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Zimbabue a Sudáfrica

El legado de Mugabe y como ese ciclo se está repitiendo en Sudáfrica

Sudáfrica hoy en día parece un estado que está al borde de la ruina, las tensiones raciales no paran
de aumentar. La discordia étnica entre diversas tribus separatistas está en auge, por ejemplo los
Zulus y los boers. Los blancos emigran cada vez más hacia occidente y el boom económico por el
que pasó Sudáfrica después del Apartheid parece ser que está acabando ya finalmente. ¿El sueño de
Mandela ya no tiene manera para salvarse? ¿Sudáfrica va acabar siendo como su vecino
norteño, Zimbabue? Es decir, un estado que muchos
consideran fallido y que ha llevado una campaña de venganza
contra los blancos desde el inicio del mandato de Mugabe. Estas
son preguntas que intentaré resolver en este artículo.
Para entender la situación actual de Sudáfrica y como se está
convirtiendo en un estado muy similar al de Zimbabue vayamos
a ver los antecedentes históricos de Zimbabue para ver como
hay similitudes con la Sudáfrica contemporáneo.
Zimbabue en los años 60 y 70 fue un estado etnonacionalista,
supremacista blanco que se independizó de forma unilateral del
Reino Unido para evitar la emancipación de la población negra. Ian Smith, líder de la Rodesia blanca
El estado de Zimbabue se llamaba Rodesia por aquel entonces, un país que estuvo embrollado en
una “guerra civil” que en verdad era una guerra por la liberación de la etnia negra, que reclamaba
sus derechos fundamentales e igualdad ante los blancos. Ian Smith, Primer ministro de Rodesia, se
opuso férreamente a todas las demandas de los grupos de liberación negra, hasta los de los más
moderados que querían seguir formando parte de la “Commonwealth” de la corona Británica, una
suerte de vestigio del Imperialismo británico que ha quedado por todo el mundo. Al final, aunque
Rodesia fuese apoyado por el estado Sudafricano del Apartheid acabó colapsando y yendo a la
mesa de negociación con los diversos grupos pan-africanistas (ZANU Y ZAPU). Rodesia volvió
a formar parte de Reino Unido para facilitar un gobierno de transición hacia un estado multiétnico y
de paz social. El primer gobierno que sucedió al de la transición fue uno moderado que no quiso
vengarse de la población blanca-europea descendiente pero al cabo de unos años el líder de ZANU,
Robert Mugabe acabó ganando las elecciones y estableciéndose como líder del país. Su ideología,
que era más bien una mezcla de nacionalismo pan-africano y socialismo no-marxista (aunque la
izquierda simpatizara con él, no era un líder izquierdista explícitamente) tenía como fin último el fin
de la dominación blanca. Lamentablemente, para completar esos objetivos Mugabe persiguió la
población blanca hasta tal punto que hoy en día no queda ni uno en la región. La dictadura de
Mugabe acabó culpando a la población blanca de todos los males que tenía su gobierno, hasta tal
punto que cuando sus reformas agrarias habían expulsado a todos los blancos les siguió echando la
culpa. Esto ha dado lugar a serios problemas y sus consecuencias son visibles hoy en día.
El crecimiento económico de Zimbabue es nulo, su producción alimentaria no es capaz de dar de
comer a toda la población y el crimen no ha parado de incrementar desde los 2000. Miles intentan
escapar el país para poder vivir una vida digna y la nueva dictadura militar de Zimbabue se ve
incapaz de paliar los serios problemas económicos que sufre el país, una muestra más de que las
políticas retributivas contra los blancos no han solucionado las penurias de Zimbabue.
Habiendo visto como el estado de Zimbabue no ha hecho más que caer en la decadencia y en un
tipo de supremacismo negro (pan-africanista), podemos decir que la Sudáfrica pos-Mandela parece
ser que está siguiendo los mismos pasos.
El gobierno actual de Cyril Ramaphosa tendrá que afrontar las elecciones de este año con una
decisión que marcará el futuro de su país, aliarse con los pseudo-comunistas nacionalistas de
ideología pan-africanista supremacista o conceder una derrota y permitir la oposición
gobernar unos años. Como se ha visto con todo gobierno repleto de corrupción, la oposición no se
le permitirá gobernar, como ha ocurrido en Zimbabue en donde ya es imposible un cambio debido a
como la corrupción y las mafias se han hecho con el país. Sin Mugabe, la corrupción ha servido
para gobernar el país porque de otra manera es imposible y así la
oposición no tiene ni la infraestructura para llegar al poder porque
siempre se le será privado la victoria.
En Sudáfrica, si gana la oposición, será una señal que el ANC ha
fracasado en su proyecto y los extremos no harán nada que
fortalecerse, el supremacismo blanco y el negro. El ANC tiene
que volver a rus raíces, cambiar su rumbo en política doméstica e
intentar lidiar con el crimen que ha afectado a todo el país y
lamentablemente en un porcentaje más alto entre la población
blanca, dato que ha incrementado la segregación racial indirecta.
Sudáfrica no es un estado fallido, aún no lo es pero a este ritmo es
posible que el país se meta en un hoyo tan hondo que sea
imposible salir de ello y acabar como su vecino norteño del que
hemos hablado o como Somalia aún más el norte. Un país con
tantas oportunidades, con diversidad racial y un pasado turbulento
no debería fracasar y debería ser un pionero en las fuerzas
emergentes del sur global. Es más, debería seguir el modelo de
consolidación de seguridad e incremento en ayudas similares al de
Botswana (otro vecino) para así lidiar con su economía inestable e
incluso fortalecer lazos con los BRICS ya que Sudáfrica, siendo
miembro fundador de “la alianza” es un puente entre EURASIA y
Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica
América. De tal manera se podrá combatir la influencia globalista,
una consolidación del país africano debería ser algo que debemos querer todos pero obviamente sin
caer en la solución que muchos comunistas y nacionalistas radicales comparten, la expulsión de los
blancos y del colapso del estado central.
Sudáfrica tiene que salir adelante, pero por las buenas y así evitar una repetición de la historia y un
fracaso completo del pan-africanismo, desde aquí se espera cambios estructurales en Sudáfrica para
sacar su cabeza del problema en que se ha metido.

Alejandro Marsh Moya

Primera foto: http://www.rhodesia.nl/smithpc.htm


Segunda foto: https://en.wikipedia.org/wiki/Cyril_Ramaphosa

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