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Características generales de la religión en la

Prehistoria

Autor: Manuel Álvarez.

Una cosa importante a tener en cuenta en cuanto al estudio de la religiosidad de


las sociedades pre agrícolas es la escasez de fuentes directas.

Las metodologías de otras disciplinas como la etnografía y la antropología deben


intervenir, analizando las manifestaciones religiosas de sociedades primitivas en
la actualidad y extrapolando los resultados al pasado.

De esta manera, se deduce que las prácticas y creencias ancestrales que aún
se dan en sociedades africanas, pacíficas, americanas, etc., salvando las
modificaciones que sin duda han debido producirse a lo largo del tiempo, hunden
sus raíces en las religiones practicadas por sociedades prehistóricas.

Dado el pequeño tamaño de los grupos que conforman estas


sociedades pre agrícolas, no existe una casta sacerdotal jerárquica ni que actúe
constante y exclusivamente.

Solamente los chamanes, o sacerdotes temporales, son los encargados de


oficiar toda la amalgama de ritos y ceremonias.

Esto quiere decir que cualquiera puede actuar de intermediario entre el mundo
terrenal y las fuerzas sobrenaturales, cualquiera puede ser chamán, aunque el
grado de respeto entre los miembros del grupo depende de la capacidad del
sacerdote para entrar en contacto con las potencias divinas.

Es por tanto, una religiosidad individualista.

Otros aspecto importante es la influencia que ejerce el medio ambiente, que


varía según el área geográfica. Las fuerzas de la naturaleza aparentemente
inexplicables ante los ojos de unas sociedades primigenias, serán objeto de
veneración y devoción.

Es lo que el experto en religiones Díez de Velasco califica de ecología de la


religión, que regula la relación espiritual entre el hombre y la naturaleza y en la
que las variaciones medioambientales tienen un papel fundamental.
De esta manera, la sacralización del entorno natural permite regular la
conducta del hombre al no existir una fuerza política superior que lo haga, como
ocurre en las sociedades jerarquizadas (no hay un rey o dirigente que imponga
reglas). Las reglas de la naturaleza serán las que guíen a estas sociedades a la
convivencia.

Se crean ritos y ceremonias de adaptación (en torno a prácticas como la caza


o la pesca, sobre todo) que permiten al grupo convivir con el medio que les rodea,
impiden la destrucción del medio por parte de aquellos que pudieran
extralimitarse en la explotación de recursos naturales y así garantizan la
supervivencia del grupo.

Se trata de prácticas que varían según las características del medio físico y
natural.

Existieron entre las sociedades prehistóricas numerosas clases de ritos, que con
carácter general se corresponden con las diferentes etapas de la vida del
individuo, desde su nacimiento hasta su muerte:

• Ritos de paso: ceremonias específicas que estratifican la vida del individuo


y que le otorgan credibilidad y reconocimiento social. El satisfactorio
cumplimiento o no de estos ritos determinan las funciones y obligaciones del
individuo con respecto a la comunidad.
• Ritos de nacimiento: el primer paso es el reconocimiento ritual del nuevo
individuo en la sociedad, por lo que estos ritos tienen un carácter identificativo
en los que se otorga al recién nacido un nombre que lo identifique y, con ello,
una identidad y unos derechos de vida de los que carecía anteriormente.
• Ritos de matrimonio: fueron muy importantes pues desde un principio
sirvieron para unir clanes y engrandecer familias. Además, estos ritos suelen
estar acompañados de algún tipo de intercambio social y material entre las
tribus.
• Ritos iniciáticos: aprueban la capacidad del individuo de asumir las
responsabilidades que la comunidad considera que corresponden a los
adultos, aunque no por ello siempre se realizan cuando el individuo alcanza
la pubertad.
• Ritos funerarios: suelen ser de una importancia y complejidad extremas,
pues normalmente la no correcta celebración de estas ceremonias supone la
conversión del difunto en un espíritu rabioso y vengativo en lugar de un
antepasado espiritualmente benefactor para el grupo. De ahí la importancia
de traspasar correctamente al difunto del mundo de los vivos al mundo de los
espíritus o antepasados.

