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Presentación

Universidad O&M

Nombre: Helen Cruz Brito

Matricula: 23-SDRN-6-041

Profesora: Francia Tiburcio


Aquino

Materia: Historia Dominicana l

Tema: La Depresión
Prolongada Del Siglo XVll
Las Devastación de 1605-1606

Se le denomina Devastaciones de Osorio a la orden dada por el rey


de España Felipe III al gobernador de La Española en ese entonces
Antonio de Osorio de despoblar la parte occidental de la isla para
luego trasladarla hacia la parte cerca de Santo Domingo. Este
suceso transcurrió entre 1605 y 1606.

¿Quién fue Osorio?


Antonio de Osorio fue un gobernador de la colonia española de
Santo Domingo hasta el año de 1608, siendo sustituido por Diego
Gómez Sandoval. Es recordado por haber sido el ejecutor de las
devastaciones de 1605.
Las devastaciones es el nombre con que fue denominado el
proceso de despoblación de las bandas norte y oeste de la isla de
Santo Domingo con la finalidad de eliminar el contrabando y la
penetración protestante en esa colonia española. Por tales motivos
4 poblaciones (Montecristi y Puerto Plata, Bayajá y Yaguana) fueron
trasladadas y concentradas en dos villas cercanas a Santo
Domingo. Estos poblamientos recibieron los nombres de Monte
Plata y Bayaguana y fueron nombrados así como resultado de la
fusión de los nombres de las poblaciones desplazadas.
Las devastaciones tuvieron como principal consecuencia el
asentamiento de extranjeros en las zonas despobladas y más tarde
la división de la isla en dos partes, proceso que culminó con el
establecimiento en la isla de dos colonias dependientes de dos
metrópolis distintas (España y Francia) y, posteriormente en el siglo
XIX, con el surgimiento de dos naciones independientes: la
República de Haití y la República Dominicana.
La rebelión de Guaba

La rebelión de Guaba fue un movimiento prepolítico iniciado en


febrero de 1605 en la costa norte de la española y duró hasta 1606,
cuando los rebeldes se refugiaron en Cuba. La revuelta estuvo
encabezada por Hernando Montoro, un mulato de origen criollo
vecino de la villa de Bayajá. Los motivos de esta insurrección
fueron varios, aunque lo más importante fue la manera despótica
del gobernador Antonio Osorio en su idea de reducir las
poblaciones que quedaban en las zonas costeras de la isla,
particularmente aquellas donde se practicaba el contrabando con
mayor intensidad.

La importancia de esta insurrección estuvo dada, entre otras


razones, porque por primera vez en una acción de tal dimensión se
veían involucrados todos los sectores sociales de las villas de
Puerto Plata, Monte Cristi, Bayajá y La Yaguana. Hay que enfatizar
que su repercusión no se limitó a las villas citadas, sino que se
extendió por los demás pueblos de la colonia, incluyendo la ciudad
de Santo Domingo.

La reacción que produjo aquella revuelta trascendió al ámbito


local repercutiendo en las islas de Puerto Rico y Cuba. Decimos
esto porque desde San Juan se enviaron refuerzos para tratar de
sofocar la revuelta. Dicha petición la hizo el gobernador de Santo
Domingo Antonio Osorio. Igualmente, muchos de los rebeldes de
Guaba huyeron a refugiarse a las villas de Santiago y Bayamo,
lugares muy activos en el contrabando y con los cuales los rebeldes
tenían vínculos comerciales.

Otro hecho importante fue la implicación activa de los


sectores criollos en aquella contienda. La misma despertó el
inconsciente colectivo de los blancos, negros y mulatos nacidos en
la isla, lo que le imprimió un carácter sociológico a esta rebelión.
Censo de Osorio

En 1606 el gobernador Antonio de Osorio hizo el primer censo para


determinar la situación socioeconómica de la Isla de Santo
Domingo, el cual arrojó el dato de que el 56% de los vecinos y sus
esclavos vivían en la ciudad de Santo Domingo y sus alrededores.

Desde entonces, no se había realizado otro censo del igual


magnitud, salvo los censos parroquiales parciales organizados por
la Iglesia Católica en varias ocasiones, hasta que en el año 1920 el
gobierno de ocupación norteamericano, que presidía el general
Thomas Snowden, mediante la Orden Ejecutiva No. 552 dispuso la
realización de un censo entre el 19 de enero y el 24 de diciembre de
1920.

El Censo de 1920 arrojó que la República Dominicana estaba


integrada por 894, 652 personas, de las cuales el 16.4%,
equivalente a 146, 652 personas, vivía en la ciudad de Santo
Domingo. Para entonces, existían 12 provincias y sólo cuatro (Santo
Domingo, Santiago, La Vega y Azua) contaban con más de 100 mil
personas, viviendo la mayoría de ellas en la zona rural. Estos datos
revelan que el país para entonces era una especie de pequeña
aldea pobre y deshabitada.

