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El Ensayo
El Ensayo
El ensayo
Sugerencias para el estudio de la Unidad XII
288 | EL ENSAYO
Objetivos de la unidad XII
1.- El ensayo
2.- Estructura del
ensayo 3.- Extensión del
ensayo 4.- El tono
5.- Selección y delimitación del tema
6.- Características que definen el
ensayo 7.-Ensayistas prestigiosos
El ensayo es un escrito en prosa con unas características que resultan particulares en grado sumo.
Tiene la objetividad de la ciencia y la subjetividad del arte. Es siempre el fruto de una profunda
reflexión, reflexión que en muchos casos abre las puertas a la curiosidad del lector. No define el
ensayo el objeto acerca del cual se reflexiona; lo que al ensayo define es la actitud del autor. Es,
definitivamente, un escrito subjetivo donde la objetividad tiene asegurado su espacio.
Se diría que el ensayo es la consecuencia lógica de un experimento mental, por cuanto el autor
explora y extrae conclusiones sobre las más diversas ideas. Desde su origen, y aún en la actualidad,
cualquier tema puede ser objeto de un ensayo, siempre que el autor se comprometa con sus propias
opiniones y haga interesantes sus divagaciones acerca de un tema quizás insulso.
Ya se trate de un asunto científico, filosófico o literario, el ensayista se apropia de él para
someterlo a conciencia a tal proceso de análisis y síntesis que genera un documento plagado de
implicaciones personales. Por eso, el ensayo es al mismo tiempo arte y ciencia donde lo denotativo
y lo connotativo conviven en estrecha unión, sin que ninguno de los dos intente disputarle su
espacio al contrario.
El nacimiento de este género se remonta al Renacimiento. Muchos estudiosos consideran a
Michael Montaigne como su creador. Montaigne no solo daba a sus escritos el nombre de ensayo,
Essais, sino que durante mucho tiempo los que practicaron el género, imitaron el carácter de
meditación moral que él imprimía a su producción. Se dice incluso que Montaigne por sí solo
estableció la autonomía del género.
El punto de vista del autor es el protagonista del ensayo. Por tal motivo es un escrito siempre en
prime- ra persona, en primera persona real, que no ficticia, hecho que el autor avala con su firma.
Los gustos y aversiones del que escribe destacan sobre la realidad del objeto de reflexión, pues al
actor de este ex- perimento le interesa sobre todo mostrar cómo lo impacta la realidad, no el estudio
la realidad misma.
Sin embargo, el ensayo no es un escrito superficial en el que se puede salir airoso con solo elegir bien el
tema o hacer una buena documentación. El ensayista debe contar con la autoridad que da el
dominio del tema y del estilo. Debe poseer una sólida estructura cultural, y una buena dosis de
carisma para despertar el interés de los eventuales lectores.
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«Esta obra es todo lo contrario a un catálogo hagiográfico de mujeres
perfec- tas. Nunca deseé hacer tal cosa. No sólo no creo que las mujeres
tengamos que ser forzosamente admirables, sino que además lo que
reivindico es que podamos ser tan malas, tan necias y tan arbitrarias como
lo son los hombres en ocasiones. Aspiro a la verdadera libertad del ser, a
asumir nuestra humani- dad cabal y plena, con todas sus luces y sus
sombras. Y así, entre las biogra- fías de este volumen hay señoras
perversas y terribles, como Laura Riding o la mortífera Aurora Rodríguez,
la madre de la pobre Hildegart. Hay mujeres patéticas y desquiciadas que
no pueden ser un modelo para nadie, como Ca- mille Claudel o Isabelle
Eberhardt. Y hay otras, en fin, ambiguas y complejas, con logros
admirables y detalles horrendos, como la gran Simone de Beau- voir, una
pensadora monumental que ocultaba también ciertas miserias. Eso sí:
todas ellas, malas o buenas, desgraciadas o dichosas, derrotadas o triun-
fantes, son personas muy poco comunes y tienen unas vidas fascinantes.»
294 | EL ENSAYO
hasta construir una producción extensa. Es el caso de El Ocaso de la Nación Dominicana de Manuel
Núñez; La cultura de la Lengua de Manuel Matos Moquete; Vislumbres de la India del poeta
y autor mexicano Octavio Paz; o Las trampas de la fe, del mismo autor. Esta no es la norma,
bueno es anotarlo.
Genial. Me anoto.
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José Ortega y Gasset
uno de los pensadores más influyente de la cultura y del pensamiento de las primeras décadas del siglo
XX. Nació y se desarrolló en un culto ambiente madrileño, y realizó estudios en Alemania.
Participó en la vida política de su país. Entre muchos otros ensayos escribió: La rebelión de las
masas
Ernesto Sábato
Ensayista y novelista argentino, escribe numerosos ensayos, entre ellos El escritor y sus
fantasmas, donde además de los miedos y neurosis del escritor de ficción, también aborda
cuestiones filosóficas, centrándose en la subjetividad humana, el racionalismo y el arte.
