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Capítulo 8

- Lo siento Helga.

Al levantar la vista, Helga vio a la preciosa pelirroja que años atrás le había
jodido la vida, pero con la que ahora tenía un cierto “acuerdo” de
confidencialidad, y le tendía la mano.

- Debes ser más cuidados.- dijo mientras aceptaba su ayuda para


levantarse.
- Lo lamento, iba un poco distraída.
- Si, como sea. Oye, ayer no te vi en la fiesta.
- No pude ir, salí muy tarde de la reunión con el consejo estudiantil, por lo
del viaje de escolar.
- Cierto, ¿Dónde será?- no es que a Helga le entusiasmará.
- En un pequeño bosque cerca de aquí.- se emocionó la chica.- El lunes a
primera hora haré el anuncio.- dijo orgullosa.
- Genial.- mintió.

El fin de semana pasó sin ningún contratiempo, el sábado Helga se quedó en


casa leyendo y escribiendo, y el domingo salió con Phoebe al centro
comercial.

Para el Lunes Helga estaba que se moría de nervios por ver a Lucas, al
parecer el chico había optado por darle su espacio y mantener la
comunicación al mínimo. ¿Qué podía hacer para mitigar sur nervios? Poner
nerviosos a los demás. Decidió que la solución era llegar como la perra que
esperaban que fuera, al menos en el exterior podría aparentar que no había
pasado nada muy importante en la fiesta. Tomo una falda negra, un top rojo
que hacía lucir un poco su ombligo, un saco largo de algodón que cubría sus
brazos y sus botas altas. Helga dio varias vueltas en el espejo comprobando
que mostraba la cantidad suficiente de piel.

- Creó que es perfecto.- se dijo a si misma mientras acomodaba su larga


melena rubia.

Tomó las llaves del pequeño auto que le habían regalo al cumplir 16, casi no
lo usaba ya que le parecía tonto ir en auto a un lugar tan cercano, pero la
ocasión lo ameritaba. Cuando llegó al estacionamiento con la música en alto,
sonrió al sentir las miradas de sus compañeros, si estarían hablando de ella, al
menos dirían lo que quisiera.

Como si lo hubiera planeado, se estacionó justamente cerca de Arnold y


Gerald, ninguno perdió de vista cuando la rubia se bajó del auto con toda la
tranquilidad y frialdad que podía fingir.

Les dirigió una mirada curiosa, como tratando de decir “Hola idiotas”, estaba
subiendo las escaleras de la preparatoria cuando escucho una voz llamando.

- ¿Helga?
- Lucas.- parecía que los dioses querían que dejara de jugar y se enfrentara
a su destino. - ¿No tienes clases tan temprano?
- Lo sé, pero quería verte.- caminó hacia ella, ignorando que tenían público.
- Ok, ¿quieres hablar, ahora?- posó su mano en la piel desnuda del brazo de
Lucas, y sintió una pequeña descarga que la hizo retirarla inmediatamente.
- No.- sonrió.- Paso por ti a la salida.
- ¿No vas a entrar?
- Tengo cosas que planear. Nos vemos muñeca.

Lucas corrió devuelta al estacionamiento, solo cuando estaba lo


suficientemente lejos, Helga se dio cuenta de que todos alrededor los habían
estado observado. En otros tiempos les hubiera gritado “¿Qué miran idiotas?”,
pero había madurado y aprendido a controlar un poquito sus emociones, así
que fingió que no pasaba nada, pero cuando estaba por regresar a sus
asuntos, fue interrumpida por dos chicos.

- Tu novio es un desobligado, rubia.


- Tú has de ser un ejemplo a seguir cabeza de cepillo.
- Lindo atuendo.- el moreno le sonrío en una actitud coqueta y retadora. Esto
hizo enfurecer tanto a Helga como a Arnold, que le dirigió una mirada de
advertencia a su amigo.
- Mira ahí viene Phoebe.

La asiática llegó a ellos con pequeños pasos, sin sospechar la tensión que
existía entre los tres. Llevaba un atuendo pulcro y elegante como
habitualmente lo hacía, pero parecía ligeramente nerviosa de estar junto a su
novio.

- Buenos días chicos.

Todos saludaron a la más pequeña, Helga y Arnold sabían que debían


dejarlos solos, así que fue la rubia fue quien tomo la primera iniciativa, se
despidió y le dijo a su amiga que la vería en el descanso. No pensó que el otro
chico la fuera a seguir.

