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Unidad XII

El ensayo
Sugerencias para el estudio de la Unidad XII

Ensayo. Experimento mental. Sí, se puede decir así. El ensayo es el resultado de un


experimen- to mental, por cuanto el autor explora y extrae conclusiones sobre las ideas más
simples o más complejas. Se dice que nada hay que pueda escapar al escrutinio de este
explorador mental. Y es ahí donde radica su valor: en la originalidad, en el dominio que sabe
mostrar el ensayista sobre un tema que ha hecho suyo, no solo por cuanto constituye parte
de sus vivencias, sino porque ha sabido encontrar un punto de vista atractivo para sus
destinatarios probables.
Este tipo de escrito demanda experiencia y documentación. La experiencia sin la
documentación se puede quedar en simple opinión que no despierta mayor interés. La
documentación sin expe- riencias personales no irá más allá de un artículo informativo de
los tantos que leemos a diario. Es el compromiso con el objeto de reflexión, es el haber
encontrado una alternativa creativa a un tema común, lo que te llevaría a convertirte en un
“hacedor” de ensayos.
Pues bien, una recomendación: Antes de comenzar a escribir, define conscientemente tu
propó- sito, documéntate acerca de tema, sea cual sea, y luego busca en el almacén de tus
experiencias aquellas que podrían darle un sabor de intimidad a los datos con que cuentas.
Con esa sencilla receta que no abarca otros ingredientes que la definición del propósito,
documentación y asig- nación personal de sentido, es suficiente para que desde los primeros
experimentos descartes los resultados ingratos.

288 | EL ENSAYO
Objetivos de la unidad XII

Al finalizar el estudio de esta unidad, serás capaz de:


1.- Conversar o escribir con propiedad respecto al concepto de
ensayo 2.- Comparar la estructura del ensayo con la del texto
científico
3.- Considerar el tema y el material que posees, antes de decidir la extensión de un
ensayo 4.- Reflexionar acerca de cómo hacer la selección y delimitación del tema
5.- Ensayar varias formas para lograr el tono adecuado
6.- Emplear en el borrador, por lo menos, cinco características de las que definen el ensayo,
y subrayarlas
7.- Ampliar las biografías y producciones de algunos ensayistas prestigiosos.

Esquema de contenido de la unidad XII

1.- El ensayo
2.- Estructura del
ensayo 3.- Extensión del
ensayo 4.- El tono
5.- Selección y delimitación del tema
6.- Características que definen el
ensayo 7.-Ensayistas prestigiosos

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 289


12.1 EL ENSAYO

El ensayo es un escrito en prosa con unas características que resultan particulares en grado sumo.
Tiene la objetividad de la ciencia y la subjetividad del arte. Es siempre el fruto de una profunda
reflexión, reflexión que en muchos casos abre las puertas a la curiosidad del lector. No define el
ensayo el objeto acerca del cual se reflexiona; lo que al ensayo define es la actitud del autor. Es,
definitivamente, un escrito subjetivo donde la objetividad tiene asegurado su espacio.
Se diría que el ensayo es la consecuencia lógica de un experimento mental, por cuanto el autor
explora y extrae conclusiones sobre las más diversas ideas. Desde su origen, y aún en la actualidad,
cualquier tema puede ser objeto de un ensayo, siempre que el autor se comprometa con sus propias
opiniones y haga interesantes sus divagaciones acerca de un tema quizás insulso.
Ya se trate de un asunto científico, filosófico o literario, el ensayista se apropia de él para
someterlo a conciencia a tal proceso de análisis y síntesis que genera un documento plagado de
implicaciones personales. Por eso, el ensayo es al mismo tiempo arte y ciencia donde lo denotativo
y lo connotativo conviven en estrecha unión, sin que ninguno de los dos intente disputarle su
espacio al contrario.
El nacimiento de este género se remonta al Renacimiento. Muchos estudiosos consideran a
Michael Montaigne como su creador. Montaigne no solo daba a sus escritos el nombre de ensayo,
Essais, sino que durante mucho tiempo los que practicaron el género, imitaron el carácter de
meditación moral que él imprimía a su producción. Se dice incluso que Montaigne por sí solo
estableció la autonomía del género.
El punto de vista del autor es el protagonista del ensayo. Por tal motivo es un escrito siempre en
prime- ra persona, en primera persona real, que no ficticia, hecho que el autor avala con su firma.
Los gustos y aversiones del que escribe destacan sobre la realidad del objeto de reflexión, pues al
actor de este ex- perimento le interesa sobre todo mostrar cómo lo impacta la realidad, no el estudio
la realidad misma.
Sin embargo, el ensayo no es un escrito superficial en el que se puede salir airoso con solo elegir bien el
tema o hacer una buena documentación. El ensayista debe contar con la autoridad que da el
dominio del tema y del estilo. Debe poseer una sólida estructura cultural, y una buena dosis de
carisma para despertar el interés de los eventuales lectores.

