Está en la página 1de 6

El credo estético de Mathias Goeritz

n Cristóbal Andrés Jácome Moreno

El legado de sus obras, y más aún de sus ideas, han redefinido el concepto de la escultura pú-
blica abstracta y propuesto la arquitectura escultórica, la llamada arquitectura emocional.
Goeritz es también valorado como fuerte detonante en el movimiento de la Ruptura...

Cristóbal Andrés Jácome Moreno. Licenciado en salvación de su tiempo y circunstancia. Su Manifiesto de


Historia del Arte. Actualmente alumno de la la arquitectura emocional se ha tomado dentro de un res-
maestría en Historia del Arte de la Universidad Nacional tringido margen explicativo que ha servido como base
Autónoma de México y coordinador del Centro de para comprender las posibilidades abiertas que tenían
Documentación del Museo de Arte Moderno. la arquitectura y la escultura para el artista alemán.
En el considerable número de artículos y reseñas es-
critos últimamente con motivo de la reinauguración
Para Ida Rodríguez Prampolini, antes y después del mar de El eco, es nula la mención del estadio espiritual que
supone el experimento y su vínculo con la tradición ger-
Cada época debe reinventar para sí misma el mánica de la reunificación de las artes.3
proyecto de “espiritualidad”. El descuido de esta mirada a profundidad se debe
Susan Sontag1 quizás a la contundente huella que deja en términos
arquitectónicos El eco (los cuales están contrapues-
Debido a la recuperación que hiciera la unam del tos a la escuela funcionalista) y a la conglomeración
museo experimental El eco en septiembre de 2005, la de artistas que Goeritz convocó para su realización.
obra de Mathias Goeritz ha concentrado la atención Carlos Mérida, Rufino Tamayo, Henry Moore, Luis
de círculos artísticos y académicos, reivindicando con Buñuel y Lan Adomian se evocan dentro del panteón
ello el papel que desempeñó el artista alemán en el que escuchó resonar la idea de Goeritz. Si bien ha
ambiente cultural mexicano. El legado de sus obras, habido momentos en que la crítica ha disertado sobre
y más aún de sus ideas, han redefinido el concepto lo espiritual en la obra de Goeritz no ha habido una
de la escultura pública abstracta y propuesto la ar- correspondencia directa con El eco y se ha centrado en
quitectura escultórica, la llamada arquitectura emocional.
Goeritz es también valorado como fuerte detonante 1
Susan Sontag, Estilos radicales, Punto de lectura, Madrid,
en el movimiento de la Ruptura y como maestro de 2000, p. 13.
los consagrados Sebastián, Helen Escobedo y Pedro 2
Religión popular de los judíos del Este propagada en el siglo
Friedeberg. Sin embargo este recuerdo que se tiene de xviii, zona cercana a donde nació Goeritz. Para un acercamiento
Goeritz no ha puesto el énfasis necesario en el papel más profundo sobre la influencia de esta religión en Goeritz, véase
que tiene dentro de la vanguardia la actitud espiritual Diana Briuolo, “Hitlahavut, Avodá, Cavaná, Schiflut: Religión en
del artista frente a la obra de arte. Mathias Goeritz, la obra de Mathias Goeritz”, Los ecos de Mathias Goeritz. Ensayos y
un hombre formado en el protestantismo, identifica- testimonios, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto
do con el judaísmo, influenciado por el hasidismo2 y de Investigaciones Estéticas, México, 1997, pp. 131 - 141.
convertido al catolicismo; representa un eslabón entre 3
Un estudio más detallado sobre la postura espiritual de
creencias que queda impreso en cada obra de arte. El Goeritz en El eco puede ser leída en mi artículo “El eco como resti-
trabajo de Goeritz es, ante todo, una búsqueda por tución espiritual”, Arquitectónica, Universidad Iberoamericana, no.
restituir el espíritu del hombre, una apuesta hacia la 10, otoño 2006.

artes • 43
La propia Bauhaus en su nacimiento fue presentada bajo el emblema de una catedral, obra
elaborada por Feininger que representaba la hermandad entre las artes y la unidad espiritual.
Dadá por su parte presentaba intenciones de reacomodo espiritual: que el arte debía mostrar
una nueva moral y una nueva fe.