- Oye…- la llamó.- Lamentó ser tan entrometido en tu relación, pero me


preocupas, me importas Helga.
- Déjalo así.- trató de quitarle importancia la rubia. ¿Relación? ¿Importar?
Su cerebro solo podía decirle “Mentiras, mentiras y más mentiras”.
Necesitaba hablar con Rhonda o Phoebe sobre lo que la gente andaba
diciendo.- Nos vemos cabeza de balón.

El primer bloque pasó sin problemas, no escuchó ningún rumor que la


involucrara en la fiesta de Rhonda. Ya fuera porque nadie hablaba de ella o
porque le tenían el suficiente miedo para no hablar cerca suyo. Lo único de lo
que pudo enterarse, fue que como siempre había sido la mejor fiesta del fin de
semana, quienes habían terminado borrachos, quienes se habían enredado, y
solo algunos comentaban del estado casi inconsciente de Ángel, la pregunta
era ¿Dónde había pasado la noche?

Para el fin del primer bloque estaba cansada de oír los “rumores”, necesitaba
saber que decían de ella y si tendría que romperle la cara a alguien.

Cuando el descanso llegó, Helga opto por esperar a Phoebe detrás de uno de
los muros de la escuela donde su amiga sabía que se ocultaba para fumar.
Estaba en eso cuando escuchó unos pasos.

- Tardaste…- pero no era Phoebe, era otra chica que la miraba


burlonamente.
- ¿Por qué te ocultas? – Rhonda le quito de las manos el cigarro y se lo
colocó en los labios.
- ¿Qué ocurre princesa?
- Me imaginé que querrías información de primera mano.
Helga puso los ojos en blanco, odiaba admitir ante Rhonda que le importaban
esas cosas de “adolescentes”, más que nada la parte de los chismes de pasillo,
pero sabía que casi todo lo que salía de la boca de la chica, era pura verdad.

- Bien.- aceptó tomando nuevamente su cigarro.


- Perfecto.- sonrío victoriosa.- ¿Qué quieres saber?
- Todo lo que consideres importante para mí.

Aquellas palabras significaban que indirectamente quería saber de Arnold y


Ángel, porque claro que ese tema aun le importaba.

- Primero hablaron del beso entre tú y Ángel, joder fue rarísimo. – volvió a
tomar el cigarro.- Pensamos que le ibas a arrancar la cara. Hay quienes
piensan que Ángel debería mandar al diablo a Arnold e intentarlo contigo.
- Asco.
- Se comenta que como el angelito se puso súper borracha, Arnold tuvo que
meterla en su habitación para “cuidarla”.
- Ok.- Helga no ocultó su evidente descontento ¿Para qué? Rhonda sabía
todo.
- Los rumores afirman que no han dormido juntos, todo indica que lo harán
en el campamento.
- Princesa solo quiero información de la fiesta.- comenzaba a fastidiarse, así
que volvió a quitarle el cigarro para tratar de calmar su ansiedad.
- Todos saben que tú y Lucas son novios.
- ¿Saben? Lo toman como un hecho…
- Helga, un consejo.- tomó lo poco que quedaba del cigarro.- No pierdas la
oportunidad de estar con alguien como Lucas, se muere por ti, y más de
una mataría por estar en tu lugar. No la cagues por ir tras un niño que
obviamente no sabe lo que quiere. Porque ¡diablos! Arnold no te quitaba
los ojos de encima, ¿Por qué crees que Ángel se puso como una cuba?
Estaba que moría de celos. Y no solo ella, el otro tonto parecía que en
cualquier momento atacaría a Lucas, pero a pesar de que esta alrededor
de ti como garrapata no termina con su novia. ¿Porque? tal vez por idiota o
sexo.
- Esa es demasiada información.
- Bueno tómala, analízala, pero no arruines algo que podría ser increíble.-
tiró la colilla en el suelo y la piso con su zapato fino.- Nos vemos querida.

