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La grafología es la ciencia que por medio de una técnica y metodología específicas nos
permite conocer la personalidad de un individuo y diagnosticar respecto a su equilibrio
mental, nervioso, fisiológico, moral y emocional.
Con este compendio de descripciones podemos obtener una idea generalizada sobre el
concepto de grafología.
En 1625 se publicó la obra de Camillo Bald, Trattato, Come Da Una Lettera Missiva, Si
Conoscano La Natura, e qualità dello Scrittore, que es considerado el primer tratado
grafológico de importancia histórica y ha sido detenidamente estudiado por el
especialista estadounidense Robert Backman.
Casi a comienzos del siglo XX, en 1930, Crepieux Jamin la sistematizó y perfeccionó.
Publicó ABC de la Grafología donde elabora un listado de especies gráficas y de cada
una hace una minuciosa descripción, muestra su relación con la personalidad y las
ejemplifica con escritos de personajes como Rousseau, Montesquieu y Beethoven.
Robert Sauder sostenía que una de las principales indicaciones para distinguir
una escritura natural de otra menos natural es la rapidez del escritor. Elaboró
unas tablas de rapidez y lentitud con 25 principios (13 para la rapidez y 12 para
la lentitud) que sirven para hallar los elementos de rapidez y lentitud que
pueden coexistir en cada grafismo.
DETRACTORES Y DEFENSORES
Aunque la grafología gozó de cierto apoyo en la comunidad científica antes de
mediados del siglo XX, los estudios más recientes la han englobado dentro de la
categoría de pseudociencias.
Los críticos del uso de la grafología argumentan que la falta de evidencia empírica es
una razón suficiente para no atribuirle validez fáctica alguna a la grafología. Entre las
críticas concretas se pueden mencionar:
Max Pulver
Aplicaciones de la GRAFOLOGÍA
Hoy en día la Grafología se puede utilizar en distintos campos de nuestra sociedad. En
primer lugar cabe destacar la teoría de la grafología en un sentido amplio, como podría
ser cuanto margen superior deja un individuo. En segundo lugar cabe destacar la
técnica grafológica, en ella aplicaríamos los aspectos técnicos en el análisis de la
grafología: Aspectos teóricos, prácticos y metodológicos, así como la relevancia que
puede tener y significar la firma de una persona. También debemos tener en cuenta la
importancia y el reconocimiento de los tests psicológicos como herramienta para
descubrir los diversos aspectos que deseamos analizar en un caso clínico. Algunos de
ellos serían como interpretar un dibujo, consideraciones sobre un cuestionario
desiderativo, el test de la “Persona bajo la lluvia”, semejanzas entre el proceso
psicodiagnóstico y el proceso terapéutico…
La grafología es por tanto una disciplina, con una multitud de aplicaciones en una
diversidad de campos de trabajo que nada tienen que ver entre sí, ya sea el ejercicio
médico, la investigación policial, el campo educativo y la selección de personal según
funcionalidad de un puesto de trabajo.
ÁREA DE LA DOCENCIA:
ÁREA DE LA JUSTICIA:
ÁREA DE LA SALUD:
[1] Como por ejemplo, la disgrafía. La definición de Ajuaria Guerra (1973), es quizás la más
clásica pero es la que sigue vigente en la actualidad. Este autor nos dice que un niño es
disgráfico cuando la calidad de su escritura es deficiente, no habiendo ningún déficit
neurológico o intelectual que explique esta deficiencia.
Puede haber dos escrituras similares, pero no iguales. Y esto es así por la propia
complejidad del acto. Depende de muchos aspectos: superficie, tipo de utensilio,
estado anímico, edad, estado de salud, etc. La ventaja de este método es que al
quedar plasmada en papel, la escritura se puede analizar siempre que se desee.
Neurofisiología de la escritura. Fases en el desarrollo de la escritura.
1ª) Etapa de escritura indiferenciada: los niños no distinguen las grafías de los dibujos.
(Harán el mismo garabato para dibujar algo que para escribirlo)
2ª) Etapa de escritura diferenciada: imitan las letras que ven, copiando de un modelo,
pero sin tener conciencia real de lo que escriben.
3ª) Etapa silábica: comienzan a establecer relaciones entre el sonido de las palabras y
su grafismo. Identifican la sílaba, pero suelen representarla con una sola letra
(normalmente vocales, que para ellos tienen mayor sonoridad)
Al alcanzar la última etapa, alrededor de los seis años, el niño habrá alcanzado el grado
necesario de madurez para aprender a escribir correctamente y de forma autónoma.
