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Animales terrestres, puros e impuros


H e pensado establecer mi alianza con vosotros y con vuestra futura des­
cendencia, y con todo ser vivo que os acompaña: las aves, los ganados y to­
das las alimañas que hay con vosotros, con todo lo que ha salido del arca, to­
dos los animales de la tierra (G n 9,9-10).
Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste, pues, si algo
odiases, no lo habrías creado (Sb 11,24).

Dios se reunió con su pueblo en el monte Sinaí y sigue reuniéndose


con él en el interior del tabernáculo. En el sacrificio, el cuerpo del ani­
mal sacrificial se convierte por derecho propio en un microcosmo
aparte, y se corresponde con el tabernáculo y la montaña sagrada. Lue­
go la secuencia de leyes religiosas es interrumpida por el relato de los
capítulos 8-10. Cuando se retoma la parte normativa, se desarrolla un
microcosmo corporal diferente. Ahora el cuerpo de los fieles se con­
vierte en analogía del santuario y del altar. Todo aquello que mancille
el altar, mancillará también el cuerpo de los israelitas. Las leyes sobre la
impureza trazan ese paralelismo con meticulosidad a lo largo de los ca­
pítulos 11 al 15. El animal que es incorporado al cuerpo por ingestión
se corresponde con aquel que se ofrece sobre el altar para ser consumi­
do por el fuego. Lo que está prohibido para uno, lo está para el otro.
Lo que dañe a uno, dañará al otro. Lo que el libro jamás afirma es que
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comer alguno de los animales prohibidos sea malo para la salud del
cuerpo. C la »D e «M a
Seyla Benhabib E l Ser y el Otro en la ética
Los animales terrestres según la alianza contemporánea
Feminismo, comunitarismo y
El capítulo 11 quizá sea el más conocido del Levítico, ya que se ocupa de posmodernlsmo
las leyes dietarias mosaicas. De él suele inferirse que la carne de los ani­ Seyla Benhabib Los derechos de los otros
males prohibidos es abominable, detestable, o poco edificante de una Extranjeros, residentes y ciudadanos
manera o de otra. Tomando en cuenta el contexto general, es decir, el res­
to del Pentateuco, sería muy difícil soslayar un principio bíblico: Dios J osep M. E squirol E l respeto o la mirada atenta
ama a todos los seres vivos, no sólo a los humanos, y es bueno con todas Una ética para la era de la ciencia y
la tecnología
sus criaturas (Sal 145,8-9). Así que si Él mismo no las detesta, ¿por qué
razón habría de ordenar a los hombres que odien a estos animales? Éste C lifford G eertz La interpretación de las culturas
es un problema doctrinario serio y fundamental. C. G eertz , J. C lifford E l surgimiento de la antropología
El capítulo 11 se basa en dos tipos de alianzas diferentes. Primero la y otros posmodema
alianza con Noé y sus descendientes, por la que Dios se compromete a no
volver a castigar a la tierra y los seres vivos que la habitan por los males M arc A ugé Dios como objeto
causados por la humanidad, alianza que luego rubricó con el arco iris. Símbolos-cuerpos-materias-palabras
Aquí se insiste una y otra vez en que se trata también de una alianza con M arc A ugé ¿Por qué vivimos?
los aimales: «Ésta es la señal de la alianza que para las generaciones per­ Por una antropología de los fines
petuas pongo entre Yo y vosotros y todo ser vivo que os acompaña: Pon­ M arc A ugé E l tiempo en ruinas
go mi arco en las nubes, que servirá de señal de la alianza entre Yo y la tie­
rra» (Gn 9,12) [...] «y me acordaré de la alianza que media entre Yo y M oshe H albertal y Idolatría
vosotros y todo ser vivo, y no habrá más aguas diluviales para exterminar Avishai M argaut Guerras por imágenes: las raíces de
la vida (...]» (Gn 9,15, repetido en los versículos 16 y 17). Unos pocos ver­ un conflicto milenario
sos antes, en el mismo capítulo, Dios ha pedido cuentas de la sangre-vida J ames C lifford Dilemas de la cultura. Antropología,
de los humanos: «Sólo dejaréis de comer la carne con su alma, es decir, con literatura y arte en la perspectiva
su sangre, y Yo os prometo reclamar vuestra propia sangre: la reclamaré a posmoderna
todo animal y al hombre: a todos y a cada uno reclamaré el alma humana»
(Gn 9,4-5). En el Génesis, Dios dio al hombre dominio sobre los anima­
les. Robert Murray1 ha argumentado con persuasión que para el Génesis
el dominio siempre conlleva responsabilidad. El Levítico va un paso más
allá en las implicaciones del dominio humano sobre los animales. No pue­
de decirse que una promesa unilateral de Dios sea una alianza: los anima­
les no están obligados a ninguna contraprestación, a menos que, forzando
al máximo la imaginación, consideremos que la orden de crecer y multi­
plicarse que recibieran en la creación implique una obligación.
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EL LEVÍTICO Luego está la alianza con Abraham, que es una promesa de fertilidad
COMO LITER ATU RA para sus descendientes. Esta alianza no menciona a los animales, pero
afirma con extravagancia que sus descendientes serán innumerables como
el polvo de la tierra (Gn 13,16). Es como un eco de la bendición dada a
Noé y su hijos: «Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra» (Gn 9,1), y
«sed fecundos y multiplicaos; extendeos por la tierra y dominad en ella»
(Gn 9,7), las mismas palabras utilizadas para con las criaturas acuáticas y
aéreas cuando fueron creadas (Gn 1,22). N o caben dudas de que éste es
un Dios preocupado por la fertilidad, cuyas promesas están relacionadas
con su obediencia.
La alianza con Moisés en el Sinaí es la afirmación explícita del señorío
de Dios sobre el pueblo de Israel y sus ganados. En la observancia del
sabbat incluye específicamente a sirvientes y ganado (Ex 20,8). De due­
Mary Douglas ños de casa a niños, a sirvientes y a ganado: los animales están dentro de
la jurisdicción de la alianza del Sinaí. La observancia del sábado sólo afec­
ta a los animales de trabajo, el buey que apisona el grano y lo separa de la
cáscara, que tira del carro, que da vueltas a la noria.2 El Éxodo también
deja muy claro que el primer macho nacido de los animales domésti­
cos debe ser ofrecido al Señor, como los primeros nacidos de los humanos.
«Conságrame todo primogénito, todo primer parto entre los israelitas,
tanto de hombres como de animales; míos son todos» (Ex 13,2). «Con­
sagrarás a Yahvé todo primogénito. Todo primer nacido de tu ganado, si
es macho, pertenece a Yahvé» (Gn 13,12). La regla para los animales te­
rrestres, que siempre parece tan complicada, resulta transparente si se
toma la alianza como su principio rector. Dios es el señor feudal. De ahí
se desprende que nadie puede dañar al pueblo de Dios o hacer uso de las
cosas de Dios, ni deben sus seguidores lastimarse unos a otros, o lastimar
a los otros seres vivos dentro de su territorio sin su consentimiento ex­
preso, permiso que otorga para la matanza de ganado destinado al sacri­
ficio y para el uso de sus carcasas.
La cuestión de si los animales están comprendidos o no dentro de la
alianza tiene una importancia capital. El Levítico divide a los animales
terrestres en dos categorías. Primero las manadas y rebaños, que viven
con sus dueños, se desplazan con ellos y les proveen de su sustento; y se­
gundo, todos los demás. Los animales puros quedan comprendidos den­
tro de la alianza de sus amos, y el modo de tratarlos está rigurosamente
pautado. El vínculo feudal parte de Dios y se extiende sobre su pueblo y
sus ganados.
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La enseñanza acerca de la santidad de la sangre se deriva de esta rela­ Título del original inglés:
ción feudal. Dios protege al pueblo de Israel, los ritos celebrados en su Leviticus as Literature
nombre le dan cobijo y el sacrificio es el modo que Dios le brindó para © Mary Douglas 1999
la expiación de sus faltas. El sacrificio les protege tanto de las conse­
cuencias de sus propios actos como de la justa cólera divina. Nunca ja­ Leviticus as Liter ature was origmally published in English in 1999. This transía-
más deberán ingerir sangre, pero les ha dado el derecho de consagrar las don is published by arrangement with Oxford University Press.
vidas de los animales de sus rebaños, utilizar su sangre para la expiación El Levitico como literatura fue originalmente publicado en inglés en 1990. Esta
de sus pecados frente a él y comer de la carne exangüe para alimentarse traducción está publicada de acuerdo con Oxford University Press.
(Lv 17,11). Este solemne mandato enseña la santidad de la vida (la vida Traducción: Javier Arrambide y Marta Pino Moreno (capítulo 11)
está en la sangre). En términos religiosos, el mosaico del código dietario
es una invitación a Israel para que se una a la tarea divina de la creación Ilustración de cubierta: Edgardo Carosia
llevando una vida que rinda honor al modo en que Dios hizo el mundo
y a las alianzas que Dios forjó con su pueblo. Primera edición: mayo de 2006, Barcelona

Los dos textos Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Dirección General del
Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura.
Los dos textos, en el Levítico y el Deuteronomio, comienzan establecien­
do un paralelismo muy cercano. Dan una clasificación perfectamente lógi­
ca que es un eco de los capítulos de apertura 1 al 7 acerca del sacrificio, con Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
una descripción de los rumiantes domesticados de los rebaños, ganado,
ovejas, cabras, que podían ser consagrados para ser ofrendados sobre el al­ © Editorial Gedisa, S.A.
tar. Después en ambos textos sigue una cuidadosa lista de reglas para dis­ Paseo Bonanova, 9 ,1°-1*
criminar a los «casi»: candidatos que no lograron entrar en la clasificación 08022 Barcelona (España)
Tel. 93 253 09 04
de rumiantes domesticados por cumplir sólo uno de los dos requisitos. Fax 93 253 09 05
Ambos textos avanzan al unísono al afirmar que los animales impu­ correo electrónico: gedisa@gedisa.com
ros sólo son «impuros para ti». Como las reglas dietéticas acerca de los http: //www.gedisa.com
animales terrestres derivan de la alianza, sólo rigen para el pueblo de Is­ ISBN: 84-9784-080-1
rael. Con esta advertencia preliminar, el Deuteronomio parece estar di­ Depósito legal: B. 26753-2006
ciendo que las cosas abominables son las prohibidas como impuras en
14,7-8. La cita de impuros y abominables del Deuteronomio ha origina­ Impreso por Romanyá Valls
do la idea de que los animales prohibidos poseen cierta característica que Verdaguer, 1 - Capellades (Barcelona)
los hace detestables y ha alimentado la copiosa imaginación de los erudi­ Impreso en España
tos. Pero en el Levítico los animales impuros no son abominables. Printed in Spain
El microcosmo se ordena alrededor del cuerpo de alguno de los miem­
bros de la congregación de Israel que está a punto de alimentarse. El Queda prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio de
cuerpo es equivalente al altar, como lo es la hospitalaria mesa alrededor impresión, en forma idéntica, extractada o modificada de esta versión castellana
de la cual dicho miembro reúne a sus familiares y amigos. de la obra.
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Tabla 7.1. Animales terrestres, puros e impuros; Deuteronomio 14,3-9 y Leví-
tico 11,2-8.
D euteronom io Levítico
3. N o comerás nada que sea abomi­ 2. Decid esto a los israelitas: entre to­
nable. dos los animales terrestres podréis co­
4. Éstos son los animales que podréis mer éstos:
comen buey, camero, cabra, 3. cualquier animal de pezuña parti­
5. ciervo, gacela, gamo, cabra montés, da, hendida en dos mitades y que ru­
antílope, búfalo, gamuza. mia, lo podéis comer.
índice 6. Y todo animal de pezuña partida,
hendida en dos mitades, y que rumia,
4. Pero entre los que rumian o tienen
pezuña hendida, no comeréis: came­
lo podéis comer. llo, pues aunque rumia, no tiene parti­
7. Sin embargo, entre los que rumian y da la pezuña: lo consideraréis impuro;
Agradecimientos ............................................................................. 11 entre los animales de pezuña partida 5. ni damán, porque rumia, pero no
y hendida no podréis comer los siguien­ tiene partida la pezuña: lo considera­
Prefacio ......................................................................................... 15 tes: el camello, la liebre y el damán, que réis impuro;
rumian pero no tienen la pezuña hen­ 6. ni liebre, porque rumia, pero no
Lista de figuras................................................................................. 19 dida; los tendréis por impuros. tiene la pezuña partida: la considera­
Lista de tablas................................................................................... 20 8. Tampoco el cerdo, que tiene la pe­ réis impura;
Lista de abreviaturas ....................................................................... 21 zuña partida y hendida, pero no ru­ 7. ni cerdo, pues aunque tiene la pe­
mia; lo tendréis por impuro. N o co­ zuña partida, hendida en dos mitades,
1. La antigua religión ................................................................... 23 meréis su carne ni tocaréis su cadáver. no rumia: lo consideraréis impuro.
Cronología y escritura ............................................................. 27 8. N o comeréis su carne ni tocaréis
sus cadáveres; los consideraréis im­
Reconstrucción de la religión prim ordial................................ 29 puros.
2. Dos estilos de pensamiento ...................................................... 35
Pensamiento analógico frente a pensamiento En tiempos del escritor del Levítico, el cuerpo ya era una analogía del
racional-instrumental............................................................... 37 altar. No una analogía secular, ya que en un sistema religioso global
De lo analógico a lo dialógico .................................................. 42 (como el del Levítico) la palabra secular tiene poco o ningún sentido. La
Bases sociales del progreso griego............................................ 47 mesa, todos los que comen en ella, y todo lo que ha sido preparado para
La ciencia griega y la ciencia china .......................................... 51 que ellos coman, entran en la órbita de la misma ley de lo sagrado.3
Los imperativos en el Levítico.................................................. 54 Cuerpo por altar, altar por cuerpo, las reglas que protegen la pureza del
3. Dos estilos de escritura............................................................. 63 tabernáculo van de la mano de aquellas que protegen al fiel: lo que éste
El lenguaje de los sentimientos ................................................ 63 puede comer sin volverse impuro coincide con aquello que puede ofre­
Contener y cub rir..................................................................... 75 cer a Dios en sacrificio.
El monte Sinaí........................................................................... 81 Una interesante diferencia entre los textos del Deuteronomio 14 y el
Levítico 11 es que la apertura del Levítico, con su referencia a los seres
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Tabla 7.2. Seres vivos terrestres 4. Montaña, tabernáculo y cuerpo en el Levítico 1-7.................. 89
Lógica del cuerpo ..................................................................... 90
Humanos (bípedos) Animales (cuadrúpedos) Cosas prohibidas....................................................................... 94
Entrañas y piernas.................................................................... 99
El ser recóndito............................... 102
Rumiantes No rumiantes La doctrina de los restos............................................................ 103
5. Una religión totalmente reformada.......................................... 111
(i) pezuña hendida (1-4) (ii) pezuña no hendida (4,5,6) Deuteronomio y Levítico.......................................................... 112
El santuario central................................................................... 114
Ningún culto a los m uertos...................................................... 122
(iii) pezuña hendida (7) (iv) pezuña no hendida (26) (v) garras (27) (vi) rastreros (29-38) Legislación del Deuteronomio.................................................. 127
6. Los oráculos respaldan la justicia divina.................................. 133
vivos sobre la tierra (Lv 11,2), nos recuerda el relato de la creación del Adivinación y sacrificio ............................................................ 134
Genésis: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, Cómo saber cuándo se debe realizar un sacrificio privado ... 136
reptiles y alimañas terrestres según su especie» (Gn 1,24). Los versículos Plausibilidad de los oráculos .................................................... 140
de apertura del Levítico 11 sólo son el comienzo de una exhaustiva re­ La adivinación sacerdotal.......................................................... 144
copilación de animales terrestres (las bestias terrestres) que no aparece El pecado inadvertido............................................................... 148
en el Deuteronomio. Sacrilegio ................................................................................... 152
Una vez que el Levítico ha consignado la lista de los diferentes tipos Usos jurídicos del juramento.................................................... 155
de animales terrestres que son impuros y no deben ser ingeridos, ob­
servemos alrededor y fijémonos en lo que queda... ¡nada! Todos estos 7. Animales terrestres, puros e impuros ...................................... 159
animales son limpios o sucios, puros o impuros. Ahora, cuando consi­ Los animales terrestres según la alianza .................................. 160
deramos que el versículo 26 se refiere a los animales con pezuña ente­ Los dos textos........................................................................... 162
ra, podemos utilizar la siguiente tipología exhaustiva de animales te­ Interpretaciones de lo im puro.................................................. 167
rrestres: Contagio sagrado ..................................................................... 174
1) animales de manadas y rebaños, rumiantes, pezuñas hendidas, 8. Otros seres vivos....................................................................... 177
2) rumiantes sin pezuña hendida, por ejemplo el camello, el tejón, la lie- Dios cuida de su creación......................................................... 181
bre, Traducir «pululante» como «ingente»...................................... 184
3) no rumiantes de pezuña hendida, el cerdo, La levadura y la miel como vida prolífica o ingente................ 188
4) cascos enteros, por ejemplo el asno, el caballo, Traducir «abominación»............................................................ 191
5) garras, por ejemplo el león, el perro, la hiena, Criaturas que pululan por el aire.............................................. 194
6) lista de ocho animales que se arrastran sobre sus vientres: el topo, el
ratón, los grandes lagartos, el cocodrilo terrestre, la lagartija, la lagartija de La competencia por la superioridad espiritual........................ 195
arena, el camaleón. Conclusión................................................................................. 199

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9. La expiación de los cuerpos enfermos...................................... 203 Los criterios zoológicos son suficientes para confeccionar una lista
Pérdida de fluidos vitales ......................................................... 205 exhaustiva de los animales terrestres. Así, al final del capítulo todo lo
Lepra ......................................................................................... 209 que está vivo sobre la tierra ha sido incluido en esa lista, camine o se
Enfermedades reproductivas........... ....................................... 212 arrastre: todo está allí.
£1 Deuteronomio destaca la posibilidad de matar y comer a los pa­
10. Los dos velos............................................................................. 223 rientes salvajes de los rebaños domésticos (Dt 14,5). El Levítico no men­
El Levítico como proyección del tabernáculo........................ 223 ciona a la gacela, el gamo o el antílope, pero reconoce la existencia de
Fuego por fuego, llamas por llamas.......................................... 228 animales salvajes que pueden ser cazados y comidos (Lv 17,13), pero que
El maledicente m aldito............................................................. 233 no se pueden ofrendar en sacrificio. N o hace falta repetir que no es fun­
El escándalo del talión ............................................................. 239 ción del Deuteronomio legislar el sacrificio.
El lenguaje de los oráculos....................................................... 242 £1 primer grupo está dentro de la órbita de la afianza, y son animales
puros. Los otros animales terrestres, a excepción del primer grupo, son
11. En el interior de la Casa/Libro de Dios .................................. 245 sucios o impuros, y sus cadáveres no deben ser ni tocados ni ingeridos.
Macroindicadores..................................................................... 246 Como ya dijimos, el Deuteronomio destaca la posibilidad de matar y co­
El a trio ....................................................... 249 mer a los parientes salvajes de los rebaños domésticos (Dt 14,5), de los
El santuario ............................................................................... 253 cuales el Levítico no habla en absoluto. Si el Levítico permitiera explíci­
Expiación................................................................................... 257 tamente las matanzas seculares, socavaría las bases del principio de afian­
Composición de un frontón...................................................... 260 za que sostiene toda la normativa levítáca y que prohíbe a los humanos
comer animales que no han criado. Un silencio parecido se cierne sobre
12. Dentro del sanctasanctórum ................................................... 267 la actitud que cabe tomar frente a los animales manchados de sus mana­
La gran proclamación de libertad ............................................ 268 das y rebaños, que no pueden ser sacrificados. Probablemente serán co­
Leer el Levítico a través del Génesis: coberturas.................... 271 midos sin inconvenientes.
Leer el chivo expiatorio y el ave expiatoria El catálogo no menciona específicamente a todos los animales cua­
a través del Génesis................................................................... 273 drúpedos. Por ejemplo los roedores, como la ardilla, el conejo, la rata, o
el gato no necesitan ser catalogados ya que entran dentro de la categoría
Bibliografía....................................................................................... 279 de los animales con garras. Finalmente hay otros habitantes de la tierra
no incluidos en la lista precedente y que son descritos como «de los que
índice de referencias bíblicas ......................................................... 291 caminan sobre su vientre o sobre cuatro o más patas, es decir, ningún bi­
cho que se arrastra por la tierra» (Lv 11,42), incluyendo los insectos te­
índice onomástico y de conceptos.................................................. 299 rrestres, las serpientes, los gusanos, las arañas y los ciempiés. £1 Levítico
les aplica un calificativo que se traduce por abominable, pero utiliza una
palabra diferente que el Deuteronomio y que también se traduce de la
misma manera. El Levítico confunde también al aplicar un término ge­
neral para la vileza de los animales que se arrastran: la gente no debe «ha­
cerse impura» por el contacto con las carcasas (Lv 11,43-44). La sanción
por infringir esta regla no es severa. Si bien la suciedad es muy contami­
nante, la sanción sólo indica que quien lo toque será impuro hasta la tar­
de (Lv 11,31, 39). Si alguien ha ido más allá de simplemente tocar un ca­
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dáver impuro, la sanción sigue siendo blanda: deberá lavar sus ropas y
será impuro hasta la tarde (Lv 11,40). N o debemos exagerar las penas ni
la severidad de las normas.
La norma acerca de la impureza sólo afecta al contacto con la carcasa
muerta. En este sentido el contacto con la carcasa de animales terrestres
conlleva una impureza similar, aunque menor, que el contacto con cadá­
veres humanos. Se insta al pueblo de Israel a tener para con sus ganados
las mismas responsabilidades que tiene un señor feudal para con sus va­
sallos, y se insta a humanos y a ganados a permanecer puros y separados
en el círculo interior de un mundo de naciones y animales impuros. Mil-
grom afirma que el efecto del criterio para cuadrúpedos comestibles
(Lv 11,3) es limitar Israel a tres especies domésticas: ovejas, cabras y re­
ses.4 Pero no se trata solamente de comer o no comer. Cabe destacar las
restricciones tácitas que se desprenden de esas reglas. Todos los animales
terrestres han sido clasificados dentro de ese sistema. Todos pueden ser
tocados cuando están vivos, pero los únicos que se pueden tocar después
de muertos son los denominados rumiantes. Lo que implica que sólo es­
tos últimos pueden ser matados para el sacrificio. Mientras están vivos
los camellos y los asnos pueden llevar el yugo, pueden servir como ani­
males de carga y de transporte, se puede apalear a los perros, patear a los
gatos, atrapar a los ratones y permanecer puro, pero una vez que están
muertos, son conductores de impureza.
En efecto, la regla contraria a tocar animales muertos les protege en
vida. Como sus cadáveres no pueden ser desollados ni desmembrados,
los usos que se les podría dar prácticamente desaparecen, y por lo tanto
no tiene sentido criarlos, cazarlos o atraparlos. Estos animales impuros
están a salvo tanto de la cocina secular como de la cocina sagrada. La
norma es la orden exhaustiva de respetar el cadáver de todos los anima­
les terrestres. Si se tomase realmente en serio se vería cuán restrictiva es.
El verbo «tocar» tiene también el sentido de «dañar, herir, poner las ma­
nos encima como para robar o golpear». Un ejemplo de esto es el Géne­
sis, cuando Abimélec ordena a sus seguidores no dañar a Isaac: «Quien
tocare a este hombre o a su mujer, morirá sin remedio» (Gn 26,11), y
dice a Isaac: «Tampoco nosotros te hemos tocado a ti; no te hemos hecho
sino bien» (Gn 26,29). La regla de no tocar el cadáver hace de las pieles
algo inútil para abrigos o cobertores, chaquetas o bolsas, calzado o acce­
sorios. Sus huesos y dientes no pueden ser tallados para fabricar peines,
botones, recipientes, dados, joyas o utensilios. Sus tripas no pueden ser
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utilizadas en instrumentos de cuerda, ni sus estómagos transformados en
bolsas, ni sus tendones usados como hilos para coser. En la práctica, el
castigo es tan liviano que la norma difícilmente impediría que un taxi­
dermista o un curtidor hicieran su trabajo, siempre y cuando purificasen
sus ropas y su cuerpo antes de acercarse al tabernáculo. De todos modos,
queda claro de manera inequívoca que está prohibido tocar estas criatu­
ras una vez muertas. Las tremendas complicaciones domésticas deriva­
das de su enorme grado contaminante podría desalentar al peletero, ya
que sería un poco incómodo para el portador de un abrigo de visón te­
ner que lavarse permanentemente, así como para todos los que le estre­
Agradecimientos chan la mano tener que hacer las mismas abluciones una y otra vez. Ser
clasificado como impuro tenía sus ventajas para la supervivencia de las
especies.
Son tantas las personas que me han ayudado con el proyecto del Levíti-
co que resulta imposible dar las gracias a todos, aunque es un enorme Interpretaciones de lo impuro
placer recordarlos. Algunos ya se han retirado de la enseñanza hace tan­
to como yo misma (si bien creo que soy la más vieja entre los viejos). Si bien Moisés advirtió a Aarón y a sus hijos que debían distinguir en­
Otros, que hoy son distinguidos miembros de departamentos de estu­ tre lo sagrado y lo corriente y entre lo puro y lo impuro (Lv 10), nunca
dios bíblicos en todo el mundo, comenzaron a guiarme y alentarme explicó a qué se refería con estos términos. Los eruditos tampoco han
cuando aún eran estudiantes. Ronald Hendel, por ejemplo, que como es­ logrado dar al respecto una explicación que tenga sentido. Las razones
tudiante de un curso de verano en 1983 me insistió para que hiciera lo de por qué para la Biblia el cerdo es un animal impuro han sido objeto de
que tantas ganas tenía de hacer, ha cumplido su promesa de ayudarme en mucha especulación. Tampoco ayuda demasiado cambiar el adjetivo por
todos los pasos de mi empresa. Cuando todo esto comenzó, Kate Coo- el de «sucio». ¿Por qué motivo ese no rumiante de pezuña hendida debe
per, Richard Lim, Diane Sharon, Michael Hildebrand y Jonathan Kla- ser considerado impuro?
wans eran alumnos de posgrado, ocupados en finalizar sus tesis; ahora Algunos académicos apoyan la idea de que el cerdo está relacionado
me emociona recordar cuánto hicieron entonces y cuánto hacen todavía con el culto a los muertos de Egipto y Canaán, pero eso no explica la im­
hoy para ayudarme. pureza de los otros tres animales mencionados junto a él. Cuando una cla­
Al dedicarme de pleno a mi tarea debí tomar en cuenta que el pueblo sificación es tan exhaustiva, cabe suponer que no considera a los animales
de Israel estaba rodeado de poderosos imperios. El escollo principal para como si fueran elementos aislados de un catálogo sin categorías y subcate­
realizar esa tarea, escollo que comportaba aceptar mi vergonzoso desco­ gorías. El hecho de que ciertas reglas prohíban la caza, la sangre o la in­
nocimiento de la historia y la filosofía griegas, me obligó a «confesarme» gesta de carroña no constituye una explicación suficiente. Por otra parte,
con los expertos en estudios clásicos. Marcel Detienne, Geoffrey Lloyd ésa sería una interpretación demasiado helenística, demasiado dirigida a
y Richard Sorabji me brindaron su apoyo tan generosamente que no los sentimientos, para formar parte del libro. Lo mismo podría decirse de
tengo palabras para agradecerles esa ayuda. De Kathryn Gutzwiller, la idea de Filón de Alejandría,5filósofo judío del siglo I d. de J.C., de que
Aditya Behl, y especialmente de Simón Hornblower, recibí las ideas más cada una de las especies prohibidas representa un vicio o una virtud. En
provechosas acerca de los estilos literarios arcaicos. En las escuelas de una larga e intrincada homilía, Filón toma cada uno de los animales prohi­
bidos por separado y explica su prohibición en términos simbólicos. Sus
11
167
coloridas alegorías no tienen la menor coherencia dentro del texto bíblico, teología y los departamentos de religiones gané amigos que no eran ex­
sólo en la imaginación del filósofo, y por lo tanto es inevitable que sean pertos en temas bíblicos y que me ayudaron a entender aspectos rele­
sus propias preocupaciones morales las que dominan su interpretación. vantes de las religiones hindúes, como Wendy Doniger, Paul Morris y
Él extrae del capítulo 11 del Levítico una enseñanza determinada acerca Simón Weightman. Agradezco la agudeza de algunos notables antropó­
del control de las pasiones, la gula y el deseo. Los animales que se arras­ logos israelíes que trabajan con la Biblia hebrea, en especial la de Harvey
tran sobre su vientre están prohibidos para enseñar a la gente que no Goldberg y Dan Handelman. Dentro de mi universidad, Mark Geller
debe prestar atención a su estómago. N o se trata de la explicación natu­ constituyó una inagotable fuente de apoyo y consejo acerca de la rela­
ralista, y el filósofo no considera que los animales prohibidos sean malos ción entre la Biblia y las religiones mesopotámicas. Por las mismas razo­
en sí mismos, sino más bien todo lo contrario: nes agradezco también a Stephanie Dalley, de Oxford, su colaboración.
Para un europeo que intente conocer la Biblia, la absoluta ausencia de re­
Todos los animales terrestres, aéreos o acuáticos que poseen la mejor y presentaciones en imágenes puede resultar un obstáculo insalvable, así
más suculenta carne, incitando y convocando de esa manera el maligno pla­ que tuve mucha suerte al trabar amistad con historiadores del arte como
cer de los sentidos, están severamente prohibidos, ya que Él sabía que tien­ Moshe Barasch y Lionel Rochan, que han reflexionado profundamente
den una trampa al más ciego de los sentidos, el gusto, y engendran gula, un acerca de las tradiciones anicónicas. Hacia ellos va mi agradecimiento,
mal muy peligroso tanto para el espíritu como para el cuerpo. así como para Miriam Hansen, cuyos conocimientos sobre filosofía ale­
mana moderna han sido tan interesantes para la historia del cine.
Filón no está trabajando a partir de una tradición cercana al momen­ Por supuesto, mi deuda más profunda es para con los estudiosos de la
to en que se redactó el texto, ya que no recurre al resto del Levítico o del Biblia. Se podría haber esperado que me trataran con displicencia, me re­
Deuteronomio para configurar sus sermones. chazaran abiertamente o me excluyeran con sutileza, pero, por el con­
Algunos intérpretes moralistas han considerado que las leyes son trario, me acogieron fraternalmente. Antes y después que a nadie, debo
mandatos oblicuos que limitan la «ferocidad y voracidad»;6otros los con­ mencionar obviamente a Jacob Milgrom. Este libro es un reconocimien­
sideran órdenes arbitrarias y aleatorias, es decir, pruebas de obediencia.7 to a su trabajo y en el texto que sigue agregaré algo más al respecto. Otro
Otros directamente desisten de toda interpretación, tratando esas normas amigo que descolla en el estudio del Levítico es Baruch Levine, a quien
de inexplicables, aunque provengan de una época remota en la que presu­ sólo vi una vez en Nueva York, pero que desde entonces me ha ayudado
miblemente habrían contenido algún significado. Algunos consideran el en infinidad de oportunidades. Conozco a Robert Murray desde que era
Levítico como un fósil de la forma de vida pastoril.8 Para que esto fuese un joven académico en Campion Hall, hacia fines de la década de 1940.
coherente, debería existir alguna explicación de por qué algunos fósiles Su originalidad y perspicacia respecto a las relaciones entre humanos y
conservan su fuerza cuando los contextos en los que se encuadran ya han animales en el Génesis han sido cruciales para este estudio. Se le cita en
desaparecido, mientras que otros son simplemente olvidados. A falta de este libro, así como a Peter Schafer y Joseph Dan; a los tres, además les
tal explicación, todavía puede argumentarse que el escritor del Levítico debo agradecer su apoyo editorial en el Jewisb Studies Quarterly, del
no podría traicionar toda la tradición pastoril. Su compromiso con la idea mismo modo que a David Klein en el Journal o f Oíd Testament Studies.
de una alianza antigua preservaría las reglas acerca del ganado doméstico. Otras personas no mencionadas en el texto han sido indispensables
Sin embargo, la disparidad total entre las interpretaciones rivales es prue­ como amigos y como fuentes eruditas desde que comencé a trabajar con
ba fehaciente de esa tradición perdida. No es por casualidad que la gen­ el Libro de los Números. Graeme Auld, mi anfitrión para las Conferen­
te corriente tienda a creer que esas criaturas que el libro exhorta a abo­ cias Gifford sobre el Libro de los Números en Edimburgo, en 1989, si­
rrecer efectivamente poseen alguna característica aberrante. Hasta el día guió recibiéndome desde entonces y con enorme amabilidad durante la
de hoy, es posible escuchar de boca de distinguidos eruditos que la pu­ controversia bíblica. Cada vez que visitaba Fráncfort, Rolf Rendtorff
reza ritual es una reacción natural: solía desplegar obras de referencia sobre las mesas y sillas de la sala del
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aeropuerto para poder verificar sus observaciones con toda rapidez sin Muchas personas se estremecen al tener que levantar un animal muerto,
tener que interrumpir sus privilegiadas sugerencias acerca de lo que yo la mayoría de las personas (mayores de 2 años) evita tocar las heces, los ca­
había de hacer o no hacer en cada pasaje de mi obra. Hyam Maccoby, dáveres inspiran un sentimiento natural de aversión y dudamos de tocarlos,
que comenzó su libro sobre la pureza después de que yo iniciara éste, y lavarse para deshacerse del semen o la sangre es algo casi natural y de he­
pero que se publicará antes, ha sido siempre un buen amigo que me ha cho muy fácil de recordar. Hasta la suciedad de un mosquito, que nos podría
ayudado mucho. Philip Davies, Giovanni Garbini y Joseph Blenkinsopp hacer parecer muy quisquillosos, es comprensible. ¿O acaso alguien quiere
despertaron mi interés por las controversias alrededor de la historia de la una mosca en su sopa?9
Biblia. Como comentadores del Levítico, Walter Houston y Gordon
Wenham tuvieron la gentileza de darme su opinión de expertos sobre el El debate se basa principalmente en la fórmula del Deuteronomio, y
borrador de algunos capítulos. Debo agradecer también a Bemard Jack- no en la del Levítico. El primer error de esta cita consiste en utilizar ver­
son la continua correspondencia que hemos mantenido sobre la ley bí­ sículos del Deuteronomio como si proviniesen del Levítico y como si to­
blica. dos significasen lo mismo. El Deuteronomio dice que los insectos alados
Hace tiempo que ya había notado que el Levítico no estaba a la cabe­ son impuros, pero el Levítico no. Los humanos están bajo su ataque
za en la lista de temas de mayor interés de la investigación bíblica actual constante, las moscas se lanzan a un festín en los ojos entrecerrados de los
como sin duda merecía, y ansiaba poder participar en un seminario en el bebés, crían sus larvas en las alacenas, se pasean ostensiblemente sobre la
que estos vetustos problemas pudieran debatirse nuevamente. En 1995, comida, chupan la sangre y pican hasta la desesperación. Es plausible que
John Sawyer y Paul Morris organizaron una conferencia sobre el Levíti­ los bichos intrusivos y las alimañas sean objeto de rechazo universal.
co en la Universidad de Lancaster. Para todo aquel que tratara de resar­ Otro error es intentar explicar todas las normas acerca de la impureza
cirse de una vida no dedicada al estudio de la Biblia, ese seminario resul­ echando mano de reacciones supuestamente naturales o «casi naturales».
tó ser un regalo perfecto e impensado. Quiero agradecer a todos los La molestia que ocasionan los bichos convierten a esa norma en una teo­
asistentes sus originales y estimulantes ponencias, que después fueron ría válida, pero el problema es que en general las normas no se refieren a
publicadas por John Sawyer con el título de Reading Leviticus, muchas los insectos. ¿Por qué estigmatizar animales «tímidos» como la liebre o
de las cuales he utilizado para este libro. bestias útiles como el camello, clasificándolos como naturalmente inde­
Recibí otro regalo parecido cuando mi esposo y yo pasamos un mes seables? Para un libro tan complejo como el Levítico, la explicación na­
en Jerusalén en 1996, como invitados de la Fundación Van Leer. Jacob turalista debe estar equivocada, y para un antropólogo siempre es un error
Milgrom, Harvey Goldberg y Moshe Greenberg, con la ayuda de Israel considerar lo natural como categoría universal, olvidando que la natura­
Knohl, organizaron cuatro seminarios sobre el Levítico. Asistieron los leza se define culturalmente.
formidables leones y águilas de la erudición bíblica, sentados tranquila­ Una vez más, el propio texto afirma específicamente que se trata de
mente a mi lado, sin rugir ni saltarme al cuello, y con gran amabilidad y reglas para el pueblo de Israel: lo que es impuro para ellos no lo es para
paciencia me introdujeron en cuestiones de las que de otra manera ja­ el resto de la humanidad.
más me hubiese enterado. Allí estaban Aaron Demsky, Judith Gold­ Por lo tanto las reglas de la impureza no son un modo de promover un
berg, Moshe Greenberg, Sara Japhet, Zev Kalifon, Baruch Schwartz, así principio higiénico universal o de lanzar una advertencia sanitaria gene­
como Moshe Weinfeld y veinte personas más. Entre ellos, los expertos ral. La única explicación debe encontrarse en el resto del sistema norma­
de Jerusalén crearon un foro ejemplar en el que todos contribuían con tivo. Muchas civilizaciones se han edificado sobre la carne de camello, o
sus cualidades y sus conocimientos. Y al finalizar los seminarios todos de cerdo, y si bien las liebres silvestres no son fáciles de conseguir, no hay
estaban dispuestos para la charla, resolviendo así, y para mi deleite, mi nada de malo en añadirlas a la dieta. Algunas personas comen sangre ha­
eterno problema de no encontrar con quién discutir acerca del Levítico. bitualmente, y el valor nutricional de la grasa de sebo podría estar subes­
En Jerusalén, Shemaryahu Talmon ha sido un amigo especial desde que timado. Una explicación popular para la prohibición de los insectos acuá­
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dictó sus conferencias en Northwestern hace ya muchos años, cuando
ticos (que para el Levítico no son impuros) es que son carroñeros: los cer­ descubrimos que compartíamos un interés por el estudio de las sectas.
dos comen carroña; las gambas y los cangrejos se alimentan de pescado En Tel Aviv, donde encontré a otros viejos amigos, Al Baumgarten orga­
muerto. Por lo tanto los que se alimentan de impurezas quedan prohibi­ nizó un taller sobre sectas que me fue muy provechoso, como lo fue tam­
dos. Esta explicación es muy endeble, ya que numerosos animales apro­ bién su siguiente libro. Asimismo, desde Tel Aviv, Edward Greenstein
vecharían alguna vez la oportunidad de comer carroña si la encontraran sigue proporcionándome hasta el día de hoy indicaciones y comentarios
en su camino, y de cualquier forma el texto no dice nada acerca de los ani­ sutiles y eruditos sobre diversos temas.
males carroñeros. Mi más profundo agradecimiento debe ser para Jacob Milgrom. Como
El concepto de impureza ha terminado por contaminar el campo decano de los estudios sobre el Levítico y el Libro de los Números pudo
conceptual, y toda interpretación está dominada por el desagrado que haberse sentido ofendido por mi atrevimiento. Pudo haberme desalenta­
produce la idea de comer algo impuro. Aquí intervienen el sentido de lo do al principio de mi proyecto, pero ahora ya es demasiado tarde. Gracias
culinario, de lo médico y de lo higiénico. Donde el Levítico ciertamente a su inquebrantable apoyo he podido hacer lo que quería. Es bien cono­
utiliza la carta del asco es en los capítulos 12 ál 15, a la hora de explicar cida su costumbre de responder a los borradores de sus alumnos con de­
detalladamente las exudaciones corporales en casos de lepra y hemorra­ tallados comentarios al margen. Incluso enfermo o estando de viaje, ja­
gias. Aunque el calificativo de impuro no haya sido originariamente un más dejó de ayudarme. Mucho me temo que si el segundo tomo de su
menoscabo, es cierto que se ha convertido en uno. Apelar a principios Anchor Bible Commentary on Levitkus se retrasa, quizá sea en parte por
médicos o estéticos es poco procedente a la hora de interpretar las enig­ lo inoportuno de mis consultas. Su franqueza es bien conocida, y hace
máticas leyes del Levítico. El único camino seguro es rastrear los parale­ posible que la amistad permanezca aun en los momentos en los que no
lismos y oposiciones que el mismo libro desarrolla. La impureza de una estamos de acuerdo. Me consuela saber que cuando encuentre en mí
raza animal forma parte del significado técnico de pureza ritual. errores que él no ha podido corregir hasta el momento, no dudará en pu­
La idea de impureza en sí misma no es difícil de traducir. La palabra blicar una lista de ellos.
ha sido bien elegida dentro de su contexto secular, donde sucio, corrom­ Hubo muchas más personas que me ayudaron con generosidad, con
pido, impuro o mancillado se corresponden a una situación que pide un su tiempo y su consejo, cara a cara o por correspondencia. Debo un im­
acto de cancelación. Pero lavar, pulir o enjuagar tienen un efecto dema­ pagable reconocimiento a quienes se esforzaron para que aprendiera su­
siado superficial que no logra encerrar todos los significados que se en­ ficiente hebreo como para leer la versión del JPT (Jerusalem Prayer
globan en el término «purificación». En el cristianismo, «impuro» se usa Team) y el diccionario, es decir, a David Mayer y Frank Rosenwasser, y
para referirse a la mancha del pecado, con habituales referencias al para­ finalmente también a John Sawyer, quien aceptó controlar los términos
lelismo con las vestimentas sucias, y se enseña que el alma arrepentida hebreos que aparecen en este volumen. Este breve repaso deja en claro
debe atravesar un ritual de purificación. Pero la lista de impurezas con­ que no me ha faltado apoyo en ninguna de las etapas de este trabajo, por
signadas por el Levítico no son pecados en general, sino un grupo de pe­ lo que todas las falencias que pueda contener son enteramente mías. Es­
cados aparte, que dependen exclusivamente del contacto físico, y cuyo toy muy agradecida a todos aquellos que han ayudado a que me acerca­
principio rector es que el cuerpo impuro tiene un poder contaminante, ra al Levítico lo suficiente como para amarlo.
de lo que se desprende que todo contacto físico con él es vehículo de im­
pureza. Las reglas prescriben la forma en que el objeto contaminante
debe ser lavado, destruido o detenido, en función de la gravedad de la
impureza causada.
La palabra destinada para impuro, tame, y que aparece incesante­
mente en el Levítico, rara vez se cita o aparece en el resto de la Biblia.10
Podemos preguntarnos por qué se convirtió en la palabra favorita del es­
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criba sacerdotal, pero la primera pregunta debería ser cómo se relaciona
con lo sagrado. Una vez más, el pasaje más esclarecedor al respecto sigue
siendo la advertencia de Dios a Moisés acerca de la santidad del monte
Sinaí. En Éxodo 19,10-24, Dios indica a Moisés que debe levantar una
cerca alrededor de esa montaña e impedir que la gente se acerque al mon­
te o que ni siquiera toque el pie de sus laderas. Dice además a Moisés que
les ordene purificarse, lavar sus ropas y estar listos para el día en que Él
se aparecería ante ellos, pero que esperen a ser convocados por el sonido
de la trompeta: «Baja y advierte al pueblo que no traspase los límites
para ver a Yahvé, porque morirían muchos de ellos. Los sacerdotes que
Prefacio se acerquen a Yahvé deben purificarse también para que Yahvé no irrum­
pa contra ellos» (Ex 19,21-22). El peligro es doble: traspase el pueblo o
traspase Dios esos límites, mucha gente morirá. Éstos son los efectos de
lo sagrado. El objeto sagrado que no es preservado adecuadamente irrum­
Como Abraham enfrentándose a Dios (Gn 18,30), me pregunto cómo ten­ pirá y matará, y quienes mueran serán aquellos a quien ese momento les
sorprenda impuros o no preparados para entrar en contacto con la san­
go la osadía de hablar. No estoy capacitada para interpretar textos antiguos tidad. Además, una persona que ha tenido el infortunio de «contraer» la
y pretendo hablar del Levítico a los estudiosos de la Biblia. Al encontrar santidad, citando a Milgrom, podría contaminar a otros sin quererlo,
que mi estilo era algo incómodo (entre implorante y truculento), un ama­ sean objetos o personas, por el simple contacto.11
ble profesor de hebreo me aconsejó que me centrara en mi tarea con to­ El uso más cercano en la tradición europea a esta idea de contagio está
tal sencillez. Y aquí está. en el discurso caballeresco, en especial en referencia a la virtud de las
Como antropóloga, el estudio del libro del Levítico ha sido un pro­ mujeres y el honor del caballero. La mancha de la deshonra tiene un ma­
yecto muy caro a mi corazón. Parecía totalmente fuera de mi alcance. tiz de impureza y violación. En las culturas mediterráneas la honra de las
Pero no llevarlo a cabo hubiese significado dejar sueltas varias constantes mujeres debe ser protegida a cualquier precio. Si es mancillada, el viola­
de mis primeros trabajos. Permítaseme explicarles algunos detalles de mi dor debe morir. Si su padre o hermanos fallan a la hora de vengar la
formación que han influido en mi actitud respecto de la Biblia. A finales afrenta, también quedan deshonrados, así como el resto de la familia. No
de la década que va de 1940 a 1950, los jóvenes antropólogos de Oxford se trata de una metáfora. Es un concepto que indica un comportamiento
heredaron un viejo debate acerca de la racionalidad humana, un debate que tiene consecuencias reales: ninguna de sus hermanas encontrará ma­
provocado por la experiencia de las ciencias y sesgado por la experiencia rido, ninguna persona respetable hará negocios con ellos en igualdad de
del imperio. Los racionalistas del siglo XIX se centraban en lo que, según condiciones, deberán bajar la cabeza en los lugares públicos... una fami­
ellos, eran los problemas intelectuales de los nativos. Las burdas supers­ lia contaminada es una familia arruinada.12
ticiones, la ingenuidad mágica y los dioses inmorales eran explicados Israel tenía una sociedad patronal en la que la relación patrón-cliente
desde la perspectiva del evolucionismo moral. En eones pasados, la men­ se expresaba en el respeto que el cliente debía a su patrón. En un encuen­
te primitiva había sido obstruida por hábitos mentales ilógicos y ten­ tro entre un señor y sus vasallos, estos últimos traen regalos o alimentos
dencias relativas a permitir que las emociones gobernaran a la razón, y se específicos para ser compartidos con toda ceremonia. El Levítico afirma
pensaba que ésos eran los mismos impedimentos que afligen a los pue­ que las ofrendas de cereal deben ser expresamente realizadas con la «sal
blos atrasados de la actualidad. Sin embargo, y como reacción, el texto de la alianza» (Lv 2,13), lo que sugiere que la terminología y valores de
principal de los estudiantes de mi generación fue Witchcraft, Orneles and la alianza debían ser moneda corriente y de fácil comprensión para la
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gente por la que el libro fue escrito. La mancha, en tanto violación de lo Magic [Brujería, magia y oráculos entre los azande, Anagrama, Barcelo­
sagrado, es una expresión particularmente adecuada para referirse al na, 1997], de Evans-Pritchard, publicado en 1937. Allí aprendimos que
ataque al honor de un Dios percibido como señor feudal. La palabra los pueblos con tradiciones ajenas a las nuestras, con su confianza en sus
para sagrado tiene el sentido de «consagrado», «prometido», «compro­ dioses y sus ancestros y su temor a las brujas, eran tan lógicos (o tan ilógi­
metido», así como en inglés moderno «sacrosanto» significa algo prohi­ cos) como nosotros. En realidad, no es más «lógico» creer en un univer­
bido para los demás,13 algo que no debe ser invadido, criticado o ataca­ so moral creado por la divinidad que creer en un universo amoral auto-
do. Un texto clave para comprender la impureza según el Levítico sería: generado. Las creencias fundacionales están más allá de las operaciones
«Porque tú eres un pueblo consagrado a Yahvé tu Dios; él te ha elegi­ lógicas. Nuestras investigaciones se enmarcaban dentro del interés por la
do a ti para que seas, de entre todos los pueblos que hay sobre la faz de construcción moral del universo y por la naturaleza de las creencias.
la tierra, el pueblo de su propiedad» (Dt 7,6). A esto le sigue una refe­ En aquellos días, para los antropólogos era un axioma que, por pecu­
rencia al principio de reciprocidad sobre el que descansa la alianza liares que nos parecieran, las raras creencias de las tradiciones extranje­
(Dt 7,9-10). Un par de versículos más adelante se encarga de consignar ras tenían sentido. Las explicaciones que daban cuenta de esas otras
lo que se espera del comportamiento de quienes son sagrados o están mentalidades basándose en el misterio, la mística, la credulidad indígena
o el misticismo habían pasado de moda. La evolución moral fue reem­
reservados al Señor, algo que se corresponde con la exigencia de castidad plazada por una aproximación realista a esos diferentes modos de vivir y
y fidelidad dentro del marco del discurso caballeresco del honor y el de morir. Adoptamos un acérrimo escepticismo y exigíamos evidencias
compromiso, que a su vez es similar al discurso del pacto y de la alianza, prácticas. El sentido del trabajo de campo era aprender de qué forma una
o mejor dicho, fue modelado a partir de él. «Guarda, pues, los manda­ visión del mundo había sido adaptada a lo que un determinado pueblo
mientos, preceptos y normas que Yo te mando hoy poner en práctica» intentaba lograr, en especial acerca de sus esfuerzos por vivir juntos en
(Dt 7,11). sociedad. De ahí nuestro interés por lo ritual y lo simbólico. Los rituales
Además de obediencia, la alianza con el señor exige proteger su ho­ de lluvia, por ejemplo, serían un acto de afirmación colectiva. El rito no
nor, o abstenerse de ofenderlo. Su poder protege a los suyos y a sus bie­ pretendía probar cómo controlaban el clima los sacerdotes, sino que se
nes y lugares, y ofender a cualesquiera de ellos es una ofensa a su propio realizaba en tanto afirmación pública del aspecto moral del orden natu­
honor. £1 paralelismo con el discurso del honor explica por qué el peca­ ral. Las espectaculares ceremonias destinadas a apaciguar a los dioses te­
do hace que la impureza se adhiera al santuario y al altar. Jacob Milgrom nían como objetivo sugestionarse los unos a los otros.
se pregunta por qué el altar debería expiar, cuando no ha sido el altar el Jamás hubiera sentido el impulso de intentar una lectura antropológica
que ha pecado. Milgrom desarrolla una convincente teoría del contagio del libro del Levítico si mientras realizaba trabajo de campo en África no
del pecado, que se va amontonando sobre los lugares sagrados y sus al­ hubiese descubierto las normas dietéticas locales y en consecuencia hu­
rededores hasta que son purgados con un rito de expiación.14Su análisis biese pensado en buscar el pasaje del capítulo II que consigna los anima­
del poder de contagio de la impureza es impecable, pero uno percibe que les prohibidos. Incluso cité el Levídco junto con un pasaje paralelo del
el lenguaje para referirse a la suciedad y a las abluciones es innecesaria­ Deuteronomio en mi artículo «Animáis in Lele religious symbolism»
mente explícito. En los relatos de caballería un guerrero podía reconocer (1957). Lo que escribí, diez años después, sobre la impureza y la conta­
que su armadura había sido deshonrada si él era cuestionado u ofendido: minación en Purity and Danger (1966) [Pureza y peligro, Siglo XXI,
así como sus hijos, su padre y su madre, su casco, su cota de malla, su Madrid, 2000] era fruto del trabajo experimental, combinado con la for­
casa, todo está manchado y arruinado por la contagiosa deshonra. Sólo mación antropológica en la Universidad de Oxford y algunas lecturas
la sangre lava una afrenta grave, y un noble regalo bastará para cancelar sobre psicología y percepción. Sin embargo, antes de analizar aquellos
una falta menor. De la misma manera, entrar con impurezas en el san­ capítulos desconcertantes nunca había leído la Biblia, ni en la etapa es­
tuario del Señor Dios lo vuelve impuro, ya que el lugar se suma al insul­ colar ni en los estudios universitarios ni en épocas posteriores. Me sor­
to a Dios.
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prendió encontrar un alto grado de discrepancia en los comentarios aca­ £1 Levítico ha descrito primero a los animales puros como rumiantes
démicos acerca de los hábitos alimentarios mosaicos. Aunque los inves­ de pezuña hendida, para luego continuar excluyendo a los «rumiantes»
tigadores relacionaban de forma casi unánime, a excepción de algunas que no tienen hendidas las pezuñas y las especies no rumiantes que sí las
variaciones menores, los animales prohibidos con determinadas caracte­ tienen (el cerdo). Este orden, a la hora de redactar la lista, produce la sen­
rísticas desagradables, no había acuerdo o explicación satisfactoria en el sación de que los animales excluidos intentan incorporarse a esa cate­
libro ni fuera del mismo en lo que respecta a los motivos por los que se goría privilegiada que les hace elegibles para ser consagrados y formar
seleccionaron aquellas especies y no otras que tal vez se consideraban parte del culto al Señor. También podría tratarse de las presiones de los
también abominables. cocineros más emprendedores, que trataban de variar un poco la mono­
Al reflexionar sobre estos animales me fijé en la clase de cosas incla­ tonía del menú. Esa presión para ser incluidos refuerza el significado de
sificables. Los animales terrestres prohibidos se describían como una ca­ animales excluidos por poseer sólo una de las características que definen
tegoría en la que incluí también, con cierta seguridad, las criaturas acuá­ la inclusión:
ticas y de un modo más especulativo las voladoras no identificares.
Postulé una teoría de la anomalía, sentimiento universal de desagrado (o En el midrash la imagen de un cerdo reclinado, extendiendo sus pezuñas
incluso repugnancia) ante la visión de los inclasificables. Al observar el hendidas y exclamando: «Mirad, soy puro», mientras oculta el hecho de que
sistema de clasificación levítico tal como se revelaba, comprobé que di­ no rumia su alimento, es utilizada para caracterizar la hipocresía del Imperio
chas especies abominables no mostraban los requisitos taxonómicos de romano, que se proponía como adalid de la ley y la justicia cuando en reali­
los habitantes de las tres clases medioambientales -tierra, aire, agua-, y dad oprimía a los pueblos que gobernaba.15
que el carácter abominable de las especies que «reptan sobre la tierra» en
todos los medios obedecía a la misma regla: los animales prohibidos eran Uno podría preguntarse con liviandad qué razón podría tener un cer­
especies que eludían la clasificación. En consonancia con la tendencia ge­ do o cualquier otro animal para querer ser considerado puro, cuando los
neral de la antropología social de mi época, la tesis exphcaba la abomi- animales puros estaban destinados a una muerte prematura y al fuego del
nabilidad, pero rechazaba los elementos mágicos y favorecía la raciona­ altar. Desde el punto de vista secular, poseer sólo uno de los dos criterios
lidad del código alimentario mosaico. Fue un gran abvio descubrir que de pureza sería una bendición salvadora, pero en un contexto religioso
algunos investigadores bíbbcos aceptaban la idea de que se podían aban­ las cosas son diferentes.
donar al fin los enigmas relativos a los animales abominables del Levíti­ El significado de la pureza depende del sentido que tiene la tremenda
co y el Deuteronomio, puesto que las prohibiciones formaban parte del majestad de Dios, manifiesta en su creación. El Éxodo la describe en una
proceso de organización de las clasificaciones del entorno (véase Levine, sintaxis plena de explosiones volcánicas, rayos y fuego. El Deuteronomio
JPS Commentary, Leviticus, 1989, pág. 243). Pero sigue siendo un enig­ la describe con palabras acerca del poder de Dios y con admoniciones
ma el por qué de ello. verbales de desastres. El Levítico transmite la idea de esa majestad a tra­
La tesis central de Pureza y peligro sostenía que las clasificaciones no vés de un microcosmo doble, triple, múltiple. El pueblo, con sus hijos,
son ociosas. Cumplen un cometido, son necesarias para la organización. sus sirvientes y sus animales domésticos, se beneficia de la alianza. Como
La teoría de la impureza que se ha desarrollado en los últimos 30 años vasallos de Dios, su indignidad es inconmensurable, pero sin embargo es­
pone de manifiesto que allí donde se trazan líneas de abominabibdad hay tán invitados a sentarse a comer a su mesa, y pueden comer de la comida
mucho en juego. La clasificación del universo forma parte de la organi­ que se les ofrece. El sacrificio es un festín comunitario. Teóricamente, el
zación social y las categorías son útiles para definir a quién se admite y pueblo de Israel no come carne más que en compañía de Dios, en su casa
dónde, quién tiene prioridad, quién va en segundo lugar y a quién no le o con su bendición. Han tenido el honor de ser elegidos para ser consa­
corresponde ningún espacio. Este sistema es tan eficaz en otros lugares grados a Él, elegidos para ser su pueblo. Las alturas y profundidades de
que yo albergaba la esperanza de verificarlo también en la teoría bíbhca este honor son inefables. En otro nivel, para sus manadas y rebaños, es
17
173
decir, para los rumiantes de pezuñas hendidas, ser elegidos como anima­ de la impureza (véase mi ensayo «Sacred contagión», 1996). Es bastante
les para ser consagrados a Él también es un honor. Este paradigma con­ aplicable, en diversos sentidos, al culto del tabernáculo y la dignidad del
vierte a los animales de la alianza en vasallos del pueblo de Israel, de la sacerdocio, pero en lo que respecta a la organización de la sociedad la
misma forma en que el pueblo de Israel rinde vasallaje a Dios. doctrina de la impureza sólo sirve para definir un límite entre el pueblo
de Israel y los foráneos. En el plano de la acción no ocurre nada que ex­
plique la selección de los animales prohibidos. Frente a todas mis presu­
Contagio sagrado posiciones, el esquema cognitivo que deja sin clasificación estas criaturas
carece de utilidad aparente. Si el capítulo 11 del Levítico defendiera la
Podemos seguir preguntándonos qué interés puede haber tenido el Le- teoría de la impureza, la clasificación de los animales debería coincidir
vítico en elaborar conceptos de lo sagrado y lo impuro con estas carac­ con alguna clasificación importante para la organización interna de la so­
terísticas y por estos medios. Una respuesta a fondo deberá partir del he­ ciedad. Sin embargo, a medida que se ha desarrollado la teoría de la impu­
cho de que la creencia en el poder maléfico de los demonios ha sido reza y se ha comprobado que este concepto era vehículo de acusaciones
desbancada. La teodicea debe ser modificada: sus amigos ya no podrán y degradaciones, me he visto inclinada a reconocer que la teoría no es vá­
decir a un hombre enfermo que ha sido poseído por el demonio de la le­ lida en el caso más célebre de la tradición occidental, el Pentateuco. En
pra o a una mujer que su hijo ha muerto porque se lo llevó una diabla. El las páginas de este libro intento explicar por qué. La teoría general de la
sufrimiento y el dolor siguen allí, como la muerte. Se espera que los sa­ impureza sigue vigente, pero su aplicación a la Biblia es limitada. Los
cerdotes sepan explicar, consolar y ayudar. Esto es lo que hace la doctri­ animales prohibidos tienen una función mucho más interesante de lo
na de la pureza. Si alguien cae enfermo, tal vez haya caído en desgracia a que había supuesto.
los ojos de Dios por haber incurrido en impureza o sacrilegio sin saber­ Mary Douglas
lo. Se trata de una analogía de la posesión demoníaca, a la que viene a Londres
reemplazar. De acuerdo con la gravedad de la ofensa, realizar un sacrifi­ Septiembre de 1998
cio, o unas abluciones, y esperar hasta la tarde pondrán las cosas en su
lugar. La palabra «impuro» es particularmente apropiada para conectar
el campo de la medicina demonológica con el nuevo régimen, ya que
permite una teoría del dolor y el sufrimiento libre de demonios y ofrece
explicaciones alternativas para las aflicciones corporales.
Entonces ¿por qué tocar animales impuros es suficiente para provo­
car una ruptura de esta clase? El insulto a Dios es por haber entrado en
su lugar sagrado después de haber tenido contacto profano y contami­
nante con el cadáver de una de sus criaturas. Tomadas en conjunto, las
reglas de pureza de los alimentos y de pureza del contacto forman parte
de un cuerpo doctrinario unificado para el cual la contaminación de los
cadáveres, el derramamiento de sangre y la muerte no santificada son
una ruptura del principio de reciprocidad de la alianza.
Siempre ha desconcertado a los cristianos que el Levítico equipare el
contacto impuro con las violaciones del código moral. Sin embargo, no
tiene nada de extraño que ambas clases de desobediencias al mandato di­
vino sean tratadas de la misma manera. La persona que toca algo impu­
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ro y se acerca luego al tabernáculo debe expiar. El capítulo 5 del Levíti-
co comienza con el tema de la impureza:
O bien, uno toca, sin darse cuenta, cualquier cosa impura, sea el cadáver
de una fiera impura, o el de ganado impuro o el de un bicho impuro, y se
hace así él mismo impuro y culpable (Lv 5,2); [...] el que es culpable en uno
de estos casos confesará aquello en que ha pecado, y presentará a Yahvé,
como sacrificio de reparación por el pecado cometido, una hembra de gana­
do menor, oveja o cabra, como sacrificio por el pecado. Y el sacerdote hará
así por él expiación de su pecado (Lv 5,5-6).
Lista de figuras Y una vez más, en el resumen, el capítulo 7 hace hincapié en el prin­
cipio de contagio:
N o podrá comerse la carne que haya tocado cualquier cosa impura; será
3.1. Dibujos de Myres para ilustrar la composición «frontispicio» de consumida por el fuego. Toda persona pura podrá comer la carne. Pero
Heródoto. quien, en estado de impureza, coma carne del sacrificio de comunión pre­
3.2. El paraíso, el monte Sinaí y el arca de Noé, en los Himnos al pa­ sentado a Yahvé, ése será excluido de su pueblo. Si alguien toca cualquier
raíso de Efrén. cosa inmunda, sea inmundicia de hombre o de animal, o cualquier otra abo­
9.1. El anillo cerrado. minación impura y luego come de la carne del sacrificio de comunión ofre­
10.1. El primer altar. cido a Yahvé, será excluido de su pueblo (Lv 7,19-21).
11.1. Mobiliario del tabernáculo Se trata de un lenguaje enfático, repetitivo, clasificatorio y con regusto a
11.2. Las proporciones del tabernáculo. analogía mitopoética. Una declaración como ésa de un estilo de pensa­
11.3. Levítico proyectado en la planta del tabernáculo. miento arcaico no puede ser descodificada en términos modernos. El intér­
11.4. El atrio sacrificial. prete no debe leer la calidad emocional de un lenguaje forjado fundamen­
talmente en un modo espaciotemporal. El contacto ha sido prohibido, y la
persona que se ha vuelto contagiosa no puede pasear sacrilegamente su im­
pureza y mancillar con ella el lugar sagrado o comer la carne de las ofensas
de paz hechas al Señor. El médium designado para la expiación es el ru­
miante doméstico, y el sacerdote que sigue las instrucciones para las ofren­
das por los pecados de los capítulos 4 y 5 expiará por el pecador y será per­
donado. Puede vivir su vida cotidiana en ese estado de contagio, pero tanto
él como quienes lo rodeen cometerán sacrilegio si toman parte en el culto
del tabernáculo. Además, se expone a ser criticado por los miembros de su
congregación, a ser culpado de los desastres comunitarios, e incluso hasta a
ser expulsado, como hicieron los marineros con Jonás.
Impuro no es una término relativo al horror psicológico y el asco, sino
un término técnico referido al culto, tal y como han señalado repetida­
19
175
mente los comentadores del texto. Importar sentimientos dentro de la tra­
ducción es falsificación y causa de nuevos acertijos. La técnica de la com-
pletitud demorada pospone el significado hasta el capítulo 17. En ese pun­
to el Levítico ordena a la gente no comer sangre, no comer de un animal
que ha tenido una muerte consagrada, es decir, un animal que ha muerto
por causas naturales o que ha sido matado por otras bestias y que proba­
blemente todavía conserva su sangre dentro (Lv 17,8-16; véase también
Dt 14,21). De esta manera las leyes dietéticas apoyan las leyes contra la
matanza profana. La actitud reverencial del escritor del Levítico para con
la vida, animal y humana, explica las reglas acerca de la contaminación del
cadáver animal. «No sacarás provecho de la sangre de otro» (Lv 19,16). El
recipiente de la sangre humana y el recipiente de la sangre animal son Lista de tablas
iguales. La impureza ritual impone el orden de Dios a su creación.

Notas 3.1. Dos paradigmas del tabernáculo alineados


4.1. Tres paradigmas del tabernáculo alineados
1. Murray, 1992. 7.1. Animales terrestres, puros e impuros; Deuteronomio 14,3-9 y Le-
2. Aquí el burro de carga no se menciona. Tratándose de una categoría intermedia, re­ vítico 11,2-8
cibe también el tratamiento intermedio cuando se trata de ofrecer el primer nacido al ta­ 7.2. Seres vivos terrestres
bernáculo: «Mas todo primer nacido del asno lo rescatarás con un cordero [...]» (Ex 13,13) 8.1. Seres acuáticos
3. Después de la destrucción del templo cuando la Mishnah sustituyó la pureza del 8.2. Seres voladores
cuerpo del devoto y su alimento por la del altar y el sacrificio, esto ya tenía un preceden­ 8.3. Seres vivos
te muy claro desarrollado en el Levítico, capítulo 11. Neusner, 1977. 9.1. El final remite al principio
4. Milgrom, 1989.
5. Filón, 1939, pp. 99-102. 11.1. El Sinaí marca las secciones definidas por el relato
6. Kass, 1994, p. 12. 11.2. Comienzo y fin del anillo
7. Maimónides, 1881. 11.3. Ejemplo de composición de frontón
8. Houston, 1993.
9. Sanders, 1990, p. 145.
10. Tame, impuro, aparece 89 veces en la Biblia, 47 de las cuales en el Levítico, 8 en
el Deuteronomio y ninguna en el Éxodo.
11. Milgrom (1991, pp. 443-456) afirma que en el Levítico las cosas sagradas no
transmiten santidad a las personas, sino que el contacto las mata, mientras que Ezequiel,
siguiendo una tradición más antigua, enseñó que los objetos sagrados transmiten santi­
dad tanto a personas como a cosas.
12. Campbell, 1964.
13. Tigay, 1996, p. 86.
14. Milgrom, 1983.
15. Tigay, 1996, p. 139.

176 20
8
Lista de abreviaturas Otros seres vivos
AARAmerican Academy of Religión Mandas la tiniebla y cae la noche; donde rondan las fieras del bosque.
BDB F. Brown, S. R. Driver y C. A. Briggs, Hebrew and English Lexi­ [...] de tus criaturas se llena la tierra. Está el man grande y dilatado, con un
cón o f the Oíd Testament (Clarendin Press, 1951) incontable hervidero de animales, grandes y pequeños;
CBQ Catholic Biblical Quarterly lo surcan los navios y Leviatán, a quien creaste para jugar con él.
JAARJoumal o f the American Academy o f Religión Todos ellos esperan de ti que les des su comida a tiempo.
JANESJournal o f Ancient Near Eastem Studies
JBL Journal o f Biblical Literature (Sal 104,20,24-27)
JCS Journal o f Classical Studies
JPS Jewish Publication Society
JPT Jewish People’s Torah Al seguir un pensamiento de oposiciones binarias, para el escritor del
JSOTSJournalfor the Study ofthe Oíd Testament Supplement Series Levítico el mundo está dividido en dos clases de seres humanos: aqué­
JTS Jewish Theological Seminary llos comprendidos dentro de la alianza y los que no lo están; y dos cla­
OED Oxford English Dictionary ses de animales terrestres: los que se encuentran comprendidos dentro
de la alianza y los demás. Pero estos últimos no son malignos, y en ese
cuadro no todo es blanco o negro. La lectura de la división entre lo puro
y lo impuro en términos de bueno o malo fue tarea de comentadores
tardíos.
En el libro del Levítico, sólo los animales terrestres (la mayoría) son
impuros o contaminantes. La alianza necesita de algún principio de terri­
torialidad. O por lo menos de propiedad. Las criaturas aéreas o acuáticas
no se mencionan específicamente como impuras. Un conjunto aparte de
normas prohíbe tocar sus cadáveres, con el refuerzo de la palabra que se
traduce por «abominable». Considerar estas diferencias realmente en se-
21
177
rio generó una lectura completamente nueva. Después de un minucioso
análisis del texto, Jacob Milgrom afirmó que la impureza y la abomina­
ción no son, para el Levítico, términos equivalentes, ya que desencade­
nan secuencias de acciones diferentes.1
La impureza o corrupción es la condición contagiosa de una persona,
lugar o cosa, incompatible con el servicio del culto. Después de tocar un
cadáver impuro, la persona tiene que lavarse y será impura hasta la tar­
de. El contacto con el cadáver de los insectos acuáticos o aéreos no es im­
puro sino «abominable», y no exige ninguna acción.
Esto confiere un aspecto totalmente diferente a todos los comentarios
previos que intentaban combinar el Deuteronomio 14 con el Levítico 11.
Para el primero las normas dietéticas se organizan bajo la rúbrica de la
impureza, mientras que el último las organiza bajo dos rúbricas separa­
das: la de lo impuro y la de lo profano.
Las leyes dietéticas del Levítico, así como gran parte de todo el libro
en sí, deben leerse a la luz de esta división de los seres vivos en dos dis­
pensas distintas y que están plagadas de consecuencias. En su código,
mucho más simple, el Deuteronomio sólo distingue entre lo puro y lo
Tabla 8.1. Seres acuáticos.
Deuteronomio 14,9-10 Levítico 11,9-23
9. Esto es lo que podéis comer de todo 9. D e entre todos los animales que vi­
lo que vive en el agua: todo lo que tie­ ven en las aguas, podréis comer éstos:
ne aletas y escamas lo podréis comer. cuantos tienen aletas y escamas, sean
10. Pero no comeréis lo que no tiene de mar o río, los podréis comer.
aletas y escamas: lo tendréis por im­ 10. Pero serán cosa abominable para
puro. vosotros todos los que carezcan de ale­
tas y escamas, entre todos los que bu­
llen en las aguas, en mares y ríos, y en­
tre todos los demás animales que viven
en el agua.
11. Los tendréis por abominables: no
comeréis su carne y tendréis sus cadá­
veres como abominables.
12. Tendréis por abominable todo cuan­
to en las aguas carece de aletas y esca­
mas.

