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Lector artista y lector modelo: propuesta de una lectura ordenada para De

sobremesa, novela caótica de José Asunción Silva.

“novelista de la universalidad humana que


brinde, en la copa exquisita de sus cuentos, el
extracto sutil de sus torturas intelectuales, de
sus contemplaciones íntimas, de sus
estremecimientos profundos…las raras
exquisiteces de su expresión…la quinta esencia
de sus nostalgias y sus penas agudas”

“los curiosos de la inteligencia y los ’curiosos


de la vida’…las almas inquietas, anhelantes…
los visionarios del porvenir…los refinados de la
forma…los paladares finos a lo amargo”
(J.E.Rodó,La nueva novela, 1897,p.163 A/B)1

Pilar Álvarez

La situación histórica de Hispanoamérica en el fin de siglo pasado está marcada por una serie
de transformaciones políticas, económicas, sociales, cambios en las líneas de pensamiento
filosófico, religioso, científico, cultural que confrontan al artista hispanoamericano ante
nuevos paradigmas de vida.

Período de confusión y desorden, es decir, ’caos’, en el cual el artista pasa de ser un elemento
importante y significativo a nivel de la sociedad, la política, el gobierno, a transformarse,
como elemento no rentable, en un prescindible ornamento. El artista busca innovar, renovar,
encontrar formas de expresión que justifiquen su existencia ante si mismo y ante el medio en
el cual transcurre su existencia.

Esta situación de caos socio-político en el cual Silva escribe su novela se ve reflejada en un


aparente caos textual: la disposición de la novela, la estructura narrativa, la incorporación de
géneros y subgéneros diferentes en el mismo campo ficticio, la elección y combinación de su
temática hacen del texto un sistema complejo y desordenado y crean en el proceso de lectura
una actitud de rechazo por parte del lector ingenuo.

El descuido estilístico o estructural, según Camacho-Guizado2 o la falta de verosimilitud,


según García-Márquez, apreciaciones del primero como lector crítico especializado, el
segundo como lector y artista, sintetizarían algunas de las deficiencias de la novela señaladas
por la crítica tanto temprana como parte de la contemporánea.

Esta novela escrita en 1896 no es un ejemplo de narratividad plana, presenta dificultades


interpretativas y también exige intervenciones cooperativas por parte del lector. (Eco,1993:
91). Intervenciones cooperativas similares a las exigidas contemporáneamente en la lectura de
novelas como Rayuela, Cien años de soledad, La muerte de Artemio Cruz o La casa verde.

1
Comentarios de Rodó acerca de las características del autor/lector de la nueva novelística: esa que demostrara
al mundo que Latinoamérica había ingresado ya a la “cultura universal” en La novela hispanoamericana de fin
de siglo, Meyer –Minnemann K, p.88)
2
Todas las referencias críticas o citas de la novela son de Obra Completa/ José Asunción Silva, edición crítica
Héctor Orjuela, Madrid, ALLCA XX, 1996.Ver comentarios de Camacho Guizado, en “Silva ante el
modernismo”, p. 420; y García Márquez, “En busca del Silva perdido”, p xxxi-xxxii.

1
De sobremesa es una novela caótica. Un texto caótico no significa solamente confusión y
desorden, significa gran complejidad y abundancia de información, conglomeración y traslape
de varios tipos de discurso (el narrativo, el pictórico, el social, etc.).
Como expresión de la sensibilidad del artista de fin de siglo pasado interpretamos que la
función última del texto de Silva es producir en el lector una ’reacción’ ante el mundo
incorporado en el texto y plantear la necesidad de ver las estrategias seleccionadas desde una
nueva actitud receptiva.

La selección del repertorio3 que Silva efectúa – referencias al Arte, la Vida, la Muerte, la
Ciencia- junto con la combinación que estratégicamente realiza de estos, son los

Nos proponemos seguir la estructura de las estrategias textuales como posibilidades 4de
organización del repertorio seleccionado en el texto. Estas estrategias contribuirían con el
lector durante el proceso de lectura en la actualización del texto como actividad promovida
por éste mismo.

Para que el propósito de estas estrategias se cumplan, es decir, organizar la red interna de
referencias (cfr.Iser,1994: 96) en el texto que trabajamos, tomaremos en consideración
básicamente dos modos de organización: la selección del repertorio5, y la combinación
organizadora de estos elementos seleccionados.