El Censo de 1935, que arrojó una población total del país de 1, 479,
417 habitantes, casi el doble en tan sólo 15 años, muestra cambios
significativos en la composición de la población. Esto se explica en
virtud de las inmigraciones constantes de extranjeros que hubo en
ese periodo y las campañas sanitarias realizadas por el gobierno de
ocupación militar norteamericano que permitieron combatir el
paludismo, enfermedades venéreas como la sífilis y los parásitos
intestinales que afectaban a la mayoría de población dominicana.

Para el censo de 1950, la población dominicana llegó a 2, 135,872


habitantes. El país estaba dividido 19 provincias y el Distrito de
Santo Domingo. Las cinco demarcaciones más habitadas eran
Santiago, con 259,947; Distrito de Santo Domingo, con 239,464; La
Vega, con 195,424; Trujillo, con 164,674, y Duarte, con 164, 400.
Estos datos revelan que al cumplirse 20 años del establecimiento
de la dictadura de Trujillo los controles de la migración de la
población campesina a las ciudades habían sido flexibilizados.

En el censo de 1960, en los días finales de la dictadura de Trujillo y


teniendo como presidente títere al doctor Joaquín Balaguer, los
habitantes de la República Dominicana eran 3, 047,070. Las
provincias habían aumentado a 26, incluido el Distrito Nacional. La
población estaba concentrada en cuatro demarcaciones.

De acuerdo a los datos arrojados por el censo de 1970 la población


ascendió a 4,009,458 habitantes. El país estaba dividido en 26
provincias y el Distrito Nacional. La romana era la nueva provincia.
El Distrito Nacional, con 813,420 habitantes; Santiago, con 385,625;
San Cristóbal, con 324,673, y La Vega, con 293,573, tenían más del
30% de la población nacional. Estos datos revelan de forma
evidente que la ciudad de Santo Domingo y sus alrededores se
había convertido en el punto de atracción fundamental de la
población que habitaba la República Dominicana, al situarse muy
próximo al millón de personas.

El censo de 1981 arrojó que el país estaba habitado por 5, 545,741


personas. La división territorial era la misma: 26 provincias y el
Distrito Nacional. El Distrito Nacional, Santiago, San Cristóbal y La
Vega encabezan la cantidad de habitantes. El Distrito Nacional
tenía 1, 540, 786 habitantes, lo que le permitió casi duplicar la
población que tenía en 1970, debido a la intensificación de la
migración de la población del campo a la ciudad de Santo Domingo,
por ser el centro de producción industrial, comercial y administrativo
principal del país. La República Dominicana tenía, según el censo
de 1993, una población de 7, 293,390 habitantes.

El censo de 2002 determinó que el país tenía 8, 562,541 habitantes.


El país estaba integrado por 31 provincias y el Distrito Nacional. Los
centros poblacionales más habitados eran el Distrito Nacional,
Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal y La Vega. El Gran Santo
Domingo tenía 2,731, 294 habitantes, teniendo la provincia de
Santo Domingo 1, 817, 754 personas y el Distrito Nacional 913, 540
habitantes. El último censo de 2010 arroja una población total de 9,
445, 281, distribuida en 31 provincias y el Distrito Nacional. El Gran
Santo Domingo elevó la cantidad de habitantes en este censo a 3,
339, 410 habitantes, de los cuales la provincia Santo Domingo tenía
2, 374, 370 personas y el Distrito Nacional 965,040.

Los censos de población del último siglo, pero sobre todo de 1950
hasta el 2010, revelan que la ciudad de Santo Domingo tiene la
preeminencia en el proceso de urbanización y en la migración rural-
urbana, lo que explica que más de la mitad de los migrantes
interprovinciales es atraída por la capital de República Dominicana.
La Evolución Del Aparato
Productivo Hasta Mediado
Del Siglo

La evolución del aparato productivo en la isla de Santo Domingo


hasta mediados del siglo XVI fue influenciada principalmente por la
colonización española y la introducción de la economía de
plantación. Durante este período, la isla experimentó cambios
significativos en su estructura económica y productiva.
Antes de la llegada de los españoles, la isla de Santo Domingo
estaba habitada por los taínos, quienes practicaban una economía
de subsistencia basada en la agricultura de pequeña escala y la
pesca. Sin embargo, con la llegada de los colonizadores españoles,
se produjo una transformación radical en el aparato productivo de la
isla.
Los españoles introdujeron la economía de plantación, que se
basaba en el cultivo masivo de productos agrícolas para la
exportación. En particular, se establecieron plantaciones de caña de
azúcar y tabaco, que se convirtieron en los principales productos de
exportación de la isla. Para trabajar en estas plantaciones, los
españoles trajeron esclavos africanos, lo que tuvo un impacto
significativo en la estructura social y económica de la isla.
La producción de azúcar y tabaco en la isla de Santo Domingo se
llevaba a cabo en grandes haciendas o ingenios, que eran
propiedades de los colonizadores españoles. Estas haciendas
utilizaban mano de obra esclava para llevar a cabo las tareas
agrícolas y de procesamiento de los productos. La producción en
las plantaciones se organizaba de manera intensiva y eficiente, lo
que permitía obtener grandes cantidades de azúcar y tabaco para
su exportación.
La economía de plantación en la isla de Santo Domingo generó
grandes beneficios para los colonizadores españoles, pero también
tuvo consecuencias negativas para la población indígena y los
esclavos africanos. La explotación de los recursos naturales y la
mano de obra llevó a la degradación del medio ambiente y a
condiciones de vida difíciles para los trabajadores.

