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REPRODUCTIVO EN
ANIMALES DOMÉSTICOS
ÍNDICE
JUSTIFICACIÓN
OBJETIVOS:
OBJETIVO GENERAL:
Determinar los índices reproductivos de los animales domésticos en general y su comportamiento
ante ello para su reproducción.
OBJETIVO ESPECÍFICO:
Determinar en qué periodos los animales domésticos yacen preparados para su reproducción.
Determinar sus características ante un comportamiento reproductivo.
Determinar cada que tiempo los animales domésticos ya están preparados para su producción.
Determinar los medios o factores que ayudan o perjudican la reproducción de los animales
domésticos.
ANESTRO:
El anestro es el periodo comprendido entre dos ciclos de actividad sexual en el cual no hay signos
externos evidentes de actividad ovárica. En este periodo la perra no muestra interés por los machos,
ni los machos son atraídos por las hembras. Un frotis vaginal de esta etapa muestra células
epiteliales no cornificadas con la presencia de pocos leucocitos.
PROESTRO:
El proestro es una fase preparatoria que comúnmente se extiende desde la primera observación de
sangrado vaginal, que comprende de 6 a 11 días, con un promedio de 9 días, esta duración es
variable de una perra a otra por lo que la citología vaginal es de gran utilidad para detectar realmente
la etapa en la que se encuentra la perra, en muchas ocasiones pensamos que el proestro finaliza
cuando disminuye el sangrado, sin embargo una gran cantidad de perras continua sangrando cuando
ya se encuentra en el siguiente periodo ósea en el estro.
En el proestro la perra desalienta activamente todo intento copulatorio del macho. Este
comportamiento de desaliento puede incluir desde gruñidos, para que se aleje, exhibición de los
dientes y tirar dentelladas, así como mantener la cola pegada en el perineo entre los miembros
posteriores cubriendo la vulva. Este patrón de conducta inicial cambia de manera gradual y a medida
que transcurre el proestro, la perra se torna más pasiva con respecto a la aproximación del macho.
La conducta agresiva es reemplazada por la complacencia de permitir el acercamiento del macho.
La respuesta de la perra al sangrado es variable de perra a parra, ya que hay hembras que
mantienen la limpieza mediante lamido constante dificultando la detección del proestro en
comparación con las perras que no se limpian constantemente, en las perras de pelo corto es más
fácil detectar los signos del proestro. La vulva se agranda lentamente por edematización a lo largo
del proestro estando en su fase temprana turgente lo que puede impedir la penetración del macho, a
medida que el proestro avanza hacia el estro la vulva se ablanda de manera notable eliminando este
obstáculo.
ESTRO:
El estro es el periodo durante el cual la perra permite ser montada “estro” deriva de la palabra griega
“oistros” que significa deseo impetuoso.
La perra con frecuencia exhibe inquietud, pueden existir cambios en el comportamiento trófico
caracterizado por anorexia o polifagia, presenta polidipsia y orina con mayor frecuencia esto ayuda a
esparcir las feromonas presentes en la orina y las secreciones vaginales para atraer a los machos. El
estro por lo general tiene una duración de 5 a 9 días, pero esto no es una regla ya que hay perras
que pueden presentar un estro de un solo día y existen perras que presentan estros de 15 días por lo
que debemos tener mantener una observación de la perra durante todo el periodo.
La fase del estro generalmente inicia cuando la perra permite la cópula y finaliza cuando ya no
acepta la misma.
DIESTRO:
El diestro comienza con la terminación del estro y continúa durante el lapso en el cual la
progesterona es secretada por el cuerpo lúteo. (metaestro es un término en desuso porque se refiere
a la fase lútea de un ciclo estral-fase de progesterona en un ciclo-).