En la novela se presenta estratégicamente el repertorio seleccionado en el marco narrativo del


diario y la combinación de tal repertorio queda focalizada en la figura del protagonista de la
novela como autor y lector de su propio diario.

Silva inicia la escritura de la novela en 1887, la corrige en Caracas, se le pierde el manuscrito


en un naufragio, la reconstruye en 1896, año en el que se suicida y en el cual también es
hallado el texto, no siendo publicada la novela sino hasta 1925. De sobremesa no alcanza por
tanto los receptores de su época y tampoco se cumple el anhelo modernista de alcanzar un
lector artista por ellos previstos: ese lector Modelo capaz de cooperar en la actualización
textual de la manera prevista por él y de moverse interpretativamente en la misma forma que
el escritor se mueve generativamente. (Cfr. Eco,1993:80)
Lector que es concebido según el protagonista de la novela de la siguiente manera:

[…] Es que yo no quiero decir sino sugerir y para que la sugestión se produzca es preciso que el
lector sea un artista. En imaginaciones desprovistas de facultades de ese orden, ¿qué efecto
producirá la obra de arte? Ninguno. La mitad de ella está en el verso, en la estatua, en el cuadro,
la otra en el cerebro del que oye, ve o sueña. Golpea con los dedos esa mesa, es claro que sólo
sonarán unos golpes, pásalos por las teclas del marfil y producirán una sinfonía. Y el público es
casi siempre mesa y no un piano que vibre como éste… […] (236-237)

Al hablar de la novela nos referiremos a dos niveles en el mismo texto: al de la novela De


sobremesa cuyo autor es Silva, y al nivel del diario íntimo cuyo autor es el protagonista José
Fernández, poeta.
3
Según Iser: The repertoire consists of all the familiar territory within the text. This may be in the form of
references to earlier works, or to social and historical norms, or to the whole culture from which the text has
emerged- in brief, to what the Prague structuralists have called the ”extratextual” reality. Iser Wolfang, The Act
of Reading, A theory of esthetic response, The John Hopkins University Press, London, 1994. p. 69
4
[…] the equivalence system of the text arises out of the combination of its elements, and as the reader himself most actually
produce this system, it follows that the strategies can only offer the reader possibilities of organization.[…]. Op.cit., p. 86
5
[…]The repertoire of the text is made up of material selected from social systems and literary traditions.
[…]Idem.

2
De sobremesa es por tanto la historia de la lectura de algunos segmentos de su diario hecha
por el protagonista José Fernández en respuesta a la solicitud de cuatro de sus amigos.

La novela que tiene forma de diario íntimo en el que aparecen 33 microtextos con sus
respectivas fechas de escritura, está enmarcado por un prólogo y un epílogo presentados por
un narrador ’objetivo’. Narrador que se diferencia del ’subjetivo’ representado por el
protagonista como lector de su propio diario.

Este narrador objetivo presenta el repertorio inicialmente seleccionado al entregar la situación


narrativa en la cual se desarrollará la novela: espacio, tiempo, personajes que son descritos
detalladamente.

En el prólogo de la novela cada personaje, como representante mimético de personas


pertenecientes a una clase social determinada, solicita del protagonista un tema diferente. Sus
expectativas están acordes con su mundo de referencia, a la vez que representan actitudes y
tipos de receptores del texto a ser leído-escuchado. Sus descripciones físicas, caracterizarán
por acumulación las del autor del diario y reflejarán la diversidad de sus intereses.

Tenemos así un abanico de receptores que está conformado por los cuatro amigos del poeta, y
el poeta mismo que se escucha al leer en voz alta: un hacendado, un dandy, un personaje de
salud quebradiza y un médico.

El poeta:
[…] el fino perfil árabe de José Fernández, realzado por la palidez mate de la tez y la negrura
rizosa de los cabellos y la barba;

un hacendado:
la contextura hercúlea y la fisonomía plácida de Juan Rovira, tan atrayente por el contraste que
en ella forman los ojazos de expresión infantil y las canas del espeso bigote, sobre lo moreno del
cutis atezado por el sol;

un médico:
la cara enjuta y grave de Oscar Sáenz, que con la cabeza hundida en los cojines del
diván turco y el cuerpo tendido sobre él, se retorcía la puntiaguda barbilla y parecía
perdido en una meditación interminable […]p.230
un dandy:
[…] …necesito oír buenos versos para desinfectarme el alma…! ¡Si tú supieras de dónde
vengo…!
Pues no me parece difícil adivinarlo; de una comida en que has estado cerca de una rubia… el
vestido lo cuenta… ¡Irreprochable!…añadió Fernández fijándose en la gardenia fresca que
llevaba Cordovez en el ojal del frac y en las gruesas perlas que le abotonaban la pechera. […]