178
impuro, y cualifica a todas las cosas impuras de «abominables». Utiliza
una palabra hebrea diferente a la que aparece en el Levítico, aunque am­
bas han sido traducidas de acuerdo con el significado del Deuteronomio.
(Más adelante nos extenderemos sobre este tema.) La tabla 8.1 muestra
que el Deuteronomio usa el mismo criterio que el Levítico para las cria­
turas acuáticas prohibidas, pero dice que son impuras, mientras que el
Levítico sólo utiliza esa palabra para referirse a las terrestres. El Levítico
1 mantiene a los seres vivos de las aguas en la «abominación», pero en nin­
guna parte dice que sean impuras; así sucede también en el caso de las
criaturas aéreas. Para los animales del cielo el Deuteronomio aplica in­
La antigua religión distintamente las palabras impuro y «abominable». En el Levítico estos
términos no son intercambiables. Algunas criaturas aéreas son «abomi­
nables», no impuras.
En la tabla 8.2., los coloridos nombres de aves de presa, carnívoras, ca-
Porque yo soy Jahvé, que hago merced, derecho y justicia sobre la tierra, rroñeras y pescadoras, son traducciones imaginarias. Nadie sabe a ciencia
porque en eso me complazco -oráculo de Yahvé (Jr 9,23). cierta qué son, porque no son ornitológicamente identifícables. Las tra­
ducciones han sido realizadas poniendo sumo cuidado en las etimologías,
Clemente y compasivo es Yahvé, tardo a la cólera y grande en amor; bue­
no es Yahvé para con todos, tierno con todas sus criaturas (Sal 145,8-9). Tabla 8.2. Seres voladores.
Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo, quien tiene su espe­ Deuteronomio 14,11-20 Levítico 11,13-19
ranza en Yahvé, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto en ellos
hay; que guarda por siempre su lealtad, que hace justicia a los oprimidos 11. Podéis comer toda ave pura. 13. Las siguientes, entre las aves, ten­
(Sal 146,5-7). 12. Pero las siguientes no las podéis dréis por inmundas, y no se podrán co­
comer: el águila, el quebrantahuesos, mer por ser abominación: el águila, el
el águila marina, quebrantahuesos, el águila marina,
£1 Levítico se suele guardar en una suerte de campana de cristal: se pue­ 13. el buitre, las diferentes especies de 14. el buitre, el halcón en todas sus
de mirar, respetar y admirar, pero se supone que el verdadero núcleo de halcón, especies,
la religión se encuentra en otras partes de la Biblia, especialmente en el 14. todas las especies de cuervo, 15. toda especie de cuervos,
Génesis, el Éxodo y el Deuteronomio, y en los textos de los salmistas y 15. el avestruz, la lechuza, la gaviota 16. el avestruz, la lechuza, la gaviota,
profetas. La tradición no hace justicia al Levítico. El objetivo de este es­ y las diferentes especies de gavilanes, el gavilán en todas sus especies,
16. el búho, el ibis, el cisne, 17. el búho, el somormujo, el ibis,
tudio es reintegrar ese libro al resto de la Biblia. Si se consideran desde la 17. el pelícano, el calamón, el somor­ 18. el cisne, el pelícano, el calamón,
perspectiva de la antropología, las leyes alimenticias dispuestas por Moi­ mujo, 19. la cigüeña, la garza en todas sus
sés no son una manifestación de repugnancia hacia los animales sucios o 18. la cigüeña, las diferentes especies de especies, la abubilla y el murciélago.
los insectos invasivos. Las normas referidas a la pureza sexual y la lepra garza real, la abubilla y el murciélago.
no son expresiones de la remilgada naturaleza sacerdotal. La religión del 19. Tendréis por impuro todo bicho
Levítico no resulta demasiado diferente de la de los profetas que exigían alado, no lo comeréis.
un corazón humilde y contrito, o la de los salmistas, que predicaban el 20. Todo volátil puro lo podéis comer.
23
179
y el uso postbíblico se ha guiado por la presunción de que se trata de pre­ amor por la casa de Dios. La característica principal de esta nueva inter­
dadores alados y que sus cadáveres podían ser identificados por los picos pretación se centra en la actitud hacia la vida animal. Según esta nueva
y garras destinados a atrapar y desgarrar. Hgay dice: «Prácticamente to­ perspectiva, el Levítico debe leerse a la par que el salmo 145,8-9: el Dios
das las criaturas aladas prohibidas son aves de presa o carroñeras».2 £1 ra­ de Israel es compasivo con todas sus obras. Las leyes que prohíben comer
zonamiento es moralista y parece afirmar de manera implícita que «estas y tocar los cadáveres se basan en su amor por sus creaciones animales.
criaturas están prohibidas porque son crueles predadores» o que «estos Los rebaños y manadas del pueblo de Israel forman parte del pacto que
animales comen sangre y carroña, son sucios carroñeros, así que deben Dios hizo con sus dueños, y los otros animales también se benefician de
ser los que nos enseñan que hemos de evitar». las promesas que Dios hizo en el Génesis después del diluvio, compro­
Esto refuerza el argumento de que el Levíúco ha sido leído a la luz del metiéndose a garantizar la regularidad de las estaciones y la fertilidad de
Deuteronomio y que dentro de lo posible todas sus interpretaciones han la tierra. Cuanto más detallado es el estudio del texto, con mayor clari­
sido acomodadas para adecuarse a éste. Las interpretaciones tradicionales dad el Levítico se revela como una religión moderna, que legisla a favor
del capítulo 11 del Levítico siguen al Deuteronomio al considerar que de la justicia entre las personas, entre Dios y su pueblo y entre el pueblo
«abominación» e «impureza» son sinónimos,3sin distinguir entre los dos y los animales. Así, uno de los problemas centrales es por qué hasta el
términos: lo impuro es abominable y lo abominable es impuro. El Levíti­ momento ha sido leído de manera tan distinta.
co dicta una diferencia. Tal y como afirma Milgrom acerca de las llamadas Cuando uno se dispone a estudiar una religión antigua, hay un paso
leyes dietéticas: «Forman parte de la Weltanschauung completa, exhaus­ previo que ningún antropólogo puede omitir. Ese paso consiste en situar
tiva y universal de P, cuyas raíces están en la creación y que alcanza a to­ la religión en alguna comunidad de fieles enmarcada dentro de un con­
dos los seres vivos».4 En el Génesis, al cuarto día Dios dice lo siguiente: texto espaciotemporal existente. Los antropólogos no están capacitados
para interpretar utopías. Siempre tratamos de relacionar la religión que
«Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra debemos estudiar con las otras religiones de la misma época y la misma
frente al firmamento celeste.» Y creó Dios los grandes monstruos marinos y región. Morton Smith afirmó que sería erróneo considerar «la religión
todo animal viviente que repta y que hacen bullir las aguas según sus espe­ de Israel como una entidad única» y seguramente todo el mundo esta­
cies, y todas las aves aladas según sus especies; y vio Dios que estaba bien; rá de acuerdo con ello. Smith recomendó además que se considerara «la
y los bendijo diciendo: «Sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas de religión de los israelitas como una de las formas de la religión común
los mares, y las aves crezcan en la tierra» (Gn 1,20-23). compartida en la Antigüedad por todo el Oriente Próximo».1Aunque el
consejo parezca sensato, seguirlo resulta imposible. No carecemos de in­
formación acerca de las religiones de Canaán, Fenicia, Mesopotamia o
Tabla 8.3. Seres vivos. Egipto. Pero la propia Biblia se desvinculó de manera tajante de cual­
quier vínculo regional. Tanto el Deuteronomio como el Levítico despo­
Humanos Otros seres vivos trican contra los cultos foráneos, especialmente los de Canaán y Egipto.
La religión del Pentateuco alega que no tiene nada en común con las re­
Terrestres Acuáticos y aéreos ligiones vecinas. Durante dos milenios, los comentarios sobre el Penta­
teuco han intentado reconstruir cómo hubiera sido la religión de la Israel
bíblica de no haber abjurado de esas prácticas.
Puros Impuros: Comunes Abominables: Basta mirar el catálogo de diferencias para advertir con cuánta radica-
su ingesta o el contacto con sus su ingesta y el contacto con sus lidad el Pentateuco separó su religión de todo lo anterior. Todas las otras
cadáveres tienen consecuencias cadáveres estáprohibido, pero no religiones eran politeístas en un sentido o en otro: sólo la religión de Is­
rituales. tienen consecuencias rituales. rael era rígidamente monoteísta. No existían deidades rivales ni subal-
24
180
temas, sólo un único Dios verdadero que prohibía que se rindiera culto La trama del capítulo 11 del Levítico está tejida con dos hilos dife­
a cualquier otro. Pero esto no significa que se negara la existencia de rentes, donde la impureza se aplica a los animales terrestres y la abomi­
otros espíritus.2De hecho la Biblia asigna un rol a los ángeles, como men­ nación a las criaturas que bullen en el agua y el aire. En Levítico 11 los
sajeros de Dios o manifestaciones de Dios; Satán aparece como agente animales terrestres no son abominables y los animales que «bullen» no
independiente en Zacarías, y el ángel de Dios aparece en el Libro de los son impuros, y esto se mantiene a lo largo de toda la exposición con dos
Números para reprender a Balaam. Estaba prohibido rendir culto a los se­ excepciones aparentes, ambas en la perorata que culmina un largo pasa­
res espirituales del entorno.3 Sólo el Dios único tiene poder, y es inútil je del texto. En el Levítico 11,43-45, la impureza y la abominación están
acudir a seres espirituales inferiores, además de ser un insulto imperdo­ asociadas, y se ordena abominan
nable a la autoridad del único Dios. Todo lo demás se desprende de eso.
Es difícil comprender hasta qué punto la estricta monolatría separó com­ No os hagáis abominables por ninguna dase de bicho que se arrastra, ni
pletamente la religión de Israel de las otras de la región. os hagáis impuros por ellos, ni os contaminéis por su causa. Porque yo soy
La primera diferencia importante es la monarquía. El papel del rey Yahvé, vuestro Dios; santifícaos y sed santos, pues yo soy santo. No os ha­
está completamente ausente en los rituales bíblicos. Todos los pueblos réis impuros con ninguno de esos bichos que se arrastran por d suelo. Pues
de la región eran reinos, más grandes o más pequeños; la realeza sacra,4 yo soy Yahvé, el que os he subido de la tierra de Egipto, para ser vuestro
acompañada por teorías cosmológicas acerca del cuerpo del rey, aparecía Dios. Sed, pues, santos porque yo soy santo (Lv 11,43-46).
bajo diversas formas, con ritos destinados a la coronación y a los funera­
les reales. Este componente no debe ser menospreciado. Los libros de Más adelante el Levítico 20,25 se refiere a las «aves impuras». Ya que
Samuel, Reyes y Crónicas son historias sobre los reyes de Israel y de Judá, ambas excepciones aparecen en peroratas parece legítimo echar mano de
pero la realeza no dejó huellas en la religión. Si bien es cierto que el Deu- la crítica de los orígenes para defender el principio fundamental: algún
teronomio ofrece algunos consejos superficiales a los reyes (no mantener compilador tardío debió de haber añadido estos conceptos que contra­
harenes y establos extravagantes y conservar la fe [Dt 17,14-20]), el culto dicen de manera flagrante la esencia de los capítulos precedentes. Mil-
no incluye nada acerca del papel del rey, vivo o muerto, y en el Levítico grom sostiene este principio recurriendo a la teoría de los dos escritores,
no se dice una sola palabra acerca de los reyes. y atribuye la elisión de los dos elementos separados al escritor de lo sa­
El silencio sobre el tema suele explicarse a veces diciendo que los últi­ grado. Esto podría ser cierto, pero sólo puede confirmarlo una crítica de
mos compiladores del Pentatguco no querían saber nada más con los reyes, los orígenes. De hecho, lo sagrado tiene un lugar preponderante en estos
y por lo tanto volvieron directamente a la religión primigenia de la época de últimos versículos. Otro recurso es analizar sintácticamente las ideas de
Moisés. El Génesis trata sobre el principio del mundo; el Éxodo, el Levíti­ pureza y santidad de acuerdo con una presunción de autoría. Es muy
co, los Números y el Deuteronomio se ocupan de una época muy anterior propio del estilo literario del Levítico entretejer dos hilos diferentes, uno
a los reyes... ¿por qué esperar entonces que se hable de reyes en un do­ acerca del culto y otro acerca de la vida, y unirlos hacia el final, ya que es
cumento que los antecede? La respuesta no es tan obvia como parece, ya un texto que enseña permanentemente que tanto el culto como la vida
que ninguna religión permanece inmóvil. En pocos años, una religión llevan la rúbrica de lo sagrado.
viva sincretiza y elabora diferentes temas, de modo que generalmente re­
sulta difícil decir qué ocurrió primero y qué después. La opinión académi­
ca es que el Pentateuco se compiló poco después de la caída del último rey, Dios cuida de su creación
con lo cual resulta verdaderamente extraño que no quedara ninguna huella
de los reyes en el libro. Un tour de forcé literario eliminó a la monarquía de Leer el Levítico como si dijera lo mismo que el Deuteronomio hace que
los textos antiguos que hablaban de ritos en los que el rey había desempe­ se pierda de vista el contexto en el que aparecieron las normas de pureza
ñado un papel fundamental durante por lo menos seiscientos años. del Levítico, y por ello se sirven en bandeja armas y municiones a quie­
25 181
nes critican el judaismo desde otras religiones. Durante más de dos mil Los antepasados también fueron eliminados. Los antepasados son se­
años los niños cristianos han aprendido que su Dios es amoroso y mise­ res humanos que han sido descorporalizados, y que en otras religiones
ricordioso, a diferencia del Dios de los judíos. El Dios del Levítico pare­ han sido convertidos en seres espirituales, en agentes inteligentes con
ce completamente obsesionado con la impureza, los cuerpos impuros, el cierto poder de actuación. De manera coherente, la religión de Israel eli­
sexo y la comida. El contraste entre el Levítico por un lado, y el Géne­ minó el culto a los antepasados y toda idea favorable a los fantasmas. En
sis, el Éxodo, los Salmos y los escritos de sabiduría por el otro, podría la Biblia hay múltiples signos que revelan la existencia de un culto a los
revelar una perspectiva teológica diferente, pero esto es poco plausible, espíritus de los muertos, pero la religión que registran el Levítico y el
ya que al escriba sacerdotal se le adjudica el crédito de haber sido el com­ Deuteronomio rechaza toda interacción con los muertos y no existe en
pilador final de todo el Pentateuco. ella ningún culto oficial a los antepasados. También se descarta la creen­
¿Para qué creó Dios animales impuros? ¿No resulta arbitrario y ca­ cia en los demonios. Y cuando se prohíbe todo contacto con demonios
prichoso que creara criaturas que le disgustaban? ¿Por qué declaró que y con los espíritus de los muertos, la adivinación -como técnica destina­
los animales inofensivos eran impuros o abominables y exhortó a su da a consultar a los muertos o a otros seres espirituales- se toma impo­
pueblo a aborrecerlos? La respuesta más probable es que el Levítico no sible. Salvo el oráculo del sumo sacerdote, todas las formas de adivina­
apela en absoluto a sentimientos de aborrecimiento y asco, que la regla ción fueron prohibidas. Si este cambio fuera el único, quizá hubiese
no insta a detestar sino a evitar y excluir, y que la norma de «no tocar» abierto una enorme brecha en la religión, afectando al ritual, a la doctri­
na y a la práctica. También la magia, como conjunto de técnicas cultura­
protege a las criaturas consignadas en la lista. Es lo mismo que dice el se­ les destinadas a reclutar los poderes de los seres espirituales menores
ñor feudal: «Pues mías son todas las fieras salvajes, las bestias en los para beneficio del mago o de su cliente, fue eliminada. Eso no implica
montes a millares; conozco las aves de los cielos, mías son las alimañas que el pueblo no consultara a magos y oráculos -existen muchas pruebas
del campo» (Sal 50,10-11). de que esas consultas eran frecuentes-, pero oficialmente el Levítico
Al decir a su pueblo que los cuadrúpedos que moran la tierra no in­ prohibía dichas prácticas. Ya no existían horóscopos ni augurios, ni mo­
cluidos en la alianza son aborrecibles o abominables, el Levítico está uti­ mentos favorables para centrarse en el trabajo y la guerra o momentos
lizando la misma clasificación que el Génesis, donde Dios se muestra be­ poco favorables en los que había que quedarse en casa, salvo el único y
nevolente y protector para con todas sus criaturas. Volvamos a la historia sagrado día del sabbat, dedicado a Dios. Si a todo eso se añade que las
de Noé y advertiremos que toda la creación animal es clasificada antes de imágenes estaban prohibidas por estar asociadas con la idolatría, se en­
la época en la que se instituyeron los sacrificios. Allí encontraremos la tenderá que el abismo existente entre la religión de la Biblia y las religio­
preocupación divina por «todos los seres vivos». Dios instruyó a Noé nes de los pueblos vecinos no pudo haber sido más profundo.
para que reuniera en el arca tres clases de animales: Aún más significativo sería el abismo que se abrió entre los escritores
y su propio pasado. Un oráculo complejo proporciona un sistema com­
[...] Y de todo ser viviente [...] De cada especie de aves, de cada especie de pleto del mundo en el que el adivino sitúa la información particular que
ganados, de cada especie de reptiles [...] (G n 6,19-20). le aporta su cliente, y de ese sistema puede extraer multitud de conse­
De los animales puros, y de los animales que no son puros, y de las aves, cuencias enriquecidas por las interpretaciones locales, asiduamente ac­
y de todo lo que repta, sendas parejas de cada especie entraron con N oé en el tualizadas y recogidas. Abolir la adivinación implicaba erosionar todo
arca, machos y hembras, como había mandado Dios a N oé [...] (Gn 7,8-9). un sistema mnemónico y obliterar toda una acumulación de conoci­
[...] y con ellos los animales de cada especie, los ganados de cada especie, los mientos y, más aún, asestar un golpe mortal contra la coherencia del co­
reptiles de cada especie que reptan sobre la tierra, y las aves de cada especie: nocimiento. Sin el uso práctico de la consulta, el gran sistema de analo­
toda clase de pájaros y seres alados; entraron con N oé en el arca sendas pa­
rejas de todos los vivientes en los que hay aliento de vida [...] (Gn 7,14-16). gías equilibradas se atrofiaría hasta convertirse en un chirriante caos de
supercherías y necedades. Estas lagunas de información serían una fuen­
182 26
te de presión para la nueva síntesis del Levítico, pero nadie podía ser ca­
paz de reconstituir la religión tal como había sido antes. Las criaturas acuáticas obviamente no necesitaban ser salvadas de las
Presentar una religión antigua tal como era en su forma original, pero aguas. La inundación fue una catástrofe para los animales terrestres, los
purgada de sus elementos centrales, requiere un enorme esfuerzo de re­ aéreos y los que se arrastran:
planteamiento. Eliminar el politeísmo, la realeza, los oráculos, los antepa­
sados, los demonios, la magia, los adivinos, los sanadores y las imágenes Pereció toda carne: lo que repta por la tierra, junto con aves, ganados,
significaba que muy pocos elementos de la religión anterior quedarían in­ animales y todo lo que pulula sobre la tierra, y toda la humanidad. [...] Yah-
tactos. La resintetización del Levítico fue tan hábil que el lector queda fá­ vé exterminó todo ser que había sobre la faz del suelo, desde el hombre has­
cilmente convencido de que debe aceptar la antigua escena pastoral. Sólo ta los ganados, hasta los reptiles y hasta las aves del cielo [...] (Gn 7,21-23).
un examen muy atento puede descubrir las puntadas de las costuras con Advirtamos que el vocabulario y las clasificaciones del Génesis son
las que se han unido las orillas de las, a veces, verdaderas lagunas de co­ los mismos sobre los que el Levítico 11 construye el cuerpo de leyes die­
nocimiento. La base de la síntesis tiene tres puntales, tres principios que téticas. En cada medio ambiente las criaturas que pululan o bullen com­
gobiernan lo que la religión del Levítico tomó y lo que rechazó de las re­ pletan un espectro muy diferenciado: en las aguas, peces con aletas y es­
ligiones de la región. El primero es la justicia de Dios. La enseñanza cen­ camas, en el cielo, aves bípedas con alas, y sobre la tierra numerosos y
tral del Levítico es la rectitud de Dios. El segundo es la alianza que esta­ variados cuadrúpedos, serie coronada finalmente por los rumiantes con
bleció en sus relaciones con su pueblo. Esta alianza, por cierto, no abarca las pezuñas adecuadas, de manadas y rebaños domésticos, los únicos
un solo pacto, sino toda una serie: el pacto con Noé, con Abraham, con dignos de ser consagrados.
Isaac y con Jacob, para culminar con el pacto en el Sinaí. Al contemplar las leyes dietéticas de otras religiones en el mismo
El tercer principio es la circuncisión, el signo del pacto. Para el pue­ contexto, vemos que con frecuencia los dioses imponen leyes dietéticas
blo de Israel, y para ningún otro, existen dos maneras de filiación: una es a sus adoradores. Lo notable es que cuando un animal está prohibido
la descendencia natural de padres e hijos, la otra es cultural, basada en la como alimento, no es porque haya en él algo malo, desagradable o abo­
alianza por medio del pacto.5 El Levítico es una enseñanza elaborada de rrecible, sino más bien todo lo contrario. En general se trata de animales
la diferencia entre la reproducción sexual y la reproducción ritual. Opo­ fuertes o dotados que han tenido un gran protagonismo en la mitología,
ne la fertilidad natural al ritual de concebir herederos según la promesa ya sea por haber rendido a Dios algún servicio, ya sea porque en un
de Dios. La descendencia por medio de la semilla de las entrañas por una tiempo prehistórico un ancestro de los humanos quedó en deuda con el
parte; y, por la otra, el corte y la sangre del pene circuncidado: sus leyes ancestro de esa especie animal determinada. Hicieron un pacto de amis­
mantienen los dos fluidos corporales, semen y sangre, meticulosamente tad duradera y en consecuencia a los descendientes humanos de ese pri­
aparte. Probablemente estos tres principios no eran nuevos. La justicia mer beneficiario se les prohíbe comer a los descendientes dé ese ancestro
de Dios, el pacto y las dos bendiciones concedidas, la naturaleza y la ley, benefactor: hacerlo constituiría un acto de grosera ingratitud e impie­
eran la base de la creencia religiosa del pueblo. Fueran cuales fuesen los dad. Los tabúes suelen funcionar como reglas del juego que impiden la
elementos rechazados y suprimidos, estos principios centrales permane­ devastación provocada por los cazadores furtivos.5 Las comparaciones
cieron estables. nos enseñan a no buscar explicaciones en los rasgos desagradables o da­
ñinos del animal en sí mismo.
Cronología y escritura Más allá de sus diferencias, el Levítico y el Deuteronomio están de
acuerdo en el fundamental significado que tiene la alianza para el pueblo
A pesar de esos principios, persiste la impresión de que el Pentateuco de­ de Israel: se trata de una promesa de fertilidad. Para el Deuteronomio, la
bió de ser el libro de una religión totalmente reformada. Eliminaba los ri­ alianza de Dios con Israel es la promesa de multiplicar a su pueblo a
cambio de obediencia:
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Y por haber escuchado estas normas, por haberlas guardado y practica­ tos de la realeza, los reyes, los espíritus de los muertos, los espíritus de la
do, Yahvé tu Dios te mantendrá la alianza y el favor que bajo juramento pro­ fertilidad locales, los demonios de formas cambiantes, los oráculos, los
metió a tus padres. Te amará, te bendecirá, te multiplicará, bendecirá el fru­ magos y los adivinos. El Pentateuco se escribió en un intento de recons­
to de tu seno y el fruto de tu campo, tu trigo, tu mosto y tu aceite, las crías truir la fe y la confianza, no sobre bases nuevas sino más bien sobre los
de tus vacas y las camadas de tu rebaño, en la tierra que a tus padres juró que antiguos fundamentos. El Levítico retoma a una revelación primordial:
te daría. Serás bendito más que todos los pueblos. N o habrá macho ni hem­ es fundamentalista en el sentido de que sus enseñanzas se fundan en la pa­
bra estéril en ti ni en tu ganado (D t 7,12-14). labra que Dios encomendó a Moisés y que éste registró. ¿Por qué un pue­
blo arrasa con su antigua religión y adopta de la noche a la mañana una
La promesa de fertilidad da prueba de la compasión de Dios, es la re­ tendencia radical, puritana e igualitaria? Sólo se derrocan de manera tan
compensa por la obediencia y lealtad pactadas: «Para que Yahvé aplaque súbita las antiguas instituciones después de una catástrofe de enormes
el ardor de su ira y sea misericordioso contigo y tenga piedad de ti y te proporciones. ¿Y cuándo se puede haber producido algo semejante? Ro-
multiplique como prometió bajo juramento a tus padres, a condición de bertson Smith opinaba que los estudios bíblicos habían alcanzado «un
que escuches la voz de Yahvé tu Dios guardando todos sus mandamien­ punto en el que nada que sea de vital importancia para el estudio históri­
tos» (Dt 13,18-19). co de la religión del Antiguo Testamento es desconocido o incierto».6
Robertson hizo esa afirmación hace cien años, pero con el paso del
tiempo la cronología de la escritura de los textos sigue siendo incierta. En
Traducir «pululante» como «ingente» cuanto a la historia, el período que va desde el siglo v al siglo IX a. de J.C.
es causa más que suficiente de un renacimiento religioso: una crónica de
Si la antropología de la regla de no comer debe influir en la lectura mo­ constantes guerras extranjeras, invasiones, destrucción, deportación y
derna del Levítico, existe otro conjunto de traducciones muy aceptadas desastre político. Tanto Israel como Judá, involucrados violentamente
que deben ser cuestionadas. La palabra comúnmente traducida al inglés en los asuntos políticos de Asia occidental, se vieron imposibilitados de
como swarm («pulular»), en hebreo está íntimamente asociada con dar a conducir sus propios asuntos. En el siglo VIII, el reino del norte, Israel,
luz, con la reproducción y la fertilidad en general.6Pero en las traduccio­ fue derrotado en la guerra, arrasado y convertido en tributario de Asi­
nes del Levítico 11 esta relación con la fertilidad se pasa por alto. A Mai- ría. En el siglo VI, el reino del sur, Judá, resultó derrotado en la guerra,
mónides la conexión entre pulular y reproducirse le debió resultar muy Jerusalén capturada, el rey, los nobles y los hombres sabios fueron de­
difícil de interpretar literalmente. De hecho, presentó una rebuscada teo­ portados y el templo destruido. ¿Es necesario decidir para cuál de esas
ría según la cual las criaturas pululantes del Levítico 11,42 son las que se dos catástrofes el Pentateuco es una respuesta? Tal vez se podría eludir
reproducen dentro de semillas o frutas,7y que sus características apuntan la elección de una fecha precisa, encontrando no obstante un contexto
no a su propia fertilidad sino a lo fructífero del entorno en el que se re­ para la escritura de la Biblia en ese prolongado período de tribulaciones.
producen y crían. Levine reconoce la conexión con la germinación cuan­ Moshe Weinfeld (escribiendo acerca del Dt 30,4 y 4,27) afirmó: «Casi to­
do afirma que la palabra hebrea significa «llegar a la vida, gatear, pulu­ dos los eruditos tienden a asignar estos pasajes al período postexúico. Pero
lar».8Pero la conexión con la fecundidad, la abundancia y la proliferación en realidad eso es innecesario. El contexto que subyace en estos pasajes
en el buen sentido, que es un significado tan importante de esa palabra en revela claramente el hecho de un cautiverio y de una vasta dispersión,
el Génesis, ha sido soslayada a la hora de interpretar el Levítico. [...] pero no se trata necesariamente del cautiverio de Judá, ya que bien
El Génesis relaciona claramente ese término con la idea de fecundi­ podía ser el cautiverio de Samaría».7
dad. Es el verbo utilizado por Dios al ordenar a las aguas que den vida. Para la lectura del Levítico y el Deuteronomio resulta útil recordar
Las palabras de la misma raíz hebrea han sido compuestas en cursiva en que ambos libros fueron compuestos y editados durante un prolongado
la traducción del siguiente pasaje: período de constante agitación política. Aunque ambos son diferentes, al
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menos para ellos puede plantearse un contexto común: el de la angustia Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes Y creó Dios los
de vivir con los desastres de la guerra y el de la necesidad de reconstruir grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta y que hacen
la solidaridad. Ése sería el contexto y el ímpetu que condujo a la pro­ bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies;
ducción del Pentateuco. Pero, desafortunadamente, la mala experiencia y vio Dios que estaba bien (Gn 1,20-21).
de la invasión y la derrota es demasiado global como para proporcionar
una guía para la interpretación. Hasta hoy mismo ése es el destino de de­ Después del diluvio, al establecer su alianza con Noé, vuelve a decir:
masiados pueblos; algunos reaccionan en un sentido, recurriendo al re­
chazo del mundo y convocando a una renovación fundamentalista; otros [...] sed fecundos y multiplicaos; pululad por la tierra y dominad en ella.
intentan establecer un control legislativo; otros esbozan gestos de recon­ (Gn 9,7).
ciliación. La responsabilidad de decidir si el Levítico está vinculado con
el siglo vin o con el siglo v, si es anterior o más tardío, no puede eludirse Cuando esta palabra aparece en el Génesis, la fecundidad es algo po­
por completo. Por el mero hecho de escribir acerca de ese libro resulta sitivo, tiene el sentido de una bendición, como en la bendición de Dios a
imprescindible adoptar alguna perspectiva temporal. Por carecer de ca­ Abraham. De alguna manera en el Levítico el significado de la palabra se
pacitación histórica sobre esa región, el antropólogo sólo puede atener­ ha cambiado como algo negativo. El escritor del Levítico utiliza una tram­
se al consenso académico general que señala hacia el período postexílico, pa literaria: un apareamiento de palabras íntimamente conectadas en una
la comunidad del Segundo Templo del siglo v. aposición en forma de espiral. Escribe acerca de criaturas que «bullen» y
Es posible que primero la nueva versión haya sido elaborada intelec­ «pululan» como asimilándolas a los seres vivientes que «reptan» o «se
tualmente por el autor del Levítico, empleando fragmentos de leyes muy arrastran». En hebreo los significados de ambos términos, pulular y ser­
antiguas que más tarde fueron aplicadas a la reforma del culto. Como al­ pear, son diferentes, pero en inglés los significados de swarm y creep se
ternativa, las leyes podrían haber surgido de manera no sistemática du­ acercan mucho, muy probablemente como resultado de la gran influen­
rante la organización de ceremonias y de la misma enseñanza, primero cia que ha tenido la Biblia en el idioma inglés. Con todo, en el Levítico
en la práctica, y más tarde con el razonamiento y la síntesis doctrinal. la acepción «abominable» contiene tanto lo que pulula como lo que ser­
Además, la estudiada elegancia y la potente y artificiosa estructura su­ pentea. Ambas palabras deberán ser cuidadosamente examinadas. Pero
gieren aún otra posibilidad. Una composición literaria tan impresionan­ consideremos primero swarming, «pulular».
te podría sugerir que la escritura de un tratado teológico era la propues­ La reciente traducción de Chouraqui del Levítico9 señala que en
ta original. La posibilidad, más bien cargada de escepticismo, de que el francés «pululante» es foissonnant, un término muy interesante por la
libro es una bella fantasía, la visión de una vida que nunca existió, pesa ambigüedad de su doble sentido, tal y como se demuestra en el último
considerablemente en la interpretación. Pero en este estudio no se dará apartado de esta cita del diccionario francés-inglés de Harrap:
respuesta taxativa a esa pregunta; se buscará, por contra, provocar una Foison: abundancia, copiosidad, grandes cantidades.
lectura antropológica. Foisonner. verbo, abundar: «la lande fiosonne de gibier», [«el monte está
vivo, en él pulula, ingente, la caza»]; abundancia de tierra, limo, etcétera,
aumentar de volumen, hincharse, expandirse.
Reconstrucción de la religión primordial Foisonnanf.
1. abundante, copioso, «Partout desfleurs a foison».
Los compiladores sacerdotales sin duda pretendieron restablecer el lega­ 2. purulento e hinchado, «Massefoisonnante de cadavres».
do mosaico en estado puro, despojado de adiciones. La ironía del hecho
es que tal vez fue un ejercicio sim ilar al de William Robertson Smith, En inglés teeming («ingente, abundante») traduciría la idea de fertili­
cuando éste quiso descubrir los elementos más primitivos de la religión dad: dar a luz, producir, dar vida, tener prole, ser prolífico o fértil, abun­
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dar, bullir, pulular (OED) (Oxford English Dictionary), pero apenas de los pueblos semitas. Los sacerdotes trataron de enseñar volviendo al
trasmite algo del segundo significado, más siniestro, de purulencia y pu­ pasado, más allá de sus reyes, la forma original de la religión que Dios
trefacción. Existe otra palabra que capta exactamente el significado he­ había entregado a Moisés. Del mismo modo, Robertson Smith trató de
breo y el doble significado de la palabra francesa/oz'sow: se trata del ver­ llegar al pasado más allá de la Biblia que ellos compilaron. Su método
bo pullulate* (pulular). Si bien no es obsoleto, tiene tan poco uso en consistió en estudiar las formas sobrevivientes de lo que él denominó «las
inglés que sólo vale la pena mencionarlo aquí como argumento indirec­ religiones paganas de Arabia» que, según su enfoque, no habían sido afec­
to a favor de lo que sigue. El OED consigna la siguiente definición: tadas por la enseñanza de la Biblia.
Pulular, intr., verbo: surgir, brotar, esparcirse, crecer, aumentar, El método tenía fallos inherentes: no hay razón para suponer que las
a) de una parte en crecimiento, brote o yema, religiones de la región hubieran permanecido estáticas durante milenios,
b) de una semilla, surgir, germinar, nacer, multiplicarse, y no hay justificación para el evolucionismo moral por medio del cual
c) dar a luz o germinar brotes o crecimientos malsanos. Robertson Smith esperaba rastrear ciertos cambios. Él intentó relacionar
la religión de la Biblia con las fases establecidas del desarrollo de la hu­
También significa ser ingente, pulular, brotar abundantemente: «Los manidad, desde los cazadores más primitivos, pasando por los menos
mendigos pululan en el lugar», o «la mente pulula de supersticiones». primitivos pastores hasta las comunidades establecidas de agricultores.
Una cita de 1621 consignada por el OED contiene resonancias levíticas: Un texto referido a agricultores sedentarios fue considerado posterior a
«Las hinchazones y enfermedades del cuerpo cuyas raíces permanecen otro que se refería a vaqueros nómadas. Como Robertson Smith supuso
aún dentro». Otra cita de 1891 indica: «Esas cosas rampantes y de mu­ que el resto de Arabia había escapado a la influencia de la Biblia, creyó que
chos pies que pululan en la humedad y oscuridad del reverso plano de las estudiando las religiones de pastores, ya fueran paganos o islámicos, dis­
piedras». pondría de elementos para establecer qué había precedido a la religión de
El punto de vista contrario, sostenido aquí, es que en el capítulo 11 la Biblia. A pesar de estos obvios puntos débiles, sus resultados sugieren
del Levítico swarm («pulular») está utilizado con sentido positivo, en cuáles pudieron haber sido los elementos implicados en la entrada de
consonancia con la orden del Génesis de reproducirse abundantemente. una religión antimonárquica y monoteísta en esa región.
Hay otro sentido de la proliferación excesiva, la ominosa invasión de la Primero descubrió que la relación de los fieles con sus dioses estaba
tierra, que según Nahum Sarna está implícita en el Génesis 1,25: «La gobernada por un estrecho lazo entre el pueblo, el territorio y su dios.
proliferación de animales, específicamente de animales salvajes, consti­ En una región con pequeñas, escasas y dispersas comunidades, cada una
tuye una amenaza. Esta idea queda de manifiesto en Éxodo 23,29 y en debió de tener su propio dios como recurso final para mantener el orden
Levítico 26,22».10 Esta última referencia es una maldición condicionada moral; en sus luchas endémicas, los dioses seguramente eran hostiles a
al cumplimiento de la alianza, que presenta explícitamente la fertilidad los enemigos de sus fieles. Un rey que deseara consolidar una mayor
animal como enemiga del crecimiento humano: «Soltaré contra vosotros unidad política se vería inevitablemente obligado a defender a los débi­
las fieras salvajes, que os privarán de vuestros hijos, exterminarán vues­ les de los fuertes, y por lo tanto el reinado ideal era considerado como la
fuente «de una justicia imparcial en toda la nación, sin respeto a las per­
* Traducimos este verbo, casi arcaico en inglés, igualmente como «pulular», dado el sonas».8Robertson Smith cita a los profetas hebreos refiriéndose al úni­
doble carácter (latino y sajón) de esa lengua. En efecto, en inglés suele haber dos térmi­ co Dios verdadero como el rey de la justicia absoluta. De la misma for­
nos (uno latino y otro sajón) para referirse al mismo contenido semántico. En algunos ma en que el lazo cliente-patrón relacionaba a las personas, cada fiel era
campos del saber, como las leyes, la biología y la medicina, suele emplearse preferente­ considerado como cliente de su Baal, el nombre de su dios local. De ello
mente el término latino, pero en general esos términos caen en desuso en la lengua co­ se deriva que cuando debía venerarse al Dios único, ese Dios adoptaba el
rriente, por ser considerados rebuscados, y suelen preferirse los términos de raíz sajona. rol de patrón, y su congregación se convertía en su cliente: a partir de ahí
Ése es el caso de swarm y pullulate. [Ai. del 7?]. sería invocado como fuente de justicia absoluta.
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La preocupación por la fertilidad en el culto de Baal es igualmente tro ganado y os reducirán a unos pocos, hasta que vuestros caminos que­
importante para el Levítico. Una congregación de ideas republicanas pue­ den desiertos» (Lv 26,22). Así que tenemos dos connotaciones, una posi­
de aceptar una religión sin reyes, siempre que la idea de justicia sea trans­ tiva, de respeto, que refrenda y extiende el mandato de Dios a humanos y
ferida a un Dios único. Pero ninguna congregación habituada a esperar animales respecto a ser prolíficos, y la otra negativa, que opone la fecundi­
que su dios vigile la concepción, el nacimiento y la crianza de los niños y dad animal con la esterilidad humana. Los comentadores del Levítico 11
el ganado estará dispuesta a prescindir de su culto a la fertilidad. Si el úni­ han tendido siempre a adoptar el significado más oscuro. Maimónides
co Dios verdadero quería sustituir a las deidades baálicas locales, tendría interpreta que el Levítico 11,44 se refiere a «sierpes que se reproducen en
que hacerse cargo de las responsabilidades de estas últimas. La fertilidad materia de descomposición».11 Estas interpretaciones eliden el hecho de
no sólo es un deseo generalizado, sino la suma del anhelo de concebir de que se trata de dos palabras, como si pulular y reptar o arrastrarse fuesen
las mujeres en particular, del deseo de tener descendencia de determina­ sinónimos.
dos hombres, de la ansiedad de las madres en particular por la vida de sus Tradicionalmente se ha considerado que los insectos que se arrastran
bebés y de los agricultores en concreto por su ganado y sus cosechas. Las son los seres pululantes por antonomasia de la creación animal: «Este
simples palabras no servirán para aplacar esos ardientes deseos persona­ sustantivo colectivo (swarmers) incluye a todas las criaturas que se mue­
les. Está muy bien que el Dios del Génesis diga a sus criaturas que cuen­ ven en enjambres, insectos que vuelan en nubes, como las moscas y mos­
tan con su bendición para crecer y multiplicarse, o que dará numerosos quitos en general (por ejemplo, en etíope, germinar), y pequeñas criatu­
descendientes a Abraham e Isaac. Pero tiene que haber algo que esos an­ ras como las comadrejas, ratas y lagartijas que andan al nivel del suelo
siosos fieles puedan hacer aquí y ahora para que sus casos en particular (por ejemplo, en arameo, gatear)».12 Pero esta idea depende enteramente
reciban atención divina. Tiene que haber ofrendas que puedan hacer para de la dudosa traducción de «reptar».13 El comentario del Génesis dice
dirigir su poder de dar vida a sus propias vidas y a la vida de la vegetación que «reptar» es «un término general que se aplica a aquellas criaturas cu­
y de los animales de los que esa vida depende. En las religiones cananeas yos cuerpos parecen moverse muy cerca del suelo. Aquí parece englobar
los primeros frutos eran ofrendados a Baal.9 El Pentateuco reconduce a reptiles, insectos rastreros y animales muy pequeños».14Esto es aplica­
todos los sacrificios y las ceremonias de los primeros frutos, dedicándo­ ble a los animales terrestres, pero no ayuda demasiado a la hora de tra­
los a honrar al Dios único. ducir el término en el uso que le da el Levítico, que lo aplica también a
Reconducir los cultos positivos que honraban a Baal hacia la venera­ criaturas aéreas y acuáticas. «Reptar» no tiene necesariamente un senti­
ción del Dios de Israel es una adaptación sencilla al monoteísmo. Pero do negativo, aunque por lo general sugiere un movimiento furtivo, ocul-
¿qué cabría hacer con los cultos destinados a evitar el daño causado por to, y por lo tanto puede ser utilizado en un contexto siniestro. En la tra­
los demonios? Los sacerdotes difícilmente pueden hacerse cargo de las ducción se ha perdido el sentido originario de la palabra hebrea, la idea de
terapias destinadas a someter o alejar a los demonios si no los reconocen vida y movimiento. El diccionario hebreo dice que tanto el suelo como
como un poder peligroso. En el Levítico no se dice nada de los demo­ un animal pueden servir como sujeto del verbo «reptar» o «serpear». Un
nios, a menos que Azazel, mencionado en la ceremonia del macho cabrío animal puede «moverse suavemente», «merodear», «andar» por la tierra,
o chivo expiatorio (Lv 16,8,10,26), sea un demonio. Los demonios eran o «deslizarse» por las aguas. Y el suelo mismo puede serpear o bullir, por
importantes en Canaán, Mesopotamia, Egipto y regiones vecinas. Te­ ejemplo en la expresión «bulle el suelo». Estas traducciones abren la po­
nían la capacidad de transformarse en animales, de manera que en parte sibilidad de aplicarlo a los signos de vida, como en el Génesis, donde se
eran corpóreos, tenían un olor pútrido, eran vulnerables a la muerte y, refiere a todo lo que respira. «Y a todo animal terrestre, y a toda ave de
cuando morían, en ese lugar se hallaba un cadáver, habitualmente de un los cielos y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida»
animal. Moraban en zonas salvajes, como desiertos, montañas y bos­ (Gn 1,30). Cuando «moverse» es considerado como un signo de vida, el
ques; podían salir de sus madrigueras habituales, atrapar a una persona y sensato traductor ha utilizado «pulular» o «agitarse» en vez de «reptar»
transmitirle una enfermedad. Atacaban a las mujeres embarazadas cau­ (Gn 7,21-22).
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Las dos palabras se parecen tanto en inglés moderno que en los dic­ sándoles abortos, volvían estériles a mujeres y ganado y mataban a los
cionarios teem («abundar») se aplica por igual a aquello que pulula como bebés. Los demonios, según las creencias cananeas, eran impuros y anti­
a lo que repta. Al referirse tanto al principio generativo que pertenece a téticos al culto de Baal. En tanto Baal era una fuente de fertilidad, los
«pulular» como al principio vital que pertenece a «moverse», la palabra agentes demoníacos solían ser la explicación más habitual de la esterili­
teem actúa como puente entre ambos significados. Ayudaría mucho a la dad y el fracaso.10
reinterpretación si en vez de «pululante», con todas sus connotaciones Eliminar a los demonios de la religión dejaría una enorme laguna. Los
peyorativas, utilizáramos la palabra «ingente», y que para «reptar» o fieles no sólo anhelaban la fertilidad, sino también entender por qué se
«serpear», simplemente dijéramos «mover», acercándonos más a la pala­ producían las innumerables pérdidas y enfermedades que habitualmente
bra hebrea. Esto aportaría nueva luz a la prohibición que pesa sobre los se adscribían a los demonios. Si se les decía que ya no debían temer a los
cadáveres de los animales que se reproducen en grandes cantidades. Al demonios, ¿cómo podrían explicarse sus desgracias? El Levítico encuen­
rastrear la idea a través de las clasificaciones del Levítico descubrimos que tra solución para ambos problemas, reemplazando a los demonios y satis­
ser muy prolífico es el cumplimiento del mandato divino de multiplicar­ faciendo la necesidad de una explicación. En suma, el Levítico separó la
se, la fecundidad personificada, y que la regla que prohíbe que estas cria­ teoría de la impureza de la creencia en los demonios, y clasificó la impu­
turas sean presentadas sobre el altar deriva de ese hecho. La levadura y la reza como una forma de tese majesté, un ataque contra el honor de Dios
miel, por ejemplo, comparten las características de la vida ingente, y se­ como señor, según establecía el pacto del pueblo de Israel. Este simple
gún el pensamiento analógico eso sirve para clasificarlas como antitéticas movimiento, expresado por medio de reglas destinadas a controlar el
de las cosas consagrables. Recordemos que el sanctasanctórum es, tradi­ contagio ritual, enseñó al pueblo a no culpar de sus desgracias a demonios
cionalmente, sede de la fertilidad. Se puede proteger la vida ingente, pero inexistentes. Las reglas prescriben acciones destinadas a elim inar la impu­
no se hacen alianzas con ella. Si éstas se ofrecen a Dios, es porque la vida reza, abluciones y lavados en el caso de impurezas menores, sacrificios en
ya le pertenece, como afirma el salmista: «Pues todo lo que se mueve es el caso de derramamiento de sangre, secreciones y supuraciones genitales
mío», que significa «todo lo que tiene vida es mío». y el conjunto de afecciones de la piel denominadas globalmente como le­
pra. El Levítico prescribe un sacrificio expiatorio anual para la purifica­
La levadura y la miel como vida prolífica o ingente ción del santuario y el altar. En la nueva síntesis la congregación, que ha­
bía estado muy preocupada por los ataques de los demonios, descubrió
Al comienzo del libro la norma dice: «Toda oblación que ofrezcáis a que éstos ya no podían hacerle daño. Pero aún siguió sufriendo todos los
males que solían ser atribuidos a los demonios. Se enseñó a los fieles que
Yahvé será preparada sin levadura, pues ni de fermento ni de miel que­ estaban a salvo mientras cumpliesen con las reglas y controlasen la impu­
maréis nada como manjar asado para Yahvé. Sí que los podréis ofrecer reza. En la historia sucesiva de la religión, el esfuerzo doctrinario del Le­
como primera ofrenda, pero no subirán al altar como sacrificio de cal­ vítico por superar el miedo a los demonios es un movimiento moderni-
mante aroma» (Lv 2,11-12). Han aparecido muchas explicaciones y muy zador que establece un paralelismo con el esfuerzo de la doctrina cristiana
poco coherentes para tratar de razonar lo uno y lo otro. Algunas recuer­ por superar el temor a incurrir en impurezas físicas, centrando la atención
dan que la prohibición de la levadura viene del Éxodo, cuando se orde­ de la congregación en la fidelidad al amor a Dios.
nó al pueblo de Israel, que estaba a punto de abandonar Egipto, que co­ La adaptación de la religión popular a la nueva doctrina crea otro
miera pan sin levadura. Evitar el fermento a la hora del sacrificio sería, problema. Cuando la impureza estaba asociada a los demonios, cual­
entonces, un rito memorial. Esta explicación es selectiva, ya que deja sin quier animal podía volverse impuro a consecuencia de un ataque: el ani­
razonamiento la prohibición que se cierne sobre la miel, pues ésta no fi­ mal impuro era una víctima. Así no hubiese habido ningún conflicto en­
gura en la historia del Levítico. Para explicar esa orden del Éxodo debe­ tre la doctrina de un Dios clemente, justo y bondadoso que creó a los
mos buscar un principio preexistente. animales, y la teoría de que un animal podía convertirse en una fuente de
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impureza. Pero al excluir a los agentes demoníacos, surge la idea de que En la Antigüedad tardía la levadura era una metáfora común de la co­
los animales impuros pueden ser nocivos por sí mismos, abominables. rrupción y el mal. Milgrom dice: «La levadura en sí misma proviene de
Ésa es la lectura establecida de la impureza animal. Pero en este punto la corrupción, ya que corrompe la masa en la que es mezclada, y en ge­
nos planteamos por qué el Dios clemente y bondadoso crearía animales neral la fermentación parece ser un tipo de putrefacción». Si bien los
abominables. En el capítulo 1 del Génesis, Dios creó una profusión de ejemplos de esta acepción provienen de fuentes cristianas, rabínicas y
animales fecundos, en las aguas y en los cielos, vio que eran buenos, les helenísticas tardías, Milgrom los aplica al Levítico, excusándose por el
bendijo y les dijo que se multiplicaran y llenaran la tierra. Tras crear a salto temporal y afirmando que «indudablemente reflejan una visión
esas criaturas vivas, el Dios del Génesis no puede echarse atrás en el Le- más arcaica y universal de la levadura en tanto arquetipo simbólico de la
vítico y envilecerlas. Dios no es caprichoso ni inconsecuente. En Dios se fermentación, el deterioro y la muerte».15 Contra este argumento otro
concentra el poder de dar vida de todos los Baales locales, Dios es el pro­ comentador del Levítico acota con sequedad que es poco verosímil que
tector de la vida animal y vegetal. Por supuesto, Él no permitiría que sus lo corrompido, agriado o podrido se haya asociado de manera directa a
clientes humanos abusaran de sus otras criaturas. El Dios del Levítico la levadura, ya que ésta forma parte del proceso de elaboración de ali­
exige que se rinda cuentas de la sangre de animales derramada. mentos que tienen en alta estima todos los pueblos.16
La pureza ritual es una suerte de protección bilateral: una cosa sagra­ Sin embargo, Milgrom tiene razón: la fermentación tiene su lado si­
da queda protegida de la profanación, y una cosa profana queda protegida niestro. Hasta épocas muy recientes, las mujeres europeas creían que
de lo sagrado. La idea de que las manos limpias se ensucian después de existía una incompatibilidad entre la menstruación y ciertos procesos
tocar algo sagrado resulta paradójica para nosotros, pero parece que fue culinarios. Se pensaba que durante el período una mujer no podía pre­
aceptable para los primeros exégetas. Cuando se le preguntó por qué al­ parar con éxito conservas o emulsiones, como mermeladas o mayonesas.
guien que tocaba las escrituras debía lavarse las manos, el rabino Yocha- Las viejas campesinas francesas creían que durante la menstruación de­
nan ben Zakkai justificó la «impureza» de las escrituras diciendo «así de bían evitar acercarse a todo aquello que pudiera fermentar, ya fuesen vi­
valiosas, así de impuras».11 Al declarar que las sagradas escrituras «vuel­ nos o carnes en conserva, porque el proceso corría el riego de estropear­
ven impuras las manos», los rabinos aceptaban la paradoja de doble filo se instantáneamente.17 Existe evidencia de una creencia antigua según la
de la santidad, inherentemente peligrosa, susceptible de quebrarse y a la cual la fermentación espontánea es un mal augurio. Heródoto cuenta de
que era necesario proteger de las intrusiones profanas. Y esto es algo muy una ocasión, después de un sacrificio, en que «jarras llenas de carne y
difícil de entender para una cultura secular. agua comenzaron a burbujear por sí mismas, sin fuego, y se desborda­
En este capítulo y en las páginas siguientes se emplea el término «teo­ ron», hecho que fue considerado signo de desastre.18
logía». En un sentido no confesional, teología significa una teoría de Dios, En cuanto a la miel, se debate si la prohibición alcanza sólo a la miel
de sus átributos y de sus acciones. Entre algunos estudiosos de la Biblia de abejas, o si también abarca al néctar de dátiles y uvas, pero éste es un
cristianos y judíos se bromea -aunque no tanto- respecto a que «teolo­ detalle que no compete al fondo de la cuestión. Ninguna de las explica­
gía» es un término cristiano que no se aplica a los pensadores religiosos ciones mencionadas detalla por qué la miel y la levadura aparecen juntas,
judíos. Los teólogos son practicantes especializados, pero la teología, pero una buena explicación acerca de la levadura también debería ser
como filosofía, puede ser doméstica, popular e implícita. Por la naturale­ efectiva para explicar la prohibición de la miel.
za misma de su objeto, nunca puede ser exhaustiva, no es necesariamente Tengamos en cuenta que lo que está específicamente mal es quemar­
coherente y ni siquiera está bien descrita. El Levítico se revela como un las sobre el altar.19 Cuando se describen las ofrendas de las primicias, no
tratado teológico en el pleno sentido del término, y completamente den­ se ponen objeciones a la inclusión de pan con levadura, pero si el cereal
tro de la tradición bíblica. Sus enseñanzas acerca de la grandeza de Dios, debe ser quemado sobre el altar, entonces sólo deberá consistir de granos
de su inquebrantable justicia y de su infalible compasión, se leen mejor a molidos con sal, aceite e incienso (Lv 2,14-16). Para ser aceptable, una
la luz de los profetas y los salmos. Así, lejos de ser un libro desorganizá­ explicación debería englobar ambos artículos, la miel y la levadura, y to­

