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Las escuelas clásicas de pensamiento económico hoy en día siguen teniendo una relevancia

crucial en la manera en la que entendemos tópicos cotidianos como el mercado, la


regulación o las reformas. Si situáramos dentro del panorama político actual, de nuestro
país, algunas de las escuelas que hemos visto en clase, podríamos encontrar varios
paralelos, sin importar que algunas de las nociones de estas escuelas hayan sido formuladas
hace casi 3 siglos.

En el caso de la escuela marxista, por citar un ejemplo, su método, el materialismo


histórico, nos serviría para comprender de qué manera los modos de producción de una
sociedad establecen las relaciones económicas entre las distintas clases sociales. Hoy en
día, cuando han empezado las campañas políticas por la alcaldía de la ciudad, sería posible
situar algunos de los postulados de los candidatos dentro de la visión de las escuelas
clásicas del pensamiento económico. Tal es el caso del candidato Diego Molano, ex
ministro, quien ha manifestado su deseo de poner en practica una suerte de
intervencionismo económico en el que la alcaldía, como pieza clave del Estado, regule los
precios en algunos supermercados. Este intervencionismo, que nos recuerda a las escuelas
keynesianas, también se puede evidenciar en sociedades europeas que han abogado porque
sea el Estado el que decida y fomente el crecimiento económico de su territorio.

La economía es crucial si queremos hacer un balance general de la historia de nuestra


civilización. Es imposible que podamos hacer un recorrido honesto, por cada uno de los
periodos de nuestra sociedad actual, si no tenemos en cuenta a las ciencias económicas. La
segunda guerra mundial, por ejemplo, que trajo un desastre económico para las naciones
involucradas, parte de alguna manera de un enfrentamiento entre dos visiones del mundo:
la expansión del imperio nazi y la oposición a este modelo que hicieron los aliados. La
economía y el poder global fueron los ejes sobre los que la discusión tomó forma. Por una
parte el nazismo quiso, con su expansión gobernar a Europa y situarse en el medio de las
rutas económicas más relevantes del viejo continente, mientras que los aliados, en cabeza
de Estados Unidos, trataron de frenar al tercer Reich pues eran consientes del atraso en el
que quedarían, de tomar ventaja el grupo de soldados liderados por Hitler.
En nuestro país, para no ir más lejos, el intervencionismo ha jugado un papel fundamental.
Las políticas neoliberales de gobiernos extranjeros, o de nuestros propios jefes de estado,
han tenido un impacto radical en la manera en la que nos hemos relacionado
económicamente. Los tratados de libre comercio, las sanciones económicas y la deuda
global de nuestro país, han marcado una manera muy especifica nuestro territorio. Tras al
gran depresión económica del 29, y unas décadas antes de la segunda guerra mundial, los
Estados unidos de América reforzaron, en su búsqueda de un debilitamiento europeo,
políticas de control económico sobre países del cono sur. Durante el gobierno de Samper
las políticas proteccionistas, nuevamente de corte keynesiano, ampliaron las privatizaciones
y supusieron una alineación con la estrategia economía del norte. La respuesta que vino,
desde distintos sectores, nos permite hacer más paralelos con las escuelas clásicas del
pensamiento económico. Por citar otro ejemplo, y para finalizar, las universidad publicas de
nuestro país han sostenido sus criticas a esta clase de practicas desde una visión del
marxismo, según la cual el gasto publico debe ser defendido a toda costa y se debe priorizar
una ofensiva contra la privatización.

En resumen, es imposible que entendamos las dinámicas actuales de nuestra civilización,


desde nuestro país o desde cualquier otro, sin tener en cuenta no solamente a las escuelas
clásicas del pensamiento económico sino también a nosotros mismos como sujetos
inmersos en practicas cotidianas de la economía. Las ciencias económicas hacen parte de
nuestro día a día, no solo desde una visión teórica sino también desde las relaciones más
cotidianas con las que nos vinculamos a nuestros entornos.

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