Octavio Paz
Escritor mexicano, premio Nobel de Literatura en 1990. Escribió entre otros ensayos: Sor Juana Inés
de la Cruz y las trapas de la fe, en el que describe la sociedad colonial de finales del Siglo XVII y prin-
cipios del XVIII; y Vislumbres de la India, ensayo donde analiza la huella dejada en él por la
cultura india durante el tiempo en que se desempeñó como embajador en ese país, así como en los
múltiples viajes que tuvieron como destino a ese misterioso país que le había seducido.
El ensayo
El ensayo es un escrito en prosa muy particular, pues tiene la objetividad de la ciencia y la
subjetividad del arte; es el fruto de la reflexión profunda. Más aún, es un escrito que se define por
la actitud del autor, no por el objeto de la reflexión.
El ensayo es el resultado de una especie de experimento mental, ya que el autor observa y extrae
con- clusiones sobre ideas simples o complejas. Ningún tema escapa a la mente exploradora del
ensayista.
298 | EL ENSAYO
Su valor radica en la originalidad, en el dominio que sabe mostrar sobre un tema que ha hecho
suyo por sus propias vivencias.
El origen del ensayo se remonta al Renacimiento. Se considera creador a Michael Montaigne,
pues este escritor daba a sus escritos el nombre de ensayo, Essais. Además, durante mucho tiempo
los que practicaron este género, imitaron el carácter de meditación moral que él proyectaba en
sus escritos. Algunos consideran que Montaigne por sí solo estableció la autonomía del género.
Aunque es asistemático, el ensayo no es un escrito superficial, en el que “como quiera” se va a
salir airoso. El ensayista debe contar con autoridad y dominio del tema y del estilo. Debe poseer
una sólida cultura, y es deseable una buena dosis de carisma para despertar el interés de los
posibles lectores.
Son muchos los tipos de ensayo. En general, se pueden clasificar en dos grandes tendencias:
científicos y literarios. Como expresión del texto discursivo, el ensayo presenta las tres partes de este
tipo de texto: introducción, desarrollo y conclusión. Se nutre de la prosa expositiva lo mismo que de
la argumenta- tiva, sin descartar otras formas como la descripción, la narración, e incluso el
diálogo.
El tono suele ser serio, confidencial, pero no faltan quienes imprimen a sus experimentos un
corte humorístico. Como se trata de la visión personal del autor, éste trata de generar una especie
de com- plicidad en el lector para que comparta sus inquietudes y puntos de vista.
un ensayo- asegura Félix Fernández (1983) – puede enseñar, estimular la curiosidad y
entretener… Para lograrlo hay que incluir algo más que datos, fechas, fórmulas y recetas.
1.- Alvino Romero, S. (2006). Manual práctico de redacción general. Tercera Edición. Santo
Do- mingo: Editorial Búho.
2.- Espinosa Peña, S. y Herrera Argüelles, S. (2008). Lengua española II. México: Editorial Pear-
son Educación. Prentice Hall.
3.- Fernández, F. (1983). Lectura y Redacción. Santo Domingo: Universidad Católica Madre
y Maestra, Departamento de Publicaciones.
4.- Galindo, C.; Galindo, M.; Torres-Michúa, A. (1997). Manual de redacción e investigación.
México, D. F. Editorial Grijalbo, S. A.
5.- García Molina, B. (1999). Redacción. Curso superior. Santo Domingo, R. D. Editorial
Sur- co1999.
6.- García Molina, B. (2012). Redacción. Métodos, organización y expresión del pensamiento. 10ma
edición. Santo Domingo, República Dominicana: Editorial Surco.
7.- Lázaro Carreter, F. Manuales de orientación universitaria.
8.- Paz, O. (1996). El laberinto de la soledad. Extraído de
http://www.ensayistas.org/antologia/ XXA/paz/paz2.htm
9.- Sánchez Lobato, J. (Coordinador) Cervera Rodríguez, A.; Hernández García, G.;
Pichardo Niño, C. (2006). Saber escribir. Madrid: Santillana Ediciones Generales, S. L.
Editorial Agui- lar.
