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Monición: Hermanos, demos gracias a Dios porque es Él quien hace arder nuestros
corazones y nos pone en camino, para partir el pan y compartir nuestra vida, en pos del
anuncio del Evangelio a todos los pueblos.
S: ¿Aceptan la misión de ser testigos del evangelio en los ambientes donde desarrollan su
vida cotidiana?
A: Sí, acepto.
S: ¿Irán de manera especial a los más pobres y a quienes se han olvidado de Dios o lo
desconocen en las periferias existenciales y territoriales de su entorno, para vivir así la
salida misionera a la que el Santo Padre nos convoca?
A: Sí, iremos.
S: Que el Espíritu Santo que capacitó y envió a los primeros cristianos les infunda su gracia
para que también ustedes sean instrumentos de la difusión del Evangelio y testigos creíbles
del amor de Dios en el mundo. Trinidad Santa bendice y acompaña los esfuerzos
misioneros de toda tu Iglesia.
A: Amén.
Celebrante: (pidiendo la bendición para los misioneros) Señor Jesús, que quisiste
llamar para colaborar en la obra de la extensión de tu Reino a innumerables hijos e
hijas de tu Iglesia, para que fueran mensajeros de tu amor entre los hombres y
testimonio vivo de tu caridad:
o Concede a estos misioneros tuyos que hoy se disponen a partir para anunciar
tu Buena Noticia “más allá de las fronteras”, la gracia de ser apóstoles
incansables al servicio de tu Reino.
Señor y Dios nuestro, tu que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad, bendice (+) estas cruces que serán entregadas a estos
hijos tuyos a los que llamaste a colaborar contigo en el anuncio de la Buena Noticia a
todos los hombres. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: Amén
Los misioneros pasan al frente y el Celebrante les impone la cruz misionera. Vueltos a
su lugar, todos dicen la siguiente oración:
Misioneros: Jesucristo: Te entrego mis manos a Ti Señor, para trabajar con amor; te
entrego mis pies, para seguir tu camino con decisión. Te entrego mis ojos,
para ver las necesidades del mundo. Te entrego mi lengua para hablar, tus
palabras de caridad. Mi alma es tuya, habítala, que allí crezca siempre tu
amor; en confianza y fe en Ti, vive y ora siempre en mí. Amén