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 291


12.2 Tipos de ensayo
Son muchos los tipos de ensayo, casi tantos como ensayistas y predilecciones. Si bien este género
nace como una especie de reflexión moral, no podía permanecer estático, y hoy día tenemos los
de corte literario, científico, e incluso aquellos que se consideran como estudio especializado de
un tema. De todas formas, y dejando a un lado los matices que hacen de cada ensayo una obra
personal del autor, en sentido general se pueden clasificar en científicos y literarios.
 El ensayo literario. En este apartado encontramos diversos tipos de ensayo, todos con el
común denominador de exhibir sin pudor la visión y personalidad del autor. No se pretende siquiera
la certeza del punto de vista, la incertidumbre o la duda son bienvenidos, lo mismo que cualquier
recurso que ponga de relieve la particularidad de las vivencias existenciales. Las formas que
originaron el género están bastante cerca de este grupo.
 Ensayo científico. Se trata de una reflexión más o menos objetiva, con miras a divulgar un aspecto
de un tema científico. Esta condición lo hace más sistemático y riguroso que el literario. Por estar muy
cerca de la ciencia, no concede margen al error, aunque sí, un tanto, a la parcialidad de las
opinio- nes. Así que en este tipo de ensayo el autor suele comentar un tema de su interés para
mostrar a los destinatarios cómo aprovechar los descubrimientos e imprimir calidad a la vida. En
ocasiones destaca maneras diferentes de superar los obstáculos de la rutina moderna o, persuade al
lector de las ventajas de observar alguna situación desde un punto de vista un tanto inusual. Sea
cual sea el tema y el propó- sito, el ensayo científico requiere de referencias bibliográficas que
acrediten la rigurosidad del trabajo.

12.3 Estructura del ensayo


El ensayo se nutre fundamentalmente de prosa expositiva y argumentativa, en tanto presenta una
información, y luego se encamina a convencer o persuadir al lector de su particular visión. Por
este mismo motivo, no descarta otras formas expresivas como la descripción o la narración y puede,
inclu- so, recurrir al diálogo.
Como expresión del texto discursivo, el ensayo presenta las tres partes características de éste:
introduc- ción, desarrollo y conclusión.
 Introducción: En esta parte el autor confía a su interlocutor cuál es el objeto de sus reflexiones;
es decir, le presenta el tema que le inquieta y sobre el cual ha venido tanteando hipótesis.
Despierta su interés, y aprovecha para tratar de persuadirlo de la importancia de considerar el
nuevo planteamiento del tema.
Lee atentamente la introducción que hace la escritora española Rosa Montero a su ensayo
Historias de mujeres:

292 | EL ENSAYO
«Esta obra es todo lo contrario a un catálogo hagiográfico de mujeres
perfec- tas. Nunca deseé hacer tal cosa. No sólo no creo que las mujeres
tengamos que ser forzosamente admirables, sino que además lo que
reivindico es que podamos ser tan malas, tan necias y tan arbitrarias como
lo son los hombres en ocasiones. Aspiro a la verdadera libertad del ser, a
asumir nuestra humani- dad cabal y plena, con todas sus luces y sus
sombras. Y así, entre las biogra- fías de este volumen hay señoras
perversas y terribles, como Laura Riding o la mortífera Aurora Rodríguez,
la madre de la pobre Hildegart. Hay mujeres patéticas y desquiciadas que
no pueden ser un modelo para nadie, como Ca- mille Claudel o Isabelle
Eberhardt. Y hay otras, en fin, ambiguas y complejas, con logros
admirables y detalles horrendos, como la gran Simone de Beau- voir, una
pensadora monumental que ocultaba también ciertas miserias. Eso sí:
todas ellas, malas o buenas, desgraciadas o dichosas, derrotadas o triun-
fantes, son personas muy poco comunes y tienen unas vidas fascinantes.»

 Desarrollo: Si se trata de un ensayo de tipo personal o meditativo, el autor plantea su tesis, y a


con- tinuación reflexiona sobre las ideas, sustentándolas con el fruto de sus experiencias y
documentación. De esta manera hará uso de observaciones, costumbres de su entorno, experiencias
familiares y de su círculo de amigos; en fin, de sus vivencias personalísimas.
Si por el contrario se trata de un ensayo más cercano al rigor científico, como sería uno de divulgación
científica o con fines didácticos, entonces platearía el tema objeto de consideración, pero esta vez
sus reflexiones serían más acordes con los resultados de una búsqueda de documentos más
estricta. Evi- dentemente, siempre ayuda ser ameno, aunque el tono estará en consonancia con
los propósitos.
 Conclusión: Aquí el escritor expone sus inferencias respecto al objeto de su reflexión.
Asimismo, deriva conclusiones lógicas, enjuicia, pone en evidencia los argumentos y contra-
argumentos que le sirvieron de base para su análisis. Si así lo decide y el tema se presta, hace
proyecciones hacia el futuro u otros campos del saber. Cuando el caso lo amerita, hace las
recomendaciones pertinentes. En síntesis, en este apartado el ensayista redondea las ideas que le
sirvieron como punto de partida.
La conclusión debe estar en completa adecuación con la extensión del resto del ensayo. El
profesor Félix Fernández (1983), en su libro Lectura y redacción, considera que la conclusión debería
despren- derse naturalmente del cuerpo del trabajo, dado que no es un lugar para descubrir nada
nuevo. Abrazo plenamente esta consideración.

