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“El bosque
tumbado”
El libro comienza con un cuadro introductorio en el que se cuenta la unión de Bautista Avila con
Dolores Albarracín, fruto de ese amor nace Silvestre Avila, la figura femenina que mantiene cierta
organicidad en la novela. El capítulo inicial concluye con la muerte de los padres de Silvestre y la
terminación de ese paraíso terrenal construido por ellos mismos, ya terminado.
En los otros capítulos siguientes, hace referencia a la llegada de la lluvia en la estancia “Las
Cabrillas” y Silvestre a cargo, ya comienza a hacerse mujer y se encuentra muy feliz por la anhelada
llegada del agua. Posteriormente entra en escena Virginio, un músico que tocaba la armónica. Él
era un poeta y solitario, luego de haber quedado huérfano, sin embargo, Ña Santo se hace cargo
de éste.
El tercer capítulo habla ya del todo el pueblo y sus costumbres, abundando las descripciones. Esto
permite la aparición de Adrián Ruiz de quien Silvestre estaba enamorado. Este muchacho es un
escritor y vuelve a su tierra natal después de un tiempo radicado en la ciudad. Luego sigue una
continuación con Melecio Herrera, capataz de “Las Cabrillas”, este personaje es muy significativo
especialmente en el último capítulo del relato. También en esta parte se reviven los recuerdos de
Silvestre por sus padres.
José Cruz-hermano de Silvestre- ocupa en el próximo capítulo gran protagonismo. Dialoga con el
jefe político acerca del destino del campo santiagueño.
En la parte de “La cosecha” y “El baile” desarrolla la costumbre de su gente, aparece Elvira, una
segunda mujer en la vida de Adrián, y la confesión de éste a Silvestre de una lejana frustración.
Inmediatamente continua la historia emocionada de un viejo hachero (amigo del abuelo de
Adrián), recordando cómo había sido su vida en el bosque, y su voz llega desde muy lejos.
El breve capitulo siguiente anuncia un viaje que afectará el destino de los personajes: Adrián Ruiz
debe viajar a Tucumán y Elvira, con su tía. En la parte séptima cambia el ritmo de la novela,
recuerda algunas incidencias ocurridas en la policía, el jefe político y la gente del campo. La
oposición entre los hijos de la tierra y los extranjeros es profunda.
La historia regresa a Silvestre y su frustración, una carta le anuncia el casamiento de Adrián con
Elvira, generando grande soledad en ella. Sin embargo, la felicidad del muchacho no dura mucho
porque su mujer muere dejándolo viudo y además a cargo de una bebita, llamada Ana María. Esto
genera un golpe muy duro para todos los que conocen a Adrián, especialmente Silvestre.
El penúltimo capítulo hace énfasis al tema de la despoblación del bosque y el éxodo santiagueño.
Finalmente, en el último cuadro llamado “El bosque” (nombre simbólico que abarca todo el
sentido de la novela y las vidas que allí transcurrieron). Este tiene algo de oda, de canto. Se
despiden Silvestre y Adrián.
La novela se cierra con la dramática muerte de Melecio, una muerte anunciada ya que él se
encontraba ya cansado y viejo, y la figura de Bautista Ávila quien vuelve de la muerte para
recordarle que solo el duro trabajo y no las palabras harán la grandeza del país. Con este retorno
del padre de Silvestre, personaje del primer capítulo, la novela vuelve a comenzar desde su punto
de partida.
Contexto histórico.