10.- Wikipedia
11.- (Recuperado el 19 de julio desde: https://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:lz-ipOc-
NfwMJ:www.br.inter.edu/dirlist/Educacion_CienciasSociales_EstudiosHuman/filome-
na_cintron/Repaso%2520PCMAS/Para%2520un%2520arte%2520de%2520escribir.
doc+para+un+arte+de+escribir&hl=es&gl=do&pid=bl&srcid=ADGEEShbuUD0ruHIT-
MuYhkEyO48QqC1DO_cLoAKgFnDOKV16fI2ps9GA-Mm37EDP7Va0Di3OT_5sL-
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Mw&sig=AHIEtbTgd0rFX2-WvofXILHemEL8u5o4jQ)
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Actividades de la unidad XII
Ejercicios de asimilación
Los ejercicios de asimilación tienen como objetivo ponerte en situación de “darle vueltas al material”,
hacerlo conocido, volverlo amigable. Aún no se trata de ver tus destrezas intelectuales o tu
capacidad de aplicación. Eso llegará más adelante en la medida en que leas, releas y vuelvas a leer,
y se produzca la internalización del contenido.
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Evidentemente, escribir es sólo cuestión de tener algo que decir y de
decirlo lo mejor posible. Por lo tanto, de substancia y de forma.
Prescindamos por el momento de lo que resulta anterior aún a eso, que es
la preparación general, el fondo de cultura y de adiestramiento específico
indis- pensable para tener algún depósito contra el cual girar. Sobre eso
vendremos luego, aunque sea previo. Asumamos que ese fondo existe en
mayor o menor medida, y que nuestro escritor en ciernes experimenta
unas ganas irresisti- bles de expresarse literariamente. Lo primero, repito,
en ese trámite, es lo que se quiere decir: la substancia.
La substancia puede ser de índole muy variada; substancia de
pensamiento, substancia de cosas o substancia de emoción. En otras
palabras: el escritor se pone ante la cuartilla como un meditador, como un
“reportador” o como un poeta…aunque sea en prosa. Obviamente, el trance
menos severo es el del que llamo “reportador”. Tiene éste el mundo, o una
parcela de él, frente a sí. Las cosas que se propone entresacar de él y
revelar o destacar al lector están ahí: es sólo cuestión de elegirlas con
acierto, por lo que tienen de insólitas o, al contrario, de características;
por lo que tienen en todo caso, de significa- tivas. Si no ve eso, no vale la
pena que escriba. El escritor es por definición, un señor que cree ver más
o mejor que los demás. No hay modo de quitarle al oficio esa vanidad. Y
ya el ver claras las cosas significativas, el verlas con su propio perfil, no es
poca substancia. De los buenos informadores, entran pocos en libra.
Otro modo de substancia es la emoción que se experimenta ante las cosas
o por la ausencia y nostalgia de ellas. Es la materia del poeta; del escritor
de sensibilidad o el escritor de fantasía. El primero es el que se conmueve
con presencias; el segundo, el que se emociona con ausencias. Aquél podrá
infor- mar primero de las cosas que le impresionan, como en el caso del
cronista o del narrador, pero lo más importante de su materia será
siempre la herida que ellas hacen en su sensibilidad, y su acierto expresivo
consiste en respirar por esa herida. El segundo se crea un mundo a su gusto
o su angustia. Tendrá que ser un mundo interesante, un mundo en que el
aleteo de su fantasía sea bastante vigoroso para despertar la fantasía que
los demás hombres llevan dormida.
Y finalmente, está el escritor cuya materia es el pensamiento. Se parece
mu- cho al escritor emotivo; sólo que en él la sensibilidad es de la
inteligencia y de la conciencia, y consiste en la aptitud para reaccionar con
ideas ante las cosas del mundo, o ante las ideas mismas de él y de los
demás.
Es evidente que esas substancias _ imágenes de cosas, emociones, ideas_,
se tienen o no se tienen cuando se va a escribir. No sé que haya ninguna
fórmula para hacerse de ellas, para agenciárselas a la fuerza. La cultura
contribuye mucho a esa dotación, pero si no va acompañada de
sensibilidad, la cultura por sí sola no vale. Hay mucha gente cultísima que
no sabe escribir, no ya por-
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todo en el campo de las ideas. Solamente cuando uno ya se ha
disciplinando un poco en eso, puede confiarse con alguna soltura “a lo que
salga”.
Pero nunca hay que confiarse demasiado. “Lo que sale” es,
frecuentemente, lo que cuesta menos trabajo. Aquello de la línea de menor
resistencia también opera en esto de escribir. Cierto abandono ha sido
característico del escritor hecho. Como el elegante de raza, éste lleva sus
prendas con naturalidad y soltura, hasta con cierta displicencia. El
“empaque” es una calamidad, en el escribir como en todo; la retórica no
es otra cosa que el estilo de “empaque” o empaquetado. Pero no hay que
exagerar la cosa. No hay que olvidar, sobre todo, que para poder llegar a
esa soltura y abandono, es necesario haberse formado antes, por la
disciplina, por la vigilancia severa de la propia expre- sión, una especie de
instinto de lo que está bien. Nada hay más peligroso para el novicio que
querer escribir “fácilmente” antes de tiempo. De ahí proceden a menudo la
vulgaridad, la superficialidad, el simplismo, el contentarse con lo que
buenamente “sale”. Decía un buen pintor español Casado del Alisal, que
“el poco más o menos nunca ha hecho buenos artistas”.
