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lectur a s sobr e der echo de tier r a s

tomo v ii
maría del pilar
g a rc í a pac hó n
editora

lecturas sobre
derecho de tierras

tomo vii

universidad externado de colombia


Lecturas sobre derecho de tierras. Tomo VII / editora María del Pilar García Pachón ; Gabriel Vicente
Andrade [y otros]. Bogotá : Universidad Externado de Colombia, 2 0 2 3 .
51 1 páginas : ilustraciones, mapas, gráficos

Incluye referencias bibliográficas al final de cada capítulo

ISBN: 9 7 8 6 2 8 7 67 6 8 9 3 (impreso) 9 7 8 6 2 8 7 67 6 9 0 9 (e-book)

1. Propiedad privada -- Aspectos jurídicos – Colombia 2. Uso de la tierra rural -- Aspectos econó-
micos – Colombia 3. Uso de la tierra rural -- Contratos y especificaciones – Colombia 4. Tierras baldías
-- Aspectos jurídicos – Colombia 5. Acuerdos de paz – Colombia 6. Derecho ambiental – Colombia
7. Recuperación de tierras -- Aspectos jurídicos – Colombia 8. Medio ambiente -- Aspectos jurídicos –
Colombia 9. Movimientos campesinos -- Aspectos jurídicos – Colombia 1 0. Ecología agrícola -- Aspectos
jurídicos – Colombia 1 1. Indígenas de Colombia -- Aspectos jurídicos – Colombia I. García Pachón,
María del Pilar, editora II. Andrade, Gabriel Vicente III. Universidad Externado de Colombia IV. Título

34 8 . 4 SCDD 15

Catalogación en la fuente -- Universidad Externado de Colombia. Biblioteca. MRJ


noviembre de 2 0 2 3

e-isbn 9 7 8 - 6 2 8 - 7 6 7 6 - 9 0 - 9
isbn 9 7 8 - 6 2 8 - 7 6 7 6 - 8 9 - 3

© 2 0 2 3 , maría del pilar garcía pachón (editora /compiladora)


© 2 0 2 3, universidad externado de colombia
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Primera edición: diciembre de 2 0 2 3

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Printed in Colombia

Prohibida la reproducción o cita impresa o electrónica total o parcial de esta obra, sin autori-
zación expresa y por escrito del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado
de Colombia. Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad de los autores.
m a r í a de l pi l a r g a rc í a pac hón *
ja i m e augus t o c or r e a m e di n a**
Protección jurídica de las rondas hídricas
en Colombia y su relevancia en el contexto
de la frontera agrícola nacional
para el sector agropecuario
sum ar io

Introducción. I. Rondas hídricas. Identificación técnica del concepto e


importancia medioambiental. II. Definición jurídica de las rondas hídricas.
Evolución legal y reglamentaria. A. Antecedentes. B. El concepto de ronda
hídrica hoy. C. Acotamiento de rondas hídricas. Procedimiento. III. Las
rondas hídricas como elemento central en la planificación y su incidencia en
el sector agropecuario de cara a la frontera agrícola nacional. Conclusiones.
Bibliografía.

resumen

Las rondas hídricas son instrumentos multifuncionales que contribuyen a


la protección de los cuerpos de agua, favorecen la reducción de impactos
generados por la actividad antrópica en las fuentes hídricas y ofrecen
un parámetro regulatorio en la determinación de los usos del suelo y su
estabilización. Han surtido un proceso técnico y normativo evolutivo en
Colombia para efectos de su definición, acotamiento y relevancia tanto para
el derecho ambiental como para la gestión de otros sectores, entre ellos, el
agropecuario.
Fruto de la necesidad de uso y conservación racional de los recursos para
las generaciones presentes y futuras hacia las cuales se vierte el concepto
de desarrollo sostenible, la importancia de las rondas hídricas ha cobrado
relevancia en los procesos de acceso a tierras dotadas bajo la unidad agrícola
familiar y por ende juega un papel medular en la planificación sectorial e

* Doctora en Derecho de la Universidad de Zaragoza. Profesora investigadora del


Departamento de Derecho del Medio Ambiente de la Universidad Externado de
Colombia. Correo: maria.garcia@uexternado.edu.co; código Orcid: https://orcid.
org/0 0 0 0-0 0 0 1-6 8 24-878 0
** Doctor en Derecho por la Universidad Externado de Colombia, en calidad de becario.
Magíster en Derecho. Conciliador y amigable componedor. Estudios en arbitraje. Docente
del Departamento de Derecho Procesal. Asesor y consultor. Correo electrónico: jaime.
correa@uexternado.edu.co; código Orcid: https://orcid.org/0 0 0 9-0 0 07-4 0 94-674 8

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286 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

interrelación entre el sector ambiental y el sector agropecuario, identificando


los espacios jurídicos que intersecan uno y otro en la toma de decisiones de
adjudicación de cara a la frontera agrícola nacional.

pa l a br a s c l av e

Rondas hídricas, UAF, planificación, acotamiento, frontera agrícola nacional,


medio ambiente, agua.

a bstr act

The riparian corridors are multifunctional instruments that contribute to the


protection of bodies of water, favor the reduction of the impacts of anthropic
activity on water sources, as well as offer a regulatory parameter in the
determination of land uses and their stabilization. They have undergone an
evolutionary technical and regulatory process in Colombia for the purposes
of its definition, delimitation, and relevance both for environmental law and
for the management of other sectors, including agriculture.
As a result of the need for the rational use and conservation of resources
for present and future generations towards which the concept of sus-
tainable development is directed, the importance of riparian corridors
has gained relevance in the processes of access to land endowed under
the Family Agricultural Unit and therefore, plays a key role in sectoral
planning and interrelation between the environmental sector and the
agricultural sector, identifying the legal spaces that intersect one and
the other in decision-making regarding the adjudication of the national
agricultural frontier.

k ey wor ds

Water rounds, UAF, planning, benchmark, national agricultural frontier,


environment, water.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 287

introducción

La zona de ronda es una categoría dentro de los bienes públicos 1 , a la par


norma de superior jerarquía, instrumento de planificación y determinante
ambiental 2 que se define normativamente como

la faja paralela a la línea de mareas máximas o a la del cauce permanente de


ríos y lagos, hasta de treinta metros de ancho, entendiendo parte de aquella el
área de protección o conservación aferente, de modo que, una vez determinada,
tanto para la faja paralela como para el área de protección o conservación
aferente se establecerán directrices de manejo ambiental, conforme a lo
dispuesto en la Guía Técnica de Criterios para el Acotamiento de las Rondas
Hídricas en Colombia (Decreto 1 0 76/15, artículo 2.2.3.2.3A.2, numeral 4,
y artículo 2.2.3.2.3A.3).

Las rondas hídricas requieren especial protección; para lograr esa tutela se
hace necesario el acotamiento preciso de las áreas que las conforman, así
como la delimitación clara sobre las actividades que pueden desarrollarse
en estos espacios; para el caso colombiano, las rondas hídricas han sido
definidas desde la perspectiva técnica y jurídica, y del mismo modo el país
cuenta con una guía técnica de criterios para el acotamiento de las rondas
hídricas. Por tanto, en principio, no deberían existir dificultades prácticas
frente a la delimitación de estos espacios; no obstante, en razón a la gran
diversidad de sistemas hídricos cuya ronda debe ser delimitada, existen
dificultades en la interpretación de la norma, que afectan de manera directa
al sector forestal y al sector agrario.
En este documento se analizará el concepto de ronda hídrica, procu-
rando identificar los espacios jurídicos que afectan directamente al sector
forestal y la forma en la que podría, desde una planificación adecuada,
avanzarse hacia la conservación de estos espacios, salvaguardando las

1 D. L. 2 8 1 1/74, art. 83 lit. d).


2 D. 1 0 76/15 UR, art. 2.2.3.2.3.A.1, modificado por D. 245/17, por el cual se reglamenta
el artículo 2 0 6 de la Ley 145 0 de 2 0 1 1 y se adiciona una sección al Decreto 1 0 76 de
2 0 15, Decreto Único Reglamentario del Sector Ambiente y Desarrollo Sostenible, en
lo relacionado con el acotamiento de rondas hídricas.
288 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

posibilidades de aprovechamiento en procura de un desarrollo sostenible.


Para ello, el planteamiento se presentará en tres partes. En la primera se
abordará la ronda hídrica desde su identificación e importancia medioam-
biental. En segundo término, se presentará su acepción jurídica, repasando
su evolución legal y reglamentaria, identificando algunas categorías
forestales que podrían estar relacionadas en la misma zona y observando
su relación y relevancia en el contexto de los procesos de dotación de
tierras para el sector agropecuario, desde la UAF como instrumento
técnico-jurídico de dotación de tierras. En una tercera parte se expondrá
el acotamiento de rondas hídricas, la explicación sucinta del procedimiento
técnico surtido para el efecto y su relevancia como elemento central en la
planificación en la toma de decisiones de adjudicación de cara a la frontera
agrícola nacional. Finalmente, se ofrecerán las respectivas conclusiones.

I. ron da s h í dr ic a s. i de n t i f ic ac ión t é c n ic a
del concepto e importa nci a medioa mbienta l

“Riparius”, término en latín otorgado para designar a quien habita en las


orillas de los ríos, o ripario, da origen a la palabra “ribereño”. La “zona
ribereña” describe a una zona más amplia que abarca desde la orilla del río
hasta las llanuras de inundación, la cual ocasionalmente incluye laderas de
colinas que pueden influir en el ecosistema del arroyo (Nakamura, 2 0 2 0).
Las rondas hídricas, zonas riparias o regiones de transición, representan
esos espacios de interacción entre el medio acuático y el terrestre (Gre-
gory, Swanson, McKee y Cummins, 2 0 04), los cuales se caracterizan
por poseer elementos de flora y fauna cuya composición se determina por
la intensidad luminosa, el contenido en agua y la granulometría del suelo
(Granados-Sánchez, Hernández-García y López-Ríos, 2 0 0 6). Estas zonas
representan la interfaz entre los ecosistemas terrestres y acuáticos; son esos
espacios llamados desde la ecología como “ecotonos” o “zonas de ecotonía”,
lugares de transición entre varias comunidades ecológicas diversas donde
se producen importantes intercambios de energía, y donde con frecuencia
la diversidad y la densidad de las especies presentes allí son mayores que
en las comunidades que los bordean (Cuesta Beleño, 2 0 13).
Desde el punto de vista medioambiental, estos espacios juegan un
papel clave en la conexión de los diversos elementos que los componen, los
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 289

cuales pueden ser identificados en diversas dimensiones de los hidrosiste-


mas fluviales: longitudinal3 , lateral4 , vertical5 , temporal6 (Amoros, Roux
y Reygrobellet, 19 87). La importancia de cada dimensión es diversa a lo
largo del río y representa múltiples posibilidades de conectividad entre los
elementos que resultan unidos por el agua (Selinger y Zeiringer, 2 0 1 8).
Estos ecosistemas de transición albergan una biodiversidad ribereña que
usualmente es más alta que la presente en ecosistemas de tierras altas; de
igual manera, al ser áreas en las que se producen interacciones biológicas,
físicas y químicas entre los ecosistemas acuáticos y terrestres, prestan diversas
funciones ecológicas (Nakamura, 2 0 2 0). En particular, los ecosistemas
ribereños representan un papel clave en la regulación de los microclimas; la
calidad del agua y la prevención de la erosión de las riberas de los ríos aportan
a la estabilidad de los suelos y proporcionan hábitat para una amplia gama de
organismos acuáticos anfibios y terrestres, etc. (Capon, 2 02 0).
En razón a su importancia y a sus múltiples valores desde la perspectiva
ecológica y medioambiental, se ha entendido que estos espacios deben ser
protegidos prioritariamente; los enfoques de gestión propuestos van desde
la proscripción de cualquier tipo de actividad en estos espacios hasta la
revegetalización activa en las zonas de ronda o ribereñas degradadas (Capon,
2020). En Colombia, los usos de la ronda no están circunscritos a las acciones
de revegetalización; como lo veremos adelante, otros usos ambientalmente
compatibles con la zona han sido permitidos.
A pesar de su relevancia, estas áreas son afectadas por efectos derivados
de las presiones humanas generadas por el uso de la tierra, la degradación
del hábitat, la desviación de los cursos de agua, los regímenes modificados de

