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ADORACIÓN AL SANTÍSIMO (Corpus Christi)

1. Entrada: Queridos hermanos buenas tardes a todos, sean


bienvenidos a este momento de encuentro con Jesús Eucaristía. Es el
mismo Jesús que ha bajado del cielo y se ha hecho hombre y para
redimirnos del pecado ha entregado su vida por cada uno de
nosotros. Pero nuestro Dios en su infinita bondad y misericordia a
querido quedarse con nosotros; por ello, se ha quedado de forma
real, con su cuerpo, con su sangre, con su alma y divinidad en la
Santa Eucaristía. El mismo nos dice en el evangelio de San Juan: “o
soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá
para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del
mundo”. Por eso queridos hermanos, dispongámonos para pasar un
momento santo en presencia de Cristo Eucaristía. Acompañamos
este momento de la exposición del Santísimo cantando.

2. Canto y exposición:

3. Meditación: Oh Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí


presente en el Santísimo Sacramento del altar, creo que estás
presente en la Santa Eucaristía. Arrepentido de todos mis pecados y
esperando solo en ti para no ser confundido; agradeciendo por este
don supremo y amándote sobre todas las cosas, te manifiesto y hago
patente todas las heridas y miserias de mi pobre corazón y te pido me
des todo lo que necesito para ser un buen cristiano.

Te necesito solo a ti, oh Dios mío, tan solo te deseo a ti. Quisiera
gozar de la gracia de alimentar mi alma de ti y gozar desde ahora de
tu santa presencia. Bendito seas, oh Dios mío, que en tu inefable
dulzura de amor te has transformado en este pan para darnos como el
más dulce manjar celestial. Bendito seas Jesús Eucaristías, que has
encerrado todos tus misterios en esta humilde forma de pan terrenal;
pero estás tú ahí con tu cuerpo y con tu sangre. Amén.

4. Canto
Letanías a Jesús Eucaristía: a Cada invocación a Jesús Eucaristía
respondemos: Quédate con nosotros, Señor.

Cristo, Pan vivo bajado del Cielo,


Pan de los Angeles,
Pan de fraternidad,
Cuerpo y Sangre entregados por nosotros,
Cuerpo y Sangre que dan la vida,
Cuerpo y Sangre que alimentan la esperanza,
Cuerpo y Sangre que fortalecen la fe,
Cuerpo y Sangre, signos vivos de caridad,
Cuerpo y Sangre para acompañar el camino de los creyentes,
Cuerpo Y Sangre, presencia real del Salvador,
Cuerpo Y Sangre, alimento espiritual de la Iglesia,
Cuerpo y Sangre, consuelo y vida de los cristianos,
Cuerpo y Sangre, viático para a la vida eterna,
Por tu entrega en la cruz,
Por tu presencia silenciosa en los sagrarios,
Por tu soledad en el tabernáculo,
Por las ofensas a tu Presencia real,
Por las profanaciones que recibes,
Por el olvido de tus mandamientos,
Por los odios que nos dividen,
Por la violencia que vive tu pueblo,
Por la falta de compromiso de los creyentes,
Señor. Para que reine la paz,
Para que encontremos caminos de reconciliación,
Para que sintamos tu llamada a la conversión,
Para que vivamos unidos en la fe y en la verdad,
Para que reine la justicia que procede de tu amor,
Para que cesen los odios y las venganzas,
Para que triunfe el amor y la esperanza,
Para que perdonemos como Tú,
Para que santifiques y conserves tu santa Iglesia,
Para que santifiques, protejas y bendigas a tus sacerdotes,
Para que acompañes y lleves a su plenitud las vocaciones.

5. Canto
6. Reflexión sobre Jesús Eucaristía:

Cristo vive para siempre y está realmente presente con toda su persona y
su vida, con todo su misterio y con todo su amor redentor, en el pan y en
el vino de la Eucaristía. No podemos ocultar ni silenciar al que es el
Hijo de Dios venido en carne, luz, camino, verdad, vida, reconciliación,
paz, salvación para todos, alivio y descanso para quien acude a
Él. Celebrar la presencia real del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía,
adorar al Santísimo sacramento del Altar, en el que está real y
verdaderamente presente Cristo vivo, el Amor de los amores entregado
por nosotros, nos debe hacer testigos coherentes para mostrarlo también
en nuestra sociedad, en nuestras relaciones, criterios y trabajos.

Celebrar nos lleva, pues, al verdadero culto en espíritu y en verdad, que


es el que agrada a Dios, el que el mismo Cristo ofreció al Padre: el de su
vida entregada por amor y en servicio de los hombres. La adoración
verdadera es inseparable de la caridad y del amor fraterno, de la entrega
y del servicio, la solidaridad con los pobres y afligidos, la donación
gratuita de cuanto somos y tenemos a los que nos necesiten. Si
comulgamos con Cristo también hemos de compartir la vida.

“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta
de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo
y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la
conciencia aislada” (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 2). Por lo tanto, la
humanidad tiene una gran necesidad de aprovechar la salvación que nos
ha traído Cristo y que lo contemplamos en la Santa Eucaristía a quien
estamos adorando.

7. Preparación para la bendición

Cantemos al amor de los amores

Cantemos al Amor de los Amores


cantemos al Señor,
Dios está aquí, ¡venid adoradores,
adoremos, a Cristo Redentor!

¡Gloria a Cristo Jesús,


cielos y tierra, bendecid al señor
honor y gloria a Ti, rey de la gloria
amor por siempre a Ti
Dios del Amor!

8. Bendición y Canto final


En tu fiesta, Jesús Eucaristía, queremos agradecerte por habernos
permitido pasar un tiempo santo en tu presencia. Te pedimos que
siempre nos acompañes y guies en nuestra vida diaria y que la
Eucaristía sea siempre el centro de nuestras vida.

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