firme propósito de renovación trascendió incluso la


espiritualidad para convertirla en una mística religiosa
propia de unos cuantos, como es el caso de Johannes
Itten y de Walter Gropius, quienes, herederos y partí-
cipes del expresionismo, adoptaron en la Bauhaus los
preceptos del mazkadismo.6 La propia Bauhaus en su
nacimiento fue presentada bajo el emblema de una
catedral, obra elaborada por Feininger que represen-
taba la hermandad entre las artes y la unidad espi-
ritual. Dadá por su parte presentaba intenciones de
reacomodo espiritual: que el arte debía mostrar una
nueva moral y una nueva fe.7 El ascetismo tomado
por el poeta dadá Hugo Ball al final de su vida puede
Mathias Goeritz, El eco, 1952.
verse como una condición de recogimiento espiritual
llevada al límite en un tiempo que excluía al arte y a
aquellas que aguardan un sentido religioso explícito o la oración, en fin, dos actividades espirituales. No es
en las ubicadas en recintos sagrados. casual que tanto en el expresionismo como en dadá el
El desarrollo de la conciencia de Goeritz se ubi- rumbo tomado haya sido el místico-espiritual. Ambos
ca en Berlín durante las décadas de 1920 y 1930, años dotan de amplio sentido a la conciencia del hombre,
en que el temblor expresionista agitaba las calles y ya sea por medio de un estallido de reclamos o por un
difuminaba los rostros a la par que adquiría tintes derroche de ironías, el arte debería estar sujeto a la
de dadá. Tanto el expresionismo como el dadaismo emoción, la cual constituye uno de los rasgos primario
estaban cargados altamente de un sentido espiritual. de la esencia humana. De la emoción parte el deseo de
El expresionismo explora el interior del alma del in- refugio, esperanza y redención; circunstancias propias
dividuo para vivir y crear, actitud teorizada por Kan- del endeble periodo entre guerras. Goeritz, presente
dinsky en su legendario texto De lo espiritual en el arte, en en este desolado panorama en el que la promesa de la
el que habla de la “época de la gran espiritualidad”4 y modernidad se contrapone a la incertidumbre, forja
que Herwarth Walden en su libro publicado en 1918, desde sus inicios la postura ética que determinará su
Expressionismus, llamó Durchgeistigung, que quiere decir obra posteriormente: el credo en la salvación.
que cada acción debe de estar marcada por un sentido Werner Mathias Goeritz Brünner nace en la ciu-
espiritual, del alma.5 Partiendo de estos principios, el dad de Danzing, Alemania, en 1915, y a los cuatro
expresionismo se abocó a una discusión y reestructura- años se traslada a Berlín. En 1931 se inscribe en la
ción del orden de la vida siguiendo estancias espiritua- carrera de medicina de la cual estudia sólo un año.
les de creación y destrucción, génesis y apocalipsis. Un Posteriormente, ingresa en la Escuela de Artes y ofi-
cios (Kunstgewerbeschule) de Berlín-Charlottenburg
4
Wassily Kandinsky, De lo espiritual en el arte, Barral editores, donde transcurren sus estudios de historia del arte,
Barcelona, 1977, p. 122. doctorándose con una tesis sobre Ferdinand von
5
Norbert Lynton, “Expresionismo”, Conceptos de arte moderno, Rayski, pintor del siglo xix. En 1941 huye de la he-
N. Stangos, comp., Alianza Forma, Madrid, 2000, p. 33. catombe propagada por la II Guerra Mundial y se
6
De esta fijación por la secta se desprende el hecho de que
refugia en Tetúan, provincia de Marruecos. Después
Itten se haya uniformado como monje y el registro de tal se en-
cuentre plasmado en la famosa fotografía donde se le observa a él
de pasar cuatro años en territorio africano viaja a Es-
delante de uno de los cuadros realizados en la Bauhaus. Elaine S. paña, país en el que despertará su conciencia artísti-
Hochmann, La Bauhaus. Crisol de la modernidad, Paidós, Barcelona, ca con plenitud. De 1949 hasta su muerte en 1990,
2002, p. 172. Goeritz vive en México produciendo su obra mejor
7
Ida Rodríguez Prampolini, El arte contemporáneo. Esplendor y lograda. En sus primeros trabajos, aquellos realizados
agonía, Pormaca, 1964, p. 56. en Marruecos, es clara la influencia de los pintores