Por eso los estudios pedagógicos y psicológicos consideran esta edad como la más
apropiada para aprender a escribir.
Precaligráfica: de 5-6 años los alumnos escriben muy despacio, letra a letra, mirando a
menudo el modelo. Entre los 6-7 años es la etapa de la transcripción de la palabra
dictada o de las suyas propias.
Caligráfica: a partir de los 9 años. Los niños son capaces de escribir fácilmente al
dictado, pero su ortografía todavía es muy insegura, por lo que les cuesta escribir
libremente. El objetivo de esta etapa será automatizar la escritura, regularizando los
trazos y haciendo hincapié en aprender las reglas ortográficas.
Postcaligráfica: sobre los 11-12 años. La escritura está casi automatizada, lo que
hace que el alumno tienda a modificar su tipo de letra. En esta fase es fundamental
que hagan comentarios de texto y redacciones.
Esto les permite desarrollar sus propias ideas por escrito, aunque todavía deberán
aprender a conexionarlas utilizando correctamente la forma, la estructura y la
ortografía del texto.
FASES NEUROFISIOLÓGICAS
Esquema Corporal
Para que se dé una escritura adecuada el niño debe que tener desarrollado el esquema
corporal ya que al escribir se deber tener conciencia del espacio y movimientos que se
realizan y las partes del cuerpo intervienen en el proceso de escritura, así si tiene un
buen desarrollo del esquema corporal tendrá un mayor dominio de las letras, su
ubicación y la forma de trazo.
La Lateralidad
- Lateralidad Cruzada
- Estructuración Espacial
En la escritura juega un factor importante ya que son los ritmos, tiempos de cómo se
irán trazando las letras ya que cada una tiene que ir en un momento indicado.
MADUREZ PERCEPTIVA
Para que la escritura llegue a darse de forma correcta debe pasar por varias etapas que
harán que el niño cree conciencia absoluta de lo que está escribiendo y su significado.
La apropiación por parte de la lengua escrita se va haciendo paso a paso. Las etapas
por la cuales el aprendiz va pasando han sido estudiadas y definidas por los
investigadores teniendo en cuenta lo que ocurre en cada una de ellas. Se ha puesto
especial atención a los conocimientos que el niño pone de manifiesto en los diferentes
niveles.
Los rasgos esenciales que caracterizan los diferentes niveles del proceso espontáneo
de la escritura en niños aprendices.
No establecen las divisiones correspondientes a las sílabas cuando señalan lo que leen.
Cuarto Nivel (Silábico – Alfabético)
Consolida que cada sílaba de la emisión oral corresponde a una letra en la escritura;
luego empieza a utiliza las letras cuyos valores sonoros corresponden efectivamente al
de las sílabas representadas (vocal o consonante).
Diferencia claramente que las palabras tienen sílabas y que para poder leerlas tiene
que escribirlas, por esta razón hace correspondencia exacta entre lo que escribe y
señala al leer.
En su escritura se aproxima un poco más a las expresiones convencionales de
nuestra lengua escrita, sin haberse ajustado totalmente a ella.
Usa una letra para representar cada sílaba. La letra que usa para escribir puede estar
incluida o no dentro de la forma convencional de escribir tal sílaba.
Establecen la correspondencia entre fonema y grafía. Sólo les quedará por resolver
algunos detalles, como las separaciones entre palabras que no se relacionan con su
lenguaje oral y la ortografía.
Sexto nivel
Al escribir palabras bisílabas representa una de las sílabas como el nivel anterior (con
una sola letra) y la otra de forma convencional, de acuerdo a nuestro sistema de
escritura.
Séptimo Nivel
Las leyes son las encargadas de interpretar todas las formas de la escritura. Michon
afirmaba que los signos gráficos son fijos porque están determinados por condiciones
fijas de creación.
Todo hecho psicológico está relacionado con otros hechos y jamás está aislado.
Leyes de la escritura
Nuestra forma mental nos hace concebir todo en términos de espacio y tiempo y nos
obliga, por tanto, a determinarlo todo en símbolos extraídos del tiempo y del espacio.
LEY 7. Cuando escribimos un renglón o trazamos una letra, palabra, etc., distribuimos
de forma personal la energía que teníamos en el impulso grafomotorio. El impulso
psicomotor toma el movimiento del cerebro que está impregnado de todas las
características dinámicas del yo y lo traduce en un gesto o impulso grafomotorio.
Los signos deformados con relación al modelo son signos que caracterizan la fuerza
deformadora del inconsciente.