12.4 Extensión del ensayo


No hay reglas, prácticamente, en cuanto a la extensión del ensayo. Tradicionalmente se ha
conside- rado una composición breve, unos diez o veinte párrafos, en ocasiones algo más. Sin

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 293


embargo, en la actualidad el ensayo ha llegado a adquirir tal desarrollo que las elucubraciones del
autor se extienden

294 | EL ENSAYO
hasta construir una producción extensa. Es el caso de El Ocaso de la Nación Dominicana de Manuel
Núñez; La cultura de la Lengua de Manuel Matos Moquete; Vislumbres de la India del poeta
y autor mexicano Octavio Paz; o Las trampas de la fe, del mismo autor. Esta no es la norma,
bueno es anotarlo.

12.5 El tono del ensayo


El tono del ensayo suele ser serio, confidencial, sin que falten quienes imprimen a sus
experimentos un corte humorístico o aquellos que, por disponer de un inagotable verbo sostenido
por vivencias de todo tipo, se pueden dar el lujo de mostrarse incluso satíricos. Como se trata de la
visión personal del autor, éste trata de generar una especie de complicidad en el lector para que
comparta sus inquietudes.

“En un ensayo- asegura Félix Fernández – se puede enseñar, estimular la


cu- riosidad y entretener… Para lograrlo hay que incluir algo más que
datos, fe- chas, fórmulas y recetas”.

Genial. Me anoto.

12.6 Selección y delimitación del tema


Son muchas las razones por las que procede la delimitación el tema a tratar. Félix Fernández,
sugiere que se aprovechen en primer lugar las “coyunturas” naturales que presentan los hechos, es
decir: causa y consecuencia, presente, pasado y futuro, etc. De cualquier manera, el ensayista
establece los límites a su gusto. Sin embargo, una vez establecidos los límites, y expuestas las primeras
definiciones, el rigor radica en espetarlos, comentan Carmen y Magdalena Galindo, junto con
Armando Torres-Michúa (1997) en su Manual de redacción e investigación.
Luego de la delimitación del tema, empieza la etapa de reunir los datos y seleccionar experiencias
que, junto con la documentación, constituirán el fundamento del ensayo. Sin importar la
extensión del escrito o cuán interesante y atractivo resulte el tema, la información precisa y
abundante aumenta las probabilidades de éxito. Por lo general, y particularmente cuando se trata de
estudiantes que comien- zan una carrera, no son suficientes las vivencias o experiencias acerca del
tema, lo cual se subsana a través de lecturas conscientes de material acerca del asunto a tratar.

12.7 Características que definen el ensayo


Como vimos, el ensayo se apoya básicamente en dos formas de discurso: la argumentación en
tanto que el autor aspira a contar con la simpatía y validación de su interlocutor; y la exposi-

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ción, ya que el ensayista no renuncia a una cierta dosis de rigor científico. Tras eso, el ensayo
suele ser:
1.- Generalmente breve, sin que hayan reglas que regulen su extensión. Cada ensayista define
sus propios límites.
2.- Abarca una gran variedad de temas, desde lo científico hasta lo literario pasando por lo
filosó- fico, lo económico o lo social.
3.- Estructura básicamente libre, no se apega a ningún dogma. “Lo ya establecido” no es su
ámbito natural.
4.- La denotación y la connotación conviven en el ensayo en completa armonía, y hasta se
requieren mutuamente.
5.- Tono diverso: profundo a veces, entretenido o superficial otras; satírico si se quiere y puede;
siempre polémico o casi...
6.- Estilo cuidado; se requiere escribir bien. De ahí que T. W Adorno en su obra “El ensayo como
for- ma” lo equipare con el arte.
7.- Prioriza la amenidad sobre el rigor científico, si bien en algunos casos su objeto es,
precisamente, la divulgación científica.
8.- Pone de manifiesto la solidez o puerilidad del bagaje cultural del
autor. 9.- Es asistemático, pero no carece de rigor científico.
10.- “No se propone ser exhaustivo ni es concluyente…es una construcción abierta, no cerrada”,
tal como enfatizan los autores Carmen y Magdalena Galindo y Armando Torres-Michúa
(1997) en su libro Manual de redacción e investigación.

¿Puedes nombrar en este mismo momento cinco características del ensayo?

12.8 Ensayistas prestigiosos


 Miguel de Unamuno
Ensayista español, cuyos escritos reflejan la evolución de su pensamiento y su fuerte y
contradictoria personalidad. Cultivó, además, la novela, el teatro y la poesía. Sus ensayos constituyen
una especie de autobiografía espiritual.

296 | EL ENSAYO
 José Ortega y Gasset
uno de los pensadores más influyente de la cultura y del pensamiento de las primeras décadas del siglo
XX. Nació y se desarrolló en un culto ambiente madrileño, y realizó estudios en Alemania.
Participó en la vida política de su país. Entre muchos otros ensayos escribió: La rebelión de las
masas

 Jorge Luis Borges


Poeta, cuentista y ensayista argentino. Escritor de vasta cultura, reconocido internacionalmente por
la precisión de su prosa y delicado lirismo. Entre muchos otros, recibió el prestigioso premio
Cervantes de la Academia Real Española, en 1980. En su ensayo Otras inquisiciones reflexiona acerca
de la eter- nidad, la redención, el infinito, la lectura cabalista de las Escrituras, los nombres de Dios,
las leyendas de Buda, el suicidio, y el infierno, entre otros temas de su particular interés.