El Situado

El Situado fue una herramienta financiera que permitió mantener


activos y operacionales los elementos defensivos y administrativos
del imperio español en todo el mundo. Sin él no se habría podido
pagar el mantenimiento de las fortalezas, los sueldos de los
funcionarios reales y de los militares destacados en lejanos puntos,
y su manutención. El ingreso se supone que era anual pero muchas
veces el envío del Situado fue irregular y dependió de la situación
financiera de quién lo emitía y de las circunstancias del momento.
Se realizaba normalmente en efectivo, con monedas de plata, lo
que suponía para la zona donde llegaba una inyección de liquidez
muy importante para su economía y su comercio, pero a veces se
enviaban mercancías que pudiesen resultar útiles en el destino.

La estructura fiscal de la corona española se basaba en las


denominadas Cajas Reales, existiendo unas Cajas subsidiarias o
dependientes de una Caja central, que tenía atribuciones para
recibir los excedentes generados por las Cajas de su distrito, si es
que los había una vez atendidos sus propios gastos de
funcionamiento. El movimiento financiero se producía desde las
Cajas Reales de las regiones más ricas, con excedentes
financieros, a las más pobres o lejanas y, por ello, más difíciles de
mantenerse por sí solas. En estas regiones pobres la economía
local no permitía generar los suficientes ingresos fiscales para
autofinanciarse por lo que había que recurrir a estas transferencias
solidarias entre ellos. Este mecanismo no fue exclusivo de las
Indias, también se utilizó en Europa enviando numerosos situados
durante los siglos XVI y XVII a Flandes mientras duró la guerra en
aquella zona europea.

Estas transferencias se realizaron desde los inicios de la


colonización, allá por el siglo XVI, y continuaron estando vigentes
hasta principios del siglo XIX desapareciendo con el inicio de
las revoluciones liberales hispanoamericanas y las posteriores
guerras de independencia.

El primer situado del que se tiene constancia fue el ordenado a la


hacienda mexicana por el rey Carlos I en 1529 por el que tenían
que pagar el salario del tesorero de la isla de Cuba, Gonzalo de
Guzmán. Era muy habitual que desde la Nueva España se
sufragasen la construcción de las fortificaciones habaneras y la
manutención de su guarnición. También la caja mexicana sufragó
todos los gastos de una escuadra que vigilaba los convoyes y las
costas llamada la Armada de Barlovento.

Pero el Situado, como decíamos antes, no siempre llegaba


puntualmente y en muchas ocasiones se retardaba o alguna
situación especial impedía su envío entonces era cuando intervenía
la población que solía actuar como prestatario de los funcionarios y
militares permitiendo así mantener en funcionamiento el sistema
defensivo y en el momento que el Situado llegaba se liquidaban las
deudas y se realizaban los cobros. En las ciudades más
necesitadas el día que el situado arribaba era motivo de fiesta y
regocijo.
Ataque Extranjero

Sir Francis Drake


 Acompañado de una flota inglesa de 26 barcos y más de 3,000
hombres

 Entró por Boquerón, cerca de donde hoy es el Fuerte San


Jerónimo.

 Fue detenido antes de desembarcar.

 Navegó bordeando la Isleta hasta anclar a la entrada de la bahía.


 En la noche envió 20 lanchas, que penetraron en la bahía e
incendiaron los barcos españoles que estaban en el muelle.

 El fuego iluminó la bahía y los artilleros españoles pudieron


descargar sus cañones sobre la flota inglesa.

 Derrotado se retiró.

Conde de Cumberland

 Tres años más tarde, dispuesto a vengar la derrota de Drake, Sir


George Clifford llegó con una flota de 18 barcos y cerca de 2,000
hombres.

 Intentaron entrar por el Condado pero los españoles quemaron el


puente San Antonio, por lo que los ingleses regresaron para entrar
entonces por el Escambrón.
 Los soldados españoles y algunos vecinos se refugiaron en el
Morro. Los que no pudieron fueron víctimas de violaciones y
atropellos.

 El fuego de la artillería inglesa logró intimidar al Gobernador


quién entregó la llave del Morro.

 Los soldados y funcionarios del gobierno fueron encarcelados en


la Fortaleza.

 La Isla pasó a ser posesión inglesa

.  Para la fortuna de la Corona, los ingleses se enfermaron de


disentería, muriendo 400 hombres.

 Clifford temiendo un ataque sorpresa español, se retiró, no sin


antes llevarse un cargamento de esclavos que llegaba a la Isla y
otras cosas.

Balduino Enrico

 Con más de 30 navíos entra descaradamente Enrico a la bahía


de San Juan.

 Entra por la Puntilla secuestrando la Isleta de San Juan.

 Nuevamente los vecinos y el gobernador se reguardan en el


Morro.