is 189
mar nota de que esta norma los opone a regalos pactados, cereal, aceite, do, en realidad sistematiza la teoría de la justicia divina que subyace en el
incienso y sal.20Así que es comprensible que el fermento haya quedado Génesis y el Éxodo.
excluido de la alianza. La respuesta conjura la división más profunda en Sin embargo, la lectura del Levítico está plagada de dificultades. Judá
la visión bíblica del mundo: por un lado, la generación natural, incluida la fue conquistada por Roma; el pensamiento judaico y el cristiano, junto
reproducción sexual de los humanos, y por el otro la generación divina con el griego y el romano, constituyen los cimientos de la civilización oc­
por la alianza, simbolizada en la circuncisión del pueblo de Israel. La miel cidental. En el prolongado y poderoso trayecto hacia la modernidad, la
y la levadura forman parte de la generación de tipo natural, y el sacrificio lectura de la Biblia sufrió sucesivas transformaciones. Cada época se ma­
actúa en el sentido divino, y para impartir esa lección se excluyen esos ravilla de cómo la Biblia acierta y habla con felicidad, de acuerdo con la
elementos. comprensión de su tiempo. Sin duda ha sufrido reinterpretaciones, pero
La miel y la levadura están asociadas al proceso de panificación, y por parece erguirse como un faro de claridad y luz a pesar de sus radicales
eso esta explicación sirve para ambos. La panadería antigua no utilizaba cambios de énfasis. Después de tantos siglos de relecturas, dos textos del
paquetes de levadura procesada. El fermento se conservaba en la masa y Pentateuco siguen siendo obstinadamente opacos: los libros sacerdotales
cada vez, antes de hornear, se separaba una parte de esa masa madre para del Levítico y los Números. En parte eso se debe a un estilo retórico que
empezar el proceso la próxima vez que se quisiera amasar. El fermento desafía cualquier lectura directa y llana. El Libro de los Números se redi­
de la masa de ayer podía conservarse en un lugar fresco para que perma­
neciera inactivo. En el momento de volver a ser utilizado, y para reacti­ me gracias a su relato: se ocupa de la historia del pueblo de Israel desde el
var la masa, se le agregarían miel, agua tibia y un poco de harina fresca.21 momento en que los judíos escapan de Egipto hasta su llegada al río Jor­
Es irrelevante si el dulce proviene de la miel de abejas o del jarabe de dá­ dán. Pero el Levítico no es una obra histórica. Es un arcaico libro de leyes
tiles. Poco a poco el calor y el azúcar despiertan a la antigua masa y el bo­ y habitualmente ha sido leído junto con otros libros de leyes del Oriente
llo empieza a hincharse. Una vez que ha alcanzado cierto volumen, el pa­ Próximo y del mismo período. Los modernos lectores occidentales de­
nadero la amasa hasta bajarla y la vuelve a poner a fermentar, alcanzando ben hacer un esfuerzo deliberado para leerlo de otra manera. Los dos ca­
ahora aún más volumen que la primera vez. Puede ser puesta a fermen­ pítulos que siguen sientan las bases para esa nueva lectura.
tar varias veces, de acuerdo con la fineza o ligereza que se desee que ten­
ga la textura del pan. Si el panadero no la fuese reduciendo, la masa acti­
vada seguiría creciendo hasta que lentamente las pústulas se abrirían Notas
paso hasta la superficie; luego la masa tumescente comenzaría a «eruc­ 1. Smith, M., 1971, p. 21; 1952, pp. 135 y ss.
tar», y finalmente la suave bola de masa se desintegraría. Éste es un buen 2. «La veneración de varias deidades es compatible con el monoteísmo. Sólo es nece­
ejemplo de vida ingente. En su aspecto benigno, ejemplifica la multipli­ sario creer, por ejemplo, que la deidad suprema (“verdadera”) ha creado seres inferior a
cación, la germinación, el nacimiento, es decir, una proliferación ya ben­ sí misma pero superiores al hombre, y ha ordenado que los hombres las veneren.» Smith,
decida en el Génesis. Las razones para oponerse a la miel son las mismas M., 1952, p. 165, n. 111.
que para la levadura. Ambas no son malas. Se combinan para producir la 3. Sawyer, 1984.
fermentación y al hacerlo se convierten en ejemplos de la ingente vida 4. Francfort, 1948.
que queda al margen de la alianza entre Dios y su pueblo. La prohibición 5. Goldberg, 1996.
es un ejemplo más de la regla por la cual sólo los elementos sagrados 6. Smith, W.R. (1889), 1972.
7. Weinfeld, 1976, p. 35.
pueden ser ofrecidos para quemar sobre el altar, y las cosas ingentes ja­ 8. Smith, W.R. (1889), 1972, p. 73.
más deben ser consagradas. 9. «Tal como indican el épico de Kirta y otros textos ugaríticos, Él, el dios supremo
de Ugarit, estaba dedicado a curar, especialmente la infertilidad» (Ávalos, 1997, p. 454).
10. Stuart, 1991.
11. Mishná, sexta división, Tohoroth (Pureza), 4-6.
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34
Traducir «abominación»
De acuerdo a como se ha traducido el Levítico, comer un animal ingen­
te y pululante constituye una «abominación» a los ojos del Señor. Ani­
males «pululantes» son los que se reproducen muy prolíficamente. Pero
no se dan razones por las cuales deban ser considerados abominables y
el Levítico no usa ninguno de los vividos peyorativos con los que cuen­
ta el hebreo para referirse a los animales prohibidos en este capítulo. Por
2 lo tanto, aquí vamos a considerar «abominación» como una palabra de la
misma raíz que el sustantivo corriente «abominación», pero usado de
una manera idiosincrásica, sin sus asociaciones con lo detestable o lo
Dos estilos de pensamiento idolátrico.22 Es una palabra muy rara fuera del Levítico.23 Parece haber
sido específicamente elegida por el escritor del libro o incluso especial­
mente acuñada, para evitar las asociaciones peyorativas. Hay por tanto
motivos para buscar una nueva traducción que no sea la de «abomina­
Vivir con ecuaciones ción». El diccionario indica «detestable» o «aborrecible» respecto a las
prácticas idólatras. Aquí parece estar utilizada en un sentido «técnico»,
Cuando salía de mi baño de asiento de pronto me di cuenta como un concepto especializado del Levítico. «Detestar» y «aborrecer»
de que los hechos podían reordenarse y mostrar su rima. son palabras emocionales, cálidas y pegajosas, pero las leyes (especial­
Ahora la época no necesita terminar: sus coeficientes aprenden mente las del Levítico) son entregadas en un contexto frío y seco de ac­
a quebrarse los nudillos o a apropiarse de un puñado de plata. ciones específicas en un espacio definido. Un mandamiento legal debería
Contemplo las intrincadas sumas desovillarse, como si el peso ser expresado con términos más directos y precisos que «abominar», y
de la tierra prensara, intermitente, sus propuestas desatinadas. menos emocionales que «repulsivo» y «detestable». Una traducción más
Los dispersos indicios conducen a través de patios peligrosos, a la vuelta cinética y espacial sería: «Rehuirás por completo», o «Rechazarás abso­
de ruidosas esquinas, luego hacia fuera, hacia la indefinida maleza arenosa. lutamente», en vez de «Tendrás por abominables». Haciendo honor al
Los rasgos transmitidos -un zapato, un lunar- reaparecen estilo retórico arcaico y con este sutil cambio de léxico precautorio, la lí­
en complejos que parecen tan explícitos que uno olvida sorprenderse. nea de texto se leerá de la siguiente manera: «Rehuirás por completo
El resto sólo puede menguar, imperceptible, replegándose, todo lo que pulula, etcétera».
hasta que sus premisas perdidas hace tanto se vuelvan del revés.
Ese cambio resolvería uno de los problemas iniciales del capítulo 11:
M ark F ord 1 por qué creó Dios cosas abominables. Desde esta lectura dichas cosas no
son abominables en el sentido que da el Deuteronomio a la palabra abo­
minación. Si cuando es despojada de sus connotaciones subjetivas, la pa­
labra del Levítico erróneamente traducida como «abominable» sólo sig­
El Levítico no es igual que el Deuteronomio: tiene un estilo diferente y nifica rehuir o rechazar, entonces Dios simplemente estaba indicando a
con frecuencia sus enseñanzas tampoco coinciden. No obstante, duran­ su pueblo que evitara ciertas cosas, que se mantuviera alejado de ellas y
te dos milenios el Levítico ha sido leído a través del Deuteronomio, re­ que no las lastimara, y menos aún que se las comiera. El Deuteronomio
conciliando sus divergencias al imponerse la versión deuteronómica por utiliza la otra palabra, también traducida como abominación, para indi­
encima de la del Levítico.2 Los comentaristas han intentado, piadosa­ car que una acción es equivocada. Por ejemplo: «No procederás así con
mente, combinar ambas fuentes, disimulando las diferencias que podrían
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Yahvé tu Dios. Porque todo lo que es una abominación para Yahvé, lo
que él detesta, es lo que hacen ellos en honor de sus dioses» (Dt 12,31). impugnar la autoridad de la ley. Dada la forma muy especializada de
En el mismo sentido, el Levítico 11,43 apunta a lo mismo cuando con­ educación que estaban desarrollando, es probable que los rabinos hayan
dena el «hacerse detestable para ellos». La traducción de la JPS (Jewish favorecido la versión deuteronómica por su fervor vehemente y su inci­
Publication Society) coincide aún con esta interpretación: «No traerás tación directa al nacionalismo. Pero incluso los conceptos más básicos
abominación sobre ti». En otras palabras, en ese texto lo que se sostiene cobran diferentes significados en los dos libros.
que es abominable es la acción. En inglés podemos decir que el caniba­ Cuando el Deuteronomio hace uso de una concepción del cuerpo,
lismo es abominable o incluso que la carne humana es abominable, lo siempre se trata de un cuerpo político;3 en el Levítico el cuerpo es un
que no implica que la víctima sea abominable o detestable. Comer es el símbolo cósmico. Es muy probable que ambos libros hayan sido com­
último acto de la depredación. El problema teológico acerca de la arbi­ puestos por autores que vivían en diferentes círculos sociales, y posible­
trariedad de Dios se resuelve si lo abominable es la acción de mutilar o mente fueran contemporáneos. A medida que avanza el estudio, resulta
comer los cadáveres. Los animales en cuestión forman parte de la her­ evidente que hubo una ruptura en la continuidad de interpretación del
mosa creación divina, salvados de las aguas del diluvio por orden expre­ Levítico. O los autores se marcharon sin dejar tras de sí ninguna escuela
sa de Dios, y está prohibido atacarlos. «Pero serán cosa abominable para o tradición, o fueron silenciados por ataques facciosos dentro del ámbi­
vosotros todos los que carezcan de aletas y escamas, entre todos los que to sacerdotal. O tal vez el estado de agitación general que reinaba en la
bullen en las aguas, en mares y ríos, y entre todos los demás animales que región era tan perturbado que todas las tradiciones acabaron por desdi­
viven en el agua [rehuirás por completo]» (Lv 11,10). bujarse o se perdieron por completo. En cualquier caso, las escuelas ra-
bínicas que varios siglos más tarde empezaron a explicar la Tora tendrían
De las aves, consideraréis abominables, y no las comeréis, por ser abomi­ que haber partido de cero. Se ha dicho, con razón, que el autor del Leví­
nación las siguientes: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina [cosas tico es teocrático y que sus instituciones son sagradas, en tanto que el
para rehuir]. autor del Deuteronomio es gubernamental y sus instituciones seculares.'*
Será abominable para vosotros todo bicho alado que ande sobre cuatro El Deuteronomio demuestra un mayor interés por los asuntos humanos
patas (Lv 11,13-19). y revela en general una actitud más cordial y receptiva. Este contraste
Cualquier otro bicho alado de cuatro patas será para vosotros abomina­ entre dos libros y dos maneras de pensar la religión será la base de todo
ble (Lv 11,20-23). lo que sigue. Ambos libros son profundamente venerados.
Todo bicho que anda arrastrándose sobre la tierra es cosa abominable Si seguimos el libro del Éxodo, el Levítico consigna las instrucciones
[para rehuir]; no se podrá comer. que Dios dio a Moisés en el Sinaí acerca de cómo rendirle culto y de
N o comeréis ningún animal de los que caminan sobre su vientre o sobre cómo vivir en comunidad como pueblo elegido. Los sacrificios implica­
cuatro o más patas, es decir, ningún bicho que se arrastra por la tierra, por­ ban dar muerte y descuartizar a grandes animales y disponer de su san­
que son abominación. gre. El libro proporciona truculentas instrucciones: es necesario rociar
N o os hagáis abominables por ninguna clase de bicho que se arrastra, ni
os hagáis impuros por ellos, ni os contaminéis por su causa (Lv 11,41-43). con sangre siete veces, salpicar con ella el costado del altar, verterla en la
base y embadurnar con ella el altar y el rostro de los sacerdotes. Sus des­
Si este uso puede ser aceptado significa que si bien el contacto con es­ cripciones de las enfermedades de la piel pueden quitarnos el apetito, los
tas criaturas no va contra la pureza, dañarlas va contra la santidad. De pecados descritos son concupiscentes y los castigos violentos. Aunque la
hecho, no sorprende que estas abundantes criaturas que proliferan libre­ formalidad del estilo atenúa el efecto macabro haciendo que parezca
mente y se deslizan con alegría sobre las aguas o andan sobre la tierra no irreal, no es precisamente un libro para personas remilgadas. Con todo,
deban ser molestadas. Son símbolos de la abundancia de la creación ani­ el Levítico es el libro de la Biblia que suele iniciar a muchos niños judíos.
mal. Comerse a sus criaturas ingentes ofende la expresa preocupación de Sin embargo, no parece haber en él gran cosa que pueda atraer a una
mente infantil. No es probable que un niño disfrute del refinamiento li­
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Dios por la fertilidad. La antigua relación entre el templo y la fertilidad
terario, de las sutiles referencias cruzadas ni del elaborado equilibrio de apoya la idea de que dañar criaturas ingentes está mal. El principio de fer­
sus temas. Algunos amigos me han confesado que su temprana exposi­ tilidad es suficientemente capital e importante como para servir de con­
ción al libro les causó un rechazo hacia él de por vida. Otros lo veneran trapeso al principio religioso de la pureza esgrimido a lo largo del capítu­
como si se tratara de un legado familiar. Pero está justificado que a mu­ lo 11. Procreación y culto, los dos principios de la creación y la alianza,
chos no les guste ni esperen comprenderlo. Pertenece a un orden de pen­ dan una doble vuelta de tuerca a lo largo del capítulo. Se trata de la nueva
samiento ya obsoleto y completamente extraño, que se describirá en el teodicea que minó el poder de los demonios canaanitas. Su maligno plan
resto de este capítulo y en el próximo. respecto a esparcir la enfermedad y la esterilidad es esquivado por la
nueva versión de la religión.
El Levítico especifica que todo lo que vive en las aguas y carece de
Pensamiento analógico frente a pensamiento aletas y escamas no debe comerse: «Serán abominables para vosotros*
racional-instrumental (Lv 11,10, repetido en los versículos 11 y 12). La ley no dice que haya
algo inherentemente abominable acerca de las gambas, anguilas o pul­
Al centrarse en el estudio de los textos chinos antiguos, algunos sinólo­ pos, o que deban ser umversalmente abominados. Sólo son una «abomi­
gos han experimentado la necesidad de señalar en ellos la presencia de un nación» para el pueblo de Israel. Interpretar la ley como un señal de res­
modo de pensamiento estético o analógico que se contrapone a nuestros peto hacia esas criaturas implicaría que Dios protege a los animales que
propios hábitos de pensamiento. Graham, Hall y Ames se dedican a la pululan en las aguas de ser depredados por su pueblo. Una cubierta es­
teoría política y social de Confucio.5 Señalan la diferencia entre el orden camosa es una armadura protectora, las aletas guían la locomoción, no
estético de la cosmología Han y el orden racional que nosotros hemos tenerlas es una desventaja. Sin escamas el pulpo o las anguilas son tan
heredado de la lógica aristotélica. Su hipótesis es tan importante para la vulnerables como cardúmenes de peces jóvenes. Los graciosos hipocam­
lectura del Levítico que vale la pena decir algo más sobre ella. Nuestra pos y las medrosas gambas en sus orgullosos caparazones escamosos, y
lógica se basa en las relaciones parte-todo, en la teoría de los tipos, en los cangrejos, merodeando en sus armaduras plateadas, sin aletas son in­
implicaciones causales y en presupuestos lógicos. Esa lógica organiza la capaces de huir. La palabra hebrea para referirse a las escamas utilizada
experiencia en términos teóricos. La construcción racional a la que da en el Levítico 11,9,12 y en el Deuteronomio 14,9-10 se utiliza para des­
sustento va siempre de lo particular y concreto hacia lo universal: «En la cribir a Goliat cuando se le vistió con una cota de malla (1 S 17,5) y para
sociedad las personas son interpretadas racionalmente hasta que sus el faraón y su armadura, bajo la figura del escamoso cocodrilo
idiosincrasias se vuelven abstractas y cobran relevancia sus característi­ (Ez 29,4).24 Al leer nuevamente el texto, las criaturas acuáticas prohibi­
cas generales o universales».6 Por ejemplo, la construcción racional ge­ das, que incluyen a los monstruos de las profundidades de la creación del
nera contextos en los que pueden invocarse conceptos como «naturaleza Génesis, son todas pululantes, bendecidas para reproducirse en abun­
humana», «derechos humanos» e «igualdad ante la ley». Y, más impor­ dancia. En algunas especies la ausencia de aletas y escamas expone la piel
tante aún, el orden racional que empleamos presupone una estructura o desnuda y engloba toda la especie dentro de la clase de fetos y jóvenes.
pauta única, completa, abarcadora y cerrada. Estos autores subrayan que Los animales que pululan en las aguas mueven a compasión: a la vez que
gran parte del orden racional ha sido atacado filosóficamente en el significan fertilidad, son vulnerables. Y más aún: son ingentes, prolífi-
siglo XX, por medio de las críticas a la Ilustración, y citan a Ryle, Kuhn, cos. Y las criaturas ingentes no pueden ser sacrificadas sobre el altar del
Feyerabend y Derrida. Señor, o comidas por los israelitas, para quienes el cuerpo de aquéllas es
Para el otro tipo de pensamiento, hablan de un orden «correlativo» o figura del altar.
«estético» o analógico. Este orden no se basa en principios dialécticos;
sus argumentos no se atienen a un modelo lineal ni jerárquico. Se basa en
asociaciones analógicas, «es “horizontal* en el sentido de que involucra
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Criaturas que pululan por el aire la asociación de elementos concretos experimentables».7 Como ejem­
El Levítico no introduce un nuevo conjunto de normas para las criatu­ plos pueden citarse la teoría médica de los humores, o las cartas astroló­
ras aéreas. Lo razonable sería que, como sucede con los insectos, haya gicas cuyos elementos son seleccionados y correlacionados desde la pers­
especies de aves prohibidas calificadas de pululantes. Las aves que ani­ pectiva del correlato:
dan en el suelo son extremadamente prolíficas comparadas con las que Desde la perspectiva del pensamiento correlativo, explicar un elemento o
anidan en árboles o muros. La tierra bulle allí donde se apretujan con sus acontecimiento es, en primer lugar, situarlo dentro de un esquema organiza­
crías, y el cielo se oscurece y reverbera cuando sus densas bandadas pu­ do en términos de las relaciones analógicas entre los elementos selecciona­
lulan por el aire. Algunas caminan, pero otras se deslizan. dos para ese esquema, y luego reflexionar y actuar en función de las suge­
Tomemos el caso de la codorniz: los rabinos la declararon pura, ya rencias de esas relaciones. El pensamiento correlativo implica la asociación
que de lo contrario el Señor no la habría dado para comer a su pueblo, de conjuntos de imágenes —o conceptos—por medio de una disposición co­
Israel, durante su peregrinar por el desierto .25 Ése sería un buen razona­ herente y no por causalidad física.8
miento para el Deuteronomio. En el Levítico el concepto de impureza
se aplica solamente a los animales terrestres, y por lo tanto no es asun­ Como ejemplo citan la clasificación totémica. Los cosmólogos de la
to suyo ocuparse de si la codorniz es pura o impura. El caso se plantea dinastía Han usaban cinco direcciones (norte, este, sur, oeste y centro),
a partir de la idea de que Dios no daría de comer aves «abominables» a cinco fases (agua, fuego, madera, metal, tierra), cinco olores, cinco soni­
los viajeros del desierto. Las codornices son aves pequeñas que parecen dos, cinco sabores, etcétera, para construir un cosmos correlativo. El pen­
volar en enormes bandadas, pero sus alas angostas sólo les permiten le­ samiento correlativo estaba en primer lugar, y sigue siendo la base del
vantar el peso de sus pesados cuerpos en vuelos breves. Suelen desviar­ sentido común que rige la vida cotidiana, pero se rompe cuando existe la
se de su ruta. Anidan en el suelo, se reproducen prolíficamente y ponen necesidad de criticar las correlaciones aceptadas. No implica el recono­
entre 12 y 20 huevos por nidada. ¿Acaso eso no es ingente? Al correr cimiento de una teoría evolutiva del pensamiento; los autores no supo­
tienen una postura agachada muy característica, con el cuello estirado nen un pensamiento causal y lógico que hubiera alcanzado un alto grado
hacia delante y la cabeza baja: sobre la hierba alta no parecen usar las de desarrollo antes de la Ilustración, pero ello se debe a que el material
piernas para caminar. ¿Y si eso fuera deslizarse, andar ligeramente sobre con el que trabajan no sugiere esa posibilidad.
la tierra? En la interpretación bíblica aún prevalece, por el enfoque evolutivo
Si la codorniz cuenta como animal ingente del aire, esto explicaría la del lenguaje, el mito y la moral desarrollados en las décadas de 1870 y
ira de Dios cuando los israelitas las atrapaban para comérselas, ya que el 1880 por Max Müller. Ese enfoque fue continuado y confiadamente con­
viento las condujo al desierto. El Libro de los Números dice: firmado por el filósofo Ernst Cassirer, que murió en 1945, con lo que
Se alzó un viento, enviado por Yahvé, que hizo pasar codornices del lado casi llegamos a mediados del siglo xx. Con lecturas de Codrington acer­
del mar, y las abatió sobre el campamento, en una extensión de una jomada ca de las primeras religiones de la humanidad, de Lévy-Bruhl acerca de la
de camino a uno y otro lado alrededor del campamento, y a una altura de mentalidad prelógica de los primitivos, y de Malinowski sobre los oríge­
dos codos por encima del suelo. El pueblo se dedicó todo aquel día y toda la nes del mito ,9 Cassirer identificó con autoridad dos clases de pensamien­
noche y todo el día siguiente a capturar las codornices. El que menos, reu­ to y el orden de su aparición en la historia humana. De ese modo con­
nió diez modios,* y las tendieron alrededor del campamento. Todavía tenían dujo la mitología al terreno de la filosofía. Ahora tenemos motivos para
lamentar el intenso sesgo arqueológico que Cassirer imprimió a sus estu­
* Modio: medida para áridos usada por los romanos. Equivalía aproximadamente a dios bíblicos, en donde la prioridad histórica se convirtió en el aspecto
8,751. [N. del £.] más importante. El hecho de que indudablemente la mitología apareció
en primer era un tópico que no merecía provocar entusiasmo intelectual,
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la carne entre los dientes, todavía la estaban masticando, cuando se encendió la
ya que en sí mismo no interesaba. Para Müller, el único aspecto que va­ ira de Yahvé contra el pueblo, y lo hirió Yahvé con una plaga muy grande
lía la pena del estudio comparativo de las religiones era el asombro que (Nm 11,31-33).
producía constatar que la humanidad hubiera recorrido tanto camino
desde sus inicios. «La cultura humana, considerada en su totalidad, pue­ ¿Por qué Yahvé está tan molesto, y tan rápidamente? La gula es la ex­
de describirse como el proceso de autoliberación progresiva del hom­ plicación predilecta de los rabinos, pero es posible que la llegada de carne
bre.»10 El proyecto de la mitología también comportaba una carga ocul­ caída del cielo en forma de codornices fuese una trampa o una maldición
ta (de hecho, no tan oculta) de prejuicio. Gracias a él se demostraba que como respuesta a las continuas murmuraciones del pueblo .26 La cólera
la mitología y la religión eran primitivas, y por lo tanto inferiores al ag­ en las palabras de Dios a Moisés porque el pueblo se ha apartado de Yah­
nosticismo y la ciencia racionalistas. Cassirer hacía hincapié en el tono vé y ha preferido volver a Egipto (Nm 11,18-20) sugiere que estaban
celebratorio: suponía, razonablemente, que el modo de pensamiento ra­ siendo probados en su obediencia. Cayeron sobre la carne y la comie­
cional-instrumental, tal como hoy lo conocemos, era resultado de una ron, sin tan sólo solicitar ser dispensados de la ley que lo prohibía.
experiencia cognitiva de lenta evolución, y que el pensamiento mítico El texto de los Números no dice nada acerca de la relación entre per­
era primitivo. Y era bastante justo al manifestarse así, ya que en su épo­ dices y criaturas ingentes. Pero al referirse al mismo incidente, el salmis­
ca el pensamiento dominado por la religión había sido desbancado por el ta describe la cantidad de codornices con palabras que recuerdan la pro­
pensamiento regido por la ciencia. Probablemente Cassirer no hubiera mesa que Dios hiciera a Abraham de darle una descendencia numerosa:
negado que el pensamiento racional-instrumental había estado presente «Hizo soplar en los cielos el solano, el viento del sur con su poder atra­
en cualquier momento en que las personas hubiesen negociado entre sí o jo, y llovió sobre ellos carne como polvo, y aves como la arena de los
pronunciado juicios, pero la analogía con la geología tan en boga sugería mares» (Sal 78,26-27). ¡Como polvo! ¡Como arena! Recordemos que en
que el pensamiento mítico era una reliquia, una suerte de fósil intelec­ la promesa de Dios a Abraham sobre su descendencia se comparaba a
tual. Así, Cassirer alabó el pensamiento mítico por ser creativo e imagi­ ésta con el polvo de la tierra y las arenas del mar.
nativo, bello, la base de la poesía, pero al mismo tiempo consideró que Si ésta es una interpretación justa de dicho pasaje de los Números,
estaba condenado por su conservadurismo: ello nos ayudaría a confirmar la antigüedad de las leyes dietéticas. No es
necesario que el texto estuviera escrito. Los Números no necesitan acla­
El pensamiento mítico, por su origen y sus principios, es el pensamiento rar por qué Dios está enfadado, ya que eso era algo obvio. El salmista vio
tradicional. Pues para comprender, explicar e interpretar la forma actual de la conexión y sólo necesitó explicarla a medias. Ese pulular de codorni­
la vida humana, el mito no tiene más recursos que reducirla a un pasado re­ ces tenía todos los signos de ser una forma de vida protegida. Las aves in­
moto. Algo cuyas raíces se remontan al pasado mítico [...] es firme e incues­ gentes estaban tan prohibidas como las criaturas ingentes de las aguas.
tionable. Cuestionarlo sería un sacrilegio [...] Cualquier brecha en la conti­ Con eso debía bastar.
nuidad destruiría la sustancia misma de la vida mítica y religiosa [...] Por lo
tanto, la religión primitiva no puede dar lugar a ninguna libertad del pensa­
miento individual [...] La vida religiosa ha alcanzado su madurez y libertad, La competencia por la superioridad espiritual
ha superado el dominio de un tradicionalismo rígido.11
La franca preferencia de Cassirer por la transparencia y la apertura, que En parte, estos acertijos surgen porque los libros de Moisés dan la im­
no ahorra cuestionamientos a ningún tema, explica en parte el motivo por presión de que en la vastedad del desierto el pueblo de Israel sólo se en­
el que sus ideas fueron recibidas de manera tan poco crítica. Si el asunto frenta con su Dios: allí no hay nadie más, excepto los hostiles ejércitos
se plantea en esos términos, ¿quién no preferiría el progreso y el cambio canaanitas, a los que Dios mantiene a distancia. Pero es muy probable
que una religión que se ocupa de reunir sus doctrinas por escrito tam­
al estancamiento y la restricción?
195
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bién esté enfrentada a otras religiones. Siempre hay predicadores rivales
que tratan de arrastrar a los fíeles hacia otros santuarios. Así, es de supo­ Pero la preferencia, como el prejuicio, es una base muy pobre para la
ner que el contexto fuese el de una competencia por la santidad, lo que interpretación. El pasado no habla por sí mismo, sino que los creadores
desencadenaría, a su vez, una competencia por la globalidad de la doctri­ de mitos hablan por él, transformando la historia en todas las épocas. La
na. El modo en que la religión considera a los animales podría haberse presuposición que afirma la rigidez primitiva pronto sería cuestionada
convertido en uno de sus mayores atractivos, como si fuese una prueba por los antropólogos sociales. De modo que, lejos de ser una reliquia del
de la bondad de sus doctrinas. pasado, sólido como una roca, el mito está constantemente transforma­
En los siglos v y vi a. de J.C., cuando se supone que fueron compila­ do por sus creadores. La interpretación de Cassirer era correcta, ya que
dos los libros sacerdotales, el mundo entero, al menos tal y como lo con­ en determinados tiempos y lugares el mito forma parte de un estilo de
cebían y conocían quienes habitaban entre el Mediterráneo y el Egeo, vida estable, pero ese mito no es tanto la causa de la estabilidad como su
atravesando el Asia Menor y hasta llegar al Himalaya, estaba envuelto en resultado. El error estaba en oponer el pasado al presente, y la mitología
la polémica teológica acerca de la legitimidad de quitar la vida a los ani­ a la razón. Tal como han demostrado Hall y Ames, en China el modo
males. La santidad es un negocio muy competitivo, y la amabilidad para mitopoético se basa en su propia lógica y posee formas que pueden
con los animales es uno de las tretas más obvias para obtener puntos a su emerger en cualquier momento. El resto de este capítulo se dedicará a
favor. Además de proteger la vida humana, la mayoría de las religiones justificar que escribir en un estilo mitopoético no proporciona eviden­
prohíbe cualquier otra matanza. El hinduismo protege a las vacas; el bu­ cias internas de un pensamiento encorsetado por la tradición antigua, ya
dismo va más allá, y salva a todos los animales. Si éstos fuesen evaluados que los mitos cambian constantemente. Más aún, ese estilo no da ningu­
por su grado de vulnerabilidad, los insectos estarían a la cabeza. Los mo­ na pista para determinar épocas ni fechas.
vimientos ascéticos orientales, para los que no matar es un punto clave, El estilo literario del Levítico es correlativo, funciona por medio de
harían del respeto por la vida de los insectos su estandarte. «Ustedes tienen analogías. En vez de explicar por qué se ha dado determinada instruc­
prohibido matar vacas. ¡Nosotros tenemos prohibido matar insectos!», ción, o incluso qué significa, añade otra instrucción semejante, y luego
bien podría ser un eslogan efectivo en la competencia por la superioridad otra y otra, produciendo así un efecto intensamente esquemático. Las
espiritual. series de analogías sitúan un caso particular dentro de un contexto con­
El Levítico no prohíbe su matanza, pero sí su ingesta. Los insectos creto. Expanden el significado. A veces las analogías están jerarquizadas,
son los seres vivos más fáciles de matar individualmente, los más provo­ una dentro de otra confirmando conjuntos incluyentes, o a veces se pre­
cadores y los que más probablemente sean eliminados por su capacidad sentan en pares de conjuntos opuestos o contrastantes. Funcionan como
para molestar y su incapacidad para defenderse. Los espías enviados por explicaciones causales. Si se pregunta para qué sirve una regla, la res­
Moisés a explorar la tierra prometida volvieron diciendo que estaba ha­ puesta es que cumple con alguna otra regla. Si se pregunta para qué sir­
bitada por gigantes junto a los cuales ellos no parecían más que salta­ ven ambas, la respuesta es que existe una categoría más amplia de reglas
montes (Nm 13,33). Ser equiparados con insectos debió de haber sem­ en la que éstas están incluidas como subconjuntos o dentro de la cual se
brado el temor en los corazones del pueblo de Israel. las distingue como excepciones. Muchos libros de leyes se desarrollan de
Se supone que el jainismo fue fundado en el siglo VI a. de J.C. Junto esta manera concéntrica y jerárquica. En el Levítico, en general, el es­
con el budismo, afirma tener conexiones con movimientos prevédicos quema de oposiciones e inclusiones constituye toda la explicación que se
más antiguos. Ésta es la religión que exige a sus seguidores que observen nos dará. En vez de argumentación, se nos ofrece analogía.
cuidadosamente por dónde caminan, a barrer el camino frente a ellos y a Suzanne Langer, discípula, amiga y traductora de Cassirer, definió las
examinar el lugar donde van a sentarse para evitar aplastar a un insecto dos clases de pensamiento con los términos «presentativo» y «discursi­
vivo. «Un monje debe permanecer impasible aun si es picado por insec­ vo ».12El «discursivo» responde a nuestra idea de discurso racional, y de­
tos. No debe espantarlos ni alejarlos. No debe matar seres vivos.»27 Des­ sarrolla las proposiciones según la lógica de no contradicción. El discur­
so «presentativo» presenta analogías que son proyecciones abstractas
196
40
extraídas de un contexto y pasadas a otro. Sus primeros ejemplos proce­ pués de inspeccionar sus ropas, un monje jain debe doblarlas y sacar con
den de la pintura. Unos pocos trazos de la pluma o el pincel convierten la mano todos los organismos vivos que en ellas encuentre:
el plano del lienzo o el papel en un espacio en el que se representan ob­ El cuidadoso en su inspección protege a las seis clases de seres vivos, por
jetos. El espacio del cuadro no es el espacio infinito del mundo, ni el es­ ejemplo los cuerpos de la tierra, los cuerpos de agua, los cuerpos de fuego,
pacio limitado de un campo o una casa donde nos podemos desplazar. los cuerpos de viento, plantas y animales.28
Langer lo llamó un «espacio virtual», en el que los objetos se reconocen Si animales rastreros se alimentan de su carne y sangre, no los matará ni
por medio de su mutua relación: «El espacio mismo es una imagen pro­ se rascará la herida; aunque estos animales destrocen su cuerpo, él no se mo­
yectada, y todo lo representado sirve para definirlo y organizado ».13 De verá de su sitio.29
la pintura en el plano pasó a la escultura -un conjunto organizado de re­
laciones volumétricas que producen un volumen virtual-, y a la música, Heródoto menciona a unos hindúes situados muy lejos y al sur de los
cuya organización crea tiempo virtual, y a la arquitectura, que crea un persas, quizá una comunidad religiosa: «Además, hay otros hindúes, y
ámbito virtual. Para todo esto se basó en la obra de los musicólogos ale­ otro estilo de vida. Éstos no matan a ningún ser vivó, ni siembran ni cons­
manes, que consideraron el movimiento humano en el espacio y en el truyen casas, y lo que comen son hierbas».30No hay motivos para supo­
tiempo, particularmente la danza, como el punto de referencia de la ner que los relatos más antiguos de movimientos ascéticos extremos coin­
apreciación artística. En sus orígenes, este enfoque sinestésico deriva de cidiesen con sus orígenes. El ascetismo se remonta tan atrás como las
la escuela pitagórica, que postulaba la existencia de cierta armonía entre mismas religiones. No debemos concluir que la comunidad ascética haya
las matemáticas, los cuerpos celestes, la música y otras artes. aparecido justo el año en que Heródoto dio cuenta de su existencia, o que
Cuando Langer habló de la percepción considerándola no como una fuese la única. Esos movimientos podrían haber sido tan antiguos como
visión pasiva sino como una actividad organizadora, siguiendo a Imma- el mismo Israel. Tampoco podemos presuponer que los compiladores sa­
nuel Kant, pretendía ofrecer una contribución a la filosofía del arte más cerdotales desconociesen las antiguas controversias orientales acerca de la
que al debate occidental sobre dos clases de pensamiento, uno primitivo santidad de la vida animal. Después de todo, hacía milenios que el tráfi­
y otro moderno. De hecho, lo que escribió se debió de recibir como un co marítimo y terrestre era habitual en la región. No estaban recluidos.
ataque contra la corriente evolucionista que prevalecía en ese momento. Habían estado en Egipto, habían estado en Babilonia. Debían de estar
En el arte no hay nada primitivo; no es menos lógico que el razona­ familiarizados con la estima reverencial que los egipcios tenían hacia los
miento discursivo, ya que se trata de la lógica de la analogía, empleada animales, descrita por Heródoto. Debían de saber que los sacerdotes
constantemente en las civilizaciones más evolucionadas. Langer aceptó o egipcios ponían reparos a la matanza de todo animal que no fuese el des­
dio por sentado el modelo evolutivo que, en realidad, ella desarticuló.14 tinado al sacrificio,31 y se habrían cruzado con, o habrían oído hablar, de
En tanto los filósofos supusieron que el discurso analógico era antilógi­ varios grupos religiosos minoritarios. Mientras la fecha de redacción del
co, Suzanne- Langer dio un paso hacia la cancelación de esa crítica. Con­ Levítico siga siendo incierta, no hay argumentos válidos para contradecir
siguió analizar los dos modos diferenciados de pensamiento, demostran­ este argumento. Debían de tener noticias de los preceptos dietéticos de
do que tanto el pensamiento discursivo como el presentativo eran dos Empédocles (490-430) en Sicilia, y de su filosofía de la unidad de todos
formas igualmente legítimas de lógica. Más aún, no favoreció ninguna los seres vivos y de la transmigración de las almas. Empédocles no debió
explicación histórica ni psicológica. Ninguno de ambos modos es más de ser el primero en enseñar que matar animales era una iniquidad. En
primitivo o más evolucionado que el otro, sino que cada uno sirve para Kandahar, en la India, una inscripción registra los preceptos del buen rey
distinto propósito: el primero aísla elementos, deconstruye, en tanto el Asoka, quien decretó que la piedad nos exige abstenernos de la carne de
último proyecta pautas completas. seres vivos. Lo importante es que la inscripción data del siglo III a. de J.C.
¿Deberíamos considerar el Levítico como un ejemplo de razonamien­ y que se encuentra en arameo y griego.32 Alfred Marx interpreta, arries­
to mitopoético?
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gadamente, que el papel central que da el Levítico a las ofrendas de cereal Definitivamente, sí.
es signo de una filosofía vegetariana utópica, una referencia reconciliato­ ¿Está escrito con el estilo del razonamiento lógico-discursivo?
ria con la ofrenda vegetal hecha por Caín en Génesis 4,3, o al menos un Definitivamente, no.
síntoma de las ideologías en pugna que existen dentro del mismo libro.33 ¿Una obra que razona de un modo determinado puede ser leída
Algunas partes del Levítico bien podrían haber sido compuestas como como si hubiera sido escrita de otro modo?
un manifiesto contra las seductoras religiones extranjeras. Debía de exis­ Una vez más, no, o sin duda esa lectura será errónea.
tir cierta rivalidad respecto a los niveles de pureza en un entorno en el que Cuando leemos cualquier parte del Levítico vemos que las reglas cons­
docenas o quizá cientos de sectas trataban de obtener ventaja propo­ truyen analogías verbales: la consagración de un sacerdote tiene una pauta
niendo caminos de renunciación cada vez más austeros. Cada una de las de puntos en común con la consagración del altar. Debemos leer esos pun­
religiones se debe de haber ocupado de mostrarse como la más santa, y tos como proyecciones15 mutuas y aprender de cada una algo más sobre el
rendir respeto por la vida, como el ascetismo, fue y sigue siendo un sig­ significado de la consagración. Esto también es aplicable a las analogías
no básico de espiritualidad. Resulta improbable que Israel se haya man­ empleadas para el ritual de la consagración de un sacerdote (Lv 8,23-4) y
tenido al margen de este caldero de argumentación religiosa y que lo que para el ritual de la purificación de un leproso curado que es devuelto a la
han aprendido sus sabios acerca de Babilonia, Egipto o la India no haya comunidad (Lv 14,14). La unción nos dice algo, ¿pero es algo acerca del
influido en sus textos. significado de la purificación? ¿O sobre el significado de la lepra? ¿O so­
Y aquí los tenemos: representantes de la clase sacerdotal de una reli­ bre el significado del sacerdocio? Sólo el sistema completo de analogías
gión monoteísta comprometida con el sacrificio animal, haciendo decla­ en el que el libro se arraiga nos mostrará cómo debe ser leído. Al desa­
raciones de santidad que debían de sonar más fuerte que las declaraciones creditar las fases evolutivas universales del pensamiento, Langer puede
de las demás religiones que les rodeaban. ¿Qué debían hacer los sacer­ enseñar a los eruditos bíblicos a dejar de buscar en el estilo claves histó­
dotes en ese contexto? ¿Unirse a los extremistas, ir hasta el fondo del ricas sobre el Levítico y el Deuteronomio.
asunto y denunciar la matanza de animales? No, habría sido inimagina­
ble ir contra las antiguas tradiciones de esa manera. ¿Cómo honrarían su
identidad histórica si dejaban de consagrar sus manadas, si dejaban de De lo analógico a lo dialógico
celebrar los actos del monte Sinaí en la parcela doméstica y con el cadá­
ver sacrificial, o si dejaban de usar sangre para ungir a los sacerdotes y La lección no ha sido plenamente aprendida. Aunque ya no se la consi­
para limpiarse de enfermedades y pecados? dera anterior ni primitiva, la analogía sigue siendo conceptualizada como
Cuando las leyes dietéticas del Levítico se reexaminan desde esta inferior y opuesta a la lógica discursiva aristotélica. Si así fuera, las per­
perspectiva, las traducciones mejoradas nos ayudan a darnos cuenta de sonas que suelen emplearla estarían intelectualmente disminuidas. Pero
que el capítulo 11 es mucho más simple de lo que parecía: un panora­ el pensamiento analógico no es una desventaja. Un ejemplo del menos­
ma general de los animales terrestres, clasificados, con excepción de las precio de la analogía: en 1900, en su visión sobre las teorías microcósmi­
manadas y rebaños del pueblo, todos como impuros y prohibidos tan­ cas del mundo, Adolph Meyer las descartó a todas por «carecer de con­
to para su ingesta como para ser ofrecidos en sacrificio... eso es todo. firmación científica y porque su razonamiento depende demasiado de la
Y los animales clasificados como impuros al final no son abominables analogía».16No obstante, Meyer tenía una idea muy limitada de lo «cien­
en absoluto. El Levítico es pensamiento analógico, muy clasificado, in­ tífico».
telectualmente sutil y teológicamente abarcador. El Deuteronomio es La filósofa inglesa Mary Hesse ha señalado que una «analogía» es lo
pensamiento racional, emocional, políticamente complejo y teológica­ mismo que un «modelo», y que los modelos son esenciales para el pen­
mente superficial. Es esencial considerar ambos libros por separado, samiento de matemáticos y científicos.17 Y presentó un contundente ar­
cada uno con su propia carga para entregar, y cada uno a su manera. gumento a su favor, que debería haber sido definitivo, cuando describió
198 42
en qué enorme grado se basa todo el proceso de inferencia científico en La visión que da el Levítico sobre la creación animal cobra sentido
la analogía. Entre otros muchos ejemplos citó el modelo de la bola de bi­ cuando se lee como un sermón de Dios acerca del diagrama del univer­
llar, que desempeñó un papel esencial en el desarrollo de la teoría cinéti­ so. Según esta lectura, la alianza y la fertilidad son dos principios con­
ca de los gases.18 La analogía está afianzada en el pensamiento científico, trastados. La alianza es el paradigma de las leyes del Sinaí y el taber­
y en toda clase de pensamiento en tanto éste se base en la proyección y náculo, rodeado por las normas de pureza que expresan la majestad y la
la ejemplificación.19 La lógica aristotélica puede empezar a funcionar justicia del Señor. Su benevolencia para con las criaturas ingentes forma
cuando las categorías se presentan ya formadas, pero hay un proceso parte de otro asunto, que se refiere al capítulo 1 del Génesis: sus bendi­
preliminar en el que las categorías se construyen y comparan.20 La con­ ciones de abundante fertilidad. Las leyes protectoras que piden a los hu­
fianza en la analogía no es en sí misma la diferencia más notable entre manos que eviten a las criaturas ingentes es una prueba de la compasión
nuestro pensamiento moderno y el pensamiento arcaico o primitivo. Las de Dios. El equilibrio entre los atributos divinos, justicia y misericordia,
verdaderas diferencias estriban en la procedencia de las categorías inicia­ aporta una lectura mucho más inteligible que la idea de que a Dios le ho­
les: en el caso del pensamiento arcaico o primitivo, las categorías iniciales rroriza la impureza. Está más a tono con el estilo del Levítico, y más en
proceden de la experiencia social, y en nuestro caso proceden de un pro­ consonancia con el resto del Pentateuco.
ceso profesional especializado. El pensamiento racional funciona más
poderosamente cuando el pensamiento puede aislarse de la experiencia
social y trabajar dentro de un módulo de creación propia. Depende, en Conclusión
otras palabras, de la institucionalización y profesionalización de muchas
clases diferentes de pensamiento. Este capítulo se cierra en forma de anillo, con una larga disertación que
Hesse nos brinda aún más ayuda para resolver en nuestros problemas nos lleva de regreso al principio, no sólo hasta el principio del capítulo o
con el Levítico insistiendo en que un modelo nunca encaja perfectamen­ el principio del libro, sino más allá del Éxodo, hasta el principio del Gé­
te en todos sus ejemplos. En el campo de la ciencia, un modelo tiene al­ nesis. Comparemos estas dos citas:
gunos aspectos positivos en los que queda muy claro su perfecto ajuste
con la experiencia; también suele tener aspectos negativos que deben ser Hizo Dios las alimañas terrestres según su especie, y las bestias según su
soslayados en la construcción de la teoría, y aspectos neutros en los que especie, y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien
el ajuste con el ejemplo siguiente puede resultar dudoso. La ambigüedad (Gn 1,25).
de esas zonas grises estimula a la mente para buscar nuevas ampliaciones de
la teoría. Según Mary Hesse, el desajuste desempeña un papel esencial Ésta es la ley acerca de los animales, de las aves, de todos los seres vivien­
en la ampliación de la teoría científica.21 Y esto no sólo ocurre en el cam­ tes que se mueven en el agua y de todos los que andan arrastrándose sobre la
po de la ciencia: los modelos de pensamiento cotidiano también tienen tierra; para que hagáis distinción entre lo impuro y lo puro, entre el animal
zonas de desajuste con respecto a sus ejemplos. El hábito aprendido y el que puede comerse y el que no puede comerse (Lv 11,46-47).
respaldo de la comunidad lingüística protegen a la analogía que no enca­
ja muy bien «restringiendo el alcance de la interpretación ».22 El pensa­ Dicho capítulo ha sido estudiado detenidamente a lo largo de dos mile­
miento está arraigado en una comunidad lingüística y si ésta cambia sig­ nios, pero la doble hebra con la que está tejido, tan evidente cuando alguien
nificativamente no será difícil cambiar la interpretación de las analogías, la ha señalado, ha sido soslayada. Asombrosamente, esta pulida pieza de
pasando a primer plano las zonas grises o neutrales que antes eran for­ prosa antigua permanece intacta y nos permite apreciar su paciente argu­
malmente desatendidas. Esto respalda la idea de Hall y Ames, quienes mentación clasificatoria, su elegante giro helicoidal, la justicia de la alian­
afirman que el pensamiento correlativo es flexible. De ello se desprende za equilibrada por la compasión divina y la delicada fusión de ambas en
que la manera de analizar un sistema de pensamiento es relacionarlo con el triunfal retomo del capítulo a su versículo inicial, cual eco del Génesis.
43 199
Notas el mundo que ese pensamiento organiza. Afortunadamente, el estructu-
1. Milgrom, 1992. Milgrom afirma que estos dos conceptos son diferentes en el Le- ralismo, desarrollado primero en el campo de la lingüística, acabaría por
vítico. Como no considera a ese libro como una unidad de composición, puede atribuir demostrar la manera de hacerlo, introduciendo así grandes progresos en
divergencias entre el primer autor, P, y el segundo, H. la teoría de la analogía.
2. Tigay, 1996, p. 139. Antes de que Lévi-Strauss aplicara el análisis estructural al estudio
3. Levine, 1989, p. 65. del mito y el totemismo23 parecía plausible buscar el significado de una
4. Milgrom, 1992. regla -por ejemplo, no comer cerdo o no mezclar leche y sangre- en un
5. En la Mesopotamia el término nig-nig tiene una clara correspondencia con la idea acontecimiento histórico, en cultos foráneos o en algo que pudiera re­
bíblica de impureza en tanto pone límites a la acción humana. Geller, 1990, pp. 109-110. presentar al cerdo, a la mezcla, o a la sangre.24 Después de la década de
6. «Dar a luz criaturas que se mueven», Jastrow, 1950, p. 2,1633.
7. Cohén, P., 1985, p. 91. 1950 esas explicaciones parciales y desglosadas se volvieron inadmisible­
8. Levine, 1989, p. 67. mente anticuadas. El significado de un elemento no siempre tendría que
9. Chouraqui, 1993. buscarse dentro de todo un sistema de significados. El significado de una
10. Sama, 1989, p. 11. cosa ya no debía buscarse en la manera en que representa o copia o se co­
11. Cohén, P., 1985, p. 93. rresponde con otra cosa. Ya no es útil considerar qué simbolizan ele­
12. Snaith, 1967,5, p. 2. mentos individuales como el pan o la sangre. Éste no sólo es un cambio
13. remes (sustantivo), ramas (verbo).
14. Sama, 1989, p. 11. en nuestro método de trabajo, sino un cambio en nuestra comprensión
15. Milgrom, 1991, p. 189. del pensamiento humano.
16. Levine, 1989, p. 12. Lévi-Strauss inauguró este enfoque con un estudio del totemismo.25
17. Verdier, 1987. Como las palabras empleadas para significar «familia», «sacrificio» o
18. Herodoto, 1, p. 59. «religión», que se resisten a la teoría fragmentándose en incontrolables
19. «Está claro que la levadura y la miel no eran inapropiadas para todas las ofrendas, variedades, el totemismo se comprende mejor si no se considera como
sino sólo para las que se quemaban sobre el altar» (Levine, 1989, p. 12).
20. «Sacrificios [...] sal: el propósito de la sal debe haber sido simplemente el de im­ una cosa en sí misma, sino como parte de un proceso, en este caso el pro­
pedir la putrefacción prematura de los alimentos sagrados. Sin embargo, no es improba­ ceso de clasificación de la naturaleza. La definición más breve del tote­
ble que el verdadero propósito, al menos originalmente, haya sido espantar a los demo­ mismo es decir que postula una equivalencia lógica entre una sociedad
nios, según la creencia de que la sal, por ser una sustancia incorruptible, es inmune a las de especies naturales y un mundo de grupos sociales. Cada grupo toté-
influencias corrosivas e imparte su inmunidad a todos lo que la consumen o conservan, mico de humanos está relacionado lógicamente con una especie totémi-
idea muy extendida en el folclore [...]» (Gaster, 1962, p. 157). ca, pero lo importante no es la relación entre ese grupo y esa especie sino
21. Marx, 1994.
22. El Levítico evidentemente prefiere utilizar la forma sheqets a la infinitamente la confrontación general entre la sociedad humana y la naturaleza.
más peyorativa de shiqquts. El sustantivo shiqquts tiene un sentido que lo relaciona cla­ Se trata de una teoría relacional. Cada cosa cobra sentido solamente a
ramente con sustantivos como piggul (Lv 7,18) y gillul (Lv 26,30). Véase Sawyer, 1967, partir de las relaciones que establece dentro de un conjunto de otras co­
p. 42 n. 2. sas. Por ejemplo, más adelante nos ocuparemos del motivo por el cual el
23. Sólo aparece en Ezequiel 8,10 y en Isaías 66,17, ambas veces de forma excepcional. Levítico prohíbe la grasa de sebo. Ello nos llevará a preguntamos cómo
24. Los soldados persas «llevaban en sus cabezas cascos livianos llamados tiaras, en se clasifica la grasa entre otros componentes anatómicos, y sobre qué mo­
sus cuerpos túnicas con mangas de colores variados, con placas de hierro, algo como es­
camas de peces» (Heródoto, 1987, p. 7.61). delo se ha construido el conjunto de elementos que incluye la grasa. Tam­
25. Levine, 1989, p. 68. bién debemos saber si existe otro modelo del que éste derive, y cómo se
26. Milgrom, 1990, p. 92. proyectan los principios de clasificación en los conjuntos elaborados.
27. Jain, 1974, p. 133. El punto de partida de Lévi-Strauss en el totemismo le obligó a estu­
28. IbieL, p. 140. diar las prohibiciones alimenticias, ya que el grupo totémico tiene prohi­
200 bí
bido comer a algún miembro de su especie totémica. Los humanos y la 29. Ibíd., p. 151.
naturaleza están permanentemente enfrentados, pero nunca más intensa­ 30. Heródoto, 1987, p. 3.100.
31. Ibíd., p. 1.140.
mente que con respecto a la división de la carne. El totemismo trascen­ 32. Pouilloux, 1960, p. 165, inscripción 53.
día las especies animales para abarcar las plantas, las estrellas y planetas, 33. Mane, Alfred, Les Offrandes, capítulo V, «Un conflit d’idéologies» (1994),
los colores y, dentro de las especies animales, la anatomía. Lévi-Strauss pp. 134-149.
demostró que no sólo existen relaciones entre las especies animales pen­
sadas como analogía de las relaciones externas entre grupos humanos,
sino también que, por el mismo método, la anatomía animal es pensada
para equipararse con las divisiones internas -la anatomía, si se quiere-
del grupo humano. Consideremos las complicadas prohibiciones ali­
menticias observadas por los bosquimanos de Sudáfrica:
Toda la caza muerta por medio de arco y flecha está prohibida, soxa, has­
ta que el jefe no haya comido un bocado de ella. Esta prohibición no se apli­
ca al hígado, que los cazadores comen inmediatamente, pero que sigue sien­
do soxa para las mujeres en todas las circunstancias. Además de estas reglas
generales, existen soxa permanentes para ciertas categorías funcionales o so­
ciales. Por ejemplo, la esposa del hombre que mató al animal sólo puede co­
mer la capa superficial de carne y grasa de los cuartos traseros, las entrañas y
las pezuñas. Esas partes son las porciones reservadas a mujeres y niños. Los
muchachos adolescentes tienen derecho a la carne de la pared abdominal, los
ríñones, los órganos genitales y las ubres, y la persona que mató al animal
tiene derecho a las costillas y el omóplato de uno de los lados. La parte del
jefe es un grueso filete de cada cuarto delantero y trasero y una chuleta ex­
traía de cada lado.26
El propósito de Lévi-Strauss en esta cita era demostrar que una so­
ciedad no totémica clasificaba el interior de un animal según principios
totémicos. Los orígenes de estos detalles son incidentales respecto de su
propósito. Resulta irrelevante el motivo por el que las mujeres nunca
pueden comer hígado. El origen de la regla puede ser que no se encuen­
tran en el lugar de la matanza, y que en un clima cálido el hígado se des­
compone antes de que la caza sea acarreada hasta el campamento, por lo
cual el hígado quedó señalado como un alimento específicamente mas­
culino. N o importa cómo se inició la clasificación de las partes anatómi­
cas; lo que importa es que esa clasificación proporciona un esquema de
notación27 para el sistema de categorías sociales. Por medio de la actua­
ción, la pauta de ideas se refuerza y cada parte, a pesar de los significados
que pueda haber acumulado, cobra su principal sentido en función de su
45
201
relación con el resto. Es una teoría relacional del significado. Lévi-Strauss
estableció la idea de que cada estilo de pensamiento está implantado en
un estilo de vida.
Una vez instituida, la división cotidiana de la carne de los bosquima-
nos genera otros significados concretos. La clasificación de género que­
da subrayada por la asignación de ciertas carnes a las mujeres y los ni­
ños, independientemente de cuáles sean esas carnes, y una vez que las
pezuñas y las entrañas han sido asignadas a las mujeres, ya no parecen
adecuadas para los hombres. La adjudicación de los genitales a los mu­
chachos adolescentes es una clara referencia a la pubertad. ¿La indivi­
dualización de la esposa del cazador la convierte en la principal invitada
del banquete? ¿O la coloca en el papel de anfitriona de las otras mujeres
y los niños? ¿Cuáles son las ideas sobre el liderazgo implícitas en el cui­
dado de cortar para el jefe una porción de cada uno de los cuatro cuartos
y de cada costado del animal? Tal vez algunas referidas a la justicia y la
imparcialidad, u otras relacionadas con los puntos cardinales, la orienta­
ción en el espacio y los significados asignados a los costados derecho e
izquierdo del cuerpo.
En este punto los modelos científicos de Mary Hesse son transporta­
dos a la conducta cotidiana. Aquí se ejemplifica el pensamiento presen-
tativo de Suzanne Langer. La carcasa del animal es un espacio virtual en
el que se proyectan las distinciones sociales y, más aún, se las valida al ad­
judicar las porciones adecuadas de carne a la gente adecuada. Antes de
que concluyan las explicaciones estructuralistas de la distribución, la
carcasa del animal presenta un microcosmo de todo el universo. La ex­
tensión del totemismo a las particiones del interior del animal postula
una equivalencia lógica proyectada sobre las partes del organismo y las
partes del mundo social. Y eso es exactamente un microcosmo. El pen­
samiento microcósmico emplea analogías como base lógica de un marco
de referencia metafísico general. Por ser un estilo de pensamiento pecu­
liar, es esencialmente otro estilo de pensamiento, ajeno a nosotros. La
idea de proyectar una idea de microcosmo proporciona una perspectiva
más detallada sobre el tema de los estilos de pensamiento.
Al considerar el pensamiento analógico como inherente al esfuerzo
científico, debemos tomar en serio las ideas de Mary Hesse y sacar las
ideas de Suzanne Langer del estudio y llevarlas a la vida cotidiana. Un
elemento de comportamiento ya no podrá interpretarse como si su sig­
nificado estuviera encerrado en sí mismo, y en adelante el lugar donde
46
cabrá buscar los significados del microcosmo será exclusivamente la vida
social. En el campo de la historia de las ideas, la pregunta primordial ha
dejado de ser qué idea apareció primero o después para ser sustituida por
cómo un modo de pensamiento reemplaza a otro. ¿El pensamiento ana­
lógico siempre aparece primero? Como los sistemas analógicos de pen­
samiento están tan bien protegidos por la costumbre, ¿es poco probable
que alguna vez se quiebren? Pero eso no es cierto. ¿Los dos sistemas
pueden entenderse entre sí? ¿Cómo cambian los sistemas de pensamien­ 9
to? Todas estas preguntas fueron importantes para los clásicos griegos. Y
nosotros podemos añadir otra: ¿el Levítico estaba condenado a ser leído
erróneamente por los rabinos que acababan de comentar el Deuterono-
mio? La respuesta es sí. ¿Cómo podemos descartar ese sesgo oscurece-
La expiación de los cuerpos enfermos
dor en nuestra lectura del Levítico?
¿Quién cerró el mar con compuertas
Bases sociales del progreso griego cuando escapaba impetuoso de su seno,
cuando le ponía nubes por mantillas,
Treinta años atrás, Marcel Detienne trató este tema28 cuando comparó nubes tormentosas por pañales,
las dos clases de sociedad griega de la Antigüedad según sus respectivos cuando le marcaba las lindes
estilos de lengua/pensamiento. La primera, a la que denominó de «pensa­ poniendo puertas y cerrojos?
miento mítico» o «lengua mágico-religiosa», y que corresponde a nuestra «¡Llegarás hasta aquí, no más allá -le dije-,
idea de microcosmo, se basaba en la obra de Cassirer. Esta lengua era aquí se estrellará el orgullo de tus olas!»
«eficaz, atemporal e indisociable de la conducta y el sentido simbólicos». (Jb 38,8-11)
Por «eficaz» quería decir que ciertas palabras pronunciadas de cierta ma­
nera por ciertas personas tenían un efecto inapelable e irreversible, como Los primeros capítulos del Levítico introducen un microcosmo en tres
en el caso de los juramentos y las promesas. Esas palabras, salidas de la niveles diferentes, con el tabernáculo y el monte Sinaí transpuestos sobre
boca de emisores inspirados, se arraigaban en una cadena inmemorial de el tronco desmembrado del animal sacrificial. Ya se había establecido el
valores religiosos.29 El otro caso, el de la «lengua del diálogo», era secu­ paralelismo entre el cuerpo del fiel y el altar, por medio de la restricción
lar. Abierta, inquisitiva, complementaria de la acción, situada dentro de compartida del alimento animal y el sacrificio de animales. Ahora se
un contexto temporal, esta lengua era la del grupo de los guerreros. No construirá otro microcosmo del santuario en peligro de ser profanado, a
hace falta añadir que la lengua dialógica señala el principio del modo ra­ partir del cuerpo humano expuesto a la enfermedad.
cional-instrumental y que la mágico-religiosa corresponde al modo mi- £1 capítulo 11 del Levítico se ocupa en profundidad del tema de la
topoético. impureza de las especies animales, e introduce el concepto de la vida bú­
La innovación de la argumentación de Detienne fue prestar atención lleme. Los cuatro capítulos que siguen tratan el tema de la reproducción
al estatus y a las instituciones de los guerreros. Éstos no coincidían con para constituir una clara unidad literaria. El capítulo 12 se ocupa de la
los grupos familiares o territoriales, estaban divididos por grupos etarios impureza de la sangre de una mujer que menstrua o de una parturienta;
y fraternidades, y ligados por relaciones contractuales. Tenían institu­ luego vienen dos capítulos sobre la lepra, 13 y 14, y a continuación el ca-
ciones individuales y distintivas, sus propias iniciaciones, reconocían su
47
203
pítulo 15 se ocupa de los flujos genitales de hombres y mujeres, todos yocación guerrera por la muerte, honraban a sus muertos con juegos fu­
ellos fuentes de impureza. La perorata del capítulo 15,33 cierra al círcu­ nerarios y a la justa distribución del botín. Detienne hace un sutil e in­
lo, ya que concluye refiriéndose nuevamente al principio del capítulo 12 tenso análisis de estas instituciones seculares y de las estructuras dialógi­
sobre la impureza de la menstruación. Con esta lectura, toda la sección cas que fomentaron. Sobre todo, su interés se centra en las asambleas
se desarrolla según un esquema a-b-b-a. deliberantes que demarcaron un campo distintivo, el dominio público
en el que cada uno de los miembros tenía igual derecho a ser escuchado.
a) Reproducción, una mujer, nacimiento de niños de ambos sexos, capí­ Los hoplitas, es decir, los guerreros, tenían su propia comunidad militar
tulo 12. dentro de la cual practicaban la lengua dialógica, en tanto más allá de sus
b) Lepra, diagnóstico, capítulo 13. límites predominaba la lengua mágico-religiosa. Las convenciones do­
b’) Lepra, purificación, capítulo 14. minantes entre los guerreros determinaban una lengua igualitaria y secu­
a’) Reproducción, flujos genitales de adultos de ambos sexos, capítu­ lar. Se retalian para deliberar sobre sus acciones, y la lengua se empleaba
lo 15. para hablar de asuntos de inmediata incumbencia, con frecuencia asun­
Es un error omitir las conexiones entre estos capítulos. El primero y el tos de vida o muerte. Se supone que el desplazamiento hacia la difusión
último, sobre el derramamiento de sangre (cap. 12) y de fluidos sexuales de la lengua dialógica se produjo tras la «reforma hoplita», es decir, la
(cap. 15), se refieren directamente al proceso reproductivo. La compa­ apertura de la clase guerrera a la inclusión de la importante institución de
sión de Dios ha quedado demostrada en el capítulo anterior ( 11 ), donde la ciudad.
se declara «abominable» tener contacto con los cadáveres de las criaturas Detienne continuaba una tradición de clasicistas que habían descrito
vivientes y fértiles del agua y de la tierra. El siguiente conjunto de reglas este desplazamiento del mito a la razón en términos de una seculariza­
vuelve a ocuparse de la impureza, y por lo tanto aquéllas se aplican al ta­ ción del lenguaje. El mundo que antes había sido revelado por medio de
bernáculo. El autor ha vuelto a ocuparse de las tesis del capítulo 11 acer­ los oráculos se revelaría ahora por medio de la argumentación y la per­
ca del peligro de impureza al aproximarse al tabernáculo, peligro que la suasión, y el diálogo sería su instrumento. El proceso que Detienne des­
santidad se encargará de combatir y destruir, o el peligro de que la im­ cribió empieza en Grecia, en el siglo VUI a. de J.C., como una fisura de la
pureza logrará introducirse y contaminar. mentalidad de la ciudad:
En la forma literaria favorita del Levítico, la composición quiásmica, [...] con esta fisura apareció un lenguaje diferente, un marco de referencia di­
el sentido fluctúa en el centro de una serie de versos paralelos. En ambos ferente, una clase de pensamiento diferente, marcado por las divisiones tem­
lados de las secciones dedicadas a la lepra se encuentran versículos de porales (el siglo VIII corresponde a Homero; la mitad del siglo VII al salto
apoyo sobre la reproducción humana que actúan como peldaños o co­ cualitativo representado por la «reforma hoplita»; entre ambos, la primera
lumnas que enmarcan y sostienen. Dentro de la serie dedicada a la per­ ágora circular construida por el fundador de las ciudades de la Magna Gre­
sona leprosa se introducen otros dos objetos afectados: la vestimenta del cia desde alrededor del año 730 a. de J.C. en adelante).
leproso y la casa del leproso. La alternancia configura un esquema a-b-
a-b de la siguiente manera: Por más que resulte excelente haber demostrado que un proceso so­
cial hace posible un proceso mental, es necesario plantear dos objecio­
a) Lepra de una persona, diagnóstico, 13,1-46. nes. Primero, Detienne describe el movimiento como un recorrido des­
b) Lepra de una prenda, diagnóstico, 13,47-59. de el pensamiento mítico hasta «el pensamiento positivo y abstracto».
a’) Lepra de una persona, declarada purificada y expiación, 14,1-32. Sin embargo, es erróneo adjudicar el pensamiento positivo y abstracto
b’) Lepra de una casa, diagnóstico y purificación, expiación, 14,47-53. solamente a uno de los lados de la fisura, ya que ambos usan abstraccio­
nes y ambos son positivos para definir el mundo físico. En segundo lu­
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gar, la idea de secularización es deformante. Ambas clases de pensa­ Dado que el cuerpo, las vestimentas y la casa son el objetivo de un
miento emplean la persuasión y disponen del vocabulario necesario conjunto de reglas cuidadosamente construidas, esto nos sirve de adver­
para argumentar acerca de las intenciones de otras personas. La Histo­ tencia. Esta circunstancia señala el retomo al microcosmo cuerpo/tem-
ria de Heródoto es un buen ejemplo de una literatura orientada a dar plo. La interpretación vuelve también al anterior concepto de «La casa
explicaciones religiosas de los acontecimientos, con gran conciencia psi­ que Jack construyó», el esquema concéntrico en el que una cosa está
cológica de la manera en que los individuos adoptan objetivos concretos dentro de otra y ésta dentro de otra y así sucesivamente. Ni la prenda ni
y emplean el pensamiento para alcanzarlos, con una visión positivista de la casa afectada son aspectos triviales de la serie. El cuerpo, la vestimen­
cómo la conducta de los ríos, las estaciones, el espacio, el tiempo y los ta y la casa reciben el mismo tratamiento diagnóstico y la casa purificada
materiales afecta a los logros humanos. La diferencia radica en otros as­ consigue la misma expiación que el cuerpo. No aparecen en la serie por
pectos, no en la deferencia a la religión ni en el grado de abstracción, sino accidente, y no es posible pasar por alto esos elementos sin perder el sen­
en la clase de verdad que se persigue. £1 sistema de pensamiento analógi­ tido general de todo el pasaje.
co tiene una idea más abarcativa de la verdad: aquello que es verdad lo es Sobre la lepra seguiremos hablando más adelante; pero primero, para
en virtud de su conformidad con el microcosmo del mundo y de la socie­ examinar la estructura básica, nos ocuparemos de la pérdida de fluidos
dad. Para ser convincente, lo que es verdadero debe coincidir con la jus­ genitales, es decir, sangre y semen. Debemos recordar la antítesis, tan
ticia, porque procura combinar microcosmos en una serie en permanen­ importante en el Levítico, que se plantea entre la reproducción natural y
te expansión. El sistema dialógico se aboca a lo más inmediato, en busca la reproducción cultural. Obviamente, la pérdida de esos fluidos es hos­
de una verdad más pragmática; la verdad no se confirma por su corres­ til a la reproducción natural. Una mujer no menstrua cuando está emba­
pondencia con la historia antigua o por las exigencias morales, sino den­ razada, de manera que la sangre menstrual y la hemorragia implican
tro de un estricto encuadre de espacio y tiempo. Las preguntas planteadas ausencia de embarazo. En las estructuras simbólicas, habitualmente la
eluden las complicaciones morales y no inquieren «¿por qué me ocurrió pérdida de sangre femenina se contrapone a los símbolos de fertilidad .1
esto a mí?», sino «¿qué fue realmente lo que ocurrió?» y «¿cómo ocurrió?». De manera similar, en el aspecto masculino la cultura bíblica considera la
En el primer sistema la búsqueda de la verdad está orientada a articular pérdida de semen como algo antitético a la concepción (Gn 38,8-10). En
cadenas remotas de responsabilidad última; en el segundo se centra en el esta sección (Lv 12-15), la pérdida de estos fluidos vitales origina un dis­
acontecimiento inmediato, los factores materiales y la responsabilidad curso sobre la reproducción que se ve interrumpido por la larga sección
más próxima.30 dedicada a la lepra. A primera vista resulta difícil distinguir qué tiene que
Y además es un error seguir pensando que el cambio de lo analógico a ver la lepra con la reproducción, pero, cuando el Levítico encuadra un
lo dialógico implica una línea divisoria temporal. Dos comunidades pue­ caso de impureza dentro del otro, el sistema de ejemplificación extendi­
den coexistir y manifestar muy claramente la diferencia entre el pensa­ da hace que ese sentido sea transparente.
miento analógico y el dialógico. El incipiente evolucionismo de Detienne
ha originado algunos cuestionamientos a su planteamiento. Detienne con­
sidera a Parménides, en el siglo V a. de J.C., como línea divisoria. Antes Pérdida de fluidos vitales
de Parménides, la verdad era prerrogativa de las personas que ocupaban
ciertos cargos de control de la verdad: poetas, augures sagrados y «reyes De las reglas de corrupción de los cadáveres no se desprende que cual­
de justicia» eran automáticamente dueños de la verdad, una verdad reli­ quier contacto con la sangre sea sinónimo de impureza. La ley, solemne,
giosa de profecía o de justicia, respaldada por los oráculos. Después, en dicta que la sangre jamás debe comerse, y que los cuerpos muertos jamás
un determinado momento, un momento diferente en diferentes países, deben tocarse, ya que ambas acciones expresan impureza. Sin embargo,
los filósofos seculares tomaron el poder y alegaron su capacidad de re­ la sangre que fluye de un cuerpo vivo, como en el caso de una nariz san­
velar una verdad no religiosa sino basada en la argumentación y la com­ grante o de una rodilla lastimada, no es impura... siempre que nadie pre­
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tenda comerla y siempre que no exista el contacto con un cuerpo muer­ probación. La fractura temporal es innecesaria y demasiado rígida. Bas­
to. ¿Por qué, entonces, debería ser impura la sangre del parto y la sangre ta perfectamente con la crónica que hace Detienne de la vida social de
menstrual? Evidentemente, aquí entra en acción cierto razonamiento los guerreros, de sus diferencias con respecto a la vida social de otros
analógico y por él sabemos que la explicación del Levítico recurre a la ciudadanos y de la ampliación histórica de sus costumbres que acaba­
cita de modelos y ejemplos. ron por imponerse a la comunidad en general. Los acontecimientos
El autor del Levítico tiene mala fama como formalista, por dedicarse ocurren en la historia pero la teoría es sociológica, no histórica. En el
a la minuciosa observancia del ritual, y también por mostrarse excesiva­ mismo sentido, pero en otro contexto, Hugh Lloyd-Jones ha cuestio­
mente preocupado por el sexo y la enfermedad. En este punto puede se­ nado la brusca ruptura histórica que supuestamente originó a la ciencia
ñalarse que con frecuencia las religiones que ritualizan el sexo con fre­ griega, sugiriendo un cambio mucho más gradual.31 Lloyd-Jones expo­
cuencia suelen estar a favor de él y no en su contra. Suponer que las ne que «las nociones de argumentación y comprobación prevalecieron
numerosas regulaciones sexuales del Levítico manifiestan un rígida acti­ a causa del desarrollo legal y político de las comunidades griegas [...]
tud puritana respecto al sexo sería como presumir que una cultura con cuando la ley y el gobierno se convirtieron cada vez más en tema de de­
numerosas reglas alimenticias condena la buena comida. Sólo cuando se bate abierto y empezaron a depender del consentimiento público, la
reconoce el sexo como poderosa fuerza elemental, al mismo tiempo idea de una sanción personal más elevada de las leyes acabó por derrum­
fuente de deseo, de satisfacción y de peligro, la religión procura apro­ barse».32
piarse de él y limitarlo por medio de reglas. Comparado con otros maes­ Sería muy satisfactorio que este contraste entre el antes y el después
tros religiosos, el autor del Levítico no parece demasiado preocupado ni de una revolución social pudiera proporcionar alguna pauta para hacer
obsesionado por la pureza o el rechazo del sexo. Las prácticas higiénicas, una lectura del Levítico. Detienne ha descrito, en el caso de un ejemplo
la descarga de ñuidos y las impurezas físicas no le interesan en sí mismas. histórico, las condiciones sociales que permiten deshacerse de la supre­
Fiel a la compasiva preocupación de Dios por la fertilidad, su mayor in­ macía de un estilo de pensamiento microcósmico. En la práctica se pro­
terés es la reproducción. El autor ha aplicado un severo criterio de selec­ duce el desplazamiento de un pensamiento de analogías concéntricas a
ción para concentrarse exclusivamente en tres temas: la descarga de san­ otro pensamiento lineal de razonamiento abstracto. La principal condi­
gre femenina, ya sea menstrual o del posparto; la lepra y las descargas ción de este desplazamiento es la libertad de inquirir, de abrir un mundo
genitales masculina y femenina. Éstos son los únicos temas médicos del a la pregunta y a la duda y, por lo tanto, de considerar el enorme valor
libro. asignado a la persuasión. Esta precondición no aparece necesariamente
Algunas religiones legislan las funciones corporales privadas, pero en épocas turbulentas como resultado del derrocamiento de la autoridad
aquello que se considera privado varía según la cultura. Heródoto esta­ establecida, sino que depende de la decisión compartida de vivir como
ba impresionado porque los egipcios del siglo v a. de J.C. defecaban y ciudadanos independientes. Una vez que la nueva clase de pensamiento
orinaban en privado, en sus casas, estableciendo en apariencia un claro pasa a ser una práctica general, todo lo escrito en el anterior lenguaje
contraste con las costumbres de los griegos.2 El Deuteronomio advierte analógico se vuelve opaco. Este hecho puede resultar relevante para eva­
que defecar en el campamento militar en épocas de guerra atenta contra luar cómo ha sido leído el Levítico generalmente. Los especialistas for­
lo sagrado (Dt 23,12-14), y que todos los soldados debían salir del cam­ mados en la tradición deuteronómica seguramente tuvieron dificultades
pamento llevando una estaca (además de su arma) para enterrar sus ex­ para seguir los significados más simples del Levítico, por no hablar de
crementos. Y además el Deuteronomio da una razón para ello: «Porque descifrar sus intrincadas sutilezas.
Yahvé tu Dios recorre el campamento para protegerte y entregar en tu Debemos subrayar una vez más que la descripción de dos clases de
mano a tus enemigos». He aquí otra diferencia entre ambos libros. El pensamiento, analógico y dialógico, ayuda a distinguir el peculiar estilo
Levítico no supone que Dios se irrite ante la vista de la defecación de sus del Levítico, pero que no resulta una ayuda de peso para descifrar el
criaturas. Las ideas de impureza ritual del Levítico no están relaciona­ tema de la cronología. Lamentablemente, eso acaba con cualquier espe­
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ranza de que el estilo pudiera proporcionar alguna solución concluyen- das con los flujos regulares que entran o salen del cuerpo activo y en
te al problema histórico. Las dos clases de pensamiento, de habla y de es­ buen funcionamiento. La idea de que Dios puede ofenderse ante la vista
critura pueden coexistir perfectamente mientras las instituciones socia­ de los excrementos humanos tampoco se relaciona con nada dentro del
les permanezcan suficientemente segregadas. Si algo hizo que el escritor Pentateuco .3 Ésta parecer ser una sorprendente preocupación del autor
sacerdotal viviera en un mundo independiente y cerrado, y el escritor del del Deuteronomio, el teólogo trascendental promotor de la «Teología del
Deuteronomio en un mundo abierto y cuestionado, es posible que fuese Nombre», quien supuestamente debería tener una concepción material de
que ambos tuvieran estilos de pensamiento diferentes en el mismo pe­ la presencia de Dios. Sin embargo, el Deuteronomio no se muestra muy
ríodo temporal. claro totalmente en este punto, porque el tema también aparece, muy ex­
plícito, en la religión de los esenios.4 A. Baumgarten señala el contraste
entre los primitivos recursos sanitarios de los esenios, una zanja en un
La ciencia griega y la ciencia china campo, y los recursos de los que disponían los sacerdotes del templo,
quienes al menos en la época del Mishná contaban con una letrina priva­
El hecho de que el antiguo estudio de Detienne haya sido recientemente da,5 situada en los recintos que rodeaban el templo. Según Josefo, ha­
complementado por la investigación realizada por Geoffrey Lloyd sobre blando de los esenios:
el mismo tema, aunque empleando un encuadre sincrónico, respalda
nuestro anterior argumento. En Adversarles and Authorities, Lloyd [En el Sabbat] ni siquiera defecan. Los otros días cavan una zanja de un
compara la ciencia griega de los siglos rv y V a. de J.C. con la ciencia chi­ pie de profundidad con un azadón -ésa es la naturaleza del hacha que ofre­
na.33 La primera podría ser considerada moderna según los criterios que cen a los neófitos—y, envolviéndose en su manto, para no ofender los ojos de
empleamos, ya que en ella la lengua dialógica busca una verdad indepen­ la deidad, se sientan sobre ella. Luego vuelven a arrojar en la zanja la tierra
diente del contexto y de la religión; y la segunda como arcaica, correlativa, excavada. Para este propósito eligen los sitios más retirados. Y aunque esta
analógica y mitopoética. La comparación es interesante por dos razones: descarga de los excrementos es una función natural, para ellos es una ley la­
primera, por el hecho de que Grecia y China coexistían, y, segunda, por­ varse a continuación, como si estuvieran corruptos.6
que el hecho de que en China existiera un marco de referencia abarcativo
de pensamiento mágico-religioso no impidió que se produjera un gran de­ Las reglas de pureza de los esenios se pudieron derivar de la Biblia,
sarrollo de la ciencia y las matemáticas. La comparación de Lloyd, como pero el estudio del Levítico, del Deuteronomio y de otras fuentes bíbli­
el trabajo de Detienne, también se ocupa de revelar los principios gene­ cas realizado por Sara Japhet revela que existían considerables diferen­
radores tanto de la vida social como de los sistemas de pensamiento. El cias entre ambas prácticas.7
estudio histórico de Detienne comparaba dos períodos de la misma co­ En suma, no hay nada inusualmente trascendental, íntimo o estricto
munidad, y como que el estilo de pensamiento que fue superado era el en las reglas de pureza ritual del Levítico, sino más bien todo lo contra­
mágico-religioso, su ejemplo se adecúa a la secuencia evolutiva tradicio­ rio. Parece que esos temas fueron elegidos y presentados de manera sis­
nal: primero el ejemplo primitivo, luego el moderno. La comparación de temática desde el principio. Pero ése es el estilo de un escritor preocupa­
Lloyd entre Grecia y China no presenta la misma presuposición. La cul­ do por construir el mundo como microcosmo.
tura griega era inquisitiva, siempre dispuesta a reemplazar el sistema de El principio del capítulo 12 enlaza con el final del capítulo 11 y con la
clasificación por otro nuevo, siempre reticente al dominio de un solo es­ idea de la ingente fecundidad por medio de la expresión: «Cuando una
quema, cualquiera que fuese. La cultura china produjo un modelo del uni­ mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días;
verso más abarcativo, coherente y estable que cualquier otro que hubie­ será impura como en el tiempo de sus reglas» (Lv 12,2). El verbo que se
ra existido antes, y una teoría y práctica médicas que aún hoy resultan traduce como «concebir» es el mismo empleado para sembrar y dar a luz
asombrosas. en el Génesis 1,11-12. La traducción francesa de Chouraki, muy apro­
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piadamente, consigue asociar la preñez con la semilla en una sola pala­ En la globalizadora teoría cósmica china, todas las analogías y clasifi­
bra: «Une femme qui est ensemencée».* Una traducción más literal en caciones se adecuaban a una organización jerárquica del universo presi­
castellano sería: «Si una mujer ha sido inseminada y da a luz a un hijo va­ dida por la idea del cuerpo del emperador como modelo de todos los
rón, será impura».9 cuerpos y también de todos los sistemas. El sistema del Sol y los plane­
Como en el caso de la impureza de las carcasas de los animales, la im­ tas, de las estaciones, del frío y el calor, de los colores, de la música, de
pureza de la mujer inseminada es estrictamente ritual, y sólo afecta al los sabores, de las texturas, del diseño arquitectónico de una casa o un
contacto con el tabernáculo. Después del parto es técnicamente impura palacio, de cualquier cosa que ocurriera en cualquier momento y en
durante un período determinado, tras el cual debe hacer expiación, pero cualquier nivel podía clasificarse de la misma manera.34 Este sistema de
aparte de este proceso no hay en su condición nada desfavorable, y tam­ pensamiento notablemente homogéneo plantea un desafío al filósofo de la
poco hay nada vergonzoso o indigno en el requerimiento de expiación. ciencia. Primero, ¿cómo podía conducir a cualquier clase de pensamien­
Como en el caso de los animales impuros, la impureza depende de una to independiente? Y, por lo tanto, ¿cómo logró producir una ciencia? De
definición territorial y se resuelve separando los recintos y objetos sa­ hecho, alentó el desarrollo de las matemáticas. El entusiasmo chino por
grados de toda actividad profana. La separación de la nueva madre no el triunfo de un geómetra remoto se manifiesta en la leyenda que relata
significa que haya algo malo en su pérdida de sangre. £1 libro no da una que cuando Pitágoras estableció el teorema del triángulo rectángulo, los
razón concreta para atribuir a esto un estatus liminal, sino que simple­ chinos celebraron su logro con un sacrificio de cien cabezas de ganado.35
mente dispone que, durante un período determinado después del naci­ Segundo, ¿cómo logró ese sistema resistir los desafíos intelectuales y las
miento de su hijo, la mujer será impura, lo cual significa que no puede presiones normales sin desintegrarse? O, una vez más, ¿cómo resistió los
tocar ningún objeto consagrado ni entrar en el santuario. efectos corrosivos de la lógica lineal, discursiva?
Al fin, la incapacidad ritual no es una penuria: en realidad la mujer Para responder a la primera pregunta debemos liberar nuestra mente
necesita el privilegio del descanso. El hijo debe ser apartado de la madre de las ataduras que nos impone nuestro compromiso con los procesos de
para el rito de la circuncisión a los ocho días del nacimiento, pero el ais­ la ciencia moderna y aceptar, con Mary Hesse, que hemos de dar el debi­
lamiento de la madre debe mantenerse durante cuarenta días. En el caso do crédito al poder de la analogía. Por ejemplo, el pensamiento matemá­
del nacimiento de una hija, el Levítico duplica el período de reclusión, tico chino emplea tradicionalmente la analogía para construir instancias
que de ese modo asciende a ochenta días.10 Gracias a la circuncisión, el paralelas y luego examinarlas sistemáticamente, carácter tras carácter,
hijo varón se convierte en parte del pacto sellado por Abraham, de una para comprobar exactamente dónde se encuentran las correspondencias.
manera que jamás será posible para una niña. Resulta interesante que él En nuestro caso, el campo literario del paralelismo es restringido y vago.
no se contagie de la impureza por contacto cuando se devuelve a su ma­ Los matemáticos chinos lo convierten en un instrumento de investiga­
dre para que ésta lo amamante. Casi con toda seguridad, el rito de la cir­ ción. Una ecuación matemática no se da por sentada como próximo paso
cuncisión ejercía efectos profilácticos tanto sobre la madre como sobre de cualquier cálculo. Cuando se establece un paralelismo entre dos ele­
el niño. Ésa era una de las razones por las que se duplicaba el período de mentos, éstos no tienen todos sus puntos en común, y el paralelismo se ha
impureza de la madre que había dado a luz a una niña. Y no debemos des­ fundado en una abstracción compleja. Al reconocer que la ecuación no
cartar la existencia de poderes protectores atribuibles a ese rito. Antes de está preformulada sino que ha sido construida, el matemático examina
que la medicina moderna lograra que el parto tuviera menos riesgos, la detenidamente la analogía, aprehende sus términos individuales, com­
mujer tenía una probabilidad más alta de no sobrevivir a éste o de perder prueba que cada componente coincida con los componentes correspon­
al niño, y de ese modo seguramente su vida corría peligro cada vez, des­ dientes de la otra mitad de la comparación, desarrolla su análisis, crea
pués de dar a luz. El niño circuncidado y su madre estaban considerados nuevas analogías a partir de la primera y sigue adelante hasta que los prin­
más a salvo después del rito, y se les permitía salir del confinamiento más cipios de la transformación queden firmemente establecidos. Finalmente,
pronto, en tanto la madre de una niña debía permanecer recluida y evi­ los resultados se usan para plantear nuevos problemas.36
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En esta secuencia, el historiador de las matemáticas ha logrado reunir tar cualquier peligro durante un período mucho más prolongado. ¿Más
bajo un mismo rótulo los procesos literarios y los procesos matemáticos. a salvo de qué? ¿De los demonios? No, ya no. La gente aún podía temer
El resultado es la invalidación de las presuposiciones occidentales. N o­ a los demonios, y atribuirles de manera no oficial la responsabilidad de
sotros hemos supuesto que el sistema de pensamiento analógico es un sus infortunios, pero en esta religión no se permite buscar causas y me­
obstáculo para el desarrollo de la ciencia, pero hemos olvidado que la nos aún propiciar la existencia de demonios. Sean cuales fueren los peli­
construcción de analogías es la base del pensamiento matemático y, con­ gros que amenazan a los recién nacidos de sexo masculino, el rito les
tra todas nuestras expectativas, entonces descubrimos que la analogía proporciona alguna clase de protección. £1 Levítico no puede expresar­
puede convertirse en una precisa y poderosa herramienta de investiga­ lo así, directamente, porque se abstiene de entrar en el terreno de la ma­
ción científica. La comparación entre los modos de pensamiento litera­ gia, pero la religión anterior a la que el libro imparte seguramente no
rio y científico sugiere incluso otra idea. El estilo competitivo y acusatorio ahorraba palabras al respecto, y la congregación se supone que estaría
de la cultura dialógica griega seguramente desplazó cualquier clasificación acostumbrada a esperar disfrutar de buena salud como consecuencia de
del mundo arcaica y cósmica; es probable que la cultura mágico-religiosa los rituales. ¿Resulta descabellado suponer que la persona vulnerable
china favoreciese la idea microcósmica porque era conciliatoria, incor­ que es declarada impura está sometida a la misma clase de prohibición que
porativa, adaptable. Y eso forma parte de la idea. Geoffrey Lloyd rela­ protege a los animales impuros de la depredación humana, pero que en
ciona el sistema de pensamiento griego, más dinámico y desordenado, este caso los depredadores que reciben la advertencia son los demonios
con la negativa de los griegos a aceptar un jefe político. En parte atribuye que no pueden mencionarse?
la supervivencia del microcosmo chino a la fuerza política y militar ab­ Cuando concluye el período de impureza, la mujer debe presentar un
soluta del emperador, y en parte al ideal acordado de un emperador sa­ cordero para el holocausto, y un ave como sacrificio por el pecado (Lv 12,8),
bio y benévolo.37 pero en ninguna parte se insinúa que la mujer haya cometido un pecado.
El impulso chino hacia un teoría microcósmica global de la existencia La ley sugiere una glosa diferente para esos sacrificios. Como la circunci­
se originó en una interesante combinación política: en una época de gran sión, probablemente el rito de expiación tiene también un efecto profi­
inseguridad y violencia los hombres instruidos temieron por sus tradi­ láctico, como protección de la madre y del hijo, que son vulnerables, o, en
ciones y profesiones y advirtieron que les convenía conseguir el patroci­ el caso de un leproso, para prevenir la recurrencia de la enfermedad. La
nio cortesano. Su deseo de protección coincidió con el deseo de la corte necesidad de expiación es el punto principal que relaciona la reproduc­
de lograr la legitimación que los hombres instruidos podían conferirle. ción humana con la lepra. El leproso debe hacer un sacrificio de repara­
La subsiguiente coalición de erudición y gobierno estabilizó el sistema ción (Lv 14,18,21) y un sacrificio por el pecado (Lev 14,22, 30-31) como
de ideas. Así, aunque era posible que ese sistema fuera cuestionado e in­ expiación. El discurso sobre la lepra tiene muchos puntos en común con
novado desde dentro, su enorme fortaleza hacía que fuese imposible el discurso acerca de la mujer inseminada. Uno de ellos, en tono menor,
desbancarlo. El resultado fue una cultura insuperablemente rica fundada es la asociación con la fertilidad por medio del nacimiento, la vida bú­
sobre la idea del emperador como microcosmo del universo. lleme, el florecimiento, el crecimiento y la reproducción; otros puntos
Es posible que al hacer hincapié en el control político Lloyd no haya coincidentes son el concepto de impureza y los poderes profilácticos y
dado suficiente crédito a los poderes generativos propios del microcos­ curativos del rito de expiación.
mo. Las personas que concretan el tiempo y espacio se dedican a un tra­
bajo mítico, trazando la historia fundacional sobre una base geográfica y
calendaría, pero esa tarea lleva tiempo. Una población estable puede per­ Lepra
manecer pasiva y permitir que las marcas cognitivas se implanten en su Estos capítulos del Levítico, el 13 y el 14, suelen considerarse como de
espacio compartido, pero una diáspora debe apropiarse más activamente naturaleza médica, algo muy justo, en la medida en que tratan de la en­
del tiempo mítico. Si los miembros de una comunidad cambian de resi­
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fermedad, y que la forma de escritura sigue el modelo de los tratados dencia con intervalos de pocos años, si los inmigrantes son más numero­
diagnósticos de Mesopotamia.11 Son bien conocidos los problemas que sos que la población estable, resulta más difícil mantener un microcosmo
presenta el término hebreo que se traduce como lepra. En las páginas si­ implantado en el espacio. Pero a falta de límites espaciales, las particiones
guientes se conservará el término lepra porque es el que se emplea habi­ temporales también cumplen funciones cognitivas y sociales. Una serie
tualmente en las traducciones, pero debe quedar claro que no se refiere a de aniversarios resalta tina cadena de fechas, la fecha de una paz, de una
las modernas definiciones médicas de la lepra. Tal como se usa aquí, alu­ muerte, de una asunción del mando. Una vez que tiene donde asentarse,
de al grupo de enfermedades (fueran las que fuesen) a las que se refería el un microcosmo refuerza y regenera sus propias energías y dificulta mu­
autor del Levítico. Milgrom y Levine emplean la expresión «enfermedad cho cualquier posibilidad de desalojo o sustitución. Esto podemos adver­
con escamas», en vez de la palabra lepra,12 a la que consideran, y con ra­ tirlo si pensamos cuán difícil es que nuestro propio pensamiento social
zón, un término que podría inducir a error en el campo médico. Una funcione exitosamente más allá de la influencia de nuestro propio micro­
forma de lepra pasa por una fase en la que la piel se seca y se vuelve es­ cosmo de «Hombre Económico»: la gente que vive y piensa dentro de un
camosa, dejando el cuerpo cubierto de escamas blancas. La palabra bí­ microcosmo no es necesariamente consciente de sus restricciones.38 Al
blica traducida como lepra en Reyes y en Números se asocia con una principio parece que la uniformidad del sistema de pensamiento chino se
blancura característica: cuando el criado de Eliseo fue convertido en le­ debía al poder del gobierno para mantener el control, pero debe admitir­
proso, «salió de su presencia con lepra de un blanco de nieve» (2 R 5,27); se que el éxito del microcosmo también contribuye a generar el poder de
cuando María fue castigada con la lepra, «María advirtió que estaba le­ mantener el control. El microcosmo sobrevivirá siempre que se use de
prosa, blanca como la nieve» (traducción de JPT [Nm 12 , 10]). Estos dos forma global. Lo único que puede destruirlo es la desintegración de la co­
casos parecen afirmar que el blanco es un síntoma temprano de la lepra. munidad en la que era utilizado.
Pero eso no se corresponde con la sintomatología descrita en el Levítico 13, Finalmente, en lo que se refiere a la comparación entre el Levítico y
donde la piel blanca se identifica con el final de la infección, como un sig­ el Deuteronomio no se puede inferir que el Levítico fuese anterior al
no de curación que se opone a la piel roja y en carne viva, que es el signo Deuteronomio por ser de pensamiento microcósmico y más mitopoéti-
que delata el principio de la enfermedad: co, ni tampoco que naciese más tarde que el Deuteronomio por ser tan
burocrático e impersonal. La relación entre ambos no es secuencial.
Pero si la lepra se ha extendido por la piel hasta cubrir toda la piel del en­
fermo, de la cabeza hasta los pies, en cuanto alcanza a verlo el sacerdote, éste
lo examinará, y si la lepra ha cubierto todo su cuerpo, declarará puro al afec­ Los imperativos en el Levítico
tado por la llaga: como se ha vuelto todo blanco, es puro (Lv 13,12- 13; y tam­
bién 13,16 y 17, y 13,38-39). Una tendencia negativa invade la crítica originaria: se trata de un prejuicio
contra los compiladores sacerdotales. El estilo abiertamente sacerdotal de
De acuerdo con el Levítico, la blancura indica remisión, las erupcio­ los capítulos 1-16 se considera poco atractivo, soberbiamente abstracto,
nes se han interrumpido y la piel es blanca.13 impersonal, seco. El Dios del escritor sacerdotal es distante. No obstan­
La descripción de los síntomas que consigna el Levítico no sugiere te, ha surgido una nueva postura crítica que distingue a dos escritores
una sino varias enfermedades de la piel agrupadas, y en diversas etapas dentro del libro del Levítico. Se alega que los capítulos 1-16 (es decir, la
de evolución. Junto con la afección que la medicina moderna llama lepra, primera mitad del Levítico) fueron escritos con un estilo muy distintivo,
el diagnóstico parece apuntar también a otras afecciones, tal vez el cán­ y que a partir del capítulo 16 aparece otro escritor, con otro estilo. El pri­
cer de piel, que se manifiesta por medio de grandes diviesos rojos, pro­ mer escritor del Levítico, conocido en el ámbito de la crítica de las fuen­
duce costra y luego se seca; tal vez también la psoriasis, probablemente tes como P (por priestly, sacerdotal), presenta las características menos
úlceras tropicales y frambesia, y las grandes enfermedades infecciosas: atractivas: hace hablar a Dios en tercera persona, su Dios es más remoto,
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no se dirige directamente a las personas, diciéndoles «tú», sino indirec­ peste bubónica, viruela, sarampión, varicela y paperas. Aquí están pre­
tamente: «Si un hombre fuese a...», «Si alguien desea...». No profiere sentes algunos síntomas de la enfermedad de Hansen, que el autor del
amenazas. Se supone que esos rasgos estilísticos están invertidos en la se­ Levítico no subraya, tales como hinchazón de los miembros, insensibili­
gunda parte, donde el nuevo escritor (conocido como H, por hoHness, dad local, eventual pérdida de dedos de los pies y de las manos y defor­
santidad) permite que Dios hable en primera persona, lo que le hace más midad facial, así como otros síntomas de las enfermedades infecciosas,
personal, 7 que amenace con violentas represalias, lo cual le hace más apa­ tales como la alta temperatura habitual en la escarlatina y el sarampión.
sionado. La distinción entre los dos presuntos escritores suena sospecho­ El autor del Levítico está particularmente interesado por los vaivenes de
samente a preferencia confesional, a interpretación literaria impulsada la enfermedad. Alguien puede ser declarado curado y recaer, el paciente
por la teología. El «escritor de santidad» es como un baptista moderno puede pasar del estado de pureza al de impureza, y viceversa una vez
7 , como buen liberal, insiste en la igualdad de ciudadanos 7 extranjeros.
más, y cada vez necesita el dictamen del sacerdote para reintegrarse a la
Y, algo que puede provocar el entusiasmo de los que buscan indicios comunidad. Esto es lo que ocurre en el lento desarrollo de ciertas formas
para establecer las fechas, se cree que P es anterior a H. Esta argumenta­ de la lepra tal como entendemos hoy esa enfermedad; hay fases activas
ción histórica, realizada a partir de las evidencias estilísticas internas, in­ en las que el paciente padece un dolor agudo, la carne se hincha y apare­
vierte audazmente la idea de Wellhausen, quien afirma que el poco atrac­ cen erupciones en la piel; en la etapa pasiva el dolor cede, la hinchazón
tivo P era una fuente exílica o postexüica. Sin embargo, según el análisis entra en remisión, la piel cicatriza con manchas y el paciente recobra sus
antropológico, las diferencias entre las dos mitades del Levítico no si­ fuerzas, al menos temporalmente. En el Levítico, el leproso declarado es
guen esas pautas. Ambas mitades del libro emplean analogías de la mis­ impuro. Debe vivir fuera del campamento, usar una vestimenta distinti­
ma manera, 7 ninguna de ellas utiliza el razonamiento «causal», «lógi­ va y advertir a los demás que corren riesgo de contagiarse gritando «¡Im­
co», «discursivo» o «dialógico». puro!» (Lv 13,45- 46). Aun en ese caso puede albergar la esperanza de
El tema resulta demasiado técnico en el terreno filológico como para curación; dispone de la posibilidad de una purificación ritual y de expia­
que este ensa70 pueda favorecer alguna de las posturas, pero ha7 mu­ ción cuando está curado y en condiciones de regresar al campamento. Si
cho que decir a favor de la posibilidad de que existiese un único autor, pensamos exclusivamente en nuestra experiencia sobre la lepra tal como
experto en el estilo mitopoético. Sin duda, ese autor habría empleado la identifica la medicina, tendemos a suponer que aquella era una dolen­
una variedad de fuentes de diferentes épocas, desarrollando una estruc­ cia incurable y fatal. Sin embargo, ése no era el enfoque del Levítico. En
tura compositiva general con variaciones de estilo entre el principio 7 el el libro se da por hecho que el leproso se aísla de la comunidad y que re­
final. A medida que avanza, el Levítico se acerca más a asuntos profun­ gresa a ella cuando las llagas se secan; su regreso es temporal si se trata de
dos, divinos, por lo cual cabe esperar que la ab7 ección de las malas un caso en remisión de psoriasis o frambesia, permanente si se trata de va­
obras se acumule en la última parte, provocando la ira de Dios en la se­ ricela e inexistente en caso de que el paciente muera.
gunda. A medida que el libro se aproxima al trono de la pavorosa ma­ El texto del capítulo 13 emplea los términos hinchazón, extensión y
jestad de Dios, la idea de lo sagrado se hace más prominente. Pero no se erupción para diagnosticar la enfermedad en cuestión. La versión están­
trata de la idea de lo sagrado mutilada bajo la forma de bondad hacia los dar revisada de la Biblia inglesa emplea el término «erupción», que se
sufrientes, sino más bien algo semejante al aterrador concepto de inso­ adecúa perfectamente a la descripción de la mayoría de esos síntomas se­
portable belleza 7 poder del Éxodo, el Dios que se da a conocer en la gún el texto del Levítico. La misma palabra significa también «flore­
tormenta atronadora del monte Sinaí, el Dios que advierte a Aarón de cer».1'*El libro describe una erupción, concentrándose en la erupción ac­
que no entre al sanctasanctórum impropiamente vestido, pues morirá. tiva de carbuncos y forúnculos:15
En ambas mitades las órdenes directas son relativamente escasas. Esto Cuando uno tenga en la piel de su carne tumor, erupción o mancha blan­
tal vez resulte sorprendente, 7 a que el libro se describe a sí mismo como cuzca [...] si ve que la llaga ha perdido su color y no se ha extendido por la piel,
una recopilación de mandamientos o le7 es. Sin embargo, la ma7 oría de
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el sacerdote lo declarará puro; no se trata más que de una erupción. Lavará los libros de leyes se basan en casos históricos que establecen preceden­
sus vestidos y quedará puro. Pero si, después de que el sacerdote lo ha exa­ tes, y las explicaciones discursivas son raras. John Sawyer plantea al res­
minado y declarado puro, sigue la erupción extendiéndose por la piel, se pre­
sentará de nuevo al sacerdote. El sacerdote lo examinará y, si la erupción se ha pecto un enigmático análisis lingüístico: «El Levítico se caracteriza por
extendido por la piel, lo declarará impuro: es un caso de lepra (Lv 13,2,6- 8). la extremada infrecuencia de imperativos (42/35: es decir, un total de 45
casos, que corresponden a 35 palabras cada diez mil [...] Casi todos los
El hincapié en las dolencias eruptivas como diagnóstico de la lepra libros de la Biblia contienen tres o cuatro veces más imperativos cada
reintroduce la idea de bullente fecundidad, pero en este capítulo el flore­ diez mil palabras que el Levítico».3’ En vez de imperativos directos lee­
cimiento y la erupción son malsanos. mos expresiones que pueden traducirse como «Él traerá su ofrenda» o
Cuando el capítulo 13 ha terminado de describir el proceso diagnós­ «Que él traiga su ofrenda». John Sawyer prosigue refiriéndose a una co­
tico, el capítulo 14 se ocupa de la purificación de la persona: se requiere munidad imaginaria en el momento de recibir esta información indirec­
una ofrenda por el pecado y una ofrenda de reparación. Una vez más la ta acerca de sus obligaciones:
idea del carácter profiláctico de las ofrendas parece razonable. No hay [...] el lenguaje con el que Dios se dirige al pueblo y a los sacerdotes, a
en ninguna parte un intento de identificar el pecado que originó la en­ través de su profético portavoz Moisés, casi parece evitar cualquier recurso
fermedad. Esto resulta muy notable. El Levítico no dice en ningún mo­ directo de expresión de obligación. En cambio, el autor parece querer que
mento que la enfermedad pueda atribuirse a un pecado cometido por la imaginemos un Estado o una sociedad en la que deben llevarse a cabo algu­
víctima. En una comparación amplia con otras religiones, este hecho es nos procedimientos elaborados, en la que hay que hacer algunas cosas y no
revelador. En África la lepra se asocia generalmente con el incesto. El hay que hacer otras. Existen las sanciones, incluso la pena de muerte [...]
Deuteronomio emplea la idea de que enfermedades como las «pústulas
de Egipto» están originadas por el pecado. De manera habitual en él, el Sawyer concluye que esta distribución de los imperativos se mantie­
Levítico evita toda inculpación o acusación. Dice que si el sacerdote ha ne en las dos mitades del Levítico (hecho que desmiente la hipótesis de
declarado impuro a un hombre, «tiene lepra en la cabeza» (Lv 14,31), lo los dos autores). La pena de muerte está presente en las dos mitades, a
que significa que es responsable de cumplir con las reglas de aislamien­ menos que no se cuente como tal la ejecución de los hijos de Aarón en el
to que se le han impuesto. En realidad el Señor dice que Él mismo pue­ capítulo 10.
de poner la enfermedad de la lepra dentro de una casa (Lv 14,34). El Le­ Las órdenes directas no son necesarias cuando la autoridad es clara y
vítico no tiende en absoluto a buscar las causas de los desastres ni a todo el mundo sabe lo que hay que hacer. Ni siquiera las notas enviadas
atribuir las culpas. Estos capítulos se proponen otros objetivos diferen­ en el fragor de la batalla están expresadas necesariamente como impera­
tes. tivos. En el ejército británico del siglo XIX, el comandante en jefe podía
«instruir» que se hiciera tal o cual cosa, o «pedir e instruir»; en la mari­
na, donde los oficiales se conocían entre sí desde hacía tiempo y en tér­
Enfermedades reproductivas minos más íntimos, era más probable «pedir»’ 0 o «esperar», como se ve
en el siguiente memorándum militan
La breve serie de capítulos sobre las alteraciones de los límites corpora­
les concluye con un retomo al principio, ya que la serie se inicia con la A LOS RESPECTIVOS CAPITANES
pérdida de sangre normal en el parto, pasa por una extensa disquisición Victory, costa de Cádiz, 10 de octubre de 1805.
sobre la lepra, y termina con la descarga de los fluidos vaginales. Deten­ Mem.
gámonos un momento para apreciar cuándo se produce un equilibrio Se espera, con buen clima, que los barcos en orden de navegación lo ha­
gan manteniendo una distancia de dos cables entre sí.
más amplio: el capítulo 11 se refería a los animales, el capítulo 12 trataba N elson y B ronte 41
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el tema de una mujer con hemorragia vaginal, los capítulos 13 y 14 se
Cuando estaba enojado, el duque de Wellington usaba el subjuntivo: ocupaban de un leproso (varón), y ahora el capítulo 15 se ocupa en pri­
«¡Que se obedezca mi orden !».42Algunos aceptaron este estilo como ex­ mer lugar de la descarga genital del hombre y luego de la descarga de la
presión de una sociedad muy formal, aristocrática y cerrada y que, según mujer. La ley es la misma para hombres y mujeres, y al concluir el tér­
Wellhausen, era la clase de compañía que hubiera preferido el autor sa­ mino de siete días, ambos pueden lograr la expiación con las condiciones
cerdotal. Pero sería un error identificar siempre la formalidad de estilo usuales. Es normal en el autor sacerdotal preocuparse por el equilibrio
con un signo de pertenencia a una clase social superior. cuidadoso tanto del género como de los temas. La impureza de las des­
Comparemos ese estilo con otro contemporáneo que es autoritario, cargas genitales es muy contagiosa, empezando por el hombre:
no enuncia órdenes directas, no incluye emociones, elude la lengua dis­
cursiva y emplea vividas analogías. En ese caso las características del es­ Todo lecho en que se acueste el que padece flujo será impuro, y todo
tilo analógico pertenecen a la lengua de la clase baja, no de la alta. Dice el asiento en que se siente será impuro. Quien toque su lecho lavará sus vesti­
sociólogo educativo Basil Bernstein que los estilos de lengua varían se­ dos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. Quien se siente sobre un
gún las modalidades de control. Esa teoría fue desarrollada en el terreno mueble donde se haya sentado cualquiera que padece flujo lavará sus vesti­
de la investigación sociolingüística realizada en la clase trabajadora y en dos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. Quien toque el cuerpo
familias de clase media de Londres, durante las décadas de 1960 y 1970. del que padece flujo lavará sus vestidos, se bañará y será impuro hasta la tar­
Se distinguieron dos clases de familia según la modalidad de control pre­ de. [...] Toda montura sobre la que se haya montado el que padece flujo será
inmunda [...] (Lv 15,4-9).
ferida, personal o posicional. Los niños de la segunda clase, la de las fa­
milias de clase trabajadora «posicionales», eran criados dentro de una es­ La segunda ley establece que cuando una pareja tiene relaciones se­
tructura lógica basada en la analogía. En el caso de esos niños no existían xuales en las que existe emisión de semen, ambos deben bañarse y son im­
incentivos para cuestionar las reglas aplicadas, porque nadie establecía puros hasta la tarde (Lv 15,18). La tercera impone las mismas reglas para
un diálogo con ellos. Si preguntaban «¿Por qué», se les daba una razón una mujer que tiene flujo de sangre (Lv 15,19- 30). Los flujos de sangre de
referida a la posición que ocupaban: «Porque eres el mayor...» o «Por­ las mujeres y los flujos masculinos dé semen se equiparan meticulosa­
que eres el menor». O si no, eran testigos de un despliegue de autoridad: mente. En ambos casos, tanto en los hombres como en las mujeres, el
«¡Porque yo lo digo!» o «¡Porque si no lo haces, ya verás!». Las explica­ rito de expiación debe seguir tras la finalización del flujo (Lv 15,14-15,
ciones no trascendían de una pauta de posiciones, género, edad, genera­ 29-30).
ción y así sucesivamente. Éste es el «código restringido» que se asemeja La ley de los flujos corporales del Levítico es, en ciertos aspectos, me­
estrechamente al estilo de pensamiento analógico: nos rígida que en el Deuteronomio o en la Comunidad de la Alianza Re­
La condición más genera! para la aparición de este código es una relación novada de Qumrán del siglo n a. de J.C. Japhet demuestra cuál es el enfo­
social basada en un amplio conjunto común de identificaciones y de expec­ que diferente del Deuteronomio,16 que requiere que el hombre que ha
tativas conscientemente compartidas por todos los miembros. De ahí se in­ experimentado una polución nocturna sea expulsado del campamento: «Si
fiere que la relación social será de clase inclusiva. La lengua se refracta a tra­ hay entre los tuyos un hombre que no esté puro, por causa de una polución
vés de una identidad cultural común que reduce la necesidad de verbalizar la nocturna, saldrá del campamento y no volverá a entrar» (Dt 23,11). Japhet
intención y hacerla explícita, con la consecuencia de que la estructura de la len­ explica que el autor del Levítico no expulsa del campamento al impuro
gua se simplifica y el léxico ocupa un espectro reducido [...] El lenguaje tien­ porque no está hablando del campamento, sino de la vida normal de la
de a ser impersonal [...] se tiende a dar por sentada la intención del oyente. congregación. La ley del Deuteronomio sólo se refiere al campamento
Los significados tienden a ser concretos, descriptivos o narrativos más que militar en caso de guerra, y además sólo a un aspecto de la ley: las polu­
analíticos o abstractos.43 ciones nocturnas de los hombres. De manera muy realista, Japhet sugie­
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re que la aplicación de la ley solamente en el campamento se basa en el
hecho de que no era muy probable que allí hubiera mujeres. En cuanto a La relativa ausencia de órdenes directas en el Levítico puede atribuir­
la duración de la impureza y los requerimientos destinados para elimi­ se a una sociedad de esta clase. En cuanto a la relativa ausencia de expli­
narla, el Deuteronomio dice simplemente: «Pero al llegar la tarde se la­ caciones, algunas leyes son demasiado obvias y no requieren explica­
vará, y a la puesta del sol podrá volver al campamento» (Dt 23,12). ción; por ejemplo, sobre las razones por las que el pueblo de Israel no
La misma ley que impone a un hombre lavarse después de una polu­ debía recurrir a médiums o adorar a Mólec, la única explicación que re­
ción nocturna aparece en el Levítico 15,16-17. Pero cuando un hombre ciben es la dura advertencia (Lv 18,31; 20,3,4) de que Dios se irritará con
que padece flujo genital se purifica (Lv 15,14), debe pasar por los mismos el pecador («Porque yo lo digo») o que «Ese hombre será dejado de
ritos de purificación que la mujer después del parto (Lv 12,6-8) y que el lado» («Porque si no lo haces, ya verás»). Cuando Dios dice que nunca
leproso purificado (Lv 14,30). Espera ocho días tras el lavado, y luego más podrán comer grasa (Lv 3,17), la explicación es: «Toda la grasa per­
debe llevar dos aves al sacerdote como ofrendas para su expiación. Por tenece a Yahvé» (3,16), una declaración de propiedad por posición.
medio de estos ritos el Levítico ofrece una coherente exposición del sig­ Las relaciones causales están ausentes en el Levítico, a menos que
nificado de la impureza corporal. Es evidente que la enseñanza implica el contemos como relación causal que una tierra profanada expulsa a sus
paralelismo entre impuro y sagrado tanto para el cuerpo de la persona habitantes (Lv 18, 24, 30). Las leyes contra el incesto, en el Levítico 18,
como para el cuerpo del tabernáculo. Como las leyes sobre la lepra, las están respaldadas por declaraciones que resaltan la posición. Empiezan
leyes sobre los flujos corporales dependen de la doctrina del contagio sa­ con el principio general: «Ninguno de vosotros se acerque a una con­
grado, según la cual cualquier contacto con la cosa contaminada puede sanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo, Yahvé» (Lv 18,6). Lue­
transmitir la contaminación con igual virulencia, una y otra vez, indefi­ go continúa sin pausa una extendida Esta de todas las relaciones que se
nidamente, de un contacto a otro. La cadena de contactos peligrosos aca­ clasifican como «consanguíneas» (Lv 18,7-18). La clasificación constitu­
bará por afectar finalmente a los alimentos o los lugares sagrados.17 ye la explicación, salvo la ley que prohíbe a una mujer tomar como rival
El capítulo siguiente se refiere a la ley que establece la purificación del a su hermana, donde el motivo parecen ser los celos (Lv 18,18).
santuario. El paralelismo existente entre el rito de Yom Kippur y los ri­ Pero en vano buscamos la explicación de qué es lo que hay en las pe­
tos para la madre purificada, el leproso y la purificación tras padecer flu­ zuñas de camellos y cerdos que los relega a la clase de los animales prohi­
jos o descargas genitales resulta notable. Esta vez es Aarón quien debe bidos, o qué ocurre con los animales de agua sin aletas y escamas, o qué
llevar dos animales, uno para una ofrenda de reparación y otro para una hay en los animales que reptan en el agua o en la tierra para que no po­
ofrenda por el pecado, y dos machos cabríos; y después de la inmolación damos comerlos, o por qué no se debe quemar miel en los sacrificios, o
debe rociar el santuario con sangre siete veces en el lado este y en el fren­ por qué la grasa sólida de los animales de rebaño debe ser quemada en el
te (Lv 16,14,19), y al propio Aarón se le ordena permanecer aislado du­ altar y no puede comerse. Se supone que el lector comparte una identi­
rante siete días (Lv 8,35). dad cultural común que hace innecesaria la verbalización explícita.
En el Deuteronomio, el peligro afecta a todo el campamento, donde Bernstein denominó a esos dos tipos de familias «posicional» y «per­
Dios camina con su pueblo, pero aunque el libro en cuestión sugiere que sonal». En esta última, la modalidad de control se basa en la apelación a
sería impropio que Dios viera a los humanos evacuando sus excremen­ las relaciones y a los sentimientos personales; como todo debe ser ver-
tos o reunirse con ellos cuando han tenido poluciones nocturnas, su úni­ balizado, el lenguaje es «elaborado». Puede ser una familia con capaci­
ca justificación es el supuesto tácito de que esas circunstancias resulta­ dad de movilidad ascendente, o una familia de expatriados o exiliados
rían ofensivas para cualquier persona refinada y sensible. El Levítico cuyos miembros deben relacionarse con personas que antes nunca han
emplea las reglas para desarrollar el paralelismo entre el cuerpo y el ta­ visto, con las que no comparten una interpretación común del espacio, el
bernáculo. Todo este énfasis depositado sobre la contaminación y la im­ tiempo o los objetos. Deben enseñar a sus hijos a buscar palabras para
pureza significa que el cuerpo y el tabernáculo son análogos entre sí. El todo, y especialmente para los sentimientos, ya que las palabras y los
sentimientos son los denominadores comunes para comunicarse con el
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resto del mundo. También deben enseñarles a preguntar 7 a pedir infor­ lavado del cuerpo es una ley que funciona como réplica de la expiación
mación, con objeto de prepararlos para un mundo adulto en el que las requerida para restaurar la santidad del tabernáculo. Esta réplica justifi­
clasificaciones establecidas están sujetas a cuestionamiento, en un mun­ ca el vocabulario de lavado y suciedad en el caso del culto, porque sirve
do cambiante construido por medio del diálogo. para los dos contextos. Como el sacrificio, el lavado es una forma de
El incentivo a obedecer que tiene como base la gratitud cuenta como aprender y de saber por medio de un acto.
una apelación a la emoción y al mismo tiempo como una clase de expli­ Clasificar la lepra como enfermedad reproductiva requeriría, sin duda,
cación, la razón por la que algo debe hacerse. Cuando el Levítico dice: un exceso de imaginación con escaso fundamento. Es verdad que las pa­
«Soy Yahvé, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto», se trata de la pe­ labras empleadas para los síntomas de la enfermedad son las mismas que
rentoria afirmación de una relación, de una obligación pactada, de una utiliza el Génesis para dar a los seres ingentes la orden de aparecer, re­
deuda en la que se ha incurrido. Cuando el Deuteronomio se refiere a esa producirse, extenderse y ser prolíficos sobre la tierra. Las morbosas pús­
misma relación apela a las emociones de asombro, pavor reverente y gra­ tulas de la lepra son descritas en iguales términos: aparecen, se extienden
titud: «Él será objeto de tu alabanza y es tu Dios, que ha hecho por ti y florecen. Pero este hecho no explica de manera convincente por qué la
esas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto» (Dt 10,21). lepra se sitúa allí, en medio de dos afecciones reproductivas, aunque se
En la medida en que la escritura sacerdotal es claramente esquemáti­ pueden tener en cuenta consideraciones más reveladoras. Una de ellas es
ca y poco dada a explicar o a emitir órdenes, resulta tentador suponer la amplitud de la patología: al reunir las dolencias más graves, internas y
que su estilo analógico es un ejemplo antiguo de un código lingüístico externas del cuerpo humano en una sola serie, la tipificación de las en­
restringido. Pero sería erróneo concluir que esa comunidad era necesa­ fermedades está completa. El cuidado y el control de Dios todo lo abar­
riamente una elite o una clase aristocrática. En la investigación sociolin- can. Los ritos de expiación son implícitamente eficaces para el espectro
güística a la que ya nos hemos referido, el código restringido impersonal global del bienestar. Las personas que están impuras no deben andar por
era característico de la clase trabajadora inglesa, y el elaborado código ahí en contacto con todo el mundo, infectando a los demás, y sería de­
emocional de tendencia ética caracterizaba a la clase media. La teoría es sastroso si se descuidara la purificación. La unidad de la serie se confir­
que el primer código estaría presente siempre que las condiciones socia­ ma por medio de la repetición verbal del lenguaje de la pureza en un caso
les fueran estables: sería una respuesta a límites fijos de esfuerzo, o a una tras otro. Como en el caso de los animales, y en el del tabernáculo, nin­
situación social cerrada. La gente que lo emplea espera quedarse donde gún pecado ha causado la impureza; la lepra no es un castigo, del mismo
está, y hablar, comer, beber y casarse con gente que comparte el mismo modo que la polución nocturna no es un pecado.
entorno. Precisamente de esa manera han construido su acervo de pre­ Para entenderlo desde otro punto de vista, recuérdese que el proyecto
supuestos compartidos. A veces el silencio es más poderoso que el len­ del Levítico es establecer una nueva religión, despojada de reyes y espíri­
guaje. En una de las campañas de Wellington, dos oficiales desobede­ tus ancestrales, y liberada del control de los demonios, sin reconocer si­
cieron las órdenes, tomaron una ruta que resultó estar bloqueada y se quiera a los espíritus malignos, a diferencia de cualquier otro culto ex­
quedaron allí varados durante dos horas hasta que el mismo Wellington tranjero conocido. Los capítulos 12-15 describen tres situaciones de gran
los encontró. Cuando más tarde le preguntaron qué les había dicho, res­ vulnerabilidad y proclives al riesgo: la de la madre que acaba de parir, la
pondió: «¡Por Dios, era demasiado grave como para decirles algo !».44 de cualquier persona que padece afecciones leprosas y la de cualquier otra
Situar el estilo de escritura del Levítico y el moderno código restrin­ que haya tenido un flujo genital, sea cual sea su naturaleza. Estas tres mis­
gido de lengua bajo el titular del pensamiento analógico no es un gesto mas condiciones eran atribuidas en Mesopotamia a los demonios más
exagerado. Las acciones que describe el Levítico con respecto al sacrifi­ peligrosos... aunque no está claro si ese hecho puede ser útil como evi­
cio se despliegan en secuencias espaciales y temporales: se imparten en­ dencia en cuanto a la atribución causal que se les otorgaba en la región de
señanzas por medio de analogías entre un objeto físico y otro. En ese Palestina antes de la reforma de la religión. Pero al menos resulta intere­
universo nada puede justificarse si no es en términos de una posición co­ sante saber que, según las creencias de Babilonia, había una diosa muy
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temida que sistemáticamente acechaba a las mujeres embarazadas y a los
bebés, un dios de la epilepsia que también era el dios de la lepra, y exis­ rrecta dentro del orden espacio/temporal cuya perfección es la única jus­
tía la creencia de que se podían fabricar demonios a partir de las polu­ tificación posible de cualquier cosa. Por eso será necesario adentrarse
ciones nocturnas recogidas en un cubo .18El conocimiento médico de los cuanto más mejor en el mundo de la lógica concreta construido por el
sabios mesopotámicos se centraba en encantos y hechizos y en la prepa­ Levítico. Ese mundo estaba enmarcado a partir de una estructura de cla­
ración de pócimas destinadas a curar a las víctimas de los ataques proce­ sificaciones, con frecuencia superpuestas y coincidentes, casi siempre
dentes de esas fuentes. congruentes y algunas veces independientes entre sí. Las identidades que
Lamatshu era la hija de Anu, una diosa depravada que atacaba a las se aprenden haciendo lo que se espera a cada hora del día, de la semana y
mujeres jóvenes y a los bebés: «A ella se le atribuían tanto los abortos del año, no necesitan ser verbalizadas. Como la manera de repartir la
como las muertes en la cuna. Se escurría sigilosamente dentro de la casa carne en el banquete bosquimano, el significado depende del conoci­
de una mujer embarazada y trataba de tocar el estómago de la mujer sie­ miento compartido de las relaciones lógicas de los objetos en el tiempo
te veces para matar al bebé».19 El dios de la luna, Sin, controla los rayos y en el espacio. Los significados no se transmiten primordialmente por
de la luz de luna que provocan la locura y también la lepra: canales verbales, sino que se expresan oblicuamente haciendo referencia
a las analogías establecidas.
Es m uy claro el efecto que produce el dios de la luna sobre la piel de los El Levítico presenta sus doctrinas filosóficas bajo la forma de reglas
seres humanos. U n paciente que presenta pústulas o granos rojos sufre de «la de conducta. Su enseñanza paradigmática sobre Dios y la existencia está
Mano de Sin», según expresan diversos textos. Una persona que padece la afec­ representada y promulgada con el cuerpo de un animal para el sacrificio,
ción de la piel llamada garabu, asociada con la lepra, tiene que cumplir con o con el cuerpo de un ser humano. N o hay necesidad de hacer más ex­
un ritual e invocar el nombre de Sin. Quien comete perjurio contra el dios de plícitos los simples principios morales de reciprocidad y de justicia, ya
la luna y el dios del sol se llenará de «escamas» [...] y la fórmula de la maldi­ que son conocidos de antemano. Las enseñanzas prácticas sobre el sacri­
ción corriente expresa lo que el dios de la luna le hará al pecador: Sin lo «en­ ficio, además de su carácter vivido y potente, ofrecen ricas referencias in­
volverá» con la enfermedad de la piel sabarsubbu, «como una prenda». Esta tertextuales con el resto de la Tora. Para sintetizar, las diferencias entre el
enfermedad se traduce en sentido lato como «lepra» en la literatura asirioló- pensamiento correlativo y el pensamiento causal -descritas por Hall y
gica, y de hecho era notoria y tan temida como la lepra en otras sociedades y Ames en el caso del pensamiento chino- y las diferencias entre la lengua
épocas; se rehuía y se hacía el vacío a las personas que la padecían.20 dialógica y la analógica -descritas por Marcel Detienne en las dos etapas
de la organización de la Antigua Grecia- son notablemente similares en­
Éstos apenas son tres ejemplos que coinciden con los casos elegidos. tre sí, y también similares en cuanto a la diferencia existente entre las dos
El autor del Levítico seguramente eligió sus tres temas con la intención clases de comunidades modernas y sus respectivos códigos de lengua tal
de cubrir todo el espectro de las enfermedades del cuerpo. El lector mo­ como los describe la sociolingüística. En la primera clase de comunidades
derno debe tener en cuenta a los demonios específicamente asociados el empleo de la lengua sirve para encadenar un momento determinado en
con estas dolencias para recordar el enorme alcance que tenían los agen­ un tiempo/espacio articulado conocido, autovalidado y autorizado. En
tes demoníacos en la región, lo que es el punto de partida, según Morton esa cultura, las palabras tienen un valor más decorativo que de expresión
Smith, para buscar nuestra orientación dentro de la religión de Israel. de sentido, ya que éste depende de contextos estrictamente locales; tan­
El microcosmo del cuerpo forma parte del acervo del conocimiento to el habla como la escritura se pueden elaborar a partir de clasificacio­
básico compartido que se demuestra en otras partes del Pentateuco. El nes incuestionables. En la segunda clase, la lengua se emplea para per­
mismo texto no explica que el tabernáculo se encuentre en un nivel de suadir, cuestionar y argumentar.
pensamiento que equivalga al cuerpo, sino que plantea esa posibilidad al Las diferencias de los estilos de escritura siguen las mismas pautas. En
colocar juntas distintas clases de afecciones corporales. Para un leproso, la antigua Grecia, la escritura era tradicional, narrativa o estaba basada
en analogías formales establecidas, como en el caso de Hesíodo .45 El es­
216
60
acercarse al tabernáculo es una transgresión mayor hacia la pureza que
tilo ulterior, desde el siglo iv a. de J.C. en adelante, introdujo la persua­ la que comete cualquier persona al comer una especie prohibida. Esta
sión moral y la inquisición abierta (por ejemplo, en la taxonomía zooló­ última ofensa exige que se le lave el cuerpo y las ropas, pero no un sa­
gica de Aristóteles). Aunque las modas de estilos de escritura cambiaron crificio. En este aspecto, la lepra se considera que está en el mismo nivel
más lentamente, las convenciones retóricas para hablar y escribir estu­ de gravedad que la pérdida de sangre de una mujer después del parto o
vieron bajo la influencia de la forma adoptada por la comunidad. El Le- que las emisiones genitales de un hombre o una mujer. En términos mo­
vítico tiene una inequívoca forma literaria arcaica que corresponde al es­ rales, a primera vista todas estas cosas parecen muy diferentes, pero en
tilo de pensamiento descrito como mágico-religioso o mitopoético. No términos orgánicos lógicos son amenazas equivalentes para la integridad
es raro, pues, que nos resulte oscuro. de los seres vivos. La alteración de los muros de contención del cuerpo,
manifestada a través del escape de fluidos vitales y de la ruptura de la co­
bertura epitelial, son estados de vulnerabilidad que actúan en contra de
Notas la acción creadora de Dios, quien en un principio estableció limites divi­
sorios.
1. Ford, 1997. Las separaciones espaciales establecidas en nombre de la pureza re­
2. Lo que sigue prueba que la escuela que produjo los comentarios sobre el Deute- presentan el humilde sometimiento y reverencia de las criaturas ante la
ronomio también fue responsable de los comentarios sobre el Levítico: «La Sifra es un abrumadora majestad de su Señor. En la creación todo está dispuesto si­
comentario sobre todo el libro del Levítico, y es producto de la Escuela de Akiba, que guiendo un orden; cada cosa de rango inferior debe mantenerse separada
también es responsable de la parte deuteronómica de la Sifra. La escuela rival, de R. Ish-
mael, produjo el Midrashim conocido como Mechilta sobre una parte del Éxodo, y la Si­ de la superior, y el contacto entre ellas lo deben propiciar poderes sagra­
fra sobre los Números. Así, estos Midrashim halájicos se dividen de manera casi igual en­ dos establecidos para ese propósito. Primero el Señor dividió las aguas
tre las Escuelas de Ishmael y de Akiba» (Sifra, 1994, p. XLVIi). por encima y por debajo del firmamento (Gn 1,7), y después reunió las
3. O’Connor, 1993. aguas y permitió que la tierra seca apareciera (Gn 1,9-10). Cuando se in­
4. Weinfeld, 1976, p. 183. dignó liberó las aguas del cielo para que inundaran la tierra (Gn 6) y «sal­
5. Graham, 1989; Hall y Ames, 1987,1995. taron todas las fuentes del gran abismo y las compuertas del cielo se
6. Hall y Ames, 1987, p. 137.
7. Hall y Ames, 1995, p. 124. abrieron» (Gn 7,11). El agradable aroma de la ofrenda de Noé que ardía
8. Ibíd., pp. 124-125. en holocausto (que el Levítico cita con frecuencia) fue lo que le hizo de­
9. Cassirer, 1946, reconoce generosamente la influencia de estos antropólogos. cidir que nunca volvería a destruir a todas las criaturas vivas, y le per­
10. Cassirer, 1944, p. 224. suadió de que debía restaurar el orden de las estaciones. Éste fue el pri­
11. Ibíd., p. 225. mer pacto que tuvo con su pueblo: «Mientras dure la tierra, sementera y
12. Langer, 1942. siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche no cesarán» (Gn 8,22).
13. Langer, 1953, p. 77. El poder que ejerce sobre las aguas es el signo favorito de su grandeza. El
14. «El lenguaje, simbolización del pensamiento, manifiesta dos modos de pensa­
miento absolutamente diferentes [...] la lógica discursiva y la imaginación creativa [...] La cuerpo que libera sus aguas de manera desordenada no es un fiel mode­
lógica surge del lenguaje cuando está madura esa forma simbólica, la más grande [... ] el lo del mundo que Él creó.
lenguaje nos aleja de la fase mítica de la mentalidad humana llevándonos a la fase del pen­ Préstese atención a la lógica de la piel llagada; adviértase que el cuer­
samiento lógico y de la concepción de los hechos» (en Cassirer, 1945, p. vra). po de la persona que la padece debe llevarse al sacerdote en busca de
15. Para un enfoque más radical y coherente de las analogías y modelos como pro­ diagnóstico los días durante los que debe ser examinado, y que el sínto­
yecciones y no como imágenes, véase Goodman 1968, y para un comentario de su apli­ ma decisivo es la expansión o no de la llaga; y adviértase, además, que la
cación a la etnografía, véase Douglas, 1993 b.
16. Meyer, 1900. Esta referencia está tomada de Conger, 1922, p. xv. exigencia de expiación es uniforme. Luego hay que tener en cuenta la ex­
17. Hesse, 1963. Véase también Cohén y Hesse, 1980: «[...] las clasificaciones básicas tensión del cuerpo a la prenda afectada y a la casa, ambas extensiones con
no dependen totalmente del entorno cultural. De hecho, es imposible creer que puedan ser
217
61
el empleo del mismo vocabulario de purulencia y decoloración, y tam­ totalmente independientes de él [...] La clasificación adoptada en cualquier época deter­
bién para esos casos es necesario recurrir al sacerdote, para que los so­ minada bien puede estar condicionada por la tradición cultural y las convenciones, pero la
meta a las mismas pruebas y a los mismos períodos de estudio, para cul­ resistencia empírica del mundo, y no las convenciones culturales, determina el hecho de
minar con los mismos pronunciamientos diagnósticos. que sean o no instrumentos convenientes y exitosos para la predicción científica» (p. 241).
Primero la tierra ingente con los animales ingentes que erupcionan y 18. Hesse, 1963.
florecen, luego la piel del cuerpo donde florecen las pústulas, luego la 19. Goodman, 1968.
enfermedad que también erupciona sobre la prenda que cubre la piel, lue­ 20. Douglas y Hull, 1993.
21. Hesse, 1974, p. 28.
go la casa del leproso que cubre la prenda que cubre la piel que cubre el 22. Kuhn, 1974.
cuerpo. Recuérdese que en hebreo una casa es la palabra que remite a un 23. Lévi-Strauss, 1963; 1966a; 1964; 1966b; 1968.
edificio, un domicilio, pero también es, y tal vez primordialmente, la pa­ 24. Más allá de la antropología, la revolución estructuralista fue aplicada principal­
labra que remite a un linaje de parientes, como en la casa de Jacob o la casa mente a la crítica literaria, y desde esa perspectiva ha ejercido el mayor impacto sobre la
de Israel. Ésta es otra construcción concéntrica al estilo de «La casa que interpretación bíblica. Sin embargo, Sus implicaciones afectan profundamente a la teoría
Jack construyó», que distinguía la primera serie de los capítulos 1-3. de la representación y sustentan los ataques de filósofos más recientes contra la impor­
Cada capa que cubre a la persona interior está cubierta a su vez por una tancia exagerada de la representación en nuestra epistemología tradicional. Véase Hac-
king, 1983.
nueva capa. 25. Lévi-Strauss, 1963.
Las tres analogías de la lepra (pústulas en el cuerpo, prendas, casa) 26. Citado por Lévi-Strauss, 1966 a, p. 103; de Fourie, 1926.
conducen a la cuarta, el tabernáculo. Ése es el punto en el que converge 27. Goodman, 1968; Douglas y Hull, 1993.
la serie de capas estropeadas. Si la lepra de la prenda se cura, la prenda es 28. Detienne (1967), 1996.
lavada y se vuelve a usar (Lv 13,58). El leproso curado se declara puro 29. IbíeL, p. 88.
(Lv 14,9) después de una ceremonia con dos aves, una sacrificada y otra 30. Evans-Pritchard, 1937.
31. Lloyd-Jones, 1983, pp. 179-183.
dejada en libertad. La misma ceremonia de las dos aves sirve como ex­ 32. IbúL, p. 181.
piación de la casa del leproso (Lv 14,53). Pero el humano debe hacer más 33. Lloyd, 1996.
ofrendas para lograr su propia expiación, una ofrenda por el pecado con 34. Garnet, 1975.
dos corderos y una oveja (Lv 14,10-32). Si no hay cura, la incurable casa 35. Yan y Shivan, 1987. El teorema «Gou-Gu» (que establece que en un triángulo
corrupta debe ser destruida (Lv 14,39-42), igual que la prenda rectángulo la suma de los cuadrados de los dos lados adyacentes al ángulo recto es igual
(Lv 13,52), y el propio leproso incurable se supone que acabará siendo al cuadrado de la hipotenusa) se empleaba desde mucho tiempo atrás en China en tareas
agronómicas. El ganado fue sacrificado en alabanza de la proeza intelectual que había con­
destruido por la enfermedad. En el último caso, el de la corrupción del cretado la comprobación definitiva.
tabernáculo, el capítulo 16 impone el rito de la expiación. Si la corrup­ 36. Basado en Chemla, K., «La pertinence du concept de classification pour l’analy-
ción del tabernáculo no es remediada, el pueblo estaría sometido a las se de textes mathématiques chinois», Extréme-Orient-Extréme-Occident, n° 10 (1988),
maldiciones expresadas en el capítulo 26, que se desencadenarían sobre pp. 61-87.
ellos como castigo por no cumplir con los términos del pacto o alianza 37. Lloyd, 1992, pp. 41-56.
con Dios. 38. Douglas y Ney, 1998.
Los capítulos 12-15 preparan el rito de la expiación, Más aún, hasta 39. Sawyer, 1996, pp. 15-20.
40. Contad Cairas, comunicación personal a partir de investigaciones sobre la histo­
este punto la construcción del libro es un círculo deliberadamente con­ ria militar.
cretado en el que las instrucciones para lograr la expiación del taber­ 41. Nicholas, 1846, p. 105.
náculo funcionan como punto álgido. Los primeros siete capítulos se 42. Glover, 1988.
centran en la ofrenda de animales puros y sin mácula como ofrendas vo­ 43. Bemstein, 1971, pp. 118-139.
luntarias o como expiación de los pecados consignados (y que incluyen 44. Glover, M., 1968, p. 211.
45. Veraant, 1983.
218 62
el contacto con cosas impuras). Las leyes quedan interrumpidas por el
relato de la consagración de Aarón y de sus hijos, y por la profanación
del santuario por parte de los dos hijos de Aarón y de su castigo con la
muerte. Luego se retoman las leyes empezando con el capítulo 11, sobre
los animales puros e impuros; los capítulos 12-15, sobre los seres huma­
nos impuros que requieren expiación, y finalmente, en el capítulo 16,
donde se describe el rito de expiación propiamente dicho.
Cuando se completa el círculo, resulta claro que todo lo dicho hasta
3 ese momento ha sido calculado para converger en la doctrina de la ex­
piación. El capítulo siguiente, 17, cierra el círculo volviendo al princi­
pio, como si fuese un pestillo. En el capítulo 17 se repite la enseñanza de
Dos estilos de escritura los versículos iniciales: que todos los animales que se matan deben ser
llevados al tabernáculo para ser consagrados. Véase, en la tabla 9.1 de la
página siguiente, la manera en que los versículos iniciales y los de la con­
clusión se corresponden.
Yahvé me creó, primicia de su actividad [...]
Cuando asentaba los cielos, allí estaba yo; Cortinaje
cuando trazaba la bóveda sobre la superficie del océano; 10 9 8
cuando sujetaba las nubes en lo alto, 11 7
cuando afianzaba las fuentes del abismo, 12 6
cuando marcaba su límite al mar 13 5
para que las aguas no desbordaran sus orillas; 14 4
cuando asentaba los cimientos de la tierra, Impureza 15 3 Sacrificio
yo estaba junto a Él, como aprendiz. (Pr 8,22,27-30) 16 2
17 1
Pestillo
El lenguaje de los sentimientos Consagración de los sacerdotes y profanación del santuario

