Columna de Opinión “Todos deberíamos ser feministas: ¿Pero todos pueden serlo?
”
Hoy en día no hace falta explicar qué es
ser feminista. El feminismo se ha logrado
despegar del concepto negativo con el que
se relacionó durante décadas. Hoy las
calles se llenan de mujeres reclamando
igualdad, y lo hacen de forma directa y
explicita, sin miedo al levantar sus voces.
El feminismo está presente en las
universidades, en la prensa, entre las
adolescentes, en los gobiernos incluso
entre aquellas personas quienes se
resisten a aceptar la igualdad.
Las personas que quieren actitudes más
igualitarias, son las que apoyan un
cambio en los roles que tradicionalmente
han sido asignados a las personas,
tomando únicamente en cuenta su sexo.
Las personas que apoyan la igualdad entre
hombres y mujeres, las personas
feministas, son ciudadanos y ciudadanas
comprometidos con el fin de la
desigualdad en todas sus fases, personas
conscientes de la desigualdad y personas
que participan para promover un cambio
social. Ser feminista no es una moda que
puede seguirse sin más, o algo que los
partidos conservadores de repente apoyan
para no quedarse atrás.
Ser feminista es parte de creencias y
valores, tiene como objetivo vivir en una
sociedad justa e igualitaria. Ser feminista
significa no quedarse callada, alzar la voz
en contra la desigualdad por la
participación ciudadana.
Ser feminista y no serlo, tiene que ver
con la identidad de cada persona, con
cómo cada una se define a sí misma y
define a los demás. No tenemos que
discutir la posición de las mujeres de ser
abusadas y víctimas de este sistema, lo
único que importa es la posición y la
identidad para crear una sociedad más
justa.
Todos deberíamos ser feministas, pero
aún queda descifrar si todos podemos y
realmente queremos serlo.
Elaborado por Pamela Hernández Rosales