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María José Yepes Montaña

LA MIRADA PERIFÉRICA DEL SER CONTEMPORÁNEO

Según Giorgio Agamben, la contemporaneidad implica una relación singular con el propio
tiempo, en la que se adhiere a él, pero al mismo tiempo toma distancia. Agamben sostiene que
ser contemporáneo no es simplemente estar situado en un tiempo determinado, sino existir en ese
tiempo de una cierta manera, percibiendo el propio tiempo desde un desvío, un anacronismo o
una inactualidad peculiar. Ser contemporáneo implica tener la capacidad de percibir y entender el
propio tiempo a través de la diferencia y el anacronismo, lo que se logra a fuerza de
extemporaneidad.
El texto explora la idea de que ser contemporáneo no se limita simplemente al tiempo
cronológico, sino que implica una conexión más profunda con el presente y su relación con el
pasado. El autor se apoya en conceptos como la "intempestividad" de la contemporaneidad,
como sugiere Friedrich Nietzsche, y la noción de que el presente tiene una relación única con el
pasado, moldeando la forma en que nos relacionamos con textos y figuras históricas. Agamben
profundiza en la idea de que el presente proyecta una sombra sobre el pasado, y que los textos
históricos pueden llegar a ser comprensibles en momentos específicos de su propia historia.
Por otro lado, se alude a la oscuridad y la claridad en un sentido metafórico, relacionado con la
percepción del tiempo presente. La oscuridad representa la dificultad para ver con claridad el
presente, la dificultad para comprender los acontecimientos actuales y sus implicaciones. La
claridad, por su parte, simboliza la capacidad de discernir y comprender la realidad
contemporánea. Estos conceptos se utilizan para transmitir la idea de que ser contemporáneo
implica la capacidad de ver más allá de la superficie de los acontecimientos y comprender su
significado en un contexto más amplio. La contemporaneidad implica una relación única con el
propio tiempo, adhiriéndose a él pero manteniendo al mismo tiempo una cierta distancia. Implica
percibir la oscuridad del presente y poder escribir o crear desde dentro de esa oscuridad. Esta
relación con el tiempo implica no solo ver la oscuridad, sino también comprenderla y
transformarla, así como relacionarla con otros tiempos. El individuo contemporáneo es alguien
que puede dividir e interpolar el tiempo y es capaz de leer en él las posibilidades del pasado y del
futuro.
Lo contemporáneo está marcado por la proximidad al origen, que es particularmente potente en
el momento presente. Quienes perciben los signos de lo arcaico en los desarrollos más modernos
y recientes pueden ser considerados contemporáneos. El presente se caracteriza por contener
elementos de lo no vivido, y ser contemporáneo implica regresar a un presente en el que nunca se
ha estado. Desde mi perspectiva, la visión de Agamben sobre lo contemporáneo es esencial para
comprender la complejidad de nuestra realidad actual. Al considerar lo contemporáneo, es crucial
reflexionar sobre cómo las estructuras del pasado continúan influyendo en el presente, así como
explorar maneras de trascender esas limitaciones para construir un futuro más inclusivo y
equitativo. Además, la noción de lo contemporáneo según Agamben nos desafía a cuestionar las
narrativas convencionales y a explorar nuevas formas de pensar y actuar en el mundo
contemporáneo.
Asimismo, es importante recordar la importancia de no vivir en el pasado, según Agamben,
radica en la necesidad de desarrollar una relación dinámica con el tiempo presente. Agamben
sostiene que la contemporaneidad implica la capacidad de ver el presente en conexión con su
propia época, reconociendo las potencialidades y limitaciones que definen nuestra situación
histórica. Vivir en el pasado limita nuestra comprensión de la realidad actual y nos impide
enfrentar los desafíos contemporáneos de manera efectiva. Personalmente considero que vivir en
el pasado puede tener diversas consecuencias negativas en la vida cotidiana incluyendo la
dificultad para adaptarse al presente, la influencia del pasado en el comportamiento,
pensamientos y emociones actuales, así como la incapacidad para realizar cambios en el presente
al justificar la pasividad actual en las limitaciones y condicionamientos del pasado. Además,
anclarse en el pasado puede llevar a la obsesión por eventos pasados, lo que desvía la atención y
la energía que podrían utilizarse en la vida diaria. Esto puede resultar en una sensación de
estancamiento y dificultad para disfrutar del presente, así como en un impacto negativo en la
salud emocional y física.
Un tema que viene a colación con el concepto de contemporaneidad, que considero importante
en nuestra vida cotidiana actualmente es la tecnología; esta puede verse muchas veces como una
afección de nuestra percepción contemporánea, y es cierto, si no vemos a la tecnología como una
proyección de una sombra que nos permita conectar con nuestro origen. La tecnología, en su