Los niveles de prolactina fluctúan levemente durante el proestro, estro y antes de la implantación. En
un estudio realizado por Cannon (canine pregnancy and parturition), se observó un surgimiento
transitorio en los niveles de prolactina antes de la implantación. Como en los ciclos no gestantes, los
niveles de prolactina se incrementan durante un periodo comprendido entre los 35 y 40 días,
posterior a este periodo los niveles de progesterona declinan. En otro estudio un incremento de
nueve a diez veces en la prolactina durante la última mitad de la gestación fue claramente más
elevado que en los ciclos de las perras no gestantes. La elevación sérica de prolactina en la última
parte de la gestación termina con una transitoria elevación de progesterona 1 o 2 días antes del
parto, los niveles de prolactina disminuyen 1 o dos días posparto, durante la lactancia disminuyen de
manera paulatina durante la segunda mitad de la lactancia y caen de manera abrupta después del
destete. Los mecanismos endocrinos no reflejos que regulan la liberación de prolactina parecen
similares a otras especies.
Esto ocurre en los períodos de mayor luz natural: primavera y verano. Los celos se sucederán
mientras que la gata no quede embarazada. Sin embargo, las hembras que viven dentro de una casa
pueden tener celos durante todo el año si están expuestas a la luz artificial por más de 12 horas
diarias.
Podemos afirmar, entonces, que la convivencia con los humanos ha incrementado la capacidad
reproductiva de los mininos.
PROESTRO:
Esta fase dura 2 días y las hembras comienzan a montarse entre sí, sin aceptar al macho.
Comienzan a reflejarse síntomas externos como son enrojecimiento vulvar y secreciones. En algunas
hembras esta fase se puede alargar excesivamente hasta por 5 ó 7 días. Internamente se desarrolla
el folículo terciario en el ovario, incrementando la secreción estrogénica e iniciando la preparación de
los órganos tubulares y de la vulva con su tumefacción característica.
ESTRO:
El mismo dura de 2 a 3 días, existiendo inflamación vulvar, pueden presentarse secreciones mucosas
en la comisura de la vulva, la hembra gruñe con frecuencia, come poco y se muestra inquieta, se
puede mostrar agresiva y lo más característico es el reflejo de inmovilidad o de quietud, el cual es
aprovechado para la monta o inseminación artificial. Entre 26 y 40 horas de haber comenzado el celo
debe ocurrir la ovulación, es la fase más importante del ciclo estral porque es el momento en que se
realiza el apareamiento.
MATAESTRO:
Esta fase dura alrededor de 7 días, momento en que se organiza el cuerpo lúteo y comienza la
producción de progesterona.
DIESTRO:
Dura alrededor de 9 días y se produce progesterona y si no ocurre la gestación al final comienza la
regresión del cuerpo lúteo disminuyendo el nivel en progesterona circulante en sangre, comenzando
la maduración de nuevos folículos y con ello el inicio de un nuevo ciclo. En relación a las fases del
ciclo, son diferentes los autores que han establecido la duración de los mismos, así Newa (1961)
señala que el ciclo estral de las cerdas consta de 4 fases 2,7 días el proestro, 2,4 días el estro, post-
estro 1,8 días y 14 días para el diestro, Rowson (1962) difiere con respecto a la duración del diestro
reportando una cifra de 19 días. En estudios realizados en cochinatas y cerdas adultas Rowson
(1962) observó que el celo en las cochinatas tiene una menor duración que en las cerdas adultas, la
media de duración del celo en cochinatas fue de 54 horas mientras que en las cerdas adultas fue de
70 horas.
En estudios realizados por Einarsson (1968) en cochinatas y cerdas adultas que eran inseminadas
en presencia de este reflejo, se demostró que el por ciento de gestación aumenta tanto en las
lechonas como en las cerdas adultas; destacándose además que también la camada aumenta
cuando las inseminaciones se practican frente al mencionado reflejo. El reflejo de inmovilidad puede
ser provocado en las hembras en celo por el hombre colocando las palmas de las manos en la región
de la grupa de la hembra en celo, puede observarse un estado de quietud en las cerdas siendo
precisamente este el momento óptimo para la inseminación artificial o la monta dirigida, de ahí la
importancia de este reflejo dentro del período del celo.