Las analogías cósmicas no son necesarias para el objetivo del Deutero- Figura 9.1. El anillo cerrado.
nomio, y la metafísica apenas resulta relevante. El libro transmite sus en­ Aunque el libro va directamente del capítulo 15 al capítulo sobre la ex­
señanzas con un estilo diferente, producto de un autor con una clase de piación, el lector moderno necesita una pausa. Hasta el momento todo ha
experiencia distinta que la del autor del Levítico. El autor del Deutero- conducido a este rito; cuando se describe, el rito en sí mismo no propor­
nomio es político, se muestra brillante para despertar el entusiasmo de ciona un lugar de descanso para el intérprete, sino que remite a la doctri­
las congregaciones, no tan feliz en la biblioteca o el aula, y francamente na de la sangre, al sentido de la vida y a Dios como hacedor de la alianza.
no muy interesado en el servicio ritual de Dios. Tal como ha expresado Será mejor postergar el análisis del capítulo sobre la expiación hasta
Moshe Weinfeld,1 ese autor proviene de un círculo social absolutamen­ llegar al capítulo 19, ya que hasta entonces no se hacen muchas de las ne­
te diferente, aunque, tal como vimos en el capítulo anterior, eso no sig­ cesarias aclaraciones. Los ritos de consagración de Aarón y sus hijos
nifica que esté situado en un tiempo diferente. Para la estructura global como sacerdotes, y los ecos de ese rito que se producen con la reconsa-
de su obra elige un conmovedor momento narrativo, su sermón final, de
63
219
Tabla 9.1. El final repite el principio. despedida, al pueblo de Israel. La conclusión previsible es la muerte de
Moisés. El autor escribe a la manera heroica, «Escucha, oh, Israel!»
Cualquier hombre de la casa de Israel Di esto a los israelitas: «Cuando algu­ (Dt 6,4). Reprende, diciendo «Ten cuidado» (Dt 24,8). Exhorta, evocan­
que inmole buey, oveja o cabra dentro no de vosotros presente a Yahvé una do el miedo, el pavor, la angustia y el temblor (Dt 2,15). El contraste con
del campamento o fuera del mismo sin ofrenda, podréis hacer vuestras ofren­ el lacónico estilo sacerdotal, reticente, muy estructurado y controlado
llevarlos a la entrada de la Tienda del das de ganado mayor o menor [...] lo por la forma literaria, revela la enorme dificultad que existiría para fu­
Encuentro, para presentarlos como ofrecerá a la entrada de la Tienda del sionar ambas fuentes en una sola enseñanza. Una emplea el lenguaje del
ofrenda a Yahvé ante su Morada, será Encuentro [...] (Lv 1,2-5). sentimiento y de la causa y el efecto, y la otra el lenguaje de la posición
considerado reo de sangre (Lv 17:3-4). y de la analogía. Una se dirige hacia fuera, a los lectores, y la otra, intrin­
cada, mira hacia sí misma, hacia el embellecimiento del texto.
Nuestra propia experiencia nos advierte que para la persona que ha
gración del tabernáculo, la purificación de la casa de un leproso y de un crecido en el estilo dialógico o racional resulta difícil encontrar sentido
leproso purificado, la cabra y las aves de la expiación... ninguno de estos —y aún más emplear—el estilo analógico, y viceversa. El trabajo de Berns-
temas se aclara hasta que el Levítico no completa su relato. tein sobre las dos modalidades de pensamiento se inspiró en la obser­
La primera parte del libro es tan constreñida como un soneto, ya que vación de las dificultades de los hijos de la clase trabajadora que habían
rima sus significados una y otra vez sin revelar la conclusión de una logrado ingresar en escuelas de clase media. El niño busca su lugar en
idea, demorándose con ironías, tiernas y grotescas, ateniéndose siempre una estructura de posiciones, y se desconcierta cuando se enfrenta con
al esquema general. La confianza en su talento es asombrosa. Su texto es sentimientos y abstracciones. Por no estar entrenado en el hábito de la
contundente pero controlado, meticuloso en su respeto hacia las reglas introspección y carecer de un lenguaje emocional subjetivo, no capta el
convencionales. Sin embargo, sus imágenes son audaces y su registro va sentido del ejercicio pedagógico.2 En una comunidad cerrada no se habla
desde las grandilocuentes reglas del sacrificio hasta la intimidad de los de sentimientos como medio de persuasión. Cuando todo el mundo está de
detalles de la anatomía y la enfermedad, desde el ganado doméstico has­ acuerdo en que es necesario impedir que los sentimientos propios del
ta las curiosas y pequeñas criaturas sin pies ni patas, del estilo elevado al ego alteren la estructura general, no es necesario ni útil constatar las exi­
más prosaico y trivial. En todo momento se sostiene la dirección prede­ gencias emocionales del ego. Por la misma razón, el estilo de pensamien­
terminada y se comunica su mensaje. La primera parte del Levítico se to arcaico equivalente tenía pocas palabras para describir las emociones
muestra tan firme y completa, sin cabos sueltos, como un anillo perfec­ y las actitudes subjetivas. Como muy bien explican Hall y Ames, el esti­
to, que no es raro que los capítulos 1-16 hayan sido considerados como lo analógico o correlativo no se centra en una persona en particular. Y
una pieza individual. Su cualidad compacta invita a preguntarse si el Le­ como dice Bernstein, un código restringido no tiende a extenderse acer­
vítico es una sola composición o si está formado por dos composiciones ca de los valores morales en el terreno abstracto, sino que su estilo está
diferentes y, si son dos, ¿cuál de ellas fue escrita primero? ¿También si más bien relacionado con la lógica concreta de las posiciones y de los ob­
los dos autores están en desacuerdo respecto a las importantes doctrinas jetos.
allí expuestas? Sin embargo, estas preguntas son prematuras. Cuando el En un famoso pasaje, el Levítico exige que una persona ame a su pró­
libro ha desplegado su extensión completa, las dos mitades configuran jimo como a sí misma (Lv 19,18,34). Y en el mismo capítulo se expresa la
una única composición escrita dentro de la tradición de las mitades bi­ orden de no odiar a tu hermano en el corazón (Lv 19,17). Abraham Ma-
narias. lamat ofrece una lúcida explicación del significado de estas órdenes, de­
mostrando que en el terreno lingüístico esas palabras deberían traducir­
se de manera mucho más concreta, como un mandamiento para ser útil,
ayudar al prójimo y cuidarlo, más que para desarrollar hacia el otro una
220 64
Notas
clase determinada de sentimiento afectuoso.3 En inglés una traducción
más adecuada que love (amar), término que ahora describe una emoción, 1. Turner, V. W., 1967.
sería cberish (abrigar, proteger), término que implica cuidar y ocuparse 2. Heródoto, 1987, pp. 2-35, citado por Baumgarten, 1996, n. 32.
de un objeto amado. «Amar al extraño» sería algo así como «Proteger y 3. Baumgarten, A. I., 1966, apunta que Ezequiel 4,12-15 y Proverbios 30,12 pueden
abrigar al extraño». Yochanan Muffs desarrolla el mismo enfoque en su considerarse objeciones respecto a hacer uso de las heces humanas, y también señala que
ensayo sobre los antiguos documentos legales del Oriente Próximo.4 aunque el Deuteronomio 23,12-14 establece una regla que protege a Dios, mientras reco­
rre el campamento, de la visión de las heces humanas, allí no se menciona ninguna sanción.
Muffs descubrió que expresiones como amor y alegría, cuando se apli­ 4. Baumgarten, A. I., 1996.
can a contextos legales, no tienen nada que ver con la emoción, sino que 5. Baumgarten, A. 1., p. 12, citando el Mishná, Yoma 3,2.
expresan la idea legal específica de una buena voluntad libre y sin coer­ 6. Josefo, pp. 147-149. Ésta y otras severas prescripciones de las prácticas higiénicas
ción. Las metáforas volitivas se encuentran en un amplio espectro de si­ no sugieren necesariamente mojigatería, sino más bien que los esenios se preocupaban
tuaciones legales, y Muffs las detectó también en muchos contextos del por controlar mutuamente la conducta de sus miembros.
7. Japhet, 1993, pp. 69-87.
Deuteronomio y las Crónicas, y cita a Ben Siraj y a Filón, los sermones 8. Chouraki, 1993, p. 141.
de san Pablo, etcétera. Pregunta ¿cómo 9. Levine, 1989, p. 73 (siguiendo a LXX y enmendando el texto).
10. Magonet, 1996.
[...] los antiguos que vivían en el entorno de las culturas del Oriente Próxi­ 11. «21: Si, couvert de boutons blancs, son corps est noir [...] il en a était atteint alors
mo expresaban a) la libre y graciosa voluntad que apuntala la gracia divina de qu’il était au lit avec une femme [...]
reyes y sacerdotes; b) la espontaneidad con la que un hombre acepta la gra­ 22: Si couvert de boutons rouges, son corps est noiq il (en) a été [...] (Labat, 1951, p. 71).
cia divina o la libre resignación con la que acepta el castigo divino; y c) la vo­ 12. tsara’at, traducida como enfermedad con escamas en Milgrom, 1991, pp. 768-
luntaria y gozosa presteza con la que el hombre corresponde a los dones y 889; Levine, 1989, pp. 75-76.
13. La blancura de las pústulas secas son diagnóstico de curación, pero la blancura de
bendiciones divinas con sacrificios, tributos y ofrendas?5 los diviesos y del pelo en los sitios afectados son elemento de diagnóstico de la enferme­
dad (Lv 13,8 y passim). Levine, 1989, p. 78.
Estos contextos son claramente religiosos. Muffs pregunta también 14. Véase Levine, 1989, p. 78, nota a 13,12: «Si la erupción se extiende a toda la piel»,
por qué son necesarias las expresiones volitivas en contextos seculares el término hebreo p-r-h significa «florecer». Compárese con Éxodo 9: «Erupciones pus­
legales. Para decirlo en pocas palabras, son necesarias para que las leyes tulosas».
expresen el derecho a cualquier propiedad, para demostrar que la trans­ 15. Como la etimología de la palabra es dudosa, y como los síntomas descritos alu­
den mayoritariamente a granos y forúnculos, todo eso parece respaldar la sugerencia de
misión no es compulsiva; si el dador no daba libre y voluntariamente, la que el término procede de la palabra similar empleada para designar la picadura de avis­
transferencia era ilegal. Cuando se registra que el rey o el propietario de pa o avispón. Sawyer, 1976.
la tierra la concede como don, lo hace «con amor y alegría». Esa califica­ 16. Japhet, 1993.
ción, que parece expresiones emocionales subjetivas, es en realidad los 17. Milgrom, 1983.
requerimientos legales de los contratos. La ceremonia del matrimonio 18. Saggs, 1978, p. 104.
19. Black y Green, 1992. Foster, 1993, vol. ii, pp. 864-866.
cristiano cumple un requisito semejante: se pide al novio y a la novia que 20. Stol, 1993, p. 128.
den testimonio de su amor; si alguno de los dos estuviera coaccionado el
matrimonio no sería técnicamente válido. Muffs ha esclarecido de mane­
ra brillante el concepto de contrato y pacto, y ha sembrado dudas sobre,
e incluso eliminado, la emoción subjetiva de los documentos legales. La
retraducción debería ser simplemente que el rey o el propietario de la
tierra consentía al contrato, libre y voluntariamente, sin que nadie estu­
viera coaccionado para aceptarlo. En el enfoque legalista que Muff apli-
221
65
ca a ciertas expresiones bíblicas de sentimiento, «amor» significa «dar
fiel respaldo», y «no odiarás a tu hermano en tu corazón» significa «no
eludirás a tu hermano».
¿El enfoque legalista de Muff aplicado al verbo «amar» podrá aplicar­
se también a los verbos «abominar» y «detestar»? La traducción del Deu-
teronomio 14,3 es: «No comerás nada que sea abominable», y se emplea
la misma palabra para definir la idolatría (Dt 7,25-26). La abominación y
el odio son emociones. Pertenecen a otra tradición en la que la argumen­
tación depende de la apelación al sentimiento. En el período helenístico la
interpretación dominante seguramente seguía esa línea. La posibilidad
de que el Levítico haya sido escrito en un estilo y leído en otro justifica la
enorme cantidad de dificultades que presenta su interpretación.
Este hecho genera una argumentación contraria a la idea de que el
autor del Levítico no tenía preocupaciones éticas. En un estilo analógi­
co, cuanto más arraigadas se encuentren las categorías de pensamiento y
más profusamente desarrolladas estén las series de analogías, tanto más
incluirán principios morales como materiales. Cuando examinamos todo
lo que se incluye en un sistema analógico de pensamiento, resulta frívolo
suponer que pueda excluir algo que denominamos «ética». En ese siste­
ma, el equivalente más próximo a la moralidad es la idea de «corrección»
o «rectitud ».6 Cualquier persona criada en una sociedad cerrada e inten­
samente posicional sabe qué es moral y qué inmoral. El mandato de ser
compasivo no es necesario porque la bondad ya está predicada por las
reglas de conducta, y ejemplificada en las narraciones. En el Levítico la
idea de bondad queda englobada dentro de la idea del orden correcto.
Ser moral significa estar alineado con el universo, trabajar en conjunto
con las leyes de la creación, que son expresión del espíritu de Dios. En
este caso, Dios transmitió las leyes a Moisés:
[Yahvé] creó la luna para marcar los tiempos,
y el sol, que conoce su ocaso.
(Sal 104,19)
En este salmo el recto juicio, el tiempo y el lugar correctos y la conduc­
ta correcta incorporan todo lo necesario para conocer la ley moral. Los
ejemplos simples, grandes y pequeños, exponen las distinciones en el
tiempo y el espacio. Las abstracciones verbales son innecesarias, pero
66
está implícita la idea abstracta sobre tiempos, lugares y gradaciones de­
terminadas.
Shakespeare puso en boca de Ulises una famosa homilía acerca del
«grado» como base de toda moralidad. Podría ser un discurso excelente
para citar aquí al respecto de un estilo de vida determinado en el que pre­
domina el orden. Sin embargo, no serviría como ejemplo, ya que Ulises
no emplea el estilo literario que pertenece a esa forma de vida y además
aquel audaz y astuto aventurero, Ulises, tampoco vivía según esos prin­ 10
cipios. Shakespeare dice:
Hasta el mismo cielo, los planetas y este centro, Los dos velos
observan grado, lugar y prioridad,
repetición, curso, proporción, forma, tiempo,
cargo y costumbre, en cada línea de orden.
Las sólidas letras del m undo se volvían algo etéreo.
QH uita el grado, desafina esa cuerda, Las serifas de mármol, los nítidos bloques de palos
¡y verás qué discordancia se desata! construidos sobre las rocas y puestos en lo alto
se alzaban como las columnas de una historia en el recuerdo.
Troilo y Crésida, acto I, escena 3
S eamus H eaney 1
En su boca se trata de un género artificial, cargado de densas abstraccio­
nes, grado, prioridad y lugar, curso, proporción, tiempo y forma. Si fue­
ra un genuino ejemplo de lengua mitopoética, estaría repleto de cadenas El Levítico consiste casi enteramente en un cuerpo de leyes divinas, sólo
de ejemplos concretos. Los únicos ejemplos concretos que da es «desa­ interrumpido por narraciones en dos momentos, y en ambos casos es
fina esa cuerda» y «la discordancia se desata», como representativos de la para versar acerca del cercenamiento de las prerrogativas divinas. No
dificultad de encontrar un estilo de lenguaje que no ha sido adquirido en hay explicaciones aceptadas para el hecho de que esas interrupciones se
un estilo de vida y de pensamiento. N o sólo Ulises, sino también muy produzcan donde se producen. La explicación que proponemos aquí afir­
pocos intelectuales de nuestra época serían capaces de hablar convincen­ ma que la estructura legislativa y narrativa corta el libro siguiendo el
temente en un estilo mitopoético. molde del paradigma de control. Esto significa que el libro del Levítico
El autor sacerdotal dispone de varias técnicas para reflejar su preocu­ está estructurado como una proyección tripartita del tabernáculo, y por
pación por el tiempo y el espacio correctos. Aunque su estilo se diferen­ lo tanto también como proyección del monte Sinaí.
cia de la simplicidad lírica del salmista, como aquélla, y de manera típica,
encadena una analogía tras otra. Las analogías son complicadas, porque
la idea del autor sacerdotal también es complicada. Está enseñándole al El Levítico como proyección del tabernáculo
pueblo de Israel a honrar en sus vidas el orden de la creación y, al hacer­
lo, compartir esa obra. El cuerpo vivo es su paradigma. En el espacio del Según esta lectura las dos secciones narrativas se corresponderían con
cuerpo animal encuentra analogías con el tabernáculo y con la historia los dos velos o cortinajes que, de acuerdo con las instrucciones dadas por
de la revelación de Dios a Israel. Cuando habla de virtud, honestidad y
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el libro del Éxodo, dividen el tabernáculo del desierto en tres secciones
de tamaño dispar. Los relatos interrumpen el recorrido a través de las le­ justicia, emplea simples ejemplos de medida: «No cometáis injusticia ni en
yes, así como los velos interrumpen el recorrido a través del tabernácu­ los juicios, ni en las medidas de longitud, de peso o de capacidad: tened
lo y lo dividen en tres partes diferentes. Los eruditos se devanan los se­ balanza exacta, peso exacto, medida exacta y fanega exacta» (Lv 19,35).
sos para dilucidar por qué los fragmentos narrativos aparecen donde lo El cuerpo también es tratado como una medida de justicia. Sólo el cuer­
hacen: la respuesta es que su posición dentro del libro forma parte de la po perfecto es adecuado para la consagración; ningún animal con defec­
estructura. Debían estar insertos exactamente donde están para que el tos debe ser sacrificado, ningún sacerdote de cuerpo defectuoso debe
texto se corresponda con los tres espacios del tabernáculo del desierto. acercarse al altar, «ni ciego, ni cojo, ni deforme, ni monstruoso, ni lisiado,
Las leyes individuales están colocadas donde están para que el lector ni manco; ni jorobado, ni raquítico, ni enfermo de los ojos, ni sarnoso o
pueda localizar el punto correspondiente de la procesión que se realiza­ riñoso [...]» (Lv 21,16-20). El Levítico considera el defecto físico como
ba en el interior del tabernáculo, o alrededor del monte Sinaí. Cada sec­ equivalente al juicio defectuoso, y las balanzas que evalúan el peso, la
ción está separada por un relato, pero tienen en sí mismas cierta comple- longitud o la cantidad evocan las balanzas del juicio divino. El caso más
titud de forma y homogeneidad de contenido. Más aún, cada sección pequeño miniaturiza el cosmos, pero siempre es el mismo cosmos, cons­
definida de esta manera se ocupa de temas relacionados específicamente truido sobre los mismos principios.
con su parte correspondiente del edificio: la primera parte se ocupa de lo Una vez que se reconoce el gusto del Levítico por la destreza y el in­
que ocurre en el atrio del sacrificio, la última es un detalle del contenido genio de la estructura, la interpretación se transforma. La escritura sa­
del arca de la alianza en el sanctasanctórum, y la parte intermedia repre­ cerdotal seguramente empleó las formas retóricas más estimadas en la re­
senta el santuario, el recinto reservado a los sacerdotes. gión. La región es el interior del Mediterráneo y el Egeo oriental, pero
Como apoyo a esta lectura de la estructura literaria del Levítico, con­ desafortunadamente no conocemos esa época. Sin embargo, las formas
sidérese la evidencia de que en la Antigüedad la disposición espacial era literarias empleadas en el Levítico pertenecen a un estilo antiguo que
una técnica mnemotécnica. Se sabe que, en el siglo I a. de J.C., los roma­ dejó de usarse en la región alrededor del siglo V,7 y que fue reemplazado
nos practicaban un arte de la memoria por el cual a los oradores que de­ por formas métricas. Si la fecha de la edición final fue tan tardía (el si­
bían preparar un discurso muy complejo se les enseñaba a situar sus pen­ glo v), el estilo del Levítico ya debió de haber sido arcaico. Pero el estilo
samientos en referencia con la posición de ciertos edificios. Las fuentes no necesariamente delata la fecha de composición. Un autor puede haber
de la mnemotécnica arquitectónica están en el De oratore, de Cicerón y tenido razones para elegir un estilo casi obsoleto. En ese caso, la forma
las Institutiones oratoriae, de Quintiliano. Cicerón atribuye el origen de literaria arcaica consagra la enseñanza y sirve para respaldar la idea de
esta regla mnemotécnica a Simónides. Este último había abandonado que se trata de un texto que procede de la época de Moisés.
una sala de banquetes justo antes de que el techo se derrumbara, matan­ Como en el resto de la Biblia, la forma literaria favorita del Levítico
do a todos los presentes. Como Simónides podía recordar la ubicación es el paralelismo. El obispo Lowth, el primero en descubrir este recurso
de cada persona en la mesa, fue capaz de reconstruir la lista de invitados. retórico en el siglo xvm, lo consideró típico de la Biblia, y hasta hoy los
Este relato era exhibido como un ejemplo contundente de lo beneficio­ eruditos lo asocian con las lenguas semíticas. Consiste en enunciar una
so que era para la memoria el hecho de situar las imágenes contra un fon­ afirmación cuyo énfasis aumenta por medio de su repetición siguiendo
do espacial ordenado. En el siglo i d. de J.C. diversas técnicas de la me­ el mismo orden, es decir, en una estructura paralela. Un ejemplo del Le­
moria fueron el objeto de acalorados debates, debates que resurgirían vítico es el versículo siguiente, cuya primera línea establece una ley para
nuevamente en la Edad Media2 y otra vez en el Renacimiento.3 Pero an­ los laicos, y la segunda explica el término «laico»:
tes de producirse estas discusiones tardías, es evidente que en la Antigüe­
dad existía una compleja comprensión de la importancia de la experiencia Ningún laico comerá de las cosas sagradas: ningún huésped del sacerdo­
espacial a la hora de almacenar información. te ni jornalero suyo comerá de las cosas sagradas (Lv 22,10).
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Al escribir sobre la poesía bíblica, James Kugel considera que el tér­ El Levítico tiene propósitos más profundos para la arquitectura del
mino «paralelismo» ha sido excesivamente explotado por los comenta­ tabernáculo. Después de todo, ese aide-memoire sólo cumple un modes­
ristas, y el recurso demasiado formalizado. El buen obispo no hizo un to papel en la creación artística. Exponer una compleja doctrina metafí­
sica es una aspiración mucho más elevada. Este libro del Levítico, que
descubrimiento de algo que había pasado inadvertido durante dos mil según la tradición fue escrito por Moisés bajo la dirección de Dios, tiene
años, sino que solamente inventó una palabra. En la fórmula de Kugel, el una estructura literaria que también está moldeada de acuerdo con el
paralelismo sólo consiste en A, una pausa, una continuación de A, B (o plano de la tienda diseñada para los encuentros del Señor con su pueblo.
B + C). Kugel traduce el paralelismo bíblico en una secuencia simple: Con este doble desempeño, el texto es mucho más que un sistema mne-
«A, y lo que es más, B».® motécnico: es un microcosmo en sí mismo. Da cohesión y sentido a mu­
El Pentateuco emplea formas más complejos de la secuencia del para­ chos niveles de la existencia. A juzgar por la arquitectura de los templos
lelismo, llamadas «quiasmos» por el cruce temático que se produce en el y de los cuerpos, es probable que Europa haya tenido alguna vez una
centro. Es un paralelismo invertido, porque el final es la repetición del tradición de literatura cosmológica, oral y escrita, sumamente rica. Para
principio. Las líneas que siguen a las citadas más arriba constituyen un la época de Cicerón, la antigua cosmología ya se había diluido y esfuma­
ejemplo, pues tras empezar enunciando quién no puede tomar la comida do, y con ella la gran tradición del pensamiento microcósmico bien pue­
consagrada en la casa del sacerdote, prosiguen diciendo quién puede co­ de haberse reducido a una modesta regla de memorización.
merla, mencionando a los esclavos y niños nacidos en la casa; luego se No ha sido fácil encontrar otros ejemplos de un género que se organiza
menciona el caso de la hija del sacerdote que probablemente ha nacido a sí mismo por el orden de un espacio delimitado. El texto del Levítico no
en la casa. Esa parte correspondería a la pausa de Kugel: si está casada se articula como guía del edificio, ni es una forma extraída de otro texto por
con un laico, no puede comer la comida, pero si está divorciada o es viu­ métodos misteriosos, casi numerológicos.4 La función de los relatos del Le­
da y regresa a casa de su padre puede comerla. Luego se repite el princi­ vítico es comparable con la que cumplen al articular la estructura del Libro
pio: ningún laico comerá de ella. Esa estructura quiásmica suele llamar­ de los Números, que está basado en la alternancia de textos narrativos y de
se a veces «paralelismo introvertido», cuando, en vez de consistir en dos leyes. La distribución de los relatos en los Números puede ser el modelo se­
unidades paralelas, el giro en el centro invierte la dirección de modo que guido por el Levítico, donde los relatos también actúan como divisiones de
el final vuelve al principio. Se suele presentar en esta forma de cuña: unidades estructurales.5 La estructura resultante se parece más a los carmi­
na figurata, poemas de la tradición bucólica griega y latina en los que los
A) Ningún laico comerá de las cosas sagradas: ningún huésped del sacer­ versos puestos sobre la página, y mediante la variación en el número de sus
dote ni jornalero suyo comerá de las cosas sagradas. sílabas por verso, configuran el dibujo del tema del poema en cuestión. Así,
B) Pero si u n sacerdote con su dinero compra a una persona, ésta po­ por ejemplo, el poema sobre una paloma tendrá la forma de las alas de una
drá comer de las cosas sagradas; y también el siervo nacido en la casa: ambos paloma, el poema sobre un hacha o un huevo tendrá la forma de un hacha o
pueden comer del alimento del sacerdote. un huevo, y un poema que hable de la flauta del pastor, tendrá la forma de
C) La hija de un sacerdote, casada con un laico, no podrá comer de ese instrumento.6Mucho más relevante es el poema «El primer altar», de Do-
la ofrenda reservada de las cosas sagradas. siadas, compuesto en metro yámbico, cuyos versos dibujan un altar.
B’) Pero si la hija de un sacerdote enviuda o es repudiada, y sin tener Kathryn Gutzwiller ha propuesto un modelo de los géneros verdadera­
prole vuelve a casa de su padre, podrá comer del alimento de su padre, como mente distintivos. Afirma que los «géneros auténticos», no los subgéneros,
en su juventud. no se distinguen por su contenido, su tema subjetivo o asunto, ni por su for­
A’) Pero ningún laico comerá de él (Lv 22,10-13). ma, prosodia, figuras discursivas, ni siquiera por la apariencia externa de su
En este ejemplo bastante pedestre, la prohibición al laico aparece al disposición estructural. Un género es una forma que moldea su material
principio y al final; el segundo versículo y el penúltimo se ocupan de la para producir una estructura interna única, con una analogía coherente con
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la estructura.7 En sentido estricto, el Levítico es un género. La estructura del manera en que la regla afecta a los familiares del sacerdote y a los que na­
texto escrito es una analogía de la estructura del tabernáculo del desierto. cieron y viven en su casa, y que actúan como su familia; el versículo del
centro se refiere al estatus de una hija casada con un desconocido que pre­
A Q Z IA A A A Q P IE Q Z sumiblemente no vive con su padre. Aunque estas formas parecen muy
BQMOZ artificiosas en la disposición en que se encuentran, James Kugel acierta al
considerarlas bastante comunes. De modo que, lejos de ser un estilo se­
Eífiápaevós pe ott¡tos mítico local, el paralelismo también gobierna la forma de la milenaria
nóais, pípoifi Síoafios, poesía china9 y se encuentra en la literatura oral de todo el mundo.10
tcv £ ’, ov OTToSevvas Ivis E pirovoas pópos En su análisis de la poesía rusa, el gran lingüista Román Jakobson ha
TevKpoio Povra ual k w o s TeKvtóparos, demostrado que el paralelismo se basa en estructuras gramaticales y sin­
Xpvaas 8’ ¿tra s, ¿p o s eifiavSpa. tácticas, y ha argumentado que éste está esencialmente involucrado en la
r ov yvióxaXxov oSpov eppaioev,
ov ¿irárcitp Bíoew os organización del pensamiento.11 Como función literaria ocupa un lugar
póynjoe parpópurros' intermedio entre el metro, una broma, una rima y un juego de palabras.
épóv Se T evyp ’ adpr¡oas La forma métrica proporciona una estructura a la obra. Da más intensi­
OeoKpíroio Krávras dad al clima, aunando las pautas rítmicas del metro y el contenido, como
Tpieaitépoio Kavoras en el caso de la fusión de las palabras y la melodía de una canción, o en­
0á>v£cv aív ’ lv£as tre las palabras de la canción, los ritmos de la música y los movimientos
xáXei/ie yá p vtv t<¿ corporales de la danza. El gozo de una rima verbal supera la armoniza­
ovpyaorpos ¿K8vyi¡pas ción entre las palabras; éstas tienen que cumplir otras funciones, aparte
t o v 8’ alXivevvr’ ev ap<f>iKXvoT<a de su cometido sintáctico: las palabras están ahí para actuar en conso­
fla v o s re p a r pos evveras <f>otp nancia y para que rimen los finales de versos y exaltarse entre sí, com­
8i£eoos tvís r* avSpofipwTos JXopaioráv pletarse entre sí y advertir que el final se aproxima. El oído está entrena­
i¡p’ ápSíajv ¿s TevKpíS’ ayayov rpínopSov. do para esperar de ellas una estructura continente para el contenido. Un
paralelismo logrado produce todo eso. Es un placer encontrar significa­
EL PEDESTAL, DE DOSIADAS
dos complejos separados, desplegados, retorcidos, plegados y vueltos a
presentar, más brillantes y bellos que nunca.
Este caligrama está escrito en metro yámbico y compuesto por tlos pares de ver­ Freud explicó en su teoría psicoanalítica la satisfacción que producen
sos completos, cinco pares de hemistiquios, y dos pares de tercios dispuestos en for­ los chistes.12 El ego ejerce un control constante sobre el significado y la
ma de altar. D el autor nada se sabe. Conocía obviamente la Flauta y a Licofrón acción, y la percepción de un doble sentido causa deleite porque elude el
de Alejandría. El poema es mencionado por Luciano (Diálogos, 25), pero las con­ control. La idea de Freud sobre la naturaleza del chiste es en sí misma un
sideraciones métricas apuntan a una fecha m uy posterior a la Flauta. Además, la modelo de su teoría general. Sus mejores ejemplos son inesperados jue­
idea de hacer un altar con versos presupone un cambio en la concepción de lo que gos de palabras escatológicos. Al descubrir que una palabra significa dos
es un poema. Ahora se trata de componer un tema con papel y tinta, y Dosiadas cosas diferentes, yuxtaponiendo de repente situaciones que normalmen­
parece haber interpretado la Flauta a la luz de las flautas de su propia época, que te están separadas, la psique se regocija al verse liberada del control.
representaban la apariencia exterior de una pipa real. Además del permiso -casi robado—para dejar que los dos sentidos re­
motos de una palabra tengan vigencia simultánea, también resulta inte­
Figura 10.1 El primer altar. resante la manera en que se desarrollan los significados en su mutua y
Edmonds, J. M., The Greek Bucolic Poets (1912), p. 506.
desacostumbrada compañía. El paralelismo, empleado con destreza, es
226 70
Hay otro ejemplo bíblico de un texto trazado como un edificio: se trata
una forma habitual de lograr juegos de palabras elaborados. La semejan­ de la casa que la Sabiduría construyó sobre siete pilares. Patrick Skehan de­
za fonética entre palabras es un paralelismo en miniatura. Crear analo­ muestra que el texto de Proverbios 1-9 es una elaborada proyección de la casa
gías entre sonidos y palabras es un efecto estilístico que suele acompañar de la Sabiduría a través de un intrincado análisis que requiere «siete pilares»
a las analogías de sentido. que deben traducirse como «siete columnas» de estrofas.8 «De acuerdo
En la Biblia abundan famosos juegos de palabras, y el Levítico no es una con la lectura tradicional y única verdadera de Proverbios 8,30, la Sabiduría
excepción. Por ejemplo, en la Biblia se usan dos verbos diferentes para afirma haber sido siempre la arquitecta; con estos datos, junto con Prover­
describir que Dios sacó a los israelitas de Egipto: el más común es lite­ bios 1-9 y lo demás que hemos visto antes, todo nos predispone a entender
ralmente «sacar», y el más raro, usado solamente en Levítico 11,45, es li­ que aquí esta en funcionamiento una vez más, construyendo su casa. [.. .]»9
teralmente «subir». En hebreo, la misma palabra significa «regurgitar». En el Levítico la estructura del texto es mucho más que una simple ana­
En este único caso el verbo usado para describir la acción salvadora de logía entre forma y contenido. Las dos partes narrativas no son tan sólo in­
Dios es el mismo que en hebreo, se usa para definir a los animales puros, dicativos neutrales. Primero encontramos el relato del fuego, en los capí­
«rumiantes». Por medio de este recurso literario, todo el capítulo 11 se tulos 8 al 10. La historia comienza con la consagración de Aarón: el fuego
cohesiona entre la primera ley, que dice que los únicos animales que se del santuario consume las ofrendas quemadas, dos de sus hijos se acercan
pueden usar como alimento son los rumiantes -que regurgitan o «hacen al santuario con fuego o incienso profanos y son destruidos por el fuego
subir» el alimento- y el pasaje final, «Pues yo soy Yahvé, el que os he su­ del Señor. El segundo es el breve relato de la lapidación del blasfemo en
bido [regurgitado] de la tierra de Egipto». Es más que un acierto verbal, 24,10-22. Aquí, durante el calor de una pelea, un hombre blasfema contra
ya que sólo los animales puros y sólo el pueblo de Israel pueden ser con­ el santo Nombre de Dios, y cuando se consulta al Señor qué hacer, éste or­
sagrados. Esta astuta «inclusión» al principio y al final del capítulo13 es dena que sea lapidado hasta morir. Como analogías del primer y segundo
típica del Levítico, que adora mostrar el funcionamiento de la mente de velo, son claras advertencias contra cualquier acercamiento sacrilego.
Dios empleando un lenguaje corporal y lógico. Ambos relatos explotan violentamente en la majestuosa secuencia de
Por simple gusto por el ingenio, a la gente le gusta desarrollar un esti­ leyes. No son cualquier relato: las dos son historias de infracciones, la pri­
lo verbal con referencias indirectas esotéricas y juegos de palabras sin ma­ mera contra la pureza del tabernáculo y la otra contra la santidad del
yor sentido. Esos logros literarios no son exclusivos de una elite letrada. Nombre de Dios. Comparten particularidades estilísticas que serán estu­
Sólo se requiere que un grupo sea suficientemente cerrado para que de­ diadas más adelante. Aquí, baste con decir que ambas son historias puniti­
sarrolle sus propios chistes verbales (por lo tanto, no es necesario que vas, breves (la segunda mucho más breve que la primera), que son brutales
exista una elite en el sentido de una clase superior). Un ejemplo extremo y que las dos concluyen de manera brusca, y una vez que han terminado no
de los juegos verbales es la jerga rimada de los cockney,* basada en equi- se ofrece ninguna interpretación o comentario sobre las mismas: la secuen­
valenciás rimadas que sustituyen a la palabra en cuestión. En vez.de de­ cia de leyes se reanuda como si no hubiese existido ninguna interrupción.
cir my wife (mi esposa), dicen tbe bañe o f my Ufe (la cruz de mi vida); en En un libro tan minuciosamente tramado, sería un error leer las historias
vez de decir hat (sombrero), dicen titfor. ¿Por qué? Porque hat rima con por separado. Deben ser leídas como una pareja de piezas complementarias
tit for that (ojo por ojo, represalias).** La jerga rimada ilustra la facilidad donde cada una funciona como barrera frente a la siguiente cámara del ta­
y naturalidad de las diferentes formas de paralelismo. bernáculo. De acuerdo con esta lectura, el diseño espacial del tabernáculo y
las acciones que tienen lugar en cada espacio compartimentado dotan al libro
* Personas nacidas en el East End de Londres, tradicionalmente de clase obrera, y tam­ de una clara coherencia literaria. La utilización de esos relatos como sinóni­
bién nombre dado al dialecto del inglés que esas personas hablan. [N. del T.] mos de dichas barreras contra toda entrada no autorizada es un mecanismo
** La autora proporciona otros ejemplos de sustitución de palabras por otras expre­ que permite deslizarse entre el plano real y el texto y vuelta a empezar. En sí
siones que riman con la palabra reemplazada. En castellano no existe la costumbre de reem­ mismas, las historias son parábolas de la intrusión en terreno prohibido.
plazar por la rima. [N. del 7T]
227
71
Fuego por fuego, llamas por llamas La forma circular, en anillo, es la base de figuras literarias muy elabo­
La primera historia del Levítico contrapone tres episodios que incluyen radas, empleadas en la Antigüedad para construir obras más extensas. En
el fuego. El primero es cuando el holocausto está listo y Yahvé envía fue­ la composición circular, la conclusión es igual al principio: encierra la
go para abrasarlo como señal de su aprobación. «Salió fuego de la pre­ obra como un anillo. Así, el elemento inicial, igualado por la conclusión,
sencia de Yahvé y consumió el holocausto y las partes grasas depositadas se repite en el elemento central. Esto coloca la idea principal, la tesis cen­
sobre el altar. Todo el pueblo, al verlo, prorrumpió en gritos de júbilo y tral, en el centro de la obra literaria, dividiéndola en dos mitades que sir­
se postró rostro en tierra» (Lv 9,24). El segundo episodio es la trasgresión ven de marco al medio: «Todo lo que debemos hacer es abrir el libro por
de los hijos de Aarón, que ofrecieron al Señor fuego profano: «Nadab y el medio y leer, y se nos revelarán los conceptos principales».14
Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron fuego En el Levítico y en los Números, la forma en anillo domina la com­
en ellos y, tras echar incienso encima, ofrecieron ante Yahvé un fuego posición: cada par de capítulos, o cada cuatro o cinco, forman clara­
profano, que Él no les había mandado» (Lv 10,1). A continuación, se ha­ mente un anillo muy definido, y cada uno de los libros es un maxiani-
cen sentir las represalias de Dios: «Entonces, salió de la presencia de Yah­ 11o que contiene todos los anillos que lo constituyen .15 Al no esperar
vé un fuego que los devoró, y murieron delante de Yahvé» (Lv 10,2). ese orden en el texto, el lector, que busca en él un desarrollo lineal,
En la Biblia, el fuego divino suele cumplir un papel profético u oracu­ quedará con la impresión de que se trata de un libro desordenado. Y
lar. El primero de estos milagros de fuego era un signo de la aceptación de sin embargo los eruditos bíblicos son expertos en descubrir paralelis­
Dios, una ratificación del sacrificio. Mucho antes, Dios había ratificado mos en pequeñas unidades de prosa. Cassuto analizó las historias del
su promesa a Abrahám con una antorcha ardiente (Gn 15,17). Se muestra diluvio y del Jardín del Edén del Génesis como formas circulares;16
a Moisés en forma de llama (Ex 3,3). Cuando Moisés tuvo que defender a Magonet presentó, de manera convincente, los primeros quince ver­
Aarón y a sí mismo contra los insultos de Coré y los capitanes, les dijo que sículos de la historia de Jonás como un anillo ;17 Milgrom ha distingui­
al día siguiente llevaran sus incensarios y que se prepararan para el juicio, do formas en anillo en los Números y el Levítico. Muchos autores han
y así fue que el fuego descendió con la misma rapidez y ferocidad con la demostrado que anillos sucesivos se pueden organizar reunidos de ma­
que había consumido a los hijos de Aarón, en esta oportunidad consu­ nera coherente; así lo ha hecho, por ejemplo, John Sawyer con respec­
miendo a los doscientos cincuenta rebeldes intransigentes (Nm 16,34). to al Libro de Job .18 Sin embargo, aún abundan en los comentarios las
Es muy curioso que nadie parece saber con exactitud el error cometido excusas eruditas para justificar las incoherencias bíblicas. Al comentar
por los hijos de Aarón para merecer ese destino. No queda claro qué pro­ la disposición de las leyes en el Deuteronomio, Jeffrey Tigay señala que
blema constituía el fuego de la ofensa, que se traduce como fuego «profa­ «con frecuencia no sigue la clase de principios sistemáticos que espera
no» o «extraño». Quizá los jóvenes sacerdotes habían recogido fuego pro­ un lector moderno, tal como atenerse a un tema y completarlo antes de
fano en vez de recogerlo del altar. Quizá lo hicieron por estar borrachos, y continuar con otro, o disponer todas las leyes sobre el mismo tema de
quizá su verdadera ofensa fue la ebriedad. Ninguna de ambas hipótesis pa­ manera lógica o cronológica, o de alguna otra manera sistemática».19 En
rece tan grave como para merecer una represalia tan violenta. En algunas el Levítico, por ejemplo, se podría esperar que las leyes sobre las mane­
interpretaciones se sugiere que lo que hicieron los jóvenes sacerdotes es ras de llevar todas las ofrendas al santuario central deberían tener un se­
menos importante que quiénes eran. Sus nombres sugieren que sus muer­ guimiento inmediato de otras leyes referidas al mismo tema, pero las
tes son una secuela de la historia de fuego anterior acerca del pecado de su que aparecen a continuación son leyes alimenticias y sobre las deudas y
padre en el Sinaí. De acuerdo con esta lectura, la historia es un argumento los sacerdotes:
sacerdotal para deslegitimar la línea sucesoria de Aarón.10Cuando Moisés
descendió de la montaña y descubrió que el pueblo había estado queman­ N o hay transición tan enigmática como la que se da entre las leyes ali­
do ofrendas a un becerro de oro, lo cogió y le prendió fuego (Ex 32,20). menticias y las del diezmo (14,3-21 y 22-29); entre las leyes sobre la manu­
misión de los esclavos y sobre la consagración de los primogénitos (15,12-18
228 72
y 19-23), y entre las leyes sobre el sistema judicial (16,18-20; 17,2-13) y las La pobre excusa de Aarón fue que cuando el pueblo desesperaba ante la
leyes sobre el culto encerradas entre ellas (16,22-17.1).20 idea de no volver a ver a Moisés, él les pidió que le llevaran oro y que él
lo había arrojado al fuego: «Todo el pueblo se quitó los pendientes de oro
Martin Noth expresó la misma perplejidad ante la disposición del Li­ de las orejas, y los entregó a Aarón. Él los tomó de sus manos, hizo un
bro de los Números .21 molde y fundió un becerro» (Ex 32,3-4), pero su responsabilidad era
Los estudiosos de la Biblia deben elegir entre aceptar el desorden que obviamente mucho más directa, ya que en realidad él mismo había talla­
proviene de imponer una lectura occidental lineal a un texto arcaico, o do el ídolo, hecho un altar para él y organizado el sacrificio. Era también
tratar de leer el libro respetando sus propias convenciones literarias. El responsable de haber dejado que el pueblo deambulara entre sus enemi­
primer camino termina en frustración y en la atribución de métodos ex­ gos, provocando feroces luchas antes de que el orden pudiera ser resta­
traños a los compiladores de la Antigüedad .22 De hecho, cuando el co­ blecido (Ex 34,25-28). Siguiendo esta línea de pensamiento, esta historia
mentarista habla de concatenación de ideas, asociación libre o transicio­ del Levítico se remonta al pecado de Aarón y lleva su mala reputación a
nes fluidas, es porque está pensando que el libro debe de estar basado en la siguiente fase de la historia bíblica. Pero si el objetivo de esta historia
algún sistema, pero desconoce totalmente qué sistema puede ser. Algu­ es manchar el nombre de Aarón, aún hay más cosas que explicar, ya que
nos comentaristas cualificados consideraron incoherente el Libro de los en el Levítico Dios entrega continuamente mensajes a Moisés para él, y el
Números porque los relatos están interrumpidos por conjuntos de leyes mismo Moisés trata permanentemente a Aarón como cabeza del culto.
heterogéneas, y las leyes por relatos. Pero, en realidad, cuando los gru­ Debido al diseño eminentemente quiástico de este libro y a sus com­
pos de relatos y leyes intercaladas se analizan como composiciones en plejas simetrías y superposiciones de equivalencias, debemos tomar nota
anillo, todo el libro aparece como un macroanillo o como una serie de ani­ del triple retomo del fuego por el fuego. Primero, en el capítulo 9, el Se­
llos más grandes: las unidades de leyes y relatos están situados en anillos ñor brindó el regalo del buen fuego, que consagró y consumió las ofren­
alternos, que pueden descomponerse nuevamente en anillos menores. Se das del altar, y luego, en el capítulo 10, llegan los hijos de Aarón para
debe leer sinópticamente, colocando los anillos paralelos entre sí hasta ofrecer un mal fuego, como reciprocidad negativa: devolver mal por bien.
formar una estricta pauta de doce puntos en la que el último, el punto nú­ En tercer lugar, el fuego del Señor definió la cuestión a su favor al calci­
mero doce, se asemeja al número uno y también es un eco del punto cen­ nar a los transgresores. Todo parece cerrado y completo en sí mismo se­
tral. De modo que, lejos de ser desordenado, el elaborado estilo retórico gún la clásica fórmula narrativa de A-B-A, que reconoceremos una y otra
es muy coherente. Más aún, la secuencia de fragmentos tiene mayor sen­ vez. Sin embargo, los nombres de los hijos de Aarón nos señalan que de­
tido cuando éstos se yuxtaponen sistemáticamente de acuerdo con las bemos leer las historias de fuego a lo largo del Éxodo y del Levítico, am­
reglas literarias. bas al unísono. Nadab significa «bien predispuesto» y Abihá significa
El Levíticó tiene una única estructura general. Es un anillo compues­ «Dios es mi padre» (o Abihú, «Él es mi padre»). Esto sugiere que sus
to de anillos, pero su estructura es absolutamente distinta de la de los muertes son la consecuencia de un relato de fuego previo en la que su pa­
Números .23 El Levíticó ofrece prólogos y peroratas muy explícitos que dre estuvo involucrado. Una explicación satisfactoria debería dar cuenta
sirven de guía al lector para reconocer las unidades estructurales dentro de sus nombres y de dos consideraciones más que siguen sin explicación:
de la composición. Ese reconocimiento resulta muy placentero. Como el fuego extraño y la referencia a una bebida fuerte. Lo primero que Dios
dice Freud, «rimas, aliteraciones, estribillos y otras formas de repetición (y no Moisés) dice a Aarón después de la muerte de sus hijos es: «No be­
de los sonidos verbales semejantes empleados en el verso, utilizan la mis­ báis vino ni bebida que pueda embriagar» (Lv 10,8). Esto parece irrele­
ma fuente de placer, el redescubrimiento de algo familiar».24 vante, además de sorprendente, por ser la única mención a cualquier be­
Uno de los problemas técnicos de todo escritor es cómo concluir. Es bida en toda la historia. Hasta ahí no había razón alguna para pensar que
necesario que aparezcan claras señales de conclusión cuando las conven­ hubiesen estado bebiendo.
ciones literarias requieren que el tema sea construido por medio de nu­ Será mejor que consideremos estos relatos del Éxodo y el Levítico
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como dos casos de fuego profano, el primero ofrecido en idolatría a una merosas analogías digresivas. Al lector o al oyente se le debe advertir de
imagen tallada, el segundo ofrecido en blasfemia a Yahvé sobre su sagra­ que el final es inminente y debe existir una señal reconocible de que éste ha
do altar una vez instalado. Ambos fuegos interrumpen la secuencia de le­ llegado. La composición circular tiene un final inequívoco, ya que implica
yes. En el Éxodo, cuando llegan las noticias del becerro de oro, Dios ya un retomo al principio. La conciencia permanente de la estructura pro­
ha terminado de dar las instrucciones necesarias para la construcción del porciona al autor antiguo muchas otras técnicas para señalar que el final de
tabernáculo, le ha dicho a Moisés que el sabbat será el memorial de la un anillo o el final de toda la narración o del tratado es inminente. Eso ex­
alianza del Sinaí, y le ha entregado las tablas de piedra con los diez man­ plica por qué los lectores modernos de los clásicos suelen esperar un «mo­
damientos grabados con su propio dedo (Ex 31). Cuado Moisés ha resta­ tivo concluyente»25 y se sienten frustrados ante los «falsos finales», ya que
blecido el orden después de la adoración del becerro de oro, Dios rees­ los escritores modernos, que usan un método de exposición lineal, deben
cribe los mandamientos en tablas nuevas (Ex 34,1,28). Repite la promesa despedirse del lector en pocas palabras. La literatura antigua, por el contra­
de la alianza (Ex 34,10), y Moisés y el pueblo retoman la tarea de cons­ rio, prevé su propio final, o se podría decir que esa estructura ya ha escrito
trucción del tabernáculo. Pero el futuro no puede desarrollarse alegre­ la conclusión en el principio. En términos modernos, sería como compa­
mente como si la traición jamás hubiese ocurrido. Se nos recuerda que rar la escritura en prosa con las técnicas de montaje cinematográfico, que
Yahvé el Señor es bueno y misericordioso, tardo para la cólera y desbor­ tienen la libertad de anticipar o crear una secuencia retrospectiva como
dante de amor a toda prueba y lealtad (Ex 34,6). También se ha dicho que método de acumulación destinado a preparar la conclusión.26
no deja impunes a los culpables (Ex 34,7), y que en un día no muy lejano Una narración tiene un argumento que indica la progresión hacia el fi­
les castigará por sus pecados (Ex 34,34). La historia no puede detenerse nal previsto. Se puede incorporar una serie de narraciones a otra estruc­
aquí, con esa sensación de castigo inminente: debe completarse. tura, como están incorporados los relatos del Génesis a una estructura
El relato de fuego del Levítico es casi la reproducción en miniatura de de generaciones a partir de Adán. Toda la composición puede consistir
la narración del Éxodo. Es la manera que tiene el Levítico de recordar al en episodios hilvanados por la progresión de un acontecimiento como
lector que la religión se basa en la alianza y en la misericordia y la justi­ un viaje, una peregrinación o una misión. También puede estar delimita­
cia divinas, y que sus propias enseñanzas son una continuación del Éxo­ da por un proceso circular perfectamente conocido por todos, como el
do. La primera parte invierte cada uno de los elementos de la historia del de las estaciones del año. El viaje tiene un principio, un lugar o momen­
becerro de oro. to y su final, que coincide con la llegada a destino. El ciclo estacional del
año toca a su fin cuando retorna al principio. La estructura proporciona
Éxodo Levítico un metatema, o una analogía subyacente que está embellecida por los re­
latos constitutivos y que indica y apuntala su significado.
32,1-5 Se queman ofrendas al becerro 8,1-30 Unción de Aarón, primer holo­ Así, la historia dé huida y rescate del Éxodo concluye, adecuadamen­
de oro. causto en el atrio de la Tienda del En­ te, en el monte Sinaí con la entrega de la ley y la construcción del taber­
6 El pueblo se sienta a comer y beber, cuentro. náculo. La llegada a destino tras un viaje peligroso es una forma de con­
y se levanta para bailar. 31-3 Se indica a Aarón y a sus hijos clusión habitual: en el caso del Éxodo, la llegada a Sinaí; y en Números
7-11 La ardiente cólera de Yahvé con­ que coman su porción frente a la la llegada al Jordán. Las batallas ganadas cumplen la misma función,
sume a su pueblo. puerta de la Tienda, donde deben per­ como cuando Josué conquista Jericó. Las vidas de los protagonistas
12-14 La ardiente cólera de Yahvé es manecer siete días. principales dan estructura interna, y sus muertes proporcionan finales,
aplacada por las súplicas de Moisés. 9.23 La congregación contempla la tal como la muerte de Jacob da un final al Génesis, y la muerte de Moi­
gloria de Dios. sés concluye el Deuteronomio. El relato está colmado de esas oportuni­
9.24 Dios envía su fuego para consu­ dades. Un libro compuesto por cadenas de paralelismos corre el riesgo
mir la ofrenda.
de perder por completo el hilo central bajo el peso de un caso tras otro
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acumulado sobre el enunciado inicial de una ley. £1 Levítico tiene muy Hasta el momento, todo lo que ha salido mal en la historia del Éxodo
poca narración, de modo que, al carecer del beneficio de un argumento acaba bien en el Levítico. Pero en la etapa siguiente, cuando los sacerdo­
para estructurar el libro, su diestro autor debe afrontar de manera dife­ tes ofrecen fuego profano, el fuego de Dios no se aplaca y los calcina. El
rente el problema de la conclusión. relato continúa con equivalencias todavía mayores entre ambas histo­
rias. En los dos casos Moisés cumple una función de limpieza.
Contener y cubrir Éxodo Levítico
Una antigua técnica para crear un centro de atención es estructurar una 32,15-20 Moisés restaura el orden, 10,3 Moisés restablece el orden, se ha­
serie de círculos concéntricos. Con frecuencia el Levítico enuncia los ca­ quema el becerro, muele el oro. cen arreglos para disponer de los cuer­
sos en orden ascendente, de modo que el último incluye al segundo y el Esparce el polvo de oro en las aguas y pos. Aarón y el resto de sus hijos de­
segundo incluye al primero. Pueden recorrerse desde atrás hacia delante se la da de beber a los israelitas. ben permanecer en la Tienda, «no sea
o desde adelante hacia atrás con la conclusión en ambos extremos. Se tra­ 21 Moisés recrimina a Aarón, el pue­ que muráis» (10,7).
ta de una fórmula muy antigua. En Mesopotamia, durante el período clá­ blo está fuera de control, se suceden 9 «No bebáis vino ni bebida que pue­
sico, entre el 2000 y el 1500 a. de J.C., el siguiente hechizo mágico era re­ las peleas, los levitas matan a 3.000. da embriagar.»
comendado para quitar una paja del ojo: 35 Dios manda una plaga. 16-19 Moisés recrimina a Aarón.
33,7-12 Se restablece el orden, colum­ 20 Moisés acepta la respuesta de Aa­
De la tierra, según dicen, surgió el barro, na de humo frente a la puerta de la rón.
del barro surgió el tallo, Tienda del Encuentro.
del tallo surgió la espiga,
de la espiga surgió la paja, [...] Cuando comparamos de cerca ambas historias, el mandato de evitar
la paja que entró en el ojo del joven.27 la bebida en exceso se nos muestra como un paralelismo del alcohol for­
zado de la historia anterior. La relación entre ambas historias, que esta­
Un ejemplo hebreo moderno de incorporación concéntrica es el anti­ blece la admonición de evitar el vino o las bebidas fuertes, exige mayor
guo refrán que recitan los niños en la ceremonia de la Pascua judía: atención. Obligar al pueblo a beber una infusión del polvo de oro de la
Un solo chico, un solo chico, que mi padre compró por dos zuzim idolatría, ante todo parece una prueba, y nos recuerda a la que se le im­
pone a la mujer sospechosa de adulterio en el Libro de los Números
YHvino un gato y se comió al chico, que mi padre compró por dos zuzim; (5,26-8). Dios ha amenazado con castigar a los verdaderos pecadores.
un solo chico, un solo chico. Les envía una plaga por haber constrüido el becerro (Ex 32,34-35). Po­
Y vino un perro y mordió al gato que se comió al chico, etcétera. demos suponer que la plaga atacó a los condenados por idolatría tras la
Y vino un palo y golpeó al perro que mordió al gato que se comió al chi­ prueba.
co, etcétera. No existe una prueba equivalente en la historia del fuego profano;
los malhechores han sido atrapados con las manos en la masa y ejecuta­
El paralelismo inglés es «la casa que Jack construyó», que termina dos de manera sumaria. Además, a Aarón se le advierte respecto a la be­
con un grandioso final inclusivo: bida. Y por buenas razones, si es que esta historia sigue el esquema de
bebida y condenación descrito por Diane Sharon para la literatura bí­
Éste es el palo que golpeó al perro, que mordió al gato, que mató a la rata, blica y antigua del Oriente Próximo .11 Se trata de una convención anti­
que comió el cereal guardado en la casa que Jack construyó. gua y muy usual que dispone una secuencia de cuatro acontecimientos:
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uno alimenticio, un encuentro, un oráculo y una confirmación de la pre­ El Levítico aplica algo muy semejante a este tropo literario, de mane­
dicción oracular. Por ejemplo, en Daniel 5 el rey Baltasar da un ban­ ra lenta y mesurada, a las distintas capas que forman el cuerpo de un ser
quete y se emborracha (comer y beber)', profana las vasijas sagradas del vivo, y también a las que cubren la parte exterior del cuerpo. Usa la sim­
templo de Jerusalén al ordenar que sean utilizadas para su festín; en los ple idea de cubrir para construir una serie de analogías de la expiación
muros aparecen unas escrituras y Daniel es llamado para interpretar (el (Lv 12-16): desde la piel que cubre el cuerpo, la prenda que cubre la piel,
encuentro y el oráculo), y éste anuncia la condenación del rey. El orácu­ la casa que cubre la prenda hasta llegar finalmente al tabernáculo. En
lo de condenación se confirma cuando esa misma noche Baltasar muere cada caso, siempre que ocurre algo que pueda estropear la cubierta es ne­
asesinado. cesario el acto de expiación.
En los mismos términos tradicionales, podemos considerar a los idó­ Muchas religiones usan una casa (habitualmente un templo, pero con
latras sentados comiendo y bebiendo como el primer evento, el encuen­ frecuencia cualquier casa, y todas ellas), y proyectan sobre la misma la es­
tro con Moisés como el segundo, la ingestión forzosa de la infusión de tructura del cosmos y los organismos que lo pueblan. La proyección pue­
polvo de oro como el oráculo y la destrucción de los malvados por la de empezar con el techo como cubierta, o con la alineación de la parte de­
plaga como su confirmación. De ahí se sigue que la advertencia a Aarón lantera y trasera del cuerpo con la entrada y la parte trasera del edificio; en
de no ingerir bebidas fuertes es una parte primordial de la historia del el plano vertical, el pie y la cabeza se corresponden obviamente con el sue­
fuego profano. No sólo es necesario sugerir al lector el paralelismo, sino lo y el techo; en el plano horizontal la parte derecha e izquierda del cuerpo
también que la segunda historia no se inserta en el esquema hasta allí esta­ se proyectan en el espacio interior del edificio tomando la entrada como
blecido de la condenación en el paraíso. Se trata de algo nuevo que ha su­ punto de referencia fijo. Cuando este punto fijo es el frente, si la entrada
cedido en el monte Sinaí. corresponde a la salida del sol todo el espacio se alinea con los puntos car­
De hecho, la búsqueda de paralelismos muestra que la historia del dinales, y así se vuelve capaz de soportar una estructura cosmológica.
fuego profano es una versión invertida y en miniatura de la del becerro En las versiones religiosas africanas, la idea del cosmos espacial cobra
de oro. Su presencia en el Levítico trata de resaltar la continuidad con el gran importancia. Tal vez el más esclarecedor entre muchas excelentes
Éxodo. El tema se dejará temporalmente de lado en los capítulos si­ explicaciones de la imagen corporal en las religiones africanas es el rela­
guientes, 11-15. Luego reanudará su mensaje en el capítulo 16, para que to sobre los fang, un pueblo de Gabón descrito por James Fernández.28
no queden dudas de que el terror y el caos del episodio del becerro de Los fang reconocen la existencia de tres direcciones: la primera es de
oro son el prólogo a las solemnes ceremonias de ordenación de Aarón y arriba hacia abajo, o dirección vertical cielo-tierra; la segunda es la direc­
a la ceremonia de expiación del tabernáculo. Por estos medios Dios hon­ ción corriente arriba-corriente abajo, que corresponde a este-oeste, sol y
ra su alianza con su pueblo, Israel. Cuando el primer relato-barrera del luna, macho y hembra; la tercera es frente-espalda, o cabeza y pie. Dado
Levítico es analizado a la luz del episodio del becerro de oro, se trans­ este contexto de espacio estructurado, cuando los fang desarrollan un
forma en algo mucho mas importante que un simple indicador neutral nuevo culto sus rituales se basan en el microcosmo del cuerpo para afir­
que señala el punto al que hemos llegado en el plan integral del libro: se mar el macrocosmo del mundo. Algunos de sus rituales igualan la vesti­
trata del culto al templo del Dios verdadero. menta del cuerpo con el tejado que cubre la cabaña. Para un parto difi­
Ésta y la historia homologa del Levítico tratan de la justicia divina en cultoso, el rito curativo es la «medicina del tejado», en el que el padre
general, de la naturaleza misma de la ley hebrea, de sus bases lógicas y de trepa al techo de la choza y vierte una medicina a través de un orificio
su simetría. En este libro antiguo y premeditadamente literario, debe­ practicado en ese techo sobre el vientre de una mujer en trabajo de par­
mos encontrar también un nivel literario de interpretación: el relato de to .29 En este culto Dios es un principio femenino y, por lo tanto, las ca­
los hijos de Aarón y la historia del blasfemo se refieren a la justicia poé­ pillas del culto están asociadas con el útero .30
tica, al juicio en su forma más elemental. El principio contractual emer­ En general sería arbitrario separar la morfología del cuerpo del siste­
ge en estas historias en tanto regla de reciprocidad. La palabra «alianza» ma de las direcciones cardinales. Las abstracciones que se hacen a partir
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del cuerpo y de la geografía pueden asimilarse entre sí tan últimamente quizá no se utilice de manera explícita, pero sí la idea de una red equili­
que tiene poco sentido establecer cuál de las dos generó a la otra, o cuál brada de obligaciones mutuas.
de ellas se ha proyectado en la otra. El sistema bíblico de referencia a los
puntos cardinales es tan variado y rico como cualesquiera de los otros .31
El lenguaje tiende a la economía, empleando la misma palabra para las El maledicente maldito
alineaciones convencionales, como ocurre en hebreo, lengua en la que
las palabras que se emplean para sur y norte son las mismas que para de­ El segundo relato estalla en medio de la tranquilidad de la secuencia de
signar derecha e izquierda respectivamente, con el presupuesto tácito de leyes como una alarma de emergencia. Los comentadores de la Biblia se
que el cuerpo se enfrenta al este, alineándose con el tabernáculo. En in­ han devanado los sesos en vano tratando de dilucidar por qué aparece
glés existe la preocupación de establecer una distinción entre la parte tra­ justo allí. La explicación más simple indicaría que está situada en el pun­
sera de un coche o un edificio y la parte trasera de una persona. Behmd to exacto del libro que se corresponde con el segundo velo, aquel que
(trasero), como sustantivo, es una forma indudablemente familiar de re­ resguarda de los intrusos el lugar más sagrado de todos. Esta vez la falta
ferirse a la parte de atrás de una persona; behmd (detrás), como adverbio, es evidente, y el hecho de que se trate de un hombre que ha blasfemado
es un término normalmente nada problemático. En un ensayo de los resulta apropiado para la analogía del tabernáculo. Por maldecir el nom­
primeros espectáculos de Gilbert y Sullivan, W. S. Gilbert preguntó a un bre de Dios fue lapidado por orden divina en el capítulo 24. La lapida­
tramoyista: «¿Dónde está mi esposa?». Ante la respuesta Round béhind* ción no es la respuesta inmediata al insulto o a la blasfemia, pero en mi­
Gilbert, famoso por su mordaz ingenio, replicó: «Eso ya lo sé. Te pre­ tad de este breve relato se recita solemnemente la ley del talión:
gunté DÓNDE está ella». Es posible que la escritura ensayística trate de
eliminar las ambigüedades lingüísticas de esta clase, en tanto la escritura Había entre los israelitas uno que era hijo de una mujer israelita y de pa­
tipológica celebra la superposición de significados, que proporciona es­ dre egipcio. El hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el campo,
pacio para la analogía y los juegos de palabras. Así, en el Levítico, la pa­ y el hijo de la israelita blasfemó y maldijo el Nombre. Y fue llevado ante
labra hebrea para «muslo»,32 referida al fémur del cuerpo, es desplazada Moisés. Su madre se llamaba Selomit, hija de Dibrí, de la tribu de Dan. Lo
para referirse de manera eufemística a los órganos genitales y, por medio tuvieron detenido hasta que se decidiera el caso por sentencia de Yahvé. En­
de la extensión más amplia a un edificio, también alude a la parte más in­ tonces Yahvé le dijo a Moisés: «Saca al blasfemo fuera del campamento; to­
terna, la trasera o «partes posteriores». Este punto se contemplará más dos los que lo oyeron pondrán las manos sobre su cabeza, y toda la comu­
detalladamente en el capítulo siguiente. El Éxodo emplea la misma pala­ nidad lo apedreará. Y hablarás así a los israelitas: “Cualquier hombre que
bra para designar las partes más interiores del tabernáculo (Ex 26,22,23, maldiga a su Dios, cargará con su pecado. Quien blasfeme el Nombre de
27; 36,27,28,32).** Yahvé, será muerto; toda la comunidad lo apedreará. Sea forastero o nativo,
En muchas culturas, una de las direcciones cardinales está definida por si blasfema el Nombre, morirá. El que hiera mortalmente a-cualquier otro
la dirección río arriba-río abajo.33 Los templos hindúes están explícita­ hombre, morirá. El que hiera de muerte a un animal lo indemnizará: animal
mente construidos siguiendo el modelo del cuerpo humano .34Un grupo por animal. Si alguno causa una lesión a su prójimo, como él hizo así se le
hausa de Nigeria considera que los puntos cardinales tienen poderes tri­ hará: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la mis­
ma lesión que él haya causado al otro. El que mate un animal, indemnizará
dimensionales, cada uno con cuatro lados: frente, parte trasera, derecha por él; mas el que mate a un hombre, morirá”. Del mismo modo juzgarás al
forastero que al nativo; porque yo soy Yahvé, vuestro Dios*. Habló enton­
* La respuesta significa tanto «detrás, a la vuelta» como «trasero redondo»; de ahíla ré­ ces Moisés a los israelitas y sacaron al blasfemo fuera del campamento y lo
plica de Gilbert [N. del 7T]. apedrearon. Los israelitas hicieron lo que Yahvé había mandado a Moisés
** LaBiblia deJerusalén, empleada como referencia de las citas de esta traducción, opta (Lv 24,10-23).
por «parte posterior» en estos casos. [N. del 7i]
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El fuerte componente de castigo por una ofensa no es tan obvio en el e izquierda. El propósito de gran parte de sus rituales es lograr que los
relato, aunque se suele utilizar para ilustrar la aplicación de la ley. A pri­ poderes y sus lados acaben por alinearse de manera propicia. Una perso­
mera vista no hay conexión directa entre maldecir y ser lapidado. «Palos na y el cuerpo de una persona también se orientan y se dividen en cuatro
y piedras rompen mis huesos, pero las palabras nunca me herirán»; sin cuartos que dependen de los puntos cardinales. La dirección fundamental
embargo, si lo trasladamos al plano verbal, allí aparece un paralelismo para cualquiera es el este, y la palabra que lo designa deriva de la palabra
lingüístico, que convoca el juego de palabras. Se han utilizado dos pala­ que describe a pecho y frente. El este y los aspectos más masculinos y vi­
bras. El verso 15 dice: «Cualquier hombre que maldiga a su Dios». La riles del cuerpo contrastan con las dos direcciones más débiles, femeni­
palabra utilizada para la acción es maldecir,12 lo que significa despreciar, nas: atrás e izquierda .35
deshonrar, insultar. Pero el verso 16 dice: «Quien blasfeme el Nombre de De manera similar, los malgaches han proyectado en la casa un mo­
Yahvé». El término es ligeramente diferente, y pertenece a la misma fami­ delo dinámico del destino. El edificio rectangular está siempre orientado
lia de «hacer un orificio», «mellar» o «perforar», y por extensión especi­ con sus lados más largos hacia el norte y el sur, a los que se atribuyen
ficar, pronunciar de manera específica, identificar,13 y de ahí y también muchos significados sociales y cósmicos. Los aspectos más importantes
por extensión presumiblemente signifique «nombrar de manera insultan­ del destino se atribuyen a los cuatro ángulos de la casa, y los aspectos
te». Por lo general los dos significados no están conectados, pero existen menores se asignan a las paredes. Así, al especializar la sucesión tempo­
concomitancias entre ellos. En medio de una discusión el hombre cometió ral de las vidas y las estaciones, «es posible seguir los aspectos del desti­
dos faltas: primero maldijo, y luego habló contra o melló con palabras el no mientras éstos giran alrededor de la tierra o de una casa».36
nombre de Dios. Al ser consultado acerca de qué se debía hacer (proba­ En el Éxodo, la multitud y minuciosidad de detalles dedicados a la
blemente por el oráculo sacerdotal), Dios ordenó que fuera lapidado has­ construcción del tabernáculo en el desierto se basan en un principio doc­
ta morir. El tronco hebreo de la palabra que es traducida por «lapidar»14 trinal acerca de la gradación de calidad. Menahem Haran señala que el
significa en realidad «arrojar». En inglés esto puede significar arrojar cual­ grado de santidad se expresa a través de la calidad de los muebles sagra­
quier cosa, coles, tomates podridos, o estiércol, pero en hebreo se utiliza dos. La mejor calidad de madera y metal y de productos textiles está des­
siempre con el sentido de «arrojar piedras». El oráculo no parece haber tinada al santuario interior, y la elaboración y rareza de las columnas y
escogido un castigo que se adecuara al crimen, pero si aceptamos el juego cortinas disminuye progresivamente hacia el patio exterior. Tal como in­
de palabras, el principio de compensación funciona de manera literaria: dica Haran, el trazado y su decoración describen tres círculos concéntri­
el blasfemo ha arrojado insultos al Nombre de Dios; que muera enton­ cos, con el querubín junto al arca de la alianza, ocupando el centro .37
ces por piedras arrojadas contra él. En español el doble sentido que más En una religión anicónica, a falta de imágenes es posible que la apli­
se acerca es la metáfora de la tormenta: «Quien siembra vientos, recoge cación de la analogía favorezca a la arquitectura, y que incluso la con­
tempestades». vierta en un medio de instrucción privilegiado. El Levítico corresponde
El modo literario puede ser acertado. Hay varios nombres curiosos a una tradición literaria que no consideraba el alfabeto como un medio
en esta historia que deben ser desvelados. Se nos dice que el nombre de la de comunicación convencional sino más bien como un don divino. Las
madre del blasfemo era «Selomit», que puede significar «retribución»,13 letras y raíces de las palabras eran respetadas como elementos con exis­
su padre era Dibrí, que sugiere «demanda»;16 por parte de madre era de la tencia independiente. La escritura no consiste meramente en hacer des­
tribu de Dan, que sugiere «juicio».17 A través de una selección muy ses­ cripciones de aquello representado por las palabras, sino que en sí mis­
gada del significado de los nombres, la historia contada a los niños podría mas las letras son cosas sobre las que pueden proyectarse significados.
leerse así: «Había una vez un hombre (sin nombre), hijo de Selomit-Re- De ahí se desprende que la proyección de un edificio en un libro, o de
tribución, nieto de Dibrí-Demanda, de la casa de Dan-Juicio, que arrojó una montaña en un edificio, no infringe la ley que prohíbe las imágenes.
insultos al Nombre... y el Señor dijo: “Morirá, melló mi nombre y será Al mismo tiempo, este pueblo hacía juegos de palabras y disfrutaba con
mellado hasta morir”». Contra esta lectura se podría aducir que éstos los acrósticos, de modo que apreciaba el elemento de las convenciones
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en la escritura. La ley de prohibición de las imágenes y la iconización de son los nombres reales del linaje de una persona real, cuyo crimen se
las letras se equilibraban entre sí. Cuando la Biblia prohibió las imágenes hizo famoso. Pero el hecho de que esta persona, el blasfemo, no tenga
talladas o fundidas, lo hizo con palabras cuidadosamente escogidas. No nombre, debilita ese razonamiento, y aceptarlo implicaría desdeñar otros
establecía prohibición con respecto a las imágenes mentales o verbales. casos en la Biblia en los que el nombre guarda relación con el relato.18
Las proyecciones espaciales sobre los cuerpos y los objetos no invocan Habría que explicar por qué aparece no sólo el nombre de su madre, sino
el espectro de la idolatría. No seducen al ojo ni compiten con la idea de que se remonta a tres generaciones, por qué estos nombres no vuelven a
Dios para captar la atención del fiel.3® aparecer en ningún otro momento en el Levítico y, sobre todo, por qué
En los capítulos siguientes demostraremos que el Levítico es un texto no aparece el nombre del protagonista. La cuestión principal no es la tra­
sagrado planificado según las proporciones de un templo. La entrada y ducción de los nombres, sino por qué aparecen. Esos trazos de genealo­
los compartimentos proporcionan una estructura semejante a un viaje, gía se pueden explicar si nos preguntamos qué aportan al relato, pero en
y la arquitectura cerrada prepara el final. Esta práctica es absolutamente este caso, a diferencia del relato de los hijos de Aarón, aportan poco o
habitual en la cultura judía, en la que la palabra siempre ha sido el medio nada a no ser por el significado de los nombres.
privilegiado para representar la realidad. Para que esta idea no resulte de­ El juego de palabras con los nombres nos conduce al tema del juego
masiado extravagante, conviene recordar otros casos de uso literario del de palabras con los castigos. Uno de sus efectos literarios es el de desva­
espacio arquitectónico. Una narración, ya sea literaria o dramática, debe necer cualquier presunta historicidad. Consideremos entonces la impo­
desplegarse en alguna clase de espacio. Si el tema es complejo, la alusión sición de los nombres como un dispositivo que enmarca y produce un
sistemática a una estructura conocida proporciona un marco de referen­ apartamiento temporal de la narración principal, y que estaría diciendo
cia.39 La arquitectura de un templo tiende a proporcionar un intenso sim­ que ésta no es una historia acerca de Moisés, sino una historia dentro de
bolismo cosmológico. la historia de Moisés, un relato dentro de otro relato. Como en otros re­
En la Antigüedad existía la tradición de basar una composición lite­ latos dentro de un relato, cumple la función de resaltar el tema principal
raria, un cuadro o una escultura en las partes de un edificio. Al explicar del libro .19 El juego de los nombres aparece en una fantasiosa historia
esta práctica en el caso de Heródoto, John L. Myres consigna que la acerca de cómo la compensación entra dentro del esquema de las cosas.
composición al estilo «frontispicio» era muy difundida. Un frontispicio, Las palabras de Dios desde el oráculo, 24,17-23, explican que este caso
en la arquitectura clásica, es la porción de forma triangular de muro si­ en concreto sirve para ilustrar el principio de equivalencia, a saber, el prin­
tuada por encima de la cornisa que formaba la terminación del techo de­ cipio básico según el cual quien maldiga el Nombre del Dios viviente
bajo de la misma; el tejado corresponde a dos aguas de la arquitectura merece una maldición de muerte. Este asunto se tratará más adelante en
gótica, y en la arquitectura romana solía decorar los remates de las puer­ relación con otras cuestiones.
tas o ventanas. En tanto que en la novela o en una obra dramática los Consideremos los dos casos del Levítico, es decir, el del quemador-
acontecimientos se suceden siguiendo un orden temporal, hasta un clí­ quemado y el del maledicente-maldito, junto a la historia del fornicador
max final o catástrofe, en una composición «frontispicio», y su amante que son muertos a lanzazos en el Libro de los Números. El
destino de Zimrí es un caso obvio de castigo que se ajusta al crimen co­
[...] ya sea en narrativa o en pintura y escultura, el clímax es el elemento metido. A veces se considera gracioso, y sin embargo brinda la ocasión
central y los episodios se alinean a ambos lados —o en narrativa, antes y des­ para un solemne pronunciamiento acerca del honor divino:
pués—como preparación o para revelar sus consecuencias. Los frontispicios
del templo en Egina, un monumento conmemorativo de la guerra, construi­ Israel se estableció en Sitín. Y el pueblo se puso a fornicar con las hijas
do en los años siguientes a la batalla de Salamina, exhiben la victoria griega de Moab. Éstas invitaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses, y el pueblo
colocando a la triunfante Atenea en medio de una refriega entre griegos y comió y se postró ante sus dioses. Israel se adhirió así al Baal de Peor, y se
persas. 40 encendió la ira de Yahvé contra Israel. Dijo Yahvé a Moisés: «Toma a todos
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los jefes del pueblo y empálalos en honor de Yahvé, cara al sol; así cederá
el furor de la cólera de Yahvé contra Israel». Dijo Moisés a los jueces de Is­
rael: «Matad cada uno a los vuestros que se hayan adherido a Baal de Peor»
(Nm 25,1-5).
Éste es el prefacio de la historia, y la aclaración de Milgrom, que afir­
ma que empalar a los malhechores sería una traducción más apropiada

Figura 3.1. Dibujos de Myres para ilustrar la composición «frontispicio» de Heródoto.


que colgarlos, resulta relevante, así como todas sus interesantes notas
acerca de las diversas formas que existían para empalar a las personas.20
Si la palabra «empalar»21 tiene el mismo significado que en inglés, enton­
ces Pinjas realizó una forma de empalamiento:
Sucedió que un hombre, un israelita, vino y presentó ante sus hermanos
a la medianita, a los mismos ojos de Moisés y de toda la comunidad de los
israelitas, que estaban llorando a la entrada de la Tienda del Encuentro. Al
verlos Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de entre
la comunidad, lanza en mano, entró tras el hombre a la alcoba y los atrave­
só a los dos, al israelita y a la mujer, p or el bajo vientre. Y se detuvo la pla­
ga que azotaba a los israelitas. Los muertos por la plaga fueron 24.000
(Nm 25,6-9).
En esta extraordinaria historia el texto no especifica exactamente lo
que hizo Zimrí para desatar la cólera de Pinjás. Esto ha sido motivo de
especulación desde antaño, pero la secuela y el horrendo número de
muprtes de israelitas que sólo cesa una vez que Zimrí ha muerto nos ha­
cen pensar que debió de tratarse de una ofensa grave. Quizá el hombre
jamás debiera haber introducido a una medianita hasta la entrada de la

Fuente: Myers, 1953, p. 85.


