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DIEZ
LECCIONES DE
EPISTEMOLOGÍA
EH.MM. - 2? CICLO
BACHILLERATO
DE CIENCIAS HUMANAS
Y SOCIALES
AKAL/TEXTOS
ISBN 84-7600-700-0
9 788476 007006
Colección: Textos
Maqueta: RAG
ganz1912
© Herederos de Luis Martín Santos
Ediciones Akal, S. A., 1991
Los Berrocales del Jarama
Apdo. 400 - Torrejón de Ardoz
Madrid - España
Teléfs. 656 56 11 - 656 49 11
Fax: 656 49 95
ISBN: 84-7600-700-0
Depósito legal: M. 8.662-1991
Impreso en Anzos, S. A.
Fuenlabrada (Madrid)
ganz1912
LUIS MARTÍN SANTOS
DIEZ
LECCIONES DE
EPISTEMOLOGIA
EE.MM. - 2° CICLO
BACHILLERATO
DE CIENCIAS HUMANAS
Y SOCIALES
AKAL
g a n z l9 1 2
LECCIÓN PRIMERA
LA EPISTÉMICA
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A lo que el profesor Mandelbrot respondió:
— Tal vez pueda hablarse así, pero de lo que no puede dudarse
es que ha simplificado demasiado.
El agua de Tales
Aristóteles conocía la afirmación de Tales de que «todo es
agua». No hay conocimiento de que se sintiese sorprendido por tal
afirmación, como sucede hoy cuando uno de nuestros contempo-
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• ráneos la oye por primera vez. Sabemos, en cambio, que la meditó
largamente para saber si era verdadera y, según parece, llegó a la
conclusión de que era plausible, aunque por razones no del todo
coincidentes con las de Tales.
Podemos imaginar que Aristóteles, iluminado por su propio
ombligo, es decir, por aquella idea tan suya de que el mundo es
una cosa sensata y relativamente bien hecha, llegó a la conclusión
de que si el agua es el elemento más abundante y el medio a través
del cual se transmite la vida, debería ser el elemento primordial. Lo
que significa que redujo las posiblidades de la realidad a las posibi
lidades de su propio ombligo, como pudieron hacerlo otros
muchos, entre ellos Euclides.
Pero el epistemólogo actual no se preocupa ni poco ni mucho
de si la afirmación de Tales, recogida por Aristóteles, es o no ver
dadera, cosa que, por otra parte, nunca se sabrá, pues depende de
lo que entendamos por agua, no de lo que creemos que entende
mos. Lo que le interesa el epistemólogo, al constructor de simula
cros, es averiguar cómo tuvo Tales de Mileto lo que bien pudiera
llamarse una ocurrencia. El epistemólogo pensará que lo hizo apo
yándose en determinados modelos, en determinadas categorías
conceptuales, en su estilo personal; dicho a nuestro modo, apo
yándose en su propio ombligo. Con esto hemos topado con el pri
mer ombligo filosófico, el ombligo de Mileto y el primer taller
epistémico que conocemos.
Como ilustración podemos aventurar lo siguiente:
Tales ha pasado a la historia como lo que podría denominarse
un experto en sombras, puesto que era capaz de utilizarlas para
calcular la altura de monumentos inaccesibles, de pirámides, de
árboles que alargan horizontalmente su sombra por los campos.
Que las regiones de la altura, inaccesibles, celestes pudieran ser
medidas con sólo la ayuda de un bastón hincado en el suelo, equi
valía a ser capaz de unir lo telúrico y lo celeste. Una proporciona
lidad era indicio de que ambas cosas no están totalmente desco
nectadas.
Que ésta fuera la idea-núcleo, su ombligo, se comprueba con su
geometría. El conocido Teorema de Tales dice: «Todo triángulo
rectángulo está inscrito en una semicircunferencia», lo que significa
que la hipotenusa del rectángulo se convierte en el diámetro de la
circunferencia. El resultado podría enunciarse así: El triángulo,
una figura que se corta a sí misma hasta tres veces, es compatible
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con la circunferencia, que no se corta jamás a sí misma, sino que se
continúa infinitamente. Lo compuesto por segmentos finitos se
inserta en una figura infinita, y lo mensurable se inserta en lo
inconmensurable.
El agua, el más cíclico de todos los elementos que Tales podía
conocer, envuelve los caminos infinitos que el hombre y la natura
leza pueden seguir. En la mente de Tales, los mundos (¿real e
ideal?, ¿finito e infinito?, ¿material y espiritual?) se tocan por lo
menos en tres puntos privilegiados, lo que no deja de ser una prefi
guración precoz del cartesianismo del contacto entre la extensión y
el pensamiento.