 Ernesto Sábato
Ensayista y novelista argentino, escribe numerosos ensayos, entre ellos El escritor y sus
fantasmas, donde además de los miedos y neurosis del escritor de ficción, también aborda
cuestiones filosóficas, centrándose en la subjetividad humana, el racionalismo y el arte.

 Octavio Paz
Escritor mexicano, premio Nobel de Literatura en 1990. Escribió entre otros ensayos: Sor Juana Inés
de la Cruz y las trapas de la fe, en el que describe la sociedad colonial de finales del Siglo XVII y prin-
cipios del XVIII; y Vislumbres de la India, ensayo donde analiza la huella dejada en él por la
cultura india durante el tiempo en que se desempeñó como embajador en ese país, así como en los
múltiples viajes que tuvieron como destino a ese misterioso país que le había seducido.

 Pedro Henríquez Ureña


Escritor y ensayista dominicano, nacido y criado en una familia de intelectuales. Muy temprano
supo que el de las letras era su camino. Sus ensayos abarcan temas tan diversos como la lengua, la
música y el teatro; escritores antiguos y modernos, la unificación de las Américas. De él diría el
argentino Jorge Luis Borges, a quien se considera uno de los eruditos más grandes del S XX:

«Tengo la impresión de que Henríquez Ureña -claro que es absurdo decir


eso- había leído todo. Todo. Y al mismo tiempo, que él no usaba eso para
abrumar en la conversación. Era un hombre muy cortés, y -como los
japoneses- prefe- ría que el interlocutor tuviera razón, lo cual es una virtud
bastante rara, sobre todo en este país, ¿no?».

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 297


Acopnloiqcuime
gramaticales:
mi eonstos
En el texto siguiente se han eliminado las tildes. Identifica seis términos que requieren
acentuación ortográfica, y aplica la tilde.
“La identidad, lo identico, lo identificado como definicion y contexto marcan la experiencia
isleña a partir de una historia instituida por tratados internacionales que no son la cultura de
diferencia, pero que si advierten juridicamente lo que es la falsa ocurrencia de un ser historico
legitimado por acuerdos entre metropolis”. (“La identidad negada” del escritor y ensayista
dominicano Odalís Pérez.)

Para aumentar el vocabulario, busco en el diccionario las siguientes palabras, y


luego anoto dos sinónimos y dos antónimos de cada una para luego redactar
oraciones.
1º.- Escrutinio:
2º.- Vivencial:
3º.- Ocaso:
4º.- Vislumbre:
5º.- Delimitar:

Resumen de la unidad XII

El ensayo
El ensayo es un escrito en prosa muy particular, pues tiene la objetividad de la ciencia y la
subjetividad del arte; es el fruto de la reflexión profunda. Más aún, es un escrito que se define por
la actitud del autor, no por el objeto de la reflexión.
El ensayo es el resultado de una especie de experimento mental, ya que el autor observa y extrae
con- clusiones sobre ideas simples o complejas. Ningún tema escapa a la mente exploradora del
ensayista.
298 | EL ENSAYO
Su valor radica en la originalidad, en el dominio que sabe mostrar sobre un tema que ha hecho
suyo por sus propias vivencias.
El origen del ensayo se remonta al Renacimiento. Se considera creador a Michael Montaigne,
pues este escritor daba a sus escritos el nombre de ensayo, Essais. Además, durante mucho tiempo
los que practicaron este género, imitaron el carácter de meditación moral que él proyectaba en
sus escritos. Algunos consideran que Montaigne por sí solo estableció la autonomía del género.
Aunque es asistemático, el ensayo no es un escrito superficial, en el que “como quiera” se va a
salir airoso. El ensayista debe contar con autoridad y dominio del tema y del estilo. Debe poseer
una sólida cultura, y es deseable una buena dosis de carisma para despertar el interés de los
posibles lectores.
Son muchos los tipos de ensayo. En general, se pueden clasificar en dos grandes tendencias:
científicos y literarios. Como expresión del texto discursivo, el ensayo presenta las tres partes de este
tipo de texto: introducción, desarrollo y conclusión. Se nutre de la prosa expositiva lo mismo que de
la argumenta- tiva, sin descartar otras formas como la descripción, la narración, e incluso el
diálogo.
El tono suele ser serio, confidencial, pero no faltan quienes imprimen a sus experimentos un
corte humorístico. Como se trata de la visión personal del autor, éste trata de generar una especie
de com- plicidad en el lector para que comparta sus inquietudes y puntos de vista.
un ensayo- asegura Félix Fernández (1983) – puede enseñar, estimular la curiosidad y
entretener… Para lograrlo hay que incluir algo más que datos, fechas, fórmulas y recetas.