VERRACO:
La conducta sexual del verraco incluye dos aspectos: la libido o motivación sexual y la capacidad de
monta. En realidad, ambos aspectos están relacionados y cualquier circunstancia que afecte
negativamente la capacidad de monta puede acabar provocando una disminución de la libido, que
incluso puede llegar a ser irreversible.
TEMPERATURA AMBIENTE:
Cuando la temperatura ambiente es muy elevada, la libido disminuye de forma transitoria. La
temperatura a partir de la cual empieza a observarse este efecto es variable y depende de factores
tales como el peso y condición corporal del animal, su habituación al calor y la frecuencia de uso. En
general, particularmente cuando el aumento de temperatura se produce bruscamente, la libido puede
empezar a disminuir a partir de los 25-30°C. Hay que señalar, no obstante, que en determinadas
circunstancias el verraco puede seguir manifestando una libido normal a temperaturas mucho más
altas, incluso de 40°C.
SECUENCIA DE COMPORTAMIENTOS:
El apareamiento completo en pollos es la culminación de una secuencia de comportamientos. El gallo
inicia el apareamiento al mostrar un comportamiento de cortejo: baja un ala y baila en círculo (el ala
más baja va a estar en la parte interna de la danza en círculo).
La gallina se agazapa (agacha la cabeza y el cuerpo) para indicar que está lista para recibir al
macho. El gallo va entonces a montar a la gallina y le va agarrar la cresta, plumas del cuello o la piel
en la parte trasera de la cabeza o del pescuezo para ayudar a mantenerse en el dorso de la gallina.
EL GALLO:
El gallo generalmente eyacula entre 100 millones y cinco mil millones de espermas a la vez con
grandes concentraciones al inicio más que al final del día, cuando ocurre el agotamiento después de
varios cruces.
El primer semen promedia alrededor de 1 ml, pero después de varias eyaculaciones, el volumen
promedio se va a reducir a 0.5 ml o menos. Estos datos se obtuvieron de recolecciones de semen
como cuando se hacen para inseminación artificial.
El número de esperma por eyaculación y los volúmenes de semen van a ser menores en los
apareamientos naturales que en la recolección de semen por estimulación artificial y masaje
abdominal.
La frecuencia de apareamiento sigue un patrón diurno; llega a su pico al principio y al final del día.
Un gallo se puede cruzar de 10 a 30 veces o más al día, dependiendo la disponibilidad de las gallinas
y la competencia de otros gallos. Sin embargo, el número de espermas por eyaculación es pocas
veces menor a 100 millones, que es el mínimo requerido para mantener una alta fertilidad.
Con el apareamiento natural, va a haber como resultado una mejor fertilidad cuando se da el
apareamiento después de que la gallina ha puesto un huevo con cascarón. Sin embargo, si las
gallinas se aparean con frecuencia (a diario), es poco probable que se note la diferencia en la
fertilidad independientemente de cuando suceda el apareamiento.
El gallo tiene un falo pequeño que se llena con linfa para formar el órgano copulatorio. El órgano
copulatorio es rudimentario y al momento del apareamiento prácticamente no existe la penetración.
La gallina saca la vagina durante la copulación, lo que ayuda a transferir el semen hacia el oviducto.
Los patos, gansos y algunas otras aves tienen órganos copulatorios mejor definidos.
Existen variaciones de esta condición, de acuerdo a la zona geográfica, existiendo regiones donde
las diferencias de las estaciones son mínimas y otras donde esta condición es muy marcada.
Finalmente, la estacionalidad reproductiva del ovino está influenciada por un gran número de factores
ambientales. Sin embargo, el fotoperíodo, que es la duración que tiene el día expresado en horas de
luz, es el de mayor importancia.
El efecto de la raza o línea genética otorga una condición denominada “ciclo abierto”, es decir, con
una menor influencia de la estación del año. Por el contrario, razas británicas, como Texel, Suffolk,
Poll Dorset y Hampshire, entre otras, que presentan una temporada reproductiva más corta, son
razas de “ciclo cerrado”.
FACTORES AMBIENTALES Y GENÉTICOS QUE INFLUYEN EN LA PRODUCCIÓN:
Existen varios factores ambientales y genéticos que influyen en las características reproductivas del
ovino. A continuación hablaremos de ellos.
