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Bolilla N° 7: La ceguera del moro de Venecia.

La obra teatral “Otelo: el moro de Venecia”, escrita por el inglés William


Shakespeare y publicada en 1607, narra la tragedia del protagonista Otelo y su
esposa Desdémona. Este matrimonio desafía los cánones de la época renacentista,
y debido a las artimañas del alférez de Otelo, se desencadena una tragedia total.
Otelo, el general del ejército de la República de Venecia, ha conquistado el corazón
de Desdémona, hija del senador de la República, a través de relatos de sus
hazañas militares. “Me amó por los peligros que había corrido y yo la amé por la
piedad que mostró por ellos”. (Shakespeare, 2003, p.7). Según V. Molina (2005), el
matrimonio de Otelo y Desdémona se presenta como una relación desprovista de
las normas y reglas correspondientes a la época del Renacimiento. Desdémona y
Otelo constituyen una pareja incomparablemente osada.
En palabras M. Cortés (2015), la entrada de Desdémona al matrimonio como
una hija desobediente será un factor determinante en la caída posterior de Otelo en
las artimañas de su alférez, Iago, quien se encuentra sumergido en una inmensa
cólera a causa de que Otelo le ha cedido el puesto de teniente a Cassio en lugar de
a él. Como resultado, Iago le hará creer que Desdémona mantiene un amorío con
quien ahora es su teniente.
La manipulación de Iago alcanza su apogeo en la Escena Tercera del Acto
Tercero, donde aprovecha la decisión desafiante de Desdémona de casarse con
Otelo, a pesar de la oposición de su padre, para sembrar dudas en la mente del
moro. "Engañó a su padre, casándose con vos; y cuando parecía estremecerse y
tener miedo a vuestras miradas, fue entonces cuando las apetecía más" (2003, p.
23). Esta astuta manipulación es solo una parte del malévolo plan de Iago con el fin
de desencadenar la tragedia en la vida de Otelo.
En la obra, el personaje principal ama fuertemente a su esposa desde el
principio hasta el final, y en varias ocasiones se nos demuestra a través de sus
palabras el amor y afecto que le tiene a su virtuosa mujer. Sin embargo, el
desenlace de la obra resulta en un final trágico, donde se desencadena la muerte de
Desdémona a manos de su propio esposo, siendo este crimen concretado por Otelo
bajo la influencia de una profunda ceguera causada por Iago, el villano de la obra.
A pesar de ser un valiente guerrero, Otelo tiene un gran defecto interno, es
fácilmente manipulable y vulnerable a los celos. Según C. Pulgarín (2015), siendo
general de la república, es un hombre brillante en el arte de la guerra; sin embargo,
es ingenuo en los temas del amor. El moro se muestra mentalmente débil en el
contexto de su vida fuera del campo y es incapaz de lidiar con la realidad en que se
sumerge. Su mente comienza a ser dominada por los celos, los cuales Shakespeare
(2003) describe como el monstruo de ojos verdes que se divierte con la vianda que
lo nutre.
Otelo es un general respetado y su honra está ligada a su posición en la
sociedad y su éxito militar. Cuando su honra se ve amenazada por la idea de que su
esposa Desdémona pueda haber sido infiel, su reacción es impulsada por una
mezcla de celos y un deseo de preservar su reputación. Como expresa C. Pulgarín
(2015), el moro se concibe como un personaje arquetípico de hombre celoso y el
cual es sensible a la vergüenza pública. Por consecuencia, el moro se autolimita en
la búsqueda de la verdad.
Un claro ejemplo de la ignorancia e inconsciencia del moro se observa en la