[…] La frescura y la animación de Luis Cordovez, cuyas facciones delicadas y naciente barba
castaña recordaba el perfil del Cristo de Scheffer […] p. 237

un personaje de salud quebradiza:

formaban extraño contraste con la atonía meditabunda del semblante pálido y apagado de los
ojos grises de Máximo Pérez, cuya flacura se adivinaba, mal disimuladapor el vestido de cheviot
claro que traía puesto, en las líneas del cuerpo tendido sobre el diván vecino, en una postura de
enfermizo cansancio […] p. 238

3
El hacendado (Rovira) quien juzga el valor de la literatura de acuerdo con la situación
económica de quien escribe, es el primero en solicitar del protagonista un episodio
relacionado con el nombre de la quinta que el poeta está construyendo

[…] Los versos se hacen dentro de uno, uno no los hace, los escribe apenas… ¿tú no sabes eso?
Rovira…
- No, ¡qué sé yo de esas cosas! contestó el interpelado. Los tuyos me gustan y son buenos de
seguro, porque un hombre de gusto que tiene caballos como la pareja de moros de tu victoria y
el árabe que montas, y una casa como ésta y tanto cuadro y tantas estatuas y cigarros de esta
calidad dijo mostrando la larga ceniza del puro casi negro que estaba fumando, ¡pues es
clarísimo que no puede hacer malos versos! p. 236

Es el primero en plantear su interés en que el poeta lea su diario, lo motiva la curiosidad y su


admiración por el arte como realidad no entendible:

[…]… Quiero oírte leer unas páginas que según me dijiste una vez, tienen relación con el
nombre de tu quinta, con un diseño de tres hojas y una mariposa que llevan impreso en oro, en la
pasta blanca, varios volúmenes de tu biblioteca, y con aquél cuadro de un pintor inglés… ¿cómo
dices tú? ¿decadente? no… ¿simbolista?, no, ¿prerrafaelita? Eso es, prerrafaelita, que tienes en
la galería y que no logro entender por más que lo miro cada vez que paso por ahí… ¿Sabes de
qué te hablo?… p.237

El dandy solicita unas notas sobre el viaje del poeta a Suiza, expresa su interés por la lectura-
audición como sistema ’elevado’ de evasión de la realidad circundante:

[…]. Cuando te digo que necesito que me leas versos de Núñez de Arce para desinfectarme. […]
No, no son versos […] ¿Sabes? …no son versos de Núñez de Arce…es prosa tuya lo que
quiero…vengo a pedirte de soñar como dices tú…hace tres días que no le pido de soñar a nadie
por miedo de que me sirvan mal y que estoy pensando a cada momento en que llegue esta noche
para suplicarte me leas unas notas tomadas en un viaje por Suiza, que nunca me has mostrado…
Nos las vas a leer dentro de un rato? ¿Cierto? […] p.237

El personaje de salud quebradiza pide lea sobre la descripción de una enfermedad nerviosa del
poeta en París, es el tipo de receptor que busca en el arte identificación con su realidad,
método sublime que le cure de los males que la ciencia no ha podido superar:

Fernández, dime, ¿Tampoco pudieron hacer diagnóstico preciso de una enfermedad que sufriste
en París, de una enfermedad nerviosa de que me ha hablado Marinoni…? Dime, ¿Tú la
describiste en algunas páginas de tu diario?… Si nos las leyeras esta noche…Creo que sólo la
lectura de algo inédito y que me interesara mucho alcanzaría a disipar un poco mis ideas negras.
p. 238

Sáenz, el médico, es el único que tiene expectativas sobre un tipo de género literario
específico, sin embargo, no es exacto en su ’diagnóstico’:

-Fernández no me oye nunca cuando le hablo. Hace cuatro años que le vengo diciendo que
escriba y no me oye. José, ¿no tienes tú, un cuento o cosa así, que pasa en París, una noche de
año nuevo? insinuó el médico… ¿Por qué no nos lo lees?… p239