Phoebe no se apareció el resto del descanso, sospechó que la visita de


Rhonda había sido idea de ella. Y no se molestó, al contrarió agradeció a la
princesa por toda esa información.
¿Arnold celoso? No tenía sentido, él tenía a la chica más deseada de la prepa,
una zorra, pero una muy popular. Que querría él de la nueva y verdadera
Helga, cuando era el primero en recriminar todas sus acciones.
En las siguientes clases no tuvo cabeza para pensar en algo que no fueran las
palabras de Rhonda. ¿Era tan fuerte lo que sentía Lucas por ella? Helga había
estado cegada, para no ver las claras señales, o tal vez no había querido ver lo
que tenía enfrente.
- ¿Helga?
- Si.- miró a la Lila. En algún momento la pelirroja había entrado al salón de
clases a dar su anuncio.- Toma un folleto con todo lo que necesitas saber
del campamento.
Junto a Lila había cuatro chicos más, su escuadrón de ñoños parte del
consejo. Lila había ganado su puesto como presidenta no solo por ser una
belleza pecosa, sino también por ser responsable y dedicada, y aunque
algunos lo dudaban, Helga la admiraba, por haber sobresalido más que por
ser una niña bonita.
- Nos iremos el viernes muy temprano en el camión. El primer día tendremos
actividades en el bosque como juegos, en la noche haremos una fogata, y
para dormir evidentemente las chicas estaremos en una cabaña y los
chicos en otras.
Lo último hizo reír a algunos, ya que desde ese momento sus cabezas
planeaban como romper todas las reglas. Meter alcohol y hacer visitas
nocturnas a la cabaña de alado. Esto hizo que Helga recordara que al parecer
Arnold y Ángel se preparaban para su noche “especial”.
- Al día siguiente iremos al lago, y por la noche tendremos otra convivencia.
Volveremos el domingo muy temprano. No olviden apuntarse y hacer su
pago.
Después del anunció de Lila la campana sonó dando fin a la jornada del día.
El estómago de Helga comenzó a dar giros, recordándole lo que se
aproximaba. Corío a su casillero a dejar sus libros cuando su grupito de
amigos se acercó y entre ellos estaba Arnold.
- ¿Lista para el campamento?- preguntó Sid.
- Claro, me muero de ganas por pasar un fin de semana con un montón de
tontos.
- Pero unos tontos con una buena dotación de alcohol.- respondió Harold.
- Bueno eso si me interesa, avísenme cuando tengan el plan.
- ¿No estás hablando enserio?- preguntó Arnold.
- Tu deberías unirte a nosotros.- le habló Harold.- ¿No quieres que te
ayudemos a llegar a la cabaña de las chicas?
Ese comentario hizo reír a todos excepto a los dos rubios. Arnold se
avergonzó y sus mejillas fueron un claro ejemplo. En cambio Helga decidió
que era tiempo de huir.
Sin mucha gracia, corrió hacia la salida, dejando atrás a sus amigos. Cuando
cruzo la puerta se encontró con la imagen de una perfecta película romántica.
Lucas la esperaba sobre su motocicleta y una pequeña flor en la mano. Helga
se paralizó en su lugar, así que el chico caminó hacia ella, sin quitarle la
mirada, como si nada más existiera. Para su mala suerte los chicos ya se
encontraban a las espaldas de la rubia mirándolo todo.
- Creo que no lo dije en la mañana, pero luces preciosa.- esto hizo que los
colores se le subieran a la chica.
- No sea tonto, y vamonos.- como pudo tomó de la mano a Lucas y corrieron
a la moto.
Antes de salir de ahí, Helga decidió dar una última mirada a su público. ¿En
verdad eran tan interesantes? ¿Acaso habría chicos
que sintieran celos de Lucas? ¿Qué la encontraran atractiva? Y entre ellos
¿Arnold?
Capitulo 9
Estuvieron 10 minutos en silencio, en un restaurante de comida italiana, el
lugar no era muy grande, pero estaba bien decorado y mantenía un ambiente
acogedor.
- Un poco exagerado ¿No?- por fin habló la rubia.- Para una primera “cita”.
- Creo que es lo “adecuado”.
- Eres todo un don juan, ¿En qué momento me llevaras a tu...?
Helga guardo silencio antes de cometer una indiscreción y por milésima vez
en el día, se sonrojo.
- Al parecer el sexo es el tema del día.- respondió divertido.
- ¿Por qué lo dices?
- No lo sé, la gente está loca desde la fiesta.- dijo él, mientras observaba
como el mesero llegaba con las bebidas.
- Enserio, puedo acostumbrarme a esto.- dijo la rubia probando su copa.- Y
lo vas a lamentar.
- No lo creó.
Lucas tomo su mano y comenzó a dibujar círculos con las yemas de sus
dedos, sabía que Helga disfrutaba secretamente de eso.