 Balduino amenaza con quemar la ciudad sino se rinden, a lo que


el gobernador contesta; “quémala, suficiente madera y piedra hay
para volverla a levantar”.

 Balduino quema la ciudad y se retira


Militarización
La elevada burocratización permitió que durante el siglo XVI y las
décadas iniciales del siglo XVII el reclutamiento militar en España se
basase en un complejo sistema administrativo fundamentado en la
incorporación de voluntarios. El proceso se mantuvo casi invariable
desde mediados del reinado de Carlos V, aunque fue evolucionando
y perfeccionándose, siendo una fórmula bastante conocida por la
historiografía, ya que incluso conocemos algunos perfiles de los
propios reclutados. La administración militar a través del Consejo de
Guerra era la encargada de gestionar, regular y pagar todo el
proceso. Este método de reclutamiento centralizado y controlado
directamente por el Estado era el más avanzado. Requería una
administración desarrollada, importantes cantidades de dinero para
hacer frente a los costes por adelantado, y fundamentalmente de
una organización militar profesional que mantuviera y se ocupara de
los soldados durante todo el año. Esto hizo que pocos gobiernos
pudieran utilizar a gran escala este sistema, el más característico de
la España de los Habsburgo.

A finales del reinado de Felipe II el sistema parecía atravesar una


profunda crisis, como nos indica la obra de Thompson. Desde 1580
los efectos de la crisis demográfica se hicieron cada vez más
patentes, haciendo que las compañías estuvieran lejos de
completarse. En 1586, cuando el Consejo de Guerra propuso
cambiar el método y escribió a una parte de las ciudades
castellanas, la mayoría se mostraron reacias a implementar
procedimientos de alistamiento por cupos o cualquier otra fórmula.
Para casi todos los municipios el problema estaba en el alojamiento
de las tropas y los problemas que éstas causaban ante su falta de
disciplina, y no en el enganche. Problemas de orden público a los
que se añadían la escasa capacidad de los nuevos capitanes
elegidos.
Cambios económicos en la
segunda mitad del siglo XVll

En el siglo XVII se produjo una fuerte crisis económica en Europa


que también afectó al ámbito hispano. Sus causas fueron las
siguientes:

La demográfica. La pérdida de la población se tradujo en una falta


de mano de obra y una reducción de la producción.
La llegada de metales preciosos, que era uno de los principales
aportes económicos de la Corona, había hecho que se dejaran de
lado el comercio, la industria y la agricultura. En este siglo se
produjo una caída de la cantidad de oro y plata llegada desde
América.
Falta de estabilidad económica y monetaria.
Falta de una burguesía activa que incentivara más el comercio y
el mercado.
Cargas fiscales abusivas. La mayor parte del estamento no
privilegiado no podía hacer frente a los números impuestos y
retribuciones señoriales.
Imposibilidad de repartir las herencias debido al mayorazgo.
Muchos de los productos manufacturados y de la banca estaba en
manos extrajeras.

La crisis tuvo sus consecuencias en los distintos sectores


económicos.

El campo. Se produjo una reducción de la producción agrícola


debido a las malas cosechas y, además, cayó la producción de
lana. La nobleza aumentó las cargas fiscales para mantener sus
rentas intactas tras la recesión demográfica, lo cual solo empeoró la
situación de los campesinos y aumentó el hambre en el ámbito
rural. Así, muchos prefirieron abandonar las tierras e ir a la ciudad,
donde, en la mayoría de los casos, se convirtieron en mendigos. A
finales de la centuria, empezó a recuperarse la producción y se dio
una cierta especialización en los cultivos.

La industria. Aunque se contaba con materias primas, su


transformación en objetos manufacturados se producía en el
exterior, de manera que la mayoría de los productos se debían
importar. Por otro lado, la confección de paños experimentó una
caída progresiva, mientras que la minera y la fabricación de hierro
se mantuvieron, al igual que la construcción naval.
El comercio. El 90% de la producción agrícola y artesanal era para
el autoconsumo, el comercio se centraba en el suministro a las
ciudades así como el marítimo y de ultramar. No existía una
verdadera política mercantil, no se incentivaba la actividad
comercial y existían muchas aduanas e impuestos que la gravaban.
Así, la venta de los productos se encarecía y los precios resultaban
imposibles para una sociedad empobrecida. Por otro lado, el
principal comercio, que era el que se mantenía con América, sufrió
también una reducción en la llegada de productos. La razón era que
los diferentes territorios empezaron a establecer relaciones
mercantiles entre ellos y también con otras potencias, como era el
caso de Inglaterra y Francia. Por ello, su demanda de materiales y
productos peninsulares se redujo.

De esta manera, la Monarquía Hispánica se vio obligada a recurrir a


préstamos extranjeros para hacer frente a la crisis, mantener la
corte y sufragar las distintas guerras. Otra solución fue la
devaluación de la moneda en diversas ocasiones, medida
encaminada a provocar una reducción de los precios.