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 299


Bibliografía de la unidad XII

1.- Alvino Romero, S. (2006). Manual práctico de redacción general. Tercera Edición. Santo
Do- mingo: Editorial Búho.
2.- Espinosa Peña, S. y Herrera Argüelles, S. (2008). Lengua española II. México: Editorial Pear-
son Educación. Prentice Hall.
3.- Fernández, F. (1983). Lectura y Redacción. Santo Domingo: Universidad Católica Madre
y Maestra, Departamento de Publicaciones.
4.- Galindo, C.; Galindo, M.; Torres-Michúa, A. (1997). Manual de redacción e investigación.
México, D. F. Editorial Grijalbo, S. A.
5.- García Molina, B. (1999). Redacción. Curso superior. Santo Domingo, R. D. Editorial
Sur- co1999.
6.- García Molina, B. (2012). Redacción. Métodos, organización y expresión del pensamiento. 10ma
edición. Santo Domingo, República Dominicana: Editorial Surco.
7.- Lázaro Carreter, F. Manuales de orientación universitaria.
8.- Paz, O. (1996). El laberinto de la soledad. Extraído de
http://www.ensayistas.org/antologia/ XXA/paz/paz2.htm
9.- Sánchez Lobato, J. (Coordinador) Cervera Rodríguez, A.; Hernández García, G.;
Pichardo Niño, C. (2006). Saber escribir. Madrid: Santillana Ediciones Generales, S. L.
Editorial Agui- lar.
10.- Wikipedia
11.- (Recuperado el 19 de julio desde: https://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:lz-ipOc-
NfwMJ:www.br.inter.edu/dirlist/Educacion_CienciasSociales_EstudiosHuman/filome-
na_cintron/Repaso%2520PCMAS/Para%2520un%2520arte%2520de%2520escribir.
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300 | EL ENSAYO
Actividades de la unidad XII

Ejercicios de asimilación
Los ejercicios de asimilación tienen como objetivo ponerte en situación de “darle vueltas al material”,
hacerlo conocido, volverlo amigable. Aún no se trata de ver tus destrezas intelectuales o tu
capacidad de aplicación. Eso llegará más adelante en la medida en que leas, releas y vuelvas a leer,
y se produzca la internalización del contenido.

I. Desarrolla las cuestiones siguientes:


1.- ¿Qué es un ensayo?
2.- Explica en qué consiste la particularidad del
ensayo. 3.- Diferencia el ensayo literario del
científico
4.- El ensayo hace uso de la lengua discursiva y la activa. Tanto en la una como en la otra, ¿cuál
es la estructura que adopta? Describe cada una de las partes. Considera qué implica cada
una.
5.- Refiérete al papel de las funciones denotativa y connotativa del lenguaje en el ámbito del
ensayo. 6.- ¿Qué opina Félix Fernández acerca de la delimitación del tema?
7.- El autor de un ensayo firma su escrito. ¿Cuál es el motivo de esa autentificación?
8.- El ensayo es una reflexión personal del autor, y, no obstante, se recomienda hacer una
documen- tación del tema antes de empezar a escribir. ¿Cuál es la razón?
9.- Describe las características del ensayo.
10.- ¿A cuáles características debes prestar mayor atención, tú particularmente, a la hora de
redactar tus escritos? Argumenta tu respuesta.

Ejercicios para mostrar las competencias adquiridas


II. Lee detenidamente el siguiente ensayo, y responde las interrogantes que aparecen al pie
del mismo:

Para un arte de escribir


Jorge Mañach

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 301


Cubano (1898 – 1961)

302 | EL ENSAYO
Evidentemente, escribir es sólo cuestión de tener algo que decir y de
decirlo lo mejor posible. Por lo tanto, de substancia y de forma.
Prescindamos por el momento de lo que resulta anterior aún a eso, que es
la preparación general, el fondo de cultura y de adiestramiento específico
indis- pensable para tener algún depósito contra el cual girar. Sobre eso
vendremos luego, aunque sea previo. Asumamos que ese fondo existe en
mayor o menor medida, y que nuestro escritor en ciernes experimenta
unas ganas irresisti- bles de expresarse literariamente. Lo primero, repito,
en ese trámite, es lo que se quiere decir: la substancia.
La substancia puede ser de índole muy variada; substancia de
pensamiento, substancia de cosas o substancia de emoción. En otras
palabras: el escritor se pone ante la cuartilla como un meditador, como un
“reportador” o como un poeta…aunque sea en prosa. Obviamente, el trance
menos severo es el del que llamo “reportador”. Tiene éste el mundo, o una
parcela de él, frente a sí. Las cosas que se propone entresacar de él y
revelar o destacar al lector están ahí: es sólo cuestión de elegirlas con
acierto, por lo que tienen de insólitas o, al contrario, de características;
por lo que tienen en todo caso, de significa- tivas. Si no ve eso, no vale la
pena que escriba. El escritor es por definición, un señor que cree ver más
o mejor que los demás. No hay modo de quitarle al oficio esa vanidad. Y
ya el ver claras las cosas significativas, el verlas con su propio perfil, no es
poca substancia. De los buenos informadores, entran pocos en libra.
Otro modo de substancia es la emoción que se experimenta ante las cosas
o por la ausencia y nostalgia de ellas. Es la materia del poeta; del escritor
de sensibilidad o el escritor de fantasía. El primero es el que se conmueve
con presencias; el segundo, el que se emociona con ausencias. Aquél podrá
infor- mar primero de las cosas que le impresionan, como en el caso del
cronista o del narrador, pero lo más importante de su materia será
siempre la herida que ellas hacen en su sensibilidad, y su acierto expresivo
consiste en respirar por esa herida. El segundo se crea un mundo a su gusto
o su angustia. Tendrá que ser un mundo interesante, un mundo en que el
aleteo de su fantasía sea bastante vigoroso para despertar la fantasía que
los demás hombres llevan dormida.
Y finalmente, está el escritor cuya materia es el pensamiento. Se parece
mu- cho al escritor emotivo; sólo que en él la sensibilidad es de la
inteligencia y de la conciencia, y consiste en la aptitud para reaccionar con
ideas ante las cosas del mundo, o ante las ideas mismas de él y de los
demás.
Es evidente que esas substancias _ imágenes de cosas, emociones, ideas_,
se tienen o no se tienen cuando se va a escribir. No sé que haya ninguna
fórmula para hacerse de ellas, para agenciárselas a la fuerza. La cultura
contribuye mucho a esa dotación, pero si no va acompañada de
sensibilidad, la cultura por sí sola no vale. Hay mucha gente cultísima que
no sabe escribir, no ya por-

