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Caso Enron explicado paso a paso

Escrito Por: Nicolás García – Editado por Eduardo Aponte

Enron es conocido como uno de los casos de fraudes financieros más grandes
de la historia. Fue una empresa dedicada a la administración de gasoductos en
Estados Unidos, la cual fue fundada en 1985 a raíz de una fusión entre Inter
North y Houston Natural Gas. Con los años se convirtió en una de las
empresas a nivel energético más importantes del país, era considerado como
uno de los 100 mejores empleadores, fue reconocida por ser la empresa más
innovadora y por ser una de las empresas más cotizadas en Estados Unidos al
alcanzar un nivel de USD 90 por acción en el año 2000.

A pesar de todos los reconocimientos y menciones que tenía, el 2 de diciembre


del 2001 Enron se declara en bancarrota y busca acogerse a la Ley de
Quiebras de Estados Unidos. El desenlace de la compañía se daría, en parte,
por el cuestionamiento del mercado. Principalmente por un artículo publicado
por la periodista Bethany McLean en la revista Fortune “Is Enron Overpriced?”,
afirmando que no era posible que Enron hubiera llegado tan lejos en tan poco
tiempo y que los datos numéricos no tenían sentido. Además, a esto se le
suma los rumores y escándalos por soborno y tráfico de influencias con el fin
de adquirir contratos en América, África y en Asía Occidental. En este punto la
reputación de la compañía ya se encontraba por el piso y no había confianza
por parte de los inversores ni acreedores.

La pregunta que ronda la situación de Enron es:

¿Cómo lograron engañar al público en general


por tanto tiempo?
Por un lado, existía un gran problema y era la compleja estructura corporativa
que Enron tenía. Eran más de 3000 sociedades unidas a través de holdings, lo
que presentaba obstáculos y dificultades al momento de realizar las auditorías
por métodos convencionales, lo que permitía esconder, disfrazar y maquillar la
situación financiera real de sus estados financieros. Dentro de esto, Enron
realizaba operaciones de cruce entre sus compañías y registraba pasivos como
activos en su balance general. Por otro lado, la compañía hizo mal uso de la
valoración a precios de mercado o Mark to Market, ya que empezaron a traer a
valor presente el valor de los flujos de dinero esperados de sus negocios
futuros y negocios que no habían concretado, para así inflar sus ingresos y
utilidades. Adicionalmente, la empresa en los años noventa había incursionado
en el mercado de los derivados financieros y climáticos, los cuales en 2001 ya
representaban un tercio de sus activos. Sin embargo, las pérdidas generadas
por estos instrumentos eran gigantescas, pero como ya se mencionó, Enron
había encontrado la manera de ocultar el valor real de sus deudas y pérdidas.
Esta situación trajo consigo un sin número de consecuencias. En primer lugar,
las 20.000 personas que hacían parte de su fuerza laboral terminaron sin
trabajo y sin dinero, puesto que Enron solía pagarles en acciones y para ese
entonces una acción ya no valía ni 1 dólar. En segundo lugar, hubo
repercusiones económicas en el sector energético en la mayoría de los 40
países en donde la empresa tenía presencia, ya que varios le habían otorgado
créditos y otros habían celebrado contratos con la compañía. La caída de
Enron conllevó simultáneamente a la disolución de Arthur Andersen, una de las
5 firmas auditoras más grandes del mundo, al confirmar que esta destruyó
documentos relacionados con las malas prácticas corporativas de Enron.
Adicionalmente, esta situación generó un replanteamiento de la regulación de
derivados, un reforzamiento en la revelación de información, las cuentas
contables y estados financieros. Por último, esto generó un ambiente de
desconfianza por parte del mercado, hacia las calificadoras de riesgo que le
otorgaban a Enron una calificación de grado de inversión.

Conclusiones:
En conclusión, el caso Enron es un claro ejemplo de las malas prácticas a nivel
corporativo y de las consecuencias que esto trae para la economía, la
confianza de los inversores, la regulación y los retos para las agencias
calificadoras de riesgo para robustecer sus análisis. Como pequeño
inversionista es muy difícil poder prever este tipo de casos, lo mejor es no
apostar todo a una sola empresa sino diversificar nuestras inversiones.
Estudio del caso Enron: uno de los
peores fraudes de la historia
Por Deicy Pareja, en noviembre 11, 2022

Uno de los escándalos financieros más grandes de la historia


es el caso de la gigante energética Enron Corporation, que el
2 de diciembre del año 2001 se declaró en quiebra.