La crisis demográfica fue simultánea a la económica. Es decir,


también en este siglo se experimentó una pérdida de población que
afectó a las diferentes regiones de manera distinta. En especial, el
descenso demográfico fue muy significativo en el reino de Castilla.
Las causas de este estancamiento y regresión fueron:

Una serie de malas cosechas. Al reducirse la producción, los


precios aumentaron y todo ello llevó a situaciones de hambre que
hacían que la gente tuviera menos resistencia a las enfermedades o
que muriera por la misma hambruna.
Graves epidemias y un nuevo brote de peste negra que
aumentaron la mortandad.

Predominio del mestizaje


Se llama mestizaje a la mezcla biológica y cultural de dos etnias
diferentes dando nacimiento un nuevo fenotipo.

El mestizaje en América aparece con los primeros viajes de los


españoles de Circunnavegación que conectan el Nuevo Mundo con
el resto del mundo conocido. El mestizaje en América se extiende
especialmente por las colonias iberoamericanas. Al final del periodo
colonial, bajo las nuevas ideas de la ilustración y el racismo
científico, el mestizaje es visto como un hecho negativo en el
mundo iberoamericano. Este mestizaje no tuvo la misma extensión
en las colonias anglosajonas de Norteamérica, fundamentalmente
en Estados Unidos o Canadá, donde el mestizaje fue prácticamente
inexistente, lo que se ve reflejado en los estudios de genomas de
poblaciones.

El término mestizaje aparece tardíamente en 1864 durante


el Abolicionismo de la esclavitud en los Estados Unidos de América,
como "miscegenation", palabra con raíces del latín que significa
mezcla de seres humanos de diferentes razas.

A partir de 1899 ya se utiliza el concepto de «razas» en vez de


«castas». En 1869 ya lo define como el hijo del europeo u hombre
blanco y de india. En 1884 sigue esa definición y en 1947, por
ejemplo, «mestizar», significa corromper o adulterar las castas por
el ayuntamiento o cópula de individuos que no pertenecen a una
misma casta. «Mestizo» ya se define también como hijo de blanca
con indio. En 1992 el mestizaje ya es definido como una mezcla de
culturas diferentes y para la última versión «mestizar» se define
como mezclar y no como corromper, y el «mestizaje» es una
mezcla de culturas distintas, que da origen a una nueva.

El concepto de mestizaje es una construcción ideológica del


siglo XIX que se basa en el presupuesto teórico de que existirían
«razas puras», algo que contradice el paradigma científico
dominante en las ciencias biológicas en el siglo XXI que sostiene
que existe una sola «raza humana».

La idea de mestizaje como mezcla de razas parte también del


supuesto de que habría habido en América una raza única a la cual
se habrían unido los europeos, cuando entre los pueblos
originarios había, cuando llegaron los colonizadores, una variedad
muy grande de pueblos, etnias, culturas y lenguas completamente
distintas.
Los imaginarios que se fueron construyendo con respecto a la
percepción del indio americano como «salvaje» y a la tierra
americana habitada por los pueblos originarios como «desierto por
conquistar» invisibilizando a los sujetos conquistados o vencidos es
cada vez más objeto de estudio entre los historiadores y
demuestran que el mestizaje, la plurietnicidad y la interculturalidad
no son fenómenos recientes.

Según el historiador Claudio Esteva Fabregat el concepto de indio


designa a los individuos descendientes de linajes indígenas o
nativos de la América precolombina, que son, por tanto, racialmente
distintos de los caucasoides y de los negroides», lo cual incluye
etnias de orígenes muy diversos, tanto sea genético como culturas
muy distintas.
Colonización de la colonia
francesa
El Imperio colonial francés fue el conjunto de las colonias de
ultramar, protectorados y territorios bajo mandato que estuvieron
bajo el dominio francés desde el siglo XVI en adelante.
Generalmente se hace una distinción entre el "primer imperio
colonial", que existió hasta 1814, momento en el que la mayor parte
se había perdido o vendido. En su apogeo (1680), se extendió por
más de 10 000 000 km², siendo el segundo imperio más grande del
mundo en ese momento solo detrás del Imperio español. El
Segundo Imperio colonial comenzó con la conquista de Argel en
1830. En su cúspide, fue uno de los imperios más grandes de la
historia: incluyendo Francia metropolitana, la cantidad total de tierra
bajo soberanía francesa alcanzó los 13 500 000 km² en 1939, con
una población de 150 millones de personas en 1939.
Durante el siglo XVI, comenzó la colonización francesa de América.
Los franceses llegaron al Nuevo Mundo como exploradores en
busca de una ruta al océano Pacífico y riqueza. Las exploraciones
francesas en América del Norte se iniciaron durante el reinado del
rey Francisco I. En 1524, fue enviado Giovanni da Verrazzano,
italiano de origen, a explorar la región entre la Florida y la isla de
Terranova para hallar una ruta al océano Pacífico. Verrazano
llamó Francesca y Nova Gallia a los territorios entre Nueva
España y Terranova, con el objeto de promover los intereses
franceses.