En fin, en el taller de Mileto, taller epistemológico, se manejan
como mediación fundamental la proporción y la inscripción. La
inscripción, que no es la identidad ni la fusión, es una categoría
importantísima que hoy sigue funcionando.
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Para poner un ejemplo, podemos mencionar la ley de Ohm, y
conste que hay cientos de casos semejantes:
I= D / R
donde «I» es la intensidad de la corriente del potencial que circula;
«D», la diferencia de potencial y «R», la resistencia del conductor.
Pero esta fórmula, que parece brotar del abismo del saber, no es ni
más ni menos que la intuición cotidiana que el hombre ha ido
poniendo en claro a lo largo de su experiencia personal y colectiva.
Cuando en clase quería, como profesor, transmitir mis, llamémos
les, fluidos de saber de la manera más eficaz, sabía que tendría que
tener en cuenta, por lo menos, dos cosas fundamentales:
a) que la diferencia de niveles de saber entre los alumnos y yo
había de ser lo suficientemente amplia, pues a más diferen
cia, más fácil era el tránsito;
b) que el desinterés presumible de los alumnos se manifestaría
en forma de resistencia, y que si aquél era alto, tendría que
compensarlo con el nivel del que yo partía.
Pero, a poco que se piense, se verá que esta relación ternaria
puede generalizarse y ser aplicada a campos tan diversos como el
periodismo, la emisión de mensajes, la literatura, etc. Incluso hay
casos de seducción que pueden estudiarse como un caso de la ley de
Ohm. Por lo menos, el seductor actúa como si no conociese la ley.
Las leyes de la mecánica clásica tienen muchas conexiones con
la vida cotidiana, y, aunque a los científicos no les guste recono
cerlo, es muy probable que no sean más que una transformación
inconsciente. Propongo, como adiestramiento, que se procure apli
car las leyes del movimiento de Newton a la propia acción co
tidiana.
Fórmulas, leyes, estructuras científicas son isomórficas con las
acciones cotidianas. Y como el científico ha sido niño antes que
científico (¿no está Piaget en el horizonte?), en las más elaboradas
metodologías vamos a encontrar hábitos infantiles. A veces tene
mos el testimonio histórico. La química orgánica recibe su empu
jón definitivo en un autobús de Londres, y Kekulé descubre el ani
llo de benceno, la apertura de la vía real para la química orgánica
y la industria que va a promover, mientras el sabio adormilado
ante el fuego de la chimenea se deja llevar por fantasías ado
lescentes.
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Los testimonios pueden multiplicarse, y quizás Einstein nos ha
dejado el testimonio más fehaciente, como espero poder mostrar
en las últimas lecciones. También tendremos ocasión de compro
bar que las cuatro maneras de explicar científicamente la fuerza de
atracción corresponde a cuatro maneras de relacionarse los
hombres.
IV. La epistémica
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temología ha tenido históricamente un rasgo, a mi juicio, rechaza
ble, y es su dependencia de la filosofía (de la neokantiana sobre
todo) y de la ciencia, como si fuera de nuevo la famosa ancilla,
bien de una, bien de otra. Por eso, durante algún tiempo creí que
sería necesario añadir el calificativo de nueva, incluso escribirla
con mayúscula: Nueva Epistemología, lo que permitiría atribuirle
una situación menos dependiente. En efecto, la epistemología ha
de ser independiente, aunque esto horrorice a los filósofos dogmá
ticos del tipo de Althusser, pero teniendo cuidado de no caer en el
otro extremo y convertir a la epistemología en una venganza con
tra la filosofía (piénsese en los científicos anglosajones).
Me gusta más la denominación epistémica, que ante todo
carece de la terminación helénica de «-logia», que suena tan pre
tenciosa. Pero es difícil introducir un término nuevo, porque
muchas veces produce más obstáculos a la comprensión que un
viejo y gastado término. Piénsese, por ejemplo, en el término de
filosofía.
Considero la epistémica como un saber singular entre los sabe
res por las siguientes razones:
V. Coda
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LECCIÓN DOS
LA REALIDAD
N ota: La intención del sermón de Buda era censurar a los monjes dogmáticos.
Desde el punto de vista epistémico, cabe una interpretación diferente: los ciegos
de nacimiento simbolizan los filósofos que han aceptado las condiciones del
conocimiento impuestas por el poder. Filósofos, por la pretensión de verdad, y
sometidos, porque han experimentado en el lugar que el poder ha elegido y lo
que él les ha mostrado.