4
La respuesta del poeta antes de dar lectura a su diario representará el horizonte6 que sintetizará
el repertorio seleccionado por los otros personajes:

- Todo eso es Ella- dijo el escritor, como perdido en un ensueño-; esta mañana las rosas blancas
en la verja de hierro de Villa Helena; a mediodía el revoloteo de la mariposilla blanca que se
entró por la ventana del escritorio…Ahora cuatro deseos encontrados que se juntan para que la
nombre… p.239

Entrega como tema central de la escritura del diario todo lo relacionado con la idea sobre una
mujer- Helena- casi arquetípo artístico. Apelación implícita a que la actitud del lector
implícito gire en torno a las mismas expectativas de los narratarios.
En el marco narrativo introductorio se nos revela el modelo inicial que tenderá hacia el
desorden paulatinamente al asumir el protagonista la lectura de su texto. Estas expectativas se
verán enfatizadas por el género en el que se anuncia va a ser presentado el desarrollo de los
temas.

Autor-lector como estrategia textual

Una de las estrategias y en el caso de la novela modernista uno de sus rasgos, es el


desplazamiento del interés narrativo desde el mundo exterior ficticio hacia el complejo mundo
interior del protagonista. En De sobremesa este interés se lleva a su expresión máxima al
funcionar el protagonista como autor-lector de su propio diario.

[…] Era un grueso volumen con esquineras y cerradura de oro opaco. Sobre el fondo de azul
esmalte, incrustado en el marroquí negro de la pasta, había tres hojas verdes sobre las cuales
revoloteaba una mariposilla con las alas forjadas de diminutos diamantes.
Acomodándose Fernández en el sillón, abrió el libro y después de hojearlo por largo rato leyó
así a la luz de la lámpara. p.239

Al asumir el protagonista la lectura de su diario será éste quien organice el repertorio


seleccionado por los receptores/amigos y efectúe la combinación del mismo. Repertorio
presentado en ensayos sobre literatura, música, pintura, comentarios de viajes, planes
políticos, relatos de conquistas amorosas, aventuras de tipo policíaco, recuentos sobre sus
crisis de salud, búsqueda detectivesca de su amada ideal y diferentes comentarios sobre las
ideas filosóficas de su época. Textos que a su vez se entregan en forma de subgéneros dentro
de la novela.
Por contrabalance primará la perspectiva del autor sobre las de los demás personajes al ser
estos personajes menores de la novela.

En el transcurso de la lectura del diario hecha por el artista, se dan solamente dos
interrupciones internas. La focalización se centra en la lectura del protagonista, los personajes
menores divergirán con la visión que el poeta tiene de las normas. Se combinan así las
perspectivas7 que realzarán el modelo del repertorio : Amor, Muerte, Ciencia, Vida son los
temas a combinar por el poeta en su diario y que conforman la estructura temática de la
novela.

6
”The horizon is that which includes and embraces everything that is visible from one point.” . Gadamer citado
por Iser: Hans Georg Gadamer, Wahrheit und Methode (Tübingen, 1960), p. 286.
Y para Iser […] it is made up of all those segments which had supplied the themes of previous phrases of
reading.Op.cit., p.97
7
Generally speaking, there are four perspectives through which the pattern of the repertoire first emerges: that of
the narrator, that of the characters, that of the plot, and that marked out for the reader. Op.cit. p.96.

5
En el transcurso de la lectura del diario hecha por el protagonista, se dan solamente dos
interrupciones internas:

En una de estas interrupciones internas, el poeta emite un juicio crítico sobre lo escrito y leído
para ser contradicho por uno de sus narratarios-receptores.
Después de leer su plan político exclama:

- Yo estaba loco cuando escribí esto, no Sáenz exclamó Fernández, interrumpiendo la lectura,
dirigiéndose al médico y sonriéndole amistosamente…
- Es la única vez que has estado en tu juicio-contestó Sáenz con frialdad. p.265

La perspectiva de Sáenz se encuentra en oposición a la del protagonista. Se abre un diálogo


entre los narratarios que amplía la información sobre el mundo del artista.
A su vez, Rovira, quien desde un inicio se nos presenta como un receptor incapaz de realizar
mayores movimientos cooperativos en la recepción de la obra artística, sale del cuarto y del
espacio narrativo diciendo:

