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Según Arendt, la acción es el único proceso que no se ejerce sobre los objetos o la materia, sino

sobre el espacio del discurso, donde los seres humanos establecen relaciones humanas y se
revelan unos a otros como sujetos únicos e irrepetibles. A diferencia del trabajo y la labor, la
acción no se orienta a un fin determinado y previsible. Su fin es el propio acto de actuar y su
sentido se revela en el diálogo con los demás. La acción es también la forma de trascender la
mortalidad, dejando un rastro en la memoria colectiva.

Teniendo en cuenta que La acción es la capacidad de iniciar algo nuevo, de intervenir en el curso
de los acontecimientos, de crear un ámbito político donde se pueda ejercer la libertad.

Que se da sobre el espacio del discurso, que el fin es el propio acto de actuar, y que trasciende la
mortalidad dejando un rastro en la memoria colectiva.

Un claro ejemplo sería el feminismo como acción reaccionaria,

La natalidad se refiere al hecho de que cada ser humano nace como un comienzo, como una
posibilidad de cambiar el mundo.

La pluralidad se refiere a la diversidad y la igualdad de los seres humanos, que se reconocen


mutuamente como distintos y como iguales.

La contingencia se refiere a la imprevisibilidad y la irreversibilidad de la acción, que depende de las


reacciones y las interpretaciones de los demás.

Las acciones revolucionarias

La propia existencia conlleva a que en algún momento va a haber una acción, somos iguales por
humanos pero diferentes por género, las acciones feministas dependen de las reacciones y las
interpretaciones de los demás.

Arendt critica la modernidad por haber subordinado la acción a la labor y al trabajo, reduciendo al
ser humano a un animal laborans o a un homo faber. Para Arendt, esta pérdida de la acción
implica una pérdida de la condición humana, que solo puede realizarse plenamente en el espacio
público donde los seres humanos pueden mostrarse como agentes libres y responsables.

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