EPOCA DEL AÑO: Su efecto es directo sobre las características reproductivas de los ovinos a través
del fotoperiodo. Los ovinos son animales de días cortos, comienzan a ciclar a medida que
disminuyen las horas de luz del día.
NUTRICION: El estado nutricional de las hembras, reflejado en la condición corporal, tiende a
modificar la amplitud de la respuesta. Su efecto es directo sobre la tasa de ovulación, es decir, sobre
el número de óvulos liberados en la ovulación. De ahí que el flushing (estimulo alimenticio previo al
encaste) afecta positivamente la tasa de ovulación.
ESTRES: Su efecto es negativo sobre el proceso reproductivo, generando una demora o inexistencia
del comportamiento sexual, bajas tasa de ovulación y reducción de la espermatogénesis.
RELACIONES DENTRO DE LA ESPECIE: El efecto macho o respuesta inductora de la actividad
reproductiva en hembras en anestro estacional (estado de inactividad sexual en animales hembras
durante el cual no presentan ciclo estrógeno), o la introducción de hembras ciclando en un rebaño de
hembras en anestro, generan un efecto positivo en la actividad reproductiva.
GENETICA: La raza es un factor que afecta la duración de la estación reproductiva y genera
diferencia en parámetros reproductivos como fertilidad y la tasa de ovulación. Por ejemplo, las razas
carniceras presentan un anestro reproductivo más largo que razas de doble propósito.
Si se considera como parámetro productivo la longevidad de los vientres, las ovejas deberían ser
apareadas durante la primera época de servicio después que han cumplido un año de edad, para que
sus primeros corderos nazcan cuando tienen aproximadamente 24 meses.
Esta condición es más bien aplicable en crianzas de ovinos para leche y para lana. En producción de
carne, y cuidando algunos aspectos como el de desarrollo corporal y peso vivo, las hembras pueden
ser encastadas en forma intensiva desde los 7 meses de edad en adelante.
En forma práctica se puede encastar a las corderas de 7 meses con más de 45 kilos de peso vivo o
cuando tengan entre el 60 a 75% del peso de sus madres, temprano en la temporada de encaste o
monta y siempre que existan praderas de buena calidad.
A su vez, el carnero debe entrar en servicio al año y medio de edad (el carnerillo puede servir 35 a 50
ovejas en la temporada). Si bien se puede usar animales más jóvenes, ello resta capacidad de
crecimiento del animal y el número de hembras posibles de cubrir se reduce a menos de 20.
CICLO ESTRAL:
Durante la estación sexual las hembras ciclan cada 17 días promedio, con una oscilación de 14 a 20
días.
Las ovejas de la mayoría de las razas no muestran actividad sexual alguna, durante varios meses del
año están en anestro (inactividad sexual).
CELO:
Las ovejas sólo se aparean durante los períodos de celo o estro. En las ovejas adultas, tales
períodos duran normalmente de 19 a 24 horas (en casos extremos hasta 36 horas), pero en las
borregas o primerizas sólo duran de 9 a 12 horas (a veces menos).
La ovulación parece ocurrir más bien tarde durante el periodo de celo; comúnmente, alrededor de 24
a 30 horas después de su iniciación. Si la oveja no es servida o no logra concebir, el estro reaparece
después de un intervalo de 14 a 20 días, con un promedio de 17 días.
Aunque existen diferencias entre las distintas zonas de la Tierra, la estación reproductora comienza
poco tiempo después del equinoccio de primavera y acaba con la llegada del equinoccio de otoño.
La yegua solo se muestra receptiva durante un periodo de tiempo y muestra preferencias –en libertad
– a la hora de aceptar o no a un macho. En cambio, el semental presenta conducta sexual durante
todo el año. La conducta sexual de los caballos se caracteriza por una fase de cortejo larga y una de
monta corta, en torno a un minuto de duración.