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Claro que junto con las cosas existen también las personas, y
tenemos que vivir junto a ellas, pero éstas son demasiado compli
cadas y desconcertantes, lo que hace que la adaptación sea más
difícil.
Pero las cosas no son materia bruta, no son simplemente
madera, metales o plásticos. Las cosas normalmente funcionan o
pueden hacerse funcionar.
El niño aprende a contemplar la estilográfica de papá, las pin
zas de mamá, su tambor y otras cosas que con gran regularidad
producen los efectos esperados. Las cosas-máquina enseñan, edu
can; así, pues, son mucho mejores maestros que los hombres, pues
enseñan la constancia, el carácter, la paciencia.
A medida que la vida avanza, aparecen nuevas-cosas, y el
mundo del niño se va poblando de un verdadero cinturón de aste
roides regulares, familiares. Aparecen la máquina-cuchara, la má
quina-plato, la máquina-orinal. Son máquinas dóciles, pero llegan
a imponerse, y un día el niño vive definitivamente en un mundo
maquínico con el que ha aprendido a convivir. La realidad está
emergiendo.
Mientras aprende a manipular, a obtener respuestas, el niño
aprende también a percibir. Pero esta conducta solificada conduce
a la imaginación. La manipulación efectiva ya no es necesaria,
basta la manipulación imaginaria, la manipulación interiorizada.
En ese momento el mundo de las cosas se va a ampliar enor
memente, pues cosas que no se pueden tocar ni manipular se con
vierten también en máquinas: la máquina estrella, por ejemplo,
permanece intocable, pero es imaginada como manipulable. La
imaginación dobla y multiplica continuamente, llega a los fondos
infinitos del universo.
Las personas también enseñan, pero enseñan otras cosas: la
responsabilidad, la Ley, la culpabilidad, etc. Crean el conflicto y el
problema que presenta el complejo de Edipo sólo se supera cuando
el niño se convierte en máquina frente al padre, al que ve como
persona poderosa y egoísta. Es este ascenso a máquina, a constan
cia, el camino —sin duda mutilante— hacia la seguridad a que
aspira el niño.
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B) La percepción: el caso Montalbini
Según una información periodística, un espeleólogo italiano,
llamado Montalbini, ha batido el récord de permanencia en una
cueva. Durante 210 días, en un espacio de cuatro metros cuadra
dos y a 182 metros de profundidad, el espeleólogo ha permanecido
sin saber cuándo era de día o de noche, rodeado de un profundo
silencio, sin más ruido que el producido por unas gotas de agua
que, a fuerza de oírlas, le han permitido llegar a distinguir diecio
cho sonidos diferentes.
Al salir de la cueva, un periodista le pregunta: «¿Quién eres?»
Responde: «Yo soy yo, pero vosotros sois para mí, en este mo
mento, sólo un misterioso haz de colores que ha entrado en mi
mundo.»
Montalbini no ha perdido su identidad, pero se han desorgani
zado sus percepciones. Estas eran un conjunto de mensajes que se
fundían; ahora, la invasión de colores no es mensajero de realidad,
sino una perturbación, una alucinación.
Pronto las percepciones se reorganizarán, los colores se conver
tirán en una parte orgánica del mensaje y puede que haya algún
retraso, pero el orden volverá, ya que el núcleo personal se ha
mantenido. El concierto acuático ha tendido que contribuir, pero
mientras tanto la realidad es algo inasible, algo que vaga invisible
en la espesura de un bosque. Hay, pues, dos definiciones de reali
dad en este nivel perceptivo que estamos analizando:
— La realidad espesa, compuesta por colores, pesos, resisten
cias, etc., y
— La realidad alucinada, escondida, sospechada, etc.
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echarse a volar como un lepidóptero, se reúna con los amigos al
café. Sin embargo, no sabrá ya el nombre del mundo en que vive.
Es probable que caiga en la experiencia del mundo vacío que se da
cuando un individuo se encuentra hastiado o angustiado.
C) El derecho a la realidad
III. Coda
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LECCIÓN TRES
LA IMAGINACIÓN
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poder. Hoy se pide simplemente que compremos más, y es que ha
aparecido un nuevo uso de la imaginación: el uso mercantil.
La actitud es relativamente nueva y, puesto que se dice que
libera, da prestigio. Mientras que el positivismo atribuía los fallos
del sistema a la no deseada intervención imaginativa, los burgueses
atribuyeron a la imaginación la causa de las dificultades del rigor
moral. La imaginación fue coartada.