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 303


que carezca de la técnica del caso, a que luego me referiré, sino porque
tiene lo que pudiéramos llamar la cultura pasiva, sin vibración de
sensibilidad bas- tante para irradiar las substancias de ella. Miran, sienten y
piensan para sí. La experiencia del mirar, el sentir y el pensar no los llena y
estremece al punto de que necesiten desbordarse en la comunicación
literaria. El escritor genuino es siempre una sensibilidad que no puede
contenerse. Por eso generalmente, se les paga tan mal.
Una vez en posesión de esa materia efusiva, el problema del escritor es
pre- cisamente la efusión; cómo expresarla, cómo sacársela de dentro y
darle un cauce comunicativo. Y aquí me parece que no hay más que dos
vías posibles: la de la inspiración y la del método.
La inspiración es un modo de expresarse que, misteriosamente, se ordena a
sí mismo. Es propio de los escritores poéticos, pero no patrimonio
exclusivo de ellos. Hay días en que también el reportador ve las cosas más
significativas que nunca; impudorosamente parecen mostrarle de por sí su
perfil desnudo y agruparse en su justa jerarquía, sin que haya más que
trasladar al papel su misteriosa espontaneidad. También el meditador
habitualmente afanado tras la esquivez y sutileza de los conceptos, tiene
días en que éstos se le echan encima como un rumoroso enjambre y le
punzan lo más delicado de la con- ciencia, como si quisieran incitarle al
hallazgo y la plenitud. En esos días, se dice que se está “inspirado”.
Vaya usted a saber de qué depende eso. A lo mejor, de una buena
digestión, de una víspera de sueño reparador. O tal vez de un culto
destilamiento que lentamente se le ha ido produciendo entre los cuarzos
del espíritu.
La inspiración, pues, es un estado de gracia. Lo mismo le puede sobrevenir
al escritor novicio que al veterano. Los poetas dependen casi enteramente
de ella (por eso escriben tan poco…si son poetas de verdad). Los demás, no
pue- den depender de cosa tan adventicia, sobre todo si son escritores
profesio- nales. Cuando las imágenes y las ideas no hallan su camino de
por sí, no hay más remedio que abrírselo. Esto es lo que se llama
metodizar la exposición. Método significa, como es sabido, camino.
Permítaseme tomar el ejemplo que me es más cercano en este momento.
Mientras esto escribo, ando un poquillo afortunado. Mal que bien, esto va
saliendo con cierto orden, sin que yo hiciera demasiado plan previo de
expre- sión. Sencillamente, antes de ponerme a escribir, puse en una
cuartilla, a la carrera, diez o doce renglones de tipo telegráfico, con las
ideas y las fórmulas verbales que de entrada se me ocurrieron acerca del
tema. Como no tenían orden espontáneo alguno, se lo he ido dando al
escribir. Pero mucho más a menudo ocurre que uno no está tan “de vena”;
y entonces sí hace falta un esquema previo de lo que se va a decir, un
“esqueleto” en que los conceptos se jerarquizan y articulan lógicamente. He
aquí, pues una primera recomenda- ción para el novicio que quiera irse
habituando a la expresión ordenada, sobre

