Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Formacin Humana en La Familia
Formacin Humana en La Familia
EN LA FAMILIA
De hecho, a las nuevas generaciones -a los hijos- les educan, en primer lugar,
los padres. No obstante, debe hacerse notar que los padres no son los únicos
educadores de sus hijos. Complementan su acción educativa los profesores, los
colegios, los clubes infantiles y juveniles, etc. Y, en tercer lugar, educan (o deseducan)
la calle, el barrio, el entorno, los medios informativos, los puestos de revistas, los cines,
las carteleras de los cines, la ciudad y el campo, las playas y los montes, etc.
Educan los padres, ante todo, con su ejemplo. Con el ejemplo en el modo de
relacionarse con los demás: no critican, saben querer, saben decir a solas y con
delicadeza lo que ven mal, son leales, etc.
PERSONAS EDUCABLES
¿Que será la sociedad mañana? Lo que sean los hijos de hoy. ¿Que harán
los ciudadanos del mañana? Lo que hayan aprendido en su convivencia familiar y en
su convivencia escolar. ¿Que harán los profesionales del mañana? Lo que hayan
aprendido hoy, como hijos, en la familia en cuanto a escuela de trabajo.
Luego, los objetivos educativos, en el ámbito familiar y desde él, deben ser
pensados para personas, con la dignidad y con la irrepetibilidad que les caracteriza.
¿Qué hacer? Tal vez les resulte muy práctico pararse a pensar en el hijo como
persona, como ser humano. Si el hijo es un ser que piensa y hace, convendrá:
1. Enseñarle a pensar;
2. Enseñarle a realimentar el pensamiento con la información;
3. Enseñarle a informarse (distinguir entre información de calidad, anodina y
reductora);
4. Enseñarle a decidir;
5. Enseñarle a hacer, como realización de lo decidido (por él o por otros).
2
Si el hijo es un ser capaz de saber y de querer, convendría:
8. Enseñarle a hacer el bien, a hacer obras buenas, a hacer algo bueno en favor de
otros;
9. Enseñarle a poner orden dentro de sí mismo, a organizarse, a establecer
prioridades en su querer y en su hacer.
12. Enseñarle a querer a los demás, a quererlos mejores, a ayudarlos a ser mejores.
16. Enseñarle a distinguir, por las luces de la razón y las lecciones de la experiencia,
entre lo esencial y lo accesorio, y a vivir de acuerdo con esa distinción.
3
18. Enseñarle a ser feliz, también en el dolor, evitando la tiranía del hedonismo.
19. Enseñarle a ser imagen viva de Dios, viviendo con todas sus consecuencias la
filiación divina y la filiación mariana.
¿Y LOS MEDIOS?
He aquí veinte objetivos educativos que pueden concretarse más o menos en cada
hogar. Veinte objetivos que reclaman, para no quedarse en sueños, los correspondientes
medios.
Y así, los padres -con la ayuda de los colegios, de los clubs, de otras
instituciones culturales y deportivas, de la vecindad, etc. -enseñarán a sus hijos a ser
buenos hijos, buenos hermanos, buenos trabajadores, buenos vecinos, y -si bautizados-
buenos cristianos (sin olvidar, repito, que esto supone todo lo anterior, dándole una
nueva dimensión).
Realmente, quizá nunca hubo tantas dificultades ambientales para educar a los
hijos -dificultades potenciadas por la complicidad y por la moda. Ni tampoco
tuvieron jamás a su alcance los padres tantas ayudas. El quid está en saber
aprovecharlas.