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Uso sígnico: la imagen evocadora
— árbol
— laberinto
— bucle
— puente.
22
A ellas habría que añadir las dos imágenes matriciales del
protagonista:
— partícula
— campo.
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LECCION CUATRO
LA PALABRA
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del hombre que le permitía expresarse. Se quedaba uno bastante
perplejo, pues era muy difícil saber lo que es la facultad de expre
sarse sin saber previamente lo que es el lenguaje.
La ingenuidad circular era evidente, pero no ocasionada úni
camente por una falta de crítica, sino propiciada por la misma
naturaleza cerrada que el lenguaje presenta.
Esta característica impide encontrar una definición inicial no
sólo del lenguaje, sino de toda la constelación de conceptos que
están unidos a él. No se puede conocer ninguno en concreto sin
conocer los demás.
Ante esta situación, y si no se quiere caer en el círculo, se puede
recurrir a la simulación. Se simula que ya estamos dentro del
conocimiento del lenguaje y damos por sabido un punto cual
quiera. A partir de él los otros podrán ser establecidos.
Se sabe que la simulación da buenos resultados en algunas
ciencias, cuando es posible salir de la simulación a lo exterior para
comprobarla. En el caso del lenguaje, esto no puede realizarse,
pues lo que hay fuera del lenguaje ya no es lenguaje. Por eso, las
teorías del lenguaje son una especie de anillo flotante. Se autoex-
plican, pero no tienen contacto con otro tipo de fenómenos.
Sinsentido y discurso
El sentido es algo más que una coherencia, que una lógica, que
una explicación, y, por ello, su contrario, el sinsentido, es un
auténtico desastre que rebasa lo puramente lógico. Ahora bien, si
contra la soledad teníamos la palabra, frente al sinsentido tenemos
el discurso, generador natural de sentidos.
Es curioso que hasta hace poco casi no se hablaba del discurso.
Parece que hemos vivido durante siglos a su lado, descono
ciéndole.
Foucault encuentra en el discurso una «voz anónima» con la
que intentamos identificarnos, aunque no pasamos de ser más que
«una pequeña laguna en el azar de su desarrollo».
Según esto, nunca el discurso es plenamente nuestro, pero no
podemos pasar de largo, si queremos librarnos del sinsentido.
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tado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me
precedía una voz sin nombre desde hacía tiempo; me habría bastado
entonces con encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido
en sus intersticios, como si ella me hubiera hecho señas, quedándose un
momento interrumpida. No habría, por tanto, inicio; y en lugar de ser
aquél de quien procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna
en el azar de su desarrollo, el punto de su desaparición posible.
MICHEL FOUCAULT
Incomunicación y lenguaje
— denotativa
— performativa
— prescriptiva.
Otras posiciones
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El sistema lingüístico no es sólo un instrumento en el que se plasman
nuestras ideas, en el que se crean los programas y los planes de la activi
dad humana, en el que se analizan las impresiones, se agrupan (...) nos
otros dividimos la naturaleza en aquellas principales direcciones que
están presentes en nuestro lenguaje; de nuestras categorías que se hallan
en el sistema lingüístico.
WHORF
El figuracionismo
El gesto de Sraffa
El último Wittgenstein
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La nominación
V. Dos CONCLUSIONES
Conclusión primera
Conclusión segunda
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LECCIÓN CINCO
LA OTRA INTELIGENCIA
I. H istoria de la inteligencia
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aparecido el fenómeno, nunca visto hasta ahora, de la movilización
conjunta de la técnica y la filosofía. Una alianza que hace años
nadie hubiera considerado posible.
111. La transición
— el cero
— el número
— el sucesor.
— el punto
— la línea recta
— las paralelas.
— el punto
— la línea recta
— el yacer (yacer en una línea)
— el estar entre
— la congruencia de segmentos de líneas
— la congruencia de ángulos.
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que colocar en esa cumbre. El escepticismo, siempre renaciente,
nada podría ya hacer contra un sistema que había conseguido una
formulación lógica perfecta, la más perfecta, basada en un con
junto de verdaderos axiomas. Pero a medida que el castillo mejora
sus defensas, ahoga las verdades que defiende, y lo que hay dentro
es, cruel ironía, un conjunto de trivialidades. Así, pues, la aventura
termina en la más sublime trivialidad.
Sigamos algunos pasos de esta aventura.