LEY 10. La escritura personal no es un fenómeno estático, cae dentro del campo de la
variación como efecto de la evolución en la edad fisiológica y la impronta que dejan las
experiencias y las vicisitudes en la psique, en correspondencia al deterioro
psiconervioso de la personalidad por efectos irreversibles de traumas o por
envejecimiento.
Ante la duda de si dictados y copias son igualmente productos del inconsciente, hay
que contestar que a pesar de que no son nuestro pensamiento propio, les falta el
esfuerzo por realizar la máxima fidelidad en lo escrito al propio pensamiento y falta
también la identificación entre el propio pensamiento y cuanto se escribe. Sn embargo,
y no por ello, dejan de ser una clara manifestación del inconsciente, pues vemos que
entre los textos escritos por una única persona en dictado, copia o modalidad libre, las
diferencias son pequeñas. Ya que el reflejo escribiente no pierde nada de su
automaticidad.
LEY 15. Los impulsos psicomotores traducidos en impulsos grafomotores llegan muy
disturbados por las prisas cuando se escriben apuntes, y de otra parte, se puede notar
la variabilidad de la escritura según sea el destinatario del escrito, tendiendo a
acercarse demasiado al modelo caligráfico cuando el destinatario del escrito aumenta
en nuestra particular escala de consideración o cortesía.
LEY 16. El aspecto de la escritura puede verse disturbado por las sensaciones de
incomodidad derivadas del contacto de la pluma sobre el folio, por la no
correspondencia de la pluma a las necesidades de nuestro movimiento escribiente o
por defecto del folio.
Otras interferencias accidentales pueden ser producidas de hecho por factores que se
den en el ambiente en el cual se escribe.
LEY 17. El saber que la escritura que estás realizando será valorada psicológicamente
produce interferencias ansiosas y, en aquellos que conocen la psicología de la
escritura, inconscientes tentativas de modificar signos relativos a defectos personales.
LEY 18. Las interferencias emotivas inciden sobre la escritura en la medición un 7%. Si,
sin embargo, las variaciones pueden ser también muy amplias.
LEY 19. El signo gráfico debe ser hecho sobre un folio blanco, son necesarias por lo
menos 12 renglones. En los primeros renglones notaremos un acercamiento mayor al
modelo caligráfico, cuando después la velocidad del pensamiento es más o menos
igual a la de la posibilidad del trazado, la escritura se separa del modelo caligráfico y
recibe mejor los impulsos psicomotores, traduciéndolos en impulsos grafomotores.
Cuando después la velocidad de la formación del pensamiento se torna excesiva
aumenta la carga pasional, y ésta invade los impulsos psicomotores, desordenando las
características genuinas de los impulsos grafomotorios normales. Son muy importantes
los renglones centrales porque en esta zona la escritura es más verdadera y
espontánea.
LEY 20. El trazado de la escritura se divide en: curso del renglón, trazo ascendente,
trazo descendente y trazos horizontales. También hay trazos diagonales y curvos que
participan de la ascendencia, descendencia y horizontalidad. Lo escrito y pensado casi
siempre se dirige al ambiente, luego en la escritura neolatina y similares que proceden
hacia la derecha, el ambiente se dirige en el mismo sentido.
Del movimiento del renglón hacia la derecha y de sus características tendremos, por lo
tanto, la proyección del impulso y de las características con las que el sujeto procede
hacia el ambiente y con los cuales opera sobre el ambiente.
La escritura puede manifestar la forma de proceder del sujeto hacia el ambiente con
los signos: fluida-estática, rápida-calma, titubeante, retornante, recta, caída hacia
delante, caída hacia atrás, oscilante, interletra.
Puede manifestarse el modo con el cual el sujeto obra, actúa sobre el ambiente con los
signos: fluida-estática, rápida-calma, tensa, floja o elástica, robusta-enervada, a
brincos-llana, contrastada, constreñida, deformante, contorsionada, retornante,
modelo-antimodelo, etc.
LEY 21. El curso del renglón está constituido por el trazado de la palabra, es decir, por
la acción de escribir. El inconsciente asocia instintivamente tal gesto, y por lo tanto, al
curso del renglón, la idea de proceder y actuar hacia y sobre el ambiente.
Simbólicamente en mi gesto escrito proyecto mi yo hacia el ambiente externo.
LEY 23. El trazo ascendente simboliza la vía del sentimiento. Si la línea ascendente está
presionada indica poca sensibilidad. Si es delgada o adelgazada indica mayor
sensibilidad.
