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El Congreso de Angostura, instaurado el 15 de febrero de 1819 por Simón Bolívar, dio comienzo
a La República o la ‘Gran Colombia’ el 17 de diciembre del mismo año. El fin de este período
llegó en 1830, un año después de la renuncia del libertador.
Después de las batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá, en 1819, se constituye formalmente
en el Congreso de Angostura la República de Colombia “La Gran Colombia”, que para entonces
se formó en los departamentos de Venezuela, Quito y Cundinamarca (la antigua Nueva
Granada), gobernados por Bolívar como presidente, quien se consagraría en el poder mediante
el Congreso de Cúcuta, y con Antonio Nariño como vicepresidente. Cada departamento era
gobernado por un vicepresidente, para así crear una nación unitaria.
En 1821 Panamá se une a la Gran Colombia y Bolivar inicia la batalla de Carabobo en la que
derrotó al ejército de La Torre. En 1822 Quito acepta integrarse en Colombia, pero Guayaquil
continuaba defendiendo su independencia, por lo que el Bolivar personalmente convence a los
guayaquileños y se anexa. La entrevista de Guayaquil fue uno de los eventos más
controvertidos de la campaña libertadora de Bolivar. Pues, la discusión con el libertador San
Martín el 26 de julio duró dos días.
Después de su nombramiento, el libertador marchó al sur durante cuatro años para forjar la
independencia de Ecuador y Perú, dejando a cargo al general Francisco de Paula Santander. Al
retomar el poder en agosto de 1828, Bolívar tomó una postura dictatorial, eliminó el cargo de
vicepresidente e hizo múltiples cambios de gobierno.
En el año de 1830 las expectativas de unidad y desarrollo para Sudamérica que tenía el
libertador llegan a su fin. Bolívar renunció ese mismo año luego de la disolución de la Gran
Colombia en Nueva Granada, Venezuela y Ecuador y murió en Santa Marta a sus 47 años.
Si existiese hoy sería un país gigante con casi 100 millones de habitantes.
Pero la Gran Colombia fue un proyecto efímero que duró poco más de una
década.
Desde el inicio del año 1830 el proceso económico avanzó con lentitud en los diferentes
sectores de la economía nacional. Su característica principal fue la de ser un país
eminentemente rural con una actividad agropecuaria, siendo el factor más importante de
esta actividad la tierra y su explotación. En esta tónica se mantendría el proceso hasta
1870, cuando en el primer gobierno de Guzmán Blanco empezó a manifestarse un
desarrollo, con influencias foráneas, dándole un empuje a la economía que se encontraba
estancada.
Para el siglo XX, con la aparición del petróleo en la economía venezolana, ésta empieza a
desarrollarse un poco más rápido, gracias a los incentivos generados por la actividad
petrolera, la cual generó recursos fiscales que facilitaron la dinámica económica del país
a través de actividades comerciales y trabajo minero incluyendo la industrialización. En
tal sentido, la estructura económica abarca los sectores: agropecuario, comercial, minero
e industrial.
El proceso político que se inicia en Venezuela a partir de 1830 se caracteriza por el largo
período que vivió en distintas etapas alternadas de paz y revoluciones, de gobiernos legales
y de dictaduras. El nuevo orden que se proponían establecer las elites influyentes del país
giraban en torno a la formación de tres elementos: el caudillismo como sistema político,
la creación del Estado Nacional y el establecimiento de una ideología liberal
Después de recuperar Oriente, controlar los Llanos y ocupar Guayana, Bolívar convocó al
segundo Congreso de Venezuela. Éste se instaló el 15 de febrero de 1819 con
representantes de las provincias venezolanas y de la provincia de Casanare de la Nueva
Granada. Al instalarse el Congreso, Bolívar pronuncia su célebre discurso y exclama:
"¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado la
Soberanía Nacional para que ejerza su voluntad absoluta!". Reconoce al Congreso como
frente de la autoridad legítima, depósito de la voluntad soberana y árbitro del destino de
la nación. Ante él depone el mando supremo y dice que solamente una necesidad forzosa,
unida a la voluntad imperiosa del pueblo, le habría sometido al terrible y peligroso encargo
de dictador.
El país contaba con un millón de kilómetros cuadrados y una población que, en 1830,
escasamente llegaba a 800.000 habitantes y 1.000.000 para 1840. En 1810 se contaba con
900.000 habitantes y luego de la guerra independentista la población había descendido a
menos de 800.000 habitantes, sin tomar en cuenta el crecimiento ocurrido en esos años.
Buena parte de esa población era rural y se encontraba dispersa en pueblos, haciendas y
hatos. La despoblación de nuestro territorio aparecía como uno de los primeros problemas
que debía resolver el gobierno republicano, para lo cual tendría que incentivar la
inmigración extranjera en el país, lo que traería el incremento de la producción, que se
traduciría en progreso económico. Igualmente hubo propietarios interesados en la
promoción de extranjeros, que pudieran proveer de mano de obra a sus haciendas y de
inmigrantes a quienes se les facilitara que trajeran a sus familiares para la búsqueda de
una colonización agrícola. Tal fue el caso de la conocida Colonia Tovar, cuyo propietario
Martín Tovar, fundó con inmigrantes alemanes, en terrenos de su propiedad, ubicados hacia
el oeste de Caracas, y que hoy se encuentran en territorio aragüeño.
A modo de conclusión