A) La pureza
xEC (x pertenece a C)
B) El silencio matemático
C) Desarrollo mecánico
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D) La elección de los axiomas
— Si una cosa no puede ser más que ella misma, es ella misma.
— Si una sentencia existe, o es verdadera o la verdadera es
otra.
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Frente a esta paradoja, las reglas de Russell sobre las clases
permitieron evitar la paradoja. Ninguna clase se contiene a sí
misma, sólo contiene a las inferiores.
Pero ¿cómo desautorizar la paradoja de Epiménides? No basta
ría decir que se emplea un doble lenguaje y que uno de ellos no
tiene sentido... porque lo tienen ambos. Tanto sentido tiene el que
«los cretenses son unos mentirosos», como que «Epiménides es
cretense».
Parece un problema baladí, pero no lo es. A no ser que des
autoricemos todo el lenguaje en su conjunto, y en ese caso ¿qué
sentido tendría la lógica?
V. D escubrimiento de la incompletitud
Epiménides de nuevo
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El número de Gódel
El meollo de la cuestión
x — Dem. (x,y)
x — Dem. (x,n)
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jos que se toman y se reacomodan de nueva manera;
— salir con ideas novedosas.
Nuevos hechos
La inteligencia artificial
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LECCIÓN SEIS
EL PENSAMIENTO
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I. P e n s a m ie n t o y d is c u r s o
Los hechos
— El movimiento inercial.
— La constancia en la velocidad de la luz.
— La igualdad entre la masa inercial y la masa gravitacional.
— La imposibilidad de construir máquinas de movimiento
perpetuo.
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ceptos), incluso, en algunos casos, se pueden confundir con princi
pios lógicos y otros con preceptos o reglas.
Claro que Wittgenstein habla de «hechos atómicos», que se
imagina corresponden a los enunciados simples. Como no pone
ejemplos, es difícil juzgar sobre la atomicidad que poseen; en todo
caso, los hechos atómicos pueden formar parte de la lógica, pero
no de la ciencia natural. Ninguno de los hechos que forman parte
de ésta son atómicos. Además, los hechos que forman parte de un
círculo científico se caracterizan por presentarse como bloques ais
lados y sin relación, provenientes de un acarreo efectuado por el
azar. En esto consiste precisamente la provocación que suele oca
sionar la aproximación de hechos sin la menor relación. Los
hechos que sirven de punto de partida a la ciencia son totalmente
abruptos.
Modelos y themata
El regreso lógico
De nuevo en la realidad
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caminamos es distinta de la que fue punto de partida; es sólo el
título de un reino que hay que rellenar según demanda.
Nada resulta fácil, pues se nos avisa de que las predicciones
correctas no son garantía suficiente de que la deducción esté hecha
perfectamente. El caso del flogisto es, a este respecto, ejemplar.
Además, hay que tener en cuenta que es imposible comprobar
de una vez para siempre todos los hechos, y por ello el científico ha
de mantener la calma.
También suele haber fallos en la observación, pues cuando se
cree estar observando un proceso, lo que se está captando puede
ser la actuación de otro que está más allá de nuestra experiencia.
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sean normalmente sordos a los argumentos más sólidos, mientras que, sin
embargo, siempre tienden a sobreestimar la exactitud de las mediciones».
GERALD HOLTON
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físicas complicadas. Pero pensamientos, no fórmulas, constituyen el prin
cipio de toda teoría física.
ALBERT E instein
Primitivos y bricolaje
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LECCIÓN SIETE
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I. P rimera consideración intempestiva: la evolución
DE LA CIENCIA
II. S e g u n d a c o n s id e r a c ió n in t e m p e s t iv a :
LA HISTORIA COMO RELATO
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ria está escrita dentro de la gran historia. Un geniecillo burlón va
poniendo la fecha en las hojas en que se escribe.
Hay muchas probabilidades de que la gran historia, la historia
verdaderamente vivida, esté llena de rupturas .y de sinsentidos.
Puede que sea sólo una serie de caminos que no llevan a ninguna
parte, una serie de discontinuidades, y que lo único que deje una
sociedad antecesora a la sucesora sean sus fracasos y los problemas
no resueltos.
Desde luego, hay quien opina lo contrario, pero parece difícil
sostener el contraataque de que es una miopía lo que no permite
ver el hilo conductor, que conduce desde los fracasos y vacilacio
nes hacia una superación. Claro que nadie posee la prueba defini
tiva y es difícil escoger entre la miopía de los que no ven el pro
greso y la posible alucinación de los progresistas.
