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RELACIONES FRATERNALES EN LA VIDA TARDÍA

Para las personas que sólo tienen uno o dos hijos, o ninguno, las relaciones fraternales en la
vida tardía pueden ser cada vez más importantes como fuente de apoyo emocional y ayuda
práctica, Tanto los hermanos como las hermanas y sus hijos proporcionan apoyo de este tipo a
las mujeres que nunca se casan. Las hermanas son especialmente relevantes en el
mantenimiento de las relaciones y el bienestar familiares, quizá debido a que las mujeres
tienden a ser más expresivas emocionalmente y cubrir mejor el rol tradicional de cuidadoras.
Los ancianos que están cerca de sus hermanas se sienten mejor acerca de la vida y se
preocupan menos por el envejecimiento que quienes no tienen hermanas o lazos cercanos con
ellas (Cicirelli, 1977, 1989a). En una muestra nacional de adultos en duelo en Holanda, quienes
enfrentaron la muerte de una hermana experimentaron más dificultad que quienes perdieron
un cónyuge o un padre. Al observar en retrospectiva, los ancianos que se sienten cerca de sus
hermanos o hermanas expresan una sensación de paz con la vida y consigo mismos, mientras
que quienes están alejados de sus hermanos con frecuencia se sienten molestos, como si
hubiesen fracasado para vivir de acuerdo con sus expectativas. Quienes restablecen lazos
fraternales por lo general sienten que han logrado algo importante

FAMILIAS MULTIGENERACIONALES EN LA VIDA TARDÍA

Hoy en día, muchas familias en los países desarrollados incluyen cuatro o incluso cinco
generaciones (con menos miembros en cada generación sucesiva), lo que hace posible que una
persona sea tanto un abuelo como un nieto simultáneamente, La presencia de tantos
miembros en la familia puede ser enriquecedora, pero también crear presiones especiales.
Muchos “ancianos jóvenes” tienen al menos un padre que ha vivido lo suficiente como para
tener muchas enfermedades crónicas y cuya atención puede ser física y emocionalmente
agotadora. Muchas mujeres en la actualidad pasan más tiempo de sus vidas cuidando a sus
padres que a sus hijos.

ABUELOS Y BISABUELOS

En algunas comunidades africanas, los abuelos se llaman “noble”. En Japón, las abuelas visten
de rojo como señal de su estatus (Kornhaber, 1986). Aunque en la mayoría de las sociedades
occidentales no se cuenta con distintivos o títulos de honor, convertirse en abuelo puede ser
un acontecimiento extremadamente relevante en la vida de una persona.

Con frecuencia el ser abuelo comienza antes de terminar la paternidad activa, con la
prolongación de la vida en la actualidad, gran número de adultos pasa muchas décadas como
abuelos. Dado que las mujeres tienden a vivir más que los hombres, las abuelas por lo general
viven para ver al menos al nieto mayor convertirse en adulto y volverse bisabuelas. Los
hombres y mujeres cuyos hijos adultos posponen o están en contra de la paternidad con
frecuencia se sienten decepcionados y un poco engañados. Algunos se vuelven abuelos
sustitutos o voluntarios en escuelas u hospitales (Porcino, 1983, 1991).

EL ROL DEL ABUELO

En muchas sociedades en desarrollo, como las de América Latina y Asia, predominan los
hogares de familias extensas, y los abuelos juegan un papel integral en la crianza de los niños y
las decisiones de la familia. En países asiáticos como Tailandia y Taiwan, alrededor del 40 por
ciento de la población de 50 años y más vive en el mismo hogar con un nieto menor, y la mitad
de las que tienen nietos de diez años o más jóvenes, por lo general abuelas, proporcionan
cuidado al niño

Ser abuelo hoy en día es diferente que en el pasado. El abuelo estadounidense promedio tiene
seis nietos (Davies y Williams, 2002), en comparación con doce a quince alrededor de
comienzos del siglo XX

Las abuelas de los niños más jóvenes tienen más probabilidad de figurar en la fuerza laboral (y
por ende tener menos disponibilidad para ayudar). Por otra parte, las tendencias hacia la
jubilación temprana liberan a los abuelos para pasar tiempo con los nietos mayores. Muchos
abuelos todavía tienen padres vivos, cuyo cuidado deben equilibrar con las necesidades de los
nietos. Y muchos abuelos tanto en países desarrollados como en desarrollo proporcionan
cuidado a los nietos, en tiempo parcial o total (Kinsella y Velkoff, 2001; Szinovacz, 1998). Y
algunos abuelos, como se verá, crían un nieto cuando los padres no pueden o no quieren
hacerlo.

Los abuelos activos, todavía pueden ser una importante influencia sobre el desarrollo de sus
nietos. Tienen un vínculo con la familia extensa. Abuelo y nieto se conocen íntimamente uno a
otro, en muchos niveles; el primero funciona como maestro, cuidador, modelo y a veces como
negociador entre hijo y padre.

Aunque el ser abuelo ha cambiado, el rol todavía puede ser positivo y significativo. Un gran
estudio de una muestra nacionalmente representativa de tres generaciones encontró que “los
abuelos juegan un papel limitado pero relevante en la dinámica familiar” y que muchos
establecen lazos emocionales fuertes con sus nietos (Cherlin y Furstenberg, 1986a, p. 26).

Los investigadores encontraron tres estilos de ser abuelo:

-Los abuelos remotos, acompañante (el estilo predominante) e involucrado. Los abuelos
remotos (29 por ciento) ven a sus nietos tan pocas veces que la relación es más simbólica que
real.

-Los abuelos acompañantes (55 por ciento) no intervienen directamente en la crianza de los
niños pero disfrutan la compañía frecuente y casual.

-Sólo 16 por ciento de los abuelos son involucrados en el sentido de que disciplinan o corrigen
a sus nietos, dan consejo, discuten los problemas del niño, se les consulta acerca de decisiones
importantes concernientes al niño e intercambian ayuda a cambio de encargos, faenas
domésticas y trabajos.

Los abuelos tienen más probabilidad de estar más involucrados durante los años
preadolescentes del niño (Cherlin y Furstenberg, 1986b). Conforme los nietos crecen, el
contacto tiende a disminuir, pero el afecto crece

Las actividades más frecuentes que los abuelos, en la muestra AARP, llevan a cabo con sus
nietos son cenar juntos, ver televisión, ir de compras y leer con ellos; más de la mitad se
ejercita o practica deportes con sus nietos. Más de la mitad gasta dinero en las necesidades
educativas de sus nietos, y casi 45 por ciento dice que ayuda a pagar los gastos de los nietos.
Alrededor de 15 por ciento de estos abuelos proporcionan cuidado al niño mientras los padres
trabajan
Los abuelos frecuentemente caminan en la cuerda floja entre la renuencia a interferir en las
vidas familiares de los nietos adultos y la obligación de proporcionar ayuda y apoyo, y su nivel
de involucramiento con frecuencia se les deja a los padres

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