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EL MISTERIO DE LA BIBLIOTECA

DIEGO Y EL LIBRO DORADO


Érase una vez un grupo de alumnos del Instituto Profesional IACC que decidieron ayudar en la
limpieza del sótano y la antigua biblioteca de la Institución . Estaban entusiasmados por
descubrir tesoros olvidados y revivir la historia perdida.

Entre ellos se encontraba Diego, un joven valiente pero excepcionalmente curioso. Mientras
limpiaba el polvo y despejaba las telarañas de la antigua biblioteca, sus ojos se posaron en un
libro grande y brillante. Este se destacaba de los demás, ya que estaba cerrado con una pesada y
misteriosa cerradura adornada con extraños símbolos. El libro, cubierto de cuero dorado,
emanaba un aura de misterio que parecía atrapar la luz a su alrededor. Las letras grabadas en la
cubierta parecían danzar, atrayendo la mirada de Diego de manera irremediable.

El joven se encontraba intrigado, su mente abrumada por preguntas sin respuesta. ¿Qué secreto
aguardaba detrás de esa cerradura? ¿Por qué estaba tan cuidadosamente resguardado en las
sombras de la biblioteca? La curiosidad de Diego crecía día a día, hasta que finalmente no podía
pensar en otra cosa.

Una noche, la tentación se volvió insoportable. Diego buscó incansablemente en el sótano hasta
que finalmente halló una pequeña llave escondida en un rincón polvoriento. Era la misma llave
que había sido guardada junto al libro durante tanto tiempo. Diego sabía que estaba destinado a
abrir ese misterioso tomo.

En medio de la noche, con una única vela parpadeante iluminando la habitación, Diego insertó la
llave en la cerradura y la giró. Un sonido siniestro acompañó la apertura del libro, como si el
tiempo mismo se quebrara. Las páginas del libro eran de un papel antiguo y delicado, y
despedían un aroma a polvo y sabiduría ancestral.

El momento de abrir el libro fue tenso, y desde ese instante Diego cambió. Su rostro se volvió
pálido y ceniciento, con ojeras visibles que hablaban de noches sin dormir. Diego se obsesionó
con el libro, buscando espacios oscuros y solitarios donde se sentaba a leer incesantemente. La
juventud carismática y deportista que solía ser había desaparecido, y sus compañeros se
alejaron, atemorizados por su inexplicable transformación. El único lenguaje que Diego entendía
eran las páginas del libro.

Al día siguiente los padres de Diego fueron al Instituto a buscarlo, preocupados porque esa noche
no llegó como de costumbre. Todos se unieron en su búsqueda por todo el sector, pero lo único
que encontraron fue el libro abandonado en el rincón donde solía sentarse.

Hoy en día, ese hermoso y atrayente libro dorado con la cerradura permanece en la biblioteca del
Instituto IACC, esperando en silencio a que alguien más desafíe su misterio.

Lo que nadie sabe es que quizás esté dispuesto a cobrar el precio de la curiosidad una vez más.

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