Las excursiones de Giovanni da Verrazzano y Jacques Cartier a


principios del siglo XVI, así como los frecuentes viajes de barcos y
pescadores franceses a los Grandes Bancos frente a Terranova a lo
largo de ese siglo, fueron los precursores de la historia de la
expansión colonial de Francia.

La historia del imperio colonial de Francia realmente comenzó el 27


de julio de 1605, con la fundación de Port Royal en la colonia
de Acadia en América del Norte, en lo que hoy es Nueva Escocia,
Canadá. Ya unos años antes, Samuel de Champlain había hecho
su primer viaje a Canadá en una misión de comercio de pieles.
Si bien no contaba con un mandato oficial con respecto a este
viaje, redactó una carta y escribió, a su regreso a Francia, una
rendición de cuentas titulada Des sauvages (relación de su estancia
en una tribu innu cerca de Tadoussac). Luego, en 1608, Samuel de
Champlain fundó Quebec, la cual se convertiría en la capital de la
enorme, pero escasamente poblada, colonia trampera-peletera de
Nueva Francia (también llamada Canadá).
Nueva Francia tenía una población bastante pequeña, lo que resultó
de un mayor énfasis en el comercio de pieles que en los
asentamientos agrícolas. Debido a este énfasis, los franceses se
basaron en gran medida en la creación de contactos amistosos con
la comunidad local de las Primeras Naciones. Sin el apetito de
Nueva Inglaterra por la tierra, y al depender únicamente de los
aborígenes para que les proporcionaran pieles en los puestos
comerciales, los franceses formaron una compleja serie de
conexiones militares, comerciales y diplomáticas. Estas se
convirtieron en las alianzas más duraderas entre los franceses y la
comunidad de las Primeras Naciones. Sin embargo, los franceses
estaban bajo la presión de las órdenes religiosas para convertirlos
al catolicismo.

A través de alianzas con varias tribus nativas americanas, los


franceses pudieron ejercer un control flexible sobre gran parte del
continente norteamericano. Las áreas de asentamiento francés
generalmente se limitaban al valle del río San Lorenzo. Antes del
establecimiento del Consejo Soberano de 1663, los territorios de
Nueva Francia se desarrollaron como colonias mercantiles. Solo
después de la llegada del intendente Jean Talón en 1665 Francia
dio a sus colonias americanas los medios adecuados para
desarrollar colonias poblacionales comparables a las de los
británicos. La propia Acadia se perdió para los británicos en
el tratado de Utrecht de 1713. En Francia había relativamente poco
interés en el colonialismo, que se concentraba más bien en el
dominio dentro de Europa, y durante la mayor parte de su historia,
Nueva Francia estuvo muy por detrás de las colonias británicas de
América del Norte tanto en población como en desarrollo
económico.
En 1699, los reclamos territoriales franceses en América del Norte
se expandieron aún más, con la fundación de Luisiana en la cuenca
del río Misisipi. La extensa red comercial en toda la región
conectada con Canadá a través de los Grandes Lagos, se mantuvo
a través de un vasto sistema de fortificaciones, muchas de ellas
centradas en el país de Illinois y en la actual Arkansas.

A medida que se expandía el imperio en América del Norte, los


franceses también comenzaron a construir un imperio más pequeño
pero más rentable en las Indias Occidentales. La población a lo
largo de la costa sudamericana en lo que es hoy Guayana
Francesa comenzó en 1624 y se fundó una colonia en San
Cristóbal en 1625 (la isla tuvo que ser compartida con los ingleses
hasta el tratado de Utrecht en 1713, cuando fue cedida por
completo.

La posesión colonial caribeña más importante de Francia se


estableció en 1664, cuando se fundó la colonia de Saint-
Domínguez (actual Haití) en una porción cercana al 25% de la
isla La Española. En el siglo XVIII, Saint-Domínguez se convirtió en
la colonia azucarera más rica del Caribe. El otro 75% oriental de La
Española (hoy parte de Haití un 9% y el 66% restante República
Dominicana) también estuvo bajo el dominio francés durante un
breve período, después de que España la cediera a Francia en
virtud de la paz de Basilea en 1795. Y hasta la Batalla de Palo
Hincado en1808.
Inicio de la Migración Canaria y
Colonización Interior

Desde el siglo XVI, la emigración de Canarias a América fue


constante. Al principio se trataba de soldados y aventureros que se
convertirían en expertos guías de la conquista de territorios
americanos. Con el tiempo, a estos soldados se unieron familias y
agricultores cuyo objetivo era labrarse un futuro mejor y poblar
algunos territorios de ultramar, aportando mano de obra. Así, tras
los años de la conquista, la emigración canaria a América estaría
ligada no solo a motivos bélicos, sino también a razones
económicas o poblacionales.