Escena Primera del Acto Cuarto, momento en el que Iago engaña a Otelo
haciéndole creer que Cassio está revelando que ha cometido adulterio con su mujer.
A pesar de que la realidad creada por Iago es totalmente falsa, para Otelo adquiere
un valor auténtico y su inconsciencia es aún mayor al concebir dicha realidad como
cierta, puesto que únicamente considera los gestos que observa por parte de Cassio
sin siquiera escuchar la conversación entre ambos, haciendo caso a una nimiedad
(pequeñez). A su vez esto resalta la gran confianza que Otelo tiene en su alférez,
permitiendo que los celos lo cieguen aún más. Cabe destacar que, para M. Cortés
(2015), el pañuelo es un objeto que puede ser pequeño y simple, pero es el
responsable de convencer a Otelo y de dañar la reputación de su esposa.
Además, la situación se acentúa aún más con la llegada de Blanca
exponiendo a Cassio con el pañuelo perteneciente a la mujer de Otelo, siendo la
prueba física de que es una mujer desleal. Sin embargo, este acto también es un
engaño y obra de Iago, quien ha colocado en la habitación de Cassio el pañuelo que
el moro le ha regalado a su esposa y, por tal acción, en la conciencia del moro el
pañuelo se asocia a la deslealtad de Desdémona, comprobando de esta manera el
adulterio.
Los propios celos de Otelo terminan por cegar el amor entre él y su esposa,
hasta tal punto en que remueve la identidad de Desdémona y le otorga una
totalmente nueva e inequívoca. Por ejemplo, la cita: “¡Paciencia, tú, joven querubín
de labios de rosa, cambia de complexión! ¡Cambia, así, y adquiere una fisonomía
siniestra como el infierno!”. (2003, p. 35), revela la nueva apariencia que le infunde
el moro, siendo esta la transición de su figura angelical a una demoníaca. Según M.
Cortés (2015), aquellos adjetivos calificativos que halagaban a su esposa como
“virtuosa”, “guerrera”, “bella”, “linda”, una vez que se convence completamente de su
deslealtad, se convierten en grandes insultos. “La pasión que una vez tuvo se torna
en odio reflejado en palabras”. (2015, p.6). Otelo comienza a referirse a su esposa
de manera extremadamente despectiva y humillante, utilizando términos como
“puta”, “prostituta” y “ramera pública”. Estos insultos no solo demuestran el
desprecio y odio que siente Otelo hacia ella , sino que también la despoja de su
dignidad.
Finalmente, la obra finaliza con la muerte de la pareja en el Acto Quinto.
La excesiva confianza de Otelo en su alférez lo llevó a su propia muerte y a cometer
el crímen de su esposa, dado que era más fuerte el odio que cultivó Iago que el
amor de este por Desdémona. Por otra parte, el sucidio de Otelo no es más que una
forma de arrepentimiento y culpa tras enterarse que fue embaucado en todo
momento por Iago con el propósito de vengarse de él. Además, el sucidio es la
propia renovación del moro, es decir, la culminación de su ceguera y el paso hacia
la luz, de su inconsciencia e ignorancia pasa a ver la realidad tal cual es, siendo
este recurso conocido en la literatura como “anagnórisis”. A su vez, la muerte del
moro también simboliza un acto de justicia, cometió un crímen inmerso en su propia
debilidad, pero su muerte fue justa tras la revelación de la verdad. “¡Te besé antes
de matarte!... ¡No me queda más que este recurso: darme la muerte para morir con
un beso!”. (2003, p.47). En última instancia, cabe mencionar que Otelo en todo
momento amó a su esposa y, aunque incurrió en su muerte, el beso final simboliza
aún su amor por ella.
Bolilla N° 8: “Contraste entre la figura femenina de Desdémona y Emilia”.