44 • la palabra y el hombre
expresionistas, sobre todo en la temática trabajada:
la ciudad. Delaunay, Klee, Feininger, Kirchner, Mei-
dner, Heckel, Grosz, Kandinsky, Macke y Beckman,
plasmaron la vida nerviosa citadina, proporcionando
en el mayor de los casos visiones de agonía. Goeritz
mantiene vivas estas imágenes e irrumpe en una “geo-
grafía emocional, en la mirada de Europa vista desde el
otro lado”.8 Las vistas de ciudad plasman una inten-
ción de reordenamiento del territorio, aquel en el que
Goeritz dijo sentirse sobre un vacío temporal. En una
carta a su madre, el autoexiliado escribió: “Me sien-
to como andando a través de un pasado remoto, en
un extraño ambiente bíblico y no se cómo coordinar
esta nueva realidad con aquella otra de la cual estoy
huyendo”.9 La disidencia territorial de la que habla Mathias Goeritz, Gibraltar en noche de guerra, 1942.
Goeritz revela la presente fisura trazada en las líneas
de la historia. Una nueva guerra había comenzado La propuesta de Goeritz no hubiera sido posible sin el
y no había restricción al anunciar que era la peor de cuestionamiento del papel que tenía la existencia del
todas. La obra Gibraltar en noche de guerra (1942), impri- hombre en el universo: ¿Cuál era el rumbo que debía
me en el cielo la angustia generada por el fuego de la seguir la humanidad? De este momento de duda, el
batalla, arrojando deliberadamente restos de paisaje. cual remite a las preguntas filosóficas básicas, surge la
A su arribo a la ciudad de Granada, España, Goeri- obra El ser y el cosmos (1948),11 la cual señala el instante
tz desarrolla su primera serie de acuarelas y dibujos en que Goeritz se enfrenta al absoluto, una actitud
con impronta religiosa. Se trata de trabajos cuyo tema semejante a la que plasmó Caspar David Friedrich en
es la muerte de Cristo. Dolor y tormento están pre- El caminante sobre el mal de niebla (1818). Un año des-
sentes en estas obras y por su composición recuerdan pués, Goeritz recibe la invitación del arquitecto Ig-
a la crucifixión del retablo de Isenheim (1512-1516) nacio Díaz Morales para que colabore en la recién
de Mathias Grünewald, pieza que tuviera suma re- fundada escuela de arquitectura de la Universidad de
levancia en la plástica expresionista. Goeritz concilia Guadalajara; en ella el alemán impartiría clases de
en estas obras sus influencias artísticas y se une, por historia del arte y de educación visual. Goeritz aceptó
medio del arte, a la reciente muerte de sus compa- el reto que significaba un lugar desconocido en el que
triotas caídos. De 1946 a 1948 trabaja con una esti- las condiciones para su desarrollo artístico no eran del
lización de la línea y sus creaciones se ven marcadas todo firmes. A su llegada a México, Goeritz se topó
por las inquietudes espaciales de Joan Miró, pintor con una nueva dictadura: la de la escuela de pintura
español que compartió por ese entonces, junto a un mexicana presidida por Siqueiros y Rivera. El mono-
número considerable de artistas (Goeritz incluido) la polio muralista no fue impedimento para que en Gua-
creación del hombre nuevo, un hombre que surgiera dalajara expusiera obras de Klee, Moore, Gorky y de
sin el peso trágico de la historia y con el alma purifi-
cada. La oportunidad para Goeritz de realizar una 8
Natalia Carriazo, “Mathias antes de Mathias. Influencia
conciencia renovada para el hombre nuevo, surge en expresionista en Goeritz”, Los ecos de Mathias Goeritz, Catálogo de la
1948 cuando radica en la provincia de Santander y exposición, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto
funda la llamada Escuela de Altamira, que consistía de Investigaciones Estéticas, México, 1997, p. 31.
en un grupo de personas abocadas al arte y que tenían 9
Cita tomada de Olivia Zuñiga, Mathias Goeritz, Interconti-
como convicción la transformación del alma humana. nental, México, 1963, p. 14.
El contacto con las cuevas de Altamira lo llevaron a 10
Ida Rodríguez Prampolini, “La Escuela de Altamira”, Los
concretar la posibilidad de un ser libre y renovado, el ecos de Mathias Goeritz, Catálogo de la exposición, Universidad Nacio-
espíritu que debía de nacer de entre las cenizas del nal Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas,
desastre. Ida Rodríguez Prampolini, una de las pri- México, 1997, p. 50.
11
La relación entre el espacio y la posguerra ha quedado de
meras alumnas de la Escuela de Altamira, recuerda:
manifiesto en la obra de otros artistas, como es el caso de Rufino
“Las palabras que más empleaba eran: prístino, sano, Tamayo. Al respecto véase: Rita Eder, “El espacio y la posguerra
nuevo, contemporáneo, niño, nuevos prehistóricos, en la obra de Rufino Tamayo”, XIX Coloquio Internacional de His-
juego, lírico y, sobre todo, futuro. La certeza de un toria del Arte, Arte y Espacio, Universidad Nacional Autónoma de
futuro común del hombre en paz y armonía surgía México, Instituto de Investigaciones Estéticas, México, 1998, pp.
de la certeza de que todos los hombres son artistas”.10 237 – 254.