Sabemos que Santiago del Estero es la ciudad más antigua de todo el territorio argentino, y por
eso pasó por procesos políticos, económicos, sociales y territoriales muy complejos. Desde el siglo
xix se fortaleció “El bosque tumbado”- Clementina Rosa Quenel. 3 notablemente la burocracia. El
gobierno comenzó a aprovecharse del campo santiagueño, produciendo leyes poco equitativas
como la ley de 1887 que le permitía acceder a considerables hectáreas al gobierno para
actividades productivas y de edificación. Esto a lo largo del tiempo fue afectando al sector más
débil como el campesino. “¿Nuevas leyes? ¿Deforestación? En tanto el bosque desaparece y el
grito exhaustivo entrelaza al hombre con la tierra”. A esto sumemos la intrincada tela de araña de
caminos de hierro que se dibujó sobre nuestra geografía, alterándola cuando era necesario. Todo
convergiendo sobre Buenos Aires, punto exportador de las materias primas al exterior. El progreso
de las vías férreas en los años 40 (en la presidencia de Perón) iba a traer aparejado la destrucción
del interior, la explotación del campesino, la destrucción ecológica de nuestros recursos naturales,
debido a que talaban el bosque para la creación de las vías del tren, todo para beneficio de unos
pocos. Como consecuencia se contrajo la emigración del trabajador rural santiagueño a otras
provincias por en la falta de trabajo estable y disponible en su medio local, apareciendo como
única opción. En este contexto de los años 1930, 1940 escribe la autora Rosa Quenel, dando como
asegurado que Santiago del Estero no fue una provincia pobre, sino más bien, fue empobrecida.
En cuanto al nombre de la obra.
Originalmente, clementina pensaba titularlo “Las siete cabrillas” que es la denominación de la
estancia a la que pertenecen sus principales protagonistas. Pero luego, optó por el nombre actual,
incorporado de forma más poética. Este título desde un primer momento nos permite pensar y
reflexionar sobre lo que sucederá a lo largo de la historia: cuando menciona al bosque habla
específicamente del bosque santiagueño, su naturaleza y la virginidad que se encuentra dentro de
éste. Tumbado, significa caer, ese bosque se cae y se destruye de forma lenta pero definitiva, y con
él, el pueblo entero, que queda sin esperanzas, sin oportunidad alguna. Habla de la decadencia de
la naturaleza producto de las malas acciones del hombre. Ese bosque ya está tumbado y no hay
vuelta atrás.
Tipo de narrador: “El bosque tumbado” es presentado a partir de un narrador omnisciente (en
tercera persona del singular) debido a que conoce todos los pensamientos, sentimientos,
sensaciones y acciones de los personajes. “…pensó de que nada le valía cancelar su presencia en
Las Aromas”, “Don Melecio quedó allá en espera y con su pecho lleno de esencias penetradas en la
verdad de la tierra…
Tiempo y lugar:
Temáticas: Esta obra presenta como tema central y principal la deforestación del monte
santiagueño durante cierto periodo histórico. Para hablar sobre ésta, es necesario
conceptualizarla, ya que la deforestación es un proceso realizado generalmente por la acción del
hombre, en el cual se destruye la superficie forestal, dando muerte permanente a cierta área con
alta densidad de árboles. Todo esto con el afán de “supervivencia” o “avance del urbanismo”. Aquí
Quenel, nos mostrará otra cara de este proceso, en donde los nativos, paisanos, habitantes, etc.
serán los dueños y personajes principales de cada relato, tomando como testigo primordial la
tierra, esa tierra que algún día fue verde y productiva, hasta quedar seca, polvorienta a la espera
de las lágrimas que el cielo derramara por ella para mantenerla con vida –“No es bueno mirar
cuando dios parpádia…Si se ofende no llueve!”- La insostenible situación de sequía y muerte, de
toda una vida, el monte, al igual que la vida que convivía con él: -“… los óleos y los casamientos
habían disminuido mucho. También, los campos poco a poco, se desplomaban por tanta miseria y
falta de trabajo…”- las personas nativas vivirán todo este proceso a través del relato de
Clementina R. Q.
La tierra que poco a poco irá perdiendo su matiz colorido hasta llegar a ser amarronada,
oscura y polvorienta sólo se limitará a ver como su vida interna, los nativos, sufrirán este lento y
largo proceso. - “tampoco el monte, que ama sus hijos, alivio su dolor…”
-“Tala bárbara, que al volcar del hacha había sembrado la despoblación, la miseria, y el
yermo.”-
Si nos situamos en el ámbito social, esto representa la tala indiscriminada de los montes, dañando
gravemente el hábitat no solo de los animales, sino de los propios residentes. De aquí deviene el
título. –“…pisótian al hijo del país…¡Carajos!...”