3 Se reconoce como la gradiente que permite identificar las aguas-arriba y aguas-abajo; se


describe como ese continuo fluvial (Amoros, Roux y Reygrobellet, 19 87).
4 La conectividad transversal hace referencia al ecotono ribereño, se relaciona con los
planos aluviales, incluye las zonas de humedal, las zonas semiacuáticas y los espacios
interconectados con el espacio lótico del río (Amoros, Roux y Reygrobellet, 19 87).
5 La dimensión vertical incluye las aguas subterráneas aluviales y debe ser considerada
como una parte dentro del sistema hidrofluvial (Amoros, Roux y Reygrobellet, 19 87).
6 Esta dimensión hace referencia al régimen de perturbaciones que pueden ser observadas
en un río por crecidas, sequías, deslizamientos; en otras palabras, la forma en la que el
río no se comporta a lo largo del tiempo.
290 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

inundaciones e incendios, la introducción de especies invasoras y las plagas,


los efectos del cambio climático que modifican y exacerban los fenómenos
hidroclimáticos, etc., todos ellos factores estresantes de los ecosistemas
ribereños o de ronda hídrica (Stella y Bendix, 2 019). Estas presiones generan
alteración en la funcionalidad de los procesos geomorfológicos e hidráulicos
y modificaciones en la vegetación y en la biodiversidad de estas zonas.
Estas zonas se inundan frecuentemente de manera natural y por ello se
hace necesario evitar la exposición de personas, bienes, servicios y activi-
dades económicas a estos lugares, que pueden ser afectados por crecientes
lentas o súbitas (MADS, 2 0 1 8); no obstante, la fertilidad de sus suelos,
las necesidades de acceso a la tierra para el desarrollo de actividades y la
ventaja que representa acceder a los ríos en materia de comunicación han
propiciado que estos espacios sean ocupados de manera ilegal o violando
las limitaciones establecidas por la ley y por el reglamento.
La delimitación de estas zonas no es sencilla, pues su composición
ambiental es diversa, así como su estructura hidrológica, topográfica,
edáfica, etc. Por ello, desde diversas perspectivas y enfoques técnicos se
han propuesto diversos modelos conceptuales que han procurado guiar su
acotación (Gregory, Swanson, McKee y Cummins, 2 0 04). Estos enfoques
no están exentos de discusión desde el punto de vista técnico y jurídico, pues
la limitación y acotamiento de estas zonas trae consecuencias prácticas que
se ven reflejadas en límites relativos al uso de estas zonas, al ejercicio del
derecho de propiedad o a las condiciones derivadas de los requerimientos
de conservación de estas áreas.
Las particularidades del recurso hídrico colombiano y su extraordinaria
riqueza y diversidad traen consigo que la delimitación de las zonas de ronda no
esté exenta de dificultades. Un trabajo piloto desarrollado por la Corporación
para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia (Corpoamazonia) pudo
evidenciar que los límites identificados por la norma son insuficientes para
resguardar los espacios que deberían ser respetados en las riberas de ríos
caudalosos, como los estudiados en el piloto, a saber: río Hacha en Florencia,
río Mulato en Mocoa y la quebrada Yahuarcaca en Leticia (Duque, 2 018) 7.

7 En los casos estudiados de las rondas que se identificaron a través de trabajo


de análisis geomorfológico, hidrológico, hidráulico, ecosistémico, teniendo en
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 291

Por ello, desde el Derecho se han planteado categorías jurídicas, definiciones


y metodologías que permiten la acotación de estas zonas.

II. de f i n ic ión j u r í dic a de l a s ron da s


hídr ic a s. evolución l eg a l y r egl a menta r i a

La definición jurídica del concepto de “ronda hídrica” es reciente en el


marco normativo colombiano; no obstante, pueden identificarse referencias
normativas anteriores en las cuales se evidencia el interés por proteger
estos espacios. Analizaremos en este punto dichos antecedentes y el marco
normativo actual que desarrolla el concepto.

A. a n t eceden t e s

De acuerdo con el relato de Devis Echandía (1944), no existía diferencia


entre el terreno de la ribera y la parte restante del predio riberano y por
tanto el derecho del propietario se extendía sobre cualquier parte del predio,
con excepción de los casos en los que las corrientes del río atravesaban
lugares poblados, situación en la cual, la parte comprendida entre la playa
u orilla del río y las primeras edificaciones pertenecerían al municipio en
calidad de ronda. El soporte normativo de la afirmación del autor es la
Ley de las Siete Partidas 8 , la cual indicaba que los ríos pertenecen a los
hombres comunalmente y que cualquier persona puede usarlos, aclarando
que los árboles que nacen en las riberas de los ríos pertenecen al dueño del
predio vecino a la ribera, pudiendo aprovecharlo con libertad. Del mismo
modo, la norma ordenaba no construir en los ríos o en sus riberas, y exigía
la demolición de las obras en los casos en los que con ellas se estuviese
afectando el uso comunal.

consideración su uso como fuente de agua para acueductos, el resultado demostró


que la zona de ronda excedía generosamente los 3 0 m identificados por la norma
colombiana; para el río Hacha, la ronda izquierda fue de 1 1 8 6 m y la derecha de 9 6 2
m. Para el caso del río Yahuarcaca, la ronda izquierda fue de 64 8 m y la derecha
de 2 3 5 0 m; para el caso del río Mulato, el estudio arrojó una ronda de 6 0,4 m a la
izquierda y 4 6 2 m a la derecha (Duque, 2 0 1 8).
8 Partida Tercera, Título XXVIII, Ley VI, VII y VIII.
292 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

Entendía el autor a la ronda como “una zona libre, destinada al tránsito de


las personas, animales y vehículos, cuya anchura depende de las construccio-
nes levantadas frente al curso de las aguas”. El dominio que los particulares
podían tener sobre las riberas de los ríos navegables, explica Devis Echandía,
se limitaba por la servidumbre de navegación9 establecida a partir de la Ley 59
de 1876, la cual consistía en dejar una zona de 2 0 metros “medidos desde la
línea hasta donde alcanzan las aguas en su mayor incremento” (art 1. Ley 59
de 1876). Dicha servidumbre legal no traía consigo la pérdida de la propiedad
de los terrenos ribereños y cuando fuese necesario expropiar una parte de la
zona el propietario tendría derecho a ser indemnizado conforme a lo dispuesto
por el artículo 4.º de la Ley 59 de 1876 (Devis Echandía, 1944).
El Código Civil colombiano (Ley 57 de 1 8 87) no hace referencia al
término “ronda”; no obstante, al referirse a la propiedad de las aguas (art.
677) determinó:

Los ríos y todas las aguas que corren por cauces naturales son bienes de la
Unión, de uso público en los respectivos territorios10 . Exceptúanse las vertientes
que nacen y mueren dentro de una misma heredad: su propiedad, uso y goce
pertenecen a los dueños de las riberas, y pasan con estos a los herederos y
demás sucesores de los dueños.

Es decir, la regla de las aguas privadas cubre también los espacios de ronda
de esas aguas que nacen y mueren en la misma heredad, previsión norma-
tiva que luego sería reiterada por el Decreto 13 82 de 194 0 (arts. 1.° y 2.°)

9 Se entenderá como navegación de los mencionados ríos, conforme a la Ley 59 de 1 876,


“toda operación de tránsito sobre sus aguas, sea atravesándolas o descendiendo o
remontando su curso; i como inherentes a la navegación todas aquellas operaciones que
son necesarias para asegurarla, como la carga i descarga en las riberas, en cualesquiera
muelles, atracaderos o lugares de embarque i desembarque, o de simple arribo, el
arribo mismo i la fijación en dichas riberas de los postes, bastiones, estribos u otros
sustentáculos de embarcaciones i de puentes, ya sean fijos, suspendidos, de barcas
flotantes o de barcas movibles”. (Redacción original de la norma).
1 0 El CC también hace referencia a las riberas, al definir los fenómenos del aluvión, la
accesión de aluvión, la accesión, el uso de las aguas y servidumbres legales; sobre
este último aspecto, el art. 8 9 8 del CC ordena que el propietario riberano “no podrá
cortar el árbol a que actualmente estuviere atada una nave, barca o balsa”.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 293

y, posteriormente, por el artículo 81 del Decreto Ley 2 811 de 1974, que


además determinó (art. 83) como bienes inalienables e imprescriptibles del
Estado: “[…] d.- Una faja paralela a la línea de mareas máximas o a la del
cauce permanente de ríos y lagos, hasta de treinta metros de ancho […]”.
Lo que nos permite claridad sobre el dominio público de las zonas de ronda
o de esa faja paralela a los cuerpos hídricos que estamos analizando, con la
excepción ya anotada.
El espacio de ronda se identificó, por otras normas, como un lugar de
necesaria transformación; por ejemplo, el Decreto 1662 de 19 02 autorizó al
Concejo Municipal de Bogotá “acordar, sin necesidad de licitación pública,
la enajenación de los derechos reales que tenga en las orillas de los ríos,
bajo la denominación de rondas, en esta capital, cuando haya títulos de
propiedad particular que expresen esos linderos, y que con las edificaciones
que se hagan no se perjudiquen derechos de terceros”; igualmente, la norma
permitía al Concejo acordar, sin necesidad de licitación, la cesión de los
derechos reales de edificación sobre los ríos de la ciudad.
Por su parte, alegando razones de salubridad1 1 , la Ley 10 de 1915 ordenó
la canalización de los ríos San Francisco y San Agustín en la capital de
la república, indicando que: “Las áreas que constituyan los cauces, serán
convertidas en calles o avenidas públicas si el Municipio pudiere vencer
los inconvenientes que puedan presentarse para ello”. La norma permitió a
los dueños de los predios colindantes tener acceso a las nuevas vías, previo
pago al Municipio de un impuesto que se fijaría “en proporción al aumento
del valor de estas fincas, para lo cual serán avaluadas antes de dar principio
a los trabajos” (art. 5, Ley 1 0 de 19 15); este impuesto se pagaría hasta el
momento en el que se concluyeran las obras. Con esta decisión se modificó
de manera definitiva el cuerpo hídrico y su ronda 1 2 , sin que ello fuese el
resultado de algún esquema de planificación (Atuesta, 2 0 0 9).