Tienda del Encuentro. Quizá atravesaron el velo. Quizá actuaran de ma­
nera indecente. Existen indicios dé prostitución ritual en la forma en que
las mujeres moabitas tentaban a los israelitas para rendir culto a su dios
(Nm 25,1-5). Quizá la presunción más corriente de que estaban copu­
lando ante la vista de todos sea correcta:
¡Ojalá tenga el destino de ZIM RÍ
entre los brazos de COZBÍ!
R obert Burns22
Sea como fuere, Moisés se ocupaba de empalar a los líderes de la
apostasía de masas, tal y como le ordenara el Señor, y Pinjás decidió em­
236 80
Myres descubre también composiciones «frontispicio» en los grupos palar por iniciativa propia a los dos criminales. La plaga, muestra de la
heráldicos grabados en los sellos de piedra, y en el relieve de la «Puerta cólera divina, se detuvo de inmediato, y Dios dijo entonces a Moisés:
del león» de Micenas, en los antiguos relieves de bronce y en los jarrones
pintados, en el «Escudo de Aquiles» del capítulo XVIII de la Ilíada, y en «Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha aplacado mi furor
el «Escudo de Hércules» de Hesíodo. En todos estos ejemplos, así como contra los israelitas, porque él ha sido, de entre vosotros, el que ha sentido
en otros, la estructura es la antítesis del orden progresivo de los frisos, en celo por mí; por eso no he acabado con los israelitas a impulso de mis celos.
los que un episodio sucede a otro en secuencia serial. El estilo «frontis­ Por eso digo: Le concedo a él mi alianza de paz: será para él y para su des­
picio» sitúa el clímax en el centro. A veces el friso se combina con el cendencia después de él una alianza de sacerdocio perpetuo. En recompensa
frontispicio, exhibiendo una presentación serial de episodios sucesivos de haber sentido celo por su Dios, celebrará el rito de expiación sobre los is­
que alcanzan su clímax en la imagen central y que luego se repiten, con raelitas» (Nm 25,11-13).
variaciones, en la otra dirección. El discurso es mucho más vivido en la traducción utilizada en el co­
mentario de Milgrom (JPS):
El monte Sinaí Pinjás [...] ha aplacado mi ira contra los israelitas mostrando frente a
ellos su pasión por Mí, para que yo no barriera al pueblo de Israel con Mi pa­
La idea central de este libro es que el Levítico aprovecha cuanto puede la sión (Nm 25,11).
antigua tradición que establece un paralelismo entre el monte Sinaí y el
tabernáculo. Diversas transposiciones antiguas entre casas, cuerpos y tem­ O, literalmente, «al apasionarse por mi pasión». Milgrom dice: «La
plos nos preparan para suponer que Rambán, el filósofo místico y respe­ pasión de Pinjás se igualó a la de Dios ».23 El castigo se ajusta literalmen­
tado intérprete medieval, se basaba en tradiciones muy antiguas al des­ te al crimen en tanto los amantes fueron muertos en un abrazo brutal y
cubrir en el Éxodo un paralelismo establecido entre el tabernáculo del forzado. La penetración sexual fue castigada con la penetración de la
desierto y el monte Sinaí. La tradición se remonta al Éxodo. Recuérdese lanza: Zimrí, el penetrador, fue a su vez penetrado. Entonces la ira de
que la teoría crítica de los orígenes atribuye al mismo autor sacerdotal Dios se equiparó con la de Pinjás, la pasión igualó a la pasión. A conti­
del Levítico los capítulos del Éxodo en los que Dios da a Moisés el plan nuación, y tras considerar Dios que la expiación se había realizado, en­
para la construcción del tabernáculo y la prohibición de acudir al monte cuentra la ocasión para hacer un resarcimiento final: anuncia un pacto de
Sinaí. Dios prohibió al pueblo ascender al Sinaí e incluso tocarlo sin que se eterna amistad con Pinjás y sus descendientes. Sus palabras finales acer­
les hubiese autorizado por medio del sonido de un cuerno (Ex 19,12-25). ca del pacto y el rescate ya están repletas de referencias a la idea del ta­
En su comentario sobre el capítulo 24 del Éxodo, Nahum Sama expone itón. Una lectura libre del discurso divino diría algo así:
el paralelismo establecido por Rambán entre la montaña y el tabernáculo.
Cada uno estaba dividido en tres zonas, cada zona representaba un paso Pinjás aplacó mi ira.
más hacia la cercanía con Dios, y el grado de santidad llegaba a un doble Su pasión por su Dios igualó a la pasión de su propio Dios.
clímax en la cima de la montaña y en las estancias más internas del taber­ Pagó rescate por Israel.
náculo: Yo retribuyo el pago con mi pacto.
Tanto el Sinaí como el tabernáculo están sometidos a una división tri­ Una vez más se nos proporcionan gratuitamente los nombres de los
partita. La cumbre corresponde al santuario interior o sanctasanctórum. La protagonistas de esta historia, quienes de lo contrario serían completos
segunda zona, a mitad de camino hacia la cumbre, es el equivalente del san­ desconocidos. Sus nombres nos sumergen en las mismas elucubraciones
tuario exterior del tabernáculo, o santo lugar. La tercera zona, al pie de la que la historia de los blasfemos de Números 24:
81 237
El israelita muerto, el que fue matado con la medianita, se llamaba Zim- montaña, es análoga al patio exterior o atrio. Como en el tabernáculo, las tres
rí, hijo de Salú, príncipe de una casa patriarcal de Simeón. Y la mujer muer­ zonas diferentes del Sinaí representan tres grados de santidad en orden des­
ta, la medianita, se llamaba Cozbí, hija de Sur. Éste era jefe de su clan, de una cendente. Así como sólo Moisés puede ascender hasta la cumbre de la mon­
casa patriarcal de Madián (Nm 25,14-15). taña, nadie, salvo uno, puede entrar al sanctasanctórum en el tabernáculo. Así
como el santuario exterior es espacio exclusivo para los sacerdotes, del mis­
¿Qué hacen aquí todos estos nombres nuevos? ¿Fueron apareciendo mo modo sólo los sacerdotes y los ancianos están autorizados a ascender has­
en el transcurso del proceso adivinatorio? La raíz de la palabra Zimrí in­ ta un punto específico de la montaña. El confinamiento de los laicos al patio
dica serrucho, sierra o podadora. El nombre de su padre, Salú, en hebreo exterior del tabernáculo, donde estaba situado el altar en el que se quemaban
sugiere el verbo «pesar», muy cercano a la idea de la balanza de la justicia las ofrendas, evoca el paralelismo con el Sinaí, es decir, con la restricción de
y muy apropiado para una historia de retribución y castigo. Cozbí, a la los laicos al pie de la montaña, donde se había construido el altar.41
altura de su papel, sugiere mentira, falsedad o algo engañoso. Al nombre
Sur no es tan fácil atribuirle un significado: podría ser adversario, ene­ El paralelismo se hace aún más claro si se tienen en cuenta otros dos
migo, o indicar estrechez, rigidez o malestar. Así que el relato se podría elementos del Éxodo. Por expresa invitación de Dios, Moisés y Aarón,
leer de esta manera: dos de los hijos de Aarón y setenta de los ancianos de Israel ascienden
hacia Yahvé para venerarlo desde lejos; así, el pueblo no puede participar
Zimrí-Serrucho, hijo de Salú-Pesos-y-Medidas, penetró a Cozbí-Enga- de ese ascenso, y Moisés debe dejar a Aarón y a los ancianos y ascender
ñosa, hija de Sur-Enemigo, en la Tienda del Encuentro. Pero Pinjás cortó el aún más alto (Ex 24,1-2). Este triple movimiento de la narración refuer­
serrucho. El celo de Pinjás por el honor de Dios aplacó el celo de Dios por za la división tripartita de la falda de la montaña. De esta manera, los an­
su propio honor al penetrar a ambos de un solo lanzazo. cianos realmente vieron al Dios de Israel: «Bajo sus pies había como un
pavimento de zafiro transparente como el mismo cielo. Él no extendió
¿Es posible que los nombres que no vuelven a aparecer en ninguna su mano contra los notables de Israel, que vieron a Dios, y después co­
otra parte del libro estén allí sólo como marco? ¿Cumplen la función de mieron y bebieron» (Ex 24,10-11). Los comentaristas han subrayado el
anunciar que se está contando una historia dentro de otra historia? El hecho de que los ancianos vieron a Dios y no corrieron peligro al acer­
Levítico 24 es una historia corta acerca de un mestizo de padre egipcio y carse tanto, y se ha especulado sobre si el suelo azul del cielo era de zafi­
madre israelita. ¿Su marginalidad racial guarda relación con el caso en su ros o de lapislázuli. Suponiendo que la montaña fuese una proyección
contra? Maldijo el Nombre de Dios en el fragor de una pelea. De acuer­ del tabernáculo, vemos que si éste hubiese sido construido verticalmen­
do con la ley levítica de los capítulos 4 y 5, se le preguntará si está arre­ te para emular la posición de la montaña, el suelo del compartimento su­
pentido, luego deberá pagar seguramente una multa abultada y final­ perior se habría convertido en el techo del compartimento central, y los
mente deberá ofrecer un ritual de expiación. ¿Por qué no puede aspirar ancianos habrían alzado la vista hacia el suelo de la morada de Dios, a
al perdón que se ofrece a un pecador involuntario? Véase el capítulo 6 de través del pavimento azul cristalino. De este modo, pudieron contem­
este mismo libro acerca del uso judicial de los juramentos: la falta de co­ plarlo sin correr el riesgo de que Yahvé les pusiera las manos encima, se­
rrelación entre este capítulo y el relato de la lapidación en Levítico 24 es guros y protegidos por el techo/suelo transparente.
otro punto en donde se observa la costura de una religión sin oráculos. ¿Y por qué comieron y bebieron en la zona intermedia de la monta­
El remordimiento del blasfemo resultaría creíble si dijera: ña? Sarna sugiere que ese banquete corresponde al solemne ágape de la
Sé que hice mal, pero no fue mi intención, fue involuntario, se me esca­ alianza que había constituido la parte formal del pacto, y que comieron
pó, me dejé llevar por el calor de la discusión. Me arrepiento de mi pecado los animales sacrificados en el versículo 5.42 Si es así, ¿por qué los comie­
indeseado. Permítaseme pasar una prueba para demostrar que fue involun­ ron justamente allí? El Levítico repite muchas veces, y de manera ine­
tario. quívoca, que la ley exige que los sacerdotes coman la carne sacrificial que
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les ha sido reservada en un «lugar sagrado», es decir, cerca del altar, en la Tal y como ya se observó, un caso de injurias proferidas contra el
sala de sacrificios. En cuyo caso, siguiendo el paradigma del tabernácu­ Nombre de Dios se ajusta muy pobremente a los casos citados de corre­
lo, los ancianos y sacerdotes del Éxodo estarían comiendo en el lugar lación entre el crimen y el castigo. Arrojar piedras a Dios hasta matarlo
equivocado: deberían celebrar su comida en las laderas más bajas de la y arrojar insultos a Dios constituyen una coincidencia literaria débil,
montaña, a las que el pueblo hubiera tenido acceso después del toque de pero más allá del juego de palabras no hay relación entre el castigo y la
trompeta, y que corresponde al patio exterior. Hubiera sido mejor des­ falta. La idea de la venganza es atemorizante y solemne, pero en la escri­
cubrir que el banquete de los ancianos bajo los cielos correspondía espa­ tura sacerdotal acerca de la lex talionis, tanto en el Levítico como en los
cialmente al «comedor» de los sacerdotes, pero por desgracia no es así. A Números, una picardía siniestra acecha en los nombres que decoran
qué alude la expresión «lugar sagrado» en este contexto es un tema que muy sugerentemente, pero que no van mucho más allá, y en los juegos
ha suscitado largas discusiones: parece inapropiado que los sacerdotes de palabras que fuerzan la relación entre crímenes y castigos.
comieran en una zona accesible a los laicos, pero es posible que hayan
existido dos tradiciones sacerdotales, y que el patio exterior pueda haber
estado dividido entre una parte delantera, frente al altar, y una zona tra­ £1 escándalo del talión
sera más privada, detrás del altar, y que en la práctica los sacerdotes ha­
yan tenido el hábito de comer en este último recinto .43 Sin embargo, to­ Esta lectura sugiere que el Levítico 24 es menos vengativo y furibundo
das estas especulaciones suponen que Dios no ofreció a sus visitantes un que el Éxodo 21 y que el Deuteronomio 19. ¿Es posible que el escritor
banquete procedente de sus propios recursos. En ese caso, cuando los del Levítico esté siguiendo una línea diferente respecto del enigma de la
ancianos (de los que de todos modos no se dice que eran sacerdotes) co­ justicia y la compasión divinas? Es más un visionario y un poeta que un
mieron lo que Dios les ofreció, no tuvieron que cumplir con las exigen­ legislador, y no merece quedar pegado a la ley del talión en tanto sistema
cias a las que más tarde fue sometido el comedor de los sacerdotes. violento y primitivo. Al citarla con ligereza, en una circunstancia pecu­
Tabla 3.1. Dos paradigmas del tabernáculo alineados. liar en la que su aplicación no resulta nada evidente, al rodearla de nom­
bres graciosos donde sólo cobra sentido en tanto juego de palabras, el es­
Monte Sinaí Tabernáculo critor puede estar intentando decirnos algo diferente acerca del principio
de medida-por-medida.24 Quizá el Levítico esté haciendo aquí una in­
Cumbre o cima de la montaña, humo, Sanctasanctórum, querubín, arca y tes­ troducción de la compleja visión de la retribución celebrada en el Libro
como una nube (Ex 19,18); Dios bajó timonio de la alianza, nubes de incienso. de Job. Lo que se está evaluando es la validez universal del principio de
a la cima, acceso sólo para Moisés retribución. «Así que puede considerarse que el Libro de Job está lla­
(Ex 19,20-22). mando la atención sobre las falacias lógicas que se han adosado a la doc­
Perímetro de densa nube, acceso res­ Santuario-, mesa del pan ácimo, pedes­ trina. Su objetivo no es la mera sistematización del pensamiento. Su ob­
tringido a Moisés, Aarón, dos hijos y tal de la lámpara, altar con incienso y jetivo primordial es establecer estándares correctos para la estimación de
setenta ancianos (Ex 24,1-9). humo de incienso; restringido sólo para los individuos, y quizá también liberar de las críticas injustas a quienes
sacerdotes. fueron socialmente obligados al ostracismo.»25
Seguramente la idea de una retribución exacta como pago por una
Laderas más bajas, acceso libre. Patio exterior, acceso libre. ofensa va en contra del espíritu de la Tora, que suele disfrutar con el per­
dón y la compasión. De hecho, gran parte del comentario rabínico acerca
Consagración del monte Sinaí (Ex Consagración del tabernáculo (Lv 16). de la lex talionis se ha ocupado de ese punto: la ley no exige una venganza
19,23). exacta, sino que está allí para establecer el límite de lo que uno puede pre­
tender como compensación. Si alguien ha perdido un ojo, no puede recla­
83
239
mar los dos ojos de su atacante, y menos aún su vida. El Levítico apoya al Se podría objetar que esta fantasía medieval carece de toda relevancia en
Deuteronomio: los hijos no deben ser ejecutados por los crímenes de sus el caso del Levítico. Ramban es el nombre del rabino Najmánides (1194-A
padres, y cada uno debe sufrir el castigo por sus propios crímenes. Si una 1270), y sus conjeturas tal vez no tuviesen nada que ver con el Levítico,
vida se pierde, sólo puede reclamarse una vida en compensación, y no sino que bien pudieron haber sido producto directo del misticismo del
más. Si esto es correcto, todavía existe menos relación entre el crimen del siglo xni. Milgrom, que conoce perfectamente el caso, considera que
mestizo blasfemo y el recitado del lema del ojo-por-ojo que supuestamen­ Rambán se basaba en una tradición antigua. A su vez, basa su interpre­
te justificaría su ejecución. tación en el texto mismo del Éxodo, y particularmente en el nombre del
En las versiones del Éxodo y el Deuteronomio la ley del talión no tabernáculo, designado como Tienda del Encuentro. Tras considerar y
aparece contextualizada. En el Éxodo se dice: descartar varias especulaciones sobre el origen del término, dice: «No
obstante, el arquetipo inmediato de la Tienda del Encuentro no es nin­
Pero si resultare daño, darás vida por vida, ojo por ojo, diente por dien­ gún modelo canaanita mítico ni ningún hipotético ejemplo hitita, sino la
te, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por he­ antigua tradición israelita de la teofanía en el monte Sinaí. El autor sa­
rida, cardenal por cardenal (Ex 2,23-25). cerdotal (P) (Ex 24,15b; 25,1), coincide con él e incluso incorpora la tra­
El Deuteronomio es aún más sobrecogedor, pero termina con la mis­ dición épica (Ex 19,20; 20, 1 ) de que Dios descendió al Sinaí [...]» .44 Allí
ma cantinela, que probablemente sería una respuesta oracular prevista: fue donde se produjo el primer encuentro entre Dios y Moisés. Al final
del Éxodo, Dios transfiere su presencia terrenal al tabernáculo, bajo la
[...] haréis con él lo que él pretendía hacer con su hermano. Así harás desa­ forma del fuego y la nube. De ahí en adelante el tabernáculo se convirtió
parecer el mal de en medio de ti. Los demás se enterarán y temerán, y no vol­ en la sede de todos los encuentros subsiguientes. La presencia directa de
verán a cometer una maldad semejante en medio de ti. N o tendrá piedad tu Dios es demasiado terrible para ser soportada, y por eso está velada por
ojo. Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por la nube, de la misma forma que el sanctasanctórum está velado por el
pie (Dt 19,19-21). humo del incienso. La nube es el signo de la presencia de Dios mientras
acompaña al viaje errante de su pueblo. En el Sinaí, cuando ya han con­
Estos pasajes son el eco de leyes similares de la región, pero el propó­ cluido todos los trabajos en el tabernáculo, «Moisés no podía entrar en
sito del escritor del Levítico no es el de tomar prestadas leyes extranjeras la Tienda del Encuentro, pues la Nube moraba sobre ella y la gloria de
sin adaptarlas para que se ajusten al proyecto global del Levítico. Yahvé llenaba la Morada» (Ex 40,35). En el Génesis el humo del sacrifi­
La sutileza de pensamiento y el alto nivel en el control literario ejer­ cio llamó la atención de Dios después del diluvio. En el Éxodo, el incien­
cido a lo largo del Levítico, así como el esfuerzo general de todo el Pen­ so del altar es usado por el sacerdote para producir nubes de humo fra­
tateuco por mantener a distancia la cultura de Israel de las de los pueblos gante (Ex 30,7-8; 34-38; 40,26). El humo obstaculiza la visibilidad, como
circundantes se combinan para sugerir que, si el escritor sacerdotal se re­ una nube.
fiere a los códigos legales de otros pueblos, sólo lo hara de manera iróni­ De este modo, argumenta Milgrom, el nombre «Tienda del Encuen­
ca, por no decir francamente despectiva. Aquí sostenemos que para el tro» da fundamentos para pensar que la correspondencia entre el taber­
Levítico el antiguo lema del ojo-por-ojo y diente-por-diente está inscri­ náculo y el Sinaí es por lo menos tan antigua como el Éxodo. Alfred
to dentro de la lección de reciprocidad que subyace a la alianza. El Leví­ Marx plantea el mismo argumento cuando demuestra que la presencia de
tico está más interesado en los aspectos restitutivos de la ley que en sus Dios en el Sinaí y en el altar, en el momento del sacrificio, deben inter­
aspectos criminales. Este estudio está en contra de considerar el episodio pretarse de manera estrictamente paralela. La montaña y el altar son fi­
del blasfemo lapidado desde un punto de vista demasiado legalista. No guras que se representan mutuamente45. La correspondencia incluso po­
está enseñando la ley al pie de la letra, sino que hace un comentario lite­ dría ser más antigua, derivada del antiguo simbolismo de la montaña
cósmica empleado en las religiones canaanitas. La idea de un centro cós­
240 84
mico del mundo, situado en un lugar elevado sobre el cual se ha construi­ rario de la letra de la ley. El estilo muestra que lo que efectivamente debe
do un santuario, es muy común en toda la región de Mesopotamia. ser tomado en serio es una adecuación general determinada entre la
Desde el punto de vista de la Biblia, resulta problemático que el mon­ ofensa y la compensación. El principio general es que el universo de
te Sinaí sea esa montaña, debido a que el páramo del Sinaí es relativa­ Dios funciona por reciprocidad. En otras palabras, la ley es la cara nega­
mente plano. Lo mismo ocurre en Egipto, y también en Mesopotamia. tiva del principio de juego limpio sobre el que está basada la alianza.
Canaán constituye una zona más probable para constituirse en sede de la Recordemos el juicio de Daniel sobre los ancianos que levantaron fal­
creencia y en localización de la montaña sagrada de Israel, ya que las so testimonio contra Susana. Preguntó a cada acusado por separado bajo
montañas del litoral sirio-palestino son prominencias características en qué árbol en particular la habían visto con su amante, y les condenó a
el paisaje. En los textos ugaríticos se asociaba una montaña diferente a muerte (Dn 13,54-59). Aquí vale la pena citar el comentario de Bernard
cada divinidad. Esa argumentación es la que plantea Richard Clifford en Jackson del famoso chiste:
su estudio de las doctrinas centradas en una montaña cósmica,46que con­
cuerda con la teoría de Frank Moore Cross respecto a que el origen de la El clímax gira alrededor de los diferentes árboles que los dos viejos iden­
Tienda del Encuentro de la Biblia es el templo real de Él .47 Si realmen­ tifican como el locus delicti. El hecho es reforzado por un habilidoso doble
te era una reliquia de la estructura social monárquica de Baal, eso expli­ juego. Cuando el primer viejo responde «bajo una acacia» (hupo schmon),
caría por qué fue transferida al Sinaí, y por qué se habría rechazado un Daniel responde que el ángel del Señor ya ha recibido órdenes de cortarlo en
microcosmo doble formado por la montaña y la casa de Dios. Sin em­ dos por su mentira (schisei se mesón); cuando el segundo testifica que fue
bargo, se nos ha advertido que no debemos repetir demasiado el princi­ bajo una encina (hupo prinon), Daniel responde que el ángel de Dios está es­
pio anticanaanita. Tal vez sea más relevante recordar que el pensamiento perando, con la cimitarra en la mano, para cortarlo en dos (prisei se mesón).
microcósmico no sigue en absoluto el estilo del Deuteronomio, y que el Las fuentes patrísticas debaten todavía si la existencia de este doble juego
Levítico leído a través de ojos deuteronómicos nos haría pasar por alto evidencia que el idioma original de la historia fue el griego; Orígenes pre­
guntó a sus compañeros judíos si podían reproducirlo en idioma hebreo,
las analogías. pero ellos no pudieron. [•..] Mas recientemente, los traductores de la Nueva
Biblia Inglesa se tomaron una modesta licencia «arbórea» y reprodujeron el
juego de palabras en inglés: «Under a clove-tree [...] he wíU cleave you in
two; under a yew-tree [...] to hew you down».26*
El juicio de Daniel, que realiza una adecuación verbal del crimen con
la pena, sirve para ilustrar la ley de compensación y retribución del Le-
vítico.
El principio de retribución equivalente es bastante evidente en los li­
bros narrativos. ¿Por qué murió Jezabel cayendo de una ventana
(2 R 8,30)? Respuesta: esa mujer falsa construyó lugares elevados para
dioses falsos. ¿Por qué fue Absalón entregado a sus enemigos colgando
de su hermosa cabeza (2 S 18,9-10)? Respuesta: su vanidad por su propia
belleza fue su fin. Las víctimas de una ofensa encuentran una satisfacción
concreta en el hecho de que el agresor sea castigado no sólo práctica­
Figura 3.2. El paraíso, el monte Sinaí y el arca de Noé, en los Himnos al Paraíso mente, sino poéticamente.
de Efrén.
Fuente'. Séd, 1981, p. 463, fig. 8. *Juego de palabras intraducibie. [N. del 7T]
85 241
£1 lenguaje de los oráculos Hay evidencias de que la analogía estaba muy difundida y era muy
respetada en la Antigüedad tardía. Fue usada ampliamente, por ejemplo,
Probablemente sea cierto que este nivel lingüístico de la retribución pa­ por Efrén el Sirio, famoso predicador, poeta y defensor de la ortodoxia
rezca poco convincente a oídos de los abogados. Pertenece en realidad a cristiana que vivió en Mesopotamia durante los tres primeros cuartos del
un contexto oracular, donde la información suministrada es breve. Uno siglo IV.48 Como cristiano, Efrén difícilmente usaría el monte Sinaí como
puede suponer que el registro discursivo de un oráculo no será el del ha­ modelo del tabernáculo del desierto; lo que hace, sin embargo, es cam­
bla cotidiana: la suya es oximorónica, y sus enigmáticas afirmaciones in­ biar la base de la primera analogía, asignándola al paraíso. Sus Himnos al
tensifican la impresión de que bebe en las fuentes de la sabiduría más pro­ Paraíso trazan modelos teológicos de tres zonas que combinan el paraí­
funda. La agudeza verbal de Daniel contribuyó en gran manera a su fama so, el monte Sinaí y el arca de Noé.
de juez brillante. Que la sentencia sea graciosa cuando paga al malhechor
con su propia moneda es algo que cabe esperar, cuando recordamos que
la justicia distributiva es una señal distintiva de todo tipo de comedia. Notas
En algunas de estas historias no parece haber intervenido ninguna
forma de consulta oracular: en la historia de Pinjás, el Señor parece ha­ 1. Weinfeld, 1972, p. 179.
berse manifestado espontáneamente. Cuando Moisés dice que consulta­ 2. Bernstein, 1959.
rá con el Señor, así como en el caso del blasfemo y el del recolector de 3. Malamat, 1990.
leña del Libro de los Números, se entiende que se ha hecho uso del 4. Muffs, 1992.
oráculo sacerdotal, de Urim y Tumim. Como ya hemos explicado en un 5. Ibíd., p. 122.
capítulo anterior, si cada tribu estaba asociada con un número, una gema, 6. Murray, 1992.
una virtud, una temporada, un viento, una configuración zodiacal, y así 7. Kugel, 1981.
8. Ibíd., p. 58.
sucesivamente, existía también una matriz de consultas y predicciones 9. Zong-qi, 1989.
muy compleja que se podía reproducir fácilmente.27 10. Fox, 1977.
Los oráculos complejos sólo funcionan porque han sido codificados 11. Acerca de las diferencias entre la poesía y la prosa, Jakobson dice:«[...] existe una
para captar la condición humana en el marco general de lo que está bien notable diferencia jerárquica entre el paralelismo en el verso y el paralelismo en la prosa.
y lo que está mal. El Pectoral del Juicio debía de conferir al acto de adi­ En poesía, el mismo verso dicta la estructura del paralelismo. La estructura prosódica del
vinación un marco poderoso, intensificado por las connotaciones ambi­ verso en su globalidad, la unidad melódica y la representación de sus constituyentes mé­
tricos determinan la distribución paralela de los elementos de la semántica gramatical y
guas de la lengua hebrea y las referencias cosmológicas almacenadas en el léxica, e inevitablemente el sonido organiza el significado. Al revés, en la semántica pro­
aparato adivinatorio. Algunos nombres que derivaban de raíces de térmi­ saica las unidades de diferente extensión desempeñan el papel principal en la organiza­
nos importantes, como juicio, enjuiciamiento, compensación, o pronta ción de las estructuras paralelas. En este caso, el paralelismo de unidades relacionadas por
retribución, bien pudieron formar parte del repertorio regular del orácu­ semejanza, contraste o contigüidad ejercen una activa influencia sobre la composición de
lo, listos para ser esgrimidos con objeto de validar el juicio oracular. Esta la trama, la caracterización de los sujetos y los objetos de la acción, y sobre la secuencia
idea desmiente la ligereza sugerida por los nombres de los personajes de de temas de la narración». Jakobson y Pomorska (1980), 1983.
12. Freud (1905), 1960, p. 122.
los relatos del talión del Levítico. Debe de haberse tratado de algo muy se­ 13. hoú', literalmente sacar, y he’elah, literalmente hacer subir, regurgitar, vomitar
rio, pero carecemos de la información necesaria para descodificarlo. (Rendsburg, 1993, véase nota 4).
Una cultura que juega con el lenguaje y hace proyecciones lingüisticas 14. Radday, 1981.
sobre el espacio, una cultura en la que la construcción del texto se iguala 15. Esta estructura se describe detalladamente, con respecto al Libro de los Núme­
con la construcción de un tabernáculo y donde éste es una construcción ros, en Douglas, 1993.
fija orientada hacia los puntos cardinales, es una cultura que ha desarro- 16. Cassuto, 1964.
17. Magonet, 1983.
242 86
18. Sawyer, 1978. liado un rico acervo de recursos oraculares. Sin embargo, no estaba dis­
19. Hgay, 1996, p. 449. ponible. Y el propio libro nos explica por qué: «El hombre o la mujer que
20. IbúL, p.449.
21. Noth, 1968. practique el espiritismo o la adivinación, será castigado con la muerte:
22. Tigay, 1996, p. 450. los apedrearán. Caerá su sangre sobre ellos» (Lv 20,27). La interpreta­
23. Muchos expertos experimentan cierto nerviosismo ante este aspecto de la crítica ción de las historias del talión sugiere que la bodega cultural de la que
literaria, ya que han tenido malas experiencias con las interpretaciones subjetivas de la es­ bebía el Levítico era muy compleja, aunque de manera compacta y ar­
tructura. Pero en el caso del Libro de los Números los peligros de la subjetividad están caica. Lo que aún confiere mayor verosimilitud al hecho de que las dos
bajo control. Es sencillo determinar si las secciones alternadas son narrativas o legales
(Douglas, 1995). historias narrativas del Levítico estén allí donde pueden representar una
24. Freud (1905), 1960, p. 122. analogía espacial con los dos velos del tabernáculo y del libro en sí. El
25. Roberts y otros, 1997. sentido es que el escritor sacerdotal estaba acostumbrado a utilizar la ló­
26. Miriam Hansen, directora del programa de la Universidad del Cine de Chicago, gica de lo concreto; sus hábitos descansaban sobre la vieja expectativa de
me hizo esta demostración en el transcurso de una conversación personal. que el oráculo es capaz de hallar la verdad de los asuntos más intrincados,
27. Black y Green, 1992, p. 119. y de que el lenguaje del oráculo es opaco por naturaleza. Dicho escritor
28. Fernández, 1977; 1982.
29. Fernández, 1982, p. 114. compartía estos hábitos culturales con otros escritores y compiladores
30. Fernández, 1977, p. 135. del Pentateuco, así como éstos tenían en común los hábitos culturales de
31. O’Connor, 1991. otros hombres ilustrados de la región en el mismo período. Pero aparte
32. varecA (BDB, 438). de esta noción general acerca de los oráculos, en la época en que el Leví­
33. Por ejemplo, los fang de Gabón usan corriente arriba-corriente abajo como si tico fue compilado, es probable que ya nadie supiera cómo habían fun­
fuera una dirección cardinal (Fernández, 1982). Douglas, 1963: los kasai también em­ cionado realmente.
plean la dirección corriente arriba-corriente abajo, no sólo para definir direcciones en un
espacio geográfico, sino también para designar el flujo de alimento a través del cuerpo o El escritor del Levítico utilizó el talión para afirmar algo acerca de la
el de un líquido que se vierte de una calabaza a un jarro (Douglas, 1990). retribución exacta. Esta doctrina está en consonancia con la precisión res­
34. Michell, 1977. pecto a las reglas para el sacrificio. El crimen y la pena forman parte de un
35. Nicolás, 1975, pp. 228-229. esquema de reciprocidad en el cual las cosas buenas se pagan con cosas
36. Verin y Rajaonarima, 1991. buenas en una medida mucho mayor que la violencia con la que se paga
37. Haran, 1978, p. 165. el crimen. El fundamento intelectual de la alianza es la reciprocidad per­
38. Rochan, 1977.
39. Cohn, 1981, consigna la convergencia de prominentes rasgos geográficos y ana­ fecta. Si sacamos de contexto los relatos que aplican la ley del talión en el
tómicos en los textos sagrados, por ejemplo las montañas en el Cantar de los Cantares. Levítico 24,16-21, seguramente veremos el paralelismo existente con
40. Myres, 1953, pp. 62- 64. otros códigos de leyes contemporáneos. Leerlos en este contexto segura­
41. Sama, 1991, p. 105. mente nos revelará a un Dios implacable e inmisericordioso. Pero, aunque
42. Ibíd., p. 153. el estilo sea similar, el paralelismo con las leyes extranjeras tal vez no sea
43. Milgrom, 1991, pp. 392-394.
44. Ibíd., p. 142. del todo intencional. El contexto general del talión en el Levítico equilibra
45. Grappe y Marx, 1998, p. 24. la reciprocidad negativa con la reciprocidad positiva, regalo por regalo,
46. Clifford, 1972. así como castigo por crimen. La otra mitad de la comparación, la recipro­
47. Cross, 1973, pp. 185-188. cidad positiva, es el tema central del Levítico. La compasión de Dios y la
48. Séd, 1968. justicia divina serán reveladas a todos aquellos a quienes se permita atra­
vesar los dos velos y que sean capaces de leer el testimonio de la alianza
escondido en el más sagrado de los lugares. Sólo el sumo sacerdote puede
hacerlo, pero todos pueden saber lo que contiene leyendo el libro.
87
243
Notas
1. Heaney, 1996, p. 45, «Remembered Columns».
2. Carruthers, 1990.
3. Yates, 1969.
4. Rabanus, 1831.
5. Douglas, 1993c.
6. Edmonds, 1912, p. 501.
7. Gutzwiller, 1991.
8. Skehan, 1947.
9. También menciona un texto de Sabiduría egipcia que tiene consabida relación con
el Libro de los Proverbios, y que ha sido dividido en «casas» por su autor: The Teaching
of Amenemope the Son of Kanekht, citado por Skehan, 1947.
10. Damrosch, 1987. Cross, 1973, p. 205.
11. Sharon, 1998, pp. 63-79.
12. q-l-l, deshonrar, maldecir.
13. n-q-b, perforar, atravesar. Levine, 1989, p. 166.
14. r-g-m, arrojar, tirar.
15. Véase shelummat.
16. Véase dibrah.
17. Véase Génesis 49,16: «Dan juzgará a su pueblo como una de las tribus de Israel».
18. Garsiel, 1991.
19. La historia de Balaam está separada de la secuencia de sucesos en el relato que se
hace en el Libro de los Números de la travesía del Sinaí al Jordán por los mismos meca­
nismos literarios. Douglas, 1993d.
20. Milgrom, 1991, p. 213, y Excursus 61,476-480.
21. hokah’.
22. Canción:
Mato al odio en tierra o mar/Aunque el nombre de la gloria nos opaque/Derramaré
mi sangre en batallas de mi hogar/las guerras de Venus que dan la vida/Las deidades que
yo adoro/son la Paz social y la Abundancia para todos/Me place más hacer uno más!que
ser la muerte de veinte.
No moriría como Sócrates/ni por toda la pompa de Platón/Ni lo haría con Leóni-
das/ni tampoco con Catón/Los fanáticos de la Iglesia o del Estado/nunca serán mis ene­
migos mortales/¡Pero ojalá tenga el destino de ZIMRÍ/entre los brazos de COZBÍ! (Ro-
bert Burns).
23. Milgrom, 1991, p. 216.
24. Agradezco la ayuda de Diane Sharon en este tema en particular.
25. Clines, 19, pp. 284-291.
26. Jackson, 1977, p. 38.
27. Séd,1981, p. 289.

244
4 11
Montaña, tabernáculo y cuerpo En el interior de la Casa/Libro de Dios
en el Levítico 1-7
Una cosa pido a Yahvé, es lo que ando buscando: morar en la Casa de
Yahvé todos los días de mi vida, admirar la belleza de Yahvé, contemplando
El rabí Leví dijo: «Las aguas superiores son masculinas y las aguas infe­ su templo (Sal 27,4)
riores son femeninas, y éstas le dicen a aquéllas: Recíbannos, son la creación
del Altísimo, bendito sea Él, y nosotros sus enviados. Inmediatamente fueron ¡Cuán amables son tus moradas, Yahvé Sebaot! [...) Bienaventurados los
recibidas, como la hembra que se abre frente al macho»[...] El rabí Abahu que moran en tu casa y pueden alabarte siempre (Sal 84,1-5)
llamó a las aguas superiores «novio» y a las aguas inferiores «novia» [...]
otros sabios hablan de la tierra como esposa de la lluvia, que es el esposo.1
El Éxodo relata lo bello que era el tabernáculo, los salmistas encomian la
Cuando el Deuteronomio habla de sacrificio, se trata lisa y llanamente casa de Dios. En el Levítico se rinde un homenaje sui géneris a aquel es­
de sacrificio. El programa político del sacrificio no tiene demasiada im­ pacio. El libro se abre con la llamada de Dios a Moisés a la entrada de la
portancia, pero en el Levítico el sacrificio se convierte en el marco de toda Tienda del Encuentro, y el tabernáculo no sólo constituye la base y el eje
una filosofía de vida. El sacrificio es una de las principales figuraciones de todas sus enseñanzas, sino la estructura real con que se proyecta su
usadas para presentar los principios de la creación de Dios y el orden di­ forma literaria.
vino de la existencia. Las narraciones ponen de manifiesto una subdivisión del libro ines­
Muchos consideran el sacrificio de animales como algo repulsivo, una perada, constituida por tres secciones narrativas desiguales en cuyos in­
costumbre bárbara, a un paso apenas de los sacrificios humanos. Los crí­ tersticios se expone un conjunto de leyes. Tales apartados se correspon­
ticos dicen que al carnicero le puede resultar reconfortante disfrazar la den con el tamaño relativo de las cámaras del tabernáculo construido en
violencia con rituales y pretender que el animal fue a la muerte volunta­ el desierto según las instrucciones de Dios presentadas en el Éxodo. El
riamente, pero que las razones de ésta no significan ninguna diferencia resultado es la proyección de las tres partes del libro sobre la arquitectu­
para la víctima. Con la bendición de la religión o sin ella, el acto de ma­ ra tripartita del tabernáculo, que en sí está modelado según las propor­
tar y el dolor de la muerte son los mismos. El sacrificio es un fraude ciones de las tres zonas del monte santo. Cuando las leyes se sitúan, por
practicado por el sacerdote en connivencia con la asamblea para benefi- así decirlo, en cada parte del edificio tal como prescribe su posición en el
245
89
libro, describen los contenidos o las acciones que supuestamente se de­ ció de sus delicadas conciencias. Sería mucho más honesto y digno ad­
ben realizar en el compartimento apropiado, o bien muestran las condi­ mitir que la m a ta n z a es por el alimento y tratar de causar a la víctima el
ciones de acceso al mismo. A lo largo del camino aparecen otros indica­ menor sufrimiento posible.
dores que confirman el paralelismo. Si partimos desde esa perspectiva, jamás comprenderemos el sacrifi­
cio. La evaluación de los motivos humanos es demasiado inmediata, prác­
tica y sobre todo secular. Sin embargo, esa crítica tiene su fundamento: la
Macroindicadores cuestión de si los humanos deben comer carne es una pregunta moral vi­
tal. Una manera de responderla con honestidad es adoptar un vegetaria­
Las referencias al Sinaí semejan dispersas por el libro de modo más o nismo total. Jean-Louis Durand, un estudioso francés de los clásicos,
menos aleatorio. Apenas parecía necesario indagar los motivos que sub­ cambia las tornas de las protestas modernas contra los sacrificios pregun­
yacen a la ordenación de las fórmulas; no obstante, atribuir al texto una tando cómo puede alguien defender las indescriptibles atrocidades de los
disposición arbitraria equivaldría a subestimar la labor del editor. Un mataderos actuales.2 La cuestión moral fuerza la opción real entre la abs­
análisis más meticuloso de la distribución de las alusiones al Sinaí permi­ tinencia total de ingerir carne y la muerte consagrada. Si la gente quiere
te delimitar tres partes. El libro empieza cuando el pueblo de Israel se sacrificios rituales no es imprescindible matar a animales reales. Sin ser
encuentra en el Sinaí después de haber construido el tabernáculo. El úl­ vegetarianos, los cristianos realizan sacrificios vegetales. En algunos cul­
timo capítulo concluye con el nombre del Sinaí. Sólo las partes primera tos hindúes el sacrificio vegetal es la norma. Las indicaciones y palabras
y tercera remiten al Sinaí, como se indica en la tabla 11.1. para el sacrificio ritual a Agni, dios hindú del fuego, habla de una cabra,
pero ésta es representada por un paquete de grano o arroz .3 Durand re­
Tabla 11.1. El Sinaí marca las secciones definidas por el relato. procha con amargura al cristianismo el hecho de haber privado a los ani­
Sección 1 males del privilegio de una muerte digna y significativa y haber abolido al
Capítulos 1-7. Referencia implícita inicial al Sinaí en la Tienda del Encuentro, mismo tiempo una antigua tradición de reflexión sobre el cuerpo y la
cuando el Señor habla desde el monte sagrado, y doble perorata del Sinaí 7,38. muerte. Además censura nuestras prácticas, que traicionan nuestro des­
Relato del fuego, capítulos 8-10. precio por los animales: no tenemos autoridad moral para criticar los an­
tiguos sacrificios animales, ni siquiera para interpretarlos.
Sección 2
Capítulos 11,11-24,9.
Relato de la lapidación, 24,10-23. Lógica del cuerpo
Sección 3 En cualquier lugar del mundo donde se practique un sacrificio la selec­
25.1. Referencia inicial al Sinaí; ción de las víctimas animales está normalmente regida por un elaborado
26. Peroratas del Sinaí, w . 45,46: simbolismo; cada gesto del sacrificio está minuciosamente prescrito, las
27. Perorata del Sinaí, v. 34. partes del animal son cortadas y codificadas y hasta el más mínimo deta­
lle está cargado de significado. El sacrificio es una invocación a la globa-
lidad del cosmos, a la vida y la muerte. No todas las congregaciones de­
El Sinaí abre y cierra la primera sección, no se menciona en la parte sean ser enfrentadas a cuestiones fundamentales, pero algunas sí, y de
central, pero abre y cierra de nuevo la tercera parte; por lo tanto, el Sinaí esta manera el Levítico centra sus fuentes metafísicas en ese punto exac­
delimita las secciones separadas por los relatos. Se puede concluir, sin lu­ to entre la vida y la muerte. A través del sacrificio el Levítico manifiesta
gar a dudas, que el nombre del Sinaí, junto con los relatos, constituye un su doctrina de sangre, de expiación, de la alianza entre Dios y su pueblo.
246 90
Si leemos las instrucciones para el sacrificio e imaginamos cómo se lleva indicador parentético que abarca cada sección, con el fin de orientar al
a cabo, podemos verlo como una forma de filosofía actualizada. £1 Leví- lector en la identificación de la inclusio, o anillo.
tico ejemplifica un modo de ser y de hacer basado en analogías que pres­ Las referencias a Egipto en la parte central no cumplen una función
criben las mismas acciones en múltiples contextos. estructural de marcación parentética, sino que se emplean con fines en­
En muchas partes del mundo, filosofar sobre los sacrificios puede re­ fáticos, generalmente en el marco de una gran perorata. Así como la pa­
sultar paradójico o incluso abstruso .4 Muchas religiones se ven forzadas labra Sinaí se suele mencionar en un contexto sintáctico muy sencillo
a la casuística para no caer en contradicciones entre su afirmación de la («Dijo Yahvé a Moisés en el monte Sinaí», Lv 25,1), la referencia egipcia
vida y su acto de cobrársela en sacrificios. Como solución, el Levítico es mucho más alambicada: «No profanéis mi santo nombre, para que yo
prohíbe toda matanza profana. El único derramamiento de sangre per­ sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo soy Yahvé, el que os
mitido es la matanza consagrada del sacrificio ritual. Esta visión es con­ santifica y os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo,
traria a la sostenida por muchos reconocidos estudiosos del Levítico, Yahvé» (Lv 22,32-33). Esta alocución es una advertencia sobre lo que va
pero forma parte del argumento central de este libro que presentamos. a ocurrir: dos capítulos después, el santo nombre será profanado, un
La extrema sensibilidad frente al derramamiento de sangre y la pérdida acto que acarreará la muerte por lapidación del profanador. Sin estas di­
de la vida, humana o animal, presente a lo largo del Levítico, es coheren­ visiones la forma del libro semeja incongruente, con un segmento inicial
te con la prohibición de realizar matanzas profanas. Confrontemos esta de siete capítulos, el relato posterior de los capítulos 8- 10, un gran seg­
restricción con la forma más idealizada y simbólica que tienen los gurma mento de 14 capítulos hasta el segundo relato de 24, y al fin una breve
del Alto Volta de lidiar con esta potencial contradicción. A ellos también conclusión de sólo tres capítulos. Sin embargo, los relatos y las referen­
les preocupa mucho el aspecto moral de tomar vida animal, pero afirman cias al Sinaí son indicadores que dividen el libro en tres partes bien defi­
que la matanza sacrificial no es en absoluto una manera de lidiar con la nidas.
muerte, sino una restauración de la vida: no una matanza, sino todo lo Según las instrucciones que recibió Moisés en el Sinaí, el atrio era un es­
contrario. Según sus doctrinas, el sacrificio es equivalente al nacimiento, pacio rectangular de cien codos de largo y cincuenta de ancho, con la en­
y el movimiento del cuchillo que mata al animal es el mismo gesto de la trada por el lado de poniente (Ex 27,9-13). El Éxodo no aporta informa­
partera al cortar el cordón umbilical. En el nacimiento la placenta repre­ ción sobre la localización del tabernáculo dentro de este gran recinto, pero
senta el cuerpo de la víctima sacrificial; en el sacrificio el cuerpo de la víc­ indica las proporciones de cada parte. La disposición de las tres zonas se
tima es la placenta y el gesto de cortar el cordón libera la vida animal para ha deducido a partir del tamaño de las cortinas, los pilares y los velos de
que nazca a otro nivel de existencia. La lógica concreta hace del sacrifi­ separación del atrio y del sanctasanctórum .1 La parte anterior es un gran
cio el punto de confrontación entre el verdadero acto de matar y el ver­ atrio cuadrado de 50 x 50 codos, el espacio donde se realizaban los sacri­
dadero acto de dar vida: los gurma no niegan la muerte, y su ceremonia ficios. Un velo protegía la entrada del primer santuario, que era una zona
incluye de hecho una muerte real, ya que aplastan un huevo.® rectangular mucho más exigua, de 20 x 10 codos. Detrás de él, y dividido
Ese juego de símbolos invertidos de vida y muerte se equipara con el por otro velo, se encontraba el sanctasanctórum, el santuario interior, un
Levítico en la traducción JPS, que dice que el sacerdote «transforma toda cuadrado de sólo 10 x 10 codos. Y en el interior del sanctasanctórum se
la ofrenda en humo» (Lv 1,9,13,17; 2,16; y repetida en 3,5,11,16; 4,10, hallaba el arca de la alianza, de 2,5 x 2,5 codos. De este modo quedan 20
26,31,35). La fórmula se repite once veces, como advertencia de que no codos de longitud para la parte posterior, que suele estar ocupada con ob­
se trata de una indicación casual. Milgrom remarca que en hebreo el ver­ jetos profanos. No se hace nunca referencia a lo que ocurre en la parte
bo 6 «transformar en humo» no es el mismo que «quemar», utilizado posterior ni a ninguna persona que atraviese dicho espacio. A todos los
para la incineración no sacrificial. En la litada (1,317), el sabroso aroma efectos hay tres zonas donde se celebra la acción ritual: el atrio, el santua­
del sacrificio mezclado con los remolinos de humo subía hasta los dioses rio y la cámara interior, que es el pequeño sanctasanctórum. Si se reco­
en el cielo (Hicks, 1953); en el Levítico «la ofrenda no se destruye sino rren las tres zonas desde los espacios más accesibles y comunes a los más
91
247
que se transforma en humo, sublimada, etérea». Si en esta oración tan re­
petida el verbo significa transformarlo todo en humo, Milgrom está afir­
mando que el acto del sacrificio no es tanto una muerte como una trans­
formación de una clase de existencia en otra.
Es bien conocida la relevancia con que la idea del humo figura en el
Pentateuco. Pero la analogía entre el humo y la nube de incienso no pue­
de imponerse al texto con ligereza. El problema radica en poder tender
un puente entre nuestra experiencia y la del autor. A la hora de interpre­
tar el sacrificio, Durand, el experto de los clásicos anteriormente citado,
recomienda procurarse un tercer ámbito, común al intérprete y al escri­
tor del texto. En el caso del sacrificio, afirma que el conocimiento del
cuerpo es un terreno compartido por antiguos y modernos, y por lo tan­
to se centra en el detallado examen de las pinturas de cuerpos en las va­
sijas griegas. De este modo Jean-Louis Durand descubre lo que él llama
una lógica del cuerpo, es decir, una «topología de significados» manifies­
tos en el diseño, los gestos y los movimientos en el espacio y el tiempo .7
No podemos seguir su ejemplo, ya que no existen cuadros de la épo­
ca de sacrificios bíblicos: las imágenes estaban prohibidas. Pero los pri­
meros capítulos del Levítico se refieren mayoritariamente a cómo reali­
zar el sacrificio, cómo elegir el animal correcto, cómo cortarlo, qué hacer
con la sangre y cómo disponer las partes sobre el altar. Para comprender
la lógica subyacente debemos prestar atención a lo que dice el libro acer­
ca de los cuerpos y las partes de éstos, en especial a lo que es interno y
externo, por encima y por debajo, y más aún cuando enfatiza con repe­
ticiones y fuertes interdicciones.
Figura 11.1. Mobiliario del tabernáculo. Una vez muerto y desollado el animal y que su sangre haya drenado,
Fuente: Adaptado a partir de Sarna, 1991, p. 155. la ofrenda abrasada es seccionada:
protegidos, interiores y sagrados, el primero es muy amplio y accesible, [...] los hijos de Aarón, los sacerdotes, pondrán fuego sobre el altar y
el siguiente mucho más pequeño y el último es el menor de todos. echarán leña al fuego; luego, los hijos de Aarón, los sacerdotes, dispondrán
Una vez descrito el mobiliario de los compartimentos en el Éxodo, en las porciones, la cabeza y el sebo encima de la leña colocada sobre el fuego
Levítico se utiliza para lo c a liz a r las referencias espaciales durante el re­ del altar. Él lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo quema­
corrido por el tabernáculo. Se ordenan los objetos que conviene colocar rá todo en el altar. Es un holocausto, un manjar abrasado de calmante aroma
en cada zona y se indica lo que se debe hacer con ellos. Las separaciones para Yahvé (Lv 1,7-9).
que establecen los relatos cobran mayor relevancia cuando descubri­
mos que las acciones prescritas se desarrollan en los lugares adecuados. En esta detallada exposición al principio mismo del texto escuchamos
por primera vez el recurrente estribillo acerca del descuartizamiento de
la carne y la disposición de los trozos a manos del sacerdote, con la ca­
248
92
beza, la grasa y el sebo, sobre la madera, sobre las llamas, sobre el altar.
Un poco más adelante vuelve otra vez:
Luego lo despedazará en porciones, y el sacerdote las dispondrá, con la ca­
beza y el sebo, encima de la leña colocada sobre el fuego del altar (Lv 1,12),
Y también lo hará una vez más, en la última parte, aunque con el or­
den cambiado, al referirse a las ofrendas de aves:
en el altar, encima de la leña colocada sobre el fuego (Lv 1,17);
Luego se repetirá muchas más veces a lo largo del capítulo 3.
Se trata de un estilo similar al de la cantinela popular «La casa que
Jack construyó»: «El gato que se comió a la rata, que se comió la malta,
que estaba en el saco, que estaba en la casa que Jack construyó», repeti­
da tan intencionadamente en el prólogo del libro como una advertencia de
que sólo podemos esperar capas superpuestas de lo mismo, organizadas
en conjuntos inclusivos. También es evidente la insistencia del Levítico
acerca de la apropiada disposición del cuerpo desmembrado. Para hablar
del arreglo del fuego, la leña y los trozos de carne, se utilizan verbos como
colocar, acomodar y disponer en orden. Como bien sabe todo niño ex­
plorador, acomodar la leña para cocinar al fuego directo requiere cierta
habilidad. Es necesario disponer los leños con inteligencia, para que so­
porten mucha carne y en un espacio reducido, ya que si se deja que el
fuego se expanda hacia los lados, termina por apagarse. Pero la informa­
ción acerca del orden apropiado de la carne es escasa. Figura 11.2. Las proporciones del tabernáculo.
Para las ofrendas abrasadas a diario, la norma sólo indica que la cabe­ Fuente-. Adaptado a partir de Sama, 1991, p. 135.
za va al altar en primer término, y la grasa y las secciones del cuerpo son El atrio
agregadas a ésta, para terminar con las «entrañas y patas», una vez que
han sido lavadas (Lv 1,7-9, 12). El capítulo 3 expone las reglas acerca de Supongamos que el lector utiliza el libro del Levítico como guía para re­
la grasa sobre el altar en primer término. Al sacerdote se le indica con correr el tabernáculo. Comienza a la entrada, desde donde el Señor lla­
precisión lo que debe hacer. En tanto se trata de una ofrenda al Señor a ma a Moisés en el primer versículo (Lv 1,1). Por lo tanto, el visitante ini­
través del fuego, aquél debe presentar la grasa que cubre las entrañas y cia el recorrido en la entrada, desde donde avanza por el lado derecho,
toda la grasa que está sobre ellas, en los lomos, y la protuberancia que está según se explica en los capítulos 1-7. Ya hemos señalado que estos ca­
sobre el hígado y que debe extraer, junto con los riñones (Lv 3,4,15; 4,9). pítulos forman un anillo literario, con una alocución en el capítulo 7,
Se trata de la grasa de sebo. Esta regla se repite tres veces: para el caso de reforzada con la doble referencia al Sinaí.
las ovejas (Lv 3,10), los cabritos (Lv 3,14-15), los novillos cuando se tra­
249
93
ta de sacrificios por el pecado (Lv 4,8), y la grasa de la cola de las ovejas
25 26 27 también está prohibida. La regla contra la ingestión de grasa es equipa­
rada con la de la sangre: se prohíbe al pueblo de Israel comer grasa en los
mismos y enérgicos términos con los que se le prohíbe ingerir sangre
24,10-22 (Lv 3,16-17; 7,22-6).
23-24,9
21 22 Cosas prohibidas
18 19 20
10 9 8 Estamos aquí frente a las reglas del sistema sacrificial en cuanto a la dis­
11 7 posición de las pártes del cuerpo. Entonces, y ante todo, ¿qué es exacta­
12 6 mente la grasa?
Tanto Milgrom 8 como Levine,9 en sus recientes comentarios, coinci­
den en que la «grasa» prohibida no debe ser confundida con la grasa ani­
13 5 mal común. De hecho, las palabras se refieren específicamente a la grasa
dura que se encuentra alrededor de los riñones e intestinos. Cuando el
Levítico usa la palabra que es traducida como «entrañas»,10 se refiere a
14 4 las tripas y los intestinos, las partes internas. La traducción que propor­
ciona el diccionario respecto a palabras como visceras, entrañas, tripas,
15 3 órganos internos, órganos vitales y demás son vagas y se superponen.
Incluso una demostración a manos de un carnicero koshery si bien sería
exponente de una larga tradición, no necesariamente glosaría este anti­
16 2 guo texto con precisión, ya que es imposible dar cuenta de siglos de adi­
17 1 tamentos.
Entrada La misma frase consigna otras dos cosas prohibidas: una es la protu­
Figura 11.3. Levítico proyectado en la planta del tabernáculo. berancia sobre el hígado, un lóbulo alargado que se yergue como un pul­
gar o una cola, llamado lóbulo caudal, y la otra es el par de riñones, am­
Ésta es la ley del holocausto, de la oblación, del sacrificio por el pecado, bas partes destinadas a la misma dignidad de ser quemadas sobre el altar
del sacrificio de reparación, del sacrificio de investidura y del sacrificio de junto con la grasa (Lv 3,15 y passim). Diremos algo más acerca de esto
comunión, que Yahvé prescribió a Moisés en el monte Sinaí, el día en que una vez que hayamos expuesto el tema de la prohibición de la grasa. A
mandó a los hijos de Israel, en el desierto del Sinaí, que ofrecieran sus ofren­ estas alturas la investigación exige mayores conocimientos de la anato­
das a Yahvé (Lv 7,37-38) mía de los rumiantes.11 ¿Qué sabrían los sacerdotes del interior de los
animales que sacrificaban? ¿Cómo sería el cuerpo del animal cuando se
En el atrio arde siempre una pira en el altar sacrificial donde el pue­ abría?
blo acude a hacer sus ofrendas. Este espacio alberga el altar de las ofren­ Los primeros libros de texto consultados al respecto mostraban grá­
das que se queman y la pila para las abluciones de los sacerdotes. Los pri­ ficos del aparato digestivo con el hígado netamente separado del tejido
meros capítulos, 1-7, describen las reglas de los sacrificios que se hacen circundante, y el aparato urinario y los dos riñones también sistemática­
mente separados de la grasa circundante. En la vida real, un carnicero ja­
250
94
más vería los órganos de esta manera. Cuando Durand afirma que el por iniciativa de los laicos, por pecados, culpas, motivos pacíficos o ac­
punto de vista del carnicero es el modo normal de describir el interior de ción de gracias.
un animal, mientras que el ojo científico es artificial y muy especializa­ Como se indica en la figura 1 1.3, hasta este punto el libro ha recorri­
do, sus palabras parecen muy razonables. En este punto estaría de acuer­ do un lado del atrio sacrificial. Si el visitante camina en esa dirección se
do Aristóteles, que al parecer basó su clasificación anatómica de los ani­ encuentra con el velo que separa el atrio del santuario. En el libro, el re­
males según se presentan al ojo del sacerdote/carnicero .12 El anhelo de lato de los capítulos 8-10 se corresponde con el primer velo. La narra­
ver órganos y grasa en una misma imagen se ve frustrado por una simple ción concluye de modo infausto, con la muerte de los hijos de Aarón que
razón: la grasa recubre aquéllos tan completamente que no son visibles. se acercaron al santuario con fuego no consagrado en sus incensarios.
A los ojos del sacrificador, el interior del animal se presentaba segura­ En este punto el guía debe tomar una decisión. ¿Debe traspasar el
mente con todos los órganos importantes envueltos en su capa protecto­ velo? El atrio es muy grande: si los visitantes continúan hacia el santuario
ra blanco-amarillenta, difícil de observar y también muy difícil de ex­ en cuanto llegan al velo, ¿en qué momento ven el lado opuesto del atrio?
traer. Desde ese punto de vista (según dice el texto), la grasa está sobre y Sería aconsejable concluir el recorrido del atrio para apreciar las corres­
alrededor de los riñones y sobre los lomos; separa la parte superior de la pondencias entre ambos lados. Pero si optan por esta vía llegarán de nue­
carcasa, es decir, la estructura de las costillas que contiene los pulmones vo a la entrada y tendrán que regresar hasta el velo. En este caso el guía,
y el corazón de las tripas, a las que envuelve. el narrador del Levítico, conduce a los visitantes primero por un lado del
Volvamos a las palabras del texto; al buscar la palabra «entrañas» en atrio, pasa por delante del velo y continúa por el lado opuesto hasta la en­
el diccionario hebreo, vemos que allí se nos dice que esta dura cubierta trada, antes de regresar al punto de acceso protegido del santuario. Al re­
de grasa recubre las partes más recónditas y blandas del animal. La grasa correr la planta del tabernáculo en sentido inverso con el fin de concluir
descansa sobre y alrededor de la sede de la vida, la sede del pensamiento el itinerario del atrio, se abarca mejor todo el edificio. Esta estrategia in­
y la emoción.13 Según ese modelo, al estilo de «La casa que Jack constru­ dica que los capítulos 11-16 se alinean con los capítulos paralelos 1-7.
yó», la grasa es la cubierta que protege las partes más recónditas del mis­ Las dos secciones, 1-7 y 11-17, son temáticamente complementarias y
mo modo que la piel protege y recubre todo el cuerpo .14 Sea como fue­ deben leerse de forma conjunta. Los capítulos 1-7 tratan sobre cómo se de­
re, no justifica la prohibición. ben llevar las ofrendas del pueblo al altar para los sacrificios, además de
El Levítico explica la norma contra la sangre diciendo que la vida (o describir el procedimiento necesario de expiación de los pecados y pro­
alma) está en la sangre (Lv 17,11) y sitúa esa prohibición en un capítulo fanaciones; los capítulos 11-15 aportan ejemplos de profanación, mien­
en el que Dios advierte que pedirá cuentas de cada vida animal. Y aun­ tras que el capítulo 16 muestra cómo se hace la expiación. El microcos­
que ambas reglas aparecen juntas, no se dan razones comparables que mo corporal del animal sacrificado en la primera parte se corresponde
expliquen la segunda y muy solemne regla que prohíbe al pueblo de Is­ 10 9 8
rael comer grasa sólida: «Toda la grasa pertenece a Yahvé. Ésta es una ley 11 Primervelo 7
perpetua, de generación en generación, dondequiera que habitéis: no co­
meréis nada de grasa ni de sangre» (Lv 3,16-17). Existen dos explicacio­ 12 6
nes antagónicas y que se contradicen entre sí: algunos sostienen el prin­ 13 5
cipio teológico de que se prohíbe la ingesta de la grasa a los fíeles porque 14 4
se trata de la mejor parte, y por lo tanto está reservada a Dios. Otros sos­ 15 3
tienen el principio higiénico de que está prohibida porque no es comes­ 16 17 Entrada 1 2
tible. Algunos textos apoyan la primera: tomar lo mejor es «y comeréis
lo más pingüe del país», aunque esta expresión, que aparece por primera
vez en Génesis 45,18, bien podría haberse basado en la norma levítica. Si Figura 11.4. El atrio sacrificial.