- Así que, ¿sexo?- retomo la conversación Helga.
- Sí, todos parecen preocupados en “coger”.
- ¡Lucas! No seas….- lo reprendió, pero a él le importó menos ya que uno de
sus pasatiempos favoritos era hacerla sentir incomoda.
- A lo que voy, es que es ridículo como los chicos parecen intercambiar
experiencias sexuales como si fueran estampitas.
- Las chicas no son diferentes, algunas parece que desean quitarse la
etiqueta de vírgenes como si de una enfermedad se tratará.
- Es estúpido, pero para algunos la etapa les parece emocionante.- finalizó
con una bonita sonrisa.
Comieron y platicaron de temas sin tanta relevancia, la escuela, los exámenes
y el próximo viaje, conforme iba oscureciendo en el exterior, Helga sabía que
se acercaba el momento de tocar “el tema”.
La rubia se encontraba distraída mirando la ventana, admirando como el sol se
ocultaba tras los viejos edificios, en cambio Lucas miraba como los ojos de ella
se tornaban más claros bajo los efectos del atardecer y como su cabello caía
sobre su rostro como hilos de oro. Tomó uno de esos rebeldes mechones y lo
colocó detrás de la oreja de la rubia, sacándola de sus pensamientos.
- Creo que es momento de hablar.
- ¿Qué quieres de mi Lucas?- dijo fríamente.
- Te quiero, y me quieres, tal vez no estas enamorada de mí, pero no te soy
indiferente, y puedo ganarme tu corazón.
Helga se sorprendió de su tan directa respuesta, todo su semblante duro
despareció, solo podía permanecer en silencio y mirarlo fijamente. Lucas no
jugaba cuando se trataba de sus sentimiento hacía la rubia. Había hecho tanto
por ella, y ella haría casi cualquier cosa por él, estuvo en el fin e inicio de una
etapa de su vida, y ahí seguía apoyándola y sosteniéndola cuando estaba por
derrumbarse, y no solo en su vida amorosa, sino también en el ambiente
familiar tan horrible que tenía, sus inseguridades, los problemas escolares.
Sentía que la conocía como si fuera una extensión de ella. ¿Por qué no?
Aparte tenía razón, no le era indiferente, le parecía demasiado guapo, cuando
la tocaba le provocaba escalofríos y el beso lo comprobó, le gustaba más que
como un amigo. Muy probablemente con el tiempo caería enamorada de él.
- Acepto.
El resto de la velada no volvieron a tocar el tema, aquella simple afirmación de
Helga basto para poner en claro los sentimientos de ambos, al menos por
ahora. Cuando las estrellas brillaban sobre la oscuridad, los jóvenes habían
decidido volver a casa, pero había un pequeño inconveniente en sus planes, el
automóvil de Helga se había quedado en el estacionamiento de la escuela.
- Si alguno de esos imbéciles tocó mi auto lo matare.- vocifero la chica
mientras se baja de la motocicleta y se quitaba el casco.
- Se supone que hay un vigilante.
Lucas tenía razón, había un vigilante y este no les permitió pasar, debido que
a esas horas ningún estudiante tenía permitido entrar. Después de algunas
maldiciones y amenazas de Helga, Lucas decidió que era mejor llevar a cabo
un plan B.
- Hay un agujero entre las rejas, podemos colarnos y salir por el otro lado,
solo habrá que abrir un candado y listo.
- Eres todo un criminal.- dijo Helga que se cubría con la chaqueta de él, ya
que el clima nocturno era insoportable para alguien que tenía al
descubierto las piernas.- ¿Cómo es que hay una entrada por las rejas?
Llegaron a la parte más oscura, la pequeña entrada estaba entre las sombras
que hacían unos arbustos y era casi imposible que alguien pudiera verlos
debido a que un edificio creaba un punto ciego.
- No la había, los chicos de americano la hicieron para poder entrar sin ser
vistos. – dijo mientras movía los arbusto para evitar que la rubia al cruzar
se lastimará.
- ¿Para qué?- con cuidado Helga pasó al otro lado.
- Los imbéciles creen que es genial venir a drogarse y tener sexo en las
instalaciones de la preparatoria.- una vez que ambos estuvieron del mismo
lado comenzaron a andar en silencio.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque me han invitado, lo hicieron una vez.- a pesar de la oscuridad pudo
ver que la mirada de Helga era interrogativa.- No acepté, esta es mi
primera vez contigo.
Estaban rodeando el edificio, todo era silencio hasta el momento de llegar a la
puerta trasera del gimnasio, se escuchaba levemente música saliendo de
alguna parte. La curiosidad pudo más y Helga se acercó hacia lo que era un