1 1 En las riberas del río San Francisco se ubicaban baños públicos, lugares para lavar las
ropas y se llevaban a cabo múltiples descargas de desperdicios de diversa naturaleza;
estas actividades afectaron la calidad de las aguas de manera importante, lo que impulsó
la medida de canalización por razones de salubridad, higiene y embellecimiento de la
ciudad (Atuesta, 2 0 0 9).
12 A finales de siglo XIX, Bogotá se transformó rápidamente; el río San Francisco,
otrora fuente de abastecimiento de las aguas de la ciudad, se convierte en receptor de
294 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

Esta práctica se presentó igualmente en otras ciudades, como Mede-


llín, que desarrolló obras dirigidas a la rectificación y canalización del río
Medellín, que fueron acompañadas por actividades dirigidas a impulsar la
construcción de edificaciones en las orillas del río, para lo cual se consideró
necesario que las ciénagas y pantanos cuyas condiciones ambientales favore-
cían la reproducción de mosquitos, vectores transmisores de enfermedades,
fuesen desecados (Preciado, 2 015). Para lograr que la labor se llevara a cabo,
la Nación, por medio de la Ley 110 de 1941, declaró como de utilidad pública
los trabajos y obras que permitieran “la desecación y santificación de las
zonas de terreno aledañas al río Medellín y a sus afluentes”, y ordenó el pago
de impuesto de valorización a cargo de los predios que se beneficiarían con
la obra. Los trabajos de canalización a escala nacional crecieron de la mano
de la expansión urbana y de la necesidad de atender múltiples necesidades
humanas, controlar los riesgos de inundaciones y hacer que los ríos se
acomoden a asentamientos humanos 13 ; infortunadamente, no siempre estas

vertimientos y residuos, sus lechos se ocupan con construcciones de diversa índole y se


empieza a considerar al río como una barrera para el desarrollo de la ciudad. Conforme
al relato de Carreira: “La pérdida de significado y la degradación del río San Francisco,
permite la construcción lenta del edificio Rufino Cuervo, construido sobre el lecho
del río en el costado occidental de la carrera séptima. Además, desaparecen las vistas
hacia el río, pues frente a él se levantan dos edificios, el Valenzuela y otro de piedra,
de dos plantas. El río se borra visualmente de la Calle Real, vía principal de la ciudad”
(Carreira, 2 0 0 7).
13 Otro caso que podríamos presentar como ejemplo es el de los arroyos de Barranquilla,
conforme al relato de Castañeda (194 6): “[…] hacia el año 1 6 87, cuando aún no se había
formado la faja de terreno conocida hoy como Barranquillita, la ciénaga fue parte de la
ribera occidental del Río Magdalena [...] Cuando los depósitos de aluvión al solidificarse
formaron La Loma, no quedaron caños de comunicación con el río en frente de la
ciudad; apenas había algunas vertientes o desagües naturales, formados por la presión
de las aguas en las épocas de creciente, cuyos nombres no ha conservado la tradición.
Por consiguiente, la acción natural de las aguas, no interrumpida o trastornada por
ninguna corriente transversal, tendía siempre a profundizar su cauce, ganando fuerzas
en cada invierno, para volver a arrojar al río los objetos flotantes que éste introducía
desde las cercanías de Ponedera. a. Las necesidades del tráfico hicieron sin duda que
los pueblos de la ribera occidental, aprovechando esas mismas vertientes, establecieran
una comunicación regular por el cañón de Arriba, el de los Tramposos, el de Trupillos
y el que conducía a otros pueblos de la provincia. La desviación del río en el curso
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 295

canalizaciones fueron precedidas de planificación prospectiva o de análisis


sobre la manera en la que la obra afectaba los servicios ambientales del río
y de su ronda. Embid Irujo (19 9 8) advierte que este tipo de obras deben
ser sometidas a un procedimiento administrativo suficiente que valore las
ventajas y los efectos desde el punto de vista ambiental, y que se puede
llegar incluso a la prohibición de su puesta en marcha en aquellos casos de
imposibilidad de corrección de los mencionados efectos.
A pesar de las permanentes afectaciones que las zonas de ronda han sufrido
a lo largo de la historia, la necesidad de proteger las zonas de ronda ha sido
reconocida desde diversos enfoques normativos, ya sea para proteger el bosque
ubicado en estos lugares, para proteger las aguas o como prueba y condición
del aprovechamiento de un predio en asuntos relacionados con adjudicación de
baldíos; se construyen así otras categorías o condiciones jurídicas que afectan
zonas de ronda, pero que tendrán objetivos distintos a los relacionados con la
conservación de estos espacios en razón a su valor hidrológico y ecosistémico
y generarán diversas cargas y consecuencias jurídicas.
Encontramos entonces que el Código Fiscal, Ley 110 de 1912, identificó
como baldíos, y por consiguiente de propiedad nacional, “las márgenes de
los ríos navegables, salvo el derecho que tengan los particulares por título
traslaticio de dominio”, sujetando la enajenación de baldíos 14 y bosques

de muchos años fue impulsada en épocas de sequía por las enormes cantidades de
arena, de escombros y de basuras que han venido arrastrando las aguas pluviales en su
atropellado descenso por el plano inclinado de la población”. Actualmente, no son pocos
los barrios de Barranquilla que se ven afectados por las inundaciones que se generan en
ciertas épocas del año; la ciudad creció e incluso se planificó su crecimiento sin tener en
cuenta a las vertientes, sus desagües naturales y a la ciénaga, lo que ha hecho necesaria
la realización de canalizaciones de diversos arroyos cuyo nombre en algunos casos es
el de las calles por donde discurren (Alcaldía de Barranquilla, 2 0 2 2).
14 El artículo 44 del Código Fiscal, Ley 11 0 de 19 12, determina: “Son baldíos, y en tal
concepto pertenecen al Estado, los terrenos situados dentro de los límites del territorio
nacional que carecen de otro dueño, y los que habiendo sido adjudicados con ese carácter,
deban volver al dominio del Estado, de acuerdo con lo que dispone el artículo 56”, el cual
determinaba que si el adjudicatario de un baldío no “hubiere cultivado la tercera parte
del terreno, u ocupado con ganados dos terceras partes” en los diez años siguientes a la
adjudicación, el dominio de los terrenos adjudicados volvería a la Nación ipso facto y por
ministerio de la ley.
296 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

nacionales a las reglas establecidas por la misma norma. Dichos terrenos


no podrían ser enajenables a título de venta y no podrían adquirirse por
prescripción (artículos 6 0 y 61 de la Ley 11 0 de 19 12, en concordancia
con el artículo 3.° de la Ley 4 8 de 1 8 82). Si bien los bosques existentes
en baldíos podían arrendarse, al arrendatario le quedaba prohibido hacer
desmontes en las cabeceras de los ríos, y derribar los árboles de caucho u
otras resinas, y se permitía al Gobierno, en cada caso particular, establecer
otras limitaciones tendientes a impedir la destrucción de los bosques (art.
1 0 2, Ley 11 0 de 19 12).
Por su parte, la Ley 119 de 19 19, reformatoria del Código Fiscal, en su
artículo 9.° determinó que en cualquier adjudicación de baldíos o en la ex-
plotación de bosques nacionales debería existir siempre una zona de bosque,
no menor de 50 metros ni mayor de ciento a cada lado de los manantiales,
corrientes y cualesquiera depósitos naturales de aguas aprovechables, zona
en la cual estaban prohibidas actividades de desmonte y quemas.
Bajo la Ley 2 0 0 de 193 6 [15], sobre régimen de tierras, se prohibió talar
bosques que preserven o defiendan las vertientes de agua, autorizando
únicamente “desmontes, previo permiso otorgado por el Gobierno, con
conocimiento de causa y siempre que las obras que vayan a realizarse
no perjudiquen el caudal de las aguas respectivas” (art. 9); lo anterior,
en el marco de la necesidad de aclarar el tipo de actividades que impli-
can la explotación económica del suelo y que permiten demostrar los
hechos positivos propios del dueño exigidos en materia de prescripción
adquisitiva 1 6 .

15 Reglamentada mediante decretos 0 59 de 19 3 8 y 5 8 8 de 19 37; modificada por las leyes


2 0 1 de 1959, 1 0 0 de 1944 y 4 de 1943.
1 6 La Ley 2 0 0 de 19 3 6 presumía en su artículo 1 que no eran baldíos sino de propiedad
privada los predios poseídos por particulares, entendiendo probada la posesión por
hechos que permitieran evidenciar la explotación económica. La misma ley estableció
en su art. 12 “una prescripción adquisitiva del dominio en favor de quien, creyendo de
buena fe que se trata de tierras baldías, posea en los términos del artículo 1º de esta ley,
durante cinco años continuos, terrenos de propiedad privada no explotados por su dueño
en la época de la ocupación ni comprendidos dentro de las reservas de la explotación,
de acuerdo con lo dispuesto en el mismo artículo […]”.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 297

La Ley 135 de 19 61 [17], inspirada en el principio del bien común y en la


necesidad de extender el ejercicio del derecho a la propiedad, armonizándolo
en su conservación y uso con el interés social, procurando, en el marco de la
reforma agraria en ella prevista, fomentar la adecuada explotación económica
de tierras incultas o deficientemente utilizadas, de acuerdo con programas
que provean su distribución ordenada y racional aprovechamiento (art. 1.°
numeral 2.°), introdujo el concepto de “unidades agrícolas familiares” como
instrumento de dotación de tierras, como eje del proceso de restructuración
de la propiedad, y prescribió que la dotación de tierras que se realizara en
ejercicio de los programas de colonización dirigida y parcelaciones tendría
por objeto la constitución de tal tipo de unidades (arts. 43, 44, 45, 50, 50
bis y 51).
Tal definición se establece a partir del cumplimento de dos condiciones
referentes a la extensión del terreno: (i) que, considerando su naturaleza, condi-
ciones físicas y materiales, permita a una familia, por medio de su explotación,
obtener recursos para su sostenimiento, el pago de los costos de la tierra y/o
su adecuación y en general el mejoramiento de sus condiciones de vida, y (ii)
que la extensión del terreno no sea mayor que aquella que materialmente pueda
ser explotada directamente por la familia adjudicataria (Ley 135/61, art. 50).
El acceso a tierras implicaba, bajo la norma en comento, el cumplimiento
de obligaciones por parte del beneficiario (sujeto de reforma agraria) a las
cuales se sometería el ejercicio de la propiedad constituida como unidad
agrícola familiar, entre ellas, sujetarse a las reglamentaciones existentes
sobre uso y protección de los recursos naturales renovables, así como a
las disposiciones sobre caminos y servidumbres de tránsito y de aguas
que al efecto dictare la autoridad agraria para la zona correspondiente y
definiéndose como imperativa la inadjudicabilidad, en ningún caso, de las

17 Estableció como uno de sus objetivos fundamentales para la legislación agraria “[r]
eformar la estructura social agraria por medio de procedimientos enderezados a eliminar
y prevenir la inequitativa concentración de la propiedad rústica o su fraccionamiento
antieconómico; reconstruir adecuadas unidades de explotación en las zonas de minifundio
y dotar de tierra a los que no las posean, con preferencia para quienes hayan de conducir
directamente su explotación e incorporar a ésta su trabajo personal” (art 1, objetivo
primero). Modificada posteriormente por las leyes 1.ª de 19 6 8, 4 de 19 73, 3 0 de 19 8 8.
298 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

franjas de terreno o áreas aledañas a los nacimientos de aguas en zonas de


parcelación (Ley 135/61, art. 51).
La finalidad perseguida por el legislador buscaba guardar coherencia en la
propuesta normativa de acceso a tierras con las disposiciones ambientales reco-
gidas en el Código de Recursos Naturales, en particular en lo que corresponde
a los bosques y las aguas, pues, bajo la situación histórica-contextual sobre la
cual se expidió la norma, tanto las colonizaciones dirigidas y el asentamiento
y consolidación de la adjudicación no podían configurar o avalar la agricultura
predatoria y el consumo desmedido e irracional de los recursos naturales 1 8 , en
procura de un ejercicio sostenible y compatible de la actividad agropecuaria
con los recursos naturales del entorno 19 .
Por su parte, el Decreto 13 83 de 194 0 creó la categoría de zona forestal
protectora, describiéndola como

[…] el conjunto de terrenos que por su topografía, o por su ubicación en las


cabeceras de las cuencas hidrográficas y márgenes de depósitos o cursos
permanentes de agua, conviene que permanezcan revestidos de masas arbóreas
por la acción que éstas ejercen sobre el régimen fluvial, conservación de aguas
y suelos, salubridad de los centros urbanos, etc.

Indicó, igualmente, que hacen parte de estas zonas:

a) Los terrenos situados en las cabeceras de las cuencas de los ríos arroyos y
quebradas, sean o no permanentes, b) Los márgenes y laderas con pendiente
superior al cuarenta por ciento (4 0 %), y c) todos aquellos en que a juicio del

1 8 Así las cosas, el artículo 2 04 ibidem determinó: “Se entiende por área forestal protectora
la zona que debe ser conservada permanentemente con bosques naturales o artificiales,
para proteger estos mismos recursos u otros naturales renovables. En el área forestal
protectora debe prevalecer el efecto protector y sólo se permitirá la obtención de frutos
secundarios del bosque”.
19 Desde una perspectiva mucho más enfocada en la necesidad de proteger las aguas, el
Decreto 13 8 1 de 194 0 prohibió a los propietarios riberanos plantar árboles en las orillas
o en el cauce mismo de las corrientes de uso público, que impidan el curso normal de
las aguas, y dio competencias a los funcionarios de policía para ordenar la destrucción
de las plantas y fijar una zona prudencial en cada margen, dentro de la cual quedaría
prohibida la siembra.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 299

Ministerio de la Economía Nacional convenga mantener el bosque, o crearlo


si ha desaparecido, con el fin de defender cuencas de abastecimiento de aguas,
embalses, acequias, evitar desprendimientos de tierras y rocas, sujetar terrenos,
defender vías de comunicación, regularizar cursos de aguas o contribuir a la
salubridad.