La obra teatral “Otelo: el moro de Venecia”, escrita por el inglés William


Shakespeare y publicada en 1607, narra la tragedia del protagonista Otelo y su
esposa Desdémona. Este matrimonio desafía los cánones de la época, y debido a
las artimañas del alférez de Otelo, se desencadena una tragedia total.
El contraste entre Desdémona y Emilia en la obra es un aspecto fundamental
que ilustra las complejidades de las normas de género y los roles de las mujeres en
la sociedad renacentista.
Desdémona, la esposa de Otelo, se presenta como un símbolo de inocencia
y virtud, pero también desafía las expectativas de su tiempo al casarse por amor en
contra de la voluntad de su padre.
Otelo destaca: “Me amó por los peligros que había corrido y yo la amé por la
piedad que mostró por ellos”. (Shakespeare, 2003, p.7). Según V. Molina, (2005), el
matrimonio de Desdémona está constituido por un vínculo pasional, el autor resalta
que ella se enamora del extraño, del fabulador, del soldado oficiante, lo cual la
convierte en una joven ingenua.
Por otro lado, como señala M. Cortés (2015), Desdémona entra al matrimonio
como cuerpo insumiso. Su carácter independiente y aventurero la distingue
notablemente de las mujeres de su época, lo que la coloca como una figura
polarizada en contraste con Emilia.
Desdémona es retratada como una mujer que desafía las normas sociales al
seguir a su esposo en sus viajes militares y al expresar su opinión de manera franca
y directa. Su matrimonio con Otelo, basado en el amor y la pasión, contrasta con la
sumisión y obediencia que se espera de las mujeres renacentistas. Esta
desigualdad con los roles del género femenino establecidos la convierte en un
objetivo fácil para las maquinaciones del villano de la obra, Iago, quien utiliza su
insumisión para sembrar la desconfianza en Otelo y manipularlo hacia un trágico
desenlace.
Desdémona desafía activamente las expectativas que se esperan de la mujer
renacentista al optar por seguir sus propios deseos y elecciones, incluso si esto
significa contradecir las normas establecidas. Por otro lado, Emilia, representa un
estereotipo más tradicional, siendo sumisa y obediente, aceptando su papel dentro
de los límites establecidos por la sociedad renacentista.
A diferencia de Desdémona, Emilia se conforma con su papel de esposa y
muestra respeto hacia su esposo, Iago, incluso cuando sus acciones son
cuestionables. Su carácter reservado contrasta notablemente con la determinación y
la valentía de Desdémona. Emilia se dedica a cumplir con el rol doméstico atribuido
en la época renacentista, sin cuestionar los cánones del momento.
Emilia sobresale por su conciencia social más avanzada en varios aspectos.
Se distingue por su franqueza al expresar sus opiniones y poner en manifiesto hasta
sus más crudos pensamientos. Por ejemplo, en su destacado discurso sobre la
infidelidad en la Escena Tercera del Acto Cuarto, afirma: “Ni en un año ni en dos se
nos muestra un hombre. No son todos más que estómagos, y nosotras tan sólo su
alimento. Nos comen glotonamente, y cuando están saciados, nos vomitan.” (2003,
p.28).
Por otra parte, Emilia aborda abiertamente temas como la igualdad de género
y expresa: “Sepan los maridos que sus mujeres gozan de sentidos como ellos; ven,
huelen, tienen paladares capaces de distinguir lo que es dulce de lo que es agrio,
como sus esposos. ¿Qué es lo que procuran cuando nos cambian por otras?”.
(2003, p.39).
Sin embargo, Desdémona no desafía las normas de género ni la hipocresía
masculina de manera abierta. No se involucra activamente en cuestionar las
injusticias sociales o de género que la rodean. Su papel en la obra se centra
principalmente en su relación amorosa con Otelo y en cómo su inocencia es
manipulada por los celos y las mentiras de Iago.
El contraste entre Desdémona y Emilia en la obra resalta las diversas
maneras en que las mujeres abordaban y lidiaban con las expectativas de género
en la sociedad del Renacimiento. Desdémona desafía activamente estas
expectativas al optar por seguir sus propios deseos y elecciones, incluso si esto
significa contradecir las normas sociales establecidas. Por otro lado, Emilia, aunque
representa un estereotipo más tradicional de sumisión y conformidad, también
enfrenta las mismas expectativas de género, pero las aborda de una manera
diferente, aceptando su papel dentro de los límites establecidos por la sociedad
renacentista. Dicho contraste entre Desdémona y Emilia revela las tensiones entre
la libertad individual y las normas sociales en la obra de Shakespeare. Mientras
Desdémona desafía valientemente los cánones de género y busca seguir su propio
camino, en cambio, Emilia opta por conformarse con el papel que la sociedad le
asigna.
La diversidad de estos personajes permite a Shakespeare explorar en
profundidad las complejidades de la identidad femenina y el poder en una sociedad
en la que los hombres ocupan posiciones dominantes. A través de sus interacciones
y decisiones, el autor nos ofrece una visión más completa de las realidades
enfrentadas por las mujeres renacentistas, así como de las diversas estrategias que
empleaban para resistir o adaptarse a las normas sociales de la época.
Finalmente, el contraste entre Desdémona y Emilia no solo proporciona una
representación rica y matizada de la experiencia femenina en el Renacimiento, sino
que también ofrece una perspectiva para reflexionar sobre la mujer de aquel
entonces.
Bolilla N° 9: “Contraste entre la figura de Otelo y Desdémona”.