304 | EL ENSAYO
todo en el campo de las ideas. Solamente cuando uno ya se ha
disciplinando un poco en eso, puede confiarse con alguna soltura “a lo que
salga”.
Pero nunca hay que confiarse demasiado. “Lo que sale” es,
frecuentemente, lo que cuesta menos trabajo. Aquello de la línea de menor
resistencia también opera en esto de escribir. Cierto abandono ha sido
característico del escritor hecho. Como el elegante de raza, éste lleva sus
prendas con naturalidad y soltura, hasta con cierta displicencia. El
“empaque” es una calamidad, en el escribir como en todo; la retórica no
es otra cosa que el estilo de “empaque” o empaquetado. Pero no hay que
exagerar la cosa. No hay que olvidar, sobre todo, que para poder llegar a
esa soltura y abandono, es necesario haberse formado antes, por la
disciplina, por la vigilancia severa de la propia expre- sión, una especie de
instinto de lo que está bien. Nada hay más peligroso para el novicio que
querer escribir “fácilmente” antes de tiempo. De ahí proceden a menudo la
vulgaridad, la superficialidad, el simplismo, el contentarse con lo que
buenamente “sale”. Decía un buen pintor español Casado del Alisal, que
“el poco más o menos nunca ha hecho buenos artistas”.
(Recuperado el 19 de julio desde: https://docs.google.com/viewer?a=-
v&q=cache:lz-ipOcNfwMJ:www.br.inter.edu/dirlist/Educacion_Cien-
ciasSociales_EstudiosHuman/filomena_cintron/Repaso%2520PCMAS/
Para%2520un%2520arte%2520de%2520escribir.doc+para+un+arte+de+es-
cribir&hl=es&gl=do&pid=bl&srcid=ADGEEShbuUD0ruHITMuYhkEyO48QqC-
1DO_cLoAKgFnDOKV16fI2ps9GA-Mm37EDP7Va0Di3OT_5sL4cE-nVAhP5bf-
thAsWRW_T3kQfpfZDTQUgZF6sy87RCoOFMbVwamBVvKsLvX5JMw&si-
g=AHIEtbTgd0rFX2-WvofXILHemEL8u5o4jQ)

Ejercicios
1.- Explica de qué trata este escrito.
2.- ¿Cuál es el propósito de Jorge Manach en este ensayo?
3.- Transcribe algunas expresiones que sirvan de soporte a tu opinión.
4.- ¿Cuáles son las consideraciones de Mañach respecto a la soltura en el
escribir? 5.- Ofrece por lo menos tres de las recomendaciones de este autor.
6.- Ilustra con ejemplos la manera en que el autor hace convivir la denotación y la connotación
para lograr sus fines.
7.- ¿Cuál es el tono creado por el emisor de este escrito?

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 305


III. Ahora te presento un fragmento de otro ensayo, esta vez del escritor mexicano Octavio
Paz. Léelo con atención, degústalo, y luego responde las cuestiones que aparecen debajo.
Todos santos, día de muertos
(Fragmento)
Octavio Paz
El solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es oca-
sión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la
marcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y
acontecimientos. Somos un pueblo ritual. Y esta tendencia beneficia a
nuestra imaginación tanto como a nuestra sensibilidad, siempre afinadas y
despiertas. El arte de la fiesta, envilecido en casi todas partes, se conserva
intacto entre nosotros. En pocos lugares del mundo se puede vivir un
espectáculo parecido al de las grandes fiestas religiosas de México, con sus
colores violentos, agrios y puros, sus danzas, ceremonias, fuegos de
artificio, trajes insólitos y la inagotable cascada de sorpresas de los frutos,
dulces y objetos que se venden esos días en plazas y mercados.
Nuestro calendario está poblado de fiestas. Ciertos días, lo mismo en los
lu- garejos más apartados que en las grandes ciudades, el país entero reza,
grita, come, se emborracha y mata en honor de la Virgen de Guadalupe o
del Gene- ral Zaragoza. Cada año, el 15 de septiembre a las once de la
noche, en todas las plazas de México celebramos la Fiesta del Grito; y una
multitud enarde- cida efectivamente grita por espacio de una hora, quizá
para callar mejor el resto del año. Durante los días que preceden y suceden
al 12 de diciembre, el tiempo suspende su carrera, hace un alto y en lugar
de empujarnos hacia un mañana siempre inalcanzable y mentiroso, nos
ofrece un presente redondo y perfecto, de danza y juerga, de comunión y
comilona con lo más antiguo y secreto de México. El tiempo deja de ser
sucesión y vuelve a ser lo que fue, y es, originariamente: un presente en
donde pasado y futuro se reconcilian.
Pero no bastan las fiestas que ofrecen a todo el país la Iglesia y la
República. La vida de cada ciudad y de cada pueblo está regida por un
santo, al que se festeja con devoción y regularidad. Los barrios y los
gremios, cada uno de nosotros —ateos, católicos o indiferentes—
poseemos nuestro Santo, al que cada año honramos. Son incalculables las
fiestas que celebramos y los recur- sos y tiempo que gastamos en festejar.
Recuerdo que hace años pregunté al Presidente municipal de un poblado
vecino a Mitla: “¿A cuánto ascienden los ingresos del Municipio por
contribuciones?” “A unos tres mil pesos anuales. Somos muy pobres. Por
eso el señor Gobernador y la Federación nos ayudan cada año a completar
nuestros gastos.” “¿Y en qué utilizan esos tres mil pe- sos?” “Pues casi
todo en fiestas, señor. Chico como lo ve, el pueblo tiene dos Santos
Patrones.” […]