De manera similar, el Decreto 1449 de 1977 [2 0] (hoy compilado en el Decreto


1 0 76 de 2 0 15) ordenó a los propietarios de los predios, en relación con la
conservación, protección y aprovechamiento de los bosques:

Mantener en cobertura boscosa dentro del predio las áreas forestales protectoras,
entendiendo por áreas forestales protectoras, entre otras, a) Los nacimientos
de fuentes de aguas en una extensión por lo menos de 1 0 0 metros a la re-
donda, medidos a partir de su periferia. b) Una faja no inferior a 3 0 metros
de ancha, paralela a las líneas de mareas máximas, a cada lado de los cauces
de los ríos, quebradas y arroyos, sean permanentes o no, y alrededor de los
lagos o depósitos de agua.

Nótese que en el Decreto 1449 de 19 77 se hace referencia a “área” y no a


“zona” como lo hacía el Decreto 13 83 de 194 0, a pesar de estar describiendo
espacios cuyo objetivo es el mismo: la conservación del bosque y de las
aguas. El “área forestal protectora” corresponde a un uso del territorio que
se definió desde el ordenamiento de los usos de los suelos forestales en áreas
rurales, es decir que corresponde a una regulación especial que condiciona
el uso del suelo en el marco del ordenamiento 2 1 , y como categoría jurídica
difiere de la ronda hídrica.
Así las cosas, según la referencia del Decreto 1449 de 1977, se entiende
que son tipos de áreas forestales protectoras los cuerpos de agua, donde se
distinguen los nacimientos de los demás cuerpos de agua. En el caso de los

2 0 El Decreto 144 9 de 19 9 7 es reglamentario de la Ley 135 de 19 61 y del Decreto ley 2 8 11


de 19 74; por tanto, no está afectado por decaimiento del acto administrativo, porque,
aunque la Ley 1 6 0 de 19 94 en su artículo 1 1 1 derogó la Ley 135 de 19 61 y la Ley 4 de
19 73, persiste su soporte legal en el DL 2 8 1 1 de 19 74.
2 1 En este sentido, ver Sentencia Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Sección Primera, Bogotá D. C., 1 8 de noviembre de 2 0 2 2. Consejero ponente: Roberto
Augusto Serrato Valdés. Radicación: 4 1 0 0 1-2 3 3 1-0 0 0-2 0 0 0-0 3 6 04-0 1.
300 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

nacimientos se incluye la ronda hídrica de 1 0 0 metros y en los demás casos


la ronda hídrica es de 3 0 metros. Así mismo, se consideran como tipo de
área forestal protectora los terrenos con pendientes superiores al 1 0 0 %.
Ahora bien, para poder identificar de manera clara qué es la ronda, fue
necesario aclarar otro concepto: el de cauce natural. Es así como el Decreto
1541 de 19 78 definió en su artículo 211 el concepto de cauce natural, en-
tendido como “la faja de terreno que ocupan las aguas de una corriente al
alcanzar sus niveles máximos por efecto de las crecientes ordinarias; y por
lecho de los depósitos naturales de aguas, el suelo que ocupan hasta donde
llegan los niveles ordinarios por efectos de lluvias o deshielo”. Igualmente
se ordenó en el art. 2 81 al Inderena 2 2 “[…] determinar la faja paralela al
cauce permanente de los ríos y lagos a que se refiere la letra d) del artículo
83 del Decreto-Ley 2 811 de 1974”.
A partir de este momento histórico, se genera la base definitoria del
concepto de ronda hídrica y se empiezan a construir las herramientas
normativas que permitirían avanzar en su delimitación y acotamiento.

B. el concep to de ronda hídr ic a hoy

Recapitulando y procurando concreción, entendemos actualmente las


rondas hídricas como ese espacio al que se refiere el literal d del artículo
83 del Decreto Ley 2 811 de 19 74: “Una faja paralela a la línea de mareas
máximas o a la del cauce permanente de ríos y lagos, hasta de treinta metros
de ancho”, el cual incluye los espacios referidos por el Decreto 2245 de 2 017
(compilado por el Decreto 1 0 76, artículo 2.2.3.2.3A.2.), es decir, el área de
protección o conservación aferente.

2 2 El Instituto de Desarrollo de los Recursos Naturales Renovables (Inderena) fue creado


por el Decreto 24 2 0 de 19 6 8 como “establecimiento público, o sea como una entidad
dotada de personería jurídica, autonomía administrativa y patrimonio independiente. El
Instituto tendrá a su cargo la reglamentación, administración, conservación y fomento
de los recursos naturales del país, en los aspectos de pesca marítima y fluvial, aguas
superficiales y subterráneas, suelos, bosques, fauna y flora silvestre; parques nacionales,
hoyas hidrográficas, reservas naturales, sabanas comunales y praderas nacionales” (sic).
Esta entidad ejerció como primera autoridad ambiental del país hasta su supresión y
liquidación por orden del artículo 9 8 de la Ley 9 9 de 19 9 3.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 301

El término “rondas hídricas”, establecido por el art. 2 0 6 de la Ley


145 0 de 2 0 11, nos permite identificar ese bien público, norma de superior
jerarquía y determinante ambiental, que debe ser delimitado y gestionado
de manera adecuada con el fin de lograr su conservación y uso sostenible.

C. acota miento de rondas


hídr ic a s. procedimiento

El acotamiento de rondas hídricas se define como el “proceso mediante el


cual la Autoridad Ambiental competente de­fine el límite físico de la ronda
hídrica de los cuerpos de agua en su jurisdicción” (Decreto 1 0 76/15, art.
2.2.3.2.3A.2.1). Dicho procedimiento corresponde a las corporaciones
autónomas regionales y de desarrollo sostenible, los grandes centros ur-
banos y los establecimientos públicos ambientales, quienes, dentro de su
jurisdicción, deben efectuar los estudios correspondientes, conforme a los
criterios que definió el Gobierno nacional en el marco de lo ordenado por
el art. 2 0 6 de la Ley 145 0/11.
El acotamiento de rondas hídricas aplica para cuerpos de agua naturales,
tanto para sistemas lóticos o ribereños, esto es, de aquellas corrientes fluviales
cuyas aguas son rápidas y de flujo constante (OMM, 2 0 12), salvo las fre-
cuencias de sequía, en que ambos factores se reducen, para sistemas lénticos,
cuerpos de agua cerrados sin corriente continua y humedales interiores, todo
lo anterior en el marco de la Política Nacional para la Gestión Integral de
la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos (PNGIBSE) 2 3 .
Para efectos de desarrollar el proceso de acotamiento, se expidió el De-
creto 2245 de 2 017 (reglamentario del artículo 2 0 6 de la Ley 1450 de 2 011)
que adicionó una sección al Decreto 1 0 76 de 2 0 15, Único Reglamentario
del Sector Ambiente y Desarrollo Sostenible, relacionada con el acotamiento
de rondas hídricas. En él se establecieron los criterios técnicos con base en

2 3 La política de Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos busca


mantener y mejorar “la resiliencia de los sistemas socio-ecológicos, a escalas nacional,
regional, local y transfronteriza, considerando escenarios de cambio y a través de la
acción conjunta, coordinada y concertada del Estado, el sector productivo y la sociedad
civil” (MADS, 2 0 12).
302 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

los cuales las autoridades ambientales desarrollan dicha competencia en su


jurisdicción.
El mencionado decreto facultó al Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible para que en la “Guía Técnica de Criterios para el acotamiento de
las rondas hídricas en Colombia” se establecieran, de un lado, los criterios
para definir el orden de prioridades para el inicio del acotamiento de las
rondas hídricas (artículo 2.2.3.2.3A.4), como también se desarrollaran los
criterios para definir su límite físico (artículo 2.2.3.2.3A.3) y se definieran las
directrices para su manejo ambiental (artículo 2.2.3.2.3A.2) por parte de las
autoridades ambientales competentes. De este modo, mediante la Resolución
957 de 2 0 1 8, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible adoptó la
“Guía Técnica de Criterios para el acotamiento de las rondas hídricas en
Colombia” (MADS, 2 0 1 8).
A partir de la normativa en cita, el proceso de acotamiento tiene como
objetivo considerar las directrices mínimas para el manejo ambiental de
la ronda hídrica mediante estrategias de preservación, restauración y usos
sostenibles, que se estructura en las siguientes fases:
1. Fase de aprestamiento (fase 0): en donde la autoridad ambiental realiza
actividades de priorización24 , la planeación de las actividades tendientes
al ejercicio del acotamiento, entre ellas, la recopilación de información
secundaria sobre aspectos físico-bióticos y socio-económicos, series
temporales, instrumentos territoriales, entre otros, requeridos para la
consecución del acotamiento, la necesidad de realizar comisión conjunta
para el manejo u ordenación de cuencas hidrográficas 25 , el diseño de la

24 Para la priorización, se definen criterios y una metodología de análisis multicriterio


de priorización. Los criterios empleados corresponden a Criterios relacionados con
instrumentos de gestión ambiental (C1); Criterios relacionados con aspectos físico-bióticos
(C2) y Criterios relacionados con aspectos socioculturales (C3). MADS. (2 0 1 8). Ob. cit.,
pp. 2 0-24.
25 “En los casos en que el cuerpo de agua priorizado comprenda dos o más jurisdicciones
de Autoridades Ambientales, se deberá adelantar el trabajo en el marco de la comisión
conjunta de acuerdo con lo establecido en la normatividad vigente para ello y en lo
aplicable al acotamiento de la ronda hídrica y la definición de las estrategias para su
manejo ambiental. En todo caso se debe propender por el logro del desarrollo del proceso
con visión de cuenca hidrográfica como unidad mínima de análisis a considerar”. MADS.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 303

estrategia de participación 2 6 , como también el presupuesto, personal y


cronograma de ejecución requeridos;
2. Fase de delimitación del cauce permanente o de la línea de mareas máximas
(fase 1): la ronda hídrica se acota a partir de la línea de mareas máximas,
o la del cauce permanente, según el caso. El cauce permanente se define
como “la faja de terreno que ocupan los niveles máximos ordinarios
de un cuerpo de agua sin producir desbordamiento de sus márgenes
naturales” (D. 1 0 76/15, Art. 2.2.3.2.3A.2, numeral 2), en el caso de
sistemas lóticos y lénticos 27. Para efectos de su delimitación, el artículo
2.2.3.2.3A.3, numeral 1, literal b) del Decreto 1 0 76 de 2 0 15 define
como criterio el análisis de las formas de terreno, teniendo en cuenta