La obra teatral “Otelo: el moro de Venecia”, escrita por el inglés William


Shakespeare y publicada en 1607, narra la tragedia del protagonista Otelo y su
esposa Desdémona. Este matrimonio desafía los canones de la época renacentista,
y debido a las artimañas del alférez de Otelo, se desencadena una tragedia total.
Otelo, el general del ejército de la República de Venecia, ha conquistado el corazón
de Desdémona, hija del senador de la República, a través de relatos de sus
hazañas militares. “Me amó por los peligros que había corrido y yo la amé por la
piedad que mostró por ellos”. (Shakespeare, 2003, p.7). Según V. Molina (2005), el
matrimonio de Otelo y Desdémona se presenta como una relación desprovista de
las normas y reglas correspondientes a la época del Renacimiento. Desdémona y
Otelo constituyen una pareja incomparablemente osada.
En palabras M. Cortés (2015), la entrada de Desdémona al matrimonio como
una hija desobediente será un factor determinante en la caída posterior de Otelo en
las artimañas de su alférez, Iago, quien se encuentra sumergido en una inmensa
cólera a causa de que Otelo le ha cedido el puesto de teniente a Cassio en lugar de
a él. Como resultado, Iago le hará creer que Desdémona mantiene un amorío con
quien ahora es su teniente.
En el matrimonio de Otelo y Desdémona subyacen diversas diferencias que
contrastan con cada uno de ellos. Por ejemplo, en la siguiente cita: “Un viejo
morueco negro está topetando a vuestra oveja blanca”. (Shakespeare, 2003, p.7), el
villano de la obra describe de forma peyorativa a el moro y a su amada esposa,
expresando su diferencia racial, menospreciando su unión.
En el vínculo matrimonial entre Otelo y Desdémona, emerge una serie de
contrastes que delinean la naturaleza de cada uno de ellos. Un ejemplo claro se
encuentra en la cita: “Un viejo morueco negro está topetando a vuestra oveja
blanca” (Shakespeare, 2003, p.7), donde el villano de la obra describe de manera
despectiva al moro y a su amada esposa, sugiriendo una desigualdad racial y
menospreciando su unión. Este pasaje pone en manifiesto el contraste físico entre
Otelo, cuya piel es oscura, y Desdémona, de piel blanca, constituyendo un símbolo
de las diferencias étnicas y culturales presentes en su relación.
Cabe mencionar que de esta forma, posiblemente, se nos describe
simbólicamente a Otelo como la oscuridad y a Desdémona como la luz, siendo esta
la principal característica del contraste entre ambos.
En los propios ojos de Otelo se concibe una imagen angelical de
Desdémona, presentando a su esposa como una mujer virtuosa y pura. Sin
embargo, el moro se sumerge en su propia enfermedad de los celos, inducida por
Iago, y de esta forma, la mirada se torna, poco a poco, más oscura. De esta
manera, Otelo, a través de su mirada cegada por la oscuridad, comienza a opacar la
luz de su esposa. Como menciona V. Molina (2005), la negritud del moro no se
encuentra en su piel, sino en su mirada ciega.
La oscuridad que subyace en el moro por sus propios celos alcanza un punto
tan desorbitante que
Otelo: el moro de Venecia.

Bolilla 7: Primer abordaje analítico de Otelo a través de escenas significativas.

Tema: “La ceguera del moro de Venecia”.

Escenas: Escena Tercera del Acto Tercero, Escena Primera del Acto Cuarto,
Escena Segunda del Acto Cuarto, Escena Segunda del Acto Quinto.
(Fragmentos de pasajes significativos).

Bolilla 8: Segundo abordaje analítico, de Escenas y/o personajes a elección, a


través de línea temática (de pasajes signifcativos) o de Escena de manera general.

Bolilla 9: Tercer abordaje analítico, de Escenas y/o personajes a elección, a


través de línea temática (de pasajes signifcativos) o de Escena de manera general.

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