artes • 45
con base en unas cuantas líneas, figuras de hombres y
animales desarmables. Persiste en dichos trabajos un
deseo por la movilidad, no llegando a las delicadas y
etéreas creaciones de Calder pero sí rozando el viento
que traspasa por medio de espacios vacíos a manera
que lo había realizado Henry Moore. Al poco tiempo
de que había comenzado el descubrimiento del valor
expresivo de la escultura por parte de Goeritz, surge
el deseo de intervenir en la ciudad por medio de ésta,
gracias al contacto que permite la escultura pública
y la cotidianidad. La oportunidad de integrar el arte
a la vida, tal como lo había visto plasmado en las cú-
pulas de Altamira, se dio hacia 1950, año en que Luis
Barragán le encarga una versión en concreto y de
gran formato de la talla en madera El animal (1950).
Mathias Goeritz, Mensaje, 1959. La escultura, por haber sido emplazada en los jardi-
nes del fraccionamiento de Jardines del Pedregal en
él mismo. Su cátedra en Guadalajara pronto adquirió la ciudad de México, adquiere el nombre de El animal
fuerza y llego a afirmar que se encontraba en una es- del Pedregal (1951). Esta monumental obra puede ser
pecie de Bauhaus mexicano.12 Las marcas indelebles considerada como la primera escultura pública que
de su formación alemana y la convicción de la regene- no evoca acontecimientos históricos o a presidentes
ración del hombre resurgían en las obras e ideas que de la nación; por el contrario, su factura se encuentra
Goeritz propagaba a sus alumnos: “(…) es Johannes en el límite que separa lo figurativo de lo abstracto. La
Itten quien nos ayuda a evocar su filosofía. Personali- pieza marca el inicio de la apuesta que hace Goeritz
dad fundamental en los primeros años de la Bauhaus, por introducir el arte a la cotidianidad. Ya no son los
Itten expresaba su respeto y consideración por la fuer- tiempos de reconocer por fuera la ciudad, ahora se
za del espíritu pidiendo a sus estudiantes que iniciaran trata de intervenir dentro de ella.
las clases con ejercicios de relajación, movimiento y Credo intenso o nostalgia perpetua, las explo-
respiración”.13 La correspondencia de Goeritz con la raciones de Goeritz en la plástica no se alejan de la
Bauhaus refiere también la idea de experimentación temática religiosa. La serie Salvadores de Auschwitz per-
libre con los objetos, actitud que Goeritz llevó a cabo tenece a los años de 1949 y 1950. En ellas Goeritz
con sus educandos en la construcción de una escul- pone a disposición de los judíos crucifixiones cósmi-
tura efímera destinada a presentarse en el baile de la cas, abstractas; son Cristos que no se encuentran fija-
escuela en 1951 y que consistía en un montón de sillas dos dentro de una cruz, su simple silueta refiere a la
apiladas de manera vertical. Esta disposición hecha al tortura que incurrió sobre el cuerpo del hijo de Dios.
azar, sin ningún orden más que el sentido ascendente, La crítica de arte Margarita Nelken, una de las pri-
puede considerarse como la primera torre que reali- meras personas en México en reconocer el talento de
zase Goeritz. Del plano al volumen, el artista alemán Goeritz, afirma que en esta serie “Goeritz ha logra-
comenzó a trabajar con constancia la escultura. Si do su síntesis muy concreta de una exaltación inexo-
bien en España había realizado unas cuantas obras, rablemente de la tragedia y el dolor, en su máxima
en Guadalajara toma con mayor seriedad los cam- expresión. Y ello le ha permitido constituir, con toda
pos bidimensionales propios de la escultura y crea, naturalidad, en sus inmediatas repercusiones, dentro
de la plástica mexicana, una de las facetas más impor-
tantes del actual renacer universal del arte sacro”.14
12
Carta de Mathias Goeritz a Jorge Romero Brest, escrita Basta nombrar otras esculturas para dar cuenta del
el 7 de diciembre de 1949. Archivos JRB (FFYL – UBA), corres- calvario plástico que Goeritz recorría: Moisés (1952),
pondencia, 369. Fragmento tomado de Andrea Giunta (comp.), La mano divina (1952), Encuentro místico (1952).
“Correspondencia entre Mathias Goeritz y Jorge Romero Brest”, 1952 es un año crucial para la obra y persona de
Los ecos de Mathias Goeritz, Ensayos y Testimonios, Universidad Nacio-
Goeritz. Tras varios viajes a la capital, en los que se
nal Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas,
México, 1997, p. 212.
pone en contacto con el ambiente artístico mexicano,
13
Luis Porter Galetar, “La pedagogía de Mathias Goeritz”, Goeritz decide radicar en la creciente y moderna ciu-
Ibid., p. 67. dad de México. Entre todas las personas que conoce,
14
Margarita Nelken, El expresionismo mexicano, INBA-SEP, hubo una en particular; era un hombre un tanto en-
México, 1964, p. 46. loquecido de nombre Daniel Mont que se la pasaba