306 | EL ENSAYO
En esas ceremonias —nacionales, locales, gremiales o familiares— el
mexica- no se abre al exterior. Todas ellas le dan ocasión de revelarse y
dialogar con la divinidad, la patria, los amigos o los parientes. Durante
esos días el silen- cioso mexicano silba, grita, canta, arroja petardos,
descarga su pistola en el aire. Descarga su alma. Y su grito, como los
cohetes que tanto nos gustan, sube hasta el cielo, estalla en una explosión
verde, roja, azul y blanca y cae vertiginoso dejando una cauda de chispas
doradas. Esa noche los amigos, que durante meses no pronunciaron más
palabras que las prescritas por la indispensable cortesía, se emborrachan
juntos, se hacen confidencias, lloran las mismas penas, se descubren
hermanos y a veces, para probarse, se matan entre sí. La noche se puebla
de canciones y aullidos. Los enamorados des- piertan con orquestas a las
muchachas. Hay diálogos y burlas de balcón a balcón, de acera a acera.
Nadie habla en voz baja. Se arrojan los sombreros al aire. Las malas
palabras y los chistes caen como cascadas de pesos fuertes. Brotan las
guitarras.
En ocasiones, es cierto, la alegría acaba mal: hay riñas, injurias, balazos,
cu- chilladas. También eso forma parte de la fiesta. Porque el mexicano no
se divierte: quiere sobrepasarse, saltar el muro de soledad que el resto del
año lo incomunica. Todos están poseídos por la violencia y el frenesí. Las
almas estallan como los colores, las voces, los sentimientos. ¿Se olvidan
de sí mis- mos, muestran su verdadero rostro? Nadie lo sabe. Lo
importante es salir, abrirse paso, embriagarse de ruido, de gente, de color.
México está de fiesta. Y esa fiesta, cruzada por relámpagos y delirios, es
como el revés brillante de nuestro silencio y apatía, de nuestra reserva y
hosquedad. El laberinto de la soledad de Octavio Paz, 1996. Extraído de
.http://www.ensayistas.org/antologia/XXA/paz/paz2.htm

Ejercicios:
1.- ¿Qué es lo que nos dice Octavio Paz acerca del espíritu festivo de los
mejicanos? 2.- ¿Cuál es el propósito del ensayo?
3.- ¿Cómo introduce este ilustre ensayista su tema?
2.- Ofrece tu opinión acerca de las vivencias del autor en este
asunto 4.- ¿Qué dices del tono del discurso?
5.- Comenta el pasaje relativo a la Fiesta del Grito y la personalidad de los mexicanos.
6.- Trata de encontrar algún paralelismo entre mexicanos y dominicanos. Argumenta tu opinión.
Haz un listado previo de coincidencias y diferencias.

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 307


Coincidencias Diferencias
Mejicanos dominicanos Mexicanos Dominicanos

Paralelismo:

IV.Selecciona en la Web o en un periódico o revista, un ensayo típico de diez o veinte


párrafos, y revisa los siguientes aspectos:
1.- ¿Puedes identificar la introducción?
Transcríbela. 2.- Especifica la presentación
expositiva del tema
3.- Determina cuál es el tono del discurso. ¿En cuáles expresiones se hace evidente? Anótalas.
4.- Revisa cuál es la función del lenguaje que predomina, si denotativa o la connotativa.
Muéstranos tres o cuatro frases que justifiquen tu respuesta.
5.- Observa si el autor manifiesta rigor científico en este ensayo. ¿En cuáles expresiones identificas el
rigor o la ausencia de él?

308 | EL ENSAYO
V.Después de buscar información en la Internet, redacta una biografía de uno de los
ensayistas de renombre. Enfócate en las cualidades de su discurso. Redacta con los datos un
ensayo. Emplea un tono intimista, como si se tratara de tu amigo personal.

VI. Elige un tema de tu interés, uno cuyas vivencias y posteriores impresiones sean para ti
re- levantes, y quieras compartir con otros tus consideraciones al respecto. Elabora un
ensayo de cinco párrafos por lo menos. Cuida la estructura y el estilo. Crea un tono
adecuado al tema y al propósito.

VII. Ejercicios de autoevaluación.


Subraya la respuesta correcta:
1.- El ensayo es un documento my particular, cuya definición le viene dada
por: (El objeto de reflexión, la actitud del autor, su originalidad)
2.- Suele ser un escrito subjetivo donde también tiene su espacio:
(La objetividad, la fantasía, la independencia)
3.- La función denotativa del lenguaje predomina en el ensayo de tipo:
(Literario, científico, irónico)

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL ( I Y II ) | 309


4.- El origen del ensayo se remonta al período
cultural: (Del Romanticismo, el Realismo, el
Renacimiento)
5.- El ensayista se compromete con sus ideas y las autentifica, por eso emplea:
(La primera persona, segunda persona o en tercera persona)
6.- Como expresión de las lenguas discursiva y activa, encontramos en el ensayo:
(Introducción, desarrollo y conclusión; desarrollo y conclusión; Introducción y desarrollo)
7.- La documentación es útil para la composición del ensayo científico, y:
(No desempeña ningún papel en el literario; también tiene su rol en el de tipo literario; es
irre- levante.
8.- En el ensayo se evita el tono sarcástico debido a:
(Su natural simplicidad; la complejidad y exigencia de este tono; por respeto al lector).
9.- Más que cualquier otro escrito el ensayo pone de relieve:
(El bagaje intelectual del autor; la sistematicidad de las ideas vertidas; el arte del
autor) 10.- Aunque el ensayo es asistemático, no se puede inferir que:
(Es acientífico; carece de rigor científico; es poco cultivado)

310 | EL ENSAYO

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