95
251
con un microcosmo complementario en la segunda. Los nobles animales
domésticos que se presentan como ofrendas se contraponen al zoológico el Levítico dice que la grasa ha sido seleccionada divinamente para Dios,
de animales que no se deben comer o tocar. Así, la segunda mitad, 11-16, entonces debe ser la mejor parte. En cuanto a la otra explicación, la que
amplía y completa el tema de la primera mitad, 1-7. afirma que la grasa no es comestible, sería difícil explicarla a los habitan­
Por último, para confirmar que ésta es la ruta elegida, al llegar al capí­ tes de las regiones polares, cuya dieta se compone casi estrictamente de
tulo 16 observamos que hemos recorrido el atrio completo, puesto que grasa, o a un cocinero inglés tradicional, para quien la grasa vacuna es un
nos encontramos de nuevo junto a la puerta de entrada. Se ha concluido ingrediente imprescindible y muy preciado en la preparación del pudín
la vuelta completa al atrio. Al igual que Aarón, ahora hacemos un reco­ de Navidad, de las tartas de carne picada y el pudín relleno, por no men­
rrido inverso: primero viene la escena en que Dios dice a Moisés (Lv 16,1) cionar la masa de los prestigiosos pasteles de carne y de riñones.
que muestre a Aarón cómo proceder, cuando éste se encuentra presumi­ La grasa es indiscutiblemente comestible, aunque como sucede con
blemente todavía a la entrada del patio donde quedó al final del capítu­ todas las cosas buenas puede ocurrir que uno la ingiera en exceso. La idea
lo 10. Las instrucciones le indican cómo entrar en el santuario interior; de que no sea comestible, tan habitual entre los expertos judíos de la Bi­
después, en un retroceso narrativo, qué animales debe llevar y cómo blia, podría explicar por qué la consideran una norma dietética menor.
debe vestirse antes de acceder a aquel espacio; a continuación, en un nue­ Ellos creen que un decreto divino les pone a salvo de comer algo que es
vo avance del relato, se le indica que debe lavarse antes de ponerse sus malo para sí mismos: aquí, el materialismo médico decimonónico asoma
vestiduras y, por último, cómo debe hacer el sacrificio de expiación. Da­ de nuevo. Baruch Levine ofrece la improbable explicación combinada de
vid Damrosch denomina «movimiento retórico» a esta secuencia de re­ que la grasa, helevy «era deseada por Dios», a la vez que «no es la comida
troceso narrativo a través de la cual los capítulos 11-25 del Levítico aspi­ preferida de los humanos».15 Después de un minucioso análisis de toda la
ran a reconstruir una totalidad metafórica a partir de los fragmentos de literatura sobre el tema, Jacob Milgrom se muestra derrotado: «A las ra­
progresiones narrativas metonímicas que ha disgregado.2 Sin menoscabo zones de reservar la grasa para la deidad las cubre un velo de misterio».16
para la tesis de Damrosch se puede añadir también que el itinerario de Ahora sabemos que no hay que buscar una razón causal para la so­
Aarón desde la entrada del patio sacrificial hasta el sanctasanctórum a lemne prohibición de comer grasa. El Levítico procede estableciendo su
través del santuario, así como el recorrido inverso, guía al lector a tra­ contexto, al indicar dónde se encuentra la grasa en el animal, es decir, en
vés de las diversas partes del tabernáculo. Al final del capítulo Aarón se la zona media, sobre y alrededor de los riñones y sobre las entrañas; y
ha lavado y cambiado de ropa, ha salido de la tienda de la reunión ha- debe tratarse de información importante, ya que se repite insistentemen­
te. El método obvio de resolver el rompecabezas en la lógica concreta se­
Tabla 11.2. Comienzo y fin del anillo. ría considerar posiciones relativas. Por la parte exterior del cuerpo está la
piel, continente de la sangre, que es la vida o el alma. Bajo la piel se en­
Fin Comienzo cuentra la estructura ósea del esqueleto, cuya caja torácica protege el co­
razón, los pulmones y el abdomen superior. Debajo de la caja torácica, la
Todo hombre de la casa de Israel que Habla a los hijos de Israel y diles: grasa dura configura un área intermedia que separa la capa superior del
mate buey, oveja o cabra dentro del «Cuando algunos de vosotros presen­ abdomen inferior.
campamento o fuera del mismo, y no te a Yahvé una ofrenda, podréis hacer Las partes anatómicas vitales seleccionadas para su especial consagra­
los lleve a la entrada de la Tienda del vuestras ofrendas de ganado mayor o ción sobre el altar (riñones y lóbulo hepático) se encuentran en el cuerpo
Encuentro, para presentarlos como menor puede ofrecer su ganado ma­
ofrenda a Yahvé ante su Morada, será yor o menor. [...] lo ofrecerá a la en­ envueltos en la grasa que rodea el diafragma. La grasa separa las entra­
considerado reo de sangre (Lv 17,3-4). trada de la Tienda del Encuentro [...]” ñas, que constituyen la sede de pensamientos y emociones, y el semen,
(Lv 1,2-3) que es la semilla, principio de fertilidad, de la parte superior del animal,
a la que se accede a través de la boca y la garganta. La descripción de los
capítulos 1 al 7 de las dos capas protectoras y continentes, piel y grasa,
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cia el atrio del altar sacrificial, donde entrega el novillo y el macho ca­
encontrará su contrapartida en el detalle de la piel dañada y la pérdida de brío como ofrenda por sus pecados. La referencia a su ablución nos sitúa
fluidos vitales de los capítulos 12 al 15. La ley del sacrificio trata de des­ en el atrio donde se halla la pila, el mismo espacio adonde llevará los ani­
velar un diseño cósmico bajo la protección divina. males: es el lugar del altar sacrificial, tal como se indica en el capítulo 1
En la mayoría de los sistemas sacrificiales, la forma en que el animal del Levítico. Este recorrido de ida y vuelta es un modo de situar el pun­
es seccionado y la disposición de las partes sobre el altar están prescritas. to al que ha llegado el libro en la proyección espacial del tabernáculo
Los griegos, así como el Levítico, sólo admitían para el sacrificio a los (Lv 16,3-5).
animales domesticados. Una vez desollado el animal, los primeros gol­ En el capítulo 17 se repite la lección de los versículos iniciales: a saber,
pes del cuchillo separan la carne del tronco de los órganos internos o in­ que todo animal destinado a la matanza debe llevarse al tabernáculo para
teriores (es decir, el hígado, los pulmones, el bazo, los riñones y el cora­ su sacrificio en ofrenda al Señor. Se ha cerrado ya el anillo, éste es el bro­
zón). Luego todos se vuelven a dividir siguiendo las normas para la che que confirma el retorno al punto de origen. El comienzo del capítu­
cocción: la carne es hervida, las visceras internas se asan y comen al mo­ lo 17 remite a las palabras del capítulo 1 y recalca sus enseñanzas.
mento (las ingiere el privado de las personas presentes), y, con el conte­ También encontramos una señal que nos indica que hemos concluido
nido de la cavidad abdominal inferior, estómago, intestinos delgado y el recorrido del atrio: el capítulo 17 contiene una doble referencia inu­
grueso, se hacen salchichas. Los cortes de carne dependen del sistema de sual que lo caracteriza: «Habla a Aarón y a sus hijos, así como a todos
distribución. Algunos sacrificios griegos se centran en el privilegio, re­ los hijos de Israel [...] » (17,2). El capítulo cierra un anillo y vuelve al
servando las ancas, espalda y lengua para el sacerdote, rey, o principales principio tras resumir gran parte de lo anterior. El diseño del libro re­
magistrados de la ciudad. Otras partes se deben distribuir por sorteo, en quiere que el mayor espacio del tabernáculo, el atrio, se corresponda con
cuyo caso el carnicero debe separar las articulaciones para lograr trozos un mayor número de capítulos, siete por cada lado. De este modo, el lec­
iguales. Y así sucesivamente.17 tor conoce ya el camino, ha concluido el itinerario de la primera sección,
Aquí los detalles de la distribución relativos al sacrificio de los grie­ tras la cual el texto puede traspasar el velo de los capítulos 8-10 que se­
gos se detallan más minuciosamente que los del bíblico. En el Levítico la para el atrio del santuario.
disposición de la carne sacrificial asegura a los sacerdotes su parte: al al­
tar le toca la parte correspondiente a Dios, y los sacrificantes, su familia
y allegados suelen tener también su porción del festín. Las reglas para la El santuario
carne sacrificial debían de estar cargadas de analogías sociales y metafí­
sicas. Pero a primera vista las analogías parecen ausentes. ¿Dónde se en­ Al recordar las analogías con el monte Sinaí, establecemos una equiva­
cuentran? lencia entre este espacio central y la nube que cubre la montaña. Es aquí,
Es interesante advertir que en este estudio del Levítico hay muy po­ en esta sección intermedia del tabernáculo, donde se ordenó a Moisés
cas partes de la anatomía que nunca se mencionan. En estos capítulos es que instalase el altar del incienso (Ex 30,6). Es también en la zona central
evidente la ausencia de partes como cuello, corazón, lengua, pulmones, del estrecho eje norte-sur del edificio donde se sitúan la mesa y el cande­
estómago y órganos genitales, que suelen ocupar un lugar preeminente en labro. Está restringido el acceso a este espacio, pues se trata de un san­
muchos y variados sistemas sacrificiales. El Levítico asigna la carne, an­ tuario, peligroso incluso para los sacerdotes consagrados, a menos que
cas, pecho y espalda a terceros; la cabeza sólo se menciona una vez, se acerquen a él con las debidas precauciones. El Éxodo describe el ritual
cuando se habla de la ofrenda asada y otra vez respecto de la ofrenda por que deben representar allí los sacerdotes: Aarón y sus hijos deben cebar
los pecados, pero acerca de las entrañas sólo se dan instrucciones preci­ con aceite las luces del candelabro para mantenerlas siempre encendidas
sas para el lóbulo hepático largo, los dos riñones y la grasa, que se deben (Ex 30,7-10), colocar el pan de la proposición en la mesa y comerlo. El
asar siempre sobre el altar. N o se dice nada acerca del hígado en sí o de Éxodo informa también sobre el modo adecuado de amueblar el santua-
los órganos internos. La descripción es escueta y muy selectiva. Y es a la
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río, con el candelabro (Ex 37,17-24), la mesa para el pan de la proposi­ vez muy simple: sólo la sangre, la grasa y tres elementos más están prohi­
ción (Ex 37,10-16) y el altar del incienso. En el Éxodo se indica en qué bidos. La sangre forma parte del sacrificio y no se ingiere ni se asa, sino
lugar conviene colocar cada mueble: que se usa para salpicar sobre el altar y para rociarla alrededor del mis­
Colocó también la mesa en la Tienda del Encuentro, al lado septentrional mo, mientras que las partes antes mencionadas se asan sobre él.
de la Morada, fuera del velo. Dispuso sobre ella las filas de los panes de la Pr- Una fuerte prohibición alimenticia es una advertencia que implica
sencia delante de Yahvé, como Yahvé había ordenado a Moisés. Luego instaló que el orden del sacrificio exhibe los límites del diagrama divino del
el candelabro en la Tienda del Encuentro, frente a la mesa, en el lado meridio­ mundo. Sin duda es el desarrollo de algún arquetipo o paradigma, y pre­
nal de la Morada, y colocó encima las lámparas delante de Yahvé, como Yahvé tender reducir el problema estudiando los artículos prohibidos por se­
había mandado a Moisés. Asimismo puso el altar de oro en la Tienda del En­ parado no servirá de nada. Estaremos de acuerdo en que una explicación
cuentro, delante del velo, y quemó sobre él incienso aromático, como Yahvé correcta debería coincidir con los otros paradigmas de enseñanza utili­
había mandado a Moisés (Ex 40,22-27). zados en el texto, y probablemente con otros paradigmas dominantes en
el acervo literario de la Biblia en su conjunto. Cualquier interpretación
De este modo el Levítáco guía correctamente al lector por la estruc­ satisfactoria del Levítico debe, a su vez, ser convincente acerca del signi­
tura del tabernáculo, porque aparecen dos de los tres muebles citados, ficado de la prohibición respecto de la grasa y la sangre. Imaginemos un
respectivamente al norte y el sur del santuario. Y es el lugar adecuado del juego de construcciones en el cual Dios es el jugador y el objetivo es re­
Levítico para explicar dos de las tareas que deben acometer los sacerdo­ agrupar el cuerpo desmembrado para modelar cierta construcción divi­
tes. La ceremonia de los candelabros es el siguiente: na del universo y brindar una enseñanza acerca de la vida y la muerte. En
este juego arquitectónico las reglas acerca de la posiciones, tales como
Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro «sobre» o «debajo», son necesarias para interpretar no sólo el sacrificio,
de olivas molidas, para alimentar continuamente las lámparas. Aarón la pre­ sino todo el libro. En un diagrama, la posición lo es todo; en un texto sa­
parará fuera del velo del Testimonio, en la Tienda del Encuentro, para que grado, las prohibiciones que excluyen ciertas cosas son cruciales.
arda de continuo ante Yahvé desde la tarde hasta la mañana (Lv 24,2-4). Aquí hay en juego dos clases de ordenamientos: uno es la disposición
de las partes internas de un ser vivo, es decir, el orden normal de la ana­
Y se describe el aprovisionamiento de pan para la mesa: tomía animal, y el otro es su ordenamiento sobre el altar. En todos los
Tomarás flor de harina y cocerás con ella doce panes, de dos décimas
casos la zona media, la grasa y el sebo, son extraídos en primer lugar y
cada uno. Los colocarás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa asados sobre el altar. Sin excepciones. Para las ofrendas asadas, si bien to­
pura, en la presencia de Yahvé. [...] Todos los sábados, sin excepción, lo dis­ das las partes del animal son quemadas sobre el altar, cuando los trozos
pondrás así ante Yahvé, de parte de los hijos de Israel, en señal de alianza de carne y la cabeza se colocan allí se nos dice que la grasa ya estaba en
perpetua (Lv 24,5-8). esa carne desde antes (Lv 1,6-9). En las ofrendas de comunión descritas
en el capítulo 3, la grasa de sebo, el lóbulo hepático largo y los riñones
Si la interpretación propuesta fuera perfecta, el Levítico debería apor­ son destinados específicamente para ser quemados en el altar, y el resto de
tar también, en los capítulos 17-24, una descripción del altar del incienso, la carcasa lo comerán en un festín los congregados y sacerdotes (Lv 3,4-5,
o describir al menos el procedimiento que siguen los sacerdotes en este 9-10, 14-16). La regla se repite minuciosamente para novillos, ovejas y
punto. Se afirma que el equivalente de la nube que cubre la montaña es el cabras, siempre con mención de la grasa que recubre las entrañas y la que
incienso en el tabernáculo y el sebo en la anatomía. Pero éste es el único envuelve los riñones, y el lóbulo hepático, todo para ser quemado sobre
mueble del tabernáculo, tal como se describe en el Éxodo, que se omite en el altar. Es la misma regla que rige para los sacrificios por los pecados.
el Levítico. Lo único que se puede decir es que en el Levítico 16,11-14 se Pero observemos en el Éxodo cuál fue la regla para la ofrenda por los pe­
cados durante la ordenación de Aarón (Ex 29,13).
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Los sacerdotes pudieron comer la carne de las ofrendas por los peca­ alude repetidas veces al incienso y se menciona su altar. Las instrucciones
dos y la de reparación durante la ceremonia de investidura de Aarón para reponer el aceite en el candelabro y el pan en la mesa aparecen en
(Lv 16,24-30; 7,1-10). Pero si la ofrenda por los pecados fuese por los pe­ la parte del libro que corresponde a las instrucciones del Éxodo sobre la
cados de un sacerdote, nadie podía comer de ella; las partes reservadas estructura del edificio. Su presencia advierte de que el recorrido por el
eran quemadas sobre el altar como de costumbre, y el resto de la carcasa tabernáculo desierto llegará en breve al segundo separador, puesto que
se sacaba del campamento para ser quemada (Lv 4,11-12). Un miembro estos dos elementos son los objetos que se hallan en el tabernáculo de­
común de la asamblea podía unirse al festín proveniente de su rebaño en lante del velo que separa la zona más sagrada del resto (Ex 26,33).
caso de tratarse de una ofrenda de comunión, pero si se trataba de una Se requiere un segundo relato para establecer una correspondencia
ofrenda de expiación de sus pecados, sólo podían comer los sacerdotes con el lugar del segundo velo. Resulta grato descubrir en este punto la
(Lv 6,19-23), y de la misma manera pero aún más estricta, si el sacerdote narración del juicio del blasfemo, que divide de nuevo el libro. No es ca­
era el pecador (Lv 4,8-11) o bien toda la asamblea (Lv 4,21), nadie podía sual que el pecado por el que el blasfemo paga con su vida sea la profa­
comer de ella, presumiblemente para honrar el principio según el cual nación del nombre del Señor, un acto que se prohíbe en la alocución de
nadie debe sacar provecho de sus errores. Egipto al final del Levítico 22. No hay nada azaroso en la disposición del
relato en esta parte del libro.
En el plano, el santuario es un espacio muy pequeño de acceso res­
Entrañas y piernas tringido; en la estructura del libro ocupa menos de siete capítulos. Lo
primero que se encuentra el lector tras haber franqueado el velo es un
Las normas para la disposición de la carne en una ofrenda asada es que la segmento aún más pequeño, constituido por una tríada de capítulos, 18-
cabeza, la grasa y los tres elementos que ésta recubre deben ir siempre al al­ 20, acerca del culto y la rectitud. La reiterada perorata de Egipto recalca
tar en primer lugar, luego el resto de la carne, y después las llamadas «en­ la importancia del capítulo 19 en el libro. ¿Por qué aparece aquí, en el
trañas y piernas», que siempre van al final. La frase que une entrañas (ke- centro del tabernáculo? Su posición central indica que estos capítulos
rev) con piernas (kera’ayim) aparece en las instrucciones del Éxodo para la son el núcleo de la religión y, por lo tanto, pertenecen a la zona interme­
cocción del cordero pascual (Ex 12,9), y también en las instrucciones para dia del tabernáculo y constituyen la sección central del libro del Levítico.
el ungimiento de Aarón y sus hijos: «[...] Luego despedazarás el camero, «El juez de toda la tierra ¿va a fallar una injusticia?» (Gn 18,25). «Pondré
lavarás sus entrañas y sus patas; las pondrás sobre sus porciones y sobre su la equidad como medida y la justicia como nivel» (Is 28,17).
cabeza, y quemarás todo el camero en el altar» (Ex 29,17). Entrañas y pa­ En esta sección, que corresponde a la parte sacerdotal del tabernácu­
tas se suelen mencionar por separado, y el último término18ha sido muchas lo, se indican las reglas de pureza del sacerdocio. Los dos breves capítu­
veces traducido como «piernas», «ancas» o «muslos». Pero lo que resulta los 21 y 22 forman un pequeño anillo que enseña las reglas matrimoniales
curioso y debe ser explicado es la aparición sistemática de estos dos ele­ del sumo sacerdote, las obligaciones sacerdotales respecto de los funera­
mentos citados a la vez en innumerables versos (Lv 1,9,13; 4,11; 8,21; 9,14) les, sus familias y su estado físico de pureza ritual. Se apunta explícita­
y, a excepción del Éxodo 12,9, siempre deben ser lavados. Esa insistencia mente que las leyes de pureza son mucho más restrictivas para los sacer­
en lavarlos suscitó la idea de que se trataba de los «cuartos traseros», sucios dotes que para las demás personas y que las infracciones se castigan de
por la adherencia de semen, de orina y de estiércol. Como los sacerdotes modo mucho más severo.
tienen fama de ser sumamente escrupulosos en cuestiones higiénicas y se­ Esta sección es también el lugar adecuado para describir las fiestas del
xuales, debía parecerles correcto que Dios les indicara lavar estas partes, calendario que se celebran con una ofrenda de objetos que se queman.
pero Milgrom argumenta que la palabra exacta para concretar «piernas» En la lectura inicial del Levítico 1-7, semeja arbitrario o extraño limitar
sería «canillas»,18que también podría aplicarse a los cuartos delanteros. Vi­ la descripción de las ofrendas de fuego a las que hacen voluntariamente
mos que en la ofrenda asada, en la que nada se salva del fuego, las cuatro los individuos o grupos sin mencionar los sacrificios públicos del calen­
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dario. El motivo se ve claramente más adelante, en el capítulo 23, donde
se amplía la ley de las ofrendas ígneas con la lista de las fiestas designadas piernas o canillas son las últimas partes del animal que se queman sobre el
por el Señor para dividir el año. Los capítulos 1-7 muestran las ofrendas altar. ¿Por qué las piernas deben ir al final? Y si la expresión une siempre
que se hacen por iniciativa laica, mientras que el capítulo 23 trata sobre «entrañas y piernas», ¿no sería más sensato considerarlas como un conjun­
las ordenadas por Dios para los sábados. Estos últimos ritos no depen­ to en sí mismo? Pero al ser consideradas de esta manera, el significado lite­
den de la iniciativa laica, sino del sacerdocio. ral de las palabras resulta bastante inverosímil.
El segundo velo (Ex 26,33) separa el santuario de la zona más reserva­ Las palabras hebreas para designar las partes anatómicas suelen tener
da del edificio, donde se conserva el arca que contiene el testimonio de la muchos significados. La palabra para cabeza puede significar la cima de
alianza (Ex 25,17-22) protegido por los querubines. Es la morada de una montaña, un jefe, un líder, así como la cabeza de un cuerpo. De la
Dios en la tierra, el «sanctasanctórum», al que sólo puede acceder el sumo misma manera, pie (regel) es un eufemismo bíblico muy corriente para
sacerdote una vez al año con las debidas precauciones. Es el equivalente referirse a los órganos sexuales humanos. En la bendición de Jacob sobre
de la cumbre de la montaña, donde descendió Dios para reunirse con la prole de Judá -«No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de en­
Moisés, y de las entrañas profundas de la persona, donde residen el jui­ tre sus piernas» (Gn 49,10)-, el bastón de mando y los pies son una fran­
cio y la emoción. Es el hogar del propio Dios cuando mora entre su pue­ ca referencia a los genitales masculinos. El diccionario, después de des­
blo, el lugar de su gloria y la nube que lo encubre. Allí contemplaría el cartar la idea de que «bastón» se refiere a la maza que probablemente
lector, si se le permitiera la entrada, las criaturas formidables que prote­ yaciera entre los pies de Judá, dice: «Sin embargo, está muy extendida la
gen para siempre la entrada del paraíso. Allí se hallan los dos querubines idea de que aquí se trata de un eufemismo de las partes sexuales y se le
bajo cuyas alas está el trono vacío de Dios, donde se oculta el arca (o co­ adjudica el significado de “prole”».20
fre) que contiene el testimonio de la alianza. La palabra traducida por «lomos» (kesilim) es otra circunlocución de
Desde esta perspectiva el libro es una suerte de texto de peregrinaje. los órganos reproductivos masculinos. Si los «pies» humanos son un eu­
Los fieles hacen un viaje conmemorativo al santuario y lo recorren con el femismo de los órganos genitales, cuando se trata de animales, «piernas»,
libro sagrado como guía, pronunciando las palabras, delimitando con acompañada de la palabra «entrañas», sugiere una referencia a los órga­
sus pasos el lugar de la creación, o al menos un espacio elegido por Dios nos genitales del animal. Al unirlas, tiene mucho más sentido cuando se
para representar su acto de creación. Tal como comentábamos a propó­ las traduce por «entrañas y genitales». Al menos esta hipótesis explicaría
sito de los problemas de representación, todo sucede en la mente del pe­ por qué aparecen siempre juntas, y por qué están al final del diagrama de
regrino de los siglos VI o V, tras la primera destrucción del templo. No reconstrucción del tronco y de su contenido, y también cobran sentido
hay tabernáculo, los fieles no lo recorren, todo el movimiento está en el los momentos en los que el tabernáculo se asocia con la fertilidad.
libro que leen o que oyen en lecturas públicas. El aprendizaje del libro es El metódico diagrama hecho sobre el altar con las partes de un animal
un modo de interiorizar el tabernáculo: presenta una «geografía espiri­ desmembrado presenta las partes blandas internas del cuerpo como una
tual» que diferencia el tabernáculo espiritual del físico, del mismo modo serie inclusiva de envoltorios exteriores. El área cubierta de grasa divide la
que la Jerusalén espiritual se distinguía de la Jerusalén física en el centro parte superior de la carcasa de la inferior, y constituye la zona media, que
del mundo. Paralelamente, al recorrer el tabernáculo con el libro tam­ contiene el hígado y los ríñones. Los procedimientos para el sacrificio han
bién recorren el monte Sinaí, e incluso tienen acceso a las partes que es­ roto el orden del cuerpo vivo, separando cada segmento y fijando su aten­
taban reservadas para Moisés. ción en la zona media, que de otra manera no habría sido diferenciada de
Por lo que se refiere al espacio arquitectónico del edificio y el espacio lo demás. El modelo de Rambán de la montaña sagrada ha sido calcado so­
del libro, la estructura se estrecha progresivamente. Converge, su movi­ bre la anatomía trízonal del animal sacrificial. En el interior del cuerpo está
miento fluye a través de un embudo, penetra en un punto interior o tre­ el diagrama hecho por la grasa que recubre el hígado y los riñones; en el
pa hacia una cumbre oculta e inaccesible. Se concentra y confluye, no se interior del tabernáculo está el diagrama de su mobiliario y actividades, y
ambos pueden ser asimilados al diagrama de la montaña sagrada.
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expande en todas las direcciones.3 El modelo del tabernáculo está tan
Para acceder a la carcasa es necesario abrir la piel que la envuelve, lo profundamente integrado en el Levítico que contribuye a acrecentar las
que se corresponde con acceder al gran patio descubierto cuyo interior diferencias con el Deuteronomio sobre el tema del santuario central. La
es el área sagrada. En la entrada del tabernáculo está el patio exterior, lu­ enseñanza del Levítico sobre los múltiples santuarios tiene una base
gar del sacrificio, donde el cuerpo animal es atravesado. Es un área mu­ doctrinal demasiado espiritual para haber surgido como estrategia en un
cho mayor que el santuario: en el animal, la parte frontal correspondien­ conflicto político sobre los santos lugares rivales. La esencia de su pen­
te es la enorme caja torácica en forma de barril que alberga el corazón y samiento microcósmico es un universo proyectable que se reconstruye
los pulmones. Adviértase la forma del animal agostándose hacia la zona constantemente en objetos y lugares diversos. La multiplicación de los
de la cruz, y que la grasa de alrededor del diafragma ocluye la zona. De­ tabernáculos es la idea implícita del espacio sagrado reproducible. Se tra­
trás de la grasa y de su contenido, esa otra pequeña zona separada del ab­ ta de un desarrollo normal del microcosmo filosófico que amolda todas
domen inferior que alberga las entrañas y los lomos correspondería al las demarcaciones sagradas al esquema universal. Un efecto secundario
santuario interior. de este hábito de pensamiento es el hecho de que permite la construc­
Tabla 4.1. Tres paradigmas del tabernáculo alineados. ción de espacios sagrados delimitados donde quieran los fieles. Es decir,
el pueblo no necesita que le impongan normas al respecto, pues tiene la
Monte Sinaí Ofrenda animal Tabernáculo práctica ancestral de sacralizar el espacio según las proporciones divinas
del cosmos. El efecto del pensamiento microcósmico no consiste en ne­
Cima o cabeza, Entrañas, intestinos, Sanctasanctórum, gar la importancia de las fronteras físicas, sino en imprimirles una cuali­
nubes como humo óiganos genitales querubín, arca y dad proyectable. Los templos consagrados, correctamente proyectados
(Ex 19,18); Dios (lavados) en la cima testimonio de en el espacio, son tan santos como el tabernáculo original y se pueden
descendió a la cima, de la pila. la alianza. construir tantos como convenga.4
acceso para Moisés
(Ex 19,20-22).
Expiación
Perímetro de densas Zona del diafragma, Santuario, densas
nubes, acceso densa grasa cubriendo nubes de incienso, Los comentarios sobre la expiación son posteriores a la definición es­
restringido a Aarón, riñones y lóbulo mesa simétrica tructural del libro. La regla que prohíbe la ingesta de sangre se anuncia
dos hijos y hepático, quemados y candelabro, de modo categórico en el Levítico 7,22-27, pero la doctrina completa de
setenta ancianos sobre el altar. restringido a los la sangre no se presenta hasta el capítulo 19. En el Levítico se anticipa la
(Ex 24,1-9). sacerdotes. regla de «No comáis nada con sangre» (Lv 19,26) con la de «No depon­
Escalones inferiores, Cabeza y carne, Patio exterior, altar gas contra la sangre de tu prójimo» (Lv 19,16), que traducida de un modo
acceso libre. acceso al cuerpo, principal, acceso más comprensible equivale a «No debes aprovecharte de la sangre de tu
comida para el pueblo al pueblo. hermano». Las diatribas contra la ingesta de sangre, el aprovechamiento
y los sacerdotes. de la sangre ajena, la sangre homicida y los usos ilícitos de la sangre se
contraponen a la enseñanza del respeto a la vida y la sangre consagrada
Montaña consagrada Animal consagrado Tabernáculo consagrado del sacrificio. Ésta es la retórica de la lógica concreta, la regla inicial am­
(Ex 19,23). (Lv 1-7). (Lv 16). pliada a través de una serie de analogías.
El rito del sacrificio animal impresiona a causa de las normas reitera­
das que desaconsejan el derramamiento de sangre animal en cualquier
257
101
otro contexto. Nunca se debe comer sangre y, según el Levítico, no se El ser recóndito
permite la matanza no sacrificial. Algunos exegetas consideran que en
inglés el verbo to eat («comer») no se puede aplicar a un líquido y por Según esta lectura, el significado de nube y su asociación con el fuego
tanto lo traducen como ingest («ingerir»), pero tal escrupulosidad lin­ para el pueblo de Israel son suficientes para explicar la prohibición de la
güística está fuera de lugar. «Comer», «tomar» y «compartir» la sangre grasa. La grasa que separa la parte baja del diafragma de las costillas in­
son expresiones que se amoldan mejor al estilo de este texto. La palabra feriores no es simplemente un recubrimiento. En el cuerpo se corres­
que designa el acto de comer o consumir tiene en hebreo, al igual que en ponde con los límites de un espacio sagrado en la montaña. Los solem­
inglés, muchas connotaciones relevantes que se pierden con su sustitu­ nes términos que prohíben comer grasa apoyan el paralelismo entre el
ción por «ingerir». El autor de las matanzas de animales terrestres no sa­ cuerpo y el Sinaí.
crificiales debe pagar por su injusticia y apartarse de su pueblo: «será El torso, en tanto conducto hacia el área sagrada más íntima, tiene un
considerado reo de sangre; [...] ha derramado sangre» (17,3-4). Levine profundo sentido para el Levítico. El tabernáculo es horizontal, con una
señala el juego de palabras con que el Levítico comenta el derramamiento leve inclinación hacia arriba, la montaña se alza verticalmente hasta la
de sangre animal, que recurre a términos asociados a los homicidios, pero cima, y la pila sacrificial empieza con la cabeza por debajo y asciende a
se abstiene de interpretar las leyes de la matanza animal como represen­ las entrañas. Si se interpreta cada una en referencia con las otras, tenemos
taciones más comedidas de las que regulan el homicidio .5 Nadie reivin­ la misma figura del mundo. La montaña se alza verticalmente, el taber­
dica tal asociación, puesto que el lenguaje sirve ya para dramatizar la gra­ náculo y el cuerpo con vida yacen horizontalmente. Los tres ejemplos se
vedad extrema de la ofensa. Además, el tema del Levítico es el sacrificio asemejan a las paradojas inexplicables del misticismo judío que permiten
y la carne destinada a la alimentación; las enseñanzas sobre el homicidio que ascender al Trono de Dios signifique lo mismo que descender al Ca­
se presentan en el Génesis y en Números. Las lecciones más generales rro. El investigador con mentalidad literal, para quien la idea del taber­
aparecen de forma implícita. El Génesis presenta un juego de palabras náculo en tanto figura del monte Sinaí plantea preguntas acerca de la
inverso que describe el homicidio en términos alimentarios. Dios dice a ubicación de Dios en la cima de uno y a la vez en el interior más profun­
Caín: «Maldito seas, lejos de este suelo que abrió su boca para recibir de do del otro, debería recordar que en el pensamiento místico todo el es­
tu mano la sangre de tu hermano» (Gn 4,11). quema de orientación espacial puede invertirse, y «superior» e «interior»
A la luz de estas remisiones verbales, no parece apropiado afanarse en pueden ser equivalentes. Contemplemos su creación donde se desee, y el
determinar de modo exacto si la redención es una forma de reparación, diagrama siempre estará allí, con Dios en las profundidades o en las al­
expiación, purificación o purgación. Todos estos significados se aseme­ turas de todo.
jan mucho entre sí, puesto que establecen relaciones analógicas entre di­ Si el tabernáculo es también un cuerpo, el erudito educado pertene­
versos contextos. La palabra «reparación» evoca la idea de la alianza, sig­ ciente a otra tradición puede verse acosado por la duda, suponiendo qui­
nificado siempre implícito en el Levítico. Un grave quebrantamiento de zá que la lectura más obvia carece del mismo interés que los grandes te­
la alianza merece la pena de muerte; el ataque contra las cosas que perte­ mas. Timideces aparte, es importante preguntarse por qué el interior del
necen al Señor es un delito de este tipo; comer carne con sangre es una animal es merecedor de la más alta estima, la que sólo corresponde al
grave ofensa del mismo orden. sanctasanctórum, en vez de serlo la cabeza o el corazón, que valoramos
En el rito de la expiación se emplea la sangre del animal sacrificado más. La cuestión exige una difícil psicografía comparativa, pero al menos
para ungir el altar, rociarla sobre él y derramarla al pie. El cuerpo del recordemos que, con respecto a la fertilidad, la cultura judía siempre ha
miembro de la congregación que nunca debe comer carne con sangre es asociado con claridad el cuerpo con el tabernáculo.
análogo al altar sobre el que no se deposita carne quemada. La razón por La Biblia sitúa las emociones y el pensamiento en los interiores más
la que no se debe comer sangre es sencilla: «Porque la vida de la carne profundos del cuerpo: la espalda está cargada de remordimientos, Dios
está en la sangre, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar escruta nuestro ser más recóndito, la compasión tiene su sede en el in­
258 102
testino grueso. El salmista dice: «La verdad está hacia el interior del ser». por vuestras almas, pues la expiación por la vida se hace con la sangre»
(Sal 74,8). Ese mismo movimiento hacia el interior, dentro del espacio (Lv 17,11), y «porque la vida de toda carne está en su sangre» (Lv 17,14).
del cuerpo se corresponde con el espacio de la construcción del taber­ Casi todo el capítulo 17 versa sobre la sangre: «os la he dado para la ex­
náculo. El templo estaba asociado a la creación, y la creación con la fer­ piación de vuestras propias vidas». Obsérvese que estamos en la segun­
tilidad, lo que implica que la parte más recóndita del tabernáculo era una da mitad del Levítico, pero estas ampliaciones contextúales e identifica­
cámara nupcial divina. Incluso omitiendo por completo todo misticis­ ciones (vida = sangre) no son explicaciones causales. Enmarcan la regla
mo, resulta patente la analogía del santuario interior con el centro de la en una serie de clasificaciones relacionadas.
creación. Es muy apropiado que el santuario haya sido interpretado Éste es el contexto del Génesis y la creación que racionaliza las leyes
como imagen «tangible de la unión entre Dios e Israel».21 de la pureza. Dios creó la vida, la vida de todas las criaturas pertenece a
La interpretación erótica se ajusta tanto al misticismo judío primitivo Dios. Si el Señor no hubiera reservado o asignado la sangre del sacrificio
como al misticismo medieval. En el santuario, al que se refieren como «el para ese fin específico, no podría haber expiación. La doctrina de la san­
lecho», tiene lugar una ceremonia extática y arrobadora. Los estudiosos gre es el contexto de las leyes que prohíben tocar los cuerpos de anima­
que se han interesado en rastrear la imaginería nupcial en toda la región les definidos como ineptos para ser consagrados. Su sangre (portadora
han intentado situar el paralelismo judío en la Fiesta de los Tabernácu­ de la vida) pertenece a Dios, cuyas leyes protegen a estas criaturas como
los. Pero para Ralph Patai éste se encuentra en el sanctasanctórum del las leyes del señor feudal protegen la vida de sus vasallos.
templo. Patai afirma que sólo en un período tardío «encontramos la re­ Por su origen etimológico, se suele describir la expiación como un rito
ferencia expresa de que la pareja, que ocupaba la cámara nupcial, eran de purificación que enmienda un estado técnico de suciedad o impureza
Dios y la Matrona Sagrada, personificación de la Comunidad de Is­ ritual. También en inglés o en las lenguas romances la idea de pureza de­
rael».22 El Zohar medieval es demasiado tardío como para ser relevante nota algo más profundo que la limpieza del lavado. Una virgen «pura» no
respecto del Levítico, y además la idea no tiene ningún valor. En las acer­ es necesariamente una muchacha bien aseada. Las intenciones «puras»
tadas palabras de Patai, la creación era concebida como una «época de son las que no se entremezclan con motivaciones ulteriores. Johannan
fructificación abundante, algo así como una especie de temporada de celo Muffs apunta un significado técnico de «puro», tomado de los docu­
cósmico».23 Esta idea de que el tabernáculo estaba asociado a la creación mentos jurídicos mesopotámicos, que equivale a «libre» de la ley de pro­
y a la «fructificación abundante» se debe desarrollar para interpretar el piedad y contrato .6 La purificación también tiene el sentido de refina­
resto del Levítico. ción metalúrgica:7
Te he elegido como observador de mi pueblo, para que indagues y exa­
La doctrina de los restos mines su conducta. Todos son [...] de bronce y hierro, todos son corruptos.
El fuelle aviva el fuego, el plomo se consume. En vano refina el fundidor,
Hasta ahí lo que se refiere al tronco del animal y a la prohibición de co­ pues la ganga no se desprende. Serán llamados «plata de desecho», porque
mer grasa. Pero ¿y los riñones y el lóbulo hepático? Se han tejido nume­ Yahvé los desechó (Jr 6,27-30)
rosas especulaciones a cual más erudita respecto de por qué está prohi­ Para caracterizar la labor de expiación como lavado, lustración o pur­
bido el lóbulo largo. En las tradiciones aramea, hebrea y ugarítica, ésa ga, conviene que el rito repare las impurezas, como en efecto hace. Aho­
era la sede de las emociones. Esta parte del hígado ha sido utilizada en ra bien, cualquier rito de purificación hace otras cosas además de elimi­
ceremonias sagradas y de adivinación desde tiempos muy antiguos. Para nar los efectos externos del pecado. A través de una serie de analogías
la adivinación griega, un hígado sin lóbulo era un presagio de desastre.24 que emplea para conformar la idea de la expiación, el Levítico no incide
Ezequiel lo menciona y dice que los adivinos lo usaban en sus consultas tanto en la necesidad de lavar o purificar cuanto en el «encubrimiento».
(Ez 21,26), pero, como afirma Milgrom, ésa no puede ser razón de su
103
259
Composición de un frontón prohibición, ya que en este caso estaría prohibido todo el hígado. Si hu­
Después de traspasar el primer velo, que es el relato del castigo de los hi­ biese existido una ley que prohibiese comer cosas utilizadas en ritos de
jos de Aarón, el lector se enfrenta a una trilogía de capítulos, del 18 al 20: dioses extranjeros, esos elementos no serían consagrados sobre el altar.
el 20 es una réplica del 18, y entre ellos se encuentra el 19, de importan­ Cautamente, Milgrom concluye: «Desconocemos por qué el lóbulo cau­
cia central, siquiera por el modo en que se enmarca entre los otros dos. dal estaba reservado a la divinidad».25
Los dos capítulos que sirven de soporte, el 18 y el 20, se repiten como La palabra hebrea para ese lóbulo protuberante, traducida como apén­
un estribillo o una procesión, entonan los mismos anatemas contra las dice del hígado,26sugiere algo de resto, de sobrante, algo que es excesivo;
maldades que se cometen en las religiones de Egipto y Canaán. Recuer­ sugiere superioridad, ganancia o ventaja. Sería una pena que ese lóbulo,
dan la ceremonia descrita en el Deuteronomio 27,11-14, donde se divi­ llamado superior, terminara siendo inferior, ya que el concepto del tipo
den las doce tribus en dos grupos. Seis de ellos, Simeón, Leví, Judá, Isa­ de «La casa que Jack construyó» se basa en un modelo de animal en el
car, José y Benjamín están en el monte Garizín para bendecir al pueblo; cual la cabeza está encima del cuerpo y la grasa encima de las entrañas,
los seis restantes, Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí, están en el y todo está sobre las llamas, sobre la leña, sobre el altar. Partiendo de ese
monte Ebal para maldecir. Los comentaristas tradicionales® han recons­ adjetivo, «superior» o encima, uno podría suponer que el lóbulo largo
truido el texto y la escena de modos ligeramente diferentes. Los levitas está sobre el hígado. Maimónides, al querer, quizá, verificar si el signifi­
se dirigen en primer lugar al monte Garizín para expresar una bendición cado literal de la palabra podía explicar la prohibición, observó si real­
concreta, a la que todas las tribus reunidas responden «Amén», y luego se mente el lóbulo se encontraba en la parte superior del hígado, pero com­
dirigen al monte Ebal para expresar la maldición que es el reflejo inverso probó que sale «del extremo inferior del hígado».27
de la bendición anterior. El pueblo responde «Amén», lo cual se interpre­ Al ser consultado, el carnicero de Swain’s Lañe28 me muestra un
ta como una promesa de que no cometerá los pecados mencionados. El enorme trozo de carne interior del animal, suave y limpia, sin protube­
Deuteronomio no proporciona el texto de las bendiciones/maldiciones rancia alguna en la parte superior. Cuando le explico el problema, pri­
relacionadas, sino que resume únicamente doce maldiciones en 27,15-26: mero coincide con Maimónides y con las enciclopedias y diccionarios: si
maldito sea quien haga esculturas o imágenes fundidas, quien deshonre el animal está vivo y quieto, indudablemente el lóbulo largo se encuen­
a su padre o a su madre, quien desplace los mojones de su prójimo, quien tra debajo, en la parte inferior. Pero gira el hígado y observa que si el ani­
extravíe al ciego, quien quebrante la justicia, quien se acueste con la mu­ mal ha sido matado para el sacrificio, después de haber sangrado esta vis­
jer de su padre, quien se acueste con cualquier tipo de bestia, quien se cera seguramente quedaría recostada sobre su lomo, para ser primero
acueste con su hermana, etcétera, quien se acueste con su suegra, quien cortada horizontalmente y luego abrir la caja torácica y vaciarla de su
mate a su vecino en secreto, quien se deje sobornar para asesinar a una contenido. A estas alturas sería necesario liberar el hígado de las arterias
persona inocente, quien incumpla esta ley. que lo conectan, con el cuerpo: desde ese punto de vista, el lóbulo largo
La serie de maldiciones no sigue un orden claro: los pecados sexuales estaría encima, sin duda alguna. Encima o debajo, depende desde donde
se mezclan con los que proscriben la aceptación de sobornos, el despla­ se mire. En realidad el Levítico dice que está por encima del hígado y el
zamiento de los mojones o el extravío de las personas ciegas. En el si­ nombre ciertamente sugiere que lo está, y si el punto de vista que se
guiente capítulo del Deuteronomio (28,1-14) aparece una lista de bendi­ adopta es el del sacrificante que ha abierto la carcasa y se dispone a va­
ciones generales, en forma de promesas de fertilidad y prosperidad que ciarla, allí encima es donde debe encontrarse el lóbulo hepático.
se cumplirán si el pueblo respeta los mandamientos, seguida de terribles Las ofrendas de cereales ofrecen un paralelismo que sugiere un para­
catástrofes que sobrevendrán en caso de que se quebranten las normas, digma común tanto para los sacrificios vegetales como para los animales.
en 28,15-68. Las maldiciones y bendiciones constituyen la fórmula más El sacerdote separa una pizca de harina con sal, aceite e incienso (Lv 2,2)
común de las promesas con que se acuerda una alianza. del resto de la comida y la quema en el altar «como manjar abrasado para
Yahvé» (Lv 2,16). Es llamada así o «porción memorial»,29 un recordato­
260
104
En los capítulos 18 y 20 del Levítico se repite la fórmula deuteronómi-
rio, algo que no debe ser olvidado. Si el modelo de animal sacrificado en ca, pero con dos diferencias interesantes. En primer lugar, las maldiciones
las ofrendas de paz se proyecta también para las ofrendas de cereal,30 el del Deuteronomio se derivan libremente del decálogo; la prohibición de
trío lóbulo largo, riñones y grasa se corresponde con la porción memo­ hacer imágenes fundidas o esculpidas figura en la misma lista que la des­
rial de harina y sus tres componentes: sal, aceite e incienso, ya que éstos honra del padre o la madre, el incesto, el asesinato, el soborno y la co­
también se separan para quemar en el altar, mientras que el resto del sa­ rrupción, mientras que en la versión del Levítico las leyes que figuran en
crificio será comido. Nunca se explica con tantas palabras que estos ór­ los capítulos que sirven de marco, 18 y 20, se centran en la idolatría y las
ganos son la oblación o porción memorial, la «parte del Señor». El para­ infracciones sexuales. Lo primero que ha hecho el autor del Levítico es
lelismo con la ofrenda cereal está ahí, y es importante recordar que la reordenar la serie de prohibiciones, a través de la inclusión de todos los
grasa es del Señor (Lv 3,16-17). Una correspondencia débil en apariencia delitos sexuales en los capítulos exteriores y la presentación de todas las
que se vuelve más fuerte cuando recordamos que el Levítico se ocupa leyes relativas a los acuerdos justos en el capítulo central, el 19, que re­
fundamentalmente de las cosas que son del Señor. presenta el lugar de honor. En comparación con la lista de maldiciones
Su posición dentro del sistema de triple pliegue no explica por qué el más azarosa del Deuteronomio 27, ésta esta mucho más organizada. En
lóbulo hepático debería señalarse en particular. Consideremos otra vez segundo lugar, el autor del Levítico añade a su doble lista de pecados un
el significado de la palabra hebrea31 y la forma en que el escritor del Le­ prólogo que los relaciona con el culto y los distingue de las faltas anate­
vítico la utiliza. El verbo de la misma raíz, «quedar sobrante» o «restar», matizadas en el Deuteronomio. Esta adición influye mucho en la lectura.
es de hecho muy corriente en el Pentateuco, en especial en el Levítico. La trilogía de Levítico, capítulos 18-20, va precedida de la prescripción
Volviendo a la ofrenda de cereal, una vez que el sacerdote ha tomado la general de no respetar los estatutos de Canaán y Egipto:
porción memorial que debe ser quemada sobre el altar, «el resto de la
oblación será para Aarón y para sus hijos, como porción sacratísima del Habla con los hijos de Israel y diles: Yo soy Yahvé vuestro Dios. No ha­
manjar asado para Yahvé» (Lv 2,3); «Aarón y sus hijos lo comerán. Que­ gáis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis morado, ni hagáis lo
maréis la carne y elpan sobrantes» (Lv 8,32); «el resto del aceite que que­ que se hace en la tierra de Canaán, adonde os llevo; no debéis seguir sus cos­
de en la mano del sacerdote se echará sobre la cabeza del que se purifica» tumbres. Cumplid mis normas y guardad mis preceptos, comportándoos se­
(Lv 14,18); «Tomad la oblación, lo sobrante de los manjares que se abrasan gún ellos. Yo soy Yahvé, vuestro Dios. Guardad mis preceptos y mis nor­
en honor de Yahvé y comedla sin levadura, junto al altar, pues es cosa sa­ mas. El hombre que los cumpla, gracias a ellos vivirá. Yo, Yahvé (Lv 18,2-5).
cratísima» (Lv 10,12). El término se menciona constantemente para des­
cribir la secuencia de movimientos preparatorios para el sacrificio, y de Los mandamientos del Señor se contraponen explícitamente a los de
tan común resulta banal y pasa desapercibido. los dioses de Egipto y Canaán. A continuación se presentan las dos se­
En el Levítico toda prohibición entraña un fuerte significado. Todo ries de prohibiciones. Con ligeras variaciones en el orden secuencial,
aquello que queda de un sacrificio está marcado por la prohibición. Por pero grandes semejanzas de contenido, se repite la misma perorata en
ejemplo, la regla para los sacrificios de ofrendas de paz, que deben comer cada caso. El marco que flanquea por ambos lados el vértice central del
ampliamente todos los oferentes, es la siguiente: frontón no puede ser más sólido. La estructura del Levítico sitúa delibe­
radamente las leyes sobre los acuerdos justos y honestos en el centro y
La víctima se ha de comer el mismo día en que la inmoléis, o al día si­ los pecados sexuales en la periferia. Estos dos capítulos externos seme­
guiente; y lo que sobre hasta el día tercero, será quemado. Si se come algo al jan, más que partes de un frontón, dos pilares profusamente tallados y
tercer día, será un manjar corrompido; el sacrificio no será grato a Yahvé. El dispuestos a ambos lados de un santuario o del arco de un proscenio. Las
que lo coma, cargará con su falta, porque ha profanado la Santidad de Yah­ leyes sobre el incesto, la sodomía y la bestialidad se ven reforzadas por
vé. Esa persona será separada de su parentela (Lv 19,6-8). advertencias donde se reitera que la tierra vomitará a la gente que practi­
261
105
que esos cultos. Los anatemas no son leyes sobre los asuntos cotidianos. Además de «no comerás sangre» y «no comerás grasa de animales sa­
Resultan inadecuados como guía para la organización del matrimonio, la crificados», el Levítico tiene también otra regla inexplicada que parece
elección de la pareja o la conducta correcta o errónea en la vida familiar tener, al menos, la misma importancia: «No comerás carne sacrificada
y sexual. Nada dicen sobre la herencia, el divorcio o la sucesión. El con­ que quede después de tres días» (Lv 7,15-18). Después del sacrificio se
texto guarda relación indiscutible con el culto. Las peroratas aluden a la contempla un plazo para festejar y compartir la carne y durante tres días
profanación de la tierra, grave situación que deriva de la idolatría. reina la fiesta, pero al tercer día la carne ya ha durado mucho y debe ser
La formalidad del contexto no pasa desapercibida. Estas leyes versan considerada un sobrante del sacrificio, y las sobras sacrificiales son sa­
sobre la profanación por idolatría. Aluden a determinados cultos forá­ gradas.
neos indecentes. Los versículos iniciales mencionan los pueblos de Egipto La mayoría de las religiones prohíbe los restos de los sacrificios. Ge­
y Canaán, de modo que cabe colegir que se refieren a los cultos egipcios y neralmente existen severas normas para impedir que aquello que fue
canaanitas. En la Biblia se insinúa que los cultos cananitas consentían la consagrado a Dios sea profanado. En su artículo «The symbolic merger
prostitución masculina y femenina en los templos (Deum 23,18)’ y el he- of body, space and cosmos in Hindú Tamil Nadu»,32un título muy acer­
tado, Brenda Beck afirma que en el hinduismo sucede lo mismo. Sería
Tabla 11.3. Ejemplo de composición de frontón como exigir la devolución de un regalo, o rechazar lazos afectivos, o de
Levítico 18 Levítico20 linaje o lealtad: un insulto grave para el destinatario inicial de la ofrenda.
Prohibiciones Prohibiciones Las enseñanzas del Levítico acerca de los restos o sobrantes y acerca de
la perversidad que hay en profanar cualquier resto sagrado no son ex­
6-18. Incesto con parientes consanguí­ 2-5. Ofrenda de los hijos a Mólec céntricas, y con razón.
neos y políticos, padre, madre, esposa 6-8. Médiums y adivinos Estas estrictas normas acerca de las sobras deben considerarse en re­
del padre, hermana, hija del hijo, hija 9. Maldición del padre o la madre lación con el resto del simbolismo sacrificial del Levítico. En particular,
de la hija, hermana del padre, hermana 10. Esposa del vecino deben ayudarnos a esclarecer las normas referentes al lóbulo hepático. El
de la madre, esposa del hijo, esposa del 11. Esposa del padre complejo simbolismo que identifica el cuerpo sacrificial con el monte Si-
hermano, una mujer y su hija, herma­ 12. Nuera naí y el tabernáculo nos obliga a considerar aún con mayor empeño la
na de la esposa 13. Sodomía atención que recibe el lóbulo hepático una y otra vez. Pero el Levítico no
19. Impureza menstrual 14. Una hija y su madre brinda explicaciones causales. Las razones se encuentran en el diagrama
20. Esposa del vecino 15-16. Bestialidad del orden debido y con frecuencia en el significado literal de las palabras.
21. Entrega del hijo como ofrenda a 17. Hermana La retórica concéntrica del tipo de «La casa que Jack construyó» hace
Moloc 18. Impureza menstrual claro hincapié en la posición de «encima» del lóbulo hepático: encima de
22. Sodomía 19. Hermana de la madre o del padre la carne, encima del fuego, encima del altar, lo que nos indica otro signi­
23. Bestialidad 20. Esposa del tío
24-30. Porque todas estas abominacio­ 21. Esposa del hermano ficado. La palabra sugiere un plus, algo extra, que no es necesario. Por lo
nes son las que han cometido los hom­ 22. Guardad, pues, todos mis precep­ tanto el lóbulo hepático debe ser considerado un sobrante del hígado.
bres que habitaron esta tierra antes de tos y todas mis normas, y cumplidlos, Tomada de manera literal, la norma contra la profanación de los restos
vosotros [...] y la tierra se ha manchado; así no os vomitará la tierra adonde os evoca la promesa de Dios a aquellos que regresan del exilio. Frecuente­
[...] que no os vomite la tierra por ha­ llevo para que habitéis en ella. No imi­ mente se utilizan diferentes palabras33 para hablar del sobrante divino
berla manchado, como vomitó a los téis las costumbres de las naciones que que será salvado del exilio o de otra calamidad. Las siguientes referencias
pueblos que antes de vosotros la habi­ yo voy a expulsar a vuestra llegada. a los restos de Israel utilizan una palabra íntimamente relacionada con el
taron. vocablo hebreo referido al lóbulo hepático largo:
262 106
cho de que no haya ningún otro indicio de tal conducta no influye en la
El resto de m i pueblo (So 2,9). interpretación basada en esta creencia. El incesto se asocia con la religión
Pero el resto del pueblo no será separado (Za 14,2). de los faraones egipcios. Los ritos foráneos relativos a las relaciones se­
El resto de Jacob será entre las naciones (Mi 5,7). xuales con animales se atribuían a las regiones circundantes. Al respecto
La misma palabra es utilizada como verbo en «Pero os dejaré entre las del culto de Pan, Heródoto comenta lo siguiente:
naciones algunos supervivientes de la espada» (Ez 6,8). En un ingenioso En Egipto se da el nombre de Mendes así ál Dios Pan como al cabrón. En
juego de palabras, el lóbulo hepático largo representaría a los restos del aquellos días sucedió la monstruosidad de juntarse en público un cabrón con
pueblo después de los desastres que se abaten sobre él. El lóbulo hepáti­ una mujer: bestialidad presenciada por todos y aplaudida.10
co sobrante se puede referir a los restos después de la invasión del reino
del norte en el siglo vil, o a los restos del templo de Salomón en Jerusa- Heródoto, siempre reservado en materia religiosa, no señala que la
lén después de su destrucción en el siglo VI. Expresaría la preocupación monstruosidad formaba parte del culto a Pan. La cópula con un semen­
del escritor del Levítico por el destino de Israel y Jerusalén. En ese con­ tal a la vista de todos era habitual en un rito védico.11 El uso de la sangre
texto, consagrar el lóbulo hepático sobre el altar sería como orar por la menstrual se relacionaba con los pactos con los demonios. Los dos capí­
salvación de los que han quedado, para recordar a Dios que prometió tulos externos mencionan el culto de Mólec; en el segundo se recalca este
reunir a su disperso rebaño. aspecto al denunciar la presencia de adivinos y médiums en el culto. La
El problema con esta solución es que parece demasiado ingeniosa. presentación de estas desviaciones sexuales poco edificantes como mar­
¿No es demasiado imaginativo que el lóbulo hepático sea un sobrante co del capítulo 19 sirve para destacar los conceptos de rectitud, libertad
divino? ¿Pero ingenio de quién? ¿Del escritor sacerdotal o del antropó­ y justicia que se exponen en la parte central. Estos capítulos contrapo­
logo moderno? Si la encontramos demasiado osada, recordemos que no nen el carácter puro y noble del Dios hebreo a las costumbres libidino­
hay explicaciones alternativas. ¿El sacerdote inventó la proyección de la sas de los dioses falsos y extraños de otros pueblos.
carcasa sobre el tabernáculo? En el momento de escribir estos textos, los Los capítulos 18 y 20 se citan a menudo para condenar las relaciones ho­
cronistas estaban reforjando una antigua religión con materiales también mosexuales. La controversia sobre su significado ha suscitado interés en
muy antiguos. Antes la religión ya se habría unificado alrededor de la sa­ los últimos años. «La homosexualidad se ha erigido en asunto central en los
cra realeza, base del Estado. La nueva versión habría de ser una religión debates de la religión organizada estadounidense, y la mayor parte de
del bien común, y los reyes no serían ni imprescindibles ni necesarios los órganos religiosos ha replanteado su posición con respecto a este tema,
para el ritual. ¿La antigua lectura habría resultado demasiado icónica para a menudo con vehemencia. Los gays y lesbianas judíos han intervenido
esa época posterior, o demasiado conectada con otra cosa ya olvidada, las en este discurso.»12 Los judíos homosexuales, contrariados por verse ex­
montañas cósmicas de la religión canaanita, por ejemplo, o los sacrificios cluidos de su religión, no sólo han hallado argumentos para reconciliar
funerales de los antiguos reyes? La proyección del cuerpo del animal so­ sus creencias aparentemente divergentes, sino que han fundado próspe­
bre el Sinaí y el tabernáculo, ¿habrá venido a reemplazar una ceremonia ras comunidades gays, dotadas de sinagogas y otras instituciones reli­
que conectaba el cuerpo del rey con el santuario y el cosmos? giosas. Sus comunidades hacen causa común con el pueblo de Israel, in­
La búsqueda de comprensión de esa misma explicación vuelve una y justamente oprimido. Uno de sus argumentos es similar al presentado
otra vez capítulo tras capítulo del Levítico. La solemne prohibición de anteriormente: las leyes del Levítico 18, 22 y 20,13 se refieren a la pros­
comer grasa y la quema en el altar del lóbulo hepático pueden quedar sin titución en el templo. En consecuencia, la expresión «No te acuestes con
interpretación. ¿Nos avendremos a dejarlo envuelto en el misterio? Si la un hombre como se hace con una mujer» es paralela a la prohibición del
respuesta es negativa, el lector puede tomar partido por los tres paradig­ adulterio con la mujer del vecino, pues ambos principios sirven para
mas: las reglas respecto de la grasa construyen un modelo tripartito co­ proteger la institución matrimonial.13 Además, en el texto bíblico no se
herente del tabemáculo/carcasa/montaña.
263
107
alude al concepto de homosexualidad como condición de tina persona: La cumbre de la montaña es la sede de Dios: debajo está la nebulosa re­
«Lo que prohíbe el Levítico no es la homosexualidad tal como se conci­ gión a la que sólo se permitió entrar a Moisés, y finalmente las vastas lade­
be hoy (es decir, una orientación permanente), sino los actos homosexua­ ras, donde esperan los sacerdotes y la congregación. El orden en la disposi­
les practicados por heterosexuales (por ejemplo, los abusos deshonestos ción de las partes del animal sobre el altar concreta tres zonas en la carcasa,
descritos en el Génesis 19,4-5)».14 Ahora bien, el análisis minucioso de y el conjunto de la grasa alrededor y encima del diafragma se corresponde
las dos listas expuestas en los capítulos 18 y 20 suscita otra cuestión re­ con esa nube que circunda la montaña, como una faja, por la mitad. Para el
levante. pensamiento presencialista la analogía habla por sí sola: esto es mitopoéti-
Conviene recordar que estas dos listas son versiones corregidas de los co en el sentido que le daba Cassirer, un ejemplo perfecto de escritura ana­
anatemas y maldiciones expuestos en el Deuteronomio 27 y 28. El efec­ lógica. Pero no es así en absoluto como piensa el Deuteronomio. La lógica
to resultante ha sido la agrupación de las transgresiones relativas al sexo concreta es frágil, y se disuelve fácilmente en presencia del razonamiento
y el culto como marco del capítulo 19, que contiene las leyes sobre la racional instrumental. Ciertamente esta lectura parece haberse perdido
rectitud. En una subdivisión ulterior, el capítulo 18 menciona los peca­ junto con el sentido de la ley acerca de la grasa. Es uno de los muchos sig­
dos, mientras que el 20 cita los castigos y agrupa los pecados según la nos de la fractura en la continuidad de la interpretación. El Levítico no ha
pena que comportan. La entrega de los hijos como ofrenda a Mólec se sido leído, sino desglosado, y a cada elemento de la ley se le ha hecho co­
castiga con la lapidación, al igual que la evocación de los muertos o la rresponder con un elemento de moralidad, o de higiene, o de narrativa,
adivinación. Se mencionan también cinco pecados castigados con la muer­ pero jamás con sus lugares concretos dentro de una composición integral.
te: la maldición del padre o la madre, el adulterio, las relaciones sexuales
con el suegro o la suegra, los actos homosexuales y la bestialidad. Así como
las relaciones sexuales con una hija y su madre se castigan con la hogue­ Notas
ra, los actos homosexuales se clasifican en el mismo nivel de gravedad
que el adulterio. Una comunidad que respete la ley debe tratar ambas con­ 1. Patai, 1947, p. 67.
ductas con equidad, de modo que si tolera a un adúltero no puede perse­ 2. Durand, 1979, p. 134.
guir a un homosexual. 3. Staal, 1983.
Enmarcado entre anatemas tan espeluznantes, el capítulo 19 parece 4. Véanse Cartry y De Heusch, 1976; 1978; 1979; 1980; 1983.
más anodino. Se puede pasar por alto fácilmente, porque revisa y amplía 5. Cartry y De Heusch, 1976, pp. 154-156.
algunas leyes que ya se han presentado en el Levítico. Sin embargo, tal 6. iqtir, es decir, getoret, incienso. Milgrom, 1991, p. 160.
7. Durand, 1979, pp. 134-135.
como indica el complejo marco retórico, es el capítulo más importante 8. peder o helev; Milgrom, 1991, p. 159, aporta algunas lecturas mishnaicas de la pa­
del libro, donde se expone el significado de la rectitud. Las leyes anterio­ labrapeder, que solían ser traducidas como «grasa». El Tárgum del Pseudo-Jonatán dice
res resultan crípticas y controvertidas si se leen por separado: su cohesión que peder es «la grasa que recubre los órganos internos», así como Ibn Janah, Saadia;
depende del capítulo 19. En los primeros versículos de este capítulo (1-4), Rambán la explica como «la grasa del diafragma»; el término acadiano correspondiente,
se ordena al pueblo que honre a sus padres, guarde los sábados y no rin­ pitru, se refiere a la grasa del hígado. La grasa dura es apropiada para el sebo de las velas.
da culto a los ídolos. A continuación (5-8) se reitera la doctrina de las so­ 9. Levine, 1989, p. 16, n. 3.
10. qirbo, sus entrañas, o gereb, entrañas.
bras sagradas del capítulo 7,16-18, aquí contextualizada, ampliada y com­ 11. Debo la exposición sobre morfología bovina al doctor David Williams, del Ani­
plementada con las leyes sobre la rebusca de la cosecha, que se exponen mal Health Trust.
en los siguientes versículos. Se requiere que el granjero compasivo deje 12. Durand, 1979, p. 149.
sobras de su cosecha por el bien de los pobres (Lv 19,9-10). La perorata 13. BDB, p. 899.
del capítulo repite la enseñanza que reaparecerá en muchos otros lugares: 14. Cabe advertir que en los cerdos esa misma grasa que recubre el hígado y los ri­
ñones no es dura, sino cremosa, mientras que la grasa dura es una cubierta protectora, lo
que puede ser relevante para la explicación teológica.
264 108
15. Levine, 1989, p. 16. No cometáis injusticia ni en los juicios, ni en las medidas de longitud, de
16. Milgrom, 1991, p. 207. pesos o de capacidad: tened balanza exacta, peso exacto, medida exacta y fa­
17. Detienne, 1979, pp. 17-23. nega exacta (Lv 19,35-36).
18. kera’ayim.
19. Milgrom, 1991, p. 159. Este principio concuerda con el Deuteronomio 25,13-15:
20. BDB, p. 920.
21. Patai, 1947, p. 91; Zohar Hadash, 1947, p. 183. No tendrás en tu bolsa pesa y pesa, una grande y otra pequeña. No ten­
22. Patai, 1947, p. 89. drás en tu casa medida y medida, una grande y otra pequeña. Tendrás un
23. Ibíd., p. 69. peso exacto y justo: tendrás una medida exacta y justa, para que se prolon­
24. Halliday, 1913, p. 193; Van de Meer, 1987. guen tus días en el suelo que Yahvé tu Dios te da.
25. Milgrom, 1991, p. 208.
26. yoteret, es decir, yeter, exceso; notare, ser salvado.
27. Levine, 1989, p. 16. También coincide con Proverbios 1 1 , 1 : «Yahvé detesta las balanzas
28. Mi agradecido reconocimiento para con Martin Leahy, carnicero de Elite Meats, trucadas y aprueba el peso exacto» (también Pr 16,11; 2 0 ,10 y 23). Las
en Swains Lañe, por su demostración y su consejo. leyes que proscriben el robo, la mentira, el fraude, el falso testimonio,
29. azkarah. expuestas en el Levítico 5-6 en relación con los sacrificios expiatorios
30. Paralelismo que señala insistentemente Marx, 1994, p. 47 ypassim. por pecado y culpa, se repiten aquí y concluyen con una norma sor­
31. yoteret. prendente para los cristianos, que cuestionan la pertenencia de esta pres­
32. Beck, 1976.
33. sbe’ar, she’erit. cripción al Antiguo Testamento: «Amarás a tu prójimo como a ti mis­
mo» (19,18). El capítulo 19 queda inconcluso, según el principio retórico
de la conclusión retardada, que en este caso aparece al final del libro, en
el capítulo 26. Sólo entonces encajan las piezas.

Notas
1. Sarna, 1991, p. 174.
2. Damrosch, 1987.
3. Es un cono, bastante distinto de los círculos de irradiación externa del hogar y el
ágora griegos. Vemant, 1983.
4. La referencia a los múltiples espacios de reunión en el Salmo 74,8 no indica nece­
sariamente la fecha del salmo, puesto que la enseñanza levítica se implantó probablemen­
te al mismo tiempo que la centralización deuteronómica.
5. Levine presupone que el Levítico concuerda con el Deuteronomio en el requisito
de este último de que todos los animales para el sacrificio se lleven al santuario central.
En consecuencia, se recalca la importancia del lugar, en detrimento de la matanza no sa­
crificial: «[...] la matanza de animales en un lugar inapropiado se equipara al derrama­
miento de sangre» (Levine, 1989, p. 113).
6. Muffs, 1992, p. 89. «Del mismo modo que el sol es zaki, puro/libre, el vendedor
queda Ubre», es decir, renuncia a todo derecho sobre el objeto transferido. En este senti­
do, lo impuro denota cierto grado de reivindicación frente al poseedor nominal. Milgrom
señala que una palabra hebrea emparentada significa lo mismo: niggah (Nm, 5,31).
109
265
7. Hoffman y Leibowitz-Schmidt, 1994.
8. Tigay, 1996, p. 252.
9. Véase también 1 Reyes 14,24; 10; 22,2; 2 Crónicas 20, 35; 37.
10. Heródoto, 2,46.
11. Doniger, 1990, pp. 18-37.
12. Shokeid, 1995, p. 17.
13. Ibíd., pág. 132.
14. Maccoby, 1998, pág. 17.
5 12