(2 0 12). Ob. cit., p. 27. Cfr. D. 1 0 76/15, artículos 2.2.3.1.1.6 y Sección 8, en particular,
artículo 2.2.3.1.8.4.
2 6 “La participación de los actores es clave en los diferentes procesos de la gestión integral
del recurso hídrico. En particular, para las rondas hídricas el análisis funcional desde el
punto de vista físico-biótico va de la mano del análisis sociocultural, ya que las riberas
de los cuerpos de agua reflejan procesos de co-evolución entre estas dos dimensiones.
Igualmente, las decisiones sobre el establecimiento de las estrategias para el manejo
ambiental de la ronda hídrica necesariamente llaman al concurso activo de los actores
involucrados en la perspectiva de la identificación de los servicios ecosistémicos que ésta
presta y para el logro de la gobernanza. En los casos que aplique, deberá involucrarse
dentro de la estrategia de participación, al final de la Fase 2, el proceso de consulta
previa con las comunidades étnicas”. Ibidem.
27 La Guía Técnica de Criterios para el Acotamiento de las Rondas Hídricas en Colombia
plantea que en sistemas lóticos “[…] el cauce permanente es el correspondiente a
banca llena o el cauce natural activo, el cual tiene capacidad hidráulica para transitar
el flujo de caudales asociados a la ocurrencia de eventos de crecientes propias de la
dinámica hidrológica de un período intranual normal, es decir, los eventos producidos
principalmente por el paso de la zona de convergencia intertropical. Para delimitar
dicho cauce permanente se utilizan criterios asociados a la geomorfología y la dinámica
hidrológico-hidráulica en las cuencas hidrográficas”. En sistemas lénticos, “[…] se
entiende como cauce permanente el límite del lecho frecuentemente ocupado por el
agua, el cual es el mínimo para mantener el funcionamiento y resiliencia del ecosistema.
Para fijarlo, se deben considerar criterios relacionados con la geomorfología (e. g.
cubeta) y la hidrología (e. g. niveles máximos asociados a la dinámica hidrológica de
un período intranual normal); en los casos que sea necesario, información adicional
desde las evidencias en campo de la existencia de suelos hidromórficos y vegetación
hidrofítica”. MADS. (2 0 12). Ob. cit., p. 2 1.
304 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

que este corresponde a la geoforma sobre la cual fluye o se acumulan


el agua y sedimentos en condiciones de flujo de caudales o niveles, sin
que se llegue a producir desbordamiento de sus márgenes naturales.
Por su parte, la línea de mareas máxima corresponde a la elevación máxima
a la que llega la influencia del mar en los cuerpos de agua debido a la
marea alta o pleamar y la marea viva o sicigia, esto es, de la dinámica
marina (Decreto 1 0 76/15, art. 2.2.3.2.3A.2, numeral 3) 2 8 .
3. Fase de definición del límite físico y de estrategias para el manejo ambiental
de la ronda hídrica (fase 2): dado que la ronda hídrica es una zona riparia,
en relación con los medios terrestre y acuático, y por ende comporta
interrelación (ecotono), el límite físico será el resultado de la envolvente
que genera la superposición de mínimo los siguientes criterios: geomorfo-
lógico, hidrológico y ecosistémico cuyas definiciones y elementos define el
decreto único reglamentario y desarrolla exhaustivamente la Guía Técnica
de Criterios para el acotamiento de las rondas hídricas en Colombia [D.
1076/15, art. 2.2.3.2.3A.2, numeral 2, literales a), b) y c)] 2 9 .
Se explica en la Guía Técnica que el componente hidrológico (tanto para
cuerpos de agua con modificaciones considerables en su morfología, o
los que no) es el criterio con base en el cual se define el primer elemento
de la ronda hídrica, esto es, la faja paralela a que refiere el literal d) del
artículo 83 del Decreto-Ley 2 811 de 1974 (Guía Técnica, 2 0 1 8, p. 66).

2 8 Dispone el artículo 2.2.3.2.3A.3. numeral 1 literal a) del Decreto 1 0 76 de 2 0 15 que


la franja de terreno ocupada por la línea de mareas máximas deberá considerar la
elevación máxima producida por las mareas altas o pleamar, y la marea viva o sicigial
corresponderá a la que reporte la Dirección General Marítima y Portuaria, de acuerdo
con lo establecido en el Decreto Ley 2 3 24 de 19 84, o quien haga sus veces.
2 9 “Para la definición del límite físico se deben tener en cuenta como mínimo tres aspectos
físico-bióticos relacionados con el entendimiento de la dinámica natural del cuerpo de
agua: el geomorfológico (geoformas y procesos morfodinámicos asociados a la dinámica
de los sistemas lénticos y lóticos), el hidrológico (niveles máximos alcanzados por los
cuerpos de agua en condiciones de régimen hidrológico considerando la variabilidad
climática) y ecosistémico (utilizando la vegetación de ribera como variable indicadora
de la salud del ecosistema o como referente para su restauración en caso de no existir).
Dentro del análisis, se deberán considerar las intervenciones antrópicas en las que
afectan la funcionalidad para los tres aspectos físico-bióticos”. MADS. (2 0 12). Ob.
cit., pp. 5 y 2 2.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 305

Aclara que

si el componente hidrológico abarca una extensión mayor a 3 0 metros, a partir


del cauce permanente o de la línea de mareas máximas, “la faja paralela” será
igual a 3 0 metros y la extensión restante formará parte del “”área de protección
o conservación aferente” junto con los otros dos componentes […] En caso
contrario, “la faja paralela” corresponderá a la extensión que haya dado el
componente hidrológico, y el “área de protección o conservación aferente”
corresponderá con el área complementaria obtenida desde la envolvente que
integra los otros dos componentes (geomorfológico y ecosistémico) (Guía
Técnica, 2 0 1 8, p. 66).

En lo que atañe al manejo ambiental de la zona de ronda, es necesario fijar


las estrategias de manejo bajo preservación, restauración y uso sostenible, que
sean compatibles con la funcionalidad de la ronda hídrica.
En el primer caso, de la preservación, se busca el mantenimiento del
estado natural de los ecosistemas, en la composición, estructura y función
de la biodiversidad, conforme su dinámica natural, limitando o evitando
al máximo la intervención humana y sus efectos, del estado natural de
los ecosistemas mediante la limitación o eliminación de la intervención
humana en ellos 3 0 .
En lo que refiere a la restauración, comporta restablecer parcial o total-
mente la composición, estructura y función de la biodiversidad, que hayan

3 0 Dentro de esta estrategia se encuentran las siguientes áreas que por sus atributos
deberán ser preservadas evitando la ocupación humana: 1) Áreas de existencia de
vegetación nativa (e. g., bosque de galería, vegetación helófita o higrófita); 2) Áreas
donde se identifiquen los hábitats necesarios para la sobrevivencia de las especies o
comunidades de especies que presentan condiciones particulares de especial interés
para la conservación de la biodiversidad, con énfasis en aquellas de distribución
espacial restringida, especies endémicas, en alguna categoría de amenaza, hábitat de
especies migratorias; 3) Áreas donde se requiera conservar la capacidad productiva
de ecosistemas naturales y la viabilidad de las poblaciones de especies silvestres de
manera que se garantice una oferta y aprovechamiento de los recursos biológicos y
servicios ecosistémicos; 4) El área completa de la ronda hídrica de los nacimientos de
cuerpos de agua; el componente hidrológico de la ronda hídrica en sistemas lóticos.
MADS. (2 0 12). Ob. cit., p. 6 9.
306 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

sido alteradas o degradadas en el área que comprende la ronda hídrica y


contribuyan a la conectividad ecológica 3 1 .
El uso sostenible, por su parte, implica definir cómo utilizar los com-
ponentes de la biodiversidad de un modo y a un ritmo que no ocasione su
disminución o degradación a largo plazo alterando los atributos básicos de
composición, estructura y función, con lo cual se mantienen las posibilidades
de esta de satisfacer las necesidades y las aspiraciones de las generaciones
actuales y futuras, identificando actividades productivas, que generen bienes
y servicios en pro de la generación de bienestar social y al fortalecimiento
y diversificación de la economía regional y local3 2 .
En el marco de tales estrategias y a partir de los resultados del análisis
que soporta su delimitación física se propende, entre otros fines, a orientar
su aprovechamiento de manera sostenible, generación de conocimiento,
restauración de la biodiversidad, teniendo en cuenta la conectividad, la
identificación de los servicios ecosistémicos ofertados (v. gr., regulación,
soporte, aprovisionamiento, culturales), de cara a la proyección de esce-
narios reactivos tendenciales y prospectivos, que favorezcan y orienten el

3 1 “La estrategia de restauración puede definirse teniendo en cuenta ecosistemas de


referencia que brinden información del estado previo al disturbio o del estado al cual
se quiere alcanzar. Para ello se deberá tomar como referencia mínima, la información
utilizada para establecer el límite del componente ecosistémico de la ronda hídrica
en la unidad geomorfológica que le corresponda utilizando ya sea lo inferido desde
información secundaria o desde la vegetación nativa encontrada en tramos similares
(unidades morfológicas idénticas) dentro de la unidad geomorfológica. En los casos de
existencia de áreas funcionales para la conectividad de relictos de vegetación nativa (e.
g. bosques de galería) y en general del corredor ripario a lo largo de tramos, segmentos
o la cuenca hidrográfica, tales áreas serán objeto de la presente estrategia para buscar
el restablecimiento de la composición, estructura y función de la biodiversidad”.
MADS. (2 0 12). Ob. cit., p. 6 9.
3 2 “Las áreas que no están catalogadas dentro de las anteriores estrategias pueden ser
establecidas para usos sostenibles compatibles con el objeto de conservación de la
funcionalidad de las rondas hídricas. En esta estrategia se incluirán las áreas que se
encuentren en conflicto por usos de la tierra o grado de deterioro ambiental identificados
tanto en la definición del límite funcional como la de servicios ecosistémicos, así como
en la que se puedan desarrollar actividades económicas que sean compatibles con la
funcionalidad de los tres componentes de la ronda hídrica”. Ibidem.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 307

ordenamiento ambiental del territorio 3 3 y la armonización con instrumentos


de planificación3 4 .
Así las cosas, tanto el acotamiento de la ronda hídrica como las estrategias
para su manejo ambiental se constituyen en determinante ambiental. De
este modo,

[l]as áreas delimitadas en el acotamiento de la ronda hídrica, con sus


correspondientes estrategias para el manejo ambiental, serán representadas
cartográficamente y deberán ser remitidas oficialmente por el represen-
tante legal de la autoridad ambiental a los municipios y distritos para que
adopten las medidas a que haya lugar en materia de reglamentación de
usos del suelo 3 5 .

3 3 “El desarrollo histórico de los asentamientos humanos se ha realizado, entre otras,


alrededor de cuerpos de agua por la diversidad de servicios ecosistémicos que
éstos prestan. En tal sentido, deben darse manejos que sean compatibles con la
funcionalidad de la ronda hídrica a partir de los resultados del análisis que soporta
su delimitación física. Lo anterior permitirá evitar la generación de condiciones de
riesgos por inundación, avenidas torrenciales y estabilidad geotécnica al prevenir la
exposición de personas, bienes o servicios, así como orientar su aprovechamiento de
manera sostenible. Las distintas formas de ocupación del territorio, usos de la tierra y
aprovechamiento de los recursos naturales, pueden llegar a tener impactos significativos
en las funciones geomorfológicas, hidrológicas y ecosistémicas de las rondas hídricas.
Por ello es necesario definir, al interior de la ronda hídrica delimitada, las estrategias
para el manejo ambiental a que haya lugar considerando como mínimo las directrices
que en este apartado se establecen para el logro del objeto de conservación”. MADS.
(2 0 1 8). Ob. cit., p. 65.
34 “La conservación es un concepto que trasciende la visión asociada exclusivamente a la
preservación de la naturaleza; la conservación debe ser entendida y gestionada como una
propiedad emergente, generada a partir del balance entre acciones de preservación, uso
sostenible, generación de conocimiento y restauración de la biodiversidad, de manera
que se mantenga o incremente la resiliencia de los sistemas socio-ecológicos y con ella
el suministro de servicios ecosistémicos fundamentales para el bienestar humano”.
MADS. (2 0 1 2). Ob. cit., p. 6 8. Cfr., entre otros, las directrices de ordenación de
cuencas definidas por el D. 1 0 76 de 2 0 15, artículo 2.2.3.1.5.2 y aquellos enlistados por
el 2.2.3.1.6.5 y las medidas para la administración de los recursos naturales renovables
definidas por el artículo 2.2.3.1.6.12 de la norma en cita.
35 MADS. (2 0 1 8). Ob. cit., p. 7 0.
308 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

Finalmente, ha de procurarse la formulación de indicadores para efectos de


seguimiento y evaluación a fin de garantizar en punto del acotamiento de
la ronda hídrica, la implementación adecuada de las estrategias diseñadas
y los objetivos de conservación y protección ambiental en el corto, mediano
y largo plazo 3 6 .