La presencia de falta de recursos que se estaba engrandeciendo, comenzó a marcar para siempre
la vida de sus habitantes, la pobreza cuya miseria es a raíz de una deforestación que no pararía
nunca, las personas comenzaran a abandonarla por haber perdido la esperanza de todo. -“una
cantidad de trabajadores jamás registrada se traslada con sus mujeres e hijos y sus pocas cosas,
quedando el rancho abandonado como exponente de miseria y de falta de fuentes de trabajo y
arraigo campesinos…”
También marcará una amplia violación de los derechos, que cabe mencionar, es algo que se vive
desde el origen hasta la muerte, y aun así continua prevaleciendo en la vida campestre a lo largo
del relato de Quenel; se evidenciarán desde atropellos para con la ciudadanía, hasta el mismo
monte, por ejemplo –“Denuncias contra el Jefe Político de Campo Hondo… ocurren hechos que
están demostrando la mala elección de autoridades en distintos puntos de la campaña…”- pues
previo a esta escena, hubo un altercado entre una señora que necesita denunciar algo en la
comisaria y resulta que no está el comisario, y es denegada su toma de denuncia, cometiéndose un
atropello hacia sus derechos como ciudadana.
Como por ejemplo, la mala y triste paga de los jornaleros –“Solo pendía las manos como
horquetas, pues ya conocía el andar en soles y algodonales, para cobrar un jornal de pobreza”que
por miserias de salarios destruirán su vida, su ecosistema, su cultura y respeto por el monte. –“Las
faenas y la vida familiar continuaron velando esperanzas o zozobras, que en el celoso rango
campesino iban del ardor del trigo a la polvareda trilladora o al oro de las mieses, hasta concluir en
el ventear del grano a favor de las brisas…”
Cabe destacar que estas memorias no solo se preservan en estos escritos, sino que están
imbricados en la tierra que vio acontecer cada una de estas escenas de amor, miseria,
desacuerdos, muerte, sequia, oscuridad, de una relación cultura-hombre. –“La vincha selvática se
apretó a su frente, a sus fosas nasales. Venia observando, que a pesar de la tierra seca, doquier
latía el brote vigoroso de la savia…”- Esta cita también hace referencia a la forma en que el monte
santiagueño lloraba por sus desgracias constantes
-“Mientras aquí, en las selvas del terruño otros hombres trabajaban en el fragor de las hachas, con
el alarido de los músculos, con el alarido moribundo del tallo que se tumba…”- cita más clara
imposible, pues da cuenta de que no sólo el hombre sufría al hachar su propia vida terrenal, sino
que también el monte. Todo esto debido a las malas políticas implementadas por la sociedad, que
acorralaban a esta comunidad para sobrevivir destruyendo su propio espacio y a su vez, su fuente
de alimento y de residencia.
Algo que prevalece durante todo la obra, es la constante creencia de los personajes, pues eran
muy supersticiosos, y pensaban que el campo, el monte y sus especies poseían una especie de
deidad, y es comparado con Dios; -“Dios era también la naturaleza abierta.”- Ellos mismos
respetaban su identidad, pero la vida los obligó a marchitar su espacio aún contra su voluntad.
Otro ejemplo fue la escena donde un personaje es “picado” por un árbol, y recurre a una
curandera para aliviar su dolor, cuya respuesta fue que pidiera disculpas y mostrara respeto hacia
el mismo árbol que lo “lastimo”. El idioma, jugo un papel muy importante y destacable, fue otra
temática que abordo todo el relato, pues el afán de Clementina por preservar y resaltar la cultura
e idiosincrasia santiagueña la llevo a escribir.
Recursos literarios.
Antítesis:
Intertextualidad.
En el capítulo VIII “Tanto males”, se visualiza como epígrafe una cita textual de la obra
literaria “Martin Fierro”: “Ah, si partía el corazón Ver tantos males, Canejo” –Martin Fierro (José
Hernández). Más adelante, en el cuadro X “Señor comisario” hay otro epígrafe, también con una
cita de la misma obra: “Aunque es justo que quien vende, Algún poquitito muerda…”- Martin Fierro
(José Hernández). Personaje Pancho Villa (Revolución Mexicana).