- Soy una bestia…Nadie te quiere como yo. Me encanta oír a los inteligentes recitar sus
versos y llamarte gran poeta: de repente se me antoja oírte leer algo como esta noche; pongo
toda la atención que Dios me dio y, mi palabra de honor que me quedo a oscuras de la
mayor parte de lo que oigo… ¡Qué tiene que ver todo eso que nos has leído, con el nombre
de la quinta, con el cuadro de la galería ni con la marca de los libros empastados en cuero
blanco! …Soy una bestia…Mañana te mandaré las parásitas que llegaron hoy del cafetal.
[…] p. 265

Y después de apretar las manos de los amigos, en la suya grande, dura y tostada, salió
refunfuñando entre dientes: Decididamente no entiendo nada de eso, ¡soy una bestia!...
(idem)

Es en el plan político de carácter conservador, en el cual la posición del artista se nos presenta
’como hombre público’ y ’hombre de letras’. Une así en la superficie textual la inevitable
separación que se venía dando en el mundo referente. Arte, ciencia, política son segmentos de
la realidad reunidos en el horizonte del artista. La existencia y libertad de expresión del artista
en el plano real solamente es posible mediante la conquista del espacio político-social del
mundo referente, unido a la fe en la ciencia, en el plano textual.

En dos años de consagración y de incensante estudio habré ideado un plan de finanzas racional,
que es la base de todo gobierno y conoceré a fondo la administración en todos sus detalles. El
país es rico, formidablemente rico y tiene recursos inexplotados, es cuestión de habilidad, de
simple cálculo, de ciencia pura, resolver los problemas actuales. En un ministerio, logrado con
mis dineros y mis influencias puestas en juego, podré mostrar algo de lo que se puede cuando
hay voluntad. De ahí a organizar un centro donde se recluten los civilizados de todos los partidos
para formar un partido nuevo, distante de todo fanatismo político o religioso, un partido de
civilizados que crean en la ciencia y pongan su esfuerzo al servicio de la gran idea, hay un
paso.
De ahí a la presidencia de la república previa la necesaria propaganda, hecha por diez periódicos
que denuncien abusos anteriores, previas promesas de contratos, de puestos brillantes, de
grandes mejoras materiales, otro…Eso por las buenas. […] p.260 (mi negrilla)

¡Oh qué delicia la de escribir, después de instalar un gobierno de fuerza, grande y buen amigo, al
acreditar los respectivos plenipotenciarios que pedirán su reconocimiento ante todos los
presidentes de las republiquitas a la americana del centro o del sur donde las cosas se hacen así y
de pensar que en virtud de un plan elaborado con la frialdad con la que se resuelve la incógnita
de una ecuación, llegó uno al puesto que ambiciona con el fin de modificar un pueblo y elevarlo
y verificar en él una vasta experiencia de sociología experimental.(idem)

6
La segunda interrupción narrativa se da posterior a la lectura sobre sus experiencias de viajes,
su relación con una mujer que encarna’todo el vicio parisiense’, intentos homicidas, droga y
delirios en los cuales aparece la muerte de la abuela, su temor a la locura. Hechos que por
oposición relevarán lo sublime del único encuentro con la mujer que se tornará en el eje
central posterior de la existencia del artista –Helena- y por ende del resto de la escritura-
lectura del diario.
Todas las conquistas posteriores, sus relaciones con mujeres diferentes pierden
completamente sentido ante la búsqueda de esa mujer ideal.

La interrupción vuelve a hacer énfasis en el tiempo de diferencia entre la lectura y los hechos
(ocho años) y los cambios experimentados en el protagonista. Relevante es anotar que el
’hombre’ que da lectura a su diario es diferente a quél que lo escribió, ha evolucionado,
madurado.

Hoy es diferente, respondió Fernández con cierta superioridad, he distribuido mis fuerzas entre
el placer, el estudio, y la acción, los planes políticos de entonces los he convertido en un sport
que me divierte, y no tengo violentas impresiones sentimentales porque desprecio a fondo a las
mujeres y nunca tengo al tiempo menos de dos aventuras amorosas para que las impresiones de
una y otra se contrarresten y …

-Y para que las heroínas hagan contraste, insinuó Luis Cordovez, la una rubia y lánguida, lectora
de Heine y la otra morena y ardiente, lectora de la Pardo Bazán; una sentimental como una
colegiala y la otra sensual desde la punta de las uñas hasta la médula de los huesos…
Una sonrisa de vanidad iluminó la fisonomía fatigada del poeta…p.290

El personaje enfermizo, Máximo Pérez, opina que se siente mejorado por la lectura del poeta.
El arte funciona como remedio a las dolencias del amigo, mejor que la ciencia.