pequeño cuarto donde se guardaban los balones y equipos de deportes, antes
de poder ser detenida por Lucas, abrió la puerta sabiendo que no estaría con
llave.
La escena era todo lo que esperaba, un montón de idiotas alrededor de una
linterna de mano, había como mínimo tres botellas de alcohol y un olor peculiar
a tabaco y algo más. Dos chicas antes de ser interrumpidas se encontraban en
lo que parecía un sensual baile, Helga las conocía eran del grupo de Ángel, y
claramente está también estaba aquí. La otra rubia se encontraba en las pierna
de uno de los jugadores ambos compartían un pequeño cigarro, tardaron un
segundo en percatarse de su presencia.
- ¿Quieres unirte, guapa?- habló el capitán, Huge.
- No.- Lucas apareció a sus espaldas.
- ¿A que vienen?- se levantó Ángel, acomodando pobremente su falda, se
notaba visiblemente que apenas y podía mantenerse en pie.
- Todos ustedes son un…
Helga estaba por gritarles algunas verdades cuando, escucho un ruido de
botellas caer a un costado de ella, rápidamente giró su vista hacia el lugar del
sonido, encontrándose con quien nunca pensó encontrarse en aquel lugar,
rodeado de aquellas horribles personas. Si ahí estaba Gerald, “el novio
perfecto Gerald”.
Capítulo 10
Helga lo vio correr hacia ella, con la mirada más asustada que había visto en
su vida, pero antes de que pudiera dar alguna explicación, la rubia lo recibió
con su palma extendida dejando caer un fuerte golpe sobre el moreno.
- ¡Hay! ¿Quiénes son? – gritó uno de los chicos.
Antes de que otra persona pudiera reaccionar Luchas tomó de la mano a
Helga y la condujo hacia el estacionamiento, rápidamente divisaron el
automóvil de ella, ya que era de los pocos aparcados.
- Sube al auto.- Le gritó Lucas mientras le arrebataba las llaves.
Ninguno de los chicos los seguía a excepción de Gerald, Helga entro en el
auto, seguida por Lucas quien comenzaba a encenderlo.
- Espera, ¿Cómo vamos a salir?
- La salida no está vigilada, con pasar tu credencial por el escáner es
suficiente para abrir la reja.
- Que seguridad de mierda…
- Ni lo digas.
Cuando Gerald estaba por llegar hacia ellos, los chicos arrancaron velozmente
en dirección a la salida, el ruido no pasó desapercibido por el vigilante, pero el
auto saliendo era lo menos que le importó, cuando se dio cuenta que unos
adolescente se habían metido y tenían una fiesta privada, eso fue la
distracción perfecta para que los otros pudieran salir sin molestias.
Lucas y Helga anduvieron a alta velocidad por otros cinco minutos, hasta que
se dieron que cuenta que era obvio que nadie los iba a perseguir. En cuanto
pudo, Lucas se estaciono en un lugar iluminado.
- Eso fue raro…- él fue el primero en hablar.
- Ese cabrón.- Helga lo miró molesta. – Phoebe tiene que saber…
- No.- Lucas colocó una mano sobre su hombro.- ¿Te va a creer?
Helga lo miró con ojos muy abiertos. ¿Creerle? Claro que lo haría, era su
mejor amiga, como podría no hacerlo. Aunque siempre existía la posibilidad de
estar lo suficientemente “idiotizada” como para creer algo que no fueran
maravillas sobre su querido novio.
- Tal vez no.- dijo visiblemente afectada.
- Podrías, hablar con él, tal vez es un malentendido.
En el camino de regreso a casa de Helga, se mantuvieron en silencio, era
obvio que la rubia estaba teniendo un conflicto interno sobre lo que debía
hacer con su nueva información. Ella ya sabía que la mayoría del equipo de
basquetbol eran unos imbéciles, incluida algunas animadoras, o amigas de
Ángel, y no era para ella extraño que la otra rubia estuviera en esa reunión, ya
que su infidelidad hacia Arnold era medianamente un “secreto”. Lo que nunca
esperó fue ver a Gerald ahí, sabía que era un arrogante y no era
suficientemente bueno para su amiga, pero jamás sospecho que pudiera estar
relacionado con esas fiestas o con esas “amistades”.
En poco minutos se encontraron a pocos pasos de la casa de la rubia, habían
aparcado lejos, para que está pudiera entrar haciendo el mínimo ruido posible.
- Llegamos belleza. – Dijo él, intentando alivianar el ambiente.
- Gracias, por todo, siempre.- dijo la rubia agradecida.- ¿Y tú moto?
- No te apures, la deje en un lugar seguro. ¿Me puedo llevar tu auto?
- Solo si mañana pasas por mí.
- Es un hecho.
Antes de que el momento se arruinara más, y deseando estar sola lo más