La yegua presenta un ciclo sexual que se repite aproximadamente cada 21 días, y finaliza bien
cuando un macho consigue fecundar o cuando concluye la temporada reproductiva. La primera fase
de la conducta sexual de una yegua está destinada a atraer la atención del macho; dicha receptividad
puede confirmarse observando su postura corporal: apartan la cola hacia un lado dejando el clítoris
expuesto y miccionando frecuentemente, liberando así feromonas sexuales al ambiente, información
muy valiosa para los machos presentes. Una vez que el caballo detecta a una hembra en celo se
inicia la fase de cortejo, que puede durar varios días. El éxito de la monta depende de que el macho
tenga una erección completa y este hecho se relaciona en libertad con la cantidad de juego sexual
previa a la penetración. La postura del caballo durante la fase de cortejo es bastante característica,
es la llamada “ Conducta de Flehmen”. Tras la fase de cortejo y si la hembra consciente tiene lugar la
monta. En condiciones naturales un semental puede montar a varias hembras en un solo día.
Al igual que las hembras los machos en libertad muestran preferencias a la hora de escoger su
pareja sexual. Los sementales evitan montar a aquellas hembras con las que han tenido un mayor
contacto social. Es una estrategia muy importante desde el punto de vista evolutivo ya que así se
evita el apareamiento entre caballos emparentados y se previene la consanguinidad.
El olfateo de la región perianal de la hembra (fig. 2) por parte del macho es una de las primeras
manifestaciones que se dan cuando se unen dos conejos para el acoplamiento. Siguiendo a la coneja
en movimiento por la jaula o también cuando está quieta, el macho alcanza la zona perianal bajando
y girando ligeramente la cabeza y efectuando con la misma pequeños movimientos exploratorios.
También la coneja (fig.3) suele olfatear la región perianal del macho. Este recíproco intercambio de
"información" por vía olfativa se efectúa generalmente de forma simultánea por los dos individuos ya
sea durante un lento movimiento en círculo, ya sea parados. Inmediatamente antes del acoplamiento
(fig. 4), Y durante el mismo, si es adecuadamente estimulada por el macho, la coneja asume una
postura característica denominada lordosis. La hembra permanece inmóvil y, mientras tiene pegada
al suelo la parte anterior del cuerpo, arquea hacia arriba, con la cola girada sobre el dorso, el cuarto
posterior mediante una flexión de la columna vertebral. La posición de lordosis puede manifestarse
también a continuación de una estimulación efectuada por el criador con un dedo en la zona
anogenital.
El macho (fig. 5) tiende a frotar el propio 298 ci' 6 mentón, además de sobre una serie de objetos
inanimados y sobre los salientes de la jaula, sobre la nuca, las orejas y a veces el dorso de la
hembra. De esta forma marca los objetos y los individuos con las secreciones olorosas personales
producidas por las glándulas infra mandibulares. A fin de marcar (fig. 6) Los objetos e individuos, los
machos, sobre todo los dotados de una fuerte libido, emiten chorros de orina hacia las paredes de las
jaulas, las hembras y también hacia los machos rivales , especialmente si están enjaulados cerca de
aquéllos. El conejo proyecta la orina mientras tiene la cola levantada y oscilante, adelantando el
cuarto posterior de tal forma que pueda golpear adecuadamente el objetivo mientras gira velozmente
por la jaula.
A veces (fig. 7-8), ante actitudes de rechazo del acoplamiento por parte de la hembra y con intención
de estimular sexualmente, el macho rasca el dorso de la compañera con las patas anteriores,
arrancándole algunos mechones de pelo con los dientes. Otras veces, y siempre en el intento de
lograr el acoplamiento, pero concediendo una breve pausa después de infructuosas tentativas, el
macho se coloca encima de la caneja aplastándola breves instantes con el propio vientre.
La coneja, a menudo fastidiada por estas actitudes y sin la menor intención de concederse, tiende a
sustraerse al macho corriendo por la jaula en círculo y manifestando cierta agresividad defensiva. El
verdadero acoplamiento (fig. 9) se completa en pocos segundos cuando la hembra acepta al macho.