III. l a s ron da s h í dr ic a s c omo e l e m e n to


centr a l en l a pl a nific ación y su incidenci a
en el sector agropecua r io de c a r a a
l a fronter a agr ícol a naciona l

El acotamiento de rondas hídricas se erige en una determinante ambiental


con incidencia territorial, de modo que frente a los usos reviste diversas
implicaciones, en tanto la gestión del recurso hídrico y la ordenación de
cuencas hidrográficas garantizan la restauración, protección y conservación
de los factores ambientales a partir de la aplicación de las directrices definidas
por la normativa vigente, aplicadas por la autoridad ambiental.
Entre ellas, pueden destacarse los ecosistemas y zonas que la legislación
ambiental ha priorizado en su protección, tales como: páramos, subpáramos,
nacimientos de aguas, humedales, rondas hídricas, zonas de recarga de
acuíferos, zonas costeras, manglares, estuarios, meandros, ciénagas u otros
hábitats similares de recursos hidrobiológicos, los criaderos y hábitats de
peces, crustáceos u otros hábitats similares de recursos hidrobiológicos,
y la prevención y control de la degradación de los recursos hídricos y
demás recursos naturales de la cuenca, como también la oferta, la demanda
actual y futura de los recursos naturales renovables, incluidas las acciones

3 6 “Para el seguimiento y evaluación del estado de las rondas hídricas, considerando que
se están implementando las estrategias previstas en el proceso se utilizan indicadores.
Considerando que la vegetación de ribera es un indicador del estado de disponibilidad
y calidad del ecotono entre los ecosistemas acuático y terrestre, además de tener la
línea base levantada desde el acotamiento de las rondas hídricas, se propone ésta como
principal indicador. Por lo tanto, se hace necesario el desarrollo y la aplicación de índices
de calidad de riberas adaptados a las características de los sistemas acuáticos locales
que permitan detectar, monitorear y gestionar riesgos asociados a la modificación del
ambiente ripario autóctono”. Ibidem.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 309

de conservación y recuperación del medio natural para propender a su


desarrollo sostenible y la definición de medidas de ahorro y uso eficiente
del agua (Decreto Ley 1 0 76/15, art. 2.2.3.1.5.2).
En ese sentido, el acotamiento de las rondas hídricas se erige en un ins-
trumento de planificación y manejo de los recursos renovables, de modo que,
en la planeación de la ordenación y manejo de la cuenca hidrográfica, como en
su administración, debe asegurarse la coherencia con los demás instrumentos
de planificación, por parte de la autoridad ambiental (Decreto Ley 1076/15,
art. 2.2.3.1.6.5., conc. 2.2.3.1.6.12) 3 7. La interrelación coherente entre los
distintos instrumentos de planificación connota la necesidad de efectuar
seguimiento y control, permanente y sistemático, a su ejecución, con el fin
de lograr la sostenibilidad y el logro de los objetivos de tales instrumentos,
entre los cuales se encuentra la delimitación de la ronda hídrica. El ejercicio
del seguimiento frente a esta última tiene en cuenta indicadores para sistemas
lóticos 3 8 y lénticos 3 9 , que, entre otras consecuencias, castigan la existencia de
especies introducidas y comunidades de especies introducidas.

37 Entre ellos, con arreglo al artículo 2.2.3.1.6.5 del Decreto 1 0 76 de 2 0 15, los planes
de manejo de humedales y páramos, los planes de manejo integrales de manglares, la
delimitación de rondas hídricas, los planes de manejo forestal y planes de aprovechamiento
forestal, los planes de ordenamiento del recurso hídrico, la reglamentación de usos de
agua y de vertimientos, el componente ambiental de los programas de agua para la
prosperidad, los planes de vida y/o planes de etnodesarrollo en el componente ambiental.
Tales instrumentos deben considerar las directrices exigidas para la ordenación de
cuentas previstas por el artículo 2.2.3.1.5.2 ibidem.
3 8 Corresponden al Índice de calidad del bosque de ribera (QBR) (Estructura de la
vegetación, Calidad de la cobertura vegetal, Grado de alteración del cauce), Índice de
evaluación del bosque de ribera (RFV) [nivel de banca llena del río (cauce permanente),
determinación de la superficie de análisis, la continuidad longitudinal y transversal
del bosque de ribera, respectivamente, la complejidad ecológica del bosque ripario,
en términos de composición y estructura de la vegetación, regeneración natural, y
evaluación de segmento y tramo] MADS. (2 0 1 8). Ob. cit., pp. 7 0-76.
3 9 Corresponden al estado y estructura de la ronda hídrica; se evalúa la presencia o ausencia
de alteraciones significativas en la orilla (morfométricas o del sustrato) así como de la
vegetación riparia, midiendo los siguientes impactos: acumulación antrópica de materiales,
existencia de actividades de extracción de materiales, ocupación por infraestructura
antrópica (muros, jarillones, puertos), roturación para usos agrícolas, reducción de la
cobertura natural de vegetación riparia, actividad ganadera intensiva, erosión forzada
310 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

Dentro de los instrumentos con los cuales deber guardar armonía


el acotamiento de rondas hídricas se encuentran las reservas forestales
protectoras.
Actualmente la adjudicación de bienes baldíos se encuentra regulada
por dos regímenes vigentes: la Ley 1 6 0 de 19 94 y el Decreto Ley 9 0 2
de 2 0 17. En cada uno de los mencionados instrumentos normativos se
prevé un régimen especial por medio del cual se define el acceso a tierras,
a través de la expedición de un acto administrativo mediante el cual el
Estado se desprende de la propiedad de los bienes baldíos y la radica en
cabeza del sujeto definido por la ley agraria. En la medida que cada uno de
ellos establece condiciones distintas para obtener la adjudicación, conviene
observarlas y apreciar la relación que tiene la adjudicación como decisión
de ordenamiento frente a la conservación de los recursos naturales y en
especial de las rondas hídricas.
Según la Ley 16 0 de 19 94, se adquiere el derecho de propiedad sobre
los bienes baldíos mediante adjudicación a través del cumplimiento de dos
requisitos; el primero de ellos, de carácter subjetivo, implica que el interesado
cumpla con la totalidad de las exigencias definidas por la norma agraria
(art. 69, incisos 1-4, L. 16 0/94, conc. Parte 14, Título 1 0, D. 1071/15) y, el
segundo, de carácter objetivo, comporta a su vez, de un lado, una ocupación
no inferior al término de cinco años4 0 , un aprovechamiento cualificado no
inferior a las dos terceras partes de la extensión superficiaria sobre la cual

por procesos antrópicos, plantación de especies exóticas, y criterios adicionales que


considere la autoridad ambiental competente. MADS. (2 0 1 8). Ob. cit., p. 76.
4 0 Bajo la previsión del parágrafo único del artículo 6 9 de la Ley 16 0 de 19 94, en el evento
en que el solicitante de la adjudicación sea una familia desplazada que esté en el Registro
Único de Víctimas, puede acreditar la ocupación previa no inferior a cinco años para
tener derecho a la adjudicación, con la respectiva certificación del registro de declaración
de abandono del predio. Con la salvedad anotada, debe verificarse la ocupación por
parte de la Agencia Nacional de Tierras, no solo reconociendo la explotación actual:
también el cumplimiento de la explotación sobre las dos terceras partes de la superficie
cuya adjudicación se solicita por el interesado, quien en todo caso debe cumplir con la
aptitud del predio, la no acumulación o transferencia de ocupaciones, conservación de
zonas ambientales protegidas, extensiones máximas de adjudicación de islas, playones
y madreviejas desecadas de los ríos, lagos y ciénagas de propiedad nacional, y las zonas
especiales (Correa, 2 0 2 1).
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 311

interesa su adjudicación y que el bien baldío sea adjudicable, esto es, que no
se encuentre dentro de alguna de las circunstancias definidas por la ley que
restrinjan o prohíban su adjudicación o normas técnicas que imposibiliten
el desarrollo de actividades agropecuarias in situ.
La norma agraria de 19 94 reproduce, al igual que sus antecesoras, la
necesidad de realizar un aprovechamiento racional de los recursos natu-
rales, que se encuentra resguardado, desde el punto de vista sustancial, en
primera medida, por las obligaciones adquiridas por el adjudicatario que
revisten tal condición de ser aprovechables en usos agropecuarios; también,
bajo los procedimientos especiales agrarios de clarificación de la propiedad
(determinación de la naturaleza jurídica del bien y la acreditación adecuada
de la propiedad sobre los bienes), extinción de dominio (sancionando el
incumplimiento de la función social y ecológica de la propiedad), deslinde
de tierras de la nación, recuperación de baldío indebidamente ocupado
(para el tema que nos ocupa, por tratarse de un área inadjudicable), revo-
catoria directa de resolución de adjudicación de baldío (cuando por error
la Administración, entre otras razones, adjudicó un área inadjudicable), y,
de antaño, a través de la reversión4 1 .
En el caso del deslinde de tierras de la Nación4 2 , previsto por el artículo
4 8 numeral 2.° de la Ley 16 0 de 19 94, coadyuva y resulta pertinente frente
a la seguridad jurídica, en general, y en particular, respecto de las rondas
hídricas, permite

(i) determinar el límite de cada uno de los bienes en el espacio geográfico


para procurar una definición físico-espacial de bienes de la Nación de bienes
de propiedad privada y baldíos adjudicables que les fueren colindantes, tanto
en un área de influencia de un cuerpo de agua, así como las tierras de los

4 1 Esta figura únicamente persiste en la actualidad respecto de las adjudicaciones a entidades


de derecho público previstas por la Ley 1 6 0 de 19 94, artículo 6 8.
4 2 De manera general, regulado por el Capítulo Primero, artículos 2.14.1 1.4.1, 2.14.4.1 1
numeral 2.°, 2.14.1 1.5.1, 2.14.19.1.1 numeral 4.°, 2.14.19.2.1, 2.14.19.2.3, 2.14.19.2.4
numerales 1.° inciso 1.° y 2.° inciso 4.°, artículos 2.14.19.2.5, 2.14.19.2.7, 2.14.19.2.9,
2.14.19.2.16, 2.14.19.2.17, 2.14.19.3.2, 2.14.19.3.3 y 2.14.19.52. numeral 5° del Decreto
1 0 71 de 2 0 15. De manera especial, regulado por el Capítulo 7, artículos 2.14.19.7.1 a
2.14.19.7 del decreto en mención.
312 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

resguardos indígenas, territorios colectivos, (ii) precisando las condiciones de


uso y aprovechamiento, así como (iii) fijar la Zona de Ronda Hídrica, tarea en
la cual convergen la Agencia Nacional de Tierras y la Corporación Autónoma
Regional que tenga competencia dentro de la circunscripción territorial en
donde se ubique el terreno objeto de deslinde (Correa, 2 0 2 1).

Entre los bienes inadjudicables se encuentran los cuerpos de agua43 junto con
sus respectivas franjas que comprendan las cuotas máximas de inundación,
los ríos navegables, las islas, playones y madreviejas desecadas de los ríos,
lagos y ciénagas de propiedad nacional, meandros y los terrenos desecados
artificialmente, sin perjuicio de los reglamentos de uso y manejo definidos
por autoridad competente 44 .
Según el artículo 1 0 2 de la Constitución Política de 19 9 1, el territorio
y los bienes públicos que de él forman parte pertenecen a la Nación, y, en
concordancia con la norma en cita, los artículo 42 y 83 literal d) del Código
de Recursos Naturales, igualmente, pertenecen a la Nación los recursos
naturales renovables y demás elementos ambientales regulados en esta
codificación, sin perjuicio de los derechos legítimamente adquiridos por
particulares y de las normas especiales sobre baldíos que revisten la calidad
de inadjudicables, entre ellos, la ronda hídrica.