La lectura de los segmentos restantes girará en torno a diferentes episodios de crisis nerviosa,
ensayo sobre el nihilismo de su tiempo (los anarquistas, Ibsen, Zaratustra, Wagner, Gustav
Moreau), diferentes conquistas de mujeres como atenuantes en su búsqueda desesperada por
Helena, para finalmente, en un paseo después de uno de sus episodios nerviosos, encontrar la
tumba de Helena, ese “sueño más real que eso que los hombres llaman la Realidad” dice el
poeta.
Al bajar los ojos hacia el suelo alfombrado por las hojas marchitas, cuyo olor melancólico estaba
respirando en la tristeza del paisaje, tropezaron mis miradas con una rama que pendía, rota, del
rosal vecino y cuyas tres hojas se agrupaban en la misma disposición que tienen las del camafeo
de Helena. Una mariposilla blanca se detuvo sobre ellas un instante, y levantando el vuelo vino a
tocarme la frente.p.349

En el epílogo final se describirá el mismo ambiente que el protagonista ha recordado


experimentar al encontrar la tumba de Helena, hecho que marca el fin de su búsqueda y la
lectura del diario.
El narrador objetivo concluye en el epílogo:

José Fernández, al suspender la lectura, cerró el libro, empastado en marroquí negro, y


ajustándole la cerradura de oro con la mano nerviosa, lo colocó sobre la mesa.
Los cuatro amigos guardaron silencio, un silencio absoluto en que se oía el ir y venir de la
péndola del antiguo reloj del vestíbulo, el murmullo de la lluvia que sacudía las ramazones de
los árboles del parque, el quejido triste del viento y el revoloteo de las hojas secas contra los
cristales del balcón.
Adormecíase en él la semioscuridad carmesí del aposento. El humo tenue de los cigarrillos de
Oriente, ondeaba en sutiles espirales en el círculo de luz de la lámpara atenuada por la pantalla
de encajes antiguos. Blanqueaban las frágiles tazas de China sobre el terciopelo de color sangre

7
de la carpeta, y en el fondo del frasco de Dantzig, los átomos de oro se agitaban luminosos,
bailando una ronda, fantástica como un cuento de hadas. (mi negrilla). p. 350-351

Silva como autor implícito sugiere mediante un elaborado y caótico texto, pero un estructurado y
consciente manejo de estrategias textuales, que el lector reaccione al ’mundo’ incorporado en el
objeto estético en la medida que lo produce y vea las normas seleccionadas bajo una nueva luz.
El texto apela a un lector modelo que en el proceso de lectura adopte una actitud cooperativa y
actualice activamente las estrategias que ofrecen posibilidades de organización y le permiten
comprender el enigma de la narración.

En el espacio final de la novela permanecen solamente aquellos amigos que han seguido el proceso de
lectura del protagonista con una postura de colaboración en el proceso de actualización del texto
’escuchado-leído’.

Observamos cómo se presenta en la superficie textual de la novela la repetición, con sutiles


variaciones del modelo inicial entregado por el narrador ’objetivo’ en forma de marco del diario; la
selección del repertorio según las expectativas de los personajes menores y el horizonte del
protagonista; la combinación del repertorio seleccionado y el caos que esta combinación significa en el
proceso de lectura al jerarquizarse la narración en la figura del protagonista como autor –lector de su
propio texto.Tal narración tiene como hilo conductor la búsqueda de la mujer ideal como respuesta a
la pérdida de fe en la realidad circundante

Bibliografía

Eco, Umberto, Lector in fabula, Barcelona, Lumen, 1993.

Silva, José Asunción, De sobremesa, en Obra Completa, edic. crítica. Héctor Ojuela, Madrid,
ALLCA XX, 1996. pp.229- 351.

Iser, H., The Act of Reading, A theory of esthetic response, London, The John Hopkins
University Press, 1994.

Meyer- Minnemann, K., La novela hispanoamericana de fin de siglo, México, Fondo de


Cultura Económica, 1991, p. 88.

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