... ese progreso está sujeto a las mismas leyes generales que se obser
van en el desarrollo de las facultades de los individuos, ya que aquél es el
resultado de este desarrollo, considerado en un mismo tiempo en un gran
número de invidividuos reunidos en la sociedad.
CONDORCET
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lar difieren principalmente en el nivel y los detalles pedagógicos, pero no
en la sustancia ni en la estructura conceptual.
THOMAS S. K u h n
Y añade Kuhn:
Los paradigmas
Limitaciones
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V. E l p r o g r a m a c ie n t íf ic o c o m o b a n d e r a d e e n g a n c h e
Los programas
La desteorización
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había mostrado que ni siquiera la teoría más afortunadamente contras
tada, tal como la de Newton, debería ser considerada más que como una
hipótesis, como una aproximación a la verdad.
KARL POPPER
58
Los talleres tienen unidad en el modo de producción, pero son
dispersos en cuanto a la localización en el tiempo y el espacio. Si
hablamos de «taller newtoniano» no nos referimos al Trinity
College de Cambridge; podemos pensar a la vez en Ermenonville,
donde Rousseau apacentaba, como falso pastor, sus idílicas ovejas,
o en el crucero Beagle, donde Darwin dio la vuelta al mundo. Se
puede pensar en cualquier parte, pues lo que importa es la modali
dad mecanicista y fascicular de pensar la realidad.
Es necesario salir al paso de una posible interpretación perso
nalista de los talleres. Según esta interpretación, Newton, Einstein
y Max Planck habrían creado un estilo de pensamiento que tendría
una gran influencia. Esta manera de hablar es equívoca, puesto
que la influencia no explica, sino describe. Malthus está influido
por Newton, pero si Newton y Malthus no hubieran participado
del mismo modo de producción, la influencia hubiera sido im
posible.
La producción intelectual
N ota: En los tres talleres epistémicos que voy a estudiar, los modelos son el haz,
el b u cle y el árbol.
Los talleres son más fuertes que las creencias y que la idelogoía.
Dentro de determinados modelos, un físico creyente funciona epis-
témicamente como un ateo. Y paralelamente, un filósofo de dere
chas puede escribir una obra ideológicamente avanzada.
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LECCIÓN OCHO
PRÓLOGO
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En fin, Newton trató de vivir o revivir (experiencia profunda de
la «Lebeswelt») su entorno, su paisaje y la máquina que éste lle
vaba dentro. Los sucesores, que se considerarían a sí mismos new-
tonianos puros, se quedarían con el mecanismo. Olvidan al Titán.
EL TALLER NEWTONIANO
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Supongamos ahora, última e insólita suposición, que en esa reunión
hay un asistente con rubios tirabuzones llamado Newton. Proba
blemente fabricará un paisaje que funciona como una máquina.
I. N ewton
Juego de niños
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ida, cuya regla será la interposición de una superficie bri
llante.
— Que vaya y cambie de camino, cuya regla es poner en el
camino un líquido transparente o un cristal.
— Que se disperse, en cuyo caso la regla es dejarla libre de
obstáculos.
En la óptica se comienza con la refracción. Este fenómeno tiene
una gran repercusión y va a aparecer en el funcionamiento de
todos los sectores del taller newtoniano.
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dinamismo del juguete es una condición del juego primario e
infantil.
Señalo el valor de la afirmación de la no instantaneidad de la
luz. Esto exige que su traslación sea un proceso. Si fuera instantá
nea, todo el universo luminoso sería una estructura y estaríamos al
lado del platonismo.
65
Newton guardó el papel con los cálculos asombrosos —ningún contemporáneo
había sido capaz de hacerlos— en un cajón de su mesa. Es otro rasgo lúdico de
su carácter. Cuando el juego solitario ha terminado, la manifestación pública de
los resultados deja de tener interés. De no haber sido por Halley, uno de los
asombrados, es probable que nunca se hubiera conocido este cálculo y la historia
de la ciencia se hubiera detenido, al menos por algún tiempo.
Nuevo estilo
66
palabra compuesto no horroriza, pero durante mucho tiempo lo
puro y simple era manifiestamente superior a lo compuesto. Ahora
bien, unir el fenómeno de la luz, considerado como la máxima
pureza, el máximo símbolo de lo trascendente, a lo compuesto y,
por tanto, corrompible, era casi una agresión a la teología. No es
extraño que un santo jesuíta atribuyese la descomposición al
prisma, el elemento corruptor, la causa exterior, con lo que la luz
recuperaba su pureza teológica. Pero Newton quedó en sus trece y
siguió hablando de disposición.