La empresa estadounidense tenía activos estimados en 63.000


millones de dólares y supuestamente facturaba 100.000
millones de dólares anuales.

La razón por la que se declaró en quiebra tiene que ver con


que todo fue maquillado: los pasivos se convirtieron en
activos, los créditos se presentaron como ingresos y todos
los beneficios fueron inflados.

Estos engaños financieros llevaron a que la acción en bolsa,


que se cotizaba sobre los 90 dólares en el 2000, en un año
pasara a costar tan solo un dólar, un 99 por ciento menos. Eso
tras salir a la luz que la empresa alteraba o fabricaba registros
contables para engañar a sus accionistas.

Poco a poco fueron saliendo todos los fraudes financieros y se


supo que la empresa acumulaba deudas de 30.000 millones de
dólares y luego de declararse en bancarrota al menos 20.000
empleados perdieron su trabajo. El escándalo también le costó
la desaparición a la importante firma auditora Arthur
Andersen, una de las cinco sociedades de auditoría y
contabilidad más grandes del mundo.

Jeffrey Skilling, la cabeza de la contabilidad de Enron, con el


beneplácito de los directivos, hacía ingresos ficticios, ponía a
valor presente los flujos de negocios que no estaban
materializados, lo que formaba parte de los beneficios de la
firma energética. De acuerdo con las investigaciones, Enron
disfrazaba las pérdidas y encubría sus deudas.
El escándalo del peor fraude financiero se destapó cuando la
periodista Bethany McLean escribió un artículo para la revista
Fortune, titulado: “Is Enron Overpriced?”, en el que cuestionaba
el hecho de que la compañía pasara a estar en la posición 141
a la séptima más importante de Estados unidos en tan solo
cinco años (1995-2000).

Paradójicamente, Jeffrey Skilling renunció a su cargo


sustentando motivos familiares y vendió las acciones que tenía
en la empresa por 60 millones de dólares, pero tan solo cuatro
meses después, la compañía entró en crisis.

Aunque Skilling negó conocimiento, las autoridades lo


acusaron de operar con información confidencial, de estafar a
inversionistas al vender sus acciones antes de la quiebra y
por los delitos de engaño y conspiración.

Kenneth Lay, el fundador de la firma, fue acusado de seis


delitos, entre ellos, conspiración y fraude, pero falleció de un
infarto antes de ser condenado.

Tras este escándalo financiero, en Estados Unidos y otros


países se estableció jurídicamente que el auditor de las
empresas debe ser independiente de su cliente, también se
endurecieron los requisitos y las penas. Ahora, toda junta
directiva de una compañía tiene la responsabilidad de analizar
y estar al tanto de la contabilidad.

Para evitar la materialización de riesgos operativos o de


cumplimiento normativo en las organizaciones, es importante
contar con una herramienta tecnológica como Pirani, que
facilita la gestión de este tipo de riesgos y contribuye al logro
de los objetivos, así como a la sostenibilidad de los negocios.

Además, uno de los principales retos que enfrentan los


inversionistas y en general las empresas es impedir las
acciones de los llamados delincuentes de cuello, pues estos
cada vez trabajan de forma más encubierta, se valen de
sus fechorías y de técnicas sofisticadas para estafar.
Una de las técnicas más comunes de estafa es la falsificación o
modificación de información, que fue lo que ocurrió en Enron
para inflar sus acciones y engañar a los inversionistas.
Enron: el mayor escándalo financiero de la
historia, tan grande como olvidado

Antes de la Gran Recesión, la crisis que se llevó


por delante Lehman Brothers, Enron era el
ejemplo de desastres financieros.

Redacción

02/12/2016 00:05 Actualizado a 02/12/2016 13:23

La Gran Recesión, la crisis de las hipotecas basura que se llevó por delante
Lehman Brothers y estuvo a punto de liquidar el sistema económico, ha hecho
olvidar, o al menos poner en un segundo plano, episodios anteriores.