Una religión totalmente reformada Dentro del sanctasanctórum


Pesaje
Casa de Jacob, andando, y vayamos, caminemos a la luz de Yahvé. Has
desechado a tu pueblo, la Casa de Jacob, porque estaban llenos de adivinos y La pesa de 56 libras. Una sólida y férrea
evocadores, como los filisteos, y con extraños chocan la mano; se llenó su unidad de negociación. Sellada y fundida
tierra de plata y oro, y no tienen límite sus tesoros; se llenó su tierra de ca­ con el añadido de una barra corta y moldeada, gruesa como un travesano
ballos, y no tienen límite sus carros; se llenó su tierra de ídolos, ante la obra para darle asidero. Cuadrada y de aspecto inofensivo
de sus manos se inclinan, ante lo que hicieron sus dedos (Is 2,5-8). hasta que uno trató de alzarla, y entonces una fuerza que descoyunta
y menosprecia la vida...
La caja negra de la gravedad, esa inamovible, sellada
y rechoncha raíz cuadrada de peso muerto.
En este capítulo se mantiene la comparación entre el Deuteronomio y el Sin embargo en contrapeso
Levítico en dos aspectos específicos. El primero es el tema de si las leyes de otra colocada en una báscula...
levíticas apoyaban la idea de un sólo santuario central en Jerusalén, y en y todo tembló, fluyó la circulación de dar y de tomar.
este asunto ambos libros coinciden. El segundo es la cuestión de los cul­
tos a los muertos, y aquí los dos libros disienten. Seamus H eaney 1
El Deuteronomio y el Levítico tienen en común la idea de la alianza.
Según Weinfeld, el Deuteronomio dio forma de tratado a las relaciones
entre Dios y su pueblo, un pacto como el que existe entre un cacique po­ Cuando se traspone el segundo cortinaje el lector se encuentra, por así
lítico o conquistador y sus súbditos, el mismo pacto que configuraba la decirlo, dentro del sanctasanctórum. Éste es la apoteosis de las formas
alianza entre un señor y sus vasallos.1 El autor encontró el mismo prin­ continentes. Jerusalén es el centro del mundo, en el centro de Jerusalén
cipio contractual en el Éxodo y en Josué. Al Levítico no se le suele aso­ está el tabernáculo y en el centro del tabernáculo está el arca de la alian­
ciar con la alianza. Pero ahora que es más fácil leer el texto antiguo de di­ za. El virtual peregrino, libro en mano, sabe que ha llegado a este lugar
cho libro sale a la superficie una clara sensación de alianza con Dios, no escondido porque en el capítulo 26 el Señor proclama su alianza no me­
bajo la fórmula de un tratado (si bien el capítulo 26 incluye las bendicio­ nos de ocho veces (26,9, 15, 25, 42 (tres veces), 44, 66). Otra elaborada
nes y maldiciones que forman parte de las formas de un tratado), sino
267
111
construcción literaria convierte los capítulos 25 y 17 en un enorme mar­
co destinado a honrar el capítulo 26. más bien en tanto principio general de una relación feudal. Los vasallos
la expresan a través de sus ofrendas de alimentos para su Señor -de ahí la
ley del sacrificio-, y a través del respeto por las vidas de los otros segui­
La gran proclamación de libertad dores y por sus posesiones.
En la parte más interior, más sagrada del tabernáculo, a la sombra de las
alas protectoras, el testamento de la alianza yace en el cofre o arca. Al fi­ Deuteronomio y Levítico
nal del libro, las enigmáticas analogías son por fin expuestas. Este autor
no hace pronunciamientos inefables, sino que aún sigue hablando en el El Levítico inscribe sus lecciones dentro de círculos concéntricos y en­
lenguaje de las analogías. Para descubrir el secreto de lo que se encuen­ tre paralelismos. Siempre es lo mismo: la grandeza de Dios, la vulnera­
tra dentro del arca, hay que leer lo que dice el Levítico que contiene el bilidad de los seres vivos, su debilidad, su maligna tendencia a oprimir­
cofre. Si se lee el capítulo 26, se encontrará nada menos que los términos se unos a otros, el afán predatorio de los humanos, la alianza con Dios
mismos de la alianza, estricta reciprocidad, tratos honorables y simple y su protección a cambio de obediencia. Las enseñanzas refieren conti­
justicia. Si el Levítico se escribió primero ,2 el capítulo 19 proporciona la nuamente al Génesis y el Éxodo, y encontramos sus cimientos en los
base para las maldiciones del Deuteronomio 27 y, de manera semejante, dos primeros libros del Pentateuco. La primera alianza que Dios hizo
el capítulo 26 del Levítico proporciona la base para las bendiciones y con la humanidad fue con Noé: la promesa de regularidad en el ciclo de
maldiciones del Deuteronomio 28. Los dos capítulos del Levítico, el 19 las estaciones y de mantener las aguas dentro de sus cauces. Ésa es tam­
y el 26, abastecen dos capítulos consecutivos del Deuteronomio, aunque bién una promesa a la tierra y a sus criaturas animales. Después de oler
no se trata de dos capítulos consecutivos del Levítico, sino que están se­ el agradable aroma del sacrificio, Dios cedió y dio su bendición a Noé,
parados por sus elaborados marcos de referencia. El Deuteronomio 28 instando a su pueblo a ser fecundo, a multiplicarse y a llenar la Tierra.
se inicia con bendiciones, en los versículos 1-14, y prosigue con horren­ En el Levítico, la repetida fórmula del humo del sacrificio subiendo ha­
das maldiciones que sirven para garantizar el pacto de Moab; mucho más cia Dios como un dulce aroma (Lv 1-3,23) es un recordatorio de esa pri­
tarde Moisés recuerda al pueblo de Israel que si vuelven a respetar la ley mera alianza con Noé. La segunda, una alianza de fertilidad, es con
de Dios, éste cambiará su suerte (Dt 30,1-14, y otra vez en 15-20). El Le­ Abraham:
vítico 26,4-13 empieza con bendiciones, prosigue con las maldiciones en
los versículos 14-39, y finalmente concluye la serie con Dios mostrán­ Haré tu descendencia como el polvo de la tierra: tal que si alguien puede
dose afable y diciendo que nunca olvidará la alianza que hizo con los an­ contar el polvo de la tierra, también podrá contar tu descendencia (Gn 13,16).
tepasados del pueblo de Israel (26,40-45). Es. un tratado bastante comer­ La tercera es la alianza del Sinaí, la construcción del tabernáculo y la
cial, pero todo lo que Dios ha pedido a su pueblo para cumpbr su parte entrega del decálogo.
del tratado es que cumplan con las leyes. La idea del Sinaí está presente en todo momento en el Levítico. La
Así, ahora tenemos dos marcos de referencia, y como las dos piezas petición de obediencia humana y de responsabilidad por la vida animal
centrales, deben leerse juntos. El primer marco de referencia ya se ha re­ toma la forma de la relación feudal entre un señor y sus vasallos. El pue­
sumido: las prohibiciones religiosas de los capítulos 18 y 20 aportan un blo está a cargo de Dios, que lo rescató de su cautiverio en Egipto. Los
tono oscuro y punitivo. El segundo marco de referencia, constituido por que rompan su parte del convenio cayendo en la desobediencia o la des­
los capítulos 25 y 27, aporta un tono jubiloso. No esperar esos marcos de lealtad serán apartados de su lado, y sobre ellos caerá su furia y su vio­
referencia implica perderse este mensaje. El capítulo 25 consigna la gran lencia sin miramientos. La relación subyacente es la de una reciprocidad
proclamación de libertad. No alude a la hbertad y la justicia en sentido modificada por rango relativo. Reciprocidad no significa simetría. Cuan­
268
112
abstracto, sino que, como es habitual, emplea analogías construyendo
to más alto sea el rango del Señor, más atroz será la ofensa cometida en esquemas en el tiempo con movimientos a través del espacio: «Declara­
su contra, y mayor su generosidad cuando es obedecido. Además, el réis santo el año cincuenta, y proclamaréis por el país la liberación para
principio de reciprocidad es suavizado por la compasión y misericordia todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará
divinas: su propiedad, y cada cual regresará a su familia» (Lv 25,10 y ss.). Según
Moshe Weinfeld, la libertad y la liberación se definían, tanto en Meso-
Porque Él librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara; potamia como en Egipto, mediante la idea de «regresar al hogar o a la
se apiadará del débil y del pobre, salvará la vida de los pobres. La rescatará ciudad natal de uno»:
de la opresión y la violencia (Sal 72,12-14).
Al realizar un listado de las diferencias entre estos libros, Moshe En Mesopotamia, el término original para libertad es amargi, que signi­
Weinfeld afirma que el Levítico es ritualista, sacrificial y formal, mien­ fica «regresar a la madre (o al «hogar-madre»)», y de manera semejante en Is­
rael el propósito del jubileo es que todo el mundo regrese a su familia y pa­
tras que el Deuteronomio es racionalista, humanista y antirritualista. Es trimonio (Lv 25,10) [...] En Egipto, Ramsés IV (1155-1150 a. de J.C.) se
sorprendente que alguien aplique el calificativo de racionalista a un tex­ jacta de haber sido la causa de que todos los que habían huido regresaran a
to de una religión antigua, pero aquí resulta justificado, y una de las ta­ sus ciudades natales. El mismo lenguaje se emplea en la proclamación de li­
reas fundamentales de la interpretación bíblica es evaluar cuidadosamen­ bertad del Egipto ptolemaico [...]: «Todo el mundo regresará a su propio pa­
te las diferencias entre ambos textos, y no elidirlas. trimonio [...]».3
Concretamente, la diferencia sobre la que se construye lo demás se
refiere a la presencia de Dios en el tabernáculo. El Deuteronomio dis­ La idea esencial es imponer justicia y rectitud en el país. La libertad sig­
tancia a Dios, quien no mora en el tabernáculo, donde sólo están pre­ nifica que nadie puede estar permanentemente esclavizado, que las deudas
sentes su gloria y su Nombre, mientras que el Levítico y los Números deben cancelarse y que la tierra debe ser devuelta a sus dueños originales
creen que Dios está presente, junto a su pueblo en todo momento, y que en el año de jubileo. Para estar en condiciones de prometerlo, el Levítico
se reúne con él en la Tienda del Encuentro. El Deuteronomio no habla debe repetir que la tierra pertenece a Dios, que Él es el dueño y que los
de ofrendas de paz y por los pecados, ni existe el «sabroso aroma» del miembros del pueblo son sus inquilinos, que la usan por gracia de una
humo Ide las ofrendas asadas. En cambio, en el Deuteronomio el pecado concesión o contrato divino.4 La libertad de la ley de Dios se revela por
se expía con oración y buenas acciones, y por lo tanto y en sentido es­ fin como el punto culminante al que han conducido las numerosas repe­
tricto no hay ninguna necesidad de que exista una elite sacerdotal here­ ticiones de la referencia al rescate de la servidumbre en Egipto.
ditaria del linaje de Levi encargada de la tarea de la expiación. En el Deu­ La liberación de los esclavos y la cancelación de las deudas en las que
teronomio el aspecto preponderante es elemosinario: los sacrificios son se ha incurrido durante el régimen anterior eran prácticas comunes de los
consumados en el santuario por el sacrificante y se comparten con los po­ conquistadores victoriosos, un gesto de magnanimidad que nada les cos­
bres, los extranjeros, los levitas, los huérfanos y las viudas, mientras que taba en el momento en que su dominio era nuevo y su poder para hacerlo
en el Levítico la división de la carne, como ya se ha explicado, es una con­ cumplir se había demostrado de manera reciente. Pero la ley del Levítico
tinuación del acto sacrificial y se realiza bajo estricto control sacerdotal. exige una redistribución cada cincuenta años, que es algo mucho más di­
En el Levítico la sangre de todos los animales del rebaño clama vengan­ fícil de hacer cumplir en el caso de un gobierno establecido. La doctrina
za a menos se les mate durante un ritual de sacrificio, y los cuerpos de los del jubileo, si se podía hacer cumplir en la práctica, seguramente significa­
animales salvajes cazados deben ser cubiertos respetuosamente con tie­ ba mucho para el bienestar del pueblo. En la práctica prohíbe la acumu­
rra. El Deuteronomio repudia esta enseñanza y permite la matanza se­ lación privada de riqueza, e incluso la acumulación de tesoros en el tem­
cular. Afirma que los primogénitos del rebaño y la manada deben ser plo. Asegura que no existirá ninguna falta de equidad flagrante respecto a
consagradas al Señor (Dt 12,6; 15,19), pero esto infringe una de las leyes
269
113
la tenencia de riquezas. No existirán familias marginadas o esclavizadas más notables del Levítico: ciertas cosas pertenecen al Señor, y por lo tan­
que puedan sentirse agravadas por la transmisión de privilegios por lina­ to no pueden ser ofrecidas a Él. Por ejemplo, los primeros animales na­
je. La solidaridad no se verá socavada por el resentimiento causado por
las injusticias. Cuando el Levítico pide al pueblo que avance según la ley cidos del rebaño pertenecen al Señor, y por lo tanto no pueden ser dedi­
de Dios, la insistencia en que la ley les hará prósperos y capaces de recha­ cados a Él (Lv 27,26), ya que sería un sinsentido ofrecerle algo que ya es
zar a sus enemigos está respaldada por esta medida constitucional. suyo.
El primer lateral del marco, el capítulo 25, se ocupa de las obligacio­ Estas discrepancias se explican por la diferencia de enfoque y de inte­
nes entre personas, la liberación de los esclavos, su devolución a sus ho­ rés. No puede esperarse de un hombre de acción, un administrador o un
gares, la restitución de propiedades y la remisión de las deudas seculares. orador político que sea versado en detalles doctrinarios y referidos al
El segundo lateral, el capítulo 27, se ocupa de los mismos temas desde el culto. Las cosas que el Deuteronomio no sabe o parece malinterpretar
punto de vista de las deudas con el Señor. El mismo Dios respeta la ley no son necesariamente desacuerdos con el Levítico. Habrá muchos te­
del jubileo (Lv 27,24), y admite el rescate de las personas (Lv 27,2-8), las mas confiados al escriba sacerdotal precisamente porque quedan fuera
propiedades (Lv 27,14-15) y los animales (Lv 27,9-13). Dios mismo, del marco del Deuteronomio. Existe además una diferencia entre el Le­
como acreedor, se somete al poder de las leyes del jubileo. Demuestra su vítico y el Deuteronomio que no debe ser minimizada, un desacuerdo de
generosidad diciendo a Moisés cuáles son las condiciones bajo las que las sustancia y de política: el Deuteronomio enseñaba que el sacrificio sólo
personas, animales o enseres que han sido dedicados a su servicio pue­ podía ofrecerse en un santuario central único, pero, de acuerdo con el
den ser rescatados. Ésta es la gran estructura del frontispicio que enmar­ texto del Levítico, son posibles varios santuarios.
ca el arca de la alianza.
El capítulo 27 también cumple otra función retórica. Se supone que la
composición circular en forma de anillo debe terminar con un retorno al El santuario central
principio. El retomo a casa adopta una forma literaria cuando el capítu­
lo 27 enlaza el final con el principio. Recuérdese que el capítulo 2,3 em­ En cualquier período de la historia bíblica que uno quiera revisar hay
pieza con las carnes reservadas para los sacerdotes como sacrificio (tam­ reivindicaciones de santuarios que contienden entre sí. Betel, donde Ja­
bién 2,10; 6,29; 7,6-10; 8,31-36; 10, 12 -20). Al final, vemos que el Levítico cob peleó con el ángel de Dios, o Silo, donde descansaba el arca de la
está dedicado, en sentido general, a todas las cosas que han sido consa­ alianza, fueron en su momento desplazadas por Jerusalén. N i la invasión
gradas y a las que pertenecen al Señor: la sangre, los sacerdotes, la tierra de Israel por los asirios ni la de Jerusalén por los babilonios lograrían
y los animales dedicados a Dios. Desde el momento en que abandona­ acallar esas rivalidades. Por el contrario: frente al debilitamiento de la
mos el patio exterior y trasponemos el primer cortinaje para entrar en el autoridad civil, es probable que la competencia entre santuarios rivales
santuario, recorremos seis capítulos en total y dos de ellos, el 19 y el 26, se haya recrudecido.
predominan en la lectura gracias a la potencia de su marco del frontispi­ Respecto a si el Levítico y el Deuteronomio enseñan lo mismo acer­
cio. Estos dos capítulos se centran en los diversos aspectos de la justicia ca del lugar del sacrificio, los estudiosos de la Biblia están divididos. Ba-
de Dios. A pesar de que tratemos de internarnos cuanto sea posible den­ ruch Levine sitúa todo el peso de la interpretación en el sentido que debe
tro del tabernáculo, esperando descubrir sus secretos, lo que encontra­ darse a la palabra «sacrificar», ya que tiene dos significados, uno técnico,
mos allí no es ningún secreto: únicamente hallamos, siempre, la justicia referido al sacrificio religioso, y otro significado más general, simple­
de Dios y su fidelidad a los pactos que selló con Abraham, con Isaac y mente de matar:
con Jacob.
El significado del Levítico 17,3-4 ha sido debatido desde épocas remotas.
Siempre estuvo claro que los versos 3-4 podían ser utilizados para contrade­
cir las leyes del Deuteronomio 12,15 y ss. Este último establece claramente
270
114
Leer el Levítico a través del Génesis: coberturas
que los israelitas tenían permitido matar animales como alimento sin necesi­
dad de recurrir al altar del sacrificio, siempre y cuando se ocuparan de dre­ Los capítulos referidos a la impureza física de los seres humanos que de­
nar la sangre del animal m uerto y abstenerse de ingerirla. bían purificarse por medio de la expiación estaban dispuestos con objeto
Levine examina este debate y concluye que el Levítico y el Deutero- de presentar el cuerpo en una serie de capas o coberturas: la cobertura de
nomio coinciden.2 Poner tanto peso en una sola palabra, «matar», huele la piel, las prendas que cubren la piel, la casa que cubre a ambas. Cuando
a casuística. llegamos al final del libro, descubrimos que sobre el arca de la alianza hay
La visión alternativa también está apoyada por la opinión de los aca­ otra cobertura: el trono donde se sienta Dios (Ex 30,6). Sin vemos obli­
démicos. Se trata de un argumento algo intrincado, difícil de «digerir» fá­ gados a recurrir a argumentos filológicos, en este caso es posible conside­
cilmente para un antropólogo, pero es tan relevante para la lectura final rar que el rito de expiación brinda cobertura al pueblo de Israel.
que se haga del Levítico, que no puede ser soslayado. La lectura ofrecida Detengámonos un momento y reflexionemos sobre el espectro de
en nuestro libro toma partido por la opinión de Moshe Weinfeld, quien referencias que el término «cubrir» tiene en inglés:* cobertura de segu­
afirma que acerca de este tema los dos textos enseñan cosas distintas.3 El ro, cubrir una deuda, cubrir a un amigo. Los soldados se cubren, todo el
Deuteronomio pide que las matanzas sacrificiales sean llevadas al mundo se pone a cubierto durante una tormenta, y los animales se res­
guardan de los cazadores. Un escudo cubre el cuerpo, la tapa es lo que
[...] lugar elegido por Yahvé vuestro Dios, de entre todas las tribus, para po­ cubre la cacerola, se cubren las alcantarillas, la ropa sirve de cobertura.
ner allí su nombre, morando en él. Allí llevaréis vuestros holocaustos y vues­ La idea de la prenda como representación de la persona que la usa es un
tros sacrificios de comunión, vuestros diezmos y los presentes de vuestras tema bíblico común. El atavío del sumo sacerdote representaba mucho
manos, vuestros votos y vuestras ofrendas voluntarias, los primogénitos de más: el cosmos, la historia de Israel y la gloria de Dios: «Llevaba el mun­
vuestro ganado m ayor y m enor [etc.] (Dt 12,5-7, reiterado en D t 12,11,13- do entero sobre su vestido talar, los nombres gloriosos de los padres en
14,17-18). cuatro hileras de piedras talladas, y tu majestad en la diadema de su ca­
beza» (Sb 18,24).5
En estas líneas se sustenta el argumento que afirma que el Deutero­ La manera en que el Levítico resalta el tema de la cobertura recuerda
nomio propugna un santuario único central para los sacrificios. la historia del Génesis sobre Adán y Eva usando como prendas las hojas
Leamos ahora las palabras iniciales del Levítico: de higuera en el Jardín del Edén. Primero Adán y Eva estaban desnudos,
pero una vez que comieron el fruto de la sabiduría unieron hojas de hi­
Yahvé llamó a Moisés y le habló así desde la Tienda del Encuentro: «Ha­ guera, cosiéndolas, para hacerse delantales. Cuando el Señor Dios llegó
bla a los israelitas y diles: “Cuando alguno de vosotros presente a Yahvé una al jardín esa tarde, Adán y Eva se escondieron; al ser interrogado, Adán
ofrenda, podréis hacer vuestras ofrendas de ganado mayor o menor. Si su respondió: «Escuché tu voz [...] y tuve miedo porque estaba desnudo»,
ofrenda es un holocausto de ganado mayor ofrecerá un macho sin defecto; lo
ofrecerá a la entrada de la Tienda del Encuentro, para que sea del agrado de ante lo cual Dios replicó: «¿Quién te dijo que estabas desnudo?». Luego,
Yahvé”» (Lv 1,1-3). ilógicamente para nosotros, pero de hecho de manera perfectamente co­
rrecta, Dios dedujo que Adán había transgredido su única orden. ¿Cómo
Este texto es clave para la argumentación que asevera que el Levítico hizo Dios para adivinarlo? ¿Fue a causa de su omnisciencia, o fue por lo
propugna un santuario central. Se trata sin duda de un punto importan­ que Adán le había dicho? ¿Y por qué la historia termina con Dios pre­
te, ya que se repite en el capítulo 17, no una sino cuatro veces entre los parando prendas de pieles de animales para que Adán y Eva se vistieran?
versos 1 y 8. El Levítico dice enfáticamente a la gente que no mate anima­
les sacrificiales en otro lugar que no sea la Tienda del Encuentro. Consi­ * Se pueden aplicar los mismos usos en castellano [N. del 71]
derada en sí misma esta aseveración parece estar en conformidad con la
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Si la intención sólo era fomentar su incipiente pudor, las prendas de hoja
de higuera hubieran sido suficientes. norma del Deuteronomio, en tanto toda matanza para el sacrificio debe
Como en inglés, la palabra hebrea para «desnudo» tiene varios senti­ realizarse en un único santuario central.
dos. En uno de sus significados, denota vergüenza sexual y modestia: en El Levítico no vuelve a hablar de un único santuario central en nin­
esta historia, «se convirtieron en una sola carne... ambos estaban desnu­ guna otra parte. Esto está más a tono con todo lo que dice en la parte fi­
dos y no sentían vergüenza». Pero una vez que comieron el fruto prohi­ nal del libro acerca del derramamiento innecesario de sangre animal y de
bido, sus ojos se abrieron y reconocieron su desnudez. En este contexto, la falta de respeto por los cadáveres de animales para interpretar las lí­
la prenda de hojas de higuera que se hicieron seguramente responde per­ neas iniciales como la prohibición explícita de realizar matanzas secula­
fectamente a la traducción de delantal, o taparrabos,6 algún tipo de pren­ res de ganado. La regla sólo se aplica a los animales de los rebaños y ma­
da cubriente para la región púbica. nadas: no se debe tomar su vida antes de que el animal sea presentado
En otro sentido, estar desnudo significa estar expuesto, al descubier­ formalmente y consagrado en el altar. (Ningún otro animal debe ser con­
to. Adán dice que sintió miedo porque estaba desnudo (Gn 3,10), ante lo sagrado y sacrificado; véase el capítulo 11.) El derramamiento secular de
cual Dios replica: «¿Qué es esto? ¿Por qué de pronto hablas sobre estar sangre animal clasificada como sacrificable es comparable al derrama­
expuesto? ¿Qué peligro existe en este sitio resguardado?». Y más tarde, miento de sangre humana:
razonablemente, tal como podemos ver, llega a la conclusión de que, de
hecho, Adán está expuesto al peligro y a la expulsión. Las connotaciones Cualquier hombre de la casa de Israel que inmole buey, oveja o cabra
sexuales están perfectamente justificadas, pero no debemos pasar por dentro del campamento o fuera del mismo, y no los lleve a la entrada de la
alto el significado de estar expuesto y al descubierto. Tienda del Encuentro, para presentarlos como ofrenda a Yahvé ante su Mo­
En la primera parte, la historia de la hoja de higuera se refiere clara­ rada, será considerado reo de sangre. Tal hombre ha derramado sangre y será
mente a la apariencia corporal, a la exhibición sexual y a la cobertura del exluido de su pueblo (Lv 17,3-4).
sexo. La raíz de desnudo, expuesto, al descubierto, conduce a derivados: A estas alturas un breve resumen quizá sea de utilidad. Del análisis del
descubrir la desnudez, como delito sexual (Lv 20,18-19); también desves­ capítulo 11 del Levítico se desprende que existen diferentes tipos de vida
tir, dejar al descubierto y, como sustantivo, los órganos genitales masculi­ animal. En primer lugar están las especies limpias, ganado destinado al sa­
nos. Ése es el sentido de desnudo en Génesis 2, «desnudo y sin vergüen­ crificio, tanto las intachables o perfectas, aptas para el altar, como las man­
za», y del Génesis 9,22-23, cuando Noé, que yacía dormido y desnudo chadas, de cuyo destino el Levítico no dice una sola palabra. Quizá sea un
en su viña, sufrió la burla de su hijo nada piadoso y fue cubierto por sus tema incómodo, ya que si se permitiera explícitamente a los granjeros co­
dos hijos buenos. (Y el Levítico, en los capítulos 18 y 20, prohíbe expo­ cinar y comer sus animales manchados, se verían tentados de guardarse
ner la desnudez de un familiar.) los sin tacha y entregar los otros. De acuerdo con el Deuteronomio la cla­
El Génesis lleva el término al sentido político para referirse a lo que se de especies limpias (comestibles) incluye a los émulos salvajes de los
se expone a la vista, a la burla, vulnerable a los espías, abierto de par en
par e indefenso. José dice a sus hermanos: «Vosotros sois espías, que ve­ animales domésticos (cabra montés, oveja salvaje, íbice, antílope, etcéte­
nís a ver los puntos desguarnecidos del país» (Gn 42,9,12). También su­ ra, Dt 14,4-9). El Levítico se refiere a ellos indirectamente autorizando su
giere un lugar desnudo, devastado, un desierto. Ezequiel lo emplea en matanza y consumo al exigir que, de ser cazados, su sangre sea drenada y
ese sentido cuando elabora la imagen de Jerusalén como una mujer aban­ cubierta respetuosamente con tierra (17,13). El tema de la matanza secu­
donada: «Descubriré tu desnudez delante de ellos, para que vean toda tu lar, por lo tanto, se refiere sólo a los rebaños y manadas domesticadas.
desnudez» (Ez 16,37, 39). La misma raíz proporciona el vocabulario Pero el contexto más amplio es una serie de normas en contra del contac­
para la exposición indecente, para una tierra devastada, para las pieles de to con cadáveres de cualquier otro animal (Lv 11). Eso no significa que
los cuerpos y para las numerosas coberturas del tabernáculo, las vasijas no se puedan tocar cuando están vivos, o que no se puedan matar, y afor­
tunadamente, ya que muchos de ellos son animales útiles, como el perro
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sagradas y los cuerpos.7 En inglés, la palabra desnudo tiene un alcance si­
y el burro, y otros son predadores y pestes que sería mejor evitar. La milar, ya que además de la referencia sexual, el término se emplea para
norma tiende a impedir que se obtenga provecho de su muerte, ya sea del hablar de poder desnudo, verdad desnuda, una tierra desnuda, un sitio
curado, del trabajo que rinden o de la venta de sus pieles, como del frac­ expuesto, desnudar el corazón, la exposición de un engaño y una menti­
cionamiento y cocción de sus carnes, ya que está prohibido tocar sus ca­ ra descarada.
dáveres. En efecto, la orden de no beneficiarse de la sangre del vecino Volvamos a la historia: el día en que Dios hizo a Adán (Gn 2,4-8), los
(Lv 19,16) tiene su eco en este mandamiento que ordena respetar la san­ campos de la tierra no tenían plantas, el suelo no estaba trabajado y sólo
gre animal y sus carcasas. la niebla lo regaba, era un lugar desolado y salvaje. Lo primero que hizo
Aquí sostenemos (contrariamente a la opinión de algunos expertos) Dios fue crear un jardín en el Edén. Cuando Adán y Eva desobedecieron
que el Levítico no autoriza la matanza profana de ganado doméstico. Su el único mandamiento y descubrieron que estaban desnudos, Dios lo
posición es coherente con el conjunto de sus enseñanzas acerca de la san­ maldijo todo. Maldijo a la serpiente, maldijo a la mujer, maldijo a Adán,
gre y la santidad de la vida. Si toda matanza secular está prohibida, la maldijo al suelo y dijo: «Espinas y abrojos te producirá» (Gn 3,15-18). Al
tienda del encuentro debe ser de fácil acceso para el pastor. La ley levíti- advertir que Adán y Eva desnudos fuera del jardín serían vulnerables,
ca que sólo consagra la matanza ritual de ganado resultaría impracticable Dios reemplazó sus coberturas de hoja de higuera con prendas más resis­
si no existiesen muchos santuarios reconocidos, incluso uno en cada dis­ tentes, prácticas y duraderas. El significado se desplazó desde la vergüen­
trito local. La ley del Levítico que prohíbe la matanza secular y la norma za sexual a la exposición y la vulnerabilidad. Les vistió (Gn 3,21) para
del Deuteronomio que pide que todo sacrificio sea llevado a cabo en Je- protegerlos de las espinas y los abrojos.8Las prendas de piel que Dios les
rusalén son incompatibles. El Deuteronomio facilita las cosas al pastor al cosió son las primeras coberturas de la gran cantidad de alusiones en la
permitir las matanzas seculares y la ingesta de ganado: «Podrás, sin em­ que se basa el Levítico: en el interior del cuerpo, las suaves zonas más in­
bargo, siempre que lo desees, matar y comer la carne, como bendición ternas tienen sólidas coberturas: las gruesas capas de grasa que recubren
que te ha dado Yahvé tu Dios, en cualquiera de tus ciudades. Tanto el los riñones y el hígado; fuera del cuerpo está el cuero del animal o la piel
puro como el impuro podrán comerla, como se come la gacela o el cier­ de la persona, la prenda sobre la piel que está sobre la grasa que está so­
vo» (Dt 12,15-16). Ésta es una de las diferencias más importantes con el bre las partes más internas, la casa sobre la prenda que está sobre la piel,
Levítico. De acuerdo con el Deuteronomio, no es obligatorio que toda y así sucesivamente.
matanza de ganado sea un sacrificio. Hay dos clases de matanzas permi­
tidas: una sagrada y realizada en el santuario central, y otra profana, que
se lleva a cabo en cualquier otra parte. La norma deuteronómica es razo­ Leer el chivo expiatorio y el ave expiatoria
nable y práctica para el criador de ganado. Para el Levítico, cada vez que a través del Génesis
un pastor quiere comer carne debe realizar un sacrificio. Esto sería poco
razonable si se viesen obligados a realizar la matanza en un santuario Sin leer el libro por completo resulta difícil interpretar los ritos de ex­
central (a menos que todos los criadores viviesen en Jerusalén), pero ra­ piación que asimilan el leproso purificado con el sacerdote ordenado, o
zonable para los ganaderos distantes si hubiese un santuario central en el sacrificio de un ave o una oveja con la liberación del segundo. El lugar
cada asentamiento. de enseñanza de la justicia de Dios ha demostrado ser capital. La impu­
Las incongruencias entre las diferentes partes del Pentateuco suelen reza y el pecado, que en muchas interpretaciones del libro ocupaban el
ser explicadas con argumentos históricos, presuponiendo que hubo una primer plano, se han instalado ahora en un lugar relativamente menor.
evolución o un desarrollo de la doctrina. Existe el argumento de que el Le­ Es posible hacer una nueva lectura de la ceremonia del chivo expiatorio.
vítico es más antiguo, así como más estricto, lo que implicaría que el En los ritos de chivo expiatorio de otros lugares, en Grecia, por ejemplo,
Deuteronomio lideró el movimiento de la historia al desprenderse del el animal, o la persona, recibe un trato duro o incluso se le da muerte. Sin
control sacerdotal.4 A la inversa, si el Deuteronomio es el texto más an­
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embargo, es necesario subrayar con toda claridad que en el caso del Le-
vítico no se comete ningún tipo de violencia contra el chivo expiatorio. tiguo, podría sostenerse que el Levítico endureció las reglas y detuvo la
Al leer el proceso de la ceremonia vemos que Aarón ha sido lavado y matanza profana permitida hasta entonces. E incluso hay una tercera
ataviado, y que está provisto con un novillo, dos machos cabríos y un opción: que el Deuteronomio, posterior, haya restaurado un statu quo
carnero. Luego se advierte que uno de los dos machos cabríos no será sa­ prelevítico, atemperando ciertas cuestiones que alguna vez habían sido
crificado, sino liberado (Lv 16,9). Se ha supuesto popularmente que ese flexibles y que luego el control sacerdotal había restringido. Sea como
carnero está destinado a sufrir una suerte desdichada. Es cierto que car­ fuere, el Deuteronomio parece cumplir el rol más comprensivo, más libe­
ga con los pecados del pueblo, y que se los lleva con él. Sin embargo, en ral, más humanitario y más secular, el que más tiende a reducir el control
ninguna parte se dice que el macho cabrío destinado a irse con Azazel al sacerdotal. Mientras que el Levítico es teocéntrico y sus instituciones son
desierto está por eso condenado a muerte o al menos a sufrir humilla­ sagradas, cabría decir lo contrarío para el Deuteronomio, que se ocupa
ciones y desprecios. En la cultura de la Biblia, el desierto no siempre es de las instituciones seculares.5 Al resaltar el humanismo que domina el
un mal lugar donde estar. La interpretación estándar no coincide en ab­ libro del Deuteronomio, Moshe Weinfeld recala en la paradoja de que
soluto con la bondadosa teología, con la interpretación moderada de la «el mismo libro cuya ocupación principal es “el lugar elegido” ha omiti­
impureza, con la desviación de las acusaciones, con la preocupación y el do casi por completo las instituciones sagradas que ese lugar elegido ne­
cuidado con que se trata a la vida animal. Esa interpretación pasa por cesariamente implica y sin las cuales el culto resulta inimaginable».6 El
alto la relación que los ritos del Levítico mantienen entre sí, ni la relación texto del Levítico nunca afirma que sólo hay una Tienda del Encuentro
que mantienen con los temas principales del Pentateuco. Si se tiene en y sólo un altar en toda la tierra. De hecho, el contraste explícito en 17,3-
cuenta hasta qué punto este capítulo depende de lo que ha ocurrido an­ 10 no surge entre un santuario central y uno local, sino entre el lugar de
tes, y si recordamos que el estilo de escritura arcaico coloca una analogía Dios por un lado, y el «fuera del campamento» o el «campo abierto»
sobre otra en una escala de importancia ascendente, resulta evidente que por el otro. El lugar de Dios puede encontrarse en muchas localidades.
el modelo para el chivo expiatorio ya ha sido previsto con anterioridad. N o hay una regla que indique que los santuarios locales serán reempla­
Leamos de nuevo: Aarón lleva dos machos cabríos y echa suertes para zados por un santuario central, y sólo una para reemplazar el campo
decidir su destino. Sus destinos son desiguales, ya que el macho cabrío abierto y los sátiros que lo habitan (17,7). Hartog sugiere que el hábi­
destinado al Señor será sacrificado como ofrenda por el pecado, y el otro to persa de sacrificar en cualquier parte, por ejemplo en el campo abierto
será enviado con vida al desierto. N o es descabellado suponer, por tanto, en vez de en el templo, habría resultado escandaloso para sus lectores.7
que los dos machos cabríos, uno de ellos sacrificado y el otro que escapa Durante el período del Segundo Templo, cuando Judá estaba bajo do­
con vida a campo abierto, establecen un paralelismo con los dos pares de minio persa, si parte del pueblo de Israel hubiese comenzado a copiar
aves que reciben el mismo trato en los ritos de purificación de la lepra: los hábitos de sacrificios casuales de sus conquistadores, la importancia
del templo se hubiese visto socavada. Si bien esto sería suficiente para
Tomará luego el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el explicar las objeciones del Levítico, no es necesario recurrir a este argu­
hisopo, los mojará, juntamente con el pájaro vivo, en la sangre del pájaro de­ mento. La interpretación de la prohibición de las matanzas seculares está
gollado sobre el agua corriente, y rociará siete veces al que ha de ser purifi­ inmersa en un contexto mucho más amplio, que contiene todas las ense­
cado de la lepra. Y, tras declararle puro, soltará en el campo el pájaro vivo ñanzas del Levítico acerca de las responsabilidades de Dios para con to­
(Lv 14,6-7). das sus criaturas vivas.
Existe una sólida tradición que prohíbe la castración del ganado. Un
Toda estas acciones deben llevarse a cabo ante la entrada de la Tienda hombre castrado no sería elegible para el servicio sacerdotal por la ley que
del Encuentro. Después, requerirá lo mismo en el caso de una casa afec­ excluye a los cuerpos mancillados del recinto más sagrado (Lv 22,16-24).
tada por la lepra y luego curada: una vez más las dos aves, una de ellas sa- La castración de animales no queda prohibida expresamente en el Levíti­
co, pero un animal que ha sido castrado está manchado y por lo tanto no
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orificada, la otra mojada en la sangre de la primera: «[...] y, tras declarar­
puede ser ofrecido en sacrificio. Si disponemos estos pincipios junto al le puro, soltará al pájaro vivo en el campo, fuera de la ciudad» (Lv 14,53).
que señala que la congregación de Israel sólo debía comer de su propio También existe un curioso rito en el que se unge un solo lado del lepro­
ganado después de su consagración y matanza sacrificial, tendremos la so curado:
firme presunción de que el Levítico no apoyaba la idea de un santuario
central. Podríamos preguntarnos cuánto sabía un rabino del siglo I acer­ Después el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación y untará
ca de la crianza de ganado o cuán sensible era a los rudimentarios proble­ el lóbulo de la oreja derecha del que se está purificando, el pulgar de su mano
mas económicos de los granjeros. Tal vez nada, o al menos no más que derecha y el de su pie derecho. Y, tomando del cuartillo de aceite, el sacer­
hoy. Aquí sugerimos que el sacrificio de animales jóvenes en santuarios dote echará parte de él sobre la palma de su mano izquierda. Después unta­
múltiples era una alternativa a la castración que tenía el criador y que le rá el dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano
permitía tener bajo control la proporción entre machos y hembras. izquierda, y con su dedo hará siete aspersiones de aceite delante de Yahvé
Las ovejas se crían por su lana y su carne; las vacas y cabras por su le­ (Lv 14,14-16).
che y su carne. En ambos casos, tener una proporción muy elevada de
machos en la manada es un desperdicio en cuanto a tierras de pastoreo. Toda la operación de ungido de un solo lado se repite con el aceite
En la cría de ovejas en condiciones seminómadas el mínimo promedio (Lv 14,18). Todo esto ya tiene precedente en el capítulo 8. En la consagra­
entre machos sin castrar y hembras es de 1:60. En zonas áridas la pro­ ción de Aarón y sus hijos, Moisés debe ungirlos con sangre en la punta de
porción es mayor, ya que la subalimentación disminuye la fertilidad de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el pulgar del pie de­
los carneros: la tasa habitual en África es de 1:10, y la de Arabia 1:20. En recho (Lv 8,23-24). A diferencia de lo que ocurre en el rito de purificación
el sur de Irán las tasas son aún más altas, y un camero sólo debe servir del leproso, el ungido de las extremidades del lado derecho no le corres­
para cinco hembras. La relación macho cabrío/cabra entre los nómadas ponde al sacerdote, y sólo hay que rociar a los consagrados (Lv 8,30). Este
árabes kabalish es de 1:3Q. En cuanto al ganado vacuno, la investigación rito de consagración se describe por primera vez en Éxodo 29,20.
veterinaria sugiere que un toro maduro puede servir para alrededor de ¿Qué es lo que ocurre exactamente? Este rito no es tan fácil de llevar
50-60 vacas. Obviamente, los criadores de ganado tratan de mantener la a cabo como parece. Ungir a alguien en la oreja derecha, pulgar y pie de­
proporción de machos y hembras de sus rebaños y manadas en los nive­ recho, con la mano derecha, es una operación difícil para dos personas
les más eficientes. situadas frente a frente. El cuerpo tiene dos lados, el izquierdo y el dere­
La castración mejora la calidad de la comida. Si leemos acerca de un cho. ¿Por qué sólo debe ungirse el lado derecho? Dos pájaros, dos machos
«ternero cebado», seguramente se trataría de un macho castrado, ya que cabríos, los dos lados de una persona: en cada par sólo se elige uno para
la buena cría aconseja castrar a los machos que no fueron sacrificados de la consagración. ¿Acaso el otro lado «se deja ir en libertad»? El macho
jóvenes y guardarlos como reserva de carne viva para ocasiones ceremo­ cabrío ve deja en libertad, se suelta, se deja ir, el mismo verbo que Moi­
niales.8 Si la ley bíblica no concedió al pastor ningún modo legítimo de sés usa para dirigirse al faraón: «¡Deja salir a mi pueblo!» (Ex 10,3), y que
matar a sus machos castrados, sólo podría ajustar la proporción de ma­ se emplea una y otra vez a lo largo del Éxodo. Lo que le ocurre al macho
chos y hembras a través de la matanza sacra de temeros y becerros. Con cabrío tina vez que se le deja en libertad no es importante para los que
seguir la ley levítica y llevar a sus animales jóvenes hasta el santuario más quedan atrás.
cercano, el pastor lograría una relación económicamente viable de ma­ Dos de los elementos del rito resultan más significativos que el desti­
chos y hembras gracias a sacrificios frecuentes. Este argumento presenta no del macho cabrío: uno es el reiterado paralelismo que se establece en­
claros indicios de que el sacrificio era una manera normal de mermar re­ tre el leproso purificado y el sacerdote consagrado. La enseñanza incluye
baños y manadas. De ser así, sería imposible y hasta ridículo exigir a los algo acerca de los grados de pureza. Por medio del rito de expiación el le­
criadores que realizaran todas las matanzas en un santuario único y cen­ proso curado es elevado por encima del leproso enfermo a un estatus más
tral. La misma obligación del traslado sería impracticable. Corderos y
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alto en la escala de pureza; por medio del mismo rito, el sacerdote se eleva terneros morirían mucho antes incluso de llegar desde las regiones leja­
por encima del lego a un estatus ritual más alto. £1 paralelismo estableci­ nas. En esas circunstancias, ¿qué debería hacer un buen criador para com­
do entre el sacerdote y el leproso curado tal vez no sólo sea una parte del binar sus obligaciones rituales con su viabilidad económica? Resulta ab­
complejo esquema de posición relativa dentro de la dimensión vertical surdo.
del honor o de la pureza. Pero cabe considerar otros elementos. El problema es éste. La matanza secular, la castración y la matanza ri­
No se puede pasar por alto la repetida evocación de una complemen- tual son fórmulas alternativas de control demográfico. Para el Levítico el
tariedad desaparejada, en la que se elige uno de los dos elementos y el
otro se libera. Siguiendo el ejemplo de Calum Carmichael, resulta ins­ método de elección es el sacrificio, algo clave para su programa religio­
tructivo considerar las leyes bíblicas como si estuvieran enmarcadas den­ so. El Deuteronomio reconoce que el criador de ganado no puede llevar
tro de un comentario continuo de los relatos bíblicos.9 Desde esta pers­ regularmente sus animales hasta un lugar lejano, y por lo tanto autoriza
pectiva, conviene recordar los destinos conspicuamente desiguales de los la matanza secular así como la conmutación de productos de granja por
dos hermanos en el Génesis. En el caso de Isaac e Ismael, el primero efectivo:
aceptó las restricciones de la alianza y al segundo se le permitió partir en Si el camino es demasiado largo para ti, si no puedes transportarlo por­
libertad. Cuando el Señor enuncia a Agar la profecía de que su hijo será que el lugar elegido por Yahvé para morada de su Nom bre te cae demasiado
«un onagro humano» (Gn 16,12), eso significa que estará libre de res­ lejos, y Yahvé tu Dios te haya bendecido, lo cambiarás por dinero, llevarás el
tricciones, y no es en absoluto peyorativo, pero sí tiene algunas conno­ dinero en tu mano e irás al lugar elegido por Yahvé tu Dios; allí emplearás
taciones semejantes a las aludidas cuando se habla de un león «nacido li­ este dinero en todo lo que desees, ganado m ayor o menor, vino o bebida fer­
bre». No hay juicio alguno contra Ismael, éste no es inmoral ni está mentada, todo lo que tu alma apetezca, y comerás allí en presencia de Yahvé
destinado a una vida infeliz o sin dios. No está condenado, es libre para tu Dios y te regocijarás, tú y tu casa [...] (D t 14,24,25,26).
vagar por el desierto, y será un gran príncipe. Es como el pájaro y el ma­
cho cabrío que no fueron elegidos, en tanto que Isaac es el caso paralelo Este pasaje revela las diferencias de estilo, en primer lugar por la pro­
al macho cabrío o al pájaro sobre el cual cayó la suerte del Señor, y está posición encabezada con «porque» y su amable pragmatismo (el camino
destinado a una profesión sagrada. demasiado largo y el lugar demasiado lejos), y luego las indicaciones su­
Sucede algo semejante con otros dos hermanos de ese linaje: cuando mamente paternales (allí emplearás este dinero en todo lo que desees, ga­
Jacob despojó a Esaú de su derecho de nacimiento, Jacob cayó por lo nado mayor o menor, vino o bebida fermentada, todo lo que tu alma
tanto bajo las restricciones de la alianza. En un contexto religioso, ser apetezca): esto endulza una nueva ley que, si la matanza secular no estu­
consagrado es el mejor destino, pero Esaú, sin embargo, prosperó y su viese permitida, podría ser, por lo menos, inconveniente.
casa se convirtió en un gran reino. Otros pares desiguales también sirven El Levítico no sería demasiado proclive a la idea de un santuario cen­
de ejemplo: la idea del reino del norte nunca está del todo ausente de la tral por razones bien diferentes. Ya hemos hablado de la arcaica con­
escritura bíblica. Jacob e Israel, Judá y José, Jerusalén y Samaría: se pue­ cepción levítica del lugar sagrado, y volveremos a hablar de ello más
de decir que el autor del Levítico siempre lamenta la pérdida de la otra adelante. El tabernáculo como imagen del monte Sinaí se situaba en lo
mitad. Su interés no se limita al estrecho objetivo de enseñar la práctica que Suzanne Langer llamó «espacio virtual», y existía permanentemente
del culto. No es rebuscado interpretar de esta manera el contraste esta­ en un «tiempo virtual». El elemento importante en la construcción del
blecido entre el animal elegido para la consagración y otro animal al que santuario era que sus proporciones debían corresponderse con las del ta­
se le permite marchar en libertad. bernáculo del desierto del Éxodo, y que debía estar amueblado correcta­
Aquí hay cierta concomitancia con el mandamiento expresado en el mente y en correspondencia con esa zona nebulosa de la montaña y con
Levítico 19,19, que advierte contra la posibilidad de unir, en general, pa­ los interiores del cuerpo animal sacrificial. Según este sistema de pensa­
res desiguales, ya sea de ganado, de semillas o de textiles: miento, la proyección funciona si guarda proporción, y no existen razo­
276 120
No cruzarás ganado tuyo de diversas especies. No siembres tu campo con
nes por las cuales el espacio virtual no pueda ser reproducido tantas ve­ dos clases distintas de grano. No uses ropa de dos clases de tejido (Lv 19,19).
ces como sea necesario. Se trata de una concepción diferente del espacio.
En este sentido el tabernáculo está espiritualizado, como la Jerusalén y el Estas reglas en contra de las mezclas se repiten en el Deuteronomio:
Israel celestiales. El Levítico no necesitaba legislar la matanza secular
porque aspiraba a múltiples santuarios en toda la tierra, santuarios basa­ No sembrarás tu viña con semilla de dos clases, no sea que quede consa­
dos en los planos santificados del tabernáculo del desierto, del monte Si- grado todo: la semilla que siembres y el fruto de la viña.
naí y del cuerpo. No ararás con un buey y una asna juntos.
Si el Levítico nunca abrazó la idea de un santuario central, la cons­ No vestirás ropa tejida mitad de lana y mitad de lino (Dt 22,9-11).
trucción de otros templos no debería ser una sorpresa,9 aunque conside­ Esto coincide más con el ritual de la unción de un solo lado del cuer­
rando la ley del Deuteronomio esa construcción debió de constituir un po, y con la manera en que el Levítico se apoya en el Génesis; es decir,
escándalo. Sabemos de la construcción de cuatro: el templo samarítano cabe interpretar estas reglas como enseñanzas que repiten la antigua lec­
en el monte Garizín, el Qasr el-Abd de Hircano en Araq el-Emir, en ción sobre la complementariedad. Estos pares, más que desparejados son
Transjordania, el templo Elefantino y el templo de Onías IV en Leontó- diferentes; respetar esa diferencia es un símbolo de la completitud y de la
polis, estos dos últimos en Egipto. Se decía que la construcción en Leon- totalidad .10 Un cuerpo no puede estar íntegramente compuesto de ojos,
tópolis había sido inspirada por la profecía de Isaías: «Aquel día habrá o de manos.11 Es necesario recordar que el paralelismo no sólo es una
un altar de Yahvé en medio del país de Egipto y una estela de Yahvé jun­ manera de escribir ni un simple recurso estilístico. Sólo es posible escri­
to a su frontera» (Is 19,19).10 bir estableciendo paralelismos porque se trata de una manera de pensar,
Al estudiar el misticismo judío temprano, Joseph Dan no desentraña que es también una manera de vivir en la que resulta imposible organi­
los orígenes de la idea de una Jerusalén celestial paralela a la Jerusalén te­ zar, salvo en término de enteros y sus mitades, a veces iguales, pero con
rrenal. La retrotrae más allá de la destrucción de la ciudad a manos de los mayor frecuencia desiguales.
romanos en el siglo I, y sugiere que probablemente fue una idea que se La reflexión general del Levítico acerca de la justicia de Dios se ade­
desarrolló durante el período del Segundo Templo: lanta al Libro de Job. La elección de Dios es ilimitada. Su elección no es
nunca merecida. La reflexión inversa también es posible: el demérito no
De ese modo sirvió tanto al judaismo talmúdico como al cristianismo explica la desgracia, la enfermedad o la esterilidad; éstas no son culpa de
primitivo en tanto creencia tradicional, profundamente inherente en el con­ la víctima. Este rasgo de la enseñanza del Levítico contrasta con la teo­
cepto de Jerusalén, y la destrucción en el año 70 no hizo más que darle nue­ dicea punitiva de otras religiones.12 El destino de los dos machos cabríos
vo impulso e importancia. En efecto, parece que las fuentes rabínicas resal­ se decidía por azar. No había manera de que una persona pudiera reunir
tan que el templo celestial fue creado antes de la creación del m undo, y que méritos para ser elegida por Dios. Él eligió a Israel libremente, y sus pro­
la Jerusalén celestial y su templo fueron construidos de acuerdo con ese ideal
celestial. A Filón de Alejandría, quien escribió antes de la destrucción de Je­ fecías y sus promesas se convirtieron en el destino de Israel.
rusalén,11 parece incomodarle el aspecto nacionalista de esta tradición, y la
refuerza de manera cósmica y universal.12
Notas
El rabino Nachman de Bratislava distinguía el Israel espiritual del lu­ 1. Heaney, 1996, p. 17, «Weighing In».
gar físico terrenal diciendo «dondequiera que voy, voy a Jerusalén». Si 2. Ésta es la tesis de Milgrom, 1991, pp. 373-375.
bien Dan dice que ésta es una afirmación ambigua que hace de la geo­ 3. Weinfeld, 1985, p. 319.
grafía algo sin sentido,13 sin embargo es representativa de una tendencia 4. Levine, 1993.
muy importante del pensamiento bíblico.
277
121
5. James Kugel llamó mi atención sobre estas líneas: Filón, Leyes especiales, I, 84;
Moisés, 2,117. Ningún culto a los muertos
6. Sarna, 1989, p. 26.
7. Como sustantivo, el diccionario indica piel (BDB, p. 736), la piel de la víctima sa­ Cabe suponer que el culto a los muertos está ausente de la Biblia porque
crificial (Ex 29,14 y Lv 4 y 5), o cualquier piel (Lv 11,32; 13,48; Nm 31,20) para las co­ fue borrado de la religión, como la monarquía. Aquí el Levítico y el
berturas de los utensilios sagrados (Nm 4,5-15) y del mismo tabernáculo (véase también Deuteronomio son uno mismo: ninguno dice nada del culto a los muer­
Ex 25,55) y del arca (Ex 26; 35; 36; 39).
8. Como la idea de cobertura, con todo lo que implica de rectitud, es tan importante tos. Joseph Blenkinsopp14 afirma que en Israel existieron con anteriori­
para la idea de la expiación, resultaría tendencioso decir que para la escuela sacerdotal dad cultos a los muertos que luego fueron deliberadamente erradicados.
Dios instituyó «un sistema religioso distanciado de las disposiciones sociales de la justi­ En su argumento distingue cuidadosamente los cultos en los cuales los
cia» (Knohl, 1995, p. 141). vivos interactúan con los muertos de aquellos otros referidos a disponer
9. Carmichael, 1985. del cuerpo y honrar la memoria de los muertos. Encontramos estos últi­
10. El trabajo inédito de Saúl Olyan subraya este aspecto profundamente estructura- mos en todas partes, mientras que los cultos interactivos están «inspira­
lista del pensamiento bíblico. «La totalidad se comunica por medio de un apareamiento
binario que se supone absolutamente abarcativo; se establece una jerarquía cuando uno dos por la creencia de que los muertos, y en especial los del mismo linaje,
de los miembros de la oposición es privilegiado sobre el otro» («Yo» shallkeep my char- siguen de alguna manera con vida y están en posición de influir sobre los
ge»: boundaries, hierarchy and the israeUte culi). vivos para bien o para mal, por ejemplo curando, revelando información
11. Pablo, Corintios 12,12 y ss. oculta sobre sucesos futuros o atormentando a los vivos hasta conseguir
12. Por ejemplo, en la comunidad del mar Muerto las causas de la enfermedad po­ lo que se proponen o lograr que se haga justicia. En la Biblia, Abraham,
dían atribuirse a las transgresiones (Baumgarten, J., 1990). Isaac y Jacob son recordados como ancestros y como leales siervos ama­
dos por Dios, pero cuando mueren, mueren por completo. N o se alzan
para intervenir en las vidas de sus descendientes. Existe la idea de una vida
postrera, y de ir a un lugar llamado Seol, o como alternativa la posibilidad
de ser llamado para reunirse con los padres, en el seno de Abraham, pero
entre los difuntos y los vivos no se realiza transacción ni intercambio al­
guno.15Si bien recuerda piadosamente a los muertos, el Pentateuco no da
margen para la intervención de santos: ni los muertos pueden hacer nada
por los vivos, ni los vivos por los muertos. El Levítico siente un rechazo
absoluto ante la mera idea del culto a los muertos. En esto, el Levítico está
en total consonancia con los profetas: «Y cuando os dijeren: “Consultad
a los nigromantes y a los adivinos que bisbisean y murmujean; ¿es que no
consulta un pueblo a sus dioses, por los vivos a los muertos?”» (Is 8,19).
El Levítico prohíbe a los sacerdotes asistir a entierros salvo que se trate de
familiares directos (Lv 21,1-5). N o deben mostrarse exageradamente
conmovidos por el dolor (Lv 10,6), ni arrancarse los cabellos o rasgarse la
piel (Lv 19,27-8; Dt 14,1). Las restricciones son más severas cuando se tra­
ta del sumo sacerdote (Lv 21). Los contactos mediúmnicos con los muer­
tos eran castigados con la lapidación (Lv 19,26,31; 20,6,27). Los muertos
no pueden ni ayudar ni ser ayudados. Se rechazaba toda forma de culto
espiritista. Los videntes, brujas y adivinos, cualquiera que se atreviese a
cruzar la división entre lo vivo y lo muerto, era denunciado por malhe­
278
122
chor. El Pentateuco no sólo soslayaba a sus ancestros, sino que aborrecía
con violencia la idea de entrar en comunicación con ellos. Y esto también
se aviene con las enseñanzas del profeta Isaías: «Casa de Jacob, andando,
y vayamos, caminemos a la luz de Yahvé. Has desechado a tu pueblo, la
Casa de Jacob, porque estaban llenos de adivinos y evocadores, como los
filisteos [...]» (Is 2,5-6). Todos los pueblos vecinos de la región medite­
rránea y Egea rendían culto a los muertos, Egipto,16Asiría y Babilonia,17
los reyes y plebeyos ugaritas,18 y los cananeos.19 Pero en el Pentateuco
no hay signo de ello. Si fue eliminado deliberadamente antes de la edi­
ción de los libros, ¿por qué se hizo?
La explicación más corriente tiene una base psicológica: el pueblo de
Israel no rinde culto a sus muertos por el horror que le producen los ca­
Bibliografía
dáveres. Otra explicación de tipo psicológico es que las sensaciones fuer­
tes o el éxtasis religioso en general aparecen relacionados con la carencia.
La persona carente se convence rápidamente de que sus padecimientos AVALOS, H . I., «Medicine», en The Oxford Encyclopedia of Archaeology in
se aliviarán en la otra vida, donde también la injusticia será castigada, y the Near East (1997), pp. 450-459.
que los seres queridos que nos han abandonado no están muertos del BAEKE, V., «The Wuli system of thought: the dead, the water spirits and
todo. Más allá de la actitud condescendiente, el problema es que todos witchcraft», en Luc de Heusch (ed.), Objects: Signs ofAfrica (Bruselas, Sno-
somos carentes; la mayor parte de la población que no se ha unido a re­ ek and Zoon, 1996), pp. 58-92.
ligiones extáticas también son carentes en un sentido o en otro, y hasta la BASCOM, WILLIAM, Ifa Divination (Indiana University Press, 1969).
gente que está contra ellas. Lo mismo puede aplicarse a las teorías de la cri­ —, Sixteen Cowries: Yoruba Divination from Africa to the New World (Indiana
sis del resurgimiento religioso: las crisis son un estado permanente. Jacob University Press, 1980).
Milgrom propone una explicación doctrinal, afirmando que ésta es una BAUMGARTEN, A. I., «The temple scroll, toilet practices and the Essenes»,
religión que se define a sí misma por la oposición entre vida y muerte. Jewish History 10/1 (1996), pp. 9-20.
Los falsos dioses no tienen vida, el Dios de la Biblia derrota al poder de BAUMGARTEN, JOSEPH M., «The four Zadokite fragments on skin disea-
se», Journal ofJewish Studies (1990), pp. 153-165.
la muerte. Blenkinsopp (antes citado) busca una explicación sociológica BAYLISS, M., «The cult of dead kin in Assyria and Babylonia», Iraq (1973),
y utiliza una vieja tradición antropológica según la cual el culto a los an­ pp. 115-125
cestros refuerza los principios hereditarios.20 Un pueblo organizado por BECK, B., «The symbolic merger of body, space and cosmos in Hindú Ta­
herencia y sucesión patrilineal debería ser respetuoso de los puntos de mil Nadu», Contributions to Indian sociology NS, 10 (1976), pp. 213-
articulación por los cuales ese mismo pueblo entra en el sistema y a los 244.
que se refiere cuando trata de manipularlo en su propio beneficio. Su im­ BERNSTEIN, B., «A public language: some sociological implications of a lin-
presionante recopilación de palabras hebreas para referirse a los fantas­ guistic form», British Journal ofSociology 10 (1959), pp. 311-326. Reimpreso
mas de espíritus humanos y a sus médiums revela que los muertos solían en Class, Codes and Control, I (1971).
ser consultados. El autor concluye que en algún momento la gente aban­ —, «A socio-linguistic approach to social leaming», en Class, Codes and Con­
donó su interacción con los muertos bajo coacción. trol, i: Theoretical Studies towards a Sociology of Language (Routledge and
Este argumento supone que la existencia de linajes poderosos y autó­ KeganPaul, 1971), pp. 118-139.
nomos significaba una amenaza para un gobierno que intentaba centrali­ BLACK, JEREMY Y GREEN, A., Gods, Demons and Symbols ofAncient Me-
sopotamia, an Illustrated Dictionary (British Museum Press, 1992).
zarse. El culto a los muertos habría apoyado a los linajes de sus desceñ­
279
ía ?
BLENKINSOPP, JOSEPH, «Deuteronomy and the politics of postmortem
existence», Vetus Testamentum (1995), 1-16. dientes, haciendo de ellos centros de resistencia política. Un gobierno que
BURNS, ROBERT, «I murder hate», en The Life and Works of Robert Bums, tuviera éxito en eliminar los centros de poder enemigos repudiaría a los
ed. Robert Chambers, rev. W. Wallace, iii (1896), p. 172. adivinos y a los ancestros en cuyo nombre hablan. Uno de los problemas
BUSIA, K. A., The Position of the Chief in the Modem Political System of the de este argumento es que el culto interactivo a los muertos no es necesa­
Ashanti (International African Institute, Oxford University Press, 1951). riamente un culto a los ancestros. Los muertos pueden ser un recurso
BUTTRICK, G. A., et al. (eds), The Interpreter»s Dictionary of the Btble colectivo de ayuda y consejo para el conjunto de la comunidad, o para
(Abingdon Press, 1962). clientes que han elegido patronos en particular entre los muertos sin ha­
CAMPBELL, JOHN, Honour, Family and Patronage (Oxford University cer consideraciones de tipo genealógico, o al revés, un muerto individual
Press, 1964). puede elegir a su propio adepto en particular. N o existe ninguna evidencia
CARMICHAEL, CALUM, Law and Narrative in the Bible (Comell Univer­ que apoye el hecho de que el culto a los muertos, aborrecible para el Leví-
sity Press, 1985).
CARMIICHAEL, CALUM, «A strange sequence of rules: Leviticus 19.20- tico, tenga un sentido genealógico. Esta aclaración descarta en cierta ma­
26», en J. Sawyer (ed.), Reading Lei’iticns (Sheffield, 1996), pp. 182-206. nera la argumentación por la cual el gobierno de Judá habría atacado el
CARRUTHERS, MARY, The Hook ofMemory: A Study ofMemory in Medie­ culto a los muertos como «parte de una estrategia más amplia destinada a
val Culture (Cambridge University Press, 1990). socavar el sistema de linajes al que pertenecía cada hogar individual».21
CARTRY, M. y DE HEUSCH, L. (eds.), Systemes de Pensée en Afrique Noi- El caso pierde aún más consistencia frente a las sofisticadas dudas
re, Cahier 2: Le Sacrifice I (1976); Cahier 3: Le Sacrifice 2 (1978); Cahier 4: acerca de si las sociedades supuestamente «patrilineales» lo son efectiva­
Le Sacrifice 3 (1979); Cahier 5: Le Sacrifice 4 (1981); Cahier 6: Le Sacrifice mente y hasta qué punto.22El simple hecho de que los nombres se trans­
5 (1983) (L’Ecole Pratique des Hautes Etudes, Section des Sciences Reli- mitan por línea paterna no implica que esto tenga necesariamente otros
gieuses). efectos que no sea ése. Muchos pueblos que a simple vista parecen patri­
CASSIRER, ERNST, An Essay on Man (Vale University Press, 1944). lineales, después de una inspección más exhaustiva deben ser considera­
—, Sprache nnd Mythos, trad. de Suzanne Langer, Language and Myth (Har- dos bilaterales, con parentescos identificables tanto en la línea paterna
per, 1945). como en la materna.23 Existen sobrados indicios en la Biblia de la exis­
—, The Myth of State (Vale University Press, 1946). tencia de un culto popular a los muertos que fue reprimido. La pregun­
CASSUTO, U., A Commentary on the Book of Génesis (original hebreo, 1949),
pt. 2: From Noah to Abraham, trad. Inglesa Israel Abrahams (Jerusalem, ta no es si existió o no existió, sino si era lo suficientemente importante
Magnes Press, 1964). CHEMLA, K., «La pertinence du concept de classifi- como para que fuese necesario eliminarlo por la fuerza, o si habría «fa­
cation pour l’analyse de textes mathématiques chinois», Extreme-Orient- llecido» de muerte natural por falta de interés en períodos más tardíos.
Extréme-Occident (1988), pp. 61-87. Cuando nos empezamos a preguntar por qué, cuándo y si el pueblo de
CHOURAQUI, ANDRÉ, II Crie. Lévitique (J. C. Lattes, 1993). Israel era patrilineal hasta el punto de querer rendir tributo a sus ances­
CLIFFORD, RICHARD, The Cosmic Mountain in Canaan and in the Oíd tros, las respuestas no favorecen esa hipótesis.24 En realidad, la Biblia no
Testament (Harvard University Press, 1972). dice nada contra los ancestros. Su rechazo es hacia los muertos en gene­
CLINES, DAVID J. A., «The Wisdom Books», en Stephen Bigger (ed.), Crea- ral, los médiums en particular, y el contacto con los cadáveres en todas
ting the Oíd Testament, the Emergence of the Hebrew Bible (Blackwell, sus formas. Quizá debamos descartar la idea de que el Deuteronomio
1989), pp. 269-291. buscaba suprimir a los ancestros como parte de un programa de centra­
COHEN, L. y HESSE, MARY, Inductive Appraisal of Scientífic Theories (Cla- lización destinado a reducir el poder abrumador de las familias y los cla­
rendon Press, 1980). nes díscolos. Pero la pregunta inicial permanece: ¿por qué no hay culto
COHEN, PHILIP, Ramban on the Torah (Rubín, 1985).
COHN, ROBERT, The Shape of Sacred Space: Four Biblical Studies (AAR Stu- a los muertos?
dies in Religión 23, California, Scholars Press, 1981). Una idea flagrantemente errónea hace suponer que nadie abandona­
ría voluntariamente un culto: es decir que, si lo dejaron, es porque fue­
280
124
ron obligados. De hecho, los anales están repletos de pueblos que aban­ CONGER, G. R, Microcosms in the History of Philosophy (Columbia Univer-
donaron sus ritos espontáneamente y por distintas razones. En la vida sity Press, 1922).
real existe una tensión dinámica entre la gente que vive junta. Dinámica CROSS, FRANK MOORE, Canaanite Myth and Hebrew Epic: Essays in the
en tanto no hay garantía de que mañana crean en lo mismo que hoy History of the Religión of Israel (Harvard University Press, 1973).
CRYER, FREDERICK, Divination in Ancient Israel and its Near Eastem En-
creían. Las congregaciones son realistas, están abiertas a las influencias vironment (JSOTS 142, Sheffield Academic Press, 1994).
y tienen en cuenta las circunstancias. Todo pastor sabe muy bien con DAHL, G. y HJORT, A., Having Herds, Pastoral Herd Growth and Economy
qué rapidez puede morir un culto si sus fieles pierden interés. Nadie se (Stockholm, Dept. of Social Anthropology,1976).
aferrará obcecadamente al culto a un ancestro si esto no se corresponde DAMROSCH, DAVID, «Law and narrative in the priestly work», en The Na-
con algún anhelo. Lo sorprendente no es el cambio religioso, sino que rrative Covenant: Transformations of Genre in the Growth of Biblical Lite-
las religiones duren lo suficiente como para que podamos reconocerlas rature (Harper and Row, 1987), pp. 261-297.
como tales. DAN, JOSEPH, «The language of mystical prayer», Studies in Spirituality
Pueden existir razones de fuerza mayor para que los fíeles deseen refor­ (1995), pp. 40-60.
mar su religión y dejar de lado el culto a los muertos. Excluir a los muertos —, «Jerusalem in Jewish spirituality», en Nitza Rosovsky (ed.), City of the Gre-
libera a los vivos de los controles institucionales. El culto a los muertos sue­ at King: Jerusalem from David to the Present (Harvard University Press,
le ser conservador. En ese sentido, una religión que se deshace de sus 1996).
ancestros es una religión en vías de modernizarse. El fin del culto a los DETIENNE, MARCEL, Les maitres de la Vérité dans la Gréce Archaique (Pa­
rís, Maspero, 1967); trad. de Janet Lloyd, Másters of Truth in Archaic Greece
muertos afloja las ataduras de las viejas instituciones hasta el punto de re­ (Zone Books, 1996). [Trad. cast.: Los maestros de la verdad en la Grecia anti­
distribuir la riqueza, ya que considerar los cultos antiguos como idola­ gua, Taurus, Madrid, 1986.]
tría y superstición cambiaría el flujo de recursos, desviándolo de las ar­ —, y VERNANT, J.-P., La Cuisine du Sacrifice en Pays Grec (Gallimard, 1979).
cas del templo hacia las manos de los individuos, muy en consonancia DEVISCH, R., «Mediumistic divination among the Northern Yaka of Zaire»,
con las tendencias modernizadoras. en P. M. Peek (ed.), African Divination Systems: Ways of Knowing (Indiana
Por sentimental que uno se muestre al respecto, los ancestros son University Press, 1991), pp. 112-132.
siempre un elemento de perturbación política. Al operar del lado de sus DONIGER, WENDY, «The tail of the Indo-European horse sacrifices», In­
descendientes, fomentan las facciones. A veces los pueblos no se conten­ cógnita I/I (1990), pp. 18-37.
tan con ser compartimentados de acuerdo con su genealogía y alcanzan DOUGLAS, M., «Animáis in Lele religous symbolism», Africa 27 (1957).
una unidad más amplia, con cultos alternativos que atraviesan los grupos —, The Lele of the Kasai (Londres, International African Institute, 1963).
de descendientes. Quitar la importancia a los ancestros puede ser una es­ —, «The body of the worid», International Social Science Journal 125, pp. 395-
trategia muy bien vista a la hora de favorecer la unidad política. 399; en Eli Kazancigil (ed.), Tales of Cities: The Culture and Political Eco­
nomy of Urban Spaces (Blackwell, UNESCO, 1990).
Finalmente, cuando la comunidad está dividida en líneas políticas, los — (1993a) «Atonement in Leviticus», Jewish Studies Quarterly 1/2 (1993),
mismos sacerdotes pueden tener la desgracia de alinear sus cultos e in­ pp. 109-130.
cluso a sí mismos en el bando equivocado. Los sacerdotes son los pro­ — (1993b) «Rightness of Categories», en M. Douglas y D. Hull (eds.), How
tectores del pueblo, supuestamente ayudan al inocente y son los guar­ Classification Works (Edimburgo University Press, 1993), pp. 239-269.
dianes de los objetos sagrados utilizados durante los rituales benéficos, — (1993c) In the Wildemess: the Doctrine of Defilement in the Book ofNum-
pero pueden abusar de su posición. En una atmósfera de división entre bers (Sheffield Academic Press, 1993).
facciones, si el clero toma partido se gana la enemistad de los oponentes — (1993d) «The place of Balaam in the Book of Numbers», Man:Journal of the
políticos. A veces se les considera malhechores ocultos en connivencia Royal Anthropological Institute 28/3 (1993), pp. 411-430.
con el antidios,25 y entonces serán vilipendiados con los mismos térmi­ —, «Poetic structure in Leviticus», en D. Wright, D. Freedman y A. Hurvitz
nos con que el Levítico se refiere a los magos. (eds.), Pomegranates and Golden Bells (Eisenbrauns, 1995), pp. 239-256.
125
281
—, «Sacred Contagión», en John Sawyer (ed.), Leviticus (Sheffield Academic N o tiene sentido tratar de entender el final del culto a los muertos en
Press, 1996), pp. 86-106. Israel sin relacionarlo con otros movimientos del período del Segundo
DOUGLAS, MARY y NEY, STEVEN, Missing Persons: a Criticism of Per- Templo. Es crucial para el contexto del Levítico saber que las opiniones
son/load in the Social Sciences (California University Press 1998). estaban divididas acerca del desempeño de los sacerdotes, que existía ri­
DOUGLAS, M. y HULL, D. (eds.), How Classification Works (Edinburgo,
1993). validad entre las familias sacerdotales y serios conflictos de interpreta­
DURAND, J.-L., «La Béte Grécque, Propositions pour une Topologie des ción de la ley por parte de los esenios.26 Esto queda reflejado en las refe­
Corps á manger», en M. Detienne y J.-P. Vernant, La Cuisine du Sacrifice en rencias a los sacerdotes en el Pentateuco. El Levítico poco dice de los
Pavs Grec (Gallimard, 1979), 133-181. levitas, sino que más bien se refiere a los sacerdotes, hijos de Aarón. El
—, Sacrifice et Labeur en Gréce Ancienne: Essay d’Anthropologie Religieuse Libro de los Números habla de ambos, pero subordina con firmeza los
(Editions de la Decouverte, 1986). EDMONDS, J. M., The Greek Bucolic levitas a los sacerdotes. El Deuteronomio se refiere a «los sacerdotes le­
Poets, Loeb Classical Library (Heinemann, 1912). vitas, toda la tribu de Leví» a la hora de distribuir las partes del sacrificio
EDWARDS, ADRIAN, «On the non-existence of an ancestor cult among the (Dt 18,1)- Jeremías también habla de religión sin sacerdotes ni levitas: los
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—, Biviti: An Ethnography of the Religions Imagination in Africa (Princeton nas de pueblo y administradoras de curas mágicas, especialistas locales
University Press, 1982). que seguían dando a los laicos el consuelo y consejo que el distante clero
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1997), p. 11. das por brujas.27 No sabemos quiénes eran los vilipendiados sacerdotes
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FOSTER, R. F., «History and identity in modem Ireland», The Eighth Annual ción y se habían equivocado de bando político?
Bindoff Lecture, The Department of History, Queen Mary and Westfield Morton Smith nos dio una viva descripción de las facciones religiosas
College, Londres (1997). que se cruzan una contra otra en Palestina, la pelea entre asimilacionistas
FOURIE, L., «Preliminary notes on certain customs of the Hei-/om Bushmen», y separatistas, y el eventual triunfo del movimiento Yahweh Alone. Al
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der Press, 1977). litar nacional. Un trasfondo tan desastroso durante la edición del Penta­
FRANKF ORT, HENRI, Kingship and the Gods: A Study ofAncient Near Eas- teuco nos advierte que no debemos dejamos engañar por su calma ma­
tem Religión as the Integration of Society and Nature (University of Chica­ gisterial. Los líderes religiosos deben ser cautelosos, no pueden evitar
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FREUD, SIGMUND,/o&eí and their Relation to the Unconsáous (1905); trad. gobierno extranjero y su mantenimiento por la fuerza es crear temores
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282 126
La guerra civil incipiente y las revueltas están siempre a la vuelta de la GARSIEL, MOSHE, «Puns upon ñames as a literary device in iK:i-2», Bíb/ica,
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Con este telón de fondo, el análisis que hace Blenkinsopp de la legislación work of the Pentateuch», Prooftexts 12 (1992), pp. 97-124.
del Deuteronomio cobra nuevo interés. A su parecer, la legislación apun­ GELLNER, E., Saints of the Atlas (Weidenfeld and Nicolson (1969).
ta a liberar a los individuos de la autoridad y el control de sus parientes. GINSBLJRG, CARLO, Night Battles, Witchraft and Agorarían Cults in the
Pero de lo que acabamos de decir se desprende que no había mucha auto­ 16th and 17th Centuries (Routledge, 1983).
ridad ni mucho control. Él señala el establecimiento de un sistema judicial GLOVER, MICHAEL, Weüington as Militara Commander (Batsford, 1968).
local y central designado por el Estado (Dt 16,18-20; 17,8-13) que tendía a GLOVER, RICHARD, Peninsular Preparation: the Reform of the British
restringir la autoridad y jurisdicción de los clanes y de los ancianos caci­ Army 1795-1809 (Cambridge University Press, 1988).
GOLDBERG, HARVEY E., «Cambridge in the land of Canaan: descent,
ques. El autor también incluye en la misma interpretación el nombra­ alliance, circumcision, and instruction in the Bible», JANES 24 (1996), pp. 9-
miento de oficiales con amplias y variadas facultades y funciones de su­ 34.
pervisión. Además, magistrados designados por el Estado supervisan a los GOODMAN, NELSON, Languages ofArt (Bobbs Merril, 1968). P!rad. cast.:
ancianos de la aldea en la investigación de un homicidio (Dt 21,1-9); estos Los lenguajes del arte, Seix Barral, Barcelona, 1974.]
oficiales deben estar presentes cuando se apliquen castigos corporales GOODY, J., Death, Property and the Ancestors (Tavistock Publicadons, 1962).
(Dt 25,1-3), y los casos de falso testimonio se deben derivar al poder judi­ GRAHAM, A. C., Disputes of the Too: Philosophical Argument in Ancient Chi­
cial central. na (Open Court, 1989).
Si el contexto no fuese el resultado directo de una invasión, sería posi­ GRANET, MARCEL, The Religión of the Chínese People (Blackwell, 1975).
ble citar estas instancias como ejemplo de un avance intrusivo de la buro­ GRAPPE, C. y MARX, A., Le sacriftce, vocation et subversión du sacrifice dans
cracia estatal. «Intrusivo» implica la intromisión de instituciones que de les deux testaments (Essais bibliques, 29, Labor et Fides, 1998).
hecho funcionen. Blenkinsopp cita otras instancias legislativas cuyo efec­ GU'l'Z WILLER, KATHKYN, Theocritus Pastoral Andlogies: the Formation of
to es el de liberar a los individuos del control de los jefes familiares. Se a Genre (University of'Wisconsin Press, 1991).
restringe el alcance en que los paterfamilias pueden disponer de los bienes HACKING, IAN, Representing and Intervening: Introductora Tapies in the
familiares (Dt 21,14-17), no se debe actuar de manera sumaria con un hijo Philosophy of Natural Science (Cambridge University Press 1983).
HALL, D. y AMES, R., Thinking Thróugh Confucius (SUNY, 1987).
rebelde sino que se debe someter a los ancianos de la ciudad (Dt 21,18- —, Anticipating China (SUNY, 1995).
21); la venganza de sangre, «componente esencial y tradicional, de la jus­ HALLIDAY, W. R., Greek Divination: a Study of its Methods and Principies
ticia tribal, deja paso a la ley del santuario ejecutada por el Estado».28Has­ (Macmillan, 1913).
ta la tradicional idea de responsabilidad intergeneracional es cancelada: HANSON, K. C., «The Herodians and Mediterranean kinship; part I: Genea-
«No serán ejecutados los padres por culpa de los hijos ni los hijos serán logy and Descent», Biblical Theologv Bulletin 19 (1989), pp. 75-84.
ejecutados por culpa de los padres. Cada cual será ejecutado por su pro­ HARAN, MENAHEM, Temples and Temple Service in Ancient Israel (Oxford
pio pecado» (Dt 24,16). Al rastrillar el Deuteronomio, se encuentra una University Press, 1978).
impresionante lista de leyes que socavarían o disolverían la autoridad de HARDIE, P. (ed.), Classical Closure: Reading the End in Greek and Latín Li-
los parientes mayores, si es que tuviesen alguna. Pero eso es muy discuti­ terature (Princeton University Press, 1997).
ble. En una crisis postinvasión, ¿quién tiene alguna autoridad? Y un caso HARRINGTON, H. K., «Interpreting Leviticus in the Second Temple Period:
127
283
struggling with ambiguity», en J. Sawyer (ed.), Reading Leviticus (Sheffield aún más interesante: queda prohibido el reintegro de esclavos fugitivos a
Academic Press, 1996). sus amos (Dt 23,15-16), algo que Blenkinsopp considera como «una sali­
HARTOG, FRANCOIS, The Mirror of Herodotm: The Representation ofthe
Other in the Writing of History (The New Historicism, Studies in Cultural da notable de la práctica legal en el Oriente Próximo [...] práctica que
Poetics, University of California Press, 1988). [...] tendería a socavar la base de propiedad y mano de obra de los hoga­
HEAXEY, SEAMUS, The Spirit Lerc/(Faber and Faber, 1996). res más prósperos». ¿De qué hogares prósperos está hablando?
HEIDER, GEORGE, The Cult of Molech, a Reassessment (Sheffield Academic Las prescripciones deuteronómicas para la supervisión oficial se pue­
Press, 1985). den entender de otra manera. El contexto de su redacción indica que la
HERODOTUS, The History, trans. by David Grene (University of Chicago legislación que contiene no debe compararse con los códigos de leyes
Press, 1987). [Trad. cast.: Historia, Editorial Gredos, Madrid, 2000.] que surgen de los imperios en su momento de apogeo. ¿Las reglas que
HESSE, MARY, Models and Analogies in Science, The Newman History and sustituyen la venganza de sangre no estarán destinadas a frenar los lin­
Philosophy of Science Series (Sheed and Ward, 1963). chamientos, y aquéllas dictadas contra el castigo corporal administrado
—, The Structure of Scientific Inference (University of California Press, de manera privada no pretenderán detener la violencia arbitraria?
1974). En la ecuación final entre conflicto bélico y religioso, recogiendo los
—, Revolutions and Reconstructions in the Philosophy of Science (Harvester pedazos e intentando restaurar el orden, los administradores de Judá de­
Press, 1980). bieron de haber visto que los antiguos pilares de la sociedad estaban en
HICKS, F. C. N., The FuUness ofSacrifice, 3.» ed. (SPCK, 1953).
HOFFMAN, RONALD y LEIBOWITZ-SCHMIDT, SHIRA, «Puré/ Impu- ruinas. En una etapa anterior, en los siglos VIH y IX, Jersusalén había cre­
re», New England Review 16/1 (1994), pp. 41-64. cido en tamaño y acumulado funciones centrales especializadas para
HOUSTON, WALTER, Purity and Monotheism: Clean and Unclean Animáis toda la región, mientras que los asentamientos de los alrededores se apa­
in BibUcal Laic (JSOTS 140, Sheffield Academic Press, 1993. gaban, incapaces de competir con Jerusalén, que se alzaba dispuesta a
HUFFMAN, HERBERT B., «Priestly divination in Israel», en Carol Meyers y convertirse en el «sitial primado» de la región. Pero hacia finales del si­
M. O’Connor (eds.), The \Word of the Lord Shall Go Forth: Essays in Ho- glo vil este movimiento decayó. Con Israel ya en manos de los asirios, la
nour of David Noel Freedman (Eisenbrauns, Winona Lake, Indiana, 1983), misma Jerusalén cayó en una decadencia dramática. En el siglo vi se en­
pp. 355-359. contraba colapsada, como consecuencia de la invasión de Nabucodono-
JACKSON, BERNARD, «Susanna and the singular history of singular witnes- sor y la deportación de cualificadas y nobles familias a Babilonia.29 Los
ses», en Acta Jurídica: Studies in Honour of Ben Beinart, ii (1977). escritores del Pentateuco no necesitaban destruir a las grandes familias,
JACOBSON-WIDDING, ANITA, «The shadow as an ezpression of indi- ya que debieron encontrar el viejo marco social roto de antemano.
viduality in Congolese conceptions of personhood», en Michael Jackson y ¿No es más probable que las intrusivas interferencias burocráticas del
Ivan Karp (eds.), Personhood andAgency (Uppsala, Acta Universitatis Upsa- Deuteronomio buscaran no liberar a las personas de un control familiar
liensis, 1990), pp. 31-58.
JAIN, KAILASH CHAND, Lord Mahavira and his Times (Delhi, Motilal Ba- inexistente, sino más bien todo lo contrario? Si el marco institucional se
narsidass Publishers, 1974). había colapsado, como sucedería en Judá después de la destrucción del
JAKOBSON, ROMAN y POMORSKA, K., Dialogues (París, Flammarion, templo, la tarea que hubo de afrontar la administración colonial persa no
1980); ed. inglesa (Cambridge University Press, 1983). debió de ser envidiable. Los líderes tradicionales están enemistados entre
JAMIESON-DRAKE, D. W., Scribes and Schools in MonarchicJudah: a Socio- sí, su autoridad ha muerto, los santuarios locales son un foco de feroces
archeological Approach (The Social World of Biblical Antiquity, Series 9, conflictos doctrinales. ¿Qué se supone que deba hacer un administrador
Sheffield Academic Press, 1991). colonial en esas circunstancias? ¿Y qué debemos esperar del partido re­
JANTZEN, J., The Questfor Therapy in Loiver Zaire (University of California ligioso que busca la restauración de la paz y el orden?
Press, 1978). El Deuteronomio apoyó la burocracia con normas administrativas.
JAPHET, SARA, «The prohibition of the habitation of women: the temple Rebajó los santuarios locales dictaminando que todos los sacrificios ani­
284 128
males debían llevarse a cabo en el santuario central de Jerusalén. Relevó scroll’s attitude toward sexual impurity and its biblical precedents», JANES
al pueblo de los problemas de conciencia que podría acarrearle su obe­ 22 (1993), pp. 69-87.
diencia a padres tradicionalistas o parientes mayores. Detuvo la violencia JASTROW, MARCUS, Dictionary of Talmud BablL Jerushalmi. Midrashtic li­
y la justicia por mano propia extendiendo y reforzando el poder judicial teratura and Targuimim, 2 vols. (Pardes Publishing House, 1950).
central. Puso límites a las disputas de sangre y mantuvo a los padres des­ JAULIN, ROBERT, La Geomancie, Analyse Formeüe, Cahiers de l’Homme
póticos bajo el control de los ancianos de la ciudad, y a los ancianos bajo (París, Mouton, 1966).
el control de los magistrados estatales. En cuanto a los esclavos libertos, JUNOD, H. A., The Life ofa South African Tribe (Macmillan, 1927).
debió de existir la presunción de que éstos no huyen de amos que les tra­ KASS, I. R., The Hungry Soul, Eating and the Perfection of Our Nature (Free
tan bien. Press, 1994). [Trad. cast.: El alma hambrienta: la comida y el perfecciona­
Morton Smith describió el trasfondo de luchas que subyace a la edi­ miento de nuestra naturaleza, Editorial Cristiandad, Madrid, 2001.]
KNOHL, ISRAEL, The Sanctuary of Silence (Augsburg Fortress, 1995).
ción del Pentateuco, y que brinda un enfoque diferente a esa necesidad KOCHAN, LIONEL, Bevond the Graven Image (Macmillan, 1997).
de un marco administrativo centralizado. En este contexto podemos con­ KUGEL, JAMES, The Idea of Biblical Poetrv (Yale University Press, 1981).
jeturar que el culto a los muertos era demasiado subversivo, o que esta­ KUHN, THOMAS, «Second thoughts on paradigms», en F. Suppes (ed.), The
ba demasiado asociado a la monarquía, o con sacerdotes de una facción Structure of Scientific Theories (University of Illinois Press, 1974).
política equivocada. Esa misma conjetura sirve para los médiums, quie­ KUPPER, A., The Invention of Primitive Society: Transformations of an IIlu­
nes muy probablemente habrían fomentado la inestabilidad política. La sión (Routledge, 1988).
pregunta inicial subsiste: ¿cómo explicar ese horror, ese frenesí apocalíp­ LABAT, R., Traité Akkadien de Diagnostics et Pronostics Medicaux, Tablette
tico contra los adivinos? ¿Por qué tanto enojo con la comunicación con 18, Serie 3 (Leiden, Brill, 1951).
el reino de los muertos? LANCER, SUZANNE K., Philosophy in a New Key: A Study in the Symbo-
Una especulación: los levantamientos internos en Judá durante los si­ Usm of Reason, Rite and Art (Harvard University Press, 1942).
glos precedentes bien pudieron haber sido instigados después del exilio —, Feeling and Form (Charles Scribner and Sons, 1953).
por extranjeros interesados. La herejía suprimida con traición y los con­ LEVINE, BARUCH, The JPS Commentary, Leviticus (Jewish Publication So­
flictos resultantes hubieron de ser tan horrendos que los supervivientes ciety, 1989).
—, «On the semantics of land tenure in biblical literature: the term "ahuz-
anhelaban una nueva solidaridad. Ésta es una manera de interpretar dicha zah en The Tablet and the Scroll-Studies (‘993), pp. 134-139.
textualidad, muy estilizada, del Libro de los Jueces para hablar de los sol­ —, y DE TARRAGON, J-M., «Dead kings and Raphaim: the patrons of the Uga-
dados que pelean entre sí en vez de hacerlo contra el enemigo. Gedeón ritic dynasty»,Journal of the American OrientalSociety 104(1984), pp. 649-659.
derrotó a los medianitas, apenas 300 soldados israelitas contra las huestes LÉVI-STRAUSS, CLAUDE, Totemism (trad. Del francés, Le Totemisme, by
del enemigo, que fue vencido porque «Yahvé volvió la espada de cada Rodney Needham) (Beacon Press, 1963).
uno contra su compañero por todo el campamento. La tropa huyó [...]» — (1966a) The Savage Mind (trad. del francés, La Pensée Sauvage (Pión, 1962)
(Je 7,22). Los funestos efectos del fratricidio son descritos nuevamente en (Weidenfeld and Nicolson, 1966). [Trad. cast.: Elpensamiento salvaje, F.C.E.,
el relato de Abimélec: finalmente y con una muerte vergonzosa «así de­ Madrid, 2005.]
volvió Dios a Abimélec el mal que había hecho a su padre al matar a sus —, Mythologiques, i: Le Cru et le Cuit (Pión, 1964); ii (1966b): Du Miel aux
setenta hermanos» (Je 9,56). Después de otras historias de traición y com­ Cendres (Pión, 1966); iii: VOrigine des Manieres de Table (Pión, 1968).
plicidad, llegamos por fin al relato de la guerra de todo Israel contra los LLOYD, GEOFFREY, «Greek democracy, philosophy and Science», en John
benjaminitas y a cómo, una vez derrotado Benjamín, con más de 50.000 Dunn (ed.), Democracy,The Unfinished Joumey, 108 BC to AD 1933 (Ox­
hombres masacrados (Je 20,35, 46), sus ciudades incendiadas y sus gana­ ford University Press, 1992), pp. 41-56.
— , Adversarles and Authorities (Cambridge University Press, 1996).
dos degollados, la gente lloró amargamente diciendo: «Yahvé, Dios de Is­ LLOYD-JONES, H., The Justice of Zeus, addenda a la 2.* ed. (University of
rael, ¿por qué ha de suceder esto en Israel, que desaparezca hoy de Israel California Press, 1983), pp. 179-183.
129 285
LOHFINK, NORBERT, Theology of the Pentateuch: Themes of the Priestly una de sus tribus?» (Je 21,3), y la historia continúa con lo que se inventó
Narrative and Deuteronomy (Augsburg Portress, 1994). esa gente para incorporar a Benjamín a la comunidad y restablecer su in­
MACCOBY, HYAM, «Leviticus and abomination», Times Literary Supple- tegridad después de una guerra civil.
ment (11 sepdembrer 1998), p. 17. Recordar este trágico escenario pudo haber servido como una impe­
MAGONET, JONATHAN, Farm and Meaning: Studies in Literary Techni- riosa llamada a la solidaridad. Para lograrlo, la religión bíblica debía ser
ques in the Book ofJonah (Almond Press, 1983). reconstruida radicalmente. De la gran diversidad de doctrinas en dispu­
—, «“But if it is a girl, she is unclean for twice se\-en days... ”, the riddle of ta se debió tratar de eliminar las enseñanzas que entrañaban el riesgo de
Leviticus 12.5», en J. Sawyer (ed.), Reading Leviticus (Sheffield, 1996), pp. generar divisiones. Probablemente fue imposible anular todos los pun­
144-152. tos de desacuerdo, pero se logró este nivel de conformidad: los reyes no
MAIMÓNIDES, Moses, Guidefor the Perplexed (Londres, 1881). [Trad. cast.: serían mencionados, los muertos no debían ser convocados, los adivinos
Guía de perplejos, Trotta, Madrid, 1998.] y videntes eran proscritos, nada de magia, y por lo tanto nada de cura­
MALAMAT, ABRAHAM, «“Love your neighbour as yourself”, what it really ciones, ni de imágenes: las teorías sobre la impureza eran neutralizadas
means», Biblical Archeological Review (Julio/Agosto 1990), pp. 50-51. políticamente y las acusaciones debían terminar. La base común de los
MARX, ALFRED, Les Offrandes Végétales dans I ’Ancien Testament, Du Tri­
buí an Repas Eschatalogique (Brill, 1994). [Trad. cast.: Los sacrificios del An­ cinco libros es un acto concertado de desmemoria.30
tiguo Testamento, Editorial Verbo Divino, Navarra, 2002.] Desde esa perspectiva conciliatoria, el Deuteronomio estaría buscan­
MATORY, J.L., Sex and the Empire that Is No More (University of Minnesota do infundir responsabilidad cívica y esperanza a una comunidad deses­
Press, 1994). perada. En este tipo de sociedad completamente nueva, cada individuo
MAURUS, B. RABANUS, Patrologiae Cursus Completas, i, ed. J.-P. Migne deberá ser responsable de sí mismo. Nadie sufrirá por los pecados de sus
(Bibliothecae Cleri Universae, París, 1831). padres, pero «cada cual morirá por su propio pecado» (Dt 24,16).
MAYER, ADRIAN C. (ed.), Culture, Nature and MoraUty (Oxford University ¡Cuánta razón tenía Moshe Weinfeld al decir que el Deuteronomio en­
Press, 1981). señó una nueva religión!31 ¡Y qué diferente es de la del Levítico! Allí
MEYER, ADOLPH, Wesen und Geschichte der Theorie vom Mikr-un Makro- donde el Deuteronomio trabajaba para establecer una sociedad sagrada a
kosmos (Bemen Studien zur Philoosophie, 25,1900). través de mejoras administrativas y coacción legal, el Levítico trabajaba
MICHELL, GEORGE, The Hindú Temple (Paul Elek, 1977). en el mismo sentido pero a través del poder de la enseñanza en sí misma.
MILGROM, JACOB, «The biblical diet laws as an ethical system», Interpreta- Un monoteísmo concienzudo también implicaba cambios en el culto.
tion 17 (1963), pp. 288-301. El Levítico debía decir qué prácticas estarían permitidas y cuáles queda­
—, Cult and Conscience: the Ashain and the Priestly Doctrine of Repentance ban excluidas. Y debió hacerlo a pesar de numerosas dificultades. Para
(Brill, 1976).
—, «Israel’s sanctuary: the priestly “Picture of Dorian Gray”», en Studies in superarlas, debió utilizar lo que Stephen Geller llama «una alianza de pa­
Cultic Theology and Terminology, Studies in Judaism in Late Antiquity, ed. labras».32Las religiones vecinas podían contratar artesanos que deleitaran
Jacob Neusner, 36 (Brill, 1983), pp. 390-400. los ojos y encendieran el fervor con tallas y pinturas, y además los sacer­
—, «Rationale for cultic law: the case of impurity», Semeia 45 (1989), pp. 103-109. dotes de esas religiones podían gozar del apoyo del rey y de las glorias
—, Numhers, JPS Commentary (Jewish Publication Society, 1990). pasadas y los honores presentes de la monarquía. Pero esta religión sería
—, Leviticus 1-16, The Anchor Bible (Doubleday, 1991). austeramente anicónica y no monárquica. Otras religiones podían ofre­
—, «Two biblical Hebrew priestly terms: Seqes and Tame» MAARAV 8 (1992), cer a sus adeptos la protección de talismanes y encantos, otras religiones
pp. 107-116. tenían rituales de sanación, pero esta religión sería profundamente anti­
—, «The changing concept of holiness», en John Sawyer (ed.), Reading Leviti­ mágica. Y como golpe final a los intentos reformistas de un sacerdocio
cus (Sheffield, 1996), pp. 65-75. que intentaba mantener unida a su congregación, esta religión daría la
MISHNAH, THE, Sixth División, Tohoroth (Cleanness), pp. 4-6. Trad. con espalda a sus antiguos recursos oraculares. Una religión que alguna vez
notas de H. Danby (Clarendon Press, 1933).
286 130
tuvo oráculos y adivinación y luego trata de arreglárselas sin todo ello es MUFFS, JOCHANAN, Love andJoy: Law, Language and Religión in Ancient
una religión que ha perdido contacto con las preocupaciones de sus fie­ Israel (JTS, Harvard University Press, 1992).
les. Esto sirve para explicar ese aire de irrealidad que en algunos mo­ MURRAY, ROBERT, The Cosmic Covenant, Heythrop Monographs, 7 (She-
mentos respira el texto, como si se tratase de un tratado filosófico que se ed and Ward, 1992).
contiene a sí mismo. MYRES, JOHN L., Herodotus, Father of History (Clarendon Press, 1953).
NEUSNER, JACOB, «History and Structure, the Case of the Mishnah»
JAAR45J2 (1977), pp. 161-192.
Notas — (ed.), Studies in Cultic Theology and Terminology, Studies in Judaism in Late
Antiquity (Brill, 1983).
1. Weinfeld, 1972, pp. 66,156. NICHOLAS, H. (ed.), Dispatches and Letters of LordNelson, vii (Londres, 1846).
2. Levine, 1989, p. 112. NICOLAS, GUY, Dynamique Social et Appréhension du Monde au Sein d’une
3. Weinfeld, 1972, pp.163 y ss. Société. Hausa, Muséum National d’Histoire Naturelle, Travaux et Mémoi-
4. Milgrom, 1991, p. 373. res de l’Institut d’Ethnologie, 78 (París, Musée de l’Homme, 1975).
5. Weinfeld, 1972, p. 183. NOTH, M., Numbers: a Commentary (SCM Press, 1968).
6. Ibíd., 186. O’CONNOR, M., «Cardinal direction terms in biblical Hebrew», Semitic Stu­
7. Hartog, 1988. dies 2 (1991), pp. 1.140-1.157.
8. Dahl y Hjort, 1976, pp. 29, 88-89. —, «The body in the Bible: anatomy and morphology», en V. Klimoski y M. C.
9. «Aunque el culto en sí mismo puede no haber sido heterodoxo, la existencia mis­ Athans (eds.), In the Service of the Church: Essays on Theology and Ministry
ma del templo es sorprendente. Desde tiempos remotos (Jos 22,1; 1S26,19; 27,1 y s.) per­ in Honor of Reverend Charles Froehle (University of St Thomas, St Paul,
sistía la idea (2 R 5,15 y ss.; Jr 16,13; Ez 4,13) de que la tierra extranjera era ritualmente Minnesota, 1993).
impura y por lo tanto excluía la posibilidad de erigir sobre ella un templo» (Porten, 1984, PARKIN, DAVID (ed.), The Anthropology of Evil (Blackwell 1985).
p. 386). PATAI, RALPH, Man and Temple (Thomas Nelson, 1947).
10. Ibíd., p. 387.
11. Filón, Tanhuma, párrafo 19. PEEK, P., «Cultural Systems 'within divination systems», editorial Introducción
12. Dan, 1996, p. 64. Dan cita aquí a A. Aptowitzer, pero con reservas: A. Aptowitzer, a la Parte 3, African Divining Systems, Ways ofKnowing (Indiana University
«Beit ha-mikedash shel Ma’allah al pi ha-Agadah», Tarbiz (1931), p. 2,137-153,257-287. Press, 1991).
13. Dan, 1996, p. 71. PHILO, trad. inglesa, ed. F. H. Colson, viii: The Special Lan’s (Harvard Uni­
14. Blenkinsopp, 1995, pp. 1-16. versity Press, 1939).
15. Spronk, 1986. POPE, MARVIN, «Cult of the dead at Ugarit», en Gordon Young (ed.), Uga-
16. Erman y Ranke, 1963. rit in Retrospect (Eisenbrauns, 1981), pp. 159-179.
17. Bayliss, 1973. PORTEN, B., The Jews in Egypt, cap. 13: «The Diaspora», The Cambridge
18. Levine y De Tarragon, 1984; Pope, 1981. History of Judaism, i (Cambridge University Press, 1984), pp. 372-400.
19. Heider, 1985, pp. 383-400. POUILLOUX, J., «Asoka, Roi Indien. Inscripción bilingüe greco- aramea (s.
20. En cuanto a esta tradición véase Radcliffe-Brown, 1952, pp. 153-177. III a. de J.C.)», en Choix dTnscriptions Grecques (Belles Lettres, 1960).
21. Blenkinsopp, 1995. RABANUS, De Laudibus Crucis, Patrologiae Tomus CVII (París, J.-P. Migne
22. Kuper, 1988, pp 190-209. ed., 1831), 167 fig. 5.
23. Los tiv son un pueblo de África occidental considerado como patrilineal pero
para el que, según afirma Adrián Edwards, en la práctica no existe un límite rígido entre RADCLIKFE-BROWN, A. R., «Religión and society, the Henry Myers Lee-
linaje materno y paterno, o entre parientes y no parientes. «El tiv es un sistema en el cual ture, 1945», en Structure and Function in Primitive Society (Cohén and West,
puede darse a la relación de grupos territoriales una explicación genealógica, más que una 1952), pp. 153-177. [Trad. cast.: Estructura y función en la sociedadprimitiva,
en la cual haya una adaptación territorial de lo que comúnmente se entiende por sistema Edicions 62, Barcelona, 1980.]
genealógico» (Edwards, 1984). RADDAY, Y. T., «Chiasmus in biblical narrative», en J. W. Welch (ed.), Chias-
25. Hanson, 1989. mus in Antiquity (Hildesheim, Gerstenberg Verlag, 1981).
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(Athlone Press, 1978). rras contemporáneas, y la organización de la memoria. Sivan, 1993; Foster, R., 1997.
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N o practiquéis la adivinación ni la magia (Lv 19,26). STOL, M., Epilepsy in Babylonia, Cuneiform Monographs, 2 (STYX Publica-
N o acudáis a nigromantes, ni consultéis a adivinos (Lv 19,31). tions, Groningen, 1993).
Si alguien consulta a los nigromantes y a los adivinos, y se prostituye STUART, CHARLES, Demons and the Devil: Moral Imagination in Modem
con ellos, yo volveré mi rostro contra él (Lv 20,6). Greek Culture (Princeton University Press, 1991).
El hom bre o la mujer que practique el espiritismo o la adivinación TALMON, S., «Calendar reckoning of the sect from the Judaean Desert», en
será castigado con la m uerte (Lv 20,27). Chaim Rabin y Y. Yadin (eds.), Scripta Hierosolymitana, iv: Aspeas of the
Dead Sea Scrolls (Jerusalén, Magnes Press, 1965).
TIGAY, J., Deuteronomy, the People’s Torah (Jewish Publication Society,
1996).
Este capítulo recurre a los estudios antropológicos acerca de los oráculos TURNER, V. W., The Forest of Symbols: Aspects of Ndembu Ritual (Comell
para ilustrar cuán profundo fue el abismo creado por la abolición de toda Unix’ersity Press, 1967). [Trad. east.: La selva de los símbolos: aspeaos del ri­
clase de vaticinio o profecía. En dos aspectos las leyes sacerdotales tendrían tual ndembu, Siglo XXI, 1990.]
mayor sentido si se permitiera a los sacerdotes el uso de los oráculos. Uno —, Image and Pilgrimage (Columbia University Press, 1978).
VAN DAM, CORNELIS, The Urim and Thummim:A Means of Revelation in
de esos aspectos es el uso del juramento para permitir que un caso en con­ Israel (Eisenbrauns, 1997).
creto pueda entrar dentro de la jurisdicción sacerdotal. El otro aspecto es el VAN DE MEER, L. B., The Bronze Liver of Piacenza: Analvsis of a Polytheis-
uso del oráculo para suplementar los puntos débiles del sistema judicial. tic Struaured. C. Gieben, 1987).
Nadie sabe en qué momento se prohibieron por primera vez los orácu­ VERDIER, YVONNE, Paeons de Dire, Facons de Faire: La laveuse, la Coutu-
los y la adivinación. Pudo haber sido en la época del rey Josías, en el si­ riere, la Cuismiere (Gallimard, 1987).
glo vil, o quedar prohibidos mucho antes, o más tarde, durante los pe­ VERIN, P. y RAJAONARIMA, N., «Divination in Madagascar», en P. Peek
ríodos exílico o postexñico, en los siglos VI ó V.1Si se prefieren las fechas (ed.), African Dvoming Systems (Indiana University Press, 1991).
más tempranas, es muy difícil que los últimos compiladores conocieran VERNANT, J-P., «Hestia-Hermes: the religious expression of space and move-
los arcanos significados de los fragmentos que compilaron. Una cosa es ment in Ancient Greece», en Myth and Thought among the Greeks (Rou-
que a uno le enumeren los principios del sistema adivinatorio, y otra tledge and Kegan Paul, 1983), pp. 127-75. [Trad. east.: Mito y pensamiento en
muy distinta verlo en funcionamiento. la Grecia Antigua, Ariel, Barcelona, 1993.]
WATSON, RICHARD,The Life ofthe Rev. John Wesley, A.M, Sometime Fe-
133
289
llow of Lincoln College, Oxford and Founder of the Methodist Societies (Nue­ La dificultad se extiende tanto al autor como al lector. ¿Cómo es po­
va York, Thomas George Jr., 1885). sible presentar un culto sacrificial sin decir una sola palabra acerca del
WEINFELD, MOSHE, Deuteronomy and the Deuteronomic School (Claren- modo de actuar de los oráculos? Sería como usar una farmacopea para
don Press, 1972). describir un sistema médico, proporcionando sólo los nombres de las
—, «Jeremiah and the spiritual metamorphosis of Israel», Zeitscliriftfur die Alt- dolencias y las medicinas sin especificar absolutamente nada acerca del
testamentliche Wisseuschaft 88/1 (1976), pp. 2-56. proceso de diagnóstico. Si no se ha señalado esa laguna es porque los lec­
—, Justice and Righteousness in Israel and the Nations: Equality and Freedom tores no estaban familiarizados con un culto sacrificial. El sacrificio de
in Israel in the light ofAncient Near Eastem Concepts of SocialJustice (Jeru- animales no se practica en la religión de los lectores modernos, y el pe­
salén, 1984). cado moderno no está directamente relacionado con infortunios especí­
—, «Freedom proclamations in Egypt and in the Ancient Near East», en The ficos. Este punto requiere un estudio más detallado.
Bible and Christianity (Israel, Alagnes Press, 1985).
WRIGHT, D., FREEDMAN, D. y HURVITZ, A. (eds.), Pomegranates and
Golden Bells (Eisenbrauns, 1995). 4 Adivinación y sacrificio
YAN, LI y SHIVAN, DU, Chínese Mathematics: a Concise History (Oxford
Science Publications, 1987).
YATES, FRANCES, The Theatre of the World (Routledge and Kegan Paul, La adivinación se practicaba mayoritariamente en Egipto, Babilonia,
1969). Grecia y Persia, pero el Levítico sólo la menciona en la mitad del libro,
Zohar Hadash, Midrash Eklah, citado en Ralph Patai, Man and Temple (Tho­ y exclusivamente para condenarla. Frederick Cryer comenta que los
mas Nelson, 1947) en: Ps. 137.5; edit. Warsaw, n. d.: 183. eruditos en la Biblia minimizan y desdeñan profundamente la adivina­
ZONG-QI, CAI, «Synthetic parallelism as a cultural expression: a cross-cultu- ción en ese texto. Afirma que su interés por
ral and cross-disciplinary study», Tamking Review 20/2 (1989), pp. 151-167.
[...] la adivinación israelita contrasta en gran manera con los textos del A n­
tiguo Testamento [...] que insisten en que Israel dividió sus tierras, expulsó
a los apóstatas, fue conducida a través del desierto, inició sus batallas, santi­
ficó sus lugares sagrados y confirmó la elección de su primer rey recurrien­
do a una u otra manera de adivinación no profética.2
La lista de Cryer no menciona en ningún momento los oráculos rela­
cionados con el sacrificio. La única fuente en la que los especialistas en la
Biblia podrían buscar información sobre la adivinación, es decir, el Leví­
tico, resulta hostil u omite totalmente el tema. Ese silencio podría estar
generado por la ignorancia, o en el caso de que los fieles siguieran prac­
ticando una forma prohibida de indagación, podría ser resultado de la
discreción; sea cual fuere la causa, es imposible exagerar la magnitud del
vacío que este silencio deja en la crónica del culto. Uno de sus efectos es
convertir en una especulación sin fundamento cualquier presunción crí­
tica sobre la actitud moral del compilador o compiladores.
Unos pocos ejemplos extraídos de otras religiones, y que demuestran
hasta qué punto el sacrificio depende de la adivinación, servirán para
290 134
ilustrar la enorme laguna que existe en la explicación y la crónica del cul­
to. La adivinación es el agente que suele vincular el pecado con la des­
gracia y el sacrificio. Se produce un infortunio, el oráculo averigua las
causas y prescribe el remedio, que habitualmente es un sacrificio. Los
oráculos también suelen resolver problemas judiciales, como por ejem­
plo encontrar la verdad para resolver un conflicto entre dos partes, o
apoyar la apelación que corresponde a un veredicto inaceptable.
Como el Levítico proscribe a los adivinos y oráculos, no tiene nece­
sidad de explicar cómo funcionaba antes el antiguo sistema. Dice que
cuando una persona ha pecado, el sacerdote debe ofrecer un sacrificio
como expiación. Pero ¿qué se considera un pecado suficientemente gra­
ve como para requerir un sacrificio, y cómo podemos saber qué animal
es necesario sacrificar? ¿Cómo puede saber el lego qué sacrificio debe
índice de referencias bíblicas
ofrendarse? Un becerro o incluso una cabra implican un gran desembol­
so, y la respuesta pragmática más corriente de una persona sería poster­
gar el sacrificio. En cuanto a los sacrificios públicos ofrecidos en nombre GÉNESIS 8,22 217
de toda la comunidad, el sumo sacerdote o un experto oficialmente de­ 1,7 217
signado pueden anunciar que se debe realizar el sacrificio público, pero 1,9-10 217 9,1,7 161
nunca se puede asegurar de antemano que todo el mundo asistirá. N i si­ 1,11-12 207 9,9-10 159
quiera el calendario es un tema que se libre de conflictos. Los desacuer­ 1,20-21 185 9,4-5,12,15,16,17 160
1,20-23 180 9,7 161
dos acerca de los cálculos calendarios convulsionaron a Judea en el pe­ 1,22 161 9,22-23 272
ríodo postexilíco, despertando furiosas controversias con respecto a si el 1,20-23 180
principio del sabbat debía contarse a partir del final de la noche o desde 1,24 164 13,16 112,161
el final del día.3 1,25 186,199
Saber cuándo debían realizarse las primeras ofrendas de los frutos 1,30 187 15,17 228
era seguramente un tema local y es posible que también incidiera sólo 2,4-8 273 16,12 276
en el ámbito local. Pero ¿cómo sabía un hebreo de la Antigüedad que es­
taba obligado a realizar una ofrenda por un pecado cometido? ¿O por 3,10 272 18,30 15
una culpa, o, si se prefiere, realizar una ofrenda destinada a cumplir una 3,15-18,21 273
promesa o juramento, una ofrenda de paz o de acción de gracias? Como 19,4-5 264
éstas son ofrendas voluntarias, los especialistas en la Biblia han supuesto 4,11 258
siempre que se trataba de un asunto de conciencia para cada individuo. 26,11,20 166
6 217
Sin embargo, suele suceder que un individuo se entere, en una sesión con 6,19-20 182 38,8-10 205
un adivino, de si sus desgracias se deben a un pecado —y entonces es me­
jor dejar que el problema se resuelva por sí solo—,o de si es mejor ofren­ 7,8-9 182 42,9,12 272
dar un sacrificio y, de ser así, cuál será la ofrenda más apropiada. La 7,11 217
Historia de Heródoto está repleta de ejemplos de conflictos entre la 7,14-16 182 45,18 95
7,21-22 187
conciencia y el interés que se resuelven recurriendo a la adivinación. O, 7,21,23 183 49,10 100
135
291
49,16 244 29,14 278 para decirlo de manera más directa, la sesión nunca se producía si el
29,17 99 cliente no se encontraba en un grave aprieto: se esperaba que el adivino
ÉXODO 29,20 275 descubriera la causa del problema y que especificara la clase de sacrifi­
2,23-5 240 cio que podía resolverlo. El adivino actuaba como conexión entre las
30,6 253,271 angustias particulares del individuo y el culto público.
3,3 228 30,7-10 253
30,7-8 84 A los especialistas bíblicos les resulta muy difícil resistirse al despre­
10,3 275 30,34-38 84 cio de la Biblia por la magia y la superstición. Para ellos sería una sor­
32,1-5 230 presa escuchar que, lejos de ser un engaño y un pecado, en realidad la
12,9 99 32,3-4 229 adivinación satisface una petición que reclama la verdad. Algunos pue­
32,20 228 blos desarrollan suficiente solidaridad y espíritu público como para po­
13,2,12 161 32,34-35 231
13,13 176 n. 33,7-12 231 der vivir juntos de manera ordenada, sin averiguar la verdad acerca de las
34,1,6,7,10,28,34 230 acciones de cada uno, o sin tener que limpiar sus nombres. Algunos dis­
19,10-24 171 34,25-28 229 ciplinan su conciencia de tal manera que están dispuestos a creer que son
19,12-25 81 los responsables directos de los infortunios que padecen. En esos casos
19,18 83,101 36,27,28,32 77 en los que el cuestionamiento se acalla, la religión puede permitirse ad­
19,20-20 84 judicarle un papel poco importante a la adivinación, y si se trata de una
19,20-22 83 37,10-16,17-24 254
19,21-22 171 religión sacrificial, no hace falta que los sacrificios se atribuyan a dife­
19,23 83 40,22-27 254 rentes tipos de pecado. Si alguien está enfermo se ofrece un sacrificio de
40,26 84 manera sencilla, sin mayores cuestionamientos.4 Éste no es el caso del
20,8 161 40,35 84 Levítico: para cumplir sus leyes, es necesario saber qué clase de sacrificio
20,18 se requiere, y qué clase de transgresión causa el infortunio. El hecho de
LEVÍTICO
21 239 CAPITULOS 1-3 112,218 ofrecer un sacrificio de acción de gracias, o una ofrenda para cumplir una
21,23-25 146 CAPÍTULOS 1-7 96,101,249 promesa, o una ofrenda destinada a limpiar el pecado o la culpa, es un
CAPÍTULOS 1-16 54,220 asunto que depende de temas técnicos.
23,29 186 CAPÍTULOS 1-27 250
24 1,1 249
24,1-2 82 l¿ -3 252 Cómo saber cuándo se debe realizar un sacrificio privado
24,1-9 83,101 1,1-3 115
24,10-11 82 1,6-9 98 El orden de los gestos, el número de veces, la posición exacta en el espa­
24,15-25 84 1,7-9 92 cio, es decir, las reglas del sacrificio, son como la coreografía de un ballet.
1,12,17 93 Adviértase la relación que hace el capítulo 4 del Levítico sobre el tema.
25,17-22 256 1,9,13,17 91,93 La enumeración en orden descendente presenta primero el caso de un
25,5 278 n.
2,2 104 pecado cometido por un sacerdote ungido (Lv 4,3), después el caso del pe­
26,22,23,27 77 2,3 105,270 cado de toda la comunidad (Lv 4,13), después el caso del pecado de un
26,33 255,256 2,10 270 gobernante (Lv 4,22), y por fin el caso del pecado de un hombre del pue­
28,29-30
2,11-12 188 blo (Lv 4,27). (Algunos podrían considerar este orden como un signo de
144 2,13 171 elitismo, pero es necesario advertir que el pecado de toda la comunidad
2,14-46 189 precede al pecado de un gobernante.)
29,13 98 2,16 91,104
292 136
En el caso del pecado de un sacerdote, la ofrenda que se prescribe es 3 8-10 159,227
un novillo sin defecto; en el caso de toda la comunidad también se exige 3,4 93 8,1-33 230
un novillo; en el caso del gobernante, un macho cabrío; en el caso de una 3,4-5,9-10,14-16 98 8,8 144
3,5,11,16 91 8,21 99
persona común, especificando el género, una cabra o una oveja, y si la 3,10 93 8,23-24 42,275
persona no puede costearlas, un ave. En el capítulo 4 los pecados no se 3,14-15 93 8,30 275
especifican, sino que se definen como «cualquiera de las prohibiciones 3,16-17 58, 94, 95,105 8,31-36 270
ordenadas por Yahvé sobre lo que no debe hacerse» (Lv 4,2). Los peca­ 8,32 105
dos específicos se consignan en el capítulo 6: «[...] engañando a su pró­ 4 8,35 214
jimo acerca de un depósito o de un objeto confiado a sus manos, o de 4,1-6,8 156
4,2 137 9,14 99
algo robado, o bien oprimiendo a su prójimo violentamente, o si halla un 4,13,22 148 9,23-24 230
objeto perdido y lo niega» (Lv 6,2-3). Aunque no se trata de temas de cul­ 4,3,13,22,27 136 9,24 228
to, es evidente que Dios les atribuye suficiente seriedad como para exigir 4,8 94
la restitución y ofrendas de reparación y expiación de la culpa (Lv 5,1-7). 4,8-11 99 10 167
Después de esto, ¿cómo puede alegarse que el compilador sacerdotal 4,9 93 10,1,2 228
de la primera parte del libro no manifiesta preocupación por la justicia 4,10,26,31,35 91 10,3,9,16-20 231
social? 4,11 99 10,8 229
4,11-12,21 99 10,12 105
La ofrenda que se debe realizar depende de quién sea el que cometió 4,27 147 10,12-20 270
el pecado. Sería ingenuo suponer que este tema no causa disputas. Detrás
de la decisión subyace siempre una historia de acusaciones y contraacu­ 5 149,175,278 n 11 18,70,116,163,164,176 n,
saciones. Si el acusado era un gobernante o un sacerdote, las facciones 5,2 175 178,180, 183,184,187,191,
políticas se solían alinear a partir de la acusación, y si el acusado era un 5,5-6 175 192,198,203-204,207,219
hombre del pueblo costaba aceptar el veredicto, ya que se ponía en juego 11-15 159
6 11,2 164
la propia reputación. El veredicto desfavorable era rechazado. Los tri­ 6,1-7 11,2-8 20
bunales rara vez disponen de autoridad suficiente para resolver incluso 6,2-3 137 11,3 166
disputas menores, y es necesario apelar a las autoridades más elevadas. En 6,2-6 153 11,9,12 193
todas partes, la apelación al juicio divino es la máxima autoridad. Cuan­ 6,4-7 150 11,9-23 178
do esta instancia es rechazada, no queda otra alternativa más que la lucha 6,19-23 99 11,10 192
y la escisión. 6,29 270 11,10,11,12 193
El funcionamiento de las listas de las clases de pecados y pecadores 11,13-19 179,192
7 11,20-23 192
que ofrece el Levítico en su capítulo 4 ha sido anodino en el terreno po­ 7,1-10 99 11,31,39,43-44 165
lítico. Las decisiones pueden ser cuestionadas. La función de la adivina­ 7,6-10 270 11,40 166
ción es reducir el disenso, es decir, resolver las disputas que se suscitan 7,15-18 106 11,32 278
con respecto a los hechos. Pero los hechos pueden ser considerados de­ 716-18 264 11,41-43 192
masiado apasionadamente y los desacuerdos demasiado profundos como 7,18 200 n. 11,42 165,184
para que las conclusiones de los oráculos sean aceptadas por todas las par­ 7,18,21,25,27 147 11,43 192
7,19-21 175 11,43-46 181
tes en conflicto. Pueden presentarse nuevos oráculos rivales, porque la 70-2-27 257 11,44 187
gente que desea demostrar sus derechos viaje a algún santuario remoto 7,22-26 94 11,45 71
para buscar la verdad, y si se plantea la rivalidad entre oráculos, un san­ 7,37-38 250 11,46-47 199
137 293
12 203, 204,207 17,2 253 tuario oracular puede convertirse en el tribunal definitivo de apelación.
12-15 218 17,3-4 114, 116,220,252,258 Resulta difícil entender cómo funciona el sistema de ofrendas voluntarias
12-16 76 17,3-10 118 descrito por el Levítico sin un sistema adivinatorio que lo sustente. En
12,2 207 17,7 118 general, el sistema de ofrendas y el sistema adivinatorio van de la mano
12.6- 8 214 17,8-16 176 (¡y pobre del gobernante que no controle ambos!).
12,8 209 17,9,14,16 147
17,11 95,162,259 Los comentaristas bíblicos que escriben sobre adivinación no descien­
13 203,209,210,212 17,13 116,165 den a este nivel de la práctica. Un especialista alega que el oráculo sólo
13.1- 46,47-59 204 17,14 259 daba las respuestas esperadas, y que su función era «proporcionar con­
13.2.6- 8 212 firmación, dando legitimidad divina a la opción obvia, e incorporar una
13,12-13,16,17,38-39 210 18,2-5 261 tarea peligrosa y desagradable al esquema religioso».5 Pueden estar en
13,45 278 n. 18,6 58
13,48 278 18,6-30 262 juego decisiones importantes, como por ejemplo la de luchar o no luchar,
13.52 218 18,7-18 58 en Jueces 20. La tarea que el oráculo ordenó en ese caso fue castigar a la
13,58 128 18,18 58 tribu hermana de Benjamín por medio de la destrucción militar, una ta­
14 203,209, 212 18,22,30 263 rea sin duda peligrosa, que por cierto necesitaba justificación divina y
14.1- 32 204 18,24-30 262 confirmación. Pero la idea de que el oráculo sólo ofrece respuestas ob­
14.6- 7 274 18,27 155 vias y confirmatorias subestima la incertidumbre y las sorpresas suscita­
14,9,10-32,39-42 218 18,31 58 das por una consulta oracular. Esa idea da a entender que las respuestas
14,14-16 275 19 219,270 eran preparadas y casi afirma que el oráculo ejercía a modo de patraña
14,14 42 19,1-4,5-8,9-10 264 sacerdotal, en la que los sacerdotes actuaban en connivencia con los lí­
14,18 105,275 19,35-36 265 deres. Pero tal como señala Comelis Van Dam, hablando desde el ángu­
14,18,21,22,30-1 209 19,6-8 105 lo de la fe «resulta improbable que Yahvé hubiera otorgado un medio de
14,30 214 19,16 117,257
14,34,44 212 19,17,18,34 64 comunicación oficial [...] que pudiera ser manipulado de alguna manera
14,47-53 204 19,18 265 por determinados intereses sacerdotales o de cualquier otra clase».6 Y
14.53 275 19,19 276, 277 desde el punto de vista de la antropología, ¿por qué no dar a los segui­
15 203,204,219 19,26 133,257 dores el crédito de poseer alguna facultad crítica? Si existía un oráculo
15,4-9,14-15,18,19-30,29-30 213 19,26,27-28,31 122 oficial, también deben de haber existido oráculos privados. Cuando se
15,14,16-17 214 19,31 133 consultan los oráculos de manera privada, con respecto a asuntos de na­
15,33 204 19,35 68 turaleza individual, es porque se busca la verdad. Presumiblemente, a ve­
16 54, 83,101,218,219 20,2-22 262 ces eso mismo se aplica a los asuntos de Estado. Los gobernantes no
16,1 252 20,3,5,6 147 siempre pueden esperar que el oráculo les respalde, y sus juicios pueden
16,3-5 253 20,5,9,11,12,13,16 148 derrumbar dinastías enteras.
16,8,10,26 31 20,6,27 122 ,133 Éste es el aspecto más fascinante con respecto a los oráculos: ¿cómo
16,9 274 20,13 263 pueden actuar si no están amañados? A veces lo están.7Pero una enorme
16,11-14 254 20,18,19 272 cantidad de estudios realizados por antropólogos de campo demuestran
16,14,19 214 20,25 181 que los consultados y sus clientes realizan tremendos esfuerzos para im­
16,24-30 99 20,27 243 pedir cualquier clase de manipulación. Hasta los sistemas que funcionan
17 175,219,259 21,1-5 122 con el consultante como único operador están protegidos dentro de lo
17,1-8 115 21,16-20 68 posible de las tendencias subjetivas inconscientes.® Una razón que de­
294 138
muestra que los oráculos tienen autoridad es que los desastres y explica­ 22,10 68 25,6-9 236
22,10-13 69 25,11-13 237
ciones posibles ya están predeterminados, igual que las respuestas posi­ 22,16-24 118 25,14-15 238
bles, de tal modo que el sistema ya cuenta de antemano con cierta credi­ 22,32-33 247
bilidad previa. Por ejemplo, la adivinación yoruba brinda al consultante 31,20 278
la posibilidad de plantear más preguntas tras escuchar la primera respues­ 23 112
ta. Si, por ejemplo, se ha predicho una bendición, el consultante puede DEUTERONOMIO
24 233,238, 239 2,15 64
preguntar, siguiendo un orden fijo: 24,2-4, 5-8 254
24,10-22 227 4,27 28
¿Es la bendición de una larga vida? 24,10-23 146,233,246
¿Dinero? 24,13-16 146 6,4 64
¿Esposas? 24,16-21 243
¿Hijos? 24,17-23 235 7,6,9-10,11 172
¿Un nuevo lugar donde vivir? 7,12-14 184
252 7,25-26 66
25,1 247
Si se ha predicho infortunio, las preguntas serán: 25,10 269 10,21 59
¿Es la muerte? 26 111,218,270 12,6 113
¿Enfermedad? 26,4-13,14-39, 40-45 268 12, 5-7,11,13-14,17-18 115
¿Pérdidas? 26,22 187 12,15 113
26,30 200n 12,15-16 117
¿Lucha? 26,45, 46 246 192
¿Un problema judicial?9 12,31
27,2-8, 9-13,14-15, 24,28 270 13,5 165
Adviértase que las posibilidades de infortunio o de buena suerte es­ 27,26 114 13,17-18 159
tán notablemente estereotipadas. 17,34 246
Los oráculos tienen éxito porque se basan en las teorías de causalidad NÚMEROS 14 163,178
locales para realizar la doble tarea de averiguar la verdad y promover la 4, 5-15 278 14,1 122
paz. Las maldiciones son causas, igual que los delitos morales; cuando se 5,26-28 231 14,3 66
produce un desastre el problema es saber quién puede haber lanzado la 5,31 265n 14,3-9 163
14, 3-21 72
maldición, o quién pecó. El efecto que se ejerce sobre las teorías de cau­ 11,18-20 195 14,4-9 116
salidad es el de estereotipar las clases de daños y sus causas dentro de un 11,31-33 195 14,5 165
marco de referencia moral. La adivinación sirve de árbitro de las recla­ 14,7-8 162
maciones en disputa e indica el sacrificio que establecerá la verdad según 12,8 147 14,9-10 178,193
la cual vivirá el pueblo. Esto funciona porque predetermina todas las co­ 12,10 210 14,11-20 179
14,21 176
sas importantes que pueden llegar a ocurrir. 13,33 196 14,22 -29 72
Los adivinos que se rigen por los oráculos más complejos emplean la 14,24-26 120
mayor comprensión que puedan conseguir de la situación local, con ob­ 16,34 228
jeto de seleccionar los materiales adivinatorios correctos para el proceso 15,12-18 72
adivinatorio y para otorgar a los resultados una interpretación relevan­ 25,1-5 236 15,19 113