(Recuperado el 19 de julio desde: https://docs.google.com/viewer?a=-
v&q=cache:lz-ipOcNfwMJ:www.br.inter.edu/dirlist/Educacion_Cien-
ciasSociales_EstudiosHuman/filomena_cintron/Repaso%2520PCMAS/
Para%2520un%2520arte%2520de%2520escribir.doc+para+un+arte+de+es-
cribir&hl=es&gl=do&pid=bl&srcid=ADGEEShbuUD0ruHITMuYhkEyO48QqC-
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g=AHIEtbTgd0rFX2-WvofXILHemEL8u5o4jQ)
Ejercicios
1.- Explica de qué trata este escrito.
2.- ¿Cuál es el propósito de Jorge Manach en este ensayo?
3.- Transcribe algunas expresiones que sirvan de soporte a tu opinión.
4.- ¿Cuáles son las consideraciones de Mañach respecto a la soltura en el
escribir? 5.- Ofrece por lo menos tres de las recomendaciones de este autor.
6.- Ilustra con ejemplos la manera en que el autor hace convivir la denotación y la connotación
para lograr sus fines.
7.- ¿Cuál es el tono creado por el emisor de este escrito?
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En esas ceremonias —nacionales, locales, gremiales o familiares— el
mexica- no se abre al exterior. Todas ellas le dan ocasión de revelarse y
dialogar con la divinidad, la patria, los amigos o los parientes. Durante
esos días el silen- cioso mexicano silba, grita, canta, arroja petardos,
descarga su pistola en el aire. Descarga su alma. Y su grito, como los
cohetes que tanto nos gustan, sube hasta el cielo, estalla en una explosión
verde, roja, azul y blanca y cae vertiginoso dejando una cauda de chispas
doradas. Esa noche los amigos, que durante meses no pronunciaron más
palabras que las prescritas por la indispensable cortesía, se emborrachan
juntos, se hacen confidencias, lloran las mismas penas, se descubren
hermanos y a veces, para probarse, se matan entre sí. La noche se puebla
de canciones y aullidos. Los enamorados des- piertan con orquestas a las
muchachas. Hay diálogos y burlas de balcón a balcón, de acera a acera.
Nadie habla en voz baja. Se arrojan los sombreros al aire. Las malas
palabras y los chistes caen como cascadas de pesos fuertes. Brotan las
guitarras.
En ocasiones, es cierto, la alegría acaba mal: hay riñas, injurias, balazos,
cu- chilladas. También eso forma parte de la fiesta. Porque el mexicano no
se divierte: quiere sobrepasarse, saltar el muro de soledad que el resto del
año lo incomunica. Todos están poseídos por la violencia y el frenesí. Las
almas estallan como los colores, las voces, los sentimientos. ¿Se olvidan
de sí mis- mos, muestran su verdadero rostro? Nadie lo sabe. Lo
importante es salir, abrirse paso, embriagarse de ruido, de gente, de color.
México está de fiesta. Y esa fiesta, cruzada por relámpagos y delirios, es
como el revés brillante de nuestro silencio y apatía, de nuestra reserva y
hosquedad. El laberinto de la soledad de Octavio Paz, 1996. Extraído de
.http://www.ensayistas.org/antologia/XXA/paz/paz2.htm
Ejercicios:
1.- ¿Qué es lo que nos dice Octavio Paz acerca del espíritu festivo de los
mejicanos? 2.- ¿Cuál es el propósito del ensayo?
3.- ¿Cómo introduce este ilustre ensayista su tema?
2.- Ofrece tu opinión acerca de las vivencias del autor en este
asunto 4.- ¿Qué dices del tono del discurso?
5.- Comenta el pasaje relativo a la Fiesta del Grito y la personalidad de los mexicanos.
6.- Trata de encontrar algún paralelismo entre mexicanos y dominicanos. Argumenta tu opinión.
Haz un listado previo de coincidencias y diferencias.
Paralelismo:
308 | EL ENSAYO
V.Después de buscar información en la Internet, redacta una biografía de uno de los
ensayistas de renombre. Enfócate en las cualidades de su discurso. Redacta con los datos un
ensayo. Emplea un tono intimista, como si se tratara de tu amigo personal.
VI. Elige un tema de tu interés, uno cuyas vivencias y posteriores impresiones sean para ti
re- levantes, y quieras compartir con otros tus consideraciones al respecto. Elabora un
ensayo de cinco párrafos por lo menos. Cuida la estructura y el estilo. Crea un tono
adecuado al tema y al propósito.
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