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4.

FRUTO DE UN CORAZÓN TRANSFORMADO

OBSERVACIÓN

Juego de imitación

El organizador u otro participante que se escoja, hace las veces de “maestro”, y


todos seguirán los movimientos que este hace. Comienza con movimientos
sencillos de estiramiento, luego puede hacer movimientos más complicados tales
como sentadillas, insertar pasos de baile, movimientos divertidos, etc. Todos
deben imitar estos movimientos, y se puede acompañar con música adecuada de
fondo.

Luego otras personas pueden hacer de “maestro”. El objetivo no es competir, sino


divertirse y reflexionar sobre nuestro impacto en aquellos que nos miran e imitan
mucho de lo que somos o hacemos.

VINCULACIÓN

Se invita a los asistentes a reflexionar sobre la dinámica anterior, con las


siguientes preguntas: ¿Son mis actitudes dignas de ser imitadas? ¿Agrado a Dios
con mis actitudes? ¿Mis actitudes evidencian que estoy siendo renovado y siendo
transformado en un hombre o mujer nuevos?

CONCIENTIZACIÓN

Introducción

Todos los hijos de Dios tenemos un pasado, un antes y un después de Cristo.


Pero, existe un gran porcentaje de cristianos que “sobreviven” a las diferentes
circunstancias enfrentándolas en sus fuerzas, con su antigua manera de pensar,
sentir y actuar; desconociendo por completo el poder del Espíritu Santo prometido
para hacer de cada uno de nosotros personas transformadas, no una sola vez,
sino de manera continua. Pocos hijos de Dios disfrutan y ven el fruto de ser
constantemente renovados, y avanzar continuamente en la transformación del
corazón, y por ende del carácter.

¿Cómo saber si permanecemos en ese proceso de renovación constantemente?


Se evidencian algunas características en esa persona que asume la Teoterapia
como su estilo de vida y disfruta de la unción del Espíritu Santo.
1. Son usados sobrenaturalmente

La Palabra de Dios está llena de constantes promesas de parte de nuestro Padre


celestial que evidencian el deseo de respaldarnos, de usarnos en todo lo que
emprendamos. Pero estas promesas son para los que están en ese proceso de
transformación. Retomando lo estudiado en el segundo tema de este ciclo
(“corazones transformados”), esas promesas son para: los “Israel”, no para los
“Jacob”; son para los “Pablos”, no para los “Saulos”; son para los “Pedros”, no
para los “Simones”. No son para los que están preocupados únicamente en sus
planes y proyectos, sino para aquellos que extienden sus manos para que el
Espíritu Santo les ciña y los lleve a donde Él quiera.

Dios usó sobrenaturalmente a estos hombres transformados. A través de Pedro, la


iglesia recibió revelación acerca de los gentiles (los que no son judíos), a través de
Pablo, se consolidó el ministerio a las naciones. Ambos fueron pilares de la
primera iglesia y el libro de los Hechos registra su ministerio.

Sólo cuando somos transformados por el Espíritu Santo, su unción reposa sobre
nuestras vidas, pues Él nos sella como su propiedad (1 Corintios 1:21-22). Esa es
nuestra seguridad: el Señor está con el que es ungido, con aquel que se deja
moldear para parecerse cada vez más a Cristo.

2. Viven para llevar fruto, no para dar resultados

Retomando el triste caso de Saúl, explicado la semana anterior, vemos que Dios
desechó a Saúl como rey de Israel, porque al desobedecerlo, él desechó a Dios.

Siguiendo el lastre de su vida anterior, Saúl se enfocó en una vida de resultados.


En lugar de seguir instrucciones respecto a los Amalecitas, interpretó la palabra de
Dios y tomó decisiones según su lógica. “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová
tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de
Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar
atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es
la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la
palabra de Jehová, Él también te ha desechado para que no seas rey.” (1 Samuel
15:22-23).

Dios se complace en la obediencia, no en la fachada ni en los resultados. Cuando


enfocamos nuestra vida en los resultados, suceden dos cosas:

● Primero: estos no se van a dar. No basta con tener actitud positiva, y


desearlo, como enseñan los cursos de superación personal. La lógica los
lleva a creer en esa estrategia, pero no lo logran.
● Segundo: cuando los resultados son en la carne, viene el envanecimiento,
la soberbia y altivez de corazón, y, por ende, tarde o temprano, la caída.

No debemos concentrarnos en los resultados sino en lo fundamental, en vivir


de acuerdo a la unción del Espíritu Santo, y en su momento Dios nos dará el
fruto y nos multiplicará en todo cuanto hagamos.