46 • la palabra y el hombre
tocando un tambor diciendo: “que chingue su madre Schöenberg, y la música en la pintura revelada por
me dijo la muerte, que chingue que gusto de verte”, lo Klee, Marc y Kandinsky, señalan el cruce transversal
cual podía durar horas.15 Goeritz veía en Mont cier- de las artes en la Alemania expresionista. No fue has-
tos dejos de la personalidad del dadaísta Huelsenbeck, ta el momento de la creación de la Bauhaus cuando
quien portaba un tambor dentro del Cabaret Voltaire y pudieron coronarse las catedrales en tanto obras de arte
bajo esta misma “lógica del tambor”16 propuso al irre- total, abriendo la posibilidad para el siglo xx de uni-
verente hombre hacer un museo experimental en el ficación, cooperación, síntesis, totalidad. Han sido ya
que la emoción y la espontaneidad primaran sobre la descritos los aspectos espirituales que evoca el espíritu
lógica y la razón. El museo experimental El eco con- expresionista y cómo se adentraron en la Bauhaus, por
sagra la idea de Goeritz por reunir las artes bajo el ello debe de entenderse que las catedrales no dejaron
plano de la arquitectura. Si bien la integración plás- de mantener un proyecto espiritual dentro de sí.
tica había sido un esbozo de la colaboración entre las En El eco de Goeritz está presente cada punto re-
artes, El eco marca el punto medular para que éstas ferido anteriormente de la Gesamtkunstwerk, sobre todo
fluctúen en conjunto. Antes de proseguir con la des- en el momento de encuentro de la emoción y el espí-
cripción y análisis de El eco, es necesario, a fin de que ritu. En el Manifiesto de la arquitectura emocional Goeritz
quede claro el proyecto espiritual que propuso el mu- habla de una propuesta de salvación o rescate para el
seo, hacer un breve recorrido de la idea germánica de sentido espiritual del hombre moderno: “El arte en
la Gesamtkunstwerk (obra de arte total). La intención de general, y naturalmente también la arquitectura, es un
comunión entre las artes se remonta al siglo xix, en el reflejo del estado espiritual del hombre en su tiempo.
que el músico alemán Richard Wagner en su texto La Pero existe la impresión de que el arquitecto moderno,
obra de arte del futuro propone que las artes se equiparen individualizado e intelectual, está exagerando a veces
entre sí y se diluyan los límites que las separan, con el —quizá por haber perdido el contacto estrecho con la
fin de que lleven al máximo las emociones produci- comunidad— al querer destacar demasiado la parte
das en el espectador. Wagner, siguiendo la tradición racional de la arquitectura”.22 Goeritz ha vuelto con
romántica por revitalizar el gótico17 como punto de el Manifiesto a la escisión entre la razón y sentimiento,
partida para unificar las artes, habla en su texto del lógica y espíritu, Apolo y Dionisos. El designio espiri-