139
295
15,19-23 73 21,3 130
te.10Algunos oráculos son tan complejos que el adivino no puede mani­
16,18-20 127 1 SAMUEL pularlos sin que la trampa sea obvia, y está obligado a interpretar los re­
16,22-17 73 2,12,22,30-6 141 sultados de manera bastante mecánica.11 Los oráculos pueden ser tan
4,11 141 técnicos como para que su operación exija destrezas matemáticas nota­
17,2-13 73 12,18 140 bles.12En el primer caso, el problema para la persona que busca la verdad
17, 8-13 127 17,5 193
17,14-20 25 19,27 131 n es cómo mantener su propia influencia fuera del proceso, y cómo impo­
26,19 131 n ner credibilidad cuando se ha obtenido una respuesta. En el segundo
18,1 126 caso el problema es el opuesto, ya que el dominio de los detalles técnicos
2 SAMUEL resulta tan exigente que el adivino se ve obligado a descartar cualquier
19 279 18,9-10 241 aportación personal. Esta operación imparcial es el mayor orgullo de un
19,19-21 240 sistema tan complejo, pero implica que se descarta el conocimiento de
19,21 146 1 REYES
14,10, 22, 24 266 n los factores locales, políticos y personales, que tan valiosos resultan en
21,1-9,14-17,18-21 127 otros sistemas: el operador no adivina, sino que más bien lee los resalta­
17,18 141 dos. El proceso es mecánico e impersonal y las respuestas deben ser tan
22,9-11 277 equívocas como para permitir que el consultante les pueda dar su propia
18,40-45 140 interpretación.
23,12-14 206
23,15-16 128 2 REYES
23,18 262 5,15 131
24,8 64
5,27 210 Plausibilidad de los oráculos
24,16 127,130,147 8,30 241 El oráculo forma parte de un sistema cibernético. La experiencia del in­
25,1-3 127 12,6 147 fortunio interactúa con la posibilidad de consulta, que a su vez interactúa
25,13-15 265 constantemente con la posibilidad de acción, que probablemente se de­
1 CRÓNICAS sarrollará bajo la forma del sacrificio. La retroalimentación estructura la
27 208 20, 35-37 266 n manera en que se percibe el desastre. Éste se vuelve digno de censura, un
28,1-14,15-68 260 NEHEMÍAS fallo en las obligaciones de algún pariente, aunque se desconozcan las cau­
4,2-8 127 sas y la actitud que cabe tomar. El ciclo se inicia con un enigma: es nece­
30,1-14,15-20 268 sario determinar la responsabilidad, se eligen nombres de personas que
30,4 28 6,10-14 127 razonablemente podrían cargar con ésta; se alimenta al oráculo con di­
chos nombres, y cuando el destino indica uno de ellos la respuesta ya es
JOSUÉ
22,1 131n
JOB
38,8-11 203 prima facie plausible y se muestra el camino que seguirá la acción. El ci­
clo energiza la retroalimentación entre la moralidad, el infortunio y la
JUECES SALMOS culpa.
7,22 129 27,4 245 Las ideas morales exigen alguna clase de justificación. El clima es una
gran justificación, y un presagio. En la Biblia, el trueno y la lluvia res­
9,56 129 50,11 188 ponden a las acciones malvadas de la manera habitual (1 S 12,18;
50,10-11 182 (1 R 18,40-45). El cuerpo enfermo es un augurio revelador. Cuando su
20,25, 46 129 72,12-14 113 hijo estaba enfermo, la viuda que daba cobijo a Elias creyó de inmediato
296
140
que la dolencia que le aquejaba se debía a los pecados de ella (1 R 17,18), 74,8 103,265 n 9,23 23
interpretando, en cierto sentido, el cuerpo de su hijo como un signo. Con 16,13 131n
78,26-27 195
igual frecuencia, las víctimas no examinan su propia conciencia sino que EZEQUIEL
buscan a otro para inculparlo. Se sospecha la existencia de alguna culpa 84,1-4 245 4,12-15 221 h
antes de que aparezcan los problemas, cuando el infortunio que cabe es­ 104,14-29 66
4,13 131 h
perar flota en el aire, listo para ser usado como bastón para castigar a los 104,20,24-7 177 6,8 107
que han obrado mal. A veces la culpa recae sobre la víctima. El desastre
acaecido a los dos hijos del viejo sacerdote Eli, quienes murieron el mis­ 145, 8-9 23-160 8,10 200 n
mo día, se remonta a las exorbitantes exigencias de éstos, al descuido de
sus deberes sacerdotales y al libertinaje general (1 S 2,12,22,30-36; 4,11), 146 5-7 16,37-39 272
pero podemos estar seguros de que todos los que los vieron desafiar la ley
de Dios lo predijeron sensatamente. PROVERBIOS 18,4,20 147
2,1-9 227
Para ilustrar con cuánta facilidad se instituyen los presagios veamos 21,26 103
este ejemplo: en las aldeas de los lele, en Zaire, la cacería comunitaria se 8,22,27-30 63
convirtió en una suerte de protooráculo gracias a la creencia de que si ha 8,30 227 29,4 193
habido violencia física o incluso iras contenidas en la aldea, la cacería se­ 11,1 265
ría poco exitosa. Esta creencia complementaba la consulta más habitual DANIEL
a los oráculos especializados, a quienes se les preguntaba si era conve­ 16,11 265 5 232
niente organizar una cacería y en qué zona debía llevarse a cabo. De ese
modo, cuando se reunían los cazadores antes de la partida, los ancianos, 20,10,23 265 MIQUEAS
5,7,8 107
ancianas y enfermos se acercaban a duras penas al punto de partida y
expresaban todas sus quejas, repitiendo a viva voz que a pesar de todos ISAIAS
2,5-6 123 SOFONlAS
los insultos y las crueldades que habían sufrido no experimentaban nin­ 2,5-8 111 2,9 107
gún enojo ni resentimiento, y concluían bendiciendo la cacería.13 Si no
daban su bendición y esa cacería fracasaba, el oráculo los consideraría 5,16 153 ZACARÍAS
14,2 107
responsables y tendrían que pagar una penalización. Si la cacería resul­ 8,19 122
taba exitosa, era considerada inmediatamente como un portento, el re­ SABIDURÍA
sultado del buen estado espiritual de la aldea, y un augurio de prosperi­ 19,19 121 11,24 159
dad futura.
A veces el mismo sacrificio tenía función oracular. Existen maneras 28,17 255 SABIDURÍA DE SALOMÓN
de determinar si el sacrificio ha sido aceptado o no. En esos casos, el sa­ 18,24 271
crificio y la adivinación son lo mismo, ya que el sacrificio es un oráculo, 66,17 200n
y la decisión de hacerlo en primer lugar ya revela la necesidad de lograr JEREMIAS
CORINTIOS
12,12 278
una respuesta acerca de si la ocasión será o no favorable. Algunas comu­ 6,26-30 259
nidades atribuyen a los cuerpos de sus miembros características proto-
oraculares. Las extremidades y los órganos, la piel y los huesos, la sangre
y la leche, se codifican como diferentes obligaciones sociales; cuando
una parte sufre, la localización del dolor tiene un efecto oracular, ya que
141
297
indica los deberes que se han descuidado o los parientes que pueden es­
tar maldiciendo a la víctima.
Así, entre los buissi del Congo, el cuerpo está intrincadamente codi­
ficado con las categorías sociales, y las enfermedades indican automáti­
camente qué es lo que se ha hecho mal: falta de respeto, no pagar una
deuda y a quién se le ha hecho el daño. ¿La parte ofendida son parientes
del padre o de la madre? La sesión adivinatoria es una ocasión para revi­
sar los tratos pasados del clan del paciente con otros clanes relevantes; la
enfermedad privada es un asunto público, deberán reunirse grandes su­
mas para pagar viejas deudas entre clanes, y oficiarse ritos sacrificiales
antes de albergar alguna esperanza de mejoría en la salud del paciente.14
Se trata de un proceso complejo, que convierte los cuerpos de todos los
miembros del clan en mapas del sistema social, que registran dinámica­
mente las promesas y juramentos no cumplidos y otras formas de malas
acciones.
A veces la adivinación funciona como mapa del cosmos tanto en la
casa como en el cuerpo, alineando convencionalmente estos dos elemen­
tos con los puntos cardinales. Un grupo hausa, de Nigeria, considera
que los puntos cardinales son como poderes, cada uno con cuatro lados
-frente, fondo, derecha e izquierda-, y el propósito de casi todos sus ri­
tuales es lograr que los poderes y sus lados queden alineados de manera
propicia. Una persona y el cuerpo de esa persona también están orienta­
dos según los puntos cardinales y distribuidos en los cuatro lados. La di­
rección fundamental es el este, y la palabra que la designa deriva del sus­
tantivo empleado para designar pecho y frente. £1 este y el aspecto más
masculino y viril del cuerpo contrastan con las dos direcciones más dé­
biles, femeninas: el fondo y la izquierda.15 La consulta del oráculo de la
casa despliega detalladamente el destino, el cuerpo, la sociedad y el cos­
mos de la familia, aspectos que se entrelazan en todos los niveles; y ahí el
oráculo siempre es plausible.
Un proceso de adivinación tan complejo sólo es posible en una cul­
tura que ha sido articulada de manera coherente, al menos lo suficiente,
en palabras de Philip Peek, «para proporcionar conocimiento a una exis­
tencia humana significativa y ordenada». Peeck repite -tal como admiti­
ría cualquiera que haya estudiado adivinación- que las relaciones de pa­
rentesco y las estructuras políticas dependen de la adivinación, y no al
contrario.16Medio siglo antes, Junod ya había dicho respecto a los bantú
del sur: «Los materiales de adivinación son un compendio de todo el or­
142
den social».17Sin duda, deben serlo. Se trata de una verdad nunca recono­
cida antes de que fuera expresada, pero, una vez dicha, resulta obvia.
Pero lo contrario también es igualmente obvio: una severa conmo­
ción, como una invasión o conquista, una hambruna, la guerra, el exilio
o una catástrofe importante imposibilitan de hecho el uso de los anti­
guos instrumentos adivinatorios. Esas circunstancias hacen que el siste­
ma adivinatorio se vuelva inoperante, irresponsable y peligroso. En ese
sentido, si la Biblia fue compilada en un período en el que se había per­
dido un sistema adivinatorio anterior, para los compiladores seguramen­
te fue muy difícil reconstruir las características de esa sociedad previa.
Carecían de todo el conocimiento de base, y eso dificultaba al autor la
descripción de las antiguas prácticas y mucho más nuestra lectura, hecho
que explica por qué resulta tan complicado encontrar sentido al oráculo
índice onomástico y de conceptos
sacerdotal.
En los oráculos no se busca una verdad en general, académica, inte­
lectual o espiritual, sino más bien una verdad eminentemente práctica, Aarón 55, 82,101 alianza 27,43,90,111,157,168,173
ética y característica que sirva como protección de los frágiles propósi­ advertencia sobre la bebida 231,232 ágape de la 82
tos humanos. Un familia sufre una pérdida, sus amigos se reúnen a su al­ autorizado a comer carne de la ofren­ arca de la 268
rededor con espíritu solidario y preguntan qué ha ocurrido. Los amigos da 105 basada en el principio de reciproci­
ceremonia de investidura 99, 144, dad 232-233
y parientes constituyen una «comunidad terapéutica»1®alrededor del su­ 214,227 Comunidad de la Alianza Renovada
friente, y quieren saber quién fue el responsable de ese sufrimiento. ¿Fue el sacerdote 236 de Qumrán, 213
un accidente o hay algún culpable? ¿Corresponde exigir alguna com­ nombre de 229 con Abraham 161
pensación? Si el dedo acusador señala a un vecino, la familia del acusado pecado de 229 de la fertilidad 199
formará otra comunidad terapéutica para revertir la culpa y atribuirla y sus hijos 56, 82, 92, 101,167,219, de Moab 268
nuevamente a los defensores de la víctima o a la víctima misma. En gran 228,229,235,253,260 de Noé 185,217
Abahu, rabí 89 del sacerdocio perpetuo 237
medida, todas las sociedades negocian respuestas a estas preguntas, y sus Abihú 228-229 del Sinaí, 112,161,230
instituciones se ven afectadas por las clases de respuestas que se generan. Abimélec, 129,166 Dios como hacedor de 219
Las comunidades que no se rigen por la animadversión son afortunadas. abominación 179ss., 191-193 justicia de la 199
Algunas consiguen desviar la culpa de sus miembros atribuyéndosela a cosas abominables 33, 162ss., 165, los animales se benefician de 173
los muertos, o inculpando a demonios o espectros caprichosos. En otras 185 obligación 59
Abraham 15,27,31,122 promesa de 230
comunidades, el sistema está impulsado por el deseo vengativo de causar alianza con 112, 185, 195, 208, 228, sal de la 171
desgracia a un vecino o pariente. 270 testimonio de la 243
Cuando la comunidad se divide con hostilidad, no hay posibilidad vi­ Absalón 241 altar 82, 92,93,97-98,101,159,193
sible de zanjar la disputa. Esto implica que no haya criminal que pueda Adán 74,271,273 Ames 37,40,43,60,64
ser castigado y que, al mismo tiempo, todos los sospechosos se debatan adivinación 26-27 amor 65
desesperadamente por ser exonerados. En este punto la adivinación puede adivinos 122,129-130,134 a tu prójimo 265
y el sacrificio 134,156 analogía 42-43,64, 77
prestar un servicio público, ya que o bien es capaz de reparar el tejido so­ Agni 90 cuerpo como, altar 159,163
cial19 o, en otro caso, intensificar las hostilidades. En cuál de ambos sen­ Akiba, escuela de 61n encubrimiento como 259
143 299
entre sonidos y palabras 71,91 del tabernáculo 225 tidos actúe -en el sentido de la reconciliación o en el de la venganza- de­
estilo 57,64,66 espacio 256 pende de la comunidad que la lleve a cabo. El miedo al derrumbe civil se­
estructura como 227 gótica 79 guramente ofreció al Deuteronomio, al Levítico y a sus defensores un
Levítico como 232-233 instrumento memorístico 224-225
libertad como 268 juego arquitectónico 98 buen motivo para prohibir la adivinación en las ya divididas comunida­
limpieza como 258,259 romana 79 des de Israel o de Judea.
mitopoética 30,40,43-44,55 Sabiduría como arquitecto 227
pensamiento analógico ampliado arrepentimiento
42-43, 46-47, 48-50, 59-61, 64, 66, doctrina cristiana del 170 La adivinación sacerdotal
77,175,198, 205-206 doctrina sacerdotal del 150
sangre como 257 para el pecado involuntario 238
anicónica 130 ascetismo 197 Una vez eliminadas todas las formas posibles de adivinación privada,
animales terrestres 159-162,165-166 ascetismo oriental 196 aún seguía existiendo la posibilidad teórica de la adivinación sacerdotal,
depredadores 167 Aser, tribu de 260 llevaba a cabo por medio de dos objetos llamados Urim y Tumim. En el
impuros 162 ashanti 156 Éxodo el Señor le dice a Moisés cómo debe hacer «el pectoral del jui­
ingesta de carroña 170,179-180 rey de los 156 cio». Era una pieza textil cuadrada en la que se habían cosido cuatro fi­
ingesta de sangre 167-168,180 Asia Menor 196 las de piedras preciosas, cada una de ellas grabada con el nombre de una
no abominables 181 Asiría 28,123
prolíficos 194 Asoka 197 de las tribus de Israel (Ex 28,29-30). Se trataba de una bolsa enjoyada en
que pululan, reptiles 183-184 Atenas 80 la que se guardaban los dos objetos adivinatorios, el Urim y el Tumim,
rumiantes 164-167,173-174,183-184 Atenea 79 a veces llamados «objetos sagrados». N o se dice nada acerca de su modo
animales que se arrastran atrio sacrificial, 83 de uso. Cuando el Levítico relata la consagración de Aarón, describe de­
no impuros 181 véase también tabernáculo talladamente cómo está ataviado éste, con toda la parafernalia sacer­
por el agua 193 aves puras 179 dotal prescrita en el Éxodo: «Luego le impuso el pectoral, en el que de­
por el aire 194,195 Azazel 31,274
por la tierra 199 positó el Urim y el Tumim» (Lv 8,8). Casi todos los comentarios sobre
y germinan 184 la adivinación bíblica se ocupan del funcionamiento de los simples
y la reproducción masiva 184-190 Baal 30,85 oráculos binarios que evidentemente eran de uso generalizado. Algu­
animales salvajes, homólogos de los Baal de Peor 236 nos han supuesto que el oráculo sacerdotal en el que se empleaban el
domésticos 165 Baales 31-32 Urim y el Tumim también era binario. El reciente y meticuloso estudio
antepasados, eliminación de 26 Babilonia 123 del Urim y el Tumim realizado por Cornelis Van Dam demuestra que,
culto a los muertos 122,126,129-130, adivinación en 134
154 Baeke, V. 132n desde las épocas rabínicas en adelante, a lo largo de todas las investiga­
del soberano reinante 156 Balaam25 ciones medievales nadie sabía cómo funcionaban. A pesar de la inmensa
espíritus ancestrales 215 Baltasar labor de investigación, hasta el día de hoy no se conoce su funciona­
Antigüedad tardía 189 baptista 55 miento, algo que no resulta demasiado sorprendente, ya que las consul­
Anu169 Bascom, W. 157n tas oraculares suelen ser confidenciales20 y el verdadero funcionamiento
Aquiles, escudo de 81 bastón, eufemismo de los órganos se­ de los oráculos es, con frecuencia, un secreto muy bien guardado. Las
árabes kabalish 119 xuales 100
Arabia 30,119 Baumgarten, A. 207 interpretaciones cabalísticas de las doce piedras preciosas, que explíci­
Arameo 103,187,197 Baumgarten, J. 278n tamente representan a las doce tribus, y la extensión de su significado a
Araq el Emir, templo de Transjordania, Bayliss, M. 131n los colores, las estaciones o el zodíaco, sugieren un amplio campo para
121 bebidas alcohólicas prohibidas 229-270 la adivinación compleja, a partir de documentos fechados mil años más
arquitectura 79 y condenación 231 tarde.21
300 144
Van Dam concluye que no se trataba de un oráculo basado en el azar, becerro de oro 228-233 Carruthers, M. 244n
ni tampoco en un cuestionario binario del tipo Sí/No.22 Posiblemente Beck, B. 106 Cartry, M. 108n
fuera un oráculo complejo, que empleaba las llamadas suertes conjunta­ Benjamín 129 casa
mente con las doce gemas del pectoral. Pero el mismo Van Dam duda de derrota de los benjaminitas 129 afectada por la lepra 274
tribu de 260 Casa/Libro de Dios 245-266
que haya sido algo tan mecánico, en parte a causa de la gran extensión Bemstein, B. 57, 58, 62m que construyó Jack 75, 93, 95, 104,
de las respuestas registradas. Más bien sugiere la profecía como medio de bestialidad 261-262 106,205, 218
comunicación.23 El Urim y el Tumim debían de ser los medios de inspi­ Betel 114 véase también tabernáculo
ración, y el sacerdote así inspirado decía las palabras que Dios ponía en Black, J. 87n, 221 Cassirer, E. 38-40, 47
su boca. Esta conclusión tiene el mérito de mostrar continuidad con la blasfemia 147,152,230,233,237-239 Cassuto, U. 72, 86n
tradición profética de la Biblia. lapidación por blasfemia 227, 233, castración, de ganado 118-120
240,242 de un hombre 118
Uno de los argumentos de Van Dam se basa en el estilo directo y vi­ Blenkinsopp, J. 122,123,127,128 cerdo de Fenicia 44
vido de los pronunciamientos oraculares emitidos muy rápidamente en bosquimanos 45 ceremonias del primer fruto 31
momentos de urgente necesidad, algo imposible en el caso de los orácu­ banquete 60 Chemla, K. 62n
los poco creíbles. Otro argumento es que la amplitud de algunas de las brujas 122,126 China 40
respuestas no podía proceder de un oráculo binario. Sin embargo, a ve­ budismo 196 celebración de Pitágoras 52
ces se considera que el oráculo disponía de un número de respuestas y Buissi 142 chivo expiatorio 31,273-275
Bums, R. 236 Chouraqui, A. 185,200n
soluciones «estándar» en reserva, entre las que realizaba una selección Busia, K. 158n Cicerón 224,225
durante la sesión adivinatoria. circuncisión 27
Por ejemplo, los yoruba tienen un sistema de adivinación llamado profiláctica 190
«dieciséis cauris» que todo el mundo usa para sus propios asuntos.2'*La Caín 198 clase trabajadora inglesa 59
tarea del adivino, que suele ser una mujer, es arrojar dieciséis conchas de Caims, C. 62n clasificación de género 46
cauris dentro de una canasta o bandeja, y contar cuántas de ellas caen con campamento de guerra deuteronómi- Clifford, R. 85
co 213-214 Clines, D. 224n
el orificio hacia arriba. Eso produce un número limitado de cifras posi­ del santuario central 114-120 código lingüístico restringido 57,59
bles, a cada una de las cuales se socia un conjunto de leyendas o seres mi­ doctrina del Nombre 113 codorniz 194-195
tológicos. La adivina, tras haber visto la cifra, recita el conjunto corres­ ley 121 Cohén, L. 61n
pondiente de leyendas; el cliente, que escucha, elige un verso que parece prescripciones 126-129 Cohén, P. 200n
aplicable a su caso y detiene el relato. En ese momento la adivina o adivi­ Campbell, J. 176n Cohn, R. 87n
no hace un cálculo para indicar al cliente cuál sería el sacrificio apropia­ Canaán 24, 31, 85 compasión 113
do, basándose en el caso mitológico correspondiente. El sistema propor­ canaanita: de Dios 160
creencias 32 y la justicia 199
ciona al cliente cierto control de la sesión, lo cual contribuye a conferir culto a los muertos 123 compiladores sacerdotales 54
credibilidad al resultado. demonios 193 composición en anillo 72, 73-74
Intentemos transferir, de manera impresionista, esta clase de oráculo ejércitos 195 comunidad del Mar Muerto 278n
al Urim y el Tumim. Las tiradas de dados numerados pueden combi­ modelo del templo 84 conciencia 150
narse con las doce piedras del Urim y el Tumim. Como cada número religiones 31,107,260-261 del fiel 154
corresponde a una letra del alfabeto, tres tiradas producirían una pala­ candelabro, véase mobiliario del taber­ véase también arrepentimiento
náculo Confucio 37
bra hebrea dentro de un léxico restringido y especializado, y la palabra ya carácter eruptivo de la lepra 211-212 contagio:
estaría asociada de antemano con un castigo. Las tiradas subsiguientes Carmichael, C. 276 de cadáver 174
podrían indicar una de las piedras preciosas y, por lo tanto, a una tribu, carroña, véase animales de pecado 172
145 301
de segregación genital 213-214 ortodoxia 86 un mes del año o evocar algún fragmento bíblico sobre los miembros
sagrado 174-176 sacrificio de cereales 90 de la tribu, e incluso se podrían referir a las tres cosas de manera simul­
control demográfico del ganado 120 Doniger, W. 266n tánea. El adivino tendría que conocer estas referencias, a partir de las
véase también castración Dosiadas, el primer altar 225-226
Coré 22 Douglas, M. 61n, 86n, 87n, 157n, 244n cuales debería componer un mensaje adivino adecuado para la ocasión,
cosmos 76,90, 97 y Hull 62n y enunciar el juicio en un lenguaje imponente, dotado de gran elegancia.
Cozbí 236,238 y Ney 62n Por supuesto, esos mismos pronunciamientos tenderían a ser repetidos.
criado de Elíseo 210 Durand, J-L. 90,108n Una práctica de esta naturaleza daría cuenta del tono lapidario de las
cristianismo 121 disposiciones legislativas del Levítico e incluso de algún ocasional non
fuentes 36 sequitur.
crítica de las fuentes 54, 81,134 Ebal 260
Cross, E 85,244n Edad Media 224 Un buen ejemplo de respuesta oracular misteriosa es el caso del blas­
Cryer, E 134 Edmonds, J. 244n femo del capítulo 24,10-23. La gente que oyó la injuria contra el nom­
cultos asirios a los muertos 123 Edwards, A. 131n bre de Dios apresó al hombre, le llevó frente a Moisés y luego lo dejó
conquista de Israel 128 Efrén el Sirio 86 bajo custodia hasta que se diera a conocer la voluntad del Señor. A pri­
literatura sobre lepra 216 Egina 79 mera vista la respuesta parece bastante clara, pero un segunda mirada
egipcio revela una falta de relación entre el castigo y la ley del talión que siguió
adivinación 134,167 al hecho:
Dahl, G. 131n culto a los muertos 123
Damrosch, D. 244n, 252,265 padre del blasfemo 233,247,255
Daniel 232,241,242 prácticas higiénicas 206 13. Entonces Yahvé le dijo a Moisés:
De Heusch, L. 108n, 108n pústulas 212 14. «Saca al blasfemo fuera del campamento; todos los que lo oyeron
De Tarragon, J-M. 131n sacerdotes 197 pondrán las manos sobre su cabeza, y toda la comunidad lo apedreará.
demonios 26,27,28,134,174 texto de sabiduría 227 15. Y hablarás así a los israelitas: “Cualquier hombre que maldiga a su
ahuyentados por medio de la sal 200n veneración a los animales 197 Dios, cargará con su pecado.
cananitas 193,209 Egipto 24,31, 34, 59, 71, 85,112,121, 16. Quien blasfeme el N om bre de Yahvé, será muerto; toda la comuni­
medicina demonológica 174,216 123, 134, 167, 181, 188, 195, 197, dad lo apedreará. Sea forastero o nativo, si blasfema el Nom bre, m orirá”».
pactos con 263 212,247,255,269
Derrida, J. 37 actos malvados en la tierra de 260, Hasta aquí, todo bien. El oráculo pudo haber tenido un texto previo
Detienne, M. 11,47,48-51,62n 261,262,263
Deuteronomio 23, 24, 25, 26, 28, 35, ptolemaico 269 y preparado que relacionara el insulto del Nombre con la pena de lapi­
36,42,47,54,59,63,72,74,85,89, Él, templo real de 85 dación. Pero después el Señor añade la cita del Deuteronomio «ojo por
108, 124, 126, 128, 144, 154, 168, Eleazar 236, 237 ojo, diente por diente», que no parece tener relación alguna con la blas­
179,206,240,257,264,268 Elefantino, templo de Leontópolis 121 femia. El Deuteronomio dice: «Vida por vida, ojo por ojo, diente por
como religión moderna 130,214-215 Empédocles 197 diente, mano por mano, pie por pie» (Dt 19,21). El Éxodo dice: «[...] pa­
doce maldiciones de 260 enjambre, multitud 184-188 garás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie
Devisch, R. 157n épico de Kirta 34n
Dibrí 234 Erman, A. 131 por pie, quemadura por quemadura, herida por herida» (Ex 21,23-25).
dios luna Sin 216 esclavo, fugitivo 128 La versión del oráculo del Levítico en el capítulo 24 es como sigue:
doctrina cristiana 32 escuela pitagórica 41
ceremonia matrimonial 65 teorema del triángulo rectángulo 52 17. El que hiera mortalmente a cualquier otro hombre, morirá.
cristianos soiprendidos ante la doc­ esenios 126 18. El que hiera de muerte a un animal indemnizará p or él: animal por
trina del amor 265 higiene de 207 animal.
eruditos bíblicos 33 exclusión 147,175,258 19. Si alguno causa una lesión a su prójimo, como él hizo así se le hará:
302 146
20. fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la mis­ expiación 31-32, 90,113-114 151-152, genitales, órganos 45, 77, 97,100
ma lesión que él haya causado al otro. 173-174,175-176,217,257-259 secreción 203-218
21. El que mate un animal, indemnizará por él; mas el que mate a un por una casa 204 Gilbert, W. S. 77
hombre, morirá. por una madre 208-209 Ginsburg, C. 132n
profiláctica 208-209, 213-214, 219- Glover, R. 62n
220 Goldberg, H. 34n
Ninguna de estas leyes alude a la blasfemia. Podemos leerlas con el Eva 271 Goliat 193
mayor detenimiento, pero no encontraremos en ellas nombre por nom­ Evans-Pritchard, E. 16, 62n, 157 Goodman, N. 61n, 62n
bre, insulto por insulto, lapidación por lapidación: no hay ninguna equi­ Ezequiel 103,176n, 200n, 22 ln Goody, J. 158n
valencia obvia que pueda situar el caso del blasfemo en la categoría de las Graham, A. 37
penalidades aplicadas como represalia. ¿Por qué, entonces, se eligió este Garnet, M. 62n
fang 76 Grecia 48, 60
punto del libro para exponer la ley del talión? Esta pregunta se retoma­ faraón 193 adivinación 103,134
rá una vez más en el próximo capítulo. Dios dijo sobre Moisés: «Boca a Fernández, J. 76, 87n Green, A. 87n, 221n
boca hablo con él, abiertamente y no en enigmas» (Nm 12,8). «Enigmáti­ fertilidad 28, 31, 96-97, 161, 184-188, griego
co» suele ser el oráculo, oscuro y confuso. 195,209 ciencia 92
El Levítico está lleno de expresiones que ahora nos resultan ambi­ alianza de 112 clásicos 47
guas, pero que cobran sentido si se devuelven a un contexto original de filisteos 111 comunidades 50
Filón de Alejandría 65,121,131n, 167, guerreros 47-48
oráculos y justicia que contenga represalias. Por ejemplo, la expresión 168,176n, 278n higiene 206
común y recurrente «cargará con su iniquidad» (7,18; 17,16) sugiere un Ford, M. 35 pensamiento 34
contexto judicial. «Cargar con la iniquidad» significa cargar con la culpa Foster, R. 132n sociedad 47
y ser responsable por la restitución o el castigo. Ése es el significado lite­ Fox, J. 86n tradición bucólica 225
ral: Baruch Schwartz lo expresa con gran vigor cuando afirma que «so­ francesas, mujeres 189 guerra espartana 80
portar un pecado» significa precisamente cargar, arrastrar, llevar el peca­ Freud, S. 70, 73 gurma 91
frontispicio 79-81 Gutzwiller, K. 225,244n
do por uno mismo o por otro.25 Habitualmente, el grupo familiar o «su fuego 227-230
gente» debían cargar con el pecado del perpetrador, en el sentido de que fuego extraño 228
así se esperaba que contribuyeran con la penalización, y sus personas fuentes patrísticas 241 H, de autor de santidad 55,153,200
podían convertirse en blancos de la venganza. Si el perpetrador debe so­ Hacking, I. 62n
portar su iniquidad solo, eso significa que su gente no tiene obligación Hall, D. 37,40, 43, 60, 64
de ayudarle, un juicio muy severo expresado por el castigo de aislamien­ Gabón 76 Halliday, W.R. 109n
Gad, tribu de 260 Han, dinastía 38
to: «Será excluido de su pueblo» (Lv 7,21,25,27; 17,9,14). Eso significa Garizim, monte 121,260 Hansen, M. 87n
literalmente lo que dice, que el perpetrador deberá soportar el castigo Garsiel, M. 244n Hansen, enfermedad de 211
solo. Pero no significa necesariamente lo mismo que «yo volveré mi ros­ Gaster, T. 200n Hanson, K. 131n
tro contra ese hombre y lo extirparé de su pueblo» (Lv 20,3,5,6), expre­ Gedeón 129 Haran, M. 78
sión que implica que nadie debe concretar ninguna acción directa, ya Geller, M. 200n Harrap 185
que el Señor mismo identificará al hombre en cuestión, juzgará el crimen Geller, S. 132n Harrington, H. 132n
Gellner, E. 157n Hartog, F. 118,131n
cometido y le castigará directamente. Es posible que ésta sea una glosa género 225 Hausa 77
de «Cadá cual será ejecutado por su propio pecado» (Dt 24,16; Ez 18,4, Génesis 23, 24, 25, 31, 33, 34, 74, 84, Heaney, S. 223,244n, 267,277n
20, y citado en 2 R 14,6). 112, 166, 182, 186, 187, 198, 199, Heider, G. 131n
Sólo un oráculo puede decir si el árbol que más tarde caerá sobre el 271,272,277 helenístico 189
147 303
Hércules, escudo de 81 humo de 83 pecador, o el toro que lo comeará, o el rayo que lo partirá, son el resul­
Heródoto 49, 79, 80, 135, 189, 197, incensarios 251 tado de la acción del Señor destinada a exterminarlo. Pero finalmente pa­
200n, 201n, 206,221n, 263,266n sebo 254 gará la penalización con su propia persona. Al menos sus parientes, al
Hesíodo 60, 81 India 197,198
Hesse, M. 42,43,46, 52,61n, 62n indicadores 246 enterarse, no tendrán ninguna responsabilidad ni el derecho de pedir
Hicks, F. 91 Inquisición 126 cualquier compensación tras su muerte. Por ciertos delitos graves, la co­
jugado 94-99, 273 insectos, impuros 169,179,196-198 munidad tiene poder para infligir la pena capital. La expresión «yo lo ex­
fen la adivinación griega 103-105 Irán, sur de 119 tirparé» es también muy diferente de «su sangre caerá sobre él» (Lv 20,5,
lóbulo del 94,96-99,104-105,107 Isaac 27, 31,122,166,270,276 9, 11, 12, 13, 16). Esto último significa que quien lo mate por hacer algo
tíimalaya 196 Isacar, tribu de 260
hinduismo 106,196 Isaías 121,123,153,200n espantoso, sea su padre, sus hermanos o cualquier otro, la sangre no cae­
cultos hindúes 90 Ishmael, escuela de rabinos 61n rá sobre él [el vengador].26Después de su muerte, es probable que la gen­
Tamil Nadu 106 Islámico 30-31 te tenga necesidad de consultar al oráculo para confirmar la causa del de­
Hitita 84 Israel ceso. Estas crípticas cláusulas abren el camino para la explicación que no
tljort, A. 131n adivinación en 134-135 llega hasta el final del libro. Pero en este punto, dichas cláusulas podrían
Hoffman, R. 266n celestial 120 ser interpretadas de manera menos críptica si estuvieran situadas en el
hoja de higuera 272 conquista asiria de 128
hombre económico, microcosmos 32 como sociedad de patronal 171 doble contexto de la responsabilidad colectiva27 y de la confirmación
Homero 48 espiritual 121 oracular.
honor 171-174 montaña sagrada de 85
hoplita, reforma 48
guerreros 48 El pecado inadvertido
Houston, W. 176n Jackson, B. 244n
Huffman, R. 157n Jacob 27, 74,123
bendición de 100 Debería considerarse el mismo contexto en la exposición hecha en el ca­
casa de 111,123,218 pítulo 4 acerca de los pecados y de las ofrendas. ¿Qué significa la palabra
idolatría 66,79,261 Jacobson-Widding, A. 157n «involuntario» o «inadvertido»? He aquí otro problema que se podría
idólatra 230 jain 197 resolver recurriendo a los oráculos que faltan en los contextos judiciales.
ídolo 111,229 Jakobson, Román 70 La primera reacción de la persona moderna es suponer que el pecado
litada 81,91 Jamieson-Drake, D. 132n
imaginería nupcial 103 Jantzen, J. 157n inadvertido o no deliberado no es muy grave. Sería lógico suponer que
impureza 32 Japhet, S., 207,213,221n el pecador no tiene que hacer nada para compensar sus pecados inadver­
cristianismo, profanación del pecado Jastrow, M. 200n tidos hasta tanto no haya descubierto lo que ha hecho:
170 Jaulin, R. 157n
de flujos genitales 204 Jericó 74 Si alguien peca por inadvertencia contra cualquiera de las prohibiciones
de sangre 203 Jerusalén28,107,111,114 ordenadas por Yahvé y comete una de esas acciones prohibidas: si el que
delimitación de territorio 208 Celestial 121 peca es el sacerdote ungido, haciendo culpable al pueblo [...] (Lv 4,2-3).
políticamente neutralizadas 130 centro del mundo 267
reglas no sólo de higiene 169 espiritual 256 Si toda la comunidad de Israel peca p or inadvertencia y, haciendo cual­
sucio 33 (véase también animales) sede de primados 128 quiera de las cosas que los mandamientos de Yahvé prohíben, se hace culpa­
incesto 58,261-262 Jezabel 241 ble, quedando el hecho oculto a los ojos de la asamblea [...] (Lv 4,13).
incienso Job 72,203,239,277 Si es un príncipe el que ha pecado, haciendo por inadvertencia cualquie­
altar 83,254 Jordán 34,74,244n ra de las cosas prohibidas por los mandamientos de Yahvé su Dios, se ha he­
equivalente de la nube 254 José, en Egipto 272 cho culpable [...] (Lv 4,22).
304 148
tribu de 260 lepra 32,203-204,209-212
Si uno cualquiera del pueblo de la tierra peca por inadvertencia haciendo Josefo, 207 aves para la purificación de 179
algo prohibido por los mandamientos de Yahvé, y se hace así culpable; si se Josué, 74,111 blanca 210
le advierte del pecado cometido, presentará como ofrenda [...] (Lv 4,27). Judá 25,28,29 cáncer de piel 210
comunidades divididas 144 causada por el dios-luna, Mesopota-
gobierno de 304 mia216
Lo extraño es que en la lista de los pecados es necesario llamar la aten­ levantamientos internos 129 demonio 174
ción del pecador señalándole el hecho de que ha cometido un delito. Apa­ prole de 100 leproso, persona 204
rentemente el pecador no lo ha advertido, e incluso puede hacer un jura­ tribu de 260 casa 204,212,216,217,220,274-
mento o blasfemar sin darse cuenta. Las palabras son un tanto ambiguas: judaismo, talmúdico 1211 275
Judea, en el período postexílico 135 prendas 204,217
Si alguien comete una prevaricación pecando por inadvertencia contra
Jueces 129 leproso purificado 214
los derechos sagrados de Yahvé, ofrecerá a Yahvé como sacrificio de repara­
juego de palabras 70, 107, 234, 235, vulnerable 215-216
239,241,258 relacionada con el incesto 212
ción un carnero del rebaño, sin defecto [...] (Lv 5,15). Junod, H. 142 levadura 188-190
juramento 135,136 Leví, tribu de 126,260
Los pecados inadvertidos son los únicos que dan lugar a los rituales justicia 27,133-158,159,270 Leví, rabí 89
del sacrificio, y no se mencionan otras clases de pecado. ¿Eso significa negativa, positiva 243 Levi-Strauss, C. 44-45
que Dios sólo perdona las malas acciones que no han sido advertidas? pactada 199 Levine, B. 94,95,96,108n, 109n, 114,
¿Se supone que ése es el amante y piadoso Dios de Israel? ¿Es posible poética 232 184, 200n, 210, 221n, 244n, 258n,
reciprocidad 277 265n, 277n
que el arrepentimiento del pecador empedernido no sirva de nada? En y misericordia 199 levita 113,126,231,260
ese caso, realmente existiría una diferencia de peso entre las doctrinas del Levy-Bruhl, L. 38
Levítico y del cristianismo. libertad 263
Examinemos con atención la lista de pecados consignados en el capí­ Kandahar197 proclamación de 268-269
tulo 5. Así, es posible tocar una cosa impura de manera inadvertida, pero Kass, L. 176n litoral sirio-palestino 85
no caben dudas de que no presentarse como testigo o pronunciar preci­ Knohl, 1.153 Lloyd, G. 51-52,53
Kochan, L. 87n Lloyd-Jones, H. 50,62n
pitadamente un juramento sin darse cuenta son acciones que requerirían Kugel,J. 69-70,278n lógica aristotélica 37,42
una actuación ingeniosamente preparada. Eso no es imposible: el testigo Kuhn, T. 37,66n taxonomía 61
podía estar de viaje y no haberse enterado del caso del que había sido tes­ Kuper, A. 131n lógica corporal 92
tigo o, algo aún más rebuscado, podía desconocer las palabras que deter­ en el modelo del templo 102,103
minaban un juramento o promesa, y haberlas pronunciado sin saber lo Lowth, obispo 68
Labat, R. 221n Luciano de Samosata 226
que decía. También ocurre lo mismo en el caso del capítulo 5 del Levíti­ Lamatshu 216 lugar sagrado 81, 83
co, donde se hace referencia al fraude financiero, la mentira, el robo y la Langer, S. 40-42,46,120 santuario (tbn. sanctasanctórum) 81,
opresión: sería posible cometer cualesquiera de esas transgresiones sin lapidación 146-147,227,233,234,246- 84
darse cuenta, pero el alegato de ignorancia seguramente sería cuestionado 247 Altísimo, del 89
por cualquier tribunal normal. Para estos casos existen dos explicaciones por blasfemia 146-147
posibles, que no se contradicen entre sí: una psicológica y otra antropo­ por entregar a los hijos a Mólec 264
Leahy, M. 109n magia 26,27,130
lógica. Leibowitz-Schmidt, S. 266n mágico-religioso 51,61
Jacob Milgrom postula una explicación psicológica: ser culpable no lele 141 mago 26
es lo mismo que sentirse culpable, y la traducción adecuada debería alu­ Leontópolis 121 Magonet, J. 72,86n
dir al sentimiento subjetivo de culpa. El texto dice:
305
149
Maimónides 104,176n, 184,187 153, 171, 194, 195, 197, 228, 229,
Malamat, A. 64,86n 230, 231, 233, 235, 237, 247, 249, [...] cuando así peca y se hace culpable, devolverá lo robado, o lo quitado a
Malinowski, B. 38 252, 256 la fuerza, o el depósito que se le confió, o la cosa perdida que halló, o todo
Marx, A. 84,87n, 109n, 197,200n acceso a la cumbre del Sinaí 101,108 aquello sobre lo cual juró en falso. Lo restituirá íntegramente, añadiendo un
matanza profana 106,113,117 muerte de 64 quinto más, y lo devolverá a su dueño en el día de su sacrificio de reparación.
véase también santuario central Mólec 58,262,263 Entregará para Yahvé su sacrificio de reparación: un camero del rebaño, sin
Mediterráneo 68,196 monoteísta 24 defecto, según valoración, como sacrificio de reparación ante el sacerdote. El
Mesopotamia 24, 31, 75, 85, 86,200n, monoteísmo 130 sacerdote hará por él la expiación delante de Yahvé y le será perdonada cua­
210,215,269 montaña cósmica 84-85,107 lesquiera de las faltas de las que sea culpable (Lv 6,4-7).
creencia en los demonios 215 analogías 63
dios de la lepra 215 centro del mundo 84-85
documentos jurídicos 259 cosmólogos, Han 38 La traducción en inglés becomes guilty (en español «y se hace culpa­
idea de la libertad 269 Muffs, Y. 65,259 ble») tiene todo el aspecto de ser una convicción legal de culpa, en tanto
Meyer, A. 42 Muller, M. 38-39 Milgrom argumenta con elocuencia que lo que está en juego no es la cul­
microcosmo 47,49,53-54,76,85,159, Murray, R. 86n, 176n pa legal, sino la culpa subjetiva. El pecador llega a sentirse culpable, tie­
162 musicólogos alemanes 41 ne miedo del castigo y es consciente del sufrimiento que ha ocasionado:
chino 53 Myres, J. 79, 80, 81,87n se arrepiente de lo que hizo. Lo que puede hacer para reivindicarse ante
cuerpo/tabernáculo 216,251-252
cuerpo/templo 205 sí mismo y también ante Dios es exactamente eso: arrepentirse y cumplir
del mundo 207 Nachman, rabino de Bradslava 121 con el ritual prescrito.
pensamiento microcósmico 46, 85, Najmánides 84 Siguiendo esa línea de pensamiento, Milgrom continúa hasta elaborar
225,257 véase también Rambán la «doctrina sacerdotal del arrepentimiento».28 Él sostiene que el arrepen­
tres niveles 203 Nadab 228-230 timiento mitiga delitos cometidos contra Dios, como los juramentos fal­
madianitas 129 nativo 233 sos. El arrepentimiento por sí solo no basta, también debe haber sacrificio.
Madián 211 Nombre, presencia en el tabernáculo
Midrashim, llamado Mechilta 61n 113 Dado que todos los pecados, por graves que sean, pueden ser clasificados
miel 58,188-190 nombre blasfemado 146, 227, 233- como pecados por inadvertencia si les siguen el remordimiento y el arre­
no quemada en el altar 188 234,255 pentimiento, un benévolo mecanismo técnico permite que todos sean
Milgrom, J. 12,13,14, 72, 84, 87n, 91, Nabucodonosor128 perdonados. La idea tiene una sólida base dentro de la interpretación re­
92,94,96,99,103,104,108n, 109n, Nehemías 127 ligiosa. Recuérdese la inesperada respuesta de los pobres de Londres ante
123, 131n, 149, 150, 153n, 158n, Nelson 56
166, 171, 172, 176n, 178,180, 181, nemotécnica arquitectónica 224 el sermón pronunciado ante ellos por John Wesley en la década de 1740.
189, 200n, 210, 221n, 236, 237, Neusner, J. 176n Wesley sólo les dijo que estuvieran seguros de que sus pecados eran per­
244n, 258n, 265n, 277n Ney, S. 62n donados: «Algunos fueron invadidos por el temblor, otros cayeron a tie­
Mishná 22ln Nicholas, H. 62n rra y soltaron agudos y penetrantes gritos, otros experimentaron una
mito 39-40 Nicolás, G. 157n suerte de dolorosa agonía. En algunos casos, mientras se oraba por ellos,
pensamiento mítico 39,47 Nigeria 77 se incorporaron con un súbito cambio de ánimo [...]».2’
mitología 39 Noé27
orígenes de 38 alianza con 159-217 Milgrom afirma que el autor sacerdotal reconoce la conciencia como
mitopoético 40, 41, 47, 54, 55, 61, 67, arca de 85-86 «una fuerza legal que puede convertir un pecado deliberado contra Dios,
108 en el arca con 182 siempre punible con la muerte, en un pecado inadvertido, que puede ser
Moab, pacto de 268 ofrenda de 217 expiado por medio del sacrificio».30
moabitas, mujeres 236 Noth, M. 73 La subjetividad de esta explicación puede plantear un problema a
Moisés 23, 28, 30, 66, 74, 81, 83, 144, nube 83,84,254,256 cualquiera que opine que el autor del Levítico es insensible a los temas
306
150
Números 25,34,61n, 72,73,126,195, persa
éticos, dado que se basa en la sensibilidad ética del autor sacerdotal, así 225,235,242 administración colonial 128-129
como en la sensibilidad ética de su teoría del arrepentimiento. Esto con­ adivinación 134
tradice todo lo que ya hemos dicho acerca del estilo analógico y de la soldados 200n
idea de la crítica original que afirma que la primera parte del Levítico es ocultación 271,273 persas
obra de un autor sacerdotal formal y distante. Pero desde el punto de OED 186 dominación de los 118
vista antropológico se plantea otro problema. Se da por sentado algo res­ ofrenda de cereales 104-105 sacrificio de los 118
ofrenda quemada 92,93,98,115 piernas, entrañas y 99-101
pecto a la manera en que se descubren los pecados ocultos. El efecto de Olyan, S. 278n pies como eufemismo de los órganos
un juramento es llevar esos delitos cometidos por un hombre contra Onías IV 121 reproductores 100
otro a la esfera de la autoridad sacerdotal, convirtiéndolos en delitos oráculo 26,28,49,133-157 Pinjás 236-238,242
contra Dios. Es muy probable que el acusado niegue haber cometido el del sumo sacerdote 26,144-145,233- plaga 231,236,237
pecado. ¿Cómo se puede convencer a una persona de que ha mentido, 234 poluciones nocturnas 213-214
robado o maltratado? Jonás quedó convencido de su error cuando los dificultad de manipular 138 demonios creados a partir de las 215
marinos echaron suertes. La respuesta es, por supuesto, por medio de la interpretación cabalística de 144 Pomorska, K. 86n
lenguaje del 242-243 Porten, B. 131n
adivinación o de una dura prueba. oráculo de la bebida 231-232 Pouilloux, J. 20ln
Consideremos la práctica cotidiana de la adivinación. Una persona es proto-oráculos 141-142 prácticas higiénicas 206-207
acusada por otra de haber robado, defraudado, mentido o haber dado un recursos verbales de 242-243 prendas 273
falso testimonio. Si el acusado alega inocencia, las leyes seculares llegan a religión sin 238 del sumo sacerdote 271
un punto muerto, pero el acusado puede limpiar su nombre haciendo un véase también adivinación del leproso 204
juramento o sometiéndose a alguna dura prueba. O puede recurrir a la adi­ origen 241 véase también ocultación
presentativo 41
vinación para demostrar que ha sido acusado injustamente. En cualquier véase también analogía
caso puede resistirse a la condena, rechazar el oráculo o bien eludir toda P y H 54-55, 84,153,177 primicias del ganado 113,115
responsabilidad diciendo: «Bien, si es que realmente lo hice, no pretendía hostilizar a P 153 principios éticos de los sacerdotes 150-
causar ningún mal». O también: «No sabía lo que iba a ocurrir, no tenía Pablo 278n 151
idea de que la víctima se encontraba allí cuando arrojé la piedra», etcétera. Palestina 126 del autor del Levítico 152-153,156
O si no: «No, el defensor del acusado no me pagó para que no dijera nada Pan 263 prueba 151
Paraíso, Himnos al 85,86 psoriasis 211
sobre el crimen; simplemente no me di cuenta de que había presenciado el Parménides 49 pubertad 46
crimen». O bien: «No, nunca me golpearon, nadie me dijo que me fuera Pascua judía 75 pulular 186
de la ciudad hasta que el caso hubiese concluido». Los testigos que se atie­ Patai, R. 103,108n, 109n pureza 33
nen a sus mentiras y no cejan en ello se burlan de la ley. Una de las funcio­ pecado inadvertido, 148ss véase también impureza
nes del oráculo es crear credibilidad y conferírsela a la acusación. Pectoral del juicio 242 pústulas 190,218
El enfoque antropológico afirma que el escritor sacerdotal ha previs­ Peek, P. 142
pensamiento correlativo 38
to precisamente eso. La ley de las ofrendas por los pecados dice que al véase también analogía querubín 256
margen del conocimiento o de las intenciones, cuando uno ha descu­ Pentateuco 24, 25, 26, 28-29, 31, 34, quiástico 69,229
bierto (por medio de la adivinación) lo que ha hecho mal, debe restituir 69, 105, 117, 122, 123, 126, 182, Quintiliano 224
lo robado más un quinto de su valor, y ofrendar una oveja, o una cabra, 199,207, Qumrán 213
o un ave, para lograr la expiación del pecado cometido. Que uno supie­ autores 240, 243
se o no que estaba cometiendo un pecado resulta irrelevante: el oráculo Peor, Baal de 235-236
Período del Segundo Templo 121-126 Rabanus 244n
le ha condenado y debe cumplir con el ritual. Gracias a este procedi­
307
151
rabinos 194 Sabbat 26,135,161,207,230
explicación 194 sacerdotales, familias, rivalidad entre miento se puede contrarrestar rápidamente cualquier protesta de ino­
fuentes rabínicas sobre fermenta­ 128 cencia, y nadie puede cuestionar la validez del oráculo. Así se sugiere
ción 189 reglas del sacerdocio puro 255 claramente una práctica de adivinación de carácter cuasi judicial. No
Radcliffe-Brown, A. R. 131n sumo sacerdote, vestimenta del 271 existía ninguna distinción doctrinal entre los pecados deliberados o por
Radday, Y. 86n teoría del arrepentimiento 151 inadvertencia, y la mención habitual de pecados «por inadvertencia» era
Rambán 81, 84,100,108n trama de 228
véase también Najmánides vestimenta 271-272 un tema práctico pero no teológico. El oráculo entraba en acción cuan­
Ramsés IV 269 sacerdote 69 do los asuntos eran llevados a la jurisdicción de los sacerdotes. Los pe­
Ranke, H. 131n declara limpieza de la lepra 211 cados cualificados de «inadvertidos» emplearían ese término sólo por
rectitud 66,261,263-264 explica la aflicción 174 considerarlo conveniente para descualificar las habituales protestas in­
rehuir 191-192 hace la expiación 113,150,203-212 terminables que suscitaba el veredicto del oráculo.
Renacimiento 224 parte del sacrificio reservada para 97,
reproducción, humana 203-209, 206, 98-99,270
212-220 toma una pizca de harina 104
relación con la lepra 209 sacrificio 89ss Sacrilegio
trastorno reproductivo 215 acción de gracias 135
reproducción prolífica 184ss., 190, antes de su institución 182 Ahora resulta imposible reconstruir cómo se había organizado la adivi­
193,194,203-204,207,208,209 culto sin oráculos 133-157 nación con anterioridad, y tal vez esa reconstrucción también le resulta­
lepra 218 de humanos 89 ra imposible al compilador del Levítico. Si ese hombre estaba centrado
reptiles 183 matanza secular 120
véase también pulular oblación 250 en su trabajo durante el período del exilio y más tarde, todos los sacrifi­
restitución 150-151 ofrenda de paz 135 cios que prescribía seguramente estaban suspendidos. Tal vez no haya
rey 25,30 65 ofrenda por pecado 94,98,135,212 sospechado la existencia de una relación entre los sacrificios privados y
cuerpo de 107 público 135,255 la adivinación. Pero sin duda habrá reconocido la conexión entre el pe­
Dios como 30 voto de juramento 135 cado denominado «incumplimiento de la fe» (Lv 5,14 y ss.) y el funcio­
Josías 133 sacrificios de vegetales 90 namiento del tribunal de sacerdotes.
monarquía 25,129 Saggs, H. 221n El incumplimiento de la fe era un pecado contra el mismo Dios. La
realeza 25 sal de la alianza 171
religión despojada de 215 ahuyenta los demonios 200n blasfemia sería esa clase de pecado, como cualquier acto de sacrilegio:
reyes Salamina 79 robar objetos del templo, profanar el altar o entrar en los espacios prohi­
Libro de los 210 salmos 66,103,177,182,188,245,265n bidos. El tabernáculo debía estar ricamente amueblado, y sería tentador
de justicia 49 Samaría 276 apoderarse de los candelabros o de las vasijas de oro. El sacrilegio debía
riñones 45, 93, 94-101, 273 Samuel 25 expiarse por medio de la ofrenda de un carnero, El carnero del sacrilegio
Roberts, D. 87n sangre 27,32,44 es un sacrificio de reparación, no un sacrificio por pecado, y establece la
Roma 34 animal 91, 92
arte de la memoria 224 contaminación de 154 distinción entre las dos clases de transgresión: los pecados comunes co­
destrucción de Jerusalén 121 culpa 257,258 metidos contra las personas y los pecados de las personas mortales come­
Imperio de 173 del parto 206,213 tidos contra Dios. La oveja, como ofrenda del sacrificio destinado a ex­
pensamiento romano 34 doctrina de 90, 62 piar los pecados cometidos por personas comunes contra otras personas
Rubén, tribu de 260 flujo de 204 comunes contrasta con el carnero, ofrenda destinada a expiar los peca­
rumiantes, véase animales impureza de la sangre femenina 203, dos que las personas comunes cometen contra Dios.
217
ingesta de 169 Si un delito de simple deshonestidad se combina con un juramento en
falso, este último convierte el caso menor en un sacrilegio más grave, el
308
152
de malversación de los objetos sagrados, y por lo tanto exige que sea tra­ la vida está en 162 Simeón, tribu de 260
tado con mayor severidad (Lv 6,2-6). Esto se ha considerado un ejemplo menstrual 205-206,263 Simónides 224
de la manera en que el juicio de los sacerdotes siempre se ocupa de ex­ para unciones 198, 258 Sinaí 27, 36, 55, 74, 81, 82, 85, 121,
presar preocupaciones religiosas por encima de las preocupaciones so­ prohibición de comerla 94, 95, 96, 159, 171, 223, 224, 230, 232, 244n,
ciales y morales: 98,106,115,116,176 246-247,249
purifica la deshonra 172 Siraj, Ben 65
rociada 214 Sivan, E.
El texto de la ley implica que los autores sacerdotales consideraron el salpicada sobre el altar 98 Skehan, P. 227
tema como algo digno de su consideración y exigieron un sacrificio sólo de­ santidad de 162 Smith, M. 24,126,129,216
bido a que, además del perjuicio monetario, se había pronunciado un jura­ señal de alianza 157 Smith, W. R. 28,29, 30
mento falso. Si no se hubiera hecho juramento alguno, el caso se hubiese sirve para la expiación 162 Snaith, N. 200n
considerado como el de cualquier otro pecado cometido por un hombre sobre él 148 sobrante 105
contra su congénere, y no hubiera sido sometido a la consideración del sa­ venganza 127-128 rebusca 264
cerdocio, que sólo se interesaba por la esfera ritual del culto [...] la expe­ sangre menstrual 205-206 sodomía 261-262
riencia ritual aparece aislada de la esfera de la moralidad social.31 santidad Sólo Yahvé, movimiento 126
competitiva 196 Yahvé 138
contaminación de 171 Spronk, K. 131n
«Algo digno de su consideración [...] sólo [...] porque se había pro­ idea moderna 153 Staal, E, 108n
nunciado un juramento falso [...] sólo se interesaba por la esfera ritual santuario 32,101,102-103,112 Stol, M. 22ln
del culto.» El tibio sarcasmo constituye toda una tradición basada en analogía del cuerpo con 159 Stuart, C. 34n
hostilizar al autor P.32 Parece como si el autor sacerdotal de la primera central 114-121,257 sucio (impuro) 117,197,199
parte del Levítico no respaldara espontáneamente los principios éticos. peligro de profanación 203 naciones 166
La idea de P sobre la santidad no implicaba justicia; le hubiera sorpren­ proporciones de 245-257 cosas 174-176
purificación de 214 suerte
dido muchísimo ver que Isaías habla de justicia y santidad en la misma tamaño de 247-248,254 decidido por 144
frase (Is 5,16). Sarna, N. 81, 82, 87n, 186,200 véase también oráculo
Tanto Knohl como Milgrom sugieren que Isaías podría haber inspi­ Satán 25 Sur 238
rado al segundo autor del Levítico (no P, sino H), induciéndole a cam­ Sawyer, J. 34n, 56, 62n, 72, 87n, 200n,
biar su actitud y a desarrollar un programa revolucionario destinado a 221n
Schwartz, B. 157n tabernáculo 67, 74, 81-85, 101-103,
corregir los abusos del orden social. Milgrom dice: «Acicateado por el re­ sebo (también grasa) 44, 58, 93 106,159
proche de su colega de Jerusalén», adoptó «la revelación de Isaías: la san­ prohibición de comerlo 94, 96 altar del incienso 254
tidad del Señor implica que Israel debe ser un pueblo donde reine la éti­ Séd, N. 85, 87n, analogías espaciales 243,253
ca».33Según Knohl, el autor sacerdotal (P) estaba convencido de que «Dios semen 27, 96, 99,169,205,213 arca de la alianza 224,267
ordena a Moisés instaurar un sistema de culto distanciado de las disposi­ sexo ritualizado 206,261-262 atrio 247,249-253
ciones sociales o de la justicia; Dios no pretende satisfacer las necesidades desviaciones 262-263 atrio de sacrificio 224
pecados sexuales 260-261 candelabro 253
del individuo o de la comunidad [...] ni las necesidades físicas ni tampo­ vergüenza 260-262 consagración del 219
co, siquiera, las espirituales».34 Shakespeare 67 construcción del 230
Esta argumentación tiene varios puntos débiles. La crítica de los sa­ Sharon, D. 231,244n corrupción del 218
cerdotes emplea una idea moderna y diluida de la santidad, en la que el Selomit 233,234 espiritual 256
antiguo poder y el terror han sido reemplazados por la preocupación Seol 122 mesa para el pan de la proposición
Shivan 62n 253
por las necesidades del individuo. En segundo lugar, la idea del orden Shokeid 266n microcosmo 203,215
153 309
mobiliario del 152 clasificación totémica 38 justo (ya expuesta en el capítulo 2) ha sido reemplazada por un concep­
santuario 224,247,267-268 Troilo y Crecida, 67 to moderno de la ética individual. Más aún, no considera la división del
tabernáculo del desierto 121,224,226 Turner, V. 157n trabajo que ha asignado la administración social al Deuteronomio y el
véase también Tienda del Encuentro culto al Levítico. Finalmente revela ingenuidad con respecto a la manera
talión 223,243 en que se activa la conciencia de los fieles mediante la práctica religiosa.
escándalo del 239-241 Ulises 67
lex talionis 239 Se han perdido de vista ciertos puntos fundamentales acerca de la mane­
ojo por ojo, diente por diente 239- Urim (véase Tumim) 144-146,242 ra en que se manifiesta la conciencia del feligrés en la práctica religiosa.
240 Los antropólogos intentan encuadrar sus preguntas de tal manera
Talmon, S. 157n que apacigüe la intensidad de lo que parece ser un conflicto entre el cul­
templo de Qasr el-Abd de Hircano en Van Dam, C. 138,144,145,157n to y la conciencia. En última instancia, todos los conflictos de principios
Transjordania 121 védico, rito prevédico 196-197,263 son conflictos entre personas, y probablemente entre personas que perte­
templo 28,103 velos del tabernáculo 223,247-248
celestial 121 necen a instituciones rivales, en las que los derechos y los deberes han sido
de Salomón 107 analogías narrativas de los 227 interpretados de manera distinta. Un culto depende de sus fíeles, de modo
destrucción del 128 primer velo 249,250-251 que normalmente expresa la conciencia del pueblo. Los fíeles deciden qué
entrada del 252,274 segundo velo 233,236,249,255,267 creer y qué no creer. Si dicen que creen que Dios desatará sobre ellos cas­
múltiples espacios de reunión en el Verdier, Y. 200n tigos terribles, seguramente será porque desean disuadir a sus semejantes
265n Verin, P. y Rajaonarima, N. 87n de que cometan ciertos actos específicos. Si permiten que se diga que a
prostitutas 262,263 Vernant, J-P. 62n, 265n
relacionado con la fertilidad 193 Dios en realidad no le importa que se cometa una mala acción en particu­
Segundo Templo 94 lar, es porque en realidad no tienen ningún interés concreto en disuadir a
comunidad 29 Wellington 57,59 otras personas, parientes o vecinos, de que las cometan. Una u otra visión
templos hindúes 77 de Dios, sea cual fuere, es aceptable para un determinado conjunto histó­
tesoros en el 269 Wesley,J. 150 rico de personas, o es aceptable en un momento pero no en otro.
Tienda del Encuentro 84,115,118 Williams, D. 108n En todas partes la imagen de Dios es maltratada en nombre de la re­
templo samaritano 121
textos chinos 37,51,52 ligión verdadera. A veces Dios está más involucrado en los temas mora­
cultura mágico-religiosa 53 Yan, L. 62n les tal como nosotros los reconocemos, y a veces menos, porque las reli­
matemática 52 Yates, F. 244n giones cambian su centro de interés. La gente cambia sus sentimientos
teoría cósmica 51-53 Yom Kippur 214 con respecto a algún problema, digamos por ejemplo una ola de críme­
Tumim 144-148,242 Yoruba 139 nes y la capacidad para hacerles frente. Si se sienten muy impotentes,
tierra pueden empezar a hablar de la ira de Dios, con la esperanza de ejercer
corrupción por derramamiento de
sangre 155 presión, de ese modo, sobre los potenciales criminales; si más tarde sien­
pertenece a Dios 269 Zacarías 25 ten que la ola de crímenes se ha apaciguado y todo está nuevamente bajo
profanada vomita al pueblo 261-262 Zakkai, rabino Yochanan ben 33 control, pueden usar a Dios para otra cosa. Pase lo que pase, siempre se
TigayJ. 72,87n, 176n, 180,200n, 266n Zabulón, tribu de 260 usará a Dios.
tocar, verbo 166 Zimrí 235-236,237-238 Algunos de estos cambios en el uso de Dios pueden depender de alte­
norma de no tocar 182 hijo de Salú 238 raciones y fallos del sistema regular de control policial. Por ejemplo, a ve­
tora 36,60,239
totemismo 44,45 Zohar 103,109n ces Dios se opone intensamente a toda clase de homicidios, y a veces sólo
grupo 44 Zong-qi, C. 86n el fratricidio le enfurece realmente. Para explicar el cambio de sus preo­
especie 44 cupaciones debemos observar las preocupaciones de los fieles: éstos pue­
310 154
den tener un mecanismo de autoayuda y de venganza de sangre bien en­
grasado que castigue eficazmente los crímenes de los de fuera, mediante
el cual cada clan designa a los vengadores, grupo por grupo; en ese caso
los intereses propios pueden estar suficientemente coordinados y pres­
cindir por lo tanto de Dios en carácter de árbitro. Pero tal vez existan fa­
llos o brechas: un sistema que depende de los hermanos como ejecutores
del castigo quizá sea inútil para restringir la matanza entre hermanos; en
ese caso se invocará la aversión de Dios por el fratricidio y se procurará
que los secretos castigos divinos actúen como agente disuasorio, indirec­
to y a largo plazo de ese crimen que la sociedad no puede sancionar di­
rectamente.35 En todas partes Dios es usado para complementar las lagu­
nas del sistema legal, y la Biblia no es tina excepción.
Veamos otro ejemplo. Un culto a los ancestros puede ser eficaz para
controlar las malas acciones de los descendientes de los muertos, pero se
muestra impotente para controlar las luchas entre linajes. Si la gente está
suficientemente preocupada por las represiones inadecuadas hacia la re­
lación de parentesco, puede desarrollar una doctrina de corrupción de la
sangre36 que castigue el homicidio en cualquier caso que se produzca. De
ese modo se instaurará el pecado contra la tierra para complementar los
pecados cometidos contra los ancestros, y los sacerdotes de los santuarios
de la tierra exigirán enormes penalizaciones de cualquiera que contamine
la tierra derramando sangre sobre ella. Esta creencia complementa y cu­
bre una laguna que existía entre el control y la vigilancia. En el Levítico,
la idea de que la tierra misma vomitará a los idólatras ilustra el caso al
que aludimos (Lv 18,27).

Usos jurídicos del juramento


Propongamos una nueva perspectiva para el uso del juramento del capí­
tulo 5. El demandante, sospechando que no se le está juzgando con jus­
ticia, puede pedir a su defensor que jure que es inocente; ese juramento
convierte automáticamente un conflicto menor entre personas en un
caso de importancia, destinado a la indagación y la justicia sacerdotales,
que implica sanciones más duras. Al declarar que cualquier persona ha
cometido una transgresión de la fe, porque ha robado, engañado o mal­
tratado a su prójimo, etcétera, y además ha jurado en falso, el texto del
Levítico usa el juramento para llevar un delito civil al nivel, más elevado,
155
de un sacrilegio. De modo que, lejos de ocuparse exclusivamente del cul­
to, el libro refleja una preocupación concreta por proteger el sistema de
justicia, tal como lo hacen las penalidades que, entre nosotros, castigan el
perjurio.
En el siglo xix, los ashanti empleaban una práctica similar para poner
freno a la corrupción y la negligencia oficial.37Entre ellos reinaba la con­
vicción de que cualquiera que pronunciara en vano el nombre de un an­
cestro del soberano reinante estaba en grave riesgo de muerte, o sería eje­
cutado inmediatamente, y que hasta el momento en que el blasfemo fuera
castigado el mismo rey corría peligro como consecuencia de la ira de su
real antepasado. Por lo tanto, una persona que pensase que no podría
conseguir justicia por medios normales podía embarcarse en este peli­
groso juego, jurando en nombre de un antepasado del rey. Como es ló­
gico, el rey debía ser informado inmediatamente de dicho sacrilegio y se
veía obligado a ordenar una urgente indagación de las circunstancias. Si
se demostraba que quien había pronunciado el juramento tenía razón, se
le reivindicaba, los daños que había sufrido eran compensados y su opre­
sor, y no él mismo, debía enfrentarse a la pena capital. Se podría decir
que lo único que le importaba al rey era la honra de su antepasado, pero
eso sería pasar por alto lo que verdaderamente estaba ocurriendo.
En conclusión, el estudio de los oráculos revela un malentendido so­
bre los enfoques éticos del autor del Levítico. Una institución técnica y
legal ha sido confundida con una posición doctrinal. Los pasajes del Le­
vítico 4,1-6,8, acerca del pecado y del sacrilegio, expresan definitivamen­
te lo que llamaríamos una preocupación ética. Dan prueba de una verda­
dera preocupación sacerdotal por la integridad del sistema legal y por las
maneras de proteger al litigante oprimido por los abusos de la ley. Una
vez que se entiende el uso de la adivinación, es necesario descartar la afir­
mación de que los dos supuestos autores del Levítico, P y H, tienen di­
ferentes valores morales. Incluso es posible que en Israel toda la práctica
adivinatoria hubiese perdido importancia con tanta anterioridad al mo­
mento en que los compiladores empezaron a trabajar, que en realidad és­
tos ya no sabían gran cosa sobre sus métodos y funcionamiento. Por otra
parte, si esa práctica se había abolido recientemente volviéndose clan­
destina, hubiera resultado inconveniente para los editores revelar que la
conocían en profundidad. En cualesquiera de ambos casos, los capítulos
sobre las ofrendas y sacrificios para expiar pecados dan la impresión de
haber sido «remendados» para cubrir lagunas de información.
156
Los sistemas complejos de adivinación pueden proyectar un cuerpo
sobre un edificio, y orientar a ambos según las estrellas fijas y las órbitas
de los planetas. La adivinación asigna significados morales y políticos a las
circunstancias astronómicas o a las afecciones de salud. Si el autor del Le-
vítico intentó hacer encajar las diversas piezas, seguramente tuvo que pro­
fundizar en el campo filosófico y tal vez incluso se vio obligado a compo­
ner el texto de manera bastante libre, sobre la base de los tres principios de
la religión: la justicia de Dios, el pacto y la sangre que lo significa.

Notas
1. Van Dam, 1997.
2. Cryer, 1994, p. 236.
3. Talmon, 1965.
4. Evans- Pritchard, 1956.
5. Huffman, 1983.
6. Van Dam, 1997, p. 211.
7. El gráfico relato que hace V. T. Turner de una sesión adivinatoria de los ndembu
explica de qué manera el adivino emplea una treta para encontrar un diente colocado su­
brepticiamente en la sangre del paciente (Turner, V. T., 1967).
8. Evans-Pritchard, 1937.
9. Bascom, 1980, p. 8.
10. Turner, V. T., 1967.
11. Bascom, 1969.
12. Jaulin, 1966.
13. Douglas, 1963.
14. Jacobson-Widding, 1990, pp. 31-58.
15. Nicolás, 1975, pp. 228-229.
16. Peek, 1991, pp. 69-71. Véase también Bascom, 1969.
17. Junod, 1927, p. 571.
18. Jantzen, 1978.
19. Devisch, 1991.
20. A pesar de las interpretaciones que hace Van Dam de expresiones como «Acer­
quémonos a Dios» (1 S 14,37) y otras semejantes. Van Dam, 1997, p. 223.
21. Séd, 1981, apéndice, «Le Symbolisme Zodiacal des Douze Tribus», pp. 293-317.
22. Van Dam, 1997, pp. 210-213.
23. IbíeL, p. 217.
24. Bascom, 1969.
25. Schwartz, 1995.
26. Schapera, 1955.
27. Gellner, 1969.
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28. Milgrom, 1976.
29. Watson, 1885.
30. Milgrom, 1976, p. 17.
31. Knohl, 1995, pp. 139-140.
32. Knohl cita a Milgrom refiriéndose al mismo pasaje de la Biblia: «[...] al legislador
sacerdotal sólo le interesa enumerar las situaciones en las que la defraudación del hom­
bre, por medio de un juramento falso, pasa a ser “defraudación* de Dios» (Milgrom,
1976, pp. 89-108).
33. Milgrom, 1996, p. 74.
34. Knohl, 1995, p. 141.
35. Schapera, 1955.
36. Goody, 1962.
37. Busia, 1951.

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