43 De conformidad con el artículo 2.2.3.3.1.3, numeral 1 6, del Decreto 1 0 76 de 2 0 15,


un cuerpo de agua es “un sistema de origen natural o artificial localizado, sobre la
superficie terrestre, conformado por elementos físicos-bióticos y masas o volúmenes
de agua, contenidas o en movimiento”.
44 El artículo 4.° del Decreto 2 8 1 1 de 1 9 74 establece que, tratándose de terrenos de
propiedad privada situados en las riberas de ríos arroyos o lagos, en los cuales no se ha
delimitado la zona de ronda, cuando por mermas, desviación o desacatamiento de las
aguas, ocurridos por causas naturales, quedan permanentemente al descubierto todo o
parte de sus cauces o lechos, los suelos que se tendrán como parte de la zona o franja que
alude al artículo 83, letra d) del mismo Decreto-Ley 2 811 de 1974, que podrá tener hasta
treinta metros de ancho y quizás no permita que el poseedor o propietario beneficiario
de la restitución pueda garantizar el restablecimiento de sus condiciones anteriores así
como la mejora en sus condiciones de existencia considerando las limitaciones la uso,
por lo que, como se adujo, sería más adecuada la reubicación y consecuente restitución
por equivalencia (Correa, 2 0 2 1).
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 313

El bagaje normativo expuesto propende al aseguramiento de las funcio-


nes social y ecológica de la propiedad, de modo que el uso sea sostenible,
sujetándose a las limitaciones establecidas en el ordenamiento jurídico. De
esta manera, el aprovechamiento agropecuario nunca puede entenderse
por fuera de las fronteras del uso sostenible y lejos de permitir el ejercicio
predatorio de la actividad agropecuaria.
La premisa expuesta se sustenta en que el inciso 4.° del artículo 6 9 de
la Ley 16 0 de 19 94 dispone que las áreas dedicadas a la conservación de
la vegetación protectora, lo mismo que las destinadas al uso forestal racional,
situadas fuera de las zonas decretadas como reservas forestales o de bosques
nacionales, se tendrán como porción aprovechada para el cálculo de la superficie
explotada exigida por el presente artículo para tener derecho a la adjudicación.
El mensaje de la norma, evidentemente, no es el de sacrificar los recursos
naturales debido a la habilitación de la agricultura como actividad, sino la
comprensión de su ejercicio dentro de los límites del uso sostenible y la
racionalidad.
Por la misma vía, de conformidad con el inciso 1.° del artículo 6 9 de la
Ley 16 0 de 19 94, quien solicite la adjudicación debe demostrar los actos
positivos de aprovechamiento y que esta corresponde a la aptitud del suelo,
circunstancia que se corrobora en la respectiva inspección ocular. En caso
de que el aprovechamiento realizado no corresponda a la aptitud específica
señalada, se condiciona la adjudicación a la adopción y ejecución por parte
del interesado en la adjudicación un plan gradual de reconversión, o previo
concepto favorable de la institución correspondiente del Sistema Nacional
Ambiental.
Debe tenerse en cuenta que la ocupación previa dejó de ser un presu-
puesto de la adjudicación a partir del 2 9 de mayo de 2 0 17 al entrar en vigor
el Decreto Ley 9 02, y precisaría haber principiado antes de su vigencia para
ser protegida por el derecho, en la medida que las ocupaciones posteriores
a la fecha indicada son constitutivas de ocupación indebida de baldíos,
procediendo su recuperación material e impidiendo la restitución idem
corpus sobre bienes baldíos (Correa, 2 0 21).
El Decreto Ley 9 0 2, de 2 9 de mayo de 2 0 17, fue expedido con el pro-
pósito de establecer medidas para facilitar la implementación de la reforma
rural integral (RRI) en sus componentes de acceso y formalización de tierras.
Como instrumento normativo pretende la definición de medidas urgentes
314 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

y necesarias para la implementación del primer punto del Acuerdo Final


para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable
y Duradera, denominado “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma
Rural Integral”45 ; su estructura responde a la necesidad de implementar
parciamente los cometidos de la mencionada reforma rural integral, en
donde los sujetos beneficiarios de las adjudicaciones 4 6 ya no precisan de
la ocupación previa como supuesto para la adjudicación: requieren la ob-
tención de inscripción en el Registro de Sujetos de Ordenamiento4 7 , de
acuerdo con las características subjetivas propias de los sujetos de acceso
a tierra a título gratuito (artículo 4), parcialmente gratuito (artículo 5), su
respectiva calificación por parte de la autoridad agraria y adjudicación
según disponibilidad de predios en el Fondo de Tierras para la Reforma

45 La norma en cuestión regula materias para las cuales ni el trámite legislativo ordinario
ni el procedimiento legislativo especial del artículo del Acto Legislativo 0 1/1 6 eran
idóneos para expedir esta regulación. Trata temas cuya regulación por decreto ley tiene
un carácter urgente e imperioso en la medida en que no es objetivamente posible tramitar
el asunto a través de los canales deliberativos ordinarios o de fast track. No regula asuntos
que por su naturaleza requieren la mayor discusión democrática posible, y que por lo
mismo están sometidos a reserva estricta de ley, por ejemplo la limitación del núcleo
esencial de la libertad de expresión u otros derechos fundamentales o la creación de
nuevos delitos o penas. Así mismo se instituye en medio para la implementación del
Acuerdo respecto de aquellos asuntos inminentemente instrumentales (Correa et al.,
2 0 19).
4 6 En el Título IV, Capítulo I, regula el tema de las formas de acceso y regula la adjudicación
directa (artículo 25); la prelación sobre asignación de derechos sobre baldíos (artículo
2 6); el tratamiento a las solicitudes en proceso (artículo 27); la ausencia de derecho
para la adjudicación (artículo 2 8).
47 El Título II de este decreto ley regula los aspectos relacionados con el Registro de
Sujetos de Ordenamiento (RESO). Este registro es una herramienta técnica necesaria
para inscribir a los sujetos beneficiarios previstos en el Acuerdo y un instrumento de
apoyo para el desarrollo de las actividades de acceso y formalización previstas en el
Acuerdo. Así, el articulado de este título hace referencia a aspectos como la creación
del registro de sujetos de ordenamiento (artículo 1 1); la relación de este registro con el
Fondo de Tierras (artículo 12); los criterios para la asignación de puntos para el RESO
(artículo 13); la forma de ingreso y clasificación en el RESO (artículo 14), y la promoción
de la inscripción en el RESO (artículo 15).
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 315

Rural Integral4 8 , según el procedimiento único de ordenamiento social de


la propiedad rural4 9 . También regula las obligaciones de los beneficiarios
del acceso y la formalización (artículo 8); una de ellas es el acatamiento de
las reglamentaciones sobre usos del suelo, aguas y servidumbres, como
también no violar las normas sobre uso racional, conservación y protección
de los recursos naturales renovables.
Analizada la ronda hídrica como determinante ambiental, examinemos
a continuación su relevancia en la determinación, interpretación y aplica-
ción de la frontera agrícola nacional y su efecto en la toma de decisiones
de ordenamiento productivo y social de la propiedad por parte del sector
agropecuario. La importancia de un desarrollo equilibrado entre las nece-
sidades del presente y la administración eficiente de los recursos naturales
que garanticen su disfrute por parte de las generaciones futuras conlleva que

4 8 El Título III, con el propósito de cumplir con el requisito de la conexidad estricta,


establece en sus artículos la creación del Fondo de Tierras para la Reforma Rural Integral
(artículo 1 8); la prioridad en la asignación de derechos (artículo 2 0); la inembargabilidad
de los bienes rurales (artículo 2 1); los proyectos productivos sostenibles (artículo 2 3), y
la articulación para el acceso integral (artículo 24).
4 9 En ese capítulo también se establecen los asuntos que va a conocer por medio del
procedimiento único (artículo 5 8), las fases del procedimiento único en zonas foca-
lizadas (artículo 6 0), el procedimiento único en zonas no focalizadas (artículo 61), la
integración con catastro multipropósito (artículo 62), la rectificación administrativa de
áreas y linderos (artículo 63). Por su parte, el capítulo 2 describe la fase administrativa
del procedimiento único, la cual se compone de la formación del expediente (artículo
65), las visitas de campo predio a predio (artículo 66), la elaboración de informes téc-
nicos jurídicos preliminares (artículo 67), la apertura a la fase administrativa (artículo
6 8), los manuales operativos (artículo 6 9), la apertura del trámite administrativo para
los asuntos de formalización y administración de derechos (artículo 7 0); el decreto
de pruebas (artículo 71), la presentación de resultados (artículo 72), las decisiones y
cierre del trámite administrativo para los asuntos de asignación y reconocimiento de
derechos (artículo 73) y para los asuntos sin oposición (artículo 74); las decisiones
y cierre de trámite administrativo para los asuntos con oposición (artículo 75); los
recursos y control judicial (artículo 76) y las notificaciones (artículo 77). Por su parte,
en el capítulo 3 establece la fase judicial del procedimiento único y señala las autoridades
competentes (artículo 78); las normas aplicables a la etapa judicial (artículo 79); el
valor probatorio judicial del informe técnico jurídico y demás documentos (artículo
8 0) y las actuaciones procedimentales en curso (artículo 8 1).
316 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

el Estado guarde coherencia y armonía no solo con las decisiones actuales


y su prospectiva interna; también frente a los compromisos asumidos en la
agenda internacional en el contexto del desarrollo sostenible.
En Colombia tales condiciones son necesarias en la ductilidad del Estado
en el ejercicio de sus actividades ordinarias, como también en el contexto
transicional en donde uno de los flagelos e impactos negativos generados
como consecuencia del conflicto armado interno subyace en la afectación del
medio ambiente y en las actividades económicas, lícitas e ilícitas, ejercidas
de manera inconsulta e irracional. De tal manera que tanto la zonificación
ambiental como la espacialización planificada y controlada de las actividades
económicas, entre ellas los usos agropecuarios, encuentran una relación
directa que precisa armonización.
Tal labor de interacción entre los intereses del sector ambiental5 0 y del
sector agropecuario 5 1 en la toma de decisiones que no sacrifiquen y por
el contrario deriven en una intervención congruente han convergido en
la denominada frontera agrícola nacional 5 2 , normativamente establecida
como “el límite del suelo rural que separa las áreas donde se desarrollan las
actividades agropecuarias, las áreas condicionadas y las áreas protegidas,

5 0 La Ley 9 9 de 19 9 3 en el artículo 5.º numeral 1 establece que corresponde al MADS,


entre otras funciones, la de “formular la política nacional en relación con el medio
ambiente y los recursos naturales renovables, y establecer las reglas y criterios de
ordenamiento ambiental de uso del territorio y de los mares adyacentes, para asegurar el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables y del medio ambiente”.
51 El Decreto 19 85 de 2 0 13, modificado por el Decreto 2 3 6 9 de 2 0 15, en sus artículos
3.º y 6.º faculta al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural para “formular, dirigir
y coordinar la política relacionada con el desarrollo rural, agropecuario, pesquero y
forestal en los temas de su competencia”, y “formular, coordinar y adoptar la política
de desarrollo rural con enfoque territorial, en lo relacionado con el ordenamiento
social de la propiedad rural y uso productivo del suelo, capacidades productivas y
generación de ingresos, gestión de bienes públicos rurales”.
52 La definición de la frontera agrícola nacional es el resultado de un trabajo conjunto
adelantado de manera articulada entre el sector agropecuario, pesquero y de desarrollo
rural y el sector de ambiente y desarrollo sostenible, lo cual dio lugar al documento
“Metodología para la identificación general de la Frontera Agrícola en Colombia”, que
constituye el marco de referencia para el desarrollo de las actividades agropecuarias
y bajo el cual se desarrolló la Resolución 2 61 de 2 0 1 8, expedida por el Ministerio de
Agricultura y Desarrollo Rural (R. 2 61/1 8, Considerando 15).
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 317

las de especial importancia ecológica, y las demás áreas en las que las acti-
vidades agropecuarias están excluidas por mandato de la ley” (MADR, R.
2 61/21 8, art. 1-°).
En ella se contemplan áreas condicionadas 53 y áreas de exclusión 54 para
actividad económica agropecuaria, explicitada en los ámbitos agrícola,
pecuario, forestal con fines comerciales, acuícola y pesquero (Ley 101/19 93,
art. 6.°). Así mismo, las decisiones de ordenamiento productivo y social de
la propiedad rural, entre las cuales se encuentra la adjudicación de baldíos
rurales por parte de la Agencia Nacional de Tierras, ejecutora de la política
de acceso a tierras, se condiciona a su observancia, de modo que las decisiones
de adjudicación en términos de UAF únicamente pueden efectuarse dentro
de las áreas comprendidas en la frontera agrícola.
Así las cosas, puede decirse que la frontera agrícola es un instrumento
de la política pública estatal definida para la promoción del uso eficiente
del suelo rural agropecuario 55 , del ordenamiento productivo y social de la