“soberbio edificio que se elevaba hasta el cielo”,18 lo tual de Goeritz se inscribe en El eco tanto en su concep-
que bien puede entenderse como un catedral. Wagner ción como en su proyecto a cumplir. El hombre debe
intenta revitalizar el alma del hombre con esta tesis; de reencontrarse con su espíritu mediante la irrupción
habla a su vez de de un “espíritu comunitario”19 que de las formas: el contraste entre el espacio concreto
convoque dentro de sí un propósito de cooperación y y el increado. Esta relación, que es un desconcierto
trabajo en conjunto, lejos de la propiedad única so- para las actividades psíquicas comunes, puede equi-
bre el trabajo consumado. La Edad Media, referente pararse a la discordancia causada entre el sonido y
para la idea romántico-wagneriana, es retomada por el silencio. El oratorio en el que Goeritz había estado
los ingleses William Morris y John Ruskin a finales del inmerso durante más de diez años encuentra su reso-
siglo xix. Morris, arquitecto, y Ruskin, pensador; tu- lución en retomar la Gesamtkunstwerk y realizarla en El
vieron como objetivo retomar la forma de producción eco. El concepto romántico es revivido y coloca a la
medieval con el fin de que le devolvieran al hombre mitad del siglo xx uno de sus ejemplos más acabados
su legitimidad como ser humano, la cual había sido
despojada por la producción en serie y el trabajo me- 15
Ida Rodríguez Prampolini en entrevista personal, junio
canizado producto de la revolución industrial. En el 2005.
pensamiento utópico de Morris y Ruskin se encuentra 16
Ibid.
un intento por restablecer los aspectos espirituales que 17
Esta intención viene demarcada en la literatura por las
significaron al ambiente que propició la construcción obras de Novalis, Schlegel y Tieck. En la pintura Friedrich,
de las catedrales góticas. Ruskin plantea en su texto Schinkel, Statz y Runge consideran, si bien no con exactitud el
Las siete lámparas de la arquitectura que las catedrales estilo gótico, sí la unión de las artes.
fueron erigidas como gratitud y ofrecimiento hacia
18
Richard Wagner, La obra de arte del futuro, Universitat Autó-
noma de Valencia, Valencia, 2000, p. 64.
Dios20 y, por tanto, este ejercicio de veneración de- 19
Ibid., p. 48.
bía estar constituido por la unificación de las artes. 20
John Ruskin, Las siete lámparas de la arquitectura, Ediciones
La línea histórica de la Gesamtkunstwerk adquiere una Coyoacán, México, 1994, p. 23.
relectura en el expresionismo, en el que “prolifera el 21
Simón Marchán Fiz, Contaminaciones figurativas, Alianza For-
‘Sueño de las catedrales’ tras la conflagración mundial ma, Madrid, 1986, p. 72.
en los sucesivos grupos del expresionismo utópico-vi- 22
Mathias Goeritz, “Manifiesto de la arquitectura emocio-
sionario”.21 La pintura en la música ejemplificada por nal”, texto tomado de O. Zúñiga, op. cit., p. 32.

