido queriendo decirme algo: hay problemas.
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VAZQUEZ, María Ángeles
14 Amanda
A Amanda no le parecía mal que las personas tengan mascotas, pero los pájaros están
hechos para el cielo, Yaco y Camacho estaban aprendiendo a amar la libertad. No sé si estoy de
acuerdo sobre el alcaudón, este no era el lugar adecuado para liberarlo, dijo ella: entiendo y voy
a ayudar, la chica inicio su caminata por la feria, me ofreció su hombro derecho, el puestero la
vio venir, era mi humano el que me había cuidado, ¿qué paso?,¿no quiso volar?, Amanda, nos
hicimos amigos, el puestero no pareció conforme, un loro así no está hecho para vivir solo, ¿qué
quiere decir?, se ve que no sabe mucho de loros grises africanos, tendría que estudiar antes de
dejar libre a cualquiera, es el rey de los loros, se me hinchó de orgullo que de pronto me sentí un
gigante, un súper pájaro, y entonces paso a mi lado el carnicero, tan rápido que no lo vi, el
puestero y Amanda me auxiliaron.
15 El libertador
Al final hice ta- te- ti entre 3 jaulas y salió elegido un lorito, el lorito no quiere salir, el ave
se defendió, pero por fin logramos sacarlo de la jaula, planeo hacia el gomero y, a medio camino,
el alcaudón se le vino encima, Amanda salió corriendo a salvar al lorito, me dijo, vos vas a cuidar
al lorito. Por supuesto.
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VAZQUEZ, María Ángeles
19 Pum al corazón
En algún momento me dormí. Pero Camacho volvió, Camacho me miraba con un gesto
molesto, Yaco por esta noche no quiero hablar más con usted, ay Camacho, le rogué, perdóname,
y por fin él me contó la historia del Aga. El Agaporni no conocía otra manera de alimentarse. El
domingo Amanda regreso, Yaco, me llamo Amanda, estudie sobre los Apaporis, que significa lorito
de amor, y estoy segura, de que nuestro loro regreso a la jaula porque no podía irse solo el Aga
tiene compañera y dos pichones, sufría cada vez que lo llevaban solo a la feria, su temor a que lo
compraran y lo separara de su familia cuando termine de contar, Amanda le caían lagrimones,
hicieron algo bueno, dijo ella, eso no se olvida, pero no sabía si sería suficiente.
20 Un día Yaco
Aunque me cueste todos mis ahorros, hoy voy a comprar a el Aga la familia del Aga, dijo
Amanda. El Aga le dijo a Camacho que, mientras ´´EL CARNICERO´´ dijo la chica de las alas.
Pero ¿Qué podíamos hacer? ¿enjaular al carnicero para liberar a los demás pájaros? Tengo un
par de ideas, agrego Amanda, ya vuelvo, Amanda volvió, conto que había solicitado al puestero
que trajera a la familia del Aga, hoy por la tarde. También hice un par de llamados, tengo una
idea, le dije a Camacho, es no tenerle miedo y se cómo acercarme a él y atraparlo. El día se hizo
largo. Para ponernos en acción, debíamos esperar a que termine la feria, estoy lista, dijo la chica,
estoy listo, dijo Camacho, empecemos, dije, primero Amanda compro la jaula con el Aga y la Aga
y otra con os pichones del Aga. Amanda dejo las jaulas bajo el eucaliptus, cubiertas por unas
ramas. Nosotros también queremos pelear, gritaron mamá y papá Aga, Amanda los libero y se
refugió detrás del gomero. Ahora o nunca, grite.
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VAZQUEZ, María Ángeles
21 La gran Kaka
Camacho y los Aga volaron directo hacia el Carnicero, yo me fui acercando por detrás,
entonando una canción alcaudonita, al instante el carnicero era una ternurita, moviéndome de
rama en rama logré que el carnicero terminara en el suelo, rodeado de todas esas horrendas
espinas, tenemos rodeado al alcaudón, somos cuatro contra uno, si nos metemos ahí, ¡vamos a
terminar, en ensartados ¡, pensar me desconcentro y un acorde me salió desafinado, se alegró
de descubrirnos, de la nada salió la gran Kaka y se plantó frente el Carnicero, con destreza, la
kaka Hundió la cabeza, y rodo sobre el alcaudon, le hizo la llave en el cuello que lo inmovilizó, el
Carnicero había sido derrotado, llego Amanda acompañada de varios humanos.
22 Vuelo libre
Los otros humanos, son parte de un grupo, que se ocupan de devolver aves liberadas a
la naturaleza, dijo Amanda, yo solo abrí las puertas de las jaulas, pero nunca me preocupé por
lo que después les pasaría a ustedes, esta gente en cambio sabe qué hacer, la kaka es u ave
en peligro de extinción, su venta está prohibida, por lo que el puestero tendrá graves problemas,
Amanda y yo vimos pasar al alcaudón en manos de uso de los tipos, los Aga preferían que los
dejaran en tigre que tiene un montón de loros y palmeras, es un lugar perfecto para ellos,
Camacho y yo elegimos quedarnos en nuestro árbol. Escuche hablar, dijo Camacho, que muy
cerca, viven una colonia de camachos. ¿Cuándo te vas?, deje Yaco, solo era una idea nomas.
Cambiando de tema por un rato Camacho y yo conversamos, esa noche tuvimos lindos sueños.
23 Sin despedidas
Me despertó Amanda, ¿cómo andan las cosas?, pregunto Amanda, ¡Formidable¡,
exclamé, Camacho encontró a los suyos y se va en unos minutos, Yaco, ¿adónde va usted?,
Vuelvo a África, la chica de las alas puso los ojos en blanco, Amanda había entendido todo,
Camacho se preparó para volar, mire alejarse a mi amigo, ‘’Que tengas una gran vida’’.
24 Picotacitos
Yaco no sé cómo decirte esto, pero los de vuelo libre no pueden levarte a África, Ya lo
sé, ¿Entonces porque se lo dijiste a Camacho?, para que se fuera con los suyos, ¿Y ahora?,
quiso saber, Hay mucho para hacer acá, Yaco, empezó ella, me encantaría que vinieras a vivir
a vivir conmigo, ¿En una jaula…?, le pregunte, No, claro que no, la ventana siempre abierta,
queda muy cerca de la plaza, así que podrás venir cuando quieras y encontrarte con el
Camachuelo, claro, en las paredes pinte paisajes de las selva africana y otros loros grises, ahí
tienes agua, semilla y frutas, Amanda salió por un momento, abrí mis alas y di varias vueltas por
mi selva verde, y salí del edificio y volví, ah lindo día para volar.
Fin
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