53 Aquellas donde las actividades agropecuarias pueden ser permitidas, restringidas o


prohibidas de acuerdo con las condiciones impuestas por la ley. Ministerio de Agricultura
y Desarrollo Rural. Resolución 2 61 de 21 de junio de 2 018, “Por medio de la cual se define
la frontera agrícola nacional y se adopta la metodología para la identificación general”,
artículo 2.° numeral 2.
54 Aquellas donde no se están permitidas actividades agropecuarias por mandato de la ley.
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Resolución 2 61 de 21 de junio de 2 018,
“Por medio de la cual se define la frontera agrícola nacional y se adopta la metodología
para la identificación general”, artículo 2.º numeral 3.
55 Por uso eficiente del suelo agropecuario se entiende “el resultado de un proceso
planificado de ordenamiento productivo y social de la propiedad rural, el cual tiene
como objetivo mejorar la productividad y competitividad del territorio, en equilibrio
con la sostenibilidad social, económica y ambiental de los sistemas de producción
agropecuaria. Para su determinación, la aptitud de la tierra es un factor determinante
para el desarrollo de sistemas productivos, así como comprender las demandas de
los mercados agropecuarios, el contexto socio ecosistémico y socioeconómico de los
territorios, la distribución equitativa de la tierra, y la seguridad jurídica de la tenencia
de la misma”. Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Resolución 12 8 de 2 6 de
mayo de 2 0 17, Por medio de la cual se adoptan las Bases para la Gestión del Territorio
para usos agropecuarios y los Lineamientos de su estrategia de planificación sectorial
agropecuaria, artículo 5.° numeral 4.°.
318 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

propiedad rural5 6 , y el fortalecimiento de la productividad y competitividad


de las actividades agropecuarias, lo que favorece la disminución de la pérdida
de ecosistemas de importancia ambiental, para lo cual su planificación
precisa de un ejercicio mancomunado entre el sector ambiental y el sector
agropecuario (Correa et al., 2 0 19).
Respecto del sector ambiental y su ordenamiento,

sirve de insumo para el diseño de estrategias diferenciadas y de trabajo conjunto


entre el sector ambiental y el sector agropecuario, pesquero y desarrollo rural,
para el control y cierre de la frontera agrícola, contribuye a estabilizar y dismi-
nuir la pérdida de ecosistemas de importancia ambiental y a su protección, lo
cual redunda en la oferta adecuada de servicios ecosistémicos, como el agua [y]
contribuye a disminuir la deforestación asociada a la expansión no controlada
de la frontera agrícola en las áreas o ecosistemas de importancia ambiental57.

En cuanto al sector agropecuario, en punto del ordenamiento productivo,

orienta la identificación de zonas aptas para la producción agropecuaria, brinda


mayor seguridad jurídica y minimiza la incertidumbre de los inversionistas
y emprendedores del campo para el desarrollo de actividades agropecuarias,
facilita la articulación de la gestión agropecuaria para promover la agricultura
familiar y el desarrollo de actividades competitivas dentro de la frontera agrícola

5 6 Entendido como “el resultado de un proceso de planificación participativo y


multisectorial de carácter técnico, administrativo y político, el cual busca contribuir
en la armonización de la gestión de los usos agropecuarios y la tenencia de la tierra
rural, de manera que se mejore o mantenga un adecuado equilibrio entre la producción
agropecuaria (agrícola, pecuaria, forestal, acuícola y pesquera), el uso eficiente del
suelo, la distribución equitativa y seguridad jurídica de la tenencia de la tierra, y la
competitividad y la sostenibilidad social, ambiental y económica, de manera articulada
con los instrumentos del ordenamiento territorial y desarrollo rural existentes en el
territorio”. Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Resolución 12 8 de 2 6 de
mayo de 2 0 17, Por medio de la cual se adoptan las Bases para la Gestión del Territorio
para usos agropecuarios y los Lineamientos de su estrategia de planificación sectorial
agropecuaria, artículo 5.° numeral 1.°.
57 Ibidem.
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 319

[y] contribuye a reducir los conflictos por el uso inadecuado o ineficiente del
territorio 5 8 .

Por su parte, respecto del sector agropecuario en punto del ordenamiento


social de la propiedad rural,

orienta los programas de acceso a tierras a sujetos de reforma agraria en áreas


con aptitud agropecuaria, contribuye a estabilizar el mercado de tierras, permite
orientar los esquemas de adjudicación y ocupación productiva de suelos rurales
[y] desestimula la ocupación y explotación agropecuaria en áreas protegidas,
de especial importancia ecológica, y demás áreas en las que las actividades
agropecuarias están excluidas por mandato de la ley o el reglamento 5 9 .

Es así como las distintas entidades sectoriales agropecuarias deben incor-


porar la frontera agrícola nacional en sus instrumentos de planificación,
como también los entes territoriales pueden tenerla en cuenta como área
de referencia en sus instrumentos de planificación y gestión del suelo rural
agropecuario (MADR, Resolución 2 61/1 8, art. 8.°).
En la medida que la escala de referencia de la frontera agrícola nacional es
1:10 0.0 0 0 y que el acotamiento de la ronda hídrica corresponde a una escala
de mayor detalle, no es posible tomar decisiones prediales de ordenamiento
productivo y social de la propiedad partiendo de una decisión absoluta desde
la cartografía de referencia. Para ello se requiere información de mayor
detalle con arreglo al parágrafo 2.° del artículo 8.° de la Resolución 2 61 de
2 0 1 8. Congruente con ello, según la metodología para la identificación de
la frontera se reconoce que “[o]tras figuras legales de protección a escala
regional no se incorporan para esta escala, pero deberán complementarse
en el ámbito territorial, de acuerdo con la información oficial disponible de
las corporaciones autónomas regionales, entes territoriales y otras fuentes
de información oficial del ámbito territorial” (UPRA, 2 0 1 8, p. 49).

5 8 Unidad de Planificación Rural Agropecuaria. Metodología para la identificación de


la frontera agrícola en Colombia, escala 1 : 1 0 0.0 0 0, Ministerio de Agricultura y
Desarrollo Rural, 2 0 1 8, p. 2 9.
59 Ibidem.
320 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

Por tratarse de bienes de uso público a la luz del artículo 8 3 del


Decreto Ley 2 8 1 1 de 1 9 74, no es susceptible de ser adquirida por
particulares y corresponde a un área inadjudicable, razón por la cual, de
cara a la metodología desarrollada por la Unidad de Planificación Rural
Agropecuaria (UPRA), adoptada por el artículo 7.° de la resolución en
comento, corresponden a restricción para el ordenamiento social de la
propiedad, por regla general. En punto del uso productivo en la medida
que se requiere adelantar acciones tendientes a su conservación y manejo,
que comprende la posibilidad de declarar áreas protegidas, habrá de
decidirse lo pertinente en cada caso con el concurso de la autoridad
ambiental.

conclusiones

1. La zona de ronda es un instrumento cuya definición no es unívoca y


unifuncional; es polisémica y multifuncional; por naturaleza, pertenece
a la categoría de los bienes públicos; en el ámbito del ordenamiento
territorial, su fuerza vinculante es indiscutible como norma de su-
perior jerarquía –determinante–, e instrumento de referencia para la
planificación sectorial: no solo interna del sector ambiental, al cual se
adscribe temáticamente, pues también incide en planificación y toma de
decisiones de otros sectores, como acontece, en el sector agropecuario,
en el contexto del ordenamiento productivo y social de la propiedad
rural. Desde su relación antrópica, fruto de su acotamiento físico y
zonificación efectuada por la autoridad competente, permite determinar
los usos correspondientes y los límites de interacción en procura de su
conservación bajo las directrices de manejo ambiental, conforme a los
criterios y al procedimiento establecido por el ordenamiento ambiental.
2. La ronda hídrica cobra relevancia no solo para el sector ambiental, tam-
bién para la toma de decisiones en el sector agropecuario. Como elemento
técnico-jurídico comporta un diálogo intersectorial en procura de su
protección e incidencia en las decisiones de ordenamiento productivo y
social de la propiedad, a pesar de la dificultad conceptual de precisar su
María del Pilar García Pachón, Jaime Augusto Correa Medina 321

contenido por su referencia en distintos ámbitos normativos, observado


el recorrido histórico del ordenamiento jurídico colombiano.
3. Para efectos de trascender de su relevancia formal –consagración nor-
mativa– a su funcionalidad e incidencia en la planificación, es necesario
un acotamiento preciso de las áreas que la conforman, así como la
delimitación clara sobre las actividades que pueden desarrollarse en
estos espacios; para el caso colombiano, las rondas hídricas han sido
definidas desde la perspectiva técnica y jurídica, y del mismo modo el
país cuenta con una guía técnica de criterios para el acotamiento de las
rondas hídricas; por tanto, en principio, no deberían existir dificultades
prácticas frente a la delimitación de estos espacios; no obstante, en razón
a la gran diversidad de sistemas hídricos cuya ronda debe ser delimitada,
existen dificultades en la interpretación de la norma, que afectan de
manera directa al sector forestal.
4. La definición jurídica del concepto de “ronda hídrica” es reciente en el
marco normativo colombiano; no obstante, pueden identificarse referen-
cias normativas anteriores en las cuales puede evidenciarse el interés por
proteger estos espacios desde diversos enfoques, ya sea por el interés de
proteger el recurso hídrico, el bosque que circunda estas aguas o como
elemento relevante desde la perspectiva agropecuaria; puede afirmarse
que la normatividad de rondas tiene diversas bases normativas, unas
propias del derecho agrario, otras ambientales y, las más recientes, muy
enfocadas en el derecho administrativo, en la planificación y en el manejo
de los riesgos.
5. Las rondas hídricas requieren especial protección; para lograr esa tutela
se hace necesario el acotamiento preciso de las áreas que las confor-
man, así como la delimitación clara sobre las actividades que pueden
desarrollarse en estos espacios, a una escala detallada que responda
adecuadamente a sus objetivos de conservación. Las directrices para el
manejo ambiental de las rondas hídricas determinadas en la Guía Técnica
podrían haber sido más específicas en cuanto a los criterios para avanzar
hacia la estrategia de “restauración”; en cuanto a la estrategia de uso
sostenible, podría haberse indicado de manera más detallada, incluso
con la implementación técnica, la determinación de las actividades que
se deben adelantar en esas zonas.
322 Protección jurídica de las rondas hídricas en Colombia ...

6. Se precisa efectuar la delimitación de las rondas hídricas del país, por


tratarse de un insumo necesario para una administración y gestión
eficiente y armónica por parte de las autoridades ambientales, por las
ejecutoras del sector agropecuario, la actividad particular y por parte
de los municipios y comunidades en el nivel local.
7. Si bien las rondas hídricas revisten, por su naturaleza jurídica de bienes de
uso público, inadjudicables por regla general, y por ende con restricción
para las decisiones de ordenamiento social de la propiedad, desde el
ordenamiento productivo es preciso contar con el concepto previo de la
autoridad ambiental y la respectiva definición de usos previa delimitación
física y su respectiva zonificación, en especial de aquella destinada al
uso sostenible.
8. La ronda hídrica no es un instrumento de exclusivo interés y respon-
sabilidad del sector ambiental; incide en la gestión de otros sectores,
entre ellos, el agropecuario. En la actualidad, desde la zonificación
ambiental y su relación con la frontera agrícola nacional, el marco
técnico y normativo contribuye y favorece el diseño e implementación
de estrategias diferenciadas y de trabajo conjunto entre ambos sectores
para estabilizar y disminuir la pérdida de ecosistemas de importancia
ambiental y su protección.

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