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En una ciudad muy lejana, en el sur de ella, existe una universidad, su nombre era o es

Universidad Santa Inés. Una universidad con un gran espacio, con sus áreas verdes, con
sus bloques de dos pisos. Las paredes a simple vista con un color rojo oscuro, sus ventanas
grandes, sucias, llenas de polvo. Al adentrarse a sus bloques, sus pasillos eran pequeños,
donde los estudiantes se solían sentar, para conversar, bromear, coquetear con sus
compañeras, cosas de jóvenes. Sus gradas eran incómodas,porque el espacio era
pequeño, qué en ella no cabían dos personas, además eran poco llamativas. Sus aulas
poco acogedoras, con sus sillas cafés en mal estado, sus mesas qué unas qué otras con
colores diferentes, unas eran verdes, otras cafés, además estaban rayadas, con lápiz,
esferos de diferentes colores, rojo, azul, negro, a pesar de tener ese estado, esa
universidad era prestigiosa, además estaba ubicada en una maravillosa ciudad, con sus
montañas qué la rodeaban, con unas casas hermosas, qué parecían sacadas de películas,
y cuando llegaba la noche, se vestía de diferentes colores, por un lado amarillo, por otras
partes rojas, y verdes, eso era por el color de los semáforos, pero que hermosa es esa
ciudad. Sus calles sucias, sin embargo eran anchas, llenas de locales, como
supermercados, restaurantes, hoteles, y ni hablar de su muchedumbre llena de cultura y
conocimiento. Esa ciudad era y será conocida como la cuna de artistas.

En aquella universidad, enseñaba un docente, con un don para transmitir conocimiento,


llevaba la enseñanza en la palma de su mano, y en sus labios carmesí. Su cabellera negra,
sus ojos cafés oscuros, sus orejas pequeñas, de una estatura, creo que media 1.75, sus
piernas largas y delgadas, todo eso venía incluido con un don para enseñar. Ese maestro si
mi memoria no me falla, enseñaba historia.

Un día fui a su oficina, lo miré, sus ojos transmitían un brillo qué ni la misma luz transmitía
eso. No lo interrumpí, pero su oficina me gustaba, tenía una repisa llena de libros, a pesar
que enseñaba historia, tenía un buen gusto por la Literatura. El color de las paredes de un
amarillo opaco, con un sofá verde, qué al entrar en su oficina, transmitía lo que transmite la
naturaleza con el cantar de los pájaros. Me fui, y espere al día siguiente para decirle aquello
que vi.

Transcurrieron los días, y no lo encontraba en la oficina, se me hizo raro, él siempre pasaba


ahí. Muy bien lo recuerdo, martes 15 de junio del 2001. La mañana estaba fresca, el sol
resplandeciente, me vestí con una chaqueta jean negra, deportivos negros, sudadera
amarilla, y me dirigí a la universidad. Las clases pasaron normales, todos hablaban del
tema, tema que yo tenía que conversar con el maestro Santiago. Fui a su oficina, por fin lo
había encontrado, en su semblante se podía ver nostalgia, preocupación, y quise saber que
le pasa, cuál era su preocupación.
-Maestro, ¿qué es lo que le pasa?, no lo veo igual, lo veo lleno de dudas, con ganas de
llorar, le dije.
- Santiago, no quiero que te asustes, pero no soy así, todos ahora me ven con asco, todos
ahora piensan que yo soy el malo, las personas siempre van hablar, pero ese no soy yo.
Sabía que su tema iba en dirección de lo que yo tenía que comentarle, un Lunes 10 de junio
del 2001, en la televisión, vi una noticia que me dejó estupefacto, no lo creía, sabía que no
era él. La noticia decía lo siguiente.
Maestro asesina a maestra. El individuo le introdujo a la víctima 10 cuchilladas, distribuidas
desde el abdomen, el cuello, la pierna.
Yo quería negar, sabía que no era mi maestro, él es diferente, él jamás haría eso, yo estaba
claro, e iba ayudar para qué el culpable está detrás de las rejas. Hay varios elementos que
incitan a un hombre a cometer esos asesinatos, puede ser por amor, por una familia, por
sobrevivencia, o para salvar una vida, sea cual fuese la causa, la iba a encontrar, para qué
mi Maestro Ben, quedé libre.
- Lo sé maestro, sé que usted jamás haría eso, y le di una palmada en su espalda
ancha. Para que se distraiga, le invito un café, y nos pusimos en marcha a la
cafetería qué estaba a unos treinta pasos.