Este efectúa el cubrimiento montándose sobre el dorso con la parte abdominal de su cuerpo,
agarrándose a la región cervical con los dientes y apretándole los flancos con las patas anteriores. La
completa penetración y la eyaculación se alcanzan después de haber realizado cerca de una decena
de rapidísimos movimientos pélvicos. La monta, cuando es efectuada sin que la hembra acepte al
macho y se haya dispuesto en posición de lordosis, no se concluye nunca con la penetración salvo
que intervenga manualmente el criador. El acoplamiento (fig.1 O) finaliza cuando el macho,
levantando las patas posteriores del suelo y extendiéndose hacia adelante, pierde el equilibrio y cae
hacia atràs o al lado de la hembra emitiendo, normalmente, un característico grito y arrancàndole un
mechón de pelo de la zona del cuello donde se suele agarrar con los dientes. Una vez concluido el
primer acoplamiento, si se permite a los animales permanecer juntos, los conejos se acoplan todavía
varias veces en el lapso de pocos minutos. A veces, no obstante, después del primer acoplamiento,
la coneja huye repetidamente del macho sin que éste pueda volver a cubrirla. En ocasiones la coneja
(fig. 11) manifiesta claramente la propia disponibilidad al acoplamiento estirándose repentina y
brevemente sobre un lado en dirección al macho, mostrando el vientre y la zona anogenital. Tal
comportamiento se da principalmente en el intervalo de tiempo entre dos acoplamientos próximos.
La cubrición efectuada sobre la cabeza (fig. 12) es una manifestación bastante frecuente en algunos
casos y puede darse tanto en los machos como en las hembras. Puede suceder en machos jóvenes
en sus primeras experiencias, así como en los reproductores adultos cuando se encuentran ante
hembras no receptivas. También las conejas en celo intentan a veces montar a los machos, además
de sobre el cuarto posterior sobre la cabeza, si bien los machos difícilmente se quedan inmóviles sino
que intentan a su vez montarlas. En este caso, antes de que la coneja se coloque en posición de
lordosis, a menudo los animales intentan montarse recíprocamente moviéndose en círculo y pegando
los flancos el uno al otro.
COMPORTAMIENTO REPRODUCTIVO DEL CUY:
Las cobayas hembras en condiciones naturales de crianza, entran a la pubertad entre los 55 y 70
días de edad, así mismo, al recibir un manejo nutricional adecuado hace que 7 lleguen a la pubertad
en menor tiempo, pudiendo presentar el primer celo entre los 45 a 60 días, mientras un manejo
nutricional inadecuado atrasa su aparición (Aliaga et al., 2009). Se dice que los cuyes hembras llegan
a la pubertad cuando tienen de 55 a 70 días de edad, sin embargo, esto no quiere decir que están en
la edad óptima para ser cubiertas ya que física y fisiológicamente aún no están desarrolladas y aptas
para ser madres, en caso de que la cobaya hay sido cubierta, padecerá un atraso en su desarrollo y
consecuentemente al apareamiento prematuro dará crías pequeñas y raquíticas, susceptibles a
enfermedades.
PRIMER CELO:
En condiciones normales de manejo alimenticio, el primer celo se presenta a los 55 y 70 días el cual
dependerá de la calidad nutricional en su manejo alimenticio, pudiéndose ayudar con el peso vivo del
cuerpo de modo que es un parámetro más constante que la edad.
CICLO ESTRAL:
En los cobayos la duración del ciclo es de 16,4 días con un promedio de ovulación de 3,14 óvulos por
ciclo. Dicho ciclo estral presenta cuatro fases:
PROESTRO: En esta fase se observa una congestión genital externa, con secreción serosa, es la
etapa donde el aparato reproductor femenino se prepara para liberar el óvulo maduro del ovario. El
proestro dura 14 horas.
ESTRO O CELO: Esta fase se caracteriza por la presencia de mucosidad de la vagina en la cual las
hembras aceptan al macho dicha etapa dura de 11 a 12 horas, una característica es que la
manifestación de celo en esta especie se presenta también inmediatamente después del parto
aproximadamente de 2 a 3 horas.