La emigración canaria hacia América comenzó en el siglo XVI y


despegó, aproximadamente, a mediados del siglo XVII amparada
por medidas destinadas a poblar los cada vez más extensos
territorios que la Corona de España poseía en ultramar. En 1678,
por ejemplo, se aprobó una Real Cédula dirigida a estimular la
emigración canaria a Puerto Rico, puesto que existía un grave
riesgo de pérdida de la isla caribeña. Esta sería la primera de una
serie de leyes cuyo objetivo era poblar la primera línea de defensa
de España en el Caribe. No obstante, la situación no experimentó
grandes cambios y para la década de 1720 la población de Puerto
Rico ascendía a solamente 2416 personas. A modo de solución,
España envió 176 familias con un total de 882 personas

La colonización interna es un proceso que involucra o bien la


ampliación regional de los estados, o que bien facilita la
acumulación de tierras a partir de la compra de las "mejoras" de
tierras baldías. Esta modalidad de ampliación de la geografía
interna de los países ha sido un proceso característico
en Latinoamérica. En Colombia distintos procesos de colonización
interna han expresado condiciones históricas particulares:
la Colonización Antioqueña del SXVIII y SXIX respondió a una de
las primeras experiencias de construcción de nación, mientras que
la colonización armada da cuenta de una experiencia de migración,
apertura de frontera agrícola y resistencia campesina en los albores
de la Guerra Civil contemporánea que vive el país desde la década
de 1950.
PAZ Y GUERRA ENTRE LAS
DOS COLONIAS
Durante un siglo y medio (1656-1804) la isla de Santo Domingo
estuvo dividida en dos colonias, una española y otra francesa,
ambas bastante diferentes. A medida que avanzó el siglo XVIII,
Saint-Domingue y Santo Domingo acentuaron sus diferencias
económicas y demográficas.

En sus territorios los franceses desarrollaron una economía de


plantaciones sustentada en la importación masiva de esclavos
africanos.

En la parte española, en cambio, la economía continuó


dependiendo de la crianza de ganado que se exportaba en grandes
cantidades a la parte francesa, siempre muy necesitada de carne
para alimentar sus masas trabajadoras.

La gran rebelión de los esclavos conocida como la Revolución


Haitiana arruinó el sistema de plantaciones de la parte francesa y
desarticuló el sistema político en ambas colonias.

Una larga guerra racial, social e internacional cambió por completo


las relaciones entre ambos territorios. Esa guerra fue también una
extensión de las guerras europeas desatadas por la Revolución
Francesa, entre ellas las llamadas guerras napoleónicas, en
Europa.

Durante casi veinte años (1791-1809) Saint-Domingue y Santo


Domingo conocieron violentas rebeliones antiesclavistas, invasiones
de ejércitos extranjeros, bloqueos navales, epidemias de malaria y
fiebre amarilla, y cambiaron de mando metropolitano varias veces.

Después de trece años de luchas sangrientas que redujeron la


población de origen africano en más de cien mil personas y
produjeron la muerte de más de cincuenta mil soldados franceses y
varios miles de militares británicos, Saint-Domingue quedó bajo el
dominio de los antiguos esclavos y fue transformado en el Estado
independiente de Haití el 1 de enero de 1804.
En 1804, donde antes hubo una colonia francesa ahora quedó un
Estado independiente, y donde hubo una colonia española ahora
había una colonia francesa habitada por una población española
gobernada por militares franceses.

Santo Domingo, en cambio, pasó por otras vicisitudes que marcaron


una gran diferencia en la historia posterior, social y política, de
ambas partes de la isla. Por ejemplo, mientras los franceses
pugnaban por controlar la rebelión de los esclavos, Santo Domingo
fue cedido a Francia el 22 de junio de 1795 mediante el Tratado de
Basilea, firmado entre España y Francia para sellar la paz en
Europa.

Para la ejecución de este tratado Francia solicitó a España fue que


no entregara la colonia de Santo Domingo a los jefes
revolucionarios negros, comandados por Toussaint Louverture,
quien gobernaba la colonia de Saint-Domingue en nombre de
Francia.

El gobierno de París quería que la colonia española fuese


controlada por tropas compuestas por soldados blancos que
eventualmente serían enviados desde Francia. Este propósito no
pudo ser cumplido pues Francia no tenía esas tropas disponibles
para ocuparse de esa misión y, por ello, Santo Domingo continuó
siendo gobernado por militares y burócratas españolas, aunque
fuera nominalmente francés.

Toussaint Louverture puso fin a esta anómala situación en enero de


1801 cuando invadió el territorio y unificó la isla bajo un solo
gobierno manteniéndola como colonia francesa.

El gobierno de Tousaint Louverture tuvo corta vida pues al año


siguiente Napoleón Bonaparte envió contra Toussaint una gran
expedición compuesta por 58,000 soplados y marineros al mando
de su cuñado el general Charles Víctor Emmanuel Leclerc.

Esta población española había apoyado a los franceses contra los


esclavos rebeldes porque preferían ser gobernados por europeos
antes que por africanos, no porque fueran amantes de los
franceses.
Durante diecinueve meses los rebeldes negros y mulatos lucharon
contra las tropas francesas. Leclerc murió en el empeño, Toussaint
fue hecho prisionero y enviado a Francia, donde murió. Más de cien
mil hombres y mujeres de origen africano perdieron la vida, así
como 52,000 soldados franceses.

Francia perdió a Saint-Domingue para siempre cuando los


sucesores de Toussaint proclamaron la independencia de Haití en
1804, pero logró retener el territorio de Santo Domingo gracias a
una combinación de circunstancias demográficas y políticas y
militares.