LEY 25. Los trazos que son resultado de movimientos descendentes y horizontales
indican movimiento mixto de voluntad e inteligencia, los resultantes de ascendencia y
horizontalidad indican un movimiento mixto de sentimiento y conocimiento o
inteligencia. Los trazos mixtos (como la línea oblicua de la “S”) expresan una unión
entre voluntad, sentimiento e inteligencia.
LEY 26. La escritura tiene un cuerpo centra (zona media), unas prolongaciones hacia
arriba (zona superior) y otras hacia abajo (zona inferior). La disposición local de las
funciones elevadas y las materiales en el cuerpo humano produce en el subconsciente
el instinto de localizar arriba las cosas ideales y abajo las materiales.
LEY 27. El movimiento de trazado de los elementos de cada letra indica el movimiento
del YO sobre sí mismo y por tanto, de la elaboración del pensamiento propio.
LEY 28. El pensamiento escrito es una comunicación del YO a los demás, precedida por
un esfuerzo de discernimiento de los propios conceptos en sí mismos, para poder
hacerlos inteligibles a los demás.
Escribir con la letra desligada comporta una fatiga y una ralentización a la hora de
escribir, todo ello ataca a la ley de la practicidad de la escritura, al provocar un mayor
desgaste de mis fuerzas y una disminución de la automaticidad y la velocidad del
trazado.
LEY 30. En la letra mayúscula el inconsciente proyecta el YO ideal (cómo queremos ser
y cómo nos gusta que nos vean). Es el sentido de la honorabilidad representado por el
tamaño (siempre mayor que el de la mayúscula) y el homenaje al honor propio en la
belleza (siempre más elaboradas que las minúsculas).
Esta ligazón lógica es, sin duda, pensamiento, pero en medida menor, con menos
intensidad en cierto modo; deja libre un poco de energía psíquica. Y puesto que el
pensamiento escrito es un esfuerzo por hacer los propios conceptos inteligibles a los
demás e implica así también una consideración de la capacidad ajena para entender.
Éste poco de energía psíquica libre se aplica instintivamente a la consideración del que
ha de entendernos. Por esto, en la extensión de espacio entre letra y letra (entre idea
e idea), el subconsciente ve instintivamente la amplitud de la consideración concedida
a los demás.
LEY 31. Entre una palabra y la otra no escribimos, en este tiempo miramos aquello que
hemos hecho respecto al ambiente externo. Es el signo de la reflexión y del sentido
crítico.
Por lo que en la extensión del espacio entre una palabra y la otra, el inconsciente
proyecta la extensión de su visión sintetizante y precedente, la circunstancia y la
consecuencia de la hipótesis de acción: la visión panorámica.
LEY 33. Los elementos no previstos por el modelo caligráfico (rizos, rúbricas…) que se
encuentran presentes en la escritura, por el hecho de no ser previstos, son ilegítimos y
expresan una energía inesperada, siendo indicio de una fuerte personalidad.
LEY 34. Considerando todo el trazado gráfico, podemos tener la sensación de redondez
o angulosidad. Si la escritura es curvilínea es proyección de ausencia de dolor; es una
persona dócil, disponible, serena y receptiva. Muestra una actitud de aprobación,
aceptación, optimismo, inclinación a la benevolencia con los otros, asumiendo su
sacrificio (abnegación) y acogimiento. La escritura angulosa, por el contrario, indica
sufrimiento, la persona huye de los sacrificios y de su propia responsabilidad.
LEY 36. Las direcciones escritas para las postales o cartas se resienten por la
preocupación de hacerse claramente legibles para evitar errores de lectura o
comprensión, por esta razón, cuando debemos ser examinados por insuficiencia de
escritos exentos de estas interferencias alterantes y de lo genuino, hay que tener en
cuenta el hecho que hemos estado bajo la preocupación indicada.
LEY 37. La firma es la imagen social el YO. Tiene un valor de representatividad e indica
aquello que la persona quiere aparentar. Debe ser valorada en unión del texto y no de
forma aislada.
1º LEY: «Ninguna escritura es idéntica a otra. Cada individuo posee una escritura
característica, que se diferencia de las demás y que es posible reconocer» (Crepieux-
Jamin, 1.930).
El gesto gráfico está sometido a la influencia inmediata del cerebro, el órgano que
escribe no modifica la forma de aquella, si funciona normalmente y está lo bastante
adaptado a su función.
2º LEY: «El movimiento escritural está sometido a la influencia inmediata del cerebro.
Quien escribe no es la mano, sino el cerebro. El gesto gráfico está sometido a la
influencia inmediata del cerebro. El órgano que escribe no modifica la forma de aquella
si funciona normalmente y está lo suficientemente adaptado a su función» (Solange
Pellat, 1.927).