En el capítulo IV “Don Melecio Herrera”, en la página 46, al final del relato, se presenta una
posible intertextualidad bíblica, específicamente con el génesis, y el rol que tiene la mujer en el
mundo. – “La mujer nace pa’ ser como árbol, m’hija. Ha’i enflorecer…”-
Personajes principales:
SILVESTRE AVILA: hija de Bautista y Dolores. Queda a cargo de la estancia “Las cabrillas” luego de
la muerte de sus padres. Físicamente se la describe hermosa, con ojos grandes, “el pañuelo rojo en
los cabellos… le vio los pies grandes, morenos…”. Es una mujer que durante todo el relato
simboliza la fuerza y el empoderamiento. Esa fuerza la lleva dentro de su ser y no importa las
circunstancias, sigue hacia adelante siempre. La gente que vive en la estancia le tiene respeto, es
un ser diferente. Ella no espera de un hombre, todo lo contrario, sola se hace cargo del campo de
sus padres y aprende labores de hombres. Es decir, representa otro tipo de mujer a la que
acostumbramos a ver en esa época. La autora introduce ese nombre a su personaje sabiendo que
no es un nombre puramente de mujer, significa vida esencial de la naturaleza, tierra prodiga y no
fue coincidencia. Esta es Silvestre y lo silvestre. “…se sentía un poco árbol y un poco tierra…” Este
personaje no pierde, tras la dureza de su esfuerzo, su feminidad esencial. Es la mujer que alcanza o
supera al hombre en el trabajo, pero sin abandonar jamás su condición de mujer. Ningún
personaje en la obra se acerca a ella.
BAUTISTA AVILA: Dueño de la estancia “Las cabrillas”, fallece dejando a cargo de todas sus tierras
a su hija Silvestre. Es un hombre que simboliza el poder, la riqueza y la jerarquía. Sin embargo, es
necesario aclarar que ese poder y jerarquía no tenía que ver con un sometimiento, ya que él
apreciaba a sus empleados y les proveía de todo lo que necesitaban. Por eso era muy respetado.
Después de su muerte, estos se encuentran muy tristes.
MELECIO HERRERA: es el capataz de “Las cabrillas”, luego de la muerte de sus patrones, cuida a
Silvestre y está siempre pendiente de ella. Es un hombre que va envejeciendo, sin embargo, “de
duras carnes curtidas…”, su vida ha sido de trabajo y mucho sufrimiento. Simbólicamente
representa al hombre santiagueño del interior (la autora le promueve de un lenguaje diferente al
resto, más rico en dichos), y en el último capítulo se convierte en un personaje central. Al final
simboliza la muerte, no solo de, él sino también de la naturaleza. Era una muerte anunciada, él ya
lo sabía. ¿Quién o qué lo mata? El tren, este es el causante de toda la desgracia de un pueblo, trajo
miseria, pobreza, destrucción. Melecio es la naturaleza ya agotada, ya resignada y perdida.
Personajes secundarios: Ña Santo, José Cruz, Virginio, Doña Berna, Benjacha, Evangelista, Elvira,
Ana María, Santillán (comisario), entre otros,
Conclusión.
El presente análisis literario, deja claro que Clementina, con sus letras logra transportarnos hacia
el pasado del monte santiagueño, cuyas historias, secretos, vivencias, memorias, se encuentran en
el corazón de la tierra, que fue el principio y seguirá luego del fin.
A modo de cierre es importante destacar que temáticas como las que abarca Quenel en esta obra,
(como la deforestación) fue lo que despertó en otros autores, como por ejemplo Orestes Di Lullo,
un sentido de ayuda y la necesidad de escribir para lograr evocar las voces, testimonios de esta
tierra pobre y seca, sobre esta problemática que ha estado presente en el monte santiagueño
desde hace mucho, y sigue y sigue.