La parte española estaba virtualmente despoblada y fue


relativamente fácil para los militares franceses controlar aquel
territorio. Además, la población dominico-española apoyó la
expedición francesa y ayudó a sus militares a expulsar a las tropas
negras de Toussaint.

Por ello, en 1804, donde antes hubo una colonia francesa ahora
quedó un Estado independiente, y donde hubo una colonia
española ahora había una colonia francesa habitada por una
población española gobernada por militares franceses.

Esta población española había apoyado a los franceses contra los


esclavos rebeldes porque preferían ser gobernados por europeos
antes que por africanos, no porque fueran amantes de los
franceses.

Si algo había definido la vida política dominico-española en Santo


Domingo durante todo el siglo XVIII, esto había sido la lucha contra
la penetración francesa en las fronterizas.

Si de algo están colmados los archivos coloniales durante el siglo


XVIII es de miles de documentos que dan cuenta de las luchas,
batallas, escaramuzas y negociaciones entre franceses y españoles
en torno a la posesión de las tierras fronterizas.

Esas diferencias fueron finalmente zanjadas mediante un Tratado


firmado en la ciudad española de Aranjuez en 1777, pero el
sentimiento anti-francés de la población dominico-española siguió
perviviendo durante muchos años.
Para los habitantes de la parte oriental de la isla de Santo Domingo,
ser dominico-español en el siglo XVIII equivalía a ser anti-francés.
Francia y sus colonos eran entonces la principal amenaza que
confrontaban los habitantes de la parte española de la isla de Santo
Domingo.

Por ello fue tan visible la profunda reacción anti-francesa de la


población dominico-española cuando llegaron a Santo Domingo las
noticias de que Napoleón Bonaparte, en marzo de 1808, había
derrocado la monarquía y mantenía como rehenes en Bayona a
Carlos IV y a su hijo Fernando.

Hasta entonces el gobernador colonial, General Louis Marie


Ferrand, había realizado todos los esfuerzos posibles por gobernar
la población dominico-española dentro de un régimen de tolerancia
a sus costumbres, leyes y cultura.

También había logrado mantener un precario equilibrio entre una


pequeña dotación militar, que operaba con pocos recursos, y una
población desconfiada que aceptaba su gobierno más por miedo a
caer bajo el dominio de los haitianos que por auténtica simpatía.

Este era un miedo bien fundado pues en marzo de 1805 el


gobernante haitiano Jean Jacques Dessalines había invadido la
parte española de la isla con la intención de reunificarla bajo su
mando, tal como había hecho Toussaint en 1801.

Dessalines fracasó en el intento pues la población dominico-


española luchó al lado de los soldados franceses y la invasión fue
repelida. En su retirada las tropas haitianas masacraron a los
habitantes de los pueblos ubicados en su ruta, particularmente en
La Vega, Moca y Santiago, y quemaron esas ciudades.

Esas masacres nunca fueron olvidadas por los dominico-españoles,


quienes tampoco olvidaron los incontables prisioneros que
Dessalines llevó consigo a Haití que luego perdieron la vida en
aquel país.

Como consecuencia de esa nueva invasión haitiana (la primera fue


la de Toussaint), miles de dominico-españoles decidieron emigrar
hacia Venezuela, Cuba, Puerto Rico y España.
Lo mismo hicieron varios centenares de familias francesas
procedentes de Saint-Domingue que se habían refugiado en la
parte oriental de la isla bajo la protección del gobierno de Ferrand.

Dos oleadas de emigración habían tenido lugar previamente. Una,


en los meses siguientes a la firma del Tratado de Basilea, y la otra
luego de la ocupación de Santo Domingo por las tropas de
Toussaint.

Esta tercera oleada migratoria contribuyó a despoblar el territorio


dominico-español, el cual perdió más de dos tercios de la población
que tenía al estallar la Revolución Haitiana.

Esa era, en términos generales, la situación de la antigua parte


española de Santo Domingo el 2 mayo de 1808 cuando llegaron las
noticias de la caída de la monarquía española y la invasión
napoleónica a España.

En ese momento apenas se sabía que "Napoleón conduciría a


Francia a nuestro muy amado Fernando VII para educarle; que al
Señor D. Carlos IV lo había destinado a vivir en un convento, y que
José Bonaparte iba a gobernar la Península ínterin nuestro
Fernando se instruía lo necesario para regirla".

En realidad, Napoleón había derrocado al rey Carlos IV y se llevaba


de rehén al heredero al trono Fernando, y por ello el pueblo de
Madrid se levantó en armas contra los franceses dos meses más
tarde, el 8 de mayo de 1808.

Las noticias de ese levantamiento llegaron a Santo Domingo desde


Puerto Rico, cuyas autoridades fueron informadas temprano de los
acontecimientos, pero no fue hasta finales de julio de 1808 que el
gobernador de Puerto Rico recibió informaciones oficiales de la
declaración de guerra a Francia por parte de la Junta Provincial de
Asturias.

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