Remontarse al 2 de diciembre de 2001, es remontarse a uno de los mayores


escándalos de la historia económica. Ese día, la empresa energética Enron se
declaraba en quiebra. Primer distribuidor energético a nivel global, facturaba
100.000 millones de dólares anuales.

Nace la mentira

¿Cómo algo tan enorme pudo llegar a esa situación? Fácil: era todo un engaño.

La empresa, fundada en 1985 por Kenneth Lay, vivió un antes y un después


con la llegada de Jeffrey Skilling. Uno de los mejores graduados en Harvard
en su promoción de MBA, aterrizó en Enron en 1997. Con él, la compañía
descubrió en toda su expresión lo que es la ingeniería contable. Pasivos que
se convirtieron en activos, préstamos que se computaban como ingresos,
deuda maquillada, beneficios inflados... A ojos de la contabilidad, todo rozaba
la perfección.

La mejor empresa de América

De hecho, era un ejemplo para los demás. La más innovadora, la mejor


manejada. Así lo fue hasta que poco a poco la realidad fue saliendo a la luz. La
junta directiva vivía engañada, con una acción en bolsa que cotizaba sobre los
90 dólares en el 2000.

Entre lo mejor y lo peor

Enron era considerada una de las mejores empresas de Estados Unidos


Una revisión de las cuentas por parte de las autoridades contables afloró
deudas escondidas y elementos ocultos fuera de balance que daban la
impresión de que la empresa estaba saneada. Poco a poco el mundo Enron fue
cayendo. De los 90 dólares por acción del 2000, un año después se pasó a
apenas un dólar, un 99% menos. Más de 10.000 millones en valor contable
que se esfumaron. Miles de ahorradores que perdían su inversión.

Acorralada, se vio obligada a presentar el concurso. En su día fue la mayor


bancarrota de la historia. Acumulaba unos activos de 64.000 millones y unas
deudas de 30.000 millones. Un hito de la época, después superada por
WorldCom (en 2003) y Lehman Brothers y Washington Mutual (ambas en 2008
tras el último crash). 20.000 empleados perdieron su trabajo, la consecuencia
lógica del desastre.

Menos esperada fue la caída de su auditora. Enron se llevó por delante a


Arthur Andersen, una de las cinco auditoras más importantes del mundo en
ese momento. Fue partícipe del engaño. En teoría, bajo la presión de los
máximos directivos, que pedían que hiciera la vista gorda para mantener el
enjuague contable vivo. Desprestigiada y condenada, acabó despiezada y su
negocio en manos de las demás grandes. Casi cien años de historia trayectoria
dilapidados por Enron.

¿Quién pagó?

A Jeffrey Skilling, la mente detrás de la contabilidad, le salió mal su última


jugada maestra. Antes de la quiebra se las vio venir, renunció a su cargo
alegando motivos familiares y vendió las acciones que tenía en la empresa.
Cuatro meses después llegaba la bancarrota. Supuestamente, él no sabía
nada de la situación crítica de la empresa. No coló.

En 2004 se le imputaron una treintena de cargos, entre ellos operar con


información confidencial, al vender unos 60 millones de dólares en acciones
de Enron antes de la quiebra, engañar al auditor o conspiración.

Sueldos millonarios

Kenneth Lay, fundador de Enron, se embolsaba 40 millones de dólares por año

En octubre de 2006 se lo condenó a 24 años de prisión y fue multado con 45


millones de dólares. Afirma que tras la ‘muerte’ de Enron consideró el suicidio,
pero que la condena lo salvó. Le hizo recapacitar. Se convirtió en su mayor
crítico.

En los años siguientes se dieron revisiones y reducciones de su condena. Al


final, puede salir a la calle en febrero de 2019, menos de 18 años después de
la quiebra de Enron.

Kenneth Lay, el fundador, se embolsaba 40 millones de dólares por año.


Tras el escándalo y la bancarrota, se las tuvo que ver con la justicia. Se le
imputaban hasta once cargos relacionados con fraude. El juicio empezó en
enero de 2006. El jurado lo halló culpable de seis delitos de conspiración y
fraude en mayo. Para septiembre estaba prevista la vista de la sentencia.
Nunca llegó: Lay falleció en julio, a los 64 años, de un infarto.

Otra decena de cargos fueron enjuiciados. Como suele ocurrir en el mundo de


las finanzas, la condena de los culpables suele ser menor al daño causado.

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