Al día siguiente, había leído en el periódico, qué la policía estaba trabajando en el caso, y
que ya habían encontrado pistas, leí que el motivo por el cual, mi maestro había hecho ese
desastre, era por salvar a su querida madre. Pero qué clase de ser hace eso, me refiero a
amenazar a un individuo, de atentar con la vida de quién nos dio la vida, quién se atreve a
semejante acto atroz, solo leer eso, me enojé, mis manos se cerraron, y por mis venas
transmitía una vibra qué jamás había sentido, pero algo me tranquilizó, porque para mi eso
era una buena noticia, mi mentor podía seguir con vida, aunque no de la misma manera,
porque las personas siempre ven lo malo.

Los siguientes días fui a su despacho, no lo encontraba, la puerta estaba cerrada. Hasta
que un día, la encontré abierta, el alma se me llenó de euforia, por fin lo iba a ver, pero no,
no estaba ahí, en su escritorio café, sobre ella había un sobre, me acerqué con sigilo, me
causaba nervios, no sabía que decía la nota, abrí el sobre con cautela, y un misterioso
sentimiento invadía mi pecho,y la carta decía lo siguiente.
Querido alumno mio, no puedo seguir aquí, no me siento igual, soy Infeliz aquí, y por eso
me voy, sé que la policía encontró pistas, pero también me voy, porque quiero que mi
mamá siga viva, tú sigue leyendo, escribiendo, solo no olvides que la escritura no te debe
comer el alma, el escribir se lo disfruta, es como un niño con un juguete nuevo, no olvides
que así se debe sentir escribir.
Y las lagrimas tocaron la cuenca de mis ojos, y se me cayeron unas cuantas lágrimas. Y
me fui a mi casa, preguntándome, él se fue por su madre, pero él ya tiene conocimiento, de
quien puede ser el culpable.

No sabía nada de mi mentor, estaba preocupado por él, hasta que un llegó el fin de
semana, era 1 de julio del 2001, me fui de viaje,a una cabaña qué mis padres tenían,
quedaba a las afueras de la ciudad. Manejé rumbo a la cabaña, me gustaba el carro, era un
gran vitara, color negro, llantas negras, con una parilla en la parte alta. El viaje no era largo,
solo había una hora, fui viendo los campos verdes, con sus árboles grandes, unas partes de
los campos estaban secos, otros quemadas. Pero por fin llegué a mi destino.

Era al mediodía, pero vi algo raro en la cabaña , la puerta estaba abierta, es decir la han
forzado, me bajé con sigilo, mis pasos eran silenciosos. La cabaña era grande, con sus
ventanas negras, construida con madera de pino. Entré, agarre un bate, por si era un
ladrón, el pasillo estaba normal, entré a la habitación del fondo, estaba normal, la cama con
su edredón café. Fui a la habitación de alado, estaba igual, sus cosas en orden, un sonido
vino de la parte baja, es decir del sótano. Bajé, seguía aún con el bate en la mano, era un
hombre, con una espalda ancha , cabello negro, de una estatura de 1.80, lo vi, así que me
acerque, y le di un bate, y lo dejé inconsciente.
Me desperté, tenía un vendaje en mi cabeza, y vi un rostro, no lo veía bien, era algo
borroso, el golpe en la cabeza, me había dejado medio tonto, quería verle la cara pero un
trapo cegó mis ojos. Y solo eso recuerdo. Pero algo sí recuerdo, su voz, esa voz se me era
conocida, pero no lo iba juzgar. Había llegado a esa cabaña en bus, era una cabaña hecha
de pino, con sus ventanas grandes, él detective me dijo, que posiblemente esté ahí mi
mamá, que las pistas apuntaban, a ese lugar, pero que debíamos esperar. No podía
esperar, yo quería verla a mi madre, quería que ella esté a salvo. Así que hallé un hacha en
la parte trasera de la cabaña, y rompí la puerta. No fui a los cuartos, fui directamente al
sótano, una voz femenina pedía ayuda, auxilio, era la voz de mi madre.
Así que con el hacha mismo, quería romper la puerta, pero solo sentí un golpe, y caí al
suelo.