3. Dejan que Dios continuamente trate su corazón

Igual que pasa con la salud física, necesitamos colocarnos en las manos de un
experto. Sólo el Espíritu Santo, que todo lo escudriña, sabe lo que está mal en
nuestra vida; conoce el origen de nuestra enfermedad, lo que causa sufrimiento, e
intercede por nosotros al Padre con gemidos indecibles: “Del mismo modo, y
puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda.
Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por
nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo”
(Romanos 8:26 TLA).

Muchos cristianos, están enfermos espiritualmente, pero se diagnostican a sí


mismos, y se aplican su propio tratamiento, el cual resulta ser sólo un paliativo.
Creen saber lo que está mal en sus vidas, pero el diagnóstico es equivocado.
Cuando el corazón es obstinado, no hay arrepentimiento, y se necesita dejar obrar
al Espíritu Santo.

4. Sus debilidades se vuelven fortalezas

En el poder del Espíritu Santo nosotros somos débiles, pero Él es fuerte. Esto es
evidente en la vida del apóstol Pablo, cuando sufrió frente al aguijón de su carne.
Clamó a Dios que se lo quitara, pero, aunque no le quitó la debilidad (el aguijón),
Dios se glorificó en ella, a través de su gracia: “Me alegro de ser débil, de ser
insultado y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo.
Pues lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil.” (2 Corintios 12:10 TLA).

“Saulo”, el autosuficiente, nunca hubiera dicho esto, pero “Pablo”, el ungido, sí.
Saulo era fuerte, pero Pablo era débil gracias al aguijón de su carne.

5. Reciben poder para ejecutar planes sobrenaturales

Cuando no estamos llenos del poder de Dios, dependemos de nuestras


capacidades humanas y nuestro carisma en todo lo que hacemos. Al comienzo
podemos encantar, pero llega un momento en que nos agotamos y agotamos a
otros.

Pablo no llegó a la gente con palabras vanas de humana sabiduría, sino con
palabras de poder, y para esto se necesita de la unción. El carisma llega hasta
cierto punto, pero sucumbe; lo único inagotable y que trasciende para llenar las
necesidades nuestras y de las personas que nos rodean, es la plenitud de la
unción del Espíritu Santo.

Dios obra sólo a través de hombres y mujeres que, como el apóstol Pablo,
permiten que Cristo viva su vida en y a través de ellos. El secreto de una vida de
poder se resume en Gálatas 2:20 TLA: “En realidad, también yo he muerto en la
cruz, junto con Jesucristo. Y ya no soy yo el que vive, sino que es Jesucristo el
que vive en mí. Y ahora vivo gracias a mi confianza en el Hijo de Dios, porque él
me amó y quiso morir para salvarme”.

Aplicación Teoterápica

Es imposible vivir el fruto del Espíritu Santo sin haber sido mudados por Él, pues
es precisamente la unción la que hace clara nuestra identidad y nuestras raíces,
para saber exactamente de dónde venimos (nuestros ancestros verdaderos),
quiénes somos hoy y para dónde vamos.

Como herederos del pacto, la promesa del Espíritu Santo es para nosotros hoy.
Debemos cuidarnos de ser parte del grupo de los necios, quienes, como Saúl,
desechan a Dios. Más bien ser de aquellos, quiénes como Pablo o Pedro, se
sometieron al tratamiento de Dios para ser mudados y así formar parte de los
planes sobrenaturales de Dios.

DETERMINACIÓN

Previamente a la reunión, colocar debajo de 3 sillas, 3 preguntas (un papel por


silla).
En el primer papel escribir: ¿Qué necesita modificar en su vida para ser llen@ del
Espíritu Santo? En el segundo papel: ¿A qué se compromete hoy? En el último
papel: ¿Qué reflexión le deja el tema?

La idea es que cuando así lo indique el líder, las personas ubiquen quienes tienen
la silla premiada y contesten lo que allí se les pregunta.

CONSAGRACIÓN
Guiar un tiempo de oración, agradeciéndole a Dios por la obra transformadora del
Espíritu Santo y disponiendo el corazón, para que esa obra sea perfeccionada
hasta el final. Pueden usar la siguiente canción durante la ministración.
https://www.youtube.com/watch?v=dVBbcX4H0nk
REPRODUCCIÓN

Motivar a los asistentes para que durante la siguiente semana le compartan a una
persona su testimonio de vida transformada por el Espíritu Santo, y la inviten a la
próxima reunión.

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