Cautelas
N ota.- Como prueba de esta timidez, propongo estas dos citas de su obra:
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El secreto de la alquimia
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O TRO S A SPE C T O S D E L T A L L E R N E W T O N IA N O
Il. El individualismo
Rousseau
70
Locke
71
Hume
Malthus
72
LECCION NUEVE
EL T A L L E R R E L A T IV IS T A
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I. E l e g ir e l t ip o d e m u n d o
Por suerte, los modelos son pocos: hay que elegir entre la
partícula o el campo, entre la línea recta o el bucle, entre la conti
nuidad o la discontinuidad, etc. Einstein hace tres elecciones de
modelo que paso a analizar a continuación.
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geometría que describe y estructura, geometría en reposo, geometría
métrica.
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gravitatorio sólo existen relativamente a algo. En sí mismos no
existen, como no existiría el campo gravitatorio para un observa
dor en caída libre. Luego la simetría ha sido recuperada.
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B) Pensar antes el espacio y después el tiempo supone escindir
la realidad, falsificarla. Pensarlos a la vez es elegir otro universo,
aunque esa unión tenga dificultades par lo imaginario. El concepto
de línea universo de Gercoch es un buen acercamiento. Para no
sotros es el verdadero principio de individuación, no ese otro que
el empirista proclama: el espacio por una parte y el tiempo por
otra.
A) La simplicidad
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B) Los experimentos mentales
C) El cálculo tensorial
Pasa por ser la más alta generalización que pueda hacerse por
la mente humana. Si, por ejemplo, el álgebra generalizaba el cálcu
lo numérico (creando relaciones entre los elementos que en los
números concretos no existían), el cálculo tensorial, mucho más
allá, llegaba a crear, como dice Russell, una «objetividad nueva»,
que abarcaba datos de distintos sistemas de coordenadas, luego
teníamos en este cálculo una nueva y poderosa fuerza de simplifi
cación.
N o t a sobre la convención: Las teorías científicas pueden ser falsadas, pero esto
ocurre pocos veces, y cuando una falsación se produce, como se refiere a un
aspecto de la teoría, siempre se puede añadir una hipótesis «ad hoc». Más allá de
la falsación, la verificación global de una teoría es imposible. Demasiados ele
mentos deberían ser contrastados, y siempre puede aparecer otro nuevo que sea
imposible verificar.
Valdría más volver a hablar de convención, como ya habló Poincaré. (Sobre
la diferencia entre el convencionalismo de Poincaré y Einstein, véase Stegmüller).
En este caso, la teoría de Einstein es una convención más sencilla que la de
Newton, no sólo por la eliminación —ya mencionada— de la simultaneidad
absoluta, sino porque es la manera más fácil de explicar el retraso del perihelio
de Mercurio, la desviación de la luz de las estrellas lejanas en las proximidades
del Sol, la desviación que hay en el rojo de las franjas del espectro.
78
OTROS ASPECTOS DEL TALLER RELATIVISTA
79
otro algo más que sus distancias kilométricas: las distancias entre dos
partes de mi cerebro con que pensaba en ellos, una de esas distancias de
dentro del espíritu, que no sólo alejan, sino separan y colocan en distinto
plano.
MARCEL PROUST
ORACIÓN RELATIVISTA
81
LECCION DIEZ
EL T A L L E R C U Á N T IC O
83
de retorno a los niveles pre-relativistas, pues reaparece un prota
gonista, aunque sea un protagonista un poco particular, y, además,
se reinicia el relato, que estaba un poco en segundo término.
Si decimos que el protagonista es «Un poco particular», se debe
a que unas veces nos aparece como una partícula, una especie de
glóbulo, y otras se presenta como un acontecer, un suceso, con lo
que al hablar sobre él nos sorprendemos a nosotros mismos
hablando dos lenguajes diferentes: unas veces lo hacemos en la
prosa de la física y otras en una lírica más o menos existenexisten-
cialista.
Pero de todas formas, un protagonista es un protagonista y
tiene una consistencia, un espesor con el que hay que contar. Los
físicos miden este espesor con una medida digna de tal protago
nista, llamada «ergsegundos». Si a esta medida se le añaden otras
expresiones, tales como «trenes de ondas», «glóbulos de energía», se
dará la justa impresión de ambigüedad que estamos describiendo.