artes • 47
pese a que tuviera muy poco de vida.23 En el estudio Goeritz, siguiendo la metáfora de la ascensión, cali-
que hiciera Robert Rosenblum sobre la tradición ro- ficó como una “oración plástica”.28 Las Torres, versio-
mántica en el arte moderno,24 califica la Capilla que nes depuradas de la catedral gótica, son otro ejemplo
edificara Rothko en Houston en 1971 como el ejem- de Gesamtkunstwerk. Goeritz describió las Torres como
plo cumbre de la tradición espiritual romántica;25 sin una construcción donde las partes formaban al todo:
embargo, Goeritz con El eco ya había establecido una “Para mí son pintura, son escultura, son arquitectura
conexión con dicha espiritualidad aunque de manera emocional. Y me hubiera gustado colocar pequeñas
menos explícita como la que estableció Rothko. Ro- flautas en sus esquinas para que el viajero que pasara
senblum escribe el citado texto a mitad de los años por la carretera oyera un extraño canto causado por
setenta, pese a ello, la falta de estudio desde el punto miles de sonidos en el viento”.29 Es factible constatar
de vista espiritual que representa El eco se debe quizá que Goeritz entiende a dichos monolitos como cate-
a la valía de su factura arquitectónica, la cual opa- drales que en este caso están en constante diálogo con
ca una lectura de carácter conceptual más allá de los el mundo profano. La ciudad, como corpus devorador
aspectos formales. Otra posibilidad sobre el discurso de imágenes, sumerge (cada vez más con el paso del
ausente es el hecho de pensar en qué tanto impor- tiempo) las catedrales que se elevaban a lo alto y que
tan los proyectos artístico-espirituales en el siglo xx. servían como punto de ubicación para quienes transi-
Los únicos ejemplos de los que se ha dado cuenta de taban dentro de ella. La catedral unificaría en espíritu
manera legítima han sido los expresionistas abstrac- a los hombres por medio de su fuerza visual. En las
tos Rothko y Newman. Éste último, con su serie de Torres se presenta, dada su contradicción entre lo pro-
pinturas Estaciones de la cruz (1955-1966), concibe una fano y lo sagrado, la dicotomía que persiste en la obra
plástica de la salvación atendiendo a su credo judío. de Mathias Goeritz. Según Rita Eder: “El drama de
Newman, quien asimiló un concepto de culto de la Mathias Goeritz es que por un lado estaba muy con
tragedia,26 abogó por “construir catedrales a partir de su tiempo y al mismo tiempo estaba contra su tiempo
nosotros mismos”,27 a diferencia de Goeritz que inten- y por tanto nunca pudo ubicarse bien en el sentido de
taba construirlas en conjunto. la vanguardia de su entonces”.30 Lo que Eder califica
Después de la construcción de El eco, Goeritz como el drama de Goeritz expone la problemática que
comienza a trabajar la escultura a partir de la geo- se ha venido trabajando a lo largo del presente texto:
metrización del espacio. Hay, aunado al trabajo escul- la restitución espiritual. Si no se ha asimilado reciente
tórico, un interés por intervenir en espacios religiosos y anteriormente la obra de Goeritz a partir del pro-
por medio de vitrales que recrean la luz proveniente yecto espiritual que implica es porque se encuentra en
del firmamento. La integración plástica, realizada un estado contradictorio con respecto al transcurso de
ahora en lugares sacros, señala una búsqueda por las tramas preconcebidas para la vanguardia, las cua-
hacer tangibles las palabras expuestas en el oratorio. les no evocan los milenarismos de fe como los que pre-
El máximo ejemplo de concreción de esta persistente tendía Goeritz. En cambio, la vanguardia se presenta
imagen se ubica en el año de 1957 con la edificación “como un comienzo desde cero, como un nacimien-
de las Torres de ciudad satélite. Goeritz había realizado to”.31 Goeritz ha provocado una interrupción dentro
una variante de torres en 1955 con el título Aquí y del arte moderno, cuya comprensibilidad tal vez sea
allá; no obstante las Torres de ciudad satélite son lo que más factible vista desde tiempos posmodernos. Si bien
el drama es una anticipación del futuro por medio de
23
El eco fue inaugurado en septiembre de 1953 y cerrado la evocación del pasado, la obra de Mathias Goeritz
en noviembre de ese mismo año debido a la falta de auspicio de coloca a la historia en el trayecto del vacío.
Daniel Mont, quien falleciera en octubre. En 1959 Goeritz comienza una serie de tablas cu-
24
Robert Rosenblum, La pintura moderna y la tradición del roman- biertas en oro que reciben el nombre de Mensajes meta-
ticismo nórdico. De Friedrich a Rothko, Alianza, Madrid, 1993. cromáticos. Los dorados poseen nombres de salmos que
25
Ibid., p. 244. en su mayoría pertenecen al antiguo testamento, y los
26
Charles Harrison, “Expresionismo abstracto”, Conceptos de pasajes aludidos refieren a visiones trágicas de la vida,
arte moderno, N. Stangos, comp., Alianza Forma, Madrid, 2002, p. la condena a la que está supeditado el hombre luego
170.
de su expulsión del paraíso. Goeritz, consciente del
27
Irving Sandler, El triunfo de la pintura norteamericana. Historia
del expresionismo abstracto, Alianza Forma, Madrid, 1996, p. 178.
castigo que aguarda a la existencia humana, apuesta
28
Olivia Zúñiga, op. cit., p. 38. por salvarla.
29
Ibidem.
30
Rita Eder en entrevista personal, julio 2004.
31
Rosalind Krauss, La originalidad de la vanguardia y otros mitos
modernos, Alianza Forma, Madrid, 1996, p. 171.

48 • la palabra y el hombre

También podría gustarte