- No se que te trae por aquí, me dijo esa voz.


- Vine por mi madre,le contesté.
Ella no es una madre, una madre no abandona a sus hijos, me dijo.
Y tenía razón, mi madre había abandonado a su otra familia, sabía que tenía un
hermanastro, pero de él, mi madre no sabía nada
- Eres un tonto, no debiste venir, tu madre ya está muerta, esos eran grabaciones.
- Y no, no lo creía, mi madre aún seguía viva, lo sabía. - No digas mentiras, ella está
viva.
- Eres tan estúpido que mataste a una mujer, para salvar a esta perra, quería darle un
golpe, no iba a permitir que llame así a mi madre.
Se acercó, y me quitó el vendaje de la vista, y vi su cara, era mi hermanastro, era él, con
unos ojos parecidos a los míos. Quedé petrificado.

Había llegado a la cabaña, estaba de vacaciones de la Universidad , todo estaba normal,


quería relajarme, así que entré a la cabaña, era hecha de pinos, con sus ventanas negras,
me adentre, el pasillo era angosto, respiraba aire fresco. Fui a mi habitación, era la que
estaba al fondo, y ahí estaban mis libros, mi cama grande, ancha, con sus edredones, y
me acosté, y me puse a escuchar música, y me quedé dormido.

Sabes algo, siempre me gustó la maestra que asesinaste, pero a ella le gustabas tú, y
estaba celoso, así que secuestre a nuestra madre, y te amenace con eso, porque si Elena
no era mía, no quería que fuese de nadie. A Nuestra madre ya la maté, descansa en un
lugar mejor, pero él no lloraba, cómo alguien no podía llorar, mi hermanastro no era
humano, un humano no haría eso. Quería pegarle, pero no podía, mi llanto no se contuvo,
mis rodillas se desmayaron, y cerré mis manos y empecé a pegar el piso, porque mi madre
yacía muerta detrás de él.
Sacó una glock de su bolsillo, y me dijo, ahora muere hermanito, y me apuntó

Un disparo me despertó, sabía que a unos 50 metros había una cabaña, era similar a
nuestra, de ahí vino el sonido. Esa cabaña era de una amiga mía, salí corriendo a la
cabaña, porque no hablaba las llaves de mi carro,y quería saber que era lo que había
pasado. El cansancio me consumía, pero por fin llegué a la cabaña.
La puerta estaba rota, seguí, me adentré a los cuartos, y estaba normal, bajé al sótano, y vi
un hombre de pie, y otro sangrando. Él que estaba en el piso era mi maestro, me miró, y
con voz entrecortada me dijo, ayúdame.
Mi hermanastro me disparó en el abdomen, pero alguien bajaba, y era mi alumno, le dije
que me ayudará, y me dijo lo siguiente.
sabe maestro, a mi también me gustaba Elena, con esas grandes curvas, esos pechos
pequeños, esos ojos cafés, la forma que hacía lucir esos lentes, su nariz bien perfilada,
sabe maestro yo solo la quería follar, quien no alucinaria con eso. Pero fue fácil hacer este
plan, engañarlo con su mamá, y si, yo le dije a este maniático qué haga todo, y todo salió
bien, lo siento por su madre, estaba ensimismado, cómo alguien me haría eso, yo qué puse
mi confianza en él, y me paga así, solo le pidió el arma al otro hombre, y me disparó.

Le disparé a mi maestro, y también al otro sujeto, no quería que nadie sea testigo de esa
incidente. Me dormí, fue algo raro, porque alguien estaba qué me movía, qué me
despertará, era mi hermosa madre, qué había despertado de esa pesadilla.

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