pronto posible, la rubia se inclinó sobre le chico, depositando un beso rápido
en sus labios para después salir de automóvil y desaparecer por la puerta de
su casa.
La noche paso volando para ambos, a pesar de tener la cabeza llena de
dudas, Helga decidió seguir el consejo de su amigo encarar al día siguiente a
Gerald.
Como lo prometió, al día siguiente la esperaba Lucas en la puerta de su casa,
al salir la chica volvió a preguntar por la motocicleta, y nuevamente él aseguro
que se encontraba en un lugar seguro.
Se dirigieron tranquilamente hacia la preparatoria, y no fue de extrañar que su
llegada sorprendiera a más de uno. Al bajarse del auto, ambos se toparon se
frente con Arnold y Gerald, el primero los miró ligeramente molesto, el
segundo parecía más asustado.
- Buenos días, jóvenes.- saludó Lucas.
- Milagrosamente llegas temprano.- respondió Arnold
- Creo que hoy será una mañana interesante.- lo último dirigido hacia Gerald
Helga prefirió mantenerse al margen de la conversación y solo dar una rápida
mirada de advertencia al moreno. Sin más la pareja pasó de largo y entro a la
preparatoria, y para sorpresa de todos decidieron hacerlo tomados de la
mano.
Las primeras clases pasaron sin mucha relevancia, los amigos de Helga se
encontraban más interesados en sus planes del viernes y en la estrategia para
escaparse en el bosque y meter a escondidas alcohol.
- Helga.- la llamó disimuladamente Harold
- Tú y tu novio le “entran”, porque necesitaremos la cooperación.
La rubia lo miro un poco molesta al ser interrumpida mientras intentaba
escuchar la clase, aparte se había referido a Lucas como su “novio”, y aunque
era cierto que había decidido darle un oportunidad, oficialmente no eran una
pareja; pero tampoco quería perder el tiempo y corregir a cada persona que lo
pensara, así que lo dejo pasar. Esto no pasó desapercibido para Arnold, que
se sorprendió que la rubia no dijera nada al respecto.
- Si claro, pero no compren basura, queremos algo bueno.
- Tenlo por seguro.- respondió su amigo con una sonrisa.
Al final del primer bloque de clases, todos se congregaron en la cafetería, en
la mesa de siempre. Helga sostenía su bandeja de comida, mirando hacia el
grupo de chicos, Gerald y ella cruzaron miradas, era obvio que ambos tenían
mucho que decirse.
- ¿Lista?- Lucas apareció detrás de ella.
La rubia solo asintió con la cabeza y ambos se dispusieron hacia la mesa. Al
llegar todos se encontraban excitados sobre los planes del viernes, iba a ser
un acontecimiento importante y esperaban sacar el mayor provecho.
- Entonces ya somos diez en la lista.- dijo Harold.
- Considero que incluyas cigarros en la lista.- comentó Rhonda, a lo que
otros se sumaron asintiendo.
- Harold, ¿contemplaste al equipo de basquetbol en esa lista?- preguntó
Helga, actuando lo más indiferente posible y jugando con su comida
Ante la pregunta, la mayoría la miró con extrañeza, en especial Ángel, quien
buscaba con desesperación la mirada de la otra rubia. Helga decidió
responderle mirándola con total frialdad, dando a entender que lo dicho, no era
para ella. En cambio Gerald si tuvo una ligera reacción nerviosa.
- Creo que el plan es para la “vieja pandilla”.- respondió Gerald.
- Pero sabemos que la “pandilla” ha crecido en miembros y muchos podrían
tener algún tipo de relación más estrecha con el equipo, en especial tu
Gerald, ya que eres jugador.- atacó la rubia.
- Eso es verdad, pero mi relación con el equipo es superficial y no creo que
la “pandilla” quiera tratar con ellos.
- No lo dudo, considerando que el equipo puede ser un poco más “atrevido”,
¿No crees?
- ¡Helga!
Todos parecían interesados en la disputa entre ambos, se sorprendieron al ver
como el moreno se levantaba y azotaba las manos sobre la mesa visiblemente
exaltado, en cambio la rubia permanecía serena en su lugar.
- ¿Quieres fumar?- preguntó la rubia con una sonrisa.
- ¡Si!
Ante la mirada de todos, ambos se levantaron rápidamente de la mesa y
caminaron hacia el patio trasero, más específicamente detrás del muro donde
algunos estudiantes solían fumar sin ser descubiertos
- ¿Qué quieres?- preguntó el moreno una vez que se encontraban fuera de
la vista de todos.
- Fumar, te lo dije.- respondió la rubia prendiendo un cigarro.
- No estoy jugando Pataki
- No, yo no estoy jugando, pequeño imbécil.- la rubia lo tomó por la camisa
con su mano libre y lo empujo contra la pared.