MATAESTRO: Esta fase indica que las hembras ya pasaron su estado de celo y no dejan que el
macho les cubra, caracterizándose por la presencia de células epiteliales y leucocitos. Es la fase 8
donde se prepara el útero para la implantación del huevo fertilizado. La duración es de 20.4 horas.
DIESTRO: Se podría mencionar que es la fase más larga del ciclo, donde el cuerpo lúteo creció
plenamente, habiendo predominancia de leucocitos cuya duración es de 14,7 días.
EMPADRE: Para el primer empadre se sugiere que los machos deben tener más de 4 meses de
modo que él ha logrado el tamaño y la madurez sexual adecuado, alcanzando un peso superior a 1.1
Kg (34%) más que las hembras, por tanto, logra tener el dominio sobre el grupo de hembras y
mantener una relación de empadre de 1:7. Así mismo el macho reproductor logrará al mes de
empadre un peso superior a 1.4 Kg.
La edad del cuy es un factor que predomina en la habilidad maternal, en la mortalidad de las crías e
influye en el incremento del peso de las crías. Varias investigaciones demuestran que la edad óptima
de empadre depende fundamentalmente del peso de las hembras que ha alcanzado a los dos
meses, si la hembra supera los 600 g, la parición sucede sin problemas. En otras palabras, la calidad
genética de los animales influye en la determinación óptima de empadre.
Alpacas y llamas no muestran signos exteriores de celo o receptividad. La hembra respectiva adopta
un patrón especial de comportamiento ante la presencia del macho: ella puede dejarse montar por el
macho para luego tomar la posición de sentada o corretear un momento antes de dejarse montar por
el macho y adoptar una posición no copulatoria. Algunas veces, hembras receptivas se acercan a
una pareja que está copulando y se sientan junto a ellas. Así, también, es común ver a algunas
hembras receptivas montar a hembras del rebaño. Si la hembra del rebaño no está receptiva,
escapará del macho, escupiéndole. Los cambios en el comportamiento sexual son más evidentes en
el macho que en la hembra. Durante la fase corta de persecución y durante la monta, los machos
emiten sonidos fuertes de tipo nasal (ronquidos), hinchando los carrillos. La cópula se realiza en
posición “sentados”. La hembra descansando sobre su pecho, con sus cuatro patas debajo del
cuerpo el macho se posiciona sobre y algo detrás de la hembra. La intromisión se produce
rápidamente y la cópula se inicia con movimientos pélvicos casi rítmicos. La hembra siempre asume
una actitud muy pasiva durante la cópula. Algunas veces, cuando la cópula dura mucho, ella parece
descansar, cambiando de posición sobre uno de sus costados, sin interrumpir la cópula. La cópula es
relativamente larga en todos los camélidos sudamericanos en alpacas: 10 a 50 minutos, y en la llama
varía de 10 a 60 minutos.
Cuando los machos son puestos en contacto con las hembras por primera vez, se produce una
intensa interacción. Esta actividad se encuentra relacionada, aparentemente, con el establecimiento
de jerarquías de dominancia. Se incluyen desafíos y enfrentamientos caracterizados por escupidas,
encabritamiento y monta de uno sobre el otro. Generalmente, la relación de dominancia se establece
rápidamente.
La actividad copulatoria se inicia con la persecución de las hembras por parte de los machos.
Algunas hembras adoptan una posición recumbente inmediatamente pero la mayoría huye del macho
hasta que éste logra subir su pecho sobre los cuartos posteriores de la hembra, ejerciendo una
presión que la lleva a acostarse con los cuatro miembros debajo del cuerpo. Una vez que la hembra
adopta esta posición, el macho la monta y se mueve hacia delante hasta lograr la introducción del
pene. Los machos penetran el cérvix durante la cópula y la deposición del semen ocurre en ambos
cuernos uterinos. Durante el servicio, los machos muestran signos de excitación a través de
respiraciones agitadas, dilatando y contrayendo los ollares rítmicamente y emitiendo sonidos
guturales. Las hembras asumen una actitud muy pasiva permaneciendo en decúbito esternal aunque,
en algunas ocasiones, pueden cambiar de posición y colocarse en decúbito-lateral.