Para explicar esta ambigüedad, se diría que se ha dividido
tanto el volumen que ya no parece ni volumen ni extensión, y que,
como con la energía se ha hecho lo mismo, ya no es verdadera
energía. Por tanto, estamos ya en un campo en el que el lenguaje
«es como si fuera una partícula que parece una energía, y vi
ceversa».
85
En la imagen semiclásica del átomo de hidrógeno que nos da Bohr,
hay un electrón que nos describe una órbita circular o elíptica. Sólo se
trata de una imagen: el átomo real no contiene semejante cosa. El átomo
real contiene lo que la mente humana no ha podido concebir hasta ahora
y que, sin embargo, Schródinger ha logrado describir de una manera
simbólica. Ese «algo» se extiende de tal forma que no se admite compa
ración con un electrón que describe una órbita. Ahora, excite usted el
átomo de manera que se desplace sucesivamente hacia estados cuánticos
cada vez más elevados. En la imagen de Bohr, el átomo salta de una
órbita a otra más elevada. En el átomo real, ese «algo» se concentra más
y más hasta dibujar la órbita de Bohr y llega hasta imitar una condensa
ción animada de un movimiento de rotación. Pasemos a números cuánti
cos elevados y entonces el símbolo de Schródinger representa un cuerpo
compacto que se mueve siguiendo la misma órbita y con el mismo
período que el electrón de la imagen de Bohr; además, emite radiaciones
de acuerdo con las leyes clásicas del electrón. Así, cuando el número
cuántico llega a ser infinitamente grande, el átomo estalla, se escapa de él
un verdadero electrón clásico. Al dejar el átomo y salir fuera de la bruma
de Schródinger, el electrón se concreta lo mismo que se materializa un
genio al salir de la retorta.
ARTHUR S. EDDINGTON
VI. S entido d e la t eo r ía c u á n t ic a
Kafka
89
Chirico
Burgos - Madrid
19 de octubre de 1987
90
ÍN D IC E
Págs.
Lección P rim era : La epistémica ................................................. 5
I. El filósofo contra el enigma, 6. - II. El saber científico frente al saber
cotidiano, 8. - III. Humanismo frente a ciencia, 10. - IV. La epistémica,
10. - V. Coda, 11.
Lección D o s : La realidad ............................................................... 13
I. Los caminos del a realidad, 14. - II. La realidad real, 17. - III. Coda, 18.
Lección T res : La imaginación ...................................................... 19
I. Una moda: La imaginación, 20. - II. Función délo imaginario, 20. - III.
Usos de la imaginación, 21. - IV. Imaginar la imaginación, 22.
Lección Cuatro: La palabra ........................................................ 25
I. Primera introducción: El anillo flotante, 25. - II. Introducción segunda:
Las teorías burbuja, 26. - III. Acercamiento y perspectivas, 26. - IV. El
caso Wittgenstein, 29. - V. Dos conclusiones, 31.
Lección C inco : La otra inteligencia ............................................ 33
I. Historia de la inteligencia, 33. - II. Comienza la historia, 34. - III. La
transición, 35. - IV. Gloria y miseria de los P r in c ip ia M a t h e m a t i c a , 36.
V. Descubrimiento de la incompletitud, 39. - VI. Segunda etapa, 40.
Lección S eis : El pensamiento ....................................................... 43
I. Pensamiento y discurso, 44. - II. El pensamiento científico, 44. - III.
Pensamiento y acción, 48.
L ección S iete : Los talleres epistémicos ...................................... 51
I. Primera consideración intempestiva: La evolución de la ciencia, 52. - II.
Segunda consideración intempestiva: La historia como relato, 52. - III. El
relato progresista: El mito solar, 53. - IV. El relato paradigmático: La
seducción de los cometas, 54. V. El programa científico como bandera de
enganche, 57. - VI. Declinación de la teoría: Popper, 57. - VII. Los talleres
epistémicos, 58.
Lección Ocho, prólogo: Newton no era newtoniano ........ 61
I. Newton, 63. - II. El individualismo, 69.
93
L e c c ió n N u e v e : El taller relativista ............................................. 73
I. Elegir el tipo de mundo, 74. - II. Los hechos, 76. -111. Legimitación de
una teoría, 77.
L ección D iez : El taller cuántico ................................................... 83
I. Otra vez tenemos protagonista, 84. - II. Un resultado no esperable, 84.
III. Como si fuese una espiral, como si fuese una escalera, 85. - IV.
Realismo extraño, 86. - V. Lo cuántico frente a la gran catástrofe, 87. -VI.
Sentido de la teoría cuántica, 88.
94