- ¿Qué harás, golpearme?
- No.- dijo soltando el humo sobre su cara.- Quiero una explicación, lo
suficientemente buena para no ir con Phoebe.
Gerald escaneo la mirada de Helga, sabía que ella rara vez mentía, y aunque
parecía imposible de creer, no quería que Phoebe lo terminara. Secretamente
agradecía que Arnold no estuviera relacionado con la rubia, puesto que le
parecía una persona inestable y dañina para su amigo. Gerald sabía que
Ángel le era infiel, pero de alguna forma retorcida le hacía bien a su amigo, y
antes de ayer nunca hubiera imaginado la clase de persona que era la chica,
pero de algo estaba seguro, Ángel era el boleto al éxito de su amigo.
- Huge me invitó, es la primera vez que voy a esas reuniones.- comenzó a
explicar el moreno y Helga decidió soltar ligeramente su agarre.- Solo tome
un poco, no hice nada más que eso, ni estaba con alguna chica, si es lo
que piensas.
- ¿Y Ángel?
- ¿Qué pasa con ella?
- ¿No lo dirás, cierto?- la rubia puso los ojos en blanco.
- Estas obsesionada.
- ¡Eres un imbécil!- Gerald se había atrevido a tocar fibras sensibles de la
rubia, por lo que con un rápido movimiento acorralo al chico, haciendo que
su cabeza golpeara la pared.- No tengo pruebas suficientes para que
Phoebe me crea. Tu amistad Arnold no me importa, solo quiero decir que
eres un asco como amigo.
- Lo sé.- fue la respuesta Gerald, la cual sorprendió a la chica.- Pero no lo
entenderías.
Capítulo 11
- ¿Eso dijo? – preguntó Lucas.
- Sí, es un imbécil peor de lo que pensaba.- respondió la rubia mientras
metía sus cosas a su casillero.
- ¿Entonces…?
- No le diré a nadie lo que vi, y tú tampoco.- dijo la rubia mirándolo
seriamente.- Nadie va a creerlo y por experiencia a veces es mejor
quedarse callado cuando las personas no quieren ver lo evidente.
- Un poco cruel, pero muy maduro.- le sonrió el chico.- ¿Qué quieres que
compre para el viernes?
- Esa es una conversación que si deseo tener…- la rubia le sonrió
abiertamente, ante el cambio de tema.
La pareja de disponía a salir de la escuela, platicando tranquilamente sobre
sus propios planes para ese día cuando la amiga de la rubia los interrumpió.
- Hola chicos.- llamó tímidamente.- ¿Puedo hablar contigo Helga?
Los chicos se miraron un poco preocupados, pero Helga no podía seguir
evitando hablar con su amiga. Lucas decidió esperarlas en el estacionamiento
y darles su privacidad.
- ¿Qué ocurre Phebs?
- ¿Qué ocurre contigo Helga? ¿Qué fue lo de hace rato?
- Sabes que odio a tu novio.- intentó quitarle importancia la rubia.- Solo
quería molestarlo, pero el señor sensible no soporto mi juego.
- ¿Segura?
- Claro.- mintió lo mejor posible.- Tengo que irme y planear lo del viernes
con Lucas, te llamó en la noche.
- ¿Me contaras lo de Lucas?- la más pequeña dijo esto juguetonamente,
olvidando por completo sus dudas sobre su amiga y su novio.
- No hay mucho que decir pero si.- dio una respuesta tímida.
El resto de la semana paso deprisa, los estudiantes estaban más emocionados
por su campamento que por las clases, y muchas de estas eran interrumpidas
por el consejo estudiantil, quienes les iban avisando sobre el itinerario, medias
de seguridad, el estricto reglamento, acomodos en las cabañas y pagos. Aun
así el consejo no podía superar a la planeación estratégica con la que los
amigos de Helga habían ideado meter todo aquello “necesario”, para hacer de
la excursión algo inolvidable.
- Aquí les va nuevamente.- dijo Stinky
- Lo has dicho durante toda la semana, ¿estas reuniones siguen siendo
necesarias?
- Si.
El grupo de amigos se había estado reuniendo una vez al día en casa de Stinky
para repasar lo que cada uno debía hacer, lo que debía llevar, comprar y su
respectiva cooperación. A Helga le parecía innecesario, pero la mayoría
entendía el riesgo de su plan, por lo que dócilmente todos asistían sin falta a
dicha reunión.
- El viernes en la mañana Harold, Curly y yo tendremos listas las maletas
“rosadas” con todo listo. Una vez que Rhonda pase por la inspección,
haremos el cambio de maletas. Ella se dedicara a coquetear con el
encargado para que no sospeche. Una vez en el campamento al
anochecer daremos inicio con “la noche del lago”, a media noche todos
saldremos de nuestras cabañas y con cuidado iremos hacia la parte sur del
lago, donde podemos tener nuestra propia fiesta.
- ¿Cómo evitaremos a los consejeros?