Cuando uno escribe el “Yo” está en acción, pero el sentimiento casi inconsciente de
esta actuación, pasa por alternativas continuas de intensidad y debilidad. Adquiere el
máximo de intensidad cuando tiene que realizar un esfuerzo, es decir, en los
comienzos; y el mínimo cuando el movimiento de la escritura viene secundado por el
impulso adquirido, o sea, en los finales.
3º LEY: » Cuando uno escribe, el yo está en acción, pero el sentimiento casi inconsciente
de esta actuación pasa por alternativas continuas de intensidad y debilidad. Adquiere
el máximo de intensidad cuando tiene que realizar un esfuerzo, es decir, en los
comienzos, y el mínimo cuando el movimiento de la escritura viene secundado por el
impulso adquirido, o sea en los finales» (Solange Pellat, 1.927).
Es la ley que regula los automatismos de los gestos gráficos: máxima intensidad
cuando se realiza un esfuerzo, o sea, en los comienzos. El grafólogo se interesa en el
comienzo de las palabras, pero el experto en escrituras se fijará en el final, donde salen
los rasgos propios del imitador.
4º LEY: «No se puede modificar voluntariamente la escritura natural más que dejando
en su trazado la señal del esfuerzo realizado para lograr el cambio» (Solange Pellat,
1.927).
Esta ley se cumple tanto cuando un individuo traza de disfrazar su propia foescritura
como en los intentos de imitación de alguien.
En el primer caso tarde o temprano acaban por aflorar las características personales
inconscientes, aparte de las que reflejan el esfuerzo que está realizando (temblores,
paradas bruscas, cambios de dirección,…).
5º LEY: «El que escribe en circunstancias particularmente difíciles, del tipo que sea,
traza instintivamente o bien formas de letras que le son más habituales, o bien formas
más sencillas y fáciles de construir» (Solange Pellat, 1.927).
El recorrido es el trayecto que hace el útil desde que se pone en el papel hasta que se
quita. El pleno es el trazo descendente, mientras que el perfil es el trazo ascendente.
Los óvalos son los ojos de las letras, mientras que las crestas son las hampas (el trazo
superior, por ejemplo, de una “L”, es la parte alta de la letra). Por su parte, las jambas
son las partes de abajo.
Zona INICIAL. Se puede dividir en punto de ataque, punto inicial y un rasgo inicial o de
ataque. Es donde se inicia el trazo. El punto inicial es el punto de conexión del útil con
el papel. El rasgo, asimismo, puede no existir.
Zona FINAL. Tiene un punto final, de escape, y un rasgo final, de escape. El rasgo es
desde que finaliza hasta que levanta el útil del papel. Existe siempre el punto final,
pero no necesariamente el rasgo.
MOVIMIENTOS GRÁFICOS
Las flexiones de los dedos se realizan en el pleno (trazo descendente), mientras que la
extensión de los dedos se realiza en los perfiles (trazo ascendente). También están los
trazos regresivos, en los que los dedos se contraen.
Los gestos tipo en grafología son como los “tics” o las muecas que realizamos al
hablar. Son gestos característicos y personales que nos distinguen. Movimientos que
se reiteran con periodicidad, ademanes perseverantes e inconscientes que aparecen
en nuestra escritura. Le confieren al grafismo una expresión característica cuyas
particularidades las agrupa en:
GESTOS TIPO DÉBILES. Cuando marca la parte sensible de la persona, sus conflictos,
complejos, defectos e insuficiencias por medio de fallos, interrupciones,
debilitamientos, brisados, torsiones, retoques. Es gesto tipo negativo, ya que simboliza
el nivel en el que la persona se percibe inferior e insegura.
En una misma escritura pueden presentarse ambos gestos tipo, ya que en la mayoría
de los casos los sentimientos de insuficiencia requieren la necesidad de compensación.
Estos fallos tanto por “exceso” como por “defecto” nos manifiestan falta de
adaptación del sujeto. Es importante identificar en qué zona de la escritura se
producen. Si ocurre en la zona media se interpreta como grado de adaptación al
ambiente que lo rodea, conducta emotiva.
Los gestos tipo en trazos iniciales de las mayúsculas dependerán si son en la zona
espiritual (zona superior), en la de los instintos (zona inferior), zona de los
sentimientos (zona media). Y en los trazos finales de las letras se analiza la forma en
cómo la persona manifiesta la acción.
Guirnalda
Arco
Bucle
Lazo
Nudo
Espiral
Inflación
Arpón
Maza
Triángulo
Golpe de Sable
Golpe de Látigo