interacción con la contemporaneidad, no solo nos conecta con la información y el conocimiento
de épocas pasadas, sino que también da forma a nuestras expectativas y posibilidades futuras. La
rapidez de la comunicación, la omnipresencia de la información y la creciente interconexión
global definen nuestra experiencia contemporánea, influyendo en cómo percibimos y nos
relacionamos con el mundo que nos rodea. Nadie habla de la capacidad que tiene esta para
concebir un anacronismo porque sin pensarlo, dejamos de lado lo vivido conectándonos con lo
no vivido a través de un desfase. La tecnología es un instrumento que, si se implementa bien, nos
hace ser contemporáneos.
Agamben propone que ser contemporáneo va más allá de la mera sucesión cronológica de
eventos; implica una conexión más profunda con el presente y su relación con el pasado. Esta
idea encuentra resonancia en las obras de Nietzsche y Freud, quienes también abordaron la
relación entre el presente, el pasado y la experiencia humana. Nietzsche, con su concepto de
"intempestivo", sugiere que la contemporaneidad implica una mirada crítica y creativa sobre el
presente, desafiando las nociones convencionales de tiempo y progreso. Freud, por su parte,
exploró la influencia del pasado en la psique humana, destacando la importancia de comprender
cómo eventos pasados moldean la experiencia contemporánea.
La relación entre Agamben, Nietzsche y Freud revela la complejidad de la contemporaneidad
como una experiencia que trasciende los límites del tiempo cronológico. La contemporaneidad
nos desafía a adoptar una visión dinámica del tiempo presente, reconociendo tanto sus raíces
históricas como sus potencialidades futuras. Nos invita a abordar los desafíos contemporáneos
con una perspectiva enriquecida por el diálogo entre pasado, presente y futuro, y a comprender
que nuestra relación con el tiempo es fundamental para nuestra comprensión del mundo y de
nosotros mismos.
Tampoco me puedo olvidar de Platón que, aunque su teoría no hace referencia en sí misma a la
contemporaneidad, se puede relacionar fácilmente empezando por la metáfora que usan ambos
de la luz. Tanto Agamben como Platón, plantean la importancia de la percepción y comprensión
de la realidad. En el mito de la caverna, Platón describe cómo los prisioneros encadenados en
una caverna perciben solo sombras proyectadas en la pared (que podemos entender en Agamben
como la oscuridad del presente, y para Foucault, serían indagaciones históricas sobre el pasado)
sin tener conocimiento de la verdadera realidad exterior. Esta alegoría puede interpretarse como
una representación de cómo las percepciones limitadas pueden influir en la comprensión de la
realidad logrando en sí mismo un desfase.
El legado de Agamben para las generaciones futuras radica en su profunda reflexión sobre la
contemporaneidad y la relación del ser humano con el tiempo presente. Agamben desafía a las
generaciones futuras a adoptar una visión dinámica del tiempo, reconociendo la importancia de
la conexión entre el pasado, el presente y el futuro en la formación de la identidad y la
comprensión del mundo.
Para este punto se puede concluir que:
 La teoría de contemporaneidad de Agamben invita a una reflexión profunda sobre la
relación entre el individuo y su tiempo. Al desafiar las concepciones convencionales de
contemporaneidad como mera actualidad cronológica, se propicia una comprensión más
compleja y enriquecedora de la temporalidad y su influencia en la experiencia humana.
Este enfoque invita a una reflexión que va más allá de la mera percepción inmediata del
tiempo presente.
 La noción de inactualidad en la contemporaneidad de Agamben sugiere que el
distanciamiento del presente puede ser una herramienta para comprenderlo más
profundamente. Al no limitarse a la mera actualidad inmediata, se posibilita una
comprensión más amplia y contextualizada de la realidad presente. Este distanciamiento
permite una reflexión que trasciende la meramente cronológica.
 Agamben propone que ser contemporáneo implica no solo vivir en el tiempo presente,
sino también tener la capacidad de percibirlo de manera desfasada. Esto significa tomar
distancia de las urgencias temporales para comprender más profundamente la realidad y
las dinámicas sociales que la configuran. Este desfase temporal permite una comprensión
más matizada y enriquecida del presente, alejada de la mera inmediatez.
 La contemporaneidad implica una relación activa y reflexiva con el pasado, el presente y
el futuro. Esta noción sugiere que la comprensión enriquecida de la temporalidad y la
capacidad de relacionarse simultáneamente con múltiples tiempos pueden ser relevantes
en diversos contextos, desde la interpretación de textos y discursos hasta la reflexión
filosófica y la toma de decisiones basada en el análisis histórico y prospectivo. La idea de
una temporalidad compleja y dinámica puede ser útil para comprender la interconexión
de múltiples tiempos en la experiencia humana y en la interpretación de eventos y
fenómenos.

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