- Excelente pregunta, estos han sido previamente sobornados, y no solo por
nosotros.- guiño el ojo, dando a entender que no serían los únicos
correteando por el bosque.- De quien debemos escondernos es de las
prefectas. El sábado en la noche será la “fiesta masiva de preparatoria”,
nos juntaremos con los otros grupos en el claro del bosque y tendremos la
mejor fiesta del mundo. Para quienes deseen un poco de “privacidad”.- Lo
último lo dijo mirando a las parejitas conocidas.- La caseta de vigilancia
estará totalmente disponible. ¿Dudas?
Al unísono contestaron negativamente, y aunque parecía un plan sencillo, si
alguno de ellos los traicionaba, muchos podrían ser los perjudicados y el
campamento podría cancelarse para futuras generaciones, por lo que en sus
manos no solo estaba su destino sino también el de los más jóvenes.
Por fin llegó el tan esperado viernes y Helga se encontraba dando sus últimos
preparativos a su maleta, ese encontraba perdida en sus pasamientos cuando
alguien tocó su puerta, era su padre, quien rara vez subía hasta su habitación.
- ¿Ocurre algo?- preguntó la rubia sin prestarle mucha atención
- ¿A dónde vas?
- Al campamento, te lo dije, incluso firmaste el permiso.- respondió irritada.
- ¿Quién va a llevarte?
- Lucas, llega en cinco minutos por mí, así que si no te molesta, tengo prisa.
- ¿Lucas?
- El chico rubio que casi siempre viene a dejarme a la casa.
- ¿Arnold?
La rubia lo miro asombrada, ya que pocas veces hablaba de Arnold en
presencia de sus padres, y estos al seguir siendo tan indiferentes a su hija
menor, le prestaban todavía menos importancia a su amigos, incluso después
de años seguían llamando a Phoebe su “pequeña amiga asiática”, por lo que
el recordar el nombre de Arnold era de asombrarse.
- No, otro rubio, uno que si es mi amigo.
- ¿Arnold no es tu amigo?
- No…
- Lo siento, siempre pensé que sí, ya que cuando has faltado a clases o
como cuando te dieron aquel premio de poesía, siempre él fue quien nos
avisó.- le dijo Bob de manera tranquila.- Te dejó terminar, y cuídate en el
campamento.
Helga lo miró sorprendía, no por su total indiferencia a la que estaba
acostumbrada, sino por el hecho de que Arnold hubiera tenido algún tipo de
contacto con sus padres en su afán de atraer su atención hacia ella, y que
nunca lo hubiera notado. Pero no pudo seguir pensando en ello, porque en
ese momento llegaron por ella.
- ¿Cómo van?- preguntó Phoebe a Helga.
- Ya es el turno de Rhonda.- respondió Helga, a ella le había tocado vigilar el
intercambio de maletas y crear una pequeña pelea “falsa” en caso de ser
posiblemente descubierto.
- Que nervios.- respondió su amigo
- ¡Listo!- dijo lo suficientemente fuerte para que todos oyeran al percatarse
que el intercambio había sido exitoso.
En el autobús se podía percibir un ambiente de emoción. El grupo de Lila se
había sentado hasta en frente, por lo que los amigos de Helga habían optado
por ir a la parte trasera. La rubia se encontraba alado de Lucas y su pequeña
amia de lado junto a su novio, en cambio Arnold y Ángel estaban en lo más
profundo de la parte trasera, esto debido a que deseaban más “privacidad”,
dando a entender que los rumores sobre lo que harían la última noche era
cierto.
El trayecto hacia el campamento fue tranquilo y sin problemas, Helga durmió la
mayor parte del tiempo recargada en Lucas mientras compartían sus
auriculares. Al llegar este fue quien la levanto amablemente par abajar del
autobús. Una vez reunidos con el resto del grupo Lila tomó la palabra al ser la
presidente.
- Quiero darles la bienvenida y esperas que tengan un fin de semana
divertido, pero siempre cuidando no romper las reglas.- dijo mientras el
resto de su equipo estudiantil repartirla folletos con instrucciones.- Lo que
haremos para empezar, será dejar sus cosas en las cabañas asignadas,
en veinte minutos nos reuniremos en esta zona para unos juegos en el
bosque y al anochecer tendremos ¡Una fogata!
A pesar de tener planes para más tarde, algunos chicos se sentían
emocionados por las actividades así que empezaron a caminar rumbo a las
cabañas para después seguir a la pelirroja hacia el área de juegos.
- Chicos les recomiendo que no se cansen mucho en los juegos.- Habló
Stinky a su grupo de amigos.- Necesitaran su energía para correr más
tarde.

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