El acto copulatorio dura generalmente entre 3 y 65 min, con un tiempo promedio de 20-30 min. La
eyaculación es continua durante el servicio, con una liberación de semen por goteo acompañado por
pulsos de la uretra que van de un rango de 38 a 132 y de 11 a 117 contracciones en llamas y
alpacas, respectivamente. No existe una relación entre la duración de la cópula y las tasas de
preñez; tiene una duración menor en los machos jóvenes en comparación con los adultos. No es
posible observar signos indicativos del momento en que está ocurriendo la eyaculación ni en la
hembra ni en el macho.
Otras hembras que se encuentran receptivas al macho se acercan a las parejas que están
copulando, huelen al macho y se echan en decúbito esternal, a veces, durante todo el tiempo que
dura la cópula. En cambio, las hembras que no se encuentran receptivas y presentan un cuerpo lúteo
funcional, rechazan violentamente al macho mediante escupidas, patadas y huyendo.
Los machos también realizan el reflejo de flehmen luego de oler la orina o materia fecal de las
hembras
Donde esto exista el toro normal tentará generalmente montar sin tomar en cuenta si el estro está
presente o no -en efecto, los novillos son usados con éxito, muy a menudo como señuelo en los
centros de inseminación artificial (Chenoweth, 1981). Las feromonas también juegan, probablemente,
su rol ayudando a los toros a detectar las hembras receptivas, aunque la activación feromónica en los
bovinos requiera tal vez de un estrecho contacto físico para su implementación (Jacobs et al., 1980).
El sentido principal que los toros usan para detectar hembras en celo es la vista (Hale, 1966;
Chenoweth, 1986; Geary y Reeves, 1992). Sus observaciones son sustentadas por la tendencia de
las hembras tanto en el proestro tardío como en el estro, de formar un grupo sexualmente activo
(GSA); el cual es muy móvil y que está generalmente en contacto visual con el toro o gru· po de toros
(Williamson et al.,1972; Chenoweth, 1981). Las hembras en celo están generalmente más activas
que en otras fases del ciclo estral.
Los toros tienden a ser más atraídos por las hembras que recién entraron en celo; la presentación de
una hembra recién estimulada puede restablecer la libido a los machos saciados (Almquist y Hale
1956; Thierry y Signoret, 1978). La hembra ejerce un considerable control sobre el apareamiento
mediante la determinación del tiempo de acceso sexual y también en la identificación del macho/es
exitoso. Los toros son polígamos y forman grupos jerárquicos con estatus sociales que influyen en su
éxito reproductivo (Chenoweth, 1981-1994 a). La pre estimulación de los machos aumenta la
respuesta sexual (Mader y Price, 1984). Para los toros jóvenes es a menudo necesario un proceso
de aprendizaje antes de que se logre una habilidad de monta que los haga competentes y efectivos
(Boyd et al., 1989; Chenoweth, 1994 a). Los toros tienen un pene fibroelástico y la cópula es rápida
con una eyaculación que generalmente es como pletada en 1 o 2 segundos.
COMPORTAMIENTO MATERNAL:
El comportamiento maternal incluye aquellos comportamientos de la hembra que ocurren alrededor
del momento del parto y que están asociados con el parto en sí y la sobrevivencia del producto.
Están incluidos aquí aislamiento, búsqueda de sombra, construcción del nido, parto, limpieza y
estimulación del neonato para que mame y establecimiento de la relación madre-hijo. Estos
comportamientos, importantes ya que aseguran la conservación de la especie, generalmente también
representan valiosas herramientas productivas. La expresión propia de tal comportamiento está, sin
embargo. bajo la presión de los modernos sistemas de producción.Aquí, los intentos para aumentar
la fecundidad en algunas especies coloca severos desafíos sobre la habilidad materna, mientras que
procedimientos que reúnen las hembras en medio ambientes no naturales pueden llevar a estrés
indebido, contaminación y falla en el relacionamiento madre-hijo.