Chamanismo
Con el término chamán se designa de forma generalizada a aquellos individuos
que de manera temporal y no exclusiva se dedican a las funciones mágico
religiosas, de culto y rituales.
Se trata de individuos reconocidos por la sociedad, que no tienen por qué formar
una casta superior, pues cualquiera que se preste puede convertirse en un
chamán, siempre que cumpla satisfactoriamente el proceso de aprendizaje y los
rituales pertinentes.

Estos ritos de paso eran muy diversos y siempre con alguna nota distintiva del
resto.

Fotografía antigua de un chamán pigmeo tomada por Kazimierz Nowak, viajero polaco, durante
una expedición en África.

Es un especialista “a tiempo parcial” de lo religioso, como apunta Díaz, pues


se dedica a otras actividades además de las rituales.

A pesar de no existir sacerdocio ni jerarquía sacerdotal, el chamán era


reconocido por el resto de los miembros de la sociedad por sus capacidades de
trance, de contacto con la naturaleza y las fuerzas sobrenaturales y su
sabiduría, de manera que se convierten en intermediarios entre el hombre y las
fuerzas místicas y sobrenaturales.

El sacerdote o chamán tiene la capacidad de entrar en contacto con fuerzas y


seres divinos superiores a través de diferentes técnicas rituales que debe
conocer (ingesta de psicotrópicos, sueños, ayunos, meditaciones, etc.) que
hacen que entre en un estado de trance o alteración de la conciencia gracias al
cual se comunica con los espíritus y seres divinos.

El chamán adquiere un compromiso con la sociedad que lo respeta, de


manera que esta puede culparle e incluso expulsarle del grupo si no cumple con
las expectativas (por ejemplo, si no consigue que haya lluvia en un período de
sequía) puesto que así demuestra que no es apto para desempeñar esa función.

Además, el chamán tiene otras funciones que trascienden lo meramente


religioso, convirtiéndose en los principales sanadores del grupo, puesto que
conocen métodos curativos y técnicas de farmacología natural.

También un papel de sabios y consejeros, y sus poderes les convierten en los


más capaces para dirigir al grupo, otorgándoles así cierta dignidad política.

Las principales manifestaciones de las sociedades prehistóricas: animismo,

fetichismo y nagualismo.

Monumento tótem a las sociedades antiguas


norteamericanas en Ottawa (Canadá)

El estudio de las religiones


primitivas es complicado debido a
las grandes diferencias entre
unas regiones y otras, entre unas
culturas y otras.

Sin embargo, existen entre las


sociedades
primitivas manifestaciones
comunes que han llevado a los
expertos a creer que provienen
de un mismo pasado prehistórico.

El animismo, por ejemplo, se


refiere a la creencia en que todo
ser, animado o inerte, es
susceptible de poseer un ente
natural intrínseco o ánima, que
influye en el sujeto y en su
entorno y que puede tener un
carácter negativo o benefactor.

De esta manera, todo elemento natural y humano tiene alma, y por tanto, las
sociedades están rodeadas de espíritus, buenos y malos, que hay que venerar
o ahuyentar.
Cada individuo porta consigo un tótem o nagual, un ser, a veces animal, que le
guía en su vida y refleja sus características y personalidad.

El nagual suele ser revelado en sueños en algún momento de la vida del


individuo, bien directamente por el individuo en cuestión o bien a través de la
intervención de un chamán que visualiza el nagual asignado.

Los chamanes utilizaban fetiches o amuletos con capacidades mágicas y


sobrenaturales que les permitían el ejercicio prácticas mágicas o la dirección
de rituales sagrados.

El fetichismo además pervivió en muchas de las civilizaciones antiguas y aún


hoy en día las grandes religiones monoteístas